[Isla Kanon] Jungla

Poco a poco, las modestas casas del pueblo fueron quedando a espaldas de la mujer de semblante feroz y ropajes negros que caminaba con tranquilidad, pero con un paso extraño, como si de un felino al acecho se tratara. Se alejó del camino, aguzando su azur mirada entre los árboles y la demás flora del lugar, buscaba rastros casi por mero instinto, rastros de lo que fuera, de personas, de fieras, de presas, estudiaba el panorama, algo le decía que le convenía adaptarse a aquel lugar que sería su hogar temporal, ni siquiera sabía porqué, era mera intuición, así que exploraba con detenimiento, minuciosamente, evaluando, tendría que elegir un territorio, y tendría que conocerlo bien, aunque claro, debía tener suficiente conocimiento del resto por cualquier eventualidad. Sus pasos eran pensados, suaves, parecía como si pidiera permiso para apoyar su planta sobre la tierra, pero al hacerlo era tan delicadamente, que su huella era mínima, trataba de no perturbar el ambiente, se sabía extraña en aquel lugar, por lo que todo aquello era una especie de ritual con la naturaleza, como si tratara de que Kanon la aceptara como parte suya.

Comenzó por la parte sur de aquella isla misteriosa, cerca del medio día bajó su bolso a la sombra de un árbol y se recostó ahí a reposar, sintiendo la tierra en sus manos, concentrada con los ojos cerrados, como si tratara de sentir las vibraciones del suelo y escuchar el murmullo de Prithiví oculto para aquellos que no saben prestar atención a sus sutilezas...

Avanzando con su paso sigiloso y ligero como de felino al acecho, con la suave brisa refrescando su cara de pronto percibió algo, continuó con mayor cuidado y logró ver algunos antílopes pastando, generalmente aquellos animales duplican la velocidad de un humano corriendo a toda potencia, sin mencionar que pueden mantenerla por mucho más tiempo, pero para eso servía la capacidad del hombre de crear armas, sin embargo se lo pensó mejor... un antílope, incluso uno pequeño era demasiado para ella y cazar por el mero gusto de matar algo, era una falta de respeto a Prithiví, así que los dejó en paz, al menos ya sabía que hambre no pasaría. Continuó su camino hasta que vio entre la hierba movimientos sutiles y un fugaz manchón blanco, sonrió con malicia, un conejo grande, eso le iría bien de almuerzo, así que se lanzó de un salto sobre el animalillo que emprendió su presurosa carrera en el intento de salvar su vida, la morena se incorporó y corrió detrás de él, hasta que lo tuvo a distancia de salto otra vez y le cayó encima, apretándolo tan fuerte que lo estranguló, sacó un pequeño cuchillo para hacer un tajo en la piel y poder arrancarla, luego le dio una voraz mordida, tal como decía su madre, a veces era demasiado salvaje para encajar en la civilización.

La hindú corría tan rápido como le era posible, pero no lograba alcanzar la velocidad de Aspros, eso la frustraba, pero al mismo tiempo la instaba a esforzarse aún más, si él creía que ella tenía el potencial, entonces solo había que buscar la forma de liberarlo.

Estaba a mitad de camino cuando vio correr al ciervo a unos cien metros frente a ella y sonrió. - Hoy mueres para que yo viva. - Susurró como una especie de plegaria a la naturaleza que la alimentaba, con un extraño respeto por la vida de aquel animal, que seguramente jamás tendría por la vida de una persona. Se ajustó la correa de su saco al rededor del torso para que no se cayera y lo soltó tras llenar de aire sus pulmones; corrió, corrió exigiéndose cada vez más, aún cuando aquel animal doblaba su velocidad, ella sentía un misterioso fuego arder desde las profundidades de su espíritu y darle fuerza a sus piernas, era como si por momentos no sintiera el piso y flotara al momento de dar el paso, igual que hacen los guepardos y sin darse cuenta, alcanzó la velocidad suficiente para saltar directo al cuello del ciervo, el cual apretó con ambas manos; la presa peleó, pateó, trató de incorporarse, pero la fuerza bruta de Felia lo superó, la luz se extinguió poco a poco de sus ojos a medida que el aire dejaba de llegar a sus pulmones y cuando ya no tuvo fuerzas para pelear, la mujer se incorporó lo suficiente para hacer una llave y romperle el cuello. - Es hora de la cena. - Musitó deslizando su mano hacia su cadera, donde estaban los katares, sacó el izquierdo y con una certera estocada abrió en canal al animal. Estaba sedienta tras aquella carrera y el manantial estaba lejos, además de que nunca creyó es desperdiciar el sacrificio de una noble presa...

Había dejado atrás a la pelinegra de aspecto salvaje y feroz como una leona, mientras sus pasos la dirijian hacia la posada donde había dejado el resto de sus cosas para realizar el entrenamiento que supuestamente debía estar realizando mas las circunstancias habían traído consecuencias desfavorables para la austriaca que sin querer admitirlo aún, sospechaba que había sido abandonada en aquel inhóspito lugar como la Isla Kanon.

-...-

No acoto palabra alguna al recorrer la jungla espesa frente a ella y que la llevaría a la posada donde se hospedaba, una vez ahí la dama planearía si continuaria allí quizás elaborando ella misma un entrenamiento para mejorar sus habilidades y que mejor que probar su resistencia a otros climas tan calurosos como el que le esperaba en Grecia, su lugar de destino. A pesar del intenso calor su caminata no fue aminorada; para conseguir ello de vez en cuando la joven expulsaba su cosmos frío que al mezclarse con el ambiente caliente este descendió a unos cuantos grados su temperatura.

-Debo apurar-me o el sol no tardara en ponerse-

Se dijo a si misma, agilizando su marcha hacia su objetivo. Quizás algo interesante y que le llamara su atención aparecería allí en el pueblo

Habiendo cruzado el ya usual portal de la Otra Dimensión, el gemelo de Cambre conocido como Aspros se materializó en la jungla que se levantaba a las faldas de la Isla Kanon luego de haber pasado un tiempo indeterminado de su partida. Particularmente, sabia que su sentido del tiempo se hubo trastocado en su permanencia prolongada en el lugar al momento de quedarse estatico y pensativo, pero tampoco era que le molestara sobremanera...eso, pensado desde un punto de vista en el que no tuviera nada pendiente, pero el hecho era que todavia un asunto quedaba sin atar: debia darle el parte del entrenamiento a las candidatas a Amazonas que tanto el y Arone habian reclutado en Rodorio y la Isla, respectivamente. Caminando y dando unos pasos adelante sintio la manifestacion del cosmos de dos de los mencionados participantes, siendo estos Chrystalle y su vecino dorado; a la distancia ademas, se percibia la presencia de la extranjera conocida como Felia. Entonces, no tendria que moverse demasiado para reencontrarse con el grupo. Primero que nada, la orden del momento era llegar donde Aries y retomar sus funciones como instructor.

-Deberias cuidar mejor tus espaldas, creo habertelo dicho antes, no es cierto?- Dijo Aspros mientras se materializaba por detras del Santo del Carnero Blanco, posando su indice y su dedo corazon sobre la parte trasera de su cuello en un gesto ligeramente amenazador que al mismo tiempo, estaba libre de malicia inherente...al menos, si se sabia medirlo con exactitud. -Bien, deberiamos movernos. Creo que el mejor lugar para el entrenamiento que quedo pendiente sera al final de esta colina.- Murmuro Geminis mientras retomaba su posicion inicial, mirando a la distancia la inmensidad del volcan.

-No hay tiempo que perder. En marcha.- Y sin mas que agregar el peliazul comenzo con la caminata, liderando la comitiva que habria de escalar nuevamente la ladera de la Isla Kanon. De cierta manera, empezaba a sentirse repetido en todo aquello.

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Offrol: Sorry por lo ASQUEROSO del post, pero con una laptop en ingles y sin un word funcional...pos no hay mucho que hacer, lol.