[Isla Kanon] - Posada

Luego de bajar por la colina hasta el distrito residencial de Rodorio y asegurarse de que los otros los siguieran, el Santo de Géminis terminó accediendo a una de las posadas cercanas al camino que llevaba de vuelta a la montaña. Habiendo conocido a los habitantes de la zona así como sin ser olvidado por ellos, no llevó bastante para asegurar una plaza en la que se pusieran hospedar mientras se ocupaban de lo suyo, aun cuando estaba seguro de que no durarían demasiado en la Isla: Arone debía volver a su puesto lo más pronto posible mientras que él debía preocuparse por re-encontrarle la pista a Fye. Resoplando el peliazul tan solo se sentó en una de las mesas del porche de la edificación, donde habían otras tres sillas sobre las cuales sus acompañantes suponía que se sentarían.

-Bien, no tenemos demasiado tiempo que perder. Primero que nada Arone está aquí para terminar de afilar sus habilidades naturales, así que eso será de último. Felia necesita los primeros pasos para convertirse en una Amazona y Chrystalle…creo que no te falta demasiado, ese cosmos frío que despediste en la ladera fue un buen indicio.

Ahora, presumiré que ninguna de las dos sabe sobre lo básico del Santuario y diré todo lo necesario ahora.

Existen doce constelaciones o formaciones estelares en el cielo que cada año son bañadas con la luz de la trayectoria del sol a través del espacio, algo conocido como la Elíptica. Representando la Elíptica por sobre la Tierra están los doce santos dorados del Santuario, cada uno con una de esas constelaciones como guardián: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Junto a los santos están sus pares, las amazonas doradas. Dicho de forma simple, ustedes dos son parte de esa orden, Felia es la guardiana de Leo y Chrystalle corresponde a Acuario, ese aire frío es…distinguible.-

Y mientras Aspros daba la explicación, la encargada de la posada simplemente llevaba una canasta de frutas y la dejaba sobre la mesa. No era mucho, pero tampoco es que podían pedir mucho. Tomando una manzana el peliazul continuó con lo suyo.

-Después de esto, viene la parte difícil. Necesitamos evaluar las habilidades de ambas…de hecho, eso es lo que haremos esta noche. Simplemente, prepárense. Solo tienen hasta que se ponga el sol.- Finalizó Géminis con decisión, apuntando al cielo donde el sol todavía brillaba con fuerza. Apenas desapareciera sobre el oeste volverían a la ladera, sin discusión.

Siguió a Aspros colina abajo de vuelta al pueblo y hasta una posada distinta a aquella en la que ella se había hospedado un par de noches atrás, se sentó a lado de su nuevo maestro, estaba a punto de comenzar a hacer preguntas cuando él se adelantó a explicar. Aunque la morena no había escuchado usar de ese modo el término cosmos, asumió que se refería a aquella misteriosa energía que los tres despedían, a aquella aura con la que la había aplastado hace un rato.

Abrió sus ojos cuan grandes eran al escuchar lo de las constelaciones bañadas por el sol y las armaduras con ese poder, entonces comprendió a que se refería la anciana al decirle que podría tocar el sol, al decir que nació bajo la estrella del león, de pronto todo comenzaba a tomar forma, solo quedaba una parte del acertijo, pero entonces comenzó a recordar.

Cuando habló con la gente del pueblo, algunos hablaron sobre "caballeros de Atena" que venían del Santuario y aunque no hubiera prueba de que fuera el mismo sitio del que hablaba Aspros, su intuición lo asumió. "Palas Atenea, la Diosa griega de la guerra justa y la sabiduría, la de los ojos de lechuza..." eso había escuchado decir a un bardo en Corinto, sonrió para sus adentros, parece que sus corazonadas seguían acertando, había hecho bien al elegir como primer destino la isla de Kanon.

Miró hacia afuera de la posada, contemplando el volcán que tenía un extraño y atrayente halo como si estuviese vivo y la posadera la sacó de sus pensamientos dejando una canasta de fruta frente a ellos, lo que la hizo esbozar una mueca. Tomó una naranja que comenzó a pelar para refrescarse con su jugo, tenía hambre y la fruta no la mitigaría, volvió a mirar hacia afuera. - Debí ir por ese ciervo... - Pensó y gruñó, mientras pensaba como mostrar sus habilidades cuando ella no poseía ese misterioso poder que los otros ostentaban, y discretamente miraba a la otra joven, buscando un punto débil sin fiarse de su apariencia de princesa y pensando como sacar provecho de lo que había visto a hacer a Aspros en la ladera del volcán. Asintió a las instrucciones del peliazul y terminó su naranja, esperando alguna otra cosa para comer.

- ¿Guardiana? ¿Y qué se supone que debo proteger? - Preguntó sin rodeos, con aquella voz firme y fría, con mezclas de indiferencia y cinismo al mismo tiempo. - Y protegerlo... ¿de quién? Si nos vas a explicar, no te quedes los detalles importantes. - No tenía dudas, ella ya había elegido seguirlo, así la llevara al reino de los muertos o a una guerra perdida, era una mujer de palabra, más aún estaba empeñada en conseguir el poder que le prometió y desde el momento en que miró sus ojos, algo dentro de ella supo que más pronto de lo que esperaba aquella persona dejaría una huella en su vida, quizá lo suficientemente profunda para ganarse su lealtad, pero mientras, había aceptado embarcarse en la misión, cualquiera que esta fuera, así que era el momento de saber de qué se trataba.

Pensamiento - Dialogo

El camino hasta llegar a la posada no había sido largo peor si calurosos para la joven austriaca que no soportaba el calor pero que gracias a su cosmos esa parte pudo superarla con total tranquilidad pero si planeaba entrenar ahí tendría que emitir su cosmos gélido de vez en cuando para no tener preocupaciones sobre el aumento de temperatura que azotaba la Isla Kanon.

Parecía que Geminis conocía a cierta parte de la población o quizás toda pero los recibieron bien y los invitaron a pasar a una posada donde se supone se alojarían para dormir de noche mientras de día se dirigían hacia las laderas del volcán a entrenar junto a los dos santos Dorados y la futura amazona de Leo.

Chrystalle levanto la mirada hacia él al escuchar que era candidata a portar la armadura amazónica de Acuario, entonces su cosmos frío que emanaba indicaba que ella era la indicada para él cargo, de ser así seguramente el santo de Acuario despedía la misma aura fría de su cuerpo. -Acuario- Pensó más detenidamente en ello puesto que era una gran responsabilidad el ocupar ese cargo y silo hacia debía dar todo de si para ser una buena amazona al servicio de Athena.

Se sentaron en una mesa donde cabían los cuatro perfectamente y de inmediato la dueña de la posada trajo una canasta con fruta fresca de la Isla lo que agrado mucho a la peli verde que cogió una manzana al igual que el hombre de cabellos azules, la limpio con un mantel y después empezó a comer sin dejar de escuchar cada palabra de lo que le comentaban a ambas candidatas. La doce casas que en algún momento Ashrael le había comentado y como sus manos sentían una presión al recordar cuando lo había visto por última vez.

-¿Entrenamiento, tan rápido?, es normal de acuerdo con los actos que he presenciado una guerra puede ser desatada en cualquier momento y lo mejor es prepararse-

La voz de la leona le llamo la atención ya que parecía no saber sobre la diosa Athena y su misión en este mundo, no se burlaba ni reía ya que eso no estaba de acuerdo con sus modales y además que hace un poco de tiempo ella estaba en las mismas, sin entender nada ni saber que hacer y a quien proteger. Pero debía dar crédito a una parte de su pregunta ¿quien era el enemigo? ¿era posible que Ashrael fuera un enemigo de Athena?.

Aquello le resultaba descabellado y se tomó la cabeza entre las manos ya que el mismo le había guiado hasta ahí, si fuera un enemigo lo más probable es que la hubiera matado de una vez cosa que no sucedió. Podía sentir la mirada de la leona sobre ella más trato de no notarlo e ignorarlo ya que no buscaba un altercado con ella, y si le hablaba de tú a tú podía significar algo raro para ella.

-Debo alimentarme mejor, he de llevar a cabo el entrenamiento con total seriedad-

Se habló a sí misma en un susurro mientras tomaba otra manzana y repetía el mismo acto anterior para después comerla en pequeños trozos para evitar ahogarse con la comida. El caballero de Aries parecía el más callado en ese momento ya que era él quien le había traído hasta aquel lugar, se lo agradecía pero también le gustaría conocerlo un poco más ya que a partir de ahora, ambos Geminis y Aries serían sus maestros.

La hindú tomó otra fruta del cesto sin prestar mucha atención a que era pues le daba igual, quería una buena pieza de carne, algo de queso y pan, tenía demasiada hambre, el día anterior había sido extenuante y había dormido poco, por lo que necesitaba reponer sus energías de algún modo.

Mientras tanto pensaba si aquel misterioso grupo sería alguna clase de hechiceros del frío, Aspros había congelado el suelo, la peliverde... ¿cómo dijo que se llamaba? Bueno, lo que fuera, la chica había enfriado el aire a su al rededor y la presencia de los tres emitía un aura bastante peculiar.

Demasiadas cosas llenaban la cabeza de la morena, principalmente la mención de una guerra, eso significaba que tendría que aprender rápido y que habría muchas batallas para volverse más fuerte, tendría que esforzarse sin duda, pero eso lejos de desanimarla, la motivaba más, aún cuando no tenía ninguna idea de a quién enfrentaría.

Luego desvió su mirada hacia el castaño, aunque parecía el más jovial de todos, hasta ahora era el más silencioso, por lo regular la gente silenciosa daba sorpresas, los escandalosos era en quien no debería perder el tiempo, así que comenzó a pensar en alguna forma de descubrir si también podía enfriar las cosas...

Todavía sentado en la silla y perdiendo el tiempo de forma inocua, el Santo de Géminis esperó a que Arone procediera con la explicación pertinente a las constelaciones y armaduras del Santuario. Si lo había seguido hasta la Isla Kanon era precisamente por la necesidad de saber más sobre la forma en que se hacían las cosas y por tanto debía comenzar a actuar como un verdadero Dorado experimentado…sí, era mejor dejar que él lo hiciera por sí mismo.

-Adelante Arone, te dejo las explicaciones a ti.- Dijo el peliazul con desinterés, mordiendo la manzana con calma y dejando que el tiempo pasara sin más.

Ese fue el momento en que su percepción captó una fuerza que antes hubo sentido en los alrededores del Santuario, levantando una ceja y desestimando la importancia del asunto ya que al final de todo, no le tocaba a él lidiar con ese evento en particular. De nuevo era algo que le interesaba al Santo de Aries.

-Y mejor apresúrate, creo que tienes visitas.- Comentó de pronto, continuando mordiendo la manzana y callándose mientras volteaba la mirada hacia el cielo que poco a poco empezaba a colorarse de naranja. La tarde menguaba y ahora se acercaba el atardecer. No faltaba demasiado para que la noche dominara y que con ello, se finalizara el tiempo de descanso de los presentes. De hecho…

-Creo que aprovecharé mi momento libre. Apenas caiga la noche los espero en la ladera del volcán. Quien no llegue puede considerarse destituido de su cargo.- Finalizó Géminis cerrando los ojos y un gesto de manos, desapareciendo en menos de lo que tomaba dar un parpadeo.

La voz de Aspros la sacó de sus pensamientos, volvió su mirada hacia el ángel peliazul, luego de vuelta al castaño, después al horizonte donde se empezaba a ver el cambio de color en el cielo, su estómago gruñó y ella de inmediato ladeó aún más la cara para que no pudieran mirarla, odiaba que su cuerpo diera esas señales de necesitar algo frente a otras personas.

Se había aburrido de estar en la posada, ella no era dele tipo que se queda mucho tiempo en un mismo lugar, casi podía decir que iba contra su naturaleza, peor aún el quedarse quieta por varias horas, incluso le estaba dando jaqueca y la hacía sentir sofocada. Al escuchar la palabra "visitas" soltó un bufido, más gente, con lo que le gustaban los grupos, si para ella aquellas tres personas con las que compartía la mesa ya eran una multitud. Al menos por la forma en que lo dijo Aspros, esperaba que aquella visita concerniera únicamente a Arone.

La advertencia de su maestro la sobresaltó y puso sus sentidos alerta, no alcanzó a decir nada, solo lo vio desaparecer frente a sus ojos y supo que no había imaginado lo ocurrido por la mañana, realmente había aparecido de la nada.

"Si lo que quieres es ganar el 'poder del sol' y sentirte completa, entonces te aconsejo que me sigas de cerca." Le había dicho cuando le había ofrecido participar en una "noble misión", así que se paró de golpe y asomó la cabeza fuera de la posada, olfateando el aire, escuchando la voz de la tierra y el bosque y mirando hacia el volcán, sus sentidos estaban muy desarrollados, había sido necesario por su estilo de vida en la jungla, pero estaba demasiado lejos, así que solo pensó en volver al sitio donde lo conoció, igualmente, ya en la ladera tendría más posibilidades de encontrar su rastro y aprovecharía para cenar en el camino.

Dejó un par de monedas sobre la mesa, tomó el saco con sus pertenencias y saltó hacia afuera de la posada, sintiéndose revitalizada al estirarse y sentir el aire en la cara. - Si fueran importantes las explicaciones, ya lo habrías dicho ¿no? - Dijo mirando a Arone con una sonrisa ambigua y un gesto despreocupado. - Si me equivoco, ya me lo dirás. - Musitó mientras comenzaba a correr hacia la ladera del volcán en busca de su Śiksaka y por supuesto, aprovecharía para comer en el camino.

Narración - Pensamiento - Dialogo

Sin agregar nada más el santo de cabellos azulados había dejado la posada donde eran atendidos con amabilidad por los dueños, la austriaca observó a Aries, el santo que la había llevado consigo para ese entrenamiento en la Isla Kanon mas al transcurrir los minutos el santo no hablaba nada ni comunicaba nada para ellas las aprendices.

Arone parecia estar concentrado en otro asunto o mejor dicho en alguien de acuerdo con las palabras de Geminis, y así siguieron unos minutos que al poco tiempo fueron un par de horas. La futura amazona de Leo haciendo gala de su signo y de su exasperación abandono la sala dejando a Arone y Chrystalle solos sentados en la mesa.

-¿Sigo esperando?...-

La peliverde espero unos momentos más pero al igual que Felia, ella también se retiró excusándose con Aries primero y partiendo hacia el distrito residencial en busca de alguna ropa que pudiese favorecerle o ayudarla para el entrenamiento ya que sería algo absurdo que ella se presentase con un vestido blanco en plena ladera del volcán.

-Veamos por dónde puedo ir...-

Dijo mientras dejaba tras de si la posada y caminaba por las calles en busca de algo que pudiera servirle.