Habitación de Lydia

por Lydia Dom Ago 01, 2010 6:26 pm

Un estruendo se escuchó en el cuarto de la hija del emperador, unos jarrones cayeron al piso y un espejo fue lanzado desde lo alto del balcón; sì como muchos presumen, la hija del emperador habìa despertado de muy mal humor, y como toda mujer con mal humor había lanzado por los aires toda cosa que estaba a su alcance.

Uno de los motivos de su mal humor era el descubrir que luego de tantas plegarias al dios de la muerte Diva su madrastra aún seguía con vida.

-Maldición esto no es posible... El sueño era tan real...Tenía la cabeza de Diva en mis manos, sus ojos sin vida cómo me sentía de feliz!- la hermosa mujer se levantó de la cama y se fue al baño para ver si así podíai relajarse, sin embargo estaba tan molesta que ni siquiera eso podía hacer que ella se sintiera mejor, cómo deseaba tener la cabeza de su madrastra en sus manos para destriparla, odiaba a esa mujer eso era todo, no había nada que ella pudiera hacer, ella mató a su madre; por lo tanto lo correcto era que la matara y honrara la memoria de su difunta madre.

Horas después de su relajante y embellecedor baño la princesa se vistió y se peinó de la forma que solo sabría hacerlo ella reflejando y resaltando su belleza a más no poder; por estar obsesionada con su peso la princesa no comió su desayuno como era costumbre, si no que salió por ahí para ver si encontraba algo bueno con que divertirse o por lo menos con qué hacer molestar a Diva en su día más de vida.

por Lydia Miér Ago 04, 2010 10:35 pm

Lydia entró a su habitación muy apurada, realmente estaba entusiasmada con las cosas que estaba pensando, le importaba un comino el tonto desfile, total ella no queria ir porque no se le daba la gana, sólo estaba ahía para joder a la mujer que había matado a su madre y nada más.

Como tenía que guardar las apariencias ordenó que no se la molestase, puesto que deseaba prepararse para el desfile de su hermano, una vez estando sola Lydia se dio su baño de dos horas y media se puso el vestido más hermoso y que más favorecía a su figura, peinó su hermoso y largo cabello cien veces de un lado y cien veces de otro, para luego hacerse el peinado más lindo que pudiera idear con su hábil mente.

-Bueno... Esta parte ya está hecha- sentenció Lydia mientras se ponía algo de maquillaje y salía de su habitación, no rumbo al coliseo donde estaba el desfile si no a cualquier otro lugar que fuera lejos de ahí.

por Lydia Dom Ago 08, 2010 11:34 am

Lydia llegó bien molesta a su habitación, estaba tan fastidiada de todo y principalmente de tener que aguantar tantas cosa por parte de Diva y ahora se unía al escenario su hermano mayor.

De un tirón cerró la puerta con una violencia que superaba a la que le caracterizaba siempre; y es que ese día varios pensamientos estaban dando vueltas en su cabeza, pero al final ni uno le ayudaba a determinar como podía solucionar las cosas. La luz de la luna entró por la ventana y alumbró la habitación de la hija del emperador dándole aquel toque tétrico que tanto le gustaba a joven de cabellos negros; el brillo de esa luz lunar alumbraba los espejos del cuarto de la joven mostrando solo una parte del reflejo de la misma, pero ahora ella estaba presa de su ira, incapaz de poder ver la belleza que estaba frente a ella.

-Ya está bastante bueno- dijo la hermosa mujer mientras se aproximaba a su armario y sacaba todo lo que tenía para empezar a meterlo en ua gran canasta de paja; luego de unos segundos tomó su ropa y la metió cuidadosamente en otra cansta que tenía a su lado; luego de terminar su faena se soltó el cabello y se tiró a la cama con violencia para disponerse a mirar el techo tratando de saber como iba a marcharse de ese lugar sin llamar mucho la atención, pero dejando de lado eso se fijó en lo más importante: Dónde iba a vivir?

-Virgilius... Eres un tonto- dijo la joven mientras se dormía profundamente y en sus sueños se repetía mil veces la escena de la muerte de Diva por sus hermosas manos empapadas con la sangre de la gran zorra del imperio.

por Diva Dom Ago 08, 2010 3:13 pm

Había salido de mi habitación me encontraba menos irritada comparada con el momento en que abrí mis ojos, decidí salir e ir a mi lugar favorito el Jardín.

Escuché que agitaban con fuerza una puerta, era cerca dado que el golpe se sintió con bastante nítidez, apresuré el paso y el sonido provenía de la habitación de Lydia, ya parecía que no era la única que habia pasado una mala noche e iniciaba un nuevo día, sin tocar abrí la puerta quedandome en ella escuchando sus ultimas palabras, limpié mi garganta y expresé:

- Así que tu hermano Vergilius es un tonto!!!

El tono de burla se hacía evidente en cada letra y conjugación de palabras, mientras miraba mis manos y mis uñas, volví a expresar:

- Qué le sucede a la hija favorita del Emperador ....... acaso estás "triste" porque no pudiste ver a tu hermano en el Desfile, Desfile al cual con tus estúpidas exigencias delante los ancianos decrepitos e inútiles del Senado estabas cuestionando, no decidiste ir?

En ese momento entré completamenete al cuarto, cerrando la puerta y dirigiendome a la cama de la chiquilla engreída.

Tomé asiento en una de las sillas que se encontraban cerca de su cama, vi las canastas de paja y la ropa mal arreglada que salían de ellas, levanté una ceja y las miré con detenimiento, levanté mi vista y se la dediqué a ella, con mis ojos me burlaba de sus acciones, duré un par de minutos mirandola a lo que refuté señalando las canasta:

- No me digas que te largas del Palacio!!!! ....... Y eso que no sabes que tu hermano el "muerto" se encuentra en Roma y viene por lo que es suyo .... la sucesión directa del trono, qué pensará el hijo mayor de su hermanita que en un arrebato infantil abandona a toda la familia jajajajajaajjaajajajaja

Comencé a reír mientras volvía a mirar mis manos y mis uñas, sabía que mi risa la irritaría lo suficiente y mis acciones, yo misma me encontraba molesta y parecía que descargaría todo mi malestar en ella

por Lydia Dom Ago 08, 2010 4:35 pm

Lydia se sentía presa en un mar de emociones, una de esas era la ira, que le rogaba casi a gritos que le dijera a Diva que se largara de su cuarto, pero otra en cambio una más serena le decía que mejor se calmara porque total ella iba a irse a pasar unos días lejos de ese lugar. Como su madrastra estaba haciendo mofa de lo que ella estaba diciendo hace un rato decidió decirle lo siguiente como si estuviera en un trance:

-Mmm no. Definitivamente Virgilius es un hombre muy sabio- Lydia se puso de pie y se sentó en una silla que estaba frente a su espejo para observarse detenidamente, realmente era una mujer muy hermosa y su figura alumbrada por la luz de la luna semejaba bastante a la de una diosa; sin embargo el santuario de aquella diosa estaba siendo profanado por la presencia de alguien poco deseable, sin embargo mantuvo su postura normal.

-Mmm no madre- dijo Lydia con un tono monocorde y pensativo- estaba planeando hacer poner un gran espejo encima de mi cama, así podre ver mi hermoso rostro antes de dormir todos los días- la princesa de cabellos negros se pasó la mano derecha por su bello rostro y luego de pensar claramente las cosa decidió jugar con la psicología de la pseudo emperatriz que tenía por madrastra.- La verdad es que el hacer poner un espejo en este lugar tomará algún tiempo y hará que este lugar se ponga bastante inadecuado para mí, por lo tanto estoy planeando irme dos semanas hasta que esté puesto.

Lydia se puso de pie y caminó hasta donde estaba su madrastra quien alumbrada con la luz de la luna se veía algo fantasmal y etérea; poco a poco se acercó más a ella y le miró el rostro fijamente, sonrió con algo de malicia y se alejó para luego sentarse otra vez en la silla y apoyar su brazo sobre la cómoda que estaba en frente de ella y de su cofre sacó una caracola de plata, la tomó, se puso de pie y se puso en frente de ella para decirle:-

-Diva... toma esta caracola y cuídala, en dos semanas más tardar tres, yo regresar, porque lo que más deseo... es pasar tiempo contigo- luego de decir esto en un tono un tanto raro que indicaba que estaba jodida, Lyda arregló algunas cosas, guardó sus joyas en una caja y en tono monocorde continuó diciendo a la gran zorra de Roma lo siguiente:

-Me alegro que mi hermano esté bien, es la mejor persona que hay en este palacio para poder gobernar Roma y yo como siempre me someteré a su voluntad-"si me da la gana"- pensó luego de decir todo esto y se volvió a sentar para en tono tranquilo preguntar si estuvo o no bien el desfile, sin ofrecer la disculpa por no haber asistido al mismo; Diva estaba molesta y no iba a dejar que ella se desquitara con su ser.

por Dimitre Dom Ago 08, 2010 9:42 pm

Al subir de nuevo las escalera con rapidez y abriendo todas las puertas para en encontrar a Diva, los guardias me ayudaban y las visitas estaban esperando, busque y busque en todos las habitaciones a la emperatriz Diva ya que las visitas habían llegado al palacio y estaban en busca de Diva no sé muy bien para que pero los atendí y fui a buscarla y solo me faltaba una habitación.

La habitación de Lydia, fui y golpee la puerta y al rato una voz me dijo-¿Quién es? Esa voz tan delicada y hermosa solo pertenecía a la doncella Lydia y pregunte-Se puede pasar necesito hablar con la señorita Diva es urgente-Así me abrieron la puerta y le dije a la doncella Lydia-Disculpe le robo a la señora Diva por unos minutos solamente me han comunicado cosas importantes para ella sin más ni menos ya volverá -Así estábamos en el pasillo y le dije-mi emperatriz han llegado visitas que creo que son de muy lejos están bien atendidos pero desean verla a usted por favor puede ser tan amable- entonces le dije a Diva-Muy bien voy avisarles que usted ya baja para que no queden molestos-y baje las escaleras.

por Diva Dom Ago 08, 2010 11:01 pm

Lydia se mostraba como ida o al menos lo estaba actuando bien, cambió la dirección de la conversación haciendo caso omiso de mis palabras, me dediqué a mirar como si estuviera interesada en el supuesto espejo que colocaría en el techo de su cama, un simple y soso: - hmmmmm esbocé, levantandome de la silla, llevando mi cuerpo lo más cerca de su cama, inclinando el cuerpo y moviendo la cabeza en dirección al techo.

Dejé de mirar y de nuevo volví a tomar asiento, mientras Lydia seguía con sus "sin sentidos" comentarios, se notaba molesta, no tanto como lo estaba yo, de pronto y en medio de la nada, saca de su gaveta una hermosa y frágil caracola de cristal, la tomá entre sus manos y la deposita en las mías.

Lo recibí un tanto desconcertada por la acción de mi querida hijastra, la miré un par de veces, diciendole con los ojos: - "¿Qué es esto?"

Sus palabras fueron contundentes, ese día parecía que no sería normal y más aún cuando Lydia me pedía que cuidara de su tesoro por dos o tres semanas que estaría por fuera, recomponiendome y adoptando la actitud normal, dije:

- Quieres que la cuide, la cuidaré! ....... además..... Levantandome de la silla acercandome a ella mientras sostenía la caracola con mi mano izquierda y con la derecha la apoyaba en la cama: - Sé que estás mintiendo hijita ....... tu madre te conoce muy bien!

En ese momento tocaron la puerta, giré rapidamente la cabeza, pregunté quíen era, dado que cualquiera de los miembros de la servidumbre simplemente solicitaría permiso para entrar a hacer sus labores. Me molestaba que me interrumpieran cuando ya me estaba "animando"; pero era Dimitri, parecía que venía apurado y traía un mensaje. Me reincorporé llendo a la puerta portando en mi mano el regalo a cuidar de Lydia, Dimitri me entregó el mensaje, asentí con la cabeza mientras el se alejaba bajando las escaleras y yo volvía a ingresar al cuarto.

Tomé asiento una vez más y cerrando los ojos, sosteniendo la caracola en mis manos y estás con sus dedos la acariciaban dulcemente , dije:

- Vaya, vaya ..... adivina quién está ahora mismo esperando a la Emperatriz... Hice una pausa, abrí los ojos y con una mirada maliciosa y un tanto atrevida se la dediqué a mi hija mientras le decía: - Nada más ni nada menos que tu primo Solomón, quieres ir a saludarlo ..... sé ...... que ..... tus ..... ojos ...... y .... tu ...... corazón ...... y. ....... allí abajo...... deliran por tener ese hombre ....... justamente ...... en el lugar ...... donde ......te ...... encuentras Lydia!!!

Me levanté sin esperar su reacción, me giré dandole la espalda, levanté la mano que sostenía la caracola y marchando hacia la puerta expresé:

- Cuidaré bien de ella ..... Moviendo la mano, - Vienes o aún sigues con la estúpidez del espejo en tu techo para atormentarte día y noche con ver el rostro que tienes ahora mismo ..... de completa desolación?

Abrí la puerta y salí de allí.

por Lydia Lun Ago 09, 2010 6:29 pm

Lydia puso cara de pocos amigos al ver como Dimitre entraba a su habitación de la nada, empezaba a pensar que era necesario que ella pusiera un letrero que dijera no algo asi como que no entraran a su cuarto a menos que no apreciaran sus vidas, y lo pensaba porque ya tenía planeado darle una paliza al tipo que entró fuera o no esclavo de Diva, péro se gusto se daría después.

Por unos segundos quiso reír a carcajadas al ver como Diva se iba presurosa a recibir a los invitados, ciertamente le parecía una ramera muy emotiva, era algo que tenía que reconocerle. Demostraba lo que sentía a diferencia de ella.

Cuando le dijo que estaba mintiendo ella no se molestó en refutar tampoco lo que le decía, supuso y supuso bien, que no era necesario que le diera explicaciones a esa mujer. No tenía que dar un paso sin antes consultarle, eso era algo pasado de tono y de todo lo que significaba privacidad.

-Ya voy... Ni que me fuera a marchar ahora... Aunque podría.- Diva habló sin ánimos y siguió mirando al techo pensando que su
querida madrastra estaba bastante loca, luego de escuchar lo que ella dijo acerca de que le gustaba Solomon o algo así. Cosa que no le parecía poco decir que era traía de los cabellos y que carecía de total sentido. Sin embargo no estaba para ponerse a discutir por cosas que no eran verdad; llegando a esta conclusión la hija del emperador simplemente se dedicó a arreglarse un poco el cabello y marcharse del luga para recibir a sus primos, haber si así encontraba a Sophía puesto que debía hablar con ella para pedirle hospedaje en su villa.

por Lydia Jue Ago 19, 2010 11:42 am

La hija del emperador entró a su habitación y cerró la puerta de golpe; para no tener molestias de visitas indeseables la joven aseguró la misma y lanzó contra la pared uno de los floreros que adornaban una de las esquinas de su habitación. No entendía bien porqué estaba enojada, se sentía molesta con todos, pero a la vez sentía que su enojo no estaba justificado con nadie, era como si de pronto aquella emoción se hubiera convertido en una enfermedad de etiología desconocida. Con paso furioso y apresurado la joven se dirigió hacia la chimenea, tomó una poma del alcohol la vertió sobre ellos, luego tomó una antorcha y la lanzó con ira La hija del emperador entró a su habitación y cerró la puerta de golpe; para no tener molestias de visitas indeseables la joven aseguró la misma y lanzó contra la pared uno de los floreros que adornaban una de las esquinas de su habitación. No entendía bien porqué estaba enojada, se sentía molesta con todos, pero a la vez sentía que su enojo no estaba justificado con nadie, era como si de pronto aquella emoción se hubiera convertido en una enfermedad de etiología desconocida. Con paso furioso y apresurado la joven se dirigió hacia la chimenea, tomó una poma del alcohol la vertió sobre ellos, luego tomó una antorcha y la lanzó con ira sobre los mismos haciendo que un hermoso fuego resultara de aquella reacción química; una vez pesto el fuego la joven tomó un bulto que estaba envuelto en lino blanco al lado de la chimenea y con la misma furia de antes lo lanzó al fuego haciendo que este se agitara de forma considerable obligándola a retrocerder un poco.

-Ay no!- dijo Lydia con los ojos abiertos tapándose la boca con la mano derecha- He quemado el regalo que tenía para Solomon, Sophía y Virgilius.

Dándose cuenta de la magnitud de las cosas y que el humo que estaba saliendo por la combustión de los elemenos no era normal, y que aquello llamaría la atención de los que estaban cerca la joven princesa decidió pensar en algo para justificar aquellosobre los mismos haciendo que un hermoso fuego resultara de aquella reacción química; una vez pesto el fuego la joven tomó un bulto que estaba envuelto en lino blanco al lado de la chimenea y con la misma furia de antes lo lanzó al fuego haciendo que este se agitara de forma considerable obligándola a retrocerder un poco.

-Señorita se encuentra bien?- dijo la voz de un esclavo con tono preocupado. Tal y como ella lo había supuesto alguien se iba a dar cuenta de aquella cantidad de humo que amenazaba con hacerla toser, es más ya estaba haciendo que sintiera ganas de estornudar, pero se aguntó y esperó a que pasara aquella sensación.

-No... No pasa nada... Ya mismo salgo- dijo Lydia mientras tomaba la vara de fierrro que usaba para mover los troncos y con algo de desesperación mover los mismos de modo que las cosas quemadas ahora estaban entre los grandes leños ardiendo en el fuego. Una vez hecho esto la joven de cabellos negros tomó una bolsa con monedas de oro y caminó hasta la puerta, no sin antes suspirar trantando de descubrir qué estaba pensando cuando hizo tal cosa como quemar esos obsequios que había hecho ella misma para sus seres queridos.

Una vez que ella determinó que no tenía respuesta para ello abrió la puerta y se encontró cara a cara con su esclavo, para luego sonreir como si nada hubiera pasado y decirle- Lamento hacerte venir por tonterías, sólo que regresaré a la noche talvez y quería que mi habitación estuviera iluminada y tibia- una vez dicho esto puso seguro a la puerta y se llevó la única llave que era capaz de abrir esa cerradura que ella misma había mandado a hacer, para luego caminar como siempre con aquel paso ligero y perderse en una esquina de los pasillos.

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