Habitación de la Emperatriz

Durmiendo en la silla estaba muy agotado soñando que estaba en un bosque con muchos animales ardillas, conejos blancos y que Nicole salió entre unas plantas y se sentó al lado mío después fuimos y cortamos flores hicimos un ramo de flores y estábamos a punto de besarnos en los ojos de Nicole se veían un amor era mi amor imposible ya que ella es una doncella y yo solamente un esclavo por eso siempre la extraño siempre desde que me hizo ese gesto d amor pero algo interrumpió cuando en mi mejilla una acaricia sentía, después un azote golpeo él espacio libre de la silla me dio mucho miedo, cuando me levante era

Diva estaba a centímetros de mis ojos los de ella estaban lleno de placer y burla pensé que estaba en otro lugar el miedo aterrorizo mi cuerpo y mis ojos se abrieron lo máximo , me levante, temblando , rápidamente y le di la mano aun tiritando de miedo para que salga de la carrosa, al salir yendo al palacio la luna estaba llena abrazadora las estrellas brillaban sin cesar, al entrar al palacio los guardias estaban en la entrada con sus lanzas Diva entro a su cuarto y fui para entrar pero escuchaba a Diva perturbándose y me fui . Fui a la servidumbre para decirles que tengan listo el baño de la emperatriz, ya que iba a tomar un baño, me senté a esperar que salga por las dudas que necesitara de mi servicios como ayudarla a salir de la ducha o a que su habitación este muy caliente para que ella no se resfríe por lo tanto fui a una sala donde se guardaban telas, botones y todo eso para matar el tiempo y hacerle un bonito camisón a Diva. Empecé bordando todo con telas de color del cielo, con unos botones de color de las nubes y con un vuelo de color rosa así cuando lo termine las puertas del baño de Diva fui rápidamente a darle el camisón-Mi emperatriz he bordado este camisón para usted si quiere tenerlo me haría feliz esta hecho de las mejores telas -

Tomaba mis manos jugando con ellos distrayéndome, después de la salida que hice era necesario regresar a palacio para esperar al General Noah. Durante el trayecto escuchaba los gritos de la gente… no estaba dispuesta a detenerme por un simple rumor además que me encargaría de investigarlo cuando preguntara a la servidumbre, sin tardar arribamos… azotaba la puerta retomando mi camino…

Que alguien llame inmediatamente a Nia… si no me la traen empezaran a rodar cabezas!!

Mis gritos resonaban con furia tratando de que trajeran ante mi presencia a la joven, empujaba a las damas de compañía para que me dejaran en paz de una vez por todas, la furia que sentía destilaba por todo mi ser sin control alguno, tomando uno de los jarrones lo azotaba contra la pared destrozándolo tras el impacto lanzando un feroz grito, tomaba el cepillo que se encontraba sobre mi espejo para romperlo pero al ver mi imagen lo soltaba dejándolo caer al suelo, respiraba agitada posando ambas manos mirándome de cerca.

Cálmate Diva!!... esto solo es un pequeño percance… hahaHAHAHAHAHAHA!!!! Que tonta… y pensar que por un momento me preocupe por esa estúpida de Selene.

Alejándome del espejo tomaba un vestido que se ceñía más a mi cuerpo ya que pronto esperaría la visita del General Noah. Mis pasos se encaminaron al baño para disfrutar un momento del agua caliente, dejaba caer mi cuerpo mojándome por completo- Reconozco Selene que jugaste bien tus cartas solo que no te imaginas la sorpresa que estoy dispuesta a darte.. no podía darme el lujo de tardarme a lo cual una dama temerosa ingresaba no sin antes untar unos aceites a mi piel impregnando el perfume de jazmines y rosas, vistiéndome de inmediato ingresaba a la habitación notando que el desastre que provoque había sido arreglado.

Disculpe la molestia majestad pero Nia no se encuentra en palacio pero se ha enviado a un sirviente a su búsqueda.. le rogamos paciencia…

No importa… tráiganla y también quiero saber todo lo relacionado sobre el senador Mauritius… ya sabes que hacer…

Como usted desee y mande Emperatriz…

Espera no te vayas aún, quiero que entregues un mensaje a la familia que reside en la villa Vallis Mellitus. Sin tardar tomaba uno de los papiros para escribir delicadamente el mensaje, terminando colocaba el mensaje en un sobre dejando caer algo de cera, finalizando dejaba sellado la marca del anillo del César que me había otorgado como su representante directa..- Es necesario que sigas mis indicaciones, solo podrás mostrarles el sello del César pero por órdenes mías tu serás quien lea la carta ante todos los miembros de la familia sin excepción alguna… llévate algunos soldados para disponer del chiquillo y se alguien se resiste los encarcelas por oponerse a la voluntad directa del Senado y designios de los hijos del Emperador.

Tomando el sobre se dirigió hacia su destino, no era tan tonta como para esperar sin haber hecho nada en absoluto, por fin podía relajarme un poco recostada sobre uno de los sillones hasta que llegase el General.

En el trayecto de vuelta a palacio el cual fue lento puesto que no deseaba llegar demasiado rapido a palacio aun cuando fuera una orden dada por la misma Diva. Mire por la pequeña ventanilla el paisaje de nuestra desolada Roma la cual caia en las repercuciones de la guerra que segun me habian avisado habia terminado con un tratado de paz dado por los egipcios, lo cual me entristecia ya que no habrian mas muertes ni sufrimiento, di un suspiro aburrida debido a esto. Ya no llegarian soldados diciendo la cantidad de bajas en guerra ni el sufrimiento que esto les causaba por lo cual no habria mucha diversion en palacio ni rostros llenos de dolor por la muerte de centenares de soldados, ahora lo que me interesaba era saber lo que Diva planeaba ella nunca me mandaba llamar a menos de que fuera algo demasiado serio o se tratara de darle muerte a alguien de manera rapida sin dejar rastros de quien lo hizo. En cierto modo me hacia hervir la sangre el saber que querria para llamarme tan urgentemente tanto que un esclavo tuviera que correr por su propia vida para avisarme a tiempo que me mandaban llamar, mas igualmente su vida seria corta puesto que moriria decapitado al dia siguiente mas que nada porque yo deseaba el verlo asi, el sufrimiento y dolor ajeno siempre me causo placer. Al llegar a palacio se abrio la puerta del carruaje y baje de inmediato dirigiendome directamente a la habitacion de Diva en la cual la encontre recostada sobre uno de los sillones.

- Que es lo que la emperatriz necesita tan urgentemente como para interrumpir mi dia tan aburrido como siempre... -dice ironicamente viendola- ahora enserio que necesitas Diva tu no me mandas llamar por cualquier cosa por lo cual debe ser algo grave...

Tras ese baño me encontraba levemente relajada esperando noticias del General Noah; cerraba los ojos tratando de descansar de todo ese día que me resulto demasiado estresante, sin querer una imagen en mi cabeza se formaba… carcajeaba sin fuerzas anteponiendo mi brazo sobre mi rostro para evitar que la luz me molestase y disfrutar del aire que se colaba de los jardines hasta mi habitación, el aroma de las plantas se impregnaba en mis ropas disfrutando de la poca tranquilidad que podía disponer falsamente en esos momentos, seguía imaginando la silueta que se formaba tras mi mente…

Solomon.. - alcanzando a susurrar esas palabras recordaba que él era uno de los pocos que no había mostrado la cara ante las cámaras del Senado- cuando te vea… cuando te vea… -apretaba el puño de mi mano en señal de amenaza y antes de que pudiera decir algo más la puerta se abría escuchando unos pasos hasta donde me encontraba, sin moverme de mi sitio esperaba a oír de quién demonios podría tratarse para que me interrumpiera en mi descanso.

Emperatriz… la información que solicitaba del Senador Mauritius..- interesada solo movía mi brazo un poco dejando asomar un solo ojo para verlo ya que me interesaba lo que tendría que revelarme… uno de los primeros que caerían sería sin duda alguna uno de los pilares del Senado… solo así afirmaría de nuevo la posición que por derecho me gané en esos años y no permitiría que un sujeto como él me desplazara fácilmente- se sabe que el Senador ha tenido encuentros últimamente con una mujer que no es propia para ser acompañante de su señor… recogiéndola y resguardándola en su hogar dándole el lugar que le correspondería a una dama de clase alta…

Me complace escuchar tan bellas palabras aunque estas provengan de un simple sirviente.. dime… quien es esa mujer que cautivo el noble corazón de hombre tan respetable?.. –trataba de contener la risa que quería estallar de mis labios, el hombre negó con la cabeza aunque por esto me bastaba… algunos de los sirvientes que enviaba por muy baja clase a la que pertenecieran eran los que mantenían vigilados a los miembros del consejo, sacudía la mano indicando que se marchase de mi vista disponiendo a dormir otro rato para concentrarme…

Ahora sí… te tengo acorralado.. Mauritius…

Sumida en mis pensamientos me deleitaba con la idea de cómo procedería para efectuar mi siguiente movimiento… sin tardar en lo más mínimo Nia hacía acto de presencia.

Bah!! Tan sarcástica como siempre no Nia?... –bromeaba ligeramente estirando mi cuerpo con pereza para ponerme de lado en ese sillón apoyándome sobre mi codo y recargando mi mano detrás de mí nuca para verla directamente a los ojos- tienes razón, jamás te llamaría por cualquier cosa a menos que esta mantuviera interés sobre tus nuevas aficiones.. –con seriedad me dirigía para hacerle entrever la actitud de gozo al entender que su máxima prioridad era el ver como las personas sufrían ya fueran inocentes o no, con la mano que tenía libre enroscaba mi cabello con las puntas de mis dedos continuando con la conversación y disponerme a hablar de lo sucedido en la Recamara de Senadores.- vayamos al grano de todo esto… como te habrás enterado de seguro por los rumores que corren por Roma has de saber que han enviado a una emisaria de Egipto para negociar la paz… sé que esto realmente no te interesa por eso me limitare a decirte lo mínimo respecto al tema, durante esa reunión hubo unos hombres que deliberaron contra mis palabras –mis ojos centellearon tras esa última frase volviendo más amenazantes mis palabras..- te preguntaras entonces porque debes verte mesclada en todo esto… pues déjame decirte que este es el momento en el que intervienes dándoles un castigo ejemplar… pero por favor… mantén la discreción ante todo ya que si alguien llega a descubrirte no podre interceder por ti. Existen rumores que el Senador Mauritius está implicado en una relación no propia con una mujer… quiero que investigues de quién se trata y me la traigas ante mí sin que este hombre se entere, para esto conseguirás la ayuda de un hombre para realizar dicho trabajo… hasta que no vuelvas con esa mujer no te molestes en regresar a palacio pero… algo me dice que saldrás triunfante..

Pasaron unos minutos que parecian eternos en ese momento antes de que Diva finalmente me dirigiera la palabra dandome la razon en cuanto a lo que decia de que no me llamaba a menos de que fuera una urgencia y mencionando que estas tenian que ver con mis nuevas aficiones. Escuche atentamente lo que me decia sobre lo que ya me habian mencionado los soldados de que una mensajera egipcia habia sido enviada a negociar la paz cosa que no me interesaba en lo mas minimo mas fue directo al punto del asunto, con que unos hombres habian humillado a Diva? vaya eso si era algo digno de ver los pobres seguramente deben estar rezando por sus vidas debido a que si era correcto Diva me pediria darles un castigo cosa que no tardo en mencionar a lo cual solo asenti. Luego de eso menciono algo de que el senador Mauritius estaba teniendo relaciones con una mujer que al parecer no era de la realeza cosa que la verdad no me sorprendia ya que en la nobleza romana se sabian siempre de ese tipo de rumores aunque el mas notorio fue el que se expandio sobre Samantha la hermana del senador Solomon cosa que deshonra su familia y que de por si esta haciendo que varias familias influyentes lo dejen de lado por lo sucedido. Dijo que la debi traer ante ella pero que antes debia investigar quien era realmente pero que tendria ayuda a lo cual solo suspire pero no me importaba mientras pudiera hacer mi trabajo.

- Bien asi que quieres que castigue a un par de senadores que te ofendieron, te traiga a una chica que posiblemente es otra prostituta mas de este basto reino y que la investigue ademas de causarle problemas a ese senador no?...me pides cosas bastante divertida asi que te ayudare pero solo porque quiero ver sufrir a alguien -viendola tranquilamente luego de decir esto mas dejando ver una estela de maldad en su mirada-

Reposaba sobre el sillón escuchando con satisfacción lo expuesto por Nia, levantándome sacaba mi cofre donde guardaba joyas de sumo valor y que solo podía portar como la emperatriz de Roma, tomando un broche cerraba la caja a la vez que me acercaba a la mujer sujetándola de la mano para depositar ahí el tan preciado tesoro…

Un pequeño obsequio por tus servicios.. aunque para ti no hay mayor recompensa del poder encontrar la simple belleza que se resguarda detrás de la desesperación y el dolor… -cerraba su mano para alejarme de nuevo de ella- Nia quiero que busques a un hombre en especial… Artorius.. su propia fama lo ha colocado como el nuevo sucesor de la familia siendo el único heredero sobreviviente, quiero que a él le encargues el trabajo de que secuestre a esta mujer, los métodos que utilicen me tienen sin cuidado, al terminar su misión tu misma te encargaras de interrogar a esta mujer… cuando hayas terminado quiero que me informes inmediatamente.

Alguien entraba interrumpiendo la conversación, una joven me llegaba con gratas noticias.

El General Noah ha llegado como usted lo ordeno… espera su permiso para acudir a su presencia.

Afirmaba con la cabeza de que lo hiciera pasar, aprovechando los escasos segundos que me quedaban con Nia recalque mi última orden.. – No quiero que los miembros del Senado se enteren de mis planes… si quiero que Mauritius me sirva en un futuro es necesario que solo le arrebates lo más preciado para él.

El hombre ingresaba con pasos firmes saludándome como era debido, Nia salía inclinándose ligeramente para abandonar la habitación dejándonos a solas, miraba de arriba abajo la silueta de Noah un tanto molesta por haberme hecho esperar, dándole la espalda me dispuse a servir dos copas de vino, llevando ambas copas bebía un sorbo mientras extendía la mano para ofrecerle algo de beber…

Ha abusado considerablemente de mi paciencia enormemente General, esta vez dejare pasar el asunto ya que tengo una interesante propuesta que ofrecerle… dígame… a pesar dela reunión en la recamara de Senadores.. tiene idea porque solicite su presencia?

Extendía la copa esperando que la tomará, mi mano pudo alcanzar a sentir el tacto de sus dedos rozar con mi piel tomando así la bebida que le ofrecía, sin esperar mis labios volvían a humedecerse con el sabor del vino que se impregnaba lentamente al borde de mi boca. Notaba que aquel hombre parecía desconfiar de lo que “gentilmente” le invité por lo cual una sonrisa se escapó marcando un inusual interés en tal curiosa actitud del romano, no tomando demasiada importancia me dirigí hacia el sillón para echarme escuchando ahora las palabras que proferían de sus labios.

Esa reunión… precisamente era el motivo por el que lo llamaba, si no fuera por los hombres que formaban parte de la Recamara de Senadores hubiera sido más sencillo acabar con la vida de mi hermana aunque la habilidad para conquistar por parte del General Edward me habían dejado totalmente decepcionada.. aunque ese asunto me encargaría después cuando ese hombre tenga la oportunidad de rendir cuentas a mi presencia. Su mano seguía jugueteando con la copa un tanto exasperado ya que me hizo recordar un poco la personalidad de Nia, personas que no se andan con rodeos y preferían ir al punto de las cosas pero ahora no estaba con Nia…

El ambiente parecía tensarse entre nosotros así que prefería llevar las cosas pacientemente, mi vista ahora se mantenía fija en su mirada de una forma taciturna.. lentamente mis ojos se volvieron a su bebida insinuándole mi comportamiento de su descortesía..

No esta envenenada General… -mi voz sonó con un ligero tono de sarcasmo, al mismo tiempo que subía la copa ante él y bebía otro sorbo para que viera que no había peligro alguno semejando una especie de brindis, dejaba la copa a un lado mío hasta que resbalando continuamente las gotas del vino sobre mis labios posaba la yema de mis dedos en su exterior para retirar el exceso y después meter solo dos de ellos terminando de saborear el fino toque de la uva que caracterizaba mi bebida- Es una lástima que tengamos que llegar a este punto no cree?.. la verdad tenía plena confianza de que el General Edward tuviera éxito en la misión que se le fue encomendada pero creo que me equivoque…

Mis palabras no tenían límite de querer hacer ver lo que quería y bien ese hombre podía darse cuenta tratando de desvelar las intenciones al recordar parte de lo que ocurrió en ese reunión, mi rostro lució firme cuando me levantaba de nueva cuenta para pasearme por la pieza de la habitación, recordaba mi descortesía de no ofrecerle asiento a lo que extendí mi mano indicándole el lugar que había tomado, le daba la espalda siendo cuidadosa con las palabras que ahora expresarían mi deseo..

Toda mi vida he sido juzgada por el simple hecho de ser siempre una extranjera que usurpo el lugar que solo una mujer digna de sangre romana podía merecer… -mis manos se posaron cerca de ese mueble donde se recargaba el espejo, mi reflejo se proyectaba así como el del General, disimuladamente podía ver la expresión de su rostro, mi cuerpo se tensó por unos segundos respirando profundamente y retomando la calma-esos rumores solo pudieron hacerme una persona fuerte donde quería demostrarle algún día que el amor proferido a Roma era más grande que el simple hecho de no poseer el linaje que ustedes merecían.. aun así me esforcé y los rumores se apagaron al verme como señal de buena fortuna cuando mi esposo y también ustedes regresaban con éxito de sus campañas… –una sonrisa de bondad se dibujaba escondiendo así mi verdadera esencia, agachaba la cabeza pensando lo que diría ya que no era tan tonta como para exponerme- yo no sabría si mi llegada fuera señal de su fortuna con los dioses pero si así lo fuera entregaría mi vida a que eso siguiera siendo posible.. pero las dudas siguieron marcándose cuando yo misma mandé al General Edward a conquistar las tierras de Egipto…

General no sé si esto se sabe pero yo fui desterrada por mi propia gente, no tenía a donde ir y fue precisamente Roma que me acogió entre sus brazos brindándome un nuevo hogar, si tratamos de ver quién recibió la mayor de las fortunas fui yo, jamás me imagine que el amor me llevara a esta posición… cuando mi esposo decidió realizar la campaña de conquistar nuevas tierras me mantuve preocupada respecto al tema, mi gente también se vería entremezclada… por eso mandé al General Edward… que le arrebatara a Selene el poder que sin escrúpulos tomo para saciar sus mismos caprichos.. derecho que a mí me correspondía por nacimiento..

Pero eso quedó en el pasado, sé que toda esta historia no es de su incumbencia pero termina siéndolo así que General… hoy mismo tendrá que partir a Egipto puesto que la seguridad de la familia del César se la dejó a su cargo. - Giraba mi cuerpo de manera determinante, olvidando todo rastro de piedad… si la reputación que mantenían las legiones de Noah eran ciertas era él indicado para realizar tal hazaña- no se dejé engañar por la ahora Reina de Egipto… es más astuta de lo que aparenta… por algo sigue manteniendo el cargo que posee…

Acercándome a su silueta dirigía pasos lentos pero a la vez firmes, mi mano acarició su hombro a la vez que mis dedos presionaban por sobre su ropa notando algo de angustia.- Consiga a todos los hombres de más confianza que estén a su disposición para liderar la legión… envíe de inmediato a los hombres junto con el General Edward, no permitiré que Selene mantenga en su posesión algo que no le pertenece… confío en usted..

Mi mano tembló por un segundo, si declararía lo que estaba pensando me condenaría así que solo dejaría entrever de nuevo mis intenciones.

Si sabe lo que le conviene a Roma será capaz de encontrar otra solución para ello… sin llegar a la resolución que declararon esos hombres al estar cegados por la incompetencia de una simple emisaria de Egipto. –retirándome lejos me colocaba firme de pie recalcando mi orden-General Noah… le ordenó que hoy mismo parta hacia a Egipto… las cosas se encuentran listas para su partida, solo falta que reúna sus hombres para emprender el viaje lo más pronto posible… he sido lo suficientemente clara?

Alejándome a pasos muy suaves de su sitio guardaba la poca paciencia que podía mantener, mis órdenes habían sido claras pero el simple hecho de corregirme de mis actos era algo que no toleraba, por unos segundos un destello iluminó mis ojos al saber que Octavius ya no apreciaba a su mismo ejército desconfiando totalmente de ellos… era una información tan valiosa que no pude evitar enmarcar la emoción que expresaron mis ojos ante tal noticia. Mi enemistad con el primogénito del Emperador no se hizo esperar, ladeaba el rostro pasando mi mano sobre mi reflejo empezando a jugar…

Hmm… es una lástima que incluso el mismo hombre que juro proteger a sus hombres y que lleno de promesas sus corazones con riquezas… sea el que ahora dude de sus nobles proezas después de haber desaparecido.

Pero quién soy yo para juzgar la vida de dicho hombre cuando mi lugar siempre debió ser otro… no lo cree así?

Posaba mi vista hacia su figura contemplando como dejaba la copa en su sitio, mis dedos seguían acariciando el cristal al ver su reacción al mencionar la paz, algo que parecía incomodarle de sobremanera. Aquellas palabras que soltaban destilaban cierto tono de resentimiento, las diferencias nos marcaban pero nuestro carácter en esos instantes podría hacernos más compatibles pero no era el momento apropiado ni mucho menos indicado de seguir con sus juegos.

Ya veo ahora donde se dirigen sus ideales General, la muerte resulta ser la definitiva solución a las cosas… puede que tenga razón, tal vez no entienda demasiado respecto al tema… puesto al cargo que recae en sus hombros le hacen ver otra realidad del cual su misma vida depende al tratar de sobrevivir… un sentimiento que lamentablemente no podré experimentar ya que cada prueba nos hacen ver nuestra propia fuerza.
Pero que cosas estoy diciendo… solo lo estoy aburriendo con tontas palabras, usted es de ir a las cosas directo al punto no es así?

Una leve sorpresa marcó mi mirada cuando descaradamente insinuó que yo era la primera en contra ante tal alianza, algo que no me esperaba sencillamente de un hombre como él era marcar mis intenciones demostrando que mis actos indicaban todo lo contrario a mis propios deseos si es que podía llamarse de esa manera. Agachaba la cabeza sonriendo ligeramente pues lo que se proponía a hacer parecía divertido en cierta forma, tenía bastante tiempo que nadie se dejaba dominar al primer intento.

Con que te crees demasiado listo tratando de provocarme.. pues este juego no es solo tuyo, te puedo demostrar que también puedo ser una digna oponente Noah..

Sí que me tienen sorprendida sus comentarios General… pero sé que no es un hombre tonto y sabe perfectamente bien cómo funcionan las cosas en este Senado tanto como yo. No importa si lo ha olvidado, permítame que lo ilustre un poco aclareciendo las razones por las cuales decidí mantenerme en esta posición…

Bien se sabe que el Emperador es el que toma el control sobre Roma pero a medida que fue pasando el tiempo este control se ha visto contrarrestado al erigirse una cámara de senadores para que él pueblo tuviera la libertad de poder votar y poder ser escuchada a través de sus representantes… sinceramente para la mayoría de los hombres que hoy ocupan dichos puestos solo están para ocupar una vida llena de comodidades a costa de la gente que juraron proteger…- despegándome del mueble me dirigía al sitio donde la copa seguía llena bebiéndola rotundamente para librar alguna sospecha de ese vino- aunque no lo acepte o traté ignorarlo existen aun lineamientos que deben seguirse y oponerse a la resolución expuesta por la moción unánime de esos mismos hombres representaría no solo una traición para el Senado sino también la traición para Roma al interferir en dichos tratados de paz…

Colocaba la copa viendo como Noah se había levantado, no imaginaba que tuve que explicarle como las cosas es que funcionaban dentro del mundo de la política. Mis pensamientos solo pudieron atribuírsele al conocimiento que solo podía tener al desempeñar solo las labores militares. Por fin aceptaba las órdenes de partir pero se harían a su manera…

No veo inconveniente en realidad de como quiera proceder, usted tiene más experiencia en este tipo de asuntos así que le doy total libertad de como llevara a cabo dicha tarea. Aunque espero que no falle tal como lo hizo el General Edward…

La comparación que hacía era bastante notoria para ofenderle así como él se atrevió al hacerlo conmigo, mis dedos pasaban peinando mis cabellos para pasar a temas muchos más serios.

En cuanto a mi hermana creo que es capaz de saber cómo manejarla, debo reconocer que se salió con la suya al conseguir un tratado de esta magnitud aunque así lo halla dispuesto no podrá ponerse en contra de la voluntad del César y ni si quiera cuando su futura familia sean quienes envían dicha comitiva.

Lo quiera o no esta forzada a seguir los cumplimientos que fueron demandados si desea la paz con su reino y el nuestro, si hace algo que desagrade ante los ojos de Roma… estará arruinada así que por esa parte no se preocupe. En cuanto a lo siguiente… su fama entre las mujeres nobles del Imperio ha crecido bastante…

Sabía ahora con quien trataba, este tiempo a solas me habían mostrado los verdaderos intereses de este hombre… le encantaba la emoción de las cosas pero seguía queriendo mantenerse superior a todos aunque su gran debilidad lo condenaría al estar en mi presencia… su posible adicción hacia el sexo opuesto tarde o temprano lo condenarían. Sigilosamente me acercaba tomándolo del mentón, mi dedo índice rozaba sus labios insinuándome más de lo que se podía permitir a una mujer romana… pero yo no era precisamente de Roma, la mano que sostenía su mentón y acariciaba sus labios lo obligaban a acercarse a mi rostro para estar muy próximos uno del otro.

Dígame le parezco atractiva?... no me mal interprete solo quiero saber que gustos son los que le mantienen interesados, se ha dicho que mi hermana posee una belleza tentadora a los ojos de cualquier hombre… debería resultar tentador para usted el llegar a… lograr ver el cuerpo de una joven que se denomina hija de dioses… el mismo Egipto la adora como tal… al igual que lo hicieron conmigo…

Creo que eso despierta su curiosidad no cree?

Me apartaba con una gran risa de mis labios, si eso no lograba tentarlo para incitar su partida no sabría realmente que era lo que podría interesarle pero una oferta así no la desperdiciaría cualquier hombre… no uno como el General Noah.

Bien General… la reunión termina aquí parta ahora mismo con los hombres necesarios, tiene total libertad de cómo proceder no lo olvide… quiero que me mantenga informada del todo y mandé directamente al General Edward ante mi presencia, así que relevó al General Edward de sus tropas dejándolas directamente a su cargo.. lleve lo necesario para reabastecer a la legión tomando ese cargo que le he conferido. Si tiene alguna duda hágamela saber ahora mismo… no quiero alguna excusa después de que no fui clara con lo que le estoy ordenando General.

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Off: Al final se me permitió manipular ligeramente a Noah

El fastidio de tener que soportar a tan insignificante chiquillo como el que tenía al frente era insoportable, mucho peor que ir a pelear con las tribus Celtas del norte de su provincia, se podía escuchar claramente su llantos de niña coqueta y consentida siendo obvio su fascinación por los vestidos y demás basura femenina pues mantenía aquellas telas bien enrolladas a la altura de su pecho.

Hay quienes gustan de higos...hay quienes gustan de plátanos, es tal como me mencionaban de roma, ni más, ni menos.

Por fin el paso frenético del rubio iba minimizándose, llegaban a un ala completamente distinta a las otras vistas del palacio, lo sabía Archer pues en su corta estancia allí había mantenida ya un mapa casi fotográfico en su mente de aquel lugar, era una cualidad infantil que le había servido de mucho en sus años de exilio pero que aun mantenía en secreto para el resto de su comunidad.

Una puerta blanca se abría, el jovencito metía su cabeza, se podía escuchar voces dentro, el "hombre" meció su mano anunciándoles a que avanzaran adentrándose rápidamente a la recamara que servía de dormitorio a la emperatriz.

Emperatriz.....aquí traje a....a.....buajjjj

Salio corriendo de inmediato cerrando la puerta de inmediato, sus patéticos lloriqueos podían escuchar aun varios minutos después de su despedida inusual. La iluminación del lugar haría clara la imagen de las personas allí presentes, la belleza de la dama ruborizada era la de una mujer despreocupada totalmente, la esposa del emperador era tal como Solomon se lo había mencionado hacía años atrás.

El otro hombre parado a escasos metros de la reina romana no era otro más que un viejo "conocido", estaba de espaldas pero el gobernador lo reconocería en cualquier parte. Archer quien cometía el error de la imprudencia de su juventud no pudo evitar mencionar al verle.

General Noah...

La mirada de Archer hacía denotar lo extraño de la situación, que un hombre y una mujer de tan alto rango en una misma habitación no hacía más que reforzar sus inquietudes para con la emperatriz. Una sonrisa de burla mimetizada aparecía en su rostro para luego ser aniquilada por su habitual frialdad, dio un par de pasos al frente hasta estar al mismo nivel de Noah, avanzando sin dejar nunca su porte y gargo casi perteneciente a la realeza se postro mostrando sus respetos a la señora de todo Roma. Luego de eso se paro, listo para presentarse puesto que el criado se había marchado.

Ante usted Emperatriz...el general de la Tercera Legión y gobernador de toda Britania. Archer.

Quedo inmutable por poco tiempo para luego proseguir sacando el mensaje que aun portaba parte del sello imperial de color púrpura.

Siento interrumpir y que sea mi excusa lo que a continuación mencionare. Existe un asunto tan importante como el que tengo en mis manos, de seguro su persona podría rebelarme la autentica verdad...

Alzo su mano para que la emperatriz tomara el pergamino que guardaba dentro suyo todo acerca de la asumida de Archer de la Décimo Segunda legión de imperio, la que estuvo a cargo del general Breda...en esa misma carta figuraba el nombre del senador Solomon, alguien que Archer sabía muy bien tendría resonancia en los oídos de la reina.

Todo eso se tornaba como un pequeño juego que entre ambos crecía al incitarnos mutuamente al evidenciar algunos rumores y puntos débiles sobre nuestras personas, algo me llegaba a desagradar por las palabras expuestas de ese hombre, no lograba ver la expresión en mi rostro pero este sin duda alguna se transformó en uno de total ira y desprecio pues ya había sido clara en mis órdenes. Seguía avanzando para sentarme en la mesilla y escribir el pergamino que tanto me había solicitado para acatar mis caprichos y quizá el último movimiento que llevaría a la ruina a mi propia hermana..

No… ella no es mi hermana.. dejo de serlo cuando yo subí al trono de Egipto… yo soy la verdadera Diosa Isis!!

Sujetaba con fuerza la pluma alcanzando a escribir solo el encabezado del pergamino, la tinta apenas se derramaba finamente delineando algunas de las palabras, reposando sobre ese asiento no me contuve a decir lo evidente que se formaba ese sentimiento al querer hacer una voluntad que no tenía derecho a ejercer si no lo designaba. Giraba mi cuerpo haciéndolo de lado cruzando mi pierna y de manera altanera reclinaba mi espalda hacia atrás dejando a la vista mi actitud un tanto déspota y vulnerable.

Permítame recordarle como son las cosas aquí General… el ejército imperial puede proceder con sus hombres como se le dé la gana pero es más que suficiente que el General al ser relevado de su cargo es más que obvio que ya no pertenece al ejército quedando así solo a mi disposición.. quiero ser clara porque si ese hombre llega al menos con algún mínimo rasguño… la primera cabeza en caer será la de usted..

Mis dedos tamborileaban sobre la mesilla un tanto frustrada y desesperada, yo ya le tendría designado el sitio perfecto a ese hombre que desalentó mis expectativas al fallar una misión tan sencilla como lo era el acabar con la nación Egipcia todo gracias a la ausencia de mi esposo. Mis ojos penetraban en la mirada de ese hombre.. – Costumbres.. tradiciones.. reglas.. más tonterías en Roma que tengo que soportar… por algo me he adaptado a tan miserable mundo… pero el tener que aguantar a tipos como…- Regresaba a mi posición colocando mi firma justo en la esquina.. vertiendo un poco de cera sobre el documento colocaba mi mano presionando contra el papel ya que ese anillo era el distintivo de mi sello como la emperatriz de Roma.

Me levantaba entregándole aquellas ordenes incluso aclarando la parte donde se relevaba de su cargo a Edward dejándolo a mi entera disposición.

Aquí tiene, puede ir con completa libertad al Castrum… ahí también contiene el detalle donde el Ex – General Edward sea llevado a mi presencia, lo que haga con el resto no me interesa.. también.. –antes de poder continuar alguien irrumpía en mi habitación, mis ojos se tornaron furioso al ver a ese chiquillo impertinente el cual salió llorando a toda prisa por el miedo..

Un hombre alto y bronceado con cabellos plateados ingresaba a la habitación, mi odio solo crecía cuando se tomó la libertad de ingresar sin ni siquiera pedir permiso para semejante hazaña que se proponía entre manos. Ahora mi mano era la que se tensaba sobre el papel que había extendido hacia Noah, calmada y serena retomaba el control de mi persona largando un suspiro cuando este se hubo postrado ante mí pero eso no era todo, mis ojos se abrieron aún más tensa de cómo se presentaba este sujeto.. un nuevo General para la doceava.

Que sucedió con Breda?

La manera confiada en cómo me expresaba no me importaba pero la insubordinación entre el mismo ejército no representaba nada bueno, Noah ya había tomado el papel sin poder completar mi amenaza pero creo que mis deseos habían sido expresados con mayor claridad antes de su retirada. Ni siquiera me dignaba a esperar que Noah se marchara a lo cual sin importancia alguna arrebataba el pergamino de las manos del gobernador dándole la espalda a ambos. Mis ojos iban y venían sobre las palabras donde se designaba al gobernador tomar el poder sobre estos, arrugaba el documento entre mis dedos frunciendo al mismo tiempo mis labios hasta que ese nombre… parecía que se tornaría una maldición..

Sostenía el papel en mi mano izquierdo dejando caer grácilmente mi brazo hacia un costado de mi cuerpo.

Gobernador le doy la bienvenida a Roma, me temo que no estaba informada sobre este asunto ni mucho menos de que el mismo General Breda… -suspiraba un momento pensando en qué demonios le había ocurrido a ese arremedo de persona- pero no se preocupe le felicito por haber sido ascendido… aunque hablare con el Senador Solomon para esclarecer los detalles y todo estará listo para que disponga de lo que serán sus filas Gobernador.. o debo decir… General Archer.

Terminando aquella inusual bienvenida para aquel hombre me dirigía hacia la mesilla tomando una pequeña llave que guardaba entre mi ropaja, ladeé el rostro para mirar por encima del hombro a Archer. - Hay algo más que pueda hacer por usted?...

El comportamiento tanto del gobernador como el de la propia emperatriz daban mucho que desear, ambos parecían hablar en lenguas distintas, Archer dio cuenta la ignorancia de la señora y ama de roma más no dijo nada, no era asunto suyo alentar ó arremeter contra ella, pues después de todo seguía siendo la reina, y aquel poder en manos de una mujer era muy peligroso.

Si, si existe emperatriz.

Asintio con la cabeza, sus gestos frios no daban a entender ni sumisión, ni sublevación para con ella, el ahora general solo podia pensar en las palabras que con sumo cuidado debía usar para expresarce sin parecer aun más odioso.

Puesto que Ud. no conoce nada respecto a lo que allí yace escrito, entonces partire desde el siguiente punto de mi visita.

Cerrando los ojos con gravidez su presencia podía percibirse aun más solemne.

Como gobernador de Britania se que la princesa Lin partio hacía un par de meses hacía estas tierras para hablar con usted, puesto que debe saber muy bien las razones de tan inusual visita es mi deber aun solicitarle saber que se decidio en aquella conferencia...ya existe un candidato para ser el acompañante de Lin?.

Francamente a Archer no le interesaba los ademanes de molestia de la mujer frente suyo, estaba acostumbrado a gente frivola como ella, y en Britania por lo menos a todos los había corregido en su momento. Él poseia un alma rebelde destinada a la libertad que por azares del destino termino como regente de una de las tierras del imperio, y a diferencia de muchos otros generales, Archer poseia la cultura y el intelecto como para poder entrar y salir de esa clase de situaciones.

Pero que rayos....

La perplejidad de Archer no salia a flote, pero era su sentir al ver a la sinica sonrisa de aquella mujer que se decía emperatriz saliendo de la habitación, sus ropajes aterciopelados abandonaban la recamara dejando el caracteristico olor de las flores que poco hacía había pasado por entre los jardines.

Archer quedo erguido esperando a que sonara la puerta, lo cual sucedio, no era como pensaba él que sería, ya había recibido una descripción de Solomon pero esta mujer era muy distinta a la que tenía prediseñada en su mente, pero un error de parte del senador sería natural, que podía saber alguien como él.

Luego de un par de minutos, emprendio la retirada dandose media vuelta para comenzar a salir encontrandose con el aun quieto Manigoldo, era un hombre un tanto extraño para Archer, ese porte fingido de rectitud le causaba cierta gracia, si aun estuviera en sus años de juventud hasta quizas fueran más parecidos en conducta, pero ese tiempo de rebedia habian cesado.

Archer paso por su lado sin decirle absolutamente nada, ni siquiera que le acompañase, en realidad le daba rienda suelta para que pueda escapar, algo sospechaba el gobernador de aquel hombre, algo temible que tendría que ver mucho con la muerte de Breda, por el favor que le hizo le permitiria librarse de un regimen estricto bajo su mandato como general de la decimo segunda Legion.

Cosas inusuales ocurrían en distintas partes de mundo, la guerra entre humanos, demonios y dioses se aproximaba, clara muestra era lo que pasaba en la habitación consagrada a la maleficente emperatriz, reina del caos y la malicia. Pero existía algo aun más extraño que la víbora flameante que la retenía en una especie de catarsis, y justo ese "algo" se hallaba en una esquina, protegido por la oscuridad en pleno, solo algunas gotas de sangre y llanto caían a la finísima alfombra roja del sitio.

Avanzaba, era una mujer, sus ojos yacían blancos, no podía ver, estaba ciega, y aun más que eso, que la habría pasado?...como llego a la sala que en teoría estaría protegido ante todo? Sería un misterio, pero algo traía a la altura de su pecho, enredado entre las cadenas de plata que llevaba, una carta, enviada desde algún tiempo atrás.

Avanzaba como una zombi, habitante entre la tierra de los vivos y los muertos, sin importa las quemaduras que el aura rojiza de la mujer que yacía en la cama le infringía sin querer, definitivamente había perdido la cabalidad, pues, estaba perdida en los sueños desde hacía varios días, su alma yacía en el inframundo aunque algo la retenía, una piedra incrustada en su medallón, era verde como la esmeralda, pero guardaba más secretos que la joya.

Su sangre se evaporaba y la sal de sus lágrimas quedaban impregnadas sobre sus mejillas rostizadas, el fuego consumía sus ropas y quemaba a gran rapidez la grasa de cuerpo haciendo de aquella sierva de la villa de Solomon una vela interminable. Cayendo finalmente sobre el piso, su deceso fue abrupto, su corazón dejo de latir y la piedra similar a la esmeralda se volvía negra como el onix, únicamente la carta quedaba intacta del vivo fuego.

Allí estaba escrito el mensaje del hombre q se fue a Egipto buscando un sueño. No decía su nombre pero la letra característica lo delataba, era la única que usaba con Diva y con nadie más, una ortografía abstracta que hacía más fácil su comunicación.

Emperatriz de la gran roma, sabes quién te habla, no cabe repetirlo, me es difícil dejarte sola en estos tiempos en los cuales la familia debería estar más unida que nunca, ya voy de camino a donde encontrare el salvaguarda que necesita el imperio. Quizás nunca más sepas de mí, por eso decidí no verte, solo despedirme así.

Mis problemas estaban justo por comenzar, sofocada veía una entidad casi fantasmal aproximarse con gran agonía hasta donde me encontraba, mis ojos se entrecerraban por querer reconocerla pero nada de ella se me hacía familiar, los latidos de mi corazón se aceleraban a un ritmo casi desbocado ya que por primera vez experimentaba no solo el terror sino el temor de estar vulnerable y rendida. El calor del lugar creció considerablemente después de que esa mujer cayera desplomada hacia el suelo con el único objeto que poseía entre sus manos, una carta que ni las llamas consumían y resaltaba para que se descubriera su contenido. Pegando mi mejilla contra la puerta desesperada una luz más se abría para enceguecer el espacio y detener por un instante el dolor que experimentaba.

El viento parecía mecerse en un compás casi pausado descubriendo la silueta de una mujer, su fina figura se desplegaba y se imponía para fijarme de pequeños detalles como lo eran sus ojos de turquesa y la palidez de su piel como la luna, extendiendo su mano aparecía un fino instrumento de cuerdas que comenzaba a manipular con gran habilidad… solo esa melodía era dedicada totalmente para mí. Las lágrimas salían de mis ojos para empapar mis mejillas, no podía hablar pues la agonía evitaba que mi voz fuera escuchada, la serpiente seguía contorneándose al ritmo de esa sonata que la hacía algo más que irresistible. El suave tono de su vos se mezclaba para revelarme algo que siempre quise ignorar por necedad, atrapada entre el tiempo aquella mujer me mostraba lo que siempre estaba ocultando a todos por considerarlo una debilidad en parte aunque del lugar donde provenía era dignamente tierra de dioses y fantasías.

El golpe más duro de todos fue ver el semblante de mi padre, persona más dichosa no se podía encontrar por haber alcanzado al fin la prosperidad de su reino, un reino que yo misma lleve a su decadencia. Resistiéndome aplicaba las pocas fuerzas para imponerme y moverme pues esas escenas no hacían más que repudiarme a mí misma.

Todo aquello provocaba emociones que frustraban mi carácter a tal punto que mi propia energía parecía emerger en una llamarada cubriendo la habitación, todo un cambio y transformación me envolvían totalmente, la explosión de un cosmos hizo que mis ojos purpúreos se entremezclaran en un fino tinte de sangre al igual que el esclarecimiento de mi cabello a un castaño cobrizo. La melodía se volvía a su vez en un sonido más agudo que aturdía mi corazón, sin explicar las razones de como un simple instrumento podía transmitir más que unas simples notas.

- Detente de una maldita vez!!

Al fin se escuchaba mi voz, las imágenes seguían rodando una tras otra mostrándome en el monstruo que me había convertido, uno astuto y mordaz que el mundo jamás había llegado a conocer, el animal se apartaba para arrastrarse y colocarse junto a la dama de cabellos rojizos, al desaparecer su violín la serpiente tomaba la verdadera forma de un cetro que en una de sus puntas relucía su acero y al extremo la llama que representaba lo que era…

Aquel extraño objeto se dirigía hacia a mí para que lo reclamara al mismo tiempo que la joven bajaba del barandal, su voz atravesaba con una profundad frialdad mostrándome más verdades que ignoraba por capricho. Estaba agotada, exhausta, harta de todo ese espectáculo.

- ¿Viniste aquí solo para regocijarte con mi propia miseria y pronta caída o solo te compadeces de una simple desquiciada con un pasado más que tormentoso?

La ironía no recababa en las palabras ante la doncella que detenía sus pasos para mirarme indiferentemente, su expresión no delataba ninguna de las respuestas que tanto exigía que me diera pero seguía sin ser nadie en esos instantes, mirando a cualquier dirección no soportaba la forma en como ella me brindaba una compañía que no me daba la oportunidad de darme a mí misma. – Todo es tan irreal…

En ese simple susurro exclamaba en voz baja pues parecía una pesadilla sacada de la más remota imaginación de una persona que por fin caía en la locura. La mujer solo aguardaba para continuar con la conversación “establecido” entre nosotras. Mentiras.. son solo mentiras… Los pensamientos se volvían en un eco dentro de mi cabeza pues todo lo que me decía resultaba simplemente absurdo, viendo las cosas desde otra perspectiva siempre fui un objeto para todos, la hostilidad de mi cosmos hacían que el ambiente se volviera más pesado y sofocante al rodearnos entre las llamas. USHURIEL!!! Esa palabra fue un detonador para terminar de caer en el vacío y casi entregarme completamente pero no podía resistirme pues la terquedad que me caracterizaba no hacía más que desplazarme sobre todas las cosas y eso era algo que no podía dejar de pasar por alto, agazapada me colocaba de pie tomando esa arma que me quemaba intensamente por los sentimientos que me embargaban totalmente, no eran los que una debía poseer como una fiel servidora sino todo lo contrario… la completa traición de acabar con todos aunque eso significara estar en contra de mi propio “dios”, aproximándome con ferocidad insinuaba mis intenciones de lastimar a cualquiera que estuviera frente a mí a pesar de que corriera en riesgo mi vida, no me importaba nada.

- Me estás diciendo que todo este tiempo fui solo un simple objeto para guardarle el lugar a esa escoria!!! –la llama del cetro se acrecentó mientras que yo apuntaba la hoz a una distancia corta del cuello de esa persona- inteligencia… esa nunca me falto!!.. mírame hasta donde he llegado sin ayuda de nadie ¿Y te crees que lo cederé fácilmente a esa cosa?, no.. noo… NOOO!!!

Fastidiada botaba el cetro a un lado para tomarme la cabeza conteniendo el dolor pues sabía en el fondo que no era correcto lo que hacía, mis dedos penetraban profundamente pues no soportaba la presencia de nadie, ni si quiera la mía. Tentada deseaba destruir todo lo que construí y lo que celaba con tal de no dejar lugar a ninguno para que me reemplazara como cualquier cosa, en una danza las llamas revoloteaban llamadas por el sutil movimiento del viento pues en mi posición era casi extremadamente imposible ceder por el “deber” de servir.. proteger e incluso…

- Lárgate!!!

La carta seguía sobre el suelo junto al cadáver sosteniéndolo como un tesoro, tambaleante me arrodillaba para arrancárselo de sus cenizos dedos y atreverme a leer su contenido.

- Te arrepentirás de esto.. –uno de los motivos era buscar a aquellos que me utilizaron pero otros buscar a los que osaban abandonarme y este era Solomon- ¿Dime alguna vez has ido a Egipto?... hay algo que deseo hacer antes de que tomes mi vida.

Había entendido que su aparición no era casualidad, mis manos deshacían aquella nota al provocar una pequeña chispa que consumía el papel enviado por ese senador, cosas como despedirme de mi ilusa hermana y traer de vuelta al insensato de Octavius antes de cometer una tontería pues ese lugar estaba reservado para él.