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Mensaje por Diva Vie Ago 06, 2010 9:56 pm

Habitación de la Emperatriz DormitorioJosephineenlaMalmaison

Los aposentos de la Emperatriz, a pesar de su opulencia y ostentosidad sus habitaciones eran bastante sencillas, sin perder nunca el lujo y la calidad de todos los enseres.

Diva a pesar de la fama y las muchas "maneras" que le haya tocado usar en sus 25 años, era una mujer sumamente educada, instruída en las artes, por lo que su habitación contaba con sillas para entablar conversaciones privadas con sus allegados, un pequeño escritorio, donde escribía y plasmaba sus estrategías y tácticas. Para ella el poder y su adquisición simplemente era un juego, un juego donde no le gustaba perder.

El oro y sedas es lo que se aprecia en el momento de ingresar, cuanta con balcones que da a los jardínes internos, dos puertas que comunican a la habitación privada de Dimitri y los baños privados que cuenta su habitación.

Había un gran espejo en una de las esquinas de la habitación, ese espejo lo usaba además de verse para expiarse así misma.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


Había salido del local de Antonina, déjando aquellas monedas de oro que me estorbaban que había cargado ese día para ver darselas a Maximo.

El camino se hizo largo, la noche había caído completamente un sutil viento frío se filtraba dentro del carruaje, que me hacía estremecer, mis pensamientos seguían enfocados en el sujeto que acompaño en todo el desfile a Vergilius.

Me encontraba cansada, solo deseaba llegar a Palacio y reposar mi cuerpo, cambiarme de atuendos pero antes, tomar un buen y relajante baño.

Miré a través de la ventanilla, la luna enmarcada en un manto oscuro, donde una que otra nube se dejaba profanar por el brilla lunar. Dejé de mirar por la ventana, tiré mi cuerpo junto con mi cabeza hacia atrás en el carruaje, por momentos se me cerraban los ojos y a mi mente regresaba la imagen del cielo manchado por toques carmesí, las enseñanzas Egipcias bien indicaban que eso sólo significaba: Sangre

No sabía si eso era para bien o para mal, ese cielo sólo me hacía evocar a mi tierra natal de Egipto, su cálida arena, su abrasador calor, la pureza de sus tierras, la dulzura de sus aguas, como deseaba volver a tener esas tierras para mi, tener esas tierras sometidas ante mi.

Cerré los ojos y me quedé dormida dentro del transporte. No sé cuanto había pasado, pero el carruaje ya se encontraba en las grandes puertas del Palacio, la puertecilla se encontraba cerrada, miré a mi frente y ahí estaba Dimitri, dormido y agotado por todo lo que habia acontecido.

Me acerqué a él, acaricié su rostro, su piel tersa y delicada se sentía como la seda misma, era mi esclavo consentido, era mi niño mimado, vivía mejor que cualquier hijo de rico Romano, y del mismo modo era mio, y podía hacer lo que quisiera con él, era de mi entera y absoluta propiedad. Llevé mis manos a sus cabellos del sol, los toqué y se sentía tan sedosos como su piel, dejé de hacer ese movimiento con mi mano derecha y tomé mi pequeño látigo, levantándolo en lo alto y golpeando con fuerza la parte del sillón libre donde estaba sentado Dimitri, lo hice despertar:

- Estoy esperando que te levantes y me des la mano ........ no he podido salir de aquí ........ Dimitri

Apresurado descendió, ofreciendome su mano para bajar del carruaje, los caballos relincharon y sin tener que indicarselos desaparecieron, solté la mano de Dimitri y simplemente le dije:

- Levántate temprano mañana Dimitri, requiero de tus servicios antes del alba

Ingresando al Palacio con dirección mis aposentos

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


Dos guardias se encontraban en el pasillo que me llevaba a mis aposentos, ellos adoptaron una postura militar portando sus largas lanzas, pasé de ellos, ingresando a mi habitación, me quité todo los adornos que tenía encima, joyas, anillos, colgantes y demás, quité la capa que me abrigaba y desordené mi cabello, me senté en una de las orillas de mi cama y me tiré hacia atrás dedicándole mi vista al techo.

No dejaba de pensar en mi esposo el Emperador, que aún se encontraba en Oriente, no dejaba de pensar en sus hijos, Vergilius y en recién aparecido Octavius, pensé en Lydia, aquella engreída que no se perdía esa clase de celebraciones para alardear y mostrar a toda la sociedad romana su supuesta belleza y perfección.

Maximo y sus estúpideces, Verenice, aquella que alguna vez fue llamada: El Terror Africano, cuando pensé en ella, me levanté sentandome abruptamente en la cama, la había olvidado por completo, me levanté de la cama y caminé en dirección al baño privado, pensando: - Maldita sea!!!! qué me ocurre!!!! ........ Habré hecho bien de darle esa esclava a Octavius, Estúpida Diva ESTÚPIDA!!!!!!!

Rasgando las telas del vestido que lentamente me iba sacando para quedar en la sencilla túnica que usaba debajo. Dejando el vestido ahí tirado expresé:

- Debo cersiorarme que esa "bocona" no hable.

No sabía si ella al igual que su nuevo amo se encontraban en Palacio, aunque eso ya pasaba a segundo plano, comencé a desnudarme mientras pensaba de nuevo en Egipto, no había noticias del General Edward y su tropas, no había rumores de Egipto, esto no estaba bien, un año y nada absolutamente nada de ninguna de las partes.

Habitación de la Emperatriz 0

Completamente desnuda ingresé a las aguas que bien sabían los sirvientes del Palacio que debían estar listas, el agua estaba tibia, el ahora a jazmín y rosas embriagaba mis pulmones, me hice en una de las esquinas del baño, echando mi cabeza hacia atrás, mientras mi cuerpo se adaptaba y disfrutaba de aquellas cálidas aguas.

Mi mente por momentos se aclaraba, por ahora no me iba a preocupar, seguí relajandome en aquel baño, acariciando mis piernas, brazos, vientre y demás, impreganando todo mi cuerpo con aquel delicado aroma. Permanecí así un tiempor prolongado al rato abrí mis ojos y salí de allí, las criadas que estaba ahí esperando corrienron hacia mi, arropando mi cuerpo con finas sedas, vistiendome con ropas de dormir.

Con un ademán les dije que salieran de allí, ingresando de nuevo a mi habitación, acostandome en mi cama y pensando en mis próximos movimientos


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Habitación de la Emperatriz Empty Re: Habitación de la Emperatriz

Mensaje por Dimitre Sáb Ago 07, 2010 1:27 pm

Durmiendo en la silla estaba muy agotado soñando que estaba en un bosque con muchos animales ardillas, conejos blancos y que Nicole salió entre unas plantas y se sentó al lado mío después fuimos y cortamos flores hicimos un ramo de flores y estábamos a punto de besarnos en los ojos de Nicole se veían un amor era mi amor imposible ya que ella es una doncella y yo solamente un esclavo por eso siempre la extraño siempre desde que me hizo ese gesto d amor pero algo interrumpió cuando en mi mejilla una acaricia sentía, después un azote golpeo él espacio libre de la silla me dio mucho miedo, cuando me levante era

Diva estaba a centímetros de mis ojos los de ella estaban lleno de placer y burla pensé que estaba en otro lugar el miedo aterrorizo mi cuerpo y mis ojos se abrieron lo máximo , me levante, temblando , rápidamente y le di la mano aun tiritando de miedo para que salga de la carrosa, al salir yendo al palacio la luna estaba llena abrazadora las estrellas brillaban sin cesar, al entrar al palacio los guardias estaban en la entrada con sus lanzas Diva entro a su cuarto y fui para entrar pero escuchaba a Diva perturbándose y me fui . Fui a la servidumbre para decirles que tengan listo el baño de la emperatriz, ya que iba a tomar un baño, me senté a esperar que salga por las dudas que necesitara de mi servicios como ayudarla a salir de la ducha o a que su habitación este muy caliente para que ella no se resfríe por lo tanto fui a una sala donde se guardaban telas, botones y todo eso para matar el tiempo y hacerle un bonito camisón a Diva. Empecé bordando todo con telas de color del cielo, con unos botones de color de las nubes y con un vuelo de color rosa así cuando lo termine las puertas del baño de Diva fui rápidamente a darle el camisón-Mi emperatriz he bordado este camisón para usted si quiere tenerlo me haría feliz esta hecho de las mejores telas -
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Habitación de la Emperatriz Empty Re: Habitación de la Emperatriz

Mensaje por Diva Dom Ago 08, 2010 3:00 pm

Estaba tendida en mi cama, hacía poco había salido del baño y mis pensamientos que se encontraban en blanco se los dedicaba al techo.

Dimitri se acercó educadamente y me entregó un camisón celeste, sin decir nada él se retiró de la habitación, tomé aquella prenda y la lancé hacía una de las sillas que se encontraban cerca de la cama

Seguí en mis acciones, mirando al techo, tratando de encaminar mis nuevas emociones.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Era un nuevo día, la noche anterior no pude dormir y por ende descansar, mis pensamientos estaban concentrados en la estúpidez de haberle regalado a un hijo del emperador una esclava, una enemiga directa mía.

Me revolcaba en la cama, envolviendome y enredandome entre las delicadas y finas sábanas, giré de un lado a otro, y me quedé tendida boca abajo, apoyando mi cabeza sobre mis brazos que estaba cruzados que servía de soporte para mi barbilla, me quedé mirando la pared y la tela que se posaba sobre aquella estructura.

Me perdía en ella, sintiendo que me transportaba a otro lugar, de pronto los áridos paisajes de Egipto vinieron a mi mente....

***** Inicio FlachBack *****
Spoiler:

***** Fin FlashBack *****

Salí de mi ensimismamiento cuando llamaban a mi puerta, volví a girarme y mis delicadas y tersas piernas se enredaron más en las sabanas, me quedé bocaarriba, escuchando nuevamente el llamado

- Emperatriz Diva, su desayuno Las grandes puertas se abrieron y dos damisellas ingresaron, una traía una gran bandeja con la comida y la otra los vestidos que usaría para ese día.

Volteé mi rostro, no me había despertado de buen humor y había empeorado dado al recuerdo que había tenido. Una de las jovencitas dejó los vestidos sobre la esquina inferior derecha de mi cama y luego se dirigió al baño a ver si estaba listo e hizo cambio de toallas y demás. La otra dejaba delicadamente la bandeja sobre la mesilla que se encontraba a mi derecha, en medio de mi total aburrimiento pregunté:

- Tú! cuánto tiempo llevas en Palacio

La chica se señalaba así misma, un tanto asustada enmudeció, me volteé de nuevo poniéndome de costado, apoyando mi cabeza con mi mano izquierda la cual se encontraba flexionada, - Acaso no escuchaste? ...... cuánto tiempo llevas en Palacio

Agachó su cabeza y me respondió: - Disculpeme mi Emperatriz, llevo ya 10 años dentro del Palacio, Mi Señora

Mirándola fijamente un tanto irritada, esbocé: - Y amabas mucho a tu señora Helena?

En ese momento tomé una manzana de la bandeja que habia depositado en la mesilla, dí un mordisco y esperé su respuesta, la damisela seguía guardando aquella postura a lo que respondió: - Tanto como la amo a Ud. Mi Majestad!

Al escuchar estas palabras enfurecí, le lancé la manzana golpeando su mejilla derecha simultáneamente que le gritaba:

- Maldita mentirosa!!!!! ...... Tú debes amarme más a miiiiiiiiiiiiiii!!!! ..... Lárgate!!! .... FUERAAAAAAAAAAA!!!

La sirvienta salió corriendo, completamente asustada debido al impetú de mi reacción, la puerta se cerró tras su salida, la otra chica se asomó para ver que sucedía, me levanté completamente irritada, sumamente molesta, quería desquitarme desahogar mi enojo con alguien, mirandola mientras me dirigía hacia ella dije: - Tú!! de ahí no te muevas!!!!

ingresé al baño, sacandome la manta que cubría mi delicado y bien formado cuerpo, el agua se sentía caliente más no quemaba, el aroma a lavanda invadía todo el espacio, embriagando mi nariz y pulmones, respiré profundo, aquel aroma me tranquilizaba un poco, con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás le dije:

- Cómo te llamas?

No sabía que actitud estaba tomando, pero en el tono de su voz a pesar de mostrarse un poco temerosa se escuchaba delicada, ella respondió: - Claudia, su Majestad!

Siguiendo en mi propia postura, repliqué: - Dime Claudia, el hijo mayor del Emperador ya está instalado en el Palacio

- No, no mi señora el joven Octavius aún no se instala

- Quiero que hagas algo por mi, y serás generosamente recompensada, vigila al joven nuevo amo y ven y cuentame todo absolutamente todo lo que pase con él y alrededor de él, entendiste ..... Claudia?

- Como Ud. mande Emperatriz Diva

- Puedes retirarte!

Escuché los pequeños y cortos pasos que daba la chiquilla mientras se alejaba de ambos cuartos, escuchándose al final el abrir y cerrar de la puerta.

Me relajé un poco en aquel baño, al cabo de un rato, salí, tomé una de las sedas me cubrí con ella e ingresé nuevamente a mi cuarto, tomando la túnica que se ponen debajo de los ostentosos vestidos, tomé alguno de los dos que la chiquilla habia traído, terminé de organizarme, de adornar mi cuerpo y cabellos y salí de allí
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Mensaje por Nicole Lun Ago 09, 2010 3:26 pm


Ya había salido de mi habitación y me dirigí hacia la de la emperatriz diva así que toque la puerta Tok Tok

- Emperatriz soy Nicole eh venido para preguntar si hoy requerirá mis servicios si no es así para pedirle que me deje salir un momento al pueblo -

Pero me extrañe que no recibiera respuesta alguna así que decidí entrar, Moviendo hacia la derecha el picaporte abriéndola lentamente y asomando mi cabeza

- ¿Se puede entrar?-

Pero parecía que no había nadie estaba solo su habitación vacía, era realmente muy bonita y con un excelente decorado así que decidí meter mi cuerpo ala habitación para observarla de cerca gire mi cabeza y hay estaba justo lo que necesitaba una tina con agua caliente, fui hacia la puerta para asomarme de que nadie viniera y la cerré lentamente

- Espero no tener problemas por esto pero realmente necesito relajarme -

me solté el cabello y quite la ropa colocándola a un costado de la tina e introduciéndome dentro de la tina completamente desnuda acomodando mi cabello sobre mis senos por si acaso algún sirviente entraba y la viera ya que era realmente tímida con lo que hacia respecto a su cuerpo, el agua estaba caliente y aunque no tenia sales o alguna flor exótica realmente lo disfrutaba, el vapor iba directo a mi cara lo disfrutaba mucho pasaron varios minutos y creí que era lo suficiente así que salí un poco para tomar una toalla y evitar mojar el piso, me seque el cabello, después mi cuerpo completo, así tome mi ropa y me la coloque pero no sin antes dejar todo como estaba, apunto de irme así que abrí la puerta y asome mi cabeza para cerciorarme que nadie estaba en los pasillos y salí rápidamente cerrando a puerta.
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Mensaje por Diva Lun Sep 27, 2010 5:32 pm

Tomaba mis manos jugando con ellos distrayéndome, después de la salida que hice era necesario regresar a palacio para esperar al General Noah. Durante el trayecto escuchaba los gritos de la gente… no estaba dispuesta a detenerme por un simple rumor además que me encargaría de investigarlo cuando preguntara a la servidumbre, sin tardar arribamos… azotaba la puerta retomando mi camino…

Que alguien llame inmediatamente a Nia… si no me la traen empezaran a rodar cabezas!!

Mis gritos resonaban con furia tratando de que trajeran ante mi presencia a la joven, empujaba a las damas de compañía para que me dejaran en paz de una vez por todas, la furia que sentía destilaba por todo mi ser sin control alguno, tomando uno de los jarrones lo azotaba contra la pared destrozándolo tras el impacto lanzando un feroz grito, tomaba el cepillo que se encontraba sobre mi espejo para romperlo pero al ver mi imagen lo soltaba dejándolo caer al suelo, respiraba agitada posando ambas manos mirándome de cerca.

Cálmate Diva!!... esto solo es un pequeño percance… hahaHAHAHAHAHAHA!!!! Que tonta… y pensar que por un momento me preocupe por esa estúpida de Selene.

Alejándome del espejo tomaba un vestido que se ceñía más a mi cuerpo ya que pronto esperaría la visita del General Noah. Mis pasos se encaminaron al baño para disfrutar un momento del agua caliente, dejaba caer mi cuerpo mojándome por completo- Reconozco Selene que jugaste bien tus cartas solo que no te imaginas la sorpresa que estoy dispuesta a darte.. no podía darme el lujo de tardarme a lo cual una dama temerosa ingresaba no sin antes untar unos aceites a mi piel impregnando el perfume de jazmines y rosas, vistiéndome de inmediato ingresaba a la habitación notando que el desastre que provoque había sido arreglado.

Disculpe la molestia majestad pero Nia no se encuentra en palacio pero se ha enviado a un sirviente a su búsqueda.. le rogamos paciencia…

No importa… tráiganla y también quiero saber todo lo relacionado sobre el senador Mauritius… ya sabes que hacer…

Como usted desee y mande Emperatriz…

Espera no te vayas aún, quiero que entregues un mensaje a la familia que reside en la villa Vallis Mellitus. Sin tardar tomaba uno de los papiros para escribir delicadamente el mensaje, terminando colocaba el mensaje en un sobre dejando caer algo de cera, finalizando dejaba sellado la marca del anillo del César que me había otorgado como su representante directa..- Es necesario que sigas mis indicaciones, solo podrás mostrarles el sello del César pero por órdenes mías tu serás quien lea la carta ante todos los miembros de la familia sin excepción alguna… llévate algunos soldados para disponer del chiquillo y se alguien se resiste los encarcelas por oponerse a la voluntad directa del Senado y designios de los hijos del Emperador.

Tomando el sobre se dirigió hacia su destino, no era tan tonta como para esperar sin haber hecho nada en absoluto, por fin podía relajarme un poco recostada sobre uno de los sillones hasta que llegase el General.

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Mensaje por Nia Jue Sep 30, 2010 5:03 am

En el trayecto de vuelta a palacio el cual fue lento puesto que no deseaba llegar demasiado rapido a palacio aun cuando fuera una orden dada por la misma Diva. Mire por la pequeña ventanilla el paisaje de nuestra desolada Roma la cual caia en las repercuciones de la guerra que segun me habian avisado habia terminado con un tratado de paz dado por los egipcios, lo cual me entristecia ya que no habrian mas muertes ni sufrimiento, di un suspiro aburrida debido a esto. Ya no llegarian soldados diciendo la cantidad de bajas en guerra ni el sufrimiento que esto les causaba por lo cual no habria mucha diversion en palacio ni rostros llenos de dolor por la muerte de centenares de soldados, ahora lo que me interesaba era saber lo que Diva planeaba ella nunca me mandaba llamar a menos de que fuera algo demasiado serio o se tratara de darle muerte a alguien de manera rapida sin dejar rastros de quien lo hizo. En cierto modo me hacia hervir la sangre el saber que querria para llamarme tan urgentemente tanto que un esclavo tuviera que correr por su propia vida para avisarme a tiempo que me mandaban llamar, mas igualmente su vida seria corta puesto que moriria decapitado al dia siguiente mas que nada porque yo deseaba el verlo asi, el sufrimiento y dolor ajeno siempre me causo placer. Al llegar a palacio se abrio la puerta del carruaje y baje de inmediato dirigiendome directamente a la habitacion de Diva en la cual la encontre recostada sobre uno de los sillones.

- Que es lo que la emperatriz necesita tan urgentemente como para interrumpir mi dia tan aburrido como siempre... -dice ironicamente viendola- ahora enserio que necesitas Diva tu no me mandas llamar por cualquier cosa por lo cual debe ser algo grave...
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Mensaje por Diva Dom Oct 03, 2010 4:11 am

Tras ese baño me encontraba levemente relajada esperando noticias del General Noah; cerraba los ojos tratando de descansar de todo ese día que me resulto demasiado estresante, sin querer una imagen en mi cabeza se formaba… carcajeaba sin fuerzas anteponiendo mi brazo sobre mi rostro para evitar que la luz me molestase y disfrutar del aire que se colaba de los jardines hasta mi habitación, el aroma de las plantas se impregnaba en mis ropas disfrutando de la poca tranquilidad que podía disponer falsamente en esos momentos, seguía imaginando la silueta que se formaba tras mi mente…

Solomon.. - alcanzando a susurrar esas palabras recordaba que él era uno de los pocos que no había mostrado la cara ante las cámaras del Senado- cuando te vea… cuando te vea… -apretaba el puño de mi mano en señal de amenaza y antes de que pudiera decir algo más la puerta se abría escuchando unos pasos hasta donde me encontraba, sin moverme de mi sitio esperaba a oír de quién demonios podría tratarse para que me interrumpiera en mi descanso.

Emperatriz… la información que solicitaba del Senador Mauritius..- interesada solo movía mi brazo un poco dejando asomar un solo ojo para verlo ya que me interesaba lo que tendría que revelarme… uno de los primeros que caerían sería sin duda alguna uno de los pilares del Senado… solo así afirmaría de nuevo la posición que por derecho me gané en esos años y no permitiría que un sujeto como él me desplazara fácilmente- se sabe que el Senador ha tenido encuentros últimamente con una mujer que no es propia para ser acompañante de su señor… recogiéndola y resguardándola en su hogar dándole el lugar que le correspondería a una dama de clase alta…

Me complace escuchar tan bellas palabras aunque estas provengan de un simple sirviente.. dime… quien es esa mujer que cautivo el noble corazón de hombre tan respetable?.. –trataba de contener la risa que quería estallar de mis labios, el hombre negó con la cabeza aunque por esto me bastaba… algunos de los sirvientes que enviaba por muy baja clase a la que pertenecieran eran los que mantenían vigilados a los miembros del consejo, sacudía la mano indicando que se marchase de mi vista disponiendo a dormir otro rato para concentrarme…

Ahora sí… te tengo acorralado.. Mauritius…

Sumida en mis pensamientos me deleitaba con la idea de cómo procedería para efectuar mi siguiente movimiento… sin tardar en lo más mínimo Nia hacía acto de presencia.

Bah!! Tan sarcástica como siempre no Nia?... –bromeaba ligeramente estirando mi cuerpo con pereza para ponerme de lado en ese sillón apoyándome sobre mi codo y recargando mi mano detrás de mí nuca para verla directamente a los ojos- tienes razón, jamás te llamaría por cualquier cosa a menos que esta mantuviera interés sobre tus nuevas aficiones.. –con seriedad me dirigía para hacerle entrever la actitud de gozo al entender que su máxima prioridad era el ver como las personas sufrían ya fueran inocentes o no, con la mano que tenía libre enroscaba mi cabello con las puntas de mis dedos continuando con la conversación y disponerme a hablar de lo sucedido en la Recamara de Senadores.- vayamos al grano de todo esto… como te habrás enterado de seguro por los rumores que corren por Roma has de saber que han enviado a una emisaria de Egipto para negociar la paz… sé que esto realmente no te interesa por eso me limitare a decirte lo mínimo respecto al tema, durante esa reunión hubo unos hombres que deliberaron contra mis palabras –mis ojos centellearon tras esa última frase volviendo más amenazantes mis palabras..- te preguntaras entonces porque debes verte mesclada en todo esto… pues déjame decirte que este es el momento en el que intervienes dándoles un castigo ejemplar… pero por favor… mantén la discreción ante todo ya que si alguien llega a descubrirte no podre interceder por ti. Existen rumores que el Senador Mauritius está implicado en una relación no propia con una mujer… quiero que investigues de quién se trata y me la traigas ante mí sin que este hombre se entere, para esto conseguirás la ayuda de un hombre para realizar dicho trabajo… hasta que no vuelvas con esa mujer no te molestes en regresar a palacio pero… algo me dice que saldrás triunfante..
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Mensaje por Noah Dom Oct 03, 2010 6:22 am

- Si es tan amable de aguardar un momento este lugar mientras anuncio su llegada ante la emperatriz Diva... - Pronunció en un tono servicial la cortesana que la había servido como guía. - ... general Noah.

Con desgana él asintió y pudo observar la delicada y frágil silueta de la mujer atravesar la lujosa puerta de la habitación. Noah no pareció darle alguna importancia a tanta cordialidad, por ahora seguía reflexionando el final patético de Breda y destino de todos aquellos hombres de la duodécima legión. Sin duda un nuevo general tendría que ser nombrado. ¿Sería lo suficientemente capaz de comandar a aquel grupo muertos de hambre que Breda había reclutado?

Una sonrisa sardónica aparecía en sus labios. Noah desde un principio comprendía que tal formación de sujetos en la doceava tarde o temprano acabaría por sublevarse a un imbécil drogadicto como lo era hasta ese entonces el gran general Breda. No culpaba a los doce sujetos que habrían aparecido en las afueras del senado colocando aquella advertencia y justificación de sus actos. En el fondo comenzaba a comprenderlos y sentirse participe de sus actos. Noah había imaginado en algún momento agraviar a Breda sobre sus desviaciones sexuales y tener el motivo perfecto para una pelea sangrienta.

Una en la que seguramente su juventud y disciplina se impondrían a la decadencia a la que ya estaba llegando Breda por el uso desmedido de las más nocivas sustancias que alteraban su cerebro de mierda. A parte de haberse ganado entre las filas la imagen de un soldado marica al no combatir con ellos en las batallas más cruciales era igual una clara señal de que su tiempo estaba pasando y que sólo recurría a estrategias dignas de un sujeto deshonorable.

Pero ahora eso no importaba, alguien se le había adelantado y era por eso que aún sentía una pequeña rabia en su interior. Todo eso le había hecho olvidar aquella maldita resaca de las primeras horas de la mañana. De mala gana estaba ahora ahí esperando a que la sirvienta anunciara su presencia que había sido solicitada.
_____________________________________________

OFF
Se deja acceso para manipular algunas de las acciones de Noah al estar esperando la llegada de su guía. Diva puede proceder como ella crea conveniente para la continuación de la trama.
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Mensaje por Nia Jue Oct 07, 2010 2:07 am

Pasaron unos minutos que parecian eternos en ese momento antes de que Diva finalmente me dirigiera la palabra dandome la razon en cuanto a lo que decia de que no me llamaba a menos de que fuera una urgencia y mencionando que estas tenian que ver con mis nuevas aficiones. Escuche atentamente lo que me decia sobre lo que ya me habian mencionado los soldados de que una mensajera egipcia habia sido enviada a negociar la paz cosa que no me interesaba en lo mas minimo mas fue directo al punto del asunto, con que unos hombres habian humillado a Diva? vaya eso si era algo digno de ver los pobres seguramente deben estar rezando por sus vidas debido a que si era correcto Diva me pediria darles un castigo cosa que no tardo en mencionar a lo cual solo asenti. Luego de eso menciono algo de que el senador Mauritius estaba teniendo relaciones con una mujer que al parecer no era de la realeza cosa que la verdad no me sorprendia ya que en la nobleza romana se sabian siempre de ese tipo de rumores aunque el mas notorio fue el que se expandio sobre Samantha la hermana del senador Solomon cosa que deshonra su familia y que de por si esta haciendo que varias familias influyentes lo dejen de lado por lo sucedido. Dijo que la debi traer ante ella pero que antes debia investigar quien era realmente pero que tendria ayuda a lo cual solo suspire pero no me importaba mientras pudiera hacer mi trabajo.

- Bien asi que quieres que castigue a un par de senadores que te ofendieron, te traiga a una chica que posiblemente es otra prostituta mas de este basto reino y que la investigue ademas de causarle problemas a ese senador no?...me pides cosas bastante divertida asi que te ayudare pero solo porque quiero ver sufrir a alguien -viendola tranquilamente luego de decir esto mas dejando ver una estela de maldad en su mirada-
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Mensaje por Diva Jue Oct 07, 2010 10:44 am

Reposaba sobre el sillón escuchando con satisfacción lo expuesto por Nia, levantándome sacaba mi cofre donde guardaba joyas de sumo valor y que solo podía portar como la emperatriz de Roma, tomando un broche cerraba la caja a la vez que me acercaba a la mujer sujetándola de la mano para depositar ahí el tan preciado tesoro…

Un pequeño obsequio por tus servicios.. aunque para ti no hay mayor recompensa del poder encontrar la simple belleza que se resguarda detrás de la desesperación y el dolor… -cerraba su mano para alejarme de nuevo de ella- Nia quiero que busques a un hombre en especial… Artorius.. su propia fama lo ha colocado como el nuevo sucesor de la familia siendo el único heredero sobreviviente, quiero que a él le encargues el trabajo de que secuestre a esta mujer, los métodos que utilicen me tienen sin cuidado, al terminar su misión tu misma te encargaras de interrogar a esta mujer… cuando hayas terminado quiero que me informes inmediatamente.

Alguien entraba interrumpiendo la conversación, una joven me llegaba con gratas noticias.

El General Noah ha llegado como usted lo ordeno… espera su permiso para acudir a su presencia.

Afirmaba con la cabeza de que lo hiciera pasar, aprovechando los escasos segundos que me quedaban con Nia recalque mi última orden.. – No quiero que los miembros del Senado se enteren de mis planes… si quiero que Mauritius me sirva en un futuro es necesario que solo le arrebates lo más preciado para él.

El hombre ingresaba con pasos firmes saludándome como era debido, Nia salía inclinándose ligeramente para abandonar la habitación dejándonos a solas, miraba de arriba abajo la silueta de Noah un tanto molesta por haberme hecho esperar, dándole la espalda me dispuse a servir dos copas de vino, llevando ambas copas bebía un sorbo mientras extendía la mano para ofrecerle algo de beber…

Ha abusado considerablemente de mi paciencia enormemente General, esta vez dejare pasar el asunto ya que tengo una interesante propuesta que ofrecerle… dígame… a pesar dela reunión en la recamara de Senadores.. tiene idea porque solicite su presencia?
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Mensaje por Noah Vie Oct 08, 2010 3:27 am

El silencio fuera de la habitación comenzaba a ser agobiante y aburrido en cierta forma, pero ahí estaba aquel comandante de la decimotercera legión romana esperando a la amable sirvienta a que regresara y así darle el acceso a los interiores de aquel imponente cuarto. Propiamente, correspondía a la persona capaz de manejar a su antojo a la gran nación romana.

Resultaba irónico que Roma con todo su poderío político y militar estuviera doblegado por una mujer extranjera. Seguramente, pensaba Noah, ella tenía una mente tan ágil y tan versátil como para haber logrado tal proeza. Noah no la conocía, apenas ligeros rumores acerca de ella, algunos que no estaban del todo confirmados y ahora quedaba a unos cuantos instantes para lograr constatar que tan ciertos eran aquellos rumores. Propiamente los que la hacían una persona de sumo cuidado.

La puerta se abrió luego de un rato, y de ella la misma joven sumisa la traspasó con un semblante servicial en su rostro. Noah fijó su mirada en aquellos ojos oscuros, su brillo era muy sencillo y a la vez bello. La mirada de él se quedó fija un momento, era en ocasiones que su interés por las mujeres quedaba de manifiesto. Aquella chica se percató de ello bajando su mirada hacia el suelo. Sus mejillas se sonrojaban al tiempo que sus manos se enlazaban nerviosas.

- La emperatriz lo está esperando general Noah... - Un ligero nerviosismo se lograba escuchar en la voz de la chica. Noah lanzó un breve suspiro preparándose para aquella inusual reunión. Miró de soslayo nuevamente a la doncella que con una mano extendida hacia el interior le cedía el paso cordialmente. No esperó más y se adentró hacia la lujosa pieza de la emperatriz.

Fue entonces cuando pudo constatar que ahí en aquella habitación se encontraba Diva. Su saludo militar se profirió de manera automática apenas ella notó su presencia. Justamente en esos momentos una chica comenzaba a salir del recinto y en con un ligero movimiento cortés se despedía de los dos. Noah pudo sentir la mirada escrutadora de la emperatriz por unos instantes. Le incomodó que se le examinara como si se tratase de un simple sirviente de ella, más sin embargo hizo acopio de aplome sin reflejar en sus facciones tal muestra de sentimientos.

Impávido, sus ojos estudiaron la silueta sensual de Diva que sin ninguna preocupación le daba la espalda y cerca de una mesa de tonalidades doradas sujetaba una botella. El manejo de las copas emitió unos sonidos suaves y acompasados cuando el líquido carmín era vertido en ellas. Permanecía quedo y calmo sin atreverse a hablar de momento, no era por mostrar algún respeto. De hecho Noah había tenido alguna reputación por no respetar a sus superiores, se mostraba en muchos sentidos altanero. Motivos por los que más de una vez le habían causado fricciones con muchos personajes de los más altos niveles estructurales del imperio.

Su mutismo se debía a aquel misterio que rodeaba su repentino llamado sin haber sido notificado en el Castrum romano. Miró un poco perplejo el ofrecimiento de Diva al alcanzarle una copa mientras ella bebía de la otra. Él extendió su brazo tomando aquella copa por cortesía pero no se atrevió a beber de ella. A pesar de que tenía la boca seca por la resaca se mantenía cauto y en alerta. En Roma y en cualquier parte del mundo a veces las cosas podían resultar adversas si uno dejaba de lado todas aquellas precauciones.

Con el aparente asesinato de uno de los generales romanos ahora su prudencia era más que acrecentada y al parecer justificada. Sólo se limitó a sostener la copa entre sus dedos meciéndola ligeramente. El líquido rojizo bailó en el interior del cristal haciendo ondulaciones pasivas y uniformes. Fue entonces Diva quien rompió aquel silencio en un tono de voz autoritario y a la vez condescendiente por su comportamiento mostrado y la espera a la cual la había sometido.

Pero aún así Noah no se intimidó ante ello, no le dio la importancia tampoco. Le miró con un semblante parco pero sus ojos destilaban confrontación. Dualidad peligrosa en él y que también atisbó de inmediato en ella. Era como si dos depredadores se estudiaran en busca de algún punto débil, pero por ahora al general romano no le convenía enemistarse con la consorte del gran emperador romano.

- Ciertamente no. No tengo ni una idea de cuales son los motivos que le han hecho solicitar mi presencia. Pero puedo atreverme a pensar que tiene que ver con esa maldita reunión del senado y cosas referentes al supuesto tratado de paz con Egipto. - Un tanto exasperado respondía. A pesar de que él se formulaba ideas casi instintivamente, por ahora no tomaría el riesgo de formular una hipótesis ante ella. Si los rumores eran ciertos era mejor llevar las cosas con mucho cuidado.

- Así que bien, ¿cuales son las verdaderas razones por las cuales me encuentro aquí ante la presencia de la gran emperatriz de Roma?
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Mensaje por Diva Sáb Oct 09, 2010 4:43 pm

Extendía la copa esperando que la tomará, mi mano pudo alcanzar a sentir el tacto de sus dedos rozar con mi piel tomando así la bebida que le ofrecía, sin esperar mis labios volvían a humedecerse con el sabor del vino que se impregnaba lentamente al borde de mi boca. Notaba que aquel hombre parecía desconfiar de lo que “gentilmente” le invité por lo cual una sonrisa se escapó marcando un inusual interés en tal curiosa actitud del romano, no tomando demasiada importancia me dirigí hacia el sillón para echarme escuchando ahora las palabras que proferían de sus labios.

Esa reunión… precisamente era el motivo por el que lo llamaba, si no fuera por los hombres que formaban parte de la Recamara de Senadores hubiera sido más sencillo acabar con la vida de mi hermana aunque la habilidad para conquistar por parte del General Edward me habían dejado totalmente decepcionada.. aunque ese asunto me encargaría después cuando ese hombre tenga la oportunidad de rendir cuentas a mi presencia. Su mano seguía jugueteando con la copa un tanto exasperado ya que me hizo recordar un poco la personalidad de Nia, personas que no se andan con rodeos y preferían ir al punto de las cosas pero ahora no estaba con Nia…

El ambiente parecía tensarse entre nosotros así que prefería llevar las cosas pacientemente, mi vista ahora se mantenía fija en su mirada de una forma taciturna.. lentamente mis ojos se volvieron a su bebida insinuándole mi comportamiento de su descortesía..


No esta envenenada General… -mi voz sonó con un ligero tono de sarcasmo, al mismo tiempo que subía la copa ante él y bebía otro sorbo para que viera que no había peligro alguno semejando una especie de brindis, dejaba la copa a un lado mío hasta que resbalando continuamente las gotas del vino sobre mis labios posaba la yema de mis dedos en su exterior para retirar el exceso y después meter solo dos de ellos terminando de saborear el fino toque de la uva que caracterizaba mi bebida- Es una lástima que tengamos que llegar a este punto no cree?.. la verdad tenía plena confianza de que el General Edward tuviera éxito en la misión que se le fue encomendada pero creo que me equivoque…

Mis palabras no tenían límite de querer hacer ver lo que quería y bien ese hombre podía darse cuenta tratando de desvelar las intenciones al recordar parte de lo que ocurrió en ese reunión, mi rostro lució firme cuando me levantaba de nueva cuenta para pasearme por la pieza de la habitación, recordaba mi descortesía de no ofrecerle asiento a lo que extendí mi mano indicándole el lugar que había tomado, le daba la espalda siendo cuidadosa con las palabras que ahora expresarían mi deseo..

Toda mi vida he sido juzgada por el simple hecho de ser siempre una extranjera que usurpo el lugar que solo una mujer digna de sangre romana podía merecer… -mis manos se posaron cerca de ese mueble donde se recargaba el espejo, mi reflejo se proyectaba así como el del General, disimuladamente podía ver la expresión de su rostro, mi cuerpo se tensó por unos segundos respirando profundamente y retomando la calma-esos rumores solo pudieron hacerme una persona fuerte donde quería demostrarle algún día que el amor proferido a Roma era más grande que el simple hecho de no poseer el linaje que ustedes merecían.. aun así me esforcé y los rumores se apagaron al verme como señal de buena fortuna cuando mi esposo y también ustedes regresaban con éxito de sus campañas… –una sonrisa de bondad se dibujaba escondiendo así mi verdadera esencia, agachaba la cabeza pensando lo que diría ya que no era tan tonta como para exponerme- yo no sabría si mi llegada fuera señal de su fortuna con los dioses pero si así lo fuera entregaría mi vida a que eso siguiera siendo posible.. pero las dudas siguieron marcándose cuando yo misma mandé al General Edward a conquistar las tierras de Egipto…

General no sé si esto se sabe pero yo fui desterrada por mi propia gente, no tenía a donde ir y fue precisamente Roma que me acogió entre sus brazos brindándome un nuevo hogar, si tratamos de ver quién recibió la mayor de las fortunas fui yo, jamás me imagine que el amor me llevara a esta posición… cuando mi esposo decidió realizar la campaña de conquistar nuevas tierras me mantuve preocupada respecto al tema, mi gente también se vería entremezclada… por eso mandé al General Edward… que le arrebatara a Selene el poder que sin escrúpulos tomo para saciar sus mismos caprichos.. derecho que a mí me correspondía por nacimiento..

Pero eso quedó en el pasado, sé que toda esta historia no es de su incumbencia pero termina siéndolo así que General… hoy mismo tendrá que partir a Egipto puesto que la seguridad de la familia del César se la dejó a su cargo.
- Giraba mi cuerpo de manera determinante, olvidando todo rastro de piedad… si la reputación que mantenían las legiones de Noah eran ciertas era él indicado para realizar tal hazaña- no se dejé engañar por la ahora Reina de Egipto… es más astuta de lo que aparenta… por algo sigue manteniendo el cargo que posee…

Acercándome a su silueta dirigía pasos lentos pero a la vez firmes, mi mano acarició su hombro a la vez que mis dedos presionaban por sobre su ropa notando algo de angustia.- Consiga a todos los hombres de más confianza que estén a su disposición para liderar la legión… envíe de inmediato a los hombres junto con el General Edward, no permitiré que Selene mantenga en su posesión algo que no le pertenece… confío en usted..

Mi mano tembló por un segundo, si declararía lo que estaba pensando me condenaría así que solo dejaría entrever de nuevo mis intenciones.

Si sabe lo que le conviene a Roma será capaz de encontrar otra solución para ello… sin llegar a la resolución que declararon esos hombres al estar cegados por la incompetencia de una simple emisaria de Egipto. –retirándome lejos me colocaba firme de pie recalcando mi orden-General Noah… le ordenó que hoy mismo parta hacia a Egipto… las cosas se encuentran listas para su partida, solo falta que reúna sus hombres para emprender el viaje lo más pronto posible… he sido lo suficientemente clara?
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Mensaje por Noah Dom Oct 10, 2010 5:58 am

Sin importar el burdo comportamiento de Noah, la emperatriz de Roma mostraba un trato afable y despreocupado, pasaba por alto aquella falta de tacto de uno de sus generales. Aunque ella en su momento podía mostrarse despiadada y cruel con las personas insubordinadas igual lograba actuar con mucha prudencia y con un ingenio audaz. Cualidad extraña para muchas mujeres romanas, exponía con suma facilidad su capacidad para revertir situaciones inesperadas. El más claro ejemplo era aquella personalidad mostrada ante los senadores de donde Noah fue uno de los testigos y participe de las oraciones llevadas a cabo en la cámara senatorial del imperio.

Por supuesto, Diva entendía que mostrarse desairada e impulsiva no llevaba a nada. Por ello permitía tal confianza en Noah y sus palabras inyectadas en sarcasmo así lo evidenciaban. A pesar de que aquel legado hubiera hecho una suposición prematura de los intereses y objetivos primordiales de Diva, ella no se apresuraba a responder prontamente los cuestionamientos de un líder militar. Haberlo hecho le habría restado credibilidad, mostrando así un espíritu débil para comandar. Contrario a lo que se pensaba Noah ladeó su rostro sin exasperarse por tanto misterio y el reproche ante su cautela mostrada luego de ese gesto de la emperatriz por la bebida otorgada.

- Pero aún así no bebo delante de una mujer... - Respondía ante la aclaración de ella. - ... a menos claro, que vaya a pasar toda la noche con ella... si sabe a lo que eso se refiere. - Ella por su parte debió comprender el significado de sus palabras. No era raro pues la mala reputación de Noah era del dominio público. Y por ello, Diva alzaba su copa delante de él en señal de comprensión mismo que Noah imitó. Los dos brindaron sólo que Noah aún se mantuvo abstenido de probar tal contenido exquisito. Fue entonces que Diva comenzaba mostrarse muy provocativa.

Sus acciones repercutieron en Noah, pero sabía que no era el momento ni el lugar para ponerse a mirarla de una forma distinta o desviada de lo que de verdad lo mantenía en aquella habitación solitaria. Eran sin duda otros intereses los que ahí se estaban por revelar y a parte él sabía los terrenos que estaba pisando. Meterse con Diva podría resultarle caro, prefería por lo tanto abstenerse de tratarla de una forma más particular. No pasó mucho para que abordaran el tema principal en la agenda de la emperatriz.

La mención del revés del general Edward lo tensaron tanto así que sus dedos ejercieron una presión alta en la superficie cristalina de la copa. Se contenía con sumo esfuerzo, y es que entre los militares el solo hecho de contemplar la derrota a manos de un enemigo formidable significaba una gran humillación para toda la grandeza que gozaba aquella maquinaria bélica de Roma.

- Sin duda fueron los métodos poco ortodoxos y su compasión por sus enemigos los que hicieron fracasar a un general tan experimentado como Edward. - Bufó apenas, tenso y destellando un fulgor en su mirada. - Algún día alguien iba a aprovecharse de su proceder. Todo eso ha repercutido políticamente y por ello las cosas se han tornado un tanto distintas a la forma en que se hacen las cosas en Roma. El mismo Octavius desconfía ahora de la capacidad del ejercito de nuestra grandiosa nación.

A su mente volvieron las palabras contradictorias para un individuo que gozaba de la admiración y respeto de la milicia. Noah no lograba comprender ni entender por que Roma cedía ante las peticiones de una paz acordada siendo la unión de un descendiente del Cesar y la soberana de Egipto el camino viable para la solución a la crisis por la que atravesaba la nación. - Paz... la paz solamente la alcanzan aquellos que finalmente han perdido la vida en cualquier tipo de manifestación.

Ella pareció sentirse complacida por la visión de Noah, se relajó un tanto y con una actitud de nuevo cortés le ofrecía un asiento mismo que el general esta vez no rechazó. Aún así ella era cuidadosa, se las arreglaba para ubicarlo en una posición donde pudiera vigilarlo, cerciorarse de con quien estaba tratando. Una emotiva historia salía a flote, era un relato plagado de acciones y reacciones que justificaban el hecho inapelable de que una extranjera como Diva podía conseguir lo que buscase.

« Genial... y ahora pareciera que he venido a tomar clases de historia. Aunque si he de reconocer hasta donde ha llegado. Los rumores de ella son verdaderos, me pregunto si los otros también... »

El interés de sus palabras eran sustituidos rápidamente cuando Noah examinaba los rasgos bellos y atractivos de Diva. Su forma de mirarla no pasó inadvertida, él no le importó que su imagen reflejada fuera rápidamente descubierta. En respuesta a la molestia que denostaba la emperatriz, él simplemente esbozó una sonrisa leve disfrutando de aquel gesto provocado por su proceder. Ella antecedió a la tolerancia, no estaba para dejarse llevar por una persona como aquel que comandaba y guiaba a tantos hombres en batalla.

- Ordenes asimiladas. Sólo que no es tan fácil de acatarlas. - No quedaban dudas aparentes sobre el significado de tales directrices. Diva era sumamente directa, ponía de manifiesto el rumbo que el general Noah ahora tenía por delante. Pero había algo que él comenzaba a notar en el acto. - Me está solicitando salvaguardar la integridad física del futuro esposo de la soberana de Egipto accediendo parcialmente así a los deseos de los senadores y de Octavius. No se, pero me da la impresión de que ha confundido sus prioridades.

Él se estaba sobrepasando de sus funciones, no sólo estaba contradiciendo y evidenciando a Diva, si no que la estaba juzgando y emitiendo un juicio como si estuviese condenando su alma. - Debe de amar tanto al linaje del Cesar para disponer de toda una legión para su cuidado. Sobretodo una como la decimotercera, me honra con su cumplido de ser el seleccionado para dicha tarea. - ¿Que habría pensado Diva de Noah en esos momentos? ¿Le habría amenazado como en el senado de acusarlo de traidor? ¿O simplemente maquilaría otra estrategia para no evidenciarse?

- Pienso que usted conoce más a su hermana y hay algo que no quiere decirme. - Se levantó de su asiento avanzando hacia la pequeña mesa de donde la botella de vino estaba depositada. Sin haber tomado un trago siquiera, Noah colocaba la copa junto de la botella. Sus dedos se deslizaron por la superficie de la mesa como examinándola. - Podría mandarme junto con mis hombres a la misma muerte y podríamos marchar directos al mismo infierno dominios del mismo Plutón. Desplazarnos de tal forma podrían tergiversar la visión de los egipcios en las intenciones que ahora Roma ha aceptado.

Aguardó un momento, esperando que Diva entendiera el punto. Si no él comprendía que sus días estaban contados, no le importaba de hecho. - Las decisiones y los lineamientos a seguir deben planearse meticulosamente. De no hacerlo se corre el riesgo de alterar la... digamos buena voluntad de la soberana Selene. - Regresaba a su posición reflexiva mientras se cruzaba de brazos. - No malinterprete lo que digo. No significa que tenga miedo de enfrascarme en batalla con aquellas tropas que pudieron doblegar al general Edward.

Pero si lo que usted quiere es mantener la vida segura del que será enviado para contraer nupcias se expone más al verse acompañado de tal despliegue de soldados. Eso sin duda llamará más la atención de los egipcios y considerarán mas una posible intervención armada que una propuesta de... paz.
- Aquella palabra le fue difícil de pronunciar. - Sugiero que la decimotercera legión se quede aplazada en Roma bajo las ordenes temporales del tribuno Steven.

Su solo nombre remembró en Noah aquellas imagenes en las cuales él y Steven ultimaron tantas vidas germanas allá en las heladas montañas. - Mientras que una pequeña fracción la comando como guardia personal del hermano menor del señor Fye. Evaluaré la situación en Egipto y veré que clase de persona es esa tal Selene. - Un creciente interés comenzaba a surgir por aquella mujer que no había visto pero que ahora pensaba sería alguien de no tomar a la ligera. ¿Sería ella una adversaria como ninguna otra que él hubiera conocido?

- La idea de servir como niñera de un niño bonito de la realeza creame que me enerva el alma. Pero si sus ordenes son el de protegerle entonces que así sea. Y si se lleva con éxito la misión o si se fracasa parece ser que de todas formas usted gana. - Ahora Noah extendía su mano, tomaba la copa que se había negado a beber, la alzaba en dirección de Diva para después ingerir todo su contenido de un solo trago. Ella ahora tendría mucho que responder...
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Mensaje por Diva Lun Oct 11, 2010 4:30 am

Alejándome a pasos muy suaves de su sitio guardaba la poca paciencia que podía mantener, mis órdenes habían sido claras pero el simple hecho de corregirme de mis actos era algo que no toleraba, por unos segundos un destello iluminó mis ojos al saber que Octavius ya no apreciaba a su mismo ejército desconfiando totalmente de ellos… era una información tan valiosa que no pude evitar enmarcar la emoción que expresaron mis ojos ante tal noticia. Mi enemistad con el primogénito del Emperador no se hizo esperar, ladeaba el rostro pasando mi mano sobre mi reflejo empezando a jugar…

Hmm… es una lástima que incluso el mismo hombre que juro proteger a sus hombres y que lleno de promesas sus corazones con riquezas… sea el que ahora dude de sus nobles proezas después de haber desaparecido.

Pero quién soy yo para juzgar la vida de dicho hombre cuando mi lugar siempre debió ser otro… no lo cree así?


Posaba mi vista hacia su figura contemplando como dejaba la copa en su sitio, mis dedos seguían acariciando el cristal al ver su reacción al mencionar la paz, algo que parecía incomodarle de sobremanera. Aquellas palabras que soltaban destilaban cierto tono de resentimiento, las diferencias nos marcaban pero nuestro carácter en esos instantes podría hacernos más compatibles pero no era el momento apropiado ni mucho menos indicado de seguir con sus juegos.

Ya veo ahora donde se dirigen sus ideales General, la muerte resulta ser la definitiva solución a las cosas… puede que tenga razón, tal vez no entienda demasiado respecto al tema… puesto al cargo que recae en sus hombros le hacen ver otra realidad del cual su misma vida depende al tratar de sobrevivir… un sentimiento que lamentablemente no podré experimentar ya que cada prueba nos hacen ver nuestra propia fuerza.
Pero que cosas estoy diciendo… solo lo estoy aburriendo con tontas palabras, usted es de ir a las cosas directo al punto no es así?


Una leve sorpresa marcó mi mirada cuando descaradamente insinuó que yo era la primera en contra ante tal alianza, algo que no me esperaba sencillamente de un hombre como él era marcar mis intenciones demostrando que mis actos indicaban todo lo contrario a mis propios deseos si es que podía llamarse de esa manera. Agachaba la cabeza sonriendo ligeramente pues lo que se proponía a hacer parecía divertido en cierta forma, tenía bastante tiempo que nadie se dejaba dominar al primer intento.

Con que te crees demasiado listo tratando de provocarme.. pues este juego no es solo tuyo, te puedo demostrar que también puedo ser una digna oponente Noah..

Sí que me tienen sorprendida sus comentarios General… pero sé que no es un hombre tonto y sabe perfectamente bien cómo funcionan las cosas en este Senado tanto como yo. No importa si lo ha olvidado, permítame que lo ilustre un poco aclareciendo las razones por las cuales decidí mantenerme en esta posición…

Bien se sabe que el Emperador es el que toma el control sobre Roma pero a medida que fue pasando el tiempo este control se ha visto contrarrestado al erigirse una cámara de senadores para que él pueblo tuviera la libertad de poder votar y poder ser escuchada a través de sus representantes… sinceramente para la mayoría de los hombres que hoy ocupan dichos puestos solo están para ocupar una vida llena de comodidades a costa de la gente que juraron proteger…- despegándome del mueble me dirigía al sitio donde la copa seguía llena bebiéndola rotundamente para librar alguna sospecha de ese vino- aunque no lo acepte o traté ignorarlo existen aun lineamientos que deben seguirse y oponerse a la resolución expuesta por la moción unánime de esos mismos hombres representaría no solo una traición para el Senado sino también la traición para Roma al interferir en dichos tratados de paz…

Colocaba la copa viendo como Noah se había levantado, no imaginaba que tuve que explicarle como las cosas es que funcionaban dentro del mundo de la política. Mis pensamientos solo pudieron atribuírsele al conocimiento que solo podía tener al desempeñar solo las labores militares. Por fin aceptaba las órdenes de partir pero se harían a su manera…

No veo inconveniente en realidad de como quiera proceder, usted tiene más experiencia en este tipo de asuntos así que le doy total libertad de como llevara a cabo dicha tarea. Aunque espero que no falle tal como lo hizo el General Edward…

La comparación que hacía era bastante notoria para ofenderle así como él se atrevió al hacerlo conmigo, mis dedos pasaban peinando mis cabellos para pasar a temas muchos más serios.

En cuanto a mi hermana creo que es capaz de saber cómo manejarla, debo reconocer que se salió con la suya al conseguir un tratado de esta magnitud aunque así lo halla dispuesto no podrá ponerse en contra de la voluntad del César y ni si quiera cuando su futura familia sean quienes envían dicha comitiva.

Lo quiera o no esta forzada a seguir los cumplimientos que fueron demandados si desea la paz con su reino y el nuestro, si hace algo que desagrade ante los ojos de Roma… estará arruinada así que por esa parte no se preocupe. En cuanto a lo siguiente… su fama entre las mujeres nobles del Imperio ha crecido bastante…


Sabía ahora con quien trataba, este tiempo a solas me habían mostrado los verdaderos intereses de este hombre… le encantaba la emoción de las cosas pero seguía queriendo mantenerse superior a todos aunque su gran debilidad lo condenaría al estar en mi presencia… su posible adicción hacia el sexo opuesto tarde o temprano lo condenarían. Sigilosamente me acercaba tomándolo del mentón, mi dedo índice rozaba sus labios insinuándome más de lo que se podía permitir a una mujer romana… pero yo no era precisamente de Roma, la mano que sostenía su mentón y acariciaba sus labios lo obligaban a acercarse a mi rostro para estar muy próximos uno del otro.

Dígame le parezco atractiva?... no me mal interprete solo quiero saber que gustos son los que le mantienen interesados, se ha dicho que mi hermana posee una belleza tentadora a los ojos de cualquier hombre… debería resultar tentador para usted el llegar a… lograr ver el cuerpo de una joven que se denomina hija de dioses… el mismo Egipto la adora como tal… al igual que lo hicieron conmigo…

Creo que eso despierta su curiosidad no cree?


Me apartaba con una gran risa de mis labios, si eso no lograba tentarlo para incitar su partida no sabría realmente que era lo que podría interesarle pero una oferta así no la desperdiciaría cualquier hombre… no uno como el General Noah.

Bien General… la reunión termina aquí parta ahora mismo con los hombres necesarios, tiene total libertad de cómo proceder no lo olvide… quiero que me mantenga informada del todo y mandé directamente al General Edward ante mi presencia, así que relevó al General Edward de sus tropas dejándolas directamente a su cargo.. lleve lo necesario para reabastecer a la legión tomando ese cargo que le he conferido. Si tiene alguna duda hágamela saber ahora mismo… no quiero alguna excusa después de que no fui clara con lo que le estoy ordenando General.

_________________________
Off: Al final se me permitió manipular ligeramente a Noah
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Mensaje por Noah Miér Oct 13, 2010 1:10 am

Diva no era el tipo de mujer que se permitía insubordinaciones o un cuestionamiento a todas sus decisiones. El hecho de que un general le hubiera hecho ver algunos puntos débiles en su plan sin lugar a dudas le incordiaba. Pero anteponiendo su frialdad para esas cosas, como lo había mostrado en el senado tomó una bifurcación a su plan. Ella comprendía que las amenazas no servirían de nada en un sujeto como Noah, el cual siempre era temerario y osado en batalla. Sopesando sus posibilidades y encantos ella asumía una nueva estrategia, una demasiado osada y provocadora.

Si ella había logrado obrar en muchos sentidos, utilizando su agudeza mental e ingenio para gobernar aquella nación, nada le costaría atraer la atención de quien tenía una reputación de mujeriego en todo el imperio. Por muchos, aquel general normalmente estaba envuelto en problemas por sus múltiples deslices, Diva comprendía eso, y haciendo uso de su intoxicante belleza como de sus atributos lanzaba una pregunta demasiado sugestiva una que por pura prudencia no soltó de sus labios a pesar de que en su mente pensamientos nada buenos se estaban formando.

« Sin duda que lo es, y nada me interesaría más que hacerla gemir y convulsionar en sus finas sabanas. Solo que no soy un estúpido. »

Pensó en aquel momento dando un suspiro apenas notable. Mirar a una mujer como ella era una gran tentación. Diva poseía una enorme belleza, sus rasgos eran notablemente realzados por el brillo de su mirada. Su piel demasiado cuidada y su cuerpo estaba muy bien proporcionado. Distaba mucho de las mujeres romanas y ahora la sola idea de que la emperatriz Selene tuviera una belleza igual o incluso mejor según las mismas palabras de Diva comenzaban a provocarle un incremento en los latidos de su corazón.

No tendría por que dudar de alguien como Diva, pues las pruebas de su atractivo físico la avalaban. Incluso aquella chica extranjera que fue la portadora de la misiva de la soberana de Egipto captó su atención. Egipto parecía estar plagada de muchas bellezas exóticas. ¿Habría sido ese el fracaso del general Edward? ¿O simplemente su incapacidad para la tarea los había colocado en aquella situación temprana? Desecho un poco sus dudas mirándola de nuevo a los ojos, y por un tiempo se le antojaron aquellos labios impregnados de vino.

« Pero meterme con alguien como ella sin duda sería ponerme la soga al cuello. No vale la pena. Normalmente las mujeres con las que me meto no tienen mucha injerencia en Roma, pero Diva no es cualquier persona. Podría ejercer cierto dominio y si los rumores son ciertos me tendría en una posición donde podría manipular mis acciones. »

Él no correría el riesgo, mantendría cierta distancia y evitaría un error imprudente. Con la aparente muerte de Breda él era más cauto que de costumbre. Pero al final de cuentas un militar que obedecía ordenes, y Diva por el momento mandaba en gran parte de Roma si no es que en toda. La miró alejarse con esa cadencia y picardía que mostraba, ella había logrado en él un gran interés por la empresa de salvaguardar la integridad del pretendiente de la diosa Selene. Conocer que tan ciertas eran las especulaciones y las palabras de Diva sobre su hermana le estaba creciendo como una tormenta gradual en vísperas a un huracán.

- Como le dije, yo mismo iré a evaluar la situación. - Mostraba un cierto recelo a doblegarse un poco ante ella. Pero aún así la incertidumbre de conocer a una persona como Selene estaba ya sembrada en su mente. Alguien que pudiese gobernar y sobre todo poseer una gran belleza bien merecía tal sumisión ante la emperatriz de Roma. - Y de ello dependerá que tan viable serán sus peticiones. Pero sin duda los hombres de Edward como él mismo tendrán que someterse al castigo marcial que dictan nuestras tradiciones militares. Espero comprenda lo que puede pasar.

La miró a los ojos, ya no con ojos de deseo, si no con un semblante de que las cosas eran serias entre los dos. Los acontecimientos futuros auguraban una estricta discreción así como el mayor empeño para un general como él. - Entonces debo entender que tendrá mis ordenes por escrito con el sello que avale el decreto imperial para movilizar una parte de la decimotercera legión. La Draco para ser precisos. - No dijo más en espera de aquella orden escrita para irse a reportar de inmediato al cuartel general.

OFF
Diva puede manipular las acciones de Noah como ella crea conveniente.
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Mensaje por Archer Miér Oct 13, 2010 9:32 pm

El fastidio de tener que soportar a tan insignificante chiquillo como el que tenía al frente era insoportable, mucho peor que ir a pelear con las tribus Celtas del norte de su provincia, se podía escuchar claramente su llantos de niña coqueta y consentida siendo obvio su fascinación por los vestidos y demás basura femenina pues mantenía aquellas telas bien enrolladas a la altura de su pecho.

Hay quienes gustan de higos...hay quienes gustan de plátanos, es tal como me mencionaban de roma, ni más, ni menos.

Por fin el paso frenético del rubio iba minimizándose, llegaban a un ala completamente distinta a las otras vistas del palacio, lo sabía Archer pues en su corta estancia allí había mantenida ya un mapa casi fotográfico en su mente de aquel lugar, era una cualidad infantil que le había servido de mucho en sus años de exilio pero que aun mantenía en secreto para el resto de su comunidad.

Una puerta blanca se abría, el jovencito metía su cabeza, se podía escuchar voces dentro, el "hombre" meció su mano anunciándoles a que avanzaran adentrándose rápidamente a la recamara que servía de dormitorio a la emperatriz.

Emperatriz.....aquí traje a....a.....buajjjj

Salio corriendo de inmediato cerrando la puerta de inmediato, sus patéticos lloriqueos podían escuchar aun varios minutos después de su despedida inusual. La iluminación del lugar haría clara la imagen de las personas allí presentes, la belleza de la dama ruborizada era la de una mujer despreocupada totalmente, la esposa del emperador era tal como Solomon se lo había mencionado hacía años atrás.

El otro hombre parado a escasos metros de la reina romana no era otro más que un viejo "conocido", estaba de espaldas pero el gobernador lo reconocería en cualquier parte. Archer quien cometía el error de la imprudencia de su juventud no pudo evitar mencionar al verle.

General Noah...

La mirada de Archer hacía denotar lo extraño de la situación, que un hombre y una mujer de tan alto rango en una misma habitación no hacía más que reforzar sus inquietudes para con la emperatriz. Una sonrisa de burla mimetizada aparecía en su rostro para luego ser aniquilada por su habitual frialdad, dio un par de pasos al frente hasta estar al mismo nivel de Noah, avanzando sin dejar nunca su porte y gargo casi perteneciente a la realeza se postro mostrando sus respetos a la señora de todo Roma. Luego de eso se paro, listo para presentarse puesto que el criado se había marchado.

Ante usted Emperatriz...el general de la Tercera Legión y gobernador de toda Britania. Archer.

Quedo inmutable por poco tiempo para luego proseguir sacando el mensaje que aun portaba parte del sello imperial de color púrpura.

Siento interrumpir y que sea mi excusa lo que a continuación mencionare. Existe un asunto tan importante como el que tengo en mis manos, de seguro su persona podría rebelarme la autentica verdad...

Alzo su mano para que la emperatriz tomara el pergamino que guardaba dentro suyo todo acerca de la asumida de Archer de la Décimo Segunda legión de imperio, la que estuvo a cargo del general Breda...en esa misma carta figuraba el nombre del senador Solomon, alguien que Archer sabía muy bien tendría resonancia en los oídos de la reina.
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Mensaje por Diva Jue Oct 14, 2010 12:59 am

Todo eso se tornaba como un pequeño juego que entre ambos crecía al incitarnos mutuamente al evidenciar algunos rumores y puntos débiles sobre nuestras personas, algo me llegaba a desagradar por las palabras expuestas de ese hombre, no lograba ver la expresión en mi rostro pero este sin duda alguna se transformó en uno de total ira y desprecio pues ya había sido clara en mis órdenes. Seguía avanzando para sentarme en la mesilla y escribir el pergamino que tanto me había solicitado para acatar mis caprichos y quizá el último movimiento que llevaría a la ruina a mi propia hermana..

No… ella no es mi hermana.. dejo de serlo cuando yo subí al trono de Egipto… yo soy la verdadera Diosa Isis!!

Sujetaba con fuerza la pluma alcanzando a escribir solo el encabezado del pergamino, la tinta apenas se derramaba finamente delineando algunas de las palabras, reposando sobre ese asiento no me contuve a decir lo evidente que se formaba ese sentimiento al querer hacer una voluntad que no tenía derecho a ejercer si no lo designaba. Giraba mi cuerpo haciéndolo de lado cruzando mi pierna y de manera altanera reclinaba mi espalda hacia atrás dejando a la vista mi actitud un tanto déspota y vulnerable.

Permítame recordarle como son las cosas aquí General… el ejército imperial puede proceder con sus hombres como se le dé la gana pero es más que suficiente que el General al ser relevado de su cargo es más que obvio que ya no pertenece al ejército quedando así solo a mi disposición.. quiero ser clara porque si ese hombre llega al menos con algún mínimo rasguño… la primera cabeza en caer será la de usted..

Mis dedos tamborileaban sobre la mesilla un tanto frustrada y desesperada, yo ya le tendría designado el sitio perfecto a ese hombre que desalentó mis expectativas al fallar una misión tan sencilla como lo era el acabar con la nación Egipcia todo gracias a la ausencia de mi esposo. Mis ojos penetraban en la mirada de ese hombre.. – Costumbres.. tradiciones.. reglas.. más tonterías en Roma que tengo que soportar… por algo me he adaptado a tan miserable mundo… pero el tener que aguantar a tipos como…- Regresaba a mi posición colocando mi firma justo en la esquina.. vertiendo un poco de cera sobre el documento colocaba mi mano presionando contra el papel ya que ese anillo era el distintivo de mi sello como la emperatriz de Roma.

Me levantaba entregándole aquellas ordenes incluso aclarando la parte donde se relevaba de su cargo a Edward dejándolo a mi entera disposición.


Aquí tiene, puede ir con completa libertad al Castrum… ahí también contiene el detalle donde el Ex – General Edward sea llevado a mi presencia, lo que haga con el resto no me interesa.. también.. –antes de poder continuar alguien irrumpía en mi habitación, mis ojos se tornaron furioso al ver a ese chiquillo impertinente el cual salió llorando a toda prisa por el miedo..

Un hombre alto y bronceado con cabellos plateados ingresaba a la habitación, mi odio solo crecía cuando se tomó la libertad de ingresar sin ni siquiera pedir permiso para semejante hazaña que se proponía entre manos. Ahora mi mano era la que se tensaba sobre el papel que había extendido hacia Noah, calmada y serena retomaba el control de mi persona largando un suspiro cuando este se hubo postrado ante mí pero eso no era todo, mis ojos se abrieron aún más tensa de cómo se presentaba este sujeto.. un nuevo General para la doceava.


Que sucedió con Breda?

La manera confiada en cómo me expresaba no me importaba pero la insubordinación entre el mismo ejército no representaba nada bueno, Noah ya había tomado el papel sin poder completar mi amenaza pero creo que mis deseos habían sido expresados con mayor claridad antes de su retirada. Ni siquiera me dignaba a esperar que Noah se marchara a lo cual sin importancia alguna arrebataba el pergamino de las manos del gobernador dándole la espalda a ambos. Mis ojos iban y venían sobre las palabras donde se designaba al gobernador tomar el poder sobre estos, arrugaba el documento entre mis dedos frunciendo al mismo tiempo mis labios hasta que ese nombre… parecía que se tornaría una maldición..

Sostenía el papel en mi mano izquierdo dejando caer grácilmente mi brazo hacia un costado de mi cuerpo.


Gobernador le doy la bienvenida a Roma, me temo que no estaba informada sobre este asunto ni mucho menos de que el mismo General Breda… -suspiraba un momento pensando en qué demonios le había ocurrido a ese arremedo de persona- pero no se preocupe le felicito por haber sido ascendido… aunque hablare con el Senador Solomon para esclarecer los detalles y todo estará listo para que disponga de lo que serán sus filas Gobernador.. o debo decir… General Archer.

Terminando aquella inusual bienvenida para aquel hombre me dirigía hacia la mesilla tomando una pequeña llave que guardaba entre mi ropaja, ladeé el rostro para mirar por encima del hombro a Archer. - Hay algo más que pueda hacer por usted?...


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Mensaje por Archer Jue Oct 14, 2010 8:18 pm

El comportamiento tanto del gobernador como el de la propia emperatriz daban mucho que desear, ambos parecían hablar en lenguas distintas, Archer dio cuenta la ignorancia de la señora y ama de roma más no dijo nada, no era asunto suyo alentar ó arremeter contra ella, pues después de todo seguía siendo la reina, y aquel poder en manos de una mujer era muy peligroso.

Si, si existe emperatriz.

Asintio con la cabeza, sus gestos frios no daban a entender ni sumisión, ni sublevación para con ella, el ahora general solo podia pensar en las palabras que con sumo cuidado debía usar para expresarce sin parecer aun más odioso.

Puesto que Ud. no conoce nada respecto a lo que allí yace escrito, entonces partire desde el siguiente punto de mi visita.

Cerrando los ojos con gravidez su presencia podía percibirse aun más solemne.

Como gobernador de Britania se que la princesa Lin partio hacía un par de meses hacía estas tierras para hablar con usted, puesto que debe saber muy bien las razones de tan inusual visita es mi deber aun solicitarle saber que se decidio en aquella conferencia...ya existe un candidato para ser el acompañante de Lin?.

Francamente a Archer no le interesaba los ademanes de molestia de la mujer frente suyo, estaba acostumbrado a gente frivola como ella, y en Britania por lo menos a todos los había corregido en su momento. Él poseia un alma rebelde destinada a la libertad que por azares del destino termino como regente de una de las tierras del imperio, y a diferencia de muchos otros generales, Archer poseia la cultura y el intelecto como para poder entrar y salir de esa clase de situaciones.
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Mensaje por Diva Vie Oct 15, 2010 8:52 pm

No dejaba de pasar el nombre de Solomon por mi cabeza sintiéndome furiosa, mis razones tenía pero llego el momento donde mi paciencia se agotaba todo tras leer esa carta confiriendo el puesto de General a ese hombre.

Conserva la calma… ya me las arreglara con ese tipo..

Veía fijamente la actitud fría del nuevo General, no podía confiarme de nadie que tomará un alto rango ya que sería vigilada aunque no tomo demasiado que mencionara el nombre de esa princesa por lo cual sonreí un momento poniéndome una ligera capa mientras respondía a su pregunta sin importarme que esos dos hombres siguieran en ese sitio.


Me temo que aún no se ha decidido nada General Archer… pero he visto a la princesa y me tienen al tanto de su caso, como verá la jovencita tiene que ir a la Recamara de Senadores a dejar expuesta la propuesta si quiere formar esta alianza con Roma y exponer las razones por las cuales sede su mano en matrimonio.

Tomaba un nuevo trago de mi copa terminándola alistada para irme, tocaba una campanilla que se colocaba cerca de la entrada, la puerta se abría dando indicaciones a la joven que entraba a lo cual se marchaba inclinándose.

Creo que esto resuelve su duda, ahora debo retirarme… General Archer puede ir al Castrum con el General Noah para recibir sus nuevas órdenes y disponer oficialmente de la doceava legión presentándose inmediatamente… General Noah.. que tenga un buen viaje a Egipto… si me disculpan tengo asuntos pendientes que atender.
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Mensaje por Archer Vie Oct 15, 2010 9:25 pm

Pero que rayos....

La perplejidad de Archer no salia a flote, pero era su sentir al ver a la sinica sonrisa de aquella mujer que se decía emperatriz saliendo de la habitación, sus ropajes aterciopelados abandonaban la recamara dejando el caracteristico olor de las flores que poco hacía había pasado por entre los jardines.

Archer quedo erguido esperando a que sonara la puerta, lo cual sucedio, no era como pensaba él que sería, ya había recibido una descripción de Solomon pero esta mujer era muy distinta a la que tenía prediseñada en su mente, pero un error de parte del senador sería natural, que podía saber alguien como él.

Luego de un par de minutos, emprendio la retirada dandose media vuelta para comenzar a salir encontrandose con el aun quieto Manigoldo, era un hombre un tanto extraño para Archer, ese porte fingido de rectitud le causaba cierta gracia, si aun estuviera en sus años de juventud hasta quizas fueran más parecidos en conducta, pero ese tiempo de rebedia habian cesado.

Archer paso por su lado sin decirle absolutamente nada, ni siquiera que le acompañase, en realidad le daba rienda suelta para que pueda escapar, algo sospechaba el gobernador de aquel hombre, algo temible que tendría que ver mucho con la muerte de Breda, por el favor que le hizo le permitiria librarse de un regimen estricto bajo su mandato como general de la decimo segunda Legion.
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Mensaje por Diva Jue Dic 23, 2010 12:42 pm

Mi postura seguía siendo la misma, nadie me quitaría con facilidad del trono a menos que ingeniara alguna forma de manipular a alguien y este se convierta en candidato para que pasara a ser mi siguiente esposo pasado algún tiempo, Fye era un buen candidato para ello aunque no me fiaba del todo, el único que podía realizar esa tarea era definitivamente Solomon pero desde su ida a Egipto no había vuelto a escuchar nada de él, estaba segura que tanto como ese General y el Senador tendrían bien vigilados a Selene.

Pasaba a abrir la puerta de mi habitación para después de cerrarlo en un gran portazo, empalidecí un instante ya que si la tonta de mi hermana llegara a descubrir semejante noticia, buscaría cualquier oportunidad para aprovecharse de la confusión e incluso tratar de colocar en el trono al mismo Gelum si ponía a Egipto de su parte.


- Maldición… no podré con todo...

Mi cuerpo se recargaba contra la puerta mientras lo dejaba caer hasta sentarme sobre el suelo, una energía en mi interior comenzaba a crecer quemándome internamente, no sabía cómo tendría que actuar ahora, el dominio se escapaba de mis manos por mucho que yo lo quisiera ocultar, haciendo que una parte de mí empezara a experimentar el mismo miedo ya que enemigos había bastantes. Una creciente flama surgía de mi cuerpo, casi hirviendo en mi interior por querer ser expulsado lo más antes posible antes de sofocarme, mi piel empezaba a perlarse lentamente para pasar a abrir mis labios intentando buscar un poco de aire.. pequeñas chispas repicaban a mis lados logrando resonar en mis oídos.

- Ayuda...

Posando mi cabeza contra la puerta veía directamente hacia el techo nublándose mi vista, nadie se encontraba cerca para socorrerme, nadie se encontraba cerca para preocuparse de mí y todo por mi ambición de querer cumplir mis caprichos. Era yo la causa de que la guerra se había propagado y mi condena de conseguir tal cosa me había derrumbado en la soledad, mis músculos se tensaban considerablemente resistiéndome al dolor de quemarme viva en ese instante, sin querer escuchaba un seseo aproximarse hacia a mí, dirigiendo mi vista hacia esa dirección observaba como una enorme serpiente se aproximaba rodeándome.. siguiendo el contorno de mi cuerpo, angustiada quise moverme pero por algún motivo mi cuerpo estaba completamente paralizado.

- Renenutet.. porque??

Solo podía responder a través de mis pensamientos, la serpiente cambiaba de un color a otro que la hacía ver de una forma hermosa y casi hipnotizante, su pequeña lengua alcanzaba a tocar levemente cada fracción de mi cuerpo, ya sea mi mejilla.. mi cuello, jugueteando con su cabeza la forma de mi cabello, su presencia podía significar el despertar de algo en mí… algo que me llamaba y ardía en deseos de salir, como una gran boa su tamaño crecía para apresarme y oprimirme a tal punto de deshacer mis huesos, un gemido de dolor se escapó levemente de mis labios ya que los mismos dioses al parecer venían a castigarme.
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Mensaje por Solomon Sáb Dic 25, 2010 9:36 pm

Cosas inusuales ocurrían en distintas partes de mundo, la guerra entre humanos, demonios y dioses se aproximaba, clara muestra era lo que pasaba en la habitación consagrada a la maleficente emperatriz, reina del caos y la malicia. Pero existía algo aun más extraño que la víbora flameante que la retenía en una especie de catarsis, y justo ese "algo" se hallaba en una esquina, protegido por la oscuridad en pleno, solo algunas gotas de sangre y llanto caían a la finísima alfombra roja del sitio.

Avanzaba, era una mujer, sus ojos yacían blancos, no podía ver, estaba ciega, y aun más que eso, que la habría pasado?...como llego a la sala que en teoría estaría protegido ante todo? Sería un misterio, pero algo traía a la altura de su pecho, enredado entre las cadenas de plata que llevaba, una carta, enviada desde algún tiempo atrás.

Avanzaba como una zombi, habitante entre la tierra de los vivos y los muertos, sin importa las quemaduras que el aura rojiza de la mujer que yacía en la cama le infringía sin querer, definitivamente había perdido la cabalidad, pues, estaba perdida en los sueños desde hacía varios días, su alma yacía en el inframundo aunque algo la retenía, una piedra incrustada en su medallón, era verde como la esmeralda, pero guardaba más secretos que la joya.

Su sangre se evaporaba y la sal de sus lágrimas quedaban impregnadas sobre sus mejillas rostizadas, el fuego consumía sus ropas y quemaba a gran rapidez la grasa de cuerpo haciendo de aquella sierva de la villa de Solomon una vela interminable. Cayendo finalmente sobre el piso, su deceso fue abrupto, su corazón dejo de latir y la piedra similar a la esmeralda se volvía negra como el onix, únicamente la carta quedaba intacta del vivo fuego.

Allí estaba escrito el mensaje del hombre q se fue a Egipto buscando un sueño. No decía su nombre pero la letra característica lo delataba, era la única que usaba con Diva y con nadie más, una ortografía abstracta que hacía más fácil su comunicación.

Emperatriz de la gran roma, sabes quién te habla, no cabe repetirlo, me es difícil dejarte sola en estos tiempos en los cuales la familia debería estar más unida que nunca, ya voy de camino a donde encontrare el salvaguarda que necesita el imperio. Quizás nunca más sepas de mí, por eso decidí no verte, solo despedirme así.
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Mensaje por Raider Dom Ene 09, 2011 7:54 pm


Entre toda aquella desolación y desesperanza apareció una luz roja cegadora desde el balcón. Justo en el borde de la baranda estaba parada con gracia una mujer de cabellera larga y roja vestida con una única túnica larga y blanca.
El tiempo pareció detenerse, el humo del cuerpo de aquella entidad que le había entregado la carta a Diva quedó estático en el ambiente. Todo alrededor de la emperatriz romana simplemente se detuvo y lo único que parecía aun dentro de la esfera del tiempo y el espacio era ella y la mujer de larga cabellera roja.

La miraba con un tanto de indiferencia, como si todo ese sufrimiento no fuera algo realmente importante. Sus ojos de cristal estaban fijos en la figura de la dama egipcia hundida en desgracia. Para Diva, esa mujer sería lo más cercano a un ángel guardián que encontraría en la vida.

Sin decir palabra alguna, apareció frente a ella un violín que llevo a su cuello y empezó a tocar una melodía. Parecía como si aquellas notas llegaran directamente al alma haciendo que los latidos del corazón aumentaran y la angustia de existir se volviera insostenible.



Sus dedos se movían a una velocidad increíble, al igual que el resto de su cuerpo. La melodía de la desesperanza y el terror inundaba el ambiente, dejando para Diva sólo la opción de enloquecer. No estaba en la tierra para nada más que eso… una mujer que había llevado las ansias de guerra y destrucción en si desde la adolescencia estaba condenada ahora a experimentar en su propio cuerpo la miseria que había hecho sentir al resto de los hombres que se cruzaban en su camino.

- Donde hubo alguna vez una gran reina y emperatriz yace ahora solamente el cuerpo de una mujer consumiéndose por su propia soledad…- susurró la pelirroja mirando directamente a los ojos de Diva con apatía. - Estos pasillos y salones que alguna vez estuvieron rebosados de personas besando tus pies se han vaciado ante la duda de la legitimidad de tu poder. Las puertas de las casas romanas que alguna vez estuvieron abiertas para ti ahora se van cerrando… y uno no puede evitar preguntarse, ¿Cómo es que la mujer que tuvo el mundo en sus manos ahora esta en este estado de desesperación y miseria?... Mira lo que ha sido de tu vida hasta ahora y entenderás donde estuvo tu error…

Escenas de una vida pasada se manifestaban en la habitación frente a los hermosos ojos de la mujer que se consideraba la gran belleza Egipcia. Imágenes de una infancia rodeada de familiares, de una felicidad aparente, de juegos en el Nilo junto a niñas y niños parecidos a ella… todos menores buscando en el regazo de su hermana mayor el lugar preciso para descansar del sol. Era una imagen maternal casi, el sonido de las risas de una gran familia, bajo el ojo de un gran hombre a las espaldas de Diva que apoyaba sus manos sobre sus hombros perfectamente adornados en joyas. Esa era la imagen de perfección, la primogénita del Faraón recibiendo sus palmas sobre los hombros. El apoyo y confianza del emperador en que Diva y su hijo mayor podrían mantener en Egipto la tierra de riquezas y poder que siempre fue. Diva era apenas una adolescente de unos 12 años, pero se veía como toda una mujer… llena de fuerza y firmeza. La sombra de su padre, el orgullo de éste.

Imágenes de Diva desde niña encerrada en lugares oscuros con solo la luz de antorchas para iluminar los papiros frente a ella. El estudio había sido fundamental en la creación del monstruo en que se había convertido. Los relatos de grandeza y victoria de los que habían pasado por el trono Egipcio antes que ella. La forma en que de una niña crecía a ser una mujer entre aquellos libros en Alejandría, hacía que murmuraran aquellas imágenes mensajes en tantos idiomas como existían, todos los cuales Diva fácilmente entendía al haber sido considerada la mujer más brillante en todo Egipto. Los relatos de los grandes faraones habían empezado a alimentar en ella la sed de grandeza y poder que siempre tuvo, el deseo de obtener todo lo que desease sin importar el precio.

La muerte de su padre… el luto en su alma, el matrimonio indeseado con uno de sus hermanos menores… la infelicidad que eso trajo en su vida, verse gobernando por su hermano que no tenía edad para decidir nada, verse sola en la cúspide del poder Egipcio, cuidándose siempre de que nadie le quitara lo que era suyo. La forma en que empezó a crecer su paranoia empezando una ola de asesinatos… de muertes misteriosas, en que sus manos se veían más de una vez cubiertas en sangre. Con el tiempo transcurriendo… se veía claramente como de una joven princesa se convertía en toda una reina, capricho tas capricho, orden tras orden… su palabra era ley, una monarca sin ninguna restricción. Como sus ojos inocentes y alegres se iban volviendo viciosos y fríos…

La sequía… la miseria… la muerte. Una mala jugada que la suerte le había dado en sus años en el trono egipcio. Una mujer que brillaba por su inteligencia no pudo contrarrestar el más cruel de los castigos, la falta de lluvia que regara su grano. La hambruna… la rebelión… la muerte de su hermano… la huida a Grecia. Todo pasaba frente a sus ojos de una forma tan rápida que era posible que ni si quiera hubiese podido entender todo ello.

- Has vendido tu alma y tu cuerpo para conseguir lo que la mayoría de los humanos pasan toda su vida buscando sin poder encontrarlo… poder. Poder para conseguir tus fines, tus caprichos, tus deliciosas ambiciones… poder para obtener venganza de quienes te han humillado y rechazado, gente de tu misma sangre que rechaza tu nombre y maldice tu existencia.

Sarahissa paró de tocar y su violín desapareció. El viento exterior movía sus cabellos de forma angelical. Se podía entender que esa mujer no era una simple muchacha, sino algo superior y podría decirse que a los ojos de Diva, podría fácilmente haber sido una mensajera de los dioses. Y era eso precisamente lo que venía a hacer Sarahissa, entregar un mensaje a alguien que necesitaba escucharlo con desesperanza, pues en el estado en que se encontraba encontraría la muerte por su propia mano o por la mano de otro en cualquier momento.

- Y ahora estas sola en una nación que no es tuya. Sola en un lugar lleno de víboras listas para morderte cuando menos lo esperes. – La voz de Sarahissa sonaba más fría cada segundo que pasaba. No le estaba diciendo eso para herirla sino para establecer los hechos sobre la mesa. Era una reina que sería destituida nuevamente de su lugar de poder, y nuevamente quedaría sola en el mundo. - ¿En quien te refugiarás para llevar a cabo tus ambiciones ahora que ya no queda nadie para auxiliarte?

Sarahissa saltó de la baranda del balcón y entró por medio de la cortina. Estaba ahí especialmente para llevarse a Diva o en su defecto, darle tiempo para que terminara sus asuntos y tomara conciencia de quien era realmente. Por su expresión de terror al observar lo que pasaba a su alrededor podía entender que Diva no tenía idea de que ella estaba sobre todos los humanos, no era una persona común y corriente, estaba ahí exclusivamente para cumplir una finalidad, algo divino en su cuerpo que la distinguía sobre cualquier otro.

- Tu principal error Diva, fue pensar que la existencia que tienes ahora realmente te pertenecía. Si hubieses entendido desde el principio que eres tan solo una de las piezas en la batalla que viene, habrías jugado tu rol más inteligentemente. Ahora, lo único que puedes hacer es olvidarte de esta existencia absurda como la reina que eras y volverte una verdadera señora… la dueña de todo el fuego… pues la mejor manera de vengarte por lo que estas personas han hecho de tu vida… es volviendo todo lo que te apresa y lastima en… cenizas y polvo. Deja que todo lo que te causa odio se consuma en las llamas del fuego.

Sarahissa hizo una pausa. Se mantenía a una distancia inteligente de Diva.


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Mensaje por Diva Lun Ene 10, 2011 5:43 pm

Mis problemas estaban justo por comenzar, sofocada veía una entidad casi fantasmal aproximarse con gran agonía hasta donde me encontraba, mis ojos se entrecerraban por querer reconocerla pero nada de ella se me hacía familiar, los latidos de mi corazón se aceleraban a un ritmo casi desbocado ya que por primera vez experimentaba no solo el terror sino el temor de estar vulnerable y rendida. El calor del lugar creció considerablemente después de que esa mujer cayera desplomada hacia el suelo con el único objeto que poseía entre sus manos, una carta que ni las llamas consumían y resaltaba para que se descubriera su contenido. Pegando mi mejilla contra la puerta desesperada una luz más se abría para enceguecer el espacio y detener por un instante el dolor que experimentaba.

El viento parecía mecerse en un compás casi pausado descubriendo la silueta de una mujer, su fina figura se desplegaba y se imponía para fijarme de pequeños detalles como lo eran sus ojos de turquesa y la palidez de su piel como la luna, extendiendo su mano aparecía un fino instrumento de cuerdas que comenzaba a manipular con gran habilidad… solo esa melodía era dedicada totalmente para mí. Las lágrimas salían de mis ojos para empapar mis mejillas, no podía hablar pues la agonía evitaba que mi voz fuera escuchada, la serpiente seguía contorneándose al ritmo de esa sonata que la hacía algo más que irresistible. El suave tono de su vos se mezclaba para revelarme algo que siempre quise ignorar por necedad, atrapada entre el tiempo aquella mujer me mostraba lo que siempre estaba ocultando a todos por considerarlo una debilidad en parte aunque del lugar donde provenía era dignamente tierra de dioses y fantasías.

El golpe más duro de todos fue ver el semblante de mi padre, persona más dichosa no se podía encontrar por haber alcanzado al fin la prosperidad de su reino, un reino que yo misma lleve a su decadencia. Resistiéndome aplicaba las pocas fuerzas para imponerme y moverme pues esas escenas no hacían más que repudiarme a mí misma.

Todo aquello provocaba emociones que frustraban mi carácter a tal punto que mi propia energía parecía emerger en una llamarada cubriendo la habitación, todo un cambio y transformación me envolvían totalmente, la explosión de un cosmos hizo que mis ojos purpúreos se entremezclaran en un fino tinte de sangre al igual que el esclarecimiento de mi cabello a un castaño cobrizo. La melodía se volvía a su vez en un sonido más agudo que aturdía mi corazón, sin explicar las razones de como un simple instrumento podía transmitir más que unas simples notas.


- Detente de una maldita vez!!

Al fin se escuchaba mi voz, las imágenes seguían rodando una tras otra mostrándome en el monstruo que me había convertido, uno astuto y mordaz que el mundo jamás había llegado a conocer, el animal se apartaba para arrastrarse y colocarse junto a la dama de cabellos rojizos, al desaparecer su violín la serpiente tomaba la verdadera forma de un cetro que en una de sus puntas relucía su acero y al extremo la llama que representaba lo que era…

Aquel extraño objeto se dirigía hacia a mí para que lo reclamara al mismo tiempo que la joven bajaba del barandal, su voz atravesaba con una profundad frialdad mostrándome más verdades que ignoraba por capricho. Estaba agotada, exhausta, harta de todo ese espectáculo.


- ¿Viniste aquí solo para regocijarte con mi propia miseria y pronta caída o solo te compadeces de una simple desquiciada con un pasado más que tormentoso?

La ironía no recababa en las palabras ante la doncella que detenía sus pasos para mirarme indiferentemente, su expresión no delataba ninguna de las respuestas que tanto exigía que me diera pero seguía sin ser nadie en esos instantes, mirando a cualquier dirección no soportaba la forma en como ella me brindaba una compañía que no me daba la oportunidad de darme a mí misma. – Todo es tan irreal…

En ese simple susurro exclamaba en voz baja pues parecía una pesadilla sacada de la más remota imaginación de una persona que por fin caía en la locura. La mujer solo aguardaba para continuar con la conversación “establecido” entre nosotras. Mentiras.. son solo mentiras… Los pensamientos se volvían en un eco dentro de mi cabeza pues todo lo que me decía resultaba simplemente absurdo, viendo las cosas desde otra perspectiva siempre fui un objeto para todos, la hostilidad de mi cosmos hacían que el ambiente se volviera más pesado y sofocante al rodearnos entre las llamas. USHURIEL!!! Esa palabra fue un detonador para terminar de caer en el vacío y casi entregarme completamente pero no podía resistirme pues la terquedad que me caracterizaba no hacía más que desplazarme sobre todas las cosas y eso era algo que no podía dejar de pasar por alto, agazapada me colocaba de pie tomando esa arma que me quemaba intensamente por los sentimientos que me embargaban totalmente, no eran los que una debía poseer como una fiel servidora sino todo lo contrario… la completa traición de acabar con todos aunque eso significara estar en contra de mi propio “dios”, aproximándome con ferocidad insinuaba mis intenciones de lastimar a cualquiera que estuviera frente a mí a pesar de que corriera en riesgo mi vida, no me importaba nada.

- Me estás diciendo que todo este tiempo fui solo un simple objeto para guardarle el lugar a esa escoria!!! –la llama del cetro se acrecentó mientras que yo apuntaba la hoz a una distancia corta del cuello de esa persona- inteligencia… esa nunca me falto!!.. mírame hasta donde he llegado sin ayuda de nadie ¿Y te crees que lo cederé fácilmente a esa cosa?, no.. noo… NOOO!!!

Fastidiada botaba el cetro a un lado para tomarme la cabeza conteniendo el dolor pues sabía en el fondo que no era correcto lo que hacía, mis dedos penetraban profundamente pues no soportaba la presencia de nadie, ni si quiera la mía. Tentada deseaba destruir todo lo que construí y lo que celaba con tal de no dejar lugar a ninguno para que me reemplazara como cualquier cosa, en una danza las llamas revoloteaban llamadas por el sutil movimiento del viento pues en mi posición era casi extremadamente imposible ceder por el “deber” de servir.. proteger e incluso…

- Lárgate!!!

La carta seguía sobre el suelo junto al cadáver sosteniéndolo como un tesoro, tambaleante me arrodillaba para arrancárselo de sus cenizos dedos y atreverme a leer su contenido.

- Te arrepentirás de esto.. –uno de los motivos era buscar a aquellos que me utilizaron pero otros buscar a los que osaban abandonarme y este era Solomon- ¿Dime alguna vez has ido a Egipto?... hay algo que deseo hacer antes de que tomes mi vida.

Había entendido que su aparición no era casualidad, mis manos deshacían aquella nota al provocar una pequeña chispa que consumía el papel enviado por ese senador, cosas como despedirme de mi ilusa hermana y traer de vuelta al insensato de Octavius antes de cometer una tontería pues ese lugar estaba reservado para él.
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Mensaje por Raider Mar Ene 11, 2011 6:02 pm

- No estoy aqui ni para la primera ni la segunda de las opciones que me presentas. Si te di la impresión de que venía a acabar con tu vida, estas equivocada. Vengo a acabar con tu humanidad. - Respondió sin dejar de mirarla. Sus parpados caidos y sus labios rectos la seguían observando, esperando que acabara con ese ataque de ira que estaba experimentando.

La desesperanza era casi palpable en el aire que prontamente se comenzaba a llenar del lamento de Diva. Sarahissa observaba frente a ella con indiferencia el espectaculo, esperando el momento en que la mujer dejara de lamentarse y aceptara que todo lo que había vivido hasta entonces era simplemente el juego de los dioses que la posicionaban en el lugar preciso donde debía estar para su despertar al servicio de Ares. Nada era casualidad, todos los bersekers habían sido puestos en respectivos lugares para

- ¿Qué quieres que diga? - Preguntó lentamente mirandola desde la lejanía mientras el brillo del fuego se reflejaba en su larga cabellera. - ¿Que lamento que te hayan usado...? - Hizo una pausa en su voz, sin cambiar el tono. - Lo siento, no estoy aquí para confortarte ni agregarle azucar a la agriedad de la situación.

Levantó su brazo y una esfera transparente y blanca apareció frente a ella, msotrandole a Diva la forma en que cada uno de ellos había vivido hasta entonces, mostrandole el rostro de Steven cubierto en sangre durante sus guerras en Germania. La vida de Sarahissa, quemada en su cadera por los fierros de la esclavitud, la vida de Kainan combatiendo contra los romanos en el frente de batalla, la vida de Jabranth y como había descendido desde los paises nordicos para buscar aquella energía que lo llamaba, la vida de Ada y la forma en que la mujer había sido cubierta en sangre por los combates que había tenido hasta ese momento...

- Cada uno de nosotros llevó una vida humana con el unico proposito de prepararnos para servirle a Ares. En tu caso, las circunstancias de tu vida han hecho que despierte en Ares el deseo de poder y guerra... el deseo de destruirte ha sido el catalizador para despertar el sentimiento en su cuerpo que le devolverá sus poderes perdidos en la ultima batalla que tuvo contra Hades en la cual fue sellado.

El sonido de las cosas en ese cuarto quemandose hacian de todo eso un escenario bastante desolador. Latrivan movio su mano y todo fue cubierto con rapidez por una fina capa de hielo que apagó dicho fuego. Más que hielo parecía cristal, un hermoso vidrio que reflejaba los colores de la luz solar que entraba por el balcón.

- ¿Entiendes lo que digo Ushuriel? Ya no estas en esta tierra para hacer lo que se te de la gana. Todo lo que hagas de ahora en adelante será para incentivar el odio de Ares y el deseo de venganza y poder que hagan su espiritu lo suficientemente fuerte como para romper el sello de Hades.

Los bersekers llevaban la memoria de la derrota contra Hades, la forma en que habían sido sellados ellos y su dios en Esparta despues de una batalla desastroza que hizo que los mismos cimientos del Olimpo temblaran. Pero las circunstancias habían cambiado, curiosamente el cuerpo de Ares y el cuerpo de Hades habían nacido en esa epoca como hermanos... tal vez porque Hades en solitario no había podido acabar con el unico enemigo que hacía que ambos olvidaran sus diferencias y unieran sus tropas... para combatir contra Athena y su ejercito que se interponía en el camino de ambos.

- Te lo diré en una forma que puedas entenderlo con claridad. Debes haber sentido su cosmoenergía rondandote por algun tiempo. Sabes de quien te estoy hablando... - Se refería a Octavius, claramente. Diva había llegado al lugar en donde estaba por un motivo, nada era casualidad. - Tu destino te puso en este lugar precisamente para despertar en él aquella fortaleza que sólo se puede lograr a traves del deseo de venganza. Tienes todos los medios para hacer que él despierte de su sello... fuiste educada por las mentes más grandiosas de nuestro tiempo, fuiste la hija de un rey; tienes el poder, la claridad y la inteligencia para hacer de su vida un infierno en el que lo único que desee es acabar contigo... y que de esa manera despierte como el dios de la Guerra. Esa es tu musión Ushuriel. Despertar en Octavius el deseo de destruirte que supere cualquier sentimiento humano.

El trabajo de Ushuriel ahora era otro. A Sarahissa o cualquier Berseker le tenía sin cuidadolos planes personales de Diva de venganza. Su unica misión era despertar a Ares ahora y esperar que la acogiera como una de sus leales servidoras. No había mejor regalo que ese para un Berseker, ni honor, y Diva era la unica de todos ellos que podría lograrlo. Ni Sarahissa, ni Jabranth, ni Steven tenían motivos pra despertar en Octavius una emoción lo suficientemente fuerte como para hacer que rompiera el sello de Hades.

- Egipto puede esperar. - Dijo mientras le extendía una mano para que se pudiera de pie. Latrivan era así, no era indiferente completamente al dolor humano, solo al dolor de sus enemigos. Tenía, por decirlo de alguna forma, honor como compañera. - Tienes mucho que hacer aquí, empezando por destruir a su familia y a cualquiera que haya podido tocar su vida lo suficiente como para que le guarde cariño. Pero antes, deberás entrenar ese cuerpo debil y volverlo apto para combatir a quien sea que intente detenerte.
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