Frigidarium ( baños de agua fria )

El estruendo proveniente desde el Coliseo resonaba hasta el otro lado del pueblo. Alessa sin tanto prefacio divagaba muy cerca de los baños públicos, ese día se avía escapado de las pequeñas labores hogareñas que de vez en cuando realizaban, como fiel agradecimiento a los esfuerzos de su hermana menor y su amiga, el sol ya perdía su brillo en aquel paraje antiguo, aun así la brisa deambulaba con gran calidez, causando el sudar excxecibo en su cuerpo delgado.

Alessa no tenia vergüenza ya que en su vida de vagabunda nunca se le inculco aquellos valores de la moral romana, para ella tan solo era una exageración para amargar el corazón. Adentrándose al edifico especialmente para plebe de aquella época Alessa estaba, y mientras caminaba y hacia resonar sus pisabas dejaba escavar en su garganta una leve tonada.

Llegando a la piscina publica de agua fría la mujer observaba que lo lejos dos siluetas se esbozaban sin interesarle, la mujer se desvestía dejando en el suelo sin tanta preocupación aquel vestido viejo y tan solo cubría su cuerpo con un pedazo de lana viejo, que escasamente le cubría, bajaba las escaleras mientras decía:

-Buenas tardes….

Sumergiendo gran parte de su cuerpo, dejando soltar sus largos cabellos, meneándolos de una lado al otro mientras su piel se erizaba por la temperatura gélida de aquellas aguas.

-Un poco frías en verdad no lo creen, se me hace extraño que no hayan ido al evento ya anunciado, toda la gente se conmocionó tras la entrada triunfante de un hombre, exagerado e verdad.

Seguía la mujer tallando con tranquilidad su cuerpo,, callando aquella repentina y vaga acción de intercambio social, con una sonrisa entre sus gruesos labios y una humedad excitante yací la mujer en aquel lugar.

La mujer tan solo con acalle escuchaba y observaba todo el paraje, uno de ellos habla de heroicos hombres que yacían en las afueras de la ciudad entre la soledad, para después salir de aquel incomodo ultraje que la dama provoco inconscientemente. Mientras que un segundo le miraba con leve lujuria reflejada en su piel, para ello Alessa tan solo sonríe con gran descaro, ladeando el rostro cuando da los saludos y escuchándole como reforzaba las palabras del primer hombre, la mujer no tuvo ninguna refutación a lo vivido puesto su intenciones desde un principio era pasar a bañarse antes de llegar a ver a su hermana menor.

-Que tenga buen día hombre, ya en otra ocasión se hablara con más tiempo.

Siguiendo su paso aquel hombre dirigiéndose a su punto, Alessa da vuelta para así quitarse por completo la toalla, humectando con sensualidad su reseca piel por un rato, el aburrimiento nacía entre aquellos ojos cristalinos, suspirando generando un ensueño en su alama, mueve bruscamente el rostro a diestra y siniestra, se pega en las mejillas y dice a escondidas:

-Ya después dormiré.

Saliendo del agua con movimientos de cadera que incitaba con descaro entre la nada, se viste para así salir de aquella construcción romana, pasando de lado de los vestidores masculinos aquella tan solo cantaba, ya afuera se mesclaba entre la plebe que rondaba sin dirección aparente entre las callejuelas que circundaban el coliseo romano, con una sonrisa de lado lado la mujer se disponía a regresar con su hermana.