En los mares de Germania.

por Jabranth Miér Ago 25, 2010 12:06 am

El viaje había sido agotador, días, semanas, no podía creer que aun estuviese vivo, después las primeras inclemencias que fueron atroces, las olas parecían que iban a romper el único refugio que tenía yo junto con unos 10 hombres que me habian seguido, mi barco, comenzaba a moverse de un lado para otro, con suficiente fuerza, capaz de cambiar de dirección,, y así nunca poder lograr a mi destino, aunque era incierto, no sabía cuál de todos los caminos tomar, puesto que todo a mi vista se nublaba, y no tenía ni la más remota idea de donde podría ir Seysill, la neblina opacaba todo mi visión, y los mapas que estaban en el barco no daban con exactitud las coordenadas posibles para lograr llegar , y las olas, y el aire llevaron a mi barco a quedar varado en un montículo de arena, tuve que esperar todo un día para que la marea subiese y pudiera sacarme de ahí.

Poco a poco, los problemas se fueron agravando, la poca comida que logre tomar antes de zarpar, estaba casi acabada, solo me tenía la posibilidad de pescar, tome un pedazo de cuerda, y amarre la punta de este, hacia la cola de la flecha, la cola de la cuerda estaba amarrada a uno de los sujetadores, mientras que les daba caza con mi arco, pero mis hombres buscaban igual su comida, con redes pequeñas, las lanzaban al mar, mi arco, cada una de las flechas daba en el blanco, eran muy pocas las veces, que fallaba, mi ojo de halcón era preciso, así tuve de comer por varios días, para mi y mi tripulacion, después de varias semanas, no se porque comencé a sentir unos escalofrios, que recorrian mi espalda y parecian ser el centro de atención en mis noches.

Un dia mientras empezaba mi faena de pescar, y mis marinos estaban en la proa, vimos acercarse con rapidez un barco, no sabia mucho de barcos, porque esta era mi primera zarpada, y ahora estaba yo frente a frente, ahora,
podria ser este mi final? y la de mis hombres?.- pense, mientras estrujaba con fuerza mi arco, y preparaba la flecha por lo que fuera a suceder.

por Seisyll Miér Ago 25, 2010 12:46 am

El Perla Negra, así era como le apodaba a su barco el Capitán Jack Sparrow, tomaba un nuevo rumbo debido a que giró el timón de golpe. Allá a lo lejos se podía ver otro barco, así que Seisyll, quien ya venía con experiencia en esto de convertirse en Pirata, se preparó para ayudarle a Jack con las fechorías al mismo tiempo que el Capitán le ayudaba a él para llegar hacia Roma.

El hombre de cabellos turquesas se ató una soga al cuerpo y con un cuchillo en la boca se lanzó hacia el mar. La cuerda estaba atada justo al mástil del barco, por lo que no se perdería jamás en el mar. Pronto el Perla Negra llegó a estar delante del barco al que iban a atracar, Jack Sparrow en la proa, sentado musitó para los próximos abordados.

- ¡Buenos días, jóvenes navegantes! Espero que estén preparados para entregarnos todo lo que tengan o sino me encargaré de ir yo mismo por ustedes, ¿Qué me dicen?

Una flecha fue lanzada desde el barco al que iba atracar el Pirata, pero no fue dada en el blanco debido a que Jack se lanzó hacia atrás cayendo de pie en su barco. Haciendo juegos con sus manos y mirando al cielo, sabía que no se lo ponían fácil, nunca lo hacían pero el lo intentaba, no le gustaba ser un pirata violento. Su mueca de burla ante el inminente contraataque del pequeño barco era algo muy gracioso de ver, puesto que gritó a los cuatro vientos para que estos escucharan.

- ¡MUY BIEN! ¡USTEDES LO PIDIERON!

El Capitán tomó su espada y se lanzó de un salto hacia el otro barco. Cayó justo en la vela, debido a que el Perla Negra era más alto. Estaba en lo más alto del mástil, haciendo piruetas para no caerse hasta que se agarró fuerte de una vela y luego del mástil, para quedarse ahí parado viendo desde arriba a los tripulantes de la nave.

- De seguro ustedes no son los únicos que están en el barco, pero se preguntarán el simple hecho de que a pesar de haber oído mis palabras, no han venido todos al rescate. Eso es muy fácil… puesto que no vengo solo.

Dijo el hombre para que algunos hombres del barco se dieran cuenta que esos no eran todos, pues conociendo a Seisyll no los había tirado al mar, sino que los estaba atando con delicadeza y nudo marinero dado que no le gustaba matar gente. Pero eran al menos la mitad en ese lugar, así que Jack se quedó ahí para que de un chasquido, apareciera su ‘mano derecha’ y arremetiera contra uno, para cargarlo con fiereza en su hombro y sumergirse a las aguas con él. Eran tan solo cuatro hombres ahora, debido a que cinco estaban atados colgando a los lados del barco y el último había sido embestido por Seisyll hasta ser llevado al mar.

Jack se fijó que un hombre tenía arco así que clavó su espada en la vela y descendió rasgando la tela de ésta, para caer a salvo en el navío. Se inclinó levemente haciendo una reverencia y adoptando su guardia extraña, levantó su espada para los presentes.

- Muy bien, chicos, ¿Quieren jugar?

Dijo éste mientras Seisyll que estaba amarrado a una cuerda, obviamente ya la estaba trepando por el lado del barco tras dejar al otro hombre nadando en el mar y algo herido. Era una emboscada bien pensada para ser dos hombres contra diez, perdón… solo quedaban cuatro y uno tenía armas, los demás eran simples navegantes.

por Jabranth Miér Ago 25, 2010 5:00 pm

Solo se pedi saber algo de los capitanes que te pedian algo asi, eran sin dudas piratas, mi pequeña embarcacion no tenia nada de valor, puesto que no era mercader ni nada por el estilo, asi que como no queria problemas, solo defendia lo unico que tenia ese momento, mi barco a y a mis camaradas, de poco en poco comenze a lanzar flechas, poco a poco para que ver si podia matar a algunos de esa tripuacion, mate a unos cuantos, pero al capitan que parecia ser malabarista, pudo esquivar practicamente las dos que le lanze, se dirigio hacia el mastil, y se desgloso hassta llegar a la proa, y ahora estaba frente de mi, solo tres hombres era lo unico que me quedaban, todos cubiertos a mis espaldas, los que estaban en las redes y en el masti, sus cuerpo colgaban de las cuerdas, y otros, estaban tirados por el timon, su sangre se comenzaba a esparcir por todo el barco, los que quedaban, comenzaron a tener miedo y a comenzar a lagrimear por las muerte de los demas.

Tome una flecha, y la sujete con mi arco, estire la cuerda rapidamente y apunte al pirata, y les dije a mis marineros.

Ustedes salten al mar, naden hasta las costas, y no regresen aqui, no avisen a nadie, vamos que esperan haganlo, yo tratare de distraerlos para ganar tiempo.

No voltee a verlos, solo escuche el sambullido de 3 cuerpos a la mar, ahora estaba completamente solo, fui acercandome a la orilla, igual, solo para poder asegurarme que estaban ya a la mar, ahora era cuestion de matar por lo menos al capitan, aunque hacia extrañas maniobras, movia la cadera, y el torax de un lado a otro mientras se acercaba.

Te gusta bailar y cortar?.- dijo y lanzo una estocada, la cual esquve con facilidad, no me daba espacio para poder tirar de mi arco, tan solo cuanto envio de nuevo la estocada, clave la flecha directo a su abdomen, la sangre comenzo a brotar, aunque no habia entrado en una zona de peligro, tan solo a uno centimetros de sus riñones.

Te lo advierto, para la otra, no habra compasion para ti y tus hombres.- dije, auque para mis adentros sabia que eso no hiba a detenerlos.

por Seisyll Vie Ago 27, 2010 2:13 am

Tres chapoteos se hicieron sentir en el agua, de seguro Jack había tirado a algunos ya, pensó en esos momentos Seisyll mientras escalaba y se asomaba lentamente por el borde del barco y observaba que el Capitán era herido con una flecha en el abdomen.

- ¡Jabranth!

Pensó el hombre mientras abría sus ojos de par en par, hasta ahora no había visto que el único que estaba en pie de todos los marineros, era nada mas y nada menos que Jabranth. No era muy buen arquero, de hecho Seisyll gracias a sus salidas de cacería sabía manejar mejor el arco que el pequeñuelo de cabellos plateados.

El Capitán Pirata se movía de acá para allá, escondiéndose detrás del mástil para esquivar algunas flechas, mientras que el gemelo comenzó a trepar las redes que estaban al costado del barco y servían para pescar. Escaló lentamente a la proa mientras escuchaba el desenlace de la batalla, si bien no quería fallarle a Jack porque sería bastante ingrato de su parte, ya que después de que lo hacían estaba mal era el único que le podía llegar a destino a Roma. Una vez en la proa, trepó bien rápido y con sigilo se acercó a Jabranth por la espalda y lo tomó desde atrás.

- ¡Suficiente!

Musitó Seisyll, para inclinarse hacia atrás como si fuese un arco en una especie de suplidora grecorromana, de puntas de pie para que Jabranth fuera a parar de nuca al suelo, si bien no le había desmayado le había causado suficiente aturdimiento para que el de cabello turquesa se le lanzara encima y lo tomara por el cuello.

- ¡Quédate quieto!

- ¡Llegaste tarde, Seisyll! Deberías haberlo hecho más rápido.

Dijo Jack mientras comenzaba a buscar cosas en el barco, sin hacerle caso a la flecha que tenía clavada en su abdomen. Tomó rápido las pertenencias de algunos hombres que estaban en el barco, mientras Seisyll se agachaba rápido al oído de Jabranth y le musitaba lentamente al oído, para que Jack no viera que había compasión.

- Lo siento, Jabranth...

Dijo mientras sosteniendo con su mano el cuello de Jabranth, levantó su puño y lo bajó con velocidad, para dejar inconciente al de cabellos plateados. Jack enlazaba una cuerda y la lanzaba hacia el Perla Negra, le hacía señas a Seisyll y éste se levantaba de su lugar para comenzar a escalar por la soga, hasta llegar al Perla Negra, lo propio hacía Jack y con su espada cortaba la sirga y ya el barco Pirata comenzaba a zarpar hacia otro lado.

Jack observaba a Seisyll, estaba como perdido en otro lado, su mirada no era la misma de la habitual, el Capitán sonrió, no había sido un gran robo pero algo era algo. Mientras tomaba el timón y giraba un poco hacia la izquierda, con la otra mano le palmeó el hombro al gemelo y le musitó lentamente.

- Anímate, ya pronto dejarás de hacer esto. Anclaremos pronto en Galia, allí podrás comenzar tu camino a pie, tengo un par de ‘amigos’ que me deben unos favores, así que podrás conseguir un caballo con el ‘botín’ que hemos conseguido hasta ahora.

- Jaja, eso espero.

Dijo observando Seisyll el barco que habían dejado. Aun se podían ver a los hombres colgando de cuerdas, ninguno había muerto por suerte, estaban todos bien solo estaban inconscientes. Sonrió una vez mas, encontrar a Jabranth le agradaba, si bien no era el mejor de los encuentros era agradable ver a otros nórdicos. Ahora la mirada de Seisyll apuntaba hacia el frente, tierras de Galia, allí iba el vikingo por su hermano.

por Jabranth Vie Ago 27, 2010 10:59 am

Habia pasado un tiempo desde que habia quedado inconsiente, no se que habia pasado, y solo lo unico que me pud despertar, fue el ruido, de mi barco romperse por los duros corales antes de que llegara a la costa, no se poruqe pero fue tal el estruendo que rapidamente me repuse, mi cabeza tenia un dolor tremendo, y me sentia completamente aturdido, entre mis pensamientos me parecia aver escuchado la voz de seysill, disculpandose, a lo mejor lo que habia echo en asgard solo habia sido por alguna razon muy fuerte, pero ahora se dirigia a roma.

El barco comenzo a destronarse de poco a poco, el agua a inundaba poco a poco, y yo aun estaba a metros de distancia de la costa, un poco tambaleante llegue hacia la orilla del barco, ahi estaba mi arco y mis flechas, que alguna habia impactado contra el famoso pirata, pero me preguntaba, como seysill era ahora pirata, acaso se habia unido a el por alguna razon o solo aparentaba ser lo que no era.

Tome mi arma, y lo puse a mi espalda, junto con mi arpa, que era lo unico que no se habian llevado, y me sambulli hacia el mar, ahora de poco a poco hacia unas abrazadas, para ir llegando poco a poco a la costa, la presencia de tiburones no importaban, no se veia ninguna aleta por las orillas, asi que con mas fuerza segui nadando hasta llegar a la playa, desconocida para mi, dejando atras lo que serian nuevos recuerdos, las historias de asgard, y las vidas de mis tripulantes caidos, la sangre de ellos serian llevados por el Kraken, fiel guardian de odin.

por Noah Miér Ene 19, 2011 1:24 am

La temperatura del lugar era tal y como lo recordaba. Corrientes heladas que su rostro sentía como si pequeños alfileres chocaran contra el. Su aliento era visible apenas abría sus labios y su vista era castigada ligeramente por la blancura de todo lo que les rodeaba. Ahora, los tres viajeros permanecían impávidos, escuchando como las tablazones de la precaria embarcación crujían por efecto de las aguas heladas. La pequeña costa congelada ya lograba mirarse a través de la densa neblina y la escarcha que caía para esos momentos. Noah, quedaba abstraído de nuevo por el recuerdo de su antigua estancia.

Imágenes de las duras batallas revoloteaban en su mente, recuerdos que en los próximos días reviviría al mando de un nuevo batallón. Ciertamente comenzaba a echar de menos a los draconianos y a sus oficiales. Le era un poco extraño considerar ponerse a la cabeza de una nueva unidad. Una con la que nunca había combatido ni conocido. Él era un suplente, así como vendría a sustituirlo otro comandante cuando el pereciera si se daba el caso. Los vientos sotaventearon hinchando la vela de forma gradual, encaminando a los tres hacia su destino final.

- Tiempo de llegada cuatro tercios.

El navegante de la nave expresó en su idioma naval, Noah no tuvo que calcular aquella aproximación. Tan sólo le bastó mirar ahora la costa que estaba más cerca y de donde podía ahora distinguirse la silueta de varios individuos montados a caballo que por el coronamiento de sus cabezas podía darle una clara visión de que eran legionarios.

- El comité de bienvenida pienso yo...

- ¡Silencio!

Noah reprendió a Drayden cuando éste ejerció su derecho de voz, no por el hecho de que se tomara tal confianza si no porque comenzaba a irritarle un poco su manera de hablar. El hecho era que estaba un tanto cansado tras los últimos días, y por otro lado le seguía acompañando aquella sensación de infortunio, una pieza que sentía faltaba en el rompecabezas. ¿El temor se apoderaba de su ser? Por supuesto que no, Noah era reacio, experimentado y curtido como general, era el hecho de desconocer el sentido a las cosas lo que le exasperaba y por eso chocaba con las oraciones que Drayden explayaba.

- ¡Alto ahí! ¡¿Quién va?!

El del centro alzó una mano al momento que alzaba su voz. Noah no dijo nada, miro con recelo ladeando un poco su rostro con impaciencia. Fue el mismo legionario, gobernante de la nave quien respondió.

-¡General de división!

Aquellos hombres parecieron entablar una pequeña charla por los murmullos que llegaban desde la costa. En esas tierras debían tener la máxima precaución ante cualquier novedad y era cierto que hasta ese punto muerto una embarcación solitaria con sólo tres sujetos como tripulación era sumamente inusual y las sospechas no se hicieron esperar.

- ¡Esta bien, pueden desembarcar!

A pesar de la concesión, aquellos jinetes formaron un abanico a modo de cordón de seguridad. Aquella acción levantó una pequeña sonrisa de conformidad en Noah al notar que esos sujetos sabían muy bien lo que hacían, no eran tan novatos como los había imaginado.

- General, esto me da una mala pinta...

- ¿Y hace cuanto que has tenido una buena pinta desde que perteneces a la milicia?

El legionario no terminó su frase cuando Noah le interrumpió con su pregunta. En un territorio tan hostil como el de Germania, lleno de un silencio sepulcral y la visión limitada cualquiera podía sentirse nervioso. Las cosas hasta ahora ya no podían revertirse, fuere lo que fuere que estaba incorrecto los tres ahora lo iban a descubrir.

La aproximación a la costa tranquilizó al parecer a los hombres apostados que ahora podían ver con claridad que un romano, ataviado con su armadura metálica y los distintivos de general era uno de los tripulantes. Uno de ellos desmontó y acto seguido los que lo acompañaban repitieron las acciones del primero. Noah distinguió la crin sobre el yelmo del legionario y los grabados en la armadura metálica. Entendió en el acto de que se trataba de un tribuno, los otros acompañantes eran tres centuriones y seis equites.

Todos golpearon el lado izquierdo de su pecho con el puño a manera de saludo hacia Noah el cual levantó la mano indicando que no era necesario el protocolo. Al menos no por el momento.

- General, esperábamos refuerzos y al aparecer sobre el mar tan sólo la embarcación de la cual nos valemos para mandar informes a Roma sopesamos que el enemigo se había adueñado de ella.

- No es inusual que hayas obrado con recelo tribuno.

Avanzando hacia el congelado suelo de Germania, Noah justificó el proceder del oficial sin encono en su voz. Drayden le siguió con los caballos desembarcando poniéndose en tierra firme aspirando con agrado el aire del lugar.

- ¿Cuál es tu nombre tribuno? Porque tu rango es evidente que es el apropiado.

- Demetrio señor. Oficial de la segunda cohorte de la legión Germánica.

- Es bueno conocerte Demetrio. Yo soy el nuevo comandante de la legión, soy el único refuerzo que han mandado a este infierno.

La sonrisa siniestra de Noah ensombreció su rostro el cual transmitió un sentimiento de nerviosismo en los demás. Aunque Noah tenía conocimiento ahora de por qué sólo a él le habían destinado a una legión al borde del exterminio.

- Adelante tribuno, ya es hora de conocer el estado de la primera legión, y de una vez por todas asumir el mando y ver a cuantos legionarios tendremos que descartar aún...

Demetrio asintió y esperaron a que Noah montara su caballo, luego todos los demás integrantes militares formaron dos columnas con Drayden en el centro mientras Demetrio cabalgaba a la izquierda del nuevo comandante en dirección de su cuartel general.

por Briseida Vie Ago 19, 2011 12:25 pm

El bamboleo de aquella nave era fuerte, y de no haber comido nada habría vomitado por la escotilla; el viejo cascarón parecía soportar las arremetidas del mar, aunque la verdad a mí en lo absoluto me gustaba, ¿qué puedo decir? Me gusta el suelo quieto y aunque no me desagrada el mar, prefiero que el suelo que piso no se mueva.

Estaba envuelta en una capa oscura, con lo que mi figura pasaba desapercibida, o eso esperaba, pues lo que menos deseaba era un encuentro con algún espía de mi antiguo amo, quien era seguro estarían buscando en todas partes a la asesina de su señor, aunque aquello no me importaba para nada. La brisa era fría, señal de que estaba llegando a un país helado en los inicios del otoño, y eso me hizo cubrirme más en mi manto mientras pensaba en lo que haría a continuación.

La perspectiva de quedar varada en aquel sitio en pleno invierno no me gustaba para nada, pero los inviernos germanos eran conocidos por su crueldad, pero quedarme mucho tiempo en un solo sitio tampoco era lo mío, los cazadores que iban tras mi cuello tenían ojos y oídos en todas partes, y el estímulo de una gran recompensa por mi cabeza haría multiplicar los ojos y oídos, por lo que debería tener extremo cuidado de ahora en adelante.

Un grito de uno de los marineros me hizo voltear hacia el frente y pude vislumbrar la lejana costa que se dibujaba a lo lejos, y un marinero que pasaba cargando unas cuerdas se detuvo a mi lado.

-Arribaremos antes del anochecer.

Me quedé callada sin decir nada, mirando la línea costera. Lo cierto es que debería pensar bien en lo que haría ahora, ya que mi cabeza tenía un precio y no es que me preocupara... pero por los momentos deseaba seguir respirando un poco más; al menos podría buscar un lugar para pasar la noche y ya luego ver qué haría.

por Briseida Lun Ago 22, 2011 12:42 pm

Bajé en el burdo muelle semi inundado y caminé por el lugar, tratando de orientarme y decidir qué hacer en los siguientes días. Era seguro que no podía quedarme mucho tiempo en un solo lugar, la clave de ser invisible era el continuo movimiento, por lo que debía procurar no estar mucho tiempo en el mismo lugar, aunque quizás estuviera paranoica, pero era mejor no correr riesgos.

Dejé la zona de los muelles y vi unos cuantos soldados romanos, caminando despreocupadamente por la zona... aquella vista me dio una idea, quizás si lograba hacer que me aceptaran en una legión... pero aquello osnaba casi una locura, aunque si no lo intentaba no sabría si lo era o no.

Decidida fui a una almacén, debería comprar ropa apropiada, y luego me presentaría ante un comandante de legión, le demostraría que era indicada para formar parte del ejército, así no sólo estaría en movimiento, sino que además podría aprender a perfeccionar mis técnicas de combate, y podría defenderme.

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