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Desierto Alto Egipto
Selene cabalgaba con fuerza. Le agradaba hacerlo y hacía mucho que no podía realizarlo. Cabalgando bajo las estrellas en donde los dioses ocupaban su lugar en el firmamento, se sentía bastante pequeña. Las Piramides de Gizah se hacían cada vez más cercanas mientras cabalgaba y decidió parar y esperar a Arianne. Miraba con deteniemiento las Piramides mientras el cielo se volvía cada instante mas claro por el amanecer.
Vino a su mente el rostro de su hermana, la forma en que desde pequeña la admiraba... se había dicho que Diva había sido la mujer más hermosa en nacer en cien años... y realmente lo era. Su cuello de cisne, sus ojos llamativos, sus labios redondos de cereza... era una mujer que habría hecho que cualquier hombre cayera a sus pies. y aun así, lo único que había hecho caer hasta ese instante era a Egipto. Más Selene se mantenía tranquila. Tenía que estarlo pues temer por su vida no servía de nada ahora. A veces cerraba los ojos y se veía en cadenas siendo humillada por las calles de Roma en algun desfile de conquista, para luego ser ejecutada públicamente para el deleite del pueblo. El mero pensamiento de aquello hacía que por su columna pasara un horrible escalofrío.
Sintió como el viento del desierto le helaba los brazos... se dió vuelta y sacó desde el lomo del caballo una cantimplora de cuero llena con vino y le dio un sorbo para recobrar el calor mientras miraba como el fuego del campamento a lo lejos se comenzaba a apagar. Los hombres debían estar cumpliendo sus ordenes y preparandose para abandonar Gizah...
Ahora de Rain dependía el futuro de muchas cosas, pero eso la tenía sin cuidado. Sabía que Diva iba a ir por ella con o sin Roma apoyandola... sólo que sin Roma jugar al gato y al rato se le haría mas dificil. Y entonces pasó algo extraordinario... una luz color purpura rodeó a Selene. No sabía que era con exactitud pero si sabía que Arianne podía hacer es tambien. Era como... sentir el universo recorrer sus venas. Y por curioso que sonara, era su forma de decirle exactamente donde estaba a Arianne, puesto que ella podía sentirla. Al mismo tiempo, si Arianne emanaba su propia luz, aquella magia ancestral que ambas habían estudiado... Selene podía saber exactamente donde estaba y cuanto se demoraría en llegar a ella.
- Ya estas cerca... apresurate querida amiga. Pues en el desierto, somos iguales... tu no eres mi sirvienta ni yo tu reina... simplemente... somos hermanas.
Vino a su mente el rostro de su hermana, la forma en que desde pequeña la admiraba... se había dicho que Diva había sido la mujer más hermosa en nacer en cien años... y realmente lo era. Su cuello de cisne, sus ojos llamativos, sus labios redondos de cereza... era una mujer que habría hecho que cualquier hombre cayera a sus pies. y aun así, lo único que había hecho caer hasta ese instante era a Egipto. Más Selene se mantenía tranquila. Tenía que estarlo pues temer por su vida no servía de nada ahora. A veces cerraba los ojos y se veía en cadenas siendo humillada por las calles de Roma en algun desfile de conquista, para luego ser ejecutada públicamente para el deleite del pueblo. El mero pensamiento de aquello hacía que por su columna pasara un horrible escalofrío.
Sintió como el viento del desierto le helaba los brazos... se dió vuelta y sacó desde el lomo del caballo una cantimplora de cuero llena con vino y le dio un sorbo para recobrar el calor mientras miraba como el fuego del campamento a lo lejos se comenzaba a apagar. Los hombres debían estar cumpliendo sus ordenes y preparandose para abandonar Gizah...
Ahora de Rain dependía el futuro de muchas cosas, pero eso la tenía sin cuidado. Sabía que Diva iba a ir por ella con o sin Roma apoyandola... sólo que sin Roma jugar al gato y al rato se le haría mas dificil. Y entonces pasó algo extraordinario... una luz color purpura rodeó a Selene. No sabía que era con exactitud pero si sabía que Arianne podía hacer es tambien. Era como... sentir el universo recorrer sus venas. Y por curioso que sonara, era su forma de decirle exactamente donde estaba a Arianne, puesto que ella podía sentirla. Al mismo tiempo, si Arianne emanaba su propia luz, aquella magia ancestral que ambas habían estudiado... Selene podía saber exactamente donde estaba y cuanto se demoraría en llegar a ella.
- Ya estas cerca... apresurate querida amiga. Pues en el desierto, somos iguales... tu no eres mi sirvienta ni yo tu reina... simplemente... somos hermanas.
Selene- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
Ataques :
AD - Espinas de la Ira (3750)*
AD - Pétalos Oscuros (3850)*
AM - Enredadera del Infierno (4350)*
AM - Cementerio Silencioso (3450)*
AM - Tumba del Silencio (4150)*
AF - Rosa Sangrienta (4350)*
Defensa :
Capullo de Rosa
Cantidad de envíos : 342
Re: Desierto Alto Egipto
Hacia mucho que no me sentia como ahora, me sentia libre de poder cabalgar sin ninguna opresion, podia notar como el viento acariciaba mis mejillas, de como el mi cabello se mecia a tal velocidad... era una sensacion tan agradable. Esperaba que mis hombres estuvieran bien, tambien debia de llegar a un acuerdo por la vida de ellos que estaban en Alejandria o bien se encontraban de camino a ella, ahora estaba solo y dependia de mi mismo.
Pare un momento por que el viaje estaba siendo largo, abri una de las cantimploras para beber un poco de agua que habia cogido, eso era una de las ultimas ofrendas recibidas por Selene antes de irse, pero de alguna manera o otra, debia compensarla por toda su amabilidad y por perdonar haber acabado con algunos de sus soldados a lo largo de este año
Levante mi mano y vi en mi muñeca mi cinta roja, habia que volver a ser quien era, asi que la quite y me la coloque en la frente, mire fijamente el horizonte, alli podia sentir una fuerza que crecia, una presencia que se hacia mas grande, la presencia de Selene, era como una gran luz morada invisible que solo podia ver si conectaba
Vamos mi corcel!!
El corcel se levanto y al caer emprendio de nuevo la marcha, mi miraba era tan fija y mi objetivo estaba tan claro que nada me iba a detener ahora, mi cuerpo parecia desprender una intensa luz dorada... y mi cuerpo iba tan rapido que parecia que llevaba alas en mi espalda que me impulsaba hacia mi camino a seguir...
Pasado un tiempo pude ver como habia alguien alli, era la mujer que estaba buscando, fije aun mas mi vista en ella, y la coloque de manera seria , seguramente ella no esperaba verme alli, pero no me importaba si me esperaba o no, el unico motivo para estar en Egipto era ir al encuentro de Selene...
Justo delante de ella y con gran maestria en el caballo me pare delante de ella levantando algo la arena, a mi espalda llevaba mi arco por si lo necesitaba y tras de ella se encontraba unas grandes piramides, seguramente el objetivo de la emperatriz..
Selene... al fin la encuentro.. he estado.. siguiendo su presencia desde que sali del campamento. Veo que queria hacer este viaje sin mi pero... no me ire hasta que me asegure que su seguridad y la de Egipto estan en orden.. asi de como la paz con Roma... y si quiere conseguirlo, me debera tener a su lado...
El caballo golpeaba el suelo y yo la miraba de manera seria, mi cuerpo de manera invisible estaba emanando una luz dorada, como si algo quisiera despertar en mi, ademas aun estaban esos sueños con esas plumas doradas, esa mujer de cabellos violetas,, la torre, la tumba...
Pare un momento por que el viaje estaba siendo largo, abri una de las cantimploras para beber un poco de agua que habia cogido, eso era una de las ultimas ofrendas recibidas por Selene antes de irse, pero de alguna manera o otra, debia compensarla por toda su amabilidad y por perdonar haber acabado con algunos de sus soldados a lo largo de este año
Levante mi mano y vi en mi muñeca mi cinta roja, habia que volver a ser quien era, asi que la quite y me la coloque en la frente, mire fijamente el horizonte, alli podia sentir una fuerza que crecia, una presencia que se hacia mas grande, la presencia de Selene, era como una gran luz morada invisible que solo podia ver si conectaba
Vamos mi corcel!!
El corcel se levanto y al caer emprendio de nuevo la marcha, mi miraba era tan fija y mi objetivo estaba tan claro que nada me iba a detener ahora, mi cuerpo parecia desprender una intensa luz dorada... y mi cuerpo iba tan rapido que parecia que llevaba alas en mi espalda que me impulsaba hacia mi camino a seguir...
Pasado un tiempo pude ver como habia alguien alli, era la mujer que estaba buscando, fije aun mas mi vista en ella, y la coloque de manera seria , seguramente ella no esperaba verme alli, pero no me importaba si me esperaba o no, el unico motivo para estar en Egipto era ir al encuentro de Selene...
Justo delante de ella y con gran maestria en el caballo me pare delante de ella levantando algo la arena, a mi espalda llevaba mi arco por si lo necesitaba y tras de ella se encontraba unas grandes piramides, seguramente el objetivo de la emperatriz..
Selene... al fin la encuentro.. he estado.. siguiendo su presencia desde que sali del campamento. Veo que queria hacer este viaje sin mi pero... no me ire hasta que me asegure que su seguridad y la de Egipto estan en orden.. asi de como la paz con Roma... y si quiere conseguirlo, me debera tener a su lado...
El caballo golpeaba el suelo y yo la miraba de manera seria, mi cuerpo de manera invisible estaba emanando una luz dorada, como si algo quisiera despertar en mi, ademas aun estaban esos sueños con esas plumas doradas, esa mujer de cabellos violetas,, la torre, la tumba...
Edward- Caballeros Dorados
- Reino : Santuario de Athena
Ataques :
AD - Flecha Sonica (750)
Defensa :
Absorción Dorada
Cantidad de envíos : 381
Re: Desierto Alto Egipto
Lo que nos unía a Selene y a mi era un fuerte lazo, que podía sentir su poder y sus emociones así no la sintiera cerca; ella ya había tomado su caballo y se mostraba bastante alejada con respecto al campamento, por mi parte salí velozmente de su tienda, vi como los hombres se retiraban en dirección a la tienda de Rain y dejando mi caballo listo y bien equipado, tomé las riendas y me subí en la hermosa bestia, en ese momento la basura romana, el que alguna vez se conoció como general pasaba a gran velocidad y a gran carrera por la playa en dirección a Selene.
Enfurecí en el instante en que le vi pasar y querer acompañarnos, me monté al caballo y agitando las amarras con gran fuerza el animal salió desbocado en la misma dirección que aquel sujeto. El trote era acelerado, el frío se hacia bastante crudo, la manta de lana que llevaba encima que cubría bien mi piel, me envolvía y calentaba con mucha eficiencia, además el hervir de mi sangre que aquella lacra romana nos siguiera importunando mantenía mi cuerpo con buena temperatura.
El caballo cabalgaba con poderío y elegancia, sus zancadas eran largas y su velocidad admirable, sin problemas alcancé al romano que justo se ponía al lado de Selene, sin hacerse esperar el romano dirigía palabras con cierta confianza descarada a la soberana de Egipto, las cuales escuché con gran nitidez y fuerza, mostrando una mueca de repulción y desprecio por cada estupides que le escupía su propio cerebro y él sin mucho ingenio vomitaba por su boca. Terminó de hablar como si esperara una respuesta favorable y merecedora de admiración por su parte; el trote de los animales era sincronizado y coordinado, saqué mi hoz y la puse sobre su cuello, tendría que ser un gran imbécil si se movía un poco, podía llegar a lastimarse, sin mirarlo y con voz burlesca e irónica expresé: - Y ahora la gran basura de Roma se cree el EMPERADOR!
Mi corazón aceleraba, la sangre me hervía, quería mover un poco mi arma, tan solo un poco y rebanarle el cuello, dejar que su sucia y repugante sangre bañara y manchara nuestras tierras, las sagradas tierras de Gizah como un sacrificio a nuestros propios Dioses, pero sabía que no podía tocarlo, no por ahora dado que el sueño de Selene aún permanecía latente tanto en su cabeza como en su corazón. Sin esperar volví a refutar ahora con tono seco y amenazador: - Y bien rata romana quién te dijo, quién te autorizó que podías dirigirte de manera tan personal a la reina de Egipto, recuérdalo bien, en Egipto no vales nada, tan sólo eres mierda que se pisa, que por ahora cuentas con la bendición, con la cortesía de nuestra amada Emperatriz, de nuestra adorada Diosa Selene es un caso excepcional y de buena fortuna, pero no abuses de tal privilegio. Delante de mi presencia siempre te dirigiras a ella como: Emperatriz o Soberana Selene, no toleraré más faltas de respeto tuyas.
Terminé de hablar retirando mi hoz de su cuello y llevandola nuevamente a mi espalda, el silencio se hizo presente entre nosotros, seguíamos galopando a buen ritmo, donde además de las pisadas de los caballos sobre la arena también se escuchaban las aguas como chocaban contra la arena de la playa y algún murmullo propio de la noche, recordé las ultimas palabras que dijo el romano y esbocé: - Perdone Emperador… la burla era más que evidente, - … le recuerdo que está en Egipto y tenemos a todos los hombres de su legión, que muera Ud. o muera uno de ellos no hace diferencia alguna a ningún tratado de paz, dado que nosotras estamos negociando con Roma no con la escoria y si mi lógica no me falla, Ud. para Roma ya no vale nada!, así que evitese comentarios tan “comprometedores” que sin Ud. no podemos hacer nada. Y no se moleste en contestar, Ud. ha demostrado en toda esta travesía de hospitalidad y gentileza que la sabiduría no lo acompaña y que la madre inteligencia le ha abandonado.
Detuve mi caballo tan solo un poco, para tomar camino hacia el lado libre de Selene, ya había puesto en su lugar al romano y Selene bien sabía que no toleraría faltas de respeto por su parte, así eso me costase la vida pero no antes sin llevarme la de él.
Enfurecí en el instante en que le vi pasar y querer acompañarnos, me monté al caballo y agitando las amarras con gran fuerza el animal salió desbocado en la misma dirección que aquel sujeto. El trote era acelerado, el frío se hacia bastante crudo, la manta de lana que llevaba encima que cubría bien mi piel, me envolvía y calentaba con mucha eficiencia, además el hervir de mi sangre que aquella lacra romana nos siguiera importunando mantenía mi cuerpo con buena temperatura.
El caballo cabalgaba con poderío y elegancia, sus zancadas eran largas y su velocidad admirable, sin problemas alcancé al romano que justo se ponía al lado de Selene, sin hacerse esperar el romano dirigía palabras con cierta confianza descarada a la soberana de Egipto, las cuales escuché con gran nitidez y fuerza, mostrando una mueca de repulción y desprecio por cada estupides que le escupía su propio cerebro y él sin mucho ingenio vomitaba por su boca. Terminó de hablar como si esperara una respuesta favorable y merecedora de admiración por su parte; el trote de los animales era sincronizado y coordinado, saqué mi hoz y la puse sobre su cuello, tendría que ser un gran imbécil si se movía un poco, podía llegar a lastimarse, sin mirarlo y con voz burlesca e irónica expresé: - Y ahora la gran basura de Roma se cree el EMPERADOR!
Mi corazón aceleraba, la sangre me hervía, quería mover un poco mi arma, tan solo un poco y rebanarle el cuello, dejar que su sucia y repugante sangre bañara y manchara nuestras tierras, las sagradas tierras de Gizah como un sacrificio a nuestros propios Dioses, pero sabía que no podía tocarlo, no por ahora dado que el sueño de Selene aún permanecía latente tanto en su cabeza como en su corazón. Sin esperar volví a refutar ahora con tono seco y amenazador: - Y bien rata romana quién te dijo, quién te autorizó que podías dirigirte de manera tan personal a la reina de Egipto, recuérdalo bien, en Egipto no vales nada, tan sólo eres mierda que se pisa, que por ahora cuentas con la bendición, con la cortesía de nuestra amada Emperatriz, de nuestra adorada Diosa Selene es un caso excepcional y de buena fortuna, pero no abuses de tal privilegio. Delante de mi presencia siempre te dirigiras a ella como: Emperatriz o Soberana Selene, no toleraré más faltas de respeto tuyas.
Terminé de hablar retirando mi hoz de su cuello y llevandola nuevamente a mi espalda, el silencio se hizo presente entre nosotros, seguíamos galopando a buen ritmo, donde además de las pisadas de los caballos sobre la arena también se escuchaban las aguas como chocaban contra la arena de la playa y algún murmullo propio de la noche, recordé las ultimas palabras que dijo el romano y esbocé: - Perdone Emperador… la burla era más que evidente, - … le recuerdo que está en Egipto y tenemos a todos los hombres de su legión, que muera Ud. o muera uno de ellos no hace diferencia alguna a ningún tratado de paz, dado que nosotras estamos negociando con Roma no con la escoria y si mi lógica no me falla, Ud. para Roma ya no vale nada!, así que evitese comentarios tan “comprometedores” que sin Ud. no podemos hacer nada. Y no se moleste en contestar, Ud. ha demostrado en toda esta travesía de hospitalidad y gentileza que la sabiduría no lo acompaña y que la madre inteligencia le ha abandonado.
Detuve mi caballo tan solo un poco, para tomar camino hacia el lado libre de Selene, ya había puesto en su lugar al romano y Selene bien sabía que no toleraría faltas de respeto por su parte, así eso me costase la vida pero no antes sin llevarme la de él.
Arianne- Cantidad de envíos : 21
Re: Desierto Alto Egipto
Selene se mantenía con los ojos cerrados, concentrándose con toda su fuerza en emanar aquella energía mágica que se movía por sus venas con cada latido de su fiero corazón. Sentía como algo dentro de si se movía, la hacía más fuerte, era realmente místico para ella, una sensación inimaginable para un mortal común. Aquella luz púrpura que iluminaba con tenuidad su ubicación, era como levantar su mano en medio del desierto para que Arianne la viera, la sintiera y finalmente la siguiera. A parte de Arianne, sabía que Rain de vez en cuando tenía esos presentimientos y podía encontrarla y saber lo que sentía o si estaba cansada, feliz, triste e incluso iracunda, simplemente… por sentir aquella vitalidad que se movía por su cuerpo. Esa era la razón por la cual las mantenía cerca, puesto que los dioses las habían bendecido con la habilidad de la magia de alumbrar sus cuerpos y poder crear cosas con aquella luz… cosas inimaginables y poderosas. Arianne, había elegido jugar con los ejércitos muertos haciendo brillar su energía… Lo que realizaba Selene era un misterio que sólo Arianne conocía.
De pronto, sintió una energía y a la distancia vio un pequeño destello dorado que iluminaba la oscuridad de esa noche… frunció el ceño. Puesto que aunque era una luz dorada similar a la que utilizaba Arianne y Rain para que las encontrara, no se trataba de ellas. La similitud de esas energías era alarmante, era esa misma sensación cálida como si estuviese avanzando en medio de un día de primavera por los valles del Nilo. Y, como Selene no era estúpida… supo de inmediato que estaba en problemas si se trataba efectivamente de los dioses que venían furiosos a arremeter contra su gran ofensa. Temió un momento y su estómago le empezó a cosquillear aa la idea de que Ma'at viniera personalmente a hacerla pagar por el trato dado a su hijo. Pero si era el momento de su muerte no se iría sin antes pelear. Aun sobre su corcel negro sabiendo la posibilidad de una pelea, sacó el Hoz, su arma favorita y la empuñó con su mano derecha esperando mientras aquella luz se volvía más grande con cada segundo que pasaba.
Producto del acercamiento, pasaron algunos segundos antes de que comprendiera que lo que veía no era Ma'at, sino… un hombre a caballo.
- Edward… - Murmuró un tanto temerosa. Más que un caballo parecía que estaba galopando un Pegaso dorado.
El estomago de Selene terminó de revolverse y sintió deseos de vomitar solo del nerviosismo de tener a ese hombre cerca de nuevo. Consideró escapar de inmediato y darse a la fuga, puesto que realmente temía la presencia de aquel Romano. Despues de aquel sueño, ese hombre a sus ojos ya no era un simple hombre, y ahora, al verlo envuelto en luz dorada… se terminaba de convencer que más que un mortal, estaba tratando con el hijo de la diosa Ma’at un igual para ella... alguien que no podía humillar ni dar mal trato, puesto sería una ofensa para los dioses.
La mano que mantenía sujeta la rienda de su corcel comenzó a tiritar por el impulso que le produjo correr, mas no lo hizo.
Contrólate cobarde… contrólate… - Se decía a si misma hastiada por su pavor. Hasta entonces nunca había temido en su vida… ahora sabía que ese hombre había sido puesto en su vida o para matarla… o para inmortalizarla.
Finalmente llegó frente a Selene… ya no tenía ese respeto en sus ojos, ni si quiera parecía temerle. ¿Se habría dado cuenta que era un dios? ¿Se habría dado cuenta que ya no tenía que mirarla hacia arriba sino a sus ojos de igual a igual? Selene se mantuvo completamente en silencio envuelta en aquella luz púrpura que se opacaba con la luz dorada del Romano.
- Paz… paz… - Murmuró mirándolo con sus grandes ojos violetas. – Roma sólo buscará la paz con mi pueblo cuando se me crucifique… a la vista de todo el pueblo de Roma, sin antes haberme paseado como una esclava para que se me escupa y arroje fruta podrida. Y aun cuando se acepte el tratado de paz que Rain ha mandado a Roma, Diva de cualquier forma buscará matarme de una manera u otra. Usted es romano, debería saberlo. Voy a ser tan sólo su trofeo de guerra si me derrotan aquí y me pasearán como un animal para luego sacrificarme y traerle alegría al pueblo. Harán de Egipto el prostibulo de Roma, seguirán abusando con la cuata de grano, y traeran hambre a mi pueblo una vez yo ya no éste aquí... a Roma no le interesa las personas que aquí viven, les interesa su grano... y a Diva... a Diva solo le interesa verme muerta. ¿Entiende en el problema que me encuentro entonces... General Edward?
Y justo entonces, llegó Arianne en su propio caballo, cubierta de lana para abrigarse parándose al lado de Selene. La joven era impaciente, impulsiva y ruda. No endulzaba las cosas, no mostraba respeto a nadie y su odio por todo hombre que caminara era más que evidente ya para esa altura al general y la joven suposo, que no debería alterarse ni sorprenderse por la honestidad y crudeza de las palabras de la escorpiona. Selene suspiró, estaba acostumbrada a la forma de ser de su amiga… por lo mismo sólo se dedicó a observarla dudosa si intervenir o no cuando puso su hoz en el cuello de Edward.
- Arianne… cálmate. No hay necesidad para ser descortés… – Dijo mirándola con seriedad. Esas agresiones en ese instante ya no eran necesarias… ella sabía lo que Selene había soñado y no quería seguir enfureciendo a los dioses insultando a uno de sus hijos. – El General ha cometido un error perdonable al dirigirse a mí sin mi título propiamente dado por los dioses. Recuerda que el no es Egipcio y no esta acostumbrado a nuestras tradiciones y formalidades…
Puso su mano sobre el brazo de Arianne acariciándole la piel con la punta de sus dedos, calmándola un poco. La miró con tranquilidad, con amor fraternal y le sonrió agradeciéndole su fiera protección. Sabía que Arianne se ponía como una gata en asecho cada vez que alguien insultaba o lastimaba a Selene.
Miró al general Romano… sabiendo que no podía ahora escaparse de él pues lo único que conseguiría con eso sería que las siguiera fuera donde fueran.
- Es cierto, no tenía intenciones de que nos siguiera al lugar donde vamos puesto que… ya no se cuanto pueda confiar en usted ni en su criterio. Me criaron para sólo confiar en mi misma, nunca decir lo que realmente pienso y siempre saber que el que esta un momento a mi lado apoyándome, al siguiente podría ser el que envenene mí copa. Se me crió para ser un adorno en el reino, una joya, un pilar para el gobierno de mis hermanos... nunca para ser Reina... por lo mismo aun estoy aprendiendo a serlo.
Selene bajó el hoz y lo puso en el lugar al costado del caballo en donde iba propiamente amarrado. Miró hacia el horizonte, un silbido del viento hizo que supiera que estaba próximo el amanecer y pronto, muy pronto, el calor sería tan irresistible que tendrían que parar a protegerse del sol. Por lo mismo no quiso perder más tiempo y dio vuelta su corcel para comenzar luego a moverse, no sin antes dedicarle algunas otras palabras a Edward.
- Así que yo, como Reina de Egipto se que un General Romano por muy buenas intenciones que tenga, sigue siendo un guerrero y su presencia aquí puede ser mi caída o mi salvación… - Sonrió por la ironía de la situación, que un hombre romano representara ambas cosas era una paradoja digna de un plan divino que aun no entendía. - … y como aun no me decido por una de aquellas opciones le permitiré que me siga… pero recuerde, sólo lo hará por que yo así lo deseo y se lo permito y no porque usted quiera hacerlo. Aunque estemos en el desierto, un lugar donde Arianne y yo decidimos ser iguales desde niñas… sigo siendo Selene Kamilah Nephthy…. hija de Isis, del linaje sagrado de Ankrahsenmun, Reina de Bajo y Alto Egipto y la tierra que se extiende hasta las cataratas.
Le dio un golpe a su caballo con su pie y este comenzó a galopar con rapidez en dirección a las pirámides para pasar a su lado. Selene las miró una vez más pidiéndole a los dioses y a los espíritus de los faraones descansando en ellas que la guiaran y protegieran por su camino en el desierto.
De pronto, sintió una energía y a la distancia vio un pequeño destello dorado que iluminaba la oscuridad de esa noche… frunció el ceño. Puesto que aunque era una luz dorada similar a la que utilizaba Arianne y Rain para que las encontrara, no se trataba de ellas. La similitud de esas energías era alarmante, era esa misma sensación cálida como si estuviese avanzando en medio de un día de primavera por los valles del Nilo. Y, como Selene no era estúpida… supo de inmediato que estaba en problemas si se trataba efectivamente de los dioses que venían furiosos a arremeter contra su gran ofensa. Temió un momento y su estómago le empezó a cosquillear aa la idea de que Ma'at viniera personalmente a hacerla pagar por el trato dado a su hijo. Pero si era el momento de su muerte no se iría sin antes pelear. Aun sobre su corcel negro sabiendo la posibilidad de una pelea, sacó el Hoz, su arma favorita y la empuñó con su mano derecha esperando mientras aquella luz se volvía más grande con cada segundo que pasaba.
Producto del acercamiento, pasaron algunos segundos antes de que comprendiera que lo que veía no era Ma'at, sino… un hombre a caballo.
- Edward… - Murmuró un tanto temerosa. Más que un caballo parecía que estaba galopando un Pegaso dorado.
El estomago de Selene terminó de revolverse y sintió deseos de vomitar solo del nerviosismo de tener a ese hombre cerca de nuevo. Consideró escapar de inmediato y darse a la fuga, puesto que realmente temía la presencia de aquel Romano. Despues de aquel sueño, ese hombre a sus ojos ya no era un simple hombre, y ahora, al verlo envuelto en luz dorada… se terminaba de convencer que más que un mortal, estaba tratando con el hijo de la diosa Ma’at un igual para ella... alguien que no podía humillar ni dar mal trato, puesto sería una ofensa para los dioses.
La mano que mantenía sujeta la rienda de su corcel comenzó a tiritar por el impulso que le produjo correr, mas no lo hizo.
Contrólate cobarde… contrólate… - Se decía a si misma hastiada por su pavor. Hasta entonces nunca había temido en su vida… ahora sabía que ese hombre había sido puesto en su vida o para matarla… o para inmortalizarla.
Finalmente llegó frente a Selene… ya no tenía ese respeto en sus ojos, ni si quiera parecía temerle. ¿Se habría dado cuenta que era un dios? ¿Se habría dado cuenta que ya no tenía que mirarla hacia arriba sino a sus ojos de igual a igual? Selene se mantuvo completamente en silencio envuelta en aquella luz púrpura que se opacaba con la luz dorada del Romano.
- Paz… paz… - Murmuró mirándolo con sus grandes ojos violetas. – Roma sólo buscará la paz con mi pueblo cuando se me crucifique… a la vista de todo el pueblo de Roma, sin antes haberme paseado como una esclava para que se me escupa y arroje fruta podrida. Y aun cuando se acepte el tratado de paz que Rain ha mandado a Roma, Diva de cualquier forma buscará matarme de una manera u otra. Usted es romano, debería saberlo. Voy a ser tan sólo su trofeo de guerra si me derrotan aquí y me pasearán como un animal para luego sacrificarme y traerle alegría al pueblo. Harán de Egipto el prostibulo de Roma, seguirán abusando con la cuata de grano, y traeran hambre a mi pueblo una vez yo ya no éste aquí... a Roma no le interesa las personas que aquí viven, les interesa su grano... y a Diva... a Diva solo le interesa verme muerta. ¿Entiende en el problema que me encuentro entonces... General Edward?
Y justo entonces, llegó Arianne en su propio caballo, cubierta de lana para abrigarse parándose al lado de Selene. La joven era impaciente, impulsiva y ruda. No endulzaba las cosas, no mostraba respeto a nadie y su odio por todo hombre que caminara era más que evidente ya para esa altura al general y la joven suposo, que no debería alterarse ni sorprenderse por la honestidad y crudeza de las palabras de la escorpiona. Selene suspiró, estaba acostumbrada a la forma de ser de su amiga… por lo mismo sólo se dedicó a observarla dudosa si intervenir o no cuando puso su hoz en el cuello de Edward.
- Arianne… cálmate. No hay necesidad para ser descortés… – Dijo mirándola con seriedad. Esas agresiones en ese instante ya no eran necesarias… ella sabía lo que Selene había soñado y no quería seguir enfureciendo a los dioses insultando a uno de sus hijos. – El General ha cometido un error perdonable al dirigirse a mí sin mi título propiamente dado por los dioses. Recuerda que el no es Egipcio y no esta acostumbrado a nuestras tradiciones y formalidades…
Puso su mano sobre el brazo de Arianne acariciándole la piel con la punta de sus dedos, calmándola un poco. La miró con tranquilidad, con amor fraternal y le sonrió agradeciéndole su fiera protección. Sabía que Arianne se ponía como una gata en asecho cada vez que alguien insultaba o lastimaba a Selene.
Miró al general Romano… sabiendo que no podía ahora escaparse de él pues lo único que conseguiría con eso sería que las siguiera fuera donde fueran.
- Es cierto, no tenía intenciones de que nos siguiera al lugar donde vamos puesto que… ya no se cuanto pueda confiar en usted ni en su criterio. Me criaron para sólo confiar en mi misma, nunca decir lo que realmente pienso y siempre saber que el que esta un momento a mi lado apoyándome, al siguiente podría ser el que envenene mí copa. Se me crió para ser un adorno en el reino, una joya, un pilar para el gobierno de mis hermanos... nunca para ser Reina... por lo mismo aun estoy aprendiendo a serlo.
Selene bajó el hoz y lo puso en el lugar al costado del caballo en donde iba propiamente amarrado. Miró hacia el horizonte, un silbido del viento hizo que supiera que estaba próximo el amanecer y pronto, muy pronto, el calor sería tan irresistible que tendrían que parar a protegerse del sol. Por lo mismo no quiso perder más tiempo y dio vuelta su corcel para comenzar luego a moverse, no sin antes dedicarle algunas otras palabras a Edward.
- Así que yo, como Reina de Egipto se que un General Romano por muy buenas intenciones que tenga, sigue siendo un guerrero y su presencia aquí puede ser mi caída o mi salvación… - Sonrió por la ironía de la situación, que un hombre romano representara ambas cosas era una paradoja digna de un plan divino que aun no entendía. - … y como aun no me decido por una de aquellas opciones le permitiré que me siga… pero recuerde, sólo lo hará por que yo así lo deseo y se lo permito y no porque usted quiera hacerlo. Aunque estemos en el desierto, un lugar donde Arianne y yo decidimos ser iguales desde niñas… sigo siendo Selene Kamilah Nephthy…. hija de Isis, del linaje sagrado de Ankrahsenmun, Reina de Bajo y Alto Egipto y la tierra que se extiende hasta las cataratas.
Le dio un golpe a su caballo con su pie y este comenzó a galopar con rapidez en dirección a las pirámides para pasar a su lado. Selene las miró una vez más pidiéndole a los dioses y a los espíritus de los faraones descansando en ellas que la guiaran y protegieran por su camino en el desierto.
Selene- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
Ataques :
AD - Espinas de la Ira (3750)*
AD - Pétalos Oscuros (3850)*
AM - Enredadera del Infierno (4350)*
AM - Cementerio Silencioso (3450)*
AM - Tumba del Silencio (4150)*
AF - Rosa Sangrienta (4350)*
Defensa :
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Re: Desierto Alto Egipto
Selene estaba parada frente a mi en su caballo, podia ver la duda en sus ojos, la sorpresa al verme alli frente a ella una vez mas, podia notarse que en parte no queria que estuviera alli delante, por unos momentos parecia dudar... Ella seguia empeñada en que Roma iba tras ella, pero queria quitarle esa idea de su cabeza, solo habia una persona que deseaba la muerte de Selene y no era mas que su propia hermana.... algo realmente curioso, negue con la cabeza al escuchar las palabras de Selene y firmemente la señale...
No! Se equivoca! Roma no desea su muerte, sino es su hermana la que quiere tal deseo, pero aun podemos hacer que los romanos entren en razon y comprendan que la vida de la emperatriz de Egipto es importante. El senado no permitira que por culpa de su muerte, su pueblo produzca menos comida, entiende eso? Aun puede lograrlo, solo debe hacerle ver que su vida es mas importante para la hambruna de Roma que su muerte... Yo solo deseo ver como la vida en Roma mejora, pero la emperatriz Diva solo esta actuando por venganza y eso puede empeorar la situacion en Roma, asi que debo evitarlo..
Pero en unos de los pocos momento que podia hablar a solas con Selene llego siguiendome la fiel guerrera Arianne, como era previsible lo primero que hizo era amenazarme y comenzar a insultarme sin fundamentos... todo se creaba a partir de que no respetaba en lo que ella deseaba a su superiora, y de ahi seguia un gran numero de mas insultos, amenazas con su arma en mi cuello, podia sentir el deseo de matarme...
Emperador? Pero es que no entiende nada? Si estoy aqui, es para ayudar a su emperatriz, no deseo su muerte, pero ella es la llave para que el hambre desaparezca de Roma. Cree usted que por haberme tenido como prisionero saben todo de mi? He luchado siempre de este modo y he llevado la paz a muchos rincones de este mundo que ahora prosperan...
Mire la hoja de su arma y como la retiraba, tenia fruncido el ceño por que no comprendia que podia pasar por la mente de esa mujer, su obsesion se hacia anormal, pero me compadecia de ella, solo necesitaba que alguien del exterior el diera mas confianza, por eso no queria ir en su contra
Su objetivo y el mio son el mismo, es lo unico que puedo decirle guerrera Arianne. Pueden apreciar mi ayuda o no, pero llegado el momento en que tengan que verselas con Roma, necesitaran a un romano de su lado que ha dedicado toda su vida a Roma.
Fue en ese momento en que mi conversacion con Arianne se volvia de nuevo tense que Selene mando que nos tranquilizaramos, asi pues si ella estaba de acuerdo seguiria con ella, pero aun estaba dudando, no sabia si tenerme a su lado le haria el bien o el mal, podia comprender que les fuera dificil creer que mis intenciones con su pueblo eran nobles, pero es que la seguridad de Egipto era proporcional a mantener la seguridad en Roma.
No le pido que confie en mi, solo que me mantenga a su lado, por que lo quieran o no, me necesitaran para convencer al senado de que su vida es fundamental...
Esperaba una respuesta positiva por parte de Selene, y tras pensarlo y hablarlo mucho, a su modo, acepto mi compañia una vez mas, pero esta vez no estaria a su lado como un prisionero, sino como un guerrero y un soldado de Roma que luchar por su pueblo y por la justicia, no lucha por la venganza de otros....
Esa respuesta me sirve, se lo agradezco y no se arrepentira de este camino que ha elegido, luchare por que Egipto y Roma prosperen.
Golpee mi cabello que se levanto sobre sus dos patas traseras, se podia ver la belleza de mi figura con el caballo blanco en esa accion, y al caer.. con gran velocidad segui los pasos de la estela purpura de Selene...
No! Se equivoca! Roma no desea su muerte, sino es su hermana la que quiere tal deseo, pero aun podemos hacer que los romanos entren en razon y comprendan que la vida de la emperatriz de Egipto es importante. El senado no permitira que por culpa de su muerte, su pueblo produzca menos comida, entiende eso? Aun puede lograrlo, solo debe hacerle ver que su vida es mas importante para la hambruna de Roma que su muerte... Yo solo deseo ver como la vida en Roma mejora, pero la emperatriz Diva solo esta actuando por venganza y eso puede empeorar la situacion en Roma, asi que debo evitarlo..
Pero en unos de los pocos momento que podia hablar a solas con Selene llego siguiendome la fiel guerrera Arianne, como era previsible lo primero que hizo era amenazarme y comenzar a insultarme sin fundamentos... todo se creaba a partir de que no respetaba en lo que ella deseaba a su superiora, y de ahi seguia un gran numero de mas insultos, amenazas con su arma en mi cuello, podia sentir el deseo de matarme...
Emperador? Pero es que no entiende nada? Si estoy aqui, es para ayudar a su emperatriz, no deseo su muerte, pero ella es la llave para que el hambre desaparezca de Roma. Cree usted que por haberme tenido como prisionero saben todo de mi? He luchado siempre de este modo y he llevado la paz a muchos rincones de este mundo que ahora prosperan...
Mire la hoja de su arma y como la retiraba, tenia fruncido el ceño por que no comprendia que podia pasar por la mente de esa mujer, su obsesion se hacia anormal, pero me compadecia de ella, solo necesitaba que alguien del exterior el diera mas confianza, por eso no queria ir en su contra
Su objetivo y el mio son el mismo, es lo unico que puedo decirle guerrera Arianne. Pueden apreciar mi ayuda o no, pero llegado el momento en que tengan que verselas con Roma, necesitaran a un romano de su lado que ha dedicado toda su vida a Roma.
Fue en ese momento en que mi conversacion con Arianne se volvia de nuevo tense que Selene mando que nos tranquilizaramos, asi pues si ella estaba de acuerdo seguiria con ella, pero aun estaba dudando, no sabia si tenerme a su lado le haria el bien o el mal, podia comprender que les fuera dificil creer que mis intenciones con su pueblo eran nobles, pero es que la seguridad de Egipto era proporcional a mantener la seguridad en Roma.
No le pido que confie en mi, solo que me mantenga a su lado, por que lo quieran o no, me necesitaran para convencer al senado de que su vida es fundamental...
Esperaba una respuesta positiva por parte de Selene, y tras pensarlo y hablarlo mucho, a su modo, acepto mi compañia una vez mas, pero esta vez no estaria a su lado como un prisionero, sino como un guerrero y un soldado de Roma que luchar por su pueblo y por la justicia, no lucha por la venganza de otros....
Esa respuesta me sirve, se lo agradezco y no se arrepentira de este camino que ha elegido, luchare por que Egipto y Roma prosperen.
Golpee mi cabello que se levanto sobre sus dos patas traseras, se podia ver la belleza de mi figura con el caballo blanco en esa accion, y al caer.. con gran velocidad segui los pasos de la estela purpura de Selene...
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Re: Desierto Alto Egipto
Y entre las pirámides comenzó la cabalgata, Edward siguió el paso de Selene y más atrás venía Arianne. El cielo estaba pálido puesto que el sol estaba por mostrar su rostro en el horizonte. Se notaba que el frío comenzaba a pasar y así mismo las ropas se iban perdiendo para cabalgar con más soltura. Fue en ese instante, que frente a Arianne una capa llegó a su rostro… la capa de Selene de la cual se había librado aun cabalgando. Lo siguiente fue un simple dolor punzante en el pecho de la joven cuando el Hoz la traspasó dejándola caer pesadamente en la arena.
Selene no se movió de su caballo y la vio tomarse el pecho con dolor, intentando que parara de sangrar. Miró a Selene con ojos de pena e ira, preguntándose porqué había sucedido aquello.
Selene, sin expresión en su rostro… se dejó caer del caballo y la observó hacia abajo. El sol estaba comenzando a salir y algunos rayos de luz chocaban contra ambas.
- Aun siendo la mujer más inteligente de Egipto… nunca pudiste entenderlo. – Dijo Selene mientras se acercaba a ella, para tomarla del pecho y tirarla hacia arriba. No había expresión de dolor, arrepentimiento o incluso misericordia en sus ojos. Haber atravesado el pecho de quien decía era su hermana le había dado igual… pues Selene había sido criada para ser una mujer fría. – Tú boca Arianne… desparrama por el aire hacia mis oídos todo lo que piensas aun cuando te he dicho repetidas veces que dejes de hacerlo. Tu boca… que tan libremente una y otra vez se permite alzar la voz más fuerte incluso que la mía… tus dulces labios que brillan como la piel de una cereza…tu boca que provocó a cada hombre de Egipto mas nunca fue besada por uno… es tu boca la que te ha traído la muerte ahora.
Tomó la hoz y lo puso sobre el pecho de Arianne, pensando en acabar con ello para evitarle más sufrimiento. Sólo entonces Selene fruncio el ceño con rabia pues sabía que estaba traicionando a una de las únicas personas que había estado al lado de ella en cada uno de los momentos de su vida, tanto en los buenos… como en los peores cuando pensó que sería crucificada en Roma. Se habían visto crecer… pero Arianne… no podía seguir viviendo, no cuando aquel instinto impulsivo arruinaba todo lo que Selene en ese momento estaba intentando construir.
- Te amé como una hermana… pero me amo a mi misma aun más. – Le susurró al oído mientras acariciaba su cabellera negra. Y se ponía de pie – Y que estés tan cerca traerá mi caída… y como verás mi escorpión… eso no puedo permitirlo.
Alzó la hoz y ésta brilló con el sol que ya estaba a la mitad en el horizonte… estaba lista para darle el golpe final, aquel que traería la muerte de la persona más inteligente en todo Egipto.
- No vale la pena… terminar contigo. – Susurró dandole la espalda mientras bajaba la Hoz y se volvía a subir al caballo. - El desierto lo hará. Siéntete honrada de morir en la misma tierra en donde descansan tus antepasados y soberanos… y siéntete feliz de que tu reina acabó con tu vida pues ya no le era útil.
Le dio un golpe a su caballo y éste comenzó a moverse. Observó que Edward estaba a una distancia en la cual pudo ver todo lo que había ocurrido. No le mostró una pisca de remordimiento en su rostro. Parecía que dicha operación habia sido tan simple como deshacerse de un peso extra. Más en el fondo… muy en el fondo… aquella acción la atormentaría. Pero Selene era lo suficientemente fuerte como para saber que era lo mejor para Egipto en ese instante era la muerte de Arianne. Diva pensaría que se estaba debilitando e intentaría aplastarla… y eso era exactamente lo que buscaba.
Paso al lado de Edward con el caballo a paso firme y lo miró con frialdad.
- Una palabra al respecto y correrás la misma suerte. – Puso la hoz en el lomo de su caballo. – Ten en claro que si he podido deshacerme de Arianne quien era como una hermana para mi sólo por mi propio bienestar… no dudaría dos veces en levantar mi arma hacia ti cuando ya no me seas útil, por lo tanto, procura siempre serlo… pues para mi eres insignificante y siempre lo serás… seas quien seas… a menos que me demuestres lo contrario…
Selene- Dama del Pecado
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Re: Desierto Alto Egipto
Juntos.. comenzamos a cabalgar los tres, yo a lomos de mi blanco como la nieve caballo, Arianne iba detras de mi, seguro de vigilar cada uno de mis movimientos. Habia silencio entre nosotros, y solo se escuchaba el galope de los caballos, la arena se levantaba en cada trote pues la velocidad que llevabamos era alta, ademas de que el sol comenzaba a salir y el frio pasaba del desierto para comenzar a hacer algo mas de calor...
Yo de por si no habia venido con mucho abrigo asi que no necesitaba quitarme nada, pero en cambio las mujeres que venian conmigo si venian abrigadas y ya comenzaban a sentir el calor de la mañana, Egipto era duro, muy frio por la noche, y muy caluroso por el dia... Selene se quito su capa y pude ver que pasaba al lado mia, volando hacia atras pero... rapidamente me di cuenta que lo que volaba no era solo la capa de Selene...
Un grito de dolor vino desde atras de mi, pare como pude mi caballo que incluso supero al de Selene... y detras de mi... estaba el cuerpo de Arianne tirado en la arena, manchando el suelo de sangre y retorciendose de dolor... No podia creer lo que estaba viendo, Selene acababa de atacar a la que consideraba su mas fiel guerrera, su hermana...
Por que... ?
Susurre, con mis ojos abiertos sorprendido, y acto seguido Selene se bajo para darle las explicaciones de su accion a la persona que estaba a punto de morir, no me hice nada.. por que ya no podia hacer nada.. la muerte le esperaba y al menos queria escuchar las razones de la traicion de Selene, la razon era clara, supervivencia... y Arianne se habia interpuesto en ella
Aun asi.. podia notar algo, un sentimiento que emanaba de la emperatriz, sus sentimientos eran tan grandes, que casi podia ver como lloraba por dentro, el hacer eso le habria costado mucho pero creo... que miro por el futuro de Egipto, aun asi.. no aprobaba tal accion, atacar a una persona que confia ciegamente, de esa manera...
Ni si quiera acabo con su vida, no podia hacerlo, y la dejo ahi, cuando de nuevo caminaba hacia mi, le dedique una mirada seria y fria, no era la primera vez que atentaba contra la vida de una de las suyas, asi como lo hizo con Rain... dandole de beber el mismo veneno que a los romanos, en esa mujer, podia haber bondad.. pero tambien habia algo de oscuridad...
.....
No dije nada , solo la mire, y estaria siempre alerta de ella, acompañar a una mujer que en cualquier momento puede matarte, seria todo un reto. Sentia lastima por Arianne, puede que hubiera perdido el rumbo... pero no merecia ser traicionada asi...
Debia seguir con lo que me proponia... estar con Selene para llegar al final de este tema entre Egipto y Roma, no queria desaprovechar ningun momento mas... y no respetaba lo que acababa de hacer Selene... por eso mismo, debia estar cerca, para que no volviera a ocurrir, y para hacer que dentro de ella, no vuelva aparecer esa maldad que tiene, todo un reto....
Golpee mi caballo y la segui a donde fuera que nos dirigieramos... siguiendo la estela de Selene y aquel sentimiento de dolor y tristeza que ella desprendia en esta cruel mañana... Heche una ultima mirada hacia atras, esperaba que la joven guerrera siguiera con vida, el no haber acabado con la vida de su guerrera aun podia darme algo de esperanza sobre Selene... debia confiar en ella, pero sienmpre estando alerta
Yo de por si no habia venido con mucho abrigo asi que no necesitaba quitarme nada, pero en cambio las mujeres que venian conmigo si venian abrigadas y ya comenzaban a sentir el calor de la mañana, Egipto era duro, muy frio por la noche, y muy caluroso por el dia... Selene se quito su capa y pude ver que pasaba al lado mia, volando hacia atras pero... rapidamente me di cuenta que lo que volaba no era solo la capa de Selene...
Un grito de dolor vino desde atras de mi, pare como pude mi caballo que incluso supero al de Selene... y detras de mi... estaba el cuerpo de Arianne tirado en la arena, manchando el suelo de sangre y retorciendose de dolor... No podia creer lo que estaba viendo, Selene acababa de atacar a la que consideraba su mas fiel guerrera, su hermana...
Por que... ?
Susurre, con mis ojos abiertos sorprendido, y acto seguido Selene se bajo para darle las explicaciones de su accion a la persona que estaba a punto de morir, no me hice nada.. por que ya no podia hacer nada.. la muerte le esperaba y al menos queria escuchar las razones de la traicion de Selene, la razon era clara, supervivencia... y Arianne se habia interpuesto en ella
Aun asi.. podia notar algo, un sentimiento que emanaba de la emperatriz, sus sentimientos eran tan grandes, que casi podia ver como lloraba por dentro, el hacer eso le habria costado mucho pero creo... que miro por el futuro de Egipto, aun asi.. no aprobaba tal accion, atacar a una persona que confia ciegamente, de esa manera...
Ni si quiera acabo con su vida, no podia hacerlo, y la dejo ahi, cuando de nuevo caminaba hacia mi, le dedique una mirada seria y fria, no era la primera vez que atentaba contra la vida de una de las suyas, asi como lo hizo con Rain... dandole de beber el mismo veneno que a los romanos, en esa mujer, podia haber bondad.. pero tambien habia algo de oscuridad...
.....
No dije nada , solo la mire, y estaria siempre alerta de ella, acompañar a una mujer que en cualquier momento puede matarte, seria todo un reto. Sentia lastima por Arianne, puede que hubiera perdido el rumbo... pero no merecia ser traicionada asi...
Debia seguir con lo que me proponia... estar con Selene para llegar al final de este tema entre Egipto y Roma, no queria desaprovechar ningun momento mas... y no respetaba lo que acababa de hacer Selene... por eso mismo, debia estar cerca, para que no volviera a ocurrir, y para hacer que dentro de ella, no vuelva aparecer esa maldad que tiene, todo un reto....
Golpee mi caballo y la segui a donde fuera que nos dirigieramos... siguiendo la estela de Selene y aquel sentimiento de dolor y tristeza que ella desprendia en esta cruel mañana... Heche una ultima mirada hacia atras, esperaba que la joven guerrera siguiera con vida, el no haber acabado con la vida de su guerrera aun podia darme algo de esperanza sobre Selene... debia confiar en ella, pero sienmpre estando alerta
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Re: Desierto Alto Egipto
Selene cabalgaba sin mirar hacia atrás. Lo hacía con la seguridad que su destino estaba al frente… en el lugar donde iban. El calor y los rayos de sol de la mañana estaban haciendo lo suyo. Se podía ver como las ondas subían desde la arena haciendo que esta a la distancia pareciera un gran espejo de agua… un cruel truco sin duda que jugaba el desierto con aquellos que se perdían en él y morían deshidratados.
De pronto, Selene paró su caballo entre la arena para sacar un poco de agua de una cantimplora de cuero que portaba consigo. Realmente hacía calor y lo que menos quería era enfermarse. No le habló a Edward, tan solo bebió agua viendo la posición del sol.
Pronto será medio día y deberemos buscar refugio del sol… ¿Dónde esta esa colina?
Pensaba una y otra vez en la colina, puesto que tendrían que parar al menos unas horas. El calor del medio día era tan intenso que podía enfermar a cualquiera, incluso a ella. Su piel blanca no estaba acostumbrada al sol y a pesar de que estaba cubierta de él lo mejor posible con algodón blanco, temía que pudiera enfermar. La enfermedad del sol era muy común… la piel se ponía roja y dolía, había vómitos y dolor de cabeza… y recuperarse de ésta solo le costaría tiempo innecesario.
Conocía el camino perfectamente, aunque todo parecía simple arena había detalles que para una joven que se había criado por esas tierras no pasaba desapercibido. Algunas rocas, otras quebradas, la forma en que las dunas se acomodaban, la posición del sol… todo aquello la orientaba y sabía que más adelante podría encontrar el oasis El Fayum. Un lugar de ensueño… un lugar en donde había conocido la magia por primera vez, y también, un lugar en donde esconderse al menos un tiempo hasta que fuera seguro salir nuevamente.
El medio día se acercaba… el sol a cada segundo que pasaba llegaba a la posición culminante… el calor ya se estaba haciendo insoportable y Selene sentía como el sudor cubría sus muslos. Incluso el caballo que corría parecía que iba a desfallecer en cualquier momento, puesto su pelaje era negro y los rayos de calor eran especialmente despiadados con él.
- ¡Ahí esta! – gritó de pronto Selene apresurando el paso del caballo cuando una quebrada rocosa se hacía presente en la aridez de la tierra, una quebrada que Selene supo bajar con extrema facilidad pues la conocía, adelantándose para indicarle el camino a Edward.
Una roca muy alta, luego algunas más tan altas como Selene, un pasadizo de piedras en descenso hasta que pudieron llegar al pie de aquella colina rocosa y ahí, en medio de todo, una división en la roca, lo suficientemente ancha para que entraran con sus caballos dentro de la quebrada.
Selene se bajó del caballo y lo guió a la entrada de dicha roca, amarrándolo a una de las anchas piedras. No miró para ver que haría Edward, tan solo retiro la bolsa en el lomo del caballo y camino algunos pasos solo para dejarse caer rendida por el calor y beber agua de la cantimplora… el calor era tan intenso que pensaba que se iba a desmayar… pero en ningún momento le mostraba debilidad al hombre a su lado. Se retiró la mayoría del algodón que cubría su rostro y brazos y tan solo se dejó caer, su espalda desnuda chocando contra la roca mientras seguía bebiendo agua para recuperarse y buscaba entre sus cosas lo que le habían empacado para comer.
De pronto, Selene paró su caballo entre la arena para sacar un poco de agua de una cantimplora de cuero que portaba consigo. Realmente hacía calor y lo que menos quería era enfermarse. No le habló a Edward, tan solo bebió agua viendo la posición del sol.
Pronto será medio día y deberemos buscar refugio del sol… ¿Dónde esta esa colina?
Pensaba una y otra vez en la colina, puesto que tendrían que parar al menos unas horas. El calor del medio día era tan intenso que podía enfermar a cualquiera, incluso a ella. Su piel blanca no estaba acostumbrada al sol y a pesar de que estaba cubierta de él lo mejor posible con algodón blanco, temía que pudiera enfermar. La enfermedad del sol era muy común… la piel se ponía roja y dolía, había vómitos y dolor de cabeza… y recuperarse de ésta solo le costaría tiempo innecesario.
Conocía el camino perfectamente, aunque todo parecía simple arena había detalles que para una joven que se había criado por esas tierras no pasaba desapercibido. Algunas rocas, otras quebradas, la forma en que las dunas se acomodaban, la posición del sol… todo aquello la orientaba y sabía que más adelante podría encontrar el oasis El Fayum. Un lugar de ensueño… un lugar en donde había conocido la magia por primera vez, y también, un lugar en donde esconderse al menos un tiempo hasta que fuera seguro salir nuevamente.
El medio día se acercaba… el sol a cada segundo que pasaba llegaba a la posición culminante… el calor ya se estaba haciendo insoportable y Selene sentía como el sudor cubría sus muslos. Incluso el caballo que corría parecía que iba a desfallecer en cualquier momento, puesto su pelaje era negro y los rayos de calor eran especialmente despiadados con él.
- ¡Ahí esta! – gritó de pronto Selene apresurando el paso del caballo cuando una quebrada rocosa se hacía presente en la aridez de la tierra, una quebrada que Selene supo bajar con extrema facilidad pues la conocía, adelantándose para indicarle el camino a Edward.
Una roca muy alta, luego algunas más tan altas como Selene, un pasadizo de piedras en descenso hasta que pudieron llegar al pie de aquella colina rocosa y ahí, en medio de todo, una división en la roca, lo suficientemente ancha para que entraran con sus caballos dentro de la quebrada.
Selene se bajó del caballo y lo guió a la entrada de dicha roca, amarrándolo a una de las anchas piedras. No miró para ver que haría Edward, tan solo retiro la bolsa en el lomo del caballo y camino algunos pasos solo para dejarse caer rendida por el calor y beber agua de la cantimplora… el calor era tan intenso que pensaba que se iba a desmayar… pero en ningún momento le mostraba debilidad al hombre a su lado. Se retiró la mayoría del algodón que cubría su rostro y brazos y tan solo se dejó caer, su espalda desnuda chocando contra la roca mientras seguía bebiendo agua para recuperarse y buscaba entre sus cosas lo que le habían empacado para comer.
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Re: Desierto Alto Egipto
Nuestros caballos nos seguian conduciendo tanto a Selene como a mi por las dunas de arena de aquel caluroso desierto. Ella en su corcel de pelaje negro y en cambio yo en el mio de pelaje blanco... ellos dos estaban haciendo un trabajo magnifico al llevarnos tan rapido por las arenas... Pero el solo ya habia salido y ya si comenzaba a dar fuerza, a dar bastante calor... el horizonte se difuminaba por las altas temperaturas que estabamos comenzando a soportar....
Sin previo aviso y unos metros mas adelante de mi, Selene para su corcel para tomarse un descanso y beber algo de agua, ya que si no lo haciamos podriamos sufrir un desmayo o algo mucho peor, mas yo ahora no bebi, solo me pare al lado de ella sin mirarla esperando a seguir cuando estuviera lista...
Continuamos la marcha, yo siempre detras de ella a unos metros, podia ver como su cabeza miraba hacia los lados, como si buscara un lugar en concreto, yo no apartaba los ojos de Selene, cada movimiento de su cuerpo, cada trote de su caballo, todo era analizado por mi.... Entonces su expresion cambio, habia encontrado lo que buscaba, un sitio para descansar pues el sol ya se colocaba en posicion de medio dia, la hora de mas calor
Pense que era un buena idea cubrirnos y descansar por ahora, al menos hasta que la calor suavizara, asi que segui a Selene hacia unas rocas, ella no me decia nada. Solo parecia estar guiandome
Comenzo a bajar unas rocas con su caballo, me quede mirando como lo hacia con maestria, era buena con el caballo, una a una iba bajando por las rocas, y cuando termino de hacerlo yo hice lo propio demostrando tambien bastante habilidad con dicho animal
Despues de eso ambos nos bajamos del caballo y comenzamos a andar, aquel lugar parecia un buen sitio para descansar, al entrar a las piedras Selene amarro su caballo tomando las bolsas que llevaba colgado, yo hice lo mismo, amarre al caballo y me acerque a su parte delantera para acariciarlo durante unos segundos
Descansa amigo, lo has hecho muy bien.
Le dedique unas palabras de amababilidad al caballo y tome las bolsas que yo tambien traia, me acerque a donde estaba Selene, aunque no lo mostraba podia notar su cansancio, por ser emperatriz no estaria acostumbrada a estos esfuerzos tanto como lo podria estar un general romano
Te encuentras bien?
Solo le pregunte eso, mientras me sentaba apoyandome en una roca que habia en frente de ella, coloque mi cabeza apoyada en la roca tambien mientras que bebia algo de agua para saciar mi sed que habia estado aguantando desde hace tiempo
Sera mejor que no nos movamos en un tiempo, nose a que distancia se encuentra el lugar al cual queires ir, pero debemos recuperar fuerzas, y ellos tambien.
Señalaba con la mano donde tenia el agua hacia los dos animales que parecian agotados, no podiamos seguir sin ellos y se algo les pasaba seria nuestro fin en medio del duro desierto.
Ademas.. tu piel puede sufrir bastantes quemaduras si te expones demasiado al sol, por mucho que estes abrigada, este sol es de justicia.
Intentaba hablar con ella, me hubiera gustado preguntarle como se encontraba respeto a su sirvienta, si estaba preocupada por ella, pero no lo crei oportuno, ya demasiado duro debio ser para ella..
Sin previo aviso y unos metros mas adelante de mi, Selene para su corcel para tomarse un descanso y beber algo de agua, ya que si no lo haciamos podriamos sufrir un desmayo o algo mucho peor, mas yo ahora no bebi, solo me pare al lado de ella sin mirarla esperando a seguir cuando estuviera lista...
Continuamos la marcha, yo siempre detras de ella a unos metros, podia ver como su cabeza miraba hacia los lados, como si buscara un lugar en concreto, yo no apartaba los ojos de Selene, cada movimiento de su cuerpo, cada trote de su caballo, todo era analizado por mi.... Entonces su expresion cambio, habia encontrado lo que buscaba, un sitio para descansar pues el sol ya se colocaba en posicion de medio dia, la hora de mas calor
Pense que era un buena idea cubrirnos y descansar por ahora, al menos hasta que la calor suavizara, asi que segui a Selene hacia unas rocas, ella no me decia nada. Solo parecia estar guiandome
Comenzo a bajar unas rocas con su caballo, me quede mirando como lo hacia con maestria, era buena con el caballo, una a una iba bajando por las rocas, y cuando termino de hacerlo yo hice lo propio demostrando tambien bastante habilidad con dicho animal
Despues de eso ambos nos bajamos del caballo y comenzamos a andar, aquel lugar parecia un buen sitio para descansar, al entrar a las piedras Selene amarro su caballo tomando las bolsas que llevaba colgado, yo hice lo mismo, amarre al caballo y me acerque a su parte delantera para acariciarlo durante unos segundos
Descansa amigo, lo has hecho muy bien.
Le dedique unas palabras de amababilidad al caballo y tome las bolsas que yo tambien traia, me acerque a donde estaba Selene, aunque no lo mostraba podia notar su cansancio, por ser emperatriz no estaria acostumbrada a estos esfuerzos tanto como lo podria estar un general romano
Te encuentras bien?
Solo le pregunte eso, mientras me sentaba apoyandome en una roca que habia en frente de ella, coloque mi cabeza apoyada en la roca tambien mientras que bebia algo de agua para saciar mi sed que habia estado aguantando desde hace tiempo
Sera mejor que no nos movamos en un tiempo, nose a que distancia se encuentra el lugar al cual queires ir, pero debemos recuperar fuerzas, y ellos tambien.
Señalaba con la mano donde tenia el agua hacia los dos animales que parecian agotados, no podiamos seguir sin ellos y se algo les pasaba seria nuestro fin en medio del duro desierto.
Ademas.. tu piel puede sufrir bastantes quemaduras si te expones demasiado al sol, por mucho que estes abrigada, este sol es de justicia.
Intentaba hablar con ella, me hubiera gustado preguntarle como se encontraba respeto a su sirvienta, si estaba preocupada por ella, pero no lo crei oportuno, ya demasiado duro debio ser para ella..
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Re: Desierto Alto Egipto
Te encuentras bien?
Selene no respondió, ni si quiera movió el rostro para observarlo, tan sólo bebió y sacó un pedazo de pan que masticó. Estaba sentada con su espalda en la pared de la roca abierta y sus rodillas flexionadas. Su figura parecía bastante más humilde y pequeña así de lo que había parecido en esos días cuando su cuerpo estaba adornado con hermosas líneas doradas pintadas en su piel, líneas doradas con bordes negros que representaban su estado de divinidad. Ya no portaba pelucas galardonadas con mostacillas de colores, ya no había una corona en forma de serpiente sobre su cabeza… parecía una simple niña que se aferraba con las uñas a la idea de no convertirse en una mujer. Habia un cierto aire melancólico y altanero en ella, sí, pero era bastante mas accesible que la divinidad en vida que había representado esos ultimos días con todo un pueblo siguiendola y glorificandola en cada paso que daba.
Volteó a mirar al general cuando le indicó que deberían permanecer ahí. Suspiró irritada, pensando que aquel comentario había sido completamente innecesario puesto que ella misma los había guiado allí. No le dijo a cuanto estaban de El Fayum… pero calculaba que a unas seis u ocho horas a caballo a paso moderado, y a unas cuatro a galope rápido. No dijo nada… pero a la mitad de aquel tiempo la aridez desaparecía y se entraba al oasis… aquella roca seca en medio del desierto en la cual se encontraban refugiados, dentro de la caverna, luego sería solo un mal recuerdo cuando su cuerpo se bañara en las aguas en medio del desierto.
Abrazó sus piernas y puso su cabeza sobre sus rodillas cansada… sentía el peso de no haber dormido en toda la noche y lo poco que sí lo había hecho, no había logrado realmente descansar. El rostro de Arianne torturaba sus recuerdos, la forma en que la miró moribunda sobre la arena le había lastimado el pecho… pero, nada podría derrumbar el espíritu indomable de Selene, ni si quiera la amistad. La muerte de Arianne había sido necesaria, ya había cumplido su labor ideando la forma en que Egipto pudiera generar más grano y también ya había cumplido convocando a un gran ejercito para Selene… ya no tenía mas uso y su boca hablaba todo lo que ella pensaba, haciéndola alguien poco confiable. Tenerla cerca habría significado que eventualmente terminara traicionándola esa lengua de serpiente asesina, y una de las dos hubiese matado a la otra. Selene, sólo había disminuido el tiempo de espera para que ello ocurriera y había actuado según su propia conciencia le indicaba, tal como se lo dijo alguna vez su padre al verla actuando por mero capricho e impulso.
“Alguna vez serás una Reina si alguno de tus hermanos falta… aprende a gobernar como una reina, con tu cabeza.”
Padre… que bien que estas muerto. Me hubiese muerto de humillación si hubieses visto a la hija de Isis lamentandose por una muerte necesaria...
Tenía los ojos cerrados, en su mente estaba completamente sola puesto que no quería hablarle a Edward por ahora, no era un momento para hablar. Su regla siempre había sido que en el desierto eran todos iguales, pues era el único lugar en el cual el verdaderamente fuerte sobrevivía y las coronas de oro no se podían beber en caso de perderse. Se reclinó un poco contra la roca y aun con los ojos cerrados se quedo dormida.
No tuvo sueños, pero no había nada más que un hombre romano y una diosa egipcia pudieran hacer solos en medio del desierto a la hora que con más intensidad golpeaba el sol. Durmió alrededor de dos horas, ininterrumpidas, sin sonidos que la perturbasen… cuando abrió los ojos vio al hombre romano aun ahí, y lo observó en silencio un instante. ¿Cómo podría ser él un elegido por los dioses si no tenía fuerza para luchar? Había rechazado un combate cuerpo a cuerpo, había actuado con misericordia… esas cosas, no eran cualidades que ella abrazara como guerrera, ella creía en ser despiadado en el campo de batalla pues era tu vida o al del otro, y siempre luchar por la gloria que traía consigo la victoria. Un hombre que no creía en eso… ¿Podía tener alas doradas?
Se puso de pie lentamente luego de bostezar, y con la cantimplora en su mano, le dio de beber un poco a su caballo. Acarició la cabeza de la bestia, después de todo… era su preferido. Él nunca le había fallado, y sabía que en caso de perderse en el desierto, su caballo gustoso daría su vida para que ella pudiese beberle la sangre.
Levantó ambas manos, estirándose por lo cansada que estaba, y sin voltearse a mirar al romano sólo pronuncio:
- Háblame de Roma, Edward… Quiero saber más del lugar en donde naciste.
Selene no respondió, ni si quiera movió el rostro para observarlo, tan sólo bebió y sacó un pedazo de pan que masticó. Estaba sentada con su espalda en la pared de la roca abierta y sus rodillas flexionadas. Su figura parecía bastante más humilde y pequeña así de lo que había parecido en esos días cuando su cuerpo estaba adornado con hermosas líneas doradas pintadas en su piel, líneas doradas con bordes negros que representaban su estado de divinidad. Ya no portaba pelucas galardonadas con mostacillas de colores, ya no había una corona en forma de serpiente sobre su cabeza… parecía una simple niña que se aferraba con las uñas a la idea de no convertirse en una mujer. Habia un cierto aire melancólico y altanero en ella, sí, pero era bastante mas accesible que la divinidad en vida que había representado esos ultimos días con todo un pueblo siguiendola y glorificandola en cada paso que daba.
Volteó a mirar al general cuando le indicó que deberían permanecer ahí. Suspiró irritada, pensando que aquel comentario había sido completamente innecesario puesto que ella misma los había guiado allí. No le dijo a cuanto estaban de El Fayum… pero calculaba que a unas seis u ocho horas a caballo a paso moderado, y a unas cuatro a galope rápido. No dijo nada… pero a la mitad de aquel tiempo la aridez desaparecía y se entraba al oasis… aquella roca seca en medio del desierto en la cual se encontraban refugiados, dentro de la caverna, luego sería solo un mal recuerdo cuando su cuerpo se bañara en las aguas en medio del desierto.
Abrazó sus piernas y puso su cabeza sobre sus rodillas cansada… sentía el peso de no haber dormido en toda la noche y lo poco que sí lo había hecho, no había logrado realmente descansar. El rostro de Arianne torturaba sus recuerdos, la forma en que la miró moribunda sobre la arena le había lastimado el pecho… pero, nada podría derrumbar el espíritu indomable de Selene, ni si quiera la amistad. La muerte de Arianne había sido necesaria, ya había cumplido su labor ideando la forma en que Egipto pudiera generar más grano y también ya había cumplido convocando a un gran ejercito para Selene… ya no tenía mas uso y su boca hablaba todo lo que ella pensaba, haciéndola alguien poco confiable. Tenerla cerca habría significado que eventualmente terminara traicionándola esa lengua de serpiente asesina, y una de las dos hubiese matado a la otra. Selene, sólo había disminuido el tiempo de espera para que ello ocurriera y había actuado según su propia conciencia le indicaba, tal como se lo dijo alguna vez su padre al verla actuando por mero capricho e impulso.
“Alguna vez serás una Reina si alguno de tus hermanos falta… aprende a gobernar como una reina, con tu cabeza.”
Padre… que bien que estas muerto. Me hubiese muerto de humillación si hubieses visto a la hija de Isis lamentandose por una muerte necesaria...
Tenía los ojos cerrados, en su mente estaba completamente sola puesto que no quería hablarle a Edward por ahora, no era un momento para hablar. Su regla siempre había sido que en el desierto eran todos iguales, pues era el único lugar en el cual el verdaderamente fuerte sobrevivía y las coronas de oro no se podían beber en caso de perderse. Se reclinó un poco contra la roca y aun con los ojos cerrados se quedo dormida.
No tuvo sueños, pero no había nada más que un hombre romano y una diosa egipcia pudieran hacer solos en medio del desierto a la hora que con más intensidad golpeaba el sol. Durmió alrededor de dos horas, ininterrumpidas, sin sonidos que la perturbasen… cuando abrió los ojos vio al hombre romano aun ahí, y lo observó en silencio un instante. ¿Cómo podría ser él un elegido por los dioses si no tenía fuerza para luchar? Había rechazado un combate cuerpo a cuerpo, había actuado con misericordia… esas cosas, no eran cualidades que ella abrazara como guerrera, ella creía en ser despiadado en el campo de batalla pues era tu vida o al del otro, y siempre luchar por la gloria que traía consigo la victoria. Un hombre que no creía en eso… ¿Podía tener alas doradas?
Se puso de pie lentamente luego de bostezar, y con la cantimplora en su mano, le dio de beber un poco a su caballo. Acarició la cabeza de la bestia, después de todo… era su preferido. Él nunca le había fallado, y sabía que en caso de perderse en el desierto, su caballo gustoso daría su vida para que ella pudiese beberle la sangre.
Levantó ambas manos, estirándose por lo cansada que estaba, y sin voltearse a mirar al romano sólo pronuncio:
- Háblame de Roma, Edward… Quiero saber más del lugar en donde naciste.
Selene- Dama del Pecado
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Re: Desierto Alto Egipto
Intentaba entablar una conversacion con Selene, ya fuera preguntandole como se sentia, como se encontraba, si estaba cansada... o dando mi opinion sobre el lugar donde estabamos. Pero ya nada de eso servia , la relacion que habiamos comenzado a tener entre ambos se comenzaba a enfriar, ella ya no era la mujer habladora de antes, la que durante el viaje en barco me explico y me deleito con descripciones de su adorado pais..
Ahora no habia ni miradas el uno en el otro, puede que el rencor por mi hubiera vuelto a su corazon, o que no le gustara que me metiera en los asuntos de su reino. Ya daba igual todo.. estabamos donde estabamos... Solo me quedaba ver como comia indiferente a mi. Y como descansaba su cabeza en sus rodillas, abrazandose a si misma
No hacia falta que me contestara, podia notar que estaba cansada pero su actitud y personalidad no iban a dejarle afirmarlo frente a mi. Volvio a moverse, esta vez reclinandose para apoyarse con los ojos cerrados. En esa cueva no podia hacer nada mas que mirar cada uno de sus movimietos... y ver como se quedaba dormida
En ese tiempo me quede mirando como respiraba, como su pecho crecia y disminuia mientras dormia por cada vez que el aire entraba en sus pulmones. La emperatriz de Egipto.... alli la tenia delante de mi, y deberia de llevarla a Roma, pero no podia dejarla a su suerte para que sufriera alli las peores de las torturas por culpa de su hermana Diva.
Que descanses...
Aproveche a decir ahora que estaba dormida y me levante para salir de la cueva, volvi a trepar por donde habia subido, solo para ver si alguien nos habia seguido o habia algun problema fuera. Esto era como estar de vigilancia en un campamento, siempre sin dormir, siempre sin descansar.. mi cuerpo ya no era el de antes, pero mi voluntad me hacia seguir adelante siempre.
Cuando me asegure que no habia nada raro, baje de nuevo, pasado por delante de los dos caballos y dedicandoles un tiempo a ellos, acariciandolos y dandoles agua para que se sintieran mejor, les sonrei, eran unos animales increibles que tenian el trabajo de llevarnos por las arenas...
Tras bastantes minutos con ellos me fui de nuevo a sentar frente a Selene, aun estaba dormida. En ese estado de tranquilidad su hermosura resplandecia aun mas, su rostro no era serio y frio, sino angelical. Yo por mi parte, sin tener nada mas que hacer, comence a comer pequeñas porciones de la comida que me habian dejado y que habia traido en bolsas conmigo...
No comi mucho, lo guarde el resto por si habia alguna emergencia, y me quede sentado durante bastante tiempo, solo con el entretenimiento de ver como Selene dormia frente a mis ojos, como sentia que en esos momentos, relajaba el peso tan grande que sobre sus hombros recaia...
Largo tiempo despues, los ojos de Selene se abrieron y yo aparte mis pupilas de ella. Tras un bostezo largo se fue hacia sus caballos , aun con esa actitud de lejania conmigo, era su enemigo, no podia pedir mas en ese momento. Pero despues de estar rodeados de tantos soldados egipcios y romanos, al final solo quedabamos ella y yo...
Selene estiro sus brazos relajandolos y me hablo al fin directamente, una pregunta que iba dirigida hacia mi, como podia tomar eso... Mire su espalda desnuda... tan blanca, palida.. aprete mis labios preparado para responder..
Roma... se le conoce como el futuro.. sus edificaciones de marmol son mas que reconocidas. Perfeccionistas en todos los sentidos. Con un mercado donde puedes encontrar todo lo que deseos, las calles de los mercados llegan tan lejos que no alcanza la vista, asi como la gente que los recorre. El palacio es algo tan grande.. cuando lo miras justo de frente te sientes realmente pequeño... El coliseo... una de las edificaciones mas grande que se pueda ver en Roma. Lastima que un lugar asi sea el que le de felicidad a los romanos...
Dije con tristeza en mis palabras, pues sabia que el coliseo se utilizaba para la diversion de los demas, se jugaba con la vida de las personas solo para que otras se sintieran felices, habia tantas cosas de Roma que no soportaba... el trato a los esclavos, la torura... la falta de respeto a la mujer...
Pero sinceramente para mi, la hermosura de Roma esta en sus alrededores, en sus villas y casas exteriores donde el verde de la naturaleza de los prados y la tranquilidad con ella misma te hace sentir en verdadera armonia, con esa temperatura tan agradable. Extraño tanto eso, sentir como el viento de la mañana me acaricia sabiendo que ese dia no tendre que combatir...
Me habia pedido que hablara de Roma, pero no podia evitar referirme a mi mismo, a lo que yo deseaba, por lo que yo luchaba, esa tranquilidad que estuviera reflejada en el mundo.
Pero tengo que luchar, luchar para que la belleza de Roma, no se ve ensombrecida por actos crueles que ellos mismo cometen. Roma tiene tanto de bueno como lo tiene de malo, usar algo tan hermoso como un Coliseo para el sufrimiento de los esclavos... y ya ni vivir en el campo serviria, pues la cosecha cada vez es peor y la gente se muere de hambre, necesito.. necesitamos encontrar la solucion pronto para que las personas dejen de morir por el hambre, es fundamental.
No miraba a Selene pues ella no lo hacia a mi, ella me preguntaba sobre Roma y yo le daba mi punto de vista, quizas pensaria que la iba a llenar de gloria y grandeza a donde yo pertenecia, pero la unica grandeza que existia para mi en Roma era sus campos, su naturaleza y su tranquilidad... cosa que ya no podia ni disfrutar
Se lo que pasa por tu mente. Te preguntas que hace un hombre como yo, que no le gusta luchar, que no defiende a muerte los ideales de su pueblo.. siendo un general de Roma a su alta edad. La respuesta es simple.. no puedo quedarme de brazos cruzados mirando como mi pueblo muere y como el fuerte oprime al debil... si hay algo que tengo es esperanza en las personas, en que tomen el camino correcto. Y si en ese camino tengo que luchar, lo hare... por mis propios ideales, no los de Roma.
Ahora no habia ni miradas el uno en el otro, puede que el rencor por mi hubiera vuelto a su corazon, o que no le gustara que me metiera en los asuntos de su reino. Ya daba igual todo.. estabamos donde estabamos... Solo me quedaba ver como comia indiferente a mi. Y como descansaba su cabeza en sus rodillas, abrazandose a si misma
No hacia falta que me contestara, podia notar que estaba cansada pero su actitud y personalidad no iban a dejarle afirmarlo frente a mi. Volvio a moverse, esta vez reclinandose para apoyarse con los ojos cerrados. En esa cueva no podia hacer nada mas que mirar cada uno de sus movimietos... y ver como se quedaba dormida
En ese tiempo me quede mirando como respiraba, como su pecho crecia y disminuia mientras dormia por cada vez que el aire entraba en sus pulmones. La emperatriz de Egipto.... alli la tenia delante de mi, y deberia de llevarla a Roma, pero no podia dejarla a su suerte para que sufriera alli las peores de las torturas por culpa de su hermana Diva.
Que descanses...
Aproveche a decir ahora que estaba dormida y me levante para salir de la cueva, volvi a trepar por donde habia subido, solo para ver si alguien nos habia seguido o habia algun problema fuera. Esto era como estar de vigilancia en un campamento, siempre sin dormir, siempre sin descansar.. mi cuerpo ya no era el de antes, pero mi voluntad me hacia seguir adelante siempre.
Cuando me asegure que no habia nada raro, baje de nuevo, pasado por delante de los dos caballos y dedicandoles un tiempo a ellos, acariciandolos y dandoles agua para que se sintieran mejor, les sonrei, eran unos animales increibles que tenian el trabajo de llevarnos por las arenas...
Tras bastantes minutos con ellos me fui de nuevo a sentar frente a Selene, aun estaba dormida. En ese estado de tranquilidad su hermosura resplandecia aun mas, su rostro no era serio y frio, sino angelical. Yo por mi parte, sin tener nada mas que hacer, comence a comer pequeñas porciones de la comida que me habian dejado y que habia traido en bolsas conmigo...
No comi mucho, lo guarde el resto por si habia alguna emergencia, y me quede sentado durante bastante tiempo, solo con el entretenimiento de ver como Selene dormia frente a mis ojos, como sentia que en esos momentos, relajaba el peso tan grande que sobre sus hombros recaia...
Largo tiempo despues, los ojos de Selene se abrieron y yo aparte mis pupilas de ella. Tras un bostezo largo se fue hacia sus caballos , aun con esa actitud de lejania conmigo, era su enemigo, no podia pedir mas en ese momento. Pero despues de estar rodeados de tantos soldados egipcios y romanos, al final solo quedabamos ella y yo...
Selene estiro sus brazos relajandolos y me hablo al fin directamente, una pregunta que iba dirigida hacia mi, como podia tomar eso... Mire su espalda desnuda... tan blanca, palida.. aprete mis labios preparado para responder..
Roma... se le conoce como el futuro.. sus edificaciones de marmol son mas que reconocidas. Perfeccionistas en todos los sentidos. Con un mercado donde puedes encontrar todo lo que deseos, las calles de los mercados llegan tan lejos que no alcanza la vista, asi como la gente que los recorre. El palacio es algo tan grande.. cuando lo miras justo de frente te sientes realmente pequeño... El coliseo... una de las edificaciones mas grande que se pueda ver en Roma. Lastima que un lugar asi sea el que le de felicidad a los romanos...
Dije con tristeza en mis palabras, pues sabia que el coliseo se utilizaba para la diversion de los demas, se jugaba con la vida de las personas solo para que otras se sintieran felices, habia tantas cosas de Roma que no soportaba... el trato a los esclavos, la torura... la falta de respeto a la mujer...
Pero sinceramente para mi, la hermosura de Roma esta en sus alrededores, en sus villas y casas exteriores donde el verde de la naturaleza de los prados y la tranquilidad con ella misma te hace sentir en verdadera armonia, con esa temperatura tan agradable. Extraño tanto eso, sentir como el viento de la mañana me acaricia sabiendo que ese dia no tendre que combatir...
Me habia pedido que hablara de Roma, pero no podia evitar referirme a mi mismo, a lo que yo deseaba, por lo que yo luchaba, esa tranquilidad que estuviera reflejada en el mundo.
Pero tengo que luchar, luchar para que la belleza de Roma, no se ve ensombrecida por actos crueles que ellos mismo cometen. Roma tiene tanto de bueno como lo tiene de malo, usar algo tan hermoso como un Coliseo para el sufrimiento de los esclavos... y ya ni vivir en el campo serviria, pues la cosecha cada vez es peor y la gente se muere de hambre, necesito.. necesitamos encontrar la solucion pronto para que las personas dejen de morir por el hambre, es fundamental.
No miraba a Selene pues ella no lo hacia a mi, ella me preguntaba sobre Roma y yo le daba mi punto de vista, quizas pensaria que la iba a llenar de gloria y grandeza a donde yo pertenecia, pero la unica grandeza que existia para mi en Roma era sus campos, su naturaleza y su tranquilidad... cosa que ya no podia ni disfrutar
Se lo que pasa por tu mente. Te preguntas que hace un hombre como yo, que no le gusta luchar, que no defiende a muerte los ideales de su pueblo.. siendo un general de Roma a su alta edad. La respuesta es simple.. no puedo quedarme de brazos cruzados mirando como mi pueblo muere y como el fuerte oprime al debil... si hay algo que tengo es esperanza en las personas, en que tomen el camino correcto. Y si en ese camino tengo que luchar, lo hare... por mis propios ideales, no los de Roma.
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Re: Desierto Alto Egipto
Y el hombre respondió a su pregunta sin si quiera mirarla tampoco… aunque esto realmente Selene no lo sabía pues le estaba dando la espalda mientras acariciaba la crin de su caballo negro, pasando un cepillo por su pelaje para hacerlo brillar. La forma en que Edward describía a Roma la hacía pensar que debía ser un gran lugar, tan glorioso como Alejandría. Pensaba en su hermana paseando por las calles de mármol, envuelta en pieles y seda y acarreada por esclavos. Era un panorama que le hubiese gustado ver por si misma si no hubiese estado amenazada de muerte si llegaba a ese lugar. Cada vez que Edward hablaba de sangre, sufrimiento, esclavitud, desigualdad… su tono de voz moría. Se sentía muy apagado.
De pronto el hombre terminó de hablar y Selene dio una risa seca y corta, un tanto burlesca.
- Tú no sabes ni nunca sabrás lo que pasa por mi mente, Edward. No seas presuntuoso. – Respondió Selene sin darse vuelta aun pasando aquel cepillo por el caballo. – Lo que realmente me preguntaba era por qué un hombre que tiene ideales propios sigue siendo un simple general y no el dueño de la tierra que describe con tanto amor y llevarla por el camino que le parezca más justo.
El calor aun era sofocante fuera de la sombra, pero bajo ésta, aunque era bastante alta la temperatura al menos era soportable. Selene se movia con gracia, sus blancos brazos acariciaban una y otra vez el pelaje, cosa que en publico jamas hubiese hecho pero que parecía calmarl. Cerró los ojos y el rostro de Diva vino a su mente nuevamente.
- Diva solía decir, que los ideales no llevan a ninguna parte a menos que tengas un buen ejército tras él. Idea que comparto yo misma, y mi ejército. – Seguía cepillando su caballo hasta que finalmente terminó y se volteó.
Observó a Edward un instante. Aquel hombre era bello, tenía rasgos finos y mediterráneos en él… brazos grandes, altura, porte… pero aun así, seguía siendo un simple general al mando de otro, de su propia hermana. Algo debió ver en él Diva para elegirlo sobre los demás para intentar acorrarlala y derrotar a Egipto y todos los que alguna vez la habían humillado.
- Dime algo, ¿Te estas cogiendo a mi hermana? – Preguntó Selene de la forma más honesta que pudo y con seriedad. No había burla ni ironía en sus palabras. – No digo “llevando a la cama”, “haciendo el amor” ni si quiera el más recatado terminos “amantes…”, pues la conozco. Aparte de sexo no le servirías de algo más, pues se ve que no tienes poder y me imagino que tampoco riquezas… y aunque los tuvieras no sería suficiente para ella que es la esposa del emperador. Cuando fue Reina de Egipto solía ser famosa por su reputación en ese aspecto.
Seguía pensándolo. ¿Por qué Edward? ¿Cuál era la razón de que él estuviese ahí? Era un guerrero extraordinario de ello no había duda, había derrotado a gran parte de su ejercito, sufriendo bajas grandes pero no lo suficientemente significativas para impedirle invadir Alejandría. Era imprudente, pues se había atrevido a cuestionar a las personas que sostenían la soga sobre su cuello en un estado de semi esclavitud… y además… ¿Cómo Diva habría confiado en un hombre con ojos tan puros? Su hermana solía allegarse a los más despiadados criminales que pudiese manipular, ¿Por qué elegir a ese hombre que parecía odiar luchar?
- Te lo pregunto por que luego de que me dijiste que sabías lo que estaba pensando... “que hace un hombre como yo aquí” – Dijo imitando a Edward y su solemnidad, dejando caer sus parpados burlándose un poco de él. – De verdad… no me explico que hace un hombre que ama lo verde, el prado, los campos, los valles y que odia la lucha… en una guerra en medio del desierto. Pero más que eso... me refiero a… ¿Por qué mi hermana te eligió a ti sobre al resto?
Permaneció parada con un cierto toque de inocencia en ella, parecía solo una niña junto al caballo negro, reclinando su espalda contra él. Su cabello caía en mechones por su rostro, corto, negro, se podía percibir el aroma a rosas en él incluso desde la distancia en que se encontraba Edward y sus ojos violetas para un hombre de poca voluntad habrían parecido irresistibles.
Selene- Dama del Pecado
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Re: Desierto Alto Egipto
Esa mujer no dejaba que nadie entrara dentro de ella, que nadie entrara dentro de sus pensamientos... se cerraba demasiado a los demas incluso sabiendo que eso seguramente era lo que pensaba de mi, aunque no deberia ser el mas indicado para hablar sobre ello ya que yo mismo desde niño me dedique a entrenar mi cuerpo y mi mente alejado de los demas jovenes, solo con mi propio proposito en la vida
Tienes razon, para cambiar el mundo tienes que tener poder. Pero no sere yo quien lidere ese ejercito de paz. Siento que hay alguien en este mundo al cual estoy destinado a seguir, con los mismo ideales y creencias que yo. No es solo un sentimiento ficticio, de verdad lo noto, como un lazo invisible que me comunica con alguien. Y cuando lo encuentre... juntos con mas valerosos guerreros, llevaremos esta mundo a la paz.
Las palabras de Edward sonaban tan convincentes, creia en sus propias palabras. Y es que a la persona que tanto esperaba era la antigua diosa de la sabiduria, Athena. El mismo no sabia que anteriormente habia sido un santo dorado, uno de grandes y alas doradas que habia luchado por todo lo que el creia. Por ese sentimiento es por lo que Edward seguia en pie, luchando.
Miro intensamente a los preciosos ojos de Selene, con bondad y sinceridad en lo que decia. Aunque la duda seguia en la cabeza de la mujer egipcia. No entendia como una mujer como Diva habia confiado la importante tarea de conquistar su propio pais a un hombre que predicaba la paz... Con una soltura que no le habia visto antes expuso que quizas fuera que me aprovechaba de ella, dandole relaciones sexuales a cambio de mi alto cargo.. No evite soltar una pequeña sonrisa por que me hizo algo de gracia la manera en que lo expuso y como veia a su propia hermana
Si te soy sincero no he llegado ni si quiera a tocarla. Asi que no sera por ese tema por el cual ella confio en mi. Nose con cuantos hombres abra estado ella, pero no soy uno de ellos y dudo serlo nunca...
Me levante limpiando el polvo de mi parte posterior. Heche aire por la boca que me hizo levantar algo mi flequillo, tenia calor.. y si lo tenia dentro no podia imaginar cuanto podria tener fuera de aquella cueva... Como no tenia peligro de quemarme me desprendi de la partes superiores de mis ropajes dejando mi pecho al descubierto..
Entre los musculos y algunas gotas de sudor, se podian ver heridas y cicatrices, productos de los años y mas años que habia luchado por defender a las personas... Movi mis hombros y mi cuello que se sentian algo entumecidos por estar mas de dos horas parado... y fui caminando hacia donde estaba Selene...
Ella repetia el por que me habian elegido a mi, y ni yo mismo lo podia saber por que fui yo, solo tenia suposiciones de lo que pasaba por la mente de Diva. Al llegar al lado de ella coloque los ropajes en una de las bolsas que mi blanco caballo tenia, y tome otra de las cantimploras de la cual tome muy poca agua y la heche sobre mis cabellos y por mi cuerpo, refrescandome, una sensacion que me hacia rejuvenecer por lo agradable que se sentia...
Quizas tu hermana.. queria proteger su pueblo, quizas no sea tan mala como piensas y me envio a mi sabiendo que buscaria el menor daño posible... yo no me considero una espada. Soy mas bien un escudo que protege a la gente, tanto a mis aliados como a mis enemigos. En estos momentos trato de ser el escudo de Egipto...
Me habia colocado a su lado, hablandole cercanamente, dandole toda mi confianza, intentado que creyera en mi, en mis palabras.. Las gotas de agua caian desde mi cabello... estaba tan cerca de ella que podian caer en sus hombros. La superaba en una cabeza o mas de estatura, asi que como en cuerpo.
Era una mujer muy bella y con unos rasgos que la hacia preciosa, esos ojos eran duros pero intentos y hemosos, ahora que me miraba podia deleitarme de nuevo con ellos, observar su grandeza... Deseaba tanto ayudarla, por que admiraba la manera en que cuidaba de su pueblo, como dañaba su corazon por el futuro de los demas..
Tienes razon, para cambiar el mundo tienes que tener poder. Pero no sere yo quien lidere ese ejercito de paz. Siento que hay alguien en este mundo al cual estoy destinado a seguir, con los mismo ideales y creencias que yo. No es solo un sentimiento ficticio, de verdad lo noto, como un lazo invisible que me comunica con alguien. Y cuando lo encuentre... juntos con mas valerosos guerreros, llevaremos esta mundo a la paz.
Las palabras de Edward sonaban tan convincentes, creia en sus propias palabras. Y es que a la persona que tanto esperaba era la antigua diosa de la sabiduria, Athena. El mismo no sabia que anteriormente habia sido un santo dorado, uno de grandes y alas doradas que habia luchado por todo lo que el creia. Por ese sentimiento es por lo que Edward seguia en pie, luchando.
Miro intensamente a los preciosos ojos de Selene, con bondad y sinceridad en lo que decia. Aunque la duda seguia en la cabeza de la mujer egipcia. No entendia como una mujer como Diva habia confiado la importante tarea de conquistar su propio pais a un hombre que predicaba la paz... Con una soltura que no le habia visto antes expuso que quizas fuera que me aprovechaba de ella, dandole relaciones sexuales a cambio de mi alto cargo.. No evite soltar una pequeña sonrisa por que me hizo algo de gracia la manera en que lo expuso y como veia a su propia hermana
Si te soy sincero no he llegado ni si quiera a tocarla. Asi que no sera por ese tema por el cual ella confio en mi. Nose con cuantos hombres abra estado ella, pero no soy uno de ellos y dudo serlo nunca...
Me levante limpiando el polvo de mi parte posterior. Heche aire por la boca que me hizo levantar algo mi flequillo, tenia calor.. y si lo tenia dentro no podia imaginar cuanto podria tener fuera de aquella cueva... Como no tenia peligro de quemarme me desprendi de la partes superiores de mis ropajes dejando mi pecho al descubierto..
Entre los musculos y algunas gotas de sudor, se podian ver heridas y cicatrices, productos de los años y mas años que habia luchado por defender a las personas... Movi mis hombros y mi cuello que se sentian algo entumecidos por estar mas de dos horas parado... y fui caminando hacia donde estaba Selene...
Ella repetia el por que me habian elegido a mi, y ni yo mismo lo podia saber por que fui yo, solo tenia suposiciones de lo que pasaba por la mente de Diva. Al llegar al lado de ella coloque los ropajes en una de las bolsas que mi blanco caballo tenia, y tome otra de las cantimploras de la cual tome muy poca agua y la heche sobre mis cabellos y por mi cuerpo, refrescandome, una sensacion que me hacia rejuvenecer por lo agradable que se sentia...
Quizas tu hermana.. queria proteger su pueblo, quizas no sea tan mala como piensas y me envio a mi sabiendo que buscaria el menor daño posible... yo no me considero una espada. Soy mas bien un escudo que protege a la gente, tanto a mis aliados como a mis enemigos. En estos momentos trato de ser el escudo de Egipto...
Me habia colocado a su lado, hablandole cercanamente, dandole toda mi confianza, intentado que creyera en mi, en mis palabras.. Las gotas de agua caian desde mi cabello... estaba tan cerca de ella que podian caer en sus hombros. La superaba en una cabeza o mas de estatura, asi que como en cuerpo.
Era una mujer muy bella y con unos rasgos que la hacia preciosa, esos ojos eran duros pero intentos y hemosos, ahora que me miraba podia deleitarme de nuevo con ellos, observar su grandeza... Deseaba tanto ayudarla, por que admiraba la manera en que cuidaba de su pueblo, como dañaba su corazon por el futuro de los demas..
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Re: Desierto Alto Egipto
El general romano se paró frente a Selene a una distancia que a la joven le pareció inadecuada. ¿Pero que más daba? En el desierto ella seguía la regla de que todos eran iguales, por un sencillo motivo, no se podía comer oro, no se podían beber las joyas y su divinidad no le impedía sudar y que se sintiera agotada. Cuando tomaba su caballo y se dirigía a El Fayum, dejaba de lado su corona de serpiente y volvía simplemente a ser la niña que criaron para proteger el reino de sus hermanos mayores, no la joven reina destinada a gobernar Egipto porque sus hermanos hubiesen fracasado en ello.
Las gotas del agua que se había escurrido por el cuerpo caían en los hombros descubiertos de Selene a lo cual la joven pareció irritarse, frunciendo el ceño.
- El agua no es para refrescarte el cuerpo en el desierto sino para beberla. Si te deshidratas y comienzas a tener ilusiones ni creas que voy a detenerme para ayudarte. Así que no la desperdicies, cuando lleguemos a El Fayum puedes bañarte todo lo que quieras, por ahora, procura que lo poco que aun queda sea para beber.
Su voz no era de sermón, ni sonaba irritada, sino fría e indiferente. Realmente no deseaba tener que enseñarle lecciones de cómo sobrevivir a un extranjero, puesto que podía jugarle en contra, pero la idea de tener un hombre alucinando en un ambiente tan inhóspito como aquel le producía desagrado pues podía lastimarla o incluso poner sus vidas en peligro si no actuaba con cordura. Levantó la tela con que iba cubierto su torso (aquel ropaje de algodón que se había amarrado al cuello y dejado caer por su pecho, dejando su espalda descubierta) y se secó los hombros ahora si visiblemente molesta de que ese líquido mezclado con sudor le hubiera caído sobre la piel. Parecía no importarle que sus piernas, largas y delgadas se dejaran ver. Debió ser para cualquier hombre un tanto incómodo verla actuar con tanta naturalidad respecto a su cuerpo... puesto que a pesar de que tenía un caracter fuerte y un genio un tanto díficil de llevar, resultaba contradictorio que tanta fuerza saliera de un cuerpo tan fragil como el de aquella mujer.
- Ugh… - Murmuró sin mirar a Edward. - Debes ser muy ingenuo si de verdad piensas que a Diva le interesa algo más que ella misma. Si Diva viera Egipto arder en llamas, te aseguro que sería feliz.
Caminó unos pasos para observar que hora era, pues con la luz que llegaba a la caverna entre las rocas poco se podría apreciar cuanto tiempo ya habían pasado ahí, sin mencionar el hecho de que se había quedado dormida.
Afuera, de inmediato el sol hizo de las suyas e hizo que entrecerrara los ojos y pusiera su palma en la frente para poder observar bien. En unas 4 o 5 horas más atardecería, era plena tarde en el desierto y no muy conveniente aun para comenzar un viaje sigiloso… lo mejor sería cabalgar al atardecer. Se sentó sobre una roca observando lo que sucedía en el horizonte… todo parecía muerto a esa hora del día, pero debía ser precavida pues no tenía idea de que pudiera haber en el desierto aun, no sabía si había alguna legión perdida que pudiera estarla esperando, o si quiera si aun había seguidores de Diva en esa región.
Pensó un momento en como se encontraría Rain en Alejandría, si ya había comenzado su viaje a Roma o no. Pensó en el inútil de Seth y desde ya comenzó a planificar la forma en que éste moriría. Seth era un peligro más para ella y mucho más obvio que cualquiera. Se sorprendía de que lo hubiese dejado vivir por tanto tiempo. Se dio la vuelta parándose de la roca y volvió a ingresar a la caverna, pasando de largo por los caballos y se volvió a sentar, no valía la pena estar parada cuando aun quedaban algunas horas más de evitar el sol. Miró a Edward un momento y le sonrió abnegada.
- Descansa. Cabalgaremos al atardecer.
Las gotas del agua que se había escurrido por el cuerpo caían en los hombros descubiertos de Selene a lo cual la joven pareció irritarse, frunciendo el ceño.
- El agua no es para refrescarte el cuerpo en el desierto sino para beberla. Si te deshidratas y comienzas a tener ilusiones ni creas que voy a detenerme para ayudarte. Así que no la desperdicies, cuando lleguemos a El Fayum puedes bañarte todo lo que quieras, por ahora, procura que lo poco que aun queda sea para beber.
Su voz no era de sermón, ni sonaba irritada, sino fría e indiferente. Realmente no deseaba tener que enseñarle lecciones de cómo sobrevivir a un extranjero, puesto que podía jugarle en contra, pero la idea de tener un hombre alucinando en un ambiente tan inhóspito como aquel le producía desagrado pues podía lastimarla o incluso poner sus vidas en peligro si no actuaba con cordura. Levantó la tela con que iba cubierto su torso (aquel ropaje de algodón que se había amarrado al cuello y dejado caer por su pecho, dejando su espalda descubierta) y se secó los hombros ahora si visiblemente molesta de que ese líquido mezclado con sudor le hubiera caído sobre la piel. Parecía no importarle que sus piernas, largas y delgadas se dejaran ver. Debió ser para cualquier hombre un tanto incómodo verla actuar con tanta naturalidad respecto a su cuerpo... puesto que a pesar de que tenía un caracter fuerte y un genio un tanto díficil de llevar, resultaba contradictorio que tanta fuerza saliera de un cuerpo tan fragil como el de aquella mujer.
- Ugh… - Murmuró sin mirar a Edward. - Debes ser muy ingenuo si de verdad piensas que a Diva le interesa algo más que ella misma. Si Diva viera Egipto arder en llamas, te aseguro que sería feliz.
Caminó unos pasos para observar que hora era, pues con la luz que llegaba a la caverna entre las rocas poco se podría apreciar cuanto tiempo ya habían pasado ahí, sin mencionar el hecho de que se había quedado dormida.
Afuera, de inmediato el sol hizo de las suyas e hizo que entrecerrara los ojos y pusiera su palma en la frente para poder observar bien. En unas 4 o 5 horas más atardecería, era plena tarde en el desierto y no muy conveniente aun para comenzar un viaje sigiloso… lo mejor sería cabalgar al atardecer. Se sentó sobre una roca observando lo que sucedía en el horizonte… todo parecía muerto a esa hora del día, pero debía ser precavida pues no tenía idea de que pudiera haber en el desierto aun, no sabía si había alguna legión perdida que pudiera estarla esperando, o si quiera si aun había seguidores de Diva en esa región.
Pensó un momento en como se encontraría Rain en Alejandría, si ya había comenzado su viaje a Roma o no. Pensó en el inútil de Seth y desde ya comenzó a planificar la forma en que éste moriría. Seth era un peligro más para ella y mucho más obvio que cualquiera. Se sorprendía de que lo hubiese dejado vivir por tanto tiempo. Se dio la vuelta parándose de la roca y volvió a ingresar a la caverna, pasando de largo por los caballos y se volvió a sentar, no valía la pena estar parada cuando aun quedaban algunas horas más de evitar el sol. Miró a Edward un momento y le sonrió abnegada.
- Descansa. Cabalgaremos al atardecer.
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Re: Desierto Alto Egipto
Me encontraba cerca de Selene comentando sobre las preguntas que ella me formulaba, quizas demasiado cerca para el gusto de la reina egipcia. Eso sumado a las lecciones que me dio sobre como tratar el agua. Ya habia aprendido sobre la importancia del agua al estar en aquel pais durante tantos meses.. pero al no estar acostumbrado como los egipcios, se me pasaban por alto detalles como ese, no era un egipcio al fin y al cabo, asi que no valoraba tanto el agua como ella. Aunque no pensaba morir de sed, si Selene tenia razon, tendriamos suficiente agua hasta llegar a nuestro objetivo
Agradezco mucho tu preocupacion, pero no te dare ese tipo de molestias.
Cerre la cantimplora y la volvi a colocar en las bolsas que llevaba el caballo, el agua no tenia una temperatura muy agradable que beber, pero eso era mejor que nada, ademas de que con sed cualquier tipo de agua era bien recibida por el cuerpo.
No le gusto ni la reaccion mia con el agua, posiblemente mi acercamiento y de la manera en que sus hombros descubiertos secaban las gotas y lo que mas pudo notarle en sus palabras la molestia fue el que intentara defender en cierta manera a su hermana. Definitivamente no habia ninguna buena relacion entre ellas dos, era mas bien una lucha personal entre hermanas egipcias. Tras esa conversacion Selene comenzo a caminar por alguna razon hacia fuera de la caverna
Ten cuidado.
La preocupacion de Edward por las personas que le rodeaba siempre era asombrosa, era como si todo lo que le rodeara lo estuviera considerando como algo que debe proteger, como si fuera responsabilidad suya. No dijo nada, y el hombre romano se paro a mirar la figura sinuosa de Selene, esa espalda y esas piernas finas que no decian pertenecer a una mujer guerrera, sino mas bien a una delicada mujer con un cuerpo de ensueño...
Se quedo mirandola como se marchaba de alli y cuando la perdio de vista resoplo, quizas por la calor que se hacia insoportable para el aun estando en la sombra. Era capaz de aguantarla y caminar a pleno sol, pero interiormente eso le dejaba agotado. Todo le sobrara, su ropa, su cabello, todo le daba calor... ese estaba siendo el mas duro enemigo para el..
Selene volvia de fuera, no habia estado mucho rato, quizas solo queria asegurarse de como estaba el exterior asi como yo habia hecho anteriormente. No dijo muchas palabras mas, solo se sento y trras una extraña sonrisa me dijo que descansara, parecia que aun quedaba tiempo hasta marcharse fuera de alli y seguir la ruta.
Si me permites una pregunta. ¿Por que necesitas ir a ese lugar?
Me sente de nuevo delante suya, no necesitaba realmente estar sentado, pero poco mas se podia hacer alli, mis ojos serios se clavaron en los suyos, la inquietud de Edward era grande, por que tanta prisa.. que habia alli, y ademas me habia dejado acompañarla, asi que tarde o temprano lo sabria
No te preocupes.. no hace falta que contestes.
Cambio de idea rapidamente sonriendole, pasaron unos segundos y no se atrevia a seguir cuestionandola, no queria faltarle mas el respeto a aquella dama que ahora que los ojos de los demas no estaban fijos en ellas se comportaba de manera mas liberal, mas suelta. Su ropa, su manera de dirigirse y comportarse, todo se hacia mas facil de esa manera.
Agradezco mucho tu preocupacion, pero no te dare ese tipo de molestias.
Cerre la cantimplora y la volvi a colocar en las bolsas que llevaba el caballo, el agua no tenia una temperatura muy agradable que beber, pero eso era mejor que nada, ademas de que con sed cualquier tipo de agua era bien recibida por el cuerpo.
No le gusto ni la reaccion mia con el agua, posiblemente mi acercamiento y de la manera en que sus hombros descubiertos secaban las gotas y lo que mas pudo notarle en sus palabras la molestia fue el que intentara defender en cierta manera a su hermana. Definitivamente no habia ninguna buena relacion entre ellas dos, era mas bien una lucha personal entre hermanas egipcias. Tras esa conversacion Selene comenzo a caminar por alguna razon hacia fuera de la caverna
Ten cuidado.
La preocupacion de Edward por las personas que le rodeaba siempre era asombrosa, era como si todo lo que le rodeara lo estuviera considerando como algo que debe proteger, como si fuera responsabilidad suya. No dijo nada, y el hombre romano se paro a mirar la figura sinuosa de Selene, esa espalda y esas piernas finas que no decian pertenecer a una mujer guerrera, sino mas bien a una delicada mujer con un cuerpo de ensueño...
Se quedo mirandola como se marchaba de alli y cuando la perdio de vista resoplo, quizas por la calor que se hacia insoportable para el aun estando en la sombra. Era capaz de aguantarla y caminar a pleno sol, pero interiormente eso le dejaba agotado. Todo le sobrara, su ropa, su cabello, todo le daba calor... ese estaba siendo el mas duro enemigo para el..
Selene volvia de fuera, no habia estado mucho rato, quizas solo queria asegurarse de como estaba el exterior asi como yo habia hecho anteriormente. No dijo muchas palabras mas, solo se sento y trras una extraña sonrisa me dijo que descansara, parecia que aun quedaba tiempo hasta marcharse fuera de alli y seguir la ruta.
Si me permites una pregunta. ¿Por que necesitas ir a ese lugar?
Me sente de nuevo delante suya, no necesitaba realmente estar sentado, pero poco mas se podia hacer alli, mis ojos serios se clavaron en los suyos, la inquietud de Edward era grande, por que tanta prisa.. que habia alli, y ademas me habia dejado acompañarla, asi que tarde o temprano lo sabria
No te preocupes.. no hace falta que contestes.
Cambio de idea rapidamente sonriendole, pasaron unos segundos y no se atrevia a seguir cuestionandola, no queria faltarle mas el respeto a aquella dama que ahora que los ojos de los demas no estaban fijos en ellas se comportaba de manera mas liberal, mas suelta. Su ropa, su manera de dirigirse y comportarse, todo se hacia mas facil de esa manera.
Edward- Caballeros Dorados
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Re: Desierto Alto Egipto
Y ahí en medio de aquel silencio permanecían Edward y Selene. Luego de que el hombre le dijera que no debía responder, Selene dejó de hablar. No porque se molestara, sino porque no tenía mucho más que decirle por el momento a aquel hombre. Cerró los ojos un instante mientras meditaba en todo lo que tenía que hacer una vez bajara el sol.
A pesar de que afuera de aquella caverna rocosa y seca estuviera muy muy caluroso, Selene estaba más o menos acostumbrada a la temperatura. La verdadera razón por la cual no quería cabalgar bajo aquel sol era por que no quería llenarse de pecas en su blanca piel; consideraba que aquellas manchas eran dignas de las esclavas y las sirvientas y no quería ser asociada a ellas. Sus criadas pasaban muchisimo tiempo blanqueando su piel de manchas o pecas por lo cual no quería arruinarla con uan sola tarde cabalgando.
Aun asi...el aburrimiento era tal que comenzó a trenzar lentamente su cabello, hebra por hebra iba jugando y pasando sus dedos por su pelo azabache que caía justo sobre sus hombros. Miraba a Edward a los ojos mientras lo hacía y entre ello, le sonreía con una poco de malicia.
Si Edward tan sólo hubiese sabido lo que ella pensaba mientras hacía aquello...
Pero eso es algo que él jamás sabría. Mientras Selene se trenzaba el cabello… pensaba que Edward le serviría para combatir si era el verdadero hijo de Ma’at… aunque con aquella picardía en los ojos de Selene, cualquier cosa podría haber pasado por la mente del General Romano. Más que una reina, parecía una niña jugando tan sólo por aburrimiento para ver la reacción de la persona a su lado. Aun así bastante pronto se aburrió de mirar a Edward y esperar y se pusó de pie, caminando hasta el caballo y sacando de la bolsa en su lomo una brillante manzana roja. Se puso a silbar caminando de un lado a otro bastante aburrida sin saber que hacer ni decir ni si quiera con que matar el tiempo. Tan sólo lanzando la manzana de arriba a abajo...
Pensó mientras silbaba alguna melodía traviesamente … en como estaría Rain en su propio viaje. Si Roma aceptaba los términos del tratado de paz, Selene había pedido como acto de buena fe desposarse con un miembro de la familia del Emperador. No podía simplemente confiar en la palabra de los romanos pues no valía nada. Al menos a sus ojos. Y si llegaba un hombre Romano a desposarla… ¿Quién sería?
- General… - Dijo Selene volteando su rostro sobre el hombro con suavidad, solo ahora cayendo en cuenta que no sabía nada de quien podría ser su futuro esposo. - ¿Me hablaría de los descendientes masculinos del Emperador y su familia?
Se volteó lentamente mientras sacaba una manzana y le daba un mordisco con lentitud, sin dejar de mirarlo. Era semi conciente de que aquello podría ser provocador, sobre todo por la forma en que sus labios tocaban con gentileza la piel rosada de aquella fruta… pero la idea de poner a aquel hombre romano nervioso la divertía en un momento donde no había nada mejor que hacer. Pero al mismo tiempo, sabía con certeza que la idea si quiera de tocarla ni si quiera estaba en la mente del hombre; ella estaba completamente fuera de la liga de Edward, la mera idea de ello le parecía risible… pues ella era una diosa en vida, la hija de Isis y señora de Egipto. El era sólo un soldado.
A pesar de que afuera de aquella caverna rocosa y seca estuviera muy muy caluroso, Selene estaba más o menos acostumbrada a la temperatura. La verdadera razón por la cual no quería cabalgar bajo aquel sol era por que no quería llenarse de pecas en su blanca piel; consideraba que aquellas manchas eran dignas de las esclavas y las sirvientas y no quería ser asociada a ellas. Sus criadas pasaban muchisimo tiempo blanqueando su piel de manchas o pecas por lo cual no quería arruinarla con uan sola tarde cabalgando.
Aun asi...el aburrimiento era tal que comenzó a trenzar lentamente su cabello, hebra por hebra iba jugando y pasando sus dedos por su pelo azabache que caía justo sobre sus hombros. Miraba a Edward a los ojos mientras lo hacía y entre ello, le sonreía con una poco de malicia.
Si Edward tan sólo hubiese sabido lo que ella pensaba mientras hacía aquello...
Pero eso es algo que él jamás sabría. Mientras Selene se trenzaba el cabello… pensaba que Edward le serviría para combatir si era el verdadero hijo de Ma’at… aunque con aquella picardía en los ojos de Selene, cualquier cosa podría haber pasado por la mente del General Romano. Más que una reina, parecía una niña jugando tan sólo por aburrimiento para ver la reacción de la persona a su lado. Aun así bastante pronto se aburrió de mirar a Edward y esperar y se pusó de pie, caminando hasta el caballo y sacando de la bolsa en su lomo una brillante manzana roja. Se puso a silbar caminando de un lado a otro bastante aburrida sin saber que hacer ni decir ni si quiera con que matar el tiempo. Tan sólo lanzando la manzana de arriba a abajo...
Pensó mientras silbaba alguna melodía traviesamente … en como estaría Rain en su propio viaje. Si Roma aceptaba los términos del tratado de paz, Selene había pedido como acto de buena fe desposarse con un miembro de la familia del Emperador. No podía simplemente confiar en la palabra de los romanos pues no valía nada. Al menos a sus ojos. Y si llegaba un hombre Romano a desposarla… ¿Quién sería?
- General… - Dijo Selene volteando su rostro sobre el hombro con suavidad, solo ahora cayendo en cuenta que no sabía nada de quien podría ser su futuro esposo. - ¿Me hablaría de los descendientes masculinos del Emperador y su familia?
Se volteó lentamente mientras sacaba una manzana y le daba un mordisco con lentitud, sin dejar de mirarlo. Era semi conciente de que aquello podría ser provocador, sobre todo por la forma en que sus labios tocaban con gentileza la piel rosada de aquella fruta… pero la idea de poner a aquel hombre romano nervioso la divertía en un momento donde no había nada mejor que hacer. Pero al mismo tiempo, sabía con certeza que la idea si quiera de tocarla ni si quiera estaba en la mente del hombre; ella estaba completamente fuera de la liga de Edward, la mera idea de ello le parecía risible… pues ella era una diosa en vida, la hija de Isis y señora de Egipto. El era sólo un soldado.
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Re: Desierto Alto Egipto
La situacion entre los dos se hacia extraña, eramos casi unos completos desconocidos que se encontraban solas, parados durante horas y claro.. no sabiamos que hacer, se creaban incomodos silencios entre nosotros , cruzabamos nuestras miradas y poco mas, y de vez en cuando hablabamos de algo, pero con muy poco confianza. Nunca pensar en una situacion asi con la emperatriz de Egipto.
Como no habia nada que hacer, mi vista se iba a la unica persona que habia alli, y esa era Selene, quizas ella podia estar pensando de por que la miraba tanto, pero no lo hacia con mala intencion, solo pensaba en todo lo ocurrido durante este año y que todo habia sido por encontrarla a esta chica..
De pronto la mirada de Selene cambiaba, a una muy diferente, como si estuviera pensando en algo relacionado conmigo, su cabello caia y era recogido por sus dedos.. No sabia que pasaba por su mente... pero aparte mi mirada de ella, me distrai demasiado, seguro era por culpa de la calor y estar alli parados. Mis rodillas estaban flexionadas, y junte mis manos colocando mis dedos pulgares juntos, separandolos y volviendolos a unir.. era como un acto reflejo
Selene parecia divertirse con lo que hacia, con lo que pensaba... y se levanto para ir hacia donde estaba su caballo, sacando de una de las bolsas una manzaba que mordia lentamente, podia ver como sus labios se juntaban en la fruta hasta tomar el trozo deseado de esta... Ella era una mujer bastante sensual en todo lo que hacia, lo habia comprobado desde que la conoci, pero nunca sabia si lo hacia a proposito.. o era algo que nacia de ella
Los descendientes masculinos...? Y por que algo como eso le interesa a usted emperatriz... ?
Hablar ya de la realeza era un tema superior, no diria nada sin saber antes por que le interesaba los descendientes masculinos... Algo pasaba por la mente de esa hermosa mujer. Me levante de nuevo, no podia estar ams tiempo sentado y me coloque a una distancia prudente de ella, Mientras no podia dejar de seguir observandola...
Pase mi mano por mi frente para hechar mi cabello hacia atras que se sentia aun mojado y caia cerca de mis ojos, hechaba un poco de aire por mi boca y bajaba mis cejas mientras miraba a Selene, la mera idea de tener una mujer tan hermosa como ella delante mia a solas.. y tan ligera de ropa como nunca se ven en Roma.. Habria derretido al mas frio de los hombres. Pero Edward era todo un caballero, e intentaba evitar todo ese tipo de pensamientos... ella para empezar era una emperatriz, la realeza, debia respetarla asi como lo debia hacer con las mujeres del reino romano.... Nunca se veria bien que un soldado cortejase a una dama de tan alto prestigio.. sobre todo sin saber que es lo que realmente pasaba por su cabeza
Como no habia nada que hacer, mi vista se iba a la unica persona que habia alli, y esa era Selene, quizas ella podia estar pensando de por que la miraba tanto, pero no lo hacia con mala intencion, solo pensaba en todo lo ocurrido durante este año y que todo habia sido por encontrarla a esta chica..
De pronto la mirada de Selene cambiaba, a una muy diferente, como si estuviera pensando en algo relacionado conmigo, su cabello caia y era recogido por sus dedos.. No sabia que pasaba por su mente... pero aparte mi mirada de ella, me distrai demasiado, seguro era por culpa de la calor y estar alli parados. Mis rodillas estaban flexionadas, y junte mis manos colocando mis dedos pulgares juntos, separandolos y volviendolos a unir.. era como un acto reflejo
Selene parecia divertirse con lo que hacia, con lo que pensaba... y se levanto para ir hacia donde estaba su caballo, sacando de una de las bolsas una manzaba que mordia lentamente, podia ver como sus labios se juntaban en la fruta hasta tomar el trozo deseado de esta... Ella era una mujer bastante sensual en todo lo que hacia, lo habia comprobado desde que la conoci, pero nunca sabia si lo hacia a proposito.. o era algo que nacia de ella
Los descendientes masculinos...? Y por que algo como eso le interesa a usted emperatriz... ?
Hablar ya de la realeza era un tema superior, no diria nada sin saber antes por que le interesaba los descendientes masculinos... Algo pasaba por la mente de esa hermosa mujer. Me levante de nuevo, no podia estar ams tiempo sentado y me coloque a una distancia prudente de ella, Mientras no podia dejar de seguir observandola...
Pase mi mano por mi frente para hechar mi cabello hacia atras que se sentia aun mojado y caia cerca de mis ojos, hechaba un poco de aire por mi boca y bajaba mis cejas mientras miraba a Selene, la mera idea de tener una mujer tan hermosa como ella delante mia a solas.. y tan ligera de ropa como nunca se ven en Roma.. Habria derretido al mas frio de los hombres. Pero Edward era todo un caballero, e intentaba evitar todo ese tipo de pensamientos... ella para empezar era una emperatriz, la realeza, debia respetarla asi como lo debia hacer con las mujeres del reino romano.... Nunca se veria bien que un soldado cortejase a una dama de tan alto prestigio.. sobre todo sin saber que es lo que realmente pasaba por su cabeza
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Re: Desierto Alto Egipto
- “Perdone mi imprudencia Reina Selene, pues el porqué de sus dudas o preguntas no es de mi incumbencia, soy solo un pobre general mientras que usted es una Diosa... por lo mismo deseo entender su sabiduria…¿Podría saber el motivo por el cual quiere saber de los descendientes del Emperador de Roma?”…
Selene imitaba la voz de Edward, claramente corrigiendo sus horribles modales. Parecía que ese hombre olvidaba con quien estaba hablando pues se dirigía a ella con mucha ligereza. A pesar de que no portase sus emblemas reales, ni estuviera rodeada de esclavos y sirvientes, que pareciera tan sólo una joven perdida en el desierto… seguía siendo la reina de Egipto y al parecer Edward lo olvidaba por la forma en que se dirigía a ella. Si hubiese estado en publico Selene lo habría azotado por la imprudencia de preguntarle el porqué de sus dudas.
– Estas en lo cierto Edward, no es problema tuyo el porque quiero saber de ellos. Por lo cual puedes escoger responderme o no hacerlo. – Selene le sonrió mientras le daba un mordisco a la fruta entre sus labios, la cual masticó lentamente para luego morderse los labios que tenían jugo de fruta. - Aunque de negarte a responder me decepcionarías bastante… Y no te recomiendo que me defraudes porque ello suele molestarme… mucho. Y las personas que me decepcionan terminan como Arianne... si sabes a que me refiero.
Selene le sonrió inocentemente mientras seguía jugando con sus labios sobre la fruta. Lamió sus dedos que se llenaban de jugo para luego meterlos en su boca juguetonamente. Comenzaba a notar que la luz de la caverna disminuía lentamente, lo que indicaba que el sol finalmente se estaba poniendo. Eso la alegró bastante, pues ya no sentía el mismo calor de antes. Se dio vuelta y entre sus cosas sacó una capa que se pasó sobre los hombros, lista para cabalgar en el atardecer y muy posiblemente parte de la noche.
Aunque aun esperaba la respuesta de Edward. Era importante para Selene saber que tipo de hombre eran los romanos y asi poder entender la forma de mantener a su futuro esposo feliz y complacido. Aprendería a seducir y agradar a un hombre extranjero aunque tuviese que hacerlo con el mismo Edward, después de todo, una viuda sin experiencias de ese tipo no era nada espectacular para un hombre que venía del extranjero a caer en los placeres y tentaciones egipcias. Aprendería de una forma u otra todo lo que había que saber de los hombres de Roma, la forma de hacerlos feliz y mantenerlos en calma… De ello dependía su vida y el futuro de Roma, pues con un heredero al trono que fuese mitad egipcio y mitad Romano, ademas de nieto del emperador... eso le daba a ella la seguridad de que pasara lo que pasara sería su linaje y no el de Diva el que prevalecería en el tiempo.
- ¿Y bien? ¿Vas a hablar?
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Re: Desierto Alto Egipto
Aunque habia intentado hablarle manera respetuosa a la señorita Selene, eso no parecia bastarle a ella, por eso me corrigio mi frase para pronunciarla de un modo que le hubiera parecido mas placentero para ella. No dije nada, simplemente la escuche, no me parecia que tuviera que cambiar mi modo de hablar con ella, por que ya le mostraba respeto. Pero no le hechaba la culpa, seguro que habia vivido desde su infancia rodeada de personas que se arrastraban por donde ella pasaba, que cuidaban cada una de sus palabras con tal de no molestarla, pero alli en el desierto.. me parecia algo secundario tener que hablarle de una fomra tan exageradamente respetuosa.
Interiormente me habia hecho gracia la manera en la que intentaba imitar mi voz que resonaba con eco dentro de la caverna.. Aunque no le mostraba a ella que me hubiera parecido gracioso, pues parecia molesta de nuevo con mi actitud, eramos dos costumbres muy diferentes y seria dificil llevarnos de acuerdo en todo..
Disculpeme.
Al menos me disculpe, no queria mas problemas con ella, y una disculpa si se sentia ofendida podia deleitarle, pero que cambiara mi forma de hablar a una mucho mas respetuosa seria dificil, ni lo hacia con mucho de los gobernantes de Roma por que sabia que eran corruptos, pero algun dia si encontraria a la persona que se mereciera todo mis respetos, una persona que no los buscara, pero que aun asi... me gustaria mostrarselos...
Al notar mi pregunta del por que queria saber sobres los varones de la familia del emperador.. sus palabras se tornaron en casi amenaza, me daba la libertad de elegir si responder o no, pero a la vez recordando lo que me podria pasar si me negaba, todo eso mientras seguia mordiendo la fruta y tambien sus labios carnosos..
Tendre cuidado de que no me pase nada como a ella. Al menos por ahora...
Aunque en su rostro mostraba una sonrisa tan calida como la de una niña inocente, en como jugaba con sus dedos, como los lamia y se los metia en la boca para probar el jugo que aun quedaba en ellos, podia notar su malicia interior mietras hacia todo eso.., pero no le tenia miedo ni a ella, ni a lo que pudiera hacer. El sol empezaba a caer a una distancia que hacia que la iluminacion fuera menor. Y tambien las temperaturas, lo que agradeci bastante. Selene se tapo, seguramente empezaba tener un poco de frio..
Yo por mi parte fui en direccion al caballo, intentando no entrar en sus juegos, y quizas provocaciones. Volvi a sacar la parte superior de mi ropa y la coloque en mi hombro, para ponermela mas tarde, de la bolsa cogi un melocoton al cual le di un mordisco, estaba bastanet jugoso y sentia como mi paladar disfrutaba de su sabor...
La gran emperatriz aun queria saber sobre los descendientes del emperador, terminaba de comer aquella fruta, y si queria saber, pues le responderia lo mas brevemente posible, tampoco queria meterme mucho en el tema del emperador, tambien por que no sabia que estaba planeando Selene
Los descendientes del emperador son 5, aunque habia uno mas pero se le dio por muerto hace tiempo, por un lado tenemos al mas grande general de Roma, hijo directo del emperador y mayor candidato a la descendencia del pueblo romano. Y luego hay otros 4 mas, dos de ellos son senadores, hombres con cargos importantes... mientras que los otros dos viven algo mas apartados de la sociedad romana.. pero aun asi son personas respetadas por el pueblo. Uno de esos dos es aun bastante joven, y quien sabe lo que deparara de el, una vez cruce mi mirada con el, y tenia unos ojos puros como la nieve.
Le habia hablado rapidamente sobre los descendientes, ni habia dado detalles ni nombres de lo mas importantes, solo queria que Selene se sintiera complacida para apaciguar esa ira que a veces soltaba con gran facilidad. Es una pena que no la hubiera conocido en otras circunstancias, por que podria haber sido una mujer mucho mas bondadosa, tenia cualidades, por que lo daba todo por Egipto, pero la arrogancia y frialdad eran temas que ya son mas dificiles cambiar en una persona. Sobre todo una persona que es venerada tanto tiempo por todos... pero quizas algun dia conociera la humildad..y guiara a su pueblo por el camino correcto, con eso me sentiria aliviado, pues asi intentaba hacer por todos los paises que habia pasado, dejarlo en las mejores manos posible, y yo queria creer aun que esas manos , para Egipto, debian ser Selene.
Interiormente me habia hecho gracia la manera en la que intentaba imitar mi voz que resonaba con eco dentro de la caverna.. Aunque no le mostraba a ella que me hubiera parecido gracioso, pues parecia molesta de nuevo con mi actitud, eramos dos costumbres muy diferentes y seria dificil llevarnos de acuerdo en todo..
Disculpeme.
Al menos me disculpe, no queria mas problemas con ella, y una disculpa si se sentia ofendida podia deleitarle, pero que cambiara mi forma de hablar a una mucho mas respetuosa seria dificil, ni lo hacia con mucho de los gobernantes de Roma por que sabia que eran corruptos, pero algun dia si encontraria a la persona que se mereciera todo mis respetos, una persona que no los buscara, pero que aun asi... me gustaria mostrarselos...
Al notar mi pregunta del por que queria saber sobres los varones de la familia del emperador.. sus palabras se tornaron en casi amenaza, me daba la libertad de elegir si responder o no, pero a la vez recordando lo que me podria pasar si me negaba, todo eso mientras seguia mordiendo la fruta y tambien sus labios carnosos..
Tendre cuidado de que no me pase nada como a ella. Al menos por ahora...
Aunque en su rostro mostraba una sonrisa tan calida como la de una niña inocente, en como jugaba con sus dedos, como los lamia y se los metia en la boca para probar el jugo que aun quedaba en ellos, podia notar su malicia interior mietras hacia todo eso.., pero no le tenia miedo ni a ella, ni a lo que pudiera hacer. El sol empezaba a caer a una distancia que hacia que la iluminacion fuera menor. Y tambien las temperaturas, lo que agradeci bastante. Selene se tapo, seguramente empezaba tener un poco de frio..
Yo por mi parte fui en direccion al caballo, intentando no entrar en sus juegos, y quizas provocaciones. Volvi a sacar la parte superior de mi ropa y la coloque en mi hombro, para ponermela mas tarde, de la bolsa cogi un melocoton al cual le di un mordisco, estaba bastanet jugoso y sentia como mi paladar disfrutaba de su sabor...
La gran emperatriz aun queria saber sobre los descendientes del emperador, terminaba de comer aquella fruta, y si queria saber, pues le responderia lo mas brevemente posible, tampoco queria meterme mucho en el tema del emperador, tambien por que no sabia que estaba planeando Selene
Los descendientes del emperador son 5, aunque habia uno mas pero se le dio por muerto hace tiempo, por un lado tenemos al mas grande general de Roma, hijo directo del emperador y mayor candidato a la descendencia del pueblo romano. Y luego hay otros 4 mas, dos de ellos son senadores, hombres con cargos importantes... mientras que los otros dos viven algo mas apartados de la sociedad romana.. pero aun asi son personas respetadas por el pueblo. Uno de esos dos es aun bastante joven, y quien sabe lo que deparara de el, una vez cruce mi mirada con el, y tenia unos ojos puros como la nieve.
Le habia hablado rapidamente sobre los descendientes, ni habia dado detalles ni nombres de lo mas importantes, solo queria que Selene se sintiera complacida para apaciguar esa ira que a veces soltaba con gran facilidad. Es una pena que no la hubiera conocido en otras circunstancias, por que podria haber sido una mujer mucho mas bondadosa, tenia cualidades, por que lo daba todo por Egipto, pero la arrogancia y frialdad eran temas que ya son mas dificiles cambiar en una persona. Sobre todo una persona que es venerada tanto tiempo por todos... pero quizas algun dia conociera la humildad..y guiara a su pueblo por el camino correcto, con eso me sentiria aliviado, pues asi intentaba hacer por todos los paises que habia pasado, dejarlo en las mejores manos posible, y yo queria creer aun que esas manos , para Egipto, debian ser Selene.
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Re: Desierto Alto Egipto
Mi silueta oculto el ya casi extinto rayo solar, dejando a oscuras a las figuras dentro de la cueva, alli donde reina la humedad y el refrescante frio que opaca el deshidratante calor. Me acerque caminando lentamente y mis cabellos apenas rozaban el techo de la caverna, demostrando mis casis dos metros de estatura. En mi espalda se podia ver una enorme espada envuelta en vendas gastadas y sucias por la arena. En mi mano izquierda llevaba el sombrero de paja con las tiras de seda que cubrian mis ojos del viento del desierto mientras cabalgaba. Avanze hasta una distancia prudente y me quede observando al general para luego desviar mi atencion y fijarme en la mujer presente. No pude evitar mostrar una pequeña sonrisa que mostraban mis afilados dientes.
-Vaya, vaya, vaya... el perro romano y la viuda negra. Creo que Ra me ha sonreido hoy
Admito que en un momento perdi de vista tu rastro pero las aves carroñeras me llevaron hacia una agradable sorpresa. Es casi gracioso que unas simples aves se esten alimentando de aquella morocha que tanto te acompaño. Aun estaba viva mientras le arrancaban los ojos y la estupida no tuvo idea mejor que pedirme ayuda..-
No pude evitar recordar lo divertido que fue esa situacion y mi rostro de pronto hizo una mueca rara a modo de una sonrisa lugubre. Di dos pasos mas y me acerque lo suficiente a Selene como para verle el rostro y su cuerpo. Estaba realmente cambiada desde la ultima vez, la imagen visual que tenia de ella en mi cerebro cambio drasticamente.
-... ¿que se siente ser un chacal que tiene un corazon tan negro como la noche, que no titubea en asesinar a si quiera a aquella que considero como una hermana durante todo este tiempo? ¿que se siente ser una lacra que se arrastra asesinando a todo obstaculo que se le cruze por el camino, sin importar que esos obstaculos resulten ser su propia familia?-
Sonrei ante lo paradojico que resultaban ser mis preguntas. Realmente me estaba divirtiendo, hacia mucho que no lo hacia y ver los ojos atonitos de la mujer al verme me hizo sonreir aun mas. De seguro ella pensaba que yo estaria muerto en algun callejon o peor aun, esclavo en algun lugar. Pero que cosas... ella ni si quiera hubiera malgastado su tiempo pensando en mi.
-Entonces... ¿Hacia donde vamos ahora?-
Termine mi frase invitandome a mi mismo con una sonrisa de oreja a oreja mientras volvia a colocar sobre mi cabeza mi sombrero de paja.
-Vaya, vaya, vaya... el perro romano y la viuda negra. Creo que Ra me ha sonreido hoy
Admito que en un momento perdi de vista tu rastro pero las aves carroñeras me llevaron hacia una agradable sorpresa. Es casi gracioso que unas simples aves se esten alimentando de aquella morocha que tanto te acompaño. Aun estaba viva mientras le arrancaban los ojos y la estupida no tuvo idea mejor que pedirme ayuda..-
No pude evitar recordar lo divertido que fue esa situacion y mi rostro de pronto hizo una mueca rara a modo de una sonrisa lugubre. Di dos pasos mas y me acerque lo suficiente a Selene como para verle el rostro y su cuerpo. Estaba realmente cambiada desde la ultima vez, la imagen visual que tenia de ella en mi cerebro cambio drasticamente.
-... ¿que se siente ser un chacal que tiene un corazon tan negro como la noche, que no titubea en asesinar a si quiera a aquella que considero como una hermana durante todo este tiempo? ¿que se siente ser una lacra que se arrastra asesinando a todo obstaculo que se le cruze por el camino, sin importar que esos obstaculos resulten ser su propia familia?-
Sonrei ante lo paradojico que resultaban ser mis preguntas. Realmente me estaba divirtiendo, hacia mucho que no lo hacia y ver los ojos atonitos de la mujer al verme me hizo sonreir aun mas. De seguro ella pensaba que yo estaria muerto en algun callejon o peor aun, esclavo en algun lugar. Pero que cosas... ella ni si quiera hubiera malgastado su tiempo pensando en mi.
-Entonces... ¿Hacia donde vamos ahora?-
Termine mi frase invitandome a mi mismo con una sonrisa de oreja a oreja mientras volvia a colocar sobre mi cabeza mi sombrero de paja.
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Re: Desierto Alto Egipto
Narración /Dialogo Latin / Dialogo en Egipcio.
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Selene arqueó una de sus cejas. Lo que le decía Edward no era novedad alguna para ella, después de todo no por nada era una de las mujeres más educadas en el mundo. Se había alimentado los últimos tres años con información de Diva y todos los que la rodeaban. Sabía que Vergilius era uno de los generales Romanos que estaba conquistando Germania desde mucho antes de la guerra contra Egipto, el mismo motivo por el cual probablemente aun no se encontraba ahí invadiendo su país junto con Edward. Por otro lado, sabía que el emperador tenía un hermano y una hermana menor. Su hermano era el padre de Richard y Solomon. Del primero conocía poco, puesto lo poco que se sabía de él era su indiferencia por inmiscuirse con cosas del Imperio, por el contrario su hermano Solomon era un brillante político y se murmuraba que era bastante atractivo también. Y por último, los dos hijos de la hermana menor del emperador eran Fye y Gelum. Sabía que Fye era frío e indiferente, casi no aparecía en publico y le faltaba un ojo, por otro lado Gelum, era un niño, un puber que ni si quiera alcanzaba la adultez, insignificante en todo aspecto.
Eso no era lo que quería saber, quería saber que les agradaba, si alguno amaba a alguna mujer, como se les podía definir como hombres...¿Eran guerreros u simplemente meros observadores? ... ¿Eran honorables o cobardes?... la información de Edward era inutil y ella lo sabía.
- Sí asi quieres jugarlo… - Dijo Selene lista para montar su caballo. – Que así sea.
Estaba visiblemente molesta de que la tramitaran con una respuesta directa y verdadera, pero que más daba, ya no tenía confianza alguna en Edward. Muy poco le serviría para sus propósitos. Lo miró con bastante displicencia cuando de pronto la luz se apagó por completo en la caverna. Sin pensarlo dos veces sacó una daga bajo que ocultaba entre sus pechos pues sabía que eso no podía ser nada bueno.
De pronto dos ojos brillaron en la oscuridad mientras una figura corpulenta se acercaba y volvía a entrar el sol. Selene estaba sorprendida de lo que veía parada frente a ella. De hecho no podía creer que un tipo como él la hubiese encontrado a pesar de las precauciones que había tomado para esconderse.
- ¿Kisame? ¿Qué haces aquí? – Su voz de inmediato sonó autoritaria, pues no lo había permitido en su presencia.
Dejó que el hombre hablara todo lo que venía a decir mostrando indiferencia a todo, manteniéndose inmóvil mientras sus palabras una por una chocaban contra sus oídos provocándola, con o sin conciencia, pero al fin y al cabo la provocaban de cualquier forma. Cuando terminó de hablar, Selene dio tres pasos, paró justo frente a él y sin más le dio un golpe con su rodilla en el estómago con toda la fuerza que la Reina de Egipto poseía, la cual no era poca. Se acercó al oído de Kisame sujetandolo por fuerza del borde del ropaje que cubría su pecho y le murmuró para que Edward no escuchara, con todo el desprecio que en ese momento sentía al imaginarse a Arianne siendo atacada por aves de carroña en medio del desierto y una basura insignificante como esa mofándose del destino de una persona a la que había llegado a amar como una hermana.
- Escúchame bien, pues no suelo repetirme y espero que te quede claro, basura. Si no te corto el cuello de inmediato es porque por alguna razón mi padre te tenía estima, pero si vuelves tú, un …IN-SEEEC-TO ...– Esta ultima palabra la gritó con toda esa ira contenida... más aun así no pudo ser entendida por Edward. - …a faltarme el respeto de nuevo, te cortaré la lengua y se la daré de comer a los perros. – Selene mostraba toda su severidad sin preocuparse, pues ese criado la conocía de niña y sabía la forma en que actuaba, no permitía que nadie le faltara el respeto, MENOS un perfecto don nadie como él. - Si vuelves si quiera a mirarme de una forma que me desagrade, te mataré. Si te vuelves a acercar a mí de una forma que no me complazca, te mataré. Si hablas sin que te lo permita en mi presencia, te mataré. Si comes, te mueves o respiras lo suficientemente alto como para que te escuche o note tu asquerosa presencia, te mataré. ¿Fui clara?
Se retiró de su oído y quedó frente a él, la advertencia ya estaba dada, una advertencia entre una Reina y un sirviente pero también entre guerreros… después de todo el único lugar donde ellos podrían ser iguales era en el campo de batalla… o durante los entrenamientos que el hombre hizo pasar a la joven cuando era una niña junto con Arianne. Por lo mismo, él conocía su carácter y la forma en que actuaba cuando algo la irritaba; explotaba de inmediato en ira. Selene respiraba alteradamente, ninguna de las palabras que habían compartido seguramente hacía sentido para Edward tal vez entendía una que otra pues después de todo había pasado alrededor de un año en campaña en Egipto, más entre ellos sabían lo que estaba ocurriendo.
- El Fayum. – Dijo Selene dándole la espalda a Kisame y volviéndose sus palabras más calmas pero aun así frías, ambos en ese momento le eran indiferentes, así era con las personas que la irritaban o no le servían para sus propositos, o simplemente... no hacían las cosas de la manera que ella tenía previstas. Se subió a su corcel negro y se terminó de tapar con una capa, pues sabía que la noche sería fría y en unas cuantas horas estarían en los alrededores del Oasis. – Voy a El Fayum… eres libre de seguirme. Edward, El Fayum es donde nos dirigimos ahora, Kisame es mi viejo guardia aunque suele olvidarse que el es un sirviente y yo soy la reina y su voz no puede pasar la mía... aunque creo que acaba de recordarlo.
Dio un golpe al caballo y este salió galopando con rapidez desde la caverna en que estaba para afrontar el atardecer del desierto Egipto. Con cada paso que daba, con cada minuto que pasaba galopando a velocidad, menos árida se veía la arena y un poquito más de vegetación aparecía. Todo ello era producto del agua que estaba depositada en el Oasis, a unas 4 horas de distancia de ahí.
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Re: Desierto Alto Egipto
Narracion /Dialogo Latin / Dialogo en Egipcio.
Contraje todos los musculos de mi estomago, formando literalmente una pared de metal con mis abdominales en mi estomago. El rodillazo de la mocosa logro hincarme aun asi, logrando que una pequeña sonrisa surque mis labios. Le escuche fingiendo atencion para luego poder separarme cuando ella habia terminado su agarre. La niña aun no habia perdido aquellas garras y eso me agradaba, despues de todo no siempre estaria para protegerla.
-Recuerda que yo no te sirvo a ti, Selene. Aunque la promesa con tu padre siga vigente recuerda que tengo algo pendiente con el, no contigo. Poco me importa el oro, los servicios o lo que trames. Yo solo cuido tu refinado trasero para que no salgas lastimada en desiciones que tomes apresuradamente...
¿Cortarme la lengua dices? Vamos... se que mi voz te agrada lo suficiente como para que deje de hablar-
Finalize mi charla mientras le oia decir sobre el Fayum. ¿A que se dirigia hacia alli? ¿Acaso no le bastaba estar sola con el enemigo? Daba igual, yo tenia que seguirla hasta el fin del mundo si se le apetecia. Mi promesa despues de todo fue hecha de sangre y es lo ultimo que me queda como honor de guerrero. Limpie mis ropas cuando vi que ella se alejaba de la cueva, ciertamente me molestaba el contacto que no fuera de sangre con otra persona y la chiquilla no era excepcion. Di un par de pasos para dirigirme hacia la salida pero antes de retirarme voltie para observar de soslayo al romano. Mi voz cambio a un tono serio y lugubre.
-Te estare vigilando, perro-
Sentencie al salir de la humedad de la caverna. Me subi a mi camello y le di varios azotes para que se diera aprisa y pudiera alcanzar a Selene. La observaba de lejos encima de su corcel. Alli iba la Reina de Egipto. Guiada por sus impulsos y caprichos. Me daba cierta curiosidad como terminaria toda esta historia...
Contraje todos los musculos de mi estomago, formando literalmente una pared de metal con mis abdominales en mi estomago. El rodillazo de la mocosa logro hincarme aun asi, logrando que una pequeña sonrisa surque mis labios. Le escuche fingiendo atencion para luego poder separarme cuando ella habia terminado su agarre. La niña aun no habia perdido aquellas garras y eso me agradaba, despues de todo no siempre estaria para protegerla.
-Recuerda que yo no te sirvo a ti, Selene. Aunque la promesa con tu padre siga vigente recuerda que tengo algo pendiente con el, no contigo. Poco me importa el oro, los servicios o lo que trames. Yo solo cuido tu refinado trasero para que no salgas lastimada en desiciones que tomes apresuradamente...
¿Cortarme la lengua dices? Vamos... se que mi voz te agrada lo suficiente como para que deje de hablar-
Finalize mi charla mientras le oia decir sobre el Fayum. ¿A que se dirigia hacia alli? ¿Acaso no le bastaba estar sola con el enemigo? Daba igual, yo tenia que seguirla hasta el fin del mundo si se le apetecia. Mi promesa despues de todo fue hecha de sangre y es lo ultimo que me queda como honor de guerrero. Limpie mis ropas cuando vi que ella se alejaba de la cueva, ciertamente me molestaba el contacto que no fuera de sangre con otra persona y la chiquilla no era excepcion. Di un par de pasos para dirigirme hacia la salida pero antes de retirarme voltie para observar de soslayo al romano. Mi voz cambio a un tono serio y lugubre.
-Te estare vigilando, perro-
Sentencie al salir de la humedad de la caverna. Me subi a mi camello y le di varios azotes para que se diera aprisa y pudiera alcanzar a Selene. La observaba de lejos encima de su corcel. Alli iba la Reina de Egipto. Guiada por sus impulsos y caprichos. Me daba cierta curiosidad como terminaria toda esta historia...
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Re: Desierto Alto Egipto
Habia respondido a las preguntas de Selene pero en sus hermosos ojos se podia ver la desconformidad de mi respuesta, seguramente ella esperaba mucho mas de ella, pero aunque quisiera ir ganandome su confianza tampoco significaba que fuera a ir revelando mucho mas de lo que debia o de lo que sabia... No dio mucho mas tiempo a hablar entre nosotros por que casi despues de mi respuesta una sombre de una persona se hacia presente en la cueva tampando la poca luz que ya entradaba desde fuera debido a que estaba atardeciedo
Alto! ¿Quien eres?
En ese momento cogi el arco que estaba en mi caballo blanco, preparado para coger alguna flecha si era necesario. Habiamos revisado varias veces el exterior por si alguien aparecia y no parecia ser asi, pero ese hombre habia entrado a la cueva, algo muy extraño que dieran con nosotros en medio del desierto.
En un primer instante me mostre muy a la defensiva, el cuerpo de aquel hombre que habia entrado era enorme, y a su espalda llevaba una gran arma, una espada gigante podria ser que llevaba envuelta en vendas... su rostro no era nada agradable, tenia unas marcas muy poco comunes que le hacian aun mas temible en aspecto.
Cuando ya lo escuche hablar en mi idioma y tambien dirigiendose a la emperatriz Selene me pude dar cuenta que nos habia estado buscando y que era un sirviente de ella. Eso me hizo relajarme, pero solo un poco, seguia aun en la misma postura moviendo mis ojos solamente de Selene a aquel extraño hombre. Estar en un reino enemigo era my dificil.. sobre todo si se queria sobrevivir.
El hombre de la gran espada hablaba con mucha mas libertad de la que habia visto a alguien hacerlo frente a Selene, no se que tan importante era, pero no tenia unos modales mucho mejores de los que ella se quejaba de mi. Al parecer habia seguido el rastro de nosotros dos desde que dejabamos a Arianne atrás. Pero cuando comenzo a hablar de ella, Selene perdio un poco el control de sus acciones y se acerco al hombre propinandole un gran rodillazo en la boca del estomago. El hombre se quejo levemente pero aun seguia sonriendo. Podia notar que el fragil cuerpo de Selene poseia una gran fuerza, y aun asi el otro seguia muy poco dolorido...
En medio de la discursion de ellos dos no queria entrar, hablaban en egipcio y no podia entender todas sus palabras ya que Selene estaba practicamente gritandole al oido. Mientras que ocurria eso me fui colocando la parte superior de mi ropa y tambien la capa para cubrirme practicamente todo el cuerpo, pues pronto partiriamos..
Despues de la discursion de ellos dos me di la vuelta ya preparado para salir, en ese momento llego Selene, algo mas tranquila pero con una expresion fria en sus ojos, presentando al sujeto, como un guardia, un viejo sirviente que posiblemente nos acompañaria hasta el destino final que nos esperaba.
Muy bien emperatriz Selene..
Le dije en mi idioma cuando volvieron a hablar en latin. Que llegara aquel hombre solo me habia recordado para lo que estaba alli, cada uno teniamos nuestros propios objetivos. Y ahora que volvia a tener mas aparentes enemigos debia de nuevo a andarme con extrema precaucion, sobre todo en la manera tan desafiante que al final se habia referido Kisame a mi.
Igualmente lo estar haciendo contigo guerrero y eso era lo que esperaba que hicieras conmigo, pero ya te daras cuenta que solo vengo a buscar un acuerdo de paz entre su pais y el mio que tanto han luchado y tanto han perdido
Termine con esa frase y me subi a el precioso caballo blanco, colocando el arco y el carcaj en mis espalda y amarrandome con fuerza la cinta de mi cabeza, hechandome una capucha sobre la cabeza de aque tela que me cubria para resguardarme del frio, Selene partio la primer e inmediantamente despues de ella lo hice yo, la seguia muy de cerca mientras el solo iba callendo... Nuestros caballo corrian de nuevo muchisimo, por que se podia notar como habian descansado. Y el tiempo aun no era frio del todo, pero pronto lo seria cuando callera la noche en el desierto...
Alto! ¿Quien eres?
En ese momento cogi el arco que estaba en mi caballo blanco, preparado para coger alguna flecha si era necesario. Habiamos revisado varias veces el exterior por si alguien aparecia y no parecia ser asi, pero ese hombre habia entrado a la cueva, algo muy extraño que dieran con nosotros en medio del desierto.
En un primer instante me mostre muy a la defensiva, el cuerpo de aquel hombre que habia entrado era enorme, y a su espalda llevaba una gran arma, una espada gigante podria ser que llevaba envuelta en vendas... su rostro no era nada agradable, tenia unas marcas muy poco comunes que le hacian aun mas temible en aspecto.
Cuando ya lo escuche hablar en mi idioma y tambien dirigiendose a la emperatriz Selene me pude dar cuenta que nos habia estado buscando y que era un sirviente de ella. Eso me hizo relajarme, pero solo un poco, seguia aun en la misma postura moviendo mis ojos solamente de Selene a aquel extraño hombre. Estar en un reino enemigo era my dificil.. sobre todo si se queria sobrevivir.
El hombre de la gran espada hablaba con mucha mas libertad de la que habia visto a alguien hacerlo frente a Selene, no se que tan importante era, pero no tenia unos modales mucho mejores de los que ella se quejaba de mi. Al parecer habia seguido el rastro de nosotros dos desde que dejabamos a Arianne atrás. Pero cuando comenzo a hablar de ella, Selene perdio un poco el control de sus acciones y se acerco al hombre propinandole un gran rodillazo en la boca del estomago. El hombre se quejo levemente pero aun seguia sonriendo. Podia notar que el fragil cuerpo de Selene poseia una gran fuerza, y aun asi el otro seguia muy poco dolorido...
En medio de la discursion de ellos dos no queria entrar, hablaban en egipcio y no podia entender todas sus palabras ya que Selene estaba practicamente gritandole al oido. Mientras que ocurria eso me fui colocando la parte superior de mi ropa y tambien la capa para cubrirme practicamente todo el cuerpo, pues pronto partiriamos..
Despues de la discursion de ellos dos me di la vuelta ya preparado para salir, en ese momento llego Selene, algo mas tranquila pero con una expresion fria en sus ojos, presentando al sujeto, como un guardia, un viejo sirviente que posiblemente nos acompañaria hasta el destino final que nos esperaba.
Muy bien emperatriz Selene..
Le dije en mi idioma cuando volvieron a hablar en latin. Que llegara aquel hombre solo me habia recordado para lo que estaba alli, cada uno teniamos nuestros propios objetivos. Y ahora que volvia a tener mas aparentes enemigos debia de nuevo a andarme con extrema precaucion, sobre todo en la manera tan desafiante que al final se habia referido Kisame a mi.
Igualmente lo estar haciendo contigo guerrero y eso era lo que esperaba que hicieras conmigo, pero ya te daras cuenta que solo vengo a buscar un acuerdo de paz entre su pais y el mio que tanto han luchado y tanto han perdido
Termine con esa frase y me subi a el precioso caballo blanco, colocando el arco y el carcaj en mis espalda y amarrandome con fuerza la cinta de mi cabeza, hechandome una capucha sobre la cabeza de aque tela que me cubria para resguardarme del frio, Selene partio la primer e inmediantamente despues de ella lo hice yo, la seguia muy de cerca mientras el solo iba callendo... Nuestros caballo corrian de nuevo muchisimo, por que se podia notar como habian descansado. Y el tiempo aun no era frio del todo, pero pronto lo seria cuando callera la noche en el desierto...
Edward- Caballeros Dorados
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Re: Desierto Alto Egipto
El atardecer se vendría en alrededor de unas cuatro horas. El desierto estaba cada vez haciéndose un poco menos árido y mientras más cabalgaban se podía ver algo de pastizales creciendo, uno que otro arbusto y finalmente algunas aves a lo lejos. Selene sonrió al verlas, pues sabía que eso era indicio que el agua estaba cerca. Levantaba algo de polvo al cabalgar a esa velocidad, pero lo que menos quería era llegar a El Fayum de noche. Sabía que era un riesgo hacerlo, pues a la distancia se podría ver una mancha negra alterando el ambiente y al mismo tiempo, dejando un rastro bastante visible para que cualquiera la pudiera seguir. Aun así no le importaba, nadie la podría jamas encontrar en El Fayum.
Le dio un golpe más fuerte a su caballo mientras su cuerpo se contorneaba para adaptarse a la velocidad de éste. No era nada nuevo para la joven cabalgar… se le notaba por la confianza que mantenía montando a pelo su corcel negro. Su cabello corto y negro se movía con el viento mientras el sol le daba en el rostro, algo que parecía molestarle bastante. Aun así, había cierto aire de libertad en ella, como si haberse librado de tantas cosas la hiciera algo más feliz, incluso pensando que acababa de perder a su mano derecha Arianne.
- P3ym… - Susurró Selene mientras cerraba los ojos respirando profundamente, recordando la primera vez que había llegado a ese lugar siendo apenas una niña… era su lugar favorito en el mundo, no sólo para ella, para Arianne tambien.
Recordaba el sentimiento la primera vez que vio una rosa ahí… el único lugar en Egipto lo suficientemente húmedo para que crecieran. Por algo era un oasis tan famoso, y había sido ahí el lugar en donde había entrenado toda su vida. El fayum… un paraíso en la tierra y un buen escondite para ella, pues conocía el territorio tan bien que si hubiese mil hombres buscándola, jamás lo lograrían. No sólo eso, las riquezas de Egipto por ahora se encontraban ahí.
Estaba exactamente a treinta kilómetros desde el Nilo. Ya habrían recorrido alrededor de 25, pues sentía como el aroma del lugar comenzaba a llegar a ella e incluso se empezaban a levantar a lo lejos uno que otro árbol. Era más que nada la humedad en el ambiente, ya no todo era arido y seco sino que sentía como su cabello se humedecía por ese calor humedo de El fayum... no importaba que éste se pegoteara pues luego podría bañarse todo lo que le diese la gana en sus palacios escondidos en medio del Oasis. había mandado mensajeros la misma noche en que Edward y su legión fueron capturados para que se prepararan para recibirla, asi que estaba segura que estaría todo listo para su llegada.
- ¡Apúrense! – Gritó Selene mientras veía que el sol estaba a una hora de desaparecer, no quería llegar de noche, y sólo cabalgaba mirando hacia delante y nunca hacia atrás. - Estamos cerca ya!
Le dio un golpe más fuerte a su caballo mientras su cuerpo se contorneaba para adaptarse a la velocidad de éste. No era nada nuevo para la joven cabalgar… se le notaba por la confianza que mantenía montando a pelo su corcel negro. Su cabello corto y negro se movía con el viento mientras el sol le daba en el rostro, algo que parecía molestarle bastante. Aun así, había cierto aire de libertad en ella, como si haberse librado de tantas cosas la hiciera algo más feliz, incluso pensando que acababa de perder a su mano derecha Arianne.
- P3ym… - Susurró Selene mientras cerraba los ojos respirando profundamente, recordando la primera vez que había llegado a ese lugar siendo apenas una niña… era su lugar favorito en el mundo, no sólo para ella, para Arianne tambien.
Recordaba el sentimiento la primera vez que vio una rosa ahí… el único lugar en Egipto lo suficientemente húmedo para que crecieran. Por algo era un oasis tan famoso, y había sido ahí el lugar en donde había entrenado toda su vida. El fayum… un paraíso en la tierra y un buen escondite para ella, pues conocía el territorio tan bien que si hubiese mil hombres buscándola, jamás lo lograrían. No sólo eso, las riquezas de Egipto por ahora se encontraban ahí.
Estaba exactamente a treinta kilómetros desde el Nilo. Ya habrían recorrido alrededor de 25, pues sentía como el aroma del lugar comenzaba a llegar a ella e incluso se empezaban a levantar a lo lejos uno que otro árbol. Era más que nada la humedad en el ambiente, ya no todo era arido y seco sino que sentía como su cabello se humedecía por ese calor humedo de El fayum... no importaba que éste se pegoteara pues luego podría bañarse todo lo que le diese la gana en sus palacios escondidos en medio del Oasis. había mandado mensajeros la misma noche en que Edward y su legión fueron capturados para que se prepararan para recibirla, asi que estaba segura que estaría todo listo para su llegada.
- ¡Apúrense! – Gritó Selene mientras veía que el sol estaba a una hora de desaparecer, no quería llegar de noche, y sólo cabalgaba mirando hacia delante y nunca hacia atrás. - Estamos cerca ya!
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Re: Desierto Alto Egipto
Cabalgaba justamente detras de la emperatriz Selene, la velocidad que llevabamos era alta... el calor cada vez se hacia mas soportable pues estaba desapareciendo con el paso del tiempo y de los pasos de mi caballo que me guiaba perfectamente siguiendo los pasos de Selene. Ella aumentaba la velocidad y yo hacia lo mismo para que no se alejara demasiado, golpee con mis talones a mi caballo que levanto aun mas arena con cada trote que daba...
El camino estaba siendo largo, habia recorrido muchos kilometros desde que salieron, y todo en un dia.. salvo ese descanso que tuvieron en la cueva... Mientras seguia cabalgando pense en mi tierra y en lo mucho que la extrañaba, como estaria aquella casa en la cual pasaba mis dias de tranquilidad, al igual que mis animales que me acompañaban alli.. Extrañaba tambien sentarme en la colina y que el viento de la mañana meciera mis cabellos...
Aunque tampoco podia olvidar los tiempos de guerra, aun faltaba mucho por hacer en mi vida, mucho por hacer hasta encontrar a la persona que de verdad les guiara a un mundo de paz y tranquilidad. Roma era un imperio grande, el mas enorme de todo, y confiaba en que alli se encontrara esa persona de corazon puro... pero durante todos mis viajes he visto muchas personas, y me puse a pensar si quizas me estaba equivocando, si estaba mas lejos de lo que yo pensaba, a veces dudaba si buscaba a una persona, o algo mas espiritual que cambiara mi vida, pero mi objetivo seguia siendo el mismo, luchar por la paz...
Movi mi cabeza, no podia desconcentrarme, ahora estaba con Selene, y era mi prioridad ayudarla y ayudarnos a nosotros y al hambre de Roma. A lo lejos se podia ver como habia algo, y por las palabras de Selene se podia notar que era nuestro objetivo. El sol cada vez caia mas y estaba a poco tiempo de desaparecer para dar paso a la noche. Pronto llegariamos y podria descubrir el porque de este largo viaje..
El camino estaba siendo largo, habia recorrido muchos kilometros desde que salieron, y todo en un dia.. salvo ese descanso que tuvieron en la cueva... Mientras seguia cabalgando pense en mi tierra y en lo mucho que la extrañaba, como estaria aquella casa en la cual pasaba mis dias de tranquilidad, al igual que mis animales que me acompañaban alli.. Extrañaba tambien sentarme en la colina y que el viento de la mañana meciera mis cabellos...
Aunque tampoco podia olvidar los tiempos de guerra, aun faltaba mucho por hacer en mi vida, mucho por hacer hasta encontrar a la persona que de verdad les guiara a un mundo de paz y tranquilidad. Roma era un imperio grande, el mas enorme de todo, y confiaba en que alli se encontrara esa persona de corazon puro... pero durante todos mis viajes he visto muchas personas, y me puse a pensar si quizas me estaba equivocando, si estaba mas lejos de lo que yo pensaba, a veces dudaba si buscaba a una persona, o algo mas espiritual que cambiara mi vida, pero mi objetivo seguia siendo el mismo, luchar por la paz...
Movi mi cabeza, no podia desconcentrarme, ahora estaba con Selene, y era mi prioridad ayudarla y ayudarnos a nosotros y al hambre de Roma. A lo lejos se podia ver como habia algo, y por las palabras de Selene se podia notar que era nuestro objetivo. El sol cada vez caia mas y estaba a poco tiempo de desaparecer para dar paso a la noche. Pronto llegariamos y podria descubrir el porque de este largo viaje..
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