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Desierto Alto Egipto
Recuerdo del primer mensaje :
Selene cabalgaba con fuerza. Le agradaba hacerlo y hacía mucho que no podía realizarlo. Cabalgando bajo las estrellas en donde los dioses ocupaban su lugar en el firmamento, se sentía bastante pequeña. Las Piramides de Gizah se hacían cada vez más cercanas mientras cabalgaba y decidió parar y esperar a Arianne. Miraba con deteniemiento las Piramides mientras el cielo se volvía cada instante mas claro por el amanecer.
Vino a su mente el rostro de su hermana, la forma en que desde pequeña la admiraba... se había dicho que Diva había sido la mujer más hermosa en nacer en cien años... y realmente lo era. Su cuello de cisne, sus ojos llamativos, sus labios redondos de cereza... era una mujer que habría hecho que cualquier hombre cayera a sus pies. y aun así, lo único que había hecho caer hasta ese instante era a Egipto. Más Selene se mantenía tranquila. Tenía que estarlo pues temer por su vida no servía de nada ahora. A veces cerraba los ojos y se veía en cadenas siendo humillada por las calles de Roma en algun desfile de conquista, para luego ser ejecutada públicamente para el deleite del pueblo. El mero pensamiento de aquello hacía que por su columna pasara un horrible escalofrío.
Sintió como el viento del desierto le helaba los brazos... se dió vuelta y sacó desde el lomo del caballo una cantimplora de cuero llena con vino y le dio un sorbo para recobrar el calor mientras miraba como el fuego del campamento a lo lejos se comenzaba a apagar. Los hombres debían estar cumpliendo sus ordenes y preparandose para abandonar Gizah...
Ahora de Rain dependía el futuro de muchas cosas, pero eso la tenía sin cuidado. Sabía que Diva iba a ir por ella con o sin Roma apoyandola... sólo que sin Roma jugar al gato y al rato se le haría mas dificil. Y entonces pasó algo extraordinario... una luz color purpura rodeó a Selene. No sabía que era con exactitud pero si sabía que Arianne podía hacer es tambien. Era como... sentir el universo recorrer sus venas. Y por curioso que sonara, era su forma de decirle exactamente donde estaba a Arianne, puesto que ella podía sentirla. Al mismo tiempo, si Arianne emanaba su propia luz, aquella magia ancestral que ambas habían estudiado... Selene podía saber exactamente donde estaba y cuanto se demoraría en llegar a ella.
- Ya estas cerca... apresurate querida amiga. Pues en el desierto, somos iguales... tu no eres mi sirvienta ni yo tu reina... simplemente... somos hermanas.
Selene cabalgaba con fuerza. Le agradaba hacerlo y hacía mucho que no podía realizarlo. Cabalgando bajo las estrellas en donde los dioses ocupaban su lugar en el firmamento, se sentía bastante pequeña. Las Piramides de Gizah se hacían cada vez más cercanas mientras cabalgaba y decidió parar y esperar a Arianne. Miraba con deteniemiento las Piramides mientras el cielo se volvía cada instante mas claro por el amanecer.
Vino a su mente el rostro de su hermana, la forma en que desde pequeña la admiraba... se había dicho que Diva había sido la mujer más hermosa en nacer en cien años... y realmente lo era. Su cuello de cisne, sus ojos llamativos, sus labios redondos de cereza... era una mujer que habría hecho que cualquier hombre cayera a sus pies. y aun así, lo único que había hecho caer hasta ese instante era a Egipto. Más Selene se mantenía tranquila. Tenía que estarlo pues temer por su vida no servía de nada ahora. A veces cerraba los ojos y se veía en cadenas siendo humillada por las calles de Roma en algun desfile de conquista, para luego ser ejecutada públicamente para el deleite del pueblo. El mero pensamiento de aquello hacía que por su columna pasara un horrible escalofrío.
Sintió como el viento del desierto le helaba los brazos... se dió vuelta y sacó desde el lomo del caballo una cantimplora de cuero llena con vino y le dio un sorbo para recobrar el calor mientras miraba como el fuego del campamento a lo lejos se comenzaba a apagar. Los hombres debían estar cumpliendo sus ordenes y preparandose para abandonar Gizah...
Ahora de Rain dependía el futuro de muchas cosas, pero eso la tenía sin cuidado. Sabía que Diva iba a ir por ella con o sin Roma apoyandola... sólo que sin Roma jugar al gato y al rato se le haría mas dificil. Y entonces pasó algo extraordinario... una luz color purpura rodeó a Selene. No sabía que era con exactitud pero si sabía que Arianne podía hacer es tambien. Era como... sentir el universo recorrer sus venas. Y por curioso que sonara, era su forma de decirle exactamente donde estaba a Arianne, puesto que ella podía sentirla. Al mismo tiempo, si Arianne emanaba su propia luz, aquella magia ancestral que ambas habían estudiado... Selene podía saber exactamente donde estaba y cuanto se demoraría en llegar a ella.
- Ya estas cerca... apresurate querida amiga. Pues en el desierto, somos iguales... tu no eres mi sirvienta ni yo tu reina... simplemente... somos hermanas.
Selene- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
Ataques :
AD - Espinas de la Ira (3750)*
AD - Pétalos Oscuros (3850)*
AM - Enredadera del Infierno (4350)*
AM - Cementerio Silencioso (3450)*
AM - Tumba del Silencio (4150)*
AF - Rosa Sangrienta (4350)*
Defensa :
Capullo de Rosa
Cantidad de envíos : 342
Re: Desierto Alto Egipto
Las tiras de seda blanca que tiene mi sombrero de paja se agitaban al compas de mis ropas mientras avanzaba sobre mi camello. Mi gran abrigo de mangas largas y grandes se agitaban freneticamente acompañando el movimiento de mis cabellos. Odiaba ir por el desierto tan aprisa, ya que cuando solia pasear por todo el Egipto iba tranquilo y a mi paso, sin apuros. Pero ya estaba con la chiquilla...
En el aire note aquel olor que distinguia al Fayum de los demases Oasis. Habia pasado mucho tiempo en aquella region para no conocer los olores y los ciudadanos que paseaban por las orillas de aquel lugar. Ciertamente habia asesinado a un hombre que se habia burlando de mi en mi juventud y luego arrastre su degollado cuerpo atado por mi camello. Era gracioso haber sabido lo que pensaban el resto de los ciudadanos al observar aquella obra de arte.
Meti mi mano en mis ropas y saque una cantimplora hecha de cuero. En ella el agua se conservaba fria y que mejor agua de mi ciudad antes que la del Nilo, era sabido que el agua de aquel rio estaba infectado por donde se lo mirase. Estupidos... no saben cuidar su propio terreno y pretenden cuidar su reino.
Senti un pequeño calor en mi pecho, un calor que me daba tranquilidad. Parecia ser un sueño ya que apenas notaba el viento golpear mi cara de lleno. Meti mi mano izquierda en mi torso y aprete aquel colgante que me habia dado el viejo Snolgan. Aquel anciano ciego que me habia enseñado lo esencial para la vida. Maldito viejo, si no se hubiera muerto de seguro ahora estaria en otro camino, tal vez no seria el asesino que soy y de seguro tendria una linda familia con dos hijos deformes y mi esposa degollada. Si como no.
Golpee salvajemente a mi camello y este se apresuro para lograr estar a la par de los caballos. Observe de soslayo al romano y luego a Selene. ¿Que estara tramando?
En el aire note aquel olor que distinguia al Fayum de los demases Oasis. Habia pasado mucho tiempo en aquella region para no conocer los olores y los ciudadanos que paseaban por las orillas de aquel lugar. Ciertamente habia asesinado a un hombre que se habia burlando de mi en mi juventud y luego arrastre su degollado cuerpo atado por mi camello. Era gracioso haber sabido lo que pensaban el resto de los ciudadanos al observar aquella obra de arte.
Meti mi mano en mis ropas y saque una cantimplora hecha de cuero. En ella el agua se conservaba fria y que mejor agua de mi ciudad antes que la del Nilo, era sabido que el agua de aquel rio estaba infectado por donde se lo mirase. Estupidos... no saben cuidar su propio terreno y pretenden cuidar su reino.
Senti un pequeño calor en mi pecho, un calor que me daba tranquilidad. Parecia ser un sueño ya que apenas notaba el viento golpear mi cara de lleno. Meti mi mano izquierda en mi torso y aprete aquel colgante que me habia dado el viejo Snolgan. Aquel anciano ciego que me habia enseñado lo esencial para la vida. Maldito viejo, si no se hubiera muerto de seguro ahora estaria en otro camino, tal vez no seria el asesino que soy y de seguro tendria una linda familia con dos hijos deformes y mi esposa degollada. Si como no.
Golpee salvajemente a mi camello y este se apresuro para lograr estar a la par de los caballos. Observe de soslayo al romano y luego a Selene. ¿Que estara tramando?
Kisame- Espectro de Hades
- Ataques :
AD - Rafaga Vendeval de la Corona (1400)
AD - Explosión de la Corona Solar (1500)
Defensa :
Cupula de Fuego
Cantidad de envíos : 104
Re: Desierto Alto Egipto
Despues de estar siguiendo sus huellas un tiempo, encontre algo un cuerpo de una mujer su cara me sonaba
Esta mujer, juraria haberla visto por algun paraje de este basto desierto pero donde... creo que ya se quien es pero....no estoy seguro tal vez sea...la mujer que vi acompañando a El General Edward y a la Emperatriz, ¿pero como acabaria asi?Que cruel destino acabo con esta hija de la diosa, se merecia una muerte digna espero que seas bien recibida en el lecho de nuestra diosa.
Proseguia mi camino, pero varios recuerdos me vinieron a al cabeza.
Aquel dia El general Edward estaba en mi finca mirando los caballos, se le veia un hombre fiel y valeroso aparte, de que el trataba bien a los caballos me encanta el ser un hombre de confianza suyo ya que me deja tocar siempre que quiera la Lira Jaja
El joven a pesar de ser Romano cree en los dioses Griegos ya que su familia cuidaba de el y le enseñaba a creer en Grecia y sus dioses.
Al paso que seguia, vi una huellas de caballo, pegue un trago al agua y y segui caminando durante un rato, vi un oasis a lo lejos algo con lo cual me alegre, me quedaba sin agua y estaba cansado, pense que podria descansar alli un rato y darme un baño
¡Si bien un oasis! por fin podre descansar.
Acelere la marcha, cuando llegue vi a algunas personas alli...sus rostros me eran conocidos y me alegre...
Esta mujer, juraria haberla visto por algun paraje de este basto desierto pero donde... creo que ya se quien es pero....no estoy seguro tal vez sea...la mujer que vi acompañando a El General Edward y a la Emperatriz, ¿pero como acabaria asi?Que cruel destino acabo con esta hija de la diosa, se merecia una muerte digna espero que seas bien recibida en el lecho de nuestra diosa.
Proseguia mi camino, pero varios recuerdos me vinieron a al cabeza.
Aquel dia El general Edward estaba en mi finca mirando los caballos, se le veia un hombre fiel y valeroso aparte, de que el trataba bien a los caballos me encanta el ser un hombre de confianza suyo ya que me deja tocar siempre que quiera la Lira Jaja
El joven a pesar de ser Romano cree en los dioses Griegos ya que su familia cuidaba de el y le enseñaba a creer en Grecia y sus dioses.
Al paso que seguia, vi una huellas de caballo, pegue un trago al agua y y segui caminando durante un rato, vi un oasis a lo lejos algo con lo cual me alegre, me quedaba sin agua y estaba cansado, pense que podria descansar alli un rato y darme un baño
¡Si bien un oasis! por fin podre descansar.
Acelere la marcha, cuando llegue vi a algunas personas alli...sus rostros me eran conocidos y me alegre...
Orpheo- Status :
Cantidad de envíos : 41
Re: Desierto Alto Egipto
Sola en el Nilo… sola en el palacio de Gizah donde tantas veces me bañaba me encontraba en el agua. El sol daba entre los juncos, el agua resplandecía aquel fulgor. Silencio… sólo había silencio entre el agua tocando mi cuerpo y mis manos pasando una esponja por mi espalda. Un sonido, un paso fuerte, una bota de metal chocando contra el mármol a mi espalda. Volteo el rostro sobre mi hombro sin mover el resto de mi cuerpo para ver de que se trata.
Tienes el rostro de un ángel. – Un hombre, un hombre alto que me mira desde arriba. Cabellera y ojos color miel con el peso de muchos años de guerra y sangre… una mirada penetrante y fascinante que atraviesa mi pecho en un segundo. Sonrió.
Gracias – No había más que decir en ese silencio. No había la necesidad de expulsarlo. A pesar de que para él aquello habría sido fascinante... a pesar de que para un hombre romano no había mayor placer que ver a una mujer exótica desnuda.
Salgo del agua caminando hacia él, mirándolo a los ojos con una sonrisa en mi rostro al ver como su miraba iba recorriendo mi cuerpo desnudo y mojado. Me reclino al lado de él para alcanzar mi peluca y la coloco sobre mi cabello corto y húmedo por el agua. Le sonrio, seguramente había pensado que me reclinaba contra él para seducirlo y tal vez lo hacía.
Bonita peluca – Susurra sobre mi hombro acercándose más de lo prudente.
Gracias – Respondo dándole la espalda mientras la seco lentamente.
¿Todo esto te excita? – Me pregunta con un tono de voz suave. Lo siento justo atrás de mi, el silencio es imperante al punto que podría haber distinguido los latidos de su corazón.
A veces… - Respondo inocentemente dándole a entender que no era el único hombre que me había visto desnuda en ese lugar. Una suave risa se escucha junto con el agua cayendo por mis muslos.
Mentirosa, solo estas respondiendo lo que quiero escuchar, pues piensas que eso me excitará. – su tono de voz se pone un poco mas rudo. Entiende que estoy simplemente jugando con él…que es simplemente un juego para una mujer Egipcia.
¿Realmente crees que la idea de que un completo extraño me vea desnuda me humedece? – Respondo un tanto divertida alejándome de él para rodear mi cuerpo con algodón.
¿Estas coqueteando conmigo? – Pregunta también como si fuera una broma todo ello. Los dos solos en medio de la nada. El sol nuestro único testigo…
Tal vez… - El tono de inocencia en mi voz se hace sentir con algo de malicia al saber que él me estaba examinando con la vista.
¿Te es permitido coquetear conmigo? – Era una pregunta justa. No sabía quien era yo, una doncella seguramente de la reina Selene a sus ojos, perdida dándose un baño y coqueteando con un general sin permiso de hacerlo. Era entendible querer saber los modos y las costumbres egipcias.
Claro… - Respondo acomodando mi peluca y haciendo sonar las cuentas de oro con que esta entrelazado el cabello.
¿Segura? – Lo siento acercarse nuevamente por atrás, como un animal en asecho que quiere oler a su victima antes de probarla.
No, no me es permitido estoy rompiendo todas las reglas contigo. – Sarcasmo. La mejor defensa.
Te estas burlando de mi. – No era una pregunta sino una afirmación. Cierto tono de desagrado se siente en él, tal vez es la primera vez que una mujer juega con él…
Puedo coquetear con quien quiera, sólo no se permite tocar. – Me pongo seria nuevamente mientras comienzo a poner las joyas en mis brazos. El palacio esta tan silencioso.
¿Y que pasaría si te toco ahora? – Estaba tan cerca atrás de mi, tan cerca que lo siento respirar sobre mi nuca. Cierro los ojos un segundo por el escalofrío que recorre mi cuerpo por su pregunta, pero le respondo con frialdad.
Llamaría a los guardias del Palacio.
¿Y que harían ellos? - ¿Se estaba él ahora burlando de mi? ¿Quería denotar que no había nada que le impidiera tocarme si así lo deseara?
Dependería de mi humor, tal vez te corten una mano… o la cabeza… - Si pensaba que podía interrumpir mi privacidad y además intentar de intimidarme estaba muy equivocado. - … y te manden así de vuelta a Roma.
Me gustaría tocarte… - Susurra en mi oído. Por un momento deseo que lo haga… pero mi orgullo es más grande.
No soy una ramera... - Como Diva. Quise decir que no era como Diva que se acostaba con cualquiera mientras reinaba pero no completo la oración pues me interrumpe.
No te pagaría.
No tientes tu suerte insecto, estas hablando con Isis. – Me doy vuelta, mira mis ojos mientras le digo eso viendo la sonrisa en mi rostro, sabiendo que una palabra mía pondría su cabeza en una estaca.
¿Por qué te llamas a ti misma Isis? – El también sonríe, sin creer que alguien pueda llamarse a si misma así.
Por que ese mi nombre.
Estas mintiendo, se que ese no es tu nombre… es el nombre de una diosa. En Roma hay putas que se hacen llamar Venus también. ¿Cómo te llamas?
¿Cómo quieres que me llame? – Me siento sin mirarlo tomando entre mis dedos un plato de frutas y comiendo granos de uva. - ¿Pluto como el dios de la muerte de los Romanos?
Que traviesa eres. – No escuchaba lo que hablaba, solo me veía lamer mis dedos del liquido dulce de las uvas.
¿Quieres que deje de serlo? – Lo miro directamente a los ojos de nuevo. Si sigo asi me perdería en ellos para siempre.
No. – Dice sin dejar de mirarme comer uvas, la forma en que mis labios tocan la piel de la fruta como si la besara lentamente.
¿Cómo te llamas tú?
Noah.
Noah el general de la doceava Legión.
Nunca te dije mi rango. – Parece asustado, nunca nos habíamos visto. No se como se aquello.
Lo adiviné.
¡Quiero que me digas tu nombre!... – Grita perdiendo la paciencia para respirar profundamente. Hay un silencio entre ambos, parece rogarme con sus ojos. -… por favor…
Mi nombre es Isis. – Respondo con una sonrisa.
Tu nombre verdadero. – Lanza una moneda de oro hacia mi, como si me tratara de una de aquellas putas con quienes se acostaba.
Gracias. – Le digo indiferente. - Mi nombre verdadero es Isis.
Cuidado…- Habla lento, advirtiendo que su paciencia se esta agotando de tratar con una simple “sirvienta”, pues dudo que de haber sabido quien era realmente con quien estaba enfrente hubiese hecho aquello. Tira otra moneda de oro en mi dirección que termina cayendo a mis pies.
Gracias. – Vuelvo a decir sonriendo. - Sigue siendo Isis.
¡¿Por qué no te doy todo mi oro hasta que me digas tu nombre?! – Arroja un puñado de monedas hacia mi intentando lastimarme, y de hecho consigue hacerlo. Doy lentamente vuelta el rostro para mirarlo, y con el mismo reto en los ojos le respondo.
Gracias. – No dejo de mirarlo. Todo su oro esta en el piso. - Mi verdadero nombre, es simple y plano… me llamo Isis.
Podré ser rico pero no estúpido. – Responde irritado, se notaba que intentaba controlarse para no golpearme. Nunca un hombre me había hablado así y nunca antes mi corazón había latido con esa fuerza al estar cerca de alguien… era una mezcla de indignación y atracción.
Que pena me suelen gustar ricos y estúpidos… - El tono de mi voz sube al final remarcando la palabra estúpido.
¡No me jodas! – Me grita apoyando las manos en donde me siento quedando su rostro cerca del mío.
Me disculpo… - Digo con una sonrisa, divertida nuevamente de que con tan poco lograra que reaccionara de esa forma.
Todas las putas en este agujero del infierno son iguales, estúpidas, imágenes de perfección por fuera sin sentimiento alguno por dentro… ¡Y tu no eres la excepción! – Silencio, me pongo de pie sin tocarlo y comienzo a caminar para alejarme de él. - ¡Háblame! – grita desde atrás, aun parado ahí. Me detengo y una risa suave se siente.
Se te acabó el oro.
¡Nos conocemos! ¡Se que te he visto antes! ¡Háblame!
Eso hago.
Se quien eres, dime tu nombre… - Y en ese momento siento sus manos sobre mis brazos apretándolos para que voltee a verlo. Sus ojos muestran la desesperación de un hombre que no entendía que sucedía por mucho que tratara y comienzo a sentir la misma angustia. - pues se todo sobre ti, se todo sobre ti tanto que duele… Se que sientes lo mismo al verme.
Suéltame o gritaré de verdad pusilánime. – Mi tono de voz firme como nunca antes, quiero que me suelte… quiero que me suelte porque nunca antes nadie me había tocado así.
¡Grita! – Su voz es tan fuerte, sus brazos son tan fuertes que no me puedo liberar ni aunque lo trate. ¿Quién es este hombre que me puede hablar asi? Mi corazón se acelera… quiero dejar de mirarlo… pero no puedo, entre mas me reta con la mirada mas alterado se encuentra mi cuerpo contra el de él.
¡No te esta permitido tocarme! – Le grito de vuelta, no necesito guardias para que me defiendan de el o al menos eso quiero demostrarle. Intento soltarme pero dejo de luchar… dejo de luchar contra el y su cuerpo mas fuerte que el mío. El calido… demasiado calido…
Déjame…déjame llevarte lejos de aquí… - Susurra, susurra mientras me abraza y se apega a mi… - se que te puedo cuidar mejor que ellos…
No necesito que me cuides… - pero yo sigo siendo fría. Sigue habiendo una muralla entre Selene y el mundo.
¡Todos necesitan que alguien más los cuide! Se que te puedo cuidar mejor que el cuidado que te ofrecen en este palacio por acostarte con extranjeros.
¡Y nunca me acostaría con un extranjero! ¡No soy una cogida de triunfo!
Te pagare.
No necesito tu dinero.
¡Ya tienes mi dinero! – Lo había olvidado, había olvidado el dinero que había arrojado y estaba esparcido por el suelo.
Gracias. – Mi voz se escucha retadora e indiferente nuevamente. No puedo mostrarle que me interesa en lo mas mínimo estar cerca de él.
Gracias, gracias, gracias, ¿es todo lo que sabes decir? ¿También es una regla aquí en Egipto?
Sólo trataba de ser cortés con un cerdo sin modales.
¿Alguna vez has deseado algo prohíbo?
Sí…
Acaba mi miseria entonces, ¿me deseas?
No, no te deseo. – Miento… lo deseo como nunca había deseado a alguien en mi vida.
Gracias. – Fue como ver que se destruía su orgullo. - Gracias de verdad por tu honestidad.
Ja… - me doy vuelta y siento que mis mejillas se enciendes y mis ojos se lagrimean, quiero alejarme de él… comienzo a caminar pero su voz llega con el viento.
¿Creen que por que no nos aman, ni nos deseen, ni les agrademos han ganado no? ¿Qué Egipto le ha ganado a Roma?
No… esto ya no es una guerra. Dejo de serlo cuando te vi...
- Mi diosa… ya ha amanecido. – Selene despierta en medio del desierto y bosteza. En su carruaje cargado por esclavos había pasado la noche tranquilamente durmiendo mientras atravesaban el desierto.
- ¿Noticias? – Selene nota que su rostro esta cubierto en lágrimas. No había llorado en años… su corazón se deshacía por la angustia de haber vivido algo tan real en un ridículo sueño… viendo a aquel hombre que la perseguía constantemente cada vez que cerraba los ojos.
- Ninguna por el momento… estamos prontos de llegar a destino.
- Bien… Gracias… gracias…
OFF: Inspirada en una pelicula el sueño de una escena que me gusto xD
Tienes el rostro de un ángel. – Un hombre, un hombre alto que me mira desde arriba. Cabellera y ojos color miel con el peso de muchos años de guerra y sangre… una mirada penetrante y fascinante que atraviesa mi pecho en un segundo. Sonrió.
Gracias – No había más que decir en ese silencio. No había la necesidad de expulsarlo. A pesar de que para él aquello habría sido fascinante... a pesar de que para un hombre romano no había mayor placer que ver a una mujer exótica desnuda.
Salgo del agua caminando hacia él, mirándolo a los ojos con una sonrisa en mi rostro al ver como su miraba iba recorriendo mi cuerpo desnudo y mojado. Me reclino al lado de él para alcanzar mi peluca y la coloco sobre mi cabello corto y húmedo por el agua. Le sonrio, seguramente había pensado que me reclinaba contra él para seducirlo y tal vez lo hacía.
Bonita peluca – Susurra sobre mi hombro acercándose más de lo prudente.
Gracias – Respondo dándole la espalda mientras la seco lentamente.
¿Todo esto te excita? – Me pregunta con un tono de voz suave. Lo siento justo atrás de mi, el silencio es imperante al punto que podría haber distinguido los latidos de su corazón.
A veces… - Respondo inocentemente dándole a entender que no era el único hombre que me había visto desnuda en ese lugar. Una suave risa se escucha junto con el agua cayendo por mis muslos.
Mentirosa, solo estas respondiendo lo que quiero escuchar, pues piensas que eso me excitará. – su tono de voz se pone un poco mas rudo. Entiende que estoy simplemente jugando con él…que es simplemente un juego para una mujer Egipcia.
¿Realmente crees que la idea de que un completo extraño me vea desnuda me humedece? – Respondo un tanto divertida alejándome de él para rodear mi cuerpo con algodón.
¿Estas coqueteando conmigo? – Pregunta también como si fuera una broma todo ello. Los dos solos en medio de la nada. El sol nuestro único testigo…
Tal vez… - El tono de inocencia en mi voz se hace sentir con algo de malicia al saber que él me estaba examinando con la vista.
¿Te es permitido coquetear conmigo? – Era una pregunta justa. No sabía quien era yo, una doncella seguramente de la reina Selene a sus ojos, perdida dándose un baño y coqueteando con un general sin permiso de hacerlo. Era entendible querer saber los modos y las costumbres egipcias.
Claro… - Respondo acomodando mi peluca y haciendo sonar las cuentas de oro con que esta entrelazado el cabello.
¿Segura? – Lo siento acercarse nuevamente por atrás, como un animal en asecho que quiere oler a su victima antes de probarla.
No, no me es permitido estoy rompiendo todas las reglas contigo. – Sarcasmo. La mejor defensa.
Te estas burlando de mi. – No era una pregunta sino una afirmación. Cierto tono de desagrado se siente en él, tal vez es la primera vez que una mujer juega con él…
Puedo coquetear con quien quiera, sólo no se permite tocar. – Me pongo seria nuevamente mientras comienzo a poner las joyas en mis brazos. El palacio esta tan silencioso.
¿Y que pasaría si te toco ahora? – Estaba tan cerca atrás de mi, tan cerca que lo siento respirar sobre mi nuca. Cierro los ojos un segundo por el escalofrío que recorre mi cuerpo por su pregunta, pero le respondo con frialdad.
Llamaría a los guardias del Palacio.
¿Y que harían ellos? - ¿Se estaba él ahora burlando de mi? ¿Quería denotar que no había nada que le impidiera tocarme si así lo deseara?
Dependería de mi humor, tal vez te corten una mano… o la cabeza… - Si pensaba que podía interrumpir mi privacidad y además intentar de intimidarme estaba muy equivocado. - … y te manden así de vuelta a Roma.
Me gustaría tocarte… - Susurra en mi oído. Por un momento deseo que lo haga… pero mi orgullo es más grande.
No soy una ramera... - Como Diva. Quise decir que no era como Diva que se acostaba con cualquiera mientras reinaba pero no completo la oración pues me interrumpe.
No te pagaría.
No tientes tu suerte insecto, estas hablando con Isis. – Me doy vuelta, mira mis ojos mientras le digo eso viendo la sonrisa en mi rostro, sabiendo que una palabra mía pondría su cabeza en una estaca.
¿Por qué te llamas a ti misma Isis? – El también sonríe, sin creer que alguien pueda llamarse a si misma así.
Por que ese mi nombre.
Estas mintiendo, se que ese no es tu nombre… es el nombre de una diosa. En Roma hay putas que se hacen llamar Venus también. ¿Cómo te llamas?
¿Cómo quieres que me llame? – Me siento sin mirarlo tomando entre mis dedos un plato de frutas y comiendo granos de uva. - ¿Pluto como el dios de la muerte de los Romanos?
Que traviesa eres. – No escuchaba lo que hablaba, solo me veía lamer mis dedos del liquido dulce de las uvas.
¿Quieres que deje de serlo? – Lo miro directamente a los ojos de nuevo. Si sigo asi me perdería en ellos para siempre.
No. – Dice sin dejar de mirarme comer uvas, la forma en que mis labios tocan la piel de la fruta como si la besara lentamente.
¿Cómo te llamas tú?
Noah.
Noah el general de la doceava Legión.
Nunca te dije mi rango. – Parece asustado, nunca nos habíamos visto. No se como se aquello.
Lo adiviné.
¡Quiero que me digas tu nombre!... – Grita perdiendo la paciencia para respirar profundamente. Hay un silencio entre ambos, parece rogarme con sus ojos. -… por favor…
Mi nombre es Isis. – Respondo con una sonrisa.
Tu nombre verdadero. – Lanza una moneda de oro hacia mi, como si me tratara de una de aquellas putas con quienes se acostaba.
Gracias. – Le digo indiferente. - Mi nombre verdadero es Isis.
Cuidado…- Habla lento, advirtiendo que su paciencia se esta agotando de tratar con una simple “sirvienta”, pues dudo que de haber sabido quien era realmente con quien estaba enfrente hubiese hecho aquello. Tira otra moneda de oro en mi dirección que termina cayendo a mis pies.
Gracias. – Vuelvo a decir sonriendo. - Sigue siendo Isis.
¡¿Por qué no te doy todo mi oro hasta que me digas tu nombre?! – Arroja un puñado de monedas hacia mi intentando lastimarme, y de hecho consigue hacerlo. Doy lentamente vuelta el rostro para mirarlo, y con el mismo reto en los ojos le respondo.
Gracias. – No dejo de mirarlo. Todo su oro esta en el piso. - Mi verdadero nombre, es simple y plano… me llamo Isis.
Podré ser rico pero no estúpido. – Responde irritado, se notaba que intentaba controlarse para no golpearme. Nunca un hombre me había hablado así y nunca antes mi corazón había latido con esa fuerza al estar cerca de alguien… era una mezcla de indignación y atracción.
Que pena me suelen gustar ricos y estúpidos… - El tono de mi voz sube al final remarcando la palabra estúpido.
¡No me jodas! – Me grita apoyando las manos en donde me siento quedando su rostro cerca del mío.
Me disculpo… - Digo con una sonrisa, divertida nuevamente de que con tan poco lograra que reaccionara de esa forma.
Todas las putas en este agujero del infierno son iguales, estúpidas, imágenes de perfección por fuera sin sentimiento alguno por dentro… ¡Y tu no eres la excepción! – Silencio, me pongo de pie sin tocarlo y comienzo a caminar para alejarme de él. - ¡Háblame! – grita desde atrás, aun parado ahí. Me detengo y una risa suave se siente.
Se te acabó el oro.
¡Nos conocemos! ¡Se que te he visto antes! ¡Háblame!
Eso hago.
Se quien eres, dime tu nombre… - Y en ese momento siento sus manos sobre mis brazos apretándolos para que voltee a verlo. Sus ojos muestran la desesperación de un hombre que no entendía que sucedía por mucho que tratara y comienzo a sentir la misma angustia. - pues se todo sobre ti, se todo sobre ti tanto que duele… Se que sientes lo mismo al verme.
Suéltame o gritaré de verdad pusilánime. – Mi tono de voz firme como nunca antes, quiero que me suelte… quiero que me suelte porque nunca antes nadie me había tocado así.
¡Grita! – Su voz es tan fuerte, sus brazos son tan fuertes que no me puedo liberar ni aunque lo trate. ¿Quién es este hombre que me puede hablar asi? Mi corazón se acelera… quiero dejar de mirarlo… pero no puedo, entre mas me reta con la mirada mas alterado se encuentra mi cuerpo contra el de él.
¡No te esta permitido tocarme! – Le grito de vuelta, no necesito guardias para que me defiendan de el o al menos eso quiero demostrarle. Intento soltarme pero dejo de luchar… dejo de luchar contra el y su cuerpo mas fuerte que el mío. El calido… demasiado calido…
Déjame…déjame llevarte lejos de aquí… - Susurra, susurra mientras me abraza y se apega a mi… - se que te puedo cuidar mejor que ellos…
No necesito que me cuides… - pero yo sigo siendo fría. Sigue habiendo una muralla entre Selene y el mundo.
¡Todos necesitan que alguien más los cuide! Se que te puedo cuidar mejor que el cuidado que te ofrecen en este palacio por acostarte con extranjeros.
¡Y nunca me acostaría con un extranjero! ¡No soy una cogida de triunfo!
Te pagare.
No necesito tu dinero.
¡Ya tienes mi dinero! – Lo había olvidado, había olvidado el dinero que había arrojado y estaba esparcido por el suelo.
Gracias. – Mi voz se escucha retadora e indiferente nuevamente. No puedo mostrarle que me interesa en lo mas mínimo estar cerca de él.
Gracias, gracias, gracias, ¿es todo lo que sabes decir? ¿También es una regla aquí en Egipto?
Sólo trataba de ser cortés con un cerdo sin modales.
¿Alguna vez has deseado algo prohíbo?
Sí…
Acaba mi miseria entonces, ¿me deseas?
No, no te deseo. – Miento… lo deseo como nunca había deseado a alguien en mi vida.
Gracias. – Fue como ver que se destruía su orgullo. - Gracias de verdad por tu honestidad.
Ja… - me doy vuelta y siento que mis mejillas se enciendes y mis ojos se lagrimean, quiero alejarme de él… comienzo a caminar pero su voz llega con el viento.
¿Creen que por que no nos aman, ni nos deseen, ni les agrademos han ganado no? ¿Qué Egipto le ha ganado a Roma?
No… esto ya no es una guerra. Dejo de serlo cuando te vi...
- Mi diosa… ya ha amanecido. – Selene despierta en medio del desierto y bosteza. En su carruaje cargado por esclavos había pasado la noche tranquilamente durmiendo mientras atravesaban el desierto.
- ¿Noticias? – Selene nota que su rostro esta cubierto en lágrimas. No había llorado en años… su corazón se deshacía por la angustia de haber vivido algo tan real en un ridículo sueño… viendo a aquel hombre que la perseguía constantemente cada vez que cerraba los ojos.
- Ninguna por el momento… estamos prontos de llegar a destino.
- Bien… Gracias… gracias…
OFF: Inspirada en una pelicula el sueño de una escena que me gusto xD
Selene- Dama del Pecado
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Re: Desierto Alto Egipto
Kisame viene de ACA
Narracion/ Dialogo en egipcio/ Soldado y doncella
Las pisadas de mi camello levantaban una cortina de humo a mis espaldas mientras que yo bebia tranquilamente de mi cantimplora con agua helada. De algun modo me fastidiaba estar tras la pista de la mocosa, pero era mi deber. Lo unico malo es que siempre tenia que estar en constante movimiento y eso tambien era un dolor de cabeza para mi. Sonrei cuando subi una duna de arena y a lo lejos distingui una carroza que iba dirigiendose hacia Alejandria nuevamente. Guarde mi cantimplora y le di un fuerte golpe al camello el cual hizo un ruido bastante sonoro para luego empezar a correr hacia la carreta.
La maldita me habia dejado de lado en el jardin y no me habia dicho lo que supuestamente me queria decir y por lo que me habia citado en ese lugar. Poco me importo, despues de todo siempre me mantuvo ajeno a todo lo que ocurria, pero dejarme plantado ¡Como se le ocurre! se que mi presencia le molesta y no es para nada nuevo, no soy la tipica presencia que realmente goza de buen rostro. Toda mi vida me mantuve en las sombras para seguirle los pasos, pero algo realmente me intrigaba y mostrarme para molestarla era una simple excusa para saber que me queria decir en el Jardin del Fayum.
-¡Alto ahi! ¡Identifiquese o reze a Isis por su vida!-
Grito un soldado centinela que realmente me sorprendio ya que no le habia visto venir por mi derecha. Sonrei cabisbazo y segui acercandome hacia la carreta. El soldado montado en su caballo se acerco peligrosamente hacia mi y antes de que pudiera meter su mano en sus ropas, en un destello de relampago le atine una cuchilla en la frente. El cuerpo inerte se desplomo en la arena y el caballo se perdio de vista.
-¡Protegan a la señorita Selene!-
Esa voz era de una mujer, de seguro una de las tantas doncellas de la mocosa. Una cabeza curiosa se asomo por una de las ventanas de la carreta y me observo detenidamente.
-Señor Kisame... -
Se notaba el nerviosismo en su voz. Sonrei mas ante ello, mostrando mis colmillos y haciendo aterrar mas a la mujer.
-...usted... usted podria haber avisado antes de... de...-
Note como la chica distinguio a lo lejos el cuerpo del guardia, tumbado en la arena, enredado con sus propias ropas.
-Me gusta hacerme notar en todos los sitios a donde voy-
Dije retirandome el sombrero de paja de mi cabeza y colgandolo en la punta de mi Samehada. Luego con una mano me peine mis cabellos y me acerque mas al carruaje.
-¿Esta Selene?-
Sonrei ante la mueca de horror que habia hecho la mujer.
Narracion/ Dialogo en egipcio/ Soldado y doncella
Las pisadas de mi camello levantaban una cortina de humo a mis espaldas mientras que yo bebia tranquilamente de mi cantimplora con agua helada. De algun modo me fastidiaba estar tras la pista de la mocosa, pero era mi deber. Lo unico malo es que siempre tenia que estar en constante movimiento y eso tambien era un dolor de cabeza para mi. Sonrei cuando subi una duna de arena y a lo lejos distingui una carroza que iba dirigiendose hacia Alejandria nuevamente. Guarde mi cantimplora y le di un fuerte golpe al camello el cual hizo un ruido bastante sonoro para luego empezar a correr hacia la carreta.
La maldita me habia dejado de lado en el jardin y no me habia dicho lo que supuestamente me queria decir y por lo que me habia citado en ese lugar. Poco me importo, despues de todo siempre me mantuvo ajeno a todo lo que ocurria, pero dejarme plantado ¡Como se le ocurre! se que mi presencia le molesta y no es para nada nuevo, no soy la tipica presencia que realmente goza de buen rostro. Toda mi vida me mantuve en las sombras para seguirle los pasos, pero algo realmente me intrigaba y mostrarme para molestarla era una simple excusa para saber que me queria decir en el Jardin del Fayum.
-¡Alto ahi! ¡Identifiquese o reze a Isis por su vida!-
Grito un soldado centinela que realmente me sorprendio ya que no le habia visto venir por mi derecha. Sonrei cabisbazo y segui acercandome hacia la carreta. El soldado montado en su caballo se acerco peligrosamente hacia mi y antes de que pudiera meter su mano en sus ropas, en un destello de relampago le atine una cuchilla en la frente. El cuerpo inerte se desplomo en la arena y el caballo se perdio de vista.
-¡Protegan a la señorita Selene!-
Esa voz era de una mujer, de seguro una de las tantas doncellas de la mocosa. Una cabeza curiosa se asomo por una de las ventanas de la carreta y me observo detenidamente.
-Señor Kisame... -
Se notaba el nerviosismo en su voz. Sonrei mas ante ello, mostrando mis colmillos y haciendo aterrar mas a la mujer.
-...usted... usted podria haber avisado antes de... de...-
Note como la chica distinguio a lo lejos el cuerpo del guardia, tumbado en la arena, enredado con sus propias ropas.
-Me gusta hacerme notar en todos los sitios a donde voy-
Dije retirandome el sombrero de paja de mi cabeza y colgandolo en la punta de mi Samehada. Luego con una mano me peine mis cabellos y me acerque mas al carruaje.
-¿Esta Selene?-
Sonrei ante la mueca de horror que habia hecho la mujer.
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Re: Desierto Alto Egipto
Selene aun iba entre dormida dentro del mosquitero, sobre las almohadas de algodón tan suaves como la seda reposaba su cabeza completamente inerte por el calor de la tarde. Aun estaba cansada por los esfuerzos que había realizado en El Fayum, como si toda la energía de su cuerpo la hubiese abandonado. Sus doncellas cuidaban de ella mientras dormía acariciándole el cabello con las yemas de sus dedos. Entre momento despertaba e intentaba volver a quedarse dormida. La verdad no dejaba de imaginar al mismo hombre con quien siempre soñaba desde que había tenido edad suficiente para entender que significaban esos sueños, al mismo tiempo que su cuerpo empezó a cambiar y su pecho plano desapareció. Quería volver a dormir para verlo de nuevo, aquel hombre que hasta entonces era el único que le alzaba el tono de voz, aunque fuese en sueños.
De pronto un fuerte ruido la alertó cuando escuchó a los hombres que custodiaban la caravana gritaban que la protegieran. Lo primero que pensó fue que alguno de los esclavos dejaría caer todo el carruaje, pero en vez de ello solo se detuvieron. Una de sus doncellas sacó su cabeza por el mosquitero para ver que era lo que ocurría.
- ¿Y bien? ¿Por qué rayos nos detenemos? – Preguntó Selene sentada y bostezando mientras estiraba los brazos para pasar la flojera.
- Kisame… esta aquí señora.
- Ugh… pensé que me había deshecho de esa lacra…
- Pregunta si esta disponible.
- Uhmm…¿Es una broma? - Selene se movió gateando rápidamente hacia el costado de su carroza y movió la tela levemente mirando la parte de atrás de la cabeza de Kisame. - ¿Qué quieres? – Le pregunto con bastante antipatía. – Por que después de perderte sabe dios donde tuve que mandar a Arthas y a Illidan a terminar lo que tú ni si quiera llegaste a empezar, y ahora tienes el descaro de mostrar tu bello rostro en mi presencia. - Lo miró para ver si estaba herido, si algo le había ocurrido, si tenía rostro de cansancio… pero nada, estaba bien. Por lo tanto ninguna excusa podría explicar el porqué de su desaparición. - ¿Qué rayos quieres? ¿Para que volviste si tan poco te interesa tú reina? Vete al desierto y se feliz cazando ratas con los dientes, traidor.
Movió de vuelta la tela y se colocó tras ella. El carruaje se volvió a mover cargado por los esclavos que pasaban por el desierto a plena luz del sol. A pesar de que Kisame le desagradara por siempre quitarle autoridad frente a otros, se sentía bastante molesta y ofendida con su desaparición y esa era su forma de hacérsela saber, actuando como una niña.
- Sírveme agua, el calor me empieza a afectar. – Dijo a una doncella cuando noto que sus mejillas se coloraban por el mal rato que había pasado. Kisame le hacía perder la paciencia.
De pronto un fuerte ruido la alertó cuando escuchó a los hombres que custodiaban la caravana gritaban que la protegieran. Lo primero que pensó fue que alguno de los esclavos dejaría caer todo el carruaje, pero en vez de ello solo se detuvieron. Una de sus doncellas sacó su cabeza por el mosquitero para ver que era lo que ocurría.
- ¿Y bien? ¿Por qué rayos nos detenemos? – Preguntó Selene sentada y bostezando mientras estiraba los brazos para pasar la flojera.
- Kisame… esta aquí señora.
- Ugh… pensé que me había deshecho de esa lacra…
- Pregunta si esta disponible.
- Uhmm…¿Es una broma? - Selene se movió gateando rápidamente hacia el costado de su carroza y movió la tela levemente mirando la parte de atrás de la cabeza de Kisame. - ¿Qué quieres? – Le pregunto con bastante antipatía. – Por que después de perderte sabe dios donde tuve que mandar a Arthas y a Illidan a terminar lo que tú ni si quiera llegaste a empezar, y ahora tienes el descaro de mostrar tu bello rostro en mi presencia. - Lo miró para ver si estaba herido, si algo le había ocurrido, si tenía rostro de cansancio… pero nada, estaba bien. Por lo tanto ninguna excusa podría explicar el porqué de su desaparición. - ¿Qué rayos quieres? ¿Para que volviste si tan poco te interesa tú reina? Vete al desierto y se feliz cazando ratas con los dientes, traidor.
Movió de vuelta la tela y se colocó tras ella. El carruaje se volvió a mover cargado por los esclavos que pasaban por el desierto a plena luz del sol. A pesar de que Kisame le desagradara por siempre quitarle autoridad frente a otros, se sentía bastante molesta y ofendida con su desaparición y esa era su forma de hacérsela saber, actuando como una niña.
- Sírveme agua, el calor me empieza a afectar. – Dijo a una doncella cuando noto que sus mejillas se coloraban por el mal rato que había pasado. Kisame le hacía perder la paciencia.
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Re: Desierto Alto Egipto
-¿No me preocupo por mi reina?-
Lleve mi mano hacia una bolsa que estaba colgada del cuello de mi camello y retire una pequeña flor roja, una de las tantas que la bestia donde yo estaba montado se habia devorado en el Fayum. Acerque mis dedos hacia la ventana y retire el mosquitero para lanzar la rosa dentro de la carreta. Sabia que a Selene le gustaban las rosas pero era muestra era mas que nada para irritarla.
-Kehehehehe... ¿Illidan y Arthas? Hubiera sido divertido ver como se exitaban con la sangre. A veces me pregunto quien hace de mujer entre ellos dos-
Dije divertido mientras me adelantaba un poco para quedar a par a la ventana que mostraba la silueta de mi cabeza y cabellos de punta. Me mordi los labios inferiores para evitar lanzar una carcajada, trate de recomponerme aunque me quede varios segundos callados, aparentando no saber que decir.
-Luego de que me dejaste abandonado en el castillo, empeze a merodear por ahi y vi algo curioso niña, ¿De verdad que te gustan las rosas, no es asi?-
Recorde lo que habia visto en el jardin de Isis, como Selene estaba estatica y con una mirada vacia alrededor de las rosas. Admito que por unos momentos no sabia de que se trataba, pero luego de tanto observar y meditar, note que las rosas aparte de moverse extrañamente en su contorno y de lastimarla, finalmente le obedecieron. Algo raro de explicar y de asimilar.
-Si quieres retiro esa rosa que te deje... no sea que la reina de Egipto muera por una rosa-
Gire hacia la tela que cubria la ventana riendome medianamente. Soy cruel, fastidioso y hasta molesto cuando me lo propongo, pero esto no dejaba de ser divertido. Ademas, hacia mucho que no veia a la muchacha y que mejor oportunidad que ahora mismo.
-¿Aun quieres contarme "eso" que me ibas a decir? ¿O era una excusa barata para perderme?-
Lleve mi mano hacia una bolsa que estaba colgada del cuello de mi camello y retire una pequeña flor roja, una de las tantas que la bestia donde yo estaba montado se habia devorado en el Fayum. Acerque mis dedos hacia la ventana y retire el mosquitero para lanzar la rosa dentro de la carreta. Sabia que a Selene le gustaban las rosas pero era muestra era mas que nada para irritarla.
-Kehehehehe... ¿Illidan y Arthas? Hubiera sido divertido ver como se exitaban con la sangre. A veces me pregunto quien hace de mujer entre ellos dos-
Dije divertido mientras me adelantaba un poco para quedar a par a la ventana que mostraba la silueta de mi cabeza y cabellos de punta. Me mordi los labios inferiores para evitar lanzar una carcajada, trate de recomponerme aunque me quede varios segundos callados, aparentando no saber que decir.
-Luego de que me dejaste abandonado en el castillo, empeze a merodear por ahi y vi algo curioso niña, ¿De verdad que te gustan las rosas, no es asi?-
Recorde lo que habia visto en el jardin de Isis, como Selene estaba estatica y con una mirada vacia alrededor de las rosas. Admito que por unos momentos no sabia de que se trataba, pero luego de tanto observar y meditar, note que las rosas aparte de moverse extrañamente en su contorno y de lastimarla, finalmente le obedecieron. Algo raro de explicar y de asimilar.
-Si quieres retiro esa rosa que te deje... no sea que la reina de Egipto muera por una rosa-
Gire hacia la tela que cubria la ventana riendome medianamente. Soy cruel, fastidioso y hasta molesto cuando me lo propongo, pero esto no dejaba de ser divertido. Ademas, hacia mucho que no veia a la muchacha y que mejor oportunidad que ahora mismo.
-¿Aun quieres contarme "eso" que me ibas a decir? ¿O era una excusa barata para perderme?-
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Re: Desierto Alto Egipto
Desde dentro del mosquitero escuchó a Kisame preguntarle si era verdad que era eso lo que ella pensaba, que no se preocupaba por ella. Se había cruzado de brazos y miraba hacia un costado completamente opuesto al que estaba el hombre, pues de verdad se sentía irritada y ofendida por su ausencia, cuando de pronto vio que una rosa roja caía frente a ella. Sus cejas fruncidas se fueron suavizando lentamente mientras sus ojos se abrían más de lo normal, sorprendida de que Kisame hubiese guardado una rosa del jardín y la llevara consigo, como si portara algo para recordarla. Ver esa rosa era el primer momento agradable que había tenido en todo ese viaje y sonrió por ello disimuladamente mientras la tomaba entre sus manos como si de un tesoro se tratara. Si le hubiese dado cualquier otra cosa en el mundo Selene habría seguido igual de seria que siempre, pero las rosas… eran diferentes para ella.
El hombre seguía hablando pero Selene no lo escuchaba. Si pensó que un regalo así la irritaría había fallado miserablemente. Selene estaba completamente ida mirando la rosa, jugaba con su tallo, moviéndolo de un lado a otro.
- Me hacen feliz. - Respondió Selene en un susurro mientras veía la silueta de Kisame a su lado a través de la tela semitransparente, refiriéndose a las rosas.
Sonreía mientras la llevaba a su cabellera para decorar su melena azabache. No llevaba peluca ni joyas, iba descansando de la vida de reina de Egipto protegida del mundo por aquellas telas que caían entre ella y el exterior. No necesitaba preocuparse de lo que estaba pasando en Memphis pues sabía que Hang, Illidan y el joven de la máscara estarían encargándose de ello. Le pareció bastante gracioso que Kisame se burlara de Illidan pues al menos el joven estaba combatiendo por su reina, para repeler a los traidores y rebeldes, no como Kisame que había desaparecido cuando se le necesitaba.
Pero el asunto a atender en ese instante y el que convocaba al hombre con rostro de pez era el tema pendiente entre ambos, aquello que Selene había ofrecido mencionarle pero que luego al haberse perdido de su vista el hombre, nunca logró concretar. En su oportunidad había querido mencionarle con detalles para pedir su consejo, pues el había conocido de cerca de su padre y tal vez, podría escuchar la voz de la experiencia de Kisame e intentar conciliarla con la suya… pero ya era demasiado tarde para pedir consejos, ella ya había tomado una decisión.
- Ah… eso… pues… me voy a casar Kisame. – Dijo indiferente mientras miraba la rosa. - ¿Qué piensas que diría mi padre de eso?
Selene- Dama del Pecado
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Re: Desierto Alto Egipto
Me sorprendi bastante ante aquella noticia. Realmente no me lo esperaba y eso borro momentaneamente la sonrisa que llevaba en mi rostro. Me quede un tanto pensativo, si me lo hubiera dicho en el Fayum de seguro hubiera estallado de risa apenas lo hubiera oido, pero ahora... me parecio simplemente raro.
-¿Casarte? Veo que no consideras la opcion, si no que realmente es una afirmacion. Aunque desconosco el porque de tu accionar, creo que lo mejor seria como dices, tomar la palabra de tu padre desde estos momentos-
No entendia porque queria casarse, ya era reina indiscutida de Egipto ¿O habia realmente alguien que le agradara lo suficiente como para contraer matrimonio? No lo sabia, pero de igual forma eso no era asunto mio. Lleve una mano a mi barbilla pensativo, era cierto que convivi lo suficiente con el padre de Selene pero realmente no sabria que podria decir. Por lo que ahora me limitaba a darle un pequeño sermon critico desde mi punto de vista.
-Si lo que realmente buscas es la felicidad, Selene... primero y principal no tendrias que haber sido reina de Egipto-
Dije secamente, girando apenas mi cabeza para observar de soslayo la tela que cubria la ventana de mi izquierda. El camello en el cual estaba montado hizo un extraño ruido, tal vez estaba hambriento.
-Pero si de verdad confias en este sujeto, tu padre querria que seas feliz y estoy seguro que aceptaria el casamiento, dejando de lado el orgullo y el honor familiar, porque creo que con este que te quieres casar con es ningun familiar tuyo, ¿no es asi?. De igual forma, ten cuidado. Los hombres somos ladrones por naturaleza y escalamos asesinando gente para subir al eslabon mas alto. Estoy seguro que este muchachito no tiene todas las intenciones nobles que piensas que posee. Es humano, es una bestia. Si ahora tienes que estar alerta de la gente con la que convives, si te casas tendras que estar el doble. Y creame, eso es el triple de trabajo para mi... kehehehehe-
Rei ante mi ultimo comentario ya que era cierto. Por mas que los ultimos años de su vida no estuve presente fisicamente frente a ella, estuve en sus sombras, protegiendola millones de veces sin si quiera que lo note. Ese era mi trabajo despues de todo, protegerla de la maldad del mundo y para ello era necesario un asesino que conociera ese lado de la humanidad. Ironico, ¿no es asi?.
-¿Casarte? Veo que no consideras la opcion, si no que realmente es una afirmacion. Aunque desconosco el porque de tu accionar, creo que lo mejor seria como dices, tomar la palabra de tu padre desde estos momentos-
No entendia porque queria casarse, ya era reina indiscutida de Egipto ¿O habia realmente alguien que le agradara lo suficiente como para contraer matrimonio? No lo sabia, pero de igual forma eso no era asunto mio. Lleve una mano a mi barbilla pensativo, era cierto que convivi lo suficiente con el padre de Selene pero realmente no sabria que podria decir. Por lo que ahora me limitaba a darle un pequeño sermon critico desde mi punto de vista.
-Si lo que realmente buscas es la felicidad, Selene... primero y principal no tendrias que haber sido reina de Egipto-
Dije secamente, girando apenas mi cabeza para observar de soslayo la tela que cubria la ventana de mi izquierda. El camello en el cual estaba montado hizo un extraño ruido, tal vez estaba hambriento.
-Pero si de verdad confias en este sujeto, tu padre querria que seas feliz y estoy seguro que aceptaria el casamiento, dejando de lado el orgullo y el honor familiar, porque creo que con este que te quieres casar con es ningun familiar tuyo, ¿no es asi?. De igual forma, ten cuidado. Los hombres somos ladrones por naturaleza y escalamos asesinando gente para subir al eslabon mas alto. Estoy seguro que este muchachito no tiene todas las intenciones nobles que piensas que posee. Es humano, es una bestia. Si ahora tienes que estar alerta de la gente con la que convives, si te casas tendras que estar el doble. Y creame, eso es el triple de trabajo para mi... kehehehehe-
Rei ante mi ultimo comentario ya que era cierto. Por mas que los ultimos años de su vida no estuve presente fisicamente frente a ella, estuve en sus sombras, protegiendola millones de veces sin si quiera que lo note. Ese era mi trabajo despues de todo, protegerla de la maldad del mundo y para ello era necesario un asesino que conociera ese lado de la humanidad. Ironico, ¿no es asi?.
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Re: Desierto Alto Egipto
Selene permaneció observando la reacción de Kisame entre las telas. Una sonrisa apareció en su rostro cuando vio lo serio que se ponía el hombre al escuchar que se iba a casar. Le causaba gracia muchas veces las reacciones de Kisame, pues era bastante impredecible, algo que le agradaba. Era uno de los pocos que se tomaba tan confianza y atribuciones a su alrededor, y también uno de los pocos que no se refería a ella como “reina”, “mi señora” o “mi diosa”… simplemente le decía niña, para irritarla, algo que conseguía incluso sin hacer nada, su mera presencia le revolvía el estomago la mayoría de las veces.
- ¿Por qué tan serio? Pensé que te alegraría saber que ya no vas a ser el único hombre pendiente de mi sombra. – Corrió la tela para mirarlo, quería examinar sus expresiones. – No me vas a decir que estas enamorado de mi o algo así… por su expresión parecería que ha fallecido alguien.
Selene rió, obviamente estaba bromeando con lo de estar enamorado y eso, cosa que asumió Kisame entendería como una forma de burlarle y bajarle los pies a la tierra en ese delirio de grandeza e importancia que muchas veces se daba a su alrededor.
- No estés tan desilusionado Kisame, sabes que si no fueras tan feo como una patada en los testículos te habría tomado como amante hace mucho… sólo para irritarte.
Selene corrió la tela nuevamente y se cruzo de piernas. Estaba sudando por el calor del desierto a pesar de que estaba bajo sombra y ni si quiera se movía, pues el carro era cargado por una docena o más de esclavos. Escuchó como Kisame se expresaba sobre el amor y que ese era el motivo por el cual es estaba casando. Dejo salir un gruñido de su boca, pues le irritaba que Kisame pensara que ella se dejaría llevar por un sentimiento tan irrelevante como ese cuando tenía el peso de un pueblo sobre sus hombros. El amor era algo de segundo plano para ella en ese momento.
- Ay por favor Kisame, ambos sabemos que el amor no tiene nada que ver cuando se trata de matrimonio para una persona como yo… ¿Por quien me tomas?
Se estiró para tomar una copa y se le sirvió agua, a la cual se le fue dando sorbo tras sorbo. Hablar con Kisame se le daba con mucha naturalidad por algún motivo, pero no pensaba en ello en ese momento, solo se dejaba hablar.
- La verdad ni si quiera conozco al sujeto. Ni si quiera se su nombre. – Hizo una pausa y pensó en su primer matrimonio. - Y claro que no es un familiar, todos mis hermanos están muertos y enterrados. La primera vez que me case era una niña, me obligaron a casarme con Ankrasemun para remover el derecho de Diva de ser Reina. Ambos éramos niños, sabes que no era yo quien gobernaba sino Seth durante esos años… a medida que fuimos creciendo susurraban en el oído de mi hermano que me odiara y me asesinara pues yo deseaba su muerte, y susurraban en mi oído que moriría pues Ankrasemun me odiaba… razón por la cual ni si quiera compartíamos el lecho, supongo que les aterrorizaba la idea de que quedara embarazada antes de que pudieran deshacerse de mi.
Se estiró de tal forma que todo su cuerpo estaba acostado sobre las almohadas y cerró los ojos, se estaba comenzando a cansar nuevamente y la verdad, recordar el periodo en que el inútil de Seth la manipulaba la llenaba de ira. Poder repasar en su mente la vida de antes en la cual estaba casada con su propio hermano no le hacía mucha gracia, pues después de todo, Ankrasemun había muerto como un niño… y ella y el nunca habían consumado físicamente su matrimonio, algo que la aterrorizaba ahora que se tendría que casar con uno de esos romanos.
- Tengo claro que desde ahora tendré que tener incluso más cuidado que antes. No soy una idiota, pero me complace darte más trabajo del que ya tienes, entre más miserable mi existencia haga tu vida, más complacida me sentiré…- Sonrió al imaginarse la expresión en la cara de Kisame, pues ya no lo estaba viendo, sino que tenía los ojos cerrados. - A menos que creas que el trabajo te esta pasando la cuenta y me pidas permiso para suicidarte, el cual no negaría eh… por si lo has pensado… hehehe…
Selene- Dama del Pecado
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Re: Desierto Alto Egipto
-¿Feo como una patada en los testiculos? Como si supieras lo que se siente... aunque depende tu humor creo que te sale algo largo entre las piernas. Kehehehehe, ¿ademas no es lo de adentro lo que cuenta? Creo que estoy menos podrido que exteriormente-
Prosegui la charla con una risa entre medio. Hacia mucho que no hablaba tan comodamente con alguien y con la chiquilla era una de las pocas personas que podia hablar liberalmente, por no decir la unica, no habia mucha socializacion mia entre los demases soldados o familias de Egipto. La mocosa y el ciego que me enseño a manejar la espada fueron los unicos con los que realmente charle sin problemas y compromisos, aunque el cuidado de Selene era en cierta manera un compromiso, el socializar con ella no lo era, por lo que me sentia sumamente comodo verla. Despues de todo cuando ella era niña mucho no hablabamos mas de lo necesario.
-¿No sabes ni con quien te casas?-
Rei estruendosamente, tanto que sentia como algunos esclavos que llevaban la carreta murmuraban entre ellos con un cierto terror. Uno de los negros giro su rostro para observarme e inmediatamente le devolvi la mirada con una pequeña sonrisa. El resplandor del sol de Egipto hacia brillar mis afilados dientes.
-¿Estos miserables se bañan al menos? Tienen un horrible olor a cerdo. Que ensucien el agua de algun Oasis al menos, no se puede cabalgar al lado de semejante banda de ratas-
Amenaze por descuartizarlos al agarrar fuertemente el mango de mi Samehada y retirarla lentamente de mi espalda. El panico invadio a los esclavos y dejaron caer la carreta sobre ellos mismos, tal vez mi presencia junto con el cansancio de los negros hizo finalmente sucumbir su labor.
Rei como un idiota cuando trataban desesperdamente de volver a levantar el carruaje que habia caido fuertemente en la arena. Me imagine por un momento como Selene literalmente volaba entre sus almohadones de aqui para alla. Ya me esperaba una gran bronca de parte de ella para sus esclavos y lo admito: la mocosa tiene su respeto cuando se enoja.
-Pero que banda de inutiles. ¿Como osan haber lanzado a la reina de Egipto? Yo mismo me encargare de cortarle los dedos de las manos y las lenguas cuando lleguemos a Alejandria-
Dije haciendome el inocente mientras sonreia para luego sacar nuevamente la cantimplora y beber un buen trago de agua ya no tan fria. La guarde en el bolso que colgaba del cuello del camello y finalmente me desabroche un poco el abrigo que tenia encima, el calor me estaba afectando a mi tambien.
Los esclavos finalmente levantaron le carruaje y siguieron cargando mas de 5 toneladas sobre sus espaldas. Nadie se animaba a contradecirme, ya que despues de todo o morian ahi mismo o lo hacian en Alejandria, era practicamente lo mismo.
-¿En que estaba?... oh si. No sabes con quien te casas... ¿Sera acaso uno de los tantos musculosos de las familias reales de Egipto? ¿O todo este tiempo me estuviste seduciendo? Porque si es asi... ¡Acepto! Kehehehehehe-
Prosegui la charla con una risa entre medio. Hacia mucho que no hablaba tan comodamente con alguien y con la chiquilla era una de las pocas personas que podia hablar liberalmente, por no decir la unica, no habia mucha socializacion mia entre los demases soldados o familias de Egipto. La mocosa y el ciego que me enseño a manejar la espada fueron los unicos con los que realmente charle sin problemas y compromisos, aunque el cuidado de Selene era en cierta manera un compromiso, el socializar con ella no lo era, por lo que me sentia sumamente comodo verla. Despues de todo cuando ella era niña mucho no hablabamos mas de lo necesario.
-¿No sabes ni con quien te casas?-
Rei estruendosamente, tanto que sentia como algunos esclavos que llevaban la carreta murmuraban entre ellos con un cierto terror. Uno de los negros giro su rostro para observarme e inmediatamente le devolvi la mirada con una pequeña sonrisa. El resplandor del sol de Egipto hacia brillar mis afilados dientes.
-¿Estos miserables se bañan al menos? Tienen un horrible olor a cerdo. Que ensucien el agua de algun Oasis al menos, no se puede cabalgar al lado de semejante banda de ratas-
Amenaze por descuartizarlos al agarrar fuertemente el mango de mi Samehada y retirarla lentamente de mi espalda. El panico invadio a los esclavos y dejaron caer la carreta sobre ellos mismos, tal vez mi presencia junto con el cansancio de los negros hizo finalmente sucumbir su labor.
Rei como un idiota cuando trataban desesperdamente de volver a levantar el carruaje que habia caido fuertemente en la arena. Me imagine por un momento como Selene literalmente volaba entre sus almohadones de aqui para alla. Ya me esperaba una gran bronca de parte de ella para sus esclavos y lo admito: la mocosa tiene su respeto cuando se enoja.
-Pero que banda de inutiles. ¿Como osan haber lanzado a la reina de Egipto? Yo mismo me encargare de cortarle los dedos de las manos y las lenguas cuando lleguemos a Alejandria-
Dije haciendome el inocente mientras sonreia para luego sacar nuevamente la cantimplora y beber un buen trago de agua ya no tan fria. La guarde en el bolso que colgaba del cuello del camello y finalmente me desabroche un poco el abrigo que tenia encima, el calor me estaba afectando a mi tambien.
Los esclavos finalmente levantaron le carruaje y siguieron cargando mas de 5 toneladas sobre sus espaldas. Nadie se animaba a contradecirme, ya que despues de todo o morian ahi mismo o lo hacian en Alejandria, era practicamente lo mismo.
-¿En que estaba?... oh si. No sabes con quien te casas... ¿Sera acaso uno de los tantos musculosos de las familias reales de Egipto? ¿O todo este tiempo me estuviste seduciendo? Porque si es asi... ¡Acepto! Kehehehehehe-
Kisame- Espectro de Hades
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Re: Desierto Alto Egipto
- Hey Kisame, ¿Por que no te vas a la mierda? – Selene permanecía en la misma posición acostada sobre las almohadas, relajada. Pensaba que podría pedir una pipa y fumar algo… generalmente era Rain la que le decía que podía fumar para diferentes estados de humor, porque la voz y la confianza que se estaba tomando Kisame le comenzaba a irritar. Tal vez fumar algo de mercurio la hubiese hecho sentir mas calmada… – No se porque aun te permito vivir, lo único que haces es faltarme el respeto. Pero algo te prometo cara de pez, el día que pueda, seré yo misma la que te mate.
Y lo decía en serio. Por el momento lo necesitaba, pero apenas él y ella no tuvieran negocios en común… se acababa esa fiesterita que el pensaba que estaba llevando. Odiaba que le faltara el respeto, una cosa era las bromas pero otra eran las atribuciones confianzudas. Aun así, le habría dado poca importancia a sus palabras burlescas y a su estruendosa risa al momento de oír que no sabía con quien se casaría si hubiesen estado solos, pero se olvidaba que estaba llena de gente a su alrededor y había cierta imagen de respeto y miedo que Selene debía infundir y Kisame la arruinaba con la poca seriedad que se tomaba a la Reina de Egipto.
- ¿Paraste de reír ya? Pareces un mono con ataque de epilepsia, deforme. – Dijo mientras le tiraba una manzana que le pegó en su cabeza con fuerza llenándolo de porquería. – Si te complace actuar como un animal, te comenzaré a tratar como uno, enfermo. – Selene se cruzó de brazos sentada mientras buscaba su pipa entre los almohadones y chasqueaba sus dedos para que le dieran la caja donde guardaba todas las sustancias que usualmente fumaba en momentos de ocio.
Abrió la caja lentamente y comenzó a mover los diferentes saquitos con los dedos oliéndolos y arrugando el rostro por lo desagradable que le resultaba el olor de la mayoría de esas cosas. Tomo algunas bayas de mandrágora y las puso en su pipa. Una de sus doncellas se acercó con fuego y Selene le dio una aspirada fuerte con su pipa.
De inmediato se le escuchó toser, para darle otra aspirada en la cual por algunos momentos Selene dejó de hablar. La verdad, ni si quiera se dio cuenta que habían dejado caer el carro que cargaban los esclavos a sus hombros, pues de haberse dado cuenta habría habido mas de una cabeza separada de su cuerpo. Estaba completamente ida con facilidad y entre ello, escuchó la voz de Kisame hablándole a lo cual respondió con suavidad.
- ¿Seducirte a ti? Claro, no se que encuentro más atractivo en ti, tu piel azulada o tus dientes podridos. – Selene reía a carcajadas como si fuera una niña, fumar la ponía en un estado bastante poco común a lo que generalmente era. – No me casaré con nadie de Egipto, pues me intentarían matar y lo sabes…me casaré con un dios romano con el cual conquistaré el mundo… despues de conquistarlo a él...
Selene- Dama del Pecado
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Re: Desierto Alto Egipto
Me retire con cierto desagrado los pedazos de la manzana que la niña me habia lanzado en mi cabello. El liquido de la fruta caia por mis mejillas y no me hubiera molestado si la manzana no estaria en pleno estado de descomposicion. Me limpie el rostro con la manga de mi atuendo y finalmente me volvi a peinar mis cabellos hacia arriba, los cuales aun estaban pegoteados. Esa manzana no me hubiera molestado si aun seguiria siendo un asesino, ya que el trabajo escaseaba y uno comia lo que podia o encontraba. Pero ahora tenia el suficiente oro como para emborracharme y empacharme un mes seguido.
-¿Porque querrias matarme? Te sirvo hasta que quede manco de por vida. Salvo que quieras matarme por que te paresco algo horrible, lo cual comparto contigo. Pero como quieras, yo estare siempre a tu lado hasta el dia de mi muerte. Si quieres adelantar ese dia, adelante pues. Me haras un favor-
Dije rascandome la nariz. Las siguientes palabras que Selene me habia dicho sin mucha delicadeza desperto en mi un pequeño sentimiento que pense que se encontraba olvidado en mi corazon. Deforme, enfermo. Eran palabras que pense que habia por fin podido olvidar. De pequeño sufri mucho con esos insultos, amenazas y hasta golpes. Pero hacia años que ya nadie me decia asi, por miedo. Y la mocosa no me tenia miedo. No le tenia miedo a nada. Pero todos sabemos que la imagen que uno quiere dar a ver siempre oculta algo. Y yo sabia eso de ella, mas no dije nada.
-¿Un hombre romano? Kehehehe... cof cof-
Lleve un puño cerrado hacia mi nariz para evitar el humo que salia de la ventana de la carreta. La chiquilla habia empezado a fumar y el humo que aspiraban mis fosas nasales me hacia doler la cabeza. Tosi varias veces hasta que tuve que cerrar mi abrigo que llega a mi nariz para opacar el humo. Aunque con el sol y todo abrigado me estaba derritiendo vivo. Saque mi cantimplora casi vacia para tirarme el resto del agua en el rostro.
-Cof... cof... ejem. ¿Un romano, ah? Excelente. Aunque te recuerdo algo que tal vez te disguste. Estas siguiendo el mismo camino que tu hermana mayor. Recuerda que ella tiene un esposo romano. ¿Te trasladaras hasta alla? Porque de verdad quiero aterrorizar a la gente que vive tranquila en la gran ciudad de los soldados de ojalatas-
De pronto recordo el amuleto que tenia en su pecho, el cual extrañamente empezo a brillar con una luz naranja y amarilla para luego convertirse en negra. Una reconfortante calidez me llenaba cada vez que el objeto empezaba a brillar de esa manera. Cuando pronuncie Roma el calor se hizo mas fuerte y senti un pequeño ardor en mi corazon. ¿Acaso algo me incitaba a dirigirme hacia alla? No lo sabia, pero no lo haria si no era tras Selene. Despues de todo, vivia para protegerla.
-¿Porque querrias matarme? Te sirvo hasta que quede manco de por vida. Salvo que quieras matarme por que te paresco algo horrible, lo cual comparto contigo. Pero como quieras, yo estare siempre a tu lado hasta el dia de mi muerte. Si quieres adelantar ese dia, adelante pues. Me haras un favor-
Dije rascandome la nariz. Las siguientes palabras que Selene me habia dicho sin mucha delicadeza desperto en mi un pequeño sentimiento que pense que se encontraba olvidado en mi corazon. Deforme, enfermo. Eran palabras que pense que habia por fin podido olvidar. De pequeño sufri mucho con esos insultos, amenazas y hasta golpes. Pero hacia años que ya nadie me decia asi, por miedo. Y la mocosa no me tenia miedo. No le tenia miedo a nada. Pero todos sabemos que la imagen que uno quiere dar a ver siempre oculta algo. Y yo sabia eso de ella, mas no dije nada.
-¿Un hombre romano? Kehehehe... cof cof-
Lleve un puño cerrado hacia mi nariz para evitar el humo que salia de la ventana de la carreta. La chiquilla habia empezado a fumar y el humo que aspiraban mis fosas nasales me hacia doler la cabeza. Tosi varias veces hasta que tuve que cerrar mi abrigo que llega a mi nariz para opacar el humo. Aunque con el sol y todo abrigado me estaba derritiendo vivo. Saque mi cantimplora casi vacia para tirarme el resto del agua en el rostro.
-Cof... cof... ejem. ¿Un romano, ah? Excelente. Aunque te recuerdo algo que tal vez te disguste. Estas siguiendo el mismo camino que tu hermana mayor. Recuerda que ella tiene un esposo romano. ¿Te trasladaras hasta alla? Porque de verdad quiero aterrorizar a la gente que vive tranquila en la gran ciudad de los soldados de ojalatas-
De pronto recordo el amuleto que tenia en su pecho, el cual extrañamente empezo a brillar con una luz naranja y amarilla para luego convertirse en negra. Una reconfortante calidez me llenaba cada vez que el objeto empezaba a brillar de esa manera. Cuando pronuncie Roma el calor se hizo mas fuerte y senti un pequeño ardor en mi corazon. ¿Acaso algo me incitaba a dirigirme hacia alla? No lo sabia, pero no lo haria si no era tras Selene. Despues de todo, vivia para protegerla.
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Re: Desierto Alto Egipto
- Ugh… me matas la brisa. – Dijo Selene refiriéndose a que el chirrido de la voz de Kisame le estaba afectando su placentero estado semi lucido. - No me vas a decir ahora que te pusiste sentimental… crece un par de testículos. – La expresión de Selene se encontraba completamente relajada a pesar de que su voz era despectiva hacia Kisame.
El carro seguía avanzando a pesar de que el sol estaba en pleno medio día. Para los hombres que movían eso debió ser un infierno. Poco le importaba eso a Selene, de hecho, había mandado a salir a sus doncellas prontamente después de comenzar a fumar para estar sola. Le gustaba a veces el tiempo suficiente para pensar las cosas, para analizarlas desde todos los puntos de vista posible y ver si había algún margen de error en sus planes.
A pesar de que Kisame sonaba un tanto ofendido no solo por la manzana sino por todo lo demás que le había dicho, como el ofrecimiento a matarlo, Selene no lo tomó muy en serio. Ella sabía que por mucho que ambos se tiraran comentarios agrios, en el fondo había una especie de respeto y entendimiento entre ellos. Por su parte, a ella le llamaba la atención el hecho de que un hombre como él hubiese servido con tanta lealtad a su padre como para estar aun cuidando de ella. A veces se preguntaba si Kisame no hubiese sido tan acomplejado por la forma en que lucía, y ella no hubiese sido una reina, si entre ellos podría haber florecido una amistad o incluso algo más que eso. Pero en las actuales circunstancias no valía la pena si quiera pensarlo, pues Kisame estaba ahí por mantener su palabra y no por algo más que ello.
- Sabes… no tengo la más mínima idea de cómo ser una esposa. – Confesó Selene por el poco estado de recato en el que estaba por haber fumado bayas. Venía pensándolo hace un tiempo ya, incluso al punto de haberle preguntado tanto a Edward como a Strife como se podía hacer a un hombre feliz, intentar saber como eran los romanos. No había encontrado la respuesta adecuada para ella. – Por lo que me dicen se trata de ser bella, ser fértil y ser joven… ¿Pero hará eso que un hombre haga lo que yo quiera?... Debe haber algún tipo de secreto para poder manipular a esos cerdos… - Comentó refiriéndose a los romanos. – Pasé tres días rodeadas de hombres romanos...¡TRES DÍAS!... y aun no entiendo que rayos quieren. ¿Sabes el asco que sentía de estar si quiera en su presencia y que se atrevieran a mirarme a los ojos…? Sentía deseos de mandar a cortar sus gargantas y llenarles el esófago con tierra.
Aun acostada miraba el techo del cuadrado cubierto de telas en que estaba, los colores parecían fusionarse en ellos. Aunque la brisa ya pasaba… lo sabía pues de a poco se sentía más coherente. De a poco los pensamientos volvían a tomar forma y la vergüenza y el recato de su boca volvía, pero cuando escuchó que la comparaba con Diva fue en colmo de su paciencia.
- ¡No te atrevas a compararme con esa prostituta! – Aunque si había que reconocerle algo a Diva, era que sabía exactamente como hacer felices a los hombres, por algo estaba en el lugar que estaba. Selene hizo una mueca mientras se sentaba con las piernas cruzadas una sobre la otra y abría la tela mirando a Kisame. – Yo no quiero ser como ella, la detesto… con toda mi alma… ¿Crees que… que soy como ella? No… no respondas. Yo se que no soy como ella. Ella conquistó a esos hombres y esta arruinando ese impero… yo sólo necesito… un poco de tiempo para agrandar el nuestro… un poco de tiempo de paz que nos prepare para la guerra.
Lo decía muy en serio. No había mejor estrategia que esa. En El Fayum, en las cataratas y en algunos otros lugares Selene estaba poniendo orden interno, haciendo crecer la producción y construyendo barcos para proteger las costas y atacar a los persas, algo que le interesaba mucho mas que ser dueña de Roma, pues en Persia había mas riqueza.
Suspiró pensando que de cualquier forma para ese tiempo se tendría que casar con un Romano, solo esperaba poder aplazar lo máximo posible el tema conyugal y que aun así pudiera manipularlo a su antojo.
- Kisame, pregunta si falta mucho para llegar a Alejandría.
Selene- Dama del Pecado
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Re: Desierto Alto Egipto
-Solo ten en cuenta que el hombre romano se cree un Dios mismo. No sera facil manipular a cualquiera. Aunque con eso puedes contar con ayuda de mis torturas, kehehehehe... De todos modos podrias manipular algun romano hijo de familia real y aun no lo suficientemente aceptable de edad. Los romanos son muy consentidos y de seguro ahi tendrias la oportunidad-
Observe directo a los grandes ojos violetas de ella cuando corrio la tela que cubria la ventana de mi izquierda. Le escuche todo el tiempo con una sonrisa en mi rostro. Observe su expresion, al principio como asustado cuando le dije lo de su hermana. Note que sus facciones ya eran mas notorias, no como hace varios años atras. Rayos como pasa el tiempo, pensar que no hace mucho que la vi por primera vez en su moises. Que le di su primer susto al presentarme formalmente como Kisame, el monstruo de la arena. Hacia ya no tantos años que habia aprendido a manejar la espada. Y ahora estaba tan cambiada, tenia mas determinacion, sabia lo cruel que es el mundo. No se porque, pero de una u otra forma, me senti por unos momentos dentro de su historia. Porque por mas que quisiera o no, la habia visto crecer como una hija a la cual cuidar.
Rompi ese incomodo silencio, que quedo flotando entre nosotros, con una risa. Recorde de pronto como en los suburbios mas pobres y asquerosos de Egipto, como las prostitutas hacian desear a los hombres, como muchos sucumbian ante sus deseos, arrojandoles monedas de oro a sus pies para que al menos bailen ante ellos.
-Vi muchas cosas en mi vida. Pero algo que aun no logro asimilar del todo es como las prostitutas generan esas cosas en los hombres-
Al ver que estaba hablando de algo que seguro Selene no me entendia intente profundizar mas en lo que queria decir.
-Veras, vi muchas opciones que las mujeres utilizaba para hacer caer al hombre en la tentacion. Pero nunca vi nada mas efectivo que la carne. Desean el cuerpo de la mujer como algo glorioso. Podrias utilizar eso para tus fines. Pero siempre dejandolo en "temperatura ambiente" ¿Me entiendes? Kehehehehe... nunca llegando mas alla, has que el cerdo te desee y lo tendras a tus pies-
Me volvi a colocar el sombrero sobre mi cabeza al distinguir a lo lejos las torres y las murallas de Alejandria. El viaje no se habia hecho tan largo en compañia de la mocosa.
-No hace falta preguntar, ya llegamos-
Observe directo a los grandes ojos violetas de ella cuando corrio la tela que cubria la ventana de mi izquierda. Le escuche todo el tiempo con una sonrisa en mi rostro. Observe su expresion, al principio como asustado cuando le dije lo de su hermana. Note que sus facciones ya eran mas notorias, no como hace varios años atras. Rayos como pasa el tiempo, pensar que no hace mucho que la vi por primera vez en su moises. Que le di su primer susto al presentarme formalmente como Kisame, el monstruo de la arena. Hacia ya no tantos años que habia aprendido a manejar la espada. Y ahora estaba tan cambiada, tenia mas determinacion, sabia lo cruel que es el mundo. No se porque, pero de una u otra forma, me senti por unos momentos dentro de su historia. Porque por mas que quisiera o no, la habia visto crecer como una hija a la cual cuidar.
Rompi ese incomodo silencio, que quedo flotando entre nosotros, con una risa. Recorde de pronto como en los suburbios mas pobres y asquerosos de Egipto, como las prostitutas hacian desear a los hombres, como muchos sucumbian ante sus deseos, arrojandoles monedas de oro a sus pies para que al menos bailen ante ellos.
-Vi muchas cosas en mi vida. Pero algo que aun no logro asimilar del todo es como las prostitutas generan esas cosas en los hombres-
Al ver que estaba hablando de algo que seguro Selene no me entendia intente profundizar mas en lo que queria decir.
-Veras, vi muchas opciones que las mujeres utilizaba para hacer caer al hombre en la tentacion. Pero nunca vi nada mas efectivo que la carne. Desean el cuerpo de la mujer como algo glorioso. Podrias utilizar eso para tus fines. Pero siempre dejandolo en "temperatura ambiente" ¿Me entiendes? Kehehehehe... nunca llegando mas alla, has que el cerdo te desee y lo tendras a tus pies-
Me volvi a colocar el sombrero sobre mi cabeza al distinguir a lo lejos las torres y las murallas de Alejandria. El viaje no se habia hecho tan largo en compañia de la mocosa.
-No hace falta preguntar, ya llegamos-
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Re: Desierto Alto Egipto
- Eso es justamente lo que necesito, un hombre que inspire respeto y temor… alguien que pueda mirar como un igual y no como un insecto… un hombre que se considere un dios. – Selene fantaseaba con una persona así, incluso llegando a suspirar, un hombre fuerte, de preferencia un guerrero que no se dejara intimidar por nadie, un hombre entre los hombres. – Pero se que eso sería pedir mucho de la basura romana, lo más probable es que manden a la basura mas insignificante entre ellos para que me tome como esposa.
Selene miraba a Kisame a los ojos y le sorprendió bastante que le estuviera sonriendo. Solía ser tan desagradable con sus comentarios y muchas veces se convencía a si misma que Kisame de verdad la odiaba y la traicionaría tarde o temprano… pero mirarlo sonreír bajo ese sombrero de paja le do un vuelco en el estomago a Selene, no porque le hubiese desagradado lo que veía, sino que le sorprendió que la mirase de esa forma… con… ¿Cariño?
- ¿Por qué rayos me miras así? ¿Tengo algo en la cara? – Pregunto tocándose y fregándose el rostro con su ropa, estaba convencida de que se la había manchado con cenizas o algo así.
A Kisame no se le ocurrió nada mejor que reír para romper el silencio, algo que hizo que Selene se quejara dejando escapar su respiración de golpe. Y entonces empezó a hablar de prostitutas… algo que hizo que Selene se irritara bastante entre los cojines.
- ¿Y que tienen que ver las prostitutas en todo esto Kisame? Realmente te falta tacto… Ugh… Compararme con una prostituta… lo único que faltaba, gracias a dios que llegamos a Alejandría y no tendré que seguir escuchando el chirrido que llamas voz.
Y después de eso el hombre comenzó a explicar lo que quería decir. La explicación que dio al respecto de la carne dejo algo desconcertada a Selene que lo miraba con mucho interés, pues no entendía a que se refería con eso…¿Carne para comer o qué? Pues si era lo mas efectivo para cautivar a un hombre ¿Significaba que había que alimentarlos con carne?.. Carne temperatura ambiente, significaba que había que dejar la comida enfriar… Selene estaba más que confundida… cuando de pronto le llegó lo que quería decir Kisame como un balde de agua… con carne se refería a piel, a su cuerpo. Que tacto tenía ese hombre para hablar. Selene levantó una ceja preguntándose por qué no hablaba claro.
- Vaya Kisame…eres increíble para enredar las cosas mas de lo necesario… - Tomó otra fruta entre sus manos pensando si se vería linda decorado la cara de Kisame, pero desistió de ello, pues el hombre estaba hablando cosas que podía utilizar. - Pero… eres el primer hombre que me dice algo que tiene sentido respecto al tema. Quizás debería preguntarle a una prostituta como conquistar a un hombre, ¿No crees?
La entrada de Alejandría se hacía presente. Sus muros altos y gloriosos aunque medios lastimados por la guerra le daban la bienvenida a la reina de Egipto y su comitiva de Viaje. La carroza pasaba bajo los pilares de la puerta principal.
Selene- Dama del Pecado
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Re: Desierto Alto Egipto
-¿Que inspire temor y respeto? Somos tal para cual entonces. Salvo que mi apariencia sea horrorosa y tu una mocosa. Pero el destino lo quiso asi, ¿no? Kehehehe-
Mi comentario era mas que nada para irritarla ya que era sabido que no deseaba verme por unas cuantas horas o dias. Por lo que pense que era muy conveniente que no se olvide de mi pasados unos cuantos minutos. Me acerca un poco mas a la ventana de la carreta y le retire de las manos la manzana que Selene tenia atrapada entre sus dedos y le di un gran mordisco. El liquido de la fruta caia por mis labios mientras masticaba con una gran sonrisa la roja manzana.
-Sera todo un placer averiguar eso para usted. De paso vere si me divierto un poco-
Arroje la manzana por detras mio y la fruta quedo abandonada junto con nuestras huellas marcadas en la arena de Egipto. En la puerta de Alejandria una multitud de sirvientes y otras personas esperaban ansiosos la llegada de su reina. Levante una ceja ante esto, ¿como hacen para enterarse tan rapido de las cosas?. Con una mediana sonrisa en mi rostro me gire nuevamente hacia la ventana y le señale la multitud de personas.
-Como se que no te gusta que te vean conmigo, mas que nada para que no piensen que este deforme es algo tuyo y como a mi no me gusta estar entre tanta gente... adivina que: te tengo un regalo. Me esfumare ya mismo y ya vere cuando volveras a saber de mi con la informacion que necesitas. Que te sea leve, reina-
Acentue mas mi ultima palabra y meti mi brazo izquierdo por la ventana para acriciar la cabezita de ella. El pelo era tan suave que me hizo acordar al algodon. Le mostre mis colmillos y detuve a mi camello para que la carreta siga avanzando hacia el frente. Por mi parte gire hacia la derecha y me escabulli entre los egipcios, tratando de ocultar lo mas que podia mi rostro con ayuda de mi sombrero de paja.
Finalmente el barullo y los gritos de la gente quedaron en la lejania. Ahora paseaba tranquilamente sobre mi camello por las abandonadas calles de la ciudad, observando algun que otro puesto de comidas inundados de moscas negras-verdes. Ahora lo mejor era darle de comer al pobre camello.
Mi comentario era mas que nada para irritarla ya que era sabido que no deseaba verme por unas cuantas horas o dias. Por lo que pense que era muy conveniente que no se olvide de mi pasados unos cuantos minutos. Me acerca un poco mas a la ventana de la carreta y le retire de las manos la manzana que Selene tenia atrapada entre sus dedos y le di un gran mordisco. El liquido de la fruta caia por mis labios mientras masticaba con una gran sonrisa la roja manzana.
-Sera todo un placer averiguar eso para usted. De paso vere si me divierto un poco-
Arroje la manzana por detras mio y la fruta quedo abandonada junto con nuestras huellas marcadas en la arena de Egipto. En la puerta de Alejandria una multitud de sirvientes y otras personas esperaban ansiosos la llegada de su reina. Levante una ceja ante esto, ¿como hacen para enterarse tan rapido de las cosas?. Con una mediana sonrisa en mi rostro me gire nuevamente hacia la ventana y le señale la multitud de personas.
-Como se que no te gusta que te vean conmigo, mas que nada para que no piensen que este deforme es algo tuyo y como a mi no me gusta estar entre tanta gente... adivina que: te tengo un regalo. Me esfumare ya mismo y ya vere cuando volveras a saber de mi con la informacion que necesitas. Que te sea leve, reina-
Acentue mas mi ultima palabra y meti mi brazo izquierdo por la ventana para acriciar la cabezita de ella. El pelo era tan suave que me hizo acordar al algodon. Le mostre mis colmillos y detuve a mi camello para que la carreta siga avanzando hacia el frente. Por mi parte gire hacia la derecha y me escabulli entre los egipcios, tratando de ocultar lo mas que podia mi rostro con ayuda de mi sombrero de paja.
Finalmente el barullo y los gritos de la gente quedaron en la lejania. Ahora paseaba tranquilamente sobre mi camello por las abandonadas calles de la ciudad, observando algun que otro puesto de comidas inundados de moscas negras-verdes. Ahora lo mejor era darle de comer al pobre camello.
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Re: Desierto Alto Egipto
Hacia un rato que habia salido de aquel hermoso Oasis, llevaba mucho cabalgando en el caballo que ya se hacia un compañero mas para mi, ya me habia llevado una vez por el desierto y ahora era la segunda vez que me prestaba su ayuda. El viaje seria largo, pues no solo tenia que llegar hasta el campamento donde casi llegue a ser azotado, sino que debia llegar a Alejandria, y para llegar desde alli ya me llevo casi un dia entero a barco.
Descansaria lo menos posible, solo lo que el caballo necesitara para seguir cabalgando, aunque extrañamente ese caballo parecia que nunca se gastara, como si entendiera mi necesidad de ir lo mas rapido posible. Lo que yo no me imaginaba era lo que me esperaba alli en Alejandria, un destino muy diferente por el que ahora luchaba.
Como no tenia nada mas que hacer salvo mirar el horizonte, pense en todo lo que me habia ocurrido desde que llegue a Alejandria. Todo comenzo con Selene apareciendo frente a mi para darme de beber junto a su subordinaba, desde ese momento he sido practicamente un prisionera de guerra pero bien tratado. Pero he podido estar junto a personas que son compañeras o agradables para mi. Como Strife.. Orpheo... Seiren... , en ellos pensaba cuando cabalgaba por el extenso desierto.
Pasaban las horas y seguia cabalgando, tambien cerca del Rio Nilo, lo seguia ya que asi veia que era la unica opcion que tenia de llegar hasta Alejandria... pero.. recorde algo, el poder que habia descubierto, y como encontre a Selene la ultima vez. Asi que comence a pensar en el poder que emanaba ese aura extraña de color morado que salia de ella, y la segui... el cosmos era algo muy interesante y parecia ser el centro del poder de todo el universo.
Ya se veia a lo lejos las murallas de Alejandria, el viaje habia sido muy largo, practicamente varios dias donde me habia parado, descansado y dormido muy poco bajo el frio desierto en la noche. Pero ya lo tenia delante, y ahora volveria hasta donde me pertenecia, a buscar la paz... hasta que mi mision terminase
Descansaria lo menos posible, solo lo que el caballo necesitara para seguir cabalgando, aunque extrañamente ese caballo parecia que nunca se gastara, como si entendiera mi necesidad de ir lo mas rapido posible. Lo que yo no me imaginaba era lo que me esperaba alli en Alejandria, un destino muy diferente por el que ahora luchaba.
Como no tenia nada mas que hacer salvo mirar el horizonte, pense en todo lo que me habia ocurrido desde que llegue a Alejandria. Todo comenzo con Selene apareciendo frente a mi para darme de beber junto a su subordinaba, desde ese momento he sido practicamente un prisionera de guerra pero bien tratado. Pero he podido estar junto a personas que son compañeras o agradables para mi. Como Strife.. Orpheo... Seiren... , en ellos pensaba cuando cabalgaba por el extenso desierto.
Pasaban las horas y seguia cabalgando, tambien cerca del Rio Nilo, lo seguia ya que asi veia que era la unica opcion que tenia de llegar hasta Alejandria... pero.. recorde algo, el poder que habia descubierto, y como encontre a Selene la ultima vez. Asi que comence a pensar en el poder que emanaba ese aura extraña de color morado que salia de ella, y la segui... el cosmos era algo muy interesante y parecia ser el centro del poder de todo el universo.
Ya se veia a lo lejos las murallas de Alejandria, el viaje habia sido muy largo, practicamente varios dias donde me habia parado, descansado y dormido muy poco bajo el frio desierto en la noche. Pero ya lo tenia delante, y ahora volveria hasta donde me pertenecia, a buscar la paz... hasta que mi mision terminase
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Re: Desierto Alto Egipto
Segundo Post 1° Ataque Débil - Maestría
Los días anteriores se había dedicado a entrenar y entrenar sin descanso, aunque aquello no era más que un mero juego en comparación con lo que le esperaba más adelante. Se encontraba mejor que antes, se sentía más fuerte y listo para dar el siguiente paso. Aunque el cuerpo de Kainan estuviera en buena forma no era suficiente, había varias cosas que afinar. Golgordan no esperaba nada menos que la perfección. Meticuloso y ordenado, si no hacía bien las cosas prefería no hacerlas.
Era de noche, resultaba más conveniente viajar de noche que en el día cuando el sol irradiaba sin piedad. Contemplaba las estrellas en el cielo, su única luz en esa noche sin luna. Estaba realmente oscuro y no podía ver ni su propia nariz. Iba cubierto con una capa para protegerse de la arena que levantaba el poderoso viento.
El caballo que había robado le fue muy útil, al menos así no tenía que estar preocupándose por caminar. Buscaba un lugar en específico, al que su espíritu se sentía atraído. En ese momento llegar a aquel destino era una excusa perfecta. Sólo quería mejorar sus habilidades y despistar. Todavía no estaba listo para la guerra. Era algo cobarde el huir y esconderse, pero por el momento resultaba ser lo más sensato. Agradecía que su cosmos todavía fuera algo diminuto como para ser ubicado con exactitud o que su dios le considerara apto para estar a su lado.
Su cuerpo ya era capaz de resistir la próxima fase, y después de eso podría buscar a Ares. Podía sentir su cosmos, era tan magnifico y glorioso. Pronto iría, sólo requería algo más de tiempo, sólo un poco más. Detuvo su caballo y descubrió su cabeza. –Con certeza sé que ese estúpido templo está por aquí, lo siento en mi sangre. Después de todo, no fue coincidencia que Kainan llegara a Egipto, desde un principio tuvo un propósito muy claro.-Usando su cosmos produjo una llamarada violeta en sus manos, que no estaba caliente pero despejaba la oscuridad del camino del Berseker.
Tenía algo de control sobre su cosmos y lo usaba para facilitarse un poco la tarea. El animal se puso en marcha nuevamente a la orden del pelirrojo. Estaban muy cerca, demasiado cerca.
Era de noche, resultaba más conveniente viajar de noche que en el día cuando el sol irradiaba sin piedad. Contemplaba las estrellas en el cielo, su única luz en esa noche sin luna. Estaba realmente oscuro y no podía ver ni su propia nariz. Iba cubierto con una capa para protegerse de la arena que levantaba el poderoso viento.
El caballo que había robado le fue muy útil, al menos así no tenía que estar preocupándose por caminar. Buscaba un lugar en específico, al que su espíritu se sentía atraído. En ese momento llegar a aquel destino era una excusa perfecta. Sólo quería mejorar sus habilidades y despistar. Todavía no estaba listo para la guerra. Era algo cobarde el huir y esconderse, pero por el momento resultaba ser lo más sensato. Agradecía que su cosmos todavía fuera algo diminuto como para ser ubicado con exactitud o que su dios le considerara apto para estar a su lado.
Su cuerpo ya era capaz de resistir la próxima fase, y después de eso podría buscar a Ares. Podía sentir su cosmos, era tan magnifico y glorioso. Pronto iría, sólo requería algo más de tiempo, sólo un poco más. Detuvo su caballo y descubrió su cabeza. –Con certeza sé que ese estúpido templo está por aquí, lo siento en mi sangre. Después de todo, no fue coincidencia que Kainan llegara a Egipto, desde un principio tuvo un propósito muy claro.-Usando su cosmos produjo una llamarada violeta en sus manos, que no estaba caliente pero despejaba la oscuridad del camino del Berseker.
Tenía algo de control sobre su cosmos y lo usaba para facilitarse un poco la tarea. El animal se puso en marcha nuevamente a la orden del pelirrojo. Estaban muy cerca, demasiado cerca.
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Re: Desierto Alto Egipto
5to Post Afa – Especialización
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Finalmente el dúo había salido de Alejandría, adentrándose en el mar de dunas que representaba el enorme desierto representativo del país en donde habían decidido efectuar el entrenamiento de rigor para el candidato a Santo de Athena quien por ahora, parecía presentar una que otra dificultad…y eso era algo que el geminiano pensaba remediar de una forma u otra.
Si bien ambos tan solo caminaban sin rumbo predeterminado en medio del arenal que ascendía, descendía y volvía a ascender, el peliazul estaba enfrascado en su mente, centrando su cosmos en todo su cuerpo y preparándose para todo lo que estaba planeando, meditando sus movimientos de forma precisa y desprovista totalmente de fallos. Al mismo tiempo en el cielo, la luna era totalmente oscurecida por una mancha de vapor y condensación lo suficientemente grande como para opacar toda su luz a lo largo de varios minutos seguidos. Deteniéndose, Aspros se volteó para encarar al pelirrojo.
Creo que por ahora debería empezar a explicarte el motivo de esta caminata nocturna, mi estimado Traian. Verás…antes presentaste un potencial nato para este oficio, pero…ahora que lo noto, no tienes demasiada resistencia. Empezó a explicar el Dorado de Géminis sin cambiar su expresión ni un solo instante. No digo que no puedas estar en batalla, pero resulta que a largo plazo te calcinarás…básicamente, no tienes tanto combustible natural como yo o alguna de las demás ratas del Santuario. Por más que me cueste admitirlo, todavía estás demasiado verde. Comunicó Aspros cerrando y abriendo su puño una y otra vez, todavía dejando danzar las sombras a su alrededor para así crear una espiral de negrura que se movía con cada uno de sus movimientos. Dándose la vuelta el peliazul continuó con la caminata sin por eso dejar de lado su monólogo. Por ahora, sígueme. Antes mencioné que quería mostrarte algo y mantengo mi palabra, solo con eso podré comprobar por completo lo que estaba pensando desde hace un tiempo.
Hundiendo su pie en la arena, más y más nubarrones se levantaban con cada duna que atravesaban caminando, dejando atrás la capital egipcia y finalmente llegando a su destino. El momento de probar su teoría había llegado.
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Finalmente el dúo había salido de Alejandría, adentrándose en el mar de dunas que representaba el enorme desierto representativo del país en donde habían decidido efectuar el entrenamiento de rigor para el candidato a Santo de Athena quien por ahora, parecía presentar una que otra dificultad…y eso era algo que el geminiano pensaba remediar de una forma u otra.
Si bien ambos tan solo caminaban sin rumbo predeterminado en medio del arenal que ascendía, descendía y volvía a ascender, el peliazul estaba enfrascado en su mente, centrando su cosmos en todo su cuerpo y preparándose para todo lo que estaba planeando, meditando sus movimientos de forma precisa y desprovista totalmente de fallos. Al mismo tiempo en el cielo, la luna era totalmente oscurecida por una mancha de vapor y condensación lo suficientemente grande como para opacar toda su luz a lo largo de varios minutos seguidos. Deteniéndose, Aspros se volteó para encarar al pelirrojo.
Creo que por ahora debería empezar a explicarte el motivo de esta caminata nocturna, mi estimado Traian. Verás…antes presentaste un potencial nato para este oficio, pero…ahora que lo noto, no tienes demasiada resistencia. Empezó a explicar el Dorado de Géminis sin cambiar su expresión ni un solo instante. No digo que no puedas estar en batalla, pero resulta que a largo plazo te calcinarás…básicamente, no tienes tanto combustible natural como yo o alguna de las demás ratas del Santuario. Por más que me cueste admitirlo, todavía estás demasiado verde. Comunicó Aspros cerrando y abriendo su puño una y otra vez, todavía dejando danzar las sombras a su alrededor para así crear una espiral de negrura que se movía con cada uno de sus movimientos. Dándose la vuelta el peliazul continuó con la caminata sin por eso dejar de lado su monólogo. Por ahora, sígueme. Antes mencioné que quería mostrarte algo y mantengo mi palabra, solo con eso podré comprobar por completo lo que estaba pensando desde hace un tiempo.
Hundiendo su pie en la arena, más y más nubarrones se levantaban con cada duna que atravesaban caminando, dejando atrás la capital egipcia y finalmente llegando a su destino. El momento de probar su teoría había llegado.
Aspros- Caballeros Dorados
- Reino : Santuario de Athena
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AD - Ignición (4200)*
AD - Disrupción (4300)*
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Re: Desierto Alto Egipto
6to Post AFa – Especialización
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Dejando al chiquillo germano en una duna donde no se vería en peligro, el gemelo de Cambre tan solo dio un salto al frente para separarse al menos unos cien metros de donde se encontraba el pelirrojo. Era un poco exagerado, pero lo que pensaba lograr tenía su truco y tampoco pensaba el dejar que un poco de descontrol lo matara…igual, desde su posición podría ver todo con lujo de detalles.
Pisando fuerte en un cúmulo de arena que se dispersó al instante en aire frío de la noche en el desierto, el Santo de Géminis se agarró la muñeca izquierda con la diestra mientras consideraba todos y cada uno de los aspectos de la técnica que si bien no era precisamente suya, pensaba utilizar por primera vez desde que había obtenido conocimiento de su existencia. ¿De quién? De la misma sombra que había existido desde el primer instante en que había adquirido la Armadura Dorada de Géminis, quien callada durante todo ese tiempo le había hablado en un instante poco pensado para informarle de algo por demás interesante.
Interesante y peligroso, sin duda alguna.
¿Seguro de lo que harás, mi estimado yo actual? Hahahaha…será curioso ver si alguien como tú puede lograr semejante hazaña.
Solo cállate. Le dijo Aspros cortando la palabrería del ex-Santo de Géminis de pronto, girando su muñeca y dejando que sus extremidades se balancearan a su lado. Ya no había marcha atrás, era mejor acabar con eso de una buena vez. Tronando sus dedos el peliazul solo comenzó con la ejecución.
Demoniaca y oscura noche por un Permanente deseo… Susurró dejando que su cosmos se acumulara a su alrededor en la forma de unas ondas negras que palpitaron una y otra vez, dispersando más y más la arena y tiñendo todo el ambiente con un color azabache que no tenía nada que envidiarle al frío del Tártaro. Casi de inmediato todo el cosmos negro liberado simplemente se detuvo para así acceder al interior de su cuerpo y recubrirlo de una finísima capa de energía que en lugar de liberar luz simplemente la absorbía. Derrótalo y así el Mundo es aniquilado. Finalizó moviendo forzando el puño de la mano derecha y con un solo giro de su cuerpo dar un golpe con el canto de la mano en el suelo sin efecto aparente en el lugar…hasta que por encima de su cabeza en el cielo, un agujero entre la oscuridad se hizo visible para volver la noche de un color rojizo donde finalmente, un simple rayo de energía cayó en el área adyacente a la posición de Aspros, liberando una onda destructiva que en lo físico era como una fuerte brisa. Su verdadero efecto era sin embargo, un poder que extinguía al instante cualquier vida…animal, vegetal o humana, todos quedaban muertos.
Y por esa razón era que había pensado en aplicarla allí, donde no había más que simples granos de arena y demasiado espacio libre.
Más allá, de seguro Traian había sentido el golpe.
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Dejando al chiquillo germano en una duna donde no se vería en peligro, el gemelo de Cambre tan solo dio un salto al frente para separarse al menos unos cien metros de donde se encontraba el pelirrojo. Era un poco exagerado, pero lo que pensaba lograr tenía su truco y tampoco pensaba el dejar que un poco de descontrol lo matara…igual, desde su posición podría ver todo con lujo de detalles.
Pisando fuerte en un cúmulo de arena que se dispersó al instante en aire frío de la noche en el desierto, el Santo de Géminis se agarró la muñeca izquierda con la diestra mientras consideraba todos y cada uno de los aspectos de la técnica que si bien no era precisamente suya, pensaba utilizar por primera vez desde que había obtenido conocimiento de su existencia. ¿De quién? De la misma sombra que había existido desde el primer instante en que había adquirido la Armadura Dorada de Géminis, quien callada durante todo ese tiempo le había hablado en un instante poco pensado para informarle de algo por demás interesante.
Interesante y peligroso, sin duda alguna.
¿Seguro de lo que harás, mi estimado yo actual? Hahahaha…será curioso ver si alguien como tú puede lograr semejante hazaña.
Solo cállate. Le dijo Aspros cortando la palabrería del ex-Santo de Géminis de pronto, girando su muñeca y dejando que sus extremidades se balancearan a su lado. Ya no había marcha atrás, era mejor acabar con eso de una buena vez. Tronando sus dedos el peliazul solo comenzó con la ejecución.
Demoniaca y oscura noche por un Permanente deseo… Susurró dejando que su cosmos se acumulara a su alrededor en la forma de unas ondas negras que palpitaron una y otra vez, dispersando más y más la arena y tiñendo todo el ambiente con un color azabache que no tenía nada que envidiarle al frío del Tártaro. Casi de inmediato todo el cosmos negro liberado simplemente se detuvo para así acceder al interior de su cuerpo y recubrirlo de una finísima capa de energía que en lugar de liberar luz simplemente la absorbía. Derrótalo y así el Mundo es aniquilado. Finalizó moviendo forzando el puño de la mano derecha y con un solo giro de su cuerpo dar un golpe con el canto de la mano en el suelo sin efecto aparente en el lugar…hasta que por encima de su cabeza en el cielo, un agujero entre la oscuridad se hizo visible para volver la noche de un color rojizo donde finalmente, un simple rayo de energía cayó en el área adyacente a la posición de Aspros, liberando una onda destructiva que en lo físico era como una fuerte brisa. Su verdadero efecto era sin embargo, un poder que extinguía al instante cualquier vida…animal, vegetal o humana, todos quedaban muertos.
Y por esa razón era que había pensado en aplicarla allí, donde no había más que simples granos de arena y demasiado espacio libre.
Más allá, de seguro Traian había sentido el golpe.
Aspros- Caballeros Dorados
- Reino : Santuario de Athena
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AD - Ignición (4200)*
AD - Disrupción (4300)*
AM - Golpe Centrado (4500)*
AM - Sentencia (4600)*
AF - Satan Imperial (4800)*
AF - Canción de la Muerte (4850)*
AF -Explosión de Galaxias (4900)*
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Re: Desierto Alto Egipto
Bien, aquí nos despedimos Traian. Dijo el gemelo de Cambre, mirando de frente al pelirrojo germano unos cuantos días después de haberle demostrado la que sería su técnica de combate más peligrosa, lo que además representaba todos los riesgos que debía estar dispuesto a correr si pensaba convertirse en un Santo de Athena. Y tal como lo había estimado Géminis el chiquillo lo había pensado mejor, no por los riesgos de muerte ni por lo estricto del entrenamiento…sino porque al parecer, la perspectiva de tener que combatir ciegamente una y otra vez parecía haberle calado hondo.
Si Aspros, espero que nos veamos nuevamente en algún otro momento. Fue la respuesta de Traian quien aún no había perdido el usual y efusivo ánimo que lo caracterizaba. Creo que podré ser un héroe…pero de alguna otra forma.
Supongo...después de todo alguien tiene que llevar las riendas del mundo que dejan los Santos. Créeme, son unos inútiles para las cosas más simples de la vida…yo soy un vivo ejemplo. Dijo Aspros levantando la cabeza y mirando alrededor con una actitud pasiva, observando como la arena del mediodía levantaba enormes volutas de humo que se dispersaban al atravesar una, dos y al menos tres dunas de forma seguida.
Exactamente…creo que podré hacer un buen trabajo si me concentro en algo que de verdad pueda llamar mío. Fue la respuesta del germano, señalando a su espalda una caravana de mercaderes que habían accedido a llevarlo consigo durante el recorrido del continente, viviendo como nómadas y dando su particular grano de arena para mejorar un mundo que de otra forma parecía estar agonizando en la decadencia. Al parecer el ideal no es combatir o derramar sangre…ya he visto demasiado de eso antes y… … …
Déjalo así, lo importante es que encontraste algo que hacer con tu vida. Permitiéndome el ser ridículo por un instante, creo que te irá bien…aunque tampoco soy un adivino.
¡Gracias Aspros! Exclamó el menor, procediendo a darle un fuerte abrazo que obviamente no fue correspondido.
Si si…claro. Como sea, ve moviéndote…ya están partiendo. Señaló el peliazul, apuntando directamente a la caravana que ya empezaba a andar.
¡Agh! ¡Voy! ¡Espérenme! Gritó el chiquillo apresurándose para finalmente montarse en una de las carretas que iban de últimas en la comitiva. ¡Adios Aspros! Se terminó despidiendo el menor, desapareciendo minutos después de que cruzaran una duna demasiado alta como para ver más allá.
Y allí fue cuando Géminis tan solo dio la vuelta y desapareció a través de un portal dimensional…igual, aún sin un alumno al cual enseñarle los principios del cosmos todavía tenía asuntos pendientes que atender. Y su destino ahora se encontraba del otro lado del Mar Mediterráneo…
Si Aspros, espero que nos veamos nuevamente en algún otro momento. Fue la respuesta de Traian quien aún no había perdido el usual y efusivo ánimo que lo caracterizaba. Creo que podré ser un héroe…pero de alguna otra forma.
Supongo...después de todo alguien tiene que llevar las riendas del mundo que dejan los Santos. Créeme, son unos inútiles para las cosas más simples de la vida…yo soy un vivo ejemplo. Dijo Aspros levantando la cabeza y mirando alrededor con una actitud pasiva, observando como la arena del mediodía levantaba enormes volutas de humo que se dispersaban al atravesar una, dos y al menos tres dunas de forma seguida.
Exactamente…creo que podré hacer un buen trabajo si me concentro en algo que de verdad pueda llamar mío. Fue la respuesta del germano, señalando a su espalda una caravana de mercaderes que habían accedido a llevarlo consigo durante el recorrido del continente, viviendo como nómadas y dando su particular grano de arena para mejorar un mundo que de otra forma parecía estar agonizando en la decadencia. Al parecer el ideal no es combatir o derramar sangre…ya he visto demasiado de eso antes y… … …
Déjalo así, lo importante es que encontraste algo que hacer con tu vida. Permitiéndome el ser ridículo por un instante, creo que te irá bien…aunque tampoco soy un adivino.
¡Gracias Aspros! Exclamó el menor, procediendo a darle un fuerte abrazo que obviamente no fue correspondido.
Si si…claro. Como sea, ve moviéndote…ya están partiendo. Señaló el peliazul, apuntando directamente a la caravana que ya empezaba a andar.
¡Agh! ¡Voy! ¡Espérenme! Gritó el chiquillo apresurándose para finalmente montarse en una de las carretas que iban de últimas en la comitiva. ¡Adios Aspros! Se terminó despidiendo el menor, desapareciendo minutos después de que cruzaran una duna demasiado alta como para ver más allá.
Y allí fue cuando Géminis tan solo dio la vuelta y desapareció a través de un portal dimensional…igual, aún sin un alumno al cual enseñarle los principios del cosmos todavía tenía asuntos pendientes que atender. Y su destino ahora se encontraba del otro lado del Mar Mediterráneo…
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Re: Desierto Alto Egipto
El chico sabía bien lo que estaba haciendo, ya que no tenía deseos de pelear, además de que no le convencía para nada que una Diosa que profesaba amor pudiera permitir que mortales pelearan y sacrificaran sus vidas, ya que si su poder era tan impresionante seguramente podría encargarse por sí misma de limpiar al mundo de toda la oscuridad que lo contaminaba. Se sentía decepcionado por haber llegado tan lejos solamente para decir que no. Pelear no le interesaba, pero esperaba no ser una decepción para el Santo de Géminis, que tan generosamente había accedido a entrenarlo, prepararlo para ser un caballero de Athena. Pero ciertamente estaba al tanto de que esa no era su vocación. Debía generar paz a su modo y no peleando. Era ridículo creer que los problemas se podrían solucionar con una guerra. No quería volver a verse envuelto en una de ellas, pues de sobra sabía los efectos negativos que ésta desataba.-De algún modo lo conseguiré.- Se despidió de su maestro, yéndose con la caravana, listo para iniciar una nueva vida, tratando de convertir al mundo en un lugar hermoso y pacifico, jurando que no volvería a usar sus habilidades nunca a menos de que fuera completamente necesario.
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