Pueblo de Unelos

por Jabranth Vie Ago 27, 2010 11:24 am

Con las pocas fuerzas que aún me quedaban después de haber nadado por varios metros, me detuve para descansar un momento, mi boca hacia esfuerzo para poderse abrir, y pasar el aire que tanto le faltaba a mi cuerpo, trataba de reponerlo lo más rápido, puesto que aún tenía que caminar lo suficiente.

Mis ropajes estaban viejos, y algunos de ellos estaban empezando a descoserse, mi cara, estaba cubierta por una blanca barba, y bigote, era característico de mi ese color, mi pecho no tenía esa característica de tener vello, y aun para mi edad no debería de tener, cuando estuve repuesto, fui caminando, poco a poco por la selva, el arco en mi espalda y mi arpa a lado, camine por varias horas, hasta que escuche un pequeño murmureo a lo lejos, eran sin duda personas, y estaban cerca, el eco de un rio también se hizo notorio, y de a poco en poco, pude distinguir de donde eran punto de referencia, me fui acercando, y a las orillas de aguas tan cristalinas, me escondí entre los matorrales, y pude admirar la belleza de mujeres que se bañaban, sus cuerpos bellos, recorría centímetro a
centímetro cada una de la más refrescante agua, aquel paisaje se me hacía maravilloso, podría quedarme ahí lo suficiente con solo mirarlas, pero mi sed, era la dominante de mis sentidos, no me importaba que todas ellas me vieran, pero decidí tomar un poco de esa agua, metí mis pies al agua, y me arrodille, tome con mis manos, la cristalina esencia de la vida, y tome lo suficiente, mi sed, poco a poco era saciada.

Las mujeres al notar mi presencia, salieron despavoridas de ahí, yo me les acercaba poco a poco, solo diciendo que se calmaran, pero no sería tan sencillo, un hombre las había visto casi desnudas, y ahora se acercaba a ellas, yo no quería nada relacionado con sexo u alguna otra cosa, solo quería posada por una noche, aunque fuese en cualquier lugar, corrí tras de ellas, y logre aprisionar a una pequeña jovencita de su mano derecha, mínimo unos 15 años, no quería hacerle daño, y se lo hice saber.

Espera, espera, disculpa que te tome así, pero solo necesito un lugar donde dormir, prometo que después de esto no te hare daño, y no pediré nada mas.- dije, esas palabras parecieron calmarla, aunque aún temblaba, ella comenzó a caminar por el rio, y salimos en una pequeña pendiente, unos metros más recorridos y llegamos a su casa, era sencilla, de madera construida casi artesanalmente, con el techo de pequeñas tejas, la puerta se abrió y de ahí salió un anciano, que rápidamente la joven fue a abrazar, sin duda alguna eran los únicos que Vivian por ahí.

Dime Jazmín, quien es este extraño....musito el.- la niña avergonzada, solo atino a tratar de unir palabras, pero entonces atine a decir.

Señor, una disculpa, pero soy un extranjero en estas tierras, y me encontré a su nieta, por casualidad, y le pregunte si podría darme refugio, solo por una noche, en las primeras horas del alba, me iré....

El anciano pensó unos momentos y con su cabeza, accedió, así que los tres pasamos a su pequeña casa, las horas pasaron rápidamente, me ofrecieron un plato de sopa con un pedazo de carne de pichón, después me llevaron a un pequeño calabozo, y me dieron ropajes, típicos de la región, se los agradecí enseguida, y dejaron que descansara.

A la mañana siguiente, me despedí de ellos, la niña me comento que estaba en el reino de los pueblos galos, y que aun estaban oprimiedos por los romanos, justo ese era el día que varios carruajes llenos de semillas iban a parar a los mercados de roma para su venta,y una parte como tributo a su nuevo emperador, al oír la palabra roma, solo mi cuerpo respondió al llamado, era ahí donde debería ir, me despedí de los dos, sin antes dejarle mi
arco como pago a su gratitud.

Me indicaron el camino, y gracias a ellos llegue, las personas comenzaban a moverse con mucha frialdad, poco a poco los guerreros comenzaron a tomar sus pocisiones, era una bodega grande, y todavia se veian cargadores, con costales al hombro, llenando las demas carrozas.

cerca de mi, vi a un soldado, estaba tomando una botella de ron, con su arco a lado, y casi estaba a punto de quedar dormido, me acerque rapidamente, le quite el casco, el arco, y tome mas flechas para llenarlo a mi portaflechas, me fui acercando a una carroza, y cuando estuve cerca de una, una voz me alerto.

Hey tu, a donde crees que vas.-

Ya me descubrieron? pense mientras volteaba.

Tu no debes de ir con esas carozas, tu iras delante, vamos correle,.- un mercader, de las altas alcunias, parecia decirmelo, mientras sacaba al soldado, que sin armas, parecia indigente, mas con aliento a alcoholico.

Me puse en marcha, a la punta de la caravana, nadie sospecho mas, parecia q todo el camino seguiria en paz.