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Camino cubierto
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Camino cubierto
…y continuamos en esto…
Comenté en voz baja, mientras la Legión Decimo Segunda se movía en perfecta formación a través de un camino boscoso…una ruta escondida que muy poca gente conocía y que confería una gran protección estratégica, todo aquello a cambio de un retraso de al menos medio día de la cuenta final en el camino que se comprendía desde Germania hasta el Imperio Romano. Habían pasado unos cuantos días más de marcha ininterrumpida, en los cuales ni se habían presentado más rebeldes Germanos o siquiera algún enemigo que pudiera detener el avance… a pesar de que era la situación más obvia o a la que más confianza le tenía por los incordios que se podían evitar, también era cierto que estar todo el día sobre el caballo con la verga siendo golpeada ocasionalmente por la armadura o bien por la monta del caballo, además del calor y de soportar las miradas y los rebufidos despreciativos de la princesa Germana era…cansado. En lo personal, no tenía ni la más remota idea de cómo había aguantado tanto sin estar molesto o mandando a todo el mundo al diablo, era básicamente como si mi cerebro se encontrara bajo los efectos fermentes del opio, aún cuando no fumaba ni una pizca del contenido del curioso frasquito que permanecía sellado en mi cinto.
Luego de haber pasado por un caminito bordeado con arbustos, di un prolongado bostezo que demostraba mi flojera en general…era curioso como el mundo parecía haberse reducido a un mero manchón verdoso con tintes marrones, con insectos volando de un lado a otro y mosquitos…muchos malditos mosquitos volando de un lado a otro…
…sigh... suspiré de manera aburrida sin abrir mucho la boca, ya que por supuesto...no quería andar comiendo insectos a aquellas altura de la vida… solo quedaba aguantar al menos uno o dos días más y llegaríamos a Roma…a la tan esperada y añorada ciudad regente de tantas tierras conquistadas a través del mapa…
Comenté en voz baja, mientras la Legión Decimo Segunda se movía en perfecta formación a través de un camino boscoso…una ruta escondida que muy poca gente conocía y que confería una gran protección estratégica, todo aquello a cambio de un retraso de al menos medio día de la cuenta final en el camino que se comprendía desde Germania hasta el Imperio Romano. Habían pasado unos cuantos días más de marcha ininterrumpida, en los cuales ni se habían presentado más rebeldes Germanos o siquiera algún enemigo que pudiera detener el avance… a pesar de que era la situación más obvia o a la que más confianza le tenía por los incordios que se podían evitar, también era cierto que estar todo el día sobre el caballo con la verga siendo golpeada ocasionalmente por la armadura o bien por la monta del caballo, además del calor y de soportar las miradas y los rebufidos despreciativos de la princesa Germana era…cansado. En lo personal, no tenía ni la más remota idea de cómo había aguantado tanto sin estar molesto o mandando a todo el mundo al diablo, era básicamente como si mi cerebro se encontrara bajo los efectos fermentes del opio, aún cuando no fumaba ni una pizca del contenido del curioso frasquito que permanecía sellado en mi cinto.
Luego de haber pasado por un caminito bordeado con arbustos, di un prolongado bostezo que demostraba mi flojera en general…era curioso como el mundo parecía haberse reducido a un mero manchón verdoso con tintes marrones, con insectos volando de un lado a otro y mosquitos…muchos malditos mosquitos volando de un lado a otro…
…sigh... suspiré de manera aburrida sin abrir mucho la boca, ya que por supuesto...no quería andar comiendo insectos a aquellas altura de la vida… solo quedaba aguantar al menos uno o dos días más y llegaríamos a Roma…a la tan esperada y añorada ciudad regente de tantas tierras conquistadas a través del mapa…
Breda- Cantidad de envíos : 22
Re: Camino cubierto
La legión se seguía moviendo bajo el mando del General Breda. Manigoldo se rascaba la cabeza pensando en donde rayos se encontrarían pues no recordaba haber pasado nunca por aquel lugar boscoso o tal vez si… pero estarían tan ebrio que ni cuenta se había dado de ello. El camino era agradable a la vista, aunque muy muy desolado… para todos menos para Manigoldo que desde bastante venía aguantando que lo siguieran los rostros de las personas que había matado en la guerra… los mismos desgraciados de siempre que reclamaban respuestas…¿Dónde estaban? ¿Qué hacían ahí? ¿Dónde iban?... no se cansaban de hablarles. No cansaban de insistir en molestarlo lo cual lo irritaba más de la cuenta. Así pasaron todo el día hinchándole las pelotas… cuando de pronto el bosque comenzó a acabarse y sobrevino una especie de llanura pantanosa.
Para la mala suerte de Manigoldo se encontraba repleta de mosquitos y otros bichos voladores que se acercaron a los soldados como polillas al fuego.
- ¿Dónde mierda nos metió el gordo? – Preguntaba Manigoldo mientras movía sus manos de un lado a otro intentando matar los mosquitos que lo estaba devorando vivo. - ¡Te juro Kardia! Pareciera que lo hace a propósito sólo para cagarnos la vida!!
A pesar de estar aguantando los mosquitos, la mera idea de que ya estaban en territorio Romano cabalgando era refrescante. Tan solo unos días mas y estarían celebrando la victoria en Roma, bebiendo vino, cantando ebrios por las calles, cogiendo con las mujeres más hermosas de la ciudad… ya veía las fiestas y la forma en que serían recibidos… se deleitaba en la idea de que finalmente todo esa porquería se acabaría y llegarían a su hogar.
Fue entonces durante aquel recorrido que pensó en Bárbara una vez más y si seguiría siendo una puta o no. La idea de todos los hombres que se la abrían cogido esos años no le molestaba pero si le preocupaba de que se hubiese vuelto gorda, amargada o se le hubiesen caído los dientes…
Para la mala suerte de Manigoldo se encontraba repleta de mosquitos y otros bichos voladores que se acercaron a los soldados como polillas al fuego.
- ¿Dónde mierda nos metió el gordo? – Preguntaba Manigoldo mientras movía sus manos de un lado a otro intentando matar los mosquitos que lo estaba devorando vivo. - ¡Te juro Kardia! Pareciera que lo hace a propósito sólo para cagarnos la vida!!
A pesar de estar aguantando los mosquitos, la mera idea de que ya estaban en territorio Romano cabalgando era refrescante. Tan solo unos días mas y estarían celebrando la victoria en Roma, bebiendo vino, cantando ebrios por las calles, cogiendo con las mujeres más hermosas de la ciudad… ya veía las fiestas y la forma en que serían recibidos… se deleitaba en la idea de que finalmente todo esa porquería se acabaría y llegarían a su hogar.
Fue entonces durante aquel recorrido que pensó en Bárbara una vez más y si seguiría siendo una puta o no. La idea de todos los hombres que se la abrían cogido esos años no le molestaba pero si le preocupaba de que se hubiese vuelto gorda, amargada o se le hubiesen caído los dientes…
Manigoldo- Status :
Defensa :
Muro de Almas
Cantidad de envíos : 179
Re: Camino cubierto
A todo galope salía con el único acompañante que me quedaba pero si seguíamos en aquellas condiciones pereceríamos fácilmente, el corcel parecía estar acostumbrado cuando se le privaba de alimento y descanso… debo decir que esa idea me alivio ligeramente aunque siempre me preocupaba perderlo y que yo quedara atrapada en ese bosque. Manteniendo una distancia prudente de la legión los seguía arriesgando mi propia salud, siempre rodeándolos constantemente y asegurándome que los que aun sobrevivieron permanecieran a salvo a pesar de que fueran ahora esclavos. Cuatro días seguidos el General los obligo a avanzar sin descanso alguno para apresurar su llegada a Roma, agotada por no estar acostumbrada sufrí de inmediato una grave temperatura, luchando ignoraba eso para no perderles la pista…
Kaia…
Mis ojos se hacían más pesados y los movimientos del corcel se hacían más torpes, hasta para el animal había sido demasiado continuar bajo ese ritmo. Por fin habían parado a tomar descanso… el tiempo no lo sabía con certeza pero al menos me daba la oportunidad de parar y atender de nuevo mis heridas. Escogiendo el lugar adecuado soltaba al caballo de sus monturas para que se relajara mientras yo veía como las heridas habían cerrado por completo sin dejar demasiadas cicatrices, excepto el de mi espalda una de las heridas más profundas hechas por aquel legionario llamado Manigoldo. Apenas bebiendo algo de agua me recargaba contra el lomo del caballo para resguardarnos mutuamente, el suave sonido de las hojas me arrullo hasta quedarme profundamente dormida.
Dentro de mi sueño veía los momentos en que cuidaba de la princesa e incluso ocasiones donde se presentaba la oportunidad de entrenar juntas cada una con la especialidad de armas que habíamos elegido, aunque fuese un simple entrenamiento las sonrisas se marcaban entre nosotras creyéndolo un simple juego de repente una gran sombra caía sobre la espalda de mi hermana apartándola de mi lado y relegándome a mí en una eterna oscuridad. Asustada desperté notando que el Sol ya había salido, sin pensarlo me levante descubriendo para mi desgracia que la tropa romana se marcho sin dejar ningún rastro. Furiosa apretaba los labios colocando las monturas al corcel para irnos… no debían de estar lejos…
Kaia…
Mis ojos se hacían más pesados y los movimientos del corcel se hacían más torpes, hasta para el animal había sido demasiado continuar bajo ese ritmo. Por fin habían parado a tomar descanso… el tiempo no lo sabía con certeza pero al menos me daba la oportunidad de parar y atender de nuevo mis heridas. Escogiendo el lugar adecuado soltaba al caballo de sus monturas para que se relajara mientras yo veía como las heridas habían cerrado por completo sin dejar demasiadas cicatrices, excepto el de mi espalda una de las heridas más profundas hechas por aquel legionario llamado Manigoldo. Apenas bebiendo algo de agua me recargaba contra el lomo del caballo para resguardarnos mutuamente, el suave sonido de las hojas me arrullo hasta quedarme profundamente dormida.
Dentro de mi sueño veía los momentos en que cuidaba de la princesa e incluso ocasiones donde se presentaba la oportunidad de entrenar juntas cada una con la especialidad de armas que habíamos elegido, aunque fuese un simple entrenamiento las sonrisas se marcaban entre nosotras creyéndolo un simple juego de repente una gran sombra caía sobre la espalda de mi hermana apartándola de mi lado y relegándome a mí en una eterna oscuridad. Asustada desperté notando que el Sol ya había salido, sin pensarlo me levante descubriendo para mi desgracia que la tropa romana se marcho sin dejar ningún rastro. Furiosa apretaba los labios colocando las monturas al corcel para irnos… no debían de estar lejos…
Astrid- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
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