Camino a Starhill

1er Post AM – Especialización

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La noche se abalanzaba sobre Grecia, dejando que las estrellas que se alineaban para formar constelaciones se mostraran con todo su esplendor en la bóveda celeste que coronaba el paisaje reinante en el Santuario de Athena. Dando largas y potentes zancadas apenas perceptibles para cualquier ser que habitaba el bosque, Aspros el Santo Dorado de Géminis simplemente saltaba de rama en rama mientras que para él, las demás cosas parecían quedarse estáticas. La parte más profunda e impenetrable de la extensa arboleda dio paso a una zona árida y rocosa, donde enormes colinas y formaciones de piedras apiladas las unas sobre las otras se hacían más y más altas; a lo lejos se podían ver perfectamente varios picos que se alzaban hasta las mismas nubes y en cuya base existía una profunda e impenetrable niebla grisácea, en la cual supuso Aspros que tendría que entrar para poder encontrar la base de Starhill. Una vez hubo llegado al límite entre la zona más alejada del bosque y el valle que se extendía más allá (albergando por supuesto las largas y altas colinas) el ex-senador tan solo se detuvo, dejando que su alargada melena azulada se retorciera por el súbito cambio de paso. De verdad estaba seguro de querer continuar con aquello? Sí, lo estaba…o al menos, su cara dominante estaba totalmente segura de que debía continuar con todo aquello mientras los susurros de la voluntad anclada en la Armadura Dorada se volvían cada vez más fuertes y seductores…sí, seguir era lo único que podía hacer ya que después de todo, que más quedaba? Quedarse a servir una deidad que ni siquiera daba señales de vida? Resignarse a ser mandado o vivir alrededor de seres tan patéticos como habían demostrado ser los demás Santos de Oro? No…su destino no era ese, su destino era alcanzar la cima de todas sus capacidades para así sobrepasar los límites y conquistar a los mismo dioses…aquella meta estaba totalmente ligada a su mente, carne y sangre…por tanto, la cumpliría a cabalidad.

Continuemos entonces. dijo Aspros de pronto, esperando que Capricornio lo siguiera de cerca para lanzarse directamente a la profunda bruma, que se dispersó un poco antes de volver a revolverse y rodearlo por completo en un monótono color que parecía no tener fin alguno. El aterrizaje en el particular terreno no fue nada accidentado, ya que portando la Armadura de Géminis había amortiguado cualquier tipo de efecto rebote…lo que sí empezaba a preocupar al gemelo de Cambre era…perderse en aquel valle tan accidentado y aparentemente peligroso. Resoplando con resignación y agitando su mano derecha para en vano intentar despejar la niebla, Aspros empezó a avanzar con sumo cuidado en aquel terreno desconocido, intentando no perder la noción del tiempo y el espacio.