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Afueras del Coliseo
Y finalmente…finalmente la Decimo Segunda Legión llegaba a Roma, después de haberse separado por completo de la división principal y retrasándose un poco para sofocar los últimos intentos de los Germanos para crear algún tipo de “resistencia”, por fin habían llegado a la gran capital del Imperio…lo único que faltaba por hacer era dar las últimas órdenes antes de poder hacer las diligencias pendientes que tenía, así como tener que encargarme de la princesa Germana y del chico peli-naranja...aunque de esos últimos no me preocupaba demasiado, dado que después de todo, en el último tramo a través de los bosques adyacentes a la ciudad había decidido que hacer con ellos, pero tendría que esperar un poco más para poder llevar a la práctica lo que tenía en mente.
La calle principal de Roma estaba bastante abandonada, de seguro que el desfile tradicional había finalizado después de tumultos, gritos y quien sabe que otros tipos de demostraciones de afecto…en mi mente estaba presente que de seguro más de uno había hecho el tradicional “sexo salvaje de celebración” y de que las tabernas y los prostíbulos se habían llenado a tope…y más importante, de seguro que la Sobajera pasaba por una racha excelente…o algo por el estilo, al menos eso haría que la zorra de Bárbara estuviera feliz, y si ella era feliz, no tendría que aguantarme las mierdas de Manigoldo…realmente, estaba harto de oirlo quejarse, murmurar, maldecir y todo su estúpido bla bla bla habitual.
Después de unos 15 minutos de recorrer las calles, llegamos a uno de los costados del Coliseo, que estaba bastante solitario y que era el lugar perfecto para dictar las últimas órdenes antes de poder largarme a hacer mis propias diligencias. Justo cuando ya todos estaban formados y esperando un discurso, tan solo me bajé del caballo con pesadez y me subí a un podio de audiencias cercano e inhalando con paciencia y calma, tan solo declaré con voz bastante alta como para que todos aquellos muertos de hambre me pudieran escuchar sin forzar demasiado sus pequeños y delicados oídos…y si alguno no prestaba atención, de seguro que los demás habrían de comentarlo sin fallo alguno.
Ahora escuchen bien, malditas bolsas de grasa y agua…los soldaditos hijos de mami que tengan asuntos pendientes pueden ir a atenderlos, pueden beber, tragar y follar todo lo que quieran, pero eso sí…ya saben las divisiones y el números de compañías que he formado desde que tomé el mando de esta mierda, quiero que hayan al menos 25 hombres de cada división presentes en la base militar…no pierdan la costumbre de practicar o de al menos hacer los ejercicios comunes. Pueden turnarse, no importa…pero deben mantenerse los 25 hombres en cualquier momento, entendido?
Si se presenta la eventualidad de que tengamos que salir nuevamente, se les convocará y se requerirá que estén presentes en menos de un maldito día, no olviden que servimos a un Imperio que está en constante conflicto…y si tenemos que ir a morir, pues lo hacemos…díganme nenes, a quien sirven!?
Al Imperio!
No los oí banda de maricones, a quien coño se suponen que sirven!?
AL GRAN IMPERIO ROMANO, SEÑOR!
Mejor mejor…así que, empiecen a decidir quienes son los que van a quedarse y quienes serán los que irán a buscarse sus culos, en marcha! finalicé, bajándome del podio mientras regresaba hasta donde se posaba mi caballo…en ese instante me fijé en que habían dejado exactamente al prisionero naranja encadenado y con mala cara justo ahí, como si… Al menos me ahorraron mucho trabajo, meh… comenté, agarrando el extremo de la cadena y jalando para hacer caminar al chico…ahora si bien le gustaba o no, era prácticamente mi mascota, así como la princesa Germana a quien me cargué al hombro como si fuera un saco de papas, con lo cual tan solo le mostré una sonrisa cuasi-psicópata al campesino Germano mientras comentaba Listo para tu nueva y flagrante vida como mi mascota? Eso espero chiquillo…así que…andando dije, mientras jalaba con mucha más fuerza y empezaba a andar con paciencia, dirigiendo a mi caballo por detrás de mi, al menos para no quedarme tan estático y con el culo entumido un rato más…
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Manipulacion aprobada por Kaia y Ekaitz
La calle principal de Roma estaba bastante abandonada, de seguro que el desfile tradicional había finalizado después de tumultos, gritos y quien sabe que otros tipos de demostraciones de afecto…en mi mente estaba presente que de seguro más de uno había hecho el tradicional “sexo salvaje de celebración” y de que las tabernas y los prostíbulos se habían llenado a tope…y más importante, de seguro que la Sobajera pasaba por una racha excelente…o algo por el estilo, al menos eso haría que la zorra de Bárbara estuviera feliz, y si ella era feliz, no tendría que aguantarme las mierdas de Manigoldo…realmente, estaba harto de oirlo quejarse, murmurar, maldecir y todo su estúpido bla bla bla habitual.
Después de unos 15 minutos de recorrer las calles, llegamos a uno de los costados del Coliseo, que estaba bastante solitario y que era el lugar perfecto para dictar las últimas órdenes antes de poder largarme a hacer mis propias diligencias. Justo cuando ya todos estaban formados y esperando un discurso, tan solo me bajé del caballo con pesadez y me subí a un podio de audiencias cercano e inhalando con paciencia y calma, tan solo declaré con voz bastante alta como para que todos aquellos muertos de hambre me pudieran escuchar sin forzar demasiado sus pequeños y delicados oídos…y si alguno no prestaba atención, de seguro que los demás habrían de comentarlo sin fallo alguno.
Ahora escuchen bien, malditas bolsas de grasa y agua…los soldaditos hijos de mami que tengan asuntos pendientes pueden ir a atenderlos, pueden beber, tragar y follar todo lo que quieran, pero eso sí…ya saben las divisiones y el números de compañías que he formado desde que tomé el mando de esta mierda, quiero que hayan al menos 25 hombres de cada división presentes en la base militar…no pierdan la costumbre de practicar o de al menos hacer los ejercicios comunes. Pueden turnarse, no importa…pero deben mantenerse los 25 hombres en cualquier momento, entendido?
Si se presenta la eventualidad de que tengamos que salir nuevamente, se les convocará y se requerirá que estén presentes en menos de un maldito día, no olviden que servimos a un Imperio que está en constante conflicto…y si tenemos que ir a morir, pues lo hacemos…díganme nenes, a quien sirven!?
Al Imperio!
No los oí banda de maricones, a quien coño se suponen que sirven!?
AL GRAN IMPERIO ROMANO, SEÑOR!
Mejor mejor…así que, empiecen a decidir quienes son los que van a quedarse y quienes serán los que irán a buscarse sus culos, en marcha! finalicé, bajándome del podio mientras regresaba hasta donde se posaba mi caballo…en ese instante me fijé en que habían dejado exactamente al prisionero naranja encadenado y con mala cara justo ahí, como si… Al menos me ahorraron mucho trabajo, meh… comenté, agarrando el extremo de la cadena y jalando para hacer caminar al chico…ahora si bien le gustaba o no, era prácticamente mi mascota, así como la princesa Germana a quien me cargué al hombro como si fuera un saco de papas, con lo cual tan solo le mostré una sonrisa cuasi-psicópata al campesino Germano mientras comentaba Listo para tu nueva y flagrante vida como mi mascota? Eso espero chiquillo…así que…andando dije, mientras jalaba con mucha más fuerza y empezaba a andar con paciencia, dirigiendo a mi caballo por detrás de mi, al menos para no quedarme tan estático y con el culo entumido un rato más…
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Manipulacion aprobada por Kaia y Ekaitz
Breda- Cantidad de envíos : 22
Re: Afueras del Coliseo
- ¡LA FORTUNA ME ABRE LAS PIERNAAAAAAS! – Gritó Manigoldo feliz alzando su espada al ver que lo que sus ojos observaban era finalmente… nada más y nada menos que el río Tiber mientras la doceava legión atravesaba el puente. - ¡El coño de Juno es mío hoy día! ¡Prepárate para recibirme!
Recibió de inmediato un golpe en la cabeza por parte de otro de los soldados que iba a su lado a caballo, puesto que blasfemar de esa forma y sobre todo bajo los estandartes de la doceava era una falta. Manigoldo estaba tan feliz de estar en Roma, sobre el puente que tantas noches lo cobijó de la lluvia y en donde tantas veces junto a Kardia robaron, que pasó el golpe sin decir nada… las banderas de la legión ondeaban al viento, el símbolo del rayo de la doceava legión fulminata llenaban de gloria el ambiente en que se recibía a los soldados. Manigoldo sonreía mirando de un lado a otro… estaba realmente contento. Pero entre más avanzaban, se daba cuenta que las celebraciones ya se habían acabado y que llegaban al final de la fiesta. Lo cual, le parecía aun más esplendido puesto que podrían alargarla aun más!
La legión completa paró en cuanto el General Breda lo ordenó así a un costado del Coliseo. ¿El por qué de ello? Pasaba de la mente de Manigoldo, después de todo ninguno de ellos era un puto gladiador. Tal vez sería por que era un lugar amplio, donde Breda podía subirse a las escaleras para que todos lo vieran o algo así… no cuestionaba después de todo la forma en que funcionaba la mente del general pues nunca terminaría de realmente entenderlo.
Escuchó atento junto al resto el discurso típico de un hombre mal agradecido de sus soldados, que realmente no le interesaban si vivían o morían, un error que el gordo no comprendería bien, pues… soldados felices eran más eficientes y el respeto se ganaba por las gloriosas victorias y lo carismático de un líder… Manigoldo lo sabía pero nunca dijo nada. Tenía mas que claro que si en un momento el general intentaba algo estúpido o peligroso, ni la mitad de aquellos hombres lo seguirían, pues no era un líder que se pudiera admirar… después de todo…¿Quién dejaría que un gordo desagradable y adicto al opio, que se dudaba de su estado mental… los mandara a morir estupidamente? Si la doceava lo seguía no era por un tema de lealtad hacia él, sino hacia la doceava. Manigoldo se había percatado de aquello creciendo entre los legionarios, pero nunca se lo comentó a Breda, tenía la seguridad de que éste ya lo tenía más que claro, por algo era uno de los militares más brillantes de Roma.
…y si tenemos que ir a morir, pues lo hacemos…díganme nenes, a quien sirven!?
- ¡Al Imperio! – Gritó junto a los demás Manigoldo.
…No los oí banda de maricones, a quien coño se suponen que sirven!?
Cogete a tu madre gordo hijo de puta. Aparte de ser graciosito ahora eres sordo, que te coja un burro.
Manigoldo no respondió a la segunda pregunta. No estaba para que lo jodieran. A penas termino el discurso ni si quiera se quedó ahí para saber o no quien rayos se iba a ir de turno al bosque, lo tenía sin cuidado quien sacrificaría el tiempo de ver a su familia o ir a celebrar su regreso, pero no sería él. Le dio un golpe al caballo y partió en dirección al distrito del Tiber, donde tenía su propio cuarto, paradójicamente en la Sobajera. Esperaba que las dulces chicas se contentaran de tener de vuelta a su inquilino favorito que las protegía siempre de clientes que quisieran hacerse los vivos.
Recibió de inmediato un golpe en la cabeza por parte de otro de los soldados que iba a su lado a caballo, puesto que blasfemar de esa forma y sobre todo bajo los estandartes de la doceava era una falta. Manigoldo estaba tan feliz de estar en Roma, sobre el puente que tantas noches lo cobijó de la lluvia y en donde tantas veces junto a Kardia robaron, que pasó el golpe sin decir nada… las banderas de la legión ondeaban al viento, el símbolo del rayo de la doceava legión fulminata llenaban de gloria el ambiente en que se recibía a los soldados. Manigoldo sonreía mirando de un lado a otro… estaba realmente contento. Pero entre más avanzaban, se daba cuenta que las celebraciones ya se habían acabado y que llegaban al final de la fiesta. Lo cual, le parecía aun más esplendido puesto que podrían alargarla aun más!
La legión completa paró en cuanto el General Breda lo ordenó así a un costado del Coliseo. ¿El por qué de ello? Pasaba de la mente de Manigoldo, después de todo ninguno de ellos era un puto gladiador. Tal vez sería por que era un lugar amplio, donde Breda podía subirse a las escaleras para que todos lo vieran o algo así… no cuestionaba después de todo la forma en que funcionaba la mente del general pues nunca terminaría de realmente entenderlo.
Escuchó atento junto al resto el discurso típico de un hombre mal agradecido de sus soldados, que realmente no le interesaban si vivían o morían, un error que el gordo no comprendería bien, pues… soldados felices eran más eficientes y el respeto se ganaba por las gloriosas victorias y lo carismático de un líder… Manigoldo lo sabía pero nunca dijo nada. Tenía mas que claro que si en un momento el general intentaba algo estúpido o peligroso, ni la mitad de aquellos hombres lo seguirían, pues no era un líder que se pudiera admirar… después de todo…¿Quién dejaría que un gordo desagradable y adicto al opio, que se dudaba de su estado mental… los mandara a morir estupidamente? Si la doceava lo seguía no era por un tema de lealtad hacia él, sino hacia la doceava. Manigoldo se había percatado de aquello creciendo entre los legionarios, pero nunca se lo comentó a Breda, tenía la seguridad de que éste ya lo tenía más que claro, por algo era uno de los militares más brillantes de Roma.
…y si tenemos que ir a morir, pues lo hacemos…díganme nenes, a quien sirven!?
- ¡Al Imperio! – Gritó junto a los demás Manigoldo.
…No los oí banda de maricones, a quien coño se suponen que sirven!?
Cogete a tu madre gordo hijo de puta. Aparte de ser graciosito ahora eres sordo, que te coja un burro.
Manigoldo no respondió a la segunda pregunta. No estaba para que lo jodieran. A penas termino el discurso ni si quiera se quedó ahí para saber o no quien rayos se iba a ir de turno al bosque, lo tenía sin cuidado quien sacrificaría el tiempo de ver a su familia o ir a celebrar su regreso, pero no sería él. Le dio un golpe al caballo y partió en dirección al distrito del Tiber, donde tenía su propio cuarto, paradójicamente en la Sobajera. Esperaba que las dulces chicas se contentaran de tener de vuelta a su inquilino favorito que las protegía siempre de clientes que quisieran hacerse los vivos.
Manigoldo- Status :
Defensa :
Muro de Almas
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Re: Afueras del Coliseo
Manigoldo había llegado al punto en donde la doceava se había separado. En el mismo lugar, un grupo de al menos 10 hombres encapuchados lo esperaban en las sombras de los pilares que se proyectaban. Manigoldo estaba caminando despreocupado y tranquilo, comiendo una manzana como siempre lo hacia. Había una sola diferencia, esta vez venía con su vestimenta completa de Legionario. Al acercarse a los pilares, las capas fueron siendo retiradas una por una, y 11 Legionarios se habían juntado ahí. Sus rostros mostraban firmeza y determinación, todos asintieron.
- ¿Y Kardia? – Preguntó el más joven, un chiquillo que respondía al nombre de Marcelo. – Pensé que seríamos 12.
- ¿Me ves cara de niñera? Kardia esta borracho y durmiendo. – Respondió Manigoldo mientras se ponía el casco de plumas rojas, aquella que le daba el rango de legionario de la doceava. No quería mencionar el incidente en la Sobajera.
- ¿Es cierto lo que dicen Manigoldo? – Pregunto otro hombre.
- No. No tuve nada que ver con la pelea en la Sobajera. – Respondió instintivamente, pues cada vez que le hacían una pregunta así, significaba de inmediato que se le intentaría incriminar por alguno de sus actos. Después de todo, en la Sobajera había muerto uno que otro hombre de los suyos.
- ¡No me refiero a eso grandísimo idiota!
- ¿Entonces? ¿De que mierda me estas hablando?
- Que tu y Kardia recibieron una considerable suma de dinero en herencia por parte de su madre.
- Algo de cierto hay en eso. Más que nada recibimos una gran molestia en el culo. – Pensaba que mierda haría con Sabii. – A propósito, ¿Alguno de ustedes busca esposa?......
- No es momento para hablar de esto. – Dijo el veterano del grupo, un hombre que había estado en la doceava desde muchísimo antes que la mayoría de ellos si quiera naciera. Un hombre más que respetado y que sería el encargado del “reemplazo”. – Aunque cuando terminemos esto más te vale invitarnos una copa hijo de puta.
- Les invitaré un viñedo entero cuando terminemos Nero. – Se escuchó una carcajada general.
- ¿Está todo listo? – Preguntó el hombre.
- Sí. Ya lo hemos localizado… su comida ya fue alterada como sugeriste. – Respondió Germán.
- ¿Están seguros que quieren participar en esto? – La duda estaba presente en la voz de Nero, parecía no estar arrepentido ni dudoso, pero no quería que ninguno más del grupo lo estuviera. - Después… ya no habrá vuelta atrás. Sobre todo para ti Serpiente.
- Nadie quiere seguir siendo el hazmerreír de las legiones por tener un general con el cerebro frito. No me molesta lo que tengo que hacer, recuperaré mi honor como guerrero... – Respondió el hombre a quien llamaban serpiente.
- ¿Hazmerreír? No sólo somos el hazmerreír de las legiones, sino de toda Roma. Hay dibujos en cada puta pared de Roma con Breda siendo cogido por el culo por el rey de los Germanos. - Alegó Manigoldo apuntando hacia la pared de al frente en donde se veía un dibujo de un gordo en cuatro piernas siendo penetrado por un gigantesco falo de un hombre que tenia el nombre del rey germano. - Hasta que llegamos aquí, nunca imaginé que eramos la broma de toda Roma.
- Ma…Manigoldo! – Gritó Germán.
- ¿Qué? – Preguntó dándole un golpe en el brazo para que se mantuviera callado. Germán podía ser de verdad muy irritante.
- ¿Estas seguro que esto va a funcionar? Digo… ya sabes… tú y Kardia lo han intentado matar muchísimas veces y siempre se ha salvado.
- Es distinto esta vez. – Respondió por Manigoldo Nero. - Desde que fuma esa mierda no es el mismo hombre… es un…
- ES UN TEMPLO A LA VERGÜENZA AJENA! Es un pobre diablo que se da mucha más importancia de la que tiene... tal vez en algun tiempo pudo ser un hombre honorable, pero ahora simplemente se ve rídiculo pensando que le ha ganado a alguien cuando cada una de sus putas "hazañas" nos llevó a hacer estupideces tan grandes como saltar desde una torre hasta un charco de agua con mierda – Gritó Manigoldo escupiendo el piso. - A pesar de que alguna vez lo respeté como general, desde hace mucho tiempo que todos nos sentimos liderados por un maldito bufón. En Germania fuimos el hazmerreír… mientras la legión de Noah y Vergilius luchaban, el gordo se dedicaba a follar ovejas y hablar solo. Es patético ver a un hombre así liderando la doceava.
- Pagará por todas las humillaciones que ha hecho pasar a esta legión. – Dijo Nero apretando su puño con rabia. - Debemos recuperar nuestro honor. ¡POR ROMA! ¡Por la doceava!
- DOCEAVAAAA!!! - Gritaron todos los que estaban ahí.
De inmediato, los 11 soldados vestidos con sus uniformes de Legionarios salieron en dirección a donde sabían estaba hace alrededor de una hora el hombre llamado Breda, un general romano que había perdido la cordura por la constante cantidad de mierdas que estaba fumado, opio y mercurio… una mala combinación.
- ¿Y Kardia? – Preguntó el más joven, un chiquillo que respondía al nombre de Marcelo. – Pensé que seríamos 12.
- ¿Me ves cara de niñera? Kardia esta borracho y durmiendo. – Respondió Manigoldo mientras se ponía el casco de plumas rojas, aquella que le daba el rango de legionario de la doceava. No quería mencionar el incidente en la Sobajera.
- ¿Es cierto lo que dicen Manigoldo? – Pregunto otro hombre.
- No. No tuve nada que ver con la pelea en la Sobajera. – Respondió instintivamente, pues cada vez que le hacían una pregunta así, significaba de inmediato que se le intentaría incriminar por alguno de sus actos. Después de todo, en la Sobajera había muerto uno que otro hombre de los suyos.
- ¡No me refiero a eso grandísimo idiota!
- ¿Entonces? ¿De que mierda me estas hablando?
- Que tu y Kardia recibieron una considerable suma de dinero en herencia por parte de su madre.
- Algo de cierto hay en eso. Más que nada recibimos una gran molestia en el culo. – Pensaba que mierda haría con Sabii. – A propósito, ¿Alguno de ustedes busca esposa?......
- No es momento para hablar de esto. – Dijo el veterano del grupo, un hombre que había estado en la doceava desde muchísimo antes que la mayoría de ellos si quiera naciera. Un hombre más que respetado y que sería el encargado del “reemplazo”. – Aunque cuando terminemos esto más te vale invitarnos una copa hijo de puta.
- Les invitaré un viñedo entero cuando terminemos Nero. – Se escuchó una carcajada general.
- ¿Está todo listo? – Preguntó el hombre.
- Sí. Ya lo hemos localizado… su comida ya fue alterada como sugeriste. – Respondió Germán.
- ¿Están seguros que quieren participar en esto? – La duda estaba presente en la voz de Nero, parecía no estar arrepentido ni dudoso, pero no quería que ninguno más del grupo lo estuviera. - Después… ya no habrá vuelta atrás. Sobre todo para ti Serpiente.
- Nadie quiere seguir siendo el hazmerreír de las legiones por tener un general con el cerebro frito. No me molesta lo que tengo que hacer, recuperaré mi honor como guerrero... – Respondió el hombre a quien llamaban serpiente.
- ¿Hazmerreír? No sólo somos el hazmerreír de las legiones, sino de toda Roma. Hay dibujos en cada puta pared de Roma con Breda siendo cogido por el culo por el rey de los Germanos. - Alegó Manigoldo apuntando hacia la pared de al frente en donde se veía un dibujo de un gordo en cuatro piernas siendo penetrado por un gigantesco falo de un hombre que tenia el nombre del rey germano. - Hasta que llegamos aquí, nunca imaginé que eramos la broma de toda Roma.
- Ma…Manigoldo! – Gritó Germán.
- ¿Qué? – Preguntó dándole un golpe en el brazo para que se mantuviera callado. Germán podía ser de verdad muy irritante.
- ¿Estas seguro que esto va a funcionar? Digo… ya sabes… tú y Kardia lo han intentado matar muchísimas veces y siempre se ha salvado.
- Es distinto esta vez. – Respondió por Manigoldo Nero. - Desde que fuma esa mierda no es el mismo hombre… es un…
- ES UN TEMPLO A LA VERGÜENZA AJENA! Es un pobre diablo que se da mucha más importancia de la que tiene... tal vez en algun tiempo pudo ser un hombre honorable, pero ahora simplemente se ve rídiculo pensando que le ha ganado a alguien cuando cada una de sus putas "hazañas" nos llevó a hacer estupideces tan grandes como saltar desde una torre hasta un charco de agua con mierda – Gritó Manigoldo escupiendo el piso. - A pesar de que alguna vez lo respeté como general, desde hace mucho tiempo que todos nos sentimos liderados por un maldito bufón. En Germania fuimos el hazmerreír… mientras la legión de Noah y Vergilius luchaban, el gordo se dedicaba a follar ovejas y hablar solo. Es patético ver a un hombre así liderando la doceava.
- Pagará por todas las humillaciones que ha hecho pasar a esta legión. – Dijo Nero apretando su puño con rabia. - Debemos recuperar nuestro honor. ¡POR ROMA! ¡Por la doceava!
- DOCEAVAAAA!!! - Gritaron todos los que estaban ahí.
De inmediato, los 11 soldados vestidos con sus uniformes de Legionarios salieron en dirección a donde sabían estaba hace alrededor de una hora el hombre llamado Breda, un general romano que había perdido la cordura por la constante cantidad de mierdas que estaba fumado, opio y mercurio… una mala combinación.
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Re: Afueras del Coliseo
Ya me había separado para verlo fijamente a los ojos, seguía tartamudeando y yo solo levante ligeramente mi ceja hacia arriba extrañada, con delicadeza llevo su dedo índice a mis labios, sin moverme sabía perfectamente que no era capaz de pretender a hacer algo más que a veces insinuárseme por leves ocasiones debido a que a veces tal vez sin intención lo provocaba, su voz sonaba con mucha mayor diferencia dejándome por un momento sorprendida puesto que no actuaba como el joven amable que conocía hace poco, apretaba los labios cuando se acerco confesándome de manera descarada el comentario que hice por solo burlarme su actitud. Sostuve su mano bajándola y con la otra deslice mis dedos detrás de su nuca y mientras que en el trayecto acariciaba su mejilla, de forma juguetona le susurraba cuidadosamente antes de que quisiera pensar otras cosas.
Para tu edad supongo que es normal tener esos pensamientos rondando en esa cabecita tuya… pero lamentablemente no me meto con niños –sin más aviso me retire pero su cara parecía estar entrando en una especie de shock, tomaba su barbilla impregnando un beso en la comisura de sus labios solamente- considéralo como un obsequio… además es lo mucho que obtendrás de mí… deberías conseguirte a alguien de tu edad… te aviso ya que es la primera vez que te me insinúas y 6 años de diferencia son bastantes- reí levemente apretando su nariz mientras la sacudía confesándole mi edad.
Sin previo aviso me tomaba del brazo para encaminarnos, no sin antes explicarme que iríamos directo al Coliseo, me sentía realmente ajena a todo lo que me contaba, en otras circunstancias hubiera protestado ya que no quiso esperar que la lluvia se detuviera pero de alguna forma podría entender las razones por las cuales lo haría. Caminábamos por largo rato sin decirnos absolutamente nada hasta que de nuevo trato de conversar, mi puño ya estaba cerrado listo para golpearlo en la parte baja del hombro por si se atrevía a disculparse, carcajeaba levemente cubriéndome con la mano mis labios…
A comparación de mí no olvidas tus malos modales pero presiento que esa es la forma en que actúas todo el tiempo…-apretaba su mejilla con fuerza- aunque a que tipo de contacto te refieres?... si nos ponemos a pensar tu fuiste el que empezaste a acariciarme… abrazarme… y casi hasta besarme…-enlistaba las cosas puesto si hablaba de que su comportamiento era refinado se equivocaba, solo me trataba de forma demasiado afectuosa pero no me quedaba atrás… también daba pie que llegara a eso…- aunque si prométeme algo… no me trates con tanta formalidad o sospecharan de mí… ya es suficiente con la apariencia que tengo como para que me trates como si fuera algo más que una dama… llámame Astrid.
Tenía miedo de encontrar a alguien pudiera reconocerme, salíamos hacia mejores sitios resbalando mi mirada constantemente. Me horrorice al ver algunos legionarios a lo cual escondí mi rostro provocando que mis cabellos ocultaran mi expresión y evitando a llamar la atención con ello.
DOCEAVAAAA!!!
Mi mirada se volvió más que fría reconociendo las legiones que atacaron a mi reino, debía de ser mi día de suerte ya que sin esperarlo las cosas se me ofrecían sin tener que hacer casi nada de esfuerzo para buscarlos. Ya habíamos llegado a la carroza pero me acerque dejando una mano sobre el pecho de Gelum sin apartar la atención exactamente a ese grupo de hombres.
Ellos son… dime… conoces al hombre que lidera específicamente esa legión?...-no le di la oportunidad siquiera a responderme y ya me había alejado como hipnotizada a seguirles la pista, me apartaba surcando entre las personas tomando cuidado de que no se percataran de mi presencia.
Para tu edad supongo que es normal tener esos pensamientos rondando en esa cabecita tuya… pero lamentablemente no me meto con niños –sin más aviso me retire pero su cara parecía estar entrando en una especie de shock, tomaba su barbilla impregnando un beso en la comisura de sus labios solamente- considéralo como un obsequio… además es lo mucho que obtendrás de mí… deberías conseguirte a alguien de tu edad… te aviso ya que es la primera vez que te me insinúas y 6 años de diferencia son bastantes- reí levemente apretando su nariz mientras la sacudía confesándole mi edad.
Sin previo aviso me tomaba del brazo para encaminarnos, no sin antes explicarme que iríamos directo al Coliseo, me sentía realmente ajena a todo lo que me contaba, en otras circunstancias hubiera protestado ya que no quiso esperar que la lluvia se detuviera pero de alguna forma podría entender las razones por las cuales lo haría. Caminábamos por largo rato sin decirnos absolutamente nada hasta que de nuevo trato de conversar, mi puño ya estaba cerrado listo para golpearlo en la parte baja del hombro por si se atrevía a disculparse, carcajeaba levemente cubriéndome con la mano mis labios…
A comparación de mí no olvidas tus malos modales pero presiento que esa es la forma en que actúas todo el tiempo…-apretaba su mejilla con fuerza- aunque a que tipo de contacto te refieres?... si nos ponemos a pensar tu fuiste el que empezaste a acariciarme… abrazarme… y casi hasta besarme…-enlistaba las cosas puesto si hablaba de que su comportamiento era refinado se equivocaba, solo me trataba de forma demasiado afectuosa pero no me quedaba atrás… también daba pie que llegara a eso…- aunque si prométeme algo… no me trates con tanta formalidad o sospecharan de mí… ya es suficiente con la apariencia que tengo como para que me trates como si fuera algo más que una dama… llámame Astrid.
Tenía miedo de encontrar a alguien pudiera reconocerme, salíamos hacia mejores sitios resbalando mi mirada constantemente. Me horrorice al ver algunos legionarios a lo cual escondí mi rostro provocando que mis cabellos ocultaran mi expresión y evitando a llamar la atención con ello.
DOCEAVAAAA!!!
Mi mirada se volvió más que fría reconociendo las legiones que atacaron a mi reino, debía de ser mi día de suerte ya que sin esperarlo las cosas se me ofrecían sin tener que hacer casi nada de esfuerzo para buscarlos. Ya habíamos llegado a la carroza pero me acerque dejando una mano sobre el pecho de Gelum sin apartar la atención exactamente a ese grupo de hombres.
Ellos son… dime… conoces al hombre que lidera específicamente esa legión?...-no le di la oportunidad siquiera a responderme y ya me había alejado como hipnotizada a seguirles la pista, me apartaba surcando entre las personas tomando cuidado de que no se percataran de mi presencia.
Astrid- Dama del Pecado
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Re: Afueras del Coliseo
Astrid y yo caminabamos por las calles hasta llegar al coliseo, nos dirigimos hacia el carruaje que nos llevaria a la villa, pero en ese momento Astrid se quedó mirando unos hombres, luego salió corriendo hacia ellos , preguntandome si conocia al que los lideraba, pero antes de poder si quiera pensar mi respuesta, ella salió corriendo y se metió en mitad d ela gente, con cuidado de que no la descubriesen. -Astrid,¡¿que diablos te pasa?! Bajé del carruaje con un saltito y me meti en la multitud, siguiendo su melena rubia, empujaba a la gente con duidado, al igual que ella, pues no queria llamar la atencion...-¿Astrid? Habia una chica rubia delante de mi...o eso pensaba, pues cuando se volvió resultó ser un hombre...con melena rubia...tipico...-Oh..perdone...usted no es Astrid...-Pues claro que no!!¿quien eres? ¡¡¿El capitan obvio?!!-Perdone...-Apartate de mi vista...enano El hombre se burló de mi con mucha ironia, ademas de eso me llamó enano, pero no me importaba, lo importante era encntrar a Astrid...no tenia ni idea de lo que le estaba pasando por la cabeza a la chica...finalmente despues de mucho correr entre la gente pude verla y la cogí del brazo, parandola en seco.-¡¿Que ocurre?!
Gelum- Caballeros Dorados
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Re: Afueras del Coliseo
Los hombres con sus uniformes de legionarios avanzaban sin mirar atrás en rumbo a los baños del Coliseo. Pasaban por los pasillos en donde la sangre y la porquería estaba impregnado en las paredes mohosas. En esos mismos lugares pasaban antes y después de los combates los gladiadores… y sabía la mayoría de ellos que era el lugar en el cual Breda había acudido urgentemente después de que su comida fuera manipulada por el mas joven de la legión, riesgo que lo obligaron a correr por considerarlo la adquisición del grupo que menos aportaba en batalla, y en caso de ser sorprendido en ese acto vandálico.
Entre más se acercaban más se podían escuchar los lamentos del hombre que había sido envenenado y estaba sufriendo ahora en los asientos de madera del baño de los gladiadores, el primero que pudo encontrar.
Los once se pararon fuera de la puerta del baño y se miraron entre ellos, para luego todos mirar a Nero. Era el mayor y por ende la figura en la cual el resto se apoyaba. El hombre asintió con la cabeza y Manigoldo de un golpe firme hecho abajo la puerta del baño publico. De inmediato entraron los once hombres al lugar y rodearon a Breda. Manigoldo se quedo en el marco de la puerta de brazos cruzados observando el rostro obeso del malparido, sonriéndole con la mirada. El general sin si quiera palabras ya entendía el porqué de la presencia de ellos allí y la forma en que aquel dolor de estomago no había sido simplemente una casualidad.
- ¿Qué significa esto? – Preguntó poniéndose de pie con tono de sorpresa en su voz.
- Salve Breda. – Respondió Manigoldo con ironía mientras un forcejeo entre Nero, Germán y el resto contra Breda comenzaba.
Algunos golpes fueron lanzados, después de todo, Breda seguía siendo un hombre que no se iba a dejar caer así como así. Levantaron su obesa figura justo sobre la caja donde estaba defecando dejándolo de cabeza en forma invertida mientras todos le sujetaban las piernas y en conjunto, metieron la cabeza del general por el agujero para que se ahogara en su propia mierda que había dentro de la caja. Manigoldo se dio la vuelta sonriendo, ya estaba hecho. La doceava se sublevaba ante un general indigno de ocupar el cargo.
Se quedo en la pared fuera del baño apoyado, pues sabía lo que iba a ocurrir dentro de ese lugar y no tenía deseos de verlo… Iban a deshonrar completamente a Breda y ahogarlo en su mierda era el comienzo. Justo entonces, cuando apoyado en la pared miraba hacia el pasillo, vio un rostro familiar que le heló la espalda, haciendo que de inmediato sacara su daga. De alguna forma, la mujer que había herido en Germanía y que había sido rescatada por un jinete encapuchado estaba ahí, frente a él.
- Que pequeño es el mundo ¿No? … Bárbara. ¿Vienes a cobrar venganza por tu diente caido o simplemente me encontraste irresistible y me vienes siguiendo desde germania?
Entre más se acercaban más se podían escuchar los lamentos del hombre que había sido envenenado y estaba sufriendo ahora en los asientos de madera del baño de los gladiadores, el primero que pudo encontrar.
Los once se pararon fuera de la puerta del baño y se miraron entre ellos, para luego todos mirar a Nero. Era el mayor y por ende la figura en la cual el resto se apoyaba. El hombre asintió con la cabeza y Manigoldo de un golpe firme hecho abajo la puerta del baño publico. De inmediato entraron los once hombres al lugar y rodearon a Breda. Manigoldo se quedo en el marco de la puerta de brazos cruzados observando el rostro obeso del malparido, sonriéndole con la mirada. El general sin si quiera palabras ya entendía el porqué de la presencia de ellos allí y la forma en que aquel dolor de estomago no había sido simplemente una casualidad.
- ¿Qué significa esto? – Preguntó poniéndose de pie con tono de sorpresa en su voz.
- Salve Breda. – Respondió Manigoldo con ironía mientras un forcejeo entre Nero, Germán y el resto contra Breda comenzaba.
Algunos golpes fueron lanzados, después de todo, Breda seguía siendo un hombre que no se iba a dejar caer así como así. Levantaron su obesa figura justo sobre la caja donde estaba defecando dejándolo de cabeza en forma invertida mientras todos le sujetaban las piernas y en conjunto, metieron la cabeza del general por el agujero para que se ahogara en su propia mierda que había dentro de la caja. Manigoldo se dio la vuelta sonriendo, ya estaba hecho. La doceava se sublevaba ante un general indigno de ocupar el cargo.
Se quedo en la pared fuera del baño apoyado, pues sabía lo que iba a ocurrir dentro de ese lugar y no tenía deseos de verlo… Iban a deshonrar completamente a Breda y ahogarlo en su mierda era el comienzo. Justo entonces, cuando apoyado en la pared miraba hacia el pasillo, vio un rostro familiar que le heló la espalda, haciendo que de inmediato sacara su daga. De alguna forma, la mujer que había herido en Germanía y que había sido rescatada por un jinete encapuchado estaba ahí, frente a él.
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Re: Afueras del Coliseo
Sin darme cuenta me había separado de Gelum con el fin de seguir a ese grupo de hombres, me importaba poco si me perdía en ese sitio…
Qué haces persiguiéndolos?... ni que fueran tan tontos para decirte lo que en verdad quieres escuchar… date la vuelta!!... no seas ingenua para arriesgarte a semejante tontería.. vuelve!! –apenas me repetía eso en la cabeza pero mis acciones eran las contrarias, empujaba a las personas si era necesario antes de perderles la vista, aquellos sujetos entraban en una especie de baños pero cuando quise seguir una voz de una mujer resonaba tan cerca de mis pensamientos… tan amenazante que pocas eran las veces que había sentido un miedo de esa magnitud al escucharla.
Ha pasado tiempo… sabía que regresarías… pensaste escapar de mí?
Me giraba furiosa cuando mi brazo era sujetado, esa presencia se esfumaba como en una sombra logrando ver el rostro de ese chico de cabello plateado, un alivio sopeso en mi corazón calmándome en un instante. Sacudí la cabeza cuando preguntaba qué era lo que me estaba pasando, llevaba la mano hacia mi frente sintiéndome aturdida no por las heridas sino por lo que acababa de pasar precisamente con esa voz.- Gelum… me asustaste…
Deseaba darle una explicación de lo sucedido pero si le decía la verdad estaría más que segura que no me permitiría continuar con lo que mi cuerpo ardía realmente al proponerse semejante hazaña, angustiada empujaba al chico puesto que por su culpa les había perdido la pista, no hizo falta que avanzara apenas dos pasos cuando una voz casi profunda me llamaba. Mi mano buscaba la de Gelum para entrelazarla y avanzar cuidadosamente hacia donde se encontraba ese hombre, desistí a tal idea que lo detuve colocando su mano sobre su espada – Escúchame con atención… pase lo que pase te iras de este lugar puesto que no es sitio para alguien como tú… me agrado conocerte… pero no permitiré que te expongas conmigo arriesgando tu vida…- dicho esto último lo empujaba dedicándole una suave sonrisa, los gritos y golpes no tardaron en escucharse provenientes de esos baños, sin que me molestara el aroma asomaba un poco la vista reconociendo por su corpulencia al General Breda…
Buen espectáculo el que ofrecen ahí adentro… - dije con sarcasmo, casi serena me coloque ahora agachando la cabeza sin dejar de mirar a Manigoldo- las sorpresas que da la vida no crees?... no me imagine que me iba a topar con las peores basuras de Roma… -observaba como en todo momento me apuntaba con esa daga, ignoraba ese detalle puesto que mi revancha no era contra él por ahora..- no seas ridículo y guarda tu arma… no vine desde Germania para buscarte a ti… -el desprecio en mi voz se hizo notorio esperando el momento en que dejara de tomar esa pose de defensa- lo único que si se es la traición que están cometiendo contra su querido General… te propongo algo… en cuanto acaben de satisfacer sus “deseos” contra ese hombre yo seré la que lo asesine… pero antes quiero un tiempo a solas con él… tiene cierta información que me interesa… que me dices?. Si te niegas me asegurare que su traición sea escuchada por toda Roma enviándolos a la horca… -señalaba con mi dedo a Gelum para ver que si no me hacía caso fácilmente los delataría- creo que no necesito mencionarte quién es él… si desistes se encargara de que sus patéticas existencias terminen en estos baños tal como su General.
Qué haces persiguiéndolos?... ni que fueran tan tontos para decirte lo que en verdad quieres escuchar… date la vuelta!!... no seas ingenua para arriesgarte a semejante tontería.. vuelve!! –apenas me repetía eso en la cabeza pero mis acciones eran las contrarias, empujaba a las personas si era necesario antes de perderles la vista, aquellos sujetos entraban en una especie de baños pero cuando quise seguir una voz de una mujer resonaba tan cerca de mis pensamientos… tan amenazante que pocas eran las veces que había sentido un miedo de esa magnitud al escucharla.
Ha pasado tiempo… sabía que regresarías… pensaste escapar de mí?
Me giraba furiosa cuando mi brazo era sujetado, esa presencia se esfumaba como en una sombra logrando ver el rostro de ese chico de cabello plateado, un alivio sopeso en mi corazón calmándome en un instante. Sacudí la cabeza cuando preguntaba qué era lo que me estaba pasando, llevaba la mano hacia mi frente sintiéndome aturdida no por las heridas sino por lo que acababa de pasar precisamente con esa voz.- Gelum… me asustaste…
Deseaba darle una explicación de lo sucedido pero si le decía la verdad estaría más que segura que no me permitiría continuar con lo que mi cuerpo ardía realmente al proponerse semejante hazaña, angustiada empujaba al chico puesto que por su culpa les había perdido la pista, no hizo falta que avanzara apenas dos pasos cuando una voz casi profunda me llamaba. Mi mano buscaba la de Gelum para entrelazarla y avanzar cuidadosamente hacia donde se encontraba ese hombre, desistí a tal idea que lo detuve colocando su mano sobre su espada – Escúchame con atención… pase lo que pase te iras de este lugar puesto que no es sitio para alguien como tú… me agrado conocerte… pero no permitiré que te expongas conmigo arriesgando tu vida…- dicho esto último lo empujaba dedicándole una suave sonrisa, los gritos y golpes no tardaron en escucharse provenientes de esos baños, sin que me molestara el aroma asomaba un poco la vista reconociendo por su corpulencia al General Breda…
Buen espectáculo el que ofrecen ahí adentro… - dije con sarcasmo, casi serena me coloque ahora agachando la cabeza sin dejar de mirar a Manigoldo- las sorpresas que da la vida no crees?... no me imagine que me iba a topar con las peores basuras de Roma… -observaba como en todo momento me apuntaba con esa daga, ignoraba ese detalle puesto que mi revancha no era contra él por ahora..- no seas ridículo y guarda tu arma… no vine desde Germania para buscarte a ti… -el desprecio en mi voz se hizo notorio esperando el momento en que dejara de tomar esa pose de defensa- lo único que si se es la traición que están cometiendo contra su querido General… te propongo algo… en cuanto acaben de satisfacer sus “deseos” contra ese hombre yo seré la que lo asesine… pero antes quiero un tiempo a solas con él… tiene cierta información que me interesa… que me dices?. Si te niegas me asegurare que su traición sea escuchada por toda Roma enviándolos a la horca… -señalaba con mi dedo a Gelum para ver que si no me hacía caso fácilmente los delataría- creo que no necesito mencionarte quién es él… si desistes se encargara de que sus patéticas existencias terminen en estos baños tal como su General.
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Re: Afueras del Coliseo
Estando conmocionado y con resaca me paré notando que aun estaba con unas mujeres algo desconocidas al punto que ya ni recordaba sus nombres. Mientras me paraba de la cama y pedía que me trajeran agua una de ellas me mira a los ojos dudosa.
–¿Para que la desea señor? – Tras escuchar sus palabras la miro con algo de furia mientras sin pensarlo le dirijo la palabra irritado a más no poder.
– Para echármela por los huevos…solo tráemela – Después de hablar dispongo esperar a que me buscara el agua. Cuando volvió con ésta me la eché en la cara y después me paré a buscar mi ropa y además para vestirme y estar preparado para salir. Mientras salía por la puerta veo algunos de los soldados de la legión.
- Poca mierda serás… Tú! dime donde coño se encuentra Manigoldo o si has visto a su cuerda de perras siguiéndolo.
- Puto desgraciado… tu hermano ha estado en partida para hacer reconocer el nombre de la legión. Tú sabes a que me refiero Kardia. – Respondió el soldado a punto de darme la espalda.
Tras escucharlo balbucear escupí a sus pies y seguí caminando. Pensaba que hacía sólo un tiempo había estado en esas mismas calles robando y sobreviviendo con el defecado de mi hermano mientras me proponía seguir caminando hasta ver algunos de los soldados que debía encontrar.
Entonces salí corriendo esperado que lo que mis ojos divisaban fuera la cuerda de lame culos que seguía generalmente a Manigoldo en todas las cagadas que hacía. Observé que estaba junto a ellos el animal descerebrado de mí hermano; corriendo me acerqué a él y vi que estaba con una mujer. Caminé despacio atrás de ambos a un punto lo suficientemente cercano que pudiera verle su cara.
- Manigoldo! Oye…¿A ti te bautizaron con agua hirviendo? ¿O siempre has sido así de feo? Siempre que te veo me da retorcido del estómago. ¿Y quien coño es esta ramera?…. Espera… eres tú – La sorpresa invadía mi rostro. - La salvaje hija de puta de Germanía. Dime algo…¿Te ha sonreído la vida desde que te volé los dientes de un golpe?
Tras verla quedé en silencio algo sorprendido sin comprender que hacía esta que tomó de profesión prostituta y se morirá virgen lo más seguro. Ver a los salvajes me revolvía el estómago.
–¿Para que la desea señor? – Tras escuchar sus palabras la miro con algo de furia mientras sin pensarlo le dirijo la palabra irritado a más no poder.
– Para echármela por los huevos…solo tráemela – Después de hablar dispongo esperar a que me buscara el agua. Cuando volvió con ésta me la eché en la cara y después me paré a buscar mi ropa y además para vestirme y estar preparado para salir. Mientras salía por la puerta veo algunos de los soldados de la legión.
- Poca mierda serás… Tú! dime donde coño se encuentra Manigoldo o si has visto a su cuerda de perras siguiéndolo.
- Puto desgraciado… tu hermano ha estado en partida para hacer reconocer el nombre de la legión. Tú sabes a que me refiero Kardia. – Respondió el soldado a punto de darme la espalda.
Tras escucharlo balbucear escupí a sus pies y seguí caminando. Pensaba que hacía sólo un tiempo había estado en esas mismas calles robando y sobreviviendo con el defecado de mi hermano mientras me proponía seguir caminando hasta ver algunos de los soldados que debía encontrar.
Entonces salí corriendo esperado que lo que mis ojos divisaban fuera la cuerda de lame culos que seguía generalmente a Manigoldo en todas las cagadas que hacía. Observé que estaba junto a ellos el animal descerebrado de mí hermano; corriendo me acerqué a él y vi que estaba con una mujer. Caminé despacio atrás de ambos a un punto lo suficientemente cercano que pudiera verle su cara.
- Manigoldo! Oye…¿A ti te bautizaron con agua hirviendo? ¿O siempre has sido así de feo? Siempre que te veo me da retorcido del estómago. ¿Y quien coño es esta ramera?…. Espera… eres tú – La sorpresa invadía mi rostro. - La salvaje hija de puta de Germanía. Dime algo…¿Te ha sonreído la vida desde que te volé los dientes de un golpe?
Tras verla quedé en silencio algo sorprendido sin comprender que hacía esta que tomó de profesión prostituta y se morirá virgen lo más seguro. Ver a los salvajes me revolvía el estómago.
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Re: Afueras del Coliseo
- ¿Debería sentirme ofendido por tu comentario de que soy basura? Porque no lo estoy… siempre me han gustado las mujeres con la boca sucia… - Dijo Manigoldo acercándose a ella y mirándola con una media sonrisa a los ojos. - … sobre todo las que no me temen.
Pasó el borde sin filo de la daga lentamente por la mejilla de la mujer rubia, su piel pálida parecía apetecible a los sentidos y digna de ser tocada. Desde el primer momento que la vio le llamó la atención lo bien cuidada que estaba y por lo mismo la quiso capturar para ser vendida como esclava, los depravados sexuales en Roma habrían hecho de aquella mujer su mayor trofeo. Su daga rozaba apenas la piel de la princesa germana, bajando lentamente por su cuello para llegar junto al medio de su pecho, lugar en el cual detuvo con atención su vista Manigoldo.
Retiró su daga en el momento que la chica le dijo que no venía por él en su cinturón, de partida nunca pensó en utilizarla contra ella.
- Bien… si no vienes por mi ¿Que rayos haces aquí, salvaje?
Se paró derecho mirándola nuevamente con un poco más de seriedad y dejando su lado seductor en bruto para después, negocios eran negocios, sobre todo por el gran desprecio que dejaba escuchar la joven en su voz. Lo que al parecer quería era matar a Breda por lo que había realizado en ese palacio donde estaba. Manigoldo se rió en voz alta y bastante fuerte, la idea de que una mujer matara a Breda le parecía aun mejor humillación, pues desde adentro se escuchaban los gemidos de dolor del gordo marica que estaba siendo… tratado por la doceava, en especial serpiente.
– Primero, puta loca... - Dijo levantando su dedo indice para luego darle un golpecito con este en la frente. - en Roma no se “ahorca” a la gente como en tu mierda de pueblo. El código militar entre las legiones tiene distintos castigos para cada tipo de crímenes, y no voy a explicárselos a una ignorante que huele a puercos como tú.
Segundo, ¿Crees que alguien tomaría tu palabra contra la mía? Eres una pobre ramera con acento extranjero, yo soy un legionario. Puedo decir que fuiste tú quien lo mató de cualquier modo aunque lo hagan mis compañeros o yo. El chivo expiatorio de culpa serías tú de cualquier forma.
Y tercero… ¿Quién es él? Crees que se quien podría ser ese crío. No tengo la más puta idea… jajajaja… Pero me imagino que si se supiera que un "amito" anda ayudando a una mujer que intentó agredir a dos legionarios en Germania y que viene ahora por venganza contra un General Romano y que además lo mató… se metería en más problemas que yo. Después de todo, soy solo un pobre diablo, legionario, hijo de una puta... no tengo donde caerme muerto… a nadie le interesa lo que haga o deje de hacer, estoy a pasos de la infamia… en cambio la familia de ese mocoso patricio podría ser completamente deshonrada y repudiada por Roma por sus actos al estar contigo, así que dudo que hablase.
Justo entonces, mientras Manigoldo se cruzaba de brazos pudo ver que una cara bastante familiar y no tan bien recibida llegaba a ese lugar.
- Vaya vaya y se sigue juntando la mierda en este lugar… - Dijo levantando una ceja después del comentario de su no tan querido hermano. – El resto esta adentro… todo sigue su curso. Vigila que el niño no corra ni grita, si lo hace, mátalo.
Si la germana pensaba que a Manigoldo le importaba la vida de ella o la del mocoso estaba muy equivocada. Podría matarlos a ambos y tirarlos a río, y se acababa los “testigos” de lo que estaba ocurriendo. Por otro lado… le pareció perfecto a Manigoldo que fuera una mujer hija del Rey Bárbaro quien le diera final a su obesa existencia.
- Bien mujerzuela… así son las cosas. Te dejaré darle el último golpe mientras se ahoga en su propia mierda… así que sea lo que sea que le quieres preguntar hazlo rápido. Pero después de eso no te quiero volver a ver en mi vida, vuelves a Germania y te pierdes en ese puterío. Estaremos a mano por eso de tu diente y tu herida en el hombro... Ah… y si le vas a preguntar donde esta tu princesita, esta bajo el cuidado de la Doceava. Por si se te ocurre hacer alguna tontería pensando que eso salvará la vida de tu señora… estás equivocada. En este momento marcha a su muerte, por lo que tu ves si tu deseo de venganza es más grande que tu deseo de salvar el coño de tu reina. Aunque eso ultimo lo dudo, pues según lo que dijeron mis compañeros se divirtieron con ella toda la mañana mientras el gordo estaba aquí cagando… hehehe…
Pasó el borde sin filo de la daga lentamente por la mejilla de la mujer rubia, su piel pálida parecía apetecible a los sentidos y digna de ser tocada. Desde el primer momento que la vio le llamó la atención lo bien cuidada que estaba y por lo mismo la quiso capturar para ser vendida como esclava, los depravados sexuales en Roma habrían hecho de aquella mujer su mayor trofeo. Su daga rozaba apenas la piel de la princesa germana, bajando lentamente por su cuello para llegar junto al medio de su pecho, lugar en el cual detuvo con atención su vista Manigoldo.
Retiró su daga en el momento que la chica le dijo que no venía por él en su cinturón, de partida nunca pensó en utilizarla contra ella.
- Bien… si no vienes por mi ¿Que rayos haces aquí, salvaje?
Se paró derecho mirándola nuevamente con un poco más de seriedad y dejando su lado seductor en bruto para después, negocios eran negocios, sobre todo por el gran desprecio que dejaba escuchar la joven en su voz. Lo que al parecer quería era matar a Breda por lo que había realizado en ese palacio donde estaba. Manigoldo se rió en voz alta y bastante fuerte, la idea de que una mujer matara a Breda le parecía aun mejor humillación, pues desde adentro se escuchaban los gemidos de dolor del gordo marica que estaba siendo… tratado por la doceava, en especial serpiente.
– Primero, puta loca... - Dijo levantando su dedo indice para luego darle un golpecito con este en la frente. - en Roma no se “ahorca” a la gente como en tu mierda de pueblo. El código militar entre las legiones tiene distintos castigos para cada tipo de crímenes, y no voy a explicárselos a una ignorante que huele a puercos como tú.
Segundo, ¿Crees que alguien tomaría tu palabra contra la mía? Eres una pobre ramera con acento extranjero, yo soy un legionario. Puedo decir que fuiste tú quien lo mató de cualquier modo aunque lo hagan mis compañeros o yo. El chivo expiatorio de culpa serías tú de cualquier forma.
Y tercero… ¿Quién es él? Crees que se quien podría ser ese crío. No tengo la más puta idea… jajajaja… Pero me imagino que si se supiera que un "amito" anda ayudando a una mujer que intentó agredir a dos legionarios en Germania y que viene ahora por venganza contra un General Romano y que además lo mató… se metería en más problemas que yo. Después de todo, soy solo un pobre diablo, legionario, hijo de una puta... no tengo donde caerme muerto… a nadie le interesa lo que haga o deje de hacer, estoy a pasos de la infamia… en cambio la familia de ese mocoso patricio podría ser completamente deshonrada y repudiada por Roma por sus actos al estar contigo, así que dudo que hablase.
Justo entonces, mientras Manigoldo se cruzaba de brazos pudo ver que una cara bastante familiar y no tan bien recibida llegaba a ese lugar.
- Vaya vaya y se sigue juntando la mierda en este lugar… - Dijo levantando una ceja después del comentario de su no tan querido hermano. – El resto esta adentro… todo sigue su curso. Vigila que el niño no corra ni grita, si lo hace, mátalo.
Si la germana pensaba que a Manigoldo le importaba la vida de ella o la del mocoso estaba muy equivocada. Podría matarlos a ambos y tirarlos a río, y se acababa los “testigos” de lo que estaba ocurriendo. Por otro lado… le pareció perfecto a Manigoldo que fuera una mujer hija del Rey Bárbaro quien le diera final a su obesa existencia.
- Bien mujerzuela… así son las cosas. Te dejaré darle el último golpe mientras se ahoga en su propia mierda… así que sea lo que sea que le quieres preguntar hazlo rápido. Pero después de eso no te quiero volver a ver en mi vida, vuelves a Germania y te pierdes en ese puterío. Estaremos a mano por eso de tu diente y tu herida en el hombro... Ah… y si le vas a preguntar donde esta tu princesita, esta bajo el cuidado de la Doceava. Por si se te ocurre hacer alguna tontería pensando que eso salvará la vida de tu señora… estás equivocada. En este momento marcha a su muerte, por lo que tu ves si tu deseo de venganza es más grande que tu deseo de salvar el coño de tu reina. Aunque eso ultimo lo dudo, pues según lo que dijeron mis compañeros se divirtieron con ella toda la mañana mientras el gordo estaba aquí cagando… hehehe…
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Re: Afueras del Coliseo
Mis ojos se abrieron impactados despues de oir las intenciones de Astrid, pero mas me enfadé cuando ese hombre despreciable la apuntó con su daga, luego por si fuera poco vino su hermano, un desgraciado aun mas aml hablado que él, Astrid pensó usarme para amedrentar a aquellos dos, pero nada de eso, uno incluso mandó al otro que me matase si trataba de gritar o huir, pero todo aquello ocurrió muy rapido, al parecer querian matar a un hombre...el cual estaba...mejor no describirlo, era una imagen muy repugnante. Al parecer aquellos hombres ya conocian a Astrid, uno de ellos decia haberle dado un puñetazo una vez...cosa qu eme enfado...pero no hacia caso simplemente me acerqué al oido de Astrid.-Astrid...tu vales mas que eso...por favor...vamos a irnos de aqui... Le dije mientras observaba a aquellos hombres tan asquerosos...ignoraba cual era el que estaba siendo tan desonrado...me retiré un poco de Astrid. Queria decirles que fue mi hemrano quien me encomendó que la cuidase...seguro que eso les haria cmabiar de parecer...pero no me gustaba aprovecharme de mi cuna para conseguir lo que me proponia...-Se me ha encomendado que cuide de esta mujer, no voy a permitir que si quiera la volvais a insultar, supongo que no hará falta que diga que si vuelves a apuntarla con tu daga...yo...yo... Cerré los ojos con rabia...odiaba la violencia...pero aquel dia en la ciudad de Roma habia visto muchas cosas...las cosas a veces ...habia que solucionarlas asi...siempre y cuando no hubiese otro remedio.-...YO HARÉ QUE TE LA COMAS Dije con un gran grito, que resonó en los alrededores, como un eco...estaba muy cansado...habia sido un dia agotador...y encima ahora tenia que aguantar las idioteces de dos soldados corruptos.-Me importa poco...cuanta gente hayais matado vosotros...no me importa...cuanto daño hayais echo al mundo desde que nacisteis...no me importa cuanta experiencia tengais en matar a los demas...pero os prometo que encontraré la forma de que os comporteis como personas...y ahora...vais a hacer lo que yo diga. Miré a ese tal manigoldo a los ojos con mucho enfado y me dirigí hacia el hombre que estaba siendo ahogado en su...propia...sí...en eso. -Ignoro que ha echo este hombre...pero nadie merece que se le haga esto,vais a sacarle de aquí inmediatamente...no aceptaré ni una palabra de vuestras sucias bocas... Era la primera vez ne mi vida que estaba tan enfadado-Astrid...esto tambien va por ti...no voy a permitir que nadie muera aquí...pero mucho menos...voy a pemritir que una chica con la mirada tan pura se llene las manos de sangre...no te dejaré. La miraba enfadado , pero al mismo tiempo con cariño...en msi adentros estaba muy temeroso por la reaccion de aquellos soladados despues de que les diese ordenes...pero no me importaba...tenia mas miedo de ver como un hombre moria indefenso, temblaba...pero por dentro...el grito...hizo qu eme armase de valor...-Vamos...sacad a esta criatura de aquií!
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Re: Afueras del Coliseo
Sin inmutarme la daga de Manigoldo acariciaba mi piel pensando en la oferta que le había extendido, parecía acceder pero en ese instante una presencia no menos conocida se acercaba alcanzándonos a ambos, mis ojos se nublaban conteniendo la indignación que me provocaba al tener a esos dos cerca, sin dejar de calificarme como salvaje me seguían despreciando por lo que era… la lista que me mostraba ese hombre era de esperarse pero no por eso me intimidaría…
Prefiero mil veces que me llamen salvaje a que me comparen con bestias como ustedes…-mi voz sonaba enfadada hacia Kardia, me di la vuelta no solo para encarar a aquellos dos sino para que Gelum tratara también de escuchar la verdad-hablar de honor y orgullo sería demasiado pobre puesto al parecer no existen esas palabras en tan refinado vocabulario con soldados de tan alto rango… lo que sucedió en el castillo se queda ahí… no pienso mal gastar mi tiempo en una venganza tan pobre contra ustedes… denme el tiempo que necesito contra ese hombre y yo seré la que termine con la vida de su bien amado General.
Los gritos no se dejaban de escuchar desde esos paredones, sin tardarse la voz de mi acompañante me abrazo inesperadamente tras la espalda suplicándome retirarnos, me negaba a retroceder y prácticamente lo ignore extendiendo mi mano para que me permitiera la libertad de poseer un arma, mis ojos se abrieron de par en par cuando ese chico confesaba que su deber era el de protegerme. No sabía con quienes se estaba metiendo, lo peor de todo es que si se atrevían a hacerle daño no podría hacer nada para evitarlo puesto que aun me recuperaba de las heridas que me ocasionaron esos hombres, me interpuse entre esos dos no con la idea de defenderlos sino para protegerlo a él…
Reconsidera tus palabras jovencito!!... no olvidare mi deuda contigo por haberme ayudado a mantenerme con vida pero te lo había advertido desde antes… que si te metes en mi camino no respondería… este asunto es mío y solo mío!!...
Lucía realmente colérico pues me apartaba con tal facilidad que se introducía al sitio para interceder contra el hombre que ataco mi país y como lo decía Manigoldo futuramente mi reino si no me daba prisa y localizaba a Kaia lo más pronto posible. Mordía mis labios impotente de lo que Gelum estaba haciendo y por si fuera poco me reprendía ante esos legionarios como si yo fuera la que obrara mal, jamás me habían hablado de tal forma puesto de donde venía mi palabra era casi absoluta como mi padre y se respetaban tanto mis órdenes como mis deseos, un ligero rubor en mis mejillas se marcaba ya que si me ponía a pensar en esos momentos él era uno de los primeros hombres que trataba de ponerme en mi sitio, sin más opción dejaba de respirar el aire que podría llenar mis pulmones tensando todo mi cuerpo.
Entonces esta es la posición que tomas?... por mucho que dices que siempre estarías a mi lado debo creer que todo ello es mentira puesto que proteges al hombre que no solo dirigió cualquier regimiento sino que fue el responsable de incontables muertes para mi reino…- aquella última palabra se escapaba de mis labios dejando entrever que yo formaba parte de la realeza, sin hacer caso de lo que decía no podía dejar de dirigirme hacia él- muy bien que así sea… mantendré mi palabra de que ninguna gota de sangre sea derramada ante tus ojos… - asomaba la mirada hacia Manigoldo y Kardia- si quieren que esto acabe rápido será mejor que me otorguen un arma… y Manigoldo no te prometo que volveré a Germania pero te aseguro que la próxima vez que nos veamos podrás disponer de mi vida lo que se te antoje… eso si no te pondré las cosas tan sencillas como la última vez ya que si no mal recuerdo pediste ayuda del inútil que está parado a tu diestra… -miraba a Kardia con una media sonrisa- va lo mismo para ti Kardia… si nos volvemos a cruzar la oferta de mi vida no cambia…
Una pequeña tregua era la que se interponía dejando de ver las condiciones de ese singular pacto entre una germana y unos cuantos legionarios.
Lo lamento Gelum…- dedicaba una mirada a aquellos hermanos- necesito que lo mantengan alejado… cualquier mínimo rasguño en su persona y no solo me detendré con su General sino que también exterminare su legión aunque me cueste la vida…
Prefiero mil veces que me llamen salvaje a que me comparen con bestias como ustedes…-mi voz sonaba enfadada hacia Kardia, me di la vuelta no solo para encarar a aquellos dos sino para que Gelum tratara también de escuchar la verdad-hablar de honor y orgullo sería demasiado pobre puesto al parecer no existen esas palabras en tan refinado vocabulario con soldados de tan alto rango… lo que sucedió en el castillo se queda ahí… no pienso mal gastar mi tiempo en una venganza tan pobre contra ustedes… denme el tiempo que necesito contra ese hombre y yo seré la que termine con la vida de su bien amado General.
Los gritos no se dejaban de escuchar desde esos paredones, sin tardarse la voz de mi acompañante me abrazo inesperadamente tras la espalda suplicándome retirarnos, me negaba a retroceder y prácticamente lo ignore extendiendo mi mano para que me permitiera la libertad de poseer un arma, mis ojos se abrieron de par en par cuando ese chico confesaba que su deber era el de protegerme. No sabía con quienes se estaba metiendo, lo peor de todo es que si se atrevían a hacerle daño no podría hacer nada para evitarlo puesto que aun me recuperaba de las heridas que me ocasionaron esos hombres, me interpuse entre esos dos no con la idea de defenderlos sino para protegerlo a él…
Reconsidera tus palabras jovencito!!... no olvidare mi deuda contigo por haberme ayudado a mantenerme con vida pero te lo había advertido desde antes… que si te metes en mi camino no respondería… este asunto es mío y solo mío!!...
Lucía realmente colérico pues me apartaba con tal facilidad que se introducía al sitio para interceder contra el hombre que ataco mi país y como lo decía Manigoldo futuramente mi reino si no me daba prisa y localizaba a Kaia lo más pronto posible. Mordía mis labios impotente de lo que Gelum estaba haciendo y por si fuera poco me reprendía ante esos legionarios como si yo fuera la que obrara mal, jamás me habían hablado de tal forma puesto de donde venía mi palabra era casi absoluta como mi padre y se respetaban tanto mis órdenes como mis deseos, un ligero rubor en mis mejillas se marcaba ya que si me ponía a pensar en esos momentos él era uno de los primeros hombres que trataba de ponerme en mi sitio, sin más opción dejaba de respirar el aire que podría llenar mis pulmones tensando todo mi cuerpo.
Entonces esta es la posición que tomas?... por mucho que dices que siempre estarías a mi lado debo creer que todo ello es mentira puesto que proteges al hombre que no solo dirigió cualquier regimiento sino que fue el responsable de incontables muertes para mi reino…- aquella última palabra se escapaba de mis labios dejando entrever que yo formaba parte de la realeza, sin hacer caso de lo que decía no podía dejar de dirigirme hacia él- muy bien que así sea… mantendré mi palabra de que ninguna gota de sangre sea derramada ante tus ojos… - asomaba la mirada hacia Manigoldo y Kardia- si quieren que esto acabe rápido será mejor que me otorguen un arma… y Manigoldo no te prometo que volveré a Germania pero te aseguro que la próxima vez que nos veamos podrás disponer de mi vida lo que se te antoje… eso si no te pondré las cosas tan sencillas como la última vez ya que si no mal recuerdo pediste ayuda del inútil que está parado a tu diestra… -miraba a Kardia con una media sonrisa- va lo mismo para ti Kardia… si nos volvemos a cruzar la oferta de mi vida no cambia…
Una pequeña tregua era la que se interponía dejando de ver las condiciones de ese singular pacto entre una germana y unos cuantos legionarios.
Lo lamento Gelum…- dedicaba una mirada a aquellos hermanos- necesito que lo mantengan alejado… cualquier mínimo rasguño en su persona y no solo me detendré con su General sino que también exterminare su legión aunque me cueste la vida…
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Re: Afueras del Coliseo
Tras notar lo que estaba pasando me reí de aquellas basuras. Estaba dándose a valer un aire que me provocaba querer matarlos, justo en ese momento en que los miraba el mas joven empezó a hablar, irritándome de tal manera que escuchar su palabras me provocaba deseos de sacar mi espada. Se dirigía tanto al adefesio de Manigoldo como a mí, por lo cual sólo me puse a tronar los dedos de mis manos.
- Crío, ¿Crees que sólo puedes hablar? Eres una basura impertinente. No basta sólo palabras, también tienes que tener la fuerza para destruir a tus enemigos y despedazarlo sin tener remordimiento alguno, sin importar quien sea… un mocoso como tú no puede dar tales palabras.
Mientras le decía aquellas palabras al joven, muestro en mi cara la perturbación que sentir… que me provocaba matarlo por la forma de hablar a la ligera que había tenido. Pero pensándolo 2 veces, por el lugar y la hora, decidí contenerme y perdonarle la vida por el momento mientras miraba a la puta de la muchacha de Germania. La escuché bastante entretenido mostrando una sonrisa en el rostro y de pronto eché unas carcajadas mientras se dirigía hacia Manigoldo y después hacia mí. Me acerqué a ella y con mi mano derecha toqué su barbilla levantándosela para que me mirara fijamente.
- Esto será bueno, ver a una joven zorra acabar con ese perro. Eso sí, ten por seguro que si te vuelves a cruzar en mi camino me faltara estómago de la mierda que cagaré en tu boca. Vivirás una vida peor que una esclava.
Tras decírselo le agarré de la mano con algo de agresividad dejándole la marca de mi mano derecha para después soltarla y dejar de tocarla. Me quedé cerca de Manigoldo mientras esperaba a que algo más interesante pasara debido a que hasta ahora solo había tenido que soportar pestes bubónicas a lo único que se habían dedicado era a cagarme más el día.
- Crío, ¿Crees que sólo puedes hablar? Eres una basura impertinente. No basta sólo palabras, también tienes que tener la fuerza para destruir a tus enemigos y despedazarlo sin tener remordimiento alguno, sin importar quien sea… un mocoso como tú no puede dar tales palabras.
Mientras le decía aquellas palabras al joven, muestro en mi cara la perturbación que sentir… que me provocaba matarlo por la forma de hablar a la ligera que había tenido. Pero pensándolo 2 veces, por el lugar y la hora, decidí contenerme y perdonarle la vida por el momento mientras miraba a la puta de la muchacha de Germania. La escuché bastante entretenido mostrando una sonrisa en el rostro y de pronto eché unas carcajadas mientras se dirigía hacia Manigoldo y después hacia mí. Me acerqué a ella y con mi mano derecha toqué su barbilla levantándosela para que me mirara fijamente.
- Esto será bueno, ver a una joven zorra acabar con ese perro. Eso sí, ten por seguro que si te vuelves a cruzar en mi camino me faltara estómago de la mierda que cagaré en tu boca. Vivirás una vida peor que una esclava.
Tras decírselo le agarré de la mano con algo de agresividad dejándole la marca de mi mano derecha para después soltarla y dejar de tocarla. Me quedé cerca de Manigoldo mientras esperaba a que algo más interesante pasara debido a que hasta ahora solo había tenido que soportar pestes bubónicas a lo único que se habían dedicado era a cagarme más el día.
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Re: Afueras del Coliseo
El chico se acercaba a la salvaje con cara de pocos amigos. Manigoldo continuaba apoyado en el borde del marco de la puerta con los brazos cruzados, no iba a dejar que nadie que no tenía asunto en ello entrara al lugar. Rodó los ojos irritado escuchando la forma en que el enano se hacía ahora el valiente. ¿Por que esta gente no se metía en sus propios asuntos? ¿Qué le importaba a él la salvaje esa? Nada… le tenía sin cuidado, absolutamente sin cuidado, más aun así el mocoso pensaba que la iba a dañar o algo así. ¿Acaso no tenían nada mejor que hacer que venir a interrumpir los negocios de otros hombres?
- Je… me gustaría ver que lo intentases. – No iba a comenzar una pelea con un niño, la ventaja era demasiado evidente y no había emoción alguna en ello. Pero no iba a ser el sirviente de un niño que sin duda no se podría si quiera cuidar solo, por lo mismo lo ignoró por completo, tenía la boca demasiado grande y en lo particular era menos de palabras y amenazas y más de acción. – Cuando amenaces a una persona, ten la seguridad de que podrás hacerla cumplir, de lo contrario el único que queda en vergüenza eres tú, pues por mucho que alces la voz y me grites todo lo que quieras, no tienes lo suficiente en ti para hacer que un hombre se sienta amedrentado por tu presencia. Eres un payaso…y no voy a formar parte de tu pequeño circo haciendote caso. Ve a jugar con muñecos o algo asi... mocoso.
Manigoldo dejó de mirar al niño, simplemente no valía la pena hacerlo. Si un mocoso de 15 años pensaba que le podía ordenar algo a él, estaba muy equivocado. El no aceptaba ordenes de nadie, menos de un crío estúpido. Y mientras miraba al niño seguía escuchando el “bla bla bla” interminable de la salvaje pero la verdad, no le entendía mucho… su manejo del latín era pobrísimo. Así que antes de que se diera cuenta, lo que había dicho se había terminado. Lo único que escuchó fue un “necesito que lo mantengan alejado”.
- Ese mocoso es tu problema así que soluciona tu misma lo que pase con él, no soy niñera de nadie.
Y justo en ese instante que Manigoldo escuchó la amenaza hacia la doceava, su paciencia simplemente se agotó. Su rostro se volvió inexpresivo y las bromas llegaban a su final. Desenvainó lentamente su espada y la puso justo en el cuello de la mujer que acababa de amenazar a los hombres con quienes había luchado brazo a brazo para mantener en paz y seguros a los habitantes mal agradecidos de Roma, como ese niño con la boca grande. No iba a dejar que una MUJER amenazara o si quiera pusiera en su boca la deshonrosa idea de que ella podría eliminar si quiera a un hombre con el cual Manigoldo había sangrado y luchado mano a mano, codo a codo, hombro a hombro. Eran hombres de guerra, el unico lugar en donde tenían honor era en el campo de batalla junto a sus espadas, y la idea de que una mujer le dijera que mataría a uno de los suyos le cayó mas que mal.
Y fue tal la tensión que se creó que no se dio cuenta que estaba todo en silencio. Los quejidos habían acabado, los movimientos bruscos y los gritos de desesperación de parte del obeso maricón.
Manigoldo volteo su rostro, el cuerpo del hombre ya no se movía mucho, era como si ya no le quedara mas fuerza para pelear por la mierda en sus pulmones, solo su cabeza se mantenía bajo el cajón de madera y el resto de su cuerpo dejaba de pelear.
Aun bastante molesto, miró a Fiore y bajó su espada entregándole su mango.
- Si vas a hacerlo, recupera tu honor rápido mujer. – Se apartó de la puerta, aun manteniendo su espada a la mano de la mujer, era decisión de ella tomarla o no y lo que iba a hacer con ella. – Sólo te entrego mi espada porque es más deshonroso morir por la mano de una mujer ahogado en tu propia mierda, que morir simplemente ahogado en tu propia mierda… cuando termines la quiero de vuelta. Pues la cabeza de este hombre será tirada al rio para que nunca encuentre paz ni descanso.
- Je… me gustaría ver que lo intentases. – No iba a comenzar una pelea con un niño, la ventaja era demasiado evidente y no había emoción alguna en ello. Pero no iba a ser el sirviente de un niño que sin duda no se podría si quiera cuidar solo, por lo mismo lo ignoró por completo, tenía la boca demasiado grande y en lo particular era menos de palabras y amenazas y más de acción. – Cuando amenaces a una persona, ten la seguridad de que podrás hacerla cumplir, de lo contrario el único que queda en vergüenza eres tú, pues por mucho que alces la voz y me grites todo lo que quieras, no tienes lo suficiente en ti para hacer que un hombre se sienta amedrentado por tu presencia. Eres un payaso…y no voy a formar parte de tu pequeño circo haciendote caso. Ve a jugar con muñecos o algo asi... mocoso.
Manigoldo dejó de mirar al niño, simplemente no valía la pena hacerlo. Si un mocoso de 15 años pensaba que le podía ordenar algo a él, estaba muy equivocado. El no aceptaba ordenes de nadie, menos de un crío estúpido. Y mientras miraba al niño seguía escuchando el “bla bla bla” interminable de la salvaje pero la verdad, no le entendía mucho… su manejo del latín era pobrísimo. Así que antes de que se diera cuenta, lo que había dicho se había terminado. Lo único que escuchó fue un “necesito que lo mantengan alejado”.
- Ese mocoso es tu problema así que soluciona tu misma lo que pase con él, no soy niñera de nadie.
Y justo en ese instante que Manigoldo escuchó la amenaza hacia la doceava, su paciencia simplemente se agotó. Su rostro se volvió inexpresivo y las bromas llegaban a su final. Desenvainó lentamente su espada y la puso justo en el cuello de la mujer que acababa de amenazar a los hombres con quienes había luchado brazo a brazo para mantener en paz y seguros a los habitantes mal agradecidos de Roma, como ese niño con la boca grande. No iba a dejar que una MUJER amenazara o si quiera pusiera en su boca la deshonrosa idea de que ella podría eliminar si quiera a un hombre con el cual Manigoldo había sangrado y luchado mano a mano, codo a codo, hombro a hombro. Eran hombres de guerra, el unico lugar en donde tenían honor era en el campo de batalla junto a sus espadas, y la idea de que una mujer le dijera que mataría a uno de los suyos le cayó mas que mal.
Y fue tal la tensión que se creó que no se dio cuenta que estaba todo en silencio. Los quejidos habían acabado, los movimientos bruscos y los gritos de desesperación de parte del obeso maricón.
Manigoldo volteo su rostro, el cuerpo del hombre ya no se movía mucho, era como si ya no le quedara mas fuerza para pelear por la mierda en sus pulmones, solo su cabeza se mantenía bajo el cajón de madera y el resto de su cuerpo dejaba de pelear.
Aun bastante molesto, miró a Fiore y bajó su espada entregándole su mango.
- Si vas a hacerlo, recupera tu honor rápido mujer. – Se apartó de la puerta, aun manteniendo su espada a la mano de la mujer, era decisión de ella tomarla o no y lo que iba a hacer con ella. – Sólo te entrego mi espada porque es más deshonroso morir por la mano de una mujer ahogado en tu propia mierda, que morir simplemente ahogado en tu propia mierda… cuando termines la quiero de vuelta. Pues la cabeza de este hombre será tirada al rio para que nunca encuentre paz ni descanso.
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Re: Afueras del Coliseo
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Resignada me había negado a cumplir alguna de las peticiones de Gelum, los soldados que de por sí habían intervenido para acabar con el General se habían apartado puesto que ya no oponía ninguna resistencia. Sin hacerse esperar Kardia tomaba mi mentón evitando que viera tal escena y advertirme de las consecuencias que ya de por sí eran más que obvias, golpeaba su mano con desden alejándolo de mi rostro…
No sabes lo mucho que ansío el día en que ustedes dos acaben con mi miserable existencia…
Si algo pude haber aprendido de aquellos dos era al menos tratarlos de la misma forma y con aire de cierta ironía para no dejarme amedrentar con sus comentarios; pero Manigoldo no se encontraba contento con todo eso y su espada ahora me apuntaba al cuello como cuando nos conocimos por primera vez, cerraba los ojos esperando el momento que reconsiderara sus acciones ya que el interés de que una mujer fuera la que acabara con la vida de ese hombre me importaba en lo absoluto…
Al menos tendrás esa oportunidad…
Esa voz se presentaba con la misma familiaridad de antes pero la diferencia es que esta vez no me provocaba ningún temor al escucharla, es como si ese mismo dulce sonido me diera las fuerzas suficientes para continuar, la vista que ahora se cernía en mis ojos no era ya de absoluta venganza sino que se había convertido en algo más que una ligera ansiedad era el puro deseo de estar a solas para extinguir con lentitud su existencia, mi mano ya se había extendido sobre el mango de su arma para tomarlo con firmeza. Con naturalidad acariciaba el filo del metal con mi dedo índice a la vez que de mi piel brotaba una pequeña gota de mi sangre, observándome con curiosidad me abrían el paso pensando lo extraño que resultaba esa escena, sin olvidarme de Gelum sujetaba su brazo atrayéndolo hacia mi cuerpo dando un giro con la espada y apuntando directamente a su corazón obligándolo a retroceder, avanzábamos fuera de los baños pero esta vez no era la chica que se topaba en el mercado, altaneramente alzaba la vista.
No te interpongas en nuestro camino… no dudaremos en exterminar tu vida si tratas de salvar a una alma que ya está condenada…
Daba media vuelta sintiendo como esa extraña voluntad podía desbordarse por cada rincón de mi cuerpo, sin que mirara absolutamente nadie tomaba el cuello de ese hombre arrastrándolo con facilidad a pesar de su exagerado peso.
Ha llegado el día en que has de pagar los pecados que cometiste contra mi reino...
No puede ser esa mirada!!...
Lo lanzaba lejos de mi vista mientras su cuerpo casi inerte rodaba- ha te has dado cuenta?... una peculiaridad que se supone solo poseen los de sangre real… la mirada casi miel que con un brillo a los rayos del sol se transforman en la joya más preciada de Germania… el ámbar…
Peinaba mis cabellos constantemente cuidando cada detalle de mi aspecto, mordía mis labios clavando ligeramente la punta de la espada sobre la barbilla de ese hombre casi inconsciente obligando a mirarme…
Ahora no solo morirás humillado bajo la mano de una simple extranjera, el trofeo que con tanto orgullo pregonaste por las calles de Roma no es más que un simple engaño, saluda a la verdadera sucesora del trono Germano!!!
Escuchen rápido esta mujer.. –ahogándose en su propia porquería no le daba tiempo a pronunciar las palabras necesarias que con desesperación trataba de refutarles para que le perdonaran su vida, aunque quisiera decir la verdad la indignación de esos hombres por aprender una lengua “salvaje” resultaba una tarea imposible, sin más rodeos caminaba rodeándolo pasando el filo de esa arma por toda la extensión de su cuello degollándolo simplemente, caía rendido siendo desangrado acabando por fin…
La sangre se extendía en un intenso mar rojo queriendo alcanzar mis pasos y poder arrastrarme junto a él, lanzaba el arma a los pies de Manigoldo vertida por el carmín de su General.
Ahí tienen… disfruten de lo que queda de sus restos… cierto lo olvidaba… los estaré esperando… mis verdugos… -alcanzaba a Gelum tomándolo del brazo y avanzar hacia adelante perdiéndonos entre la multitud, recargaba mi cabeza sobre su hombro pero parecía que seguía en ese estado de trance invadiendo en mi interior un sentimiento de alivio indescriptible…- Hey Gelum… me enseñaras tu villa?... ansío el momento en llegar y pasar el resto del día contigo…
Despierta… despierta!!
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Re: Afueras del Coliseo
No podia creerlo, finalmente...ese hombre acabó degollado...su cabeza rodó un poco sobre su porpia sangre...luego como si nada hubiese pasado, Astrid se acercó a mi y cogiendome del brazo me sacó del lugar, yo no dije nada me quedé con la boca abierta, y los ojos desencajados...sentia muchisimo miedo...luego la chica me hablaba sobre mi villa...Minetras ambos nos dirigiamos a la carreta...no me importaba lo mas minimo aquellos dos soldados que habian allí...ahora mi mente solo recordaba la imagen de aquella chica tan dulce degollando a un hombre.-Recuerdame...que deje de hablar tan a la ligera...si no llega a ser porque di la palabra de portegerte hasta el final...no estaria ocntigo aquí ahora...me has decepcionado...Astrid. Dije su nombre con mucha tristeza, callendo dos pequeñas lagrimas de mis ojos, luego , me subí en el carruaje junto con astrid, en la parte de atras, cubierta por una tela, me sneté en frente de Astrid...sin mirarla a los ojos...ahora...solo me hacia sentir triste...-Nos vamos DIje eso e inmediatemente la carroza se puso en marcha, hacia la villa...alejandonos del Coliseo...de Roma... Durante el viaje no dije una sola palabra a Astrid...solo miraba en silencio la madera del carruaje...con la mirada bastante perdida...luego empece a recordar todo lo pasado en aquel dia...no pude evitar echarme a llorar como el niño pequeño que era...y luego me eché sobre Astrid , sobre sus piernas...llorando desesperadamnete...-Eres...uan estupida te odio....¿porque tuviste que hacerlo?...¿acaso alguien ha vuelto a la vida?...Eres una estupida...una estupida... Dije lloranod con mucho desconsuelo dentro de auqel carruaje, luego, fuera, se iluminó todo y se oyó un gran trueno.
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Re: Afueras del Coliseo
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Mi mano se entrelazaba con la de Gelum para por fin disponernos a irnos, había pasado largo rato para que pudiéramos encontrar la carroza pero durante el camino solo podía estar abrazada con ese chico sintiéndome extrañamente feliz, no era yo misma la que estaba con él en esos momentos… era alguien más que parecía manipular mis sentimientos con mucha facilidad, la gente veía a veces de mala manera la forma en que me apegaba a Gelum en nuestra pequeña caminata puesto que la expresión de mi acompañante parecía perturbada por lo que acababa de ver, fue ahí que decidió romper ese silencio que se mantenía entre nosotros, lo escuchaba pero mi reacción no era una que herían mis sentimientos, solo lo ignore y lo sujetaba más feliz que nunca.
Entonces debo agradecer mi buena fortuna el haberte conocido…
Es hora
Basta!!... déjalo… no te atrevas a hacerle daño!!
Habíamos llegado cuando me separe de ese joven, uno de los guardias sostuvo mi mano para ayudarme a subir a la carroza, lo sujetaba dedicándole una tierna sonrisa, tal parecía que lo que acababa de hacer jamás sucedió. Subiendo tras de mí no hizo esperar al chofer ordenando que partiéramos inmediatamente.
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Re: Afueras del Coliseo
Tras ver que la joven empieza a hacer lo que en un principio le autorizó Manigoldo, dispuse acercarme a la puerta del baño. Noté lo que decía y a la vez veía todo lo que pasaba hasta que la sangre llegó a mis pies por la muerte que le dio Astrid al gordo infeliz aquel. Por mucho tiempo habíamos intentado mi hermano y yo matarlo y ahora que lo había logrado una mujer, no pude hacer más que reír con sarcasmo. Di unos pasos y me acerqué al gordo mal parido, y pude notar que estaba degollado y su cabeza llena de mierda por doquier, su boca, su rostro redondo, su pelo… había tragado tanta mierda que el resto lo miraba con desprecio y repulsión.
Me dispuse a desenfundar mi espada y sacarle los ojos para después clavarla en su cabeza y hacer un corte en el aire para que saliera volando hacia fuera. Escupí el suelo justo donde estaba el resto del cadáver del gordo maricón y el resto pareció seguir mi acto, escupiendo sus restos uno por uno los hombres de la doceava legión. Tenía sus ojos en mi mano y sin pensarlo apreté ambos mientras sentía como se escurrían entre mis dedos.
Eso te mereces por ser tan poco hombre y dejarte dar por culo y recibir mierda a más no poder de tu ano… Breda espero que recibas en el infierno una reverenda cogida y los peores tormento que te puedas imaginar… y cuando muera, asegúrate de que no vaya al infierno.. Porque me encargare de hacerte la muerte una eternidad aun más dolorosa…
Tras decirlo algo en voz baja dispongo a limpiar mi espada de la mierda y sangre que la ensució para poder guardarla. Miré al hocico de perro de mi hermano para ponérmele de frente algo molesto por la forma en que acabo todo tan rápido sin desquitarse un poco con ese bastardo de Breda.
Jeje inútil, ¿Ahora que planeas hacer? dime ya que si tuviera que dar una moneda de oro por cada arrastrada de porquerías que me has llevado a hacer sería aun más miserable de lo que ya soy, bastardo.
Me dispuse a desenfundar mi espada y sacarle los ojos para después clavarla en su cabeza y hacer un corte en el aire para que saliera volando hacia fuera. Escupí el suelo justo donde estaba el resto del cadáver del gordo maricón y el resto pareció seguir mi acto, escupiendo sus restos uno por uno los hombres de la doceava legión. Tenía sus ojos en mi mano y sin pensarlo apreté ambos mientras sentía como se escurrían entre mis dedos.
Eso te mereces por ser tan poco hombre y dejarte dar por culo y recibir mierda a más no poder de tu ano… Breda espero que recibas en el infierno una reverenda cogida y los peores tormento que te puedas imaginar… y cuando muera, asegúrate de que no vaya al infierno.. Porque me encargare de hacerte la muerte una eternidad aun más dolorosa…
Tras decirlo algo en voz baja dispongo a limpiar mi espada de la mierda y sangre que la ensució para poder guardarla. Miré al hocico de perro de mi hermano para ponérmele de frente algo molesto por la forma en que acabo todo tan rápido sin desquitarse un poco con ese bastardo de Breda.
Jeje inútil, ¿Ahora que planeas hacer? dime ya que si tuviera que dar una moneda de oro por cada arrastrada de porquerías que me has llevado a hacer sería aun más miserable de lo que ya soy, bastardo.
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Re: Afueras del Coliseo
Ya estaba hecho. Kardia había terminado lo que había empezado la mujer salvaje y ya estaba todo de vuelta. En los rostros de cada uno de ellos se veía reflejado nuevamente el orgullo de ser un legionario de la doceava… el problema ahora sería quien ocuparía el cargo de general pero eso ya estaba decidido, de hecho la mayoría de sus compañeros los esperaba en el bosque con la Legión completa, armada y lista para partir al exilio por su acto de rebeldía. Necesitarían que se calmaran las cosas en caso de que se les declarara traidores por parte de Senado pero era mejor alejarse de Roma por un tiempo… pues nadie quería que se asociara el nombre de la Doceava con muerte y traición, sino con gloria y orgullo Romano.
Manigoldo se agachó a recoger su espada del piso y la enfundó nuevamente mientras se acercaba y también escupía en el cuerpo de Breda.
- Gordo maricón… te ahogaste en tu propia mierda, te follaron tus propios hombres y te cortó la cabeza una mujer, peor castigo que ese no conozco, espero en el infierno te den por el culo.
Justo entonces observó a Kardia preguntándole que más harían. Levantó una ceja mientras el resto salía de ahí dirigiéndose a las afueras de Roma dejándolos a ambos ahí.
- ¿Ahora qué? Pues… a buscar a nuestro nuevo General. Y te tengo una nueva noticia, no eres tan miserable como crees, pero eso te lo contaré por el camino. – Manigoldo comenzó a caminar hacia los puertos de Roma, tenían un barco que alcanzar.
Manigoldo se agachó a recoger su espada del piso y la enfundó nuevamente mientras se acercaba y también escupía en el cuerpo de Breda.
- Gordo maricón… te ahogaste en tu propia mierda, te follaron tus propios hombres y te cortó la cabeza una mujer, peor castigo que ese no conozco, espero en el infierno te den por el culo.
Justo entonces observó a Kardia preguntándole que más harían. Levantó una ceja mientras el resto salía de ahí dirigiéndose a las afueras de Roma dejándolos a ambos ahí.
- ¿Ahora qué? Pues… a buscar a nuestro nuevo General. Y te tengo una nueva noticia, no eres tan miserable como crees, pero eso te lo contaré por el camino. – Manigoldo comenzó a caminar hacia los puertos de Roma, tenían un barco que alcanzar.
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Re: Afueras del Coliseo
Al escucharlo noté que me respondió algo más calmado de lo que normalmente hacía. El muy bastardo terminó sus palabras con algo que me intrigó… que no era tan miserable como creía haciéndome quedar pensativo. Lo vi de frente a frente a frente mientras que empezaba a caminar sintiéndome algo decepcionado por no haber preguntado más rápido pero con idea de que sería mejor olvidar tan absurdas palabras para caminar a su lado. Me dirigí a un grupo de soldados que estaba parado por ahí y les dije:
Grupo de descerebrados consígame una cerveza! Hay que celebrar mientras tomamos camino a la nueva gloria! Por la DOCEAVAAAA!!!.
Tras decirlo todos empezaron a desenfundar sus espadas para exaltar lo que había dicho, cada uno con un fuerte grito de aliento. Las personas voltearon por el alboroto, tan sólo les sonreí levemente escuchando la replica de los soldado.
POR LA GLORIA DE LA DOCEAVA LEGION ROMANA!!!!
Tras escucharlos echo una caminada hasta que uno de los soldados me da de su contenedor de agua, pero lo que contenía dentro era nada menos que licor. Lo tomé sin dudar para bebérmelo todo de un sorbo mientras miro a Manigoldo.
Hijo de puta nacido de la faena del coño del infierno de nuestra madre, es nuestro momento de gloria! Apenas encuentre un lugar donde quedarme me beberé toda la cerveza de Roma y me emborracharé hasta caer de resaca! Finalmente murió ese gordo mal nacido!
Grupo de descerebrados consígame una cerveza! Hay que celebrar mientras tomamos camino a la nueva gloria! Por la DOCEAVAAAA!!!.
Tras decirlo todos empezaron a desenfundar sus espadas para exaltar lo que había dicho, cada uno con un fuerte grito de aliento. Las personas voltearon por el alboroto, tan sólo les sonreí levemente escuchando la replica de los soldado.
POR LA GLORIA DE LA DOCEAVA LEGION ROMANA!!!!
Tras escucharlos echo una caminada hasta que uno de los soldados me da de su contenedor de agua, pero lo que contenía dentro era nada menos que licor. Lo tomé sin dudar para bebérmelo todo de un sorbo mientras miro a Manigoldo.
Hijo de puta nacido de la faena del coño del infierno de nuestra madre, es nuestro momento de gloria! Apenas encuentre un lugar donde quedarme me beberé toda la cerveza de Roma y me emborracharé hasta caer de resaca! Finalmente murió ese gordo mal nacido!
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Re: Afueras del Coliseo
La noche estaba fría y algo húmedo a pesar de estar en el coliseo la lluvia se hacía presente, en la tierra donde los gladiadores luchaban por su libertad por entrenar a roma y a su emperador. Impresionante diseño y creación humano echo para ver morir a otros, lo cual le quitaba lo impresionante, pero a pesar de todo no dejaba de ser una gran construcción la de los romanos, sobre aquellas arenas morían diarios muchas persona, el caballero pasaba por los exteriores del coliseo observando aquellas arenas y pensando en la pobre vida de los gladiadores, moviendo su cabeza para quitarse un poco el agua que le avía caído era inútil, igual seguía lloviendo y él estaba empapado, con sus manos en su bolsillo y su cabello que casi no lo debajo ver, corría entre aquel barría que se avía formado en el exterior del coliseo romano, su ropa pesaba y la luna ya casi no brilla, pero el caballero no se detenía continuaba adelante como si nada.
Si continuo hace terminare enfermo, debo ser más rápido aun.
Cerrando sus ojos, y deteniéndose, comenzó a concentrar su cosmo poco a poco la energía de color morado que era su cosmo salía de su cuerpo, con una expresión seria debajo de la lluvia, respiraba profundo y en cada respirar crecía más su cosmo. Abriendo sus ojos y sonriendo comenzó a correr su velocidad avía mejorado pero no mucho no como el esperaba hace que mientras corría comenzó a concentrar su cosmo en todo su cuerpo haciendo que este mismo fluyera como un rio en su cuerpo, sus piernas se volvían cada vez más rápidas, lo cual le permitía moverse a una velocidad parecía a la del sonido. Sonriendo continuaba su camino sin dejar de pensar en esas pobres personas y feliz porque ya podía manipular un poco mejor su cosmo.
Pero yo puedo ser aún más rápido y fuerte, no falta mucho en mi camino.
Si continuo hace terminare enfermo, debo ser más rápido aun.
Cerrando sus ojos, y deteniéndose, comenzó a concentrar su cosmo poco a poco la energía de color morado que era su cosmo salía de su cuerpo, con una expresión seria debajo de la lluvia, respiraba profundo y en cada respirar crecía más su cosmo. Abriendo sus ojos y sonriendo comenzó a correr su velocidad avía mejorado pero no mucho no como el esperaba hace que mientras corría comenzó a concentrar su cosmo en todo su cuerpo haciendo que este mismo fluyera como un rio en su cuerpo, sus piernas se volvían cada vez más rápidas, lo cual le permitía moverse a una velocidad parecía a la del sonido. Sonriendo continuaba su camino sin dejar de pensar en esas pobres personas y feliz porque ya podía manipular un poco mejor su cosmo.
Pero yo puedo ser aún más rápido y fuerte, no falta mucho en mi camino.
Drakins- Status :
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Esfera Espectral
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Re: Afueras del Coliseo
Dejando atrás los angostos pasillos del coliseo, finalmente la dama patricia salió con pasos rápidos y su porte elegante, mientras daba cordiales e hipócritas despedidas al admnistrador de forma apresurada. Al cruzar el umbral miró una carreta adaptada con una enorme jaula en la que metieron a su campeón. - Asegúrenlo bien, es un objeto valioso, si algo le pasa, tendrán que pagarme su peso en oro. - Advirtió a los guardias con una mirada altiva e indiferente como si llevaran una alfombra, luego entregó el envoltorio al Doctore y ambos subieron a la cuadriga, que avanzó a buen trote, seguida por la carreta de Yolai y los guardias del coliseo con su prisionero que inmovilizado en su prisión simplemente permanecía de pie con rostro resignado y las manos juntas, cayendo frente a su torso.
Viajaban en silencio, no había motivo para que una dama de alta sociedad compartiera palabras con esclavos y guardias, seguramente más gente de su clase, o que mereciera un par de frases de sus labios le esperaría en el barco, o su travesía sería tediosa, al menos eso pensaban los guardias al verla con su expresión de hielo, pero comenzaban a preguntarse porqué no había esclavas acompañándola, era peligroso que viajara en compañía únicamente masculina.
Viajaban en silencio, no había motivo para que una dama de alta sociedad compartiera palabras con esclavos y guardias, seguramente más gente de su clase, o que mereciera un par de frases de sus labios le esperaría en el barco, o su travesía sería tediosa, al menos eso pensaban los guardias al verla con su expresión de hielo, pero comenzaban a preguntarse porqué no había esclavas acompañándola, era peligroso que viajara en compañía únicamente masculina.
Sacmis- Dios/a
- Reino : Olimpo
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Re: Afueras del Coliseo
El viaje desde las ruinas del antiguo castillo hasta roma no habia sido para nada una molestia, en su calidad de dios Priscos podía transportarse de un lugar a otro por medio del mukai, saliendo en un logar poco transcurrido del coliseo. Tras una pequeña caminata ya había llegado frente a la entrada principal del anfiteatro. Priscos caminaba tan despacio, que podía ver las emociones que circulaban por la mente de todos los presentes, -pobres idiotas,…. Estos humanos no saben que es lo que les espera- dijo en voz baja, su rostro era perturbadoramente serio, pero eso no evitaba que pasara desapercibido, parecía que ninguna de las personas supieran que estaban caminando con un dios a su lado. Después de permanecer estático un pequeño rato giro su vista en dirección de aquella maravilla construida por el hombre, “Tontos humanos, se divierten con la violencia y por eso van a morir,…….. es lo que merecen, una especie que se divierte matándose entre si no merece vivir”, pensó mientras recordaba lo mucho que odiaba la violencia, aunque algunas veces el mismo había tenido que usarla para cumplir con sus metas
Priscos- Dios/a
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Re: Afueras del Coliseo
El coliseo, un magnifico titan de piedra hecho por el hombre, que se alzaba frente a los ojos de la deidad de los sueños, lo cierto es que esa magnifica obra habia sido plantada por uno de los oneiros, morpheus, dentro de la cabeza de tito y Vespasiano, quienes habían dado vida a esa magnífica obra, pensaba Priscos mientras miraba fijamente con una pequeña sonrisa al coloso, “Magnifica representación del mundo” pensaba, “Porque realmente el coliseo es una arena, en la que los dioses nos disputaremos el poder eternamente mientras algún bando sea aniquilado por completo, y este sea borrado de la memoria para siempre”, pensaba el dios del sueño, para después reflexionar sobre eso, después de todo eso era lo que pasaba con un dios después de ser aniquilado, si un humano moría su alma pasaba al Hades o los campos elíseos, según su condición, pero si un dios moría, su alma desaparecía para siempre y nadie lo recordaría, como si nunca hubiera existido, tal como habia pasado con Pan, aquel dios que estaba a cargo de los bosques y cuya muerte habia sido dada a conocer por Odiseo, por encargo de boreas.
Priscos- Dios/a
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