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Entrada al Coliseo
Luego de tantas guerras vividas, vestigios habían quedado en su cuerpo, un par de heridas que cicatrizaban con lentitud. La escuadra en la que estaba Larezhian se había ido, dejando al rubio atrás porque el simplemente lo había pedido. Le apetecía la guerra aun, pero en esos momentos quería volver devuelta a la ciudad que lo había visto nacer o al menos lo que eso podría recordar desde su infancia.
Anhelaba volver a ver a Gareth, sin embargo recién llegaba a la ciudadela por la noche, así que no quería interrumpirlo en mitad de sueño al gigante que lo había criado. Sostenía su mazo en su brazo izquierdo, el derecho estaba inmóvil. Portaba en su cabeza el yelmo de guerra completo pues aun se sentía en guerra y no quería quedar al descubierto, hasta se podían ver algunas manchas rojizas como pinceladas en el casco, producto de alguna que otra sangre enemiga derramada en el campo de batalla.
Había puesto un pie en su querida Roma, su corazón parecía frenarse, tragó saliva conteniendo la respiración un instante y suspiró aliviado. Sus ojos remarcados tras sus rubias cejas, fundidos, por el simple hecho de que hacía mucho tiempo que no dormía como se debe. Parpadeó un segundo para sentir la brisa leve y calida que había en su ciudad. Agachó un momento su cabeza y guardando el martillo en su espalda, se quitó el casco dejando caer la trenza dorada de cabello, acunó el yelmo bajo su derecha y se desató la trenza dejando caer su larga cabellera por completo.
Sus ojos color miel se iluminaron por la pequeña luz que destellaba el alba allá a lo lejos, muy lejos, pequeños pilares de luz que daban la llegada de un nuevo día. Solo había algo que cubría aquel amanecer, el Coliseo Romano.
Estoy devuelta… - susurró para si mismo con una pequeña sonrisa en sus labios que estaban envueltos por una barba rustica que apenas crecía e igual no pudo ser vista por nadie, de hecho no había mas que guardias en las calles.
Sus cabellos se agitaron ante una leve brisa que sacudió también sus ropajes, a excepción en los lugares que había armadura y yendo a contraviento, hizo su primer paso acercándose a la inmensa estructura. Recuerdos pasaban por su mente de cuando jugaba con sus pares cuando niño, solo recuerdos, nada que pudiera llevar ahora mismo a decir que tenía amigo alguno.
Se fue sin dejar rastro alguno, moviéndose a un lento y rítmico paso, avanzó. El Coliseo estaba a un par de calles y tardó apenas unos instantes en estar frente a él. Era inmenso, se quedó observando la estructura, desorientado de alguna idea en que hacer. Estaba como ido…
Anhelaba volver a ver a Gareth, sin embargo recién llegaba a la ciudadela por la noche, así que no quería interrumpirlo en mitad de sueño al gigante que lo había criado. Sostenía su mazo en su brazo izquierdo, el derecho estaba inmóvil. Portaba en su cabeza el yelmo de guerra completo pues aun se sentía en guerra y no quería quedar al descubierto, hasta se podían ver algunas manchas rojizas como pinceladas en el casco, producto de alguna que otra sangre enemiga derramada en el campo de batalla.
Había puesto un pie en su querida Roma, su corazón parecía frenarse, tragó saliva conteniendo la respiración un instante y suspiró aliviado. Sus ojos remarcados tras sus rubias cejas, fundidos, por el simple hecho de que hacía mucho tiempo que no dormía como se debe. Parpadeó un segundo para sentir la brisa leve y calida que había en su ciudad. Agachó un momento su cabeza y guardando el martillo en su espalda, se quitó el casco dejando caer la trenza dorada de cabello, acunó el yelmo bajo su derecha y se desató la trenza dejando caer su larga cabellera por completo.
Sus ojos color miel se iluminaron por la pequeña luz que destellaba el alba allá a lo lejos, muy lejos, pequeños pilares de luz que daban la llegada de un nuevo día. Solo había algo que cubría aquel amanecer, el Coliseo Romano.
Estoy devuelta… - susurró para si mismo con una pequeña sonrisa en sus labios que estaban envueltos por una barba rustica que apenas crecía e igual no pudo ser vista por nadie, de hecho no había mas que guardias en las calles.
Sus cabellos se agitaron ante una leve brisa que sacudió también sus ropajes, a excepción en los lugares que había armadura y yendo a contraviento, hizo su primer paso acercándose a la inmensa estructura. Recuerdos pasaban por su mente de cuando jugaba con sus pares cuando niño, solo recuerdos, nada que pudiera llevar ahora mismo a decir que tenía amigo alguno.
Se fue sin dejar rastro alguno, moviéndose a un lento y rítmico paso, avanzó. El Coliseo estaba a un par de calles y tardó apenas unos instantes en estar frente a él. Era inmenso, se quedó observando la estructura, desorientado de alguna idea en que hacer. Estaba como ido…
Larezhian- Cantidad de envíos : 8
Re: Entrada al Coliseo
El cielo se fue oscureciendo a medida que avanzaba el joven Ashrael por el sendero de un camino incierto, sus pasos lo llevaron a el lugar menos pensado y ese era la gran ciudad de Roma hogar de aquellos que estuvieron casando a los judíos hasta estos días, la luz de la luna iluminaba sus largos cabellos plateados haciendo que brillaran de una manera muy llamativa pero como veía a pocas personas transitando las calles no le importaba demasiado que lo viesen.
De cierta manera el joven se sentía extraño ya que no pensaba que llegaría a Roma un lugar que no le traía recuerdos agradables sino que le traía a su mente todo lo contrario, “como es posible que haya llegado a este lugar el cual de seguro se encuentra impregnado de la sangre de varias personas” eso era lo que pasaba por la mente del joven Ashrael y por la misma razón se sentía un tanto intranquilo por estar ahí.
Tomo la capucha de su abrigo para poder cubrir sus cabellos los cuales resaltaban demasiado con la luz de la luna.-Donde podre descansar un momento antes de seguir?.-El joven se preguntaba ya que no tenia sueño pero si le estaban comenzando a doler un poco los pies a causa de su larga caminata, así que mientras que se paseaba por las calles de Roma buscaba un lugar en el cual podría sentarse tranquilamente sin que nadie le dijera nada acerca de su identidad o de su lugar de origen.
Después de haber caminado durante un largo rato el joven se percato de una gran estructura en medio de la ciudad, de momento se sorprendió el joven al ver la inmensidad de esta, así que sin pensarlo se comenzó a encaminar a esta ya que quizás ahí podría descansar mientras que observaba el amanecer antes de que todos en la ciudad despertara y comenzaran a transitar por la calles.
Los pasos del joven eran lentos pero el daba grandes zancadas las cuales lo llevaron rápidamente a la gran estructura que estaba mirando desde lo lejos, Ashrael se adentro en este por medio de una de las varias entradas que tenia, al ver que había varios sitios en donde podía descansar se alegro así que fue subiendo por unos cuantos peldaños los cuales lo llevaban a las gradas en donde se sentó para luego sacar su flauta de entre sus ropas mientras que un leve viento surcaba el lugar.
El joven se quito la capucha que cubría sus cabellos, los cuales cayeron a su espalda mientras que eran movidos por el leve viento junto con algunas partes de su ropa, poso la flauta entre sus labios para empezar a soplar dentro de esta y comenzar a tocar una melodía mientras que el amanecer
De cierta manera el joven se sentía extraño ya que no pensaba que llegaría a Roma un lugar que no le traía recuerdos agradables sino que le traía a su mente todo lo contrario, “como es posible que haya llegado a este lugar el cual de seguro se encuentra impregnado de la sangre de varias personas” eso era lo que pasaba por la mente del joven Ashrael y por la misma razón se sentía un tanto intranquilo por estar ahí.
Tomo la capucha de su abrigo para poder cubrir sus cabellos los cuales resaltaban demasiado con la luz de la luna.-Donde podre descansar un momento antes de seguir?.-El joven se preguntaba ya que no tenia sueño pero si le estaban comenzando a doler un poco los pies a causa de su larga caminata, así que mientras que se paseaba por las calles de Roma buscaba un lugar en el cual podría sentarse tranquilamente sin que nadie le dijera nada acerca de su identidad o de su lugar de origen.
Después de haber caminado durante un largo rato el joven se percato de una gran estructura en medio de la ciudad, de momento se sorprendió el joven al ver la inmensidad de esta, así que sin pensarlo se comenzó a encaminar a esta ya que quizás ahí podría descansar mientras que observaba el amanecer antes de que todos en la ciudad despertara y comenzaran a transitar por la calles.
Los pasos del joven eran lentos pero el daba grandes zancadas las cuales lo llevaron rápidamente a la gran estructura que estaba mirando desde lo lejos, Ashrael se adentro en este por medio de una de las varias entradas que tenia, al ver que había varios sitios en donde podía descansar se alegro así que fue subiendo por unos cuantos peldaños los cuales lo llevaban a las gradas en donde se sentó para luego sacar su flauta de entre sus ropas mientras que un leve viento surcaba el lugar.
El joven se quito la capucha que cubría sus cabellos, los cuales cayeron a su espalda mientras que eran movidos por el leve viento junto con algunas partes de su ropa, poso la flauta entre sus labios para empezar a soplar dentro de esta y comenzar a tocar una melodía mientras que el amanecer
Ashrael- Dios/a
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Re: Entrada al Coliseo
Larezhian se quedó en la puerta del coliseo, observando el hermoso amanecer que le brindaba el firmamento, su faz inexpresiva parecía querer quebrantarse y mostrar una sonrisa pero justo en ese momento sintió una melodía recorrer sus oídos con vaivén. No le agradaba la música, sin embargo le daba curiosidad el simple hecho de ¿Por qué alguien intentaba traer aquello tan raro a un lugar donde se creaban combates épicos?
Con rechazo miró el amanecer ahora, dándole la espalda, formando un movimiento circular con su trenza que siguió la dirección de sus pasos con velocidad quedando estirada. Prontamente cruzó entre aquellas dos enormes columnas talladas y observó de reojos las estatuas de grandes gladiadores que habían combatido en esa arena.
Algunas que otras rejas tapaban a su paso el sol, haciendo un camino de luz y sombra, hasta que quedó frente a dos pequeñas puertas de madera ya añejada. No quedaba tiempo para cortesías así que abrió la puerta de una patada que terminó por quebrar la madera y pudo así abrirse paso a la arena de combate. Observó el suelo, justo donde caía su pie luego del golpe, estaba manchado de rojizo por sangre derramada.
La melodía seguía sonando en su oído, no le caían mal los músicos, solo que a veces provocaban música donde no tenían que hacerlo. Ese era un lugar donde hombres habían dado su vida, giró su rostro para que un rayo de sol cayera sobre su mejilla y pudiera con sus dos orbes de miel observar a aquel que creaba aquella melodía.
Quizás toca para los caídos. – comprendió Larezhian por primera vez y se calmó por un instante. Respiró el aire que había en ese lugar, y pudo exhalar con rapidez aquel aroma a azufre que tenía la sangre cuando se derramaba en el campo de batalla. Para él era como si nada, vivía respirando esos aromas últimamente, por estar de guerra en guerra.
Colocó su mano izquierda en las gradas y se aferró fuertemente para con sus pies moverlos en la pared e ir trepando ágilmente, prontamente se lanzó de lado con su cuerpo y se incorporó con velocidad. Su mano derecha seguía muerta, era una extensión que no servía para nada, solo para portar aquel escudo de madera que estaba incrustado en su antebrazo metálico. Caminando lento se acercó al joven y al estar a unos pasos musitó. - ¡Oye… Disculpa! ¿Pero por qué lo haces? ¿Por qué tocas aquí?
Con rechazo miró el amanecer ahora, dándole la espalda, formando un movimiento circular con su trenza que siguió la dirección de sus pasos con velocidad quedando estirada. Prontamente cruzó entre aquellas dos enormes columnas talladas y observó de reojos las estatuas de grandes gladiadores que habían combatido en esa arena.
Algunas que otras rejas tapaban a su paso el sol, haciendo un camino de luz y sombra, hasta que quedó frente a dos pequeñas puertas de madera ya añejada. No quedaba tiempo para cortesías así que abrió la puerta de una patada que terminó por quebrar la madera y pudo así abrirse paso a la arena de combate. Observó el suelo, justo donde caía su pie luego del golpe, estaba manchado de rojizo por sangre derramada.
La melodía seguía sonando en su oído, no le caían mal los músicos, solo que a veces provocaban música donde no tenían que hacerlo. Ese era un lugar donde hombres habían dado su vida, giró su rostro para que un rayo de sol cayera sobre su mejilla y pudiera con sus dos orbes de miel observar a aquel que creaba aquella melodía.
Quizás toca para los caídos. – comprendió Larezhian por primera vez y se calmó por un instante. Respiró el aire que había en ese lugar, y pudo exhalar con rapidez aquel aroma a azufre que tenía la sangre cuando se derramaba en el campo de batalla. Para él era como si nada, vivía respirando esos aromas últimamente, por estar de guerra en guerra.
Colocó su mano izquierda en las gradas y se aferró fuertemente para con sus pies moverlos en la pared e ir trepando ágilmente, prontamente se lanzó de lado con su cuerpo y se incorporó con velocidad. Su mano derecha seguía muerta, era una extensión que no servía para nada, solo para portar aquel escudo de madera que estaba incrustado en su antebrazo metálico. Caminando lento se acercó al joven y al estar a unos pasos musitó. - ¡Oye… Disculpa! ¿Pero por qué lo haces? ¿Por qué tocas aquí?
Larezhian- Cantidad de envíos : 8
Re: Entrada al Coliseo
Es joven taocaba su flauta mientras que comenzaba a sentir la manera que los rayos del sol al amanecer tocaban su palida piel,”ahora que lo pienso porque estoy tocando en un lugar como este?...en un sitio en el cual puedo sentir en olor de la sangre molestando mi nariz, acaso tocare para aquellos que cayeron en esta arena” Ashrael tocaba sin importarle que estuviera amenecioendo ya que quisas de verdad quería tocar una ultima melodía para aquellos que fueron olvidados por todos.
“Pobres pelear por su vida en este sitio tan solo para complacer a personas que disfrutaban de la carnicería que se llevaba a cabo…me compadesco de sus almas…” De sierta manera era extraño que Ahsrael se preocupara por aquellos que no tenían nada que ver con el pero, el sentía esa necesidad ya que si el no los recordaba quien podría hacerlo.
El joven se daba un pequelo lapso de tiempo para tomar un poco de aire y seguir tocando, seguía y seguía tocando sin descanso hasta que una voz resonó en sus oídos, abrió levemente sus ojos para observar a la persona que le estaba hablando en esos momentos, al joven le parecía que le había molestado que tocara en este lugar coso que no le extrañaba, pero no pudo evitar hacerlo ya que fue un impulzo.-Quizas lo hago para aquellos que fueron olvidados en este lugar.-Desia Ashrael mientas que alejaba las flauta de su boca.-Por aquellos que al principio fueron venerados y después olvidados…
Enseguida un viento gélido paso por el sitio en donde se encontraba ambos jóvenes provocando un ruido muy parecido al de los sollorzos de los que fallecieron ase tanto tiempo atrás, miro a los ojos del joven que lo había cuestionado mientras que el respiraba profundamente.-Mi nombre es Ashrael cual es el tuyo?...-El joven se presento antes de preguntar el nombre del joven ya que aunque al que se encontraba enfrente de Ashrael no le importase el aun asi lo asi por aducacion.
“Pobres pelear por su vida en este sitio tan solo para complacer a personas que disfrutaban de la carnicería que se llevaba a cabo…me compadesco de sus almas…” De sierta manera era extraño que Ahsrael se preocupara por aquellos que no tenían nada que ver con el pero, el sentía esa necesidad ya que si el no los recordaba quien podría hacerlo.
El joven se daba un pequelo lapso de tiempo para tomar un poco de aire y seguir tocando, seguía y seguía tocando sin descanso hasta que una voz resonó en sus oídos, abrió levemente sus ojos para observar a la persona que le estaba hablando en esos momentos, al joven le parecía que le había molestado que tocara en este lugar coso que no le extrañaba, pero no pudo evitar hacerlo ya que fue un impulzo.-Quizas lo hago para aquellos que fueron olvidados en este lugar.-Desia Ashrael mientas que alejaba las flauta de su boca.-Por aquellos que al principio fueron venerados y después olvidados…
Enseguida un viento gélido paso por el sitio en donde se encontraba ambos jóvenes provocando un ruido muy parecido al de los sollorzos de los que fallecieron ase tanto tiempo atrás, miro a los ojos del joven que lo había cuestionado mientras que el respiraba profundamente.-Mi nombre es Ashrael cual es el tuyo?...-El joven se presento antes de preguntar el nombre del joven ya que aunque al que se encontraba enfrente de Ashrael no le importase el aun asi lo asi por aducacion.
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Re: Entrada al Coliseo
Nunca son olvidados los guerreros que combatieron aquí. Presiento que en un futuro, muy, muy lejano alguien va a descubrir éste Coliseo y se preguntará ¿Por qué está aquí? Hasta quizás reviva algunas cosas rasgando la tierra y se darán cuenta que hubo gente que murió honorablemente en esta arena. – dijo Larezhian para llevar su rostro al centro de la estructura romana, donde se encontraba la arena de combate. Fue en ese momento que un viento gélido surcó su rostro de lleno y provocó un poco de calma a todo su ser, sus mejillas parecían descansar de tanto calor y laceraciones y, era como que se tomaban un respiro, volvía a nacer su rostro ya sin portar ese yelmo.
Un mechón de pelo se colgaba entre sus ojos y se lo quitó con su mano izquierda con suavidad para ponerlo detrás de su oreja. – No, te equivocas… nadie venera a los gladiadores de aquí, solo veneran al emperador que los hace combatir como animales. Veneran la sangre, los mantiene vivo y los hace a la idea de que quizás la guerra algún día arribe a Roma y el pueblo no temería a derramar su sangre.
Sus manos en aquellos guantes de cuero blanquecinos no pudieron sentir el frío que se sentía en ese lugar por momentos, era como si la mañana de Roma, que solía ser tan calida como la luz del sol, en esos momentos estuviera asemejándose más a un clima invernal. Los tacones de las botas del rubio provocaron dos ruidos secos al impactar en el suelo por un leve movimiento de su cuerpo, quedaba de frente a contraviento y cambiando rápidamente su faz, observó a Ashrael con tono serio. – Larezhian.
Tan solo dijo al aire quedándose mudo. Respiró profundamente y se dejó caer en las gradas para sentarse rápidamente, no sin antes colocar la palma de su mano en el suelo para amortiguar su caída y que no fuera tan tosca. Su armadura dorada de soldado parecía relucir mas a cada segundo que pasaba porque los rayos del sol acrecentaban. Solo eso se sentía, el resplandor en su armadura, pues el sol no parecía calentar hoy en día. En ese momento observó al que se presentaba y musitó. - ¿Eres de Roma?
Un mechón de pelo se colgaba entre sus ojos y se lo quitó con su mano izquierda con suavidad para ponerlo detrás de su oreja. – No, te equivocas… nadie venera a los gladiadores de aquí, solo veneran al emperador que los hace combatir como animales. Veneran la sangre, los mantiene vivo y los hace a la idea de que quizás la guerra algún día arribe a Roma y el pueblo no temería a derramar su sangre.
Sus manos en aquellos guantes de cuero blanquecinos no pudieron sentir el frío que se sentía en ese lugar por momentos, era como si la mañana de Roma, que solía ser tan calida como la luz del sol, en esos momentos estuviera asemejándose más a un clima invernal. Los tacones de las botas del rubio provocaron dos ruidos secos al impactar en el suelo por un leve movimiento de su cuerpo, quedaba de frente a contraviento y cambiando rápidamente su faz, observó a Ashrael con tono serio. – Larezhian.
Tan solo dijo al aire quedándose mudo. Respiró profundamente y se dejó caer en las gradas para sentarse rápidamente, no sin antes colocar la palma de su mano en el suelo para amortiguar su caída y que no fuera tan tosca. Su armadura dorada de soldado parecía relucir mas a cada segundo que pasaba porque los rayos del sol acrecentaban. Solo eso se sentía, el resplandor en su armadura, pues el sol no parecía calentar hoy en día. En ese momento observó al que se presentaba y musitó. - ¿Eres de Roma?
Larezhian- Cantidad de envíos : 8
Re: Entrada al Coliseo
Así son los humanos… no les importan los demás mientras que no les estorben en su camino…y sin importarles a quien puedan herir en el proceso.-Ashrael le decía al joven mientras que posaba su mano derecha en su cabeza ya que por alguna razón sentía que ya había vivido algo parecido a una guerra, el joven miraba de reojo el como se sentaba Larezhian, mientras mas se hacia presente el sol los ojos de Ashrael se comenzaban a cerrar ya que le molestaba bastante la luz directa del sol, era la desventaja de su pálida piel y claros ojos.
El joven sentía a los rayos de luz como si fueran agujas que le clavaban en los ojos, el joven coloco enfrente de sus ojos su mano derecha para evitar que la luz le diera de lleno en sus ojos “porque tendré ojos tan sensibles a la luz y no solo ellos sino que también mi piel lo es” al escuchar el cuestionamiento de Larezhian sobre si era de Roma lo puso un poco nervioso ya que al estar en roma no le convenía que alguien supiese que había vivido con una familia judía, además de que de cierta manera Ashrael no podía responder a eso ya que no recordaba de donde provenía en realidad.
Se podría decir que si…-Dijo mientras que suspiraba.-Pero en realidad no lo se ya que he vivido con una familia de médicos desde que tenia como cinco años ya que mi verdadera familia fue asesinada.-Porque el joven Ashrael le estaría contando a un completo desconocido esto?, quizás sentía que debía de hacerlo pero porque, el no lo sabia y aun así se corría el riesgo de ser asesinado por un romano.
Giro su cabeza un poco hacia su costado izquierdo para observar a las personas que se encontraban entrando al coliseo aun no eran demasiadas como para que incomodaran al joven pero que pasaba con Larezhian….
OFF: Andaba sin ideas X.X
El joven sentía a los rayos de luz como si fueran agujas que le clavaban en los ojos, el joven coloco enfrente de sus ojos su mano derecha para evitar que la luz le diera de lleno en sus ojos “porque tendré ojos tan sensibles a la luz y no solo ellos sino que también mi piel lo es” al escuchar el cuestionamiento de Larezhian sobre si era de Roma lo puso un poco nervioso ya que al estar en roma no le convenía que alguien supiese que había vivido con una familia judía, además de que de cierta manera Ashrael no podía responder a eso ya que no recordaba de donde provenía en realidad.
Se podría decir que si…-Dijo mientras que suspiraba.-Pero en realidad no lo se ya que he vivido con una familia de médicos desde que tenia como cinco años ya que mi verdadera familia fue asesinada.-Porque el joven Ashrael le estaría contando a un completo desconocido esto?, quizás sentía que debía de hacerlo pero porque, el no lo sabia y aun así se corría el riesgo de ser asesinado por un romano.
Giro su cabeza un poco hacia su costado izquierdo para observar a las personas que se encontraban entrando al coliseo aun no eran demasiadas como para que incomodaran al joven pero que pasaba con Larezhian….
OFF: Andaba sin ideas X.X
Ashrael- Dios/a
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Re: Entrada al Coliseo
Y sin embargo, ninguno de ellos seria capas de hacer correr la sangre, muchisimo menos combatir una guerra. - Un joven de cabello oscuro y mirada sombria se acercaba a aquellos dos que se sentaban juntos en las gradas. - Aquellos que tanto desean ver la sangre derramada, ese sadico placer, jamas en su vida han visto una batalla real, ni jamas combatiran en una.
Sin mas decir, el joven avanzo por el porton hacia las gradas, tomando asiento no muy lejos de donde se encontraban los otros dos.
El espectaculo del coliseo y sus gladiadores siempre le habia resultado repugnante; hombres, matandose entre si por designios de sus propietarios sedientos de dinero, y sin embargo, toda esta insulsa masacre le resultaba muy intrigante. Quizas se debiese a la ironia, que el ser un soldado y el ser un gladiador no son cosas demasiado distintas. Ambos combaten a muerte por los caprichos de quienes los comandan, ambos obedecen sin poner a duda los designios de sus lideres, ambos son esclavos de la violencia y la muerte.
Tomo asiento. El Sol, brillante como el solo, refulgia en el medallon que portaba en el cuello aun acalambrado por las ultimas batallas, mientras al lado de el dejaba en reposo una espada con una hoja de un extranio color rojizo. - Y aun asi- murmuro - combatimos por ellos, para que nunca tengan que ver una guerra tan proxima a sus personas...
Sin mas decir, el joven avanzo por el porton hacia las gradas, tomando asiento no muy lejos de donde se encontraban los otros dos.
El espectaculo del coliseo y sus gladiadores siempre le habia resultado repugnante; hombres, matandose entre si por designios de sus propietarios sedientos de dinero, y sin embargo, toda esta insulsa masacre le resultaba muy intrigante. Quizas se debiese a la ironia, que el ser un soldado y el ser un gladiador no son cosas demasiado distintas. Ambos combaten a muerte por los caprichos de quienes los comandan, ambos obedecen sin poner a duda los designios de sus lideres, ambos son esclavos de la violencia y la muerte.
Tomo asiento. El Sol, brillante como el solo, refulgia en el medallon que portaba en el cuello aun acalambrado por las ultimas batallas, mientras al lado de el dejaba en reposo una espada con una hoja de un extranio color rojizo. - Y aun asi- murmuro - combatimos por ellos, para que nunca tengan que ver una guerra tan proxima a sus personas...
Remulus- Cantidad de envíos : 4
Re: Entrada al Coliseo
El rubio se quedó observando hablar al otro. Era extraño su comportamiento, cualquiera hubiera dicho que no era de Roma, a decir verdad, un hombre que daba a conocerse a un extraño y se presentaba era porque no conocía las costumbres romanas. – Hablas como si no fueses un humano, pero tranquilo, nadie hiere aquí sin órdenes.
¿Familia de médicos, hmm? No me llevo con la medicina. Quizás porque desde pequeño tuve una gran regeneración de heridas, siempre que me lastimaba al otro día si quiera había marca, es extraño. Ojala hubiese pasado lo mismo con mi brazo. – dijo observando su extremidad derecha por sobre su hombro, mientras con su mano izquierda secaba un poco el sudor que corría por su frente. Justo en ese momento lo escuchó hablar, reconocía su voz y ni siquiera tenía que voltearse a ver.
Jajajajaja… - pareció no poder aguantarse las ganas de reír en ese momento. Justo en el momento que iba a contestarle a Ashrael, aparecía Remulus. Pequeños recuerdos venían a su mente, siempre era así el joven, no le importaba dar su opinión por más que estuviese frente a los mismos senadores de Roma o a un tendero. Si tenía que decir algo lo diría, pero siempre aparecía en momentos en los que menos se lo esperaba.
Remulus… – vociferó el rubio con una amplia sonrisa, por mas inoportuno que fuera no podía negarse a uno de los pocos que le agradaba su compañía. –…Tan serio y directo como siempre… me agrada eso de ti. Veo que tú también te has quedado en Roma.
Espero que no te moleste que no te llame Capitán, pero no estamos en servicio ahora. Te presento al gran músico Ashrael. – dijo haciendo un ademán con su mano izquierda. – Ashrael, el Capitán Remulus. – dijo ahora señalando al morocho.
¿Familia de médicos, hmm? No me llevo con la medicina. Quizás porque desde pequeño tuve una gran regeneración de heridas, siempre que me lastimaba al otro día si quiera había marca, es extraño. Ojala hubiese pasado lo mismo con mi brazo. – dijo observando su extremidad derecha por sobre su hombro, mientras con su mano izquierda secaba un poco el sudor que corría por su frente. Justo en ese momento lo escuchó hablar, reconocía su voz y ni siquiera tenía que voltearse a ver.
Jajajajaja… - pareció no poder aguantarse las ganas de reír en ese momento. Justo en el momento que iba a contestarle a Ashrael, aparecía Remulus. Pequeños recuerdos venían a su mente, siempre era así el joven, no le importaba dar su opinión por más que estuviese frente a los mismos senadores de Roma o a un tendero. Si tenía que decir algo lo diría, pero siempre aparecía en momentos en los que menos se lo esperaba.
Remulus… – vociferó el rubio con una amplia sonrisa, por mas inoportuno que fuera no podía negarse a uno de los pocos que le agradaba su compañía. –…Tan serio y directo como siempre… me agrada eso de ti. Veo que tú también te has quedado en Roma.
Espero que no te moleste que no te llame Capitán, pero no estamos en servicio ahora. Te presento al gran músico Ashrael. – dijo haciendo un ademán con su mano izquierda. – Ashrael, el Capitán Remulus. – dijo ahora señalando al morocho.
Larezhian- Cantidad de envíos : 8
Re: Entrada al Coliseo
Que bien….-Dijo el joven mientras que suspiraba de tranquilidad.-Y que afortunado has sido al no necesitar de la medicina ya que aquellos que padecen de alguna enfermedad o son heridos de gravedad sufren demasiado, y aunque los podamos curar a la mayoría hay veces que…no sirve de nada nuestra ayuda…-En esos momentos Ashrael se sentía un poco triste pero no demasiado, el quería encontrar una manera para que todas aquellas personas que sufrían a causa de una enfermedad se curaran con facilidad…pero eso solo era un sueño que difícilmente se cumpliría.
La atención del joven se vio desviada ya que comenzó a escuchar las frías palabras de un joven pelinegro que se acercaba a donde se encontraban, se daba cuenta de que sus palabras eran ciertas o eso pensaba el joven ya que aunque no era romano el joven Ashrael sabia muy bien lo que pasaba en las guerras, además de que se daba cuenta de que los guerreros romanos no tenían en nada que ver con las guerras que los gobernantes de Roma causaban.
Ashrael guarda silencio mientras que varias cosas pasaban por su mente, “que les dirán para que ataquen a otros aunque estos no los ataquen” el joven pensaba en la leve posibilidad de que los gobernantes engañaban a sus soldados para que atacaran a las demás ciudades, escudándose con la escusa de una posible guerra por parte de otro imperio o país cercano, al joven ya no le sorprendía la posibilidad de que los gobernantes de algún lugar se escudaran con la guerra solo para tener mas poder.
Los pensamientos del joven Ashrael se vieron interrumpidos por la oz de Larezhian quien le estaba presentando a su amigo y al parecer capitán Remulus.-Mucho gusto Capitán Remulus.-Dijo Ashrael con un tono amistoso.
La atención del joven se vio desviada ya que comenzó a escuchar las frías palabras de un joven pelinegro que se acercaba a donde se encontraban, se daba cuenta de que sus palabras eran ciertas o eso pensaba el joven ya que aunque no era romano el joven Ashrael sabia muy bien lo que pasaba en las guerras, además de que se daba cuenta de que los guerreros romanos no tenían en nada que ver con las guerras que los gobernantes de Roma causaban.
Ashrael guarda silencio mientras que varias cosas pasaban por su mente, “que les dirán para que ataquen a otros aunque estos no los ataquen” el joven pensaba en la leve posibilidad de que los gobernantes engañaban a sus soldados para que atacaran a las demás ciudades, escudándose con la escusa de una posible guerra por parte de otro imperio o país cercano, al joven ya no le sorprendía la posibilidad de que los gobernantes de algún lugar se escudaran con la guerra solo para tener mas poder.
Los pensamientos del joven Ashrael se vieron interrumpidos por la oz de Larezhian quien le estaba presentando a su amigo y al parecer capitán Remulus.-Mucho gusto Capitán Remulus.-Dijo Ashrael con un tono amistoso.
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Eisdecke
Cantidad de envíos : 133
Re: Entrada al Coliseo
Y tu tan relajado como siempre... no es ninguna molestia, Larezhian, como bien dijiste, no estamos en servicio.- Aclaro con una voz altiva pero grata. A pesar de su habitual y serio comportamiento, ver que una de las pocas personas por las que tenia un genuino aprecio dentro de la ciudad era suficiente como para tranquilizar el la tormenta que solia habitar en el alma del joven de cabello negro.
El muchacho de rubia cabellera fue una de las primeras personas con las que entablo una relacion de confianza y amistad durante sus primeros dias como soldado de Roma. A menudo desconfiado de la gente, debido a lo ocurrido durante su infancia, Remulus siempre se veia envuelto en una nube de apatia y rechazo, no creia que las personas fueran capaces de preocuparse realmente por otra que no forme parte de su circulo de sangre, pero afortunadamente, conocio a unas pocas que han empezado a cambiar, si lentamente, esa manera de ver al mundo.
Un honor en conocerlo, Gran Musico Ashrael.- Dijo con una voz severa pero sincera. - Que trae al hijo de un medico, reconocidos por su devocion a la vida y a la calidez hogarenia, a un lugar de frialdad y muerte como el coliseo?
El muchacho de rubia cabellera fue una de las primeras personas con las que entablo una relacion de confianza y amistad durante sus primeros dias como soldado de Roma. A menudo desconfiado de la gente, debido a lo ocurrido durante su infancia, Remulus siempre se veia envuelto en una nube de apatia y rechazo, no creia que las personas fueran capaces de preocuparse realmente por otra que no forme parte de su circulo de sangre, pero afortunadamente, conocio a unas pocas que han empezado a cambiar, si lentamente, esa manera de ver al mundo.
Un honor en conocerlo, Gran Musico Ashrael.- Dijo con una voz severa pero sincera. - Que trae al hijo de un medico, reconocidos por su devocion a la vida y a la calidez hogarenia, a un lugar de frialdad y muerte como el coliseo?
Remulus- Cantidad de envíos : 4
Re: Entrada al Coliseo
Quizás a tocar una melodía para los caídos que inevitablemente no pudieron ser salvados por las grandes heridas que se provocan aquí. – interrumpió Larezhian de inmediato aun observando al amanecer, sin poner su mirada en los dos hombres que estaban allí presentes. Se puso de pie con dificultad ayudado por su mano izquierda y sacudió un poco el polvillo que había en su ropa de haberse sentado en un lugar tan sucio. Un rayo de sol caía tenuemente en su rubia cabellera abarcando también parte del rostro y caminó hacia delante, bajando los escalones lentamente.
Lo siento caballeros, pero debo retirarme, fue un gusto haberlos conocido por parte de Ashrael y vuelto a ver por tu parte Remulus. Sabes donde encontrarme si me necesitas Remulus, o si necesitas ayuda con tu espada. – musitó observando el arma de su compañero y realmente estaba malograda, sin filo y oxidada. Si Remulus necesitaba ayuda debía acudir a la herrería de Gareth, él estaría ahí.
Apoyando la palma de su mano izquierda en el borde de las gradas, saltó hacia la Arena y caminó por la salida. Lentamente, nadie le apuraba, pero debía aprovechar que ahora que había amanecido era un buen momento para ver a su padre. Sus ojos se volvieron más oscuros cuando se perdió en la sombra de la entrada y volvieron a ser más claros cuando salió del Coliseo. Observó hacia todos lados, le agradaba esa ciudad, había nacido en ella o al menos eso era lo que él creía.
Sin retrasar más su marcha hacia la herrería, caminó lentamente marcándose sus pies en la fina piedra del suelo, dejando un par de huellas de arena que quedaban en sus botas al haber estado en el campo de batalla del coliseo. Podía ver un par de rosas en el suelo, pétalos pequeños que quedaban de la llegada del Emperador hacía no mucho tiempo, se veía que las habían dejado ahí, a pesar de que habían pasado un par de días.
Lo siento caballeros, pero debo retirarme, fue un gusto haberlos conocido por parte de Ashrael y vuelto a ver por tu parte Remulus. Sabes donde encontrarme si me necesitas Remulus, o si necesitas ayuda con tu espada. – musitó observando el arma de su compañero y realmente estaba malograda, sin filo y oxidada. Si Remulus necesitaba ayuda debía acudir a la herrería de Gareth, él estaría ahí.
Apoyando la palma de su mano izquierda en el borde de las gradas, saltó hacia la Arena y caminó por la salida. Lentamente, nadie le apuraba, pero debía aprovechar que ahora que había amanecido era un buen momento para ver a su padre. Sus ojos se volvieron más oscuros cuando se perdió en la sombra de la entrada y volvieron a ser más claros cuando salió del Coliseo. Observó hacia todos lados, le agradaba esa ciudad, había nacido en ella o al menos eso era lo que él creía.
Sin retrasar más su marcha hacia la herrería, caminó lentamente marcándose sus pies en la fina piedra del suelo, dejando un par de huellas de arena que quedaban en sus botas al haber estado en el campo de batalla del coliseo. Podía ver un par de rosas en el suelo, pétalos pequeños que quedaban de la llegada del Emperador hacía no mucho tiempo, se veía que las habían dejado ahí, a pesar de que habían pasado un par de días.
Larezhian- Cantidad de envíos : 8
Re: Entrada al Coliseo
Ashrael se mantenía en silencio mientras que escuchaba la interrogante de Remulus pero antes de que pudiese responder algo el joven Larezian respondido por el, desvió su mirada para observar la luz del sol la cual ya iluminaba la ciudad enseguida miro la entrada del coliseo para mirar a la personas que comenzaban a entrar en el lugar.-Creo que yo también me tengo que retirar ya que aun tengo cosas pendientes las cuales tengo que concluir cuanto antes, fue un placer conocerlo capitán Remulus.-Después de decir esto el joven de caros cabellos se levanto de las gradas mientras que se sacudía sus ropas que quizás se encontraban llenas de polvo.
Comenzó a bajar por lo escalones mientras que intentaba evadir a todas las personas que se encontraban subiendo por aquellas escaleras mientras que pensaba a que otro lugar tendría que ir antes de encontrar lo que el estaba buscando aunque no supiera exactamente lo que estaba buscando, serian los indicios de su oscuro pasado o acaso estaba buscando el significado de sus sueños los cuales le parecían mas recuerdos que sueños.
Al pasar el joven Ashrael al lado de las demás personas les causaba una especie de escalofrió ya que siempre era rodeado por una brisa fría aunque se encontrara en un lugar cálido, los pasos del joven sonaban a causa de las pequeñas piedras que se encontraban en la arena, el miraba al suelo ya que observaba con atención las manchas rojizas que se encontraban en la arena.
La mirada del joven se encontraba un poco decepcionada ya que aun no podía creer que los humanos pudieran presenciar tan masacre solo de pensarlo le producía asco, la silueta de el se perdía entre la sombra de la multitud.
Comenzó a bajar por lo escalones mientras que intentaba evadir a todas las personas que se encontraban subiendo por aquellas escaleras mientras que pensaba a que otro lugar tendría que ir antes de encontrar lo que el estaba buscando aunque no supiera exactamente lo que estaba buscando, serian los indicios de su oscuro pasado o acaso estaba buscando el significado de sus sueños los cuales le parecían mas recuerdos que sueños.
Al pasar el joven Ashrael al lado de las demás personas les causaba una especie de escalofrió ya que siempre era rodeado por una brisa fría aunque se encontrara en un lugar cálido, los pasos del joven sonaban a causa de las pequeñas piedras que se encontraban en la arena, el miraba al suelo ya que observaba con atención las manchas rojizas que se encontraban en la arena.
La mirada del joven se encontraba un poco decepcionada ya que aun no podía creer que los humanos pudieran presenciar tan masacre solo de pensarlo le producía asco, la silueta de el se perdía entre la sombra de la multitud.
Ashrael- Dios/a
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Re: Entrada al Coliseo
* Estaba tranquila por tener bastantes conocimientos en mi cabeza sobre las criaturas de la mitologia los dioses y cada leyenda que envolvían a ambos, algunas de las batallas pasadas que eran dignas de contarse y otras no tantas, sin embargo todavía tenia que descubrir como despertar a aquel espíritu dentro de mí, a aquel poder para poder tomar mi lugar entre los guerreros a las ordenes del dios de los mares y eso todavía parecía como una gran incognita para mi.
Salí presurosa de la biblioteca que se encontraba casí a la entrada de la gran ciudad de Roma y caminé sin rumbo fijo hasta que mis pies suplicaron por un descanso pues a pesar de que estoy acostumbrada a caminar largas distancias no había tomado un descanso desde hace varios minutos y los músculos de mis piernas ya no aguantaban tanto caminar.
Cuando fije la mirada atenta al lugar enfrente de mí vi que estaba en el coliseo de la ciudad, en esos momentos parecia solitario y yo la única alma que decidía visitarlo, entre con pasos lentos pues no sabía si alguien se econtraba dentro de aquel sitio pero dentro de este se sentía un aire extraño como si tantas batallas hubiesen sensibilizado el aire dentro del lugar, quedé absorta en mis pensamientos mirando al firmamento y de vez en cuando a la estructuda donde me encontraba, me parecía algo extraordinario sin duda.
Salí presurosa de la biblioteca que se encontraba casí a la entrada de la gran ciudad de Roma y caminé sin rumbo fijo hasta que mis pies suplicaron por un descanso pues a pesar de que estoy acostumbrada a caminar largas distancias no había tomado un descanso desde hace varios minutos y los músculos de mis piernas ya no aguantaban tanto caminar.
Cuando fije la mirada atenta al lugar enfrente de mí vi que estaba en el coliseo de la ciudad, en esos momentos parecia solitario y yo la única alma que decidía visitarlo, entre con pasos lentos pues no sabía si alguien se econtraba dentro de aquel sitio pero dentro de este se sentía un aire extraño como si tantas batallas hubiesen sensibilizado el aire dentro del lugar, quedé absorta en mis pensamientos mirando al firmamento y de vez en cuando a la estructuda donde me encontraba, me parecía algo extraordinario sin duda.
Anhai- Status :
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Defensa :
Capullo Fugaz
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Re: Entrada al Coliseo
La batalla habia sido sangrienta, pero Defteros habia tenido bastante precaución para no matar a ninguno de los gladiadores, solo habían quedado de pie 3 de su equipo incluyéndolo a el, los demás habían terminado muertos o heridos, Defteros habia herido a 3 de sus oponentes que lo habían tratado de matar, pero eso ya era historia antigua, su primera paga era muy buena 10 monedas de oro y tres de plata sin incluir el agua y la comida gratis que le habían ofrecido después del combate, era muy bien sabido que a los voluntarios como gladiadores se les trataba bien, y de hecho al principio las peleas no eran a muerte y loe heridos eran tratados por los mejores doctores. Era momento de retirase de ese lugar, el próximo enfrentamiento tendría lugar en otro momento y su presencia no era requerida por el momento, su búsqueda debía continuar y si quería ver resultados tendría que moverse de ese lugar. Las entradas al ruedo eran bastante amplias y de muy buen ver, estas dejaban sin aliento a las personas que las veían por primera vez, ver su magnifica presentación sin duda alguna era un placer en toda la extensión de la palabra.
Defteros- Caballeros Dorados
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Evasión
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Re: Entrada al Coliseo
Anily habia caminado ya bastantes horas sin un rumbo fijo para seguir, sus vestidos eran muy sencillos, en su cintura se señia su cadena dorada cubierta por una pañoleta para evitar provocar a algun ladron, y en una maletita que llevaba tenia su diadema de flor.
Sus pasos eran lentos pues ya se habia dado cuenta que estaba entrando al coliseo de roma, en un tiempo atras a ella no le hubiese causado interes por visitar el lugar, pero ahora tenia una extraña sensacion de estar ahi.
Sentia dentro de ella que encontraria alguna respuesta, por aquellos sueños que tenia.
Sus pasos eran lentos pues ya se habia dado cuenta que estaba entrando al coliseo de roma, en un tiempo atras a ella no le hubiese causado interes por visitar el lugar, pero ahora tenia una extraña sensacion de estar ahi.
Sentia dentro de ella que encontraria alguna respuesta, por aquellos sueños que tenia.
Anily- Cantidad de envíos : 24
Re: Entrada al Coliseo
Empezo a caminar de manera muy despacio como si el tiempo se detubiese alrededor suyo, ante ella uno de sus sueños parece tomar carta en su espacio, cobrando vida como si lo viviese en ese mismo instante.
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habia cambiado de apariencia y de ropajes a unos mas atrevidos pero conservando sus dos tesoros, atras de ella unas jovenes sirvientas estaban listas para atender a cualquier mandato que la dama les disponga, llegando a la plaza del coliseo ve de forma indiferente a las personas que esperan en el lugar, esperan una matanza de las acostumbradas en el coliseo.
La joven va a la tarima y las sirvientas le colocan todo lo necesario para estar lo mas comodo posible, se recuesta en un sillon de oro y se deleita su paladar con unos arandanos que una sirvienta le ofrece, como forma de entretenerse eleva su energia para que invada el lugar y todas las personas ahi empiezan a sentirse mal, empiezan a tener deseos carnales incontrolables, a tal grado que se desprende una batalla carnal entre todos.
La muchacha sonrie al ver esto y continua deleitandose con los frutos mientras piensa para si
-insignificantes mortales, son tan debiles que sus corazones de corrompen en segundos
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La muchacha despierta del letardo colocada en la tarima de forma sexi, se levanta y se asusta de donde se encuentra, y mas cuando en sus labios siente el sabor de los arandanos, asi que toma sus cosas y decide irse del lugar.
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habia cambiado de apariencia y de ropajes a unos mas atrevidos pero conservando sus dos tesoros, atras de ella unas jovenes sirvientas estaban listas para atender a cualquier mandato que la dama les disponga, llegando a la plaza del coliseo ve de forma indiferente a las personas que esperan en el lugar, esperan una matanza de las acostumbradas en el coliseo.
La joven va a la tarima y las sirvientas le colocan todo lo necesario para estar lo mas comodo posible, se recuesta en un sillon de oro y se deleita su paladar con unos arandanos que una sirvienta le ofrece, como forma de entretenerse eleva su energia para que invada el lugar y todas las personas ahi empiezan a sentirse mal, empiezan a tener deseos carnales incontrolables, a tal grado que se desprende una batalla carnal entre todos.
La muchacha sonrie al ver esto y continua deleitandose con los frutos mientras piensa para si
-insignificantes mortales, son tan debiles que sus corazones de corrompen en segundos
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La muchacha despierta del letardo colocada en la tarima de forma sexi, se levanta y se asusta de donde se encuentra, y mas cuando en sus labios siente el sabor de los arandanos, asi que toma sus cosas y decide irse del lugar.
Anily- Cantidad de envíos : 24
Re: Entrada al Coliseo
La cuadriga se detuvo frente a la entrada al coliseo, Sacmis soltó las riendas y miró por encima del hombro al Doctore que retrocedió hasta bajar y le tendió la mano para ayudarla; una vez en tierra, Sacmis estiró su mano y miró con seriedad al hombre que se disponía a seguirla. - Dómina... sería mejor que yo... - Comenzó a hablar pero ella lo detuvo con una mirada severa.
- No planeo tardar así que no hace falta. - El hombre suspiró y le entregó el misterioso envoltorio que ella tomó con la misma facilidad que él, contrario a lo que se pensaría por su esbelta y delicada figura, sacó una botella de vino fino de la carreta, luego avanzó hasta la verja en donde un par de guardias le cerraron el paso.
- Hoy no hay función señora. - Dijo uno de ellos como si le hablase a cualquier gente.
- A un lado plebeyo, no vengo a ver juegos. - El guardia la miró de malos modos y estuvo a punto de intentar correrla de un modo poco amable, ella aferró el envoltorio y justo un hombre apareció por el pasillo.
- ¡Señorita Sacmis! ¡Qué gusto saludarla! ¿Cómo se encuentra el buen Marco Aurelio? - Aquellas palabras bastaron para que los guardias se hicieran a un lado y le abrieran la puerta.
- Gozando de una excelente salud en su retiro, le manda sus saludos y un insignificante presente. - Dijo con una sonrisa cálida, aunque en realidad, dentro de ella, reía con sorna, porque probablemente aquel hombre no hubiese probado en su vida un vino como ese ni lo haría, ya que era de la clase que solo los más nobles patricios tenían el gusto de catar. - Perdone que me presente de este modo y que no pueda quedarme a conversar, aunque ciertamente me encantaría escuchar sus sabias palabras y sus emocionantes anécdotas, la premura de mi viaje a Galia me impide permanecer mucho tiempo, sea tan amable de guiarme hasta mi esclavo. - Pidió, aunque en realidad daba gracias porque no soportaba a aquel arribista poco discreto, que seguramente esparciría la noticia de la repentina salida, por lo que era mejor que concordara con la historia que había ensayado con su padre y que no revelaba su verdadero destino.
El hombre asintió con salamería. - Acompáñeme por favor. -
- No planeo tardar así que no hace falta. - El hombre suspiró y le entregó el misterioso envoltorio que ella tomó con la misma facilidad que él, contrario a lo que se pensaría por su esbelta y delicada figura, sacó una botella de vino fino de la carreta, luego avanzó hasta la verja en donde un par de guardias le cerraron el paso.
- Hoy no hay función señora. - Dijo uno de ellos como si le hablase a cualquier gente.
- A un lado plebeyo, no vengo a ver juegos. - El guardia la miró de malos modos y estuvo a punto de intentar correrla de un modo poco amable, ella aferró el envoltorio y justo un hombre apareció por el pasillo.
- ¡Señorita Sacmis! ¡Qué gusto saludarla! ¿Cómo se encuentra el buen Marco Aurelio? - Aquellas palabras bastaron para que los guardias se hicieran a un lado y le abrieran la puerta.
- Gozando de una excelente salud en su retiro, le manda sus saludos y un insignificante presente. - Dijo con una sonrisa cálida, aunque en realidad, dentro de ella, reía con sorna, porque probablemente aquel hombre no hubiese probado en su vida un vino como ese ni lo haría, ya que era de la clase que solo los más nobles patricios tenían el gusto de catar. - Perdone que me presente de este modo y que no pueda quedarme a conversar, aunque ciertamente me encantaría escuchar sus sabias palabras y sus emocionantes anécdotas, la premura de mi viaje a Galia me impide permanecer mucho tiempo, sea tan amable de guiarme hasta mi esclavo. - Pidió, aunque en realidad daba gracias porque no soportaba a aquel arribista poco discreto, que seguramente esparciría la noticia de la repentina salida, por lo que era mejor que concordara con la historia que había ensayado con su padre y que no revelaba su verdadero destino.
El hombre asintió con salamería. - Acompáñeme por favor. -
Sacmis- Dios/a
- Reino : Olimpo
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