[Villa Vallis Mellitus] Caballerisas

al llegar a la villa pude observar que por sus alrededores no se encontraba ninguno de los patrones de la Villa Vallis Mellitus, entonces avance através de los campos verdes, llenos aun de aquel rocío matutino que pronto con la calida brisa desaparecería, llegue hasta las caballerizas, aquellas adornadas con acabados en mármol, velas para las noches y los días oscuros, en aquel lugar, ya los diez lugares para los caballos que traía estaban apartados, baje uno por uno y los fui entrando hasta su respectivo lugar, cerraba la puerta y rápidamente le colocaba pasto para que se mantuviese comiendo mientras terminaba mis labores, en aquellos actos, pasaron al rededor de treinta minutos hasta que todos estuvieron en sus sitios, agradecí a los hombres que me había ayudado a traerlos y se marcharon, dejando tras suyo solo huellas en la arena de la entrada y nada mas, luego entre nuevamente a la caballeriza y tomando baldes de agua y unos sepillos comencé a enjuagarlos uno por uno , los secaba con gran cuidado, cepille sus cabellos y con los conocimientos de herrería que tenia tome unas herraduras que había mandado a hacer y se las coloque, ya herrados y limpios, procedí a cerrar sus lugares y me marche hacia los alrededores de la villa.

Segundo post del ataque:

Especialidad: Elemento fuego

Helena llegó a las caballerisas de la villa de Fye, estaba un tanto preocupada por lo que había pasado en la habitación de su amor platónico, no sabía hasta qué punto era cierta la existencia de esa mujer parecida a ella, ni si su amado ángel estaba o no en ese lugar; pero de ser así entonces ella no hubiera podido salir de ese sitio, sino que más bien se hubiera quedado retenida por invadir el cuarto del amo de la villa.


Con algo de dificultad, la joven de cabellos rubios se sentó en uno de los bancos que habían en ese lugar y frotó sus antrebrazos con las manos, estaba con frío y sentía que todo le daba vueltas pero... ¿Por qué motivos estaba esa mujer ahí? ¿Quién era ? ¿De dónde había salido? ¿Quién la trajo a ese lugar? Nada de eso tenía respesta fija, por lo que ella no sabía bien cómo reaccionar ante toda la situación; con los ojos muy abiertos puso atención a los sonidos que se escuchaban alrededor, pero al final no era nadie yendo a buscarla, por unos segundos pensó que estaba loca y que lo mejor era irse, sin embargo algo se le pasó por la cabeza y al fin decidió hacer algo para ver si lo que había pasado era o no verdad.

-Veamos... Esto era como un remolino de fuego, pero si lo lanzo en este sitio se quemará todo... - Helena ya había elevado su cosmos, de modo que sin quererlo un remolino pequeño de fuego salió disparado contra la madera del establo, pero no la incendió, sólo la dejó carbonizada.

-Ay no! Será que así dejé el cuarto del señor Fye?- Helena miró las palmas de sus manos, un ardor estaba instalándose en la yema de sus dedos, como si una llamarada estuviera en sus manos, algo le estaba pasando y no sabía qué era, pero lo que sí sabía era que tenía que regresar al cuarto del señor Fye para ver si esa mujer que pretendía hacerse pasar por ella estaba o no muerta; si era así tenía que huir para que su amor platónico no la acusara de asesinato.

-Hija estás siendo un poco extremista... No tienes que irte de este lugar, tú debes estar aquí, ya muy pronto sabrás el motivo, no tengas miedo yo estoy contigo para ayudarte- dijo el padre de Helena dentro de su corazón mientras la joven de cabellos rubios corría hacia la habitación de su amor platónico, sólo que esta vez no entró por la puerta, sino que decidió entrar por la ventana, pero antes de eso se detuvo frente a la misma para pensar si entrar o no.

-Cielos tengo tanto miedo de entrar a este lugar otra vez... Pero si no entro entonces no podré verle y deseo verle con todas mis fuerzas- Dijo Helena muy nerviosa mientras trataba en vano de mirar por la ventana, pero como no vio nada decidió entrar igual.

Narro/hablo/ padre de Helena

Cuarto post del ataque:

ELemento fuego:

Helena otra vez llegó a las caballerizas aun no amanecía y el alba estaba bastante lejana, no podría ver a Fye si seguía a sí y tampoco podría encontrar a su dios si no desarrollaba su poder, era como estar atrapada en dos laberintos y no poder caminar hacia ninguno para resolverlo; para relajarse un poco la chica de los cabellos rubios decidió pasear por la caballeriza para mirar los caballos con los uqe contaba Fye. Definitivamente todos eran geniales y pura raza, el cuidado que tenían los sirvientes del castillo para con los mismos era bastante minucioso, casi tanto como el que ella tenia con el caballo que le dejó regalado a su madre antes de irse de la casa.

-Qué lindo eres- Dijo la joven Helena mientras acariciaba el caballo donde montab Fye, otra vez recordó la figura de su amor platónico y pensó con furia en el hecho de que esa mujer que prentendía ser ella estuviera cerca de ese lugar rondando a su amado, el cual no podía evitar sentir como suyo, aunque jamás le hubiera dicho anda el por su parte.

-Debo tomar algo de distancia para practicar y no lastimarte lindo- Dijo Helena mientras se alejaba mirando al caballito que tenía en frente.

Aumentando su cosmos la futura amazona del dios de la luz dio origen al tornadito de color rojo que se movía en espiral en la palma de su mano, aún le faltaba tamaño por lo que sabia tenía que concentrar más su cosmos, para hacerle ganar tamaño, pero estas vez el cosmos utilizado fue mayor y por lo tanto el tornado se hizo más grande y salió disparado hacia unos árboles haciéndolos cenizas por completo dejando a su paso sólo el hollín.

-Owo qué poder tiene este tornadito, es genial esto sí que es poder- djo la chica de cabellos color sol mientras veia el paso de destruccion generado por su tornado hacia los árboles, pero se había dado cuenta de que la salida del mismo no había sido con la fuerza suficiente para ella, por lo que decidió intentar hacer otra vez hacer su tornado y ahora este salió de golpe bastante crecido, ahora este se quedó en su mano moviéndose en el mismo sitio, como esperando el momento en que ella lo lanzara hacia algún objetivo.

-No quiero dañar a los árboles, les tengo bastante amor para eso- dijo la amazona mientras dirigía su mano hacia otro lado, un sitio donde había acúmulo de basura y cachibaches los cuales fueron reducidos a cenizas en un segundo dejando sólo a su paso el hollin del fuego abrasador.

-Con esto seguro puedo vencer a esa mujer y recuperar a mi verdadero señor Fye, seguro ella no tiene escondido en algun lugar, pero yo le liberaré- La joven no comprendía de donde había sacado tal historia, ni como había llegado a la conclusión de que el era su señor, ya que ella tenía una deidad a la que proteger, pero todo eso lo entendería caundo fuera amazona, por ahora la joven sólo se dirigía hacia la habitación de Fye, en busca de la pelea por el amor de su vida.

Una vez más Helena llegó a las caballerizas, pero esta vez no entró, si no que se quedó afuera esperando que apareciera esa mujer que tanto fastidio le causaba, quería matarla y enterrar su cuerpo por ahí
en cualquier lado, eso en caso de que su fuego no la quemara por completo; los minutos pasaron y el viento movió los cabellos de Helena, ahora lo podía ver bien, el alba no estaba ni por acercarse, en teoría ella estaba loca por suponer que el alba estaba cerca, no se veía ni los rayos más mortecinos del sol recién despertando, lo que vio fue talvez el resplandor de algún incendio en algún lugar, uno de esos incendios masivos que no paraban y arrasaban con todo. Una vez más Helena agradeció el que su ataque dejara directamente el hollín en vez de hacer el horrendo espectáculo del fuego; con la tranquilidad de quien no hace nada raro, la joven mujer de cabellos rubios elevó su cosmos y dio origen a un tornado pequeño, pero pensó que mejor sería si fuera tres, por lo que pensó y visualizó el nacimiento de uno mas en la palma de su mano, pero ambos eran algo pequeños.

-Qué fue eso?- Helena se sobresaltó y sacó una de las flechas de su carcaj, la puso en el arco para lanzarla, pero escuchó con más detenimiento, algo estaba rodeandola moviéndose rápidamente, fue entonces cuando se detuvo y Helena bajó un poco su arco, pero en un movimiento rápido la cazadora dio media vuelta yse encontró con su querido Fye apuntándola con una ballesta.- No me engañarás y más te vale que me dejes en paz o te pasará algo feo- Helena ya no estaba con una actitud tan tierna como antes, ahora se veía más fuerte y más ruda, era como si tuviera dos personalidades distintas, y
ambas estaban más que resueltas a imponerse a los demás para conseguir lo que deseaban.

-Vas a atacarme? A mí? Al ser por el que has luchado tanto tiempo para poder ver?- Fye bajó la ballesta y puso una de sus manos en la espalda como dando a entender que se rendía, pero la joven de cabellos rubios no se dejó engañar y al final cuando el bajó la ballesta ella lanzó su flecha que fue activada con cosmos y se transformó en tres haces luminosos que traspasaron a Fye y lo clavaron contra el tronco de un árbol.


-Tú no eres Fye, yo lo conozco bien aunque no lo he visto de frente, sus ojos son fríos y muy poco expresivos, su rostro siempre tiene una
expresión solitaria y sus gestos son más duros, no tienen tanta delicadeza, tú no eres el hombre que yo estoy buscando.


Una vez dicho esto Helena volteó rápidamente a mirar hacia el sitio donde había un ruido, y entre los matorrales descubrió a la mujer de cabellos negros que estaba haciendo la misma técnica que ella, sóloque su fuego era negro y sólo era un tornado y no dos.

-Así que ahora decidiste salir al final?

Helena elevó su cosmos pero sus tornaditos no aparecieron a tiempo y recibió el primer ataque, sin embargo la joven no se rindió y al final logró sacar tres tornaditos rojos, los cuales salieron disparados en este o orden: Primero el de en medio y luego los otros dos uno por la derecha y la izquierda respectivamente, los tres impactaron contra la enemiga de Helena y la hicieron desaparecer dejando solo hollín en las maderas secas.

-Padre he ganado?- Dijo Helena mientras se volteaba para ver la figura inerte del falso Fye, pero no encontró nada, al parecer no existía, a menos que sólo fuera en su cabeza.

-Has ganado hija mía- dijo el padre de Helena mientras ella caminaba hacia la habitación de Fye sin saber por qué, y antes que ella preguntara su padre dijo en voz alta- Debes ir a ese lugar a buscar tu armadura, ahora lo entiendes no? Ese hombre que amas con tanta intensidad es en realidad tu deidad.

-Me lo imaginaba, por eso mismo quiero tenerlo mío, ahora más que nunca lo deseo con más fuerzas que antes- Helena dijo esto con seguridad en su voz y caminó hacia el cuarto de Fye una vez más.


Narro/ Hablo/ Falso Fye/ Padre de Helena

La silueta de un joven hacia presencia a lo lejos, s epodia ver como sus cabellos eran movidos por los pasificos y calidos vientos de la region, lentamente fue tomando forma aquella borrosa figura, era Paolo uno de los sirvientes de la villa, caminaba a paso lento, con la mirada perdida hacia el frente como mirando lejos al horizonte, el trinar de las aves se podia escuchar y el rebusnar de los caballos tambien hacia parte de la melodiosa mucica natural de aquellos exoticos parajes, paolo llego hasta los establo y comenzo a ver a todos y cada uno de los caballos alli presente, falta el del amo Fye, seguro salio a montar un rato por lo prados, sin decir una sola palabra mas, el jven guerrero y sirbiente se dispuso a examinar a lso caballos minuciosamente, los liempiaba y peinaba delicadamente, aquellos animales eran unos sementales.

Debere acabar pronto con esta labor e ir en busca del seños Fye, debo darle una explicaccion lo ma spronto posible, ya mucho tiempo ha transcurrido desde aquel inccidente y no puedo permanecer aislado por mas tiempo, aquellos eran los susurros que pronunciaba el joven y que solo los caballos los escuchaban, parecia relajarse mientras hacia sus labores y sus palabras eran recibidas por aquellos cuadrupedos sin ser criticada o objetada palabra alguna, el viento continuaba soplando y aquella tranquilidad que se respiraba era increible, una paz sin igual, el aroma a las flores, el relinchar de las bestias que habitaban el establo y el trinar de las avez cullo vuelo era iluminado por la luz dels ol que hacia aun mas magestuosos sus andares.

Helena llegó finalmente a las caballerías con paso lento y algo inseguro, puesto que aún no sabía bien el estado en el que habían quedado las mismas luego de que ella intentara sin piedad acabar con las réplicas de la mujer y el hombre que pretendían ser ella. La luz del sol otra vez estaba desapareciendo, y ahora otra noche se presentaba ante ellos; era increíble como el tiempo pasaba rápidamente haciendo que ella misma se sintiera algo perdida y más que todo enferma.

-Cielos este sitio parece que no fue tan afectado como y pensaba, lo cual es bueno porque el señor Fye podría enojarse si ve que estoy haciendo destrozos en su hogar.

La mujer de cabellos rubios avanzó un poco más y ahora pudo ver frente a sus ojos a un joven de cabellos negros que estaba limpiando las caballerizas, al parecer tenía ya bastante tiempo haciendo este trabajo, por lo que la amazona de Abel decidió no molestarlo, para que así terminara de trabajar y pudiera descansar de una vez. Algo le llamaba la atención de ese joven; casi podía decir que sentía en él la misma energía que emanaba del cuerpo de su hermano, quien ya debería estar con ella para ayudarla a entrenar sus poderes, sin embargo aún no estaba.

-Bueno lindos... Es hora de que descanse si?- Helena hizo que los caballos entraran a sus respectivas cuadrillas, y luego de pensarlo unos segundos más la mujer empezó a caminar en dirección al joven que estaba trabajando y sin pensarlo dos veces dijo en voz baja:

-¿Tú has arreglado el desastre que había en este lugar?- Helena guardó silencio, pues pensaba que había hablado demasiado, sin embargo sabía más que nadie, que no podía bajo ningún concepto obviar preguntar acerca del tema, ya que sabía que ella sí había hecho uno que otro destrozo.

El viento soplaba lentamente agitando los oscuros cabellos de Paolo quien solo se encontraba entre las caballerizas arreglando a los caballos y aseando todo aquel lugar que se encontraba algo dañado, el trinar de las aves ceso por unos instantes y los caballos que ya masifico se encontraban se perturbaron sin razón aparente, relinchaban y una presencia fuerte pero tranquila arribo en aquel lugar, una hermosa dama de tersa y blanca piel, con sus cabellos largos y dorados se pronuncio y se acerco al joven que solo giro su cabeza al sentir su presencia y escuchar aquellas palabras.

Si, yo he arreglado el desastre que aquí yacía, pues sirvo al señor Fye y es mi deber mantener todo en orden, aquellas palabras eran serias, tranquilas, como siempre, el joven tomo un respiro y continuo, tienes un cosmos diferente al de algunos que he conocido, soy Paolo y ¿quien eres tu?, ¿sirves al Olimpo?, aquellas palabras eran directas, el joven deseaba saber la identidad de aquella joven, se mantenía alerta de cualquier movimiento por mínimo que fuese, sin embargo, no lo demostraba, continuaba allí, acariciando el pelaje de uno de los caballos y mirando a la joven pacíficamente, a espera de una respuesta por parte suya.

Una vez más Helena se había quedado callada, tenía miedo de que se hombre con el que estaba hablando pensara que ella había hecho tal estrago en las caballerizas de Fye, por lo que casi no podía hablar ni mucho menos pensar en cosas quela pudieran hacer sentir feliz. Para no terminar de mejorar el cuadro, su querido hermano brillaba por su ausencia, su amo aún ni la había llamado, ni había despertado como dios y sus deseos de entrenar estaban haciéndose cada vez demasiado fuertes; un calor interno empezó a apoderarse del cuerpo de la joven amazona, quien sintió deseos más que fuertes de lanzar su fuego calcinante sobre el hombre que estaba en ese lugar haciéndole preguntas. Eso sólo significaba una cosa. Ella estaba sintiendo un llamado especial, uno que le indicaba que tiempos complicados venían en fila y que era su deber ser más fuerte para proteger a su deidad, y si seguía en ese sitio perdiendo su tiempo, lo único que iba a lograr era atacar a ese joven y matarlo, haciendo que la expulsaran de la villa, cosa que ella consideraba bastante inútil en esos momentos.

-Lo lamento joven caballero, pero no creo que pueda pasar mi tiempo contestándole tantas preguntas tontas, es de vital importancia que yo tome medidas contra las indiscreciones. Trabajo aquí y es todo lo que tiene que saber, además de que mi hermano se llama Dandy y que fue contratado por el señor Fye.

Helena se acomodó el carcaj, y en menos de un segundo empezó a caminar hacia un sito alejado de las caballerizas, un lugar en donde ella no lastimaría a ningún animal en lo que entrenaba hasta poder obtener otro ataque que no fuera sus tornaditos y sus copias de su amor imposible; poco le importa que fuera mal educada con ese joven que intentó ser amable, estaba más que convencida de que si no era alguien importante con quien pudiera entrenar o sacar algo bueno, entonces no tenía que perder su tiempo con él. Su deber como amazona no era hacer amistades con nadie, sino proteger a su ángel idealizado quien había depositado su confianza en ella, después de todo su padre le había enseñado que su labor importante era cumplir con su deber y hacerlo mejor que los demás.

-Vamos a ver qué sale de esto... Padre ayúdame a hacerlo mejor.


Narro/ Hablo/ Pienso

El ambiente era tranquilo, las bestias descansaban y e trinar de las aves en los arboles era una dulce melodia que arrullaba todas las caballerisas, dos jovenes alli se encontraban, Paolo y Helena, dos manipulantes del cosmos, dos guerreros pero la joven paresia algo desconfiada y Paolo tranquilo como siempre, en busca de respuestas concretas a sus dudas. las palabras de aquella joven eran escuchadas atentamente por el caballero, sus frases aunque firmes, sin embargo, eludían las preguntas de Paolo y esto al muchacho no parecía agradarle de a mucho, termino sus deberes y se levanto solo observaba detenidamente a la dama, tenia intriga de que era lo que en verdad hacia en aquella villa y además, la razón por la cual intentaba negar su conocimiento de cosmos, era obvio que su esencia estaba por todo el lugar, dando señas que el desastre que Paolo acababa de componer, había sido provocado por la joven, Paolo no pronunciaba palabra alguna solo la observaba y sentía su cosmos, no parecía agresiva, por alguna razón no se sentía amenazado pero no confiaba en alguien que no le hablase con la verdad.

Al poco rato de estar ambos allí Helena tomo rumbo a lo lejos de aquellos establos, Paolo solamente la observo y rápidamente se fue tras ella, el viento soplo sin clemencia, los animales se asustaron y el cielo rugía sin cesar, nubes de tormentas no había en el cielo, sin embargo los relámpagos se podían ver y los truenos escuchar tan cerca y fuerte que daba la impresión que se encontraban en medio de una tormenta, un frio viento soplaba sin cesar y el trinar de las aves que yacían en los arboles ceso, aquellas criaturas se alejaban despavoridas y los arboles sin pausa se movían, parecía la fuerza de la naturaleza, o más bien de los cielos, los rayos azotaban la inmensidad de los cielos amenazando fuertemente a todo lo que a su paso se encontrase.

Un momento Helena, quiero saber más de ti y de tu hermano, no soy tan tonto como los demás sirvientes de la villa, no me gustan las verdades a medias y mucho menos que evadan mis preguntas, soy directo y quiero que me digas si en verdad eres completamente fiel al señor fye, pues si es así, quiero que me muestres tu poder, dos personas manipulando el cosmos y bajo las ordenes de mi seños son mejores que una ¿no lo crees?, dichas estás palabras el cuerpo de Paolo fue inundado por corrientes eléctricas como cuando se encontraba en el comedor, grandes choques eléctricos tenían lugar en su ser y emanaba de él un aura color naranja que era imponente, sus cabellos se movían, su mirada era serena y fría, mas sin embargo, poseía un brillo que mostraba su poder, dos corrientes salieron del cuerpo de Paolo y rodearon el lugar a las afueras de las caballerizas, rodeando a ambos individuos en un circulo de rayos, yo manipulo el cosmos, o por lo menos lo comienzo a hacer y los rayos están a mi disposición, ahora, quiero que me hables con toda la verdad, luego de dichas aquellas palabras y sus actos ser revelados sin mucha hostilidad, Paolo callo, solo se quedo allí esperando una respuesta de Helena.

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Off:

Spoiler:

Mientras Helena se ocupaba de caminar hacia un sitio más alejado para podr entrenar, el clima empezó a cambiar de manera súbita. Era como si de pronto alguien o algo hubiese usado su inlfuencia para poder así modificar el mismo a su gusto pasando por alto la voluntad de Eolo, Apolo y otro sin número de deidades que habían decidido que el clima fuera tan y como era en ese momento. Varios animales salieron corriendo sin comprender el por qué los vientos y el cielo con sus rayos anunciaban ya una tormenta campal, sin embargo Helena con el conocimiento de siempre, con perspicacia y mente superior a la de cualquier mujer que hubiera nacido bajo sus condiciones; sabía claramente lo que estaba sucediendo y el porqué de aquello que se llevaba a cabo. Estaba más que claro que el portador de un cosmos había logrado eso precisamente para hacer alguna especie de ataque. Todo parecía indicar que su interlocutor quien corría rápidamente detrás de ella era el causante de eso, y al parecer estaba subestimándola un poco.

-Un momento Helena, quiero saber más de ti y de tu hermano, no soy tan tonto como los demás sirvientes de la villa, no me
gustan las verdades a medias y mucho menos que evadan mis preguntas, soy directo y quiero que me digas si en verdad eres completamente fiel al señor fye, pues si es así, quiero que me muestres tu poder, dos personas manipulando el cosmos y bajo las ordenes de mi seños son mejores que una ¿no lo crees?

Un diálogo interesante por parte de aquel hombre hizo que Helena se detuviera y tomara su frente ahora en dirección al mismo pensando en la posibilidad de poder contestarle a aquel joven de cabellos pardos, sin embargo una gran cantidad de rayos empezaron a rodear su cuerpo y en un acto un tanto impreciso, porque no se podía determinar si era hostil o no; el hombre de cabellos pardos hizo que saliera un círculo de electricidad que los rodeaba haciendo que su salida fuera casi imposible. Argumento que es casi imposible porque ella bien podría usar su defensa para poder liberarse y atacar de una vez a ese joven para darle a entender que ella no iba a dejar que el le hablara de esa forma y que no estaba dispuesta a dar información si de entrada se la piden de esa manera tan poco sutil.

-Paolo dijiste que te llamabas no?- Helena se cruzó de brazos y miró a su interlocutor con frialdad- Yo lamento mucho que tengas que pasar por todas estas cosas para no obtener nada pero... A mi no me gusta la forma en la que estás pidiendo las cosas. En primer lugar si no te gusta que esté aquí corre y díselo al señor Fye. En segundo lugar, si lo que quieres es que te lo diga yo, entonces tendrías que ser un poco más cortés al pedir las cosas, porque como verás... Yo tengo un genio horrible el día de hoy y no tengo paciencia para aguntar tus ímpetus de joven alevoso. ¿Manejas el cosmos? ¿Y eso qué? Sólo has podido hacer esto desperdiciando tanto poder. Eso no es nada.

Helena siguió en la misma posición y elevó su cosmos haciendo que su cuerpo se pintara de un color blanco brilloso. Y así sin moverse siquiera un centímetro dijo casi en susurros- Luz de aparición post mortem... Padre demuéstrale a este chico de lo que hablo- Una vez que Helena dijo esto, un hombre alto y fornido de piel azul y consistencia traslúcida con una esfera luminosa en la mano tomó forma frente a Paolo y con las luces de su esfera neutralizó aquella barrera eléctrica que rodeaba a la amazona y al joven dejando a Helena libre al fin.

-De esto estoy hablando. Tú manejas el cosmos, pero tú a mi lado eres sencillamente un niño que apenas a aprendido a gatear. ¿Quieres saber quién soy? ¡Te lo diré! Soy Helena amazona de Abel y portadora del planeta Júpiter. Tú podrás ser un hombre al servicio de mi amo el señor Fye, pero no tiens ni armadura que portar, por lo tanto no tienes comparación contra mí.

Con este argumento Helena separó sus brazos con lentitud y extendió su brazo derecho en dirección a su enemigo poniendo la palma de su mano en dirección al cielo. Pensaba atacar de otra forma a la común y corriente, porque la verdad era que ya tenía repetido demasiadas veces ese ataque con los tornados; sin embargo al no saber si el otro ataque tendría resultados, la joven de cabellos amarillos decidió que lo mejor era que fuera por lo seguro, así que hizo aparecer en la palma de su mano tres tornaditos pequeños de color rojo que daban vuelta sobre su propio eje, y los soltó sin piedad contra el joven de cabellos color pardo, mientras detrás de ella un batallón de diez hombres de piel azul tomaba forma. Pronto lograría aprender ese ataque y lo haría practicando con ese joven insolente.

POST 2 DE 4 PARA ATAQUE DEBIL MAESTRIA MANIPULACION DE RAYOS

segundos pasaban, el viento sin vacilar rodeaba a Paolo y a Helena, el elemento sin forma fija se paseaba fríamente por el lugar, las aves asustadas volaban lejos de allí y su trinar melodioso paraba de sonar, los arboles mecían sus ramas sin vacilación y con gran fuerza, los rayos causaban temor en los animales de alrededor pero parecía que en helena ni siquiera un suspiro provoco, las palabras por Paolo eran escuchadas y atentamente el ninguna reacción mostraba, solo quería ver su poder, pues no le agradaba que le tratasen como un tonto, las acciones que siguieron a las palabras de Helena, eran las que quería escuchar el joven, y ver como manejaba aquella dama el cosmos, un hombre frente al joven apareció y sin mucho esfuerzo el muro desapareció, los rayos cayeron con gran facilidad, su cosmos estaba aun encendido y aquella aura anaranjada aun lo rodeaba, sin embrago, tenia que aceptar que el poder de la joven lo superaba sin mucho esfuerzo.

No correré hacia donde el amo Fye, simplemente porque no es un asunto del cual el deba en cargarse, ademas, loo que acabas de decir es lo que quería oír, si manipulabas el cosmos y a que grado lo quería ver, también a quien sirves y dices que al dios Abel, sin embargo, si sirves al dios Abel y al señor Fye, eso significa que... ¿aquel dios del sol de los mitos de la humanidad ha reencarnado en mi señor?, una duda que dejaban perplejo a Paolo pues claramente había decidido no servir a ningún dios, pero sin saberlo ya lo hacia y al descubrir aquello no sabia que decir, sin embargo, al notar el poder de la dama, solo alzo su cosmos y el cielo volvió a rugir sin cesar, sin parar rayos y relámpagos adornaban el cielo y los suelos se movían como si de un terremoto se tratase.

Si sirves al amo no tengo nada en contra, actué de esta forma solo porque no me gustan que me oculten nada, cuando se trata de la seguridad del amo Fye, si sirves a el no tengo ningún inconveniente, tu poder es mucho mas grande que el mio, y eso lo se muy bien, mi deber es servir al Olimpo, bueno a un dios de dicho lugar y ya se que es al señor Fye si es el Abel, pero solo usted joven Helena me puede responder eso y ademas quiero mejorar mi poder y manipulación del cosmos, para poder estar a la altura de proteger a mi señor. culminadas aquellas palabras rayos a la señal del meñique de Paolo cayeron sin vacilación alrededor de Helena para encerrarla en una jaula de rayos, que la aprisionase y otros mas se dirigían a atravesar dicha estructura eléctrica, para inmovilizar a ala dama, quisiera verte salir de esta y no lo tomes a mal, con tu poder quisiera me ayudases a desarrollar mis habilidades, allí callo, luego de aquellos actos y dichas esas palabras, solo quedo expectante esperando paciente la reacción de la dama.

Las palabras de helena eran frías y directas, aquella dama no paresia tener mas sentimiento mas que el de proteger a su amo, era un extraña dama, pues Paolo había visto aquella actitud en muchos guerreros, años atrás y aun en aquella época, pero nunca en una dama, solo la observaba fijamente, detenía su rostro para deleitarse de aquella vista, una mujer fuerte, autoritaria y que estaba dispuesta a acabar con su existencia, era algo digno de ver y que no podía decir que había presenciado antes, sin embargo, de la nada comenzó a nevar, mas correctamente pequeños copos de nieve esporadicamente caían en aquellos paisajes verdes, aun no estaban en invierno para que aquello ocurriese, y de la dirección en la cual se encontraba la gran mansión de Fye soplo un viento tan frió como el hielo mismo y sin razón aparente, un cosmos diferente al de los allí presentes se podía sentir cerca y luego el portador de aquel poder hizo presencia, era guellum el hermano menor de Fye.

Joven Gelum usted no debería estar aquí, por favor retírese si no quiere salir herido, no me gustaría que por sus imprudencia el amo fye terminara regañandome o algo peor, pensando el joven en que su amo ahora era el dios del sol, aléjese, movió su mano derecha y y la extendió, de entre los cielo cien rayos cayeron haciendo una barricada para que Gelum no pudiese pasar, es mejor que se retire, este asunto no es de su incumbencia, extendió su otro brazo e hizo caer rayos que rodearon sin vacilación a la dama como si en una cárcel se encontrase, pero aquellos barrotes de energía eléctrica se iban cerrando solo querían aprisionar y causar daño a aquella mujer que era una amazona de Abel.

Muchacha insolente y egocéntrica, mil batallas este espíritu libro en el pasado, a todos los dioses he conocido de antemano, sobreviví la ultima guerra santa así que no me trates como un simple novato, que este cuerpo de mi descendiente no conozca el poder que se le fue otorgado al servir al olimpo hace mucho tiempo no te hace mejor que el, una rata inmunda es lo que eres al poder manejar a medias los grandes poderes de la muerte y creerte que tienes a los dioses agarrados por los huevos, que muchacha mas descortez, y así pretendes servir a Abel, jajaja, eres incluso indigna de servirle a Poseidon o a Apolo siquiera, mucho menos al gran Abel, en tu mirada vacía se refleja que mas que lealtad sentimientos efímeros y traicioneros de los humanos son los que mueven tus acciones para con el señor del sol, los ojos de Paolo se había vuelto oscuros y vacios, era el médium de Shito de parís, quien mejor que aquel antepasado que conocía muchos secreto para hablar con aquella insensata mujer.

Parecía que la presencia del, caballero de athena y hermano del señor de esas tierras, no era deseada, por una de las guerreras, de su hermano, mientras que un joven, le pedía salir de allí, al caballero, el cual respiro profundamente, cerrando sus ojos, mientras, los escuchaba, el ambiente, se hacía cada vez mas frio, la joven avía, podido derretir, el hielo, de gelum, de acuario. El que no parecía impresionado, los rayos presentes, en ese lugar, aquellos torbellinos de fuego, y el inclemente frio que provocaba, el joven caballero de athena, hacia chocar, bruscamente, los elementos, el choque que se hacía presente, no era solo de los elementos, también de los cosmo, de aquellos jóvenes, puesto que el caballero dorado de acuario, no iba a quedarse tranquilo a ver como dos supuesto compañeros, que silben al mismo dios, luchaban entre sí, pero aquellos ataques de los jóvenes hacían que él se cubriera de hielo, para no ser lastimado de dicho, ataques, cuando, pero algo tenia a gelum, extrañado, era al joven, parecía querer proteger a gelum a pesar que este es un caballero de athena, mientras que la joven, no parecía tener, ningún tipo de respecto por nadie, parecía ser mucho más fría, que sus compañeros. Gelum, aun mantenía sus ojos cerrados, mientras, ardía su cosmo, tenía que comenzar a manipular su elemento o se la vería mal si quería seguir en ese lugar.
El hielo que rodeaba a gelum, comenzó a derretirse, rápidamente, abriendo sus ojos, enfoco su vista en la joven, parecía preocuparle, ella más que el muchacho, que sentía que él no quería pelear con él, sino mas bien ella, que tenía un ataque de querer acabar con todo, y que ella era muy poderosa. Mirándola a los ojos le dijo sin basilar ni un momento.

A si te haces llamar, un miembro, del ejército de Abel?. Parece que no posees respecto, ni siquiera por ti misma, tratando hace a las demás personas solo ganaras enemigos innecesarios Pero no subestimes a un caballero dorado, que yo no subestimo a ninguno de los dos. Mira nuevamente tus pies piensas que aun te has librado de mi hielo?.

Le dijo gelum, muy seriamente, mientras su cosmo, comenzaba arder, boleto a ver al joven con reojo, y el hielo que cubría sus pies se convirtió en agua, parecía un choque de grandes cosmo, pero aun así, el cosmo de gelum, permanecía debajo del de la chica. No parecía nada preocupado por esto el caballero de acuario, que recordaba a su hermano, ahora estaba frente a sus, caballeros, y podía sentir el cosmo de su hermano en algún lugar cerca de las caballerizas. Todo el cambien comenzó a tornase, muy pero muy frio, a punto, que comenzaba a verse una niebla, aparecer en el lugar, el cosmo, del caballero estaba comenzó a arder, fermente, mientras, los rayos del joven no dejaban de hacerse presente, no por eso, se preocupaba.

Tranquilo joven, caballero de Abel, yo asumo las consecuencias de mis actos, y haz lo que tengas que hacer, y consideres necesario, recuerden que soy gelum de acuario, caballero de athena. Y mi hielo es uno de los mas fríos de este mundo, aun con tu calor, te costara derretir mi hielo, niña.

Una mueca de fastido pudo mostrarse en el rostro de la joven de cabellos rubios, al escuchar ahora las palabras del joven que pretendía llamar la atención y quedar como el más sabio o más fuerte de los guerreros. Helena lo sabía bien. Estaba más que segura que ese joven era un debilucho y que le faltaba bastante para poder siquiera llegar a tener el nivel que ella tenía; no lo subestimaba, eso si estaba claro, pero pensaba que era bastante imprudente al venir a hablarle de esa forma sabiendo que en primer lugar esa batalla no era suya. Movida por la ira, Helena pensó en una gran cantidad de palabras ofensivas contra ese joven, pero su padre le había enseñado a detenerse a pensar de vez en cuando antes de actuar o decir las cosas, por lo que primero decidió esperar a ver qué pasaba con el ataque que había lanzado contra su primer enemigo, el joven Paolo.

-Bueno parece que ha servido de algo que use estos tokens con la imagen de mi señor. Creo que él no ha sido capaz de atacar a su propio amo, tal y como podría hacerlo yo, si alguien quisiera engañarme con esa treta.- Helena dijo esto sonriendo mientras observaba como el cosmos que lanzaban aquellos seres que se parecían a Fye, atravesaban el hombro izquierdo de Paolo haciendo que su sangre cayera al piso mojando la tierra seca bajo sus pies, y además de eso lo arrastraron por el suelo varios metros lejos de ella. Por desgracia su otro token no llegó hasta donde estaba Gelum, porque una vez que el poder se ejecutó con los otros dos seres, el tercero ya no podía permanecer en el campo.

-Muy bien... Ahora creo que voy contigo niño...- Helena hizo aparecer del fondo de la tierra otras dos figuras espectrales, todas eran masculinas y aunque no estaban bien definidas podía verse que tenían un parecido bastante grande con los guerreros de alguna legión de la antigua Roma.

-Aún esta cosa no está lista, así que mejor te ataco con algo que sí está completo.- Helena hizo aparecer nuevamente sus tornaditos en la palma de su mano y con una elevación de cosmos hizo que los mismos salieran disparados primero el de la derecha, segundo el de la izquerda y tercero el del centro. Con esto Helena tenía suficiente tiempo para poder seguir con su plan, puesto qu esta vez su cosmos se había encendido mucho más y el calor que emanaban esos tornados de fuego era mucho más fuerte, tanto que los copos de nieve que caían en ese terreno empezaron a evaporarse haciendo que ahora el suelo se mojara por la presencia de una pequeña llovizna. Aún las cosas no estaban terminadas, puesto que necesitaba poderse mover así terminar su ataque nuevo, por lo elevó nuevamente su cosmos haciendo que su cuerpo se pintara con una luz naranja, una vez que esto pasó, todo el hielo que la tenía atrapada se transformó en agua, y al final, Helena pudo cambiar de sitio para no permanecer en el mismo lugar donde estaba antes y seguir siendo blanco de esa trampa helada que ponía sue enemigo sobre ella.

-Bueno ahora sí tiempo para contestarte, dado que mi otro enemigo parece querer sumirse en el mundo de los sueños.- Helena miró en dirección diagonal hacia ella y descubrió el cuerpo de Paolo en el suelo, por lo que suspiró y siguió diciendo.- Tengo en claro que no debo ganarme enemigos a la fuerza o sin motivo, pero deja que te recuerde que tú fuiste quien intervino en una pelea que no era tuya elevando tu cosmos de esa manera. Quien no tiene respeto por sí mismo eres tú. Un guerrero de verdad nunca se toma batallas que no le peretenecen. ¿Alguno de nosotros había atacado a tu diosa? ¿Alguno había dicho algo contra tí contra tu armadura? La batalla acá era entre los dos, en un terreno lejos de los demás para no involucrarlos y tú te metiste. La culpa de mi accionar es netamente tuya, así que deja de crerer que tienes el derecho de decir que no tengo respeto por mí misma, porque es precisamente por ese respeto que me tengo que yo misma no puedo dejarte pasar todas esas imprudencias cometidas contra mí. Si no te gusta puedes irte, que mi enemigo en realidad es Paolo y con gusto esperaré que el se ponga de pie para seguir con nuestro duelo.

Helena guardó silencio y elevó su cosmos otra vez, con el tiempo los fantasmas que ella llamó empezaron a tomar una forma más masculina y fuerte, una vez pasado esto se unieron y formaron un ser gigante que lanzó su puño contra la tierra justo al sitio donde estaba Gelum. A pesar de tal despliegue de poder Helena no estaba satifecha con lo que veía, pues sabía que tenía que dar maás que sólo eso.

Quinto post del ataque medio: Manipulaicón de almas

Off Paolo me permitió manipulación.