Comedor de la Villa Astarte.

por Helena Miér Nov 03, 2010 11:04 am

Con paso firme y ánimo alegre llegó Helena abriendo las puertas de par en para para sentarse a la mesa a comer los exquisitos manjares que le habían servido sus sirvientes. Su madre como siempre estaba esperándola para comer, y no veía con buenos ojos que su hija saliera todos los días con la excusa de que iba de cacería, principalmente porque nunca regresaba con nada que probara que ella estaba en esa actividad; no es que ella fuera una persona de la que debería desconfiarse, pero se sabía bastante que la hora a la que ella estaba retornando a su casa no era algo que fuera realmente normal.

-Que buen día para cazar hace hoy - dijo muy alegre Helena mientras tomaba una rodaja de pan y la remojaba en leche, luego en una grotesca combinación mezclaba esto en un plato y lo llenaba de carne y queso dando a los alimentos una apariencia bastante asquerosa, tanto así que su madre no pudo evitar estallar ante tal escenario.

-Pero no es posible que hagas eso! - Gritó la madre de Helena mientras daba un golpe en la mesa- No entiendo tu proceder, compórtate como una señorita, deja de ir a cazar, preocúpate en buscar un buen hombre para casarte, yo no estaré aquí toda la vida.

Helena a quien la idea de casarse no se le pasaba aún por la cabeza, a menos que fuera con aquel hombre parecido a una maravillosa deidad, se puso molesta ante tales comentarios, pero lejos de discutir, se puso a comer y una vez que terminó dio un beso a su madre en la mejilla y le dijo muy dulcemente:

-Madre ten calma... Estaré bien, ahora sólo preocúpate de ti, regreso más tarde- Con esto Helena avanzó rapidamente hacia las puertas de salida del salón de su villa y dejó su hogar para ir a ver al joven que tanto estaba deseando conocer, o por lo menos ver más de cerca, sin importarle que no sabía como empezar a entablar una charla con el, dado las extrañas condiciones en las que se encontraba en ese lugar.

por Helena Vie Nov 05, 2010 12:58 pm

Helena llegó presurosa a su villa esperando y rogando que su madre no estuviera cercara para empezar a hacer las labores de inquisidora preguntándole en qué se hallaba con esas actitudes tan sospechosas. Por suerte para ella su madre estaba en la sala de recibiemientos de las visitas con sus amigas tomando alguna cosa; escuchar esa noticia hizo que ella sintiera una alegría profunda, y luego de decirle a la sirvienta que no interrumpiera a su madre para decirle que había regresado, puesto que pronto se iría de nuevo; la joven hija del soldado se fue a la cocina para buscar una canasta y poner a hacer un delicioso asado con unas especias que había comprado por su puesto en el mercado.

-Cielos ya es más de medio día, es que no me di cuenta del tiempo por estar en ese lugar comprando el licor- Se quejó la joven mujer mientras daba vuelta al asado y preparaba la canasta para meterlo ahí eso sí envuelto en telas para que no se enfriara, y también par ano tener que dejarlo a la interperie. como sabía que su madre y sus amigas percibirían el olor del asado decidió preparar otro y mandarlo con una sirvienta diciendo:

-Toma llévales esto y dile a mi madre que lo hice yo, y que no me puedo quedar, porque debo ir a hacer una ofrenda al templo.

Una vez que mandó casi a empujones a la sirvienta decidió guardar el asado y el vino en la canasta y dirigirse a su cuarto para arreglarse y ponerse el uniforme que había mandado a hacer y que serviría como llave para poder entrar a la villa de ese joven ocupaba tanto su cabeza; todo estaba saliémdole a pedir de boca, lo único que le molestaba era que no sabía bien qué iba a decirle a ese hombre cuando lo viera frente a frente.

por Helena Jue Nov 18, 2010 11:59 am

] La joven hija del soldado entró al comedor muy contenta luciendo sus ropas típicas de cacería, y con el cabello aún mojado y totalmente suelto cayéndole este sobre los hombros dándole un aspecto liberal y un tanto silvestre que seguro a su madre no le gustó; se podía ver a leguas por su rostro que estaba molestísima con Helena, quien no parecía sentir los estragos de sus actos en relación al comportamiento de su madre.

Con mucha alegría la joven hija del soldado se sentó a la mesa para empezar a comer lo que tenía servido en la mesa, todo se veía bastante bueno, y para sorpresa de su madre Helena comenzó a comer con alegría y sin protestar absolutamente por nada, puesto que sabía que no tenía opciones de de ponerse a discutir porque la comida no le gustaba para nada, o porque estaba sosa o desabrida; nada de eso era opción para ella puesto que su madre en buena podría castigarla encerrándola en esa villa.

-Buenos días mi querida madre – dijo alegremente mientras miraba a su madre fijamente para tomar otro sorbo de vino y mirar al techo como si fuera una niña pequeña.

-Buenos días hija mía- la madre de Helena tomó una copa de vino y luego dar un sorbo dijo con voz severa- Iras hoy día a cazar otra vez no?

-Si madre hoy iré también a cazar- Dijo Helena mientras se ponía de pie para marharse- de hecho estoy yéndome ahora mismo a pasear por ahí para luego dedicarme a la cacería.

Helena se dio media vuelta y empezó a caminar para irse, puesto que ya no quería seguir escuchando a su madre quien seguro se molestaría más con cada segundo que pasara, sin embargo su madre quien ya parecía resignada ante el comportamiento de Helena dijo en voz alta como sentencia- Puedes irte el día de hoy, pero en tres días llegará un hombre que he visto bueno para ser tu marido y ponerte orden, porque no pienso toleaar que te comportes así.

Una vez dicho esto la madre de Helena se fue dejando a la joven con una gran preocupación, ahora más que nunca debía ponerse en marcha para ver a Fye aunque fuera solo una vez, puesto que ella prefería huir que tener que casarse con alquien que no quería.

Narro/ hablo/ madre de Helena

por Helena Mar Dic 14, 2010 8:46 pm

La hija del soldado llegó al fin al comedor, ya era la hora del almuerzo y ella aún no se había cambiado de ropa, cosa que hizo que su madre se molestara un poco. Mirándola con atención vio que tenía puestos los aretes que ella le mandó a regalar haciendo que la hija del difundo soldado se sintiera bien.

-Madre es un gusto verte- Dijo la chica de cabellos rubios mientras se sentaba a la mesa y tomaba un pan con las manos para comer, luego tomaba algo de carne de un asado delicioso para proceder a engullirlo como si fuera un mendigo hambriento que no comía hace meses.

-Helena maldición come bien, no eres un salvaje- La madre de Helena miró a su hija con sincera preocupación, pensaba que desde la muerte de su padre ella no había sabido educarla y que por eso Helena tenía esa actitud tan poco apropiada para una chica de su edad, además que consideraba que ella a su edad debería ya estar casada.

-Madre tengo hambre, no te pongas así mira que me he quedado en la casa- Una vez dicho esto Helena tomó un poco de jugo de naranja y siguió comiendo mientrs veía a su madre quien aún seguía mirándola con tristeza y preocupación, tanto que al final Helena le preguntó:

-Madre qué te pasa?

-Pues Helena pienso rendirme ya... Creo que nunca te vas a casar.

Helena escuchó estas palabras y se ensombreció un poco, puesto que ella sí deseaba casarsea algún día, pero no como deseaba su madre, ella quería que se casar con alguien que no quería y no le gustaba para nada; con el fin de tranquilizar a su madre dijo:

-Mamá si me casaré, pero no con quien tú desees, si no con quien yo ame.

Una vez dicho esto Helena se levantó de la mesa y se fue otra vez a su cuarto, puesto que su plan maestro debía ponerse en marcha, eso sí ordenó no ser molestada.

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