Establos Villa Adriana

El aire de la tarde sin recato alguno despeinaba la larga caballera de aquella jovenzuela; caminando cerca de los establos reales de aquella villa estaban ambos primos; Aramse y Cassie transitaban con mutismo de por medio, ningún dialogo se proclamaban entre sus finas gargantas, pues dichos cuerpos estaba acordes, mirando con deslumbre aquella belleza sin igual… enormes rosales teñían espectacularmente en ambas orillas del sendero, mientras que los arboles frondosos de abedul, refrescaban perfectamente la brisa acalorada. Cassie sonreía por tan amena paz que se derrochaba en aquel lugar, mientras que con al diestra sujetaba fuertemente la mano de aquel hombre…
Y después de minutos eternos de caminar entre la naturaleza de aquella villa, ambos yacían parados frente a al entrada de los bastos establos, donde las cabezas de los potros pura sangren, se asomaban con leve miedo a percatarse de la presencia de aquellos extraños… Suspirando Cassie decidió romper el silencio para tan solo decir:

-¿En verdad toda esta belleza es verdad?… poco a poco se volverá un hipocresía… siento que todo esto que nos rodea se consumirá por el mero orgullo divino… es por eso mi querido Aramse que disfrutemos al máximo de las maravillas naturales… pues os juros que esto culminar no muy tardando…

Bajando la mirada, aquella soltó la mano de su primo, para así, poderse adentrar primero en el establo… así pasaron minutos sin que su figura fuera disfrutada por la vista de Aramse; y de lanada aquella salía montada encima del lomo de potro, de color negro brillante, con una imponente postura, para tan solo fijar su mirada en la en aquel de pelirrojos cabellos y decir:

-¿Queréis uno para ti solo o montar en el mismo?… os vos decides

Cassie con temple escuchaba como su primo remarcaba con ternura lo que ya sabía, pues era de conciencia que aquel aun tenia leve miedo a varias cosa que el mundo, de aquella poca corroída por las actitudes necias divisas le envolvía… y sonriendo asedio a que este se montara en el mismo imponente caballo pura sangre, quedado atrás de ella y abrazándole con gran fuerza ,para que este o se cayera y pasase un mal rato antes de dormir, generando que Cassie tuviese unas cuantas cosquillas, no por la fricción de aquellos brazos sobre su delgado vientre, sino por el simpe hecho de tenerlo demasiado cerca, pues el nerviosismo nacía de la nada… suspirando y apaciguando aquella reacción mortal, esta alzaba su rostro para ser segada por meros segundo por aquel hermoso astro rey que les acompañaba, y surcando una sonrisa sin igual Cassie se expresaba:

-Espero y te distraiga entre estos hermosos parajes que nos envuelve… no muy tardando el sol se esconderá de nosotros como un niño sin ley, para así darle paso a su herma mayor, la cual, nos opacara con descaro los colores, para así, cuando esta sonría y lance sus hermosos rayos nocturnos de otro rostro de lo que es esta naturaleza… es por eso que a que admirad en silencio tan maravilloso lugar… vamos primo mío… sujétate bien… que es momento de cabalgar…

Y recargando su cabeza en el pecho firme de su primo Aramse, golpeaba los costados del caballo y así, hacerle que comenzará su trotar pasivo entre el verdoso sendero de la villa Adriana.

Cassie percataba como aquel tema afectaba también el animo de su primo Aramse, por lo que se sentía apenada y no sabia que decir para cambiar de teme. Pero toda aquella frustración se disipo al momento que su primo querido, hablaba y sugería a Cassie que no se preocupara y que cambiaran de tema, preguntándole que había hecho en todo aquellos años en que se la paso desapartada del acobije familiar; sintiendo como dicho hombre de cabellos rojizos se aferraba aun mas a su delgado cuerpo, para no caer… Cassie se sonrojo provocando el aumentar del paso del caballo, los minutos pasaron en silencio para que con un solo suspiro, dicho mutismo desvaneciera y Cassie por fin digiera:

-En Hispania no cambie para nada mi forma de actuar querido primo, viví desapartada de la sociedad mojigata, pues mi costumbres de caza, les consideraban un mero acto de brujería… sin ni siquiera detenerse a cuestionarme, con tranquilidad, pues tan solo el bañarme con la sangre del animal, era un agradecimiento a sus nutrientes, prometiendo en silencio que algún día les regresaría tales proteínas, a la mismísima madre naturaleza. Siempre al medio día admire el sol con detención; aunque te hayas desaparecido un tiempo, yo nunca cambie mis actitudes, siempre fui cayada, tímida y desapartada, en silencio admiraba con prosa el nacer del sol y su morir, todos los días; pero todo cambio, la gente se cansa del mal trato y decidí arribar a otros prados, veme aquí, soy una simple sirviente, pero vivo modestamente, tal ve y solo tal vez, a futuro llegue a tener mi libertad, y busque por fin asentar cabeza con un romano honrado y trabajador, pero eso aun se ve demasiado lejos…jejeje… aun estoy creciendo…jajajaja.

Y deteniendo el caballo Cassie suspiraba tiernamente, mirando el crepuscular ocaso, esperando con ansias disfrazadas los comentarios delicados de su primo Aramse, mientras que la brisa soñolienta hacia de las suyas, despeinándole levemente sus largos cabellos opacos y sus ojos se cristalizaban por el irritar de tal aire hogareño, que les acariciaban lánguidamente; o tal ves y solo un tal vez, ligeras lagrimas… quedando posadas entre sus delineados parpados; de una añoranza de su amargo pasado.

Ya por fin en su antigua casa estaba, Samantha notaba como el aire había cambiado drásticamente, a como era cuando aquella se paseaba entre los jardines cálidos y sublime y los establos reales robustos… pero bellos, ya todo era insípido para su olfato, aburrido para su vista, rasposo para su tacto, ya todo había cambiado, ya no era lo mismo, todo se había perdido sin ni siquiera luchar por detener tal pena, ladeando su rostro y reflejando una melancolía, bajaba del caballo, tal parecía que Samantha había pasado por desapercibido pues ningún criado le recibió, siendo perfecto para los planes venideros de al dama, surcando una sonrisa, hacia cabalgar lentamente y en cautela tal animal, hasta llegar a los establos de la Villa Adriana, adentrándose a tales construcciones, dejaban por fin descansar aquel animal que le a ayudo a llegar rápido a su destino, bajando tranquilamente de aquel tosco lomo, le aseguraba entre el barandal de fierro, para así, no causar ruidos innecesarios, dejándole la suficiente comida, esta se alejaba de los establos de su villa, si no antes percatarse que no muy lejos dos siluetas yacían varados sobre uno de sus antiguos caballos pura sangre, perdiendo el tiempo, ciñendo su frente, para así, poder despejar mejor la imagen, noto que el d e atrás era un jovenzuelo de cabellos largos y rojizos y la que estaba en frente era aquella mujer a la cual odiaba, pues con descaro se le había arrimad y entregado a su hermano.

Cerrando sus puños con fuerzas esta le ignoro no quería ser vista por nadie en aquella villa, que no fueran sus herrando y amada prima Lydia, y dejando aquel lugar, esta se adentraba en los pasillos extensos, sólidos y oscuros de su vieja casa, sin darse cuenta que en el lugar donde Samantha estuvo parada observando en silencio a Cassie, había dejado marchito la fauna que pisaba, cosa rada para quien le viera, mas sin embargo esta no se percato, ya en los pasillos estaba danzando sin dirección aparente, pero aquella vos rasposa le hizo proyectar lla imagen asquerosa de su hermano Solomon, sonriendo esta se dirigió ala sala principal, para así, hacer su aparición monumental.

Cassie escuchaba las palabras de su primo, sonrojándose y suspirando para así matar el silencio que les había envuelto por la timidez de contestar algo que fuese un mal intérprete, pero Cassie se arriesgo sin interesarse ni preocuparse alas consecuencias, simplemente fue espontanea al momento:

-No se querido primo, ya es tarde, si quieres regresamos a mi habitación, para descansar un poco, y mañana buscamos un pasatiempo… ¿te parece correcto primo?… además tu vos se a adelgazado, eso significa que vos ya tenéis sueño, no quiero forzarte a que me acompañes si ya estas cansado, mejor regresemos a la estancia y y mañana continuamos cabalgando… además quiero saber as de tus travesías después de que desapareciste de Hispania.

Dándole al vuelta al caballo, Cassie por meros segundos quedo impactada, pues aquella figura que se movía entre las lejanías de su vista, pero aun así, que se podía distinguir a la perfección, solo pertenecía a una persona, a la señora Samantha, su altura era difícil de compara, como su cabello y su porte siempre voluptuoso… pero solamente fueron meros segundos que su mente proyectó dicha imagen para que después nada, absolutamente nada… solamente la simpleza del paraje, por lo que cayada Cassie regresaba al establo lentamente, mientras trataba de resolver lo supuestamente visto en su mente. Deteniéndose en la entrada aun más sorprendida que antes esta exclamaba:

-No era mentira la sombra que vi hace un momento, aquella silueta pertenecía a mi señora Samantha (girando con una sonrisa de lado a lodo, para tan solo mirar a su primo) Primo mío, ha llegado la señora de estos jardines, mira que suerte tenemos, la vas a conocer por fin… pero no creo que sea apropiado hacerlo en este resto de día, ha de estar demasiado cansada mañana os juro que te la presentó… así miraras que lo que te dije es cierto y por consiguiente os pedirás un trabajo decente.

Ya en los establos estaba, aquellos dos parientes cercanos, Aramse hablaba marcado que estaba de acuerdo en continuar el paseo al día siguiente, con la compañía de la luz del astro rey, bajándose Cassie primero, para asegurar el animal monumental, esta escuchaba las palabras de su amado primo, el cual, remarcaba que también se había percatado de la presencia de la señora Samantha, a la cual, habían visto horas atrás entre las pinturas de su cuarto, sorprendiéndose el jovenzuelo de recordad su porte y rostro, Cassie termino de alimentar al caballo, para así, acercarse a Aramse… despeinándole esta le dijo tiernamente con una sonrisa de por medio:

-Me sorprendes Aramse… tienes muy buena memoria, mañana expondré ese don ante la señora Samantha… yo creo y si te da un buen trabajo, eres listo, fuerte, alto y guapo… tienes muy bonitos ojos, a la señora eso le encantara de ti, se fija mucho en esos detalles, pero es mas seguro que te acomodo con tu forma se expresarte ante ella… pero bueno ya es tarde, vayamos a descansar primo, que no se te marchite esa luz que cargas en esos dos enorme y expresivos ojos… vamos.

Cassie le tomaba la mano derecha a Aramse, parar así, salir rápidamente del establo, girando su cuerpo esta aseguraba tal edificio de madera, suspirando se torno hacia el área este de la villa, rumbo a su aposento pequeño pero cálido y cómodo, el cual, lo había dejado por el mero miedo de recordar lo que había vivido, ante la mirada de su primo.

La dama seria caminaba entre los jardines de la villa, siendo mas doloroso el enterrar de aquella estocada en su corazón, al mirar cada arreglo colocado para una boda que nunca llegaría, mas sin embargo Cassie no lloro… en silencio se quedo; cruzando el lugar rumbo a los establos reales, para así tomar aquel caballo blanco con el cual había llegado, para desaparecer de tan amargo ambiente sin que nadie se diera cuenta, así como había llega, así se iba… con la cabeza en alto, con el corazón destrozado.

Cassie llegaba a los establos, que tal parecía estaba abandonados, ninguna alma se asomaba, por lo que aquella huida seria de lo más fácil, adentrándose fue directo a su lacayo de más confianza, aquel caballo salvaje de colores blanco brillante, montándose en el y abrazándolo con enorme fuerza, la dama susurraba palabras de despecho:

-No creas Apolo que me iré así tan fácil, esta traición me la pagaras, iré al templo de las artes y despertare mi armadura, huiré con ella y la destruiré…así Clío desaparecerá de la faz de esta tierra, por lo menos por esta era…

Golpeado con sus muslos el lomo del caballo, Cassie generaba que aquel cuadrúpedo comenzara a cabalgar, saliendo velozmente del establo, rumbo a la salida de aquellas hacendosas tierras, para así alejarse y nunca volver, para así morir sola sin que nadie supiera de su existencia, pero tras pensar todo eso la imagen de su amado primo Aramse se dibujo, viendo que lo había alejado estúpidamente, viendo que se había equivocado totalmente.

Y así se iba la dama sin saber del caballero causante de su amargura, sin saber que pasaría a futuro, sin esperar una suplica de perdón, pues la dama era demasiado orgullosa y en su corazón las indulgencias no existían.