Viaje a Grecia.

El viento soplaba en el lugar y me agitaba el pelo mientras la armadura que tenia en un principio ya habia desaparecido convirtiéndose en una caja la cual tenia un dibujo extraño que parecía un ave fénix y estaba echa de bronce, un metal bastante poderoso pero no el mas fuerte y valioso.
Con aquella caja atada a mi espalda para llevarla subí a lo que parecía un barco el cual me llevaría hacia Grecia, el lugar de donde provenía aquella voz misteriosa la cual me hablo en aquel momento y me convenció de ir hacia aquel lugar para que me contara todo lo que estaba pasando, esa voz había echo algo que no muchos an conseguido hacer...

Una vez arriba del barco me fui contra el borde de este y observe como el barco empezó a moverse lentamente. Mientras estaba en el barco una joven se me acerco, yo la salude y fui cortés con ella pero no tanto ya que mi mente estaba en otro lugar, esta se encontraba pensando en la voz misteriosa que me llamaba desde algún lugar de Grecia, para ser mas exactos del santuario de Athena.

Una voz se iso presente en el barco, esta decía que debía dirigirme adentro del barco ya que había olas demasiado grandes, yo tomando mi armadura le hice caso a aquella voz y entre al barco junto con muchos mas tripulantes que se dirigían al mismo lugar al que yo iba.
__________________________
Cree un tema nuevo ya que el otro estaba en marcha y no quería interferir.

En el interior del barco aun se podía sentir como el barco se agitaba de un lado a otro, esto producía que mucha gente cayera al suelo mientras que otras personas simplemente chocaban entre si. Pero algo en aquel bote se mantenía firme, me refería a la pesada caja de bronce la cual contenía aquella armadura extraña por la cual estaba realizando en largo viaje hacia las tierras Griegas, para ser mas exactos hacia el santuario de Athena la Diosa de la Sabiduría de aquellas tierras.

-Rayos, este barco se mueve mucho. Pero esta armadura a pesar de eso esta muy firme en el suelo.-

Una mujer callo justo a un lado de mi, no mucha gente se dijo en ella pero yo me agache sosteniéndome de la caja y le extendí mi mano para ayudarla a pararse antes de que la gente la pisara y le dejara moretones de los cuales nunca en su vida se olvidaría. Aquella mujer tomo mi mano y se reincorporo nuevamente y me agradeció dándome un tierno beso en la mejilla al cual yo simplemente respondí con unas palabras dulcemente como era mi costumbre para tratar con las mujeres.

Mientras la mujer se alejaba el barco paro de sacudirse de un lado a otro y el capitan dentro del barco anuncio la tan esperada noticia, ya solo faltaban un par de horas para llegar a tierra Griega, para ser mas exactos unas tres horas las cuales de seguro serian las mas largas de toda mi vida.

Cuando escuche la voz del capitan diciendo que solo faltaban tres horas realmente me emocione un poco, pero no demasiado ya que sabia que mientras mas querías una cosa mas larga se hacia la espera, ademas de decir cuanto faltaba el capitan dijo que ya podíamos salir afuera por que la marea había acabado pero a pesar de esto mucha gente se quedo dentro del barco por miedo a que la marea reapareciera y cayeran fuera del barco muriendo a poca distancia de su destina aunque yo no era una de esas personas, cargando la extraña caja de bronce que contenía la armadura que por un tiempo estuvo en mi cuerpo salí del barco hacia cubierta para observar el mar ademas del cielo.

Ya una vez en la cubierta del barco deje la pesada caja en el suelo y comencé a observar el mar y las pequeñas olas que rompían contra el barco lo que producía que el barco se moviera un poco pero no lo suficiente como para desequilibrar o hacer caer a alguien mas bien era la sensación que uno sentía cuando una madre lo mesia en sus brazos de un lado para otro y le cantaba una canción de cuna para hacerlo dormir, solo con eso podía describir la sensación que me producían aquellas olas.

-Ya falta poco para llegar, si los cálculos no me fallan ya an pasado como dos horas desde que el capitan dio el anuncio.-

El tiempo paso realmente rápido fuera de cubierta tanto era así que cuando me di cuenta ya estábamos desembarcando y yo bajaba con la caja en mi espalda para ir en dirección al santuario de la diosa Athena de donde provenía aquel mensaje.