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Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
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Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
~~ Templo del Fuego y las Llamas ~~
El templo del fuego y las llamas es el templo donde habitan los guerreros de Ares que mas que meter miedo o desolación, se ocupan por lastimar al enemigo y demostrarle quien es realmente el que manda. Este templo esta escondido entre un volcán y para llegar siendo enemigo hay que traspasar muchas pruebas que incluyen una bestia colosal de fuego, muy parecida a la que representa la armadura de HellGorak.
El templo estaba un poco descuidado a la llegada de Steven, de hecho, se notaba que hacia muchos años o incluso siglos que no había sido pisado por nadie. El muchacho se apoyo en una pared y vio como su armadura se manchaba con polvo... Esas malditas ninfas, seguro que eran las culpables de no cuidar como se debía el templo de los guerreros de Ares. El muchacho salio caminando hacia los pequeños jardines que había afuera del templo. Unos muy hermosos jardines que los bersekers tenían prohibido destruir, por más que les repugnara. Unas ninfas estaban corriendo por allí y Steven se acerco lentamente mientras que se paro derecho para que lo vieran. Al verlo una de las ninfas se acerco a ver que quería y cuando observo la arena en la armadura quiso limpiarla pero en un rápido movimiento, el fantasma de HellGorak saco la espada de su funda y le arranco la cabeza que cayo sobre las flores del jardín. Luego sacudió su polvo como si anda y le dijo unas palabras a las otras ninfas que quedaron en estado de Shock...
-Deben de limpiar todo el maldito templo... Si no quieren terminar igual...
Las ninfas salieron rápido y comenzaron a limpiar todo mientras que el guerrero posaba su dedo Índice en la sangre que había en las flores y se hacia dos líneas en cada uno de sus lados de la cara. Luego arrastraba el cuerpo de la mujer y lo tiraba en un pozo de lava de los templos viendo como se quemaba rápidamente, después trajo la cabeza de la ninfa y también la dejo allí, mientras que las otras limpiaban, él observaba quemarse los restos de aquella mujer.
Steven- Berseker de Ares
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
A la distancia se escuchaba el rasgar de unas notas bastante suaves que con el pasar de los segundos se volvieron más rapidas y un tanto juguetonas para luego pasar a ser más graves y serias, casi sonando amenazantes y violentas... como un sermón. ¿Era que la persona que estaba tocando esa cancion estaba tratando de darle un mensaje a quien escuchaba? tal vez sí... el mensaje sería algo como, "juega mientras puedas."
Atras de un pilar apareció Sarahissa cuando la melodía habia acado, con su armadura puesta y el violin colgando en una de sus manos mientras que en la otra estaba el arco, aquella especie de varilla con la cual frotaba las cuerdas. Su largo cabello rojo jugaba con el viento mientras pasaba a ese lugar en donde se encontraban las ninfas y observaba sin expresión alguna la sangre en el templo de Ares.
- ¿Había realmente necesidad de esto? - Preguntó bajando el violín sin mirar a Steven, solo el numero de Ninfas que había en el lugar dispuesto para el servicio del templo de la guerra. - Sirvientas de Ares... ¿Podrían preparar los templos? Nuestro señor pronto se hará presente.
Sin más, se dio la vuelta sin mirar nuevamente a Hellgorak. Sus pasos eran ligeros y despreocupados, sus manos caidas hacia los costados mientras miraba al vacio con una expresión completamente fría.
- Hellgorak. - Dijo en modo de saludo, sin detenerse a hablar con el impulsivo sujeto. Sarahissa que analizaba completamente todo y quien era mucho más calmada encontraba esos actos completamente innecesarios. ¿Que culpa tenían las pobres ninfas de el deseo de sangre del muchacho. - La proxima vez que quieras luchar, ¿Por qué no te enfrentas con alguien de tu propio tamaño? - Parecía una amenaza y tal vez lo era. O tal vez era un consejo. Con Sarahissa nunca se sabía con seguridad.
Dandole la espalda lo único que seguramente podría ver el guerrero con sus marcas de sangre en el rostro era la siluata delicada de Sarahissa quien se empezaba a alejar, indiferente de si el hombre la había escuchado o no.
Raider- Status : Guerrera Sin Dios
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
Todo estaba muy tranquilo hasta que comenzaron a sonar esas notas musicales que salían desde un violín. Un instrumento bastante conocido para Steven, pero que ahora que era el fantasma de HellGorak, le era indiferente. Las notas variaban y parecían seguir tocando sin final alguno, hasta que por fin cesaron y la virtuosa violinista de sangre se hizo presente frente al líder del escuadrón del fuego y las llamas. Ese no era su lugar, pero al ser una berseker, HellGorak supuso que tenía libertades para ir y venir cuando se le ocurriera… algo que le molestaba en cierto punto.
Dijo unas cuantas palabras reprochando la actitud de Steven con las ninfas, pero que mas quería que hiciera, ellas eran las perezosas que pensaban que Ares había muerto y sus guerreros también, dejando los templos sucios… Merecían morir todas. El guerrero estaba muy metido en sus pensamientos acerca de matar a las ninfas hasta que escucho unas palabras que lo sacaron de esos absurdos pensamientos, una especie de advertencia o consejo, que la muchacha le hacia con suma confianza, una confianza que quizás con Steven gano, pero con HellGorak… no aun…
El berseker se transporto unos metros mas allá, para quedar al costado de ella y sin importarle si lo escuchaba o no, le dijo unas palabras que respondían aquella provocación de la mujer.
-Eso es difícil… porque no existe NADIE que este a mi altura… todos son larvas miserables…
La mirada del berseker se desvío ahora para volver a donde estaba antes, con pasos lentos y con su aura de cosmos encendida, aquella insolente mujer había logrado sacar un poco de ira de su cuerpo… admirable. Quizás los bersekeres no dependieran solo de él esta era. Se quedo apoyado en una de las columnas mientras sentía como las ninfas ordenaban todo ahora. Él nunca les pediría por favor a unos mortales absurdos como ellos. Si, él también era mortal, pero se creía inmortal y ese era quizás su más grande pecado.
Dijo unas cuantas palabras reprochando la actitud de Steven con las ninfas, pero que mas quería que hiciera, ellas eran las perezosas que pensaban que Ares había muerto y sus guerreros también, dejando los templos sucios… Merecían morir todas. El guerrero estaba muy metido en sus pensamientos acerca de matar a las ninfas hasta que escucho unas palabras que lo sacaron de esos absurdos pensamientos, una especie de advertencia o consejo, que la muchacha le hacia con suma confianza, una confianza que quizás con Steven gano, pero con HellGorak… no aun…
El berseker se transporto unos metros mas allá, para quedar al costado de ella y sin importarle si lo escuchaba o no, le dijo unas palabras que respondían aquella provocación de la mujer.
-Eso es difícil… porque no existe NADIE que este a mi altura… todos son larvas miserables…
La mirada del berseker se desvío ahora para volver a donde estaba antes, con pasos lentos y con su aura de cosmos encendida, aquella insolente mujer había logrado sacar un poco de ira de su cuerpo… admirable. Quizás los bersekeres no dependieran solo de él esta era. Se quedo apoyado en una de las columnas mientras sentía como las ninfas ordenaban todo ahora. Él nunca les pediría por favor a unos mortales absurdos como ellos. Si, él también era mortal, pero se creía inmortal y ese era quizás su más grande pecado.
Steven- Berseker de Ares
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
Sarahissa se detuvo sin mirarlo. Estaba conciente de que ese joven se había irritado. No se movió sólo sintió como el cosmo de Hellgorak aumentaba y se expandía por el sitio para finalmente apoyarse contra uno de los pilares. El cabello de Sarahissa caía nuevamente, despreocupada de todo... con una paz en su rostro similar a de un angel o a las mismas ninfas que parecía pasaban toda la vida solo siendo hermosas.
- Claro Hellgorak. Eres invencible. - Dijo ella sin que se pudiera notar si era sarcasmo o no.
Probablemente no lo fuera, pero su tono frío y sincero hacía que la mayoría de lo que hablara sonara como una burla. No podía haber un Berseker tan calmado. Ellos que eran criaturas de violencia y guerra... no era normal que uno de ellos fuera tan ajeno a todo. Hizo una pausa y lo miró directamente a los ojos con aquella mirada penetrante de Sarahissa, sus ojos azulescos parecidos al cristal podrían haber puesto nervioso a cualquiera pues nunca se podría saber que era lo que realmente estaba pensando. ¿Era algo gentil o perverso? ¿Era algo feliz o algo triste? ¿Había realmente algo en ella que la diferenciara de las demas mujeres para que utilizara esa capa de frialdad con el resto de los habitantes del mundo?
La joven siguió caminando entonces dando pequeños pasos pues era una pequeña mujer, fragil y delicada a la vista como el mismo cristal.
- Un placer como siempre, Hellgorak.
Y siguió su camino, tocando una melodía hermosa, más tranquila para apaciguar los animos. No sabía donde se dirigía ni que haría aun. Tal vez tocar el violín recordando mejores días en los cuales Ares estaba cerca a ella... o tal vez recordando aquella gentil sonrisa con que Steven la miraba y la invitaba a confiar en él. Sabía que esos días se habían acabado... por lo mismo su melancólica sonata.
- Claro Hellgorak. Eres invencible. - Dijo ella sin que se pudiera notar si era sarcasmo o no.
Probablemente no lo fuera, pero su tono frío y sincero hacía que la mayoría de lo que hablara sonara como una burla. No podía haber un Berseker tan calmado. Ellos que eran criaturas de violencia y guerra... no era normal que uno de ellos fuera tan ajeno a todo. Hizo una pausa y lo miró directamente a los ojos con aquella mirada penetrante de Sarahissa, sus ojos azulescos parecidos al cristal podrían haber puesto nervioso a cualquiera pues nunca se podría saber que era lo que realmente estaba pensando. ¿Era algo gentil o perverso? ¿Era algo feliz o algo triste? ¿Había realmente algo en ella que la diferenciara de las demas mujeres para que utilizara esa capa de frialdad con el resto de los habitantes del mundo?
La joven siguió caminando entonces dando pequeños pasos pues era una pequeña mujer, fragil y delicada a la vista como el mismo cristal.
- Un placer como siempre, Hellgorak.
Y siguió su camino, tocando una melodía hermosa, más tranquila para apaciguar los animos. No sabía donde se dirigía ni que haría aun. Tal vez tocar el violín recordando mejores días en los cuales Ares estaba cerca a ella... o tal vez recordando aquella gentil sonrisa con que Steven la miraba y la invitaba a confiar en él. Sabía que esos días se habían acabado... por lo mismo su melancólica sonata.
Raider- Status : Guerrera Sin Dios
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
Por algunos momentos, la simple presencia de esa mujer le irritaba mucho, con su violín y con su música, su eterna paciencia y su cortante indiferencia. HellGorak se sentía bastante frustrado cuando tenia a la berseker de Latriven cerca. Ella tocaba melodías tristes, agresivas, alegres, de todo tipo, pero la música no era algo que le agradara mucho al fantasma del invencible. Él prefería más el silencio, estar tranquilo y disfrutar de la dulce brisa mientras que pensaba e imaginaba, como ser derrotado.
Sin embargo, Latriven era de su mismo equipo, ambos defendían al mismo dios y tenían los mismos intereses, no era conveniente hacer brechas o heridas en la fortaleza de los bersekeres y HellGorak lo sabia muy bien, aunque le costara admitirlo. Debería ir a por ella y tratar de arreglar las cosas, que entendiera que eran compañeros y después de todo, deberían de respetarse entre ellos… sino, ¿Quién mas lo haría?
HellGorak partió entonces luego de ella, siguiendo las notas que tocaba. Por alguna razón sentía como el cuerpo de Steven reaccionaba ante aquella música, quizás algo tuviera que ver con el muchacho. Pero lo que una vez fue una buena relación entre Steven y Sarahissa… Ahora pasaba a ser simple compañerismo entre Latriven y HellGorak.
Sin embargo, Latriven era de su mismo equipo, ambos defendían al mismo dios y tenían los mismos intereses, no era conveniente hacer brechas o heridas en la fortaleza de los bersekeres y HellGorak lo sabia muy bien, aunque le costara admitirlo. Debería ir a por ella y tratar de arreglar las cosas, que entendiera que eran compañeros y después de todo, deberían de respetarse entre ellos… sino, ¿Quién mas lo haría?
HellGorak partió entonces luego de ella, siguiendo las notas que tocaba. Por alguna razón sentía como el cuerpo de Steven reaccionaba ante aquella música, quizás algo tuviera que ver con el muchacho. Pero lo que una vez fue una buena relación entre Steven y Sarahissa… Ahora pasaba a ser simple compañerismo entre Latriven y HellGorak.
Steven- Berseker de Ares
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
De momento comenze a caminar hacia ese lugar, donde se supone sentia un cosmos familiar que se estaba situando en ese lugar, no sabia el motivo ni el porque lo estaba haciendo, deberia de estar en este momento resguardando de Shez, pero ahora no podia dar marcha atras, ya estaba ahi, y no hiba a dejar que todo aquel camino que habia hecho tan solo hubiese sido para nada, tome firmemente mi lira, y con la otra mano me puse el casco, aun no sabia de que se trataria todo esto, podria ser solo una trampa, si asi lo fuera cai redondito en ella, pero fuera lo que fuera tenia los suficientes medios como para poder acabar cualquier amenaza.
Camine un poco mas, y anote mi se alzo un pequeño palacio, cercanas a a un volcan, aunque parecia que el calor aumentaba mas de la cuenta, mi cuerpo aun no sentia nada, mi armadura me protegia muy bien, y del moustro que estaba resguardando el lugar no atacaba ni nada, puesto que ya sabia de quien se trataba asi que no era necesario las presentaciones, segui caminando rodeando todo el palacio hasta escuchar una melodiosas notas, era de un violin, por lo cual yo tambien respondi tratando de que alguien encontrara sentido a lo que hacia, mi lira seria un buen anfitrion a lo que pasara, ademas de que entrenaria ahora con las notas musicales, por eso buscaba la manera de poder incrementar mas mi maestria.
Camine un poco mas, y anote mi se alzo un pequeño palacio, cercanas a a un volcan, aunque parecia que el calor aumentaba mas de la cuenta, mi cuerpo aun no sentia nada, mi armadura me protegia muy bien, y del moustro que estaba resguardando el lugar no atacaba ni nada, puesto que ya sabia de quien se trataba asi que no era necesario las presentaciones, segui caminando rodeando todo el palacio hasta escuchar una melodiosas notas, era de un violin, por lo cual yo tambien respondi tratando de que alguien encontrara sentido a lo que hacia, mi lira seria un buen anfitrion a lo que pasara, ademas de que entrenaria ahora con las notas musicales, por eso buscaba la manera de poder incrementar mas mi maestria.
Jabranth- Status : MUERTO
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Azrael, marioneta sonora
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
Sentía un gran ardor atravesar sus poros, como si estuviera sudando acido pero después de un rato le dejó de acribillar el dolor. Estaba tan acostumbrado al maltrato físico y a las condiciones de vida rudas que se necesitaría más que una dosis de veneno para hacerlo morir. Esa idiota estaba muriendo porque era una mujer débil, en cambio él era un implacable Berseker de Ares, eterno como el fuego de la destrucción. La espada negra comenzó a disolverse en el aire, del mismo modo en el que había llegado a las manos de Khrysis se iba. Parecía que todavía no estaba listo para poder portarla, que aún le faltaba algo más para ser un Berseker absoluto. Su cuerpo podía estar pereciendo por el veneno distribuido en su sangre pero eso no podría pararlo; incendiar Alejandría sería su trofeo y lo alentaba a seguir con vida, además de esa marca que puso en la piel de su gobernante.
Ya no necesitaba provocar más incendios; los que había causado cuando Selene empezó a alejarse seguían ardiendo y si alguien no los extinguía a la brevedad se iba a devorar la ciudad transformarla en cenizas. Quería estar ahí presente cuando ocurriera, sin embargo el otro Berseker tenía planes diferentes. No lo estaba escuchando, ni a él o a la mujer de pálidos cabellos. Todo indicaba que iba a ver con combate entre ellos pero al tener ambos a alguien herido en su bando sólo intercambiaron palabras y luego Steven emprendió el vuelo hacia el Templo de la Guerra. La presión de la cola que poseía la armadura del invencible le estaba cortando la circulación, pero lo soportaba como el hombre que era.
No podía discutir nada con Steven, él estaba en desventaja si se revelaba contra Hellgorak, primero esperaría a despertar por completo para enfrentarlo. La enemistad era inexistente pero quería golpearlo por haberle arrebatado el gusto de ver caer el Reino de la pelinegra. Pero no se había ido sin marcar huella. Dentro de poco los habitantes de Alejandría se irían al infierno junto a su reina, la cual estaba agonizando según recordaba. El viaje fue rápido, todavía tenían tiempo para salvarlo, pero cuando llegaron al territorio del batallón del Fuego y las llamas en el Templo del Dios Ares el pelirrojo cayó rendido. Pelear con la toxina era una lucha exhaustiva, en especial por el hecho de que sus órganos se estaban pudriendo, aunque no le constaba eso último.
Ya no necesitaba provocar más incendios; los que había causado cuando Selene empezó a alejarse seguían ardiendo y si alguien no los extinguía a la brevedad se iba a devorar la ciudad transformarla en cenizas. Quería estar ahí presente cuando ocurriera, sin embargo el otro Berseker tenía planes diferentes. No lo estaba escuchando, ni a él o a la mujer de pálidos cabellos. Todo indicaba que iba a ver con combate entre ellos pero al tener ambos a alguien herido en su bando sólo intercambiaron palabras y luego Steven emprendió el vuelo hacia el Templo de la Guerra. La presión de la cola que poseía la armadura del invencible le estaba cortando la circulación, pero lo soportaba como el hombre que era.
No podía discutir nada con Steven, él estaba en desventaja si se revelaba contra Hellgorak, primero esperaría a despertar por completo para enfrentarlo. La enemistad era inexistente pero quería golpearlo por haberle arrebatado el gusto de ver caer el Reino de la pelinegra. Pero no se había ido sin marcar huella. Dentro de poco los habitantes de Alejandría se irían al infierno junto a su reina, la cual estaba agonizando según recordaba. El viaje fue rápido, todavía tenían tiempo para salvarlo, pero cuando llegaron al territorio del batallón del Fuego y las llamas en el Templo del Dios Ares el pelirrojo cayó rendido. Pelear con la toxina era una lucha exhaustiva, en especial por el hecho de que sus órganos se estaban pudriendo, aunque no le constaba eso último.
-Esa perra Egipcia me las va a pagar caro si se le ocurre sobrevivir…-
Khrysis- Cantidad de envíos : 75
Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
Veneno del Inframundo…menudo juego.
La voz de Hellgorak llegaba ahogada, casi inaudible debido el efecto provocado por el extraño ambiente que dominaba en el Templo del Fuego y de las Llamas. El lugar era un sitio totalmente caótico, si bien habían momentos en los cuales el sonido se dispersaba y llegaba a todos y cada uno de los rincones de aquella estructura, habían otros (como el actual) en el cual el sonido parecía estar reducido a una zona en particular y esos eran los límites que Hellgorak compartía con el avatar de Apocalypse, el señor de la Destrucción y la muerte. Las flamas volaban de un lugar al otro, el cielo enrojecido como efecto del cosmos perpetuo de Ares tan solo aunaba la propagación de las flamígeras leguas y finalmente, el azufre se había apoderado de la misma fachada como si fuera una niebla de olor nauseabundo. En medio de un claro de “niebla” se encontraba el pelirrojo, encorvado en el suelo mientras todas y cada una de las células del humano original eran destruidas como producto de las toxinas que tontamente, se había dejado impregnar por las famosa Reina de Egipto, un miembro de la corte real de la Emperatriz del Infierno y la Líder de los Pecados Capitales: la Ira; por encima se encontraba Hellgorak el Invencible, quien sobrevolaba la escena con sus ojos totalmente fijos en el chiquillo, dejando que tras aleteo y aleteo, el veneno avanzara hasta un momento preciso en el cual, se encargaría de todo con un solo ataque. El problema era si Apocalypse tenía la voluntad como para no dejarse llevar y así, despertar completamente para sobrellevar la ridícula situación en la que había caído producto de su estupidez desmedida.
Podrás acaso, Apocalypse? inquirió de pronto Steven, mientras la cola de su Armadura Carmesí se movía a una velocidad impresionante para con un simple golpe descendente, clavarse de lleno en el estómago de Crisis con un sonido seco seguido del salpicar de las gotas de sangre, que se evaporaron casi al instante debido al calor que dominaba la escena. Lo que faltaba ahora, era que Apocalypse hiciera su movimiento.
La voz de Hellgorak llegaba ahogada, casi inaudible debido el efecto provocado por el extraño ambiente que dominaba en el Templo del Fuego y de las Llamas. El lugar era un sitio totalmente caótico, si bien habían momentos en los cuales el sonido se dispersaba y llegaba a todos y cada uno de los rincones de aquella estructura, habían otros (como el actual) en el cual el sonido parecía estar reducido a una zona en particular y esos eran los límites que Hellgorak compartía con el avatar de Apocalypse, el señor de la Destrucción y la muerte. Las flamas volaban de un lugar al otro, el cielo enrojecido como efecto del cosmos perpetuo de Ares tan solo aunaba la propagación de las flamígeras leguas y finalmente, el azufre se había apoderado de la misma fachada como si fuera una niebla de olor nauseabundo. En medio de un claro de “niebla” se encontraba el pelirrojo, encorvado en el suelo mientras todas y cada una de las células del humano original eran destruidas como producto de las toxinas que tontamente, se había dejado impregnar por las famosa Reina de Egipto, un miembro de la corte real de la Emperatriz del Infierno y la Líder de los Pecados Capitales: la Ira; por encima se encontraba Hellgorak el Invencible, quien sobrevolaba la escena con sus ojos totalmente fijos en el chiquillo, dejando que tras aleteo y aleteo, el veneno avanzara hasta un momento preciso en el cual, se encargaría de todo con un solo ataque. El problema era si Apocalypse tenía la voluntad como para no dejarse llevar y así, despertar completamente para sobrellevar la ridícula situación en la que había caído producto de su estupidez desmedida.
Podrás acaso, Apocalypse? inquirió de pronto Steven, mientras la cola de su Armadura Carmesí se movía a una velocidad impresionante para con un simple golpe descendente, clavarse de lleno en el estómago de Crisis con un sonido seco seguido del salpicar de las gotas de sangre, que se evaporaron casi al instante debido al calor que dominaba la escena. Lo que faltaba ahora, era que Apocalypse hiciera su movimiento.
Steven- Berseker de Ares
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
En el interior de su cuerpo sentía un ardor inminente; ni siquiera la apuñalada recibida por Steven dolía de la misma forma en la que el extraño veneno que ahora paseaba con libertad por sus venas. En ese momento, por extraño que pareciese se acordó de Alizé. No era Apocalypse el que estaba evocando los viejos recuerdos del pequeño de cabellos rosados, era algo diferente, como si Khrysis estuviera recuperando algo de control sobre el cuerpo mientras se encontraba vulnerable por el ataque de Hellgorak, el cual lo tomó con la guardia baja y por eso no alcanzó a detenerlo o siquiera prepararse para aguantar la tortura interna. El castaño parecía interesado en extraer la sangre que Selene había arruinado con su asqueroso veneno. La punzada del berseker invencible había dejado al joven pelirrojo completamente abatido, y sus ojos se cerraban: no por cansancio, más bien como si tratara de soportar el dolor. Si estuviera en su forma más óptima podría resistir ese dolor abrumador, pero ahora que se encontraba tan sensible algo como ese ataque producía un sufrimiento indescriptible para el chico.
Los recuerdos que compartía con Alizé volvían a emerger: se preguntaba si estaría bien en ese momento, si habría conocido a alguien que no le fallara y lo protegiera. Siempre se había sentido decepcionado de sí mismo al no haber resultado un buen guardián para el joven. El ambiente infernal que lo rodeaba era lo que menos relevancia tenía. Se Merecía estar en ese infierno en el que prevalecía la presencia de Ares aunque éste se encontrara fuera de sus dominios. Podía sentir la energía cósmica de su señor, que ya había despertado. Apocalypse estaba calmado, como si estuviera más centrado en expulsar esa toxina de su cuerpo, mientras que lo que quedaba de Khrysis divagaba y se preocupaba por el paradero del joven Alizé. Por alguna razón le calaba en los huesos que su amado estaba en peligro, que algo le había pasado. Mas sólo era una corazonada, nada seguro o confiable. El berseker que moraba en la oscuridad de su alma no prestaba atención a su humanidad restante, sólo sentía como su sangre hervía y se evaporaba por el poder de Hellgorak. -La duda me ofende.-
Los recuerdos que compartía con Alizé volvían a emerger: se preguntaba si estaría bien en ese momento, si habría conocido a alguien que no le fallara y lo protegiera. Siempre se había sentido decepcionado de sí mismo al no haber resultado un buen guardián para el joven. El ambiente infernal que lo rodeaba era lo que menos relevancia tenía. Se Merecía estar en ese infierno en el que prevalecía la presencia de Ares aunque éste se encontrara fuera de sus dominios. Podía sentir la energía cósmica de su señor, que ya había despertado. Apocalypse estaba calmado, como si estuviera más centrado en expulsar esa toxina de su cuerpo, mientras que lo que quedaba de Khrysis divagaba y se preocupaba por el paradero del joven Alizé. Por alguna razón le calaba en los huesos que su amado estaba en peligro, que algo le había pasado. Mas sólo era una corazonada, nada seguro o confiable. El berseker que moraba en la oscuridad de su alma no prestaba atención a su humanidad restante, sólo sentía como su sangre hervía y se evaporaba por el poder de Hellgorak. -La duda me ofende.-
Khrysis- Cantidad de envíos : 75
Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
El calor del Templo de las Llamas y el Fuego era inconmensurable, ni hablar del azufre que parecía dispararse poco a poco en dirección al cielo carmesí que coronaba el Templo de la Guerra Violenta, el lugar de adoración al señor del derramamiento de sangre, Ares. Aún ocupado con la tarea de sacarle el veneno infernal al avatar de Apocalypse, Hellgorak el Invencible mantenía una actitud impasible. Aparentemente no le importaba lo que le pasara a su compañero y así era; si el pelirrojo no tenía la fortaleza como para soportar la tortura que se vendría para terminar el proceso de purificación, significaba que Apocalypse no se levantaría en aquella Guerra Santa para hacer lo que más le gustaba en el mundo, destruir todo y reducirlo a cenizas…pero de acuerdo a su respuesta, si era capaz de hacer tal cosa. La respuesta afirmativa era todo lo que necesitaba Steven para pasar a la segunda fase.
Perfecto. fue el único comentario del Berserker, aumentando mucho más la presión sobre el vientre del pelirrojo para penetrar más allá, si se podía, de lo que ya lo había hecho. Incluso con la resistencia que presentaba el otro, de pronto se pudo escuchar un sonoro “crack”…la columna vertebral del afectado había sido partida en dos y el líquido que emanaba de esta se evaporaba rápidamente. Un daño como ese hubiera asesinado a una persona común y corriente…pero para un Berserker aquello debía ser como un juego, de seguro que siendo el señor de la Lujuria salvaje y desmedida entre el ejército de Ares, a Apocalypse eso le parecería muy gracioso. Pero había un detalle importante. Cuando todos tus fluidos se evaporen, estarás listo para recibir lo que originalmente fue tuyo, Apocalypse...en tus venas correrán el fuego y las llamas que todo lo destruyen, tal cual era la situación de tu cuerpo original hace ya tanto tiempo. Ahí podrás usar de nuevo tu espada…esa es la razón por la cual no te sirvió en la Tierra. le informó Steven con calma e indolencia, mientras las enormes alas de la Armadura de Hellgorak se desplegaban en toda su extensión para dar un fuerte aletazo que dispersó momentáneamente la niebla de azufre para lanzar cuatro plumas metálicas que golpearon puntos precisos del cuerpo del pelirrojo: los brazos derecho e izquierdo así como ambas piernas. Levantando su diestra y señalando con su índice al cielo, una legua de fuego empezó a reunirse en la punta de este, señalando lo que sería el fin de aquel proceso. Ahora...la segunda pregunta. Podrás soportar el fuego originario del Templo del Fuego y las Llamas? Está tu avatar preparado para recibirlo y tomarlo como su sangre, icor y fuente de vida? De ser así…sobreponte al dolor y dame tu respuesta final, Apocalypse.
Perfecto. fue el único comentario del Berserker, aumentando mucho más la presión sobre el vientre del pelirrojo para penetrar más allá, si se podía, de lo que ya lo había hecho. Incluso con la resistencia que presentaba el otro, de pronto se pudo escuchar un sonoro “crack”…la columna vertebral del afectado había sido partida en dos y el líquido que emanaba de esta se evaporaba rápidamente. Un daño como ese hubiera asesinado a una persona común y corriente…pero para un Berserker aquello debía ser como un juego, de seguro que siendo el señor de la Lujuria salvaje y desmedida entre el ejército de Ares, a Apocalypse eso le parecería muy gracioso. Pero había un detalle importante. Cuando todos tus fluidos se evaporen, estarás listo para recibir lo que originalmente fue tuyo, Apocalypse...en tus venas correrán el fuego y las llamas que todo lo destruyen, tal cual era la situación de tu cuerpo original hace ya tanto tiempo. Ahí podrás usar de nuevo tu espada…esa es la razón por la cual no te sirvió en la Tierra. le informó Steven con calma e indolencia, mientras las enormes alas de la Armadura de Hellgorak se desplegaban en toda su extensión para dar un fuerte aletazo que dispersó momentáneamente la niebla de azufre para lanzar cuatro plumas metálicas que golpearon puntos precisos del cuerpo del pelirrojo: los brazos derecho e izquierdo así como ambas piernas. Levantando su diestra y señalando con su índice al cielo, una legua de fuego empezó a reunirse en la punta de este, señalando lo que sería el fin de aquel proceso. Ahora...la segunda pregunta. Podrás soportar el fuego originario del Templo del Fuego y las Llamas? Está tu avatar preparado para recibirlo y tomarlo como su sangre, icor y fuente de vida? De ser así…sobreponte al dolor y dame tu respuesta final, Apocalypse.
Steven- Berseker de Ares
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
El pelirrojo asintió con la cabeza, resistiéndose a mostrar una mueca de dolor, esbozando una sonrisa que se veía algo forzada. Sentir el aguijón de Hellgorak penetrar en él y romperle los huesos era doloroso, pero podía resistirlo, mas no estaba completamente convencido por el detalle de su avatar, el cual había demostrado no ser lo suficientemente poderoso al no tener la capacidad de blandir su legendaria espada. Era indispensable deshacerse cuanto antes de la existencia de Khrysis, suprimirlo por completo. En otras palabras, matarlo. Sabía que un humano jamás podría soportar los fuegos de la destrucción, por lo que sólo aceptó que el castaño siguiera con su tarea de evaporar los fluidos contaminados de su cuerpo. Se retorció de dolor cuando el aleteo del berseker invencible liberó cuatro plumas que fueron a enterrarse en su carne. –Sólo espero que no me dejen marca.- Dijo, tratando de aportar algo de humor a la situación. No pretendía cambiar nada de su comportamiento, y entre eso estaba acostarse con cualquier hombre o mujer que se le cruzase en el camino, y tener marcas extrañas en su cuerpo perfecto podía ablandar su poder de atracción.
Tratando de cortar la seriedad en el ambiente se atrevió a hacerle una pregunta bastante estúpida al otro berseker.- Oye, seguiré funcionando de la cintura para abajo después de esto? Quiero decir, no perderé sensibilidad en mi…- Cortó antes de poder finalizar, el dolor que estaba sintiendo le congeló los músculos de la cara. Un espasmo de dolor lo recorrió de cabo a rabo, pero él continuaba sin rendirse, mostrando una determinación implacable. Sentía cómo la ola de fuego hervía la sangre mala y los fluidos que fueron estropeados por la sucia sangre de Selene. De hecho había sentido más malestar cuando el veneno entro en su ser que en ese momento. Su diminuida capacidad para soportar el sufrimiento se debía a que había estado luchando contra el veneno infernal; un ser común y corriente habría perecido al instante, pero no Apocalypse, quien se aferraba a la vida para cumplir con su misión. Sabía que ese martirio terminaría muy pronto, demostrándole al castaño que no era ningún perdedor, sobrellevando las calamidades con una sonrisa socarrona.
Tenía tiempo sin escuchar la molesta voz de Khrysis, lloriqueando por Alizé, aquel molesto chiquillo que no valía ni dos mangos. En ese momento se sintió altruista, pues sabía que el chico que Khrysis amaba con desesperación estaba muerto, por lo que al acabarse la purificación de su cuerpo el mortal se encontraría con su amor en el otro mundo. –Buen viaje, espero que sean felices para siempre.- Bufó con condescendencia, como si se despidiera de una pareja de enamorados.
Tratando de cortar la seriedad en el ambiente se atrevió a hacerle una pregunta bastante estúpida al otro berseker.- Oye, seguiré funcionando de la cintura para abajo después de esto? Quiero decir, no perderé sensibilidad en mi…- Cortó antes de poder finalizar, el dolor que estaba sintiendo le congeló los músculos de la cara. Un espasmo de dolor lo recorrió de cabo a rabo, pero él continuaba sin rendirse, mostrando una determinación implacable. Sentía cómo la ola de fuego hervía la sangre mala y los fluidos que fueron estropeados por la sucia sangre de Selene. De hecho había sentido más malestar cuando el veneno entro en su ser que en ese momento. Su diminuida capacidad para soportar el sufrimiento se debía a que había estado luchando contra el veneno infernal; un ser común y corriente habría perecido al instante, pero no Apocalypse, quien se aferraba a la vida para cumplir con su misión. Sabía que ese martirio terminaría muy pronto, demostrándole al castaño que no era ningún perdedor, sobrellevando las calamidades con una sonrisa socarrona.
Tenía tiempo sin escuchar la molesta voz de Khrysis, lloriqueando por Alizé, aquel molesto chiquillo que no valía ni dos mangos. En ese momento se sintió altruista, pues sabía que el chico que Khrysis amaba con desesperación estaba muerto, por lo que al acabarse la purificación de su cuerpo el mortal se encontraría con su amor en el otro mundo. –Buen viaje, espero que sean felices para siempre.- Bufó con condescendencia, como si se despidiera de una pareja de enamorados.
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
No digas estupideces, Apocalypse. dijo Steven sin cambiar su expresión indiferente ni un solo segundo, justo después de haber escuchado la respuesta del pelirrojo y constatar que definitivamente, este estaba más que listo como para iniciar su nueva vida como un Berserker y así ayudar en la matanza y baño de sangre que se vendría de ahora en adelante bajo las órdenes del señor de la guerra, Ares. Manipulando las llamas que había reunido de todas partes del Templo del Fuego y las Llamas, Hellgorak simplemente movió los dedos cuales garras y así lanzar su extremidad en pos del lugar donde se encontraría el corazón de su compañero, atravesando la carne y llegando a tocar el órgano que de inmediato se encendió y empezó a transmitir el fuego de un lado a otro del organismo del sujeto, cerrando todas las heridas con una lentitud pasmosa y por demás dolorosa, que de seguro habría de colmar los nervios del humano llamado Khrysis y así finalmente, lo haría desaparecer por el trauma, dejando tan solo a Apocalypse como remanente de la particular operación. Dando un aleteo para sacar las plumas que habían clavado al pelirrojo al suelo y retirando la cola de su armadura de la cintura de este, Hellgorak observó como las células del otro se reproducían a una velocidad alarmante, siendo azuzadas por el fuego divino del templo y reemplazando la sucia sangre humana por un fluido que realmente, no lo era. En cuestión de unos pocos segundos, Apocalypse terminaría por resurgir y la misión actual de Steven terminaría por fin, pudiendo pasar a asuntos más apremiantes que tan solo despertar a los soldados inútiles que no podían valerse por sí mismos.
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
1er post de 1er AD - Maestría
Lo único que sentía era como todo vestigio de humanidad era expulsado de su cuerpo. El alma de aquel chiquillo llamado Khrysis había abandonado su cuerpo después de haber dado algo de pelea. Lastimosamente, el pelirrojo había perdido la contienda contra el berseker por estar desatento pensando en el paradero del joven de cabello rosado. La debilidad de Khrysis fue algo que facilitó demasiado la toma del cuerpo. De pronto el dolor que causaba la cola de Hellgorak no era más que una espina molesta, que seguía enterrada en su carne. Pero a diferencia de antes, ahora se sentía con la fuerzas suficientes para retirarse ese molestia. Su corazón atiborrado con las llamas que resgurdaban el Templo de Ares, como si tuviera un sol en las entrañas. Se sentía en casa.
Se reincorporó lentamente, mirando al berseker de cabello castaño. Los ojos del pelirrojo habían perdido su brillo juvenil. Ahora en esos estanques color oro sólo existía la llama incontrolable de la destrucción, y la esencia del despiadado berseker Apocalypse manar orgullosa. Una capa de fuego comenzó a arremolinarse alrededor del cuerpo desnudo del muchacho mientras las plumas y la cola metálica de Hellgorak abandonaban su cuerpo, quemando la diminuta prenda de ropa que se mantenía atada a su cintura para resguardar sus partes más sensibles. Se había ido desgastando poco a poco pero en ese momento quedó convertida en tela ennegrecida que apenas podía permanecer unida.
La herida que le había abierto Hellgorak en el cuerpo se iba desapareciendo de su piel, como si el fuego legendario las estuviera quemando, dejando en su lugar una dermis reparada, renacida del fuego. –Hellgorak, ¿qué tal una pequeña pelea de práctica? Quiero quitarme el polvo de encima.- Dijo mientras arrancaba el pedazo de tela que hacía el inútil intento por cubrirlo.-No necesito de esto o de mi armadura para combatir.- Después de decir eso se abalanzó sobre el invencible, tumbándolo en el suelo y robándole una beso en el proceso. El calor de las llamas no debía representar ninguna molestia para su anfitrión, puesto que era el que estaba al mando del Escuadrón del Fuego y las Llamas.
-Sin ese muchacho ya no existen ataduras. Por primera vez en siglos me siento verdaderamente libre y quiero celebrar.- Dijo mientras seguía pegándose más y más al castaño, como si tratara de fundir ambos cuerpos. En sus venas ya no quedaba el rastro de la sangre impura, sólo un sustituto que se sentía igual. –Déjame tomarte, Steven. Sólo esta vez.- Dijo mientras seguía vistiéndolo de besos. No estaba distraído, para él eso era un combate, puesto que si Steven no se cuidaba podría salir quemado.
Se reincorporó lentamente, mirando al berseker de cabello castaño. Los ojos del pelirrojo habían perdido su brillo juvenil. Ahora en esos estanques color oro sólo existía la llama incontrolable de la destrucción, y la esencia del despiadado berseker Apocalypse manar orgullosa. Una capa de fuego comenzó a arremolinarse alrededor del cuerpo desnudo del muchacho mientras las plumas y la cola metálica de Hellgorak abandonaban su cuerpo, quemando la diminuta prenda de ropa que se mantenía atada a su cintura para resguardar sus partes más sensibles. Se había ido desgastando poco a poco pero en ese momento quedó convertida en tela ennegrecida que apenas podía permanecer unida.
La herida que le había abierto Hellgorak en el cuerpo se iba desapareciendo de su piel, como si el fuego legendario las estuviera quemando, dejando en su lugar una dermis reparada, renacida del fuego. –Hellgorak, ¿qué tal una pequeña pelea de práctica? Quiero quitarme el polvo de encima.- Dijo mientras arrancaba el pedazo de tela que hacía el inútil intento por cubrirlo.-No necesito de esto o de mi armadura para combatir.- Después de decir eso se abalanzó sobre el invencible, tumbándolo en el suelo y robándole una beso en el proceso. El calor de las llamas no debía representar ninguna molestia para su anfitrión, puesto que era el que estaba al mando del Escuadrón del Fuego y las Llamas.
-Sin ese muchacho ya no existen ataduras. Por primera vez en siglos me siento verdaderamente libre y quiero celebrar.- Dijo mientras seguía pegándose más y más al castaño, como si tratara de fundir ambos cuerpos. En sus venas ya no quedaba el rastro de la sangre impura, sólo un sustituto que se sentía igual. –Déjame tomarte, Steven. Sólo esta vez.- Dijo mientras seguía vistiéndolo de besos. No estaba distraído, para él eso era un combate, puesto que si Steven no se cuidaba podría salir quemado.
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
Y una vez que Apocalypse hubiera renacido por completo en el umbral del Templo del Fuego y las Llamas, su usual actitud de prostituto legendario se lanzó encima de Hellgorak, el Invencible al tiempo que le robaba un beso que simplemente, pasó desapercibido para el de cabello castaño…Apocalypse, el encargado de llevar la destrucción total a donde fuera que se presentara le parecía tan poca cosa, que aquel acto no era más que un vano intento de llamar su atención, era algo nulo y estúpido…en resumen, no merecía mayor atención ni una reacción de parte suya. Y justamente eso fue lo que sucedió, Steven se quedó estático mientras el pelirrojo hacía lo suyo de robar besos e intentar llamar la atención tal como un niño al que los padres no le prestaban la suficiente atención. Resoplando con indiferencia, el mayor de los dos tan solo clavó sus ojos azules en los de su “compañero”, sintiendo las pequeñas oleadas de calor que emanaba conforme se movía, sin duda efecto de su nueva sangre: las mismas llamas antiguas del Templo de la Guerra de Ares.
Eres pequeño Apocalypse…contigo no vale la pena “practicar” declaró Hellgorak con sequedad y ausencia, haciendo notar que realmente ni siquiera le importaba lo que hiciera el otro, lo tenía sin cuidado. Eres insignificante, el que me hayas necesitado lo demuestra…y siendo así, realmente crees que puedes llegar al nivel de “poseerme”? No me hagas reir…nunca llegarás a hacer nada, eres tan solo una hormiga más bajo la lluvia… finalizó el Invencible, sin molestarse en moverse o responder algo más que eso…no valía la pena.
Eres pequeño Apocalypse…contigo no vale la pena “practicar” declaró Hellgorak con sequedad y ausencia, haciendo notar que realmente ni siquiera le importaba lo que hiciera el otro, lo tenía sin cuidado. Eres insignificante, el que me hayas necesitado lo demuestra…y siendo así, realmente crees que puedes llegar al nivel de “poseerme”? No me hagas reir…nunca llegarás a hacer nada, eres tan solo una hormiga más bajo la lluvia… finalizó el Invencible, sin molestarse en moverse o responder algo más que eso…no valía la pena.
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
2do post de 1er AD - Maestría
El Berseker pelirrojo pensó en sacar ventaja de la actitud de Hellgorak, puesto que había descubierto algo interesante. Su compañero no iba a mover ni un músculo en su contra por el hecho de verlo como un ser inferior, quedándose ahí recostado para que él hiciera todo lo que desease con su cuerpo. Si la persona que le hubiera llamado así fuese esa reina rancia de Egipto habría aceptado gustoso comprobar que estaba equivocada, pero en el caso de Hellgorak no estalló por una razón. Tenía hambre, hambre de carne. Había pasado demasiado tiempo sellado en el interior de Khrysis, y aunque el cuerpo que había escogido compartía su misma fascinación por las relaciones carnales, no pudo disfrutar de nada, pues esas veces Khrysis tenía el control de su cuerpo y él quedaba en segundo plano. Sólo pudiendo observar cómo otros se regocijaban, como si le restregaran su triunfo en las narices. Pero ahora todo era diferente, tenía al castaño para él, y éste no pensaba hacer nada al respecto para frenarlo por verlo como una hormiga inofensiva y que no valía la pena. En otros tiempos lo que pudo ser una gran ofensa en esta ocasión se interpretaba como el permiso de Hellgorak para poder jugar con su cuerpo como quisiera, sin restricciones.
-Muy bien, pero creo que la armadura está sobrando.- El cuerpo del pelirrojo bañado con la esencia de Apocalypse era distinto al del mortal, se veía más fuerte y tonificado, y no eran sólo apariencias. La fuerza del joven era la suficiente como para arrancar la armadura del castaño pedazo a pedazo. Mientras seguía sentado encima de Hellgorak, se iba deshaciendo del caparazón carmesí para exponer la piel de su hermano de armas. Los ojos del muchacho pelirrojo emitieron un resplandor cuando al fin tenía al otro hombre cubierto sólo con la ropa que llevaba debajo de su armadura. Pero obviamente, eso no era suficiente para Khrysis, él quería que su piel se encontrara con la del otro Berseker. Entre más excitado estaba el calor parecía volverse más intenso, como si la fricción con el cuerpo de Hellgorak encendiera llamas más ardientes que las del infierno. –Aunque no lo creas, esto tiene un doble propósito: quitarme las ganas y despertar una de mis técnicas de ataque. Estoy recobrando mis poderes, pero lamentablemente me toca adaptarlos a este cuerpo. Lo bueno es que te tengo a ti para hacer más amena mi tarea. Y me debes ayudar, ya que no creo que te hayas tomado todas esas molestias para obtener a un ser inútil, ¿no?- Dijo mientras veía directamente a los profundos ojos azules de Hellgorak, apoyando las manos sobre su abdomen, como si esperara la aprobación del castaño para seguir. Aunque la respuesta no importaba demasiado, Apocalypse lo iba a hacer lo quisiese o no.
-Muy bien, pero creo que la armadura está sobrando.- El cuerpo del pelirrojo bañado con la esencia de Apocalypse era distinto al del mortal, se veía más fuerte y tonificado, y no eran sólo apariencias. La fuerza del joven era la suficiente como para arrancar la armadura del castaño pedazo a pedazo. Mientras seguía sentado encima de Hellgorak, se iba deshaciendo del caparazón carmesí para exponer la piel de su hermano de armas. Los ojos del muchacho pelirrojo emitieron un resplandor cuando al fin tenía al otro hombre cubierto sólo con la ropa que llevaba debajo de su armadura. Pero obviamente, eso no era suficiente para Khrysis, él quería que su piel se encontrara con la del otro Berseker. Entre más excitado estaba el calor parecía volverse más intenso, como si la fricción con el cuerpo de Hellgorak encendiera llamas más ardientes que las del infierno. –Aunque no lo creas, esto tiene un doble propósito: quitarme las ganas y despertar una de mis técnicas de ataque. Estoy recobrando mis poderes, pero lamentablemente me toca adaptarlos a este cuerpo. Lo bueno es que te tengo a ti para hacer más amena mi tarea. Y me debes ayudar, ya que no creo que te hayas tomado todas esas molestias para obtener a un ser inútil, ¿no?- Dijo mientras veía directamente a los profundos ojos azules de Hellgorak, apoyando las manos sobre su abdomen, como si esperara la aprobación del castaño para seguir. Aunque la respuesta no importaba demasiado, Apocalypse lo iba a hacer lo quisiese o no.
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
No te equivoques, Apocalypse…el hecho de que me parezcas insignificante implica que además, no dejaré que hagas lo que te venga en gana… dijo Hellgorak con calma, moviendo su mano con una velocidad impresionante para dar un fuerte golpe con su dorso en lo que sería el pómulo derecho del pelirrojo, sin escatimar en la fuerza usada que de hecho, era abrumadora. Seguramente con aquello, el Berserker recién reencarnado sería enviado unos cuantos metros e impactaría contra el suelo de forma violenta…a Steven no le importaba en lo más mínimo. Sinceramente, Apocalypse creía que quedarse quieto e informarle de su estatus como algo insustancial para el Invencible era un permiso para que hiciera lo que quisiera? Menudo idiota era el encargado de destruir y quemar todo a su paso, pero claro, era algo que el castaño se esperaba…el espíritu que se había posesionado del cuerpo del pelirrojo nunca había sido conocido por su cerebro, no…era recordado como el Berserker más lujurioso y dado a fornicar como conejo todo el tiempo mientras asesinaba a sus “amores” como una viuda negra…ese era Apocalypse, era su naturaleza inherente. Pero tal cual él se caracterizaba por eso, Hellgorak era otro cuento muy diferente…a el las relaciones carnales y las necesidades por contacto físico era inútil y vacuo, le importaba tanto como las vidas de los humanos que andaban por sobre la tierra; y aún si se daba el caso de que decidiera compartir el tiempo con alguien, esa persona o ente debía ser alguien más que suficiente como para llevar su ritmo y aguantar su particular forma de jugar en la cama. Y en la era en curso, no había nadie quien pudiera complacerlo…y Apocalypse ni siquiera se acercaba a un “candidato”.
Y que se supone que harás? Disparar tu semilla en llamas? Patético…es por esto que no serás más que basura. Una basura que lastimosamente, es necesaria para nuestros propósitos, un peón, si prefieres ese término. comentó Steven con calma, erguido mientras movía rítmicamente su muñeca. De todas formas, ya debes saber en que nos diferenciamos. A ver, Apocalypse…estás siquiera dispuesto a intentar alcanzarme?
Y que se supone que harás? Disparar tu semilla en llamas? Patético…es por esto que no serás más que basura. Una basura que lastimosamente, es necesaria para nuestros propósitos, un peón, si prefieres ese término. comentó Steven con calma, erguido mientras movía rítmicamente su muñeca. De todas formas, ya debes saber en que nos diferenciamos. A ver, Apocalypse…estás siquiera dispuesto a intentar alcanzarme?
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
3er post de 1er AD - Maestría
Al sentir la alarma de dolor bajo su dermis, el chico no pudo hacer algo más que no fuera blandir una jovial sonrisa mientras se levantaba. Hellgorak hablaba como si lo conociera bien, pero se había olvidado de algo que caracterizaba al Berseker Apocalypse, su habilidad para siempre ponerse de pie y su gusto por la tortura física. Los maltratos también figuraban dentro de la lista de placeres del pelirrojo, por eso se había dejado atacar, siendo voluntario para que el Espectro usara su repertorio de técnicas en él. La verdad era que no tenía oportunidades contra esa desgraciada porque ni siquiera había despertado por completo o contaba con sus habilidades para el ataque, sólo poseía el fuego de la destrucción, cuyo poder fue minimizado porque Khrysis no le permitía empuñar la espada de oscuro metal. Todavía mantenía esa mirada de deseo en sus vivos ojos dorados, admirando al Berseker castaño. Lo único que quería hacer en ese momento era volver a fundir sus labios con los de él.
Le gustaba que el otro opusiera resistencia, sería muy aburrido si le dejara todo en bandeja de plata y consintiera que lo penetrara sin antes un combate previo. –Quizá habría retrocedido pero, los jóvenes de ojos azules y cabello castaño son una de mis tantas debilidades.- Le coquetó, riendo como si el golpe del ojiazul no hubiera hecho daño alguno. Corrió hacia el otro Berseker y le asestó un golpe en el estomago, impulsándolo hacia atrás. Hellgorak no debía olvidarse de una cosa, Apocalypse era un ser que había estado al servicio de Ares mucho antes que él, no debía de subestimar sus fuerzas.
-Es un poco diferente a eso, lindo castaño.- Rectificó acerca de la técnica. No era la mejor, ni la más imponente o la más destructiva, pero debía de empezar lento.-Soy la personificación de la destrucción. Y su usase una técnica fuerte podría terminar destruyendo mi cuerpo y el tuyo en el proceso. Por algo me conocen como Destrucción Total. – Declaró. Contempló los bellos ojos del joven que había elegido Hellgorak para encarnar, olvidándose del Invencible. No bromeaba, los jóvenes de ese tipo eran un exquisito platillo para el pelirrojo. Las marcas de besos que había impreso en el cuello y rostro de Hellgorak comenzaron a brillar, como si hubiera tostado su piel con un tizón. Los rastros brillaban y se hacían más visibles, como marcas de fuego sobre la piel del castaño. –Sólo una pregunta antes de comenzar, ¿si te alcanzo me dejaras hincar el diente en tu deliciosa carne?- Preguntó sonriente.
Le gustaba que el otro opusiera resistencia, sería muy aburrido si le dejara todo en bandeja de plata y consintiera que lo penetrara sin antes un combate previo. –Quizá habría retrocedido pero, los jóvenes de ojos azules y cabello castaño son una de mis tantas debilidades.- Le coquetó, riendo como si el golpe del ojiazul no hubiera hecho daño alguno. Corrió hacia el otro Berseker y le asestó un golpe en el estomago, impulsándolo hacia atrás. Hellgorak no debía olvidarse de una cosa, Apocalypse era un ser que había estado al servicio de Ares mucho antes que él, no debía de subestimar sus fuerzas.
-Es un poco diferente a eso, lindo castaño.- Rectificó acerca de la técnica. No era la mejor, ni la más imponente o la más destructiva, pero debía de empezar lento.-Soy la personificación de la destrucción. Y su usase una técnica fuerte podría terminar destruyendo mi cuerpo y el tuyo en el proceso. Por algo me conocen como Destrucción Total. – Declaró. Contempló los bellos ojos del joven que había elegido Hellgorak para encarnar, olvidándose del Invencible. No bromeaba, los jóvenes de ese tipo eran un exquisito platillo para el pelirrojo. Las marcas de besos que había impreso en el cuello y rostro de Hellgorak comenzaron a brillar, como si hubiera tostado su piel con un tizón. Los rastros brillaban y se hacían más visibles, como marcas de fuego sobre la piel del castaño. –Sólo una pregunta antes de comenzar, ¿si te alcanzo me dejaras hincar el diente en tu deliciosa carne?- Preguntó sonriente.
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
Y justo en el momento menos esperado y mientras se encontraba todavía girando su muñeca con indiferencia, Apocalypse golpeó con senda fuerza al ser conocido como el Invencible justo en el estómago, enviándolo unos cuantos metros atrás sin que el castaño sintiera nada. Tal como lo había predicho Hellgorak, los esfuerzos de su compañero eran prácticamente inútiles. Lo que vino después era más de lo mismo…marcas de fuego? Risible y ridículo pensó Steven con calma sin siquiera sentir la quemazón que con cualquier otro sería capaz de perforar la piel y hacerlos gritar pidiendo clemencia…y sin decir mentiras, los sellos eran tan solo algo que se encontraban de forma singular y poco significativa para el Invencible…Apocalypse seguía siendo pequeño a comparación suya.
Sigh... suspiró Hellgorak, admitiendo dentro de sí que la afición masoquista del pelirrojo era peligrosa, admirable pero sin embargo, muy molesta. Que quería probar? Que podía llegar a su altura? Menudo chiste. Destrucción total e inexistente sentido de la cordura o pensamiento…como crees que podrás alcanzarme con tu nivel? Imbécil. murmuró el castaño con su usual expresión de altanería e indiferencia en su cara…no importaba lo que hiciera el avatar de la destrucción, no sería capaz de hacerle ningún daño, intentara lo que intentara y razón por la cual Hellgorak tan solo se acomodó los cabellos con la mano izquierda y así contestó a la pregunta de su compatriota con una frase seca y cortante. En siglos alguno de ustedes pudo alcanzarme…y dudo, no, sé que no lo harán jamás. Pero adelante, inténtalo Apocalypse…sin los intentos o ambiciones ninguno de nosotros se encontraría en este sitio ahora, cierto? Has tu movimiento…y fracasa. lo retó Steven mientras bajaba ambas manos y entornaba los ojos con peligrosidad en dirección a Khrysis…ahora faltaba ver que quería intentar el otro Berserker, el problema radicaba en si de verdad sería capaz de cumplir su amenaza. Y el Invencible estaba seguro de que la respuesta sería total y absolutamente negativa, no había diferencia alguna…Apocalypse fracasaría.
Sigh... suspiró Hellgorak, admitiendo dentro de sí que la afición masoquista del pelirrojo era peligrosa, admirable pero sin embargo, muy molesta. Que quería probar? Que podía llegar a su altura? Menudo chiste. Destrucción total e inexistente sentido de la cordura o pensamiento…como crees que podrás alcanzarme con tu nivel? Imbécil. murmuró el castaño con su usual expresión de altanería e indiferencia en su cara…no importaba lo que hiciera el avatar de la destrucción, no sería capaz de hacerle ningún daño, intentara lo que intentara y razón por la cual Hellgorak tan solo se acomodó los cabellos con la mano izquierda y así contestó a la pregunta de su compatriota con una frase seca y cortante. En siglos alguno de ustedes pudo alcanzarme…y dudo, no, sé que no lo harán jamás. Pero adelante, inténtalo Apocalypse…sin los intentos o ambiciones ninguno de nosotros se encontraría en este sitio ahora, cierto? Has tu movimiento…y fracasa. lo retó Steven mientras bajaba ambas manos y entornaba los ojos con peligrosidad en dirección a Khrysis…ahora faltaba ver que quería intentar el otro Berserker, el problema radicaba en si de verdad sería capaz de cumplir su amenaza. Y el Invencible estaba seguro de que la respuesta sería total y absolutamente negativa, no había diferencia alguna…Apocalypse fracasaría.
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
4to post de 1er AD - Maestría
-Debería bajarte los humos pero… qué te puedo decir, me encantan los chicos que no se presa fácil.- Comentó. Le sorprendía que Hellgorak no se estuviera retorciendo de dolor por esas marcas de fuego que ahora tapizaban su piel. Oh, lo último que quería, dañar la perfecta piel del Berseker castaño.-No sabes lo difícil que es para mí hacer esto, no por ti sino por tu cuerpo. Pero bueno, las cicatrices también son atractivas!- Exclamó mientras se acercaba a Hellgorak, sin retirar su mirada de la del Invencible.-A decir verdad, esta técnica nunca la use en un combate, era una que usaba para limpiar mi cama.- Decía mientras recordaba el origen de la técnica. Los besos de Apocalypse podían calcinar a cualquiera que rozaran. Esperaba que Hellgorak no tuviera daños permanentes, pues quería poder verlo sin esas ropas y disfrutar de cada centímetro de su piel. Aunque también sería entretenido repasar las cicatrices con sus dedos, esa sensación era impresionante, aunque quería algo suave para empezar y no una piel destruida por el fuego.
-Basta de palabrería.- Dijo, poniéndose serio por primera vez. Sus ojos revelaban una concentración que no era propia del Berseker. Se estaba preparando para activar los efectos horrorosos de su ataque. De sus amantes solo quedaban cenizas cuando la usaba, pero como Hellgorak era el Invencible posiblemente sólo conseguiría lastimarle la piel. Miró el cuello del Berseker y después de esa observación fugaz, la piel del castaño comenzó a resplandecer, adquiriendo un color anaranjado, como el de las llamas que había en todo el Templo de Ares.
-¡Beso Ígneo! – Reveló el nombre de su técnica al mismo tiempo que daba un sonoro aplauso, con el que hizo que detonara, como si su piel hubiera hecho explosión. En el lugar sobre el que el castaño estaba parado había un mar de llamas. Por la intensidad del resplandor no podía ver a Hellgorak con claridad, el impacto fue catastrófico. Pero dudaba que se hubiera muerto por un ataque como ese. Si moría por eso entonces no podía hacerse llamar el Invencible. El bien esculpido cuerpo del pelirrojo era acariciado por las lenguas del fuego. Se había olvidado de que no llevaba nada cubriéndolo, pero ya era una costumbre suya pasearse desnudo en cualquier lugar.
-Basta de palabrería.- Dijo, poniéndose serio por primera vez. Sus ojos revelaban una concentración que no era propia del Berseker. Se estaba preparando para activar los efectos horrorosos de su ataque. De sus amantes solo quedaban cenizas cuando la usaba, pero como Hellgorak era el Invencible posiblemente sólo conseguiría lastimarle la piel. Miró el cuello del Berseker y después de esa observación fugaz, la piel del castaño comenzó a resplandecer, adquiriendo un color anaranjado, como el de las llamas que había en todo el Templo de Ares.
-¡Beso Ígneo! – Reveló el nombre de su técnica al mismo tiempo que daba un sonoro aplauso, con el que hizo que detonara, como si su piel hubiera hecho explosión. En el lugar sobre el que el castaño estaba parado había un mar de llamas. Por la intensidad del resplandor no podía ver a Hellgorak con claridad, el impacto fue catastrófico. Pero dudaba que se hubiera muerto por un ataque como ese. Si moría por eso entonces no podía hacerse llamar el Invencible. El bien esculpido cuerpo del pelirrojo era acariciado por las lenguas del fuego. Se había olvidado de que no llevaba nada cubriéndolo, pero ya era una costumbre suya pasearse desnudo en cualquier lugar.
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
Y en menos de un minuto la técnica de Apocalypse actuó apenas el pelirrojo hubo dado un aplauso e invocado el efecto devastador del ataque, una gran explosión que con facilidad hubiera quemado a cien humanos para reducirlos a menos que cenizas…pero el caso era que quien había recibido semejante poder era el ser conocido como el Invencible, Hellgorak… para él aquello era un juego de niños. Cerrando los ojos y haciendo tronar los dedos de su mano derecha, el de cabello castaño simplemente dio un manotón con fuerza al frente para dispersar las llamas y avanzar con calma: había salido totalmente ileso del vago intento del pelirrojo de dañarlo…sin marcas, sin quemaduras, a lo sumo una simple mancha de hollín pero aquello era todo, el método del señor de la destrucción para deshacerse los cadáveres destrozados de sus víctimas y amantes había resultado inútil con el demonio que hace tiempo había descubierto la forma de hacerse impermeable a cualquier ataque y ahora lo demostraba. Resoplando con calma, Steven salió de la llamarada completamente desprovisto de ropa que por obvias razones, era lo único que no había sobrevivido al embate, dejando que así Khrysis tuviera una vista clara del físico del Berserker que lo había rescatado de las ratas del Inframundo y que de paso, se diera cuenta de lo que había perdido al no haberle siquiera rozado la piel con su primer y único intento de poder tomarlo como “suyo”.
Habiendo zanjado este asunto, podemos pasar a la siguiente fase o prefieres que te arrastre, Apocalypse?
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Steven- Berseker de Ares
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
Post de Obtención de Armadura
En un segundo todo el fuego que había producido su beso devastador se había esfumado, y de las llamas salía el Berseker Hellgorak, completamente ileso. No era de sorprenderse, si hubiera recibido algún tipo de daño frente a un ataque tan débil su resistencia legendaria no sería más que un cuento exagerado. Los ojos del pelirrojo soltaron un resplandor dorado, examinando el cuerpo desprovisto de vestimentas. Más que sentirse derrotada, había obtenido su recompensa. Ver al Invencible desnudo era una imagen que no iba a olvidar en un buen tiempo, incrementando su deseo de poseerlo. Sería una guerra interesante la que haría por ganarse el castaño. El amor y esas tonterías habían quedado atrás, lo único que quería era marcarlo como ganado, tal como lo había hecho con la tonta reina que casi termina por matarlo no sólo a él sino a ella misma en el proceso. En serio que se debía de ser una verdadera imbécil si se usaba una técnica así con alguien que ella consideraba insignificante, y más aún si se sacrificaba al ejecutarla. Las mujeres estaban locas, con Selene le había quedado claro, así que ahora le tocaba conformarse con Hellgorak. Podía que hallara mejores cosas con los de su mismo sexo.
-Para nada. Tú guía y yo te seguiré mi amor.- Dijo sonriendo mientras lo abrazaba por la espalda y su miembro se deslizaba entre la hendidura de sus glúteos con un movimiento suave. Pero ya era hora de dejarse de juegos, por más que lo odiara. Lo último que deseaba era tener que separar su cuerpo del de Hellgorak, era una sensación demasiado placentera como para cortarla así. El olor a azufre que flotaba en el aire fastidiaba al Berseker pelirrojo, no por su aroma, sino que estaba dificultando que se embriagara con la fragancia en los cabellos del castaño. El encantaba el aroma del sudor en sus amantes, prefería eso a los cuerpos perfumados. –No bromeaba, en verdad te quiero para mí. Además de que me lo he ganado, mira con más atención tu cuello.- Apocalypse miraba que sobre la piel desnuda de Hellgorak existía una marca de beso que estaba cubierta bajo una mancha de hollín. La carne tostada del castaño le encantaba, porque era una marca que estaría labrada en su piel permanentemente.
La temperatura del volcán en el que se localizaba el templo era impresionante, pero al ser Apocalypse el Berseker de la Destrucción ésta no causaba molestia alguna. Antes de que pudiera seguir aprovechándose de la vulnerabilidad del cuerpo de Hellgorak, una bola de fuego cayó justo delante de ambos. En el interior del fuego se podía distinguir una figura de color rojo con el aspecto de un demonio. Lentamente el fuego comenzó a dispersarse, cubriendo nuevamente el suelo del lugar con hermosas llamas color carmesí que hacían brillar el metal rojizo de la armadura del Berseker Apocalypse. La armadura parecía haber respondido al cosmos del Señor de la Destrucción, dirigiéndose al Templo del Fuego y las Llamas con la señal.
El pelirrojo no se movió de su posición, quería seguir degustando la piel de Hellgorak con su lengua, extasiarse con el delicioso hedor de su cabellera y presionar su miembro contra el trasero del castaño. –Respóndeme algo, soy el primero que tiene el honor de verte así?- Susurró a su oído. Le era completamente indiferente que su armadura hubiera ido hasta ese lugar.
-Para nada. Tú guía y yo te seguiré mi amor.- Dijo sonriendo mientras lo abrazaba por la espalda y su miembro se deslizaba entre la hendidura de sus glúteos con un movimiento suave. Pero ya era hora de dejarse de juegos, por más que lo odiara. Lo último que deseaba era tener que separar su cuerpo del de Hellgorak, era una sensación demasiado placentera como para cortarla así. El olor a azufre que flotaba en el aire fastidiaba al Berseker pelirrojo, no por su aroma, sino que estaba dificultando que se embriagara con la fragancia en los cabellos del castaño. El encantaba el aroma del sudor en sus amantes, prefería eso a los cuerpos perfumados. –No bromeaba, en verdad te quiero para mí. Además de que me lo he ganado, mira con más atención tu cuello.- Apocalypse miraba que sobre la piel desnuda de Hellgorak existía una marca de beso que estaba cubierta bajo una mancha de hollín. La carne tostada del castaño le encantaba, porque era una marca que estaría labrada en su piel permanentemente.
La temperatura del volcán en el que se localizaba el templo era impresionante, pero al ser Apocalypse el Berseker de la Destrucción ésta no causaba molestia alguna. Antes de que pudiera seguir aprovechándose de la vulnerabilidad del cuerpo de Hellgorak, una bola de fuego cayó justo delante de ambos. En el interior del fuego se podía distinguir una figura de color rojo con el aspecto de un demonio. Lentamente el fuego comenzó a dispersarse, cubriendo nuevamente el suelo del lugar con hermosas llamas color carmesí que hacían brillar el metal rojizo de la armadura del Berseker Apocalypse. La armadura parecía haber respondido al cosmos del Señor de la Destrucción, dirigiéndose al Templo del Fuego y las Llamas con la señal.
El pelirrojo no se movió de su posición, quería seguir degustando la piel de Hellgorak con su lengua, extasiarse con el delicioso hedor de su cabellera y presionar su miembro contra el trasero del castaño. –Respóndeme algo, soy el primero que tiene el honor de verte así?- Susurró a su oído. Le era completamente indiferente que su armadura hubiera ido hasta ese lugar.
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
Y simplemente a Hellgorak el Invencible no le importaba que era lo que había hecho Apocalypse con su piel, ya fuera marcarla a fuego o lo que fuera, era algo sin importancia…después de todo, el castaño no era nada más ni nada menos que un simple avatar, un cuerpo humano que había sido creado para ser su contenedor específico en aquella era y aunque era lo “mejor” que podía pedir el Berserker, no lograba siquiera acercarse a las verdaderas especificaciones que tenía en mente el antiguo ser arcano…no, así que deduciendo con esa misma lógica, que era otra estúpida marca de imperfección? Nada, solo algo más que descartar entre una serie de errores corporales que hasta entonces había desestimado. Observando como la armadura del señor de la destrucción total llegaba frente a ellos, el castaño tan solo mantuvo su expresión indolente para notar como el pelirrojo lo abrazaba y de forma descarada, deslizaba su miembro entre su propio trasero, haciéndole sentir todos y cada uno de los vellos que de seguro le habían crecido en una pubertad muy acelerada…tal vez a causa del efecto del espíritu durmiente del guerrero de Ares en su ser, algo que no se podía descartar ya que después de todo eso mismo había sucedido con el avatar de Hellgorak, que en esos instantes reaccionó instintivamente ante las caricias desmedidas de su compañero...al Berserker no le generaba nada, pero por lo visto, los impulsos naturales del cuerpo no podían negarse: una parte de la sangre de su contenedor se dirigió hacia las zonas bajas, fortaleciendo los vasos sanguíneos y haciendo que la carne se ensanchara mientras que otras se retrajeron. Desestimando aquello como una perdida de tiempo, Hellgorak avanzó para separarse de Apocalypse y así voltearse a verlo directamente, dejando su figura cultivada en la guerra a la vista de su acompañante y con ello, las implicaciones de semejante respuesta.
Te aseguro que no eres el primero, Apocalypse…aunque por supuesto, no puedo hablar por este avatar. replicó Hellgorak con calma, mientras que su armadura se levantaba por voluntad propia y así cubriéndolo de pies a cabeza, ocultando todas las zonas que de seguro, el pelirrojo se había quedado admirando y que en ese instante se encontraban “motivadas”. Pero de seguro que lo sientes, hay otra persona que de seguro aceptará de buena gana tu proposición. concluyó Steven, dando un aletazo y elevándose unos dos metros y medio en el aire.
Te aseguro que no eres el primero, Apocalypse…aunque por supuesto, no puedo hablar por este avatar. replicó Hellgorak con calma, mientras que su armadura se levantaba por voluntad propia y así cubriéndolo de pies a cabeza, ocultando todas las zonas que de seguro, el pelirrojo se había quedado admirando y que en ese instante se encontraban “motivadas”. Pero de seguro que lo sientes, hay otra persona que de seguro aceptará de buena gana tu proposición. concluyó Steven, dando un aletazo y elevándose unos dos metros y medio en el aire.
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
Que escena tan repugnante....Pensó Sarahissa observando a ambos desde una distancia prudente con sus brazos cruzados y la misma mirada de siempre… fría, desganada, indiferente, aburrida… nada. No había nada dentro de aquellos ojos.
- ¿Interrumpí algo?
No le importaba si había interrumpido algo. Pero preguntaba por cortesía. Era lo mínimo que le podía tener a Steven después de haberse encargado de cuidar al cuerpo de su esclava, haberla comprado, alimentado, higienizado y darle un techo donde dormir y protegerse del frío. Además… Hellgorak a diferencia de los demás Bersekers, le parecía más confiable. Sabía que de ser necesario ese sujeto cuidaría su espalda, o terminaría de derrotarla si estuviese a punto de morir. Por ello, por los recuerdos de la vida presente y pasada, Latrivan tenía un tanto de cortesía con Hellgorak, pero no así con Apocalypse a quien encontraba un ente patético y la escena desplayada en ese instante lo demostraba.
- De cualquier forma, vine a comunicarte que acabé con Bazir. – Dijo como si hubiese acabado de matar a un insecto, o sacado la maleza del templo. Con una calma envidiable. No estaba vanagloriándose de su acto, sino, reportando al más fuerte de los Bersekers que con ella no se jugaba y menos con el nombre de Ares. – Ha quedado encerrado en los siete infiernos de donde dudo su alma alguna vez consiga salir. Un castigo justo para un insignificante peón que no sabe quien es su amo ni en que tablero esta jugando.
La joven permaneció de pie mirando a Steven flotar en el aire. Su armadura se veía hermosa y el brillo de sus ojos podría haber revelado tal vez, que lo estaba admirando. Pero prontamente desvió su mirada en Apocalypse y con mucha seriedad dijo:
- La noticia del ridículo que hiciste en Egipto llegó a mis oídos. Que desgracia la tuya humillarte de esa forma frente a algo tan insignificante como un espectro. Caer en sus trucos baratos por tus “sentimientos” ha sido el hasmereir del templo de la Guerra. – Cerró los ojos y se dio la vuelta, no tenía nada más que hacer ahí. Ya había comunicado lo que tenía que comunicar. - De cualquier forma… el espectro que atacaste imprudentemente es propiedad del señor Ares. Por algún motivo que desconozco la desea para sí mismo. – Un leve toque de dolor sintió su pecho al decirlo de esa forma, pero era verdad. Y Sarahissa no solía irse por las ramas con las cosas. Por mucho que le doliera, Octavius había elegido a esa mujer para desposarse y si aun había algo de voluntad en su señor, era probable que volviera a buscar a la espectro de Hades. Despues de todo, los dioses siempre tenían motivos de peso para actuar de la forma en que lo hacían y dudaba que todo ese encuentro con el Espectro de la Ira por parte de su señor hubiese sido una mera casualidad. - Así que, no vuelvas a cometer una estupidez como esa de nuevo o tendrás que darle cuentas a él. Y créeme, no tendría problema en ejecutar su sentencia. En lo personal… aun te veo como un niño en medio de gigantes Apocalypse. Un simple niño que no sabe que quiere…
Comenzó a caminar. No quería seguir interrumpiendo a esos dos que parecía comenzaban a tener algún tipo de encuentro homosexual de lo cual Sarahissa no quería participar, saber o tener noción alguna. Tenía mejores cosas que hacer que estar observando cómo dos hombres caían ante instintos tan bajos y denigrantes como aquellos, acercándose tanto a la sucia humanidad y a sentimientos… la excusa de los débiles de temple.
- ¿Interrumpí algo?
No le importaba si había interrumpido algo. Pero preguntaba por cortesía. Era lo mínimo que le podía tener a Steven después de haberse encargado de cuidar al cuerpo de su esclava, haberla comprado, alimentado, higienizado y darle un techo donde dormir y protegerse del frío. Además… Hellgorak a diferencia de los demás Bersekers, le parecía más confiable. Sabía que de ser necesario ese sujeto cuidaría su espalda, o terminaría de derrotarla si estuviese a punto de morir. Por ello, por los recuerdos de la vida presente y pasada, Latrivan tenía un tanto de cortesía con Hellgorak, pero no así con Apocalypse a quien encontraba un ente patético y la escena desplayada en ese instante lo demostraba.
- De cualquier forma, vine a comunicarte que acabé con Bazir. – Dijo como si hubiese acabado de matar a un insecto, o sacado la maleza del templo. Con una calma envidiable. No estaba vanagloriándose de su acto, sino, reportando al más fuerte de los Bersekers que con ella no se jugaba y menos con el nombre de Ares. – Ha quedado encerrado en los siete infiernos de donde dudo su alma alguna vez consiga salir. Un castigo justo para un insignificante peón que no sabe quien es su amo ni en que tablero esta jugando.
La joven permaneció de pie mirando a Steven flotar en el aire. Su armadura se veía hermosa y el brillo de sus ojos podría haber revelado tal vez, que lo estaba admirando. Pero prontamente desvió su mirada en Apocalypse y con mucha seriedad dijo:
- La noticia del ridículo que hiciste en Egipto llegó a mis oídos. Que desgracia la tuya humillarte de esa forma frente a algo tan insignificante como un espectro. Caer en sus trucos baratos por tus “sentimientos” ha sido el hasmereir del templo de la Guerra. – Cerró los ojos y se dio la vuelta, no tenía nada más que hacer ahí. Ya había comunicado lo que tenía que comunicar. - De cualquier forma… el espectro que atacaste imprudentemente es propiedad del señor Ares. Por algún motivo que desconozco la desea para sí mismo. – Un leve toque de dolor sintió su pecho al decirlo de esa forma, pero era verdad. Y Sarahissa no solía irse por las ramas con las cosas. Por mucho que le doliera, Octavius había elegido a esa mujer para desposarse y si aun había algo de voluntad en su señor, era probable que volviera a buscar a la espectro de Hades. Despues de todo, los dioses siempre tenían motivos de peso para actuar de la forma en que lo hacían y dudaba que todo ese encuentro con el Espectro de la Ira por parte de su señor hubiese sido una mera casualidad. - Así que, no vuelvas a cometer una estupidez como esa de nuevo o tendrás que darle cuentas a él. Y créeme, no tendría problema en ejecutar su sentencia. En lo personal… aun te veo como un niño en medio de gigantes Apocalypse. Un simple niño que no sabe que quiere…
Comenzó a caminar. No quería seguir interrumpiendo a esos dos que parecía comenzaban a tener algún tipo de encuentro homosexual de lo cual Sarahissa no quería participar, saber o tener noción alguna. Tenía mejores cosas que hacer que estar observando cómo dos hombres caían ante instintos tan bajos y denigrantes como aquellos, acercándose tanto a la sucia humanidad y a sentimientos… la excusa de los débiles de temple.
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
Le dio la impresión de que su tarea había concluido, puesto que estaba completamente satisfecho con el agradable “regalo” que Hellgorak le hizo cuando su sangre se acumulo en esa zona tan atractiva a los ojos del joven pelirrojo. En parte sabía que fue él quien provocó que el castaño tuviera esa reacción con sus caricias, la misma forma en la que el cuerpo de cualquier otro respondería frente a una estimulación tan insistente y no porque al otro lo gustase la idea de acostarse con él. Pero de todas formas había conseguido lo que deseaba y ya no había mucho más por hacer, sólo irse y atender otros asuntos que el Berseker consideraba importantes, llevándose esa hermosa imagen del miembro del Hellgorak en toda su gloria y esplendor. Se detuvo por un momento para intentar ver otra vez su entrepierna. Después de todo estaba volando sin pantalones y si ponía atención quizá podria ver algo interesante. Definitivamente iba a ser una imagen que se guardaría bien en sus recuerdos. Miró su armadura, fabricada con un reluciente metal rojo algo más oscuro que el que poseía la armadura de Hellgorak.
-En serio...? Pues será en otra ocasión, compañero.-
Todo se hallaba muy tranquilo en ese lugar. Demasiado. No estaba bien, puesto que ese era el Templo de la Guerra y la sensación de paz y armonía no era bien recibida allí. Pero eso daba igual, sólo quería recoger su armadura y largarse. No estaba precisamente de humor para ponerse a discutir con nadie, ni siquiera con Hellgorak que lo distraía con su bello rostro y apetecible cuerpo. Quería ir al Templo de las Desgracias y ver que tanto se había deteriorado el lugar en su ausencia. De pronto esa era su mayor prioridad.
De la nada la figura de una mujer fue distinguible para los ojos del pelirrojo, pero por su cosmos ya sabía de quién se trataba. Con sólo escuchar el sermón de esa aburrida mujer le dieron ganas de vomitar. No era necesario que se pusiera a decir cosas que a él ni siquiera le importaban. Y lo que menos le llamaba era tener que pelear con alguien, se sentía extrañamente feliz y no aceptaría que Latrivan ahogara su buen humor y lo obligara a renunciar a su sonrisa. –Relájate vieja bruja. Toma una siesta, escucha música, tocaté, te ves tensa…- Comentó el Berseker mientras caminaba hacia su armadura, presuroso, como si estuviera huyendo de un leproso. No es que la fémina fuera un elemento desagradable para su vista, pero por el tono altanero que había usado para con él se daba cuenta de que era otra idiota con el ego gigante, igual que ese espectro que se creía lo mejor de lo mejor.- Las mujeres están locas….- Susurró mientras emitía una risilla. –Nos veremos después. Tengo cosas que hacer en otro lugar.- Se despidió y luego ordenó a la armadura de color rojo que lo cubriera. Sin embargo esa armadura no alcanzaba para disimular su desnudez, pero eso no le interesaba. Apenarse no era propio de él. Se escapó de ese par. Podía con un gruñón, pero con dos de la misma especie se iba a aburrir en exceso. Además de que la mujer de cabello rojo podría disgustarse con él por haberla ignorado completamente y sólo dirigirle algunas palabras que ni al caso.
-En serio...? Pues será en otra ocasión, compañero.-
Todo se hallaba muy tranquilo en ese lugar. Demasiado. No estaba bien, puesto que ese era el Templo de la Guerra y la sensación de paz y armonía no era bien recibida allí. Pero eso daba igual, sólo quería recoger su armadura y largarse. No estaba precisamente de humor para ponerse a discutir con nadie, ni siquiera con Hellgorak que lo distraía con su bello rostro y apetecible cuerpo. Quería ir al Templo de las Desgracias y ver que tanto se había deteriorado el lugar en su ausencia. De pronto esa era su mayor prioridad.
De la nada la figura de una mujer fue distinguible para los ojos del pelirrojo, pero por su cosmos ya sabía de quién se trataba. Con sólo escuchar el sermón de esa aburrida mujer le dieron ganas de vomitar. No era necesario que se pusiera a decir cosas que a él ni siquiera le importaban. Y lo que menos le llamaba era tener que pelear con alguien, se sentía extrañamente feliz y no aceptaría que Latrivan ahogara su buen humor y lo obligara a renunciar a su sonrisa. –Relájate vieja bruja. Toma una siesta, escucha música, tocaté, te ves tensa…- Comentó el Berseker mientras caminaba hacia su armadura, presuroso, como si estuviera huyendo de un leproso. No es que la fémina fuera un elemento desagradable para su vista, pero por el tono altanero que había usado para con él se daba cuenta de que era otra idiota con el ego gigante, igual que ese espectro que se creía lo mejor de lo mejor.- Las mujeres están locas….- Susurró mientras emitía una risilla. –Nos veremos después. Tengo cosas que hacer en otro lugar.- Se despidió y luego ordenó a la armadura de color rojo que lo cubriera. Sin embargo esa armadura no alcanzaba para disimular su desnudez, pero eso no le interesaba. Apenarse no era propio de él. Se escapó de ese par. Podía con un gruñón, pero con dos de la misma especie se iba a aburrir en exceso. Además de que la mujer de cabello rojo podría disgustarse con él por haberla ignorado completamente y sólo dirigirle algunas palabras que ni al caso.
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Re: Entrada del Templo del Fuego y las Llamas
1er Post 1er AM – Especialización
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El viento plagado de la fragancia del azufre y el fuego, la neblina de gases capaces de hacer combustión en cualquier instante y finalmente, el cielo rojo del templo de la Guerra Sangrienta eran el escenario para una conversión de lo más particular entre varios miembros del ejército de la deidad regente de las batallas y conflictos, aquel guerrero capaz de vencer a cualquier enemigo con su imponente fortaleza e increíbles capacidades para la batalla, más bien conocidos como los Berserkers de Ares. Mientras una era la líder del escuadrón de planeación y misiones tácticas, los otros dos se podían definir como la destrucción máxima y la defensa absoluta…un ente que representaba el final de todas las cosas del mundo y otro que representaba la imposibilidad y negación de cualquier daño y herida, aquellos eran los guerreros carmesíes, aquellos eran la elite del Olimpo…aquellos eran la fuerza capaz de devastar la tierra con solo desearlo. Ellos eran los mejores elementos bélicos en toda la fuerza de la tierra de los dioses. Dejando aquel hecho de lado, parecía que las peleas internas que los caracterizaban volvían a salir a la superficie, algo que al que flotaba por encima de los otros dos lo tenía sin cuidado…de hecho, ya empezaba a hastiarse por provocaciones y estupideces provenientes de ambos lados. Resoplando desinteresadamente, Hellgorak tan solo dio un aletazo que dispersó momentáneamente la niebla para así elevarse un metro más en el aire, dejando que la cola de su armadura de color sangre se revolviera como una serpiente hambrienta, incitante y peligrosa.
Ese destino ya estaba sellado, Latrivan. Sí hubieras llegado con alguna otra resolución…eso sí sería imperdonable, verdad? Debo suponer que el sellado de Bazir fue todo acuerdo a los designios de lealtad que tenemos para con el señor Ares, cierto? Sí, así debió haber sido…alguien como tu no puede permitirse dudar u ofrecer oportunidades a seres inútiles como ese, así que asumiré que ese fue el caso. comentó Steven sin siquiera moverse de su sitio, sintiendo un ligero chispeo de poder fluctuando en su interior. Había llegado el momento de actuar…dentro de su cabeza sentía lo que podía llamarse una “señal”. La hora de empezar a influir en el mundo humano había iniciado. Apocalypse, ya sabes que tienes que hacer. dijo el castaño al pelirrojo, antes de que este se marchara para dar otro potente aletazo. Y Latrivan... empezó Hellgorak, quedándose callado en un último instante, desestimando por completo lo que estaba por decir para levantar la ceja derecha un solo milímetro…dejando escapar una exhalación que demostraba el poco interés que tenía la situación para el Invencible, un último aletazo fue la señal dada para que el hombre desapareciera en medio de un remolino de plumas metálicas…era hora de seguir ocupándose de sus tareas, mientras que los demás seguían perdiendo el tiempo…y entre esos incluso se contaba su propia deidad. Aunque de seguro Ares debía tener sus razones para no haberse presentado ya…o al menos, eso presumía Hellgorak…
Tomando una velocidad de vértigo, el sujeto alado simplemente se perdió en la inmensidad del cielo color sangre para dirigirse a la tierra. Era hora de clavar en la mente de los humanos el mensaje del señor de los conflictos…era hora de empezar la masacre.
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El viento plagado de la fragancia del azufre y el fuego, la neblina de gases capaces de hacer combustión en cualquier instante y finalmente, el cielo rojo del templo de la Guerra Sangrienta eran el escenario para una conversión de lo más particular entre varios miembros del ejército de la deidad regente de las batallas y conflictos, aquel guerrero capaz de vencer a cualquier enemigo con su imponente fortaleza e increíbles capacidades para la batalla, más bien conocidos como los Berserkers de Ares. Mientras una era la líder del escuadrón de planeación y misiones tácticas, los otros dos se podían definir como la destrucción máxima y la defensa absoluta…un ente que representaba el final de todas las cosas del mundo y otro que representaba la imposibilidad y negación de cualquier daño y herida, aquellos eran los guerreros carmesíes, aquellos eran la elite del Olimpo…aquellos eran la fuerza capaz de devastar la tierra con solo desearlo. Ellos eran los mejores elementos bélicos en toda la fuerza de la tierra de los dioses. Dejando aquel hecho de lado, parecía que las peleas internas que los caracterizaban volvían a salir a la superficie, algo que al que flotaba por encima de los otros dos lo tenía sin cuidado…de hecho, ya empezaba a hastiarse por provocaciones y estupideces provenientes de ambos lados. Resoplando desinteresadamente, Hellgorak tan solo dio un aletazo que dispersó momentáneamente la niebla para así elevarse un metro más en el aire, dejando que la cola de su armadura de color sangre se revolviera como una serpiente hambrienta, incitante y peligrosa.
Ese destino ya estaba sellado, Latrivan. Sí hubieras llegado con alguna otra resolución…eso sí sería imperdonable, verdad? Debo suponer que el sellado de Bazir fue todo acuerdo a los designios de lealtad que tenemos para con el señor Ares, cierto? Sí, así debió haber sido…alguien como tu no puede permitirse dudar u ofrecer oportunidades a seres inútiles como ese, así que asumiré que ese fue el caso. comentó Steven sin siquiera moverse de su sitio, sintiendo un ligero chispeo de poder fluctuando en su interior. Había llegado el momento de actuar…dentro de su cabeza sentía lo que podía llamarse una “señal”. La hora de empezar a influir en el mundo humano había iniciado. Apocalypse, ya sabes que tienes que hacer. dijo el castaño al pelirrojo, antes de que este se marchara para dar otro potente aletazo. Y Latrivan... empezó Hellgorak, quedándose callado en un último instante, desestimando por completo lo que estaba por decir para levantar la ceja derecha un solo milímetro…dejando escapar una exhalación que demostraba el poco interés que tenía la situación para el Invencible, un último aletazo fue la señal dada para que el hombre desapareciera en medio de un remolino de plumas metálicas…era hora de seguir ocupándose de sus tareas, mientras que los demás seguían perdiendo el tiempo…y entre esos incluso se contaba su propia deidad. Aunque de seguro Ares debía tener sus razones para no haberse presentado ya…o al menos, eso presumía Hellgorak…
Tomando una velocidad de vértigo, el sujeto alado simplemente se perdió en la inmensidad del cielo color sangre para dirigirse a la tierra. Era hora de clavar en la mente de los humanos el mensaje del señor de los conflictos…era hora de empezar la masacre.
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