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Claro entre las llamas eternas
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Steven
Raider
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Claro entre las llamas eternas
Casi había olvidado ese lugar. Para alejarse de su gemelo solía tocar el violín a solas ahí. Miró el lugar por largo tiempo antes de decidirse a hacer alguna cosa. Estar en el Olimpo le resultaba extraño. No sólo porque aparte de Hellgorak no sentía a nadie más, sino porque un lugar reservado para los dioses era sobrecogedor en todo sentido. Sobretodo... porque Ares no se encontraba ahí lo cual la ponía algo melancólica aunque no se notara en su rostro sin expresión.
Salto desde la tierra a los rios de magma que brotaban entre ese bosque maldecido a estar siempre ardiendo, como un grito de guerra constante, en el cual la magma simbolizaba la sangre que corría en cada batalla. Un castigo sin fin a un bosque que se había atrevido a crecer cerca del templo de la guerra. Desapareció de la orilla solo para aparecer sobre uno de los troncos calcinados que yacía en medio del fuego y la lava. Se sentó sobre ella, observando su destino y la angustía que causaba estar cerca de los dominios de Ares para cualquiera que no fuera un Berseker, un ente sin sentimientos que sólo vive para luchar... pues ese era su labor, pelear. No habían nacido para otra cosa, esa era su unica utilidad y su unico motivo para vivir... terminar la vida de otros en batallas épicas bajo el estandarte de Ares.
Tomó el violin de su armuda con el brazo izquierda posicionandolo justo bajo su mejilla, en el hueco que se producía entre sus hombros y cuello, para con el arco comenzar a tocar una melodía. No tenía nada más que hacer que tocar en ese instante... y eso era justamente lo que haría en su soledad.
Raider- Status : Guerrera Sin Dios
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Re: Claro entre las llamas eternas
El berseker HellGorak llego por fin a aquel lugar de donde la melodía parecía provenir. Se paro en el borde de lo que se podía denominar como tierra firme y miro hacia abajo, viendo todo esa lava correr por los surcos, todo brillaba con color naranja ardiente y el calor era casi insoportable. Steven se dio cuenta que el lugar no estaba muy forestado, los pocos árboles que quedaban se habían acostumbrado y parecían ya no ser afectados por el calor… aunque ya no tenían vida, porque eran solo troncos caídos por la lava o algunos que salían desde los bordes de la tierra, que no habían caído porque sus raíces eran bien gruesas.
Mirando todo el paisaje fue cuando el guerrero pudo ver la larga cabellera de Sarahissa y al identifico rápidamente, en un tronco, sentada y tocando aquel instrumento que parecía estar pegado a su cuerpo como la misma armadura de Latriven. Se transporto hasta ese lugar y apareció justo al lado de la muchacha, se quedo quieto escuchando la música y tratando de comprender que era lo que los humanos le encontraban de especial, pero no podía. Seguía quieto sin faltarle el respeto a la mujer, dejándola tocar y sin opinar nada al respeto, por mas que detestara esa melodía.
Con sus brazos atrás de su espalda espero, pero al alargarse mas la melodía, rápidamente decidió terminar con toda la espera y hablarle de una vez a la muchacha, antes de que pasara más tiempo.
-¿Por qué tanta agresividad y frialdad?... Latriven…
Dijo mientras que la miraba en esos profundos ojos que eran capaces de perder a los hombres, esos hermosos ojos que la mujer poseía y que al hacer un contraste con su cabello, le quedaban de lujo. HellGorak sonrío mientras que le advirtió algo con unas pequeñas palabras, él no era de pedir perdón y mucho menos, a un compañero.
-Creo que no empezamos con el mejor pie nuestro… compañerismo… Pero quiero que aclaremos esto ahora… Si tú no me molestas, yo no te molestare…
Mirando todo el paisaje fue cuando el guerrero pudo ver la larga cabellera de Sarahissa y al identifico rápidamente, en un tronco, sentada y tocando aquel instrumento que parecía estar pegado a su cuerpo como la misma armadura de Latriven. Se transporto hasta ese lugar y apareció justo al lado de la muchacha, se quedo quieto escuchando la música y tratando de comprender que era lo que los humanos le encontraban de especial, pero no podía. Seguía quieto sin faltarle el respeto a la mujer, dejándola tocar y sin opinar nada al respeto, por mas que detestara esa melodía.
Con sus brazos atrás de su espalda espero, pero al alargarse mas la melodía, rápidamente decidió terminar con toda la espera y hablarle de una vez a la muchacha, antes de que pasara más tiempo.
-¿Por qué tanta agresividad y frialdad?... Latriven…
Dijo mientras que la miraba en esos profundos ojos que eran capaces de perder a los hombres, esos hermosos ojos que la mujer poseía y que al hacer un contraste con su cabello, le quedaban de lujo. HellGorak sonrío mientras que le advirtió algo con unas pequeñas palabras, él no era de pedir perdón y mucho menos, a un compañero.
-Creo que no empezamos con el mejor pie nuestro… compañerismo… Pero quiero que aclaremos esto ahora… Si tú no me molestas, yo no te molestare…
Steven- Berseker de Ares
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Re: Claro entre las llamas eternas
Las notas pasaban de largo, poco a poco camine hasta llegar a donde supuestamente era un bosque, pero estaba teñido completamente de un color rojizo producto de una lava insensante que provenia del manto, talvez para muchos seria un lugar repudiante, pero para mi comenzaba a ser acojedor, por lo cual fui acercarndome mas y mas, hasta llegar a donde se encontraban dos guerreros, que parecian ser compañeros, aun escuchaba con maestria como la mujer tocaba su violin, sin mucho que decir, solo que era sin duda las notas mas hermosas que habia escuchado, aunque me daba un poco de coraje que fuera mejor que yo en algunos toques pero aun asi, nuestros instrumentos era diferentes, por eso distintas tacticas serian, tome un poco mi lira para afinarla lo mas que podia, mientras que un joven pedia no ser molestado, talvez seria un poco dificil interactuar con ellos pero no me importaba en los absoluto, solo queria conocer a los que serian los proximos compañeros de guerra.
Tome mi lira y comenze un acorde lentamente, esperando que aquella maestra del violin escuchara ahora lo que tenia yo que mostrarle, talvez seria un poco dificil asimilarlo, pero ya que mas daba, de todos modos estariamos en compañeros y todas las palabras ahi dichas se quedarian ahi, no habia mas seres vivos que nos pudiesen escuchar, por lo tanto no habria recriminaciones, terminando las notas solo tenia que presentarme.
Bien al parecer me han ganado en llegar hasta aqui, creo que ustedes son han sido los que me han hecho venir hasta aqui, soy jabranth, con la armadura de Bazir...
Tome mi lira y comenze un acorde lentamente, esperando que aquella maestra del violin escuchara ahora lo que tenia yo que mostrarle, talvez seria un poco dificil asimilarlo, pero ya que mas daba, de todos modos estariamos en compañeros y todas las palabras ahi dichas se quedarian ahi, no habia mas seres vivos que nos pudiesen escuchar, por lo tanto no habria recriminaciones, terminando las notas solo tenia que presentarme.
Bien al parecer me han ganado en llegar hasta aqui, creo que ustedes son han sido los que me han hecho venir hasta aqui, soy jabranth, con la armadura de Bazir...
Jabranth- Status : MUERTO
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Re: Claro entre las llamas eternas
Sarahissa no dejaba de tocar el violín, aun sintiendo que ya no estaba sola en el lugar, pues a su espalda se sentía la cosmeonergia del altanero Hellgorak. No se volteo, él podía tratarla sin modales en el templo de las llamas pero ahí no tenía ni un asunto que atender con el sujeto... el claro del bosque en fuego no era territorio de algun escuadrón en particular, por lo tanto si quería ir allá y perderse del resto podía hacerlo.
Pensó por un momento que tal vez el sujeto no hablaba porque se estaba deleitando con su violín, pero eso probó ser errado cuando la interrumpió hablandole. Sarahissa ni se inmutó, no lo miró, simplemente mantenía los ojos cerrados concentrada en las notas que estaba tocado. Steven había sido grosero con ella y usualmente no perdía el tiempo lideando con sujetos con semejante carácter.
De pronto, sintió otra cosmoenergía que se iba acercando a ellos. No se volteó, pues sabía a quien le pertenecía. Era inevitable que cuando Latrivan tocara el violín el resto de los Bersekers no se sintieran atraidos por las melodías de la guerra. Ese era al menos el proposito de tocar su música durante el combate, las notas provocaban distintos efectos en la mente de cada ser que las escuchaba. Antes de que se hiciera completamente presente el sujeto, Sarahissa se puso de pie, observando en la dirección desde dónde provenía esa cosmoenergía y sin mirar a Hellgorak le respondió:
- Por favor... - Susurró con indiferencia mientras la punta de sus dedos tocaban con delicadeza el mentón de Steven. - Evita denigrarte y denigrarme de esta forma. - "Molestar"... que palabra tan vulgar, como si a ella le pudiese molestar otro ser humano. Para ello habría que sentir algo, dejarse llevar por aquello que llamaban sentimientos, algo que no estaba en su cuerpo desde hacía mucho, por lo mismo que alguien le dijera que evitaran molestarse le parecía casi un insulto a una guerrera como ella. - No estoy aquí para llevarme bien contigo y ser amigos, sino por Ares. Por mi puedes hacer lo que se te de la gana y tratarme como gustes. Mi trato contigo no va a ser diferente del que es ahora.
Saltó desde el tronco en que se encontraba nuevamente a la orilla donde no había lava, solo troncos en la tierra que se quemaban una y otra vez. Su violín despareció en el aire lentamente, como si lo mandara a otro lugar, esperando la llegada de Bazir. Cerró los ojos y escuchó su melodía sin expresión en su rostro, tan sólo percibiendo el mensaje que el sujeto estaba comunicandole tanto a ella como HellGorak. Bazir estaba conciente de que lo habían llamado a ese lugar, no esperaba nada menos de él pues era un Berseker lo que significaba que no era estupido, sino un guerrero talentoso y hábil.
- Así es. - Dijo Sarahissa mirandolo a los ojos, con indiferencia, con sus parpados fijos. - Yo te llamé desde la tierra elevando mi cosmoenergía para que la sintieras. Hellgorak y yo hemos despertado en esta era, y tú lo has hecho antes que nosotros... lo que significa que Ares debe estar por regresar una vez más y ha liberado nuestras almas en esta Era del mundo. Y eso supone sólo una cosa, pues sólo habría un motivo para que Ares nos haya convocado a esta era... habrá una gran guerra por pelear.
Ares sólo despertaba a sus Bersekers para la lucha. No había otro motivo para que ellos estuviesen despiertos aparte de aquello, pues si no hubiese estado planeando algo grandioso, no se habría molestado en llamar a su elite. Sarahissa permanecía quieta, mirando a Jabranth a los ojos. Steven estaba ahí tambien, por lo cual era seguro que hubiese escuchado sus palabras y no tendría que repetirlas nuevamente.
Pensó por un momento que tal vez el sujeto no hablaba porque se estaba deleitando con su violín, pero eso probó ser errado cuando la interrumpió hablandole. Sarahissa ni se inmutó, no lo miró, simplemente mantenía los ojos cerrados concentrada en las notas que estaba tocado. Steven había sido grosero con ella y usualmente no perdía el tiempo lideando con sujetos con semejante carácter.
De pronto, sintió otra cosmoenergía que se iba acercando a ellos. No se volteó, pues sabía a quien le pertenecía. Era inevitable que cuando Latrivan tocara el violín el resto de los Bersekers no se sintieran atraidos por las melodías de la guerra. Ese era al menos el proposito de tocar su música durante el combate, las notas provocaban distintos efectos en la mente de cada ser que las escuchaba. Antes de que se hiciera completamente presente el sujeto, Sarahissa se puso de pie, observando en la dirección desde dónde provenía esa cosmoenergía y sin mirar a Hellgorak le respondió:
- Por favor... - Susurró con indiferencia mientras la punta de sus dedos tocaban con delicadeza el mentón de Steven. - Evita denigrarte y denigrarme de esta forma. - "Molestar"... que palabra tan vulgar, como si a ella le pudiese molestar otro ser humano. Para ello habría que sentir algo, dejarse llevar por aquello que llamaban sentimientos, algo que no estaba en su cuerpo desde hacía mucho, por lo mismo que alguien le dijera que evitaran molestarse le parecía casi un insulto a una guerrera como ella. - No estoy aquí para llevarme bien contigo y ser amigos, sino por Ares. Por mi puedes hacer lo que se te de la gana y tratarme como gustes. Mi trato contigo no va a ser diferente del que es ahora.
Saltó desde el tronco en que se encontraba nuevamente a la orilla donde no había lava, solo troncos en la tierra que se quemaban una y otra vez. Su violín despareció en el aire lentamente, como si lo mandara a otro lugar, esperando la llegada de Bazir. Cerró los ojos y escuchó su melodía sin expresión en su rostro, tan sólo percibiendo el mensaje que el sujeto estaba comunicandole tanto a ella como HellGorak. Bazir estaba conciente de que lo habían llamado a ese lugar, no esperaba nada menos de él pues era un Berseker lo que significaba que no era estupido, sino un guerrero talentoso y hábil.
- Así es. - Dijo Sarahissa mirandolo a los ojos, con indiferencia, con sus parpados fijos. - Yo te llamé desde la tierra elevando mi cosmoenergía para que la sintieras. Hellgorak y yo hemos despertado en esta era, y tú lo has hecho antes que nosotros... lo que significa que Ares debe estar por regresar una vez más y ha liberado nuestras almas en esta Era del mundo. Y eso supone sólo una cosa, pues sólo habría un motivo para que Ares nos haya convocado a esta era... habrá una gran guerra por pelear.
Ares sólo despertaba a sus Bersekers para la lucha. No había otro motivo para que ellos estuviesen despiertos aparte de aquello, pues si no hubiese estado planeando algo grandioso, no se habría molestado en llamar a su elite. Sarahissa permanecía quieta, mirando a Jabranth a los ojos. Steven estaba ahí tambien, por lo cual era seguro que hubiese escuchado sus palabras y no tendría que repetirlas nuevamente.
Raider- Status : Guerrera Sin Dios
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Re: Claro entre las llamas eternas
Al parecer la muchacha había comprendido las palabras de HellGorak y aunque no lo expresara de la mejor forma, le bastaba. Se entendía que esa relación seria tensa y que haría falta algo de humor. Fue en ese momento en que Steven decidió que seria él quien traería lazos para todos los bersekers. Seria el comandante de su legión, pero también seria el encargado de hacer alianzas con las otras legiones de Ares, seria el mejor, seria el más manipulador.
-Lo evito entonces…
Dijo Steven mientras que se detuvo rápidamente, sintió la misma presencia que había sentido antes en la ciudad, cuando la mujer elevaba su cosmos al punto de brillar como una flama y dar una señal. Él era al que había llamado y se hizo presente rápidamente, autodenominándose como Bazir, un berseker de Ares. Todos los guerreros del dios de la guerra parecían estar despertando y eso era una buena señal, porque dentro de poco su dios lo haría también.
Todo venia bien, hasta que el muchacho saco una lira… ¿Era obsesión que todos los bersekers tuvieran algo con la música menos Steven?... Miro aquel instrumento y escucho la canción con respeto, pero al terminar Sarahissa de hablar, tomo él la palabra.
-Otro músico de orquesta…
Dijo Steven sonriendo, con un tono medio burlón, sin embargo trataba de causar algo de gracia para romper el incomodo hielo que surge cuando alguien conoce a una persona nueva. El cosmos de HellGorak estaba tranquilo mientras que miraba a los ojos a aquel muchacho. ¿Seria de confiar?...
-Soy Steven, portador del espíritu de HellGorak, el invencible… Líder del escuadrón de las llamas y el fuego y te doy la bienvenida, Jabranth de Bazir…
-Lo evito entonces…
Dijo Steven mientras que se detuvo rápidamente, sintió la misma presencia que había sentido antes en la ciudad, cuando la mujer elevaba su cosmos al punto de brillar como una flama y dar una señal. Él era al que había llamado y se hizo presente rápidamente, autodenominándose como Bazir, un berseker de Ares. Todos los guerreros del dios de la guerra parecían estar despertando y eso era una buena señal, porque dentro de poco su dios lo haría también.
Todo venia bien, hasta que el muchacho saco una lira… ¿Era obsesión que todos los bersekers tuvieran algo con la música menos Steven?... Miro aquel instrumento y escucho la canción con respeto, pero al terminar Sarahissa de hablar, tomo él la palabra.
-Otro músico de orquesta…
Dijo Steven sonriendo, con un tono medio burlón, sin embargo trataba de causar algo de gracia para romper el incomodo hielo que surge cuando alguien conoce a una persona nueva. El cosmos de HellGorak estaba tranquilo mientras que miraba a los ojos a aquel muchacho. ¿Seria de confiar?...
-Soy Steven, portador del espíritu de HellGorak, el invencible… Líder del escuadrón de las llamas y el fuego y te doy la bienvenida, Jabranth de Bazir…
Steven- Berseker de Ares
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Re: Claro entre las llamas eternas
Bien una guerra me parece excelente, solo pude decir mientras bajaba cada uno de los troncos que habia de camino hacia donde estaban ellos,- espero que ares despierte pronto, no se porque pero tengo la impresion que ustedes dos ya se han desarrollado como berserkers, tienen casi la misma cosmoenergia que yo, asi que creo que ya han experimentado suficiente con sus ataques, bien ya se el nombre de el compañero, pero dime oh hermosa dama cual es tuyo, dije mientras me acercaba a tomarle la mano mientras le daba un pequeño beso, casi hasta rozarla, ya que por ahora no lo se, y creo que si seremos compañeros entonces deberiamos de conocer lo por menos el nombre.
El beso fue momentaneamente, mientras me alejaba de ella, me fui acercando hacia Steven, parecia un poco menor, pero se veia que tenia la suficiente confianza para derrocar imperios, y eso era de admirarse... asi que tu eres Steven, creo haberte conocido, mientras pasabas por el mercado, ahi te conoci, justo cuando un pequeño hiba a ser arrollado o no? pero que sorpresas nos brinda el destino pense que solo eras un pelele de roma, pero ahora, te respeto como compañero y como rival...
Calle un poco, ahora solo conocia a estos dos, talvez con el tiempo crecerian el numero y por fin comenzar una guerra, la guerra contra cualquier reino que se opusiera, no importara quien tendrian que morir, sin dios habia una calma total, solo era cuestion de que despertara para ver de quien se trataba y que locuras se le hiban a ocurrir.
El beso fue momentaneamente, mientras me alejaba de ella, me fui acercando hacia Steven, parecia un poco menor, pero se veia que tenia la suficiente confianza para derrocar imperios, y eso era de admirarse... asi que tu eres Steven, creo haberte conocido, mientras pasabas por el mercado, ahi te conoci, justo cuando un pequeño hiba a ser arrollado o no? pero que sorpresas nos brinda el destino pense que solo eras un pelele de roma, pero ahora, te respeto como compañero y como rival...
Calle un poco, ahora solo conocia a estos dos, talvez con el tiempo crecerian el numero y por fin comenzar una guerra, la guerra contra cualquier reino que se opusiera, no importara quien tendrian que morir, sin dios habia una calma total, solo era cuestion de que despertara para ver de quien se trataba y que locuras se le hiban a ocurrir.
Jabranth- Status : MUERTO
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Re: Claro entre las llamas eternas
Las presentaciones sobraban o así al menos lo veía Sarahissa. Ellos ya se conocían de vidas anteriores, habían peleado juntos, habían sangrado en batalla y derrotado a quienes se le cruzaron por delante en eras pasadas en que Hades se había rebelado contra el resto de los dioses y asesinado a Ares la era anterior... un acto despreciable que a Sarahissa la llenaba de algo parecido al enojo, pues por su señor si podía sentir. Todos sus sentimientos de hecho eran sólo para él.
Jabranth le tomó la mano y la beso, ni si quiera lo miró mientras lo hacía, el gesto le era indiferente completamente. Era comun que los bersekers fueran bastante apasionados, sobre todo los hombres. Seres que vivían solo para la lucha solían dejarse llevar por la pasión física, pues se requería pasión por la guerra y la batalla para pelear al punto en que ellos lograban. Por lo mismo no retiró su mano si dijo nada al respecto, pues si eso era parte de la personalidad de sus compañeros no les negaría que desbordaran un poco hacia ella esa parte de su pasión, aunque ella no la sintiera. Sarahissa era una perfeccionista, pero en otras cosas, su motivición para pelear era el perfeccionismo que poseía para todo lo que emprendía y no ese deseo que hervía en la sangre del resto.
- Latrivan es mi nombre Bazir. Soy una de los dos gemelos al servicio de las hordas del panico, el miedo y el terror... que en algun tiempo nos llamaron muy extrañamente..."Los hechizeros malditos"... por la forma en que podíamos transmutar cualquier escenario para causar miedo y terror en los corazones debiles y la forma en que mi gemelo y yo peleabamos juntos con una perfecta sincronía.
La única gracia que tenía Sarahissa en el ejercito de Ares era aquella. Individualmente tanto Latrivan como Golgordan se podían comparar a un simple guerrero, no eran como Steven que sólo se equiparaba en fuerza a cinco hombres. Latrivan y Golgordan eran los gemelos del miedo, donde quiera que fueran si peleaban juntos contra alguien simplemente lo harían porque era la última opción pues no se llevaran bien, pero cuando peleaban juntos eran casi invencibles. Su defensa era perfecta así como su ataque. Se decía que Latrivan y Golgordan eran la mano derecha e izquierda de Ares por su docil comportamiento y efectividad. Quien sabía si sería así nuevamente esa era...
- No me agrada pelear con él a mi lado. Prefiero hacerlo sola... pero si es por luchar con un enemigo superior lo acepto. - Sarahissa miró el fuego con la expresión ida un tanto. - No tengo idea de donde estará y si ha sido despertado ya o no. Es probable que como siempre sea un inutil y sea el ultimo en llegar al Olimpo.
Permaneció inmovil dejando que las llamas la ardornaran, pues su cabello rojo era tan hermoso como el mismisimo fuego. Parecía que mas que tener una utilidad, estuviera ahí para ser bella por su delicado cuerpo y perfecta piel de porcelana, adornada con esos ojos azules de cristal... en todo sentido Latrivan parecía una muñeca, sin sentimientos, sin expresión.
Jabranth le tomó la mano y la beso, ni si quiera lo miró mientras lo hacía, el gesto le era indiferente completamente. Era comun que los bersekers fueran bastante apasionados, sobre todo los hombres. Seres que vivían solo para la lucha solían dejarse llevar por la pasión física, pues se requería pasión por la guerra y la batalla para pelear al punto en que ellos lograban. Por lo mismo no retiró su mano si dijo nada al respecto, pues si eso era parte de la personalidad de sus compañeros no les negaría que desbordaran un poco hacia ella esa parte de su pasión, aunque ella no la sintiera. Sarahissa era una perfeccionista, pero en otras cosas, su motivición para pelear era el perfeccionismo que poseía para todo lo que emprendía y no ese deseo que hervía en la sangre del resto.
- Latrivan es mi nombre Bazir. Soy una de los dos gemelos al servicio de las hordas del panico, el miedo y el terror... que en algun tiempo nos llamaron muy extrañamente..."Los hechizeros malditos"... por la forma en que podíamos transmutar cualquier escenario para causar miedo y terror en los corazones debiles y la forma en que mi gemelo y yo peleabamos juntos con una perfecta sincronía.
La única gracia que tenía Sarahissa en el ejercito de Ares era aquella. Individualmente tanto Latrivan como Golgordan se podían comparar a un simple guerrero, no eran como Steven que sólo se equiparaba en fuerza a cinco hombres. Latrivan y Golgordan eran los gemelos del miedo, donde quiera que fueran si peleaban juntos contra alguien simplemente lo harían porque era la última opción pues no se llevaran bien, pero cuando peleaban juntos eran casi invencibles. Su defensa era perfecta así como su ataque. Se decía que Latrivan y Golgordan eran la mano derecha e izquierda de Ares por su docil comportamiento y efectividad. Quien sabía si sería así nuevamente esa era...
- No me agrada pelear con él a mi lado. Prefiero hacerlo sola... pero si es por luchar con un enemigo superior lo acepto. - Sarahissa miró el fuego con la expresión ida un tanto. - No tengo idea de donde estará y si ha sido despertado ya o no. Es probable que como siempre sea un inutil y sea el ultimo en llegar al Olimpo.
Permaneció inmovil dejando que las llamas la ardornaran, pues su cabello rojo era tan hermoso como el mismisimo fuego. Parecía que mas que tener una utilidad, estuviera ahí para ser bella por su delicado cuerpo y perfecta piel de porcelana, adornada con esos ojos azules de cristal... en todo sentido Latrivan parecía una muñeca, sin sentimientos, sin expresión.
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Re: Claro entre las llamas eternas
De algún lado le parecía familiar aquel muchacho, ahora recordaba su nombre, aquel día en el que por primera vez Steven sangro. Recordaba ahora y sonreía, después de todo, solo lo había visto sangrar alguien de su mismo equipo y eso significaba que su orgullo no estaba tan lastimado como creía. Sin embargo, jamás lograrían derrotar el orgullo del invencible porque el solo hecho de no haber perdido nunca en combate, le daba una gran confianza que no podía ser vencida ni siquiera por la misma derrota. Una confianza que a la hora de perder, le recordaría que es la primera derrota en su vida y la vería como un triunfo… porque había alcanzado algo que por ahora, le era inalcanzable.
Sonrío un poco mientras que escuchaba las palabras de la mujer, los gemelos bersekers parecían tener una relación muy tensa entre ellos. Al menos por la forma en que Latriven hablaba de su hermano, eso se imaginaba el guerrero de Ares. Se sentó donde antes estaba la muchacha y con sus manos unidas por los dedos, miro hacia el fuego y dijo unas cuantas palabras.
-Entonces… Estas son las poderosas filas de Ares…
Dijo mirando a la mujer y al otro muchacho luego, no sabia nada acerca del poder que el hombre de la lira podía tener, pero seguramente seria un buen guerrero, para portar la armadura que portaba, debía de serlo. De la mujer, no necesitaba mas prueba, había escuchado esa melodía dramática y había visto como destruya cosas con tan solo unas notas, pero no era suficiente poder como para sorprenderle. Hasta ahora nadie lograba sorprenderle en el ejército de Ares, seria que todos, incluyéndose él, aun no despertaban en su totalidad. HellGorak se sentía falto de poder, de energía, sentía como su sed de sangre era la misma pero como no tenía la potencia que antes tenia para saciarla… eso le molestaba.
-Suerte la de ustedes, que podrán al menos matar el tiempo los dos… Mi batallón parece ser una manga de inútiles y ninguno esta aquí… Que decepción…
Decía mientras que miraba el templo del fuego y las llamas en su soledad, era el templo más agresivo, donde estaban aquellos bersekers que nunca podían controlar sus ansias de guerra y por eso eran nombrados la elite guerrera de Ares. Pero ninguno estaba ahí…
-Maldición…
Sonrío un poco mientras que escuchaba las palabras de la mujer, los gemelos bersekers parecían tener una relación muy tensa entre ellos. Al menos por la forma en que Latriven hablaba de su hermano, eso se imaginaba el guerrero de Ares. Se sentó donde antes estaba la muchacha y con sus manos unidas por los dedos, miro hacia el fuego y dijo unas cuantas palabras.
-Entonces… Estas son las poderosas filas de Ares…
Dijo mirando a la mujer y al otro muchacho luego, no sabia nada acerca del poder que el hombre de la lira podía tener, pero seguramente seria un buen guerrero, para portar la armadura que portaba, debía de serlo. De la mujer, no necesitaba mas prueba, había escuchado esa melodía dramática y había visto como destruya cosas con tan solo unas notas, pero no era suficiente poder como para sorprenderle. Hasta ahora nadie lograba sorprenderle en el ejército de Ares, seria que todos, incluyéndose él, aun no despertaban en su totalidad. HellGorak se sentía falto de poder, de energía, sentía como su sed de sangre era la misma pero como no tenía la potencia que antes tenia para saciarla… eso le molestaba.
-Suerte la de ustedes, que podrán al menos matar el tiempo los dos… Mi batallón parece ser una manga de inútiles y ninguno esta aquí… Que decepción…
Decía mientras que miraba el templo del fuego y las llamas en su soledad, era el templo más agresivo, donde estaban aquellos bersekers que nunca podían controlar sus ansias de guerra y por eso eran nombrados la elite guerrera de Ares. Pero ninguno estaba ahí…
-Maldición…
Steven- Berseker de Ares
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Re: Claro entre las llamas eternas
No habia sentimientos reflejados era verdad, pero ahora en la profunda caverna que aun estabamos salio el comentario de la doncella, de su hermano y de cosas que yo ni siqueira sabia, asi que no podia opinar demasiado puesto que una sola palabra podria ocasionar varios problemas, pero bah que mas daba estabamos en compañeros no hiba a ver manera, ademas de que si quisiera una pelea, bien la tendria solo seria cuestion de que la pidiera, eso igual hiba para el invencible, asi podria no serlo tanto y presumirlo demasiado.
Bien siempre los hermanos gemelos se han de llevar asi, pero juntos como tu lo dices son inmensamente peligrosos, pero valla tu manejo con el violin es de admirar, tienes una maestria en cada nota...decia mientras tambien me acercaba a decirle algo a steven.
Tienes razon Steven, no se porque pero creo que nuestro batallon va a ser el mejor, el que mas sangre ateniense derrame, no se porque pero creo que contra ellos ira esta guerra, no podemos aun pelear con Hades, al menos no por ahora, el unico rival que nos podria hacer frente es atena, asi que es mejor prepararnos para lo que venga.
Dije mientras comenzaba a acercarme mas a Latrivan para ver que era lo que le podria provocar, talvez nada, pero alguno de nosotros dos deberia tomar el mando del escuadron por ahora, pero preferiria que fuera ella, asi no me interrumpirian cuando estuviera con Shez, puesto que aun deberia de estar por ahi..
Bien siempre los hermanos gemelos se han de llevar asi, pero juntos como tu lo dices son inmensamente peligrosos, pero valla tu manejo con el violin es de admirar, tienes una maestria en cada nota...decia mientras tambien me acercaba a decirle algo a steven.
Tienes razon Steven, no se porque pero creo que nuestro batallon va a ser el mejor, el que mas sangre ateniense derrame, no se porque pero creo que contra ellos ira esta guerra, no podemos aun pelear con Hades, al menos no por ahora, el unico rival que nos podria hacer frente es atena, asi que es mejor prepararnos para lo que venga.
Dije mientras comenzaba a acercarme mas a Latrivan para ver que era lo que le podria provocar, talvez nada, pero alguno de nosotros dos deberia tomar el mando del escuadron por ahora, pero preferiria que fuera ella, asi no me interrumpirian cuando estuviera con Shez, puesto que aun deberia de estar por ahi..
Jabranth- Status : MUERTO
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Re: Claro entre las llamas eternas
Sarahissa no dijo nada ante los alagos que escuchaba por su musica. No le interesaba agradecer, no tocaba su violín porque fuera hermosos sino porque era letal y debía volver a dominar aquellas notas rebeldes dificiles de alcanzar, aquella combinación que podía poner fin a toda esperanza creando en el corazón de las personas tan solo desesperación.
- En fin. - Fue lo único que dijo, ya que el silencio reinaba entre las llamas y los arboles calcinados. Cerró los ojos y cuando los abrió se dio cuenta que Jabranth se acercaba a ella de forma curiosa. No hizo ninguna expresión con su rostro mientras lo observaba acercarse, ni si quiera le apartó la vista de encima. Quería ver que era lo que tramaba ese hombre al acortar la distancia entre ambos. Movió su mirada hacia Hellgorak entonces, mirandolo directamente a los ojos, con la misma expresión ida de siempre en la cual nada parecía inmutarle, y con un suave tono de voz murmuró. - Tafariel esta por despertar. ¿Alguno de ustedes tiene intención de volver a Roma por algun asunto para que vaya por ella?
Miró a ambos. Algo le decía que Jabranth estaba ansioso por volver a Roma pero quería darle la oportunidad de que pensara que ir a Roma era una opción y no una petición, pues algo que realmente no deseaba era comenzar dandole ordenes a los Bersekers. Ellos eran seres que sólo seguían ordenes de Ares o en su defecto de los dioses del miedo y el panico, Phobos y Deimos... pero ya que ninguno de ellos se encontraba ahí, alguien debía empezar a organizar las cosas. Aun así, lo había puesto como una opción hacia el hombre que se acercaba a ella.
- Sólo tengan en cuenta pasar desapercibidos, no llamen la atención aun. No sabemos que es lo que desea Ares de nosotros.
Suspiró, fría como siempre. Miró a Steven a los ojos intentando buscar en el algo de aquel joven que había conocido por algunos días en Roma, con el cual había vivido y pasado tiempo juntos... pero esos ojos que alguna vez habían parecido tan gentiles ahora se veían totalmente altaneros y diferentes, como si todo su cuerpo estuviera a punto de dejar salir en una explosión una cantidad desbordante de cosmoenergía. Estar cerca de él resultaba ser un tanto intimidante... pero Sarahissa no dijo nada. No iba a alabar su posición, ni su cuerpo, ni su cosmo... simplemente bajó la mirada y la dirigió nuevamente a la lava.
- Por mi parte... tengo que volver a entrenar ahora. Mi cuerpo se siente pesado y deshabituado a esta armadura. Mis dedos estan muy lentos tambien...
- En fin. - Fue lo único que dijo, ya que el silencio reinaba entre las llamas y los arboles calcinados. Cerró los ojos y cuando los abrió se dio cuenta que Jabranth se acercaba a ella de forma curiosa. No hizo ninguna expresión con su rostro mientras lo observaba acercarse, ni si quiera le apartó la vista de encima. Quería ver que era lo que tramaba ese hombre al acortar la distancia entre ambos. Movió su mirada hacia Hellgorak entonces, mirandolo directamente a los ojos, con la misma expresión ida de siempre en la cual nada parecía inmutarle, y con un suave tono de voz murmuró. - Tafariel esta por despertar. ¿Alguno de ustedes tiene intención de volver a Roma por algun asunto para que vaya por ella?
Miró a ambos. Algo le decía que Jabranth estaba ansioso por volver a Roma pero quería darle la oportunidad de que pensara que ir a Roma era una opción y no una petición, pues algo que realmente no deseaba era comenzar dandole ordenes a los Bersekers. Ellos eran seres que sólo seguían ordenes de Ares o en su defecto de los dioses del miedo y el panico, Phobos y Deimos... pero ya que ninguno de ellos se encontraba ahí, alguien debía empezar a organizar las cosas. Aun así, lo había puesto como una opción hacia el hombre que se acercaba a ella.
- Sólo tengan en cuenta pasar desapercibidos, no llamen la atención aun. No sabemos que es lo que desea Ares de nosotros.
Suspiró, fría como siempre. Miró a Steven a los ojos intentando buscar en el algo de aquel joven que había conocido por algunos días en Roma, con el cual había vivido y pasado tiempo juntos... pero esos ojos que alguna vez habían parecido tan gentiles ahora se veían totalmente altaneros y diferentes, como si todo su cuerpo estuviera a punto de dejar salir en una explosión una cantidad desbordante de cosmoenergía. Estar cerca de él resultaba ser un tanto intimidante... pero Sarahissa no dijo nada. No iba a alabar su posición, ni su cuerpo, ni su cosmo... simplemente bajó la mirada y la dirigió nuevamente a la lava.
- Por mi parte... tengo que volver a entrenar ahora. Mi cuerpo se siente pesado y deshabituado a esta armadura. Mis dedos estan muy lentos tambien...
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Re: Claro entre las llamas eternas
Seguía sentado con sus manos entrelazadas entre ellas, pensando en aquel escuadrón que aun no aparecía, ni rastros de ninguno de sus guerreros. Era todo una terrible decepción, pero quizás necesitaran tiempo para renacer y él lo entendía perfectamente. Escucho la proposición de la muchacha para volver a Roma, identifico la indirecta rápidamente, a él no lo engañaba. Podía conocerla poco desde que renació, pero sabía muy bien sus habilidades y que su frialdad solamente era un escudo para no mostrar lo que pensaba, un fuerte escudo que ni siquiera él podría romper. Se levanto estirando mientras que dijo unas palabras referidas a la petición de la joven.
-Creo que es un trabajo ideal para Bazir, ¿Verdad? –Dijo sonriendo y apoyando su mano sobre el hombro del otro berseker. Luego se pensaba retirar hacia su templo para ponerse a entrenar, debía de mejorar sus habilidades de lo contrario, terminaría siendo un saco de arena a la hora de la batalla- Un gusto haber estado con ustedes…
Pero las palabras de la mujer e incluso su mirada, le decían algo, sabia que tenia que hacer algo pero lo que pensaba no sabia si fuera correcto. De todas maneras, no se quedaría con los brazos cruzados, después de todo ambos querían lo mismo y al ser compañeros. Podrían hacerlo sin problema…
-¿Entrenar?... –Dijo haciéndose el que no había escuchado, pero sabia perfectamente lo que había dicho, era simplemente una respuesta retórica para seguir con sus propias palabras- Mejor te acompaño y aprovecho a entrenar yo también… No vaya a ser cosa que te lastimes uno de esos ojos…
Dijo HellGorak mientras que comenzó a caminar para adelantarse a la joven, pero se quedo quieto y la miro por un rato.
-¿Dónde vamos?...
-Creo que es un trabajo ideal para Bazir, ¿Verdad? –Dijo sonriendo y apoyando su mano sobre el hombro del otro berseker. Luego se pensaba retirar hacia su templo para ponerse a entrenar, debía de mejorar sus habilidades de lo contrario, terminaría siendo un saco de arena a la hora de la batalla- Un gusto haber estado con ustedes…
Pero las palabras de la mujer e incluso su mirada, le decían algo, sabia que tenia que hacer algo pero lo que pensaba no sabia si fuera correcto. De todas maneras, no se quedaría con los brazos cruzados, después de todo ambos querían lo mismo y al ser compañeros. Podrían hacerlo sin problema…
-¿Entrenar?... –Dijo haciéndose el que no había escuchado, pero sabia perfectamente lo que había dicho, era simplemente una respuesta retórica para seguir con sus propias palabras- Mejor te acompaño y aprovecho a entrenar yo también… No vaya a ser cosa que te lastimes uno de esos ojos…
Dijo HellGorak mientras que comenzó a caminar para adelantarse a la joven, pero se quedo quieto y la miro por un rato.
-¿Dónde vamos?...
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Re: Claro entre las llamas eternas
Sarahissa ni si quiera respondió a Steven cuando el joven se ofreció a ayudarla a entrenar. Permanecía imperturbable caminando con lentitud como si el tiempo en ese lugar no significara nada. Miró por última vez a Bazir.
- Estaré custodiando el templo del Miedo mientras entreno. – No era que pensara que debía explicaciones a Bazir sobre sus actuaciones, pero como el sujeto era parte del escuadrón del miedo y el terror, era lógico que le dijera que ella se haría cargo de custodiarlo mientras el hacía lo que debía hacer en ese momento. Esperaba al menos que Bazir pudiera ir por Tafariel quien estaba próxima a despertar, la amante de los condenados… una de las líderes de las hordas de las desgracias.
Su actitud tan fría era desconcertante. Podría haberse percibido como arrogancia pero no era eso, era simplemente una frialdad que no dejaba que nada ni nadie se acercara a ella lo suficiente como para perturbarla. A pesar de que sentía los ojos de Steven sobre ella, no se inmutó, no lo miró, tan sólo retomó el paso. Debía ir hacia otro lugar, al templo del miedo para volver a entrenar su cuerpo que se sentía bastante extraño ahora.
Tenía la misión de volver a controlar todo a su alrededor para causar pánico en las personas y despertar sus peores miedos. Aun sin mirar a Steven caminaba con gracia entre las llamas. Su cabello rojizo y largo se movía de un lado a otro, brillando con aquella luz rojiza que se reflejaba desde las llamas.
- Steven… - Dijo lentamente sin mirarlo y siguiendo su camino. – Espero que no me hagas perder el tiempo.
No era una advertencia, aunque quizás por lo frío de su voz podría haber sonado así. Más que nada era una invitación a que no la hicieran perder el tiempo con alguien que no estaba a su altura en combate. Sarahissa jamás se habría molestado en pelear con alguien más débil que ella, pero necesitaba ver si aun conservaba alguno de sus dones de antaño, pues le había costado bastante volver a dominar las notas del miedo, las sinfonías del terror y los réquiem del pánico y la muerte.
- Estaré custodiando el templo del Miedo mientras entreno. – No era que pensara que debía explicaciones a Bazir sobre sus actuaciones, pero como el sujeto era parte del escuadrón del miedo y el terror, era lógico que le dijera que ella se haría cargo de custodiarlo mientras el hacía lo que debía hacer en ese momento. Esperaba al menos que Bazir pudiera ir por Tafariel quien estaba próxima a despertar, la amante de los condenados… una de las líderes de las hordas de las desgracias.
Su actitud tan fría era desconcertante. Podría haberse percibido como arrogancia pero no era eso, era simplemente una frialdad que no dejaba que nada ni nadie se acercara a ella lo suficiente como para perturbarla. A pesar de que sentía los ojos de Steven sobre ella, no se inmutó, no lo miró, tan sólo retomó el paso. Debía ir hacia otro lugar, al templo del miedo para volver a entrenar su cuerpo que se sentía bastante extraño ahora.
Tenía la misión de volver a controlar todo a su alrededor para causar pánico en las personas y despertar sus peores miedos. Aun sin mirar a Steven caminaba con gracia entre las llamas. Su cabello rojizo y largo se movía de un lado a otro, brillando con aquella luz rojiza que se reflejaba desde las llamas.
- Steven… - Dijo lentamente sin mirarlo y siguiendo su camino. – Espero que no me hagas perder el tiempo.
No era una advertencia, aunque quizás por lo frío de su voz podría haber sonado así. Más que nada era una invitación a que no la hicieran perder el tiempo con alguien que no estaba a su altura en combate. Sarahissa jamás se habría molestado en pelear con alguien más débil que ella, pero necesitaba ver si aun conservaba alguno de sus dones de antaño, pues le había costado bastante volver a dominar las notas del miedo, las sinfonías del terror y los réquiem del pánico y la muerte.
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Re: Claro entre las llamas eternas
Bien bien, tendre que ir yo esta vez, de paso solo la mandare aqui, por lo mientras tendre que buscar donde se encuentra Tafariel, es dificil buscarla mas cuando aun no siento su cosmos- dije por ahora la verdadera razon era ir a ver a shez, que la habia dejado un poco mal, tras mi partida tan rapida, asi que me encamine de nueva cuenta hacia roma, no sin antes escuchar como esos dos compañeros de armas hiban a estar aun ahi, uno entrenando el otro no sabia que, a lo mejor solo lo que queria era molestar a la susodicha, asi que me encamine, pero antes se me olvidaba deberia de decirle algo a Latrivan, ella deberia de mantener encedido su cosmos mientras ella se encaminaba, asi podria saber con exactitud donde ir.
Latrivan, no se te olvide de mantener encedido tu cosmos mientras venga Tafariel, talvez yo me quede ya en roma, y sola la mande, pero puede que regrese con ella, no se, todo dependeria a como este la situacion.. segui caminando, no sabia si me habian escuchado por lo menos un poco, porque la distancia ya comenzaba a ser un poco mas larga, tome un segundo respiro, despues de casi haberle gritado, segui caminando, en mi mente se trataba de dibujar la supuesta portadora de esa armdura de berserker, cada paso que daba se comenzaba a ser un poco fastidioso, porque no hiba a llegar rapido, asi que apresure la caminata.
Espero que por lo menos valga este esfuerzo que se anda haciendo junto con todos los demas guereros, ya deberian de estar despertando, ya es muy tarde para que nos detengan, tendremos que matar, desgarrar al que se cruce en nuestro camino. pense.
Latrivan, no se te olvide de mantener encedido tu cosmos mientras venga Tafariel, talvez yo me quede ya en roma, y sola la mande, pero puede que regrese con ella, no se, todo dependeria a como este la situacion.. segui caminando, no sabia si me habian escuchado por lo menos un poco, porque la distancia ya comenzaba a ser un poco mas larga, tome un segundo respiro, despues de casi haberle gritado, segui caminando, en mi mente se trataba de dibujar la supuesta portadora de esa armdura de berserker, cada paso que daba se comenzaba a ser un poco fastidioso, porque no hiba a llegar rapido, asi que apresure la caminata.
Espero que por lo menos valga este esfuerzo que se anda haciendo junto con todos los demas guereros, ya deberian de estar despertando, ya es muy tarde para que nos detengan, tendremos que matar, desgarrar al que se cruce en nuestro camino. pense.
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Re: Claro entre las llamas eternas
El bosque en llamas estaba desierto una vez más. Por alguna razón Sarahissa sólo caminó a él, esperando como siempre que una cosmoenergía en la tierra la llamara a su lado, la cosmoenergía de su señor Ares. Su vida era sólo para él. Su lealtad podría haberse descrito incluso como enfermiza, pues si había alguien que esa mujer de hielo amara, era a su dios Ares... el señor de la guerra y la sangre. Ella podría haber muerto en sus manos y lo habría hecho feliz. Se sentó sobre un tronco carbonizado sin importarle que sus piernas descubiertas se mancharan con ollín. Miraba la lava y el fuego como ida, con los ojos vacios... pensando en los labios de Ares y el aquel fuego que hizo que hirviera su sangre cuando el joven Octavius besó a Sarahissa. De sólo pensarlo su corazón se aceleraba y era un placer secreto que se permitía sólo cuando estaba completamente sola. Tocó la cadena que aun colgaba de su cuello, aquella aguila dorada que Octavius le había dejado... recordando como su vida humana se había entrecruzado con la de su señor. Por un momento llegó incluso a sonreir.
Pero su mirada se volvió nuevamente fría cuando recordó las eras del tiempo en las cuales Latrivan había simplemente estado al servicio de Ares. No era nada especial, era el medio para conseguir un fin. Eso lo tenía claro, demasiado claro. Sacrificaría a quien fuera necesario por Ares, incluso al resto de los bersekers o a ella misma. Se puso de pie nuevamente, el viento sobró avivando las llamas. Su cabello ondeo jugando con la brisa, tambien parecía su largo pelo una flama en medio de aquel bosque. La soledad era su compañera, siempre sería así.
No le molestaba. Realmente le agradaba estar sola, podía entregarse completamente a sus pensamientos. La brisa la rodeaba y algunas chispas de fuego bailaban a su alrededor. Que agradable espectaculo era verla en medio de aquella penumbra jugueteando con el viento... sólo levantó su blanca mano manchada en ollín y dejó que una de las chispas de fuego flotara sobre ella controlandola con su cosmoenergía. La miraba con intensidad, pues estaba recordando la habilidad de Latrivan para controlar el viento y las notas musicales que viajaban en él... estaba recordando como poder infundir el panico y el temor mendiante los lamentos en la brisa... aquellos horribles quejidos y aullidos que asustan a los niños en las noches de invierno.
Y esa chispa en su mano se convirtió en su violín. Lo llevó a su hombro y dio un simple rasgado con su arco, dejando que una nota quejumbrosa invadiera el ambiente. Necesitaría aprender nuevamente a controlar el viento con furia, provocar el terror mediante el sonido del viento... dejar que aquel viento se fusionara con su musica para lograr la vibración precisa que haría que cualquier atomo explotara y cediera ante su cosmoenergía melancólica.
1/6 Post AM especialidad viento
Pero su mirada se volvió nuevamente fría cuando recordó las eras del tiempo en las cuales Latrivan había simplemente estado al servicio de Ares. No era nada especial, era el medio para conseguir un fin. Eso lo tenía claro, demasiado claro. Sacrificaría a quien fuera necesario por Ares, incluso al resto de los bersekers o a ella misma. Se puso de pie nuevamente, el viento sobró avivando las llamas. Su cabello ondeo jugando con la brisa, tambien parecía su largo pelo una flama en medio de aquel bosque. La soledad era su compañera, siempre sería así.
No le molestaba. Realmente le agradaba estar sola, podía entregarse completamente a sus pensamientos. La brisa la rodeaba y algunas chispas de fuego bailaban a su alrededor. Que agradable espectaculo era verla en medio de aquella penumbra jugueteando con el viento... sólo levantó su blanca mano manchada en ollín y dejó que una de las chispas de fuego flotara sobre ella controlandola con su cosmoenergía. La miraba con intensidad, pues estaba recordando la habilidad de Latrivan para controlar el viento y las notas musicales que viajaban en él... estaba recordando como poder infundir el panico y el temor mendiante los lamentos en la brisa... aquellos horribles quejidos y aullidos que asustan a los niños en las noches de invierno.
Y esa chispa en su mano se convirtió en su violín. Lo llevó a su hombro y dio un simple rasgado con su arco, dejando que una nota quejumbrosa invadiera el ambiente. Necesitaría aprender nuevamente a controlar el viento con furia, provocar el terror mediante el sonido del viento... dejar que aquel viento se fusionara con su musica para lograr la vibración precisa que haría que cualquier atomo explotara y cediera ante su cosmoenergía melancólica.
1/6 Post AM especialidad viento
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Re: Claro entre las llamas eternas
El sonido del viento… era algo que Sarahissa tenía que volver a dominar. En medio de aquel bosque en llamas donde moría toda esperanza de vida, la mujer cerraba los ojos y dejaba que el crujido de las ramas carbonizadas quemándose le avivara la memoria. Recordaba épocas pasadas en las cuales las cuerdas de su violín habían jugado con el viento a su alrededor y causado grandes destrozos. Pero ahora que no había mucho más que silencio y muerte… y sintiendo a lo lejos el cosmo de su señor glorificar una vez más el mundo… tenía que apurarse en despertar en si misma la máxima cantidad de fuerza que pudiera utilizar a favor de la guerra contra todo y todos.
- Mi señor Ares… mi amado dios… - Susurró mientras que abría los ojos y llevaba una de sus manos al pecho. – Ha despertado una vez más a un mundo que no merece su gloria... nadie es digno de morir por su mano.
Sarahissa realmente sufría con la idea de que alguien tan importante para ella como lo era Ares estuviera en aquel miserable mundo una vez más. Por un lado hubiese preferido que su alma descansase eternamente mientras ellos cuidaban de ella. El mundo no era digno de un dios tan grande como él. No había ejército alguno en la tierra que hubiese podido apaciguar su deseo de guerra y sangre.
- Deje que esa indignidad la llevemos nosotros, sus súbditos, pues su mano no puede mancharse con la insignificante sangre humana… fue hecha para mancharse con sangre divina. – Una lágrima cayó del rostro inerte de Sarahissa y cayó de inmediato al suelo en donde se evaporo por el fuego y la magma. Su sufrimiento era muy real y lo llevaba en silencio, pues le angustiaba que Ares estuviese en un mundo sin que hubiese alguien digno para luchar contra él. – Esa mujer… esa mujer será su trofeo mi señor. La derrota de Athena será su más grande victoria.
El viento seguía moviéndose alrededor de Sarahissa en forma de chispas, pues todo a su alrededor se estaba quemando. A la mujer no le importaba el calor, su cosmo era tan ardiente como el mismo fuego y por ello no se podría haber quemado. Después de todo, ella era un Berseker. El fuego, las llamas, la sangre, la violencia, el pánico… eran un juego para ella. Su corazón sólo latía por el deseo de experimentar la batalla perfecta, y tal vez, morir a manos de un guerrero más capacitado en la lucha… y que sus restos fueran quemados y sus cenizas esparcidas al viento. No habría mejor muerte que esa para ella.
Pero no era el momento de pensar en esas cosas, Ares había despertado al mundo una vez más y ella como la perfeccionista que era debía recuperar todos sus poder ocultos en el tiempo… empezando por la manipulación del viento y el terror que el sonido de éste infunde en la mente de los débiles.
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2/6 Post AM especialidad viento
- Mi señor Ares… mi amado dios… - Susurró mientras que abría los ojos y llevaba una de sus manos al pecho. – Ha despertado una vez más a un mundo que no merece su gloria... nadie es digno de morir por su mano.
Sarahissa realmente sufría con la idea de que alguien tan importante para ella como lo era Ares estuviera en aquel miserable mundo una vez más. Por un lado hubiese preferido que su alma descansase eternamente mientras ellos cuidaban de ella. El mundo no era digno de un dios tan grande como él. No había ejército alguno en la tierra que hubiese podido apaciguar su deseo de guerra y sangre.
- Deje que esa indignidad la llevemos nosotros, sus súbditos, pues su mano no puede mancharse con la insignificante sangre humana… fue hecha para mancharse con sangre divina. – Una lágrima cayó del rostro inerte de Sarahissa y cayó de inmediato al suelo en donde se evaporo por el fuego y la magma. Su sufrimiento era muy real y lo llevaba en silencio, pues le angustiaba que Ares estuviese en un mundo sin que hubiese alguien digno para luchar contra él. – Esa mujer… esa mujer será su trofeo mi señor. La derrota de Athena será su más grande victoria.
El viento seguía moviéndose alrededor de Sarahissa en forma de chispas, pues todo a su alrededor se estaba quemando. A la mujer no le importaba el calor, su cosmo era tan ardiente como el mismo fuego y por ello no se podría haber quemado. Después de todo, ella era un Berseker. El fuego, las llamas, la sangre, la violencia, el pánico… eran un juego para ella. Su corazón sólo latía por el deseo de experimentar la batalla perfecta, y tal vez, morir a manos de un guerrero más capacitado en la lucha… y que sus restos fueran quemados y sus cenizas esparcidas al viento. No habría mejor muerte que esa para ella.
Pero no era el momento de pensar en esas cosas, Ares había despertado al mundo una vez más y ella como la perfeccionista que era debía recuperar todos sus poder ocultos en el tiempo… empezando por la manipulación del viento y el terror que el sonido de éste infunde en la mente de los débiles.
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Re: Claro entre las llamas eternas
Su violín desapareció de su mano. No era necesario que tocara su música para este ataque que estaba empezando a manejar y que el tiempo le había quitado. Sus memorias volvían lentamente a ella y esa era la razón por la cual necesitaba entrenar no sólo su cuerpo sino que también su mente, le debía eso a Ares, eso y mucho más. Necesitaba volver a causar pánico en su nombre, hacer que los corazones débiles e indignos de él se paralizaran al escuchar su nombre. Despues de todo, Ares era el único motivo por el cual Sarahissa luchaba, y en segundo plano estaba el hecho de que disfrutaba pelear sin motivo aparente, como cualquier Berseker. Pero en primer lugar, estaba Ares, su luz... su guía, la voz de la razón en un mundo sin sentido. Su filosofía de guerra, su forma de ver la existencia... era lo que a Sarahissa la hacía vivir y vibrar.
Elevó su palma y la extendió frente a ella, llamando de esa forma al aire caliente a su alrededor. Sintió como desde su mano se formaban algunas ráfagas de viento formándose una pequeñísima esfera en donde el aire giraba con rapidez. Al elevar su cosmoenergía el aire se volvió de un fuerte color rojizo como la sangre y algunas chispas por el fuego en el ambiente fueron atraídas a su palma.
Manipular el viento aun era algo que la mujer podía hacer, pero ahora tocaba saber que hacer con él… de que forma usarlo para distorsionar la realidad, para crear un miedo más profundo que el mismo pánico, llegar al corazón de los humanos y hacerlos sucumbir al pavor.
Cerró su palma y el viento se esparció entre sus dedos. Aun no estaba segura qué era lo que iba a hacer con esa habilidad, ¿Usaría la música para distribuirla por el aire? Calentaría o enfriaría la realidad para distorsionarla, crearía grandes tormentas de fuego, haría que cayera una llovizna tan helada que se congelara todo a su alrededor; la mujer no estaba segura de nada en ese momento, pero de lo que si tenía certeza era que debía crear algo maravilloso a pesar de que le costara hacerlo, era el regalo perfecto en que estaba en deuda con Ares por su despertar.
Lanzó algunos golpes al aire, probando que sus brazos no hubiesen perdido su agilidad. Pasaba tanto tiempo entrenando sus dedos para tocar melodías caóticas que a veces se olvidaba de su velocidad y fuerza física. Se quedó a la orilla de la laguna de fuego y empezó a crear pequeñas esferas de viento que se arremolinaban entre sus dedos, lanzándolas hacia el lago. Estas se perdían una tras otra, consumidas por el fuego.
Pero le servía poder levantar ese ambiente con aquella técnica, podía practicar las veces que quisiera sin que se saliera de control su poder, tan solo dejando fluir el aire entre sus manos hacia la laguna de fuego, y en dicho lugar el magma se levantaba hasta que volvía a caer cuando el viento se disipaba. Realizó esta acción un tiempo que le parió infinito, practicando la mejor forma de poder lanzar aquellas esferas de viento a un enemigo, controlando sus movimientos en el aire.
- Si te lo ordeno... - Le susurró al viento. - ¿Serías capaz de detener el motivimiento de cualquiera? ¿Serías capaz de congelar el movimiento a mi alrededor y traer el miedo al corazón de mi enemigo?
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3/6 Post AM especialidad viento
Elevó su palma y la extendió frente a ella, llamando de esa forma al aire caliente a su alrededor. Sintió como desde su mano se formaban algunas ráfagas de viento formándose una pequeñísima esfera en donde el aire giraba con rapidez. Al elevar su cosmoenergía el aire se volvió de un fuerte color rojizo como la sangre y algunas chispas por el fuego en el ambiente fueron atraídas a su palma.
Manipular el viento aun era algo que la mujer podía hacer, pero ahora tocaba saber que hacer con él… de que forma usarlo para distorsionar la realidad, para crear un miedo más profundo que el mismo pánico, llegar al corazón de los humanos y hacerlos sucumbir al pavor.
Cerró su palma y el viento se esparció entre sus dedos. Aun no estaba segura qué era lo que iba a hacer con esa habilidad, ¿Usaría la música para distribuirla por el aire? Calentaría o enfriaría la realidad para distorsionarla, crearía grandes tormentas de fuego, haría que cayera una llovizna tan helada que se congelara todo a su alrededor; la mujer no estaba segura de nada en ese momento, pero de lo que si tenía certeza era que debía crear algo maravilloso a pesar de que le costara hacerlo, era el regalo perfecto en que estaba en deuda con Ares por su despertar.
Lanzó algunos golpes al aire, probando que sus brazos no hubiesen perdido su agilidad. Pasaba tanto tiempo entrenando sus dedos para tocar melodías caóticas que a veces se olvidaba de su velocidad y fuerza física. Se quedó a la orilla de la laguna de fuego y empezó a crear pequeñas esferas de viento que se arremolinaban entre sus dedos, lanzándolas hacia el lago. Estas se perdían una tras otra, consumidas por el fuego.
Pero le servía poder levantar ese ambiente con aquella técnica, podía practicar las veces que quisiera sin que se saliera de control su poder, tan solo dejando fluir el aire entre sus manos hacia la laguna de fuego, y en dicho lugar el magma se levantaba hasta que volvía a caer cuando el viento se disipaba. Realizó esta acción un tiempo que le parió infinito, practicando la mejor forma de poder lanzar aquellas esferas de viento a un enemigo, controlando sus movimientos en el aire.
- Si te lo ordeno... - Le susurró al viento. - ¿Serías capaz de detener el motivimiento de cualquiera? ¿Serías capaz de congelar el movimiento a mi alrededor y traer el miedo al corazón de mi enemigo?
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3/6 Post AM especialidad viento
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Re: Claro entre las llamas eternas
Sarahissa observaba como el viento danzaba en ese mar de fuego y magma. Sus ojos fríos reflejaban el color rojizo de las llamas; su piel manchada en hollín por la naturaleza carbonizada la hacían lucir como un ser traído del oscuro averno. La mujer parecía un ángel sin alas, perdido en el umbral de una vida consumiéndose por el fuego eterno del Olimpo. Era difícil concebir la idea de que alguien con tan finos rasgos fuera una amante de la guerra y la lucha, cuando no había imperfección alguna en su rostro, ninguna marca que indicara que alguna vez había luchado en su vida. La soledad era casi palpable, pero eso era lo de menos… su único compañero en ese instante sería el viento que levantaba el polvo a sus pies.
La escena era desoladora, como si se tratara de una nevada pero en vez de nieve, era ceniza lo que cubría el cabello y rostro de Sarahissa. Eso era lo que representaba ser un berseker de Ares. No era una historia con final feliz, al contrario, no habría para ningún berseker mejor final que la muerte en batalla. Al menos esa era la muerte que Sarahissa habría pedido para ella, poder luchar y dar su vida por Ares en cualquier momento, sin necesidad de que él se lo solicitara.
Cerró los ojos pensando en ello… tanto entrenar su mente y cuerpo para terminar muerta. Era el final que deseaba, una muerte gloriosa y honorable en la cual se encontrara con un adversario que pudiera vencer su agudeza y fuerza, quebrando las notas caóticas de su violín en el aire y que le diera la muerte que ella deseaba… una cubierta por el silencio, sin llanto, sin pena, solo el descanso eterno de haber cumplido con su labor, traer desesperación y muerte en nombre de Ares.
Seguía observando el viento danzante a su alrededor. Torbellinos se formaban sobre el fuego y las llamas; se levantaban producto del aire que ella misma manipulaba. Su rostro no había cambiado en todo ese tiempo, siempre la misma frialdad y agudeza, estudiando cada detalle frente a ella, viendo que posibilidades había de que un enemigo pudiera vencerla en su propio juego. No podía dejar espacios abiertos para que esa técnica fallara, no había oportunidades para cometer errores que la deshonraran en batalla. Tenía que manipular el aire ya fuera frío o caliente lo suficientemente bien como para transformar el espacio alrededor de su enemigo y hacerlo caer en un profundo estado de desesperación, que no pudiera evitar ni si quiera con el poder de un dios intentando hacerla flanquear de su ambición de vencer.
La verdad, a Sarahissa le era indiferente vencer o ser vencida, lo que realmente deseaba era una buena batalla. Era por ello que entrenaba su cuerpo, su mente y hasta su alma, para olvidarlo todo cuando estuviera frente a un enemigo y sólo ser ella, Latrivan, la hechicera maldita. La necesidad que sentía su cuerpo de pelear, era inherte a ella para ese entonces. Sólo estaba cumpliendo con ser una pieza más de la obra de su señor, y estaba feliz con ello.
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4/6 Post AM especialidad viento
La escena era desoladora, como si se tratara de una nevada pero en vez de nieve, era ceniza lo que cubría el cabello y rostro de Sarahissa. Eso era lo que representaba ser un berseker de Ares. No era una historia con final feliz, al contrario, no habría para ningún berseker mejor final que la muerte en batalla. Al menos esa era la muerte que Sarahissa habría pedido para ella, poder luchar y dar su vida por Ares en cualquier momento, sin necesidad de que él se lo solicitara.
Cerró los ojos pensando en ello… tanto entrenar su mente y cuerpo para terminar muerta. Era el final que deseaba, una muerte gloriosa y honorable en la cual se encontrara con un adversario que pudiera vencer su agudeza y fuerza, quebrando las notas caóticas de su violín en el aire y que le diera la muerte que ella deseaba… una cubierta por el silencio, sin llanto, sin pena, solo el descanso eterno de haber cumplido con su labor, traer desesperación y muerte en nombre de Ares.
Seguía observando el viento danzante a su alrededor. Torbellinos se formaban sobre el fuego y las llamas; se levantaban producto del aire que ella misma manipulaba. Su rostro no había cambiado en todo ese tiempo, siempre la misma frialdad y agudeza, estudiando cada detalle frente a ella, viendo que posibilidades había de que un enemigo pudiera vencerla en su propio juego. No podía dejar espacios abiertos para que esa técnica fallara, no había oportunidades para cometer errores que la deshonraran en batalla. Tenía que manipular el aire ya fuera frío o caliente lo suficientemente bien como para transformar el espacio alrededor de su enemigo y hacerlo caer en un profundo estado de desesperación, que no pudiera evitar ni si quiera con el poder de un dios intentando hacerla flanquear de su ambición de vencer.
La verdad, a Sarahissa le era indiferente vencer o ser vencida, lo que realmente deseaba era una buena batalla. Era por ello que entrenaba su cuerpo, su mente y hasta su alma, para olvidarlo todo cuando estuviera frente a un enemigo y sólo ser ella, Latrivan, la hechicera maldita. La necesidad que sentía su cuerpo de pelear, era inherte a ella para ese entonces. Sólo estaba cumpliendo con ser una pieza más de la obra de su señor, y estaba feliz con ello.
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Re: Claro entre las llamas eternas
Estaba feliz con ser una pieza del tablero de juego de Ares. Hubiese estado feliz incluso con ser el polvo bajo aquel tablero… cualquier cercanía a su señor la habría hecho gozar y desbordar una sensación de satisfacción. Era el propósito de su vida. Los dioses la habían creado simplemente para luchar, la desesperación y angustia eran su mejor arma.
Entre sus manos jugaba el aire calido del lugar. Entre sus dedos traspasaba esa onda transparente que traía con ella un suspiro de angustia, como un quejido que se prolonga en el tiempo hasta perderse. Cerró los ojos elevando su rostro hacia arriba, su corazón latía con bastante intensidad mientras buscaba en la tierra la cosmoenergía de su señor que la estaba llamando.
- Aun no… sólo un poco más de tiempo para que mi cuerpo sea digno de estar en su presencia.
Tenía que dominar aquella técnica antes de que pudiera estar al lado de Ares. No podía emprender su viaje a la tierra tan sólo manejando las técnicas más básicas de Latrivan. Cuando estuviese a la altura de estar en presencia de su amo, su señor Ares, el príncipe de la sangre y la guerra… sería el momento en que estuviera segura de que podría dar gloria a su ejercito y seguir sus ordenes sin importar cuales fueran, incluso asesinar un dios. Sus ojos fríos no demostraban en ningún sentido aquella pasión que le quemaba el interior, el amor desmedido hacia Ares y todo lo que él representaba. Nadie habría entendido aquello… sólo Ares tal vez.
Volvió a abrir los ojos y el mismo aire que fluía entre sus dedos empezó a acrecentarse, trayendo ya no sólo un quejido sino un verdadero llanto. Parecían niños llorando desconsoladamente… helaba la piel escucharlo. ¿Qué podría traer tanta desesperación a las almas más inocentes de todas? Un mensaje de muerte y desolación en el aire era la más clara señal de que el ejercito de Ares estaba en camino para destruir todo lo que estuviese en su camino. Cualquier enemigo habría temblado escuchando ese retumbar de llantos que hacía que el fuego se debilitara por miedo.
La técnica estaba casi completa. El cuerpo de Latrivan estaba volviendo lentamente a la normalidad, a su estado de guerrera innata. Estaba llegando al punto culmine de aquel entrenamiento en el cual su técnica se desenvolvería con plena potencia. De ser un éxito, podría ir en búsqueda de Ares o al menos volver a su templo esperando a su señor… de fracasar en lo que quería conseguir tendría que intensificar su entrenamiento. Sabía que en el horizonte había varios enemigos con los cuales luchar, y Sarahissa creía en que el ejercito de Ares traería consigo la victoria a su señor y la desgracia al resto del mundo.
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Entre sus manos jugaba el aire calido del lugar. Entre sus dedos traspasaba esa onda transparente que traía con ella un suspiro de angustia, como un quejido que se prolonga en el tiempo hasta perderse. Cerró los ojos elevando su rostro hacia arriba, su corazón latía con bastante intensidad mientras buscaba en la tierra la cosmoenergía de su señor que la estaba llamando.
- Aun no… sólo un poco más de tiempo para que mi cuerpo sea digno de estar en su presencia.
Tenía que dominar aquella técnica antes de que pudiera estar al lado de Ares. No podía emprender su viaje a la tierra tan sólo manejando las técnicas más básicas de Latrivan. Cuando estuviese a la altura de estar en presencia de su amo, su señor Ares, el príncipe de la sangre y la guerra… sería el momento en que estuviera segura de que podría dar gloria a su ejercito y seguir sus ordenes sin importar cuales fueran, incluso asesinar un dios. Sus ojos fríos no demostraban en ningún sentido aquella pasión que le quemaba el interior, el amor desmedido hacia Ares y todo lo que él representaba. Nadie habría entendido aquello… sólo Ares tal vez.
Volvió a abrir los ojos y el mismo aire que fluía entre sus dedos empezó a acrecentarse, trayendo ya no sólo un quejido sino un verdadero llanto. Parecían niños llorando desconsoladamente… helaba la piel escucharlo. ¿Qué podría traer tanta desesperación a las almas más inocentes de todas? Un mensaje de muerte y desolación en el aire era la más clara señal de que el ejercito de Ares estaba en camino para destruir todo lo que estuviese en su camino. Cualquier enemigo habría temblado escuchando ese retumbar de llantos que hacía que el fuego se debilitara por miedo.
La técnica estaba casi completa. El cuerpo de Latrivan estaba volviendo lentamente a la normalidad, a su estado de guerrera innata. Estaba llegando al punto culmine de aquel entrenamiento en el cual su técnica se desenvolvería con plena potencia. De ser un éxito, podría ir en búsqueda de Ares o al menos volver a su templo esperando a su señor… de fracasar en lo que quería conseguir tendría que intensificar su entrenamiento. Sabía que en el horizonte había varios enemigos con los cuales luchar, y Sarahissa creía en que el ejercito de Ares traería consigo la victoria a su señor y la desgracia al resto del mundo.
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Re: Claro entre las llamas eternas
Sarahissa estaba lista para efectuar la técnica que había estado practicando al menos algunas horas ya. Respiró profundamente buscando la concentración para que aquella bella audacia conociera el mundo. Consistía en una técnica que ocupaba el aire, la brisa, el viento, las ráfagas calidas o frías, para generar en su blanco un estado de pánico absoluto y por ello no era para nada fácil de manipular.
Sarahissa había estado practicando primero la forma en que su cuerpo reaccionaba a la brisa y si podía manipularla a su gusto simplemente con su cosmoenergía, acelerando las partículas a su alrededor lo suficiente para hacer mover el aire a gran velocidad. Esa técnica era producto directo de la aceleración, viajaba al pecho con rapidez traspasando la cosmoenergía del aire hacia el cuerpo de quien fuera envuelto en ella, y para ello, lo primero que debía lograr Sarahissa era concentrar todo el cosmo de la Berseker Latrivan para producir en su oponente lo que estaba buscando.
Con su dedo índice empezó a jugar lentamente haciendo círculos en el aire, como si estuviera sosteniendo una esfera invisible y tuviera que mantener el equilibrio. Todo a su alrededor empezó a brillar con una radiante cosmoenergía rojiza. La tierra se resquebrajaba al sentir la energía y peñascos empezaban a ser desprendidos al aire producto del viento que se formaba alrededor de la joven.
- Vermilion – Susurró, y de inmediato comenzó el espectáculo que estaba planeando.
Su cosmoenergía se expandió como si se tratara de una llama más entre ese bosque de fuego. El viento alrededor de Sarahissa lograba mover su cosmo, o tal vez era al revés. El ojo humano no lo podría haber entendido. Pero sí se veía como chispas hermosas de cosmoenergía rojiza se mezclaban con las ráfagas de viento produciendo una brisa que giraba sobre el dedo de Sarahissa destellando con fuerza como si se tratara de una estrella que va a explotar en cualquier instante.
El dedo índice de Sarahissa se seguía moviendo y pronto toda su mano, empezó a hacer aquel movimiento circular; la esfera creció y creció. Las chispas y destellos que se desprendían hacían que se viera como una gran esfera de fuego, pero era tan sólo aire moviéndose muy rápido junto con la cosmoenergía de Latrivan.
Y con un simple movimiento de su mano dejó que la esfera se desprendiera y con una velocidad increíble chocó al medio de la laguna de lava. La explosión de cosmoenergía hizo que el cabello de Sarahissa se moviera con gran fuerza hacia atrás, bailando con el viento que era impulsado contra ella. La expresión de la mujer no cambio, seguía mirando con frialdad todo el asunto, pero lograba ver que estaba cumpliendo su cometido… aquella esfera de viento estaba creciendo en medio del lago de lava, haciendo que hacia arriba se formara un torbellino violento.
Lo físico del ataque estaba completo, tendría que luchar contra un enemigo para comprobar que su cosmoenergía podía penetrar el cuerpo de adversarios causando que el aire se volviera rojizo por la sangre y el terror y no por el fuego alrededor que había ahora.
Era hora para salir de ahí, por lo cual se dio la media vuelta y emprendió un caminar pausando, sin expresión en el rostro. A sus espaldas continuaba aquel torbellino de fuego destrozando el bosque.
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Sarahissa había estado practicando primero la forma en que su cuerpo reaccionaba a la brisa y si podía manipularla a su gusto simplemente con su cosmoenergía, acelerando las partículas a su alrededor lo suficiente para hacer mover el aire a gran velocidad. Esa técnica era producto directo de la aceleración, viajaba al pecho con rapidez traspasando la cosmoenergía del aire hacia el cuerpo de quien fuera envuelto en ella, y para ello, lo primero que debía lograr Sarahissa era concentrar todo el cosmo de la Berseker Latrivan para producir en su oponente lo que estaba buscando.
Con su dedo índice empezó a jugar lentamente haciendo círculos en el aire, como si estuviera sosteniendo una esfera invisible y tuviera que mantener el equilibrio. Todo a su alrededor empezó a brillar con una radiante cosmoenergía rojiza. La tierra se resquebrajaba al sentir la energía y peñascos empezaban a ser desprendidos al aire producto del viento que se formaba alrededor de la joven.
- Vermilion – Susurró, y de inmediato comenzó el espectáculo que estaba planeando.
Su cosmoenergía se expandió como si se tratara de una llama más entre ese bosque de fuego. El viento alrededor de Sarahissa lograba mover su cosmo, o tal vez era al revés. El ojo humano no lo podría haber entendido. Pero sí se veía como chispas hermosas de cosmoenergía rojiza se mezclaban con las ráfagas de viento produciendo una brisa que giraba sobre el dedo de Sarahissa destellando con fuerza como si se tratara de una estrella que va a explotar en cualquier instante.
El dedo índice de Sarahissa se seguía moviendo y pronto toda su mano, empezó a hacer aquel movimiento circular; la esfera creció y creció. Las chispas y destellos que se desprendían hacían que se viera como una gran esfera de fuego, pero era tan sólo aire moviéndose muy rápido junto con la cosmoenergía de Latrivan.
Y con un simple movimiento de su mano dejó que la esfera se desprendiera y con una velocidad increíble chocó al medio de la laguna de lava. La explosión de cosmoenergía hizo que el cabello de Sarahissa se moviera con gran fuerza hacia atrás, bailando con el viento que era impulsado contra ella. La expresión de la mujer no cambio, seguía mirando con frialdad todo el asunto, pero lograba ver que estaba cumpliendo su cometido… aquella esfera de viento estaba creciendo en medio del lago de lava, haciendo que hacia arriba se formara un torbellino violento.
Lo físico del ataque estaba completo, tendría que luchar contra un enemigo para comprobar que su cosmoenergía podía penetrar el cuerpo de adversarios causando que el aire se volviera rojizo por la sangre y el terror y no por el fuego alrededor que había ahora.
Era hora para salir de ahí, por lo cual se dio la media vuelta y emprendió un caminar pausando, sin expresión en el rostro. A sus espaldas continuaba aquel torbellino de fuego destrozando el bosque.
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Re: Claro entre las llamas eternas
Caminé un tiempo bastante largo mientras contemplaba la belleza de aquel bosque maldecido cubierto de llamas, lugar muy acogedor y tranquilo, por lo menos si se es un berseker, ya que es su hogar, su dominio y territorio que habitan y custodian junto al mismísimo dios de la guerra Ares. Trataba de matar tiempo mientras esperaba a la llegara de mi dios, deseaba sabes como tomaría mi regreso, en ese nuevo cuerpo de mujer joven y atractiva, por supuesto que había sido condenada a vivir esa atormentada vida de destrucción a su servicio y no podía negarme, me llamaba, era una obligación y un deber que no podía dejar. Por eso permanecía tan tranquila, no sabía lo que iba a ocurrir en unos cuantos días pero sí estaba consciente de lo que representaba yo en el ejercito de Ares.
Caminando por medio de los árboles y llamas que rodeaban y cubrían el bosque cercano al templo de la guerra veía a unos cuantos metros un sitio donde había algo de humo y una especia de río de lava, donde dejaban de haber tantos árboles y vegetación. Comenzaba a aumentar más la temperatura del ambiente, eso me agradaba aún más que un simple viento cálido que me rodeaba. Me detuve al borde de la orilla y comencé a analizar el lugar con mi vista. Casi no lo recordaba, había ya siglos que no visitaba ese sitio, comenzaba a parecerme un bello lugar, estaba solitario pero podía sentir una leve presencia de cosmos, algún berseker había estado allí hacía pocas horas, lo sabía.
-Vaya... el ejército esta reuniéndose a gran velocidad...- dije en un tono de voz normal y relajada aunque algo arrogante. -Latrivan...- pronuncié luego, era el rastro de cosmos más fuerte que podía sentir en ese lugar. Ella estuvo en ese sitio y podía saberlo a la perfección. Solo restaba encontrar a todos los bersekers, por lo menos a los que habían llegado al Olimpo.
Me quedé inmóvil por unos minutos analizando la situación. Pronto miré al rojizo cielo y las partes de la armadura que cubrían mi cuerpo comenzaron a separarse formándose en el aire sobre el río de lava esa especie de dragón que representaba la armadura de Tafariel. Brillaba con un rojo intenso, el color mismo de la sangre. Al mismo instante en que sonreí la armadura se marchó volando como si se tratase de un animal verdadero. Iba a regresar al templo de Tafariel. Llevaba un vestido gris cubriendo mi cuerpo, éste era corto, a penas si llegaba a cubrir mis muslos. Mi cabello danzaba en el aire con la fuerza del viento provocado por mi cosmos.
Caminando por medio de los árboles y llamas que rodeaban y cubrían el bosque cercano al templo de la guerra veía a unos cuantos metros un sitio donde había algo de humo y una especia de río de lava, donde dejaban de haber tantos árboles y vegetación. Comenzaba a aumentar más la temperatura del ambiente, eso me agradaba aún más que un simple viento cálido que me rodeaba. Me detuve al borde de la orilla y comencé a analizar el lugar con mi vista. Casi no lo recordaba, había ya siglos que no visitaba ese sitio, comenzaba a parecerme un bello lugar, estaba solitario pero podía sentir una leve presencia de cosmos, algún berseker había estado allí hacía pocas horas, lo sabía.
-Vaya... el ejército esta reuniéndose a gran velocidad...- dije en un tono de voz normal y relajada aunque algo arrogante. -Latrivan...- pronuncié luego, era el rastro de cosmos más fuerte que podía sentir en ese lugar. Ella estuvo en ese sitio y podía saberlo a la perfección. Solo restaba encontrar a todos los bersekers, por lo menos a los que habían llegado al Olimpo.
Me quedé inmóvil por unos minutos analizando la situación. Pronto miré al rojizo cielo y las partes de la armadura que cubrían mi cuerpo comenzaron a separarse formándose en el aire sobre el río de lava esa especie de dragón que representaba la armadura de Tafariel. Brillaba con un rojo intenso, el color mismo de la sangre. Al mismo instante en que sonreí la armadura se marchó volando como si se tratase de un animal verdadero. Iba a regresar al templo de Tafariel. Llevaba un vestido gris cubriendo mi cuerpo, éste era corto, a penas si llegaba a cubrir mis muslos. Mi cabello danzaba en el aire con la fuerza del viento provocado por mi cosmos.
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Re: Claro entre las llamas eternas
-¿Que tal si actuamos como un Berseker de una vez por todas? Esto comienza a aburrirme de una manera casi insoportable- dije con una voz alta, nuevamente como si en mí hubiese dos personas en una. -Agg... comencemos nuestra labor, debe haber más insectos rondando por allí, quiero volver a ver a esos Bersekers.- continué luego. Por supuesto me sentía un ser superior, aquella que conocía muchos secretos entre los Berseker de Ares, creía ser alguien muy importante, aunque cada uno de los guerreros debía tener lo suyo, no lo dudaba, pero nunca iba a admitir que yo era igual que ellos, todos lo eran, seres infernales que solo gustaban de la destrucción y el caos, la guerra y la sangre y nada más que eso, estaba en su mente, en su naturaleza destructora.
El fuerte e hirviente viento dejaba danzar mis cabellos y las ropas en el aire, el fuego que cubría todo el bosque se abría hacia los lados expandiéndose más de lo que antes lo hacía. Mientras que aquel espeso río de lava que se encontraba a mis espaldas se agitaba bruscamente y haciendo salpicar aquella sustancia en los pastizales de la orilla, haciendo desaparecer parte de ellos enseguida, mientras se consumían por la magma hirviente. Sin esperar mucho más me dispuse a caminar en la misma dirección de la que había llegado al claro, debía salir de ese lugar y ponerme en marcha, en la misión de encontrar a los demás Bersekers por lo menos hasta la llegada del dios de la guerra, no había mucho más que hacer, la guerra aún estaba en su formación, los ejércitos se reunían de a poco, aún no era el momento de pensar en el futuro, era demasiado pronto, aunque no podía negar que pronto iba a ser el momento.
Sin más me decidí a salir del lugar, desapareciendo entre los árboles y el fuego eterno.
El fuerte e hirviente viento dejaba danzar mis cabellos y las ropas en el aire, el fuego que cubría todo el bosque se abría hacia los lados expandiéndose más de lo que antes lo hacía. Mientras que aquel espeso río de lava que se encontraba a mis espaldas se agitaba bruscamente y haciendo salpicar aquella sustancia en los pastizales de la orilla, haciendo desaparecer parte de ellos enseguida, mientras se consumían por la magma hirviente. Sin esperar mucho más me dispuse a caminar en la misma dirección de la que había llegado al claro, debía salir de ese lugar y ponerme en marcha, en la misión de encontrar a los demás Bersekers por lo menos hasta la llegada del dios de la guerra, no había mucho más que hacer, la guerra aún estaba en su formación, los ejércitos se reunían de a poco, aún no era el momento de pensar en el futuro, era demasiado pronto, aunque no podía negar que pronto iba a ser el momento.
Sin más me decidí a salir del lugar, desapareciendo entre los árboles y el fuego eterno.
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Re: Claro entre las llamas eternas
Caminaba despreocupada por entre las llamas de aquel destruido bosque del Olimpo con mi mente en blanco. En realidad en ese momento no había nada que me preocupara, pero sí había curiosidades que necesitaba averiguar. ¿Qué habría sido de mis hermanos a esta altura del “juego”? Todavía no sentía el cosmos de mi diosa en la tierra… al parecer no había despertado de su sueño, y el cosmos de Aramse… era difícil saberlo, se encontraba más débil que nunca, casi no podía sentirlo. Parecía ser que en aquel lugar, en las lejanías en Grecia, sólo Sheznarda se esforzaba por impresionar a Eris, si era, claro, que regresaría uno de esos días. Todo estaba tan confuso que ciertamente no sabía si iba a ser conveniente regresar en ese justo momento, o esperar un poco más.
Mi vista recorría los alrededores mientras que mis pasos me guiaban en un camino sin rumbo, sin saber realmente a dónde me dirigía. Tampoco conocía esos bosques cercanos al terreno del templo así que podía decirse que estaba explorando un poco hasta que pasara algo, o me dieran una misión o pudiera bajar a la tierra a completar mis asuntos pendientes con aquellos seres divinos y mis hermanos, Hambre y Sufrimiento.
Cuando menos me di cuenta desde detrás de mí apareció corriendo hacia el frente mi mascota, aquel pequeño gato negro que siempre me ayudaba en las batallas. Se paró frente a mí, obligándome a detener mi paso. Sentado me observaba fijamente, como hipnotizado. Entonces me agaché y acaricié su cabeza.
– ¿Pasa algo, pequeño? – musité en un tono amigable.
– Miau! Miau! – contestaba el pequeño, al mismo tiempo que se levantaba y se daba vuelta quedando de espaldas a mí, mirando hacia las profundidades del bosque, entre los árboles más oscuros. Allí podía distinguirse un brillo anaranjado sin igual, además claro de que se sentía una leve brisa más cálida y el humo podía verse a lo lejos. ¿Qué había allí?
– ¿Quieres que vayamos? Bueno… no creo que nos venga mal investigar un poco estos lugares. –
Mis palabras sonaban algo extrañadas, mientras que intrigada miraba hacia el fondo del bosque. No sabía qué era lo que allí podía haber.
El gato negro comenzó a avanzar rápidamente, por lo que lo seguí trotando a un paso medio, para alcanzarlo, pero no pasarlo. Fueron unos cuantos metros hasta llegar, pasar aquella oscuridad y divisar por fin lo que había más allá de ese bosque.
– Increíble… – dije al detenerme.
Al frente pude ver un enorme río de magma que corría ligeramente como si se tratase de agua. Algunos troncos flotaban allí, aunque no por mucho tiempo hasta que se hundían terminando destrozados por aquel líquido anaranjado y brillante, cubierto de fuego. A decir verdad nunca había imaginado como serían los extensos terrenos del Olimpo, una parte siendo el templo de la guerra y sus alrededores, eso era totalmente desconocido para mí. Cada sitio que recorría era sorprendente y a la vez peligroso. Era un lugar peculiar… algo extraño e increíble a la vez. Me agradaba.
– Este sería el lugar ideal para un entrenamiento cuando lo necesite. Se ve bien, enserio. –
Murmuré aquello para mí misma mientras que mi vista rondaba los alrededores del perímetro al que alcanzaba a ver. Seguramente iba a quedarme ahí bastante tiempo, hasta recorrer todo el lugar y poder acostumbrarme e identificar cada rincón. El tiempo en ese momento me sobraba y ya mi misión estaba cumplida, no podía marcharme del Olimpo aunque quisiera, y Ares aún no llegaba.
Mi vista recorría los alrededores mientras que mis pasos me guiaban en un camino sin rumbo, sin saber realmente a dónde me dirigía. Tampoco conocía esos bosques cercanos al terreno del templo así que podía decirse que estaba explorando un poco hasta que pasara algo, o me dieran una misión o pudiera bajar a la tierra a completar mis asuntos pendientes con aquellos seres divinos y mis hermanos, Hambre y Sufrimiento.
Cuando menos me di cuenta desde detrás de mí apareció corriendo hacia el frente mi mascota, aquel pequeño gato negro que siempre me ayudaba en las batallas. Se paró frente a mí, obligándome a detener mi paso. Sentado me observaba fijamente, como hipnotizado. Entonces me agaché y acaricié su cabeza.
– ¿Pasa algo, pequeño? – musité en un tono amigable.
– Miau! Miau! – contestaba el pequeño, al mismo tiempo que se levantaba y se daba vuelta quedando de espaldas a mí, mirando hacia las profundidades del bosque, entre los árboles más oscuros. Allí podía distinguirse un brillo anaranjado sin igual, además claro de que se sentía una leve brisa más cálida y el humo podía verse a lo lejos. ¿Qué había allí?
– ¿Quieres que vayamos? Bueno… no creo que nos venga mal investigar un poco estos lugares. –
Mis palabras sonaban algo extrañadas, mientras que intrigada miraba hacia el fondo del bosque. No sabía qué era lo que allí podía haber.
El gato negro comenzó a avanzar rápidamente, por lo que lo seguí trotando a un paso medio, para alcanzarlo, pero no pasarlo. Fueron unos cuantos metros hasta llegar, pasar aquella oscuridad y divisar por fin lo que había más allá de ese bosque.
– Increíble… – dije al detenerme.
Al frente pude ver un enorme río de magma que corría ligeramente como si se tratase de agua. Algunos troncos flotaban allí, aunque no por mucho tiempo hasta que se hundían terminando destrozados por aquel líquido anaranjado y brillante, cubierto de fuego. A decir verdad nunca había imaginado como serían los extensos terrenos del Olimpo, una parte siendo el templo de la guerra y sus alrededores, eso era totalmente desconocido para mí. Cada sitio que recorría era sorprendente y a la vez peligroso. Era un lugar peculiar… algo extraño e increíble a la vez. Me agradaba.
– Este sería el lugar ideal para un entrenamiento cuando lo necesite. Se ve bien, enserio. –
Murmuré aquello para mí misma mientras que mi vista rondaba los alrededores del perímetro al que alcanzaba a ver. Seguramente iba a quedarme ahí bastante tiempo, hasta recorrer todo el lugar y poder acostumbrarme e identificar cada rincón. El tiempo en ese momento me sobraba y ya mi misión estaba cumplida, no podía marcharme del Olimpo aunque quisiera, y Ares aún no llegaba.
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Re: Claro entre las llamas eternas
Caminaba lentamente en medio de los pocos árboles que se encontraban alrededor del perímetro, muy cerca de ese extraño río de lava. Podía sentir el ruido que alrededor del sitio se generaba. El sonido de la misma magna consumiendo los trozos de los troncos que caían después de ser devorados por las llamas furiosas que inundaban el bosque. Ese lugar era tan tranquilo que me permitía pensar con total libertad, sin distraerme de nada… o a lo sumo sí con el paisaje que desde allí podía divisarse. Un paisaje de total destrucción y caos, ese que era perfecto para mí.
Caminé y caminé hasta que me cansé. Me acerqué hasta la orilla del río hirviente y miré detenidamente el líquido burbujeante, espeso y rojizo que corría bajo mis pies. Parecía el agua del mar, cuando el viento se levantaba furioso y arremetía contra las tranquilas olas, provocando un movimiento sin igual en éstas. Lo mismo podía ver en aquella lava que corría hacia un destino incierto. Como yo, que por el momento no tenía a mi querida diosa, me sentía tan sola y nada podía hacer. Las cosas iban lentas y para mí aburrían, cansaban. Si no tenía nada que hacer me sentía una inútil que para nada existía en ese mundo de fracasados mortales.
– Este no es el destino que hubiera elegido. Quizás no era para mí, pero… – mis ojos brillaron con un destello sin igual, mientras que mi mirada fija se deleitaba con lo hermoso de aquella sustancia hirviente. – …me ha rescatado de una peor realidad. Aunque quizás… sería mejor morir que hacer sufrir a mis compañeros. –
A veces sentía que al ser yo, alguien un tanto “especial”, el hecho de querer tomar decisiones por mi cuenta y buscar constantemente el poder a costas de los demás, sin importarme herirlos, humillarlos o causar desorden, me convertía en un ser peligroso, incluso para mi propia persona. No podía estar cerca de nadie y eso me constaba, por los constantes desastres que a veces causaba al tener personas que “confiaran en mí”. Pero yo sólo confiaba en mi diosa y ella no estaba por el momento.
Lo cierto era que yo misma había elegido tomar cada decisión que me llevó hasta donde estaba en ese momento. Aunque dudara que lo ocurrido, yo sabía que nunca iba a arrepentirme y me haría cargo de cada cosa, porque así era yo. Mi orgullo era más grande… y yo era quien era por eso mismo. Mi actitud me obligó a avanzar y convertirme en el fantasma que en ese momento yo era. Y no me iba a detener, quería ganar más poder, ser superior… a cualquier precio.
– Ja! ¿A quién quiero engañar? – al decir aquello dejé mostrar mi cosmos, elevándolo de una manera leve pero notoria. – Soy el fantasma de la muerte… superior entre mis hermanos. Nada podrá detenerme en mi objetivo… llegaré a tener tanto poder que me permita acabar con todo aquel que se interponga en mi camino. –
Dije en un tono algo elevado, mostrando una absoluta seguridad tanto en mi voz como en mi semblante.
Caminé y caminé hasta que me cansé. Me acerqué hasta la orilla del río hirviente y miré detenidamente el líquido burbujeante, espeso y rojizo que corría bajo mis pies. Parecía el agua del mar, cuando el viento se levantaba furioso y arremetía contra las tranquilas olas, provocando un movimiento sin igual en éstas. Lo mismo podía ver en aquella lava que corría hacia un destino incierto. Como yo, que por el momento no tenía a mi querida diosa, me sentía tan sola y nada podía hacer. Las cosas iban lentas y para mí aburrían, cansaban. Si no tenía nada que hacer me sentía una inútil que para nada existía en ese mundo de fracasados mortales.
– Este no es el destino que hubiera elegido. Quizás no era para mí, pero… – mis ojos brillaron con un destello sin igual, mientras que mi mirada fija se deleitaba con lo hermoso de aquella sustancia hirviente. – …me ha rescatado de una peor realidad. Aunque quizás… sería mejor morir que hacer sufrir a mis compañeros. –
A veces sentía que al ser yo, alguien un tanto “especial”, el hecho de querer tomar decisiones por mi cuenta y buscar constantemente el poder a costas de los demás, sin importarme herirlos, humillarlos o causar desorden, me convertía en un ser peligroso, incluso para mi propia persona. No podía estar cerca de nadie y eso me constaba, por los constantes desastres que a veces causaba al tener personas que “confiaran en mí”. Pero yo sólo confiaba en mi diosa y ella no estaba por el momento.
Lo cierto era que yo misma había elegido tomar cada decisión que me llevó hasta donde estaba en ese momento. Aunque dudara que lo ocurrido, yo sabía que nunca iba a arrepentirme y me haría cargo de cada cosa, porque así era yo. Mi orgullo era más grande… y yo era quien era por eso mismo. Mi actitud me obligó a avanzar y convertirme en el fantasma que en ese momento yo era. Y no me iba a detener, quería ganar más poder, ser superior… a cualquier precio.
– Ja! ¿A quién quiero engañar? – al decir aquello dejé mostrar mi cosmos, elevándolo de una manera leve pero notoria. – Soy el fantasma de la muerte… superior entre mis hermanos. Nada podrá detenerme en mi objetivo… llegaré a tener tanto poder que me permita acabar con todo aquel que se interponga en mi camino. –
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Re: Claro entre las llamas eternas
Todo alrededor continuaba silencioso y en calma. Solamente se oía el suave ruido de la lava consumiendo los obstáculos del bosque que iban siendo atrapados en ese hondo mar. El cielo brillaba de un rojo intenso y el calor se tornaba insoportable para la presencia de cualquier humano en ese lugar. Aunque humanos no había ya ninguno en las cercanías. Yo me dedicaba a observar los alrededores tratando de comprender aún mejor la situación en la que me encontraba. No me interesaba mucho lo que pensaran mis hermanos, yo esperaría sólo a mi diosa, sólo a ella tenía que proteger.
– Me estoy cansando de esperar… quizás si tuviera algo mejor que hacer… – me decía eso a mí misma mirando fijamente la lava que corría a gran velocidad en el curso de ese mar.
Suspiré largamente y me quedé paralizada por un momento. Ya no sabía qué pensar. Todo era un desastre en el reino de la discordia, y lo peor de todo era que por el momento yo nada podía hacer para arreglar las cosas. Quizás era la única que tenía el valor para enfrentarme cara a cara a esos dioses que tenían encargado protegernos, y tratar de movilizar la situación que estaba atascada y Eris no regresaba, eso era lo peor.
– Desde aquí no puedo hacer nada. Tengo que pensar en algo… –
Me di media vuelta mirando fijamente en la dirección por la cual había llegado a ese claro en medio del bosque. Tenía que ganar más fuerza, fortaleza para poder salir del olimpo por mi propia cuenta y encargarme yo misma de los asuntos en el templo de la discordia, ya que los demás parecían ser todos unos inútiles.
Suspiré una vez más para así comenzar a caminar lentamente.
– Me estoy cansando de esperar… quizás si tuviera algo mejor que hacer… – me decía eso a mí misma mirando fijamente la lava que corría a gran velocidad en el curso de ese mar.
Suspiré largamente y me quedé paralizada por un momento. Ya no sabía qué pensar. Todo era un desastre en el reino de la discordia, y lo peor de todo era que por el momento yo nada podía hacer para arreglar las cosas. Quizás era la única que tenía el valor para enfrentarme cara a cara a esos dioses que tenían encargado protegernos, y tratar de movilizar la situación que estaba atascada y Eris no regresaba, eso era lo peor.
– Desde aquí no puedo hacer nada. Tengo que pensar en algo… –
Me di media vuelta mirando fijamente en la dirección por la cual había llegado a ese claro en medio del bosque. Tenía que ganar más fuerza, fortaleza para poder salir del olimpo por mi propia cuenta y encargarme yo misma de los asuntos en el templo de la discordia, ya que los demás parecían ser todos unos inútiles.
Suspiré una vez más para así comenzar a caminar lentamente.
Pandora1- Espectro de Hades
- Reino : Giudecca
Inframundo
Ataques :
AD - Soul Squad (3900)*
AD - Soul Explosion (4000)*
AM - Sombra de la Muerte (4100)
AM - Cosmos Oscuro (4200)*
AM - Hell of Death (4300)*
AF - Demon Army (4500)*
AF - Muerte y Putrefacción (4600)*
Defensa :
Muro de Almas
DE - Phantom of Death
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Re: Claro entre las llamas eternas
Me adentré entre los matorrales y plantas de todo el lugar. Todo el bosque en llamas se abría con la débil ventisca de la energía que mi cuerpo liberaba, mientras cada paso iba avanzando un poco más en busca de la salida de ese terrorífico bosque. No podía hacer nada más que pasearme por el olimpo sin hacer nada. Tenía que esperar a que alguien me liberara de ese lugar ya que mi tarea había terminado hacía bastante tiempo y yo tenía bastantes asuntos que arreglar en mi hogar, en Grecia, en el templo de la discordia.
– ¡Hey no te tardes pequeño! Tenemos que ver que hacemos ahora. – dije en un tono bastante elevado mientras echaba un pequeño vistazo hacia atrás, mirando a mi mascota quien me seguía sin dudarlo.
No quería estar más tiempo allí pues no podía hacer nada con mis compañeros, a quienes quería concienciar sobre la situación que estábamos viviendo, ya conociendo los planes que el dios de la guerra tenía para con sus bersekers, a quienes no apreciaba mucho que digamos. O al menos tenía que ver la forma de apurar un poco los asuntos, ver como hacer para que la diosa de la discordia despertara de una vez por todas y que hiciéramos algo para avanzar. Estábamos siempre estancados en el mismo plan de esperar y esperar, y eso no me gustaba para nada.
Entonces sin pensarlo más aumenté el paso para caminar en dirección a la salida de ese bosque, en busca del templo de Ares.
– ¡Hey no te tardes pequeño! Tenemos que ver que hacemos ahora. – dije en un tono bastante elevado mientras echaba un pequeño vistazo hacia atrás, mirando a mi mascota quien me seguía sin dudarlo.
No quería estar más tiempo allí pues no podía hacer nada con mis compañeros, a quienes quería concienciar sobre la situación que estábamos viviendo, ya conociendo los planes que el dios de la guerra tenía para con sus bersekers, a quienes no apreciaba mucho que digamos. O al menos tenía que ver la forma de apurar un poco los asuntos, ver como hacer para que la diosa de la discordia despertara de una vez por todas y que hiciéramos algo para avanzar. Estábamos siempre estancados en el mismo plan de esperar y esperar, y eso no me gustaba para nada.
Entonces sin pensarlo más aumenté el paso para caminar en dirección a la salida de ese bosque, en busca del templo de Ares.
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