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[Villa Almenara] Residencia de Talos
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[Villa Almenara] Residencia de Talos
La villa Almenara se encontraba en la parte mas alta de una no muy grande montaña en Roma, y a su vez era la mas alejada de las demas, se debia pasar por un camino de 20 minutos el cual estaba marcado por un conjunto de arboles que marcaban el camino, al llegar habia un gran porton a la entrada, el cual da a un pequeño patio para recibir a los caballos, aunque Talos habia estado por años fuera de la Villa sus sirvientes se habian encargado de mantenerla en excelente estado, por el cariño y respeto que le tenian al general ausente, la encargada de mantener todo bien en aquel lugar era Luccia, una hermosa esclava de ojos verdes, tez un poco morena y unos largos cabellos negros, era la esclava preferida de Talos años despues de que habia decidido recuperarse de su infortunio, era una mujer proveniente de Marruecos a quien Talos le habia dado su protecccion y simplemente le debia la vida. Tan pronto se pasaba el recibidor habia un gran patio principal, el cual conectaba a las dierentes alas de la residencia, la habitacion de talos, el comedor, un gran salon y demas.
En la parte trasera de la casa se encontraba una gran piscina que era usado como lugar para fiestas, aunque hace años que no se celebrase una en ese lugar, adornado por una serie de estatuas que conmemoraban a los dioses y varios piños que cercaban el lugar, la villa por su ubicacion en la montaña era un buen lugar para el cultivo de olivos y la creacion de vinos que se extendian por la parte trasera de la casa.
Talos llego en su caballo, su rostro denotaba un poco de procupacion y cansancio, los sirvientes se mostraron felices al ver a su joven señor de vuelta despues de esa ardua campaña aunque un poco sorprendidos, desconocian de la noticia, lo que significaba que el combate en Persia aun no habia terminado, la unica que no mostraba esa sorpresa era Luccia, ya que antes habia recibido un mensaje de Talos y habia mandado a Alizé con unas cosas que requeria el general en esos momentos.
El peliplata no comento nada solo pidio que le dejaran en paz y le preparasen un baño, estaba agotado por el viaje y estresado solo queria descansar y relajarse.
- Luccia, una cosa, que nadie me interrumpa mientras descanso y si llega a aparecer ese tonto de Alizé, me avisas - respondio el general mientras se adentraba a sus aposentos a descansar.
En la parte trasera de la casa se encontraba una gran piscina que era usado como lugar para fiestas, aunque hace años que no se celebrase una en ese lugar, adornado por una serie de estatuas que conmemoraban a los dioses y varios piños que cercaban el lugar, la villa por su ubicacion en la montaña era un buen lugar para el cultivo de olivos y la creacion de vinos que se extendian por la parte trasera de la casa.
Talos llego en su caballo, su rostro denotaba un poco de procupacion y cansancio, los sirvientes se mostraron felices al ver a su joven señor de vuelta despues de esa ardua campaña aunque un poco sorprendidos, desconocian de la noticia, lo que significaba que el combate en Persia aun no habia terminado, la unica que no mostraba esa sorpresa era Luccia, ya que antes habia recibido un mensaje de Talos y habia mandado a Alizé con unas cosas que requeria el general en esos momentos.
El peliplata no comento nada solo pidio que le dejaran en paz y le preparasen un baño, estaba agotado por el viaje y estresado solo queria descansar y relajarse.
- Luccia, una cosa, que nadie me interrumpa mientras descanso y si llega a aparecer ese tonto de Alizé, me avisas - respondio el general mientras se adentraba a sus aposentos a descansar.
Talos- Juez del Inframundo
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Defensa :
Kyrios
Cantidad de envíos : 150
Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
Un joven con los ojos tristes y poseedor de una cabellera que no se definía entre el anaranjado y el rosado, entró en la villa Almenara montado en un hermoso corcel blanco, de hermoso y reluciente pelaje albino, que se desplazaba con gracia y un andar imponente. Además de ser un magnifico animal también parecía obedecer a Alizé más de lo que debería hacer un caballo normal, pues cuando lo dejo en una de las calles del mercado éste regreso hacía él sin que lo pidiera, encontrándose con su amo.
A caballo Alizé no demoró más de lo estimado en volver a la villa. Siempre que cabalgaba de vuelta sentía un escalofrío en la espalda, pues cuando entraba en una de ellas no podía evitar pensar en Endimión, pues el sitio compartia cierto parentesco con la residencia de su dueño anterior. El hombre acaudalado y de gran influencia con el que vivió mucho antes de conocer a Talos. Tenía un mal presentimiento, sabía que Talos estaría enojado por lo ocurrido en las montañas, pero trataría de poner la mejor cara posible para disimular la tristeza. Aunque eso era imposible, además de ser un pésimo mentiroso también tenía esos expresivos ojos azules que confesaban la verdad cuando se les miraba fijamente.
Así pues el jovencito saltó del caballo y lo dejó en manos de uno de los tantos sirvientes. -Tenga, esto es para usted, pero le pido que deje de mirarme así.- De su bolsa sacó dos monedas de oro que entregó al sirviente, el cual se fue con el caballo mostrando una sonrisa de oreja a oreja al obtener esas monedas. Sólo se las había dado para que no le hiciera ninguna pregunta, no tenia deseos de ser molestado, menos de tener que darle explicaciones a la servidumbre de por qué sus ojos estaban inundados en lagrimas.
Antes de entrar extrajo un pañuelo del interior de sus ropas y lo uso para limpiarse el rostro, tratando de verse calmado y de ignorar los eventos poco agradables que había experimentado en el día. Los sirvientes lo miraban de forma extraña, y una de ellas, la mujer de cabellos oscuros y ojos verdes, que era a la que Talos tenia de encargada del lugar, lo miró de reojo y luego se fue a otro lugar, probablemente a informarle a Talos que él ya estaba ahí.
Estaba esperando un regaño o un castigo por parte de Talos, pues no lucía muy complacido con él cuando lo empujó e hizo que cayera de su caballo. Esperaba lo peor. Ahí se encontraba Alizé, en espera de que la mujer regresara y le ordenara ir a donde Talos.
A caballo Alizé no demoró más de lo estimado en volver a la villa. Siempre que cabalgaba de vuelta sentía un escalofrío en la espalda, pues cuando entraba en una de ellas no podía evitar pensar en Endimión, pues el sitio compartia cierto parentesco con la residencia de su dueño anterior. El hombre acaudalado y de gran influencia con el que vivió mucho antes de conocer a Talos. Tenía un mal presentimiento, sabía que Talos estaría enojado por lo ocurrido en las montañas, pero trataría de poner la mejor cara posible para disimular la tristeza. Aunque eso era imposible, además de ser un pésimo mentiroso también tenía esos expresivos ojos azules que confesaban la verdad cuando se les miraba fijamente.
Así pues el jovencito saltó del caballo y lo dejó en manos de uno de los tantos sirvientes. -Tenga, esto es para usted, pero le pido que deje de mirarme así.- De su bolsa sacó dos monedas de oro que entregó al sirviente, el cual se fue con el caballo mostrando una sonrisa de oreja a oreja al obtener esas monedas. Sólo se las había dado para que no le hiciera ninguna pregunta, no tenia deseos de ser molestado, menos de tener que darle explicaciones a la servidumbre de por qué sus ojos estaban inundados en lagrimas.
Antes de entrar extrajo un pañuelo del interior de sus ropas y lo uso para limpiarse el rostro, tratando de verse calmado y de ignorar los eventos poco agradables que había experimentado en el día. Los sirvientes lo miraban de forma extraña, y una de ellas, la mujer de cabellos oscuros y ojos verdes, que era a la que Talos tenia de encargada del lugar, lo miró de reojo y luego se fue a otro lugar, probablemente a informarle a Talos que él ya estaba ahí.
Estaba esperando un regaño o un castigo por parte de Talos, pues no lucía muy complacido con él cuando lo empujó e hizo que cayera de su caballo. Esperaba lo peor. Ahí se encontraba Alizé, en espera de que la mujer regresara y le ordenara ir a donde Talos.
Alize- Cantidad de envíos : 83
Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
La habitacion de Talos era el sitio mas grande de la casa, poseia una enorme cama tallada en madera, un trabajo que solo podia ser hecho por los mejores artesanos romanos, asi como los diversos muebles que adornaban aquel lugar, el sitio de descanso del general tenia las paredes pintadas en un verde oliva, las ventanas estaban tapadas por unas cortinas de fina seda mientras varias estatuas de marmol eran como testigos silenciosos de lo que sucedia en aquel lugar, Talos era un coleccionista le encantaba tener en su pared muchas espadas y armas de recuerdo de sus enemigos, como trofeos de guerra de sus multiples conquistas, al lado derecho habia un marco de una puerta el cual conectaba a su habitacion, el vapor del agua salia de aquel lugar producido por el agua caliente. Justo alli quedaba un baño de aguas termales, una fina baldosa recubria el recinto donde en las paredes se recreaban ninfas que sonreian desnudas en campos o cerca de rios, tipico de los gustos de los adinerados.
En el medio del baño se encontraba Talos sumergido en una bañera grande, desnudo, acompañado de un par de hermosas esclavas que tambien se encontraban en aquel estado, una de ellas le masajeaba el cuello y la espalda mientras la otra se dedicaba a limpiar su cuerpo, el joven se encontraba relajado en aquel lugar, tratando de dejar a un lado las preocupaciones que recientemente habia roto aquella calma, una hermosa mujer de cabellos negro entro al lugar, era Luccia, como lo esperaba no hablo mayor cosa con Alizé, ya que tal vez el chico sentia envidia de aquella mujer, acaso Talos se conformaria con los placeres que le ofrecia aquel chiquillo? Luccia era una hermosa adquisicion, asi consideraba a Alizé y Luccia y de hecho a todos sus esclavos, objetos y adquisiciones, como los animales, cuidarlos para que den lo mejor que si y sacrificarles cuando son obsoletos.
Luccia volvio a donde estaba Alizé, Talos le habia pedido desde el primer dia en que el muchacho entro a la villa que lo tratara bien, asi seria mas facil llevar las cosas entre sus amantes, Luccia habia aprendido muy bien de Talos a mentir y mostrar mascaras frente a las personas asi que siempre se mostraba alegre y cordial frente aquel niño, la chica se acerco a Alizé al volver de la habitacion de Talos, lo abrazo calidamente y seco una lagrima que el joven no pudo ocultar con su pañuelo.
- Debes entenderlo Alizé, se lo que paso y son muchas cosas juntas que han pasado y que ahora comprometen el futuro de Roma entera, de cierto modo se siente culpable por lo que paso - la mujer beso su frente como si fuese una madre protegiendo a su hijo - Esta en su habitacion tomando un baño, si quieres ve a hablar con el, ya no esta tan enojado como cuando llego - La mujer le sonrio y lo dejo, debia preparar unas cosas en la villa.
En el medio del baño se encontraba Talos sumergido en una bañera grande, desnudo, acompañado de un par de hermosas esclavas que tambien se encontraban en aquel estado, una de ellas le masajeaba el cuello y la espalda mientras la otra se dedicaba a limpiar su cuerpo, el joven se encontraba relajado en aquel lugar, tratando de dejar a un lado las preocupaciones que recientemente habia roto aquella calma, una hermosa mujer de cabellos negro entro al lugar, era Luccia, como lo esperaba no hablo mayor cosa con Alizé, ya que tal vez el chico sentia envidia de aquella mujer, acaso Talos se conformaria con los placeres que le ofrecia aquel chiquillo? Luccia era una hermosa adquisicion, asi consideraba a Alizé y Luccia y de hecho a todos sus esclavos, objetos y adquisiciones, como los animales, cuidarlos para que den lo mejor que si y sacrificarles cuando son obsoletos.
Luccia volvio a donde estaba Alizé, Talos le habia pedido desde el primer dia en que el muchacho entro a la villa que lo tratara bien, asi seria mas facil llevar las cosas entre sus amantes, Luccia habia aprendido muy bien de Talos a mentir y mostrar mascaras frente a las personas asi que siempre se mostraba alegre y cordial frente aquel niño, la chica se acerco a Alizé al volver de la habitacion de Talos, lo abrazo calidamente y seco una lagrima que el joven no pudo ocultar con su pañuelo.
- Debes entenderlo Alizé, se lo que paso y son muchas cosas juntas que han pasado y que ahora comprometen el futuro de Roma entera, de cierto modo se siente culpable por lo que paso - la mujer beso su frente como si fuese una madre protegiendo a su hijo - Esta en su habitacion tomando un baño, si quieres ve a hablar con el, ya no esta tan enojado como cuando llego - La mujer le sonrio y lo dejo, debia preparar unas cosas en la villa.
Talos- Juez del Inframundo
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Kyrios
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
Mientras esperaba el regreso de la mujer, el chico permaneció de pie mirando fijamente al suelo, quería seguir llorando a mares, estaba tan triste pero ya no sabía el porqué de hacerlo. Talos lo lastimo, lo había pisoteado y eso provocaba sensaciones desagradables. Es que ya no era lo mismo de hace años; cuando Talos se enojaba con él por cosas de esa misma naturaleza se reconciliaban de inmediato pero, no era igual que antes, algo cambio pero no podía saber que era. Y cada vez, por extraño que sonara, podía jurar que veía el rostro de Endimión detrás de Talos. Quizá el mal trato por parte del peliplata había activado los miedos del pasado, las pesadillas que le había hecho vivir el primer dueño de su corazón.
Aún podía escuchar las palabras dulces que Endimión susurraba a su oído, prometiéndole cosas como amor y felicidad, pero nunca cumplió nada que lo que le juro. Endimión, Talos... ya no era capaz de diferenciar al uno del otro, pues ambos le habían hecho daño, pero el primero seguía siendo el peor: fue un hombre detestable y asqueroso que privó a un niño de su infancia con los actos perversos que perpetró sobre su cuerpo. Quizá Talos era una rata, pero el rey de las ratas gordas y asquerosas siempre seria Endimión desde el punto de vista de Alizé. La mujer de cabello negro volvió después de unos minutos fuera, ésta lo abrazó y lo besó en la frente en un intento por consolarlo.
El joven le sonrió, aunque esa actitud podría ser totalmente sospechosa, pues cuando la mujer vio a Alizé entrar tenia una clara expresión de desagrado hacía el jovencito, y ahora hasta lo abrazaba. Pero él era un joven demasiado inocente y con una nobleza que le impedía pensar mal de otros. Asintió con la cabeza alegremente y se dirigió a las termas para ver a Talos. Si lo que la mujer le decía era verdad podía esperar ver a su señor sonriéndole.
Alizé entró en los baños, donde Talos era atendido por dos esclavas. El chico se sonrojó inmediatamente y se cubrió los ojos con las manos, no quería ver eso, experimentaba vergüenza ajena. Alizé viró su cuerpo y comenzó a hablar.
-Endimión, ¿ya no estás enfadado por lo de las montañas?- dijo mientras rascaba su enrojecida mejilla izquierda y miraba las ilustraciones que decoraban el lugar, todo lo posible para no ver a Talos y a las mujeres en esa condición que le resultaba tan vergonzosa.
... ¿Lo he llamado Endimión?
Pensó mientras su rostro se tornaba pálido y sentía que el último soplo de aire se le iba. -Lo siento Talos, no sé en que estoy pensando. Creo que debo irme.- dijo manteniendo su rostro oculto bajo sus manos, pero ya no era por la pena, ahora había sido poseído por el miedo.
Aún podía escuchar las palabras dulces que Endimión susurraba a su oído, prometiéndole cosas como amor y felicidad, pero nunca cumplió nada que lo que le juro. Endimión, Talos... ya no era capaz de diferenciar al uno del otro, pues ambos le habían hecho daño, pero el primero seguía siendo el peor: fue un hombre detestable y asqueroso que privó a un niño de su infancia con los actos perversos que perpetró sobre su cuerpo. Quizá Talos era una rata, pero el rey de las ratas gordas y asquerosas siempre seria Endimión desde el punto de vista de Alizé. La mujer de cabello negro volvió después de unos minutos fuera, ésta lo abrazó y lo besó en la frente en un intento por consolarlo.
El joven le sonrió, aunque esa actitud podría ser totalmente sospechosa, pues cuando la mujer vio a Alizé entrar tenia una clara expresión de desagrado hacía el jovencito, y ahora hasta lo abrazaba. Pero él era un joven demasiado inocente y con una nobleza que le impedía pensar mal de otros. Asintió con la cabeza alegremente y se dirigió a las termas para ver a Talos. Si lo que la mujer le decía era verdad podía esperar ver a su señor sonriéndole.
Alizé entró en los baños, donde Talos era atendido por dos esclavas. El chico se sonrojó inmediatamente y se cubrió los ojos con las manos, no quería ver eso, experimentaba vergüenza ajena. Alizé viró su cuerpo y comenzó a hablar.
-Endimión, ¿ya no estás enfadado por lo de las montañas?- dijo mientras rascaba su enrojecida mejilla izquierda y miraba las ilustraciones que decoraban el lugar, todo lo posible para no ver a Talos y a las mujeres en esa condición que le resultaba tan vergonzosa.
... ¿Lo he llamado Endimión?
Pensó mientras su rostro se tornaba pálido y sentía que el último soplo de aire se le iba. -Lo siento Talos, no sé en que estoy pensando. Creo que debo irme.- dijo manteniendo su rostro oculto bajo sus manos, pero ya no era por la pena, ahora había sido poseído por el miedo.
Alize- Cantidad de envíos : 83
Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
Talos miraba hacia el techo del baño, sus cabellos mojados caian por su rostro y ensombrecian su mirada, miraba la escena de unas ninfas que jugaban por unos arboles, se sentia mas relajado que antes con los masajes que las esclavas le habian dado, de algun modo le habian ayudado a olvidar los problemas que ahora tenia, lo que menos le preocupaba a el era el destino de Roma sino el propio, no solo por lo que ocurriria en el frente de batalla, sus acciones y demas, sino por que alguien le habia enviado al emperador una carta donde le comentaba el regreso de su supuesto hijo muerto, es claro que esa carta nunca fue vista por los ojos del esperador, Talos se encargo de ello, eran momentos dificiles en Persia y permitir que el emperador volviera a Roma por el amor que le tenia a su primogenito era algo un lujo que el ejercito romano no se podia dar en esos momentos, tarde o temprano alguien lo sabria, bien seria Vergilius o bien Octavius, pero con el segundo seria la peor de las opciones, su ira en contra del general no tendria limites.
Y ahora Alizé, otro problema en una serie de problemas, el unico sentimiento de afecto que alguna vez Talos sintio en su vida fue por sus padres y por su hermana, por nadie mas, Alizé tal vez pensaba que lo que sentia Talos por el era amor, pero estaba totalmente equivocado, el corazon del general era un agujero negro que nada ni nadie podia llenar despues de la perdida de su familia, tal vez la gloria le hacia olvidar ese terrible dolor, sentirse un dios, ser condecorado, alabado, Alizé era mas bien un contentillo para cuando se sentia miserable y queria descargarse con alguien pero ahora aquel joven se estaba tomando atribuciones que no eran, Talos idolatraba aquella belleza que traia la juventud y Alizé era como un hermoso faisan, un ave exotica, una pieza de coleccion, algo inigualabre, es por ello que Talos aun le soportaba y perdia el tiempo mintiendole y haciendole creer que de verdad le amaba, como todas las personas a su alrededor era un juguete, al mens Luccia ya sabia como era Talos y aceptaba lo que hiciera el con ella, la mujer era igual al general asi que sabia como manejar sus sentimientos para evitar problemas con el.
Alize entro en el baño, le daba verguenza denotar la desnudes de Talos, mas bien la desnudes de las esclavos por que con Talos ya habia pasado demasiadas noches, el general ordeno a las siervas que se fueran del lugar, el cuerpo de Talos es perfecto, sus musculos perfectamente marcados pero no tanto, rondando en la linea de lo hermoso y lo varonil, sus largos cabellos plateados caian sobre sus hombros y cubrian su cara debido a que estaban mojados, Talos se mostraba con total seriedad en lugar de estarse diviertiendo con aquellas esclavas, eran mas ssus preocupaciones. Pero hubo algo que otra vez le saco que casillas, escuchar el nombre del antiguo amo de Alizé... que se creia ese bastardo? que lo podia comparar con la primera basura que le habia tratado mal? Talos habia sido cuidadoso en el trato, moldeando la mente del muchacho para que lo viera como un salvador, como su mas grande tesoro, y ahora esto?... El general penso en levantarse para abrazar al joven y comenzar una estupida escena de reconciliacion pero se detuvo inmediatamente, se volvio a mater en la bañera, apoyo uno de sus brazos en la orilla mientras se acercaba una copa con vino que le habian traido las esclavas para relajarse aun mas, miro a otro lado, mientras su tono de voz parecia mas serio.
- Es verdad, debe irse, quiero que tome sus cosas Alizé y se largue de mi casa inmediatamente, espero que tenga esas bolsas con monedas de oro que le mande traer, eso le alcanzara para mantenerse un mes mientras consigue como subsistir -
Bebio un largo sorbo de vino mientras apretaba fuertemente la copa de cristal, esta se rompio en mil pedazos causando que se cortara la mano derecha, las gotas de sangre caian en la bañera, mientras en alrededor de la misma, la fina baldosa se iba manchando de sangre y vino
- En mi casa no tolero los desagradecidos -
Y ahora Alizé, otro problema en una serie de problemas, el unico sentimiento de afecto que alguna vez Talos sintio en su vida fue por sus padres y por su hermana, por nadie mas, Alizé tal vez pensaba que lo que sentia Talos por el era amor, pero estaba totalmente equivocado, el corazon del general era un agujero negro que nada ni nadie podia llenar despues de la perdida de su familia, tal vez la gloria le hacia olvidar ese terrible dolor, sentirse un dios, ser condecorado, alabado, Alizé era mas bien un contentillo para cuando se sentia miserable y queria descargarse con alguien pero ahora aquel joven se estaba tomando atribuciones que no eran, Talos idolatraba aquella belleza que traia la juventud y Alizé era como un hermoso faisan, un ave exotica, una pieza de coleccion, algo inigualabre, es por ello que Talos aun le soportaba y perdia el tiempo mintiendole y haciendole creer que de verdad le amaba, como todas las personas a su alrededor era un juguete, al mens Luccia ya sabia como era Talos y aceptaba lo que hiciera el con ella, la mujer era igual al general asi que sabia como manejar sus sentimientos para evitar problemas con el.
Alize entro en el baño, le daba verguenza denotar la desnudes de Talos, mas bien la desnudes de las esclavos por que con Talos ya habia pasado demasiadas noches, el general ordeno a las siervas que se fueran del lugar, el cuerpo de Talos es perfecto, sus musculos perfectamente marcados pero no tanto, rondando en la linea de lo hermoso y lo varonil, sus largos cabellos plateados caian sobre sus hombros y cubrian su cara debido a que estaban mojados, Talos se mostraba con total seriedad en lugar de estarse diviertiendo con aquellas esclavas, eran mas ssus preocupaciones. Pero hubo algo que otra vez le saco que casillas, escuchar el nombre del antiguo amo de Alizé... que se creia ese bastardo? que lo podia comparar con la primera basura que le habia tratado mal? Talos habia sido cuidadoso en el trato, moldeando la mente del muchacho para que lo viera como un salvador, como su mas grande tesoro, y ahora esto?... El general penso en levantarse para abrazar al joven y comenzar una estupida escena de reconciliacion pero se detuvo inmediatamente, se volvio a mater en la bañera, apoyo uno de sus brazos en la orilla mientras se acercaba una copa con vino que le habian traido las esclavas para relajarse aun mas, miro a otro lado, mientras su tono de voz parecia mas serio.
- Es verdad, debe irse, quiero que tome sus cosas Alizé y se largue de mi casa inmediatamente, espero que tenga esas bolsas con monedas de oro que le mande traer, eso le alcanzara para mantenerse un mes mientras consigue como subsistir -
Bebio un largo sorbo de vino mientras apretaba fuertemente la copa de cristal, esta se rompio en mil pedazos causando que se cortara la mano derecha, las gotas de sangre caian en la bañera, mientras en alrededor de la misma, la fina baldosa se iba manchando de sangre y vino
- En mi casa no tolero los desagradecidos -
Talos- Juez del Inframundo
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Kyrios
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
El joven no sabía como debía reaccionar. Las palabras de Talos eran duras, pero no lograban sacar lágrimas. Quizá había llorado tanto ya que estaba seco o algo más pudo haberlo ayudado a no derrumbarse ante tan difícil situación. Lo que le pasaba era eso mismo, había llamado a Talos con el nombre de su antiguo propietario porque sólo podía ver la cara de Endimión. Todos los momentos que había pasado junto al general, los bellos recuerdos, los días felices, los momentos románticos, todo eso había desaparecido, y había sido remplazado por el rostro de Endimión.
Alizé ya había llorado mucho por Talos en el camino de regreso a la villa, ahora ya no deseaba hacerlo pero seguía sintiéndose terriblemente triste por un motivo que no lograba distinguir. Pero después de unos minutos de meditarlo comprendió qué era lo que sucedía con él: el Talos que conocía había muerto. Cuando el general lo agredió físicamente pudo ver en sus ojos algo que nunca antes había visto en él, una mirada que despertó sus más profundos terrores y que lo hizo evocar al fantasma de Endimión. Se lamentó mientras volvía a Roma pero la razón por la que se sentía tan desgraciado no era porque Talos lo hubiera tratado mal, era porque la imagen que tenia del hombre al que tanto apreciaba se había destruido, como un espejo al que se le arroja una pedrada.
La imagen que Talos se había esmerado en crear se había hecho trisas cuando miró al joven con tanto odio y rabia. Ali pudo ver todas las emociones del general en ese momento, menos una, amor. No se encontraba deprimido por la insensibilidad de Talos, estaba así por poder apreciar las cosas como en realidad eran, y eso le generó mucho dolor en su momento, pero ya no.
-Talos, sé que odias que te interrumpa pero tengo algo que decir. En un caso normal yo me habría tirado en el suelo a llorar como un niño pequeño, y quizá haría algo sin escrúpulos, como tirarme desde la construcción más elevada de Roma y quitarme la vida, pues tú eras mi razón de querer vivir. Pero algo cambio cuando me dejaste ver al verdadero Talos. -
Le dijo mientras se acercaba un poco más a la bañera y pasaba su mano por el agua caliente. -Yo he sido tan ciego, pero no es culpa tuya, es mía y sólo mía. Soy tan estúpido y siempre hago el esfuerzo por ver bondad en las personas que nunca puedo advertir cuando algo está yendo mal con mi vida. Mi madre siempre me dijo: existe un grano de bondad en todos nosotros, no existe un ser completamente malo así como tampoco existe un ser absolutamente bueno. Por eso siempre trato de creer que hay algo de bueno en cada persona, y ese es el punto, yo en ti ya no veo nada. Cuando me lastimaste en las montañas yo estaba sumido en la depresión porque pensé que ya no me amabas, pero más tarde, después de analizarlo todo, me di cuenta de que nunca me has amado. Pero como ya te dije, no te culpo a ti, me culpo a mí por no haber visto lo que era tan evidente. Yo he sido tan ciego, y me he esforzado en buscar que es lo que me atrae de ti. Lo que ocurre es que yo no me enamore de ti, me enamore de tu mentira y de la ilusión con la que yo me engañaba, no sé que fue lo que me paso, perdí el contacto con la realidad y comencé a verte como un héroe. Pero el héroe, la persona honorable y generosa que yo veía en ti, murió en las montañas y yo ya he llorado la muerte del falso Talos. Y ahora no tengo idea de cómo me tengo que sentir: si triste por mí al haber perdido tantos años de mi joven vida esperándote, o lastima por ti al ver que nadie te ama.
Todos los esclavos que habitan esta villa son seres repugnantes, como su dueño. A ellos y a ti sólo los mueve la lujuria y las riquezas, en cambio yo si te amaba y te quería, o al menos te amaba por lo que creía que eras. Tú eras mi Dios, y ahora eres una rata. Naturalmente cuando descubrí esto pensé en suicidarme, cómo reaccionas tú cuando todo en lo que creías se deshace frente a ti? Mi respiración se cortaba y un gran dolor me embargaba, pero hubo alguien que me ayudo. Cuando vi el rostro de ese alguien me olvide de ti por completo, y cuando me besó mi corazón se reanimo y recupere las ganas de vivir. Pero, yo fui tan tonto y lo deje ir, pero gracias a esa persona especial yo sigo vivo y me siento más fuerte que nunca. Él me hizo sentir especial, me hizo sentir bien, me hizo sentir una sensación que yo jamás había experimentado contigo. ¡Soy tan feliz! Quizá estabas esperando que actuara de otra forma al recibir una noticia como la que me acabas de dar y sí, me siento mal, pero la vida sigue su curso.-
Alizé entró en la bañera y besó al joven de cabellos plateados, sostuvo su rostro y le dijo en la cara: -Dime, Talos, ¿qué es lo que te hace feliz? La gloria y el placer carnal son las únicas cosas por las que vives? Entonces yo no soy la persona indicada para ti, pues para mí existen cosas más importantes que esas. Espero que seas muy feliz y que encuentres a alguien que te haga sentir lo mismo que experimente hoy y, que te saque de este infierno al que tú consideras vida. Yo era tu juguete sexual y yo te amaba, ahora me doy cuenta de que no me mereces, soy demasiado bueno para un ser tan inferior como tú. Sin embargo, sin importar todo lo que me hiciste, te sigo queriendo, me es imposible odiar a una persona, ni siquiera tengo la fuerza para odiar a Endimión. Incluso Alizé no es mi verdadero nombre, fue un nombre que él me dio y a un conservo. -
El muchacho tomó la mano herida de Talos y la besó. -Puedo ser un tonto, pero soy un tonto feliz. Ahora entiendo que Endimión me hizo mucho daño, pero en lugar de volverme débil sólo sirvió para fortalecerme, creo que de no haber vivido esa horrible experiencia no habría podido lidiar tan bien con esta situación. Puedes golpearme, puedes detestarme, no me interesa, pues un hombre débil no es el que llora, un hombre débil es el que no lucha por levantarse después de haber caído. -
El menor se veía muy relajado, con una sonrisa que no era soberbia, más bien era amigable, y sus ojos reflejaban aquella bondad de la que tanto hablaba. No decía las cosas con afán de hacer sentir mal a Talos, sólo expresaba lo que debía decir con su dulce voz.
Alizé ya había llorado mucho por Talos en el camino de regreso a la villa, ahora ya no deseaba hacerlo pero seguía sintiéndose terriblemente triste por un motivo que no lograba distinguir. Pero después de unos minutos de meditarlo comprendió qué era lo que sucedía con él: el Talos que conocía había muerto. Cuando el general lo agredió físicamente pudo ver en sus ojos algo que nunca antes había visto en él, una mirada que despertó sus más profundos terrores y que lo hizo evocar al fantasma de Endimión. Se lamentó mientras volvía a Roma pero la razón por la que se sentía tan desgraciado no era porque Talos lo hubiera tratado mal, era porque la imagen que tenia del hombre al que tanto apreciaba se había destruido, como un espejo al que se le arroja una pedrada.
La imagen que Talos se había esmerado en crear se había hecho trisas cuando miró al joven con tanto odio y rabia. Ali pudo ver todas las emociones del general en ese momento, menos una, amor. No se encontraba deprimido por la insensibilidad de Talos, estaba así por poder apreciar las cosas como en realidad eran, y eso le generó mucho dolor en su momento, pero ya no.
-Talos, sé que odias que te interrumpa pero tengo algo que decir. En un caso normal yo me habría tirado en el suelo a llorar como un niño pequeño, y quizá haría algo sin escrúpulos, como tirarme desde la construcción más elevada de Roma y quitarme la vida, pues tú eras mi razón de querer vivir. Pero algo cambio cuando me dejaste ver al verdadero Talos. -
Le dijo mientras se acercaba un poco más a la bañera y pasaba su mano por el agua caliente. -Yo he sido tan ciego, pero no es culpa tuya, es mía y sólo mía. Soy tan estúpido y siempre hago el esfuerzo por ver bondad en las personas que nunca puedo advertir cuando algo está yendo mal con mi vida. Mi madre siempre me dijo: existe un grano de bondad en todos nosotros, no existe un ser completamente malo así como tampoco existe un ser absolutamente bueno. Por eso siempre trato de creer que hay algo de bueno en cada persona, y ese es el punto, yo en ti ya no veo nada. Cuando me lastimaste en las montañas yo estaba sumido en la depresión porque pensé que ya no me amabas, pero más tarde, después de analizarlo todo, me di cuenta de que nunca me has amado. Pero como ya te dije, no te culpo a ti, me culpo a mí por no haber visto lo que era tan evidente. Yo he sido tan ciego, y me he esforzado en buscar que es lo que me atrae de ti. Lo que ocurre es que yo no me enamore de ti, me enamore de tu mentira y de la ilusión con la que yo me engañaba, no sé que fue lo que me paso, perdí el contacto con la realidad y comencé a verte como un héroe. Pero el héroe, la persona honorable y generosa que yo veía en ti, murió en las montañas y yo ya he llorado la muerte del falso Talos. Y ahora no tengo idea de cómo me tengo que sentir: si triste por mí al haber perdido tantos años de mi joven vida esperándote, o lastima por ti al ver que nadie te ama.
Todos los esclavos que habitan esta villa son seres repugnantes, como su dueño. A ellos y a ti sólo los mueve la lujuria y las riquezas, en cambio yo si te amaba y te quería, o al menos te amaba por lo que creía que eras. Tú eras mi Dios, y ahora eres una rata. Naturalmente cuando descubrí esto pensé en suicidarme, cómo reaccionas tú cuando todo en lo que creías se deshace frente a ti? Mi respiración se cortaba y un gran dolor me embargaba, pero hubo alguien que me ayudo. Cuando vi el rostro de ese alguien me olvide de ti por completo, y cuando me besó mi corazón se reanimo y recupere las ganas de vivir. Pero, yo fui tan tonto y lo deje ir, pero gracias a esa persona especial yo sigo vivo y me siento más fuerte que nunca. Él me hizo sentir especial, me hizo sentir bien, me hizo sentir una sensación que yo jamás había experimentado contigo. ¡Soy tan feliz! Quizá estabas esperando que actuara de otra forma al recibir una noticia como la que me acabas de dar y sí, me siento mal, pero la vida sigue su curso.-
Alizé entró en la bañera y besó al joven de cabellos plateados, sostuvo su rostro y le dijo en la cara: -Dime, Talos, ¿qué es lo que te hace feliz? La gloria y el placer carnal son las únicas cosas por las que vives? Entonces yo no soy la persona indicada para ti, pues para mí existen cosas más importantes que esas. Espero que seas muy feliz y que encuentres a alguien que te haga sentir lo mismo que experimente hoy y, que te saque de este infierno al que tú consideras vida. Yo era tu juguete sexual y yo te amaba, ahora me doy cuenta de que no me mereces, soy demasiado bueno para un ser tan inferior como tú. Sin embargo, sin importar todo lo que me hiciste, te sigo queriendo, me es imposible odiar a una persona, ni siquiera tengo la fuerza para odiar a Endimión. Incluso Alizé no es mi verdadero nombre, fue un nombre que él me dio y a un conservo. -
El muchacho tomó la mano herida de Talos y la besó. -Puedo ser un tonto, pero soy un tonto feliz. Ahora entiendo que Endimión me hizo mucho daño, pero en lugar de volverme débil sólo sirvió para fortalecerme, creo que de no haber vivido esa horrible experiencia no habría podido lidiar tan bien con esta situación. Puedes golpearme, puedes detestarme, no me interesa, pues un hombre débil no es el que llora, un hombre débil es el que no lucha por levantarse después de haber caído. -
El menor se veía muy relajado, con una sonrisa que no era soberbia, más bien era amigable, y sus ojos reflejaban aquella bondad de la que tanto hablaba. No decía las cosas con afán de hacer sentir mal a Talos, sólo expresaba lo que debía decir con su dulce voz.
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
El ambiente ya era totalmente molesto tener a Alizé alli haciendole reclamos y ahora venir a llamarlo como su antiguo dueño, Talos sabia lo que debia hacer, era un objeto que ya se habia estropeado, que habia perdido su garantia, gozo usar a Alizé por muchos años pero ya se convirtio en un dolor de cabeza, ahora lo habia hecho enojar y su mano sangraba un poco aunque ese dolor no le molestaba, habia entendido que Alizé por fin estaba creciento y no tenia esa mente inmadura de un niño la cual era moldeable y manipulable, una verdadera lastima, ya que su belleza era algo que no podia obviar pero no lo amntendria mas tiempo bajo su techo.
- Que estupido y sobervio eres Alizé, aunque mas estupido, cree que todo el mundo gira a su alrededor? Claro que no el mundo gira alrededor de personas mas importantes que tu o de mi propio ser, a quienes les debemos todo, la vida, nuestro hogar todo lo que hemos ganado en base del esfuerzo que les hemos demostrado... y ahora te vienes a hacer una estupida victima... ni cuando llegue a Roma has escuchado algo de lo que te he dicho, solo has pensado en tu estupido y enfermo amor, el emperador ha muerto yo soy el lider de las tropas en Persia, debo responder por una infinidad de cosas y piensas que me tome las cosas con tranquilidad y esperes que un beso o una caricia tuya arreglen todo? Ridiculo y estupido niño... pense que habias madurado pero aun no entiendes que hay detras de las cuatro paredes de tu habitacion que hay un mundo donde caes en una equivocacion y te traga hasta dejarte hecho trizas... lo que pienses ahora de mi o de los que me sirven me tiene sin cuidado crees que son ratas? esta bien son ratas, pero han sido las unicas personas que me apoyaron cuando yo lo perdi todo, tal vez las cosas serian distintas si tuviese a mi familia pero esta rata es asi por las circunstancias -
El hombre sonrio con enojo cuando vio que el joven se acercaba a la bañera se metio en esta y le dio un beso, Talos no dudo ni un segundo en apartar su rostro de los labios del muchacho quien luego tomo la herida de su mano y la beso, sus labios quedaron untados con el color carmin de la sangre del general quien tomo una toalla, se la ajusto a la cintura y se salio de la bañera.
- Se lo repetire una vez mas, largo de mi casa -
El joven salio del baño en direccion de su habitacion mientras dejaba a aquel muchacho metido en la bañera, una de las esclavas se encontraba en la habitacion alistando las ropas de su amo, Talos le pidio que fuese a traerle algo para la herida, la mujer salio mientras Talos se quedo con su semblante serio sentado en la cama.
- Que estupido y sobervio eres Alizé, aunque mas estupido, cree que todo el mundo gira a su alrededor? Claro que no el mundo gira alrededor de personas mas importantes que tu o de mi propio ser, a quienes les debemos todo, la vida, nuestro hogar todo lo que hemos ganado en base del esfuerzo que les hemos demostrado... y ahora te vienes a hacer una estupida victima... ni cuando llegue a Roma has escuchado algo de lo que te he dicho, solo has pensado en tu estupido y enfermo amor, el emperador ha muerto yo soy el lider de las tropas en Persia, debo responder por una infinidad de cosas y piensas que me tome las cosas con tranquilidad y esperes que un beso o una caricia tuya arreglen todo? Ridiculo y estupido niño... pense que habias madurado pero aun no entiendes que hay detras de las cuatro paredes de tu habitacion que hay un mundo donde caes en una equivocacion y te traga hasta dejarte hecho trizas... lo que pienses ahora de mi o de los que me sirven me tiene sin cuidado crees que son ratas? esta bien son ratas, pero han sido las unicas personas que me apoyaron cuando yo lo perdi todo, tal vez las cosas serian distintas si tuviese a mi familia pero esta rata es asi por las circunstancias -
El hombre sonrio con enojo cuando vio que el joven se acercaba a la bañera se metio en esta y le dio un beso, Talos no dudo ni un segundo en apartar su rostro de los labios del muchacho quien luego tomo la herida de su mano y la beso, sus labios quedaron untados con el color carmin de la sangre del general quien tomo una toalla, se la ajusto a la cintura y se salio de la bañera.
- Se lo repetire una vez mas, largo de mi casa -
El joven salio del baño en direccion de su habitacion mientras dejaba a aquel muchacho metido en la bañera, una de las esclavas se encontraba en la habitacion alistando las ropas de su amo, Talos le pidio que fuese a traerle algo para la herida, la mujer salio mientras Talos se quedo con su semblante serio sentado en la cama.
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
-Pero, ¿exactamente cómo quiere que piense en esa clase de cosas después de vivir una vida siendo un juguete? Los juguetes no salen de la habitación, no se les imparte educación y ni siquiera deberían de razonar. Es por eso que la muerte del emperador me da lo mismo...- susurró para él solo mientras Talos se retiraba. Salió de la bañera, sus ropas escurrían y se habían transparentado por el agua, dejando entre ver el delicado y juvenil cuerpo del chico. Seguía sin tener pensamientos negativos sobre Talos, en ese momento debería aborrecerlo por todas las cosas que le había hecho, pero no podía. Al haber pasado tantos años de su vida esperando a ese asno, se encariño con él. Y aunque Talos no apreciara su amor y devoción, él jamás dejaría de sentir ese sentimiento hacia el general.
Talos era su mundo, por eso lo que ocurriera fuera de esa villa no le concernía en lo absoluto. Pero ahora que el mundo que conocía lo había dejado ir, era el momento preciso para volver a conectarse con el mundo del que fue arrancado por Endimión cuando pequeño. Alizé apoyó su cuerpo en el borde de la bañera mientras limpiaba la sangre de sus labios con la muñeca. Pretendía irse, ya no quería seguir en ese lugar ni un minuto más. Había perdonado a Talos, no planeaba cobrar una venganza absurda con el hombre de cabello plateado por haberlo tratado como a un simple objeto durante tantos años.
Ahora tenia un nuevo objetivo, encontrar al pelirrojo y confesarle su amor, tal y como debió ser desde un principio. Se sentía tan ligero, quería ponerse a bailar por la alegría que existía.-¡Soy libre!- exclamó a todo pulmón mientras se dirigía a la salida a toda velocidad. Su cara brillaba por la felicidad que sentía, al fin se había quitado todas las cadenas que aprisionaban a su cuerpo, ya no se sentía sucio.
Decidido a encontrar a su amor, corrió a las caballerizas para buscar a Astra, su fiel corcel blanco. -Por favor, no te vayas amor mío, estaré contigo lo más pronto posible.- El jovencito llegó junto al caballo blanco, se desnudó frente al animal, cambiando las ropas húmedas por otras más secas y cómodas. No sabía en que lugar podría estar el músico, pero tenia fe en que el destino los uniría otra vez.
Pero en el momento en el que el joven se colocó sobre el caballo blanco, un dolor que atormentaba su pecho impidió que siguiera su marcha. Una voz infantil comenzó a escucharse en las profundidades de su cabeza. -Piensas irte sin darle un escarmiento a ese hombre asqueroso? Esa vil rata merece un castigo ejemplar, y tú se lo vas a dar mi pequeño Alizé.-
-¿Quién eres tú?-
-Un amigo, ¿tu conciencia quizá? No... Lo sabrás todo acerca de mí cuando llegue el momento indicado. Alizé, aún no estás listo para recibirme, sin embargo eso no significa que no te ayudare a torturar a esa rata de cabello platinado.- los ojos del chico se oscurecieron, perdiendo su resplandor en el momento en el que la voz dejo de comunicarse con él. Bajó de su caballo y caminó de regreso a los establos, sólo para conseguir algunas herramientas que necesitaría para desquitarse de Talos. -No te muevas Astra, regresare en breve.- El joven poseído por una fuerza misteriosa y guiado por una voz enigmática, volvió a dirigirse a donde el general, para resolver sus asuntos con él antes de irse definitivamente.
Talos era su mundo, por eso lo que ocurriera fuera de esa villa no le concernía en lo absoluto. Pero ahora que el mundo que conocía lo había dejado ir, era el momento preciso para volver a conectarse con el mundo del que fue arrancado por Endimión cuando pequeño. Alizé apoyó su cuerpo en el borde de la bañera mientras limpiaba la sangre de sus labios con la muñeca. Pretendía irse, ya no quería seguir en ese lugar ni un minuto más. Había perdonado a Talos, no planeaba cobrar una venganza absurda con el hombre de cabello plateado por haberlo tratado como a un simple objeto durante tantos años.
Ahora tenia un nuevo objetivo, encontrar al pelirrojo y confesarle su amor, tal y como debió ser desde un principio. Se sentía tan ligero, quería ponerse a bailar por la alegría que existía.-¡Soy libre!- exclamó a todo pulmón mientras se dirigía a la salida a toda velocidad. Su cara brillaba por la felicidad que sentía, al fin se había quitado todas las cadenas que aprisionaban a su cuerpo, ya no se sentía sucio.
Decidido a encontrar a su amor, corrió a las caballerizas para buscar a Astra, su fiel corcel blanco. -Por favor, no te vayas amor mío, estaré contigo lo más pronto posible.- El jovencito llegó junto al caballo blanco, se desnudó frente al animal, cambiando las ropas húmedas por otras más secas y cómodas. No sabía en que lugar podría estar el músico, pero tenia fe en que el destino los uniría otra vez.
Pero en el momento en el que el joven se colocó sobre el caballo blanco, un dolor que atormentaba su pecho impidió que siguiera su marcha. Una voz infantil comenzó a escucharse en las profundidades de su cabeza. -Piensas irte sin darle un escarmiento a ese hombre asqueroso? Esa vil rata merece un castigo ejemplar, y tú se lo vas a dar mi pequeño Alizé.-
-¿Quién eres tú?-
-Un amigo, ¿tu conciencia quizá? No... Lo sabrás todo acerca de mí cuando llegue el momento indicado. Alizé, aún no estás listo para recibirme, sin embargo eso no significa que no te ayudare a torturar a esa rata de cabello platinado.- los ojos del chico se oscurecieron, perdiendo su resplandor en el momento en el que la voz dejo de comunicarse con él. Bajó de su caballo y caminó de regreso a los establos, sólo para conseguir algunas herramientas que necesitaría para desquitarse de Talos. -No te muevas Astra, regresare en breve.- El joven poseído por una fuerza misteriosa y guiado por una voz enigmática, volvió a dirigirse a donde el general, para resolver sus asuntos con él antes de irse definitivamente.
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
Por fin podia estar en paz despues de las estupidas escenas de celos y descontrol que aquel muchacho habia protagonizado en todo el dia, Alizé ya no estaba, se habia largado feliz como un desagradecido que era, nada ni nadie le indicaria a Talos que hacer o no, asi que ese estupido chiquillo no se daria las atribuciones que se estaba dando con sus palabras de victima.
- Que le den - murmuro el general mientras a la habitacion llegaba una esclava la cual se encargo de vendar la herida en la mano de Talos y buscarle ropa para lo que quedaba del dia, mientras la mujer lo hacia el peliplata miraba aburrido el resto de la habitacion, lidiar con niños era sumamente fastidioso, asi que compraria un nuevo esclavo para satisfacer sus placeres y tan pronto cumpliera la misma edad de Alizé lo abandonaria en un antro de mala muerte para que las putas de la ciudad lo exploten y lo traten como es, un instrumento para el placer de los demas, debio haber hecho eso con Alizé tan pronto llego y asi se hubiese evitado problemas.
La esclava que se encontraba atendiendolo era una hermosa griega de cabellos rubios y ojos azules, ninguna de las esclavas de la villa era fea, tenian que pasar por el delicado gusto de Talos ya que aparte de servirle en el aseo y mantener su casa debia complacer a su amo, tan pronto la muchacha se acerco a este para vestirlo, rapidamente la tomo por la cintura y agarro una de sus manos haciendo que los dos calleran al piso, la mujer le miraba con un poco de temor ya que su amo no era para nada delicado cuando de complacerse se trataba, el General le desabrocho la toga a la chica mientras empezaba a recorrer el torso desnudo de esta con su mano, pero se detuvo y la dejo alli tirada, la esclava le veia raro mientras aquel hombre mostraba una expresion de asco total.
- Visteme! -
La mujer atendio las palabras llenas de odio en Talos y lo hizo rapidamente, le coloco una larga tunica de algodon con finos bordados de hilo rojo y unas sandalias de cuero, el hombre salio de su habitacion y se dirigio a la parte trasera de su casa donde estaba la enorme piscina y el jardin con las estatuas que sonreian al enojado general.
"Tan pronto acabe esto vendere esta mierda y me conseguire un harém de hermosas persas y me quedare alla... siendo el conquistado y gobernador de la estupida Persia"
- Que le den - murmuro el general mientras a la habitacion llegaba una esclava la cual se encargo de vendar la herida en la mano de Talos y buscarle ropa para lo que quedaba del dia, mientras la mujer lo hacia el peliplata miraba aburrido el resto de la habitacion, lidiar con niños era sumamente fastidioso, asi que compraria un nuevo esclavo para satisfacer sus placeres y tan pronto cumpliera la misma edad de Alizé lo abandonaria en un antro de mala muerte para que las putas de la ciudad lo exploten y lo traten como es, un instrumento para el placer de los demas, debio haber hecho eso con Alizé tan pronto llego y asi se hubiese evitado problemas.
La esclava que se encontraba atendiendolo era una hermosa griega de cabellos rubios y ojos azules, ninguna de las esclavas de la villa era fea, tenian que pasar por el delicado gusto de Talos ya que aparte de servirle en el aseo y mantener su casa debia complacer a su amo, tan pronto la muchacha se acerco a este para vestirlo, rapidamente la tomo por la cintura y agarro una de sus manos haciendo que los dos calleran al piso, la mujer le miraba con un poco de temor ya que su amo no era para nada delicado cuando de complacerse se trataba, el General le desabrocho la toga a la chica mientras empezaba a recorrer el torso desnudo de esta con su mano, pero se detuvo y la dejo alli tirada, la esclava le veia raro mientras aquel hombre mostraba una expresion de asco total.
- Visteme! -
La mujer atendio las palabras llenas de odio en Talos y lo hizo rapidamente, le coloco una larga tunica de algodon con finos bordados de hilo rojo y unas sandalias de cuero, el hombre salio de su habitacion y se dirigio a la parte trasera de su casa donde estaba la enorme piscina y el jardin con las estatuas que sonreian al enojado general.
"Tan pronto acabe esto vendere esta mierda y me conseguire un harém de hermosas persas y me quedare alla... siendo el conquistado y gobernador de la estupida Persia"
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
1° Post para Segundo Ataque Débil --- Maestría Manipulación de la Mente
La entrada se abría ante mí siguiendo esas energías tan tenues que estaba segura que podían percibir lo que se aproximaba, desmontando del corcel tomaba la decisión de que sería hora de que conocieran a la mujer que los despertaría de su sueño mostrándoles lo que realmente eran y una buena manera de hacerlo era acabando con todos sus recuerdos como mortales...
Sosteniendo la flor hacia que sus petalos se desprendieran y vestirme con aquella armadura que me caracterizaba como el verdadero orgullo que era, la tentación encarnada donde ensalzaba la sensación de superioridad de cualquier persona y hacerlas perder en una falsa belleza. Caminando lentamente mi nuevo compañero saltaba del bolso azul notando que se había recuperado de su herida totalmente, era libre de hacer lo que quisiera así que ignorándolo avanzaba hacia delante notando de vez en cuando que aquella criatura no terminaba por abandonarme, sujetando las bridas del caballo veía que se localizaban unas caballerizas.
Aproximándome la claridad de la luna me brindaba la imagen de lo que parecía haber una jovencita de cabellos rosados demasiado corto, no se encontraba nadie a su alrededor por lo que seguía mi camino lentamente dejando caer las riendas, el caballo salió trotando libremente dejándonos a solas, de inmediato y sin razón alguna elevaba mi cosmos rodeándome de una energía platina más bella que los rayos de la luna.
Es una noche perfecta para abandonar lo que eres y comenzar de nuevo no crees?…
Mi voz sonaba tan suave que al sostener ese pequeño espejo este se transformaba en una alabarda, ejecutora de las peores ilusiones que el mundo ni cualquier ser vivo sería capaz de resistir pero solo alguien podía ser capaz de resistir semejante carga al ocultarse entre una capa de frialdad e indiferencia, aquella imagen como salida del más bello sueño o la más dulce fantasía era proyectada hacia la persona de cabello rosáceo …
Los sentimientos es algo que nos hace vulnerable.
Haciendo girar mi arma clavaba su punta para trazar una delgada línea en el suelo en dirección a esa persona que la tomaba desprevenida seguramente pero algo me alertaba pues sentía que poseía una personalidad doble por así decirlo, antes de que llegara un círculo de cristal se levantaba atrapándolo y dejar su cuerpo paralizado para que no lograra escapar.
No te resistas.. solo déjate llevar además esta noche… la oscuridad ha clamado tu nombre junto con la esencia de esa persona.
Astrid- Dama del Pecado
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
Había tomado todo lo que creía necesario para tomar venganza contra el hombre que lo usó y desechó como a un trapo viejo. Alizé ya no sentía ninguna clase se resentimiento hacia Talos, sin embargo su otra mitad no opinaba lo mismo. La deidad en su interior, el dios de la irrealidad, que aún no se había presentado formalmente ante el muchachito, manifestándose sólo como una voz extraña que resonaba con más fuerza en el interior de su cabeza mientras seguía el camino marcado por sus pisadas en la tierra, imaginando la escena sangrienta que tomaba forma en su mente.
Llevaba una bolsa de cuero en la que cargaba un cuchillo oxidado y unas cadenas que compartían el mismo estado de suciedad y descuido. Era algo problemático llevar esos objetos hasta las habitaciones de Talos pues Alizé no contaba con mucha fuerza. Aunque Phantasos era un Dios ahora se encontraba usando el cuerpo de un niño frágil y débil, por su sangre aún no corría la energía divina que poseía toda deidad.
Hubiera llegado más rápido donde Talos de no ser por el peso extra con el que estaba cargando. -Debí haber irrumpido con el caballo...- musitó mientras tiraba de la bolsa. El Señor de lo irreal había percibido la presencia de otro ser que se encontraba no muy lejos, pero no le presto ninguna atención. Venganza primero, visitas después.
Por su descuido permitió que una dama que portaba un pequeño espejo, el cual paso a transformarse en una alabarda amenazadora, lo tomara por sorpresa. Era una joven muy bella, de largo cabello de un color rubio cenizo y con unos ojos que no le decían nada, contornada con el brillo de la luna. No, ella era mucho más resplandeciente que la luna misma.
-Me haré el desaparecido unos momentos, no es de mi agrado este tipo de cosas.- dijo la voz de Phantasos, desapareciendo y dejando a Alizé solo con las consecuencias. Un resplandor idéntico al que rodeaba a la jovencita se disparo por el suelo, atrapando al joven e impidiéndole hacer cualquier acción de escape.
-¿De qué me está hablando? ¿Quién es usted?- le preguntó a la mujer, confirmando el miedo que sentía por medio de sus ojos.
Llevaba una bolsa de cuero en la que cargaba un cuchillo oxidado y unas cadenas que compartían el mismo estado de suciedad y descuido. Era algo problemático llevar esos objetos hasta las habitaciones de Talos pues Alizé no contaba con mucha fuerza. Aunque Phantasos era un Dios ahora se encontraba usando el cuerpo de un niño frágil y débil, por su sangre aún no corría la energía divina que poseía toda deidad.
Hubiera llegado más rápido donde Talos de no ser por el peso extra con el que estaba cargando. -Debí haber irrumpido con el caballo...- musitó mientras tiraba de la bolsa. El Señor de lo irreal había percibido la presencia de otro ser que se encontraba no muy lejos, pero no le presto ninguna atención. Venganza primero, visitas después.
Por su descuido permitió que una dama que portaba un pequeño espejo, el cual paso a transformarse en una alabarda amenazadora, lo tomara por sorpresa. Era una joven muy bella, de largo cabello de un color rubio cenizo y con unos ojos que no le decían nada, contornada con el brillo de la luna. No, ella era mucho más resplandeciente que la luna misma.
-Me haré el desaparecido unos momentos, no es de mi agrado este tipo de cosas.- dijo la voz de Phantasos, desapareciendo y dejando a Alizé solo con las consecuencias. Un resplandor idéntico al que rodeaba a la jovencita se disparo por el suelo, atrapando al joven e impidiéndole hacer cualquier acción de escape.
-¿De qué me está hablando? ¿Quién es usted?- le preguntó a la mujer, confirmando el miedo que sentía por medio de sus ojos.
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
2° Post para Segundo Ataque Débil --- Maestría Manipulación de la Mente
Con tranquilidad dejaba que mi mano se posara sobre el mango de mi alabarda hasta solo recargar la punta de mi dedo índice, describiendo un medio círculo evitaba mi arma para que se quedara clavada y no dejar escapar a mi nuevo presente ya que el terror en sus ojos me pareció algo curioso y digno de admirar, ya que las emociones humanas siempre resultaban ser nuevas para mí desde que desperté.
¿A qué le tienes miedo?…
Con pasos frágiles me aproximaba, tal vez era porque nos conocíamos por primera vez y la inmovilidad en la que sucumbía podía aterrarlo pero eso yo no podía comprenderlo por lo que me obligo a avanzar hacia donde estaba, cuando me hablo y pude estar más cerca me di cuenta que se trataba de un chico no mayor de los 17 quizá …
Ahora la presencia de aquella oscuridad en su corazón se mantenía oculta, sabía lo que trataba de decir y lo más sensato era respetar su decisión liberándolo y terminar por marcharme, al fin estábamos de frente, era un poco mayor de estatura a la de él pero eso no evito que sus ojos más que celestes reflejaran un terror evidente. Mis dedos rozaron su mejilla para colocarse finalmente debajo de su mentón.
Deberías saberlo… ¿acaso no percibes quién soy?, entonces déjame presentarme… soy una de las estrellas infernales.. la tentación encarnada del orgullo.
Soltando su rostro removía uno de sus mechones para ver la claridad y la inocencia de su rostro, solo estábamos nosotros dos y nadie podía evitar este encuentro.
Ahora preséntate… ¿O me obligaras a sacarte de tu escondite? .
Sin ningún motivo en particular lo sujetaba de sus hombros aprovechándome de su inmovilidad, abrazándolo sentía el fino palpitar de su corazón contra mí a pesar de portar mi armadura, envolviéndonos siempre en esa constante energía hasta que al posar mi mano derecha sobre su corazón hice que los recuerdos que permanecían en él se escaparan rodeándonos de pequeñas estelas donde representaba cada escena de su vida hasta llegar al momento de conocerme todas sus memorias serian manipuladas por mí si desistía salir.
Mi llegada era exclusivamente para dos personas pero la posición de la estrella de Griffon me había hecho ver la verdad tras la claridad de la luna, ese hombre ya no pertenecía a la horda de Hades por lo que a tiempo había recuperado a ese joven que sostenía hacia mi cuerpo, pero el verdadero motivo era despertar en mí un nuevo poder aprovechándome de la debilidad de un Dios algo muy osado pero no restarle menos importancia pues siempre veía por mí y nada más.
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
Me dirigi hacia el comedor no sin antes mandar llamar a Luccia e indicarle que deseaba cambiar su aspecto, el general estaba totalmente aburrido al regresar a Roma, solo le habia traido problemas y a un mocoso loco y desesperado por el, sentado en una de las sillas del comedor y con la mirada perdida pensando que en hacer para el futuro, Roma ya no le ataba, era una ciudad perdida y al parecer un imperio caido, pero que hacer con las legiones? y con una Persia casi conquistada?... Podria dirigir aquel ejercito conquistar Persia y ser el gobernador de aquella region y no tener mas asuntos con roma, un plan tentador, queria vender su villa y deshacerse de sus vinculos con su tierra natal.
Luccia llego al comedor, lo miro un poco extrañada, Talos la miro un poco enojado mientras le indicaba que le cortase el cabello, queria cambiar su apariencia ya que cambiaria de vida, la mujer duro unos minutos en aquella tarea, al terminar el general se miro en el espejo complacido, sea como sea el hombre era guapo asi que un cambio de look no le afectaria, al parecer aquello cambio su animo por lo cual tomo a la esclava por la cintura y empezaron a danzar juntos por el comedor dando vueltas.
- Que sucede? - pregunto divertida.
- Luccia... nos iremos de Roma... conquistare Persia y tu hermosa, seras mi reina... por que esta nacion esta destinada a la ruina.... gobernaremos Persia! Juntos! jajajajajajaja - respondio con una sonrisa en su rostro
Luccia llego al comedor, lo miro un poco extrañada, Talos la miro un poco enojado mientras le indicaba que le cortase el cabello, queria cambiar su apariencia ya que cambiaria de vida, la mujer duro unos minutos en aquella tarea, al terminar el general se miro en el espejo complacido, sea como sea el hombre era guapo asi que un cambio de look no le afectaria, al parecer aquello cambio su animo por lo cual tomo a la esclava por la cintura y empezaron a danzar juntos por el comedor dando vueltas.
- Que sucede? - pregunto divertida.
- Luccia... nos iremos de Roma... conquistare Persia y tu hermosa, seras mi reina... por que esta nacion esta destinada a la ruina.... gobernaremos Persia! Juntos! jajajajajajaja - respondio con una sonrisa en su rostro
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
Era una sensación extraña la que el joven de cabellera rosada estaba experimentando por esos momentos. Algo extraño, parecido a la parálisis total de los músculos de su cuerpo. No podía explicarlo, pero tal como se veían las cosas había caído en una especie de trampa. La temperatura descendía con la llegada de la noche y la luna plateada, tan grande y hermosa, apropiada para todo lo que estaba ocurriendo. La mujer de cabellos descoloridos hizo un movimiento con su alabarda, enterrándola en el suelo, asegurando bien a su victima. Los ojos de la chica no se apartaban del joven, lo cual lo ponía nervioso pues hasta donde sabia esa mujer podría querer matarlo, tenia ese presentimiento por el arma que estaba utilizando para retenerlo.
Su respiración y su corazón estaban más acelerados de lo normal, el pánico estaba atrapándolo del mismo modo en el que esa doncella lo había hecho con sus poderes sobrenaturales. La voz que lo había estado aconsejando para torturar a Talos se había callado, como si sólo fuera un invento de su imaginación. Quizá saber que Talos lo había usado como a un objeto para darse placer generó más daño del que Alizé confesaba y ahora incluso escuchaba voces que le ordenaban reprender al general. Pero era demasiado realista como para tratarse de una simple alucinación, detrás de aquello había algo más, podía sentirlo.
Y debía de estar relacionado con la aparición de aquella misteriosa mujer que vestía una armadura que rivalizaba con la sombra de la luna. Nunca antes había visto a una persona así, quizá se trataba de una extranjera. La mujer se acercaba a él con un andar delicado, como si la armadura que llevaba encima no tuviera el menor peso y le permitiera moverse con toda libertad.
-Claro que tengo miedo, ni siquiera sé qué es lo que quieres de mí.-
La mujer parecía estar disfrutando del miedo de Alizé, y era tan atrevida que tanteó el rostro del jovencito, provocando un leve sonrojo en sus mejillas rosadas. Ella invadió el espacio del joven, retirando los cabellos de su rostro juvenil y aferrando su cuerpo al de él. Quería irse, pero sus piernas y el resto de su cuerpo no respondían a su llamado. Era como una presa indefensa que iba a ser consumida por un animal hambriento -la historia de tu vida, ¿no?- dijo la voz en su interior a modo de burla.
Phantasos estaba siendo muy cobarde al esconderse de la estrella infernal, pero el continuaba asegurando que no era el momento justo para salir a la luz. El chico no hacía mucho caso de lo que la dama decía; su cerebro se había detenido, como su cuerpo. Entonces comenzó a ver las imágenes del pasado que habían sido sacadas de lo más profundo de su memoria por obra de aquella mujer. Él seguía sin comprender lo que estaba pasándole ni por qué seguía sin poder escapar de las ataduras invisibles que lo mantenían sujeto a ese lugar.
-Por favor, se lo suplico, no me haga daño.-
Lloriqueó cual bebé, pensaba que la dama era una entidad maligna que venia a cobrar su alma.
Su respiración y su corazón estaban más acelerados de lo normal, el pánico estaba atrapándolo del mismo modo en el que esa doncella lo había hecho con sus poderes sobrenaturales. La voz que lo había estado aconsejando para torturar a Talos se había callado, como si sólo fuera un invento de su imaginación. Quizá saber que Talos lo había usado como a un objeto para darse placer generó más daño del que Alizé confesaba y ahora incluso escuchaba voces que le ordenaban reprender al general. Pero era demasiado realista como para tratarse de una simple alucinación, detrás de aquello había algo más, podía sentirlo.
Y debía de estar relacionado con la aparición de aquella misteriosa mujer que vestía una armadura que rivalizaba con la sombra de la luna. Nunca antes había visto a una persona así, quizá se trataba de una extranjera. La mujer se acercaba a él con un andar delicado, como si la armadura que llevaba encima no tuviera el menor peso y le permitiera moverse con toda libertad.
-Claro que tengo miedo, ni siquiera sé qué es lo que quieres de mí.-
La mujer parecía estar disfrutando del miedo de Alizé, y era tan atrevida que tanteó el rostro del jovencito, provocando un leve sonrojo en sus mejillas rosadas. Ella invadió el espacio del joven, retirando los cabellos de su rostro juvenil y aferrando su cuerpo al de él. Quería irse, pero sus piernas y el resto de su cuerpo no respondían a su llamado. Era como una presa indefensa que iba a ser consumida por un animal hambriento -la historia de tu vida, ¿no?- dijo la voz en su interior a modo de burla.
Phantasos estaba siendo muy cobarde al esconderse de la estrella infernal, pero el continuaba asegurando que no era el momento justo para salir a la luz. El chico no hacía mucho caso de lo que la dama decía; su cerebro se había detenido, como su cuerpo. Entonces comenzó a ver las imágenes del pasado que habían sido sacadas de lo más profundo de su memoria por obra de aquella mujer. Él seguía sin comprender lo que estaba pasándole ni por qué seguía sin poder escapar de las ataduras invisibles que lo mantenían sujeto a ese lugar.
-Por favor, se lo suplico, no me haga daño.-
Lloriqueó cual bebé, pensaba que la dama era una entidad maligna que venia a cobrar su alma.
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
3° Post para Segundo Ataque Débil --- Maestría Manipulación de la Mente
Sssshhh… no hagas ruido.
Murmuraba tenuemente como si lo arrullara entre mis brazos, cerrando los ojos no había necesidad de contemplar lo que esas luces me mostraban, simplemente era ... ahora entendía los motivos por los cuales temía pero lo que más capturo mi atención fue que la pureza de su alma se seguía conservando a pesar de guardar en su interior la esencia divina de un dios, me acercaba a él para poder sentirlo, colocando mi mejilla a lado de la suya como si fuera algo más que cercano a mí sin contar que ese era nuestro primer encuentro.
¿Quieres saber porque estoy aquí?
Mis labios exhalaron un débil aliento tibio contra su oído, para darme cuenta como las gotas cristalinas humedecían mi mejilla debido a su llanto. Era difícil dirigirse a una persona que poseía doble personalidad aunque tal adversidad no me mantenía ajena, yo pasé por eso pero mi alma ya había sido consumida, con una paciencia sobrehumana apartaba mi rostro para levantar mis manos y que estas cayeran exactamente sobre los pómulos del joven que lloraba. A comparación de otros espectros y compañeras del Inframundo me resultaba indignante disfrutar del dolor de mi enemigo pues era carente a emociones que no poseía, eso era lo que me diferenciaba de todos, a pesar de ser portadora del orgullo respetaba fielmente lo que me rodeaba dándole el lugar que se merecía y así era con ese joven.
No vine a hacerte daño, no tengo intensiones de hacerlo aunque he de confesar que así fue en un principio pero ahora es diferente.
Si, era diferente pues compartíamos un lazo en común, manipular la irrealidad de las cosas y eso era lo que me conectaba a él, quizá no lo comprendería pero con el tiempo llegaría a hacerlo. Sin desprender mi mirada en sus ojos podía ver que yo no pertenecía a este mundo y no solo por notar la frialdad de mi cuerpo sino que la calidez que debe poseer un alma ya no existía en mi interior, un tesoro tan frágil que es otorgado solo una vez en esta vida y era algo que me resistía a romper en ese muchachito. ¿Compasión?; tal vez, pero por ahora era lo más próximo que tenía a lo que llamaba un “corazón” algo con sentimiento que era bastante humano. Respirando con profundidad agachaba la mirada aumentando mi energía…
Y tú que te escondes vilmente tras la fragilidad de esta alma ¿Por qué no eres capaz de encararme en vez de burlarte?, es humillante y más que indignante que te escondas por el mero capricho de no ocupar el lugar que se te fue otorgado pero que digo… los dioses jamás han tenido “orgullo”.
Si creía que no podía escucharlo se equivocaba, yo podía ver a través de ese niño y por lo tanto sentir dentro de sus pensamientos aquella doble identidad que lo gobernaba pero ese no era asunto mío, ahora debía de ocuparme de algo más importante y eso era extinguir todos los dolores que causaban la imperfección en su personalidad.
Has sufrido demasiado y quiero ofrecerte mi ayuda ya que debo prepararte para la llegada de uno de los dioses al servicio de Hades.-no quería perderlo pues aun parecía atemorizado pero tampoco podía reconfortarlo con una sonrisa o una blanca mentira de que todo saldría bien ya que eso dependía del dios que dormía en su interior si quiere conservar la pureza de su alma.- Sé que no puedes moverte pero si alcanzaras a mirar a tu alrededor verías solo estrellas que representan todos tus recuerdos, tanto buenos como malos que forjaron a la persona que ahora eres.
Ahora conocía todos sus secretos, la vida que llevo como un chico al no ser bendecido con las riquezas pero si llenado con el amor de sus padres que lo impulsaban a vivir día a día e incluso esa persona que lo salvó de la muerte transformando ese milagro en una sentencia más que deplorable, no pretendía salvarlo pero si al menos aliviarlo de esa carga que lo mantenía como una persona tímida y carente de fuerza. Previendo su respuesta afirmaba una sola vez con la cabeza que sabía su secreto acerca de Endimión y como fue abusado cruelmente por Talos, todos esos detalles nos rodeaban.
No soy dueña ni ejecutora del tiempo como para borrar todas las aberraciones que cometieron contra tu voluntad sin que tú te dieras cuenta de ello pero si te puedo ayudar a desaparecerlas de tu corazón, Alizé he mirado a través de ti y quiero que comprendas que si me deshago de esto no se perderá del todo pues yo quisiera tener el honor de guardar tu verdadera esencia como el humano que eres pero es necesario para el despertar de ... de un sueño que debe convertirse en realidad. Prometo protegerte.
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
Dejó de llorar, pues ahora se sentía más que repleto de terror, experimentaba vergüenza. ¿Y cómo no?, aquella chica decía tener la propiedad de saberlo todo de una persona con sólo tocarlo, o eso podía comprender según lo expuesto por ella. Afirmaba que a su alrededor se encontraban todos sus recuerdos, visibles al ojo ajeno. Estaba apenado, sus recuerdos contenían demasiadas escenas de las que podía estar poco orgulloso. Sus pies permanecían fijos en el suelo, del mismo modo que todas las partes de su cuerpo, ninguno de sus miembros parecía estar dispuesto a moverse.
El orgullo encarnado, como se hacía llamar aquella mujer de rubia melena, era un personaje que despertaba todavía más miedo que la segunda alma con la que compartía su cuerpo. La voz no había dicho nada más, como si hubiera sido espantada por la dama del orgullo. Sentía que aquella esencia que se ocultaba en su interior era parte de él y no un ser extraño que se había infiltrado en su cuerpo.
Sonrojado hasta las orejas, pues de niño vio cosas que quizá no eran aptas para un menor de edad. Entre Endimión y Talos habían introducido una gran cantidad de recuerdos poco agradables, imágenes que no eran agradables de recordar para el pequeño Alizé. Cada vez que cerraba los ojos y volvía a experimentar lo que aquellos hombres de alta posición le habían hecho, se sentía repugnante, como si su cuerpo estuviera condenado a cargar con todas las cosas terribles que le hicieron.
Sobre su piel nívea y virginal, como debía lucir para los ojos de alguien que no le conocía, estaba impregnada con el olor de los fluidos de los hombres que lo habían usado para obtener satisfacción y placer carnal. Cada vez que pasaba la nariz por su piel, por más fragancias que usara, él podía olfatear los líquidos que habían sido derramados sobre él.
Aún recordaba el olor de la piel de Endimión, su aroma corporal, el perfume de sus cabellos, todo. Lo mismo pasaba con los de Talos, formaban parte de él. Sus mejillas se mantenían encendidas, con ese hermoso color carmesí que sólo se podía notar con tanta claridad en una piel tan blanca como la del joven e inocente Alizé.
La mujer seguía aprovechándose de él, juntando más sus cuerpos y haciendo lo que quiera con el muchacho de cabellos rosados. Sus ojos se abrieron con sorpresa al escuchar que la mujer tenia la capacidad de liberarlo de todas las malas experiencias, guardando su verdadera esencia.
-Acepto.-
Aceptó sin más rodeos. Ya no quería embriagarse con los aromas de los hombres que alguna vez adoró. Él era libre, y que mejor forma de retirarse todo lo que lo ataba a ellos deshaciéndose de su memoria y abandonando su naturaleza.
El orgullo encarnado, como se hacía llamar aquella mujer de rubia melena, era un personaje que despertaba todavía más miedo que la segunda alma con la que compartía su cuerpo. La voz no había dicho nada más, como si hubiera sido espantada por la dama del orgullo. Sentía que aquella esencia que se ocultaba en su interior era parte de él y no un ser extraño que se había infiltrado en su cuerpo.
Sonrojado hasta las orejas, pues de niño vio cosas que quizá no eran aptas para un menor de edad. Entre Endimión y Talos habían introducido una gran cantidad de recuerdos poco agradables, imágenes que no eran agradables de recordar para el pequeño Alizé. Cada vez que cerraba los ojos y volvía a experimentar lo que aquellos hombres de alta posición le habían hecho, se sentía repugnante, como si su cuerpo estuviera condenado a cargar con todas las cosas terribles que le hicieron.
Sobre su piel nívea y virginal, como debía lucir para los ojos de alguien que no le conocía, estaba impregnada con el olor de los fluidos de los hombres que lo habían usado para obtener satisfacción y placer carnal. Cada vez que pasaba la nariz por su piel, por más fragancias que usara, él podía olfatear los líquidos que habían sido derramados sobre él.
Aún recordaba el olor de la piel de Endimión, su aroma corporal, el perfume de sus cabellos, todo. Lo mismo pasaba con los de Talos, formaban parte de él. Sus mejillas se mantenían encendidas, con ese hermoso color carmesí que sólo se podía notar con tanta claridad en una piel tan blanca como la del joven e inocente Alizé.
La mujer seguía aprovechándose de él, juntando más sus cuerpos y haciendo lo que quiera con el muchacho de cabellos rosados. Sus ojos se abrieron con sorpresa al escuchar que la mujer tenia la capacidad de liberarlo de todas las malas experiencias, guardando su verdadera esencia.
-Acepto.-
Aceptó sin más rodeos. Ya no quería embriagarse con los aromas de los hombres que alguna vez adoró. Él era libre, y que mejor forma de retirarse todo lo que lo ataba a ellos deshaciéndose de su memoria y abandonando su naturaleza.
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
4° Post para Segundo Ataque Débil --- Maestría Manipulación de la Mente
Alejaba mi mano izquierda para llevar mi dedo pulgar entre mis labios, mordiéndolo con fuerza provocando que la sangre brotara de este, lentamente lo rozaba pintando mi boca en un intenso carmín. No podía moverse por más que lo quisiera…
Despierta…
Fue la última palabra en la que me dirigía a ese niño, mis dedos se entrelazaban sobre sus cabellos para que mi boca solo presionara contra la suya, manteniendo los ojos abiertos veía cada expresión de su rostro, el sonrojo de sus mejillas, el nerviosismo que indicaba su cuerpo, eso no era un beso pues no había ningún movimiento que correspondiera la acción del otro, de aquella forma tan imperceptible me retiraba dejando ese tono rubí el cual se introducía. Con paciencia aguardaba para que todo lo que lo afligía se destruyera al probar algo de mi sangre pero esta no poseía ningún veneno o esencia letal, solo el profundo sentimiento del olvido quizá… no.. era para que parte de mí se impregnara en su alma destruyendo sus recuerdos. Las estrellas que se mantenían alrededor su brillo se opacaban quedando solo como objetos marchitos y vacíos. De alguna forma tenía que llenar las memorias que había removido pues parte de su alma conformaban su personalidad.
Los recuerdos de sus padres seguían intactos, hasta el día que los ataco esa extraña enfermedad, pensando en un futuro yo misma manipularía sus nuevos recuerdos para después ganarme su simpatía. Dejando que yo misma era la que lo salvaba del distrito del Tiber tras mi llegada en las tierras de Germania, revelándole una identidad que debía mantener oculta ante todos al ser la sucesora del trono, prometiéndole la vida de riquezas que yo tuve alguna vez para pasar a tenerlo a mi lado como mi hermano. Tenía que tener bastante cuidado para armar esa historia antes de despertar la ira del dios que dormía dentro de él por manipularlo, para ser la primera vez al manejar algo de esa índole me agotaba demasiado pues mi energía se extinguía, tampoco Alizé podía soportar tanto por lo que ambos caíamos al suelo liberándolo de ese estado de parálisis, la armadura se desprendió de mi cuerpo para volver a tomar la misma forma de un lirio de cristal colocándose sobre mi vestido a medida de pendiente. Stern corrió hacia nosotros pues el joven quedo encima de mí yaciendo en un profundo sueño, pegándome con su cabeza empezaba a emitir ese sonido de lamento para despertarme, reaccionando miraba como estaba inconsciente.
Como pude empezaba a moverme para no perturbar su sueño dejando que su cuerpo se extendiera y solo su cabeza quedara posando sobre mis piernas, como si se tratase de una almohada.
La noche seguía avanzando hasta que recorriendo un escalofrío por mi espalda reconociendo su energía. Persephone… malos recuerdos venían a mí aturdiéndome desde la era pasada y esta nueva era, sentimientos encontrados que no pensé que sería capaz de experimentar solo por poder percibirla, ahora los papeles intercambiaban, ella venía al lugar donde me encontraba como si fuera un magnetismo. Pero que servía que nos siguiéramos mutuamente, solo me era fiel a mí misma por el momento.
Astrid- Dama del Pecado
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
Alizé se había desmayado tras recibir el beso de aquella dama fría cual cadáver. Vio como su mundo, todo lo que había vivido, comenzaba a desaparecer, el mundo que algunas vez conoció ya no seria el mismo, ya nada seria lo de antes. Las imágenes que lo habían estado acosando cuando la estrella infernal le hizo recordar todas las penas que tuvo que pasar, se apagaran, como estrellas que se desvanecen en el firmamento, dejando solo un gran y negro vacío.
El chico perdió el conocimiento, quedando recostado sobre las piernas de Astrid. La habilidad del espectro había sido todo un éxito, pues el joven no recordaba nada de su vida anterior. Ahora veía a aquella mujer de forma diferente, ya no era una extraña, tenía un nombre y él lo conocía, desde hace más de una noche.
Llevó su mano al pecho, posándola encima de su corazón, una punzada de dolor lo hizo temblar. Despertó repentinamente, abriendo lo ojos y levantándose de su lugar de reposo. Una vez más los ojos del joven lucían empañados, como cristales sucios. Miró a la Villa en la que Talos tenía su residencia. Aunque Alizé ya no tenia ni la menor idea de quién era el general, Phantasos, el Dios que dormía en su interior si contaba con nítidos recuerdos sobre aquel hombre despreciable.
Phantasos, que solamente estaba para hacer una visita breve, subió su mano a la altura de los hombros para dejar que una energía blanca se concentrara en el centro. Observó el sitio por última vez, antes de hacerlo desaparecer permanentemente. Creía que Talos seguía dentro de la Villa, y lo llenaba de gozo la idea de hacer volar su residencia junto con su propietario.
Seria un gran espectáculo de luces, y fuego que ardería por doquier. El poder de un Dios no se podía comparar con el de los mortales, y aún siendo Phantasos una deidad menor era capaz de realizar ese tipo de demostraciones. La esfera blanquecina sobre su mano se hacía más grande según el odio de Phantasos aumentaba, como si aquella burbuja de blanco color se alimentara de las emociones negativas del Dios de lo irreal.
-Eres despreciable...-
Masculló mientras el fulgor blanco se escapaba de sus manos y volaba rápidamente hacia el hogar de Talos, estallando en una violenta explosión que destruyó la Villa entera. La explosión fue tan monumental que hasta en el lugar en el que él y Astrid se encontraban aparecieron grandes llamas que danzaban con el viento. Era una visión apocalíptica la que contemplaba, y muchas vidas se habían perdido. Vidas que no valían nada, pero vidas al fin.
Después de haberse vengado del General, una sonrisa burlona surcó sus labios, mientras se desplomaba y caía sobre Astrid. Phantasos quería seguir durmiendo, el momento que estaba esperando todavía no había llegado.
-Perséfone.- susurró con los ojos ya cerrados. El Dios de lo irreal pudo sentir la poderosa presencia que sólo podía ser de la reina del inframundo, la consorte de Hades. En cuanto Phantasos se fue Alizé volvió, recuperando el control de su cuerpo. -¿Qué fue lo que me pasó?- le preguntó a la estrella infernal mientras abría sus ojitos. Estaba agotado después de haber recibido la técnica de Astrid y haber eliminado todo rastro de la Villa Almenara.
El chico perdió el conocimiento, quedando recostado sobre las piernas de Astrid. La habilidad del espectro había sido todo un éxito, pues el joven no recordaba nada de su vida anterior. Ahora veía a aquella mujer de forma diferente, ya no era una extraña, tenía un nombre y él lo conocía, desde hace más de una noche.
Llevó su mano al pecho, posándola encima de su corazón, una punzada de dolor lo hizo temblar. Despertó repentinamente, abriendo lo ojos y levantándose de su lugar de reposo. Una vez más los ojos del joven lucían empañados, como cristales sucios. Miró a la Villa en la que Talos tenía su residencia. Aunque Alizé ya no tenia ni la menor idea de quién era el general, Phantasos, el Dios que dormía en su interior si contaba con nítidos recuerdos sobre aquel hombre despreciable.
Phantasos, que solamente estaba para hacer una visita breve, subió su mano a la altura de los hombros para dejar que una energía blanca se concentrara en el centro. Observó el sitio por última vez, antes de hacerlo desaparecer permanentemente. Creía que Talos seguía dentro de la Villa, y lo llenaba de gozo la idea de hacer volar su residencia junto con su propietario.
Seria un gran espectáculo de luces, y fuego que ardería por doquier. El poder de un Dios no se podía comparar con el de los mortales, y aún siendo Phantasos una deidad menor era capaz de realizar ese tipo de demostraciones. La esfera blanquecina sobre su mano se hacía más grande según el odio de Phantasos aumentaba, como si aquella burbuja de blanco color se alimentara de las emociones negativas del Dios de lo irreal.
-Eres despreciable...-
Masculló mientras el fulgor blanco se escapaba de sus manos y volaba rápidamente hacia el hogar de Talos, estallando en una violenta explosión que destruyó la Villa entera. La explosión fue tan monumental que hasta en el lugar en el que él y Astrid se encontraban aparecieron grandes llamas que danzaban con el viento. Era una visión apocalíptica la que contemplaba, y muchas vidas se habían perdido. Vidas que no valían nada, pero vidas al fin.
Después de haberse vengado del General, una sonrisa burlona surcó sus labios, mientras se desplomaba y caía sobre Astrid. Phantasos quería seguir durmiendo, el momento que estaba esperando todavía no había llegado.
-Perséfone.- susurró con los ojos ya cerrados. El Dios de lo irreal pudo sentir la poderosa presencia que sólo podía ser de la reina del inframundo, la consorte de Hades. En cuanto Phantasos se fue Alizé volvió, recuperando el control de su cuerpo. -¿Qué fue lo que me pasó?- le preguntó a la estrella infernal mientras abría sus ojitos. Estaba agotado después de haber recibido la técnica de Astrid y haber eliminado todo rastro de la Villa Almenara.
Alize- Cantidad de envíos : 83
Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
Apenas había percibido la energía de esa mujer, cosa que no me agradaba, pues después de haberme evadido me causó demasiados problemas innecesarios que por si no fuera poco mi fidelidad hacia Hades hubiera terminado por el capricho de una diosa. Miraba fijamente a Alizé, después de borrar todos sus recuerdos era yo la que me debía hacerme responsable de él, mis dedos pasaban por su fina piel, acariciando levemente sus mejillas para que siguiera durmiendo plácidamente o al menos hasta que recuperara la consciencia.
Lentamente el pequeño animal se acercó sentándose a mi lado y recargando su cuerpo a un costado del mío mirando fijamente a mi nuevo acompañante, pasaron algunos segundos en calma hasta que una energía demasiado hostil despertará lo que provoco que Stern retrocediera erizando su pelo levemente por lo que percibía y no era el único que lo hacía. Quedándome quieta observé como de un golpe se colocaba de pie, al parecer no le era de agrado alguno las cosas que ese hombre le hizo pasar al cuerpo de Alizé, bajando la mirada me colocaba detrás suyo pues sabía de quien se trataba en esos momentos. Un gran cúmulo de cosmos era canalizado hacia sus manos, sin tratar de detenerlo dejaba que descargara toda su ira contemplando como la villa era destruida en cuestión de segundos, cualquiera admiraría una obra como esas pero para mí era más que indiferente e incluso ligeramente exagerado pues si había elegido ese cuerpo debía cargar con las consecuencias de sus decisiones y no hacer una simple rabieta descargándose con quien menos debía. Las llamas bailaban unas con otras cubriendo la villa, toda vida y riquezas que surgieron se vieron apagadas efímeramente por la ira de un dios.
Después de aquella obra macabra el rostro de Alizé era irreconocible, sus labios se abrieron mostrando una siniestra sonrisa, caminando hacia a mí, quedando frente a frente murmuro una sola palabra antes de caer directo a mis brazos.
Con que tú también la sentiste.
No había necesidad de decir nada más, solo lo rodeaba entre mis brazos hasta que notando como recuperaba sus sentidos lo veía un poco sorprendida pues ya que muchos no resistirían reaccionando varios días después, no cabía duda que el poder de un dios era el que protegía a ese niño. Besando apenas su frente pues pensaba que era lo mejor no le negaría el cariño que le habían brindado sus padres.
Solo fue un mal sueño… es hora de irnos no es un lugar apropiado para nosotros.
Al despertar solo se daría cuenta del fuego como acababa con los restos de esa construcción, sujetando su brazo dejaba que rodeara la parte trasera de mi cuello para que se apoyara y lentamente avanzáramos a la salida de la villa, además que no dejaría que Persephone nos encontrara aún, Stern nos seguía dando ligeros saltos alrededor de Alizé, por lo que pude intuir la pureza de su alma era lo que daba armonía a cualquiera que pudiera estar a su lado.
Lentamente el pequeño animal se acercó sentándose a mi lado y recargando su cuerpo a un costado del mío mirando fijamente a mi nuevo acompañante, pasaron algunos segundos en calma hasta que una energía demasiado hostil despertará lo que provoco que Stern retrocediera erizando su pelo levemente por lo que percibía y no era el único que lo hacía. Quedándome quieta observé como de un golpe se colocaba de pie, al parecer no le era de agrado alguno las cosas que ese hombre le hizo pasar al cuerpo de Alizé, bajando la mirada me colocaba detrás suyo pues sabía de quien se trataba en esos momentos. Un gran cúmulo de cosmos era canalizado hacia sus manos, sin tratar de detenerlo dejaba que descargara toda su ira contemplando como la villa era destruida en cuestión de segundos, cualquiera admiraría una obra como esas pero para mí era más que indiferente e incluso ligeramente exagerado pues si había elegido ese cuerpo debía cargar con las consecuencias de sus decisiones y no hacer una simple rabieta descargándose con quien menos debía. Las llamas bailaban unas con otras cubriendo la villa, toda vida y riquezas que surgieron se vieron apagadas efímeramente por la ira de un dios.
Después de aquella obra macabra el rostro de Alizé era irreconocible, sus labios se abrieron mostrando una siniestra sonrisa, caminando hacia a mí, quedando frente a frente murmuro una sola palabra antes de caer directo a mis brazos.
Con que tú también la sentiste.
No había necesidad de decir nada más, solo lo rodeaba entre mis brazos hasta que notando como recuperaba sus sentidos lo veía un poco sorprendida pues ya que muchos no resistirían reaccionando varios días después, no cabía duda que el poder de un dios era el que protegía a ese niño. Besando apenas su frente pues pensaba que era lo mejor no le negaría el cariño que le habían brindado sus padres.
Solo fue un mal sueño… es hora de irnos no es un lugar apropiado para nosotros.
Al despertar solo se daría cuenta del fuego como acababa con los restos de esa construcción, sujetando su brazo dejaba que rodeara la parte trasera de mi cuello para que se apoyara y lentamente avanzáramos a la salida de la villa, además que no dejaría que Persephone nos encontrara aún, Stern nos seguía dando ligeros saltos alrededor de Alizé, por lo que pude intuir la pureza de su alma era lo que daba armonía a cualquiera que pudiera estar a su lado.
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Re: [Villa Almenara] Residencia de Talos
Ruinas… a eso se había reducido la imponente residencia de uno de las mas importante generales de Roma, al parecer habían gastado todo el dia en acabar con aquel incendio, las cenizas aun botaban humo y una que otra estructura que quedaba en pie había colapsado al piso, en si lo que se había perdido era la casona principal, sitio en el cual el general romano había crecido, los recuerdos de su familia reposaban en aquel lugar y ahora estaban reducidos a las cenizas.
Talos no contuvo las lagrimas, bajo la cabeza mientras aquel cristalino liquido caia por sus mejillas, sentía como si una parte de su ser le había sido arrebatada a regañadientes, puede que solo fuese una casa, pero aquel sitio aun le mantenía atado a su ya desaparecida familia, a ese deber que debía cumplir como general romano, no permitir que el legado de su familia se perdiera en el tiempo y demostrarle a quienes se atrevieron a matar a sus padres y a su hermana, que no solo habían acabado con sus vidas sino que habían creado un monstruo en la figura de Talos.
Limpiando las lagrimas de su rostro el hombre empezó a recorrer las ruinas, algunos de sus empleados quienes sobrevivieron a la tragedia miraban con tristeza a su amo, quien calculaba las perdidas y junto con ellos sufria, puede que Talos sea una persona manipuladora, egoísta y que solo le interesen sus cosas, pero en el fondo de no haber sido por su tragedia familiar, seria un hombre bueno sin vicios, vicios que solo unos pocos conocían y que habían muerto en aquel incidente.
El general observo a un costado y apretó uno de sus puños, sabia o mejor estaba totalmente seguro de quien había causado todo esto, aquella conversación que tuvo con Octavius le ayudo a abrir los ojos, a quien mas le intresaria que Talos desapareciera del planeta sino a Diva?, la mujer quizá se haya dado cuenta que el general había abandonado palacio lo que significaba un peligro en su permanencia en el poder, además de que el, por el momento era el único que conocía que el Cesar tenia conciencia de que Octavius había regresado de la muerte, y no solo eso, eran un sinnúmero de cosas que Talos había planeado y tenia como prevención en caso que las arpías que lastimosamente dirigían Roma podían usar contra el.
Todo esto era una señal, no podía seguir permitiendo que aquel sueño que el emperador tenia llamado Roma terminara siendo despedazado, convivir con el tantos años había causado una fuerte amistad, tanto como la de un segundo padre, compartir las experiencias que tanto el como su padre mantuvieron en el campo de batalla causaron que Talos se sintiera mas orgulloso por el hijo de quien era, y que la muerte de su progenitor fuese calificada como la mas noble de las acciones, el Cesar siempre se mostraba como un hombre rudo y serio, pero cuando otorgaba la suficiente confianza a sus hombres con ligeras muestras de esta, era cuando se sentía Talos como un protegido del emperador.
Queria ver solo una cosa, si el mausoleo que se encontraba un poco alejado de la residencia había sobrevivido al desastre, para asi contarle a su padre su promesa, pero por encima de todo, jurarle que levantaría a Roma de la agonia y le devolvería la gloria.
Talos no contuvo las lagrimas, bajo la cabeza mientras aquel cristalino liquido caia por sus mejillas, sentía como si una parte de su ser le había sido arrebatada a regañadientes, puede que solo fuese una casa, pero aquel sitio aun le mantenía atado a su ya desaparecida familia, a ese deber que debía cumplir como general romano, no permitir que el legado de su familia se perdiera en el tiempo y demostrarle a quienes se atrevieron a matar a sus padres y a su hermana, que no solo habían acabado con sus vidas sino que habían creado un monstruo en la figura de Talos.
Limpiando las lagrimas de su rostro el hombre empezó a recorrer las ruinas, algunos de sus empleados quienes sobrevivieron a la tragedia miraban con tristeza a su amo, quien calculaba las perdidas y junto con ellos sufria, puede que Talos sea una persona manipuladora, egoísta y que solo le interesen sus cosas, pero en el fondo de no haber sido por su tragedia familiar, seria un hombre bueno sin vicios, vicios que solo unos pocos conocían y que habían muerto en aquel incidente.
El general observo a un costado y apretó uno de sus puños, sabia o mejor estaba totalmente seguro de quien había causado todo esto, aquella conversación que tuvo con Octavius le ayudo a abrir los ojos, a quien mas le intresaria que Talos desapareciera del planeta sino a Diva?, la mujer quizá se haya dado cuenta que el general había abandonado palacio lo que significaba un peligro en su permanencia en el poder, además de que el, por el momento era el único que conocía que el Cesar tenia conciencia de que Octavius había regresado de la muerte, y no solo eso, eran un sinnúmero de cosas que Talos había planeado y tenia como prevención en caso que las arpías que lastimosamente dirigían Roma podían usar contra el.
Todo esto era una señal, no podía seguir permitiendo que aquel sueño que el emperador tenia llamado Roma terminara siendo despedazado, convivir con el tantos años había causado una fuerte amistad, tanto como la de un segundo padre, compartir las experiencias que tanto el como su padre mantuvieron en el campo de batalla causaron que Talos se sintiera mas orgulloso por el hijo de quien era, y que la muerte de su progenitor fuese calificada como la mas noble de las acciones, el Cesar siempre se mostraba como un hombre rudo y serio, pero cuando otorgaba la suficiente confianza a sus hombres con ligeras muestras de esta, era cuando se sentía Talos como un protegido del emperador.
Queria ver solo una cosa, si el mausoleo que se encontraba un poco alejado de la residencia había sobrevivido al desastre, para asi contarle a su padre su promesa, pero por encima de todo, jurarle que levantaría a Roma de la agonia y le devolvería la gloria.
Talos- Juez del Inframundo
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Kyrios
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