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Maison Du Solei >> Establos <<
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Maison Du Solei >> Establos <<
Narración/ Dialogo de Lestat / Dialogo de los esclavos
Los minutos pasaban y Lestat caminaba saliendo de las paredes húmedas de su mansión directo al área este donde sus establos construidos estaban, pero antes de eso el general se detenía e iba a una pequeña caballa donde su velador permanecía descansando. Lestat tocaba la puerta y con ello Julio salía, el general daba el saludo de la mañana y con ello decía:
-Julio amigo mió buenos días tengo una magnifica noticia, me caso con una hermosa dama de nombre Larissa así que mesecito que busques la mayor cantidad de mis empleados para que comiencen a limpiar y adornar la casa, a ti te pido que traigas el juez para que se haga legar la unión, el dinero sabes donde esta así que toma lo suficiente y compren lo necesario… vino, pan, carne lo que sea… flores hermosas como rosas y orquídeas.
-Como usted diga amo Lestat, antes que nada permítame ser el primero en felicitarle, veo que esa decisión le tiene demasiado contento…
-Aunque sea repentino presiento que es lo correcto Julio, cuando la vi por primera vez me dije a mi mismo que seria un idiota si la dejaba ir… y eso es imperdonable… por lo que estoy haciendo que ella se aferre a estar conmigo siempre, además ambos correspondemos los sentimientos de este órgano palpitante… con tu permiso hombre apúrate…
Dicho eso Lestat se alejó y retomó su sendero rumbo a los establos. Ya estando frente a ellos alzó la vos y llamó a su cochero de nombre Luís, a quien con gran impaciencia solicitó arreglar su mejor carruaje de colores oscuros, mientras se sentaba en la entrada del establo y esperaba la llegada de su prometida Larissa. Mirando el cielo y surcando una sonrisa serena dejó que la brisa le despeinara sus cortos cabellos amarillos para suspirar y susurrar:
-Tan repentina la boda es, pero aún así feliz estoy… Larissa amor te juro que todo tus tormentos haré que los entierres en lo más profundo de tus recuerdos. Por todos los Dioses que nervioso estoy, ya quiero que sea de noche y pueda decir mis votos… ¡Oh! Mis votos, ejejejeje, bueno tengo mucho tiempo para pensarlo aún así presiento que terminare siendo espontáneo espero y le encante mi juramento a Larissa…
El general guardo silencio y de brazos cruzados se quedó esperando a que Larissa llegara y así se fueran de inmediato rumbo al mercado romano, para que el pudiera ver lo del vestido de bodas y el anillo… y asimismo invitarla a comer y pasear con ella antes de que la boda se concretara.
Los minutos pasaban y Lestat caminaba saliendo de las paredes húmedas de su mansión directo al área este donde sus establos construidos estaban, pero antes de eso el general se detenía e iba a una pequeña caballa donde su velador permanecía descansando. Lestat tocaba la puerta y con ello Julio salía, el general daba el saludo de la mañana y con ello decía:
-Julio amigo mió buenos días tengo una magnifica noticia, me caso con una hermosa dama de nombre Larissa así que mesecito que busques la mayor cantidad de mis empleados para que comiencen a limpiar y adornar la casa, a ti te pido que traigas el juez para que se haga legar la unión, el dinero sabes donde esta así que toma lo suficiente y compren lo necesario… vino, pan, carne lo que sea… flores hermosas como rosas y orquídeas.
-Como usted diga amo Lestat, antes que nada permítame ser el primero en felicitarle, veo que esa decisión le tiene demasiado contento…
-Aunque sea repentino presiento que es lo correcto Julio, cuando la vi por primera vez me dije a mi mismo que seria un idiota si la dejaba ir… y eso es imperdonable… por lo que estoy haciendo que ella se aferre a estar conmigo siempre, además ambos correspondemos los sentimientos de este órgano palpitante… con tu permiso hombre apúrate…
Dicho eso Lestat se alejó y retomó su sendero rumbo a los establos. Ya estando frente a ellos alzó la vos y llamó a su cochero de nombre Luís, a quien con gran impaciencia solicitó arreglar su mejor carruaje de colores oscuros, mientras se sentaba en la entrada del establo y esperaba la llegada de su prometida Larissa. Mirando el cielo y surcando una sonrisa serena dejó que la brisa le despeinara sus cortos cabellos amarillos para suspirar y susurrar:
-Tan repentina la boda es, pero aún así feliz estoy… Larissa amor te juro que todo tus tormentos haré que los entierres en lo más profundo de tus recuerdos. Por todos los Dioses que nervioso estoy, ya quiero que sea de noche y pueda decir mis votos… ¡Oh! Mis votos, ejejejeje, bueno tengo mucho tiempo para pensarlo aún así presiento que terminare siendo espontáneo espero y le encante mi juramento a Larissa…
El general guardo silencio y de brazos cruzados se quedó esperando a que Larissa llegara y así se fueran de inmediato rumbo al mercado romano, para que el pudiera ver lo del vestido de bodas y el anillo… y asimismo invitarla a comer y pasear con ella antes de que la boda se concretara.
Lestat- Reino : Olimpo
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Re: Maison Du Solei >> Establos <<
Larissa caminaba presurosa por el camino que llevaba a los establos, estaba muy feliz de saber que iba a casarse y tenía plena confianza en que la desición que estaba tomando era la mejor, porque después de todo ella sentía que su amado hombre era realmente sincero en su proceder y no tenía nada que temer; aún no se creía que tan solo hace poco había sido contratada como empleada y ahora ella sería también la señora de ese lugar y dormiría todas las noches en el lecho del amo de esa casa.
Una sonrisa se pintaba en el rostro de la chica de cabellos castaños puesto que el hecho de saber que el anillo que ahora portaba en su dedo anular era la promesa de matrimonio de su futuro esposo la hacía poner tan contenta que no cabía en sí de su emoción, además de eso el ver como todos los empleados, o por lo menos los pocos que se habían quedado en ese lugar; la miraran con sorpresa hacía que su ego y autoestima que ya estaban bastante pisoteados se alzaran por lo menos un poco ante ese suceso especial de su casamiento. No le importaba si no asistía mucha gente lo único que le interesaba era poder ser feliz con ese hombre de cabellos castaños y piel bronceada.
-Lestat querido ya estoy aquí deseosa de poder disfrutar de tu compañía el día de hoy también.
Una vez dicho esto Larissa le dio otro abrazo a su querido amante y lo miró espectante esperando las indicaciones de lo que iban a hacer a continuación, estaba tan emocionada que sentía que su corazón iba a salir volando de su pecho, apenas si podía poner los pies sobre la tierra, estaba en una espesa nube rosada y no bajaba de ella lo cual hacía que se preocupara porque no quería caerse y darse un duro golpe en la tierra, pensaba que los dioses serían muy crueles si ella resultaba estar en un sueño largo y hermoso.
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
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Re: Maison Du Solei >> Establos <<
El joven de cabellos cortos color oro se mantenía en silencio viendo el cielo de la mañana, cuando de repente la voz de Larissa se hizo presente. Girando su rostro hacia la derecha se percataba como su prometida se acercaba rápidamente hacia donde el estaba, provocando que Lestat sonriera y asimismo admirada con detención cada paso que daba la mujer de largos cabellos castaño. Dicha dama abrazaba al general romano provocando que aquel posara sus manos en la curvatura de su delgada cintura y así fijara su mirada con la de ella.
-Hola linda mujer, ¿preparada estas para acompañarme al mercado de Roma? Vamos a comer, a distraernos antes de la boda y así darles tiempo a los pocos empleados que solicite y así arreglen nuestra mansión apropiadamente.
Decía Lestat mientras movía el cuerpo de Larissa de lado a lado. De inmediato el cochero llegaba deteniendo el carruaje negro por un costado de los enamorados, el joven romano suspiraba y con ello en un acto arrebatado cargaba a Larissa, para así dirigirse hacia donde estaban los caballos y la caja estética, que les serviría como medio de transporte en aquella mañana excitante.
El jinete abría la puerta y con ello Lestat ingresaba a la carroza con Larissa entre sus brazos, reposándola en uno de los asientos aterciopelados, mientras el se sentaba en frente cruzando su piernas en forma de escuadra, surcando una sonrisa y admirando el cuerpo de su seductora dama. Los caballos eran arriados y así el carruaje comenzaba a moverse rápidamente saliendo de los parámetros de la casa de Lestat.
-Hola linda mujer, ¿preparada estas para acompañarme al mercado de Roma? Vamos a comer, a distraernos antes de la boda y así darles tiempo a los pocos empleados que solicite y así arreglen nuestra mansión apropiadamente.
Decía Lestat mientras movía el cuerpo de Larissa de lado a lado. De inmediato el cochero llegaba deteniendo el carruaje negro por un costado de los enamorados, el joven romano suspiraba y con ello en un acto arrebatado cargaba a Larissa, para así dirigirse hacia donde estaban los caballos y la caja estética, que les serviría como medio de transporte en aquella mañana excitante.
El jinete abría la puerta y con ello Lestat ingresaba a la carroza con Larissa entre sus brazos, reposándola en uno de los asientos aterciopelados, mientras el se sentaba en frente cruzando su piernas en forma de escuadra, surcando una sonrisa y admirando el cuerpo de su seductora dama. Los caballos eran arriados y así el carruaje comenzaba a moverse rápidamente saliendo de los parámetros de la casa de Lestat.
Lestat- Reino : Olimpo
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Re: Maison Du Solei >> Establos <<
No había duda que el encanto y seducción que transmitía Lestat hacia la joven mujer de cabellos castaños era más que eviente, ella estaba ahora bastante emocionda por el hecho principal de que iba a casarse con un hombre tan guapo que hacía que su corazón latiera con fuerzas, el sentir esas manos masculinas en la estrechez de su cintura hacía que sus deseos porque ya estuvieran casados aumentaran mucho más; principalmente porque era la primera vez que un hombre expresaba tanto amor y desprendimiento hacia ella, porque la verdad era que Larissa estaba más que aferrada a el, estaba atada a Lestat como el preso a la cadena y le gustaba eso, porque se sentía segura con él.
-Está más que dicho que te voy a acompañar querido, después de todo ese es el paso primero para que podamos casarnos, no quiero desaprovechar cada segundo porque de verdad espero ese momento con ansias, no hay nada más en el mundo que desee que no sea mi casamiento contigo.
Una vez dicho esto Larissa dejó que su futuro esposo la cargara en brazos y la dejara en el carruaje, mientras el se sentaba frente a ella mirándola de esa forma que hacía que su cuerpo ardiera a temperaturas no inmaginales por ella en ocasiones anteriores. Estaba enamorada de ese hombre que antes la había tomado de esa forma tan brusca pero complaciente en esa sala oscura apenas alumbrada por unas velas la noche anterior, que rogaba no estar presa de un sueño.
-Lestat eres el mejor regalo que he recibido, y estoy segura que alguien como tú tan especial y único, no es un sueño, por eso es que soy feliz.
Larissa- Berseker de Ares
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Re: Maison Du Solei >> Establos <<
Ya estando en la Mansión del Sol Lestat rápidamente dirigió el caballo rumbo a los establos. El animal cansado estaba por lo que comenzó a amansar su paso, dando la posibilidad de poder observar el derredor de aquel lugar. El general pudo divisar como su casa cambiaba de porte, ya que adornado estaba con telas finas y encajes celestes; flores blancas y otras rojas tal parecía que rosas y orquídeas eran las que destacaban en tan dorados floreros.
Cerrando sus ojos Lestat inhalaba los aromas dulzones pudiendo percatarse de las sales de comida y carne no muy lejos. La luna se alzaba más entre el firmamento por lo que calculó que entre las ocho y las nueve eran. Apurando el paso del caballo el trió dinámico arribó un poco famélico frente a los establos enormes de aquel rubio general.
Lestat no pudo evitar emocionarse y con ello bajar rápido él primero. Tomando la sensual cadera de Larissa éste la bajó y con ello la atrapó entre sus brazos. Girando con ella para que cuando se detuviera le robara un apasionado beso. Sus labios se inundaron con los de la mujer, quitando su resequedad con tan dulzona saliva que excitaba al general, sus manos no pudieron quedarse quietas y comenzaron a masajear por sobre el vestido de Larissa tanto la cadera como la espalda. Dejando suelto unos cuantos suspiros de alivio al probar tan adictos labios.
Separándose de aquel cuadro que lo hacia viajar entre un torrente de irrealidad, observó detenidamente a la señorita y con ello le musitó:
-Ya llegamos amor a casa, mirad que hace mucho frio vamos a nuestros aposentos para que usted se bañe y así se vista adecuadamente… el blanco es para usted y el rojo para mi, así que la cargare hasta la habitación mi amor y no despegues tú mirada de la mía… por favor.
Dicho eso y sin despegar la mirada con la de Larissa. Lestat comenzó a caminar hacia el este rumbo al área habitacional sin evitar sonreír y fraguar un sinfín de ideas locas en su mente con respecto a la boda que ya se venia, la fiesta y lo más deseado para él: la noche de bodas con aquella mujer.
Caminado Lestat seguía rozando sus manos de vez en cuando en ciertas áreas sensibles de Larissa, relamiendo sus labios y bajando su rostro robándole pequeños besos en ciertos lapsos de tiempo, ya que seria un inconveniente caer por descuido de sus deseos.
Cerrando sus ojos Lestat inhalaba los aromas dulzones pudiendo percatarse de las sales de comida y carne no muy lejos. La luna se alzaba más entre el firmamento por lo que calculó que entre las ocho y las nueve eran. Apurando el paso del caballo el trió dinámico arribó un poco famélico frente a los establos enormes de aquel rubio general.
Lestat no pudo evitar emocionarse y con ello bajar rápido él primero. Tomando la sensual cadera de Larissa éste la bajó y con ello la atrapó entre sus brazos. Girando con ella para que cuando se detuviera le robara un apasionado beso. Sus labios se inundaron con los de la mujer, quitando su resequedad con tan dulzona saliva que excitaba al general, sus manos no pudieron quedarse quietas y comenzaron a masajear por sobre el vestido de Larissa tanto la cadera como la espalda. Dejando suelto unos cuantos suspiros de alivio al probar tan adictos labios.
Separándose de aquel cuadro que lo hacia viajar entre un torrente de irrealidad, observó detenidamente a la señorita y con ello le musitó:
-Ya llegamos amor a casa, mirad que hace mucho frio vamos a nuestros aposentos para que usted se bañe y así se vista adecuadamente… el blanco es para usted y el rojo para mi, así que la cargare hasta la habitación mi amor y no despegues tú mirada de la mía… por favor.
Dicho eso y sin despegar la mirada con la de Larissa. Lestat comenzó a caminar hacia el este rumbo al área habitacional sin evitar sonreír y fraguar un sinfín de ideas locas en su mente con respecto a la boda que ya se venia, la fiesta y lo más deseado para él: la noche de bodas con aquella mujer.
Caminado Lestat seguía rozando sus manos de vez en cuando en ciertas áreas sensibles de Larissa, relamiendo sus labios y bajando su rostro robándole pequeños besos en ciertos lapsos de tiempo, ya que seria un inconveniente caer por descuido de sus deseos.
Lestat- Reino : Olimpo
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Re: Maison Du Solei >> Establos <<
Larissa llegó al fin con su prometido a los establos de la villa de su casa, se sentía feliz de poder estar con ese hombre y a punto de casarse, la verdad era que la alegría que estaba experimentando era realmente enorme, su felicidad era total y completamente notoria, tanto que para ella no existían el aroma de las comidas preparadas en ese lugar, ni el sonido del viento golpeando contra la tablas sueltas colgantes de alguna puerta arruinada de los caballos, para ella sólo existía su amado prometido, quien ya había tomado su cuerpo entre sus brazos y en su trance y alegría estaba incluso dando vueltas con ella en ese lugar arrancando una sonrisa de sus labios.
-En serio? Tú sabes que no hay cosa que me alegre más que saber que me casaré contigo y que estaré toda mi vida, me ha gusta eso de los colores amor mío, te aseguro que no podrás olvidarme por muchos horrores que tengas que ver en la guerra, mi recuerdo y el recuerdo de esta noche hará que tú te sientas mejor y conserves tu vida.
Larissa se abrazó bien a su futuro esposo y cubrió su cuello de besos y lamidas, nunca había pensado que un hombre podría amarla para siempre, siguió besando a su amante y acurrucándose aún más, luego de tantas caricias y besos, la mujer de cabellos color avellana empezó a sentirse un tanto encendida por las caricias de su futuro esposo, con el pronto calmaría todos sus deseos porque pronto sería su mujer felizmente casada.
-Hoy día mi querido general, serás el feliz esposo de una mujer maravillosa, te amo tanto y te aseguro que serás muy feliz conmigo.
-En serio? Tú sabes que no hay cosa que me alegre más que saber que me casaré contigo y que estaré toda mi vida, me ha gusta eso de los colores amor mío, te aseguro que no podrás olvidarme por muchos horrores que tengas que ver en la guerra, mi recuerdo y el recuerdo de esta noche hará que tú te sientas mejor y conserves tu vida.
Larissa se abrazó bien a su futuro esposo y cubrió su cuello de besos y lamidas, nunca había pensado que un hombre podría amarla para siempre, siguió besando a su amante y acurrucándose aún más, luego de tantas caricias y besos, la mujer de cabellos color avellana empezó a sentirse un tanto encendida por las caricias de su futuro esposo, con el pronto calmaría todos sus deseos porque pronto sería su mujer felizmente casada.
-Hoy día mi querido general, serás el feliz esposo de una mujer maravillosa, te amo tanto y te aseguro que serás muy feliz conmigo.
Larissa- Berseker de Ares
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Re: Maison Du Solei >> Establos <<
Narración/ Dialogo de Lestat / Dialogo del esclavo
Los minutos pasaban y estos caminaban en silencio por entre los pasillos oscuros de la mansión otorgada como regalo por parte de los sinfines tareas y glorias que el general Lestat había traído para Roma… tiempo atrás; pero que el parecer se habían olvidado en aquella ocasión. El rubio observaba como sus criados se marcaban con sentimientos de preocupación, pero en aquel momento Lestat no tenia tiempo de detenerse y disculparse con cada uno de sus fieles empleados ya que le preocupaba más salvaguardar la vida de su prometida.
Por fin salían de entre las paredes cóncavas de su pequeña villa y así se dirigieron hacia el este donde sus establos permanecían construidos. Llegando a tal zona el general soltó la mano de Larissa para así dirigirse a su velador quien con palabras melancólicas lo despidió:
-Gracias amigo por serme fiel en está ocasión tan penosa, ¿todo está en el carruaje? ¿El vestido de bodas? ¿El oro? ¿Los papeles de titulo de propiedad? ¿Ropa? ¿Comida?
-No todo mi señor, aquí tiene los papeles de propiedad y los anillos de boda (Lestat los tomaba entre sus manos) de lo demás abundan en el carruaje con excepción de ropa para su dama, quien no tenía mucho en el cuarto donde se hospedaba… al igual está empaquetado aquel objeto regalo de Egipto…
-Gracias por ser tan fiel… tú y tus demás compañeros tomen toda riqueza que abunda en la mansión antes de que lleguen el ejército y quemen todo…
-Cómo usted diga mi señor… se que esto no es apropiado…no en esta ocasión sin embargo me disculpo si ofendo por esta oración: felicidades por su boda…
-Gracias…
Sonrió y de inmediato guardó los papeles y los anillos entre su coraza, dirigiéndose hacia donde Larissa estaba la cargó y la metió al carruaje para así decirle:
-El viaje va a hacer largo amor, nos detendremos aproximadamente en tres horas a las afueras de Roma para que descansemos un poco al igual que nuestros caballos.
Dicho eso cerró la puesta y se dirigió a tomar las riendas de los caballos ya que él seria el jinete en aquella travesía. Observando por última vez el lugar comenzó a acarrear los cuadrúpedos mientras susurraba en voz baja para que su prometida no escuchara:
-Discúlpame Olivia todo fue tan rápido… la traición a tú memoria ya la estoy pagando, espero y me perdones por no continuar cumpliendo la promesa que hice en tu lecho de muerte, la cual era siempre tener avivadas aquellas rozas que tanto gustaba de ellas… perdóname ya en el infierno lo pagare…
Esta vez tomaba un rumbo distinto no podía exponerse a ir por el sendero que dividía a toda villa de gente noble e importante por el miedo de encontrarse con una cuadrilla que esperara por él para así encarcelarlo por traidor… los rumores en aquella nación corrían demasiado rápido y no seria extraño que ya supieran que Lestat había desertado por amor a una mujer y no a la nación que lo vio nacer.
Por fin salían de entre las paredes cóncavas de su pequeña villa y así se dirigieron hacia el este donde sus establos permanecían construidos. Llegando a tal zona el general soltó la mano de Larissa para así dirigirse a su velador quien con palabras melancólicas lo despidió:
-Gracias amigo por serme fiel en está ocasión tan penosa, ¿todo está en el carruaje? ¿El vestido de bodas? ¿El oro? ¿Los papeles de titulo de propiedad? ¿Ropa? ¿Comida?
-No todo mi señor, aquí tiene los papeles de propiedad y los anillos de boda (Lestat los tomaba entre sus manos) de lo demás abundan en el carruaje con excepción de ropa para su dama, quien no tenía mucho en el cuarto donde se hospedaba… al igual está empaquetado aquel objeto regalo de Egipto…
-Gracias por ser tan fiel… tú y tus demás compañeros tomen toda riqueza que abunda en la mansión antes de que lleguen el ejército y quemen todo…
-Cómo usted diga mi señor… se que esto no es apropiado…no en esta ocasión sin embargo me disculpo si ofendo por esta oración: felicidades por su boda…
-Gracias…
Sonrió y de inmediato guardó los papeles y los anillos entre su coraza, dirigiéndose hacia donde Larissa estaba la cargó y la metió al carruaje para así decirle:
-El viaje va a hacer largo amor, nos detendremos aproximadamente en tres horas a las afueras de Roma para que descansemos un poco al igual que nuestros caballos.
Dicho eso cerró la puesta y se dirigió a tomar las riendas de los caballos ya que él seria el jinete en aquella travesía. Observando por última vez el lugar comenzó a acarrear los cuadrúpedos mientras susurraba en voz baja para que su prometida no escuchara:
-Discúlpame Olivia todo fue tan rápido… la traición a tú memoria ya la estoy pagando, espero y me perdones por no continuar cumpliendo la promesa que hice en tu lecho de muerte, la cual era siempre tener avivadas aquellas rozas que tanto gustaba de ellas… perdóname ya en el infierno lo pagare…
Esta vez tomaba un rumbo distinto no podía exponerse a ir por el sendero que dividía a toda villa de gente noble e importante por el miedo de encontrarse con una cuadrilla que esperara por él para así encarcelarlo por traidor… los rumores en aquella nación corrían demasiado rápido y no seria extraño que ya supieran que Lestat había desertado por amor a una mujer y no a la nación que lo vio nacer.
Lestat- Reino : Olimpo
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Re: Maison Du Solei >> Establos <<
El camino hacia los establos estaba marcado con una oscuridad más profunda que antes, y es que al final de cuentas el miedo de que algunos entes del ejército pudieran encontrarlos en plena huía, ponía bastante mal a la joven, quien en más de un segundo estuvo a punto de decirle a su amado que detuvieran la huída y que el cumpliera sus obligaciones olvidándose de ella, para siempre, puesto que una mujer que aconseja de esa forma a un soldado, es la menos indicada para ser su esposa y compañera.
El sendero oscuro al fin llegó a su culminación y pudo con ello llegar a los establos, aquel lugar en el que antes habían llegado a la villa con tantas esperanzas, aquel sitio donde su amado había llegado bastante contento pensando en un futuro brillante con ella, aquel lugar en donde ella había sentido que los dioses por primera vez estaban de su parte. Todo aquello estaba completamente muerto, ya no había un futuro tan brillante, ni había tampoco una esperanza de poder hacer feliz plenamente a su amado prometido, ya que después de todo, la joven mujer se sentía culpable de la situación que estaban viviendo.
Corriendo se acercaron al carruaje y luego de que Lestat hablara con sus sirvientes, Larissa entró al carruaje y dejó que su futuro esposo cerrara la puerta, ella de buena gana hubiera querido acompañarlo afuera, porque la verdad era que el carruaje estaba tan lleno de cosas, que le daba miedo que de entre alguna de ellas pudiera salir algún animal para hacerl a asustar, pero lejos de discutirle a su amado sólo escuchó con atención lo que el le dijo y asintió con la cabeza. Ahora ya estaban empezando su viaje, y mientras estaban en todo el trayecto, la joven mujer de cabellos color avellanas estaba cantando en voz baja una canción para poder tranquilizarse, luego empezó a decir sin que Lestat la escuchara:
-Es una lástima que justo cuando nuestros destinos se cruzaron, fue sólo para que yo fuera el inicio de tu deshonra y tu desgracia, pero es que mi deseo posesivo tan egoísta no deja que yo permita si quiera, que una nación podrida esté por encima de mí... Lamento que tengas que pasar por todo esto mi querido Lestat, pero es así como tiene que ser...
El sendero oscuro al fin llegó a su culminación y pudo con ello llegar a los establos, aquel lugar en el que antes habían llegado a la villa con tantas esperanzas, aquel sitio donde su amado había llegado bastante contento pensando en un futuro brillante con ella, aquel lugar en donde ella había sentido que los dioses por primera vez estaban de su parte. Todo aquello estaba completamente muerto, ya no había un futuro tan brillante, ni había tampoco una esperanza de poder hacer feliz plenamente a su amado prometido, ya que después de todo, la joven mujer se sentía culpable de la situación que estaban viviendo.
Corriendo se acercaron al carruaje y luego de que Lestat hablara con sus sirvientes, Larissa entró al carruaje y dejó que su futuro esposo cerrara la puerta, ella de buena gana hubiera querido acompañarlo afuera, porque la verdad era que el carruaje estaba tan lleno de cosas, que le daba miedo que de entre alguna de ellas pudiera salir algún animal para hacerl a asustar, pero lejos de discutirle a su amado sólo escuchó con atención lo que el le dijo y asintió con la cabeza. Ahora ya estaban empezando su viaje, y mientras estaban en todo el trayecto, la joven mujer de cabellos color avellanas estaba cantando en voz baja una canción para poder tranquilizarse, luego empezó a decir sin que Lestat la escuchara:
-Es una lástima que justo cuando nuestros destinos se cruzaron, fue sólo para que yo fuera el inicio de tu deshonra y tu desgracia, pero es que mi deseo posesivo tan egoísta no deja que yo permita si quiera, que una nación podrida esté por encima de mí... Lamento que tengas que pasar por todo esto mi querido Lestat, pero es así como tiene que ser...
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