Alrededores del Santuario: Bosque

Aspros estaba desbordando su energía cósmica en su mano, acumulando, preparándose para mostrarle al pelinegro esa técnica que podría destruir las estrellas. Creía que era fanfarronería al principio pera, todo el poder que destilaba su compañero indicaba que no se trataban de simples alardes; en verdad podría destruir las mismas estrellas con ese golpe. En ese momento la pregunta era, ¿sería él capaz de detener a alguien que podía pulverizar estrellas? Eso era lo que estaba por verse. Una abertura se abrió justo por debajo del futuro General Marino. En el fondo se distinguía un brillo rojo tenue y que era apenas visible, como una hoguera que estaba muy lejos, y de él salían las mariposas negras. Todavía no comprendía por qué las mariposas insistían en seguirle pero eso no le importaba, lo que era crucial era encontrar el modo de neutralizar el ataque de Aspros cuando fuera hacia él. Mientras veía el fondo de la abertura se le ocurrió una forma de atacar, como si una antorcha hubiera despejado la oscuridad en su mente.

-Aspros no te he presentado a mi madre así que ya te toca conocerla.- Dijo el pelinegro mientras una esfera de energía verde fosforescente se concentraba en su mano y unos símbolos flotaban circularmente sobre ella, un hechizo antiguo que servia introducir el alma de una persona dentro de un cuerpo. Se sentía extraño desde que su madre lo abrazó, como si le hubiera transferido el conocimiento para ejecutar esa técnica que más bien parecía un ritual para devolverla a su lado. La hendidura en el espacio, de la que emergían las mariposas y que despedía una irradiación rojiza débil que fulguraba en el fondo se convirtió en un luminiscencia blanca que se expandió dentro de la fisura, derrochando su luz en el espacio oscuro que sólo era avivado por el cosmos de ambos hombres y las estrellas que se observaban en la distancia.

De la grieta, a una velocidad increíble, un enorme ataúd apareció a las espaldas de Night mientras las mariposas se agrupaban a su alrededor, pasando a ser dos estelas que se entrecruzaban y giraban entorno al joven y al objeto lóbrego que estaba detrás suyo. El féretro estaba asegurado con una cadena dorada, tan brillante como el metal que cubría el cuerpo de Aspros.

-De acuerdo, si me quieres conceder el primer ataque, que así sea.- Night le dio la espalda a su compañero, sujetando la cadena que mantenía el féretro sellado. El sonido metálico que hacían los eslabones al chocar cuando Night manipulaba la cadena resonaba con fuera en el ambiente extraterrestre. Con un último movimiento, la cadena terminó de caer, desapareciendo por la abertura mientras las mariposas se alteraban. –Ya está listo. ¡Despierta, María!- Exclamó el joven mientras impactaba la esfera en su mano contra la tapa del ataúd. No sabía cómo pudo aprender esa “magia”, aunque su madre pudo haber tenido algo que ver en eso. La caja se abrió, absorbiendo a las mariposas, las cuales se adherían a un esqueleto que descansaba con los brazos cruzados sobre el pecho. Cerró la tapa y sin hacer mayor esfuerzo, le dio un golpecito al ataúd para hacerlo girar en el aire y lo detuvo después de lograr un ínfimo desplazamiento. -¡Cortina de Magdalena!- Emitió mientras la rapa era removida mágicamente, dejando ver a una mujer con un vestido de lujo negro y un antifaz protegiendo su rostro, el cual evocaba a la mariposa. El pelinegro tomó la mano de la mujer para ayudarla a abandonar el féretro. –Aunque sea un cadáver puedo sentir su calidez.- Sonrió y volvió la vista a Aspros.

-¡Deléitanos con tu canto!- Expresó, provocando que la mujer comenzara a cantar, usando una voz de extraordinario belleza y que al mismo tiempo se escuchaba amenazante.


Mientras la mujer cantaba, una barrera protectora se levantó alrededor de Night, una ilusión que lo resguardaba y lo hacía desaparecer del lugar a él y a la dama del vestido negro, dejando a Aspros solo en la oscuridad. El escenario fue modificado al desvanecerse el joven: el peliazul ya no levitaba en el espacio sino que se hallaba en un mar y el parado en una islita. Sobre su cabeza se cernía un cielo gris y frente a él un mar turbio, que creaban un paisaje poco alentador. Un gigantesco dragón marino, lo que representaba la nueva armadura del Ex-Capricornio, surgió a la superficie asomando su cabeza, exponiendo sus afilados colmillos y observando a Aspros. Al ver a Géminis la bestia se arrojó sobre él, abriendo la boca y listo para devorárselo. Las ilusiones creadas por el cadáver eran perfectas. El que estuviera atrapado dentro de aquella ilusión apreciaría la realidad de formas distintas y aterradoras.

6to Post 2do AF – Especialización

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Interesante técnica, Night...pero creo que has olvidado un detalle muy, muy importante. dijo Aspros mientras observaba como la ilusión del dragón marino lo amenazaba, simplemente la bestia avanzaba como si no hubiera mañana para el Santo de Géminis pero la verdad era otra muy diferente a la que pintaba el pelinegro. Cerrando los ojos y dejando que el viento agitara sus cabellos mientras que sentía cada vez más cerca la presencia de la “bestia”, Aspros expandió una mínima parte de su cosmos en forma de dos líneas que salieron directamente por debajo de sus pies para crear un rectángulo en el suelo, y luego otro y otros más, formando lo que bien podría considerarse un tablero. Como pensabas manipular mi mente? Acaso no recuerdas que fui yo en primer lugar el que pudo determinar la manera de cómo usar tu cerebro en la Casa de Géminis? No deberías de haberlo hecho. explicó el gemelo de Cambre todavía con los ojos cerrados y el semblante serio y confiado que lo caracterizaba bien expresado en su tez. Y tampoco podrás aplicar esta técnica a todo el porcentaje de su capacidad…es poderosa, pero aún te falta experiencia como para poder dominarla enteramente! extendiendo ambos brazos para formar una “T” con su cuerpo el peliazul había abierto los ojos, finalmente uniendo ambas manos en una pose que cualquiera que hubiera visto de primera mano la técnica final del signo de los gemelos reconocería al instante. Pero la encararé, y ahora verás porque realmente tu ilusión no significa nada para mi! Observa, Night…observa con detalle la forma en que-

Con su cosmos ardiendo al máximo y todo su poder reunido en las palmas de sus manos, Aspros se inclinó hacia atrás para finalmente flexionar los codos y colocar ambas palmas por delante de su frente. Instantáneamente la ilusión del mar y la isla se rompieron, siendo reemplazadas por imágenes de incontables planetas, estrellas y galaxias, todas girando alrededor de Géminis y la bestia que ya estaba a menos de un metro de distancia de su objetivo.

-destruyo las estrellas y aplasto las galaxias! exclamó con una fuerza incomparable. Sí, el momento finalmente había llegado.

¡EXPLOSIÓN DE GALAXIAS!

Un simple brillo surgió de las manos de Aspros, impactando directamente en los cuerpos celestes que los rodeaban tanto a él como a la bestia marina para así destrozarlos y causar una serie de estallidos en cadena que terminaron por reducir todo a menos que cenizas con un ruido ensordecedor. En aquel instante, todo había sido absorbido por el brillo dorado de Géminis, quedando reducido a un simple blanco que fue desvaneciéndose poco a poco conforme la tormenta pasaba, retornando la calma al agitado bosque en donde ambos guerreros habían medido sus fuerzas.

Casi instantáneamente, el silencio se apoderó de todo el lugar.

Estaba impresionado por a forma en la que Aspros pudo batir su técnica usando la Explosión de Galaxias, la cual terminó con la ilusión de María. El cadáver de su madre había desaparecido, debido a que ya no era requerida por Night. Sabía que su madre siempre iba a estar con él de ahora en adelante. Reconocía que Aspros tenía razón y que aún le faltaba bastante para poder controlar por completo sus habilidades ilusorias. De nuevo se encontraban en el bosque, lugar en el que el sonido del viento bambolear las ramas y el cantar de algunas aves nocturnas podía ser escuchado. El pelinegro fue hacia su compañero, aunque sólo le rozó el hombro. El destino del joven era otro: la armadura que todavía yacía suspendida en el aire, contorneada por un fulgor azulado. Le recordaba al día en el que obtuvo la armadura de Capricornio, algo que no había solicitado. Sólo era una prueba del excelente guerrero que era; tan poderoso que era elegido por los dioses en lugar de elegir él seguirlos. Aunque era algo diferente al mismo tiempo: en aquella ocasión él estaba en el suelo, observando el ropaje dorado con su cara de novato mientras que esta vez caminaba hacia ella con la cabeza en alto, orgulloso y sin un solo atisbo de duda. –Ven a mí, armadura de Dragón Marino.- Espetó Night, provocando que la armadura vibrara y se dividiera en fracciones de metal anaranjado. El viento se llevó el retazo de tela que cubría su entrepierna, siendo cercado inmediatamente por una vorágine compuesta por las piezas que su nueva protección sagrada, la cual ocultó perfectamente su cuerpo desnudo, ya que no necesitaba de ninguna otra indumentaria. Mientras Aspros combatía la ilusión, Night sintió una energía poderosa provenir de Roma, un cosmos que sólo podía pertenecer a su señora.-Anfitrite… interesante.- Musitó. Caminó hacia el peliazul, mostrando una sonrisa y extendiéndole la mano para estrechársela. –Envíame a Roma, tengo un asunto que resolver allá. Nos volveremos a encontrar, muy pronto, amigo.- Completó.

Entendido Night...pero eso sí, ten cuidado con los dientes. dijo Aspros con una sonrisa mientras se volteaba y chasqueaba los dedos con una naturalidad pasmosa, haciendo que una brecha interdimensional se abriera a las espaldas de su interlocutor como si aquella fuera una enorme boca…y justo en ese momento la advertencia del Santo de Géminis fue más que clara, ya que la abertura simplemente se adelantó para consumir al ex-Santo de Capricornio para así lanzarlo a una vorágine donde el tiempo y el espacio se distorsionaban de una forma u otra…pero de todas formas eso no importaba, como fuera ahora el pelinegro sería enviado directamente hacia el destino que le había indicado: Roma. Ahora lo que importaba era que el peliazul se encontraba totalmente solo…y todavía tenía algo que seguir cumpliendo, por ahora le tocaba continuar con su misión más importante y por tanto, el también debía empezar a marchar.

Ya no tenía encima ni a Night ni a Seiren, de ahora en adelante podría ir con más calma y sin tener que preocuparse por otro. Sin decir ni una sola palabra más, Géminis desapareció de allí en un abrir y cerrar de ojos.

Ya ni siquiera se porque me molesto en intentar ordenar este desastre mental. Dijo de pronto el peliazul entre suspiros, parándose de improviso y apoyando su espalda en el tronco de un árbol al tiempo que se acomodaba un mechón de cabello rebelde que se encontraba molestándolo desde hacía unos minutos atrás. ¿Era tan molesto en tu época? Preguntó Aspros con una ceja levantada.

No tanto como en esta. Al menos en ese momento había gente más preparada. Si antes era malo, ahora es lo peor que he podido ver jamás…no hay ni un solo Santo que en realidad valga la pena, es ridículo. Contestó la sombra de forma maligna, denotando su profunda decepción. Eso incluye a los soldados de los demás ejércitos, por ejemplo a cierto Berserker que había planeado una…alianza de lo más particular. Pero llegado este momento ya no tiene nada que ver, no hay motivos por el cual seguir en esto. Te lo repito ahora y espero que te quede bien asentado en tu cabecita, utiliza el Satán Imperial de una buena vez y terminemos con esto.

Si...supongo. Por cierto…me pregunto donde estará la vaca. Ja, esa ofensa de hace meses parece haberlo afectado bastante. Murmuró el gemelo de Cambre con sorna, levantándose y continuando la marcha hacia las profundidades del bosque dejando a su paso un corto rastro de hojas aplastadas.