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Habitación Astrid
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Habitación Astrid
La oscuridad imperaba en ese sitio, el fuego solo estallaba en pequeñas antorchas para iluminar aquel palacio. Tras un fuerte torbellino de pequeños espejos rotos que resonaban como pequeñas campanas al chocar entre sí, aparecía en medio de la pieza, esta se conservaba tal y como la había dejado la última vez… las sabanas lucían revueltas sobre mi cama mientras ese fino velo azul marino disimulaba dicho desorden. A lado se colocaba una pequeña mesilla mientras al extremo de la habitación otro acceso que conducía al baño.
Lo peculiar de ese lugar es que estaba lleno de espejos, una fascinación que no dejaba de poseer al coleccionar dichos artefactos. Aguardaba en silencio sin dejar de pensar en las palabras de Selene, mis puños se apretaban de tal forma que cuando logré rasgarme con mis uñas estos empezaron a sangrar.
¿Mejor sola que mal acompañada no crees?
Mi cuerpo temblaba por la furia que tenía conmigo misma, hasta que esa voz irrumpió con mi propia soledad. Sin bajar la guardia comenzaba a buscar de dónde provenía exactamente.. No necesitas de nadie… no la necesitas.. después de todo estarías aumentando tus crímenes si pretendías continuar.
No podía creer lo que sucedía, esa voz era… era la mía. Tenía que estar equivocada así que al dar la vuelta descubrí uno de mis tantos reflejos hablándome, sonriendo de una manera más que inusual y casi escalofriante, me acercaba para fijarme que no perdía la razón, tocando el cristal del espejo para ver si era real. Cuando mi dedo se paseó por encima del cristal un recuerdo más afloraba de entre mis pensamientos.
Ahí se encontraba Selene y por detrás de ella estaba yo.. siguiéndola, no era como esos días donde compartíamos nuestro tiempo riendo la una con la otra, ni la vez de cuando entrenábamos para volvernos más fuertes, era sumamente diferente. Por mucho que la siguiera ella tenía en claro cuál era su lugar, incluso como pecado no lograba ser suficiente para nadie en ese mundo. ¿Lo ves?.. por mucho que la hayas seguido siempre terminas sola… incluso ese hombre al que pretendiste acercarte te termino abandonando… dime.. ¿Qué es de tu existencia ahora?... todos los que conociste terminaron alejándose de ti.. llegaste sola en este mundo y así debe de ser. –una lágrima caía demostrando lo herida que estaba.
Si es así no tiene sentido que yo exista..
¡Espera!.. el único que puede decidir tal cosa es Hades…-le daba la espalda a mi propio reflejo, lo que llegara a decir ya no tendría la mínima importancia.
No soportaba el aroma impregnado sobre mi ropa, ese perfume a rosas me hacía imposible olvidarla, desesperada me deshacía de mis prendas para quedar totalmente desnuda.. arrojándolas contra la pared pero eso no parecía ser suficiente, aun sentía su calor sobre mi piel, la sensación de cómo sus labios recorrieron mi cuerpo. Miraba el baño, no lo pensaba dos veces por lo que me metía a la bañera… el agua estaba totalmente fría, no me importaba solo deseaba retirar ese aroma.. casi esperando por mí algunos lirios flotaban a medida que conservaban el perfume de esa flor. Restregaba mi cuerpo con fuerza, tanto que el color de mi piel ya adquiría un tono rojizo de lo mucho que estaba lastimándome.
Lo peculiar de ese lugar es que estaba lleno de espejos, una fascinación que no dejaba de poseer al coleccionar dichos artefactos. Aguardaba en silencio sin dejar de pensar en las palabras de Selene, mis puños se apretaban de tal forma que cuando logré rasgarme con mis uñas estos empezaron a sangrar.
¿Mejor sola que mal acompañada no crees?
Mi cuerpo temblaba por la furia que tenía conmigo misma, hasta que esa voz irrumpió con mi propia soledad. Sin bajar la guardia comenzaba a buscar de dónde provenía exactamente.. No necesitas de nadie… no la necesitas.. después de todo estarías aumentando tus crímenes si pretendías continuar.
No podía creer lo que sucedía, esa voz era… era la mía. Tenía que estar equivocada así que al dar la vuelta descubrí uno de mis tantos reflejos hablándome, sonriendo de una manera más que inusual y casi escalofriante, me acercaba para fijarme que no perdía la razón, tocando el cristal del espejo para ver si era real. Cuando mi dedo se paseó por encima del cristal un recuerdo más afloraba de entre mis pensamientos.
Ahí se encontraba Selene y por detrás de ella estaba yo.. siguiéndola, no era como esos días donde compartíamos nuestro tiempo riendo la una con la otra, ni la vez de cuando entrenábamos para volvernos más fuertes, era sumamente diferente. Por mucho que la siguiera ella tenía en claro cuál era su lugar, incluso como pecado no lograba ser suficiente para nadie en ese mundo. ¿Lo ves?.. por mucho que la hayas seguido siempre terminas sola… incluso ese hombre al que pretendiste acercarte te termino abandonando… dime.. ¿Qué es de tu existencia ahora?... todos los que conociste terminaron alejándose de ti.. llegaste sola en este mundo y así debe de ser. –una lágrima caía demostrando lo herida que estaba.
Si es así no tiene sentido que yo exista..
¡Espera!.. el único que puede decidir tal cosa es Hades…-le daba la espalda a mi propio reflejo, lo que llegara a decir ya no tendría la mínima importancia.
No soportaba el aroma impregnado sobre mi ropa, ese perfume a rosas me hacía imposible olvidarla, desesperada me deshacía de mis prendas para quedar totalmente desnuda.. arrojándolas contra la pared pero eso no parecía ser suficiente, aun sentía su calor sobre mi piel, la sensación de cómo sus labios recorrieron mi cuerpo. Miraba el baño, no lo pensaba dos veces por lo que me metía a la bañera… el agua estaba totalmente fría, no me importaba solo deseaba retirar ese aroma.. casi esperando por mí algunos lirios flotaban a medida que conservaban el perfume de esa flor. Restregaba mi cuerpo con fuerza, tanto que el color de mi piel ya adquiría un tono rojizo de lo mucho que estaba lastimándome.
Astrid- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
Ataques :
AD - Ghost of a Thousand Shades (2550)
AD - Empty Soul (2650)
AM - Reflection (2850)
AM - Dew Bleeding (1950)
AM - Projection & Presence (2950)
AF - The Curse of Narcissus (3150)
Defensa :
Sombra del corazón herido
Cantidad de envíos : 457
Re: Habitación Astrid
Una explosión de pétalos rojos cayó con furia desde el techo de aquella habitación y se materiazó la punta de la hoz de la ira entre ellos para romper en miles de pedazos un gran espejo donde el reflejo de Fiore, una desgraciada llorona y patética se encontraba. Sí, yo había realizado aquella acción y me importaba un cuerno lo que "Astrid" pensara de eso. La había alejado con la idea de que encontrara al hombre que realmente la hacía feliz y no que ahogara sus penas sobre mis labios, aunque no hubiese tenido problema alguno en que así lo hicera pues su olor me embriagaba. Y aún así, aquella hija de puta se había atrevido a recordarme el pasado, aquel horrible error que provocó que la persona que más ame en todas las vidas, mi hermana Sakurey, encontrara la muerte.
Sí, tenía motivos para haber odiado a Fiore, Astrid y como mierda se quisiera llamar una y otra era. Pero superaba ya aquel sentimiento lo que estaba experimentando mi corazón. Era una ira que no conocía y finalmente estaba empezando a concoer el significado de mi pecado y la manera en que no podía controlarlo una vez éste se liberaba al mundo.
Me apoyé en la punta de la hoz de la ira que pegaba en el piso y salté hacia la bañera en que se encontraba ella. Los pedazos de vidrio acompañaban mi trayectoria incluso llegando a cortar levemente mi piel. Me importaba un cuerno. No sentía nada, ni sdolor, ni compasión, ni preocupación por mi rostro inmaculado... todo se veía opacado por la forma en que mi cuerpo se estrellaba en el agua, sobre ella, buscando con desesperación su cuello con ambas manos.
- ¡Ahogate! - Le grité mientras empujaba su cabeza bajo el agua, empapandome yo tambien. - ¡Ahogate y no vuelvas a faltarme el respeto, insolente, maldita engreída! ¡Haré que supliques estar muerta antes de terminar contigo, perra! - La metía una y otra vez bajo el agua y justo cuando estaba a punto de ahogarse la sacaba para que respirara, para que sintiera como sus pulmones se llenaban de mi aroma, de la esencia de rosas, del unico olor en el mundo que hacía que se humedeciera entre sus piernas de placer. - ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Quiero que sufras! ¡Quiero que tragues tanta agua que explotes! Quiero que mueras una y otra y otra vez...
Seguía apretandola, sin darse cuenta que cada vez que la impulsaba bajo el agua, de sus ojos salían lagrimas de rabia y dolor, por un lado, de la persona que fue, aquella que amaba al orgullo... y la persona que era, que lentamente le hacía olvidar lo que era sentir cualquier cosa excepto una profunda ira por todo y por todos.
La empujaba con fuerza, apretando su cuello, quería que se rompiera de una vez pero sentía que aquello habría sido demasiado sencillo. Mis piernas quedaban atrapando el cuerpo de Astrid bajo el mío, y entre mas se rozaban nuestra piel en el agua, con apenas mi ropa evitando que estuviesen completamente en contacto... más sentía un extraño placer en ello, pero no era una satisfacción sadica por lo que estaba haciendo, era más bien... un deseo de haber hecho con ella en ese momento lo último que nos separaba irreconciliablemente.
Sí, tenía motivos para haber odiado a Fiore, Astrid y como mierda se quisiera llamar una y otra era. Pero superaba ya aquel sentimiento lo que estaba experimentando mi corazón. Era una ira que no conocía y finalmente estaba empezando a concoer el significado de mi pecado y la manera en que no podía controlarlo una vez éste se liberaba al mundo.
Me apoyé en la punta de la hoz de la ira que pegaba en el piso y salté hacia la bañera en que se encontraba ella. Los pedazos de vidrio acompañaban mi trayectoria incluso llegando a cortar levemente mi piel. Me importaba un cuerno. No sentía nada, ni sdolor, ni compasión, ni preocupación por mi rostro inmaculado... todo se veía opacado por la forma en que mi cuerpo se estrellaba en el agua, sobre ella, buscando con desesperación su cuello con ambas manos.
- ¡Ahogate! - Le grité mientras empujaba su cabeza bajo el agua, empapandome yo tambien. - ¡Ahogate y no vuelvas a faltarme el respeto, insolente, maldita engreída! ¡Haré que supliques estar muerta antes de terminar contigo, perra! - La metía una y otra vez bajo el agua y justo cuando estaba a punto de ahogarse la sacaba para que respirara, para que sintiera como sus pulmones se llenaban de mi aroma, de la esencia de rosas, del unico olor en el mundo que hacía que se humedeciera entre sus piernas de placer. - ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Quiero que sufras! ¡Quiero que tragues tanta agua que explotes! Quiero que mueras una y otra y otra vez...
Seguía apretandola, sin darse cuenta que cada vez que la impulsaba bajo el agua, de sus ojos salían lagrimas de rabia y dolor, por un lado, de la persona que fue, aquella que amaba al orgullo... y la persona que era, que lentamente le hacía olvidar lo que era sentir cualquier cosa excepto una profunda ira por todo y por todos.
La empujaba con fuerza, apretando su cuello, quería que se rompiera de una vez pero sentía que aquello habría sido demasiado sencillo. Mis piernas quedaban atrapando el cuerpo de Astrid bajo el mío, y entre mas se rozaban nuestra piel en el agua, con apenas mi ropa evitando que estuviesen completamente en contacto... más sentía un extraño placer en ello, pero no era una satisfacción sadica por lo que estaba haciendo, era más bien... un deseo de haber hecho con ella en ese momento lo último que nos separaba irreconciliablemente.
Selene- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
Ataques :
AD - Espinas de la Ira (3750)*
AD - Pétalos Oscuros (3850)*
AM - Enredadera del Infierno (4350)*
AM - Cementerio Silencioso (3450)*
AM - Tumba del Silencio (4150)*
AF - Rosa Sangrienta (4350)*
Defensa :
Capullo de Rosa
Cantidad de envíos : 342
Re: Habitación Astrid
Posiblemente era la única que le podía hacer frente al pecado de la Ira y con la que lamentablemente mantenía un lazo con ella que ni yo misma era capaz de destruir. Me enfermaba esa situación, no dejaba de restregar mi cuerpo con esa agua ligeramente perfumada, quería deshacerme de todo, me había rebajado tanto…
El besarla, el solo momento que deje que abrazara mi cuerpo pero había algo mucho más imperdonable, que yo le hubiera correspondido y más el haber continuado. Declaré en su momento sentimientos que no me permitía expresar, el solo saber que alguien de mi naturaleza poseyera cierta apreciación por esa mujer era aborrecible.
El cuarto era especial, espejos en todos los sitios inimaginables donde parecía jugar un laberinto de ilusiones me resguardaban. Como era de esperarse Selene se presentaba en lo que podrían llamarse los dominios del orgullo, en esa forma tan peculiar en la que ella irrumpía destruyendo todo a su paso. No me sorprendía en lo absoluto pero lo que a continuación…
La pelinegra se abalanzaba rompiendo esa barrera de espejos, no estaría jugando a las escondidas. Hábilmente saltaba sobre mi cuerpo, tomando ágilmente mi cuello comenzando a ahogarme, luchaba con todas mis fuerzas pero no era rival para ella, jamás lo fui.. era débil. Con desesperación tomaba sus manos intentando inútilmente luchar, estaba inmovilizado, burbujas de aire escapaban de entre mis labios mirando con rencor el rostro de Selene. Despues de todo lo que pasamos siempre sería así… mi existencia pasaba a ser insignificante pues ella estaría opacándome, ella era la causa de mis desgracias, la razón por la que precisamente mi vida estaba extinguiéndose bajo el agua. Por extraño que sonara mis mejillas se sonrojaban pues no solo lograba sentir como me sofocaba, sino también como su cuerpo llegaba a friccionar sobre de mí incitándome. Era inaceptable que durante ese momento reaccionara de tal forma.. enterraba mis uñas rasgándola hasta que por fin todo el aire se escapada de mis pulmones.
No existía reacción ni movimiento alguno que denotaran alguna señal de vida, solo la expresión vacía que se dirigía a la faz de Selene…
¿Ese es tu verdadero deseo? –una voz dentro de la mente de esa chica emergía de su cuerpo, su tono se parecía al mío pero era más que imposible cuando tenía entre sus manos mi cadáver bajo el agua.. ¿Esta es tu voluntad o solo te domina el sentimiento de rabia?... tan impetuosa.. tan temible.. aquel ser que pudo compartir la inmortalidad a tu lado y has acabado con su vida…
El arrepentimiento no cabe en tu corazón… ¿deseas matarle una vez más?..
Aunque sonara indiferente este se mezclaba con un matiz de determinación, cada palabra que despedía abrazaba más el cosmos en descontrol de la Ira.
Todo se difuminaba, mi cuerpo se desvanecía frente a la mirada de la egipcia quedando sola en la bañera, todo su atuendo estaba empapado marcando a la perfección la silueta de su cuerpo..
Eres predecible… no me extraña que no puedas aceptar la verdad a estas alturas. Lo peor es que soy la única para encararte..
Mis brazos se extendían abrazando el cuerpo de esa chica, era vulnerable pero ¿quién esperaba que Selene terminara yendo justamente a la boca del lobo?.. recargaba mi mentón sobre su hombro derecho, mis pechos se comprimían contra su espalda con más fuerza… la misma con la que la estrechaba a mí. El aroma a rosas inundaba la habitación, uno que trataba de eliminar pero era imposible ya formaba parte de mí.
Sssshhh.. no dejes que te domine… –situaba mi mano hasta su corazón, este palpitaba por las emociones de su dueña. Fui capaz de jugar con su mente, técnica que me prometí nunca emplear pero eso era una promesa de tantas…
¿Pudiste desahogarte?… ¿sentiste placer cuando mi vida se escapaba de tus manos?...
No eres la única que tiene la habilidad de decir cosas hirientes, yo jamás deseé lastimarte pero ¿Cómo esperabas que reaccionara cuando tú misma me dices a qué lugar pertenecer?... esperaba mucho más de ti… se supone que eres impulsiva.. tomas lo que deseas cuando lo deseas.. entonces ¿por qué te acobardas al momento de querer tomarme?
Adoras vivir en un mundo de mentiras Selene.
La liberaba colocándome de pie.. caminando delante de ella, aun se notaba la desnudes de mi cuerpo pero los largos mechones de mi cabello rubio lograban cubrir mis senos y otras partes ante la mirada de mi acompañante, no me avergonzaba en absoluto. Bajando la cabeza la encaraba pero esta vez le miraba con lástima.
¿Dónde quedaron tus agallas y esa pasión con la que te jactabas ser mejor que yo?... anda esta vez no intervendré.. toma mi vida como trataste de hacerlo hace unos instantes. Sinceramente me estarías haciendo un favor al matarme… humíllame hasta que estés satisfecha.. veremos si Wyvern o algún otro llena el vacío de tu existencia..
¡Adelante! ¿no era esto lo que tanto deseabas?
El besarla, el solo momento que deje que abrazara mi cuerpo pero había algo mucho más imperdonable, que yo le hubiera correspondido y más el haber continuado. Declaré en su momento sentimientos que no me permitía expresar, el solo saber que alguien de mi naturaleza poseyera cierta apreciación por esa mujer era aborrecible.
El cuarto era especial, espejos en todos los sitios inimaginables donde parecía jugar un laberinto de ilusiones me resguardaban. Como era de esperarse Selene se presentaba en lo que podrían llamarse los dominios del orgullo, en esa forma tan peculiar en la que ella irrumpía destruyendo todo a su paso. No me sorprendía en lo absoluto pero lo que a continuación…
La pelinegra se abalanzaba rompiendo esa barrera de espejos, no estaría jugando a las escondidas. Hábilmente saltaba sobre mi cuerpo, tomando ágilmente mi cuello comenzando a ahogarme, luchaba con todas mis fuerzas pero no era rival para ella, jamás lo fui.. era débil. Con desesperación tomaba sus manos intentando inútilmente luchar, estaba inmovilizado, burbujas de aire escapaban de entre mis labios mirando con rencor el rostro de Selene. Despues de todo lo que pasamos siempre sería así… mi existencia pasaba a ser insignificante pues ella estaría opacándome, ella era la causa de mis desgracias, la razón por la que precisamente mi vida estaba extinguiéndose bajo el agua. Por extraño que sonara mis mejillas se sonrojaban pues no solo lograba sentir como me sofocaba, sino también como su cuerpo llegaba a friccionar sobre de mí incitándome. Era inaceptable que durante ese momento reaccionara de tal forma.. enterraba mis uñas rasgándola hasta que por fin todo el aire se escapada de mis pulmones.
No existía reacción ni movimiento alguno que denotaran alguna señal de vida, solo la expresión vacía que se dirigía a la faz de Selene…
¿Ese es tu verdadero deseo? –una voz dentro de la mente de esa chica emergía de su cuerpo, su tono se parecía al mío pero era más que imposible cuando tenía entre sus manos mi cadáver bajo el agua.. ¿Esta es tu voluntad o solo te domina el sentimiento de rabia?... tan impetuosa.. tan temible.. aquel ser que pudo compartir la inmortalidad a tu lado y has acabado con su vida…
El arrepentimiento no cabe en tu corazón… ¿deseas matarle una vez más?..
Aunque sonara indiferente este se mezclaba con un matiz de determinación, cada palabra que despedía abrazaba más el cosmos en descontrol de la Ira.
Todo se difuminaba, mi cuerpo se desvanecía frente a la mirada de la egipcia quedando sola en la bañera, todo su atuendo estaba empapado marcando a la perfección la silueta de su cuerpo..
Eres predecible… no me extraña que no puedas aceptar la verdad a estas alturas. Lo peor es que soy la única para encararte..
Mis brazos se extendían abrazando el cuerpo de esa chica, era vulnerable pero ¿quién esperaba que Selene terminara yendo justamente a la boca del lobo?.. recargaba mi mentón sobre su hombro derecho, mis pechos se comprimían contra su espalda con más fuerza… la misma con la que la estrechaba a mí. El aroma a rosas inundaba la habitación, uno que trataba de eliminar pero era imposible ya formaba parte de mí.
Sssshhh.. no dejes que te domine… –situaba mi mano hasta su corazón, este palpitaba por las emociones de su dueña. Fui capaz de jugar con su mente, técnica que me prometí nunca emplear pero eso era una promesa de tantas…
¿Pudiste desahogarte?… ¿sentiste placer cuando mi vida se escapaba de tus manos?...
No eres la única que tiene la habilidad de decir cosas hirientes, yo jamás deseé lastimarte pero ¿Cómo esperabas que reaccionara cuando tú misma me dices a qué lugar pertenecer?... esperaba mucho más de ti… se supone que eres impulsiva.. tomas lo que deseas cuando lo deseas.. entonces ¿por qué te acobardas al momento de querer tomarme?
Adoras vivir en un mundo de mentiras Selene.
La liberaba colocándome de pie.. caminando delante de ella, aun se notaba la desnudes de mi cuerpo pero los largos mechones de mi cabello rubio lograban cubrir mis senos y otras partes ante la mirada de mi acompañante, no me avergonzaba en absoluto. Bajando la cabeza la encaraba pero esta vez le miraba con lástima.
¿Dónde quedaron tus agallas y esa pasión con la que te jactabas ser mejor que yo?... anda esta vez no intervendré.. toma mi vida como trataste de hacerlo hace unos instantes. Sinceramente me estarías haciendo un favor al matarme… humíllame hasta que estés satisfecha.. veremos si Wyvern o algún otro llena el vacío de tu existencia..
¡Adelante! ¿no era esto lo que tanto deseabas?
Astrid- Dama del Pecado
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Re: Habitación Astrid
- ¡Mentiras! ¿Mentiras? – Le gritó Selene desde el agua poniéndose de pie con rapidez. - ¡Mírate a ti misma Orgullo! Eres tu quien vive la vida a través de espejos, sólo ilusiones siempre negándote a ver la realidad. ¿Cómo es posible que alguien como tú me pueda decir en que creer, que es verdad y que no lo es?
Los ojos de Selene ardían con rabia, reflejando la poca luz con que se iluminaba el cuarto del orgullo. Pero en sus pupilas se dibujaba el hermoso cuerpo de aquella mujer. Realmente era perfecta en todo sentido, lejos lo más bello en el jardín de los pecados. Y aún así, Selene pensaba que toda esa belleza era realmente un escudo para que los que se le acercaban omitieran observar a su interior, una especie de distracción… una trampa para poder tomar las riendas de cualquier combate.
No lo iba a ser con Selene. Orgullo había pasado demasiado tiempo seduciéndola y jugando con sus instintos. Ella, una verdadera guerrera del linaje de Ankrahsemun, no iba a dejar que algo tan vulgar como la belleza y los instintos pasionales se interpusieran en su deseo de luchar. Esa era después de todo, su primera prioridad en la vida. Había vuelto al mundo con el mero propósito de que su cuerpo fuera un medio para causar muerte en nombre de Hades, llenar los corazones mortales del vicio de la Ira. Iba a volver a ser aquella guerrera que hacía temblar a cualquiera con su presencia y que podía luchar con dos caballeros dorados a la vez si así lo deseaba. Astrid la dejaría de engañarla con su belleza y su voz seductora, guardaría todo aquello y nunca más saldría a la luz.
- ¿Quieres ver mis agallas y mi pasión, arpía? – el agua alrededor de Selene comenzó a subir en gotas que flotaron a su alrededor. Se sintió como retumbaban las paredes de aquella habitación y uno a uno los espejos se fueron rompiendo por miles de enredaderas que atravesaban todo a su paso. Las paredes se rasgaron y en su lugar aparecieron rosas, enredaderas que florecían a una velocidad alarmante adornando del rojo escarlata tan típico en Selene. - ¿Quieres ver mi coraje? – Le volvió a preguntar mientras desde las baldosas aparecían más enredaderas, rompiendo y despedazando todo lo que había sobre el nivel del suelo, pero sin acercarse al diámetro en donde estaba parada Astrid. – Siempre tan impulsiva y estúpida Orgullo. Muy bien… ¿Me ofreces tu vida? La acepto con gusto. Desde ahora tu vida me va a pertenecer, y no... no te quiero matar, pero haré de tu miserable existencia una tortura tan grande que desearás morir cada segundo que pases lamiendome los pies. ¿Aún me ofreces tu vida? Encantada... es mía. Haré que recuerdes el motivo por el cúal soy la lider de los Siete Pecados.
Las rosas florecían dejando su perfume en el ambiente. Era embriagante, tanto o más incluso que el olor a lirios en el cabello de esa hermosa mujer. Los ojos de Selene brillaban con un color violáceo, su cabello flotaba en risos que se formaban por su cosmoenergía alterada. No estaba jugando, Orgullo había despertado por completo al pecado de la Ira, y tal vez… ya no habría forma de detenerla hasta que una de ellas muriera.
- No te compares al dragón… no le llegas ni a los talones, Orgullo.
Y con esas palabras, movió sus manos indicándole a las rosas que hacer con el cuerpo de Astrid. Las enredaderas comenzaron a moverse frenéticamente desde todas direcciones posible hacia ella. Selene no estaba jugando, de verdad la estaba atacando.
____________
OFFROL – Ataco sólo con el Efecto Secundario, de acuerdo con las reglas para ello.
ENREDADERA DEL INFIERNO:
Si tu cosmo pasa los 40 el que reciba esta técnica onrol quedará atrapado por las enredaderas sin que pueda volver a atacar ni defender, pero tampoco ser atacado. Es una inmovilización completa que terminará una batalla. Para salir de este efecto se necesita Defensa especial 80 .
Los ojos de Selene ardían con rabia, reflejando la poca luz con que se iluminaba el cuarto del orgullo. Pero en sus pupilas se dibujaba el hermoso cuerpo de aquella mujer. Realmente era perfecta en todo sentido, lejos lo más bello en el jardín de los pecados. Y aún así, Selene pensaba que toda esa belleza era realmente un escudo para que los que se le acercaban omitieran observar a su interior, una especie de distracción… una trampa para poder tomar las riendas de cualquier combate.
No lo iba a ser con Selene. Orgullo había pasado demasiado tiempo seduciéndola y jugando con sus instintos. Ella, una verdadera guerrera del linaje de Ankrahsemun, no iba a dejar que algo tan vulgar como la belleza y los instintos pasionales se interpusieran en su deseo de luchar. Esa era después de todo, su primera prioridad en la vida. Había vuelto al mundo con el mero propósito de que su cuerpo fuera un medio para causar muerte en nombre de Hades, llenar los corazones mortales del vicio de la Ira. Iba a volver a ser aquella guerrera que hacía temblar a cualquiera con su presencia y que podía luchar con dos caballeros dorados a la vez si así lo deseaba. Astrid la dejaría de engañarla con su belleza y su voz seductora, guardaría todo aquello y nunca más saldría a la luz.
- ¿Quieres ver mis agallas y mi pasión, arpía? – el agua alrededor de Selene comenzó a subir en gotas que flotaron a su alrededor. Se sintió como retumbaban las paredes de aquella habitación y uno a uno los espejos se fueron rompiendo por miles de enredaderas que atravesaban todo a su paso. Las paredes se rasgaron y en su lugar aparecieron rosas, enredaderas que florecían a una velocidad alarmante adornando del rojo escarlata tan típico en Selene. - ¿Quieres ver mi coraje? – Le volvió a preguntar mientras desde las baldosas aparecían más enredaderas, rompiendo y despedazando todo lo que había sobre el nivel del suelo, pero sin acercarse al diámetro en donde estaba parada Astrid. – Siempre tan impulsiva y estúpida Orgullo. Muy bien… ¿Me ofreces tu vida? La acepto con gusto. Desde ahora tu vida me va a pertenecer, y no... no te quiero matar, pero haré de tu miserable existencia una tortura tan grande que desearás morir cada segundo que pases lamiendome los pies. ¿Aún me ofreces tu vida? Encantada... es mía. Haré que recuerdes el motivo por el cúal soy la lider de los Siete Pecados.
Las rosas florecían dejando su perfume en el ambiente. Era embriagante, tanto o más incluso que el olor a lirios en el cabello de esa hermosa mujer. Los ojos de Selene brillaban con un color violáceo, su cabello flotaba en risos que se formaban por su cosmoenergía alterada. No estaba jugando, Orgullo había despertado por completo al pecado de la Ira, y tal vez… ya no habría forma de detenerla hasta que una de ellas muriera.
- No te compares al dragón… no le llegas ni a los talones, Orgullo.
Y con esas palabras, movió sus manos indicándole a las rosas que hacer con el cuerpo de Astrid. Las enredaderas comenzaron a moverse frenéticamente desde todas direcciones posible hacia ella. Selene no estaba jugando, de verdad la estaba atacando.
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OFFROL – Ataco sólo con el Efecto Secundario, de acuerdo con las reglas para ello.
ENREDADERA DEL INFIERNO:
Si tu cosmo pasa los 40 el que reciba esta técnica onrol quedará atrapado por las enredaderas sin que pueda volver a atacar ni defender, pero tampoco ser atacado. Es una inmovilización completa que terminará una batalla. Para salir de este efecto se necesita Defensa especial 80 .
Selene- Dama del Pecado
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AD - Espinas de la Ira (3750)*
AD - Pétalos Oscuros (3850)*
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AF - Rosa Sangrienta (4350)*
Defensa :
Capullo de Rosa
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Re: Habitación Astrid
El miembro 'Selene' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Ataque medio' : 4
--------------------------------
#2 'Cosmos' : 41
#1 'Ataque medio' : 4
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#2 'Cosmos' : 41
Dados- Admin
- Cantidad de envíos : 24794
Re: Habitación Astrid
Dos partes de mí estaban en eterno conflicto: la primera sentía un amor un tanto obsesivo por complacer a Selene, desde que mis memorias regresaron solo estaba segura de los momentos en los que buscaba estar a su lado, no negaba que en ocasiones deseaba escapar para no tener que obstruir en su camino o mucho peor… el segundo era la rivalidad de quererla superar.. demostrar que yo era mejor que ningún otro ser en la tierra.
Ahí estaba frente a ella, escuchando cada una de las palabras que declaraba con semejante odio…
Ahora sí puedo decir que has madurado.. –esa voz.. aquella que se inmiscuía en asuntos que realmente no le concernían, yo era la que debía declarar si había logrado madurar o no, yo sola tenía ese derecho.
Ahí es donde te equivocas, nunca me he negado a ver la realidad de las cosas y por esa razón al vivir tanto entre ilusiones soy capaz de reconocer las mentiras que te dices a ti misma, convenciéndote casi de una manera ingenua de que es verdad.
Nadie dijo que sería sencillo el encontrarme con Selene, ni mucho menos que una volvería a esos días donde compartimos un lazo de amistad. Respiraba profundamente, no viviría engañada bajo falsas promesas.. falsos sentimientos y emociones. Era la primera vez que cuestionaba la actitud de esa mujer, siempre confiando ciegamente como un perro a pesar de que era golpeada constantemente por sus caprichos, realmente estaba cansada.. tenía que romper ese ciclo… debía de hallar alguna manera de la que me separara de su lado.
La ausencia de mis palabras eran más que evidentes, mis ojos se fijaban en el brillo casi purpureo que destilaba su cuerpo a través de sus poros. La estructura de la habitación se resquebrajaba cuando llamaba a las rosas, lo único que podía envidiarle hasta esos días era que ella aún seguía siendo capaz de crear vida…
Inmóvil esperaba con ansias desaparecer pero Selene me conocía bastante bien, sabía que eso mismo era lo que buscaba y esperaba. Ya no era capaz de tolerar a nadie que no fuera mi propia personalidad, aquella que entraba en conflicto constante al tener que mantener una postura totalmente neutral.
Algo en mi interior pedía a gritos que reaccionara, me ordenaba que detuviera este inútil juego… o más bien lo atribuía a un mero instinto de supervivencia. No huiría.. no la enfrentaría… no desgastaría mis fuerzas en nadie que se mereciera mi atención y eso le constaba ahora a mi “hermana”. Las enredaderas cumplieron exactamente la orden de la egipcia, ya que mi cuerpo estaba siendo atrapado, las espinas encajaban sobre mi piel dejando que la sangre brotara…
Mi cuello, cintura, brazos, muslos… cada parte de mí había sido perfectamente inmovilizado, una reacción para semejante castigo debía expresarse tras un grito de dolor pero esa penitencia no se comparaba al sufrimiento que estaba forzada a vivir a lado de Selene, por lo que tal parecía que la persona que estaba frente a ella era una muñeca.. un mero títere. Las rosas se alimentaban con la esencia de mi sangre, las volvía singularmente más bellas por lo que no se resistieron ante la idea de seguir mancillando mi cuerpo para extraer más de esa vital esencia, fueron tentadas por la belleza.
Un segundo paso antes de que me rindiera completamente, no toleraba que me rebajaran y mucho menos que me compararan. Apretaba mis puños demostrando una emoción que me negaba a expresar…- Hablando de amores perdidos eh… ¿con que de eso se ha tratado todo este tiempo?.. que va!... siempre se ha tratado de eso todo este maldito tiempo. Cada era fuiste en busca de los brazos de ese hombre, para ti nada es suficiente.
Nada te será suficiente…
Mentira.
Debí haberme dado cuenta que jamás te hice falta.. Mentira. Eres y seguirás siendo esa niña tonta… ¡Mentira!. Me arrepiento totalmente de siempre acabar a tu lado.. siempre traté de ver aunque sea el mínimo gesto de reconocimiento de tu parte pero bien… lánzate a buscar a tu querido dragón de alas oscuras.. seguramente ardes en deseos de buscarle!
¡Lárgate! Lárgate Selene a buscarlo antes de que acabe con tu preciado mundo… ¡SI!. –mi cosmos se encendía bajo la reacción de la Ira.. no era la única que tenía una habilidad especial.- Exterminaré con todo… así que si no acabas con mi vida ahora mismo.. iré a buscar no solo a Wyvern si no a todos aquellos que han robado tu atención de mí.
Ahí estaba frente a ella, escuchando cada una de las palabras que declaraba con semejante odio…
Ahora sí puedo decir que has madurado.. –esa voz.. aquella que se inmiscuía en asuntos que realmente no le concernían, yo era la que debía declarar si había logrado madurar o no, yo sola tenía ese derecho.
Ahí es donde te equivocas, nunca me he negado a ver la realidad de las cosas y por esa razón al vivir tanto entre ilusiones soy capaz de reconocer las mentiras que te dices a ti misma, convenciéndote casi de una manera ingenua de que es verdad.
Nadie dijo que sería sencillo el encontrarme con Selene, ni mucho menos que una volvería a esos días donde compartimos un lazo de amistad. Respiraba profundamente, no viviría engañada bajo falsas promesas.. falsos sentimientos y emociones. Era la primera vez que cuestionaba la actitud de esa mujer, siempre confiando ciegamente como un perro a pesar de que era golpeada constantemente por sus caprichos, realmente estaba cansada.. tenía que romper ese ciclo… debía de hallar alguna manera de la que me separara de su lado.
La ausencia de mis palabras eran más que evidentes, mis ojos se fijaban en el brillo casi purpureo que destilaba su cuerpo a través de sus poros. La estructura de la habitación se resquebrajaba cuando llamaba a las rosas, lo único que podía envidiarle hasta esos días era que ella aún seguía siendo capaz de crear vida…
Inmóvil esperaba con ansias desaparecer pero Selene me conocía bastante bien, sabía que eso mismo era lo que buscaba y esperaba. Ya no era capaz de tolerar a nadie que no fuera mi propia personalidad, aquella que entraba en conflicto constante al tener que mantener una postura totalmente neutral.
Algo en mi interior pedía a gritos que reaccionara, me ordenaba que detuviera este inútil juego… o más bien lo atribuía a un mero instinto de supervivencia. No huiría.. no la enfrentaría… no desgastaría mis fuerzas en nadie que se mereciera mi atención y eso le constaba ahora a mi “hermana”. Las enredaderas cumplieron exactamente la orden de la egipcia, ya que mi cuerpo estaba siendo atrapado, las espinas encajaban sobre mi piel dejando que la sangre brotara…
Mi cuello, cintura, brazos, muslos… cada parte de mí había sido perfectamente inmovilizado, una reacción para semejante castigo debía expresarse tras un grito de dolor pero esa penitencia no se comparaba al sufrimiento que estaba forzada a vivir a lado de Selene, por lo que tal parecía que la persona que estaba frente a ella era una muñeca.. un mero títere. Las rosas se alimentaban con la esencia de mi sangre, las volvía singularmente más bellas por lo que no se resistieron ante la idea de seguir mancillando mi cuerpo para extraer más de esa vital esencia, fueron tentadas por la belleza.
Un segundo paso antes de que me rindiera completamente, no toleraba que me rebajaran y mucho menos que me compararan. Apretaba mis puños demostrando una emoción que me negaba a expresar…- Hablando de amores perdidos eh… ¿con que de eso se ha tratado todo este tiempo?.. que va!... siempre se ha tratado de eso todo este maldito tiempo. Cada era fuiste en busca de los brazos de ese hombre, para ti nada es suficiente.
Nada te será suficiente…
Mentira.
Debí haberme dado cuenta que jamás te hice falta.. Mentira. Eres y seguirás siendo esa niña tonta… ¡Mentira!. Me arrepiento totalmente de siempre acabar a tu lado.. siempre traté de ver aunque sea el mínimo gesto de reconocimiento de tu parte pero bien… lánzate a buscar a tu querido dragón de alas oscuras.. seguramente ardes en deseos de buscarle!
¡Lárgate! Lárgate Selene a buscarlo antes de que acabe con tu preciado mundo… ¡SI!. –mi cosmos se encendía bajo la reacción de la Ira.. no era la única que tenía una habilidad especial.- Exterminaré con todo… así que si no acabas con mi vida ahora mismo.. iré a buscar no solo a Wyvern si no a todos aquellos que han robado tu atención de mí.
Astrid- Dama del Pecado
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Sombra del corazón herido
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Re: Habitación Astrid
Miró aquel fardo de rosas que envolvía a Astrid inmovilizándola. Dio unos pasos desde el agua, se paró frente a la mujer y le dio dos cachetadas fuertes. Una con el dorso de su mano y la otra, aprovechando el impulso con la palma. Era la forma en que la Ira hacía reaccionar al orgullo. Quizas, no todas las acciones de Selene fueran entendibles para Astrid, pero ella se entendía a si misma y eso era todo lo que contaba. ¿De verdad quería estar cerca de Orgullo? Claro que sí. Si no lo hubiese querido, habría lanzado la tumba del silencio aunque se hubiese hecho trizas. Si Astrid no veía aquello, era simplemente por orgullo. Pero así era mejor. Para ambas.
- ¿Quieres una verdad Orgullo? Te la daré. – Dijo sujetando el fardo que se había formado alrededor del cuerpo de la muchacha con los látigos de espinas de rosas. La miraba a los ojos con maldad, con la verdadera esencia de lo que representaban los espectros en el inframundo. No estaban ahí para hacer amigos, amar, buscar la felicidad. Estaban ahí con el mero propósito de servir a Hades y nada más. – Sigo siendo la líder de los siete pecados y no voy a perder a una aliada como tú nuevamente por tus patéticos sentimientos. Somos tan fuerte como los jueces de Hades, y vamos a dar el ejemplo de ello. Por eso, Orgullo, voy a golpearte… una y otra vez… hasta que borres esa sensación de amor que guardas por mí. Voy a hacerte sangrar…hasta que no sienta los nudillos de mis puños. Desfiguraré tu rostro si es necesario, te sacaré los ojos para que nunca más puedas verme. Arrancaré de cuajo tus sentimientos aunque para ello te tenga que sacar el corazón. ¿Entendiste?
Pateo el fardo dejándolo caer al suelo. Miró a Astrid desde la altura, con desinteres pero al mismo tiempo resentimiento… una expresión muy extraña que se formaba en su rostro.
- Haré que me odies con toda tu alma si es que aun no lo haces ¿Sabes por qué? – Selene se agachó con sus rodillas flexionadas frente a ella y le limpió la sangre del rostro con su mano, esparciéndosela aun más por sus mejillas blancas. – Porque así nací esta era. Mi padre solía decir… “Cuando el odio llena nuestro corazón, la forma más productiva de utilizarlo… es a través del fortalecimiento del alma y el cuerpo.” Pues bien, vamos a entrenar nuestros cuerpos y almas para fortalecernos. ¿Odias al dragón verdad Astrid? Fabuloso. Te daré la oportunidad única de hacerte más fuerte que él y matarlo por tu cuenta ¿Te parece un trato justo? … Cuando termine de entrenar con tu cuerpo, te llevaré a ver al dragón… haré que tengas que ver como caigo en sus brazos, y sólo te dejaré salir de estas ataduras cuando vea en tus ojos que tanto yo como él no existimos para ti. Cuando demuestres de una vez que eres uno de los siete pecados.
Selene tomó desde el cuello el fardo y comenzó a arrastrarlo sin mayor esfuerzo. Lo iba a llevar hasta el patio del palacio de la primavera, para que Astrid aprendiera la primera lección.
- ¿Quieres una verdad Orgullo? Te la daré. – Dijo sujetando el fardo que se había formado alrededor del cuerpo de la muchacha con los látigos de espinas de rosas. La miraba a los ojos con maldad, con la verdadera esencia de lo que representaban los espectros en el inframundo. No estaban ahí para hacer amigos, amar, buscar la felicidad. Estaban ahí con el mero propósito de servir a Hades y nada más. – Sigo siendo la líder de los siete pecados y no voy a perder a una aliada como tú nuevamente por tus patéticos sentimientos. Somos tan fuerte como los jueces de Hades, y vamos a dar el ejemplo de ello. Por eso, Orgullo, voy a golpearte… una y otra vez… hasta que borres esa sensación de amor que guardas por mí. Voy a hacerte sangrar…hasta que no sienta los nudillos de mis puños. Desfiguraré tu rostro si es necesario, te sacaré los ojos para que nunca más puedas verme. Arrancaré de cuajo tus sentimientos aunque para ello te tenga que sacar el corazón. ¿Entendiste?
Pateo el fardo dejándolo caer al suelo. Miró a Astrid desde la altura, con desinteres pero al mismo tiempo resentimiento… una expresión muy extraña que se formaba en su rostro.
- Haré que me odies con toda tu alma si es que aun no lo haces ¿Sabes por qué? – Selene se agachó con sus rodillas flexionadas frente a ella y le limpió la sangre del rostro con su mano, esparciéndosela aun más por sus mejillas blancas. – Porque así nací esta era. Mi padre solía decir… “Cuando el odio llena nuestro corazón, la forma más productiva de utilizarlo… es a través del fortalecimiento del alma y el cuerpo.” Pues bien, vamos a entrenar nuestros cuerpos y almas para fortalecernos. ¿Odias al dragón verdad Astrid? Fabuloso. Te daré la oportunidad única de hacerte más fuerte que él y matarlo por tu cuenta ¿Te parece un trato justo? … Cuando termine de entrenar con tu cuerpo, te llevaré a ver al dragón… haré que tengas que ver como caigo en sus brazos, y sólo te dejaré salir de estas ataduras cuando vea en tus ojos que tanto yo como él no existimos para ti. Cuando demuestres de una vez que eres uno de los siete pecados.
Selene tomó desde el cuello el fardo y comenzó a arrastrarlo sin mayor esfuerzo. Lo iba a llevar hasta el patio del palacio de la primavera, para que Astrid aprendiera la primera lección.
Selene- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
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Capullo de Rosa
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Re: Habitación Astrid
Si aquel hombre quería estar solo bien por él ya que estaba más ocupada en mis propios asuntos y cavilaciones. El sentimiento que me ahogaba debido a la diferencia de emociones entre una consciencia y la otra se hacía más y más pesado conforme pasaban los segundos, misma razón por la cual tan solo me doblegaba y desaparecía en un destello purpúreo que me transportó directamente a un lugar al que nadie más tenía acceso.
Siempre había sido así, siempre había estado sola en la vida y ni siquiera mi avatar humano escapaba de esa realidad. La misma Astrid había sentido el punzante dolor de la espada de la soledad.
Abriéndome paso a través de mi habitación con dificultad debido al dolor que se había apoderado de mi pecho llegaba frente al magno espejo de bordes especialmente labrados en plata con detalles en zafiros y pequeños hilos colgados de oro, un objeto que según se decía había pertenecido al Orgullo original y tal vez, a las Moiras.
Creo que ya no más. No puedo más con esto.- dije lentamente mientras me arrodillaba y juntaba mis dos manos al frente de mi rostro, materializando un fragmento de cristal brillante que reflejó la escasa luz que llegaba a mi desde las antorchas y la lámpara colgadas en la pared y el techo. – Vivir en este mundo no tiene sentido…prefiero dormir y dejar que todo siga su curso. - murmuré con calma dejando que el cristal empezara a girar con parsimonia así como mi piel se sentía ligera, demasiado ligera.
Aquella era la forma más pura del Orgullo, el pecado más grande e imborrable de todos los siete que existieron desde los albores del tiempo de los humanos: la conveniencia personal y absoluta. Ya Hades no importaba, ya los demás pecados no importaban…solo mi propia salvación y mi acomodo.
Llévame lejos…Narciso. - susurré soplando directamente en el cristal que cual arena se dispersó en el aire, rodeándome y rasgando mi vestido y armadura así como mi piel y mi alma acompañado de una finísima película de cosmos plateado…
Levantándome casi poseída di un paso al frente, encontrándome a pocos centímetros de chocar contra el enorme espejo y tras otro paso…crucé el umbral a un lugar donde no habría nada más que yo. Yo y mi Orgullo…para siempre.
No es suficiente… - dije con testarudez dando otro paso más y otro y otro y otro más cruzando espejos colocados en fila uno delante del otro, avanzando a través de lugares de los que ni siquiera yo misma tenía consciencia para perderme y existir en soledad…siempre en soledad ya que el Orgullo no dejaba lugar a más que a sí mismo. – Ya… … …aquí… … … - concluí cerrando mis ojos al dar un paso decisivo hundiéndome en una sustancia totalmente desconocida y notando que finalmente todo desaparecía…todo excepto mi esencia y mi corazón. Estaba sola con el Orgullo…yo era el y el era yo. Éramos uno solo y a la vez, todo…
Sin saber cómo y porque, si en realidad importarme y perdiendo la noción al poco o mucho tiempo, sabía que el espejo de mi habitación se había resquebrajado al medio para desplomarse consecuentemente…
…y realmente, no importaba. Ya nada importaba más que yo misma…
Siempre había sido así, siempre había estado sola en la vida y ni siquiera mi avatar humano escapaba de esa realidad. La misma Astrid había sentido el punzante dolor de la espada de la soledad.
Abriéndome paso a través de mi habitación con dificultad debido al dolor que se había apoderado de mi pecho llegaba frente al magno espejo de bordes especialmente labrados en plata con detalles en zafiros y pequeños hilos colgados de oro, un objeto que según se decía había pertenecido al Orgullo original y tal vez, a las Moiras.
Creo que ya no más. No puedo más con esto.- dije lentamente mientras me arrodillaba y juntaba mis dos manos al frente de mi rostro, materializando un fragmento de cristal brillante que reflejó la escasa luz que llegaba a mi desde las antorchas y la lámpara colgadas en la pared y el techo. – Vivir en este mundo no tiene sentido…prefiero dormir y dejar que todo siga su curso. - murmuré con calma dejando que el cristal empezara a girar con parsimonia así como mi piel se sentía ligera, demasiado ligera.
Aquella era la forma más pura del Orgullo, el pecado más grande e imborrable de todos los siete que existieron desde los albores del tiempo de los humanos: la conveniencia personal y absoluta. Ya Hades no importaba, ya los demás pecados no importaban…solo mi propia salvación y mi acomodo.
Llévame lejos…Narciso. - susurré soplando directamente en el cristal que cual arena se dispersó en el aire, rodeándome y rasgando mi vestido y armadura así como mi piel y mi alma acompañado de una finísima película de cosmos plateado…
Levantándome casi poseída di un paso al frente, encontrándome a pocos centímetros de chocar contra el enorme espejo y tras otro paso…crucé el umbral a un lugar donde no habría nada más que yo. Yo y mi Orgullo…para siempre.
No es suficiente… - dije con testarudez dando otro paso más y otro y otro y otro más cruzando espejos colocados en fila uno delante del otro, avanzando a través de lugares de los que ni siquiera yo misma tenía consciencia para perderme y existir en soledad…siempre en soledad ya que el Orgullo no dejaba lugar a más que a sí mismo. – Ya… … …aquí… … … - concluí cerrando mis ojos al dar un paso decisivo hundiéndome en una sustancia totalmente desconocida y notando que finalmente todo desaparecía…todo excepto mi esencia y mi corazón. Estaba sola con el Orgullo…yo era el y el era yo. Éramos uno solo y a la vez, todo…
Sin saber cómo y porque, si en realidad importarme y perdiendo la noción al poco o mucho tiempo, sabía que el espejo de mi habitación se había resquebrajado al medio para desplomarse consecuentemente…
…y realmente, no importaba. Ya nada importaba más que yo misma…
Astrid- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
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AD - Empty Soul (2650)
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