Habitación de Alessa

-Uff…

Suspiró con gran alivio la dama del pecado. Parecía que contenta estaba o por lo menos aquella media sonrisa aparentaba su efímera felicidad. Sus ojos brillaron apenas se percataba del final de aquel extenso y muy aburrido pasillo. Puertas y más puertas y uno que otra ventana era lo que adornaba el lugar. La mujer de larga cabellera azulada en si no le daba importancia a eso, lo único que quería hacer era llegar y acostarse en la cama, desnudarse y después tomar un extenso y placentero baño, para bajar el calor corporal que comenzaba a gaviarle.

La mujer terminaba sus pasos huecos, quedando en frente de la puerta de la última habitación de esa área. Inhalando con profundidad la dala simplemente giró la perilla, escuchando con gran claridad como el seguro se iba abriendo de poco en poco, soltando la presión de la puerta para que ésta simplemente se adentrada a la oscura y un poco húmeda la habitación.

Rascando su nuca Alessa simplemente se adentró y con brusquedad cerró la puerta, y casi arrastrando sus pequeños pies la mujer se dejo caer ante la comodidad de la cama que permanencia en aquel lugar solitario. Su cuerpo se hundió por la suavidad de aquella especie de colchón. La dama suspiraba largo y tendido a son de gemido por el alivio al sentir como sus músculos se estiraban. Cerrando sus ojos simplemente sonrió, aquella había decidido que lo único que haría era dormir demasiado hasta sentir que sus fuerzas se recuperaban…

-Sólo unos cuantos días, por favor dios de los sueños. Concede a la pereza dormir unos días para así simplemente retomar fuerzas.

Alessa podía sentir como su musco se destensaban por gracia de aquel reposo sobre la cama, que aunque sinceramente la mujer lo sentía un poco rígida, pero en si eso le agradaba por que podía percatarse como su huesos como músculos tronaba. Suspiraba de alivio con un sentimiento en verdad de convencimiento la dama lentamente cerró sus cristalinos ojos y suspiró. Relamía sus labios con una parsimonia en verdad erótica, después sintió como el céfiro bufar en su cuarto generando que su cuerpo desnudo se estrepitara ligeramente. Aquella de la nada se levantaba quedando sentada en medio de la cama. Arqueó sus cejas y comenzó a pensar que lo mejor que podía hacer en aquel momento ameno era nitrilo y qué mejor con un baño.

Alessa divisaba que en frente de ella estaba una puerta que daba a un cuarto anexo, aquella inquirió que será el baño de su aposento, por lo que simplemente extendió sus brazos y piernas, estirándose mientras bostezaba. De inmediato aquella desnuda mujer se levantaba y rápidamente se dirigía a al puertezuela, mientras rascaba su mejilla derecha e inhalaba los aromas que se expedían en derredor.

Con paso lento la mujer por fin llegaba a la puerta, tomando el picaporte lo giró y as se adentro al pequeño cuarto que mantenía una bañera… buscó los recipientes de agua y con tranquilidad vertió el agua para que con su cosmos ligueramente la entibiará… tronando su cuello de derecha a izquierda se adentró a la bañera, recargando su espalda en el borde, suspirando y cerrando los ojos… para simplemente disfrutar de la humedad… se podía ver como en las esquinas se acumulaba un manto pardo, signo de que tan sucio tenía el cuerpo Alessa, más sin embargo aquello no le interesó… simplemente comenzó a silbar y a dejar que la amena paz del baño la tranquilizara por completo, que ya muy bien lo necesitaba.

La dama del pecado permanecía [justify]sumergida con los ojos cerrados en aquella bañera. El agua de poco en poco se iba ensuciando por cuestiones de la tierra que había acaparado en todo el viaje la pobre mujer. Lo único que se podía escuchar en aquel cuarto de baño era, el mecer del agua y su golpetear en los costados de aquel mueble de mármol, como los constante suspiros de aquella vagabunda.

Pero toda aquella paz tenía que acabar, no podía seguir perdiendo el tiempo, y como fue, la mujer abría abruptamente sus ojos, mirando el frente con su vista entrecerrada, el calor altísimo calor de su cuerpo siendo enfriado por las aguas del baño, habían generado el emanar de un vapor blanquecino que circundaba su alrededor, distorsionando prácticamente las imágenes que le eran adornos del ambiente.

Suspirando Alessa sujetaba los costados de la bañera como un soporte para así poder levantarse. Con lentitud el agua se escurrió por todo su cuerpo, cayendo por los costados también a borbotones. Su cuerpo desnudo brillaba al son de luces de las velas, remarcando con erotismo sus senos y muslos.

Tronando los huesos de sus manos al cerrarlas a medio puño la mujer salió de la bañera, dejando un charco de agua en los primeros pasos que daba. Tomando una toalla se cubría medio cuerpo, acaparando específicamente sus senos de tamaño promedio hasta su pubis. Relamiendo sus labios tomaba una segunda toalla la cual enrollaba en su cabeza, para así simplemente salir de aquel cuarto, dirigiéndose de inmediato a la cama, sentándose, suspiraba y aquella simplemente se quedaba ida mirando uno de los muebles que adornaba su cuarto.

Los minutos pasaron como si nada, aquella simplemente veía el frente, como si quisiera encontrar un por qué a aquella situación ¿que hacía aquella ahí? ¿Cuál era su verdadero papel en ese mundo? Eran unas de las tantas dudas que mareaban a la pobre mujer, quien terminaba aguatando negativamente la cabeza para poder así despertar de su trance. Lo mejor que ella podía hacer en esos inhóspitos tiempos de silencio era pelear y no refutar… defender su honor y nunca flaquear, ya después ludiría con los juzgados de sus hermanas o peor aún del Dios que supuestamente defendia.

Y después de varios minutos de cavilar la dama del pecado pereza se levantó de la cama. Algo no le cuadraba de todo aquel lugar, estaba tan cayado y de cierta manera desesperaba a Alessa, ella estaba acostumbrada a ser rodeada con incontables sonidos y bullicios, por lo que el mutismo lo único que le provocaba era una incontenible desconfianza. Aunque sonara ridículo así era para la muchacha de cabellos azulados. Suspirando y mirando por todos lados decidió que lo correcto era vestirse y después salir de aquellas cuatro paredes que la aprisionaban.

Alessa se encaminó a uno de los tantos muebles que yacían en la habitación y abriéndolo buscó por unos cuantos minutos algunas prendas que le sirvieran para cubrir su desnudo ser. Lo único que encontraba eran pedazos largos de lienzo blanco, eso no le ayudaba mucho, pero siendo un tanto ingeniosa la mujer, se las arregló. Enrollando los trapos en su cuerpo formó una sencilla falda que le cubría hasta las rodillas, y para su pecho lo único que hizo fue enrollar unas tiras delgadas que asemejaban ser vendas, pura cubría sus senos.

Después de un rato de verse en lo que parecía ser un espejo la mujer terminó convencida de que aquel atuendo era lindo para andar divagando en un palacio donde ninguna alma en pena rondaba. Suspirando y relamiendo los labios rápidamente Alessa se daba la media vuelta y con prontitud se acercaba a la puerta y cuando comenzaba a girar la perilla un tremendo calor comenzó a invadir su razón.

Ésta parpadeaba mientras aferraba la mano derecha en la perilla, podía ver como el metal de poco en poco se iba derritiendo, simplemente Alessa no entendía que diablos estaba pasando. Ya había sufrió horas atrás con el despertar de una técnica, con el ahogamiento y sufrimiento del nacer de cosmos, porqué en aquel momento volvía a soportar todo aquella. Si bien ella pensaba que estaba demasiado débil y aseguraba que no podría aguantar aquello. Temía que culminara sus días de guerrera por que no soportara lo que se avecindara.

Podía sentir un tremendo calor que evaporizaba toda el agua residual en su cuerpo, tras el baño. Sus musculo se cimbraban y el dolor una vez más nacía en el, sólo que aquello era totalmente distinto a veces anteriores. Aquel malestar la encloquecía por completo, parecía como si fuera fatal… aquello no era normal y bien lo sabía Alessa. Suspirando y aguantando el gemido, la mujer caía hincada. Aguatada miraba por todos lados, sentía como su sangre se calcinaba por dentro, naciendo en ella tal vez por primera vez miedo verdadero a la muerte…

-Ashh… ohmmm…pero ¿Qué mierda me está pasando ahora? Ahh, maldito dolor, no es iguala a los otros o con los mismos patronos, que aunque agudos eran, sabía muy bien que saldría de ellos y sus efectos, estos shsss dan la impresión que me mataran si no me pongo lista… ashh ¡Maldición! Asss…

Decía la dama del pecado pereza entre gemidos, remarcando que tan grande era su agonía. Hincada veía por todos lados. De repente una sensación punzante directa en su medula espinal generaba que ésta se contorsionara hacia atrás hasta caer al suelo, mientras comenzaba a salivar como si un ansia la devorara descontroladamente. El tremendo calor que comenzaba a sentir en todo su cuerpo era asfixiante y desesperante, por lo que aquella de repente perdía la razón y con ello comenzaba a rasgar la piel de su abdomen.

-Ahhhhh!! ¡Maldita sea! ¡Quema! ¡Quema! Ahhssss… ¡Agua! ¡Agua!…aggsshh… por todo laso Dioses Ass ¿Qué diablos me sucede? Eso no es normal… no está al nivel de los otras reacciones que he padecido… agsddsssdd… ahh!!

Alessa seguía gimiendo, y arañándose la piel de su abdomen como si fuese una bestia embravecida y fuera de control que tan sólo reaccionaba enloquecida por el tremendo dolor. El enorme calor que expedía dese su interior comenzaba a surtir efecto a vista. La piel de aquella mujer que siempre se había caracterizado por su insipidez comenzaba a tornarse trigueña, como si tomase un perfecto bronceada. Pequeñas ondas de calórico comenzaban a distorsionar las imágenes y con ello la temperatura de la habitación aumento.

Como pudo la pecaminosa de Hades se levantó del suelo y como pudo se encaminó a la bañera. Apenas la mujer moribunda veía el agua se lanzaba hacia a ella y con ello su cuerpo humedecía, se podía ver que tan caliente en realidad estaba el pobre cuerpo de aquella guerrera, pues apenas su piel era rosada con el agua sucia de la bañera un tremendo vapor se soltaba, opacando la luz del cuarto de baño. De la nada aquella suspiraba y con ello un enorme alivio la envolvió, podía sentir como sus músculos que se había dilatado por el calor se explayaban y como la sensación de ardor se disipaba. Recargando su nuca en la bañera aquella agradecida mientras que pequeños gemidos de placer salían de su garganta reseca.

-Ashhs!!… pero que bien se siente… ohmm sí… uf!!… ashhmmm… ohmm. Oh maldita sea, pero ¿Qué diablos fue todo eso que ha pasado? La verdad esto es nuevo, y para peor, no entiendo nada, esa sensación de dolor, de agonía, de como se iba calcinando mi cuerpo lentamente, fue terrible… difícil de explicar, está vez sentía que si moría, así de sencillo. Este nuevo poder no es para bien, no para el mío según veo, siento que si lo empleo moriré… ashss!! Maldita sea no entiendo nada.

Dijo Alessa mientras pasaba sus manos y así quitaba el exceso del agua que se había formado tras el vapor. Suspiraba de alivio al sentir como su cuerpo se establecía de nueva cuenta con respecto a la temperatura, dejando tan sólo un fantasma de lo que había vivido minutos atrás. Relamiendo sus resecos labios y suspirando la mujer se estiraba en la bañera, la cual permanecía bacía, después con mera tranquilidad posós sus manso en los costados de dicho mueble, pues estaba dispuesta a levantarse.

Lentamente echaba su cuerpo hacia adelante y sus piernas plegaban a su liso abdomen, para así poder hacer perfectamente el esfuerzo de alzarse, y cuando iba a medio proceso aquella de la nada sentía de nueva cuenta aquel punzante dolor. Podía percatarse como los huesos de su medula se iban desquebrajando al mismo tiempo de que la temperatura de su cuerpo se alzaba de nueva cuenta. Alessa, la dama del pecado quien gemía del agudo dolor, cerraba sus ojos y con fuerza apretaba con ambas hasta sangrar el quicio de la bañera.

Tanta era la presión de sus manos que terminaba desquebrajando dicho mueble de aseo. Cayendo de inmediato hacia el frente, golpeando su pecho con el frente de la tina, quedado aquella inconsciente por unos cuantos segundos, reflejándolo en como se mecían sus brazos de adelante hacia atrás hasta que por fin reaccionaba, y eso gracias al dolor que manaba desde su interior. La mujer comenzaba a contorsionarse, salivando y ahogando sus gemidos tras el morder de sus labios. De nueva cuenta el calor comenzaba a rostizar su pobre piel. El calor que salía por cada poro de la piel de dicha pecaminosa terminaba fundiendo los acabados de metal de la bañera.

Alessa estaba demasiado alterada que no podía pensar bien el qué haría para que aquella agonía culminara, por lo que lo único que pudo hacer fue ponerse a gatas sobre el piso y asimismo elevar su cosmos para quedar encapsulada en aquel pequeño portal de energía puara.

Enorme error por parte de aquella espectro de Hades que agonizaba en la soledad. Alessa había generado con su cosmos una capsula creyendo que con aquella acción de su parte estaría mejor, que el dolor se disiparía y así todo regresaría a la “normalidad”, pero todo se había efectuado de manera contraria. La pobre dama comenzaba a sentir un tremendo dolor que penetraba por doquier. Era más que claro que ésta sin duda explotaría en la locura, pero no fue así. Como pudo la mujer se levantó, de su nariz con aquella presión sangre a borbotones salía, como también de sus oídos y boca, pero eso no fue un problema para la mujer, quien mal trecha comenzó a dar unos cuantos pasos hacia el frente. Alessa presentía que eso culminaría pronto, sólo era de aguantar y tratar de no destrozar con su cosmos medio palacio.

Pasos tras pasos, gemidos, espasmos… suspiros y un poco de sangre, como también aquel estrago. Alessa estaba a punto de rendirse, ya dudaba de que de esa situación saldría viva, pero cuando se iba dejar consumir por el cosmos quela encapsulaba de repente una pequeña idea brotó. Lo mejor que pida hacer era que aquella concentración de energía se explayar y que en el firmamento se dispersara, pero para ello la mujer tenía que salir cuanto antes, por lo que concentrando su cosmos para que aquella esfera que le circulara no se extendiera más la dama del pecado pereza comenzó a salir del cuarto del baño, mientras que atrás lo único que dejaba era pura ceniza, producto de lo que la esfera de energía pura consumía.

Se podía escuchar los crujidos de la madera compactados por culpa de la radiación que Expedia el cuerpo semidesnudo de la muchacha de cabellos azulados. Sin embargo, a aquella mujer simplemente no le interesaba el como quedaría su habitación tras aquella escabrosa situación, en su mente lo único que permanecía era la necesidad descontrolada de salir de aquel lugar, sentir la brisa fresca del inframundo, quitarse de aquel dolor agonizante y poder dormir, pero ¿cómo diablos hacerlo cuando su cárcel permanecía alzada a cuatro paredes rodeándola y frustrándola.

De poco en poco la mujer se fue dirigiendo a la entrada del aposento y de inmediato, al momento de que su mano se alzaba dirigiéndose a la perrilla de la puerta, un diámetro como de metro y medio, afectando la puerta como la pared que en frente tenía Alessa se cuarteó y en fracción de segundos, como haciendo una fuerza de dilatación explotó en cientos de corpúsculos, dejando visible el pasillo del palacio. Aquella sinceramente no entendía nada de lo que pasaba, simplemente tragó saliva y con ello comenzó a dar los primeros pasos saliendo de entre los escombros, rogaba que su plan sirviera pues de lo contrario tenía que declinar y dejarse vencer por aquella rara manifestación de energía.