Habitación de Huéspedes

Tan solo fueron contados los pasos que dio Alessa para estar frente a lo que seria su cuarto por durante unos días mientras se mantenía como huésped de honor en Egipto. Su mirada recayó en la perilla y tan sol suspiro para así tronar sus dedos y desvanece la técnica de tiempo que tenia embriagando el ambiente, siendo posible el despetrificar de los mundanos sirvientes de aquel palacio, y dando otro chasquido el Cords Gelidus desvaneció descongelando a los guardias egipcios.

Rascando su cabeza la mujer giro la perilla y con leve fuerza empujo la puerta, adentrándose a la ostentosa habitación, alzando su mirada hacía el techo con la boca abierta admiro tan hermosa arquitectura, adentrándose mas mientras se despojaba de su harapienta capa, saliendo un tanto eufórica la alimaña que en los distritos del Tiber había encontrado, haciendo su nido en dicho cuero, la mujer llegaba a la cama y con templanza comenzó a despojarse de la aradura de espectro, quedando completamente desnuda.

Subiendo la diestra hasta su rostro con fuerza arranco el parche que marcaba diferencia en su rostro delgado y fino. Relamido sus labios abrió su ojo izquierdo y tan solo bastaron unos cuantos segundos para que el color y la limpidez llegaran a dicho órgano. Viendo de reojo una puerta adherida a la pared del costado derecho, pudo reducir que se trataba del baño, por lo que cadenciosamente se dirigió a dicho apartado y empujando con fuerza la puertezuela, se proyectó la imagen de una tina llena de agua fría, por lo que dando paso tras paso la mujer se recostó en tal lugar de porcelana y así humecto por largo tiempo su reseca piel.

En la cabecera de la tina yacía un estropajo e hierba de olores que servían como un neutralizador de grasa corporal, por lo que tallando con astucia la mujer se limpio cada impureza que cargaba consigo… y así estuvo por durante una media hora apñorximadamente, sintiendo que ya estaba lo suficiente limpia tanto de cuerpo como su cabello, salió del agua goteando el suelo que pisaba, tomando una toalla un tanto larga se seco y así enrolló el lienzo en su delgado cuerpo, tomando otro pedazo de limpio envolvió sus cabellos y así se dirigió una vez mas al cuarto donde dormiría.

Viendo que en frente tenia un pequeño ropero de hermosos acabados que parecían ser jeroglíficos, adentro sus manos y con ello un largo vestido blanco muy común en esas tierras saco. Respirando un tanto exagerada la mujer se despojó de la toalla y así se puso aquella prenda de algodón. Estaba demasiado justo para su gusto, ya que remarcaba su anchas caderas y su busto, no podía casi caminar puesto que la falda era entera y sus piernas no estaban acostumbradas a tan apretados lujos materiales, por lo que como pudo se dirigió a la cama y tomando una de sus espadas, la desenfundo y corto por el costado del vestido una abertura que hacia que la falda se explayara y dejara a vista simple la denudes de su muslo derecho y su pierna, aventando su tizona hacia un costado, la cual caía tenida en al cama la mujer se diario al palco de aquella habitación.

Estando ya afuera desenrolló la toalla de su cabeza y así dejo que la brisa fría secara sus largos y húmedos cabellos azulados, los cuales se ondeaban alocadamente por detrás de su espalda. Su vista proyectaba una serie de imágenes hermosas de aquel paradisiaco lugar; la luna en aquella noche serena era en verdad intrigante y las estrellas… por los dioses si que era hipnóticas, suspirando y relamiendo sus labios grueso Alessa se dirigió hacia el balaustrada del balcón y así se sentó, posando su pie derecho en el barandal, haciendo que su vestido cortado se escurriera hacia abajo y desnudaba por completo su jugosa extremidad, posando al igual su brazo diestro sobre su rodilla, tan solo observó el firmamento dejando que la brisa le susurrara un sinfín de sinfonías un tanto monótona, pero al fin y acabo muy embriagantes.

-¿Qué pasara ahora?…

Alessa esta varada en sus pensamientos, tanto que no había presentido la figura de un segundo en su habitación. Mientras que la luna bañaba y remarcaba las partes sensuales de su cuerpo, esta suspiró y con ello bajo el rostro, los segundos pasaron y de repente el aroma que le circundaba cambio, una fragancia un poco espera se hizo notoria causando que esta alzara su rostro y lo girara hacia adentro de la habitación, quedándose perpleja al ver la silueta de un ser masculino en la puerta, su vista se agudizó y pudo divisar como aquel estaba tan sorprendido como ella.

Surcando una tierna sonrisa y ladeando el rostro, la mujer giró su tórax y con ello bajó su pierna derecha, para así mantenerse sentada en la barandilla del palco, cruzándose de extremidades y dejando desnudo su muslo diestro, mientras que sus movimientos de acomodamiento generaba el bamboleo de sus senos y con ello el mecer de sus largos cabellos, la mujer suspiró y dijo con un tono aterciopelado:

-Buenas noches querido Juez, mi nombre Alessa es, una estrella del infierno, compañera de armadura con Ira, pase y póngase cómodo por favor no rechacé mi humilde invitación… pero antes que eso, dígame ¿Qué hace irrumpiendo en mi habitación querido? Míreme no tengo las prendas perfectas para recibirle, a mi eso no me molesta pero… ¿Y a usted? (suspirando y bajando el rostro, mientras hacia mas grande su sonrojeó) he estado aburrida sabe, y una compañía para por lo menos platicar no hace mal ¿O me equivocó corazón? Por eso no se ponga nervioso y pase, venga a contarme algunas historias de Egipto antes de que me retire de estas arenosas tierras.

Dicho eso la mujer cerró sus ojos, mientras dejaba que la brisa solemne que se mantenía danzante entre sus cabello le susurrara un sinfín de cosas, ladeando el rostro y posando su mirada en el firmamento oscuro una vez mas, esperó con tranquilidad la reacción de aquel extraño caballero que yacía varado en la entrada de su efímeras habitación.

Alessa escudriñaba en circunspección los movimientos y las palabras del juez infernal… aquel hombre que sin presentase ante la dama del pecado, había reducido de quien se trataba con el simple hecho de sentir y traducir aquella cosmosenergía que emanaba desde sus entrañas.

El joven hablaba de una manera un tanto impresionable con respecto a su intromisión en los aposentos de la infrahumana, como también del tema de su desnudes, Alessa al escuchar aquello suspiró y surcó una sonrisa, disipando el rubor de entre sus tersas mejillas.

El caballero con mesura se acercaba a la mujer del palco, hasta quedar en una esquina aún lado, Alessa con su ojo izquierdo color miel observaba los torrentes sanguíneos que palpitaban entre el sistema del juez, viendo así como este se mantenía un tanto nervioso de la situación, mas no dijo nada, desviando así mejor su mirada antes de que la maldición de su orbe le hiciera ver su alma y causara un total desorden e incomodes en aquella efímera pero cálida reunión.
Después Alessa percataba de cómo aquel se sentaba en un pequeño banquito y su espalda recargaba sobre el barandal, muy cerca de donde ella estaba. La mujer ladeaba su cuerpo y así posaba su mirada tierna en aquel rostro masculino, pudiendo notar como la luz de la luna iluminaba todo su ser y parte del cuerpo semidesnudo de la mujer, la pereza pudo divisar aquellos ojos color purpura que mostraba una sensación de tristeza, generando que ella arqueara su cejas un tanto extrañada y cuando se disponía a cuestionar el por que de sus repentinos sentires, el joven hablo sobre la historia de las arenas, generando que esta alzara el rostro, se olvidara de su cuestión, cerrara sus ojos y relamiera sus gruesos labios color turquesa, escuchando las melódicas oraciones del caballero.

Después aquel indicaba que la mítica forma de comunicación de las arenas del desierto comenzaría gracia a la caricia del céfiro, causando que esta abriera los ojos y así diera media vuelta, recargando su hombros en el barandal mientras encorvaba su cuerpo haciendo que las prendas se apretaran entre sus muslo y glúteos, dejando que el viendo nuevamente descontrolara su largos cabellos, la mujer suspiró y se carcajeó para así ver el firmamento y decir con tenue voz:

-¿Sabes? Por que peciento que te cuestionas la manera en que te tarto, tan gentil o amable, siendo yo un ser ya muerto… siendo un espectro. Te lo diré, es algo ridículo o tal vez un tanto loco pero no me importa, dependiendo el aura de las personas con las que me familiarizo es como yo actuó, y tu aura me dice que eres un ser solitario y gentil, causando que yo también lo sea y así lo refleje con mi actuar… ¿verdad que es extraño querido?

Suspirando y alzando la diestra para así recoger de entre la brisa un pedazo de hoja, proveniente de tal vez un árbol de aquellas llanuras desérticas, elevo su cosmos y le hizo carbonizar, surcando una sonrisa, la mujer ladeó su rostro y vio fijamente al caballero para tan solo decir:

-No siempre soy así de eso no te preocupes, me excito demasiado cuando veo el caer de la sangre, soy una guerrera por excelencia y mi piedad nunca existe ni existirás en batalla, por lo que no pienses que seré un estorbo para el ejercito del señor Hades… ahora bien siguiendo con la hermosa platica de las arenas místicas, quiero antes hacer una pausa y cuestionarte tu nombre… ¿Cómo te llamas querido?

Tranquilamente la estrella del infierno escuchaba las palabras que pronunciaba aquel juez, quien se hacia llamar Hang, suspirando se mantenía admirando el hermoso paisaje que en frente tenia, de repente voces melódicas se hacían estridentes al igual que formas en la arena egipcia, gracias al correr del céfiro. Admirada Alessa se mantenía recargada entre el barandal del palco. Después de unos minutos de presenciar el misticismo del continente negro, Hang preguntaba a la dama de la pereza si había escuchando y percatado de lo sucedido, por lo que girando su rostro y al encontrarse con la mirada del joven de ojos morados, aquella cerró los suyos, ladeó su rostro y surcó una sonrosa para así suspirar y contestarle:

-Si querido Juez Garuda le escuche y vi con gran claridad, has de estar en verdad maravillado y agradecido por crecer en este tan hermoso lugar. Sabes frió ya hace espero y ni te moleste a sugerirte a que te adentres conmigo a la calidez del cuarto, además tengo sed ¿crees que haya una especie de vino aquí?

Dicho eso la dama se acercó a Hang y así puso su mano derecha sobre sus cortos cabellos y ligeramente le despeino de derecha a izquierda, para así guiñarle con el ojo izquierdo y dar media vuelta para continuar su andancia un tanto sensual adentrándose a sus aposentos. Mirando de reojo su cama se percataba como su armadura yacía brillando de una manera hermosa, ya que presenciaba las auras de su demás hermanas, suspirando la mujer se acercó al colchón y así tomó el metal, cargándolo y llevándolo a un roperito que no muy lejos estaba, guardándole y así caminar en derredor de la habitación escudriñándola detenidamente.

Alessa divisaba que no muy lejos de la entrada del lado derecho una mesa blanca hecha de mármol, se alzaba y que en ella una jarra de plata de cuello largo estaba con unos bazos delgados del cuerpo y anchos de la boca, por lo que formando una sonrisa de alivio se acercó y tomando la jarra la dama del pecado pereza sirvió el liquido sanguinolento para tan solo dos, tomándoles con ambas manso esta se dirigió a su cama y sentándose con las piernas cruzadas en el quicio de tal, suspiro e inhalo con suavidad el aroma agrio del vino para así decir:

-Entra por favor querido que frió hace aya en el palco y ven a acompañarme a beber un ligero trago de este vino, y así me sigas contando de aquellas historias originales de esta tierras, ya que me tienes emocionadas y excitada… pues no asimilo como las arenas toman vida y hablen todas las noches contando su historia a través de las eras, es en verdad en genial ya que nunca en Roma había visto algo parecido, ejejeje…

Alessa termino de hablar y bajó la mirada mientras que en sus manos aún perduraban las copas, estaba en verdad emocionada en seguir con aquella charla antes de que se fuera de Egipto en busca de aquel ser humano que había jurado una vez matarle y que para aquella coacción ya estaba mas que preparada en cumplir su cometido. Los segundos pasaban y su cuerpo se encrespaba por la temperatura que descendía no estaba tan acostumbrada a ese clima raro de desierto, mas aún así eso no era su prioridad.

La mirada del Juez se proyectaba con la de la estrella del infierno, para tan solo decir que deseaba escuchar relatos por parte de ella y que permanecería en ese cuarto con ella un poco más. La mujer surcó una sonrisa y con ello un suspiro salió de inmediato ciño su frente y musió:

-Existes muchas historias de héroes, reyes y Dioses en mi tierra, una gama extensa de cultura, pero por desgracia mía nunca las escuche, sólo se un historia y es la mía y con gusto se la relatare…

De repente Alessa guardó silencio pues Hang posaba su mano diestra sobre su cabeza rozando su piel con sus cabellos, causando que la mujer se pusiera nerviosa y asimismo tragara saliva constantemente ¿Qué era lo que pasaba por la mente de Hang? ¿Por qué hacia tales acciones? ¿Por qué la miraba de esa forma? Y lo mas importante ¿Por qué Alessa se sentía tan bien con ese hombre?… ¿Por qué?


Levantándose nerviosa y quedando hincada frente al juez, la mujer un tanto ruborizada tragó más saliva y sin pensar en las consecuencias de sus acciones, lentamente pasó las yemas de sus dedos sobre el mentón de Hang, su mirada era seria como si estuviese atrapada en sus pensamientos, pro aún así era una hermosa expresión la que dejaba Alessa que viera el hombre, con su mano libre la posaba en el pecho de Hang y acercando su rostro al de el como si quisiera robarle un beso se paso derecho y con tonos sensuales le susurro al oído:

-Mi historia estará un poco larga querido, así que te sugiero que y te acuestes para estar en mejor posición y no cansarte…

Dicho eso Alessa con leve fuerza lo empujó lentamente yéndose ella con el hasta dejarlo tendido en la cama y ella quedaba a pocos centímetros arriba de el, surcando pro fin una tiene sonrisa, echaba su cuerpo hacia la derecha y así se acostaba a un lado de Hang, suspirando y mirando el techo la mujer relamió sus gruesos labios y con sus manso tomo la mano zurda del jueza para así acariciarla y comenzar su relato umbroso:

-Mi historia esta llena de mucha tragedias pero aún así para mi es hermosa mi vida pasada. (Ladeando el rostro veía de reojo al Juez) Sabes fui huérfana desde temprana edad, además me quede con la responsabilidad de proteger otro ser más indefenso que yo… mi hermana menor. Desde chicas crecimos en e peor distrito de Roma… El Tiber, en ese lugar las más grandes depravaciones humanas revolotean libremente entre las calles. He de ver tenido como seis años cuando vi morir a mis padres mi hermana Bárbara estaba demasiado chica que no lo recuerda y piensa que nuestros padres nos abandonaron pero no fue así… sólo murieron. Crecimos entre las calles, la basura, la porquería humana, pero siempre defendiéndonos de los demás niños olvidados. Éramos pequeñas aún no podíamos caer en peligro al pedir comida regalada a los hombres extraños… pero las mujeres crecemos y con ello nuestro cuerpo condenándonos a un terrible destino si se es pobre.

Cerrando sus ojos se detenía de hablar por segundos tenia tiempo que no había recordado su vida y ahora que lo hacia parecía que tan sólo había vivido en la desdicha, más Alessa era fuerte y decidió seguir con aquel relato:

-He de ver tenido como catorce años cuando los hombres de aquel distrito pedían mis atributos a cambio de dinero, pero yo aunque era una señorita muriéndose prácticamente de anemia por la falta de comida, muriéndose de frió nunca haría yo eso, prefería morir a convertirme en una ramera… fue en ese tiempo cuando maldije ser yo mujer, me encantaba las artes bélicas me hubiera gustado nacido siendo yo hombre para estar en el ejercito, pero mi destino fue otro. Aún así prefería cazar ratas para alimentar a mi hermana quien también ya se había desarrollado de cuerpo y conociéndola como era ella, me partía el lomo para que ella no se fuera de zorra, pero los jóvenes siempre son habilidosos y se libran fácilmente… cayó en ese circulo vicioso, cuando yo lo supe ese día morí… estaba destrozada, nunca me lo perdonare… deje que una alma se descompusiera y pudriera de la peor manera. Aún así no dije nada me daba asco mi hermana pero más yo… ya que yo me hubiera mejor vendido que dejar que una niña inocente lo hiciera… pasaron los años y Bárbara conoció a otro ramera quien tenia una taberna donde vino y mujeres se vendía de una manera exagerada… se hicieron socias y amantes creo yo… eran muy cariñosas entre si, yo no dije nada fingir estar tranquila y aceptar ir ahí, por una vez en mi vida comí hasta reventar y vestí con ropajes limpias, pero por una vez en mi vida deseé estar entre la porquería que en ese lugar… nunca fui de las que me vendí por lo que yo limpiaba para poder seguir estando en ese techo y poder vigilar a mi hermana… Bárbara era mi razón de vivir luchando siempre por buscar un mejor lugar a donde me la pudiera llevar y educarla, pero una noche ella me ofendió tan denigrantemente que me fui de ese lugar dejando atrás a la niña que adore como si fuera mi hija. Después me la pase vagando hasta que supe que era una de las misioneras de la muerte del ejército de Hades, me entre sola para hacer nacer mis poderes, en una de mis travesías conocí a Astrid, la estrella del orgullo, quien ahora mismo esta hablando con Ira en su aposentos. Mi vida es larga y ahí mucho que contar pero son recuerdos que siempre te atormenta cuando los relatas… yo soy muy orgullosa y no lloro y aunque lo quisiera no puedo… seria ser débil, prefiero desgarrarme, que me cataloguen con una mujer sin corazón, vulgar que no el interesa su persona… pero es mi castigo por destrozar la vida de mi hermana… tengo que pagarlo he de ahí que soy un espectro, es el mejor castigo que puedo yo tener.

Alessa guardo silencio y dejo de acariciar la mano de Hang, se quedo cavilando por un momento, siendo fuerte para no soltar ninguna lágrima en frente de aquel hombre. Suspiro y así se acostó de lado, recargando su cabeza en el pecho de Hang para tan sólo decir:

- Aunque suene raro me gusta estar contigo, mi estado emocional es muy sereno… gracias por escucharme Hang eres muy lindo para ser Juez… aún así presiento que cuando luchas eres frió y eso es muy excitante… ahora solamente quiero permanecer callada escuchando el palpitar de tu corazón, si deseas hablar adelante con gusto que escuchare.

Alessa escuchaba las últimas palabras que el Juez pronunciaba, no pudo evitar surcar una sonrisa sarcástica, cerrar sus ojos y así suspirar para contestarle con apropie:

-Lo mismo para ti cariño, no tiendo a ser tan amable con las personas y menos con un hombre, no te preocupes tan sólo me agrada tu compañía no son sentimientos de otra magnitud y si lo fueran no lo diría pues es exponerme una vez más a que me destrocen el corazón… cosa que ya no tengo por ser espectro por lo tanto no te pongas nervioso, creo que fue mi forma de ser la que te hizo pensar otras cosas… pero así soy con las personas que me agradan cariño, no lo puedo evitar.

Alessa se quedaba seria pues las palabras que había dicho el juez segundos anteriores le habían cortado el animo de tajo, y era claro ¿Amor entre espectros y mas siendo extraños? Eso nunca pasaría por lo que la estrella del infierno se tenia que mantener fría y con poderío ante sus ojos, aunque por dentro aquellas frases le habían dolido un poco, por que por primera vez actuaba espontáneamente para agradarle a alguien y aquella persona respondía de forma negativa, cosa que no podía refutar por que era claro que así seria.

Mirando el techo con un gesto sereno la mujer se acomodaba en el pecho de Hang y así se quedaba sin decir ya nada, no tardo mucho para que el silencio les envolviera y con ello una sensación incomoda apareciera, la mujer relamía su labios y maquinaba en mente el que diría para cortar esa tención de ambiente, por lo que sin interesar lo que anteriormente había dicho el Juez, la mujer posos sus manso en el pecho, ladeo su rostro y olfateo el aroma que expedía ese joven, para tan solo cuestionar:

-¿Y que me cuentas de tu vida Hang?

-Hang querido no te preocupes por darme explicaciones… entiendo. Solamente gustamos ambos de nuestras presencias no otra cosa, tu eres un juez infernal y yo una estrella celeste ambos carecemos de ese sentimiento.

Dijo Alessa al escuchar la excusa del Juez infernal, ambos eran seres carentes de vida, por lo que asquerosos sentimientos humanos nunca podrían concretar aunque quisieran. La mujer cerró sus ojos y en silencio escucho la pequeña historia del muchacho, tal parecía que todos tenían su pasado de tormento… de diferentes maneras y grados pero al fin y al cabo doloroso.

El Juez acallaba sus palabras y con ello un silencio impenetrable invadió efímeramente la habitación de huéspedes. Alessa suspiró y así se levanto de la comodidad del pecho de Hang. Posando ambas manos en al cama en cada costado de la silueta del muchacho, su rostro bajado quedaba y sus cabellos se deslizaban tocando la piel de la faz del jovenzuelo. Surcando una sonrisa y acercando Alessa su rostro a Hang en susurros le dijo:

-Es claro que somos espectros Hang, nuestras vidas humanas las olvidamos al renacer como lacayos de Hades… y lo que recordamos son las partes más crudas de cuando débiles y mortales éramos. Lamento lo de tu amiga y su madre… y lamento más que por mi cuestión lo recordaras poniendo así un semblante melancólico.

Dicho eso Alessa bajó su rostro y con mesura besó la frente del caballero, asimismo se despego de el y echó su cuerpo hacia atrás, sentándose en el quicio de la cama, ladeando su postura hacia la izquierda y tomando su vacía copa de vino, mirando con tristeza al muchacho de ojos púrpuras, arqueó su boca dibujando apneas una sonrisa, relamiendo sus labios una vez más habló:

-Creo que nuestra plática ha llegado a su fin, tarde es y tanto usted como yo debemos descansar. Gracias Hang por prestarme un rato e atención su compañía me encantó.

La mujer hizo una reverencia y con ello se levanto de la cama, caminando sensualmente hacia la mesita donde la jarra con vino yacía estática, le tomo pro la oreja y así vertió una vasta cantidad del fluido sanguinolento. Inhalando su aroma con lentitud condujo la copa de vidrio hasta tocar sus labios resecos y así con mesura le bebió, sintiendo como su garganta se humectaba con tan embriagante fluido carmín.

Pero su calma culmino cuando un escalofrió doloroso cubrió todo su cuerpo. Alessa no pudo evitar temblar y con ello tirar la copa que tras chocar con el suelo firme se fragmentó. Sus ojos se dilataban y su respiración comenzaba alterarse al grado de jadear… ¿Acaso el vino estaba envenenado y por ello su cuerpo vulnerable se presentaba?… sus manos todas trémulas las levantó para así posarlas en su vientre que dolía demasiado, bajando su postura no pudo evitar elevar su cosmos de una manera abrupta causando que el suelo que pisaba se sumiera, contrayendo su rostro la mujer exclamo:

-Haaaaaaaa… ¿Qué diablos me esta pasando? Hang vete de aquí… ¡Vete!

Gritaba Alessa mientras que de sus pies una oleada de fuego oscuro comenzó a formarse quemando sus ropajes hasta dejarla semidesnuda, cayendo hincada la mujer se mantenía aferrada a su cuerpo por tan terrible dolor que de la nada surgía embriagando sus sentidos y cordura.

El gesto descompuesto que invadía por completo el rostro fino de Alessa lo decía todo, aquella vivía un dolor tan agudo que la hacia contraerse en un sólo lugar. De reojo veía como Hang se detenía en la puerta y asimismo cuestionaba del estado físico que presentaba la estrella del infierno, por lo que reposando sus manos en el suelo firme y bajando su rostro la mujer agitada decía:

-No lo se Hang, cada vez que un poder nuevo despierta en mi… mi cuerpo es el que resiente de una manera tan dolorosa que hace que pierda la postura, ahora bien no se que es lo que brotará desde mis entrañas, mas sin embargo será peligroso para ti si te quedas aquí, puede y que salgas lastimado, es mejor que me dejes sola para que pueda controlar este nuevo cosmos.

Dicho eso Alessa cerraba sus ojos y con ello un enorme cúmulo de cosmosenergía brotaba desde sus entrañas haciendo partir el suelo que por debajo de ella se había mantenido intacto. Ya era demasiado tarde para el Juez del infierno por lo que la mujer contrayendo su boca y ciñendo su frente se levantó como pudo y corrió hacia donde Hang permanecía parada observándola.

Abrazándolo de una manera instintiva la mujer recargaba su cabeza en el pecho del jovenzuelo, mientras su cuerpo soltaba pequeñas centellas eléctricas que colisionaban contra el suelo, suspirando y elevando su rostro para ver a Hang, con una sonrisa dolorosa la estrella infernal se expresó:


-Maldita sea… lo siento Hang no te abrazo por que quiero detenerte, la cosa es que ya es demasiado tarde para que tu te alejes… además no deseo que te lastimes por mi iracundo cosmos, es por eso que te abrazo el lugar más seguro en este momento es estando excesivamente cerca de mi, pues no se como controlar esta repentina energía pero una cosa, se que tal ardor no me hará daño y si tu estas pegado a mi tampoco te afectara…

La mujer enterraba las uñas entre la piel de la espalda de Hang puesto el dolor seguía agudizándose, causando que esta se agitará y su vista se pusiera un poco borrosa. Aforrándose más a la silueta del juez infernal la mujer una última vez se expresó:

-Aunque suene raro duele mucho esta vez… no es igual a las anteriores veces que me ha pasado, esta vez si duele Hang, ahaa…ahass, ahasss… ¡Ahaaa!

Alessa gritaba y con ello daba un paso hacia atrás empujando a Hang, llevándose las manos a su cabeza la cual alzaba. Mostrando como las venas de su cuello se resaltaban dando la apariencia de querer explotar, de inmediato un fulgor rodeó su semidesnuda figura lanzando por los costados unas cuantas saetas eléctricas que al impactar al suelo creaban un mar de fuego color índigo que rodeaba a la dama del pecado, quien en un estado de transe caía abruptamente hincada al suelo agitada pendiéndose efímeramente de la realidad de aquel aposento.

Alessa estaba frenética con aquel surgir inesperado de poderes, por el orden, la sensación que embriagaba su cuerpo, el estilo de aparición, la estrella del infierno redujo que una nueva técnica defensiva era la que dominaría si con esfuerzo la entrenaba adecuadamente y la única manera que sabia para dominar era entrenando con un ligero combate.

La pereza se percataba como el juez Hang elevaba su cosmos materializando un aura color índigo, generando el llamar y acumular del viento en derredor de su figura. Alessa pudiendo ya más o menos podía contener el dolor que albergaba en su cuerpo, dio media vuelta y con ello fijó su mirada retadora en la del joven de cabellos pardos cortos y ojos solitarios de matiz morado. Tragando saliva, relamiendo sus gruesos labios y surcando una sonrisa la dama del pecado le musitó:

-Parase ser que te estas preparando para atacar ¿O me equivocó querido? Perfecto, no lo veo como acto de traición ni nada por el estilo, ahora se que es lo que esta naciendo en mi y solo tu puedes ayudarme a que nazca en su totalidad… una defensa poderosa y sin igual es lo que quiere surgir de mi y nenecito que me ataques Hang y así tanto tu como yo mediremos nuestras capacidades como espectros de Hades… además presiento que tu también harás nacer un nuevo cosmos en ti, así que la oportunidad esta en bandeja de plata… vamos querido ¿Qué esperas? Atácame… es lo único que nenecitas hacer.

Dicho eso Alessa elevó aquel iracundo cosmos, generando que la habitación se tornara un tanto abochornada, las telas que cubrían su cuerpo se comenzaron a desgarrar hasta dejarla desnuda frente a Hang. Surcando aún más su sonrisa la mujer hizo llamar su armadura de estrella infernal, la cual apenas y le envolvía las partes púdicas de su figura delgada. Dando un paso hacia el frente haciendo que los suelos se partieran y de ellos unas ondas eléctricas comenzaron a emana y tras ser tocadas por el viento que circundaba en la habitación estas cambiaron su consistencia de electricidad a un fuego pardo que se abalanzo sin duda alguna en contra del juez del infierno, mientras que Alessa se cruzaba de brazos y así hablaba una ultima vez:

-Veamos que tan fuertes podemos ser mi querido niño...

La mirada de Alessa en aquellos momentos expresaba una saciedad al ver como su poder iba en aumento. Las lenguas de fuego con su vaivén incitador arrasaban con toda tela que tocaban. Sin embargo aquello ni era le comienzo del como emplearía tan hermosa defensiva pues m ás que eso parecía que ataque era. Pero es que Alessa deseaba con toda el alma ver como Hang comenzaría su ataque. Era arriesgado la pecadora lo tenía en cuenta pero sin embargo gustaba más de la adrenalina excitante que se derrochaba en su cuerpo al tener incierto el resultado de su proceder.

-Gracias…

Musitaba Alessa al ver como Hang acedía a su petición de ayuda, pues el joven elevaba su cosmos dando a indicar que en el también existía una emoción por lo que en esos momentos se vivía. La pereza reencarnada perdía un momento su vista dejándola en blanco ya que comenzaba a controlar las ondas eléctricas de su técnica venidera. El fuego pardo que se había materializado en derredor de ella una vez más regresaba a su estado original, dejando serpientes de electricidad que danzaban en un vaivén un tanto incitado.

Mientras tanto Hang elevaba su cosmos y con ello hacia que las ráfagas de viento se tornaran aún más coléricas de lo que ya estaban. Alessa no presto atención al alzar del brazo del juez ya que estaba más atenta mirando como parte de aquella energía eólica se concentraba y abría un portal de espacio y tiempo en la esquina de la habitación, después de unos segundos el jovenzuelo también lo sintió y así volteo fijándose de lo que por detrás de sus espaldas se comenzaba a concretar.

Y detonándose una serie de fogonazos multicolor de entre aquel portal umbroso un ser femenino surgió. Semidesnuda su figura estaba, alas y colores opacos cubrían aquel espíritu que de la nada y sin ser invitado se presentaba en la sala. Después dicho ser hablo dirigiéndose un tanto pedante ante la presencia de Alessa, a lo cual la mujer no pudo evitar refutar:


-Jajajajaja… por todo los Dioses Hang ¿Qué es eso?… y tu ente de los suburbios abismales como osas a cuestionar tal cosa.

Alessa se cruzó de brazos y con ello elevo más su cosmos, nutriendo las serpientes eléctricas que en derredor se mantenían danzando a la espera de las órdenes de la dama del pecado. Sólo se mantuvo en silencio divisando el frente, viendo como Hang se familiarizaba con aquel ser espiritual, el cual entupidamente hablaba indicando sus deseos de medir las fuerzas de Alessa, eso causó que la dama de cabellos largos y azulados suspirada y con ello una vez hablaba:

-Me párese perfecto querida, si tanto deseas medir mi fuerza como dama del pecado, venir a mi y demostrarme que como hablas así actúas… ¿Qué esperas ser olvidado por los vivos ataca?… Hang después de que amanse tu esclavo atacaras tu… ¿vale amor?

Dicho eso Alessa elevo aún más su cosmos haciendo que las serpientes de electricidad detuvieran su vaivén y con ello se alzaran frente a su convocadora, engrosándose y así iluminando toda la habitación con matices dorados y rojizos, Alessa estaba excitada pro probar su nueva defensiva por lo que con un gesto burlo incito a la fémina espiritual a que le atacara.

Cuarto post de Seis con respecto al tema: Defensa especial

Elemento: Electricidad.

La dama del pecado en silencio escuchó las palabras de juez quien daba a notar que dudaba sobre el culmino del encuentro entre Seref y ella, después aquel señalaba hacia afuera. La mujer de cabellos largos azulados divisaba la creación de una terrible tormenta de viento, por lo que ciñendo su frente soltaba el rostro de Hang y surcaba una sonrisa.

De inmediato un fogonazo de luz se dejó suelto y con ello el desatar de coléricas ventiscas que cortaba todo a su paso, el viento se adentro a la habitación y con ello el rostro, piernas, brazos y vientre de Alessa fueron cortados dando como resultado el emanar de su sangre carmesí.

Una voz se dejó suelta causando que la pereza surcara una sonrisa siniestra, los cortes que anteriormente habían surgido en su piel por el viento paresia que no le tomaba la atención debida, pues sus sentidos estaban clavados en encontrar el origen de todo aquel desastre de clima.

La oscuridad cayó sobre los valles de Egipto, opacando con densas nubarrones cargadas de agua el firmamento estrellado, matando la posibilidad de observar la limpidez del astro oxidado… la luna. Un temblor causó el vibrar de los alrededores de aquella zona habitacional generando que la postura de Alessa se encorvara. El viento bramaba alterando la vista y mente de la dama.

Y de la nada un viento azulado envolvía tanto a Hang como a Alessa arrastrándolos a ambos hacia las afueras del aposento adentrándolos al centro del torbellino. Luces y más espirales de viento hicieron fraguar la silueta de la sirviente del juez… el fantasma del viento Seref.

Alessa quien se mantenía estática escudriñaba con lentitud sus movimientos, sin expresión alguna comenzó a elevar su cosmos y con ello materializó un aura anaranjada remarcando su semidesnuda figura, al culmino de las palabras de Seref esta contestó:

-No querida… seré yo quien te demuestre con quien te has metido y a quien le has faltado el respeto de una manera petulante… adiós, fantasma del viento Seref.

Dicho eso la dama infernal extendió sus brazos y con ello desde los suelos arenosos que se partían, cientos de serpientes eléctricas surgieron abriendo sus fauces y comiéndose el ataque del fantasma al servicio de Hang, mientras que ella desenfundaba una de sus tizonas y cerrando sus ojos tras un relámpago producto de la energías que chocaban, su figura desaparecía para que tras el iluminar de la oscuridad fabricada por el cosmos de ser femenino alado, Alessa reaparecer frente a Seref, surcando una sonrisa aquella una vez más se expresó:

-Adiós Seref me contuve para no lastimarte por respeto a Hang, pero vos no entendéis cuando un guerrero debe de bajar la cabeza ante un superior… cuando lo hagas serás bienvenida a las filas de verdaderos guerrero como lo soy yo…

Culminando su oración la dama clavó la espada en el pecho de Sefef elevando su cosmos hacia nacer una cárcel de hielo que congelaba a tal fantasma. Elevando su cosmos la mujer hacia que sus serpientes de hielo se abalanzaran a comerse el cuerpo cristalizado de la mujer que controlaba en viento mientras que Alessa comenzaba a descender, tomando así a Hang de la mano y lanzándose ambos hacia el costado, caían tendidos en el suelo del palco de su habitación.

El viento y la oscuridad eran abatidos por la superioridad de la defensiva eléctrica de la pereza, dejando desnuda a la luna quien bañaba con sus rayos argentinos el derredor del paisaje egipcio, la mujer se sentaba y con ello repasaba sus manos en su faz suspirando aquella se dirigió a Hang:

-Ha acabado esta recreación de cosmos gracias querido por ayudarme (girando su rostro la dama posaba su mano diestra en la mejilla de Hang) creo que caminare un rato se me ha quitado el sueño (besando ligeramente los labios del juez la mujer se levantó y así se adentró a la habitación) si quieres puedes acompañarme… más bien te pido que me acompañes no conozco estos ladees… jejeje

La mujer lentamente se despojó de la armadura guardándola una vez más en el cajón a lado de su cama, caminando desnuda al ropero Alessa buscaba un nuevo vestido y así se lo ponía, rasgando el costado de la falda dejando desnudo su muslo derecho, pues la estética de prendas de Egipto eran distintas y los lienzos entalladas no las podía manejar con ligereza. Caminado hacia la puerta esta dio media vuelta recargándose en ella dijo:

-Que decides Hang ¿se va a dormir o me acompañara a un paseo nocturno entre los indicios de Egipto?

Ladeó su rostro, surcó una sonrisa y esperó respuesta por parte del juez