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Salón Principal del Templo del Dios Ares
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Salón Principal del Templo del Dios Ares
Recuerdo del primer mensaje :
Salón Principal del Templo del Dios Ares.
Seis enormes pilares heredados desde la era del mito, puestos en dos hileras de tres de forma paralela, eran los principales soportes de un salón tan grande, enorme y oscuro, que bien podía ser dicho lugar un campo de batalla.
Las torres eran tan grandes, que sus dimensiones bien podían superar los 50 metros de altura y los 10 de diámetro. No tenían mayores detalles en su estructura, pero sí se podía notar que estaban hechas con un material absolutamente resistente y duradero. Lucían viejas, notoriamente anticuadas, ennegrecidas por el polvo de los años. No obstante, ni siquiera una grieta rompía con su forma cilíndrica, tan perfecta e imponente.
Aunque no sólo por su espacio daba la sensación de estar en una guerra. A los pies, el piso no era precisamente de mármol o un material de construcción “convencional”. Sino que más bien, al pisar, se podía notar que la estructura del terreno era discontinua y muy, muy particular…
Eran cadáveres. Distintos tipos de cuerpos, de distintas guerras y matanzas, que habían llegado a parar al templo del dios de los conflictos violentos. Desde restos carbonizados, pasando por desmembrados o atravesados, de todo existía en el gran salón principal del Dios Ares. Y no necesariamente contaban con cuerpos completos. Incluso hasta extremidades por sí solas abundaban por doquier, dando espacio hasta para los huesos de dichas víctimas. La única excepción era que no existían cuerpos muertos por envenenamiento, puesto que el veneno era un recurso de mujeres y eunucos. No de guerreros sanguinarios, como los que acogía el Dios bajo su tutela.
Hombres y mujeres, de todas las edades y razas, desde ancianos centenarios hasta infantes recién nacidos. Era una gran variedad de muertos en un diferente estado de composición. Por un lado el hedor de la putrefacción era dominante absoluto, mientras que en otros lo era el de la sangre fresca salida de una herida recién hecha.
Sin lugar a dudas, un detalle que no hacía menos acogedora la panorámica del templo.
Por otro lado, estaban las diversas estatuas de héroes espartanos y criaturas mitológicas por los alrededores. Reyes importantes de la ciudad de Esparta, hasta demonios como la quimera, la hidra, el cíclope o el minotauro. Lo curioso era, que la disposición de las estatuas era frente a frente, por lo tanto, siempre a los ojos de un guerrero griego se encontraba a unos cuantos metros una enorme bestia del Inframundo. Cada estatua poseía dimensiones que podían variar, desde los 2 metros de estatura hasta los 6.
Y justo al centro de todo, rodeado por un centenar de antorchas, semejantes entre sí mismas, se encontraba la estatua más importante de todas: La de Ares, sentado en una especie de trono con su casco puesto y las manos armadas; en su diestra portaba una enorme lanza de filo considerable, mientras que en la zurda se ubicaba su gran escudo de batalla. La imagen amplificada del Dios no llevaba armadura, dejando al descubierto su humanidad tallada con una exactitud asombrosa por encima de la piedra. ¿Su altitud? Unos 30 metros de pies a cabeza, 35 si se contaba con el respaldo del trono.
El cielo no podía divisarse desde el piso. Parecía estar tan alto, que la oscuridad predominaba por dichos parajes alejados. Más de alguno pensaría, de seguro, que ni siquiera podría existir un cielo que mirar allí adentro. Que por sobre sus cabezas… no habría nada.
Las torres eran tan grandes, que sus dimensiones bien podían superar los 50 metros de altura y los 10 de diámetro. No tenían mayores detalles en su estructura, pero sí se podía notar que estaban hechas con un material absolutamente resistente y duradero. Lucían viejas, notoriamente anticuadas, ennegrecidas por el polvo de los años. No obstante, ni siquiera una grieta rompía con su forma cilíndrica, tan perfecta e imponente.
Aunque no sólo por su espacio daba la sensación de estar en una guerra. A los pies, el piso no era precisamente de mármol o un material de construcción “convencional”. Sino que más bien, al pisar, se podía notar que la estructura del terreno era discontinua y muy, muy particular…
Eran cadáveres. Distintos tipos de cuerpos, de distintas guerras y matanzas, que habían llegado a parar al templo del dios de los conflictos violentos. Desde restos carbonizados, pasando por desmembrados o atravesados, de todo existía en el gran salón principal del Dios Ares. Y no necesariamente contaban con cuerpos completos. Incluso hasta extremidades por sí solas abundaban por doquier, dando espacio hasta para los huesos de dichas víctimas. La única excepción era que no existían cuerpos muertos por envenenamiento, puesto que el veneno era un recurso de mujeres y eunucos. No de guerreros sanguinarios, como los que acogía el Dios bajo su tutela.
Hombres y mujeres, de todas las edades y razas, desde ancianos centenarios hasta infantes recién nacidos. Era una gran variedad de muertos en un diferente estado de composición. Por un lado el hedor de la putrefacción era dominante absoluto, mientras que en otros lo era el de la sangre fresca salida de una herida recién hecha.
Sin lugar a dudas, un detalle que no hacía menos acogedora la panorámica del templo.
Por otro lado, estaban las diversas estatuas de héroes espartanos y criaturas mitológicas por los alrededores. Reyes importantes de la ciudad de Esparta, hasta demonios como la quimera, la hidra, el cíclope o el minotauro. Lo curioso era, que la disposición de las estatuas era frente a frente, por lo tanto, siempre a los ojos de un guerrero griego se encontraba a unos cuantos metros una enorme bestia del Inframundo. Cada estatua poseía dimensiones que podían variar, desde los 2 metros de estatura hasta los 6.
Y justo al centro de todo, rodeado por un centenar de antorchas, semejantes entre sí mismas, se encontraba la estatua más importante de todas: La de Ares, sentado en una especie de trono con su casco puesto y las manos armadas; en su diestra portaba una enorme lanza de filo considerable, mientras que en la zurda se ubicaba su gran escudo de batalla. La imagen amplificada del Dios no llevaba armadura, dejando al descubierto su humanidad tallada con una exactitud asombrosa por encima de la piedra. ¿Su altitud? Unos 30 metros de pies a cabeza, 35 si se contaba con el respaldo del trono.
El cielo no podía divisarse desde el piso. Parecía estar tan alto, que la oscuridad predominaba por dichos parajes alejados. Más de alguno pensaría, de seguro, que ni siquiera podría existir un cielo que mirar allí adentro. Que por sobre sus cabezas… no habría nada.
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Apenas y salió de las ruinas de los dominios de la discordia, Ares se puso en marcha con su nueva guerrera provisoria hasta el punto en el que había quedado de reunirse junto a sus demás seguidoras. Esperaba que efectivamente estuvieran allí, o por lo menos, contasen con la intención de reunirse junto a él. Podía comprender sus ansias de saltar a la lucha, pero no era su estilo enviar carne de cañón… en exceso.
Una gran llamarada surcó el espacio del salón, iluminando todas las antorchas de la enorme estancia que ahora seguramente iba a ser utilizada como punto central de encuentro. Transportada por el viento, recorrió y jugueteo con todas y cada una de las vasijas, candelabros, y otros, que contaban con la capacidad de encenderse y generar luz que alumbrase dicho paraje tan desolado.
Una vez que el fuego estaba encendido, una ráfaga de fuego se separó de la central y fue a parar justo frente a la enorme estatua de Ares. Claramente dicha llama correspondía al Fantasma de Eris, que ahora había aceptado compartir causa con el Dios de la guerra violenta.
La energía luminosa restante continuó dando vueltas por el salón, rodeando cada una de las decenas y decenas de estatuas que allí poseía, sobrevolando los enormes cielos de la habitación que no parecía precisamente una habitación. Y es que, costaba creer que un sitio tan amplio y particular, pudiese ser simplemente el salón general del territorio de Ares.
Hasta que finalmente, se elevó muy alto por sobre los cielos, para después caer como un pilar de luz por sobre el regazo de la estatua de Ares. Una vez que las llamas de su cuerpo y la luz provocadas por estas decrecieron, apareció allí, sentado en la gran altura que significaba estar ubicado por sobre las piernas de la estatua – 15 metros por sobre el piso, a lo menos – mirando hacia abajo, con un rostro serio y la larga túnica cubriéndole la mitad del torso y casi todas las piernas.
Bienvenida al templo de la guerra… - Comentó con voz normal, aunque dado el enorme eco que se producía por estar en las alturas de un lugar hueco, su dicho retumbo por todos los alrededores con una potencia que hasta podría llegar a despertar a los fallecidos que utilizaba como piso.
Resultaba llamativo ver al Dios sentado como un enano por sobre las piernas de un gigante, puesto que en realidad, él parecía un gigante al lado de los que tenía a su alrededor. Aquello no hacía más que conceder una legitimidad todavía más exacta, al hecho de que la estancia en la que ahora yacían no era un espacio físico común y corriente.
Sólo falta que entren mis guerreras… - Dijo un poco más bajo, produciendo el mismo efecto que antes en todos los alrededores.
Apenas y salió de las ruinas de los dominios de la discordia, Ares se puso en marcha con su nueva guerrera provisoria hasta el punto en el que había quedado de reunirse junto a sus demás seguidoras. Esperaba que efectivamente estuvieran allí, o por lo menos, contasen con la intención de reunirse junto a él. Podía comprender sus ansias de saltar a la lucha, pero no era su estilo enviar carne de cañón… en exceso.
Una gran llamarada surcó el espacio del salón, iluminando todas las antorchas de la enorme estancia que ahora seguramente iba a ser utilizada como punto central de encuentro. Transportada por el viento, recorrió y jugueteo con todas y cada una de las vasijas, candelabros, y otros, que contaban con la capacidad de encenderse y generar luz que alumbrase dicho paraje tan desolado.
Una vez que el fuego estaba encendido, una ráfaga de fuego se separó de la central y fue a parar justo frente a la enorme estatua de Ares. Claramente dicha llama correspondía al Fantasma de Eris, que ahora había aceptado compartir causa con el Dios de la guerra violenta.
La energía luminosa restante continuó dando vueltas por el salón, rodeando cada una de las decenas y decenas de estatuas que allí poseía, sobrevolando los enormes cielos de la habitación que no parecía precisamente una habitación. Y es que, costaba creer que un sitio tan amplio y particular, pudiese ser simplemente el salón general del territorio de Ares.
Hasta que finalmente, se elevó muy alto por sobre los cielos, para después caer como un pilar de luz por sobre el regazo de la estatua de Ares. Una vez que las llamas de su cuerpo y la luz provocadas por estas decrecieron, apareció allí, sentado en la gran altura que significaba estar ubicado por sobre las piernas de la estatua – 15 metros por sobre el piso, a lo menos – mirando hacia abajo, con un rostro serio y la larga túnica cubriéndole la mitad del torso y casi todas las piernas.
Bienvenida al templo de la guerra… - Comentó con voz normal, aunque dado el enorme eco que se producía por estar en las alturas de un lugar hueco, su dicho retumbo por todos los alrededores con una potencia que hasta podría llegar a despertar a los fallecidos que utilizaba como piso.
Resultaba llamativo ver al Dios sentado como un enano por sobre las piernas de un gigante, puesto que en realidad, él parecía un gigante al lado de los que tenía a su alrededor. Aquello no hacía más que conceder una legitimidad todavía más exacta, al hecho de que la estancia en la que ahora yacían no era un espacio físico común y corriente.
Sólo falta que entren mis guerreras… - Dijo un poco más bajo, produciendo el mismo efecto que antes en todos los alrededores.
Octavius- Dios/a
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
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Boiling Blood
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Sarahissa subió la mirada, siguiendo la orden de su señor. Mirarlo a los ojos le parecía insoportable, ella no era nada para hacerlo, él era todo… se sentía como una pequeña hormiga mirando al sol.
Cuando Ares la cuestionó sobre el modo de actuar de los Bersekers Sarahissa no vaciló un instante en la respuesta que se formó en su mente.
<< Matamos, sin misericordia, pues no esperamos misericordia de nadie. >>
- Señor Ares… yo… - Sarahissa parecía preocupada. No era nunca de expresar nada, pero sus ojos mostraban angustia. – Esa rata no se merecía la muerte. La muerte hubiese sido un regalo para él. Está sufriendo en este instante… se merecía sufrir y seguir sufriendo por su insolencia. – Y entonces miró a un costado, mordisqueando su labio algo incomoda. – Haré como pide. Le daré el cuerpo de Bazir muerto.
Se paró erguida y concentró una esfera de cosmoenergía entre sus manos. Hielo. Una esfera de hielo aparecía flotando sobre ella agrandándose cada vez más y más. Ahí dentro se encontraba sellado el cuerpo y el alma de Bazir. Lo había metido en la ilusión de un infierno de llamas y muerte, de fuego y terror… del más grande sus terrores. Cada segundo que había pasado ahí dentro había sido una tortura en vida por atreverse a desafiar la voluntad de Ares.
<< Matarlo, es mostrarle piedad… matarlo es acabar con su sufrimiento… >> no estaba convencida de que fuera realmente el proceder de un berseker acabar con el sufrimiento en ese caso. Ella como guerrera creía que cuando un enemigo no presentaba amenaza alguna, no merecía si quiera la pena pelear contra éste. Pero el caso con Bazir era distinto… aquel bastardo había insultado a Ares y por ello podría haberlo tenido quemándose en su propia mente por el resto de la eternidad. Pero Ares deseaba su cuerpo, entonces, le daría su cuerpo.
La esfera de hielo se encogió de golpe, trisándose en alguna partes para lanzar sangre pulverizada hacia todos lados, como una llovizna roja que manchaba los pisos del templo. Sarahissa miró a un costado con desagrado. La sangre de aquel bastardo no merecía estar en ese lugar sagrado donde estaban los que caían en combate.
No entendía que estaba pasando que dudaba tanto de su señor en ese momento. Pero no diría nada. No podía decir nada… sólo lo miró preguntándose si se trataba de el mismo Ares a quien ella le había jurado su vida.
<< Este salón sólo merece la sangre de los derrotados con honor, y ahí están los caídos en desgracia… Hellgorak y Ushuriel, perdedores patéticos… que humillaron nuestros nombres con una derrota. ¿A ellos venera Ares? ¿A la basura? ¿Y ahora me pide que la sangre de esa escoria sin honor de Bazir? … no… no lo entiendo… este templo debería estar decorado con los huesos de grandes héroes, no de grandes perdedores, patéticos a mis ojos…>>
El hielo se quebró, rojo y cayó también, dejando sólo los huesos de Bazir, que cayeron entre ella y Ares de golpe, todos juntos, produciendo un ruido espantoso. No quedaba nada de él, solo sangre y osamentas.
- No tenemos misericordia con el enemigo, nunca bajamos la cabeza, buscamos siempre la muerte en batalla.
Cuando Ares la cuestionó sobre el modo de actuar de los Bersekers Sarahissa no vaciló un instante en la respuesta que se formó en su mente.
<< Matamos, sin misericordia, pues no esperamos misericordia de nadie. >>
- Señor Ares… yo… - Sarahissa parecía preocupada. No era nunca de expresar nada, pero sus ojos mostraban angustia. – Esa rata no se merecía la muerte. La muerte hubiese sido un regalo para él. Está sufriendo en este instante… se merecía sufrir y seguir sufriendo por su insolencia. – Y entonces miró a un costado, mordisqueando su labio algo incomoda. – Haré como pide. Le daré el cuerpo de Bazir muerto.
Se paró erguida y concentró una esfera de cosmoenergía entre sus manos. Hielo. Una esfera de hielo aparecía flotando sobre ella agrandándose cada vez más y más. Ahí dentro se encontraba sellado el cuerpo y el alma de Bazir. Lo había metido en la ilusión de un infierno de llamas y muerte, de fuego y terror… del más grande sus terrores. Cada segundo que había pasado ahí dentro había sido una tortura en vida por atreverse a desafiar la voluntad de Ares.
<< Matarlo, es mostrarle piedad… matarlo es acabar con su sufrimiento… >> no estaba convencida de que fuera realmente el proceder de un berseker acabar con el sufrimiento en ese caso. Ella como guerrera creía que cuando un enemigo no presentaba amenaza alguna, no merecía si quiera la pena pelear contra éste. Pero el caso con Bazir era distinto… aquel bastardo había insultado a Ares y por ello podría haberlo tenido quemándose en su propia mente por el resto de la eternidad. Pero Ares deseaba su cuerpo, entonces, le daría su cuerpo.
La esfera de hielo se encogió de golpe, trisándose en alguna partes para lanzar sangre pulverizada hacia todos lados, como una llovizna roja que manchaba los pisos del templo. Sarahissa miró a un costado con desagrado. La sangre de aquel bastardo no merecía estar en ese lugar sagrado donde estaban los que caían en combate.
No entendía que estaba pasando que dudaba tanto de su señor en ese momento. Pero no diría nada. No podía decir nada… sólo lo miró preguntándose si se trataba de el mismo Ares a quien ella le había jurado su vida.
<< Este salón sólo merece la sangre de los derrotados con honor, y ahí están los caídos en desgracia… Hellgorak y Ushuriel, perdedores patéticos… que humillaron nuestros nombres con una derrota. ¿A ellos venera Ares? ¿A la basura? ¿Y ahora me pide que la sangre de esa escoria sin honor de Bazir? … no… no lo entiendo… este templo debería estar decorado con los huesos de grandes héroes, no de grandes perdedores, patéticos a mis ojos…>>
El hielo se quebró, rojo y cayó también, dejando sólo los huesos de Bazir, que cayeron entre ella y Ares de golpe, todos juntos, produciendo un ruido espantoso. No quedaba nada de él, solo sangre y osamentas.
- No tenemos misericordia con el enemigo, nunca bajamos la cabeza, buscamos siempre la muerte en batalla.
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
¿Ahora dudas Latrivan? Preguntó el señor de la Guerra una vez que su sirviente hubiera acatado su orden, dispersando los restos de Bazir en el resto del salón y dejando que su alma terminara de partir al Inframundo donde curiosamente, lo esperaba algo muchísimo peor que lo una vez dictado por la pelirroja. Déjame adivinar: “no merece morir” “morir es demasiado suave” y “honor”, ¿verdad? Solo te haré una pregunta, ¿acaso es tu función juzgar las almas de los pecadores? Inquirió la deidad sin cambiar su temple al tiempo que por encima suyo, al fondo del salón y exactamente donde se encontraba el fresco de su marioneta de la era pasada se materializaba otra llama, esta vez remarcando la figura de Bazir. Esa arrogancia será tu fin si no aprendes a controlarla Latrivan, estás metiéndote en territorios que no le corresponden a mis Berserkers, más cuando tu hegemonía es causar Miedo y Terror entre los vivos durante las batallas o masacres que lleves a cabo en mi nombre. Básicamente estás pisando el terreno que ningún mortal debería jamás vislumbrar, estás pisando el territorio de los dioses.
Si te ofendieron las palabras de Bazir debiste extender su agonía en batalla, hacerle pensar que un segundo son siglos, no, milenios de terror, miedo, desesperación y agonía y luego hacerlo estallar para que así su alma sufriera en el Cocitos bajo la Ley de Hades. ¿Acaso puedes recrear el dolor que genera el último Círculo Infernal del Inframundo? Lo dudo, y si lo crees entonces tu arrogancia queda sementada como nunca.
Dando un paso al frente, el dios continuó con su pequeño discurso.
Los Berserkers matan y disfrutan de la batalla, nosotros nos encargamos de honorar el derramamiento de sangre, festejarlo, sentirlo en nuestra carne. Castigar a esos a quienes nosotros vencemos es trabajo de aquel llamado “El Invisible” así como sus ciento ocho Espectros. Explicó Ares, pisando nuevamente para cuartear el piso casi sin quererlo. Nosotros masacramos y dejamos destrucción a nuestro paso, el honor solo existe si encontramos enemigos que nos puedan dar batalla en igualdad de condiciones y si los demás son basura tan solo los aplastamos- Dijo el señor de la guerra pisando un cráneo anónimo que quedó hecho polvo al estar expuesto al cosmos hirviente y magnánimo del dios. -y esparcimos sus restos por el territorio que conquistemos. ¿Realmente piensan que tal cantidad de cadáveres son combatientes capaces de enfrentarse a mí o a alguno de ustedes?
Finalmente Latrivan, si crees que este lugar es tan solo para guerreros dignos entonces deberías hacer una limpieza, descartando a todos aquellos que según tus orgullosos ojos no merecen estar bajo mis pies. ¿Quieres hacerlo? Tenemos tiempo de sobra para verte actuar como una simple esclava humana, ¿son tus deseos? ¿Acaso la consciencia de tu avatar humano ha sobrepasado la influencia de la sangre guerrera? Espero que ese no sea el caso. Si tienes dudas, estoy abierto a tus sugerencias para demostrarte que soy el Señor de la Guerra…tal como le sucedió a Madareth en mi llegada a la Tierra.
Ahora, un aviso que les extenderé a todos ustedes, Latrivan, Madareth, Zugurosh, Tafariel, Apocalypse y tu, Fantasma de la Muerte si es que decides seguir el consejo del hermano de tu diosa: los sentimientos y las demostraciones de humanidad quedan absolutamente prohibidas. No somos humanos, somos máquinas asesinas que extienden las Llamas y el Fuego, el Miedo y el Terror, sembrando la Desgracia a aquel lugar al que acudamos. Y si piensan que pueden engañarme, les recuerdo mi autoridad como su dios. Ahora, ¿son humanos o Berserkers? La respuesta, llegado este momento debería ser clara. Finalizó la deidad dando un pisotón final que terminó por sacudir el Templo y resquebrajar la pintura donde danzaban las flamas representantes de sus soldados caídos. Habiendo dicho esto, pasemos a los asuntos que nos atañen, sus órdenes.
Como sabrán, la Tierra es un dominio libre en el cual cualquier dios puede hacer su morada siempre y cuando se rija por los estándares de paz e igualdad. Aquellos que intentaron dominarla, fracasaron.
Hades, el Señor del Inframundo. Poseidón, el Emperador de los Mares. Ambos perdieron en sus encuentros con Athena, a su vez, mi avatar anterior se dejó matar por Hades en una vergonzosa batalla que se negó a terminar por su cobardía y estupidez.
La pintura que ven detrás de mí es obra de ese insecto, es la primera medida del plan que lleva más de dos siglos preparándose, un plan que nos permitirá ascender a la gloria y devastar todos esos ideales ridículos de los que apenas les hablé.
Esas flamas apostadas frente a las representaciones de Ushuriel, Hellgorak y Bazir son algo que ustedes con sus carencias de divinidad no podrán apreciar en su totalidad, pero que pueden llamar sus “espíritus de combate”. Empezó a explicar la deidad, dejando que las demás llamas se apagaran y dejando como centro, los objetos de su exposición. Como ya le mencioné a Latrivan, somos seres que se alimentan de la batalla. El modo en que devastaremos el mundo se basa en el mismo principio: derramar sangre, sudor y lágrimas, lo que por supuesto me lleva a decirles que deberán combatir y (por supuesto) asesinar a sus oponentes o ser eliminados en combate para servir de combustible a mis fines, siendo mis armas no será problema, ¿verdad?
Ahora, veo que no están debidamente preparados. Aquellos que podrían ser los más terribles guerreros están a la mitad de sus fuerzas, aquellos que pudieran destruir un castillo solo pueden mover casas…así que por ahora deberán maximizar sus habilidades en todo lo que puedan. ¿Cómo? Deberán cumplir una serie de tareas en puntos específicos del globo, tareas que serán asignadas según el nivel de peligrosidad y capacidad propias de cada uno.
¿Hay quejas? Preguntó de pronto, dejando bien en claro que si las había era el momento indicado de hablar. De no ser así, no aceptaría réplicas en un futuro.
-------
Offrol: Bien, ya está la explicación de lo que necesitan saber por ahora. Lo que sigue es bastante simple, pero igual dar una introducción no viene mal, más para aquellos que no lo saben todavía:
En la era pasada existía un sistema de misiones onrol por reinos, en las cuales los participantes debían cumplir una serie de tareas en determinadas condiciones dadas por su dios en tópicos privados o bien, abiertos si así deciden llamarlo. Dado que el SSAC usa los dados para determinar los resultados de las batallas, estos cumplirán una parte determinante del éxito (o fracaso de su misión). Quien vendría dando las condiciones y pautas durante el transcurso de estas soy yo, Ares.
Cabe destacar que las recompensas por participar en estos encargos divinos son diversas y llenas de elementos que los favorecerán en un futuro (además de subir sus contadores de posts): experiencia, objetos extras, mascotas, oro y más. ¿El lado negativo? Su HP podría llegar a cero…y si su HP llega a cero, significa la muerte. ¿Vale la pena el riesgo? Es su decisión pensar si lo vale o no.
Ahora ya no hay marcha atrás, posteen aquí y en un Offrol informen si desean participar en una misión (y si así lo quieren, con alguien en particular), dado que es opcional y no se obliga a nadie. Si desean hacer otra cosa, díganlo en el mismo Offrol o si tienen asuntos pendientes que resolver con sus personajes, igual. Piensen bien como actuarán y si deciden entrar en esto, se comprometen a postearle a su o sus compañeros de misión y a no retrasarlos con tonterías, esto en un compromiso entre todos si deseamos crecer como Reino tanto en trama como en materia de soldados.
Octavius cambio y fuera. Saludos.
Si te ofendieron las palabras de Bazir debiste extender su agonía en batalla, hacerle pensar que un segundo son siglos, no, milenios de terror, miedo, desesperación y agonía y luego hacerlo estallar para que así su alma sufriera en el Cocitos bajo la Ley de Hades. ¿Acaso puedes recrear el dolor que genera el último Círculo Infernal del Inframundo? Lo dudo, y si lo crees entonces tu arrogancia queda sementada como nunca.
Dando un paso al frente, el dios continuó con su pequeño discurso.
Los Berserkers matan y disfrutan de la batalla, nosotros nos encargamos de honorar el derramamiento de sangre, festejarlo, sentirlo en nuestra carne. Castigar a esos a quienes nosotros vencemos es trabajo de aquel llamado “El Invisible” así como sus ciento ocho Espectros. Explicó Ares, pisando nuevamente para cuartear el piso casi sin quererlo. Nosotros masacramos y dejamos destrucción a nuestro paso, el honor solo existe si encontramos enemigos que nos puedan dar batalla en igualdad de condiciones y si los demás son basura tan solo los aplastamos- Dijo el señor de la guerra pisando un cráneo anónimo que quedó hecho polvo al estar expuesto al cosmos hirviente y magnánimo del dios. -y esparcimos sus restos por el territorio que conquistemos. ¿Realmente piensan que tal cantidad de cadáveres son combatientes capaces de enfrentarse a mí o a alguno de ustedes?
Finalmente Latrivan, si crees que este lugar es tan solo para guerreros dignos entonces deberías hacer una limpieza, descartando a todos aquellos que según tus orgullosos ojos no merecen estar bajo mis pies. ¿Quieres hacerlo? Tenemos tiempo de sobra para verte actuar como una simple esclava humana, ¿son tus deseos? ¿Acaso la consciencia de tu avatar humano ha sobrepasado la influencia de la sangre guerrera? Espero que ese no sea el caso. Si tienes dudas, estoy abierto a tus sugerencias para demostrarte que soy el Señor de la Guerra…tal como le sucedió a Madareth en mi llegada a la Tierra.
Ahora, un aviso que les extenderé a todos ustedes, Latrivan, Madareth, Zugurosh, Tafariel, Apocalypse y tu, Fantasma de la Muerte si es que decides seguir el consejo del hermano de tu diosa: los sentimientos y las demostraciones de humanidad quedan absolutamente prohibidas. No somos humanos, somos máquinas asesinas que extienden las Llamas y el Fuego, el Miedo y el Terror, sembrando la Desgracia a aquel lugar al que acudamos. Y si piensan que pueden engañarme, les recuerdo mi autoridad como su dios. Ahora, ¿son humanos o Berserkers? La respuesta, llegado este momento debería ser clara. Finalizó la deidad dando un pisotón final que terminó por sacudir el Templo y resquebrajar la pintura donde danzaban las flamas representantes de sus soldados caídos. Habiendo dicho esto, pasemos a los asuntos que nos atañen, sus órdenes.
Como sabrán, la Tierra es un dominio libre en el cual cualquier dios puede hacer su morada siempre y cuando se rija por los estándares de paz e igualdad. Aquellos que intentaron dominarla, fracasaron.
Hades, el Señor del Inframundo. Poseidón, el Emperador de los Mares. Ambos perdieron en sus encuentros con Athena, a su vez, mi avatar anterior se dejó matar por Hades en una vergonzosa batalla que se negó a terminar por su cobardía y estupidez.
La pintura que ven detrás de mí es obra de ese insecto, es la primera medida del plan que lleva más de dos siglos preparándose, un plan que nos permitirá ascender a la gloria y devastar todos esos ideales ridículos de los que apenas les hablé.
Esas flamas apostadas frente a las representaciones de Ushuriel, Hellgorak y Bazir son algo que ustedes con sus carencias de divinidad no podrán apreciar en su totalidad, pero que pueden llamar sus “espíritus de combate”. Empezó a explicar la deidad, dejando que las demás llamas se apagaran y dejando como centro, los objetos de su exposición. Como ya le mencioné a Latrivan, somos seres que se alimentan de la batalla. El modo en que devastaremos el mundo se basa en el mismo principio: derramar sangre, sudor y lágrimas, lo que por supuesto me lleva a decirles que deberán combatir y (por supuesto) asesinar a sus oponentes o ser eliminados en combate para servir de combustible a mis fines, siendo mis armas no será problema, ¿verdad?
Ahora, veo que no están debidamente preparados. Aquellos que podrían ser los más terribles guerreros están a la mitad de sus fuerzas, aquellos que pudieran destruir un castillo solo pueden mover casas…así que por ahora deberán maximizar sus habilidades en todo lo que puedan. ¿Cómo? Deberán cumplir una serie de tareas en puntos específicos del globo, tareas que serán asignadas según el nivel de peligrosidad y capacidad propias de cada uno.
¿Hay quejas? Preguntó de pronto, dejando bien en claro que si las había era el momento indicado de hablar. De no ser así, no aceptaría réplicas en un futuro.
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Offrol: Bien, ya está la explicación de lo que necesitan saber por ahora. Lo que sigue es bastante simple, pero igual dar una introducción no viene mal, más para aquellos que no lo saben todavía:
En la era pasada existía un sistema de misiones onrol por reinos, en las cuales los participantes debían cumplir una serie de tareas en determinadas condiciones dadas por su dios en tópicos privados o bien, abiertos si así deciden llamarlo. Dado que el SSAC usa los dados para determinar los resultados de las batallas, estos cumplirán una parte determinante del éxito (o fracaso de su misión). Quien vendría dando las condiciones y pautas durante el transcurso de estas soy yo, Ares.
Cabe destacar que las recompensas por participar en estos encargos divinos son diversas y llenas de elementos que los favorecerán en un futuro (además de subir sus contadores de posts): experiencia, objetos extras, mascotas, oro y más. ¿El lado negativo? Su HP podría llegar a cero…y si su HP llega a cero, significa la muerte. ¿Vale la pena el riesgo? Es su decisión pensar si lo vale o no.
Ahora ya no hay marcha atrás, posteen aquí y en un Offrol informen si desean participar en una misión (y si así lo quieren, con alguien en particular), dado que es opcional y no se obliga a nadie. Si desean hacer otra cosa, díganlo en el mismo Offrol o si tienen asuntos pendientes que resolver con sus personajes, igual. Piensen bien como actuarán y si deciden entrar en esto, se comprometen a postearle a su o sus compañeros de misión y a no retrasarlos con tonterías, esto en un compromiso entre todos si deseamos crecer como Reino tanto en trama como en materia de soldados.
Octavius cambio y fuera. Saludos.
Octavius- Dios/a
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AD - War Cry (3800)
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AFa - Colony Drop (5900)
Defensa :
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Permanecía en la misma posición con mis ojos cerrados y mi rostro hacia abajo, mientras Ares terminaba aquel asunto con Latrivan. Esa mujer parecía ser tan difícil, tenía una personalidad única, tan misteriosa y orgullosa, que a veces parecía no confiar en su propio dios, pero bueno, no era un asunto mío por supuesto. Sólo escuchaba manteniéndome quieta hasta que llegara alguna orden del dios de la guerra para comenzar con el trabajo. Si antes había algún sentimiento humano en mi mente, ya no era así, pues lo único que deseaba hacer era seguir las ordenes de Ares fuera como fuera y aunque tuviera que arriesgarme a mí misma.
Levanté la vista cuando él dirigía sus palabras hacia nosotros. Mi cosmos comenzaba a intensificar su fuerza entremezclándose entre las llamas y el poderosos y destructivo cosmos del dios de la guerra. Pequeños destellos rojos se entremezclaban en el templo junto al cosmos de mis compañeras. Estaba tranquila en ese momento, pero ansiosa por lo que vendría.
– Señor, estoy dispuesta a seguir sus órdenes, estoy a su servicio. Soy un Berseker, los sentimientos humanos no existen en mí, sólo el deseo de destrucción. – confirmé ante sus palabras, dando a entender que estaba completamente dispuesta a hacer lo que él me dijera, pues yo le pertenecía, sólo servía a él como utilidad, para cumplir misiones y destruir a los enemigos.
____
Off-Rol: :P Yo si quiero participar. Pero no ando con muchas ideas con Lady, haré la misión que me digan aunque no soy tan fuerte todavía u///u. Igual hay que moverse así que Lady está de acuerdo.
Y con Flori quiero entrenar para agregar otro ataque mas a mi ficha y de paso arreglar algunos asuntitos con los dioses que estaban a cargo de los fantasmas, pero estan muy quietos y la verdad prefiero acción u.u así que si me dejan salir para entrenar todo bien, e igual estoy dispuesta a hacer lo que sea, atacar a quien me digan, etc... siempre y cuando pueda hacerlo lol. Pero bueno, Flori también quiere acción aunque no sea Berseker u///u, pero bueno ya Ares dirá.
PD: Ahorita ya postearé con ella también >.<
Levanté la vista cuando él dirigía sus palabras hacia nosotros. Mi cosmos comenzaba a intensificar su fuerza entremezclándose entre las llamas y el poderosos y destructivo cosmos del dios de la guerra. Pequeños destellos rojos se entremezclaban en el templo junto al cosmos de mis compañeras. Estaba tranquila en ese momento, pero ansiosa por lo que vendría.
– Señor, estoy dispuesta a seguir sus órdenes, estoy a su servicio. Soy un Berseker, los sentimientos humanos no existen en mí, sólo el deseo de destrucción. – confirmé ante sus palabras, dando a entender que estaba completamente dispuesta a hacer lo que él me dijera, pues yo le pertenecía, sólo servía a él como utilidad, para cumplir misiones y destruir a los enemigos.
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Off-Rol: :P Yo si quiero participar. Pero no ando con muchas ideas con Lady, haré la misión que me digan aunque no soy tan fuerte todavía u///u. Igual hay que moverse así que Lady está de acuerdo.
Y con Flori quiero entrenar para agregar otro ataque mas a mi ficha y de paso arreglar algunos asuntitos con los dioses que estaban a cargo de los fantasmas, pero estan muy quietos y la verdad prefiero acción u.u así que si me dejan salir para entrenar todo bien, e igual estoy dispuesta a hacer lo que sea, atacar a quien me digan, etc... siempre y cuando pueda hacerlo lol. Pero bueno, Flori también quiere acción aunque no sea Berseker u///u, pero bueno ya Ares dirá.
PD: Ahorita ya postearé con ella también >.<
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Al final de todo sí empezaba a moverse aquel dios que hasta su templo me había llevado por algún motivo, el cual parecía ser mi poder. No entendía muy bien el por qué, pero comenzaba a ver que en ese lugar obtendría lo que deseaba siempre. Si era la destrucción y el caos, la muerte y el dolor lo que más deseaba causar hasta que mi vida en aquella era acabase. Para eso había nacido y Ares me demostraba que sus pensamientos no eran muy distintos. Destruir para vencer, conseguir la grandeza dominando por sobre los demás, sin importar quienes fueran. Los débiles perecerían, mientras que los más fuertes se levantarían mostrando si verdadero valor. Misericordia y humanidad, eran palabras que en mi vocabulario no existían.
–“Acabar con el enemigo sin piedad… destruir todo a mí paso. No hay de que preocuparse… siempre fue mi costumbre.”– aquello se pasó por mi mente mientras mostraba una pequeña sonrisa en mi rostro.
Me mantenía sin hablar, pues realmente era una invitada, o tal vez intruso en ese lugar, llevada allí por el dios de la guerra, pero nada más que eso. No sabía cuales eran sus propósitos ni sus objetivos, en lo que a enemigos respectaba. Pero si se trataba de la batalla y el caos, era algo que comenzaba a agradarme. Era un fantasma de Eris, pero tal vez mis pensamientos se asemejaran más a los de un berseker… era una mujer sin sentimientos humanos, eso se había esfumado de mi mente hacía ya mucho tiempo, quizás mucho antes de convertirme en guerrera, el día que supe que no volvería a ver a mi hermano. Eso provocó en mí, que mi mente se llenara de odio, de deseos de pelear, acabar con todo a mi paso, tomar mis propias decisiones sin arrepentirme de mis actos. Por eso quizás era peligrosa para los que me rodeaban, incluso para mis propios hermanos fantasmas o en ciertas ocasiones, para mí misma. Nunca se podía saber lo que yo pensaba y ni siquiera lo que tenía planeado hacer. Entonces sonreí ante las últimas palabras del dios de la guerra, estaba segura de que eso que decía lo conocía ya… era algo que estaba en mí. Era una guerrera que luchaba por el caos y la destrucción y nada más… humana nunca más. Sólo asentí con la cabeza, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para demostrar mi poder ante cualquiera. Fue entonces que me atreví a decir algunas palabras, sólo para confirmar mis intenciones y demostrar que estaba de acuerdo con las palabras del dios de la guerra. Ya no era Flori... era el Fantasma de la Muerte.
– Mis disculpas. Creo que no debería hablar pues no soy parte de este ejército, no soy nadie aquí, sólo un pequeño aporte a las fuerzas Berseker. Pero quiero decirle señor Ares, que puede contar conmigo en su objetivo, estoy dispuesta a ayudar tanto a usted, como a sus guerreros. No soy más que una guerrera, represento a la muerte misma, los sentimientos hace mucho tiempo ya se esfumaron de mi mente y no me queda más que el deseo de causar muerte y destrucción. – Dije aquello en un tono frío, serio y a la vez tranquilo. Entonces me quedé en silencio. No tenía miedo a nada y estaba dispuesta a aceptar cada cosa que mi destino me deparara.
–“Acabar con el enemigo sin piedad… destruir todo a mí paso. No hay de que preocuparse… siempre fue mi costumbre.”– aquello se pasó por mi mente mientras mostraba una pequeña sonrisa en mi rostro.
Me mantenía sin hablar, pues realmente era una invitada, o tal vez intruso en ese lugar, llevada allí por el dios de la guerra, pero nada más que eso. No sabía cuales eran sus propósitos ni sus objetivos, en lo que a enemigos respectaba. Pero si se trataba de la batalla y el caos, era algo que comenzaba a agradarme. Era un fantasma de Eris, pero tal vez mis pensamientos se asemejaran más a los de un berseker… era una mujer sin sentimientos humanos, eso se había esfumado de mi mente hacía ya mucho tiempo, quizás mucho antes de convertirme en guerrera, el día que supe que no volvería a ver a mi hermano. Eso provocó en mí, que mi mente se llenara de odio, de deseos de pelear, acabar con todo a mi paso, tomar mis propias decisiones sin arrepentirme de mis actos. Por eso quizás era peligrosa para los que me rodeaban, incluso para mis propios hermanos fantasmas o en ciertas ocasiones, para mí misma. Nunca se podía saber lo que yo pensaba y ni siquiera lo que tenía planeado hacer. Entonces sonreí ante las últimas palabras del dios de la guerra, estaba segura de que eso que decía lo conocía ya… era algo que estaba en mí. Era una guerrera que luchaba por el caos y la destrucción y nada más… humana nunca más. Sólo asentí con la cabeza, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para demostrar mi poder ante cualquiera. Fue entonces que me atreví a decir algunas palabras, sólo para confirmar mis intenciones y demostrar que estaba de acuerdo con las palabras del dios de la guerra. Ya no era Flori... era el Fantasma de la Muerte.
– Mis disculpas. Creo que no debería hablar pues no soy parte de este ejército, no soy nadie aquí, sólo un pequeño aporte a las fuerzas Berseker. Pero quiero decirle señor Ares, que puede contar conmigo en su objetivo, estoy dispuesta a ayudar tanto a usted, como a sus guerreros. No soy más que una guerrera, represento a la muerte misma, los sentimientos hace mucho tiempo ya se esfumaron de mi mente y no me queda más que el deseo de causar muerte y destrucción. – Dije aquello en un tono frío, serio y a la vez tranquilo. Entonces me quedé en silencio. No tenía miedo a nada y estaba dispuesta a aceptar cada cosa que mi destino me deparara.
Última edición por Flori el Miér Oct 19, 2011 5:51 pm, editado 1 vez
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Mac escucho ansiosamente aquellas palabras emanadas de la boca de Ares que eran respondidas por aquella berserker que sin duda alguna emanaba un poderoso cosmos de igual manera que una gran atmosfera de arrogancia, en todo el transcurso del discurso Mac se mantuvo atento oyendo los diálogos e intentar entender, puesto que aun no recordaba nada, pero eso no importaba en lo más absoluto lo que ahora importaba era cumplir las órdenes del señor Ares a como diera lugar, no había espacio en ese sitio para cobardes o niñitas lloronas, si bien es cierto que en ese lugar había puras mujeres a acepción del poderoso dios y Mac, todas parecían valientes aunque no lo demostraban pero Mac estaba cien por ciento seguro que lo eran y no iba a permitir que estas lo opacaran ante Ares, el también demostraría que serbia y formaba parte de todo una pequeña gran legión de destructores.
Una vez terminado el discurso entre la berserker y Ares se dirigió hacia los demás hay presentes, y lo que dijo motivo a Mac para tomar una buena decisión, pero sus últimas palabras fueron las que realmente encendieron su alma. -Como ya le mencioné a Latrivan, somos seres que se alimentan de la batalla. El modo en que devastaremos el mundo se basa en el mismo principio: derramar sangre, sudor y lágrimas, lo que por supuesto me lleva a decirles que deberán combatir y (por supuesto) asesinar a sus oponentes o ser eliminados en combate para servir de combustible a mis fines, siendo mis armas no será problema, ¿verdad?
Ahora, veo que no están debidamente preparados. Aquellos que podrían ser los más terribles guerreros están a la mitad de sus fuerzas, aquellos que pudieran destruir un castillo solo pueden mover casas…así que por ahora deberán maximizar sus habilidades en todo lo que puedan. ¿Cómo? Deberán cumplir una serie de tareas en puntos específicos del globo, tareas que serán asignadas según el nivel de peligrosidad y capacidad propias de cada uno.-
Estaba emocionado por que por fin podría enfrentarse con alguien de nivel y eso lo haría sentirse vivo de nuevo.
Otra de las berserker dijo – Señor, estoy dispuesta a seguir sus órdenes, estoy a su servicio. Soy un berseker, los sentimientos humanos no existen en mí, sólo el deseo de destrucción. –Para seguidamente hablar una extraña guerrera que no pertenecía a ese lugar, asi que Mac no le tomo importancia.
Entonces siguió el turno de Mac –Como le dije antes señor, estoy listo a la orden para hacer un desorden, de mi no debe tener ninguna duda que yo cumpliré con lo pedido aunque aún no he despertado por completo. Muchos dicen que en la guerra matan para vivir, pero mi lema es vivir para matar y causar la máxima destrucción que por eso soy el berserker de la destrucción total-
off
Yo me apunto si la administración o tu no tienen ningún problema con que aun no tenga mi armadura, de esta manera aumentare mi nivel de post para ganar más rápido mi armadura, pero espero tomes las consideraciones que te hice en el post anterior, si quiero participar, aunque sea en trabajos no tan complicados mientras consigo la armadura, ya después le entro a lo que sea
Una vez terminado el discurso entre la berserker y Ares se dirigió hacia los demás hay presentes, y lo que dijo motivo a Mac para tomar una buena decisión, pero sus últimas palabras fueron las que realmente encendieron su alma. -Como ya le mencioné a Latrivan, somos seres que se alimentan de la batalla. El modo en que devastaremos el mundo se basa en el mismo principio: derramar sangre, sudor y lágrimas, lo que por supuesto me lleva a decirles que deberán combatir y (por supuesto) asesinar a sus oponentes o ser eliminados en combate para servir de combustible a mis fines, siendo mis armas no será problema, ¿verdad?
Ahora, veo que no están debidamente preparados. Aquellos que podrían ser los más terribles guerreros están a la mitad de sus fuerzas, aquellos que pudieran destruir un castillo solo pueden mover casas…así que por ahora deberán maximizar sus habilidades en todo lo que puedan. ¿Cómo? Deberán cumplir una serie de tareas en puntos específicos del globo, tareas que serán asignadas según el nivel de peligrosidad y capacidad propias de cada uno.-
Estaba emocionado por que por fin podría enfrentarse con alguien de nivel y eso lo haría sentirse vivo de nuevo.
Otra de las berserker dijo – Señor, estoy dispuesta a seguir sus órdenes, estoy a su servicio. Soy un berseker, los sentimientos humanos no existen en mí, sólo el deseo de destrucción. –Para seguidamente hablar una extraña guerrera que no pertenecía a ese lugar, asi que Mac no le tomo importancia.
Entonces siguió el turno de Mac –Como le dije antes señor, estoy listo a la orden para hacer un desorden, de mi no debe tener ninguna duda que yo cumpliré con lo pedido aunque aún no he despertado por completo. Muchos dicen que en la guerra matan para vivir, pero mi lema es vivir para matar y causar la máxima destrucción que por eso soy el berserker de la destrucción total-
off
Yo me apunto si la administración o tu no tienen ningún problema con que aun no tenga mi armadura, de esta manera aumentare mi nivel de post para ganar más rápido mi armadura, pero espero tomes las consideraciones que te hice en el post anterior, si quiero participar, aunque sea en trabajos no tan complicados mientras consigo la armadura, ya después le entro a lo que sea
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Bien, tomaré eso como lo único que dirán. Dijo Ares al oír las palabras tanto de Tafariel, Apocalypse y el Fantasma de la Muerte. Menuda curiosidad ese grupo de guerreros, había de todo, un todo que además englobaba el deseo de derramar la sangre y esparcir la destrucción en el mundo. Si Ares, en algún momento de su personalidad desasociada de los “sentimientos” comunes hubiera sido capaz de sentir orgullo por alguien más, habría sido en aquel preciso instante. Pero claro, el caso no se había dado ni lo haría. Esbozando una sonrisa de oreja a oreja que se veía inmoral, sanguinaria y macabra, la deidad de los conflictos chasqueó los dedos para que así un charco de sangre apareciera a sus pies y se empezara a expandir para cubrir poco a poco todo el suelo excepto por donde se paraban sus soldados.
Dado que no tienen nada más que decir…vayamos por orden. Primero, Madareth…aquella que logró darme un golpe y sobrevivió para contarlo, te encargarás de preparar mi territorio personal en el mundo de los humanos, la sangre que tienes en tu poder debería ser suficiente para que formes la piedra angular. En su momento iré para terminar el trabajo. Zugurosh deberá ir contigo.
Segundo, Apocalypse…no comas ansias, en tu cuerpo actual no podrías hacer nada. De hecho no eres más que un estorbo. Hay que remediar eso, ¿me equivoco? Así que bien, Fantasma de la Muerte, si de verdad quieres ser útil encárgate de enseñarle control a Apocalypse. La destrucción no es nada si no sabes como emplearla de forma efectiva. Usen el Bosque de las Llamas Eternas, será el lugar perfecto para que terminen de perfeccionar sus habilidades.
Tercero, pero no menos importante, Latrivan. Seguro recordarás el momento en que mi figura anterior acompañó a una pequeña humana que despedía un cosmos ínfimo, ¿cierto? Esa niña resulta ser Athena, uno de sus asquerosos guerreros la delató por completo y no solo eso, sino que me irrespetó. ¿Quieres verdaderamente limpiar mi honor? Elimina a ese insecto, seguro que lo reconocerás por sus alas doradas: Sagitario. En tu nivel actual no deberá ser problema. Tafariel irá contigo por si hay algún otro gusano, de seguro que le gustará cortarle la cabeza…y eso sí, a Athena no deben tocarla. Ella es mi premio. Declaró Ares, remarcando su deseo para con la diosa de la Guerra “Inteligente”. Él y solo él era quien debía cortarle la cabeza y levantarla al final del conflicto que se avecinaba. El matar a los gusanos dorados que pudieran defenderla era un extra, un bono que la llenaría de desesperación y dolor, una tortura extendida hasta el momento en que pelearan frente a frente. ¿Y porqué no? También le había irritado como ese sujeto se presentó, llevándose a la chiquilla y anulando su intento de…no, todavía no pensaría en eso. No era el momento.
Así que eso es todo y como ya deberían saber NO acepto fallos. Si no preparan mi altar, sino se fortalecen y si no me traen la cabeza de ese Santo, yo mismo los asesinaré. Y si ustedes son especialistas en sus respectivas área, recuerden quien los conquistó hace eones.
Berserkers, ¡MÁRCHENSE! Finalizó Ares, dándose la vuelta y en menos de un parpadeo desapareciendo en aquel mar de sangre que había conjurado, secándolo y convirtiéndolo en una niebla roja que se dispersó al minuto. Sí sus Berserkers tenían tareas que cumplir, Ares no era la excepción. Sí, el tenía asuntos que cerrar en la Tierra…asuntos que no le atañían más que a él.
-------
Offrol: Bien, el sistema de misiones queda descartado así que ahí tienen. Esas son sus tareas correspondientes.
Mac, encárgate de obtener los posts que te faltan y aprovecha la tutela de Flori, quien te puede dar una buena orientación de cómo funciona el sistema de batalla del foro (aún si te encuentras entrenando, hay cosas que son un poco más “especializadas”) y al mismo tiempo, Flori queda por aquí por si acaso la llama su diosa.
Mada, háblame por msn para darte las especificaciones de tu tarea.
Sarahissa y Lady…bueh, ya deberán haber entendido que tienen que hacer. Prepárense y terminen de sacar los ataques que les permitan sus niveles para cumplir con su misión.
Eso es todo. Saludos.
Dado que no tienen nada más que decir…vayamos por orden. Primero, Madareth…aquella que logró darme un golpe y sobrevivió para contarlo, te encargarás de preparar mi territorio personal en el mundo de los humanos, la sangre que tienes en tu poder debería ser suficiente para que formes la piedra angular. En su momento iré para terminar el trabajo. Zugurosh deberá ir contigo.
Segundo, Apocalypse…no comas ansias, en tu cuerpo actual no podrías hacer nada. De hecho no eres más que un estorbo. Hay que remediar eso, ¿me equivoco? Así que bien, Fantasma de la Muerte, si de verdad quieres ser útil encárgate de enseñarle control a Apocalypse. La destrucción no es nada si no sabes como emplearla de forma efectiva. Usen el Bosque de las Llamas Eternas, será el lugar perfecto para que terminen de perfeccionar sus habilidades.
Tercero, pero no menos importante, Latrivan. Seguro recordarás el momento en que mi figura anterior acompañó a una pequeña humana que despedía un cosmos ínfimo, ¿cierto? Esa niña resulta ser Athena, uno de sus asquerosos guerreros la delató por completo y no solo eso, sino que me irrespetó. ¿Quieres verdaderamente limpiar mi honor? Elimina a ese insecto, seguro que lo reconocerás por sus alas doradas: Sagitario. En tu nivel actual no deberá ser problema. Tafariel irá contigo por si hay algún otro gusano, de seguro que le gustará cortarle la cabeza…y eso sí, a Athena no deben tocarla. Ella es mi premio. Declaró Ares, remarcando su deseo para con la diosa de la Guerra “Inteligente”. Él y solo él era quien debía cortarle la cabeza y levantarla al final del conflicto que se avecinaba. El matar a los gusanos dorados que pudieran defenderla era un extra, un bono que la llenaría de desesperación y dolor, una tortura extendida hasta el momento en que pelearan frente a frente. ¿Y porqué no? También le había irritado como ese sujeto se presentó, llevándose a la chiquilla y anulando su intento de…no, todavía no pensaría en eso. No era el momento.
Así que eso es todo y como ya deberían saber NO acepto fallos. Si no preparan mi altar, sino se fortalecen y si no me traen la cabeza de ese Santo, yo mismo los asesinaré. Y si ustedes son especialistas en sus respectivas área, recuerden quien los conquistó hace eones.
Berserkers, ¡MÁRCHENSE! Finalizó Ares, dándose la vuelta y en menos de un parpadeo desapareciendo en aquel mar de sangre que había conjurado, secándolo y convirtiéndolo en una niebla roja que se dispersó al minuto. Sí sus Berserkers tenían tareas que cumplir, Ares no era la excepción. Sí, el tenía asuntos que cerrar en la Tierra…asuntos que no le atañían más que a él.
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Offrol: Bien, el sistema de misiones queda descartado así que ahí tienen. Esas son sus tareas correspondientes.
Mac, encárgate de obtener los posts que te faltan y aprovecha la tutela de Flori, quien te puede dar una buena orientación de cómo funciona el sistema de batalla del foro (aún si te encuentras entrenando, hay cosas que son un poco más “especializadas”) y al mismo tiempo, Flori queda por aquí por si acaso la llama su diosa.
Mada, háblame por msn para darte las especificaciones de tu tarea.
Sarahissa y Lady…bueh, ya deberán haber entendido que tienen que hacer. Prepárense y terminen de sacar los ataques que les permitan sus niveles para cumplir con su misión.
Eso es todo. Saludos.
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Las palabreas Emitidas por el gran señor Ares no eran mas que la pura verdad mientras Apocalypce permaneciera en ese cuerpo no podría ser de mucha ayuda y además sin la protección del ropaje era muy vulnerable y propenso a resultar muy mal herido con un simple ataque, era mejor que primero ganara su armadura, el sabia que el asenso a ese nivel para llegar a pelear no seria fácil y eso fue lo que le hizo comprender el porque Ares no le había dado instrucciones para pelear o hacer una misión peligrosa. En cuanto a las demás guerreras cada una le fue asignada una misión que debían cumplir para preparar el campo para lo que se aproximaba.
Mac agacho la cabeza en signo de obediencia como respuesta a la ultima orden que dio Ares antes de marcharse de aquel majestuoso lugar, para acto seguido regresar a su posición normal y luego voltear a ver a aquella guerrera colada en el grupo de berserkers –yo me voy hacia el bosque para entrenar un poco, tu si quieres ir ve si no, no, me da igual- y antes de marcharse se detuvo a pensar quien era esa persona que había logrado pegarle al poderosísimo señor de la guerra sin duda alguna seria una oponente difícil, pero el decir difícil no quiere decir que sea imposible y fue así como Mac sintió dentro de si que esa alma que dormía dentro de si y que era dueño de aquellos recuerdos que a beses Mac (valga la redundancia)recordaba se llenaba de energía y era como si hiciera un pacto con Mac para esforzarse al máximo para que aquella alma pudiera despertar y junto con la de Mac crear una sola para poder hacer honor a su nombre Apocalypce de la destrucción total.
Un pequeño remolino comenzó a rodear a Mac hasta cubrirlo totalmente para acto seguido desaparecer de ese lugar junto con el viento que recientemente la había cubierto.
Mac agacho la cabeza en signo de obediencia como respuesta a la ultima orden que dio Ares antes de marcharse de aquel majestuoso lugar, para acto seguido regresar a su posición normal y luego voltear a ver a aquella guerrera colada en el grupo de berserkers –yo me voy hacia el bosque para entrenar un poco, tu si quieres ir ve si no, no, me da igual- y antes de marcharse se detuvo a pensar quien era esa persona que había logrado pegarle al poderosísimo señor de la guerra sin duda alguna seria una oponente difícil, pero el decir difícil no quiere decir que sea imposible y fue así como Mac sintió dentro de si que esa alma que dormía dentro de si y que era dueño de aquellos recuerdos que a beses Mac (valga la redundancia)recordaba se llenaba de energía y era como si hiciera un pacto con Mac para esforzarse al máximo para que aquella alma pudiera despertar y junto con la de Mac crear una sola para poder hacer honor a su nombre Apocalypce de la destrucción total.
Un pequeño remolino comenzó a rodear a Mac hasta cubrirlo totalmente para acto seguido desaparecer de ese lugar junto con el viento que recientemente la había cubierto.
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Pronto las órdenes del dios de la guerra fueron dadas para cada uno de los Bersekers. Mi tarea era ayudar a Apocalypse con el control de su cosmos, porque era cierto, su energía no era nada en comparación de los demás guerreros, sin mencionar que ni siquiera poseía su armadura. Para mí, aquella resultaba ser una tardea demasiado fácil; ya me había tocado entrenar en ese tema a varios guerreros, entre ellos ayudar también a mis compañeros fantasmas. Además, dentro de lo que era el poder de un fantasma, yo era la más fuerte, mi cosmos era aún mucho mayor que el de Sheznarda o Aramse, podría hacerlo fácilmente.
Mi rostro se tornó en un gesto de seriedad y en ese momento asentí con la cabeza nada más, mientras veía a Ares marcharse de repente. Era hora de actuar y que mejor que prepararse para el ataque al Santuario. Athena tenía que quedar indefensa, aunque ni siquiera había despertado en el cuerpo de aquella pequeña dama; seguramente no tenía idea de que era la reencarnación de una diosa. Sus guerreros se encontraban indefensos y sin mucho que hacer mientras su diosa no estaba, eso significaba que había que prepararse y aprovechar ese tiempo. Entonces miré a Apocalypse.
– No seas imbécil. Solo no podrás hacer nada, ni siquiera matar a un simple humano. Necesitas de mi ayuda si quieres entrenar y reforzar tus habilidades en ese cuerpo debilucho, ya que hasta yo, siendo un fantasma soy superior a ti y vale decir que tengo mucho más conocimiento acerca del cosmos, de lo cual seguramente te falta aprender mucho. – Comenté en un tono serio y algo autoritario. Era cierto que no pertenecía a ese lugar, pero no tenía miedo de nada. Si esos Bersekers junto a Ares, eran quienes se iban a encargar de terminar aquella Guerra Santa y tomar la vida de Athena, tenía que ayudar a entrenar a los más débiles. En este caso, era Apocalypse que hacía poco tiempo había despertado su cosmos y necesitaba intensificarlo aún más.
– “Vaya, este si que es un insolente. Seguramente no tiene idea de lo que es el cosmos. Tendré que encargarme de eso.” – Pensaba luego mientras me decidía a caminar.
Entonces sin más que decir comencé el camino hacia la salida del templo, para dirigirme al bosque.
Mi rostro se tornó en un gesto de seriedad y en ese momento asentí con la cabeza nada más, mientras veía a Ares marcharse de repente. Era hora de actuar y que mejor que prepararse para el ataque al Santuario. Athena tenía que quedar indefensa, aunque ni siquiera había despertado en el cuerpo de aquella pequeña dama; seguramente no tenía idea de que era la reencarnación de una diosa. Sus guerreros se encontraban indefensos y sin mucho que hacer mientras su diosa no estaba, eso significaba que había que prepararse y aprovechar ese tiempo. Entonces miré a Apocalypse.
– No seas imbécil. Solo no podrás hacer nada, ni siquiera matar a un simple humano. Necesitas de mi ayuda si quieres entrenar y reforzar tus habilidades en ese cuerpo debilucho, ya que hasta yo, siendo un fantasma soy superior a ti y vale decir que tengo mucho más conocimiento acerca del cosmos, de lo cual seguramente te falta aprender mucho. – Comenté en un tono serio y algo autoritario. Era cierto que no pertenecía a ese lugar, pero no tenía miedo de nada. Si esos Bersekers junto a Ares, eran quienes se iban a encargar de terminar aquella Guerra Santa y tomar la vida de Athena, tenía que ayudar a entrenar a los más débiles. En este caso, era Apocalypse que hacía poco tiempo había despertado su cosmos y necesitaba intensificarlo aún más.
– “Vaya, este si que es un insolente. Seguramente no tiene idea de lo que es el cosmos. Tendré que encargarme de eso.” – Pensaba luego mientras me decidía a caminar.
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Ares le había dado una tarea que hacer a cada uno de los allí presentes, inclusive a aquella Fantasma que por algún motivo, vaya a saber cual, estaba en el Templo de la Guerra, pero yo sostenía la idea que ella iba a ser útil. Parecía una chica bastante engreída por la manera en que le hablaba a Apocalypse, pero la verdad no me importó mucho, nada más me digne a escuchar las palabras del dios de la guerra, para así luego ver como en menos de dos segundos éste desaparecía de entre nosotros para dejarnos encargado un trabajo a cada uno acompañado por otro de sus compañeros. Me había tocado el trabajo interesante junto a Latrvan. Ir por aquel caballero dorado que servía tan fielmente a su querida diosa. Y por qué no, acabar con unos extras que molestaran en nuestra misión.
Sonreí complacida con aquello, aunque sí necesitaba ser un poco más fuerte de lo que era para poder completar con esa misión. Latrivan podía hacerlo con mucha facilidad, ella tenía un enorme poder con el cual pelear, pero yo sólo podía acompañarla por si las dudas algún otro estúpido Santo molestara. Mientras tanto, miré a mi compañera Berseker.
– El señor Ares lo ha dicho Latrivan ¿Qué harás? Hay que encontrar a uno de esos tontos guerreros de Athena y no quiero esperar mucho más. Tú ya dirás. Mientras te decides esperaré afuera del templo… ya sabes, tengo que acompañarte. No te tardes –
Dije en un tono algo relajado. Estaba ansiosa por comenzar mi primera misión como Berseker… bueno en realidad no era la primera ya que anteriormente había fallado a una orden que me había dado Ares, pero por algún motivo me dio otra oportunidad, y no tenía que desperdiciarla. Entonces comencé a caminar lentamente hacia la salida, sin preocuparme de los demás. Ya aquella fantasma se había ido con Apocalypse y yo también quería actuar.
Sonreí complacida con aquello, aunque sí necesitaba ser un poco más fuerte de lo que era para poder completar con esa misión. Latrivan podía hacerlo con mucha facilidad, ella tenía un enorme poder con el cual pelear, pero yo sólo podía acompañarla por si las dudas algún otro estúpido Santo molestara. Mientras tanto, miré a mi compañera Berseker.
– El señor Ares lo ha dicho Latrivan ¿Qué harás? Hay que encontrar a uno de esos tontos guerreros de Athena y no quiero esperar mucho más. Tú ya dirás. Mientras te decides esperaré afuera del templo… ya sabes, tengo que acompañarte. No te tardes –
Dije en un tono algo relajado. Estaba ansiosa por comenzar mi primera misión como Berseker… bueno en realidad no era la primera ya que anteriormente había fallado a una orden que me había dado Ares, pero por algún motivo me dio otra oportunidad, y no tenía que desperdiciarla. Entonces comencé a caminar lentamente hacia la salida, sin preocuparme de los demás. Ya aquella fantasma se había ido con Apocalypse y yo también quería actuar.
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Aún esperando la respuesta de mi señor, me mantuve en silencio, no quería provocar reacciones adversas que posiblemente terminarían en pelea, la voz de nuestro señor se hizo presente un nuevo berserker se hacía presente en el lugar, la sorpresa que sentí interioral ver al nuevo avatar de Apocalypse, era algo interesante tomando en cuenta que el anterior había desaparecido con la cola entre las patas al parecer, al fin acción el dios se puso las pilas por lo visto. Preferí permanecer en silencio, era obvio que solamente servía a Ares, tanto por miedo o por lealtad, la razón no importaba, le servía y punto, quise reír por lo que había hecho Bazir, pero me contuve, mi participación era meramente nula, prefería acatar las órdenes, total ya sabía que para los demás era practicamente detestable por mi forma de ser.
Sentimientos casi cometí el error de reír, esos solamente sirven para ser pisoteados o utilizados en contra del adversario, si bien mi cuerpo era el de una humana, mi esencia era la misma que hace siglos, la cobarde, manipuladora y traicionera excepto con Ares, mi silencio otorga generalmente y en este caso acataría la orden, iré con Madareth aunque se que ella detesta mi manera de ser, solamente restaba su respuesta para seguirla.
Sentimientos casi cometí el error de reír, esos solamente sirven para ser pisoteados o utilizados en contra del adversario, si bien mi cuerpo era el de una humana, mi esencia era la misma que hace siglos, la cobarde, manipuladora y traicionera excepto con Ares, mi silencio otorga generalmente y en este caso acataría la orden, iré con Madareth aunque se que ella detesta mi manera de ser, solamente restaba su respuesta para seguirla.
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Ya estaba de regreso en el salón principal del templo del dios de la guerra violenta. Todavía algunos se sus guerreros se encontraban holgazaneando ahí sin hacer nada… ni siquiera habían salido del templo, como su señor se los había ordenado. Seguramente si volvía y las cosas no se habían hecho como él lo pidió, esos bersekers iban a lamentarlo. Seguramente sufrirían alguna especie de castigo o algo por el estilo, cosa que no me importaba en lo absoluto. Mi misión ahí había terminado. Me había encargado de entrenar al berseker Apocalypse quien justo en ese momento había conseguido ser lo suficientemente fuerte como para que la armadura llegara a él.
Entré a paso lento, una vez más en aquel salón, dejando el bosque en llamas atrás. No sabía que iba a ser lo siguiente que haría… quizás iba a quedarme allí un momento, recuperando las fuerzas que había gastado al intentar crear esa nueva técnica que resultó efectivamente como lo planeaba.
– Mi trabajo terminó. Apocalypse consiguió su armadura, pero se marchó a la tierra, a hacer quién sabe qué cosa allí – musité en un tono leve mientras caminaba, colocándome en un rincón bastante lejos de las mujeres que allí se encontraban. Apoyé mi espalda en el muro y cruzándome de brazos cerré los ojos, sintiendo como la leve brisa de viento caliente golpeaba en mi rostro.
Entré a paso lento, una vez más en aquel salón, dejando el bosque en llamas atrás. No sabía que iba a ser lo siguiente que haría… quizás iba a quedarme allí un momento, recuperando las fuerzas que había gastado al intentar crear esa nueva técnica que resultó efectivamente como lo planeaba.
– Mi trabajo terminó. Apocalypse consiguió su armadura, pero se marchó a la tierra, a hacer quién sabe qué cosa allí – musité en un tono leve mientras caminaba, colocándome en un rincón bastante lejos de las mujeres que allí se encontraban. Apoyé mi espalda en el muro y cruzándome de brazos cerré los ojos, sintiendo como la leve brisa de viento caliente golpeaba en mi rostro.
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Estaba parada a un lado de la entrada del templo. Ya comenzaba a aburrirme y todavía algunos de los presentes no se dignaban a moverse de manera decente, como se lo había pedido Ares y las cosas así no iban a funcionar. Pronto vi pasar a mi lado a Latrivan con el gesto frío e inexpresivo de siempre en su rostro. Esa mujer era en verdad rara. No se podía saber lo que pasaba por su mente ni su estado de ánimo. Pero según se veía no estaba muy contenta con la manera en que Ares se había mostrado ante ella. Pero eso a mí poco me importaba, la verdad era que no confiaba mucho en ese Berseker.
– Agh maldita loca… ¿Qué se supone que hará sola? Ah que me importa… tengo que aumentar mi poder y lo haré a mi manera. – murmuré al momento en que sentía su cosmos desaparecer del Olimpo. Seguramente se había marchado por su cuenta… ella siempre había sido así, aunque mucho no pude conocerla. Pero la simple idea de poder seguirla no me gustaba mucho. Ese gesto misterioso y frío de su rostro al dirigirse a los demás me causaba una sensación extraña y desagradable.
Comencé a caminar. Por el momento me iba a dirigir a mi templo, ya que no tenía nada que hacer y no me agradaba la idea de seguir a Latrivan, pues si quería hacer el trabajo por su cuenta, por algo debía ser. Entonces sin mirar a mi alrededor, ni siquiera le presté atención a esa mujer de cabellos plateados y mirada misteriosa que acababa de entrar al templo. Ese fantasma tenía un cosmos imponente, seguramente era una gran guerrera. La miré de reojo nada más, sin dejar de caminar hacia el frente.
– Agh maldita loca… ¿Qué se supone que hará sola? Ah que me importa… tengo que aumentar mi poder y lo haré a mi manera. – murmuré al momento en que sentía su cosmos desaparecer del Olimpo. Seguramente se había marchado por su cuenta… ella siempre había sido así, aunque mucho no pude conocerla. Pero la simple idea de poder seguirla no me gustaba mucho. Ese gesto misterioso y frío de su rostro al dirigirse a los demás me causaba una sensación extraña y desagradable.
Comencé a caminar. Por el momento me iba a dirigir a mi templo, ya que no tenía nada que hacer y no me agradaba la idea de seguir a Latrivan, pues si quería hacer el trabajo por su cuenta, por algo debía ser. Entonces sin mirar a mi alrededor, ni siquiera le presté atención a esa mujer de cabellos plateados y mirada misteriosa que acababa de entrar al templo. Ese fantasma tenía un cosmos imponente, seguramente era una gran guerrera. La miré de reojo nada más, sin dejar de caminar hacia el frente.
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Podía sentir dos cosmos más en el Olimpo. Dos cosmos un tanto más débiles pero se asemejaban en cada característica a la energía de los demás Bersekers, al menos de lo que había podido notar durante el tiempo en el que permanecí en el templo de la guerra. Era obvio que más guerreros se hacían presentes en el templo de Ares. Estaban llegando y no me sorprendía para nada. El dios de la guerra violenta tenía su cantidad de guerreros, los cuales podía suponer fácilmente que se encontrarían en cualquier parte del mundo. También los nuevos aspirantes… esos que deseaban servir al dios renunciando a sus vidas como humanos comunes y corrientes, y a cada sentimiento que en el corazón –como dicen la mayoría de las personas.– cada ser poseía. Esos eran los verdaderos guerreros, y tal vez Ares tuviera más aspirantes a su ejército, de los que pudiera imaginar.
(– “Más de los guerreros inútiles de Ares. Bueno, esperemos que estos que se acercan al menos sirvan para algo en vez de quedarse parados mirándose como idiotas, como otros. Siempre creí que los sentimientos humanos estorban en el camino de un guerrero. Eso los hace débiles. ¿Amor? ¿Deseos de libertad? ¿Miedo? Emociones… que desperdicio.” –)
Mis pensamientos no eran buenos para con los Bersekers. Al menos con algunos de ellos, como los que aún quedaban parados sin hacer nada, aquellas dos mujeres que se quedaron viéndose las caras sin siquiera moverse. Al menos Latrivan y Apocalypse cumplieron al salir del templo. Tafariel, quizás también, quién sabe qué iba a hacer esa mujer. Pero el resto no había movido ni un pelo.
Era obvio que el quedarse quietos sin hacer nada, esperando a que las cosas se solucionen solas no era una buena manera de avanzar. Esas actitudes fácilmente podía asemejarlas con la manera de actuar de los dioses que debían protegernos mientras Eris no se encontrase… y no sólo en ellos. Pero no iba al caso. Moviéndome hacia las tierras de nuestros aliados había logrado aumentar mucho mi poder, en vez de quedarme quieta como una inútil. Al menos mi decisión iba a permitirme ser más fuerte por si Eris llegase a despertar.
(– “A veces las cosas resultan mejores cuando uno actúa por su cuenta, sin las órdenes de dioses sustitutos. Siempre y cuando uno no traicione sus principios y yo sé muy bien en lo que creo. Seré el fantasma más poderoso y leal a mi diosa, sin importar lo que digan los demás. La protegeré… porque esto no se acabó. No se acabó, pero al parecer, muchos se hacen la idea de lo contrario. Esos son los débiles.” –)
En mi mente seguían rondando esas ideas. Y a medida que veía el actuar de algunos Bersekers, y el de otros, estaba más segura de que lo que estaba haciendo era lo correcto. No iba a lograr nada si me lamentaba.
El viento sofocante soplaba de a ratos, moviendo mis finos cabellos plateados que danzaban en el aire mientras que mis ojos permanecían cerrados disfrutando de un momento de “descanso” que tuve luego de cumplir mi labor de ayudar a Apocalypse en su entrenamiento.
(– “Más de los guerreros inútiles de Ares. Bueno, esperemos que estos que se acercan al menos sirvan para algo en vez de quedarse parados mirándose como idiotas, como otros. Siempre creí que los sentimientos humanos estorban en el camino de un guerrero. Eso los hace débiles. ¿Amor? ¿Deseos de libertad? ¿Miedo? Emociones… que desperdicio.” –)
Mis pensamientos no eran buenos para con los Bersekers. Al menos con algunos de ellos, como los que aún quedaban parados sin hacer nada, aquellas dos mujeres que se quedaron viéndose las caras sin siquiera moverse. Al menos Latrivan y Apocalypse cumplieron al salir del templo. Tafariel, quizás también, quién sabe qué iba a hacer esa mujer. Pero el resto no había movido ni un pelo.
Era obvio que el quedarse quietos sin hacer nada, esperando a que las cosas se solucionen solas no era una buena manera de avanzar. Esas actitudes fácilmente podía asemejarlas con la manera de actuar de los dioses que debían protegernos mientras Eris no se encontrase… y no sólo en ellos. Pero no iba al caso. Moviéndome hacia las tierras de nuestros aliados había logrado aumentar mucho mi poder, en vez de quedarme quieta como una inútil. Al menos mi decisión iba a permitirme ser más fuerte por si Eris llegase a despertar.
(– “A veces las cosas resultan mejores cuando uno actúa por su cuenta, sin las órdenes de dioses sustitutos. Siempre y cuando uno no traicione sus principios y yo sé muy bien en lo que creo. Seré el fantasma más poderoso y leal a mi diosa, sin importar lo que digan los demás. La protegeré… porque esto no se acabó. No se acabó, pero al parecer, muchos se hacen la idea de lo contrario. Esos son los débiles.” –)
En mi mente seguían rondando esas ideas. Y a medida que veía el actuar de algunos Bersekers, y el de otros, estaba más segura de que lo que estaba haciendo era lo correcto. No iba a lograr nada si me lamentaba.
El viento sofocante soplaba de a ratos, moviendo mis finos cabellos plateados que danzaban en el aire mientras que mis ojos permanecían cerrados disfrutando de un momento de “descanso” que tuve luego de cumplir mi labor de ayudar a Apocalypse en su entrenamiento.
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Re: Salón Principal del Templo del Dios Ares
Comenzaba a aburrirme de tanto esperar. Hacía un momento ya me emocionaba el hecho de poder entrenar junto a otro de los bersekers, pero nuevamente tenía que esperar y más tampoco podía marcharme de allí sin la ayuda de un dios. Me aburría el simple hecho de notar un ambiente tan pesado y con tanta falta de trabajo como lo era aquel sitio con los guerreros de Ares quietos viéndose las caras.
Suspiré y me di media vuelta. Quería salir de allí al menos hasta que Ares regresara. Tal vez podría pasear por los bosques en llamas y reflexionar un poco acerca de mi misma, o simplemente entrenar un poco más para fortalecerme y estar lista para la verdadera guerra, la cual aún no había empezado en toda su magnitud, pues la diosa de la sabiduría aún no había despertado y al parecer se tomaría todo su tiempo para hacerlo. No me importaba realmente. Sólo esperaba la llegada de mi diosa quien también se estaba tardando una eternidad en regresar.
– Me marcho de aquí. Prefiero la soledad a estar con un montón de inútiles. – murmuré mientras que abriendo los ojos me encaminé hacia la salida del templo, directo hasta los bosques en llamas a pasar un poco de tiempo y distraerme.
Suspiré y me di media vuelta. Quería salir de allí al menos hasta que Ares regresara. Tal vez podría pasear por los bosques en llamas y reflexionar un poco acerca de mi misma, o simplemente entrenar un poco más para fortalecerme y estar lista para la verdadera guerra, la cual aún no había empezado en toda su magnitud, pues la diosa de la sabiduría aún no había despertado y al parecer se tomaría todo su tiempo para hacerlo. No me importaba realmente. Sólo esperaba la llegada de mi diosa quien también se estaba tardando una eternidad en regresar.
– Me marcho de aquí. Prefiero la soledad a estar con un montón de inútiles. – murmuré mientras que abriendo los ojos me encaminé hacia la salida del templo, directo hasta los bosques en llamas a pasar un poco de tiempo y distraerme.
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