Camino a Villa Rodorio

por Kardia1 Lun Oct 10, 2011 8:47 pm

Esa carroza ya estaba en movimiento desde hacía un buen rato. Estaba tan aburrido que no sabía que hacer, y aquella muchachita ni me dirigía palabra. Otra vez se me pasaba por la mente la idea de cambiar de rumbo… dejar de perder tiempo. Necesitaba acción, algo que me hiciera sentir bien de verdad… y el estar vagando sin rumbo por una ciudad que prácticamente ya conocía no era una buena opción. No sé por que pensaba en esas cosas; el cansancio de estar siempre quieto en el mismo sitio quizás. Volví la vista a la muchacha por un momento, me quedé viéndola fijamente mientras me ponía a pensar de nuevo. Ella miraba por la ventanilla a través de las finas cortinas rojas, por tanto, no podía verme a mí. Por un momento pensé que podía ser alguna princesa o algo así referido a la realeza… pues todo lo indicaba. Desde su forma de hablar, su vestimenta, su transporte, sus actitudes… y si era así ¡Vaya que suerte la mía!

–“No sería mala idea seguir a esta muchacha. Al menos podría buscar diversión. Hmmm, no sé… si logro algo de confianza… bah, que difícil.”–

Estaba confundido en mis pensamientos, pero de todas maneras sabía que la iba a seguir igual… no iba a salir de ese carro hasta que según mis criterios, tuviera la oportunidad. No sería difícil convencer a la chica por ese lado, y como al parecer temía que le hiciera algo, no se iba a quejar de nada que le pidiera. Aunque si hubiera querido, podía hacer lo que me diera la gana en ese momento, pero no quería más problemas ni griterío. Parpadeé un par de veces y giré mi rostro hacia el techo, recostándome sobre la butaca, reposando mi espalda en el almohadón de la pared, mientras que estiraba mis pies posándolos sobre el sillón de en frente a un lado de la joven pelirroja, y coloqué ambas manos detrás de mi cabeza cerrando los ojos. Por primera vez en varias horas me encontraba relajado y sin alterarme por cualquier cosa que pasara, pues la chica no me hablaba y el viaje a donde fuera que se dirigieran, iba tranquilo y sin inconvenientes.

La verdad era que ni idea tenía de a dónde se dirigían pero no me interesaba en ese momento… estaba bastante tranquilo comparado con lo habitual, por eso ni me inmutaba, pues nada pasaba que pudiera alterarme. Por lo que me quedé dormido un rato bastante largo… sí que dormir apresuraba las cosas.

**********

Pasaron bastantes horas de viaje y ni siquiera me había dado cuenta que ya llegábamos a destino. El carro se detuvo enseguida de una manera repentina y un grito se escuchó que me despertó de repente.

–Aricia, hemos llegado a destino. Ya estamos en Grecia.–

Me levanté sobresaltado y abrí los ojos como platillos, sorprendido por lo que creí haber escuchado. Me acerqué rápidamente a la chica que estaba apoyada contra la pared del vehículo y tomé sus hombros zamarreándola desesperado.

–¡¡¿Dónde mierda dijo que estamos?!! –

La chica me empujó molesta. –¡Ey tranquilo, idiota! No es mi culpa que te hayas metido en mi carroza y no te hayas querido salir en ningún momento. Dijo Grecia… estamos en Grecia. –

–¿Qué mierda me estás diciendo?–

–Escucha…–

Aquella muchacha no tardó en explicarme todo lo que había pasado en realidad. Y aunque muy molesto tuve que escucharla, no me quedaba otra cosa. Al final se trataba de una descendiente de la realeza de Atenas que había ido a Roma por negocios o algo parecido. Eso me molestó bastante aún sabiendo que yo mismo me había metido en ese carro. Pero bueno al fin de cuentas se había hecho lo que estaba planeando, un nuevo destino; una tierra de la que no tenía ni la mínima idea de lo que podía llegar a traer. Quizás eso me trajera algo nuevo que hacer en vez que estar perdiendo tanto tiempo en la mierda de Roma. Me ofreció acompañarlos hasta su destino final, pero para eso faltaba mucho tiempo de viaje. Aquella sólo era una parada, un pequeño pueblo donde iban a buscar alimento y seguirían con el viaje. Preferí seguir mi camino por mi propia cuenta, diciéndole a la muchacha que no tenía en que transportarme, suponiendo que como tenía tantas cosas de sobra me solucionara el problema. Así fue… ese era uno de mis días de suerte. Me entregó uno de sus caballos, pues conseguiría uno nuevo en menos de cinco minutos. Ella tenía todo lo que quería.

Poco tiempo después ya estaba en las calles del pueblo. No deseaba volver a Roma pues quería ver que me esperaba en Grecia, ya que se me había dado esa oportunidad a la fuerza. La chica me dejó algunas frutas para comer y algo de agua para el camino. El sol se ponía cada vez más fuerte a medida que las horas avanzaban, y no creía aguantar mucho tiempo con ese calor infernal.

–Así que Villa Rodorio…– comenté sosteniendo las riendas de mi nuevo caballo, al lado de la muchacha luego de que ella me lo hubiera nombrado.

–Sí, es el pueblo más cercano. Es un lugar de paz y trabajo, donde todos sus habitantes son iguales a los ojos de cualquiera. Está a los pies del Santuario de Athena, la diosa lo protege y mantiene la paz en ese sitio. Allí podrás alojarte durante algunos días hasta que decidas regresar a Roma. Encontrarás mucha gente amable, más bien todos son iguales… no hay discordia ni guerra. Todo el que encuentres estará dispuesto a ayudarte.–

–El Santuario de Athena… curioso…– comenté con un tono de voz un tanto bajo. –Mierda. Me costará acostumbrarme a un sitio así… paz… que aburrido.–

Todo eso que me contaba aquella mujer me parecía tan extraño que de verdad me daba curiosidad visitarlo, a pesar de lo asqueroso e incómodo que me parecía la paz y todo eso. No era una costumbre mía el vivir en un lugar así… era todo tan nuevo.

–Bueno me largo de aquí, espero no volvamos a vernos, que tengas un buen viaje.– dije con un tono indiferencia que sí podía notarse muy bien. La muchacha sonrió, pero no tardé en caminar a un lado del caballo, caminando durante algunos kilómetros, camino a Rodorio, donde según parecía, me esperaba algo nuevo y raro.

por Aspros Miér Oct 12, 2011 12:05 am

Bien, llegamos. Dijo Aspros con algo de fastidio mientras que las botas altas de su armadura dorada hacían contacto con el territorio de la Diosa de la Sabiduría, el Santuario de Athena. Primero le había parecido pacífico, luego estúpido y lleno de imbéciles…si había regresado antes había sido por la mera influencia de Seiren para luego retirarse casi al instante. Y ahora se veía obligado por las circunstancias a regresar a ese lugar tan estirado. Lo más curioso era que su opinión no se extendía a Rodorio…en todo caso, no le gustaba demasiado el prospecto de estar allí.

Bien...disculpa por todo eso Seiren. Creo que hice molestar a alguien muy caprichoso…que poseía un horrendo animal como mascota. Ya sabes, lo Espectros son así de raros. Comentó el peliazul en un tono obviamente sarcástico, remarcando el desdén que sentía por la manera tan súbita y extraña en que la rubia había desaparecido de su vista. Y tú... Empezó el geminiano para dirigirle la vista al pelirrojo, una mirada que se tornó afilada pero curiosamente gentil después de un momento de observación. Si debía de admitir algo en aquel instante era que ese chiquillo parecía tener una fuerte convicción. Era algo que sentía con tan solo cruzar miradas. …¿acaso fuiste tú quién causó ese fuego? Preguntó Aspros con ambas cejas levantadas mientras alivianaba su tono de voz, adquiriendo nuevamente aquel tono de curiosidad que inherentemente mostraba cuando algo captaba su atención. Sí, el chiquillo le parecía bastante interesante ahora que detallaba en él, incluso podía ser que fuera un diamante en bruto. Hora de comprobarlo de primera mano.

por Traian Miér Oct 12, 2011 12:29 am

-Eh, estoy bien, no te preocupes.- Le respondió a la mujer, sonriendo y rascando una de sus mejillas. Sorprendentemente se encontraba muy bien y ya no le dolía nada. Aunque un poco de descanso después de un día tan agitado no estaría mal. Antes de que pudiera tirarse a dormir en el suelo el hombre de cabellera azulada volvió a aparecer y dijo que no podían quedarse ahí. No tenía muchos deseos de caminar, especialmente porque el usar tanto el fuego era extenuante.

Antes de que pudiera poner alguna objeción se encontraban en un lugar diferente, cuyo clima era más amistoso que el de Germania. Él estaba acostumbrado al frío, por eso sentía muy peculiar el estar parado ahí.

-¡¿Dónde estamos?!- Preguntó, con los ojos bastante abiertos. No podía creer lo que había pasado, además de que se preguntaba cómo lo había hecho. Aquel hombre debía tener habilidades extrañas como las que él poseía.

El peliazul le preguntaba si él había ocasionado el fuego. Pensó por un momento la respuesta y dijo: Sí creo que yo fui el causante, lamento si les di problemas.- Sonaba bastante arrepentido. No necesitaba cargar con más muertos en la conciencia.

por Aspros Miér Oct 12, 2011 12:42 am

El Santuario de Athena, en Grecia. Aunque dudo que hayas escuchado hablar sobre este lugar en particular, no importa. Dijo el gemelo de Cambre mientras se llevaba el índice derecho a la sien de forma contemplativa para así escuchar las últimas palabras del pelirrojo, analizándolas con cuidado. Ya veo. Está bien, no te preocupes…es normal un cierto descontrol para un novato como tú. De hecho eres bastante débil si te comparo con Seiren. Comentó Aspros mientras señalaba de forma casual a su compañera de pelo negro para así suspirar y encogerse de hombros. En todo caso veo que tienes potencial. Dime chiquillo: ¿no te interesaría aprender a controlar esa habilidad y usarla para algo beneficioso en lugar de ser una lámpara descontrolada? Inquirió el geminiano con cierto tono siniestro en la voz, dado que era algo que no podía evitar al ser su usual forma de dirigirse a los demás y por ende, no lo controlaba a “voluntad”. Dando un paso hacia delante el Santo de Géminis tan solo avanzó por el camino que irremediablemente los llevaría a las colinas colindantes a Rodorio y por tanto al sendero principal que terminaba en la entrada al Santuario.

Si tu respuesta es positiva, puedes seguirme con la seguridad de que tu poder se convertirá en una influencia positiva…si no es así puedes pedirles consejos a Seiren sobre donde alojarte, dudo que puedas volver a Germania sin tener un alto precio sobre tu cabeza. Matar soldados romanos no sale barato. Finalizó Aspros con ligero sarcasmo marcado en su voz y esperando que tanto la egipcia como el pelirrojo lo siguieran. Igual, mucho no iban a hacer parados en medio de la nada.

por Seiren Miér Oct 12, 2011 2:49 am

La sola belleza que poseía esa dimensión no dejaba de asombrarme pero por más que admitiera lo hermoso que me resultaban las estrellas, esa sensación de caer a un infinito vacío no terminaba por acostumbrarme. Aspros parecía volver de su encuentro con esa entidad extraña, apenas era capaz de reconocer las diferentes auras que rodeaban a las personas y mucho más cuando se trataba de una amenaza, sujetándonos nos transportaba por el paso de su dimensión para retirarnos, resistiéndome como pude cerré solamente los ojos para esperar que cayéramos a salvo a otro sitio… no es que desconfiara pero trataba de disimular el pánico que obtenía de ese infinito absoluto.

Liberándonos podía reconocer un suave aroma en el aire, la brisa fresca golpeó mi rostro de manera singular. Debía tratarse de la villa por lo que insegura abría mis ojos… estaba en lo correcto, volvíamos a salvo a Grecia más tal parecía la ansiedad del romano que no estaba segura si preguntarle. Reservándome los comentarios me colocaba detrás de él para mirar al pelirrojo, el tener que compararlo estuvo en lo personal fuera de lugar, era capaz de hacer más cosas que yo… bajando el rostro notaba la quemadura que me provocó pero no importaba.. él se encontraba bien.

Aspros..- replicando con algo de seriedad miraba al chico que podría estar confundido.

Me disculpo por mi hermano… suele decir las cosas de una forma demasiado directa.. pero si quieres un consejo deberías acompañarlo así aclararía todas tus dudas, descuida no estás solo… yo volveré a verte cuando terminen.

por Traian Miér Oct 12, 2011 3:11 am

El chico no hizo otra cosa que mirar algo confuso al adulto, no sabía lo que debía de responder. Por un lado quería poder usar ese poder para algo útil, provechoso para todo y no sólo crear caos. No quería volver a repetir la escena infernal en la que quemaba y hacía daño a todos, quería tenerlo bajo un mejor control. Aunque tras haber despertado parecía haber adquirido una mejor capacidad para dominar sus habilidades destructivas.

-Claro que me gustaría poder usarlo de una forma que fuera beneficiosa, quiero poder hacer algo más que simplemente dañar a los que me rodean con el fuego que produzco. Y no pienso volver a Germania, ahí no hay nada para mí.-

Respondió con euforia mientras apretaba el puño izquierdo. Comenzó a caminar detrás del hombre, le era algo difícil caminar por el cansancio. Lo único que quería hacer era dormir un poco. Escuchó las palabras de la mujer, a los que respondió con una sonrisa.-Descuida, no ha pasado nada.- Dio media vuelta siguió prestando atención al camino. Lo último que quería era perderse en un lugar desconocido y así causar molestias, más de las que ya les debía de haber ocasionado aunque no lo admitieran.

por Kardia1 Vie Oct 14, 2011 12:59 am

Seguía caminando por aquel sendero hacia ese pueblo que la muchacha me había nombrado. El calor del sol cada vez se hacía más intenso e insoportable. Ciertamente no me agradaba el intenso calor, y mucho menos cuando era un sitio tan extenso en el cual no tenía sitio donde refugiarme, como ese largo camino hasta el supuesto pueblo más cercano que ni yo sabía donde se encontraba.

–Hmm… no veo un carajo…– me quejaba mirando hacia delante mientras colocaba una mano en mi rostro haciéndome sombra para que el sol no me dificultara la vista.

–Niña estúpida… me abandonó en medio de la nada con un puto caballo que no sirve para nada.– comenté para luego mirar al animal durante algunos segundos. Tremendo insolente, si fui yo quien decidió seguir el camino solo desde allí. –Al menos puedo comer…–

Dicho aquello me detuve por un momento bajo el rayo del sol para sacar la mochila de mi espalda y abrirla para fijarme lo que había dentro. Puras mierdas naturales… frutas sobre todo. ¿Quién me mandó a meterme con aquella chiquilla? Cada vez terminaba peor. Si no me noqueaban en un barco, me atropellaba algún afeminado; si no me peleaba con un sucio cantinero, lograba que me secuestraran sin saberlo. Ya era el colmo, a lo menos esperaba que en ese pueblo me esperara algo nuevo… lo que faltaba, que por ahí me encontrara a algún imbécil a quien no deseaba ver en ese momento.

–¡¿Sólo frutas?!– exclamé desganado. No era precisamente lo que quería comer en ese momento, pero bueno, no había otra cosa, tenía que conformarme con frutas y agua hasta llegar a un buen lugar donde pudiera encontrar lo que deseaba. –Algo es algo ¿No? Sí, claro.–

Apoyé una mano sobre mi cabeza que ardía al estar expuesta a los rayos del sol, y suspiré, volviendo a mirar hacia delante. Entonces saqué una cantimplora llena de agua de la mochila y volví a colgarla en mi hombro. Bebí un poco de esa agua y luego volqué otro poco en mi cabeza, para refrescarme al menos. Miré al caballo.

–A ver si tú puedes llevarme más rápido…- musité para luego montar en aquel animal y así poder continuar el largo camino hacia la villa Rodorio. Tomé las riendas y me adelanté a paso rápido, apurando un poco al animal para llegar lo más pronto posible y dejar de ser torturado por el maldito sol.

por Kardia1 Vie Oct 14, 2011 8:04 pm

Ya había recorrido varios kilómetros desde el sitio en que la pelirroja me había dejado y a lo lejos recién empezaba a verse el arco de entrada hacia el pueblo. Los altos edificios pintados de colores claros pero llamativos y pequeñas personitas que a la vista parecía un rebaño de ovejas. Todavía estaba bastante lejos, pero menos que antes por supuesto. Faltaban unos cuantos kilómetros, aunque al menos sabía que no estaba cabalgando en tierra decienta, y que la muchacha no me había mentido acerca de ese pueblo.

Venía mirando al frente cuando me di cuenta que el caballo aminoraba sus pasos. Cada vez se hacía más lento y cuando trataba de apresurarlo bufaba el animal. Lo miré fijamente confundido, aunque sospechaba que no aguantara más el paso rápido y el calor del sol. Goleé su lomo despacio un par de veces y enseguida solté un largo suspiro de fastidio, cerrando los ojos y bajando la vista por un momento.

–No me digas que estás cansado, hijo de puta. Yo camino más kilómetros que tú y aguanto más tiempo… inútil…– Sí, sólo faltaba que me pusiera a discutir con el pobre animal. Pero bueno, estaba de mal humor y nada me caía bien.

–De acuerdo.– Miré hacia el frente donde pude divisar un árbol que generaba una sombra debajo y volví a suspirar, levantando un brazo para secar las gotas de sudor que resbalaban en mi frente. Tomé nuevamente las riendas del caballo para así avanzar hacia aquel árbol y dejar al animal en la sombra, era bastante extensa por lo que yo bajé y me senté en ese sitio, posando mi espalda contra el tronco del árbol, sacándome la mochila de mis hombros. Enseguida la abrí, metiendo la mano para encontrar algo de comer, tomando así una pequeña manzana roja. La miré por un momento y sin pensarlo mucho le di una mordida.

–Descansa mientras que yo como después nos vamos… si aún estás cansado te jodes.– Ya parecía un loco hablando con el animal, pero eso se veía más bonito que andar hablando solo.

Mientras comía la fruta, descansaba yo y dejaba descansar un momento al caballo que debía estar agotado por el camino y el paso acelerado al que le obligaba a avanzar. Pero no fue mucho tiempo… luego de algunos minutos, terminé con la manzana lanzando el carozo en el camino y bebí un poco de agua, relamiendo luego mis labios. Enseguida tomé la mochila, colocándola sobre el lomo del animal para no cargar con ella yo mismo. Ya más refrescado y descansado me dispuse a comenzar el tramo de camino que faltaba para llegar al pueblo. Sin descansar más, tomando las riendas del caballo y caminando a su lado, me dispuse avanzar.

por Sophia Miér Dic 21, 2011 5:01 pm

Una vez que dejó atras a Arone no volvió su mirada. No era ya una niña asustadiza que necesitara mirar atras para buscar alguien que la protegiera. Desde el día en que un joven llamado Kardia (del cual no estaba segura que ese fuera su nombre) la había sacado de su casa, había cambiado. Vergilius la había rescatado de ese hombre para luego intentar asesinarla en el camino de vuelta a casa. Había sentido su corazón quebrarse cuando su hermano se interpuso entre ambos y resultó gravemente herido.
Luego en su propia casa, en la seguridad que le ofrecía su habitación, había visto a un hombre que pensó estar muerto... un primo amado, alguien a quien realmente había llorado... la había sacado de su seguridad y la había hecho pasar por una situación casi infernal. Había caminado descalza y casi desnuda desde Germania hasta Roma por un mes o más. No se olvidaba de la forma en que por el camino había visto lo que la guerra romana causaba en el mundo.

Pero eso no había sido todo, una vez en Roma se habia encontrado con que Solomon había usurpado el poder para sí mismo rechazando a toda la familia, y en un accidente, Sophia le había atravesado el pecho con la espada de Vergilius.

No, ya no era una niña llena de miedo. Más bien se podría decir que era una mujer con una carga en sus hombros que apenas y si podía levantar, pero al menos lo intentaba.

Mientras seguía el sendero a las puertas de la Villa observó las casas a los costados, casa una encendiendo llamas y hogueras para la noche. El olor a comida recien horneada le hacía agua la boca.

Apresuró su paso para ver si podía encontrar algo en Villa Rodorio, cualquier cosa sobre Fye. Pero en el peor de los casos, siempre podía encontrar un lugar donde dormir ahí y tal vez comer alguna cosa antes de proseguir su búsqueda.

por Manigoldo Sáb Ene 07, 2012 4:51 pm

Haber compartido su tiempo con Jezzara le había resultado bastante frustrante. No hubiese dicho de por si que todo aquello hubiese sido un desperdicio pues al menos ya sabía donde estaba el cementerio del Santuario, un lugar para sentirse casi en casa, pero si sentía que lo único que hacía esa niñita por bastante tiempo ya era jugar con él.

- Enana tarada. - Susurró frunciendo el ceño, cruzandose los brazos mientras pateaba una piedra con fuerza por el camino que lo llevaría a la posada esa en donde la noche anterior había bebido una rica y espesa cerveza. - Mocosa de mierda.

¿Qué más daba? A penas llegara a Rodorio bebería y todas esas estupideces ya no estarían más en su cabeza. Por el contrario, se deleitaria en el hecho de poder pensar en Jezzara mientras se follara a alguna mujerzuela.

Lo que sí le había llamado la atención de ese cementerio era el aspecto que tenían los hombres y mujeres que rondaban ahí. Se veían bastante fuertes a pesar de lo patético de su situación. Tal vez eso de que ahí había un gran ejercito era verdad y podrían contratar sus servicios. Marte sabía que se estaba quedando sin dinero, le quedaba sólo el caballo de esa mocosa por vender y un par de monedas de oro que le durarían como mucho 10 días si seguía bebiendo de esa forma.

<< Así es la vida... para el hijo de una puta... hahahahaha.... >>

por Cassie Dom Ene 15, 2012 7:48 pm

No sabía por dónde diablos andar, todo aquel lugar era diferente. El bosque, a lo lejos gente tranquila. Yo ya no estaba acostumbrado a aquellos panoramas. Además desde un tiempo para atrás el aun latiente perfume de mi viejo señor me daba paz, como lo efectos de la morfina sobre un cuerpo herido.

Sabía que era los lindares de Rodorio, una ciudad perteneciente a Athena… pero lo cierto era que no sabía cómo llegar, cuanto antes necesitaba encontrarme con algún humano que me pudiera ayudar, llevándome al templo de la Diosa bondadosa y así rezarle la ayuda necesaria.

Una simple mujer que podía manejar uno que otros trucos de magia, ya no era guerra… un simple bufón… El bosque donde anteriormente me había perdido, lo único que me dio de alivio es que le partía un pequeño arrollo… del cual tomé la suficiente agua para hidratar a mi caballo y a mí. Pobre animal de cuatro patas más que vivo… muerto ya estaba, por lo que un fin digno le di. Cortándole el cuello con mi hoz, de lo cual dicho objeto se oxidaría.

Ahora me encontraba perdida entre sendero y sendero. Sintiendo como la ventisca me despeinaba, como resecaba mis labios y piel. La soledad era amena para mucha gente, pero para mía era exasperante.

Bajando la mirada y resguardando mis desnudos hombros me acobijé a la sucia lana que usaba como abrigo. Lo único que me quedaba para esos momentos era caminar hasta encontrar algún cuerdo humano que pudiese darme indicaciones, pero en sí que mejor encontrarme con una aldea de la cual pudiera yo buscar algo de alimento.

por Manigoldo Lun Ene 16, 2012 11:31 pm

Manigoldo se detuvo de golpe al darse cuenta que algo extraño estaba sucediendo en la dirección a la cual estaba a punto de avanzar. De partida, la forma en que el clima había cambiado sobre esa villa, pero sólo sobre esa villa. Grandes nubes llenas de truenos y relámpagos habían aparecido, haciendo que se preguntara que podría haber causado algo por el estilo.

Mantuvo sus brazos cruzados un momento mientras pensaba con cuidado cuales serían sus siguientes acciones. Había algo poco natural en todo aquello. Las tormentas no aparecían en 10 segundos y cuando arremetía alguna, no se quedaba sólo sobre un espacio del cielo dejando todo el resto completamente despejado.

- Qué mierda estará pasando ahí.

De pronto sintió pisadas a lo lejos. No era un completo imbécil, si había alguna especie de situación peligrosa prefería salir del camino y esconderse entre las sombras de los altos arboles. Fue precisamente aquello lo que realizó, esperando que la persona que venía en esa dirección mostrara la cara. Se mantuvo en silencio, escondido, uno con la oscuridad. Jamás lo atraparían, después de todo era uno de los mejores ladrones en toda Roma. El único que lo había descubierto era el hijo de puta de Breda. No había en esa vida ninguna posibilidad que lo atraparan dos veces.

por Defteros Mar Ene 17, 2012 1:29 am

Sexto post para AD

La caminata hacia la villa rodorio era a decir verdad un poco agotante y no precisamente por agotamiento físico, Defteros no recordaba cual era el camino a seguir para llegar a la posada donde en aquella noche un recepcionista lo habia confundido con otra persona, pensaba que como habia sido tan torpe al no preguntar en ese instante, por que se espero hasta ir nuevamente a Roma y después regresar solo por una respuesta que quizás no seria satisfactoria, tal vez podía ver los recuerdos de aquella persona con el golpe de ilusión diabólica, pero seria un problema si no lo encontraba, un problema que empeoraría.
Un transeúnte que pasaba en esos momentos por ahí le llamo la atención, No sabia quien era pero lo mas seguro es que fuera a la villa rodorio y eso era lo que el necesitaba, los siguió por todo el berbrecho sigilosamente guardando su distancia, no quería que el o ella se enterara de su presencia y saliera corriendo intimidado, eso era lo que Defteros temia en esos momentos y no quería mas molestias en su misión.
Se encontraban casi cerca de la villa cuando Defteros decidió salir de las sombras y acercársele, quizás el le podía indicar el camino a la posada, -oiga, usted viajero- dijo Defteros esperando una respuesta de aquel personaje quien solo se dio la vuelta para verlo –podria indicarme el camino a la posada-, a lo que el extraño contesto –Usted ya debería de saberlo-, Defteros quedo sorprendido por tan inútil repusta que volvió a preguntar lo mismo, pero esta vez si le respondieron -Esta no muy lejos de aqui- dijo aquel personaje –solo sigua ese camino y llegara sin problemas-, una vez escuchada la respuesta Defteros se dispuso a marchar en la dirección indicada pero unas palabras emitidas por el transeúnte le dieron curiosidad –Pero fijate lo que es la desmemoria- susurro el transeúnte, -¿Qué estad diciendo imbécil?- pregunto Defteros y aquel personaje que anterior mente se veía yeno de confianza pronto se vio convertido en un manojo de nervios –Se supone que ustedes están aquí para protegernos y no para dañarnos- decía aquel nervioso personaje, -¿a que te refieres idiota? habla- dijo Defteros pero aquel personaje se quedo callado, -Entonces lo vere yo mismo- Dijo Defteros mientras un fino rayo de luz salía de su dedo índice y llagaba hasta la cabeza de aquel personaje. Ahora todo estaba claro para Defteros, con la información obtenida de aquel idiota su misión habia cambiado de rumbo y sus prioridades eran otras.

por Manigoldo Lun Ene 30, 2012 12:51 pm

El sujeto que acababa de pasar por ese camino era sin duda uno de los más extraños con los cuales se había encontrado por el camino. Estaba hablando solo, consigo mismo, o tal vez con alguien que Manigoldo no podía ver. Aquello no le daba buena espina para nada, pero no había mucho que pudiera hacer. La calle volvía a estar sola.

Salió de su escondite, considerando las opciones que ahora tenía. Pensó que ir de vuelta a ese extraño lugar en Rodorio no era algo que debía hacer, sobre todo por lo que acababa de ver. Si algo raro estaba pasando, no quería verse perjudicado o en medio de ello.

- Este pueblo es aún más raro que el peor puterio de Roma...

Tenía en su cabaña alguna cosa para beber, era mejor ir allá que estar ahí. Por ello comenzó a caminar por la ruta que lo llevaría a las colinas fuera de Rodorio. Pero claro, el problema de más importancia era el hecho de que si se iba a su cabaña no tenía nadie con quien hablar o joder. ¿Pero para que necesitaba a alguien? La verdad haber hablado toda la noche con Jezzara no tenía de pésimo humor respecto a eso.

Pensó en la chica de cabellera rubia algunos momentos antes de poder salir del camino para caminar por la alta hierba. Pensar en sus ojos lo irritaba, aun más en su tono de voz grosara e impertinente. Tal vez ya iba siendo hora de largarse de Grecia y volver a Roma.

por Cassie Mar Mar 13, 2012 8:41 pm

-Ahora que me pongo a recapacitar –Me detuve para tan sólo jalar un poco de aire- este lugar está lleno de muchas energías, que si bien pueden aniquilarme en un dos por tres… aún estoy demasiado débil, lo mejor es que siga mi camino de manera discreta… que sea sombra entre la oscura maleza y que nadie… absolutamente nadie se fije en mí…

Me sonreí y suspire. La verdad era que sentía muchos cosmos que chocaban entre ellos en el medio; haciendo una potente energía que si bien me afligía. No podía evitar estar un poco nerviosa. Aún estaba muy débil por todo lo que había pasado por cuestiones de la muerte de Apolo… y bueno, al no tener armadura valía mierda el tener la habilidad de confrontarme con cualquiera basura que se interpusiera en mi camino a la venganza. Era mujer, el cuerpo para mi era algo que tenía que cuidar.

-Bueno, ¿Qué será lo mejor que pueda yo hacer?

Me cuestioné y de inmediato alcé la mirada… y así me quedé mirando fija hacia un punto cualquiera del frente mío. Suspirando relamí mis labios y poco a poco di uno que otro paso hacia atrás, tenía que cubrir mi cuerpo entre la sombra del campo boscoso que circundaba el camino… como me había puesto ser invisible, que mejor entre la oscuridad.

Frunciendo el ceño e inhalando la frescura que derrochaba los abedules, gracias al correr del viento que soltaba la tranquilidad de la tarde. Cubriendo mi cabeza con la manta que tenía como capa comencé a caminar… ¿Dónde? Ni idea ya los minutos me revelarían mi destino próximo.

por Cassie Sáb Mar 17, 2012 5:49 pm

-Sí que es largo el camino…

Susurré mientras me daba paso entre la maleza de aquel sendero seco. Estaba oscuro y ya casi no escuchaba bulla de gente que pasaba tras su día de trabajo… ya fuera en las afueras de aquel lugar o entre los prados del alrededor.

Estaba demasiado hambrienta no podía negarlo. Cansada y con los pies casi sangrando. Era en verdad un milagro que yo caminara entre la calzada pedregosa con gran ligereza… era como su una fuerza externa a mí me hacía que continuará con gran naturaleza. Era raro… muy raro, pero trataba de no cuestionarlo.

Poco a poco se extinguían uno que otro cosmos que podía percibir, pero a la vez nuevos se alzaban con gran remarque, haciendo tener reacciones de nerviosismo, mas n de miedo.

-Todo es extraño en estas tierras desconocidas…

Decía suavemente, mientras mis manos las movía por delante de mí; apartando las ramas que me estorbaban a la hora de dar los pasos. De inmediato, un escalofrió que recorría mi cuerpo débil, provocaba que callera hacia una pequeña barranca. Rodé con tanta ligereza hasta llegar a su fondo. Ahí un cosmos pesado fúnebre y algo gélido se derrochaba. Como pude me levanté y fue entonces que posando las manos en lo parecía un pequeño cerro de piedras y pasto, una sensación a muerte golpeaba contra mí.

-Pero… ¿Qué diablos sucede?

Exclamé con gran miedo. Mi cuerpo se amorataba de lo brusco que había cambiado su temperatura. Mis brazos y quijada temblaban pues estaba sufriendo cambios que para mí eran difíciles de controlar. ¿Moriría? No sería extraño al fin de cuentas todos estamos destinados a ello.

-¡Ashmm!

Me costaba demasiado respirar. Parándome toda temblorosa daba un paso hacia atrás. Tragaba saliva, la cual me sabia amarga. Fue entonces que tras un parpadeo el lugar se iluminó de manea dorada… irritándome y casi cegando mi vista. Ladeé el rostro y espere a que aquella irradiante luz se disipara. Pasando eso, dirigí mi vista al frente quedándome perpleja por lo que veía en frente…

-¿Una armadura?

Apenas y podía yo hablar. Era en hermosa aquel cascaron dorado con acabados azulados. La forma me daba risa, un cangrejo, mas no me quejaba, la mía… la de la antigua musa era un flamenco rosado y que a la vista de todos parecía frágil e indefensa. Tomé valor y di pasos hacia el frente quedando muy cerca de lo que parecía ser una armadura dorada… las legendarias estopas de los seguidores de Athena.

-¡Wooo!

Murmuré.

-Esto en verdad es sorprendente…

Dije y con valor quebradizo dirigí la mano hacia lo que parecía ser el yelmo de la armadura. Apenas, cuando mis yemas tocaban el frio metal una sensación cálida fluyó dentro de mí. Era como si la armadura me llamara. Agitada, como excitada mi cosmos se elevaba por si solo y de inmediato aquel pedazo de metal pulido se fragmentaba, quedando suspendido frente a mí.

Yo estirando mis brazos elevaba más mi cosmos y así llamaba aquel regalo de los dioses a que se uniera a mí. De nueva cuenta una luminosa reacción bañaba aquel abismo y tras su disipar daba imagen a mí… una nueva guerrera… un nuevo soldado que ahora pertenecía a Athena ¿Por qué?… no lo sabía, pero para ello estaba la dios misma para aclárame la duda.

Ahora ya sabía a donde ir… tenía que esta cuanto antes en el templo de aquella Diosa bondadosa, y así mostrar mis respetos y dar mis servicios.

Post de Adquisición de Armadura Nueva: Amazona de Cáncer.

por Cassie Miér Mar 21, 2012 2:38 am

-Todo esto esta corriendo tan raro... Mmmm! Que querrán los Dioses de mi? Le he de ser de mucha gracia, para que estas cosas tan fuera de contexto me pasen a mi.

Susurré mientras salía de aquella posa. En si todo era raro, pero eso no me detendría a cometer venganza a futuro. Era de ese tipo de personas que respetaban a los seres Divinos, pero desde que Zeus había matado todo en mi con la aniquilación de Apolo... Richatd, no podía evitar sentir cierto odio hacia a el.

Y ahora que la Diosa de la Sabiduría me había recogido entre sus brazos, dándome una oportunidad de superara mis habilidades... Representando a la constelación de Cáncer, simplemente no podía desaprovecharlo.

Alce la mirada en cuanto salía del abismo donde había rodado encontrando de manera muy extraña la dorada armadura. Podía percatarme como la oscuridad que me rodeaba se disipaba por la luz dorada que irradiaba mi cuerpo metalizado.

Sonriendo un tanto sorprendida mire en dirección de las estrellas. Y hasta que una ráfaga de viento pasaba por ahí y me despeinaba, solo así despertó de mi divagar y de inmediato me incorpore en el sendero que me llamaba, como si fuera el camino correcto al palacio de mi nueva deidad, a la cual debía yo servir con gran deboción... Como cuando musa fui.

-Encomiendo mi cuerpo, corazón, razón y alma al destino nuevo que me ofrece Athena. Solo ella sabe cual es mi destino, solo ella sabe como terminara esto... Y yo, como fiel cordero le serviré.

por Chrystalle Lun Abr 16, 2012 1:53 am

Narración - Dialogo

Chrystalle había dejado atrás a Ashrael y a los individuos que buscaban una pelea con él probablemente mas ella esperaba que sus guerreros lucharan a su lado ayudándole como esperaba. Según el peli blanco debía estar cerca de Rodorio, la ciudad que era protegida por la deidad de la guerra y los santos pertenecientes a su orden. Debía encontrarlos pero primero debía conocer la ciudad y no resultar perdida en aquel sendero seco el cual la rodeaba por completo, no había mucha guia ni nada para ubicarse, sólo ese camino el cual la llevaría a la villa.

-Espero Ashrael este bien...-

No pudo evitar pensar en su maestro y en lo que podría estar pasando en esos instantes en el puerto, pues el cosmos de ambos no podía sentirlos así que probablemente nada había ocurrido aún. La joven austriaca seguía caminando sin detenerse, las brisas levantaban sus mechones verduscos despeinándola levemente mientras la arena del lugar se prendaba en su vestido blanco.

El clima resultaba ser caluroso en Grecia por como lo sentía en esos instantes, no era un clima del todo agradable para ella pero podría ser capaz de lidiar contra el calor de Villa Rodorio. A lo lejos pudo escuchar algunos ruidos irreconocibles ¿acaso la villa estaba cerca? O que clase de ruido era el que llegaba hasta sus oídos.

-Sería bueno que estuviera cerca de Rodorio-

Pronuncio mientras aumentaba el paso para poder llegar mas rápido hacia su destino, tenía que buscar a las personas que servían a Athena ya que por ello Ashrael la había traído hasta aquí y por eso él había sido encontrado por esos sujetos.

por Chrystalle Jue Abr 19, 2012 11:58 am

Chrystalle - otras personas

Sus pasos acelerados le condujeron a que su recorrido fuera agilizado en busca de la ciudad, Chrystalle aún podía escuchar esa bulla que cada vez se hacia más fuerte y el cual pudo distinguir que no era un ruido sino unas voces las que de dejaban escuchar, según su timbre de voz estas pertenecían a dos personas y eran un hombre y una mujer que vociferaban fuertemente como si estuvieran gritando.

La austriaca pudo verlos a lo lejos, uno de ellos quien sospecho era la mujer iba sentada sobre un caballo a paso normal y su acompañante estaba a su lado caminando pausadamente muy a diferencia de su conversación. Instantes después la peli verde estaba ya muy cerca de ellos por lo que su charla era mas entendible ahora. La nueva mercadería que llevaban era el tema de conversación más el costo y la pérdida de dinero sufrida era la causa general del alboroto que amenizaba el camino a Villa Rodorio.

-Disculpen, ¿es este el camino a Rodorio?-

Chrystalle preguntó confirmando su ruta y que por algún despiste se hubiera alejado más del Pueblo. La pareja se volteó y ella pudo notar como la señora le miraba extrañada y luego le sonreía amablemente mientras asentía y le respondía.

-Si jovencita este es el camino... ¿Pensaste que te habías extraviado?-

La señora rió ante su propia pregunta sospechando del sentido de orientación de la joven quien solo pudo asentir y agachar levemente la cabeza en señal de vergüenza. Pero fue la risa de su acompañante quien aumento más su nerviosismo pero que no fue demostrado por ella tan solo en su interior.

-No es fácil perderse por estos lares, señorita pero ya estamos muy cerca... Puede acompañarnos si gusta-

-Gracias-

De una forma amistosa le ofrecieron ser su guia de forma provisional y solo hasta que llegaran a la ciudad, la joven se situó entre el caballo y el hombre a petición de la señora quien le seguía sonriendo mientras caminaban y charlaban levemente sobre Rodorio, obtener algo de información de la Villa no era del todo errado.

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Camino a Villa Rodorio

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