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[Coliseo] - Antesala de preparación
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[Coliseo] - Antesala de preparación
Y de las pocas cosas que aún no habían cambiado en los diecisiete años de ausencia del primogénito del Emperador eran los lugares a los que acostumbraba a ir cuando no se sentía precisamente parte de la realeza. Si antes fue reconocido por participar en la lucha de los gladiadores en secreto de su padre, también lo era en su ingenio para poder ganarse a los habitantes de las cercanías, lo que le permitía entrar sin demasiado problema y usar el “uniforme” de los luchadores de tan brutal deporte. Uno de los más prominentes era el encargado de los banquetes en el Coliseo dado que por supuesto la realeza no iba a estar solo observando sin llenarse la boca con alimento que en su mayoría, era más que todo para pasar el rato.
Después de tal “temporada” fuera, los estúpidos asuntos de Egipto y los enredos políticos en los que ya estaba cansado de inmiscuirse debido a su separación emocional de todo lo que implicaba Roma (con la excepción de unos cuantos puntos clave) no había tenido la oportunidad de llenarse el estómago con algo que de verdad valiera la pena, mucho más que la comida que servían en el palacio donde ya de por sí, no era visto demasiado bien. Eso sin contar la manera extraña en la que había actuado el día de la visita de su tía…era como una vorágine, donde el era la marioneta de poetas frustrados y titiriteros estúpidos, lo que culminó en un viaje a Egipto y la consulta con una mujer cuyo rostro ni siquiera recordaba. Borrones, todos eran meras manchas que no valían la pena…como si algo o alguien lo obligara a dejarlos de lado. Cosa que en realidad no le molestaba.
Ligeros mareos, dolores de cabeza y hartas lagunas mentales; cualquiera hubiera enloquecido en semejante situación…excepto que ya el romano había transitado un camino similar meses atrás, en la tortura que había sido vivir entre Germanos. Amnesia, miradas extrañas y desconocimiento total por un tiempo, hasta que…
Es extraño verlo por aquí. ¿No había ido a Egipto? Preguntó el principal encargado de la dieta de la realeza romana del Coliseo, el mismo barbudo gruñón y arrugado que no parecía haber cambiado durante tal largo lapso de tiempo. Debía concederle que aún con esa actitud, la misma que no le había cambiado desde que por primera vez se presentó y con la que ni preguntaba tonterías era por lejos uno de los habitantes menos chocantes y molestos desde que había vuelto a la ciudad después de la tan llamada tragedia. Y por tanto, era uno de los pocos a los que más aprecio le tenía. Incluso se tomaba la molestia de señalar lo grande que se había vuelto, comparándolo con sus visitas anteriores a toda la leyenda que se había formado alrededor del sucesor del trono.
Para nada. Ese fue otro sujeto. Uno más afeminado y posiblemente un muerde-almohadas. Le contestó Octavius con sorna, algo que no había usado hacía bastante tiempo atrás…la última vez no había terminado demasiado bien, en todo caso.
Sí, me lo suponía. Esa pinta toda arreglada y sin barba no le queda al adolescente que rebanaba cabezas y cortaba estómagos como si estuviera untando mantequilla. Bien, ¿la orden usual? Inquirió el mayor ya echándose para atrás, refiriéndose a lo que siempre pedía el sucesor cuando se presentaba en el lugar.
De ser posible. Respondió el aludido, observando el asentimiento del otro para sentarse en un banco cercano y posar una mano sobre su frente. De nuevo se sentía un tanto mareado y como no, en pésima forma.
Después de tal “temporada” fuera, los estúpidos asuntos de Egipto y los enredos políticos en los que ya estaba cansado de inmiscuirse debido a su separación emocional de todo lo que implicaba Roma (con la excepción de unos cuantos puntos clave) no había tenido la oportunidad de llenarse el estómago con algo que de verdad valiera la pena, mucho más que la comida que servían en el palacio donde ya de por sí, no era visto demasiado bien. Eso sin contar la manera extraña en la que había actuado el día de la visita de su tía…era como una vorágine, donde el era la marioneta de poetas frustrados y titiriteros estúpidos, lo que culminó en un viaje a Egipto y la consulta con una mujer cuyo rostro ni siquiera recordaba. Borrones, todos eran meras manchas que no valían la pena…como si algo o alguien lo obligara a dejarlos de lado. Cosa que en realidad no le molestaba.
Ligeros mareos, dolores de cabeza y hartas lagunas mentales; cualquiera hubiera enloquecido en semejante situación…excepto que ya el romano había transitado un camino similar meses atrás, en la tortura que había sido vivir entre Germanos. Amnesia, miradas extrañas y desconocimiento total por un tiempo, hasta que…
Es extraño verlo por aquí. ¿No había ido a Egipto? Preguntó el principal encargado de la dieta de la realeza romana del Coliseo, el mismo barbudo gruñón y arrugado que no parecía haber cambiado durante tal largo lapso de tiempo. Debía concederle que aún con esa actitud, la misma que no le había cambiado desde que por primera vez se presentó y con la que ni preguntaba tonterías era por lejos uno de los habitantes menos chocantes y molestos desde que había vuelto a la ciudad después de la tan llamada tragedia. Y por tanto, era uno de los pocos a los que más aprecio le tenía. Incluso se tomaba la molestia de señalar lo grande que se había vuelto, comparándolo con sus visitas anteriores a toda la leyenda que se había formado alrededor del sucesor del trono.
Para nada. Ese fue otro sujeto. Uno más afeminado y posiblemente un muerde-almohadas. Le contestó Octavius con sorna, algo que no había usado hacía bastante tiempo atrás…la última vez no había terminado demasiado bien, en todo caso.
Sí, me lo suponía. Esa pinta toda arreglada y sin barba no le queda al adolescente que rebanaba cabezas y cortaba estómagos como si estuviera untando mantequilla. Bien, ¿la orden usual? Inquirió el mayor ya echándose para atrás, refiriéndose a lo que siempre pedía el sucesor cuando se presentaba en el lugar.
De ser posible. Respondió el aludido, observando el asentimiento del otro para sentarse en un banco cercano y posar una mano sobre su frente. De nuevo se sentía un tanto mareado y como no, en pésima forma.
Octavius- Dios/a
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Re: [Coliseo] - Antesala de preparación
Había salido del Palacio, las cosas allá se estaban tornando demasiado turbias, aunque analizándolo bien parecía más bien una reunión familiar, sonreí al pensar en esto montada en la carreta llena de soldados y algunos otros sirvientes que salieron del recinto imperial.
Nos habían acercado los más "cerca" del mercado, yo sabía que esa zona excepto por algunas partes se encontraba completamente destruida por lo que no tenía sentido y no valdría mucho la pena ir por allí y más ahora que si mis intenciones eran buscar empleo. Así que iría en dirección contraria, por lo lados del Coliseo
+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+
Habían transcurrido un par de horas, cuando por impulso o quizás llamado del destino arribé al coliseo, quizás necesitarían alguna ayuda, no perdía nada con intentarlo.
Parecía que estaba de suerte, el primer encargado sin esperar a que pronunciara una palabra expresó: - Niña de Roma... vienes como enviada por los Dioses!!!! Lo miré sin mostrar emoción alguna, solo me preguntaba mentalmente: - Qué piensa o a qué cree que vengo. Cuando me disponía a pronunciar palabra fui interrumpida por él nuevamente: - ... vienes por el puesto de ayudante de cocina.... a qué si? Cerrando mis ojos y asintiendo con mi cabeza el tipo me jaló hacia la cocina, entregándome un delantal y una especie de gorro para el cabello, simplemente me dejé llevar, ya había pasado por oficios de este estilo.
Había cierto agite en la cocina del coliseo, parecía que alguien estaba allí, - sería de la realeza? fue lo que me pregunté mentalmente mientras seguía preparando el jabalí asado, pensamiento que se nubló con el rememorar de los últimos acontecimientos, al parecer por deducción mía nadie cercano a la familia real se encontraba con vida.
Finalmente había terminado, eché un vistazo a mi alrededor buscando al encargado y no se veía por ninguna parte; algo que había aprendido todos estos años es que a un cliente siempre hay que atenderle bien, por lo que me tomé el atrevimiento de llevar yo misma la cena, no creo que hubiesen muchas personas esperando un plato dado que el agite que había en la cocina no era por el exceso de trabajo, sino por la misma falta de personal. Improvisando y arreglando lo mejor posible el plato, llevé el pedido al cliente que lo esperaba.
Era un hombre grande e imponente, de facciones bruscas, muy varonil comparado con la mayoría de "niños afeminados" que circulaban por toda Roma. Parecía estar meditando o tal vez estaba solo pensativo, limpiando mi garganta con el fin de que me notara expelé: - Es para Ud. el Jabalí si no me equivoco Poniendo el jugoso plato en la mesa, me alejé de él diciendo: - Ya le traigo el acompañante...
No tardando más de 2 quizás 3 minutos, volvía a estar ante su presencia trayendo conmigo una jarra de cerveza, dejándola a un lado del plato y ubicándome a un costado, esperando alguna indicación de su parte.
Nos habían acercado los más "cerca" del mercado, yo sabía que esa zona excepto por algunas partes se encontraba completamente destruida por lo que no tenía sentido y no valdría mucho la pena ir por allí y más ahora que si mis intenciones eran buscar empleo. Así que iría en dirección contraria, por lo lados del Coliseo
+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+
Habían transcurrido un par de horas, cuando por impulso o quizás llamado del destino arribé al coliseo, quizás necesitarían alguna ayuda, no perdía nada con intentarlo.
Parecía que estaba de suerte, el primer encargado sin esperar a que pronunciara una palabra expresó: - Niña de Roma... vienes como enviada por los Dioses!!!! Lo miré sin mostrar emoción alguna, solo me preguntaba mentalmente: - Qué piensa o a qué cree que vengo. Cuando me disponía a pronunciar palabra fui interrumpida por él nuevamente: - ... vienes por el puesto de ayudante de cocina.... a qué si? Cerrando mis ojos y asintiendo con mi cabeza el tipo me jaló hacia la cocina, entregándome un delantal y una especie de gorro para el cabello, simplemente me dejé llevar, ya había pasado por oficios de este estilo.
Había cierto agite en la cocina del coliseo, parecía que alguien estaba allí, - sería de la realeza? fue lo que me pregunté mentalmente mientras seguía preparando el jabalí asado, pensamiento que se nubló con el rememorar de los últimos acontecimientos, al parecer por deducción mía nadie cercano a la familia real se encontraba con vida.
Finalmente había terminado, eché un vistazo a mi alrededor buscando al encargado y no se veía por ninguna parte; algo que había aprendido todos estos años es que a un cliente siempre hay que atenderle bien, por lo que me tomé el atrevimiento de llevar yo misma la cena, no creo que hubiesen muchas personas esperando un plato dado que el agite que había en la cocina no era por el exceso de trabajo, sino por la misma falta de personal. Improvisando y arreglando lo mejor posible el plato, llevé el pedido al cliente que lo esperaba.
Era un hombre grande e imponente, de facciones bruscas, muy varonil comparado con la mayoría de "niños afeminados" que circulaban por toda Roma. Parecía estar meditando o tal vez estaba solo pensativo, limpiando mi garganta con el fin de que me notara expelé: - Es para Ud. el Jabalí si no me equivoco Poniendo el jugoso plato en la mesa, me alejé de él diciendo: - Ya le traigo el acompañante...
No tardando más de 2 quizás 3 minutos, volvía a estar ante su presencia trayendo conmigo una jarra de cerveza, dejándola a un lado del plato y ubicándome a un costado, esperando alguna indicación de su parte.
Penélope- Cantidad de envíos : 51
Re: [Coliseo] - Antesala de preparación
La espera se empezaba a tornar eterna, y no precisamente por la expectativa de comer algo que llevaba más de diez años esperando, sino porque se encontraba realmente mareado y notaba todas las formas de su alrededor emborronándose con cada segundo que pasaba, trastocando su percepción temporal a niveles que se asemejaban al de una fiebre solo que en su caso no se encontraba enfermo…o al menos, no de algo que pudiera identificar. Posando su frente en la palma de su mano izquierda el primogénito del Emperador tan solo esperaba a que se le pasara de forma natural. Genio táctico en batalla, luchador incomparable y buen orador pero en ese momento no era nada de eso, su personalidad se reducía a la de un hombre con serios problemas de reconocimiento del ambiente y las personas que lo rodeaban.
Fue allí que una mujer se presentó frente a él llevando la orden clásica que siempre pedía en aquella antesala.
...sí, justamente esa. Respondió Octavius enjugándose los ojos con la manaza que lo caracterizaba, procediendo a masajearse la sien con algo más de calma sin que el malestar se le fuera. ... Sin mencionar nada más abrió los ojos, observando el plato que tenía al frente y recordar el hambre que se había apoderado de él apenas hubo despertado en los tejados de la Capital. No sabía como había llegado allí, no sabía ni siquiera cuanto tiempo había pasado desde lo último que recordaba y sinceramente por ahora no le interesaba dado que al instante se lanzó sobre la carne, tomando una de las patas traseras y con su prodigiosa fuerza, arrancándola sin más. Clavando sus colmillos y cerrando la quijada, esa fue la primera verdadera comida que había podido degustar en un largo tiempo.
Pedazos de carne eran arrancados de cuajo, dejando tan solo el hueso y pieza a pieza Octavius parecía ser más un bárbaro que un romano educado en la más alta elite. Y recordando ese punto en particular se detuvo para mirar a la mujer y con un movimiento educado dejándole espacio en el banco, una invitación más que clara para que se sentara a su lado.
Por favor, siéntese. No es demasiado educado dejarla esperando y sin trabajo que hacer. Dijo el mayor, notando que a su alrededor no había más comensales…y claro, ¿cómo habría de? Si al parecer todos los eventos del sitio habían sido cancelados días atrás.
Ya sin notarlo, parecía que su malestar empezaba a esfumarse y con eso, ciertas ganas de hablar afloraban. Era como si algo de esa mujer lo hiciera sentirse a gusto…como si le recordara a alguien de un lejano pasado, un pasado que no podía recordar con claridad.
Fue allí que una mujer se presentó frente a él llevando la orden clásica que siempre pedía en aquella antesala.
...sí, justamente esa. Respondió Octavius enjugándose los ojos con la manaza que lo caracterizaba, procediendo a masajearse la sien con algo más de calma sin que el malestar se le fuera. ... Sin mencionar nada más abrió los ojos, observando el plato que tenía al frente y recordar el hambre que se había apoderado de él apenas hubo despertado en los tejados de la Capital. No sabía como había llegado allí, no sabía ni siquiera cuanto tiempo había pasado desde lo último que recordaba y sinceramente por ahora no le interesaba dado que al instante se lanzó sobre la carne, tomando una de las patas traseras y con su prodigiosa fuerza, arrancándola sin más. Clavando sus colmillos y cerrando la quijada, esa fue la primera verdadera comida que había podido degustar en un largo tiempo.
Pedazos de carne eran arrancados de cuajo, dejando tan solo el hueso y pieza a pieza Octavius parecía ser más un bárbaro que un romano educado en la más alta elite. Y recordando ese punto en particular se detuvo para mirar a la mujer y con un movimiento educado dejándole espacio en el banco, una invitación más que clara para que se sentara a su lado.
Por favor, siéntese. No es demasiado educado dejarla esperando y sin trabajo que hacer. Dijo el mayor, notando que a su alrededor no había más comensales…y claro, ¿cómo habría de? Si al parecer todos los eventos del sitio habían sido cancelados días atrás.
Ya sin notarlo, parecía que su malestar empezaba a esfumarse y con eso, ciertas ganas de hablar afloraban. Era como si algo de esa mujer lo hiciera sentirse a gusto…como si le recordara a alguien de un lejano pasado, un pasado que no podía recordar con claridad.
Octavius- Dios/a
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Re: [Coliseo] - Antesala de preparación
Permanecí quieta, observando uno a uno sus movimientos, parecía ser un soldado normal pero lo que si era más que obvio era el hambre que tenía. Era curioso, aquel sujeto me generaba cierto bienestar por primera vez sonreía ante las acciones de otro, y acciones que no eran más que ver comer con hambre voraz un simple plato de jabalí.
Seguía contemplándolo en medio de aquella espera, escuchaba aquellos sonidos de desgarrar, masticar y tragar con tal nitidez que parecía ser melodía para mis oídos. Ensimismada, como ida y metida en mi propio mundo escuché su voz, gruesa e imponente, sacudiéndome volviendo a la realidad el sujeto me invitaba a sentarme a comer junto con él. No era mala la idea, además el encargado no estaba por ahí y no había tampoco muchos nobles a quienes atender. Pareciendo algo temerosa cosa que era completamente equivocada me senté justo a su lado. Continué mirándolo comer, una risita sutil se escapó de mi para expresar: - Se nota que tiene bastante hambre...
Mientras comía una extraña sensación me invadía, era como si lo conociera de hacía mucho tiempo, como mis pensamientos no me preocupaban y era como un canal abierto, esbocé: - Es curioso, por primera vez siento que le conozco y estoy casi segura que es primera vez que nos vemos. Sin mostrar o bien, reflejar emoción alguna.
Seguía contemplándolo en medio de aquella espera, escuchaba aquellos sonidos de desgarrar, masticar y tragar con tal nitidez que parecía ser melodía para mis oídos. Ensimismada, como ida y metida en mi propio mundo escuché su voz, gruesa e imponente, sacudiéndome volviendo a la realidad el sujeto me invitaba a sentarme a comer junto con él. No era mala la idea, además el encargado no estaba por ahí y no había tampoco muchos nobles a quienes atender. Pareciendo algo temerosa cosa que era completamente equivocada me senté justo a su lado. Continué mirándolo comer, una risita sutil se escapó de mi para expresar: - Se nota que tiene bastante hambre...
Mientras comía una extraña sensación me invadía, era como si lo conociera de hacía mucho tiempo, como mis pensamientos no me preocupaban y era como un canal abierto, esbocé: - Es curioso, por primera vez siento que le conozco y estoy casi segura que es primera vez que nos vemos. Sin mostrar o bien, reflejar emoción alguna.
Penélope- Cantidad de envíos : 51
Re: [Coliseo] - Antesala de preparación
Esperando a que la mujer se sentara para continuar consumiendo la orden que había pedido, el primogénito del Emperador escuchó las últimas palabras que provenían de su interlocutora sintiendo lo que podía bien llamarse alivio. Era simplemente ideal, no todo los días se encontraba con alguien quien no lo conociera, incluso tan solo con verlo pasar o en las luchas en los torneos…el saber que podía empezar completamente de cero con alguien más sin tener encima el peso de su familia o su legado era bastante agradable, eso sin contar que tener cerca de esa fémina no le resultaba del todo molesto.
Me toca devolverle la frase, señorita. Es como si ya nos hubiéramos visto las caras con anterioridad…pero aún así no quita que es ridículo pensarlo desde un punto de vista racional. Y como supongo, si es que ha vivido tanto tiempo como yo en esta ciudad, ya sabrá que todo se rige por la lógica y la realidad. Contestó Octavius mientras se limpiaba la boca con el dorso de la mano, sin prestarle atención a lo que con tanto cuidado su madre le había instruido desde niño: los modales en la mesa. Para eso se encontraba allí, para no tener que aparentar una ética que no se le daba tanto como a su familia. Cof cof... Tosió, llevándose el puño a la boca y sintiendo como si algo en su garganta se hubiera atravesado. Discul-cof cof cof… Continuó mientras se echaba hacia un lado, sintiendo como las arcadas se apoderaban de su persona y con ellas, el mareo del que había sido presa en un principio junto a la presión que minaba su cabeza. Sin poder controlarse tan solo se echó hacia un lado, posando su mano libre sobre el resto del largo banco y sufrir un espasmo que le hizo toser más fuerte que antes…una y otra vez, con la diestra cubriéndole la boca para así sentir el calor de una sustancia que había visto ya bastantes veces en la misma arena del Coliseo…
...a-a...a-a-agua... Susurró sin demasiada fuerza, apenas si podía respirar y su voz se tornaba un carraspeo apenas audible lo que por supuesto degeneró en otro arranque de tos, más violenta y dolorosa en lo que a su pecho se refería.
En aquel instante no era precisamente el mejor guerrero que hubiera visto la noble ciudad fundada por Rómulo y Remo, ni siquiera el avatar del dios de la guerra sangrienta, sino tan solo un humano pidiendo agua. Ni más ni menos.
Me toca devolverle la frase, señorita. Es como si ya nos hubiéramos visto las caras con anterioridad…pero aún así no quita que es ridículo pensarlo desde un punto de vista racional. Y como supongo, si es que ha vivido tanto tiempo como yo en esta ciudad, ya sabrá que todo se rige por la lógica y la realidad. Contestó Octavius mientras se limpiaba la boca con el dorso de la mano, sin prestarle atención a lo que con tanto cuidado su madre le había instruido desde niño: los modales en la mesa. Para eso se encontraba allí, para no tener que aparentar una ética que no se le daba tanto como a su familia. Cof cof... Tosió, llevándose el puño a la boca y sintiendo como si algo en su garganta se hubiera atravesado. Discul-cof cof cof… Continuó mientras se echaba hacia un lado, sintiendo como las arcadas se apoderaban de su persona y con ellas, el mareo del que había sido presa en un principio junto a la presión que minaba su cabeza. Sin poder controlarse tan solo se echó hacia un lado, posando su mano libre sobre el resto del largo banco y sufrir un espasmo que le hizo toser más fuerte que antes…una y otra vez, con la diestra cubriéndole la boca para así sentir el calor de una sustancia que había visto ya bastantes veces en la misma arena del Coliseo…
...a-a...a-a-agua... Susurró sin demasiada fuerza, apenas si podía respirar y su voz se tornaba un carraspeo apenas audible lo que por supuesto degeneró en otro arranque de tos, más violenta y dolorosa en lo que a su pecho se refería.
En aquel instante no era precisamente el mejor guerrero que hubiera visto la noble ciudad fundada por Rómulo y Remo, ni siquiera el avatar del dios de la guerra sangrienta, sino tan solo un humano pidiendo agua. Ni más ni menos.
Octavius- Dios/a
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Re: [Coliseo] - Antesala de preparación
Pocas eran las veces, tan escasas eran, que podía contarlas en una de mis manos las ocasiones en que simplemente sin decir una palabra me pudiera sentir tan a gusto, era un sentimiento de estar como en "familia" y así era como me sentía en ese momento, podría decir que era la primera vez que le dedicaba una expresión dulce y sincera a alguien y fue a él quien justamente se la otorgaba.
Reí con cierta travesura infantil al escuchar sus últimas palabras, sintiéndome más aliviada, apoyando mi codo izquierdo en la mesa y descansando mi cabeza sobre la mano de dicho brazo esbocé: - Es gracias a todo lo que he vivido en esta ciudad que me atrevo a decir que la lógica y la realidad distan mucho de lo que en verdad sucede en cada rincón de Roma. En ese momento escuché como comenzaba a toser, en un principio pensé que se trataba de un pequeño percance al comer tan vorazmente pero ya luego se intensificó y notaba que el color de su tez se hacía más pálido, creo que él no lo había notado pero ya me encontraba de pie, acercándome y tomando con prisa un poco de agua de la tinaja que se encontraba a unos cuantos pasos de la mesa. - ...a-a...a-a-agua... fueron sus palabras y sin hacerme esperar me sentaba nuevamente a su lado, tan cerca convirtiendo mi propio cuerpo en un punto de apoyo para él, no sea que tan débil se sintiera y pudiera desmayarse, y dejando el gran cucharon de barro es su mano para que pudiera beber de aquel líquido, siempre sosteniéndole o bien, ayudándolo con mi mano a la suya.
Contuve por un instante la respiración, al notar que aquella tos no había sido producto de comer rápido, la sangre que se escapaba de su boca y se mostraba por la comisura de sus labios me indicaban todo lo contrario, con mi mano libre y tomando la parte baja de mi delantal le limpié las manchas de sangre delicadamente mientras susurraba: - Esta tos no es normal... está seguro que se encuentra bien? Sin detenerme en mis acciones.
Reí con cierta travesura infantil al escuchar sus últimas palabras, sintiéndome más aliviada, apoyando mi codo izquierdo en la mesa y descansando mi cabeza sobre la mano de dicho brazo esbocé: - Es gracias a todo lo que he vivido en esta ciudad que me atrevo a decir que la lógica y la realidad distan mucho de lo que en verdad sucede en cada rincón de Roma. En ese momento escuché como comenzaba a toser, en un principio pensé que se trataba de un pequeño percance al comer tan vorazmente pero ya luego se intensificó y notaba que el color de su tez se hacía más pálido, creo que él no lo había notado pero ya me encontraba de pie, acercándome y tomando con prisa un poco de agua de la tinaja que se encontraba a unos cuantos pasos de la mesa. - ...a-a...a-a-agua... fueron sus palabras y sin hacerme esperar me sentaba nuevamente a su lado, tan cerca convirtiendo mi propio cuerpo en un punto de apoyo para él, no sea que tan débil se sintiera y pudiera desmayarse, y dejando el gran cucharon de barro es su mano para que pudiera beber de aquel líquido, siempre sosteniéndole o bien, ayudándolo con mi mano a la suya.
Contuve por un instante la respiración, al notar que aquella tos no había sido producto de comer rápido, la sangre que se escapaba de su boca y se mostraba por la comisura de sus labios me indicaban todo lo contrario, con mi mano libre y tomando la parte baja de mi delantal le limpié las manchas de sangre delicadamente mientras susurraba: - Esta tos no es normal... está seguro que se encuentra bien? Sin detenerme en mis acciones.
Penélope- Cantidad de envíos : 51
Re: [Coliseo] - Antesala de preparación
Por lo menos la mujer actuaba rápido o así le pareció al primogénito del difunto Emperador. Casi instantáneamente pudo ver la tinaja de agua para sin mas tomarla con la mano que menos ocupada se encontraba y llevársela a la boca, tragando con avidez entre sorbos desmedidos…hasta que tiró el objeto al suelo para retomar la tos que ya se había apoderado de su persona.
¿Qué si se sentía bien? La respuesta era obvia: no. Tenía ya bastante tiempo sin sentirse de manera tan mala, era como si la garra de algún animal se le estuviera clavando poco a poco en su torso, degustándose en su sufrimiento así como el las sacudidas de la que era presa.
Pasado al menos un minuto de lo mismo, el acceso de detuvo permitiéndole respirar…pero con cada bocanada de aire sentía un carraspeo en su garganta, así como la acidez ahora dominante en su boca. Echándose hacia atrás apoyó la cabeza en la pared sobre la que estaba recostado el banco y sintió como poco a poco se le iba el malestar aunque claro, no por completo así como no se iba el dolor de cabeza ni se le aclaraba la vista emborronada. No podía enfocar, apenas si respiraba y en resumen, estaba en la peor condición desde su nacimiento.
...¿puede traerme un poco más? Preguntó con debilidad dejando ambas manos a los lados sin siquiera poder levantarlas, cerrando los ojos mientras trataba de respirar hondo.
Era la primera vez en toda su vida que había tenido un arranque como ese. Su historial de heridas y enfermedades se reducían a rasguños y pequeños cortes, así como fiebres que sudaba entrenando o cortando a sus enemigos en batalla. ¿Sabía lo qué era sentirse completamente impotente ante un agente qué no podía eliminar con su espada o su habilidad táctica? No. Lo que ahora vivía era para él, insólito…otro de los tantos golpes de la realidad que últimamente parecía empeñada en romperle la quijada para que despertara de su sueño de “leyenda”. Y aquel había sido bajo, bajo y rastrero en todo el sentido de la palabra.
...so-solo un poco…más…
¿Qué si se sentía bien? La respuesta era obvia: no. Tenía ya bastante tiempo sin sentirse de manera tan mala, era como si la garra de algún animal se le estuviera clavando poco a poco en su torso, degustándose en su sufrimiento así como el las sacudidas de la que era presa.
Pasado al menos un minuto de lo mismo, el acceso de detuvo permitiéndole respirar…pero con cada bocanada de aire sentía un carraspeo en su garganta, así como la acidez ahora dominante en su boca. Echándose hacia atrás apoyó la cabeza en la pared sobre la que estaba recostado el banco y sintió como poco a poco se le iba el malestar aunque claro, no por completo así como no se iba el dolor de cabeza ni se le aclaraba la vista emborronada. No podía enfocar, apenas si respiraba y en resumen, estaba en la peor condición desde su nacimiento.
...¿puede traerme un poco más? Preguntó con debilidad dejando ambas manos a los lados sin siquiera poder levantarlas, cerrando los ojos mientras trataba de respirar hondo.
Era la primera vez en toda su vida que había tenido un arranque como ese. Su historial de heridas y enfermedades se reducían a rasguños y pequeños cortes, así como fiebres que sudaba entrenando o cortando a sus enemigos en batalla. ¿Sabía lo qué era sentirse completamente impotente ante un agente qué no podía eliminar con su espada o su habilidad táctica? No. Lo que ahora vivía era para él, insólito…otro de los tantos golpes de la realidad que últimamente parecía empeñada en romperle la quijada para que despertara de su sueño de “leyenda”. Y aquel había sido bajo, bajo y rastrero en todo el sentido de la palabra.
...so-solo un poco…más…
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Re: [Coliseo] - Antesala de preparación
Aquel sujeto se ponía más y más pálido, por un breve momento sentí sus manos y estaban completamente heladas; la tos no cesaba a pesar de que él bebía como alguien que no había probado el agua en días... Se notaba débil, demasiado débil y no sabía como ayudarle, de pronto el cucharon cayó y vi como recostaba su cabeza a la pared que teníamos detrás, podía sentir como su respiración se mostraba agitada y un tanto complicada, en ese instante como si susurraba me pedía un poco más, me levanté rápidamente y busqué un recipiente para tomar a nueva cuenta un poco de agua, cuando me disponía a sacar el líquido de la gran tinaja me detuve y pensé: - Esto en definitiva no lo ayudará... dejando caer el recipiente dentro del contenedor de agua, acercándome a él y susurrándole dije: - No tardo.... yendo a toda prisa a la cocina, y tomando algunas hierbas y miel, preparando un tipo de infusión. Zapateaba como si con ello quisiera apresura aquella cocción, miré mi delantal y noté la sangre que había limpiado de sus labios y en ese preciso instante sentí un gran espasmo energético, dejándome sin aire con el choque de imágenes y conocimientos extraños que venían de golpe a mi cabeza.
El agua hirvió y el salpicar fue lo que me despertó de aquel ensimismamiento en el que me encontraba, tomando aquel preparado y llevándoselo, tomando la pequeña jarrita de miel, la iba a necesitar sabía que sí.
No sabía cuanto había tardado pero él seguía en la misma posición: recostado en la pared trasera y respirando profundo. Quizás ya se le había calmado aquel malestar pero no perdíamos nada con que tomara aquella infusión. De pie y poniendo la jarrita de miel y el vaso de agua de hierbas, permaneciendo de pie musité: - Esto no es la gran cosa pero puede aliviarle un poco esa presión que debe sentir entre pecho y espalda.
En ese momento lo que parecía un cliente arribaba a los comedores del coliseo, levanté una ceja mientras dirigía mi mirada en su dirección y mostrando una actitud arrogante me hablaba: - Acaso yo no valgo nada para que te quedes ahí parada sin atenderme? Parecía que en las últimas semanas los romanos parecían estar muy interesados en conocer mi verdadero yo. Levanté una ceja y sonreí, di unos cuantos pasos y con toda la frialdad posible expresé: - Lo siento romano, está comensal está fuera de servicio. El tipo se paró de su mesa y en actitud amenazante dijo: - Tienes delantal, eres mujer .... no vales nada, solo sirves para atendernos, así que mueve el culo y traeme algo de comer cualquier cosa que tengan. Volví a sonreír ahora con una malicia bastante extraña, dí media vuelta y tocando el hombro del agradable "desconocido" murmuré para él: - Tómelo, no tardaré más que un par de minutos... estaré de vuelta en un abrir y cerrar de ojos. Alejándome e ingresando de nuevo a la cocina.
No tardé nada, estaba de vuelta, con el delantal en una mano, y una bandeja de madera en la otra mano, casi tirándola en su mesa, la pequeña jarra salpicó, un líquido rojo y semi-viscoso manchaba la mesa, dejando al lado de la bandeja el delantal, esbocé: - Mi turno ha terminado .... y para una rata, otra rata .... buen provecho romano. En la bandeja una rata muerta, degollada y con la cola amarrada a la garganta, la copa contenía su sangre o bien, lo que pude extraer de ella. Di media vuelta e inclinándome para susurrarle: - Como mujer soy una cosa pero como guerrero soy completamente distinta... lo mejor para ti será evitar que termines peor que tu comida. Caminando hacia la otra mesa y volviendo al lado de aquel frágil hombre que curiosamente me necesitaba. De pie, justo a su lado.
El agua hirvió y el salpicar fue lo que me despertó de aquel ensimismamiento en el que me encontraba, tomando aquel preparado y llevándoselo, tomando la pequeña jarrita de miel, la iba a necesitar sabía que sí.
No sabía cuanto había tardado pero él seguía en la misma posición: recostado en la pared trasera y respirando profundo. Quizás ya se le había calmado aquel malestar pero no perdíamos nada con que tomara aquella infusión. De pie y poniendo la jarrita de miel y el vaso de agua de hierbas, permaneciendo de pie musité: - Esto no es la gran cosa pero puede aliviarle un poco esa presión que debe sentir entre pecho y espalda.
En ese momento lo que parecía un cliente arribaba a los comedores del coliseo, levanté una ceja mientras dirigía mi mirada en su dirección y mostrando una actitud arrogante me hablaba: - Acaso yo no valgo nada para que te quedes ahí parada sin atenderme? Parecía que en las últimas semanas los romanos parecían estar muy interesados en conocer mi verdadero yo. Levanté una ceja y sonreí, di unos cuantos pasos y con toda la frialdad posible expresé: - Lo siento romano, está comensal está fuera de servicio. El tipo se paró de su mesa y en actitud amenazante dijo: - Tienes delantal, eres mujer .... no vales nada, solo sirves para atendernos, así que mueve el culo y traeme algo de comer cualquier cosa que tengan. Volví a sonreír ahora con una malicia bastante extraña, dí media vuelta y tocando el hombro del agradable "desconocido" murmuré para él: - Tómelo, no tardaré más que un par de minutos... estaré de vuelta en un abrir y cerrar de ojos. Alejándome e ingresando de nuevo a la cocina.
No tardé nada, estaba de vuelta, con el delantal en una mano, y una bandeja de madera en la otra mano, casi tirándola en su mesa, la pequeña jarra salpicó, un líquido rojo y semi-viscoso manchaba la mesa, dejando al lado de la bandeja el delantal, esbocé: - Mi turno ha terminado .... y para una rata, otra rata .... buen provecho romano. En la bandeja una rata muerta, degollada y con la cola amarrada a la garganta, la copa contenía su sangre o bien, lo que pude extraer de ella. Di media vuelta e inclinándome para susurrarle: - Como mujer soy una cosa pero como guerrero soy completamente distinta... lo mejor para ti será evitar que termines peor que tu comida. Caminando hacia la otra mesa y volviendo al lado de aquel frágil hombre que curiosamente me necesitaba. De pie, justo a su lado.
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Re: [Coliseo] - Antesala de preparación
Sin siquiera notar la pelea que la mujer se cargaba contra uno de los recién llegados, el primogénito al trono de Roma se ocupó de ingerir la infusión preparada por esta…lo cual hizo que su cara se contorsionara debido a lo amargo que resultaba. Y para eso supuso que era la miel, para endulzar un poco el horrendo sabor que se había apoderado de su boca. ...ja... Murmuró para su persona sin siquiera prestarle más atención a la segunda sustancia y llevándose a la boca lo que quedaba de la infusión para así lograr lo que pretendía: despertarse por completo aunque sintiera los efectos de su garganta todavía herida.
...me-mejor así. Dijo en voz baja, pudiendo retomar una posición más despierta y abriendo completamente sus ojos para así notar como su interlocutora volvía a su lado. Posando su palma sobre su frente para terminar de percibir todo su alrededor sintió la manera en que el malestar general se esfumaba por completo, quedando tan solo un poco de debilidad que se le pasaría solo de una forma: actuando. Él no era alguien que típicamente se quedaba sentado aún presa de la debilidad, estaba en su sangre…debía hacer algo, de una forma u otra ya que a menos de que se encontrara al mismísimo borde de la muerte, no era de quedarse estático. Por tanto se limpió la sangre que corría a través de su barbilla, todavía sintiéndose como gelatina y se levantó tambaleándose un poco hasta que cerró los ojos y obligó a su cuerpo a obedecer su voluntad en lugar de la malicia que ahora actuaba dentro de este…y así fue como pudo dar un paso tras otro y otro más y otro más, tomando la dirección que lo llevaría hacia la salida de la recepción del Coliseo. Ahí fue que se detuvo.
...tal vez necesite un guía en esta ciudad, ahora se ha vuelto demasiado hostil. ¿Le interesaría? Preguntó el ex-militar en dirección a la mujer, intentando que su voz no se quebrara debido al esfuerzo que estaba ejerciendo tan solo para poder mantenerse en pie. O mejor dicho, ¿le molestaría hacerle ese favor a un soldado qué apenas regresa del campo de batalla?
...me-mejor así. Dijo en voz baja, pudiendo retomar una posición más despierta y abriendo completamente sus ojos para así notar como su interlocutora volvía a su lado. Posando su palma sobre su frente para terminar de percibir todo su alrededor sintió la manera en que el malestar general se esfumaba por completo, quedando tan solo un poco de debilidad que se le pasaría solo de una forma: actuando. Él no era alguien que típicamente se quedaba sentado aún presa de la debilidad, estaba en su sangre…debía hacer algo, de una forma u otra ya que a menos de que se encontrara al mismísimo borde de la muerte, no era de quedarse estático. Por tanto se limpió la sangre que corría a través de su barbilla, todavía sintiéndose como gelatina y se levantó tambaleándose un poco hasta que cerró los ojos y obligó a su cuerpo a obedecer su voluntad en lugar de la malicia que ahora actuaba dentro de este…y así fue como pudo dar un paso tras otro y otro más y otro más, tomando la dirección que lo llevaría hacia la salida de la recepción del Coliseo. Ahí fue que se detuvo.
...tal vez necesite un guía en esta ciudad, ahora se ha vuelto demasiado hostil. ¿Le interesaría? Preguntó el ex-militar en dirección a la mujer, intentando que su voz no se quebrara debido al esfuerzo que estaba ejerciendo tan solo para poder mantenerse en pie. O mejor dicho, ¿le molestaría hacerle ese favor a un soldado qué apenas regresa del campo de batalla?
Octavius- Dios/a
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Re: [Coliseo] - Antesala de preparación
- La miel.... no dio tiempo a decirle que la miel no era tan solo para endulzar aquel preparado sino también para amortiguar un poco el malestar que por deducción debía sentir con aquel episodio de tos tan fuerte que tuvo.
Con efecto inmediato aquel sujeto se levantaba, sólo pensé: - Eso fue más rápido de lo que me imaginé viendo como se ponía de pie, tambaleándose parecía un ebrio. Seguía fijamente sus movimientos, justo a unos cuantos pasos de salir del local, me miró y me invitaba a acompañarlo, seguramente se sentía más mal de lo que aparentaba; con un caminar sereno y tranquilo, con un tono de voz un tanto dulce respondía a su pedido: - Será un gusto acompañarle, su camino puede ser de seguro el mio y como ud. ve me he quedado sin un lugar donde trabajar. Girándome y tomando mi paño negro que se encontraba acuñado en el rincón donde estaba ubicada la tinaja con agua. Cruzándolo y ajustándolo bien a mi espalda me coloqué a su lado, aún se mostraba convaleciente y con el mayor de los atrevimientos, levanté su brazo y lo puse cruce por encima de mis brazos diciéndole: - Ud. no parece aún estar bien ... no me cuesta nada ser su punto de apoyo. Iniciando yo la marcha y saliendo de allí.
Habíamos caminado una o quizás cuadra y media cuando me detuve y dije: - Bueno, tomemos un pequeño descanso pero debo preguntarle algo... hice una pausa y retomé: - ...hacia donde debo llevarlo, tiene Ud. un lugar donde llegar? No sé que era o el porqué, pero estar con él era como si yo lo supiera todo o no debía preocuparme por nada, mientras esperaba su respuesta un pensamiento me invadió: - Acaso sería él lo que tanto he estado buscando? Mirándolo sin expresión alguna.
Con efecto inmediato aquel sujeto se levantaba, sólo pensé: - Eso fue más rápido de lo que me imaginé viendo como se ponía de pie, tambaleándose parecía un ebrio. Seguía fijamente sus movimientos, justo a unos cuantos pasos de salir del local, me miró y me invitaba a acompañarlo, seguramente se sentía más mal de lo que aparentaba; con un caminar sereno y tranquilo, con un tono de voz un tanto dulce respondía a su pedido: - Será un gusto acompañarle, su camino puede ser de seguro el mio y como ud. ve me he quedado sin un lugar donde trabajar. Girándome y tomando mi paño negro que se encontraba acuñado en el rincón donde estaba ubicada la tinaja con agua. Cruzándolo y ajustándolo bien a mi espalda me coloqué a su lado, aún se mostraba convaleciente y con el mayor de los atrevimientos, levanté su brazo y lo puse cruce por encima de mis brazos diciéndole: - Ud. no parece aún estar bien ... no me cuesta nada ser su punto de apoyo. Iniciando yo la marcha y saliendo de allí.
Habíamos caminado una o quizás cuadra y media cuando me detuve y dije: - Bueno, tomemos un pequeño descanso pero debo preguntarle algo... hice una pausa y retomé: - ...hacia donde debo llevarlo, tiene Ud. un lugar donde llegar? No sé que era o el porqué, pero estar con él era como si yo lo supiera todo o no debía preocuparme por nada, mientras esperaba su respuesta un pensamiento me invadió: - Acaso sería él lo que tanto he estado buscando? Mirándolo sin expresión alguna.
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Re: [Coliseo] - Antesala de preparación
La verdad no tengo ningún a donde regresar…ya con lo decaída que está la ciudad dudo encontrar a alguien por aquí… Fue la respuesta del primogénito del Emperador, sintiendo como el acceso del malestar remitía poco a poco mientras que la mujer le servía como apoyo principal aunque claro, debía también asirse a su propio peso dado que él tampoco era el hombre más ligero o pequeño del mundo. Respirando hondo, el romano empezaba a caminar con aquella fémina al lado continuando por el camino que antes los había llevado de la Antesala del Coliseo hasta las calles principales de la capital del Imperio…
Si una vez había pensando en limpiar lo que manchaba a esa ciudad ahora se había esfumado, simplemente ahora lo notaba: no había salvación posible ni forma de evitar que todos se volvieran polvo…la decadencia era increíble y la única forma posible de remediar todo aquello era…
Matarlos a todos... Dijo una voz en su mente al tiempo que sus ojos relucían en un tono carmesí, acompañado de un ligero crujido que resonó por todo el sitio en aparente respuesta a su pensamiento.
A veces me pregunto si no sería más fácil tan solo…limpiar todo y empezar de cero… Murmuró el ex-general deteniéndose, posando una mano en su frente e intentando desviar todo lo que empezaba a considerar de a poco. Matarlos a todos, es más simple…matarlos a todos y no dejar nada…
Sería más fácil…matarlos a todos… Susurró por lo bajo, de nuevo recibiendo como respuesta otro crujido y con eso, el rompimiento total de una pared adyacente que espantó a varios de los más patéticos sujetos de la ciudad…sí, era más sencillo matarlos a todos de una vez por todas. Ese pensamiento y convicción finalmente se le quedaron grabados a fuego en la mente, denotado por el ahora permanente color rojo de sus pupilas. …sí, matarlos a todos.
Si una vez había pensando en limpiar lo que manchaba a esa ciudad ahora se había esfumado, simplemente ahora lo notaba: no había salvación posible ni forma de evitar que todos se volvieran polvo…la decadencia era increíble y la única forma posible de remediar todo aquello era…
Matarlos a todos... Dijo una voz en su mente al tiempo que sus ojos relucían en un tono carmesí, acompañado de un ligero crujido que resonó por todo el sitio en aparente respuesta a su pensamiento.
A veces me pregunto si no sería más fácil tan solo…limpiar todo y empezar de cero… Murmuró el ex-general deteniéndose, posando una mano en su frente e intentando desviar todo lo que empezaba a considerar de a poco. Matarlos a todos, es más simple…matarlos a todos y no dejar nada…
Sería más fácil…matarlos a todos… Susurró por lo bajo, de nuevo recibiendo como respuesta otro crujido y con eso, el rompimiento total de una pared adyacente que espantó a varios de los más patéticos sujetos de la ciudad…sí, era más sencillo matarlos a todos de una vez por todas. Ese pensamiento y convicción finalmente se le quedaron grabados a fuego en la mente, denotado por el ahora permanente color rojo de sus pupilas. …sí, matarlos a todos.
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Re: [Coliseo] - Antesala de preparación
Porque no me parecía nada extraño que este hombre no tuviera un lugar al cual llegar, en el momento en que permanecimos descansando sólo pensé: - Entonces deberé buscar un lugar para los dos. Pude notar como mi propia alma suspiraba ante tan apreciación.
El no parecía estar mejor, retomamos la marcha, aún seguía siendo su apoyo, él parecía metido en sus propios asuntos, no me interesaba perturbarlo por ahora, lo importante era llegar a un lugar donde descansar. Atravesamos varias cuadras que ya dando un mirada hacia atrás se notaba la lejanía del Coliseo. Con cada paso era una búsqueda de algún hotelucho o posada donde al menos, pasar la noche.
Súbitamente volvieron a mi imágenes, palabras, recuerdos pasados que me hicieron detener abruptamente, algo una nueva forma de "energía" volvía a golpearme, haciéndome pasar por lo mismo que había estado viviendo y sintiendo desde los últimos días.
Recuperándome y buscando el rostro de aquel hombre, noté que el color de sus ojos había cambiado y murmuraba para sí mismo, sonreí, sus palabras fueron bastante estimulantes para mi y repliqué: - Es bastante interesante que un soldado de Roma que ha dado su vida por Roma, quiera acabar con Roma. Continuando con la marcha y ya vislumbrando algo que parecía ser una posada volví a retomar: - Si tuvieras el poder de hacerlo, ¿Cómo los exterminarías a todos? Deteniéndonos justamente en la entrada de una humilde posada.
El no parecía estar mejor, retomamos la marcha, aún seguía siendo su apoyo, él parecía metido en sus propios asuntos, no me interesaba perturbarlo por ahora, lo importante era llegar a un lugar donde descansar. Atravesamos varias cuadras que ya dando un mirada hacia atrás se notaba la lejanía del Coliseo. Con cada paso era una búsqueda de algún hotelucho o posada donde al menos, pasar la noche.
Súbitamente volvieron a mi imágenes, palabras, recuerdos pasados que me hicieron detener abruptamente, algo una nueva forma de "energía" volvía a golpearme, haciéndome pasar por lo mismo que había estado viviendo y sintiendo desde los últimos días.
Recuperándome y buscando el rostro de aquel hombre, noté que el color de sus ojos había cambiado y murmuraba para sí mismo, sonreí, sus palabras fueron bastante estimulantes para mi y repliqué: - Es bastante interesante que un soldado de Roma que ha dado su vida por Roma, quiera acabar con Roma. Continuando con la marcha y ya vislumbrando algo que parecía ser una posada volví a retomar: - Si tuvieras el poder de hacerlo, ¿Cómo los exterminarías a todos? Deteniéndonos justamente en la entrada de una humilde posada.
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