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[Welheim] - Camino Principal
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[Welheim] - Camino Principal
Y justo como había pensado, todo resultaba meramente inútil al tiempo que la parte de su mente que le correspondía al General de Lymnades le decía que acompañara a la regente del mar…después de todo, el otro no era más que una imitación, todo había quedado más que claro con ese espectáculo tan patético que había montado con sus pretensiones de ser el gobernante de una ciudad a la que no le debía verdadera lealtad, al menos como el Emperador de los Mares. De todas formas no importaba ya que el General sabía que sus hombres seguirían el protocolo marcado…él no era demasiado listo a corto plazo, pero con algo de planeación y sentido común ya todo estaba pautado, incluso una eventualidad semejante a esa.
Fuera como fuera, el ruido que reinaba en el espacio detrás de las puertas invocadas por Anfitrite era el del mar chocando con los rompeolas a toda hora. La humedad y la salinidad reinante eran casi insoportables hasta que después de un tiempo indeterminado, una abertura se pudo ver: una simple línea de luz que se expandió hasta que el acceso se abría por completo. Habían llegado a su destino.
Ugh...¿qué mierda? Dijo el General mientras notaba algo asqueroso y viscoso en su pierna, que no era más que una simple alga marina que se le había quedado prendada durante el tiempo que había pasado en el interior de las puertas de la Atlántida. Gruñendo y perdiendo la poca paciencia de la que gozaba en ese momento tan solo agitó la pierna para quitarse de encima aquella materia asquerosa. No le gustaban las algas precisamente, eran los subseres de toda la puta vida vegetal del planeta y su viscosidad…mejor no continuaba pensando en eso, ya su día se había arruinado demasiado como para prestarle atención a una estupidez como esa. Llevando su mano a la base de la espalda, el mayor dio unos pasos adelante para finalmente dirigirse a Anfitrite con su usual voz tosca y poco educada. ¿Dónde carajos estamos, eh reinita de las algas? Preguntó Sokaro, rascándose el trasero para devolver la vista hacia al frente, donde solo se veía un largo camino que iba entre un espeso bosque colina arriba hasta llegar a una construcción que desde su posición era imposible de distinguir.
Lo que le faltaba…no saber en que parte precisa del puto globo se encontraba. Esperaba que Anfitrite le diera respuestas útiles, lo que menos necesitaba era de más idiotez seguida. No tenía la paciencia como para soportar más de eso.
¿Y bien? Inquirió de nuevo el General, levantando ambas cejas y esperando a que la otra moviera su divino culo del interior de las Puertas de la Atlántida.
Fuera como fuera, el ruido que reinaba en el espacio detrás de las puertas invocadas por Anfitrite era el del mar chocando con los rompeolas a toda hora. La humedad y la salinidad reinante eran casi insoportables hasta que después de un tiempo indeterminado, una abertura se pudo ver: una simple línea de luz que se expandió hasta que el acceso se abría por completo. Habían llegado a su destino.
Ugh...¿qué mierda? Dijo el General mientras notaba algo asqueroso y viscoso en su pierna, que no era más que una simple alga marina que se le había quedado prendada durante el tiempo que había pasado en el interior de las puertas de la Atlántida. Gruñendo y perdiendo la poca paciencia de la que gozaba en ese momento tan solo agitó la pierna para quitarse de encima aquella materia asquerosa. No le gustaban las algas precisamente, eran los subseres de toda la puta vida vegetal del planeta y su viscosidad…mejor no continuaba pensando en eso, ya su día se había arruinado demasiado como para prestarle atención a una estupidez como esa. Llevando su mano a la base de la espalda, el mayor dio unos pasos adelante para finalmente dirigirse a Anfitrite con su usual voz tosca y poco educada. ¿Dónde carajos estamos, eh reinita de las algas? Preguntó Sokaro, rascándose el trasero para devolver la vista hacia al frente, donde solo se veía un largo camino que iba entre un espeso bosque colina arriba hasta llegar a una construcción que desde su posición era imposible de distinguir.
Lo que le faltaba…no saber en que parte precisa del puto globo se encontraba. Esperaba que Anfitrite le diera respuestas útiles, lo que menos necesitaba era de más idiotez seguida. No tenía la paciencia como para soportar más de eso.
¿Y bien? Inquirió de nuevo el General, levantando ambas cejas y esperando a que la otra moviera su divino culo del interior de las Puertas de la Atlántida.
Sokaro- General Marino
- Reino : Atlantida
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Giro Funerario
Cantidad de envíos : 117
Re: [Welheim] - Camino Principal
Las grandes puertas se cerraban momento en que aparecíamos antes las costas de Welheim, el mar se mostraba más agitado y alterado que de costumbre, sonreí al pensar que quizás él mismo repudiaba y mostraba su decepción al ver en lo que se había convertido el que parecía ser el Emperador de los Mares.
Despejé un poco mis ojos parecían estar un tanto irritados por la cantidad exagerada de luz que había en aquellas playas, estirando mis brazos y desperezándome. Lymnades había iniciado primero la marcha y parecía estar en duelo con la flora del lugar, levanté mi ceja al ver que solo nos encontrábamos nosotros dos a lo cual repliqué: - ¡¡¡Qué Demonios!!! Acaso los demás fueron llevados al complejo y a nosotros nos toca caminar? Parecía que tanto el General como yo nos encontrábamos de mal humor, no había pasado ni dos minutos cuando el marino preguntaba donde estábamos y con el mayor de los "encantos" respondí: - ¿Y bien qué?... cuando quería seguir retándolo comencé a toser como endemoniada, con cada tos más y más rastros de sangre, las gotas manchaba, profanando la hermosura de aquellas arena, completando el cuadro comencé a sentir mareos y perdía el equilibrio con facilidad. Entre tambaleo y tambaleo fui a dar de rodillas al suelo, quemando el calor mis rodillas, sumamente irritada grité: - Maldita sea esta inservible y molesta condición humana... Me desharé de ti por completo Ambrose... vomitando esta vez toda la sangre posible.
Con la respiración agitada, de rodillas y toda la boca llena de sangre permanecí así un par de minutos, cuando mi visión se notaba menos nublada me levanté, limpiando con mi brazo mi boca esparciendo aquel líquido escarlata por mi rostro, retomé mirando al General: - Estamos en "casa" ... mejor camina que como vez debemos llegar a la cima. Señalando arriba en la colina: - Vez todas esas cruces erguidas en el borde del abismo? es allí a donde debemos ir!. Iniciando la marcha, tomando el camino de piedra que se encontraba entre la espesa selva.
Despejé un poco mis ojos parecían estar un tanto irritados por la cantidad exagerada de luz que había en aquellas playas, estirando mis brazos y desperezándome. Lymnades había iniciado primero la marcha y parecía estar en duelo con la flora del lugar, levanté mi ceja al ver que solo nos encontrábamos nosotros dos a lo cual repliqué: - ¡¡¡Qué Demonios!!! Acaso los demás fueron llevados al complejo y a nosotros nos toca caminar? Parecía que tanto el General como yo nos encontrábamos de mal humor, no había pasado ni dos minutos cuando el marino preguntaba donde estábamos y con el mayor de los "encantos" respondí: - ¿Y bien qué?... cuando quería seguir retándolo comencé a toser como endemoniada, con cada tos más y más rastros de sangre, las gotas manchaba, profanando la hermosura de aquellas arena, completando el cuadro comencé a sentir mareos y perdía el equilibrio con facilidad. Entre tambaleo y tambaleo fui a dar de rodillas al suelo, quemando el calor mis rodillas, sumamente irritada grité: - Maldita sea esta inservible y molesta condición humana... Me desharé de ti por completo Ambrose... vomitando esta vez toda la sangre posible.
Con la respiración agitada, de rodillas y toda la boca llena de sangre permanecí así un par de minutos, cuando mi visión se notaba menos nublada me levanté, limpiando con mi brazo mi boca esparciendo aquel líquido escarlata por mi rostro, retomé mirando al General: - Estamos en "casa" ... mejor camina que como vez debemos llegar a la cima. Señalando arriba en la colina: - Vez todas esas cruces erguidas en el borde del abismo? es allí a donde debemos ir!. Iniciando la marcha, tomando el camino de piedra que se encontraba entre la espesa selva.
Ambrose- Dios/a
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Re: [Welheim] - Camino Principal
Entonces vayámonos, necesito un masaje de pies urgentemente. Dijo Sokaro empezando la caminata mientras era seguido por Anfitrite. El camino por el cual se dirigían no cambiaba conforme se movían: polvoriento, marrón y monótono. Menuda diferencia era con la playa de arenas blancas en donde habían aparcado en primer lugar.
Fuera del camino crecía un enorme bosque que se notaba frondoso y espeso, con incontables animales que se movían a una velocidad que no cualquier ojo podía captar, excepto por supuesto el de los depredadores y personas versadas en el conocimiento del cosmos y todas esas tonterías que inútilmente Lymnades había tratado de explicarle al militar antes…igual, tampoco es que la parte de Marino del hombre fuera demasiado lista.
Tras unos diez minutos aproximados de caminata finalmente llegaron a lo que eran los linderos del territorio y dándose la vuelta, el General notó como los árboles se arrimaban para cercar el paso y tapar el camino estéril por el cual habían accedido hasta esa parte de la isla. Al frente había un simple edificio que se notaba antiguo pero cuidado. De mármol blanco aperlado un sirviente se apeaba al umbral con cara esperanzada.
¿...y bien?
Fuera del camino crecía un enorme bosque que se notaba frondoso y espeso, con incontables animales que se movían a una velocidad que no cualquier ojo podía captar, excepto por supuesto el de los depredadores y personas versadas en el conocimiento del cosmos y todas esas tonterías que inútilmente Lymnades había tratado de explicarle al militar antes…igual, tampoco es que la parte de Marino del hombre fuera demasiado lista.
Tras unos diez minutos aproximados de caminata finalmente llegaron a lo que eran los linderos del territorio y dándose la vuelta, el General notó como los árboles se arrimaban para cercar el paso y tapar el camino estéril por el cual habían accedido hasta esa parte de la isla. Al frente había un simple edificio que se notaba antiguo pero cuidado. De mármol blanco aperlado un sirviente se apeaba al umbral con cara esperanzada.
¿...y bien?
Sokaro- General Marino
- Reino : Atlantida
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Giro Funerario
Cantidad de envíos : 117
Re: [Welheim] - Camino Principal
No sabía cuanto tiempo había transcurrido pero lo que si sabía era que el maldito camino por el que nos tocó subir se sintió más largo y agotador de lo que primeramente podía parecer. El sol abrasaba en todo su esplendor, completamente irritada, molesta por el hecho de tener que caminar, yo! la Soberana de los Mares y Océanos, caminando como una vil y puerca mortal por un camino infestado de alimaña y porquería que constituía la flora y fauna propia del lugar, era realmente molesto.
Totalmente fuera de mi, sintiendo como una jauría de mosquitos me comían viva, haciendo que mi irritación creciera exponencialmente, iba todo el camino maldiciendo y deseando el despertar para acabar con todo de una buena vez.
Finalmente había llegado tras unos minutos después de que lo hiciera Lymnades, agotada, sin aire y lo mejor de todo sudorosa, nunca había sentido tanto asco de ser o bien, compartir los procesos humanos como en aquel momento, mi irritación ya sobrepasaba limites insospechados, en lo alto del camino, en toda la entrada y nacimiento del cercado de cruces levanté mi vista, echándole un vistazo a las crucifixiones donde solo habían huesos o esqueletos incompletos colgados, aunque algunos mostraban cierta actividad por los animales carroñeros; un sonido y una mueca de desagrado fue lo que expresé justo en el momento en que el marino se dirigía a mi con la misma pregunta: "- ¿Y .... bien?" cerré mis ojos suspiré y sonriendo estúpidamente como si esa pregunta representara alguna gracia para mi, dije: - ¿Bien?...¿Y bien qué? Por lo mares!!! ... mejor camina y mueve tus dos patitas e ingresa al edificio... sonriendo con picardía expelé: - La fiesta es adentro.
Un sujeto de estatura baja aguardaba en la entrada, sosteniendo una tela doblada, me acerqué y se la arrebaté de las manos dirigiéndome a él: - ¿Dónde están los "elegidos"? el sujeto permaneció en silencio, se notaba bastante nervioso; sacándome la ropa y vistiéndome justo en frente de ellos para luego dedicarle una mirada inquisidora y con tono de voz duro le dije: - ¿Acaso eres sordo? te pregunté estúpido ¿dónde están los que hace poco llegaron en manada? El enano asustado y tembloroso respondió: - A a a aaaadentro mi mi miiii señora. En un rápido movimiento llevando mi mano derecha a su cuello y apretándolo con fuerza, ahora mirando al frente, a la oscuridad que se asomaba en el interior del complejo dije: - El sujeto que viene detrás es tu nuevo jefe, trátalo como si fuese el Emperador mismo a fin de cuentas el verdadero resultó ser una completa basura... girando mi cabeza y mirándolo con desprecio esbocé: - ¿Entendiste? El tipejo solo asintió con la cabeza momento en que lo solté y él comenzaba a toser, sin voltearme e iniciando la marcha hacia el interior del edificio y dirigiéndome al General dije: - ¿Y bien? aún sigues ahí parado o acaso tu patas no te dan para moverte JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAAJA camina y entra que esto apenas comienza Lymnades Adentrándome por completo en el interior del complejo.
Totalmente fuera de mi, sintiendo como una jauría de mosquitos me comían viva, haciendo que mi irritación creciera exponencialmente, iba todo el camino maldiciendo y deseando el despertar para acabar con todo de una buena vez.
Finalmente había llegado tras unos minutos después de que lo hiciera Lymnades, agotada, sin aire y lo mejor de todo sudorosa, nunca había sentido tanto asco de ser o bien, compartir los procesos humanos como en aquel momento, mi irritación ya sobrepasaba limites insospechados, en lo alto del camino, en toda la entrada y nacimiento del cercado de cruces levanté mi vista, echándole un vistazo a las crucifixiones donde solo habían huesos o esqueletos incompletos colgados, aunque algunos mostraban cierta actividad por los animales carroñeros; un sonido y una mueca de desagrado fue lo que expresé justo en el momento en que el marino se dirigía a mi con la misma pregunta: "- ¿Y .... bien?" cerré mis ojos suspiré y sonriendo estúpidamente como si esa pregunta representara alguna gracia para mi, dije: - ¿Bien?...¿Y bien qué? Por lo mares!!! ... mejor camina y mueve tus dos patitas e ingresa al edificio... sonriendo con picardía expelé: - La fiesta es adentro.
Un sujeto de estatura baja aguardaba en la entrada, sosteniendo una tela doblada, me acerqué y se la arrebaté de las manos dirigiéndome a él: - ¿Dónde están los "elegidos"? el sujeto permaneció en silencio, se notaba bastante nervioso; sacándome la ropa y vistiéndome justo en frente de ellos para luego dedicarle una mirada inquisidora y con tono de voz duro le dije: - ¿Acaso eres sordo? te pregunté estúpido ¿dónde están los que hace poco llegaron en manada? El enano asustado y tembloroso respondió: - A a a aaaadentro mi mi miiii señora. En un rápido movimiento llevando mi mano derecha a su cuello y apretándolo con fuerza, ahora mirando al frente, a la oscuridad que se asomaba en el interior del complejo dije: - El sujeto que viene detrás es tu nuevo jefe, trátalo como si fuese el Emperador mismo a fin de cuentas el verdadero resultó ser una completa basura... girando mi cabeza y mirándolo con desprecio esbocé: - ¿Entendiste? El tipejo solo asintió con la cabeza momento en que lo solté y él comenzaba a toser, sin voltearme e iniciando la marcha hacia el interior del edificio y dirigiéndome al General dije: - ¿Y bien? aún sigues ahí parado o acaso tu patas no te dan para moverte JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAAJA camina y entra que esto apenas comienza Lymnades Adentrándome por completo en el interior del complejo.
Ambrose- Dios/a
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Re: [Welheim] - Camino Principal
Como si fuera tan fácil andar caminando al tener que evitar pisar las malditas alga--- Empezó el general, interrumpiéndose de pronto para mirar abajo y notar que de nuevo tenía otro pedazo de alga metido entre los dedos. Ya sin expresar nada más que mero disgusto ante el prospecto de tener que volver a lidiar con eso tan solo tomó su sierra de doble filo para clavar la punta en la sandalia, justo en el pedazo vegetal y sacarlo como si nada. Sinceramente, ya casi no tenía paciencia.
Eso hasta que vio como la soberana de los Mares se encargaba de aterrar a un criado que curiosamente parecía aterrado, más cuando debía estar acostumbrado a la forma de ser de su jefa, era de mera lógica. En todo caso lo más particular fue escuchar las órdenes de la albina, quien le indicaba que ahora debía tratarlo a él como si se tratara del mismísimo Emperador debido a la falta del verdadero. Ciertamente le gustaba como iba todo aquello, precisamente porque después de atender a su ama el flacucho se acercó a donde se encontraba el avatar de Lymnades quien siguiendo a la primera tan solo bostezó haciendo crujir su espalda con algo de pereza.
¿Puedo hacer algo por usted, mi señor? Preguntó el enano, recibiendo como respuesta una mirada fija y aburrida de parte del militar quien tan solo suspiró para decir:
Primero entremos, de ahí necesito un masaje de pies. Contestó Sokaro entrando a la edificación, notando como poco a poco se encendían las luces y se dejaba al descubierto un lugar por demás…raro.
Vaya que los dioses marinos eran excéntricos.
Eso hasta que vio como la soberana de los Mares se encargaba de aterrar a un criado que curiosamente parecía aterrado, más cuando debía estar acostumbrado a la forma de ser de su jefa, era de mera lógica. En todo caso lo más particular fue escuchar las órdenes de la albina, quien le indicaba que ahora debía tratarlo a él como si se tratara del mismísimo Emperador debido a la falta del verdadero. Ciertamente le gustaba como iba todo aquello, precisamente porque después de atender a su ama el flacucho se acercó a donde se encontraba el avatar de Lymnades quien siguiendo a la primera tan solo bostezó haciendo crujir su espalda con algo de pereza.
¿Puedo hacer algo por usted, mi señor? Preguntó el enano, recibiendo como respuesta una mirada fija y aburrida de parte del militar quien tan solo suspiró para decir:
Primero entremos, de ahí necesito un masaje de pies. Contestó Sokaro entrando a la edificación, notando como poco a poco se encendían las luces y se dejaba al descubierto un lugar por demás…raro.
Vaya que los dioses marinos eran excéntricos.
Sokaro- General Marino
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