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[Welheim] - Altar de Sacrificios
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[Welheim] - Altar de Sacrificios
Arco IV – Camino a Atlantis
“Zepar Shikabane Hei”
“Zepar Shikabane Hei”
Había pasado exactamente una semana desde el viaje a Isla Cristina y con ello, la aventura dentro de la cripta de Anfitrite. Con sus poderes recuperados y su consciencia como diosa en pleno apogeo, las preparaciones finales para su plan maestro estaban llevándose a cabo.
Por supuesto, no todo recaía sobre la diosa marina cuya única indicación para sus sirvientes Anfinianos había sido la de preparar una enorme mortaja con las mas finas telas y bordados, que según le había comentado al General era para poder llevar consigo el enorme sarcófago de la locura sin arriesgarse a que un incidente como el de Ameri se repitiera.
Una mañana nublada, ambos representantes de la tierra sagrada se encontraban sentados en los bancos que miraban directamente a un altar preparado por los habitantes en medio del templo principal del edificio. El altar, que estaba alzado a un metro de distancia del suelo sobre varias plataformas circulares de mármol blanco impoluto, estaba coronado por un simple cirio que ardía con una flama azulada que según denominaban los demás era un “regalo” de su diosa.
El objeto más importante de todos era, sin embargo, el enorme féretro que se encontraba amarrado al suelo con cadenas de tonos sangrientos y cercado por postes de obsidiana, todo siendo una precaución para cualquier incauto tonto que se acercara demasiado a tal pérfido contenedor.
Y...¿en algún momento piensas decirme qué hay ahí dentro? Preguntó Sokaro con algo de fastidio ocultando la curiosidad de sus palabras. Incluso aunque quería saberlo…no le entusiasmaba mucho. Más sabiendo lo desquiciada que podía llegar a ser su superior. Por cierto, ¿ahora cuales son los planes?
Sokaro- General Marino
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
El haber arribado a Welheim fue lo más satisfactorio luego de la batalla campal que se dio en los dominios de la Isla Primigenia. Recuperar todas las fuerzas, energías, consciencias, poderes y demás cosas que implicaban el despertar de un Dios era lo que resultaba ser más importante en estos momentos.
Una semana completa había transcurrido desde el episodio de Saint Sulplice, con mi cabeza echada hacia atrás mirando el pasar de los pueblerinos, llevando y trayendo cosas, sus voces animadas, los niños por ahi revoloteando, Ameri riendo con su manita vendada, Kaia disponiendo y dando ordenes a los que se encontraban "vagando" por ahí. Levanté la vista al cielo, grisáceo como las últimas mañanas de los últimos días, el clima parecía sospechar lo que mi corazón deseaba. Lleve mis ojos al altar, y allí estaba cercado y bien ubicado, la flama azulada no era mas que mi cosmos que mantenía controlado y calmado el poder mismo del féretro, las cadenas lo dominaban, la obsidiana lo contenía, aunque no era algo que fuese a levantarse y actuar por si solo pero si tenía la capacidad de robar la vida de todo ser viviente.
Me reincorporé en aquel banco, todo transcurría con suma tranquilidad, Sokaro por su parte mostraba más indicios de adaptarse a su nueva condición aunque a ciencia cierta no sabía que resultaba ser o afectar esa maldición su vida como guerrero y como persona.
"Y...¿en algún momento piensas decirme qué hay ahí dentro?" Dijo Sokaro evidenciándose el fastidio que sentía al referirse al sarcófago, reí al escucharlo y del mismo modo divertido respondí: - Pensé que sospechabas de que se trataba pero ... inclinándome hacia él y llevando mi dedo indice a mis labios como señal de silencio expelé: - ...es un sucio secreto HAHAHAHHAHAHAHAAHA reincorporandome para apoyar mi espalda contra el banco y reír a libertad. Volviendo a intervenir Sokaro, dijo: "Por cierto, ¿ahora cuales son los planes?" Mirándolo fijamente, levantando una de las cejas, dibujando una maliciosa sonrisa respondí: - Ir a recuperar lo que me pertenece... como diría Ares: Cambiaremos el destino de nuestro mundo. Tornando mi voz a un tono más serio murmuré: - Volveremos a la Atlántida. Estirando mis brazos a ambos lados del banco.
Una semana completa había transcurrido desde el episodio de Saint Sulplice, con mi cabeza echada hacia atrás mirando el pasar de los pueblerinos, llevando y trayendo cosas, sus voces animadas, los niños por ahi revoloteando, Ameri riendo con su manita vendada, Kaia disponiendo y dando ordenes a los que se encontraban "vagando" por ahí. Levanté la vista al cielo, grisáceo como las últimas mañanas de los últimos días, el clima parecía sospechar lo que mi corazón deseaba. Lleve mis ojos al altar, y allí estaba cercado y bien ubicado, la flama azulada no era mas que mi cosmos que mantenía controlado y calmado el poder mismo del féretro, las cadenas lo dominaban, la obsidiana lo contenía, aunque no era algo que fuese a levantarse y actuar por si solo pero si tenía la capacidad de robar la vida de todo ser viviente.
Me reincorporé en aquel banco, todo transcurría con suma tranquilidad, Sokaro por su parte mostraba más indicios de adaptarse a su nueva condición aunque a ciencia cierta no sabía que resultaba ser o afectar esa maldición su vida como guerrero y como persona.
"Y...¿en algún momento piensas decirme qué hay ahí dentro?" Dijo Sokaro evidenciándose el fastidio que sentía al referirse al sarcófago, reí al escucharlo y del mismo modo divertido respondí: - Pensé que sospechabas de que se trataba pero ... inclinándome hacia él y llevando mi dedo indice a mis labios como señal de silencio expelé: - ...es un sucio secreto HAHAHAHHAHAHAHAAHA reincorporandome para apoyar mi espalda contra el banco y reír a libertad. Volviendo a intervenir Sokaro, dijo: "Por cierto, ¿ahora cuales son los planes?" Mirándolo fijamente, levantando una de las cejas, dibujando una maliciosa sonrisa respondí: - Ir a recuperar lo que me pertenece... como diría Ares: Cambiaremos el destino de nuestro mundo. Tornando mi voz a un tono más serio murmuré: - Volveremos a la Atlántida. Estirando mis brazos a ambos lados del banco.
Ambrose- Dios/a
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
A Atlantis, ¿eh? Eso me hace preguntar una sola cosa…¿eso significa que habrá una mudanza completa de esta isla o tan solo vamos temporalmente? Preguntó el General con una ceja levantada que de nuevo, no se podía vislumbrar demasiado con aquellos dos círculos que se encontraban apostados firmemente delante de sus ojos. Ya se había acostumbrado a aquella forma de ver el mundo que ciertamente le resultaba mucho más cómoda y eficaz, al menos en parte.
Porque si vamos a ir, supongo que además te llevarás lo que haya ahí. Y tal como lo dices, tengo mis sospechas…en todo caso, no me importa demasiado. Si quieres puedes hacer que salga un cadáver y a mi no me molestará en lo más mínimo. Dijo Sokaro con ambas manos levantadas en tono conciliador, justo en el momento en que varios sirvientes se presentaban cargando todos juntos la mortaja pedida por Anfitrite.
Si había algo de lo que podían presumir al vivir en ese lugar era que los Atlantes, Anfinianos o como demonios quisieran llamarse eran eficaces en sus labores: la mortaja, un precioso bordado que contenía figuras mitológicas de un lado y patrones ondulares del otro, había quedado simplemente perfecta. No podía haber queja alguna.
Ahora supongo que se la pondrás encima al sarcófago, ¿eh? Curioso que algo tan “bonito” sea la cobertura de una cosa tan asquerosa. Espetó el militar con desdén, entrecruzando los brazos para así pensar. Devolviéndome al tópico anterior, si vamos a Atlantis…¿qué se supone hay que preparar para el viaje?
Porque si vamos a ir, supongo que además te llevarás lo que haya ahí. Y tal como lo dices, tengo mis sospechas…en todo caso, no me importa demasiado. Si quieres puedes hacer que salga un cadáver y a mi no me molestará en lo más mínimo. Dijo Sokaro con ambas manos levantadas en tono conciliador, justo en el momento en que varios sirvientes se presentaban cargando todos juntos la mortaja pedida por Anfitrite.
Si había algo de lo que podían presumir al vivir en ese lugar era que los Atlantes, Anfinianos o como demonios quisieran llamarse eran eficaces en sus labores: la mortaja, un precioso bordado que contenía figuras mitológicas de un lado y patrones ondulares del otro, había quedado simplemente perfecta. No podía haber queja alguna.
Ahora supongo que se la pondrás encima al sarcófago, ¿eh? Curioso que algo tan “bonito” sea la cobertura de una cosa tan asquerosa. Espetó el militar con desdén, entrecruzando los brazos para así pensar. Devolviéndome al tópico anterior, si vamos a Atlantis…¿qué se supone hay que preparar para el viaje?
Sokaro- General Marino
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
Continué mirando el cielo, esperando la próxima intervención del General de Lymnades y no tardó en hacerlo: "A Atlantis, ¿eh? Eso me hace preguntar una sola cosa…¿eso significa que habrá una mudanza completa de esta isla o tan solo vamos temporalmente?" Crucé mis piernas del mismo modo que mis brazos, sin dejar de mirar el cielo y con tono indiferente expelé: - Esta gente está bien donde está, no me interesa repoblar una utopía, solo quiero recuperar lo que es mio y que por derecho me pertenece. Bajé la mirada y ahora se la dedicaba por completo al sarcófago para volver a retomar: - Ahora, también tengo ciertos asuntos con tu Emperador. Movía la pierna que estaba en el aire de un lado a otro, en un movimiento armónico, mostrándome pensativa momento en que volvía a intervenir Sokaro: "Porque si vamos a ir, supongo que además te llevarás lo que haya ahí. Y tal como lo dices, tengo mis sospechas…en todo caso, no me importa demasiado. Si quieres puedes hacer que salga un cadáver y a mi no me molestará en lo más mínimo." que al terminar de escucharlo solo pude reírme, era más que obvio su desagrado por aquella pieza mortuoria, mientras me carcajeaba unos cuantos sirvientes traían ante nosotros la gran tela que les mandé a confeccionar. La giraron en varias direcciones, mostrándome la calidad del producto y esperando mi aprobación. Encendí mi cosmos concentrándolo en la punta de mis dedos, tomé la mortaja y sobre ella extendí una capa energética de mi poder, era lo único que le faltaba para poder usarla. La tomé e hice un ademán de que podían retirarse, levitando el gran trozo de tela, ondeándose con suma gracia en el aire se dirigió al lugar del altar. Mientras la mortaja se deslizaba a cumplir su objetivo una vez más hablaba Sokaro: "Ahora supongo que se la pondrás encima al sarcófago, ¿eh? Curioso que algo tan “bonito” sea la cobertura de una cosa tan asquerosa." y sin demora alguna respondí: - Efectivamente, aunque ambas piezas son excepcionalmente bellas... que no te confundan tus nuevos ojos JAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJA. Deleitándome en el momento en que la tela arropaba con extrema belleza el sarcófago, brillando al final cuando estuvo todo cubierto. Regresando la mirada a Sokaro en el instante que volvía a hacer su intervención: "Devolviéndome al tópico anterior, si vamos a Atlantis…¿qué se supone hay que preparar para el viaje?" Llevé mi mano derecha a mi barbilla, actitud pensativa y luego mirándolo con extrema picardía esbocé: - Prepararnos para la guerra... como soldado Romano que alguna vez fuiste, ¿Sabes a qué me refiero, o no? Mirándolo fijamente con ese brillo travieso en mis ojos a la espera de una respuesta.
Ambrose- Dios/a
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
Prepararnos para la guerra... como soldado Romano que alguna vez fuiste, ¿Sabes a qué me refiero, o no?
Sí...aunque eso me recuerda algo, deberías cortarte el pelo o al menos recogértelo. Tenerlo tan largo tan solo te molestará en batalla…incluso siendo una diosa. Eso deberías saberlo ¿o no? Le dijo Sokaro a Ambrose con calma para volver a recalcarle que le tocaba cortar esa melena tan rebelde que tenía. No era que le molestara o en realidad, le interesara…pero sí pensaba pelear directamente con su marido tendría que mejorar la demostración que ya de por sí había dado antes en la Isla Primigenia. Además de practicar esgrima. No te servirá de nada tener esos poderes de diosa si Poseidón puede atravesarte el pecho con su tridente ¿no? Por más diosa que seas tendrás que practicar…ni siquiera la experiencia de combate que tengas te servirá si ese cuerpecito de dama aristocrática no sabe empuñar una espada.
Sigh…creo que tenemos mucho que hacer. Murmuró el General dando un salto y levantándose, estirando los brazos hacia el cielo y dando un simple bostezo. En respuesta a sus gestos y a las palabras que obviamente estaban escuchando las dos “hijas” de Anfitrite se les acercaron con curiosidad. Y también otra cosa...¿qué harás con estas dos? Preguntó señalando a las aludidas con el dedo pulgar derecho, reajustándose con la siniestra la película que existía delante de sus ojos. Esperaba que al menos las dos chiquillas fueran más útiles que solo unas piedras en la bota, un estado del que no habían salido para nada en todo el tiempo que ya llevaban viviendo allí.
Mi recomendación sería que las tiraras en la cocina o les enseñes algo útil, ¿o te parece demasiado rudo para estas “muñequitas”? Inquirió Sokaro con la cabeza ladeada y una ceja levantada. Su desdén era prácticamente sólido. No dejaban de parecerle total y absolutamente inútiles, por más hijas de Anfitrite que fueran. Posando ambas manos sobre la cintura el General esperó una respuesta de parte de su interlocutora.
Sí...aunque eso me recuerda algo, deberías cortarte el pelo o al menos recogértelo. Tenerlo tan largo tan solo te molestará en batalla…incluso siendo una diosa. Eso deberías saberlo ¿o no? Le dijo Sokaro a Ambrose con calma para volver a recalcarle que le tocaba cortar esa melena tan rebelde que tenía. No era que le molestara o en realidad, le interesara…pero sí pensaba pelear directamente con su marido tendría que mejorar la demostración que ya de por sí había dado antes en la Isla Primigenia. Además de practicar esgrima. No te servirá de nada tener esos poderes de diosa si Poseidón puede atravesarte el pecho con su tridente ¿no? Por más diosa que seas tendrás que practicar…ni siquiera la experiencia de combate que tengas te servirá si ese cuerpecito de dama aristocrática no sabe empuñar una espada.
Sigh…creo que tenemos mucho que hacer. Murmuró el General dando un salto y levantándose, estirando los brazos hacia el cielo y dando un simple bostezo. En respuesta a sus gestos y a las palabras que obviamente estaban escuchando las dos “hijas” de Anfitrite se les acercaron con curiosidad. Y también otra cosa...¿qué harás con estas dos? Preguntó señalando a las aludidas con el dedo pulgar derecho, reajustándose con la siniestra la película que existía delante de sus ojos. Esperaba que al menos las dos chiquillas fueran más útiles que solo unas piedras en la bota, un estado del que no habían salido para nada en todo el tiempo que ya llevaban viviendo allí.
Mi recomendación sería que las tiraras en la cocina o les enseñes algo útil, ¿o te parece demasiado rudo para estas “muñequitas”? Inquirió Sokaro con la cabeza ladeada y una ceja levantada. Su desdén era prácticamente sólido. No dejaban de parecerle total y absolutamente inútiles, por más hijas de Anfitrite que fueran. Posando ambas manos sobre la cintura el General esperó una respuesta de parte de su interlocutora.
Sokaro- General Marino
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
Lo escuchaba con atención, cada palabra dicha era una palabra acertada. Mi nueva condición de diosa no me aseguraba para nada ganar en cualquier enfrentamiento cuerpo a cuerpo o en el insignificante uso de una espada, no lo hacía mal pero tan solo podía "enfrentarme" a personas o seres que estuvieran en el mismo nivel de manejo de aquel instrumento.
Me levanté pensativa, caminaba de un lado a otro ideando algo, Sokaro había planteado los puntos relevantes en los que cualquier ser ínfimo podría vencerme con absoluta facilidad. Me detuve abruptamente y dije: - Tienes razón!! En ese momento llegaban las dos niñas y se ponían justo frente a nosotros, las miré de arriba abajo, aunque se mostraban delicadas algo en mi me decía que las aprovechara, levantando la mano para callar a todo el que estuviera cerca, incluso al mismo Sokaro esbocé: - Ellas se entrenan con nosotros, si no sobreviven es que no estaban hechas para ser mis hijas. Me giré para quedar frente a frente con el General, con el rostro serio y el tono de mi voz igual dije: - Y espero que tu te encargues de todo ello, no quiero que tu Emperadorsito vuelva a reírse de mi en mi cara. Mostrándome iracunda al terminar mis palabras.
Me levanté pensativa, caminaba de un lado a otro ideando algo, Sokaro había planteado los puntos relevantes en los que cualquier ser ínfimo podría vencerme con absoluta facilidad. Me detuve abruptamente y dije: - Tienes razón!! En ese momento llegaban las dos niñas y se ponían justo frente a nosotros, las miré de arriba abajo, aunque se mostraban delicadas algo en mi me decía que las aprovechara, levantando la mano para callar a todo el que estuviera cerca, incluso al mismo Sokaro esbocé: - Ellas se entrenan con nosotros, si no sobreviven es que no estaban hechas para ser mis hijas. Me giré para quedar frente a frente con el General, con el rostro serio y el tono de mi voz igual dije: - Y espero que tu te encargues de todo ello, no quiero que tu Emperadorsito vuelva a reírse de mi en mi cara. Mostrándome iracunda al terminar mis palabras.
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
Te recuerdo que el “Emperadorcito” no solo se rió de ti, sino también de mi. Le contestó Sokaro con una ceja levantada, respondiendo a su frase con evidente desdén que expresaba su opinión sobre el asunto. Sí, no solo ella había recibido un manotón en la cara aquel día en el Palacio del Emperador…incluso cuando la misma Anfitrite se había llevado consigo a media ciudad.
Y bien, supongo entonces que debemos empezar…¿no? Primero que nada- Empezó el General al darse la vuelta señalando a varios de los criados que pasaban por allí. -preparen el patio para una sesión de entrenamiento. Supongo que además tendrás que conseguir algún tipo de armadura para estas dos inútiles…además…¿qué harás con el pelo? Preguntó de pronto Sokaro mientras se sacudía el polvo del trasero mirando de frente a su jefa.
Su aspecto era un tanto terrible, incluso vistiendo un perfecto traje de seda blanca que era un enorme cambio a la ropa manchada de sangre que había llevado puesta en el día de la Isla Primigenia. El cabello se le notaba demasiado rebelde y en lugar de una reina, más bien parecía una plebeya…y eso era lo que intentaba transmitirle el General: que no solo era tener la actitud, sino la apariencia.
Lo peor es que si yo te digo que te ves mal, créeme…es así. Finalizó el militar con un resoplido rebelde, dejando notar que él no era precisamente el más dado a dar consejos de moda y que tampoco era demasiado diestro en esa área. Una vez hubo proferido esas palabras tan solo se volteó para empezar a caminar en pos del edificio con las dos chiquillas a su espalda. Bien, ¿tendremos el gusto de que nos acompañes a la primera sesión de entrenamiento Anfiniana?
Y bien, supongo entonces que debemos empezar…¿no? Primero que nada- Empezó el General al darse la vuelta señalando a varios de los criados que pasaban por allí. -preparen el patio para una sesión de entrenamiento. Supongo que además tendrás que conseguir algún tipo de armadura para estas dos inútiles…además…¿qué harás con el pelo? Preguntó de pronto Sokaro mientras se sacudía el polvo del trasero mirando de frente a su jefa.
Su aspecto era un tanto terrible, incluso vistiendo un perfecto traje de seda blanca que era un enorme cambio a la ropa manchada de sangre que había llevado puesta en el día de la Isla Primigenia. El cabello se le notaba demasiado rebelde y en lugar de una reina, más bien parecía una plebeya…y eso era lo que intentaba transmitirle el General: que no solo era tener la actitud, sino la apariencia.
Lo peor es que si yo te digo que te ves mal, créeme…es así. Finalizó el militar con un resoplido rebelde, dejando notar que él no era precisamente el más dado a dar consejos de moda y que tampoco era demasiado diestro en esa área. Una vez hubo proferido esas palabras tan solo se volteó para empezar a caminar en pos del edificio con las dos chiquillas a su espalda. Bien, ¿tendremos el gusto de que nos acompañes a la primera sesión de entrenamiento Anfiniana?
Sokaro- General Marino
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
Me causaba suma gracia su preocupación o bien su obsesión recién adquirida por mi pelo, casi podía reírme de su insistencia en el tema, en ese momento un par de sirvientes llegaban trayendo bandejas de frutas y trufas, en una de ellas venía un pequeño cuchillo, lo tomé y lo giré mirándolo detalladamente, el filo brillaba cuando se le ponía directo contra alguna emisión de luz. Miré a Sokaro, sonreí con mi mano libre sujeté mi cabello en una cola alta y con gran maestría cortaba mi cabello, de abajo hacia arriba dejándolo sumamente corto, en medio de su desorden se veía ridículamente prolijo. Dejé caer el gran mechón de pelo que sostenía en mi mano, tomando mi cabello del frente y cortándolo y haciendo un improvisado flequillo dije sin mirar a ninguno de los que estaba a mi alrededor: - Ya!... solucionado el temita del pelo. Dejé el cuchillo en la misma bandeja del que lo había tomado, no había notado que a una velocidad sorprendente habían dispuesto uno de los patios como zona de entrenamientos y del mismo modo Lymnades se había llevado a las dos pequeñas para iniciar con el entrenamiento, alcancé a escucharlo y acercándome lo suficiente a ellos, saqué una de las armas de uno de los dos guardias que estaban dispuestos a velar por la seguridad de todos dentro del complejo Welheim proferí: - Seré la primera que inicie tus privadas y particulares clases General Marino de la Escama Dorada de Lymnades... Girando el arma a lado y lado de mi propio cuerpo, soplando dos cabellos que vi sobre mi hombro.
Ambrose- Dios/a
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
Con ese ánimo descarto de una vez el ir suave. Perfecto…no tenía ganas de comenzar con novatos o con otra arma. Dijo Lymnades con calma, tomando a Madness para así hacerla girar una sola vez y anunciar que finalmente comenzaba la “lección”.
Primero que nada, no des por sentado que tu espada es infalible. De una forma u otra es capaz de romperse, más si luchas contra un arma similar…con tan solo deducirlo, puedo suponer que Poseidón luchará contra ti con su tridente…eso en el caso de que fuerces una pelea con armas. Empezó el militar dando un paso hacia delante, deteniendo el movimiento de su sierra de doble filo para apuntar a la cara de la diosa marina. Segundo, fíjate en el trabajo que hacen los pies de tú oponente y no dejes fuera de tu vista sus brazos así como su implemento. Rompe esta regla y serás asesinada. Continuó dando otro paso antes de lanzarse en pos de la mujer y con un solo mandoble vertical impactar el acero de su arma con el de ella obligándola a retroceder un tanto.
Tercero, aprovecha tu entorno y busca siempre tener la ventaja en cuanto a altura. Mientras más alto estés más distraído estará el otro y más dificultoso le será estar al pendiente de tus pies y por ende, la dirección en la que atacarás a futuro. Ejerciendo presión sobre la diosa y arrastrándola hacia atrás, el General cuidaba todos y cada uno de sus pasos, manteniendo su “mirada” posada en la de ella aún si no era necesario dada su nueva percepción del mundo. De hecho, sin siquiera quererlo era capaz de notar como se desenvolvía frente a él.
Estas son las primeras tres bases que debes tener presente antes de continuar, ¿alguna duda?
Primero que nada, no des por sentado que tu espada es infalible. De una forma u otra es capaz de romperse, más si luchas contra un arma similar…con tan solo deducirlo, puedo suponer que Poseidón luchará contra ti con su tridente…eso en el caso de que fuerces una pelea con armas. Empezó el militar dando un paso hacia delante, deteniendo el movimiento de su sierra de doble filo para apuntar a la cara de la diosa marina. Segundo, fíjate en el trabajo que hacen los pies de tú oponente y no dejes fuera de tu vista sus brazos así como su implemento. Rompe esta regla y serás asesinada. Continuó dando otro paso antes de lanzarse en pos de la mujer y con un solo mandoble vertical impactar el acero de su arma con el de ella obligándola a retroceder un tanto.
Tercero, aprovecha tu entorno y busca siempre tener la ventaja en cuanto a altura. Mientras más alto estés más distraído estará el otro y más dificultoso le será estar al pendiente de tus pies y por ende, la dirección en la que atacarás a futuro. Ejerciendo presión sobre la diosa y arrastrándola hacia atrás, el General cuidaba todos y cada uno de sus pasos, manteniendo su “mirada” posada en la de ella aún si no era necesario dada su nueva percepción del mundo. De hecho, sin siquiera quererlo era capaz de notar como se desenvolvía frente a él.
Estas son las primeras tres bases que debes tener presente antes de continuar, ¿alguna duda?
Sokaro- General Marino
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
No había tardado en iniciar sus clases y se sentía en el poder del simple "golpecito" que realizó con su sierra y conseguía echarme para atrás, sometiéndome por completo. Mi mente trataba de sincronizarse con los tres puntos básicos en la lucha: El arma se rompe, no perder de vista: pies, brazos y armas y finalmente aprovechar el entorno en todo momento.
Caí al piso, usando la espada de apoyo me levanté, limpié mis ropas y sostuve el arma con fuerza pero aligerándola por momentos, me repetía: arma, piernas, brazos y entorno... arma, piernas, brazos y entorno suspiré, moví mis hombros al igual que mi cabeza para liberar la tensión. Tener el cabello largo se sentía extraño, el viento se sentía demasiado en mi nuca que por momentos resultaba molesto. Miré a Sokaro y en tono serio y decidido esbocé: - Una vez más! Esta vez tomaba la iniciativa, moví mi espada descargando un golpe contundente evitando la vibración dado que podría hacerme perder equilibrio, un golpe más distribuyendo y aplicando la fuerza necesaria para hacerle "vibrar" su arma sin recibir una respuesta a tal hecho, no dejaba de verlo completo, el movimiento de sus pies y sus manos, su sierra siempre en mi área de visión, de pronto sonreí di dos pasos hacia atrás y en un salto increíble brincaba a sus hombros, empuñé la espalda y puse la punta muy cerca de la máscara de cuero casi al punto de cortarla un poco, con tono divertido musité: - ¿Qué dices, lo estoy haciendo bien? Empujando un poco más la espada.
Caí al piso, usando la espada de apoyo me levanté, limpié mis ropas y sostuve el arma con fuerza pero aligerándola por momentos, me repetía: arma, piernas, brazos y entorno... arma, piernas, brazos y entorno suspiré, moví mis hombros al igual que mi cabeza para liberar la tensión. Tener el cabello largo se sentía extraño, el viento se sentía demasiado en mi nuca que por momentos resultaba molesto. Miré a Sokaro y en tono serio y decidido esbocé: - Una vez más! Esta vez tomaba la iniciativa, moví mi espada descargando un golpe contundente evitando la vibración dado que podría hacerme perder equilibrio, un golpe más distribuyendo y aplicando la fuerza necesaria para hacerle "vibrar" su arma sin recibir una respuesta a tal hecho, no dejaba de verlo completo, el movimiento de sus pies y sus manos, su sierra siempre en mi área de visión, de pronto sonreí di dos pasos hacia atrás y en un salto increíble brincaba a sus hombros, empuñé la espalda y puse la punta muy cerca de la máscara de cuero casi al punto de cortarla un poco, con tono divertido musité: - ¿Qué dices, lo estoy haciendo bien? Empujando un poco más la espada.
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
Eso es. Dijo Sokaro cuando bloqueó uno de los movimientos de Anfitrite sin demasiado esfuerzo utilizando para ello el filo superior de Madness dado que en todo caso la espada que usaba no era demasiado fuerte o resistente como para hacer mucho contra la sierra, incluso la vibración causada por el impacto entre los aceros era totalmente desestimable.
De un momento a otro sin embargo, la pelinegra usaba su gran velocidad y flexibilidad para dar un salto y posar sus piernas sobre sus hombros, apuntando a su cara con la espada, dejando la punta bastante cercana a su nariz oculta por el cuero.
¿Qué dices, lo estoy haciendo bien? Preguntó ella bajando el arma y clavando la punta en la máscara del General.
Solo un error- Contestó Sokaro con un deje de decepción en la voz, terminando de girar su arma y causar un corte en la pierna derecha de Anfitrite con el filo aserrado trasero de Madness. Mi sierra tiene dos hojas. Olvidaste el detalle de su giro. Comentó el militar mientras tomaba la pierna dañada de la pelinegra para así dar una vuelta y lanzarla al otro lado del patio aprovechando la diferencia de fuerza corporal que cada uno ostentaba. Era otra pequeña lección que tenía que enseñarle a la diosa marina.
Por tu contextura y habilidad eres una luchadora que se basa en la velocidad. No te quedes estática, menos contra mi. Ya habrás notado que no soy precisamente pequeño ¿o sí? Si te quedas quieta en mi rango de acción, pierdes, ese es mi estilo de pelea…esperar y atacar. El tuyo debería ser moverte y atacar en consecuencia…osease, no pares o te cortarán en dos.
¿Ahora si captas? Concluyó Sokaro levantando una ceja, tomando la máscara de cuero para así sacarla y tirarla a un lado. Dando un paso hacia delante volvía a hacer girar su arma, esperando la respuesta de Anfitrite.
De un momento a otro sin embargo, la pelinegra usaba su gran velocidad y flexibilidad para dar un salto y posar sus piernas sobre sus hombros, apuntando a su cara con la espada, dejando la punta bastante cercana a su nariz oculta por el cuero.
¿Qué dices, lo estoy haciendo bien? Preguntó ella bajando el arma y clavando la punta en la máscara del General.
Solo un error- Contestó Sokaro con un deje de decepción en la voz, terminando de girar su arma y causar un corte en la pierna derecha de Anfitrite con el filo aserrado trasero de Madness. Mi sierra tiene dos hojas. Olvidaste el detalle de su giro. Comentó el militar mientras tomaba la pierna dañada de la pelinegra para así dar una vuelta y lanzarla al otro lado del patio aprovechando la diferencia de fuerza corporal que cada uno ostentaba. Era otra pequeña lección que tenía que enseñarle a la diosa marina.
Por tu contextura y habilidad eres una luchadora que se basa en la velocidad. No te quedes estática, menos contra mi. Ya habrás notado que no soy precisamente pequeño ¿o sí? Si te quedas quieta en mi rango de acción, pierdes, ese es mi estilo de pelea…esperar y atacar. El tuyo debería ser moverte y atacar en consecuencia…osease, no pares o te cortarán en dos.
¿Ahora si captas? Concluyó Sokaro levantando una ceja, tomando la máscara de cuero para así sacarla y tirarla a un lado. Dando un paso hacia delante volvía a hacer girar su arma, esperando la respuesta de Anfitrite.
Sokaro- General Marino
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
No había considerado el doble filo del arma de Sokaro, sentí como aquella sierra me rebanaba la pierna sin manera de contrarrestar eso, el General me tomaba por la misma pierna herida y me lanzaba contra la pared que teníamos justo en frente, tirándome al suelo del gran patio, frenando en el momento en que mi espalda se encontraba con la pared.
Me levanté volviendo a mi actitud altiva, no me quejé ni mostré molestia alguna, la sangre brotaba era normal, era un cuerpo humano y como tal aún debía sangrar cuando presentase heridas, elevé mi cosmos, chasqueé mis dedos, el tridente se hizo presente, era un arma con el que estaba más familiarizada y quería probar que tal se desempeñaba en combate, en tono serio esbocé: - Si no te molesta, hago cambio de arma. Lanzando la espada del guardia a unos metros de mi costado derecho. Caminé hacia él pero rodeándolo, mis ojos lo seguían en todo momento, caminé despacio, sosteniendo firmemente mi tridente, con el paso del tiempo mi andar se hacía hipnótico creando siluetas, réplicas de mi persona que rodeaban a Sokaro por todos los flancos, seguíamos caminando cuando de pronto de dos en dos saltamos hacía él en un asalto a gran escala, muchas por el frente, por arriba, por los lados, los ataques eran repelidos con gran habilidad por parte del General, lo que hacía que aumentáramos el nivel de asalto, ahora de 4 en 4, seguía el ataque en ese instante hice que desaparecieran las demás y de manera acertada por su espada usando las cuchillas de mi tridente le rasgué las ropas que le cubrían.
Di dos saltos hacia atrás parándome en una de las columnas que con antelación tenía un jarrón él cual yacía vuelto trizas en el suelo.
- Tu turno... General. Girando el tridente y poniéndome en posición de ataque.
Me levanté volviendo a mi actitud altiva, no me quejé ni mostré molestia alguna, la sangre brotaba era normal, era un cuerpo humano y como tal aún debía sangrar cuando presentase heridas, elevé mi cosmos, chasqueé mis dedos, el tridente se hizo presente, era un arma con el que estaba más familiarizada y quería probar que tal se desempeñaba en combate, en tono serio esbocé: - Si no te molesta, hago cambio de arma. Lanzando la espada del guardia a unos metros de mi costado derecho. Caminé hacia él pero rodeándolo, mis ojos lo seguían en todo momento, caminé despacio, sosteniendo firmemente mi tridente, con el paso del tiempo mi andar se hacía hipnótico creando siluetas, réplicas de mi persona que rodeaban a Sokaro por todos los flancos, seguíamos caminando cuando de pronto de dos en dos saltamos hacía él en un asalto a gran escala, muchas por el frente, por arriba, por los lados, los ataques eran repelidos con gran habilidad por parte del General, lo que hacía que aumentáramos el nivel de asalto, ahora de 4 en 4, seguía el ataque en ese instante hice que desaparecieran las demás y de manera acertada por su espada usando las cuchillas de mi tridente le rasgué las ropas que le cubrían.
Di dos saltos hacia atrás parándome en una de las columnas que con antelación tenía un jarrón él cual yacía vuelto trizas en el suelo.
- Tu turno... General. Girando el tridente y poniéndome en posición de ataque.
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
...¿en serio? ¿En serio estás utilizando ilusiones con un CIEGO? Ok…esto ya es risible. Dijo Sokaro moviéndose lo necesario para repeler los movimientos e impactos de las proyecciones de Anfitrite que si bien eran capaces de lograr actos físicos sólidos, no llegarían siquiera a tocarlo. De un momento a otro sintió como la parte trasera de su ropa era rasgada…aparentemente, la diosa lo había logrado.
Ok ok...pero ya deja de lado lo de las ilusiones. No las puedo ver, ¿RECUERDAS? Enfatizó el General con desdén. Separando los pies y preparándose dio una larguísima zancada que cubrió en un segundo todo el terreno que a Anfitrite le había llevado dos saltos. Haciendo girar varias veces a Madness ya Sokaro cubría con su sombra por completo a la diosa marina.
Siguiente lección: mide tus ataques y predice el movimiento de tu oponente. Si es pequeño, aprovechará los pequeños rincones- Dijo el militar tomando de nueva cuenta la pierna de la diosa con su mano libre, evitando que pudiera escapar mientras que con Madness encajaba la hoja en una de las rendijas del tridente. -para escapar. Completó dando un simple giro, lanzando a la pelinegra directamente a la siguiente columna, lugar donde chocó y quedó tendida en el suelo.
Tu arma es simplemente una extensión de tu cuerpo. Confía en que actuará tal como lo deseas y requieres, así no gastarás más tiempo del necesario en estimar tus movimientos y lo que puedes llegar a hacer con esta. Además…aprovecha las capacidades que te den…por ejemplo, si ese es un tridente con el poder de los océanos, ¿porqué no usas ese apartado y ya? Obviamente tienes la ventaja sobre mi. Dijo Sokaro girando una sola vez su sierra, raspando el suelo y dejando que chispas volaran a su alrededor, esperando el próximo movimiento de Anfitrite.
Ok ok...pero ya deja de lado lo de las ilusiones. No las puedo ver, ¿RECUERDAS? Enfatizó el General con desdén. Separando los pies y preparándose dio una larguísima zancada que cubrió en un segundo todo el terreno que a Anfitrite le había llevado dos saltos. Haciendo girar varias veces a Madness ya Sokaro cubría con su sombra por completo a la diosa marina.
Siguiente lección: mide tus ataques y predice el movimiento de tu oponente. Si es pequeño, aprovechará los pequeños rincones- Dijo el militar tomando de nueva cuenta la pierna de la diosa con su mano libre, evitando que pudiera escapar mientras que con Madness encajaba la hoja en una de las rendijas del tridente. -para escapar. Completó dando un simple giro, lanzando a la pelinegra directamente a la siguiente columna, lugar donde chocó y quedó tendida en el suelo.
Tu arma es simplemente una extensión de tu cuerpo. Confía en que actuará tal como lo deseas y requieres, así no gastarás más tiempo del necesario en estimar tus movimientos y lo que puedes llegar a hacer con esta. Además…aprovecha las capacidades que te den…por ejemplo, si ese es un tridente con el poder de los océanos, ¿porqué no usas ese apartado y ya? Obviamente tienes la ventaja sobre mi. Dijo Sokaro girando una sola vez su sierra, raspando el suelo y dejando que chispas volaran a su alrededor, esperando el próximo movimiento de Anfitrite.
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
Sokaro parecía leer con suma facilidad mis movimientos, había cometido un error bastante tonto lo de las ilusiones... ¿porqué había olvidado que estaba ciego?, era algo que me preguntaba mientras era lanzada al suelo por segunda vez por el General.
- Una extensión de mi cuerpo .... aprovechar mi poder .... anticipar los movimientos del otro. Eran las palabras que me decía antes las de Sokaro, eran un poco difíciles de comprender pero trataba de encontrarles un significado lógico y lo más importante práctico. Me levanté, destensé mis músculos, cerré mis ojos, aquellas palabras seguían golpeando una a una mi cerebro, debía encontrar la conexión entre ellas. Ya me estaba desesperando, en mi rostro comenzaba a dibujarse en expresiones el malestar que comenzaba a sentir.
Abrí los ojos de golpe, corrí en su dirección, no pensaba solo actuaba me dejaba llevar por mis instintos, a un poco más de dos metros me detengo usando mi tridente como palanca, enterrándolo en el piso, levantándome del suelo, poniendo mi cuerpo en linea recta en paralelo con la horizontal del suelo, empujándome con la ayuda del tridente, giré dos veces en el último desprendiendo el tridente del suelo me lanzaba hacia él para golpear con mis piernas su abdomen y así se hizo, impactando directamente con las piernas juntas en su vientre, giré mi tridente para volverlo a su posición inicial en mi mano, dando un par de vueltas hacia atrás, inclinada hacia el frente, una pierna flexionada y la otra estirada hacia atrás, mis ojos lo seguía, mi tridente en diagonal siguiendo la línea de mi cuerpo, comencé a concentrar y a elevar mi cosmos, cerré mis ojos, sentía mi respiración fuerte, el movimiento de mi pecho intenso, casi casi como un resoplar, mi energía cósmica incrementaba más y más, me enfoque en pensar en el agua, el agua que teníamos a nuestro alrededor, el agua de las plantas, el sudor, el agua de las células, el agua de la sangre.
Dejé de escuchar mi respiración, dejé de sentir el movimiento de mi pecho, me sentía unida con el mundo, me sentía conectada con los fluidos de la tierra, de pronto abrí mis ojos y todas las corrientes cercanas de agua, el agua de la fuente, el agua de las plantas, el sudor de Kaia y Ameri, el sudor de Sokaro, el sudor de los guardias y demás espectadores salía de sus cuerpos, ascendían al cielo en pequeñas gotas que parecían forman unas con otras un hermoso rosario de cristal, gotitas de todos los tamaños subiendo hacia el firmamento, de pronto las gotas de agua que brotaban de las personas comenzaron a tornarse rojas, una tras otra, subiendo al cielo, la hilera de cuentas carmesí era nada más ni nada menos que la sangre de ellos mismo que era drenada por mi propio poder.
Perdí la concentración al ver a Kaia y Ameri ahogarse, se quedaban si aire, todo cayó contra el suelo abruptamente y solo podía escuchar el toser de todos incluyendo la del General Sokaro. Enmudecí no del miedo de haber provocado tal "daño" en mi propia gente sino por el poder que desconocía y apenas estaba descubriendo, tan solo me erguí y sonreí.
- Una extensión de mi cuerpo .... aprovechar mi poder .... anticipar los movimientos del otro. Eran las palabras que me decía antes las de Sokaro, eran un poco difíciles de comprender pero trataba de encontrarles un significado lógico y lo más importante práctico. Me levanté, destensé mis músculos, cerré mis ojos, aquellas palabras seguían golpeando una a una mi cerebro, debía encontrar la conexión entre ellas. Ya me estaba desesperando, en mi rostro comenzaba a dibujarse en expresiones el malestar que comenzaba a sentir.
Abrí los ojos de golpe, corrí en su dirección, no pensaba solo actuaba me dejaba llevar por mis instintos, a un poco más de dos metros me detengo usando mi tridente como palanca, enterrándolo en el piso, levantándome del suelo, poniendo mi cuerpo en linea recta en paralelo con la horizontal del suelo, empujándome con la ayuda del tridente, giré dos veces en el último desprendiendo el tridente del suelo me lanzaba hacia él para golpear con mis piernas su abdomen y así se hizo, impactando directamente con las piernas juntas en su vientre, giré mi tridente para volverlo a su posición inicial en mi mano, dando un par de vueltas hacia atrás, inclinada hacia el frente, una pierna flexionada y la otra estirada hacia atrás, mis ojos lo seguía, mi tridente en diagonal siguiendo la línea de mi cuerpo, comencé a concentrar y a elevar mi cosmos, cerré mis ojos, sentía mi respiración fuerte, el movimiento de mi pecho intenso, casi casi como un resoplar, mi energía cósmica incrementaba más y más, me enfoque en pensar en el agua, el agua que teníamos a nuestro alrededor, el agua de las plantas, el sudor, el agua de las células, el agua de la sangre.
Dejé de escuchar mi respiración, dejé de sentir el movimiento de mi pecho, me sentía unida con el mundo, me sentía conectada con los fluidos de la tierra, de pronto abrí mis ojos y todas las corrientes cercanas de agua, el agua de la fuente, el agua de las plantas, el sudor de Kaia y Ameri, el sudor de Sokaro, el sudor de los guardias y demás espectadores salía de sus cuerpos, ascendían al cielo en pequeñas gotas que parecían forman unas con otras un hermoso rosario de cristal, gotitas de todos los tamaños subiendo hacia el firmamento, de pronto las gotas de agua que brotaban de las personas comenzaron a tornarse rojas, una tras otra, subiendo al cielo, la hilera de cuentas carmesí era nada más ni nada menos que la sangre de ellos mismo que era drenada por mi propio poder.
Perdí la concentración al ver a Kaia y Ameri ahogarse, se quedaban si aire, todo cayó contra el suelo abruptamente y solo podía escuchar el toser de todos incluyendo la del General Sokaro. Enmudecí no del miedo de haber provocado tal "daño" en mi propia gente sino por el poder que desconocía y apenas estaba descubriendo, tan solo me erguí y sonreí.
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
No...vuelvas...a...hacer...ESO...cof cof cof... Le dijo el General a Anfitrite con voz acatarrada y un hilillo de sangre bajándole por la comisura de la boca. No le había gustado en nada menudo truquillo viniendo de parte de la deidad marina…tan solo porque la sensación de la sangre saliendo por sus poros se le antojaba horrible, lo suficiente como para señalarlo con tanto énfasis.
Dándose golpecitos en el pecho el militar trastabilló hacia atrás, cayendo sobre un asiento disponible correspondiente a uno de los tantos bancos que rodeaban el patio donde se encontraban, separando las piernas y dejando que pasara el malestar.
Con eso era más que suficiente, suficiente para llamarlo un día e incluso si no fuera así, tampoco se iba a arriesgar a otro movimiento tan descuidado por parte de Anfitrite cuya reacción le daba a entender que ni ella se había esperado tal espectáculo.
Pasados unos minutos el General se levantó luego de otros golpecitos en el pecho, acercándose a la deidad marina para decirle con una sola expresión que ya habían acabado. Continuarían algún otro día.
Al menos le darás una “sorpresita” a tu emperadorcito. Ugh, que asqueroso se sintió eso, casi como tragar arena y algas picadas. Murmuró Sokaro con el rostro contorsionado, observando como los espectadores de la sesión terminaban de recuperarse consecuentemente tras unos minutos dejados en paz.
Bien...ahora, ¿a comer?
Dándose golpecitos en el pecho el militar trastabilló hacia atrás, cayendo sobre un asiento disponible correspondiente a uno de los tantos bancos que rodeaban el patio donde se encontraban, separando las piernas y dejando que pasara el malestar.
Con eso era más que suficiente, suficiente para llamarlo un día e incluso si no fuera así, tampoco se iba a arriesgar a otro movimiento tan descuidado por parte de Anfitrite cuya reacción le daba a entender que ni ella se había esperado tal espectáculo.
Pasados unos minutos el General se levantó luego de otros golpecitos en el pecho, acercándose a la deidad marina para decirle con una sola expresión que ya habían acabado. Continuarían algún otro día.
Al menos le darás una “sorpresita” a tu emperadorcito. Ugh, que asqueroso se sintió eso, casi como tragar arena y algas picadas. Murmuró Sokaro con el rostro contorsionado, observando como los espectadores de la sesión terminaban de recuperarse consecuentemente tras unos minutos dejados en paz.
Bien...ahora, ¿a comer?
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Re: [Welheim] - Altar de Sacrificios
Permanecí erguida, mirando uno a uno los que habían sido afectados por la técnica, muchas de las plantas llegaron incluso al estado de marchitamiento instantáneo, sonreí al ver que no había sido cualquier cosa, Sokaro por su parte trataba de recuperar el aliento, caminaba hacia atrás dando pasos rápidos mientras golpeaba su pecho con cierta fuerza, sus palabras se notaba la seriedad del ataque y lo destructivo que podía ser.
Todos sin excepción alguna mostraban los estragos de mi invocación, las pequeñas pálidas, Ameri sollozaba por momentos resultaba realmente molesta, Kaia disimulaba de manera poco productiva el efecto de aquella técnica sobre ella. Los guardias y el personal en general trataban de mantenerse pero por momentos les resultaba imposible.
Sokaro fue el primero en mostrar señal de recuperación, sus palabras siempre mostrando un humor negro escondido me hicieron carcajear con fuerza: "Al menos le darás una “sorpresita” a tu emperadorcito. Ugh, que asqueroso se sintió eso, casi como tragar arena y algas picadas." caminando en dirección al pasillo a ir a tomar una toalla que con antelación uno de los sirvientes nos traía a Sokaro y a mi, respondí: - HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA Espero que la basura esa se lleve la sorpresa de su vida... o bien de la era HAHAHAHAHAHAHAHAHHAAHHAHAA Llevando aquella tela a secar el sudor de cuello, mejillas y frente, escuchando sin tardar una vez al General Lymnades decir: "Bien...ahora, ¿a comer?" depositando la toalla en la bandeja en que venía musité: - Comer y dormir... ha sido un día agotador pero bastante productivo.... girándome para mirar a todos los presentes y gritando de manera imponente: - Todos a descansar que esto apenas comienza!!! Marchándome en dirección a mis aposentos.
Todos sin excepción alguna mostraban los estragos de mi invocación, las pequeñas pálidas, Ameri sollozaba por momentos resultaba realmente molesta, Kaia disimulaba de manera poco productiva el efecto de aquella técnica sobre ella. Los guardias y el personal en general trataban de mantenerse pero por momentos les resultaba imposible.
Sokaro fue el primero en mostrar señal de recuperación, sus palabras siempre mostrando un humor negro escondido me hicieron carcajear con fuerza: "Al menos le darás una “sorpresita” a tu emperadorcito. Ugh, que asqueroso se sintió eso, casi como tragar arena y algas picadas." caminando en dirección al pasillo a ir a tomar una toalla que con antelación uno de los sirvientes nos traía a Sokaro y a mi, respondí: - HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA Espero que la basura esa se lleve la sorpresa de su vida... o bien de la era HAHAHAHAHAHAHAHAHHAAHHAHAA Llevando aquella tela a secar el sudor de cuello, mejillas y frente, escuchando sin tardar una vez al General Lymnades decir: "Bien...ahora, ¿a comer?" depositando la toalla en la bandeja en que venía musité: - Comer y dormir... ha sido un día agotador pero bastante productivo.... girándome para mirar a todos los presentes y gritando de manera imponente: - Todos a descansar que esto apenas comienza!!! Marchándome en dirección a mis aposentos.
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