Viajando a Grecia ¿Lograrán al fin dejar esa tierra caótica?

Helena tenía todo listo para que su señor pudiese viajar a Grecia y así pudiese llegar al templo donde esperaba, él pudiese despertara para obtener así todo su poder y esplendor; sospechaba ya, que él hace mucho tiempo había podido despertar al menos uno de sus grandes poderes, pero al ser alguien cuya admiración por ese hombre era tan grande, quería deseaba que el fuese totalmente poderoso lo más pronto posible.

La tarea de hacer que le creyesen que Fye era quien solicitaba que se le dejase poner esas pertenencias en el barco no fue nada fácil. Esos hombres eran más desconfiados que ella e incluso llegaron a acusarla de una serie de cosas que ella no fue capaz de tolerar; sin embargo dado el hecho de que ella deseaba que todo estuviese bien sin que su deidad tuviese contratiempos, la mujer de los cabellos dorados, sólo se limitó a explicar una y otra vez quien era su amo y donde se encontraba ahora, para luego mostrar varios objetos que le pertenecían al mismo. ¡Claro! Esa labor no la ayudó tanto con aquellos seres quienes pensaron que ella había robado tales cosas, pero cuando ella usó un juego mental muy simple, todos los hombres que estaban ahí accedieron a dejar que la amazona colocase las pertenencias de Fye y esperase por él en el barco.

-¿Quién diría que por el simple hecho de decir... "Bueno no me crean esperaré abajo, si mi amo me pregunta por qué no he cumplido sus órdenes, entonces yo les diré que ustedes han sido quienes no me lo han permitido, haber cómo les va con eso" Estos hombres cambiarían su actitud?- Helena miró hacia el sitio de donde había venido con todas esas cosas y suspiró. Estaba segura que ya en el barco Fye no dejaría de hacerle preguntas a Paolo por aquel "error" sucedido en el viaje por causa de su mal genio; no es que ella se obsesionase con tal asunto, sino que recordaba que su amo había dicho claramente que no podía dejar pasar esos errores, y ella por primera vez en mucho tiempo temía por la vida de sus compañeros.

-Cielos... Mi amo debe ser una persona bastante estricta con los que fallan... Espero no fallarle de aquí en adelante, no quisiera vivir atemorizada por él. A todo esto... ¿No se está tardando un poco mi señor? Y el tonto de Paolo ni aparece, ya me estoy preocupando un poco. ¿Este retraso tendrá que ver con los cosmos que he sentido a lo lejos?- Helena dejó su sitio de espera después de decirle a los sirvientes que esperasen un poco, y bajó rápidamente del barco para ir en busca de Fye a ver si lo encontraba bien o si tenía algún problema.

La amazona de Abel dirigió su vista hacia su compañera, la joven Alexandra quien no dejaba de disculparse con su amo, como si de verdad hubiese cometido una falta grave. Había que ver la diferencia que había entre las dos amazonas, puesto que Helena aunque enamorada y toda la cosa, luchaba a brazo partido contra ella misma para ser altanera y hosca; mientras que Alexandra lo no dejaba de presentarse sumisa y servicial ante su amo como tenía que ser viniendo de una subordinada ante su deidad.

Como aún Helena no había recibido respuesta de su amo decidió que mejor se ponía a hacer más preparativos para el viaje, y viendo que su compañera estaba más que dispuesta a ayudar, la mujer de los cabellos rubios decidió dejar que Alexandra se sintiese útil, cuando vio que los caballos estaban detrás del señor Fye a la espera de nuevas direcciones por parte de sus jinetes.

-Bueno ahora que lo dices Alexandra...- Helena se acercó a uno de los caballos y lo acarició para decirle a su amiga- Puedes llevar estos caballos al barco, así de esta manera los llevaremos con nosotros porque necesitaremos recorrer mucha distancia cuando lleguemos a Grecia.- Helena se separó del caballo de su amo y otra vez se puso frente a este para esperar futuras instrucciones del mismo. La verdad era que la mujer estaba buscando la manera de que él se decidiera a mostrarle su poder, a darle una prueba de que todo eso que estaba haciendo tenía sentido, pues no aceptaba el tener que dar parte de su vida a alguien que no parecía estar interesado en cumplir el fin para el que había sido enviado a la tierra.

-Y bien señor Fye... Desea algo más?

El sol aun brillaba en el firmamento azulado que cubria todo por encima de las cabezas de los seres humanos y la mayor parte de la creacion de los dioses en aquel momento y el olor salino de los mares mezclados con cumulos de blanca arena eran trasportados por las calidas brisas playeras que rosaban el rostro de Paolo que por fin podia ver al frente suyo, de Alexandra y Fye el puerto y en él a Helena. No dijo una sola palabras olamente se bajo de su caballo y escuchaba los que decia la joven, sin esperar otra instruccion subio su corcel al navio y llevo con sigo la mayoria de loas objetos que llebaban para el viaje.

Estando en el barco, solo podia contemplat el cristalino mar que parecia infinito y la luz dorada del sol que reposaba sobre aquellas agua frias y profundas que eran territorio de poseidon. Un suspiro fue lo unico que salio de lso labios de Paolo quien en unos minutos al girar su rostro observo a Helena hacciendo lo mismo que el... era encantadora la vista y mas ocn aquella muchacha de cabellos dorados en la superficie del barco. Sin pensarlo dos veces, Paolo con siguilo se deslizo por las espaldas de Helena y paso sus manos al rededor de la cintura de la misma; aquello parecia una trillada y patetica escena de una puesta en escena.

Este paisaje es maravilloso ¿no lo crees?... por cierto pude llegar a pensar por un momento en que serias capaz de decirle al Señor lo que sucedio pero veo que sabes recibir ordeje, jumjumjum, una risa casi insonora pertirbo las palabras del joven quien luego prosiguio normalmente. Creo que este es un buen lugar para dar un salto hacia el mar y ser arrastrado por el mismo si desepcionases al señor Fye jajajaja, aunque me gustaria ver eso jajajaja, nuevamente una risa pero algo mas sonora.

No se podia saber si Paolo se burlaba, regañaba o simplemente intentaba cortejar a aquella joven que sabia muy bien tenia un caracter algo fuerte, pero no le importaba, seguia alli, a un lado del barco, detras de ella mientras soplaba el calido y salino viento y la luz del sol golpeaba su cuerpo suabemente haciendo reflejar sombras sobre las agua y una pequeña parte del barco.

La amazona de Abel dejó de repasar sus pensamientos, puesto que algo putrefacto parecido a una mariposa muerta, llegó a sus imágenes mentales, haciendo que la joven abandonase las mismas de manera inmediata, como si tuviese en sus manos una tarántula enorme que amenazaba con inyectarle su ponzoña de la manera más violenta posible. Esta sensación tan horrible acompañada de tal imagen mental, fue provocada por la cercanía de Paolo, quien ya estaba nuevamente diciéndole sus imprudencias, haciendo que ella se molestase cada vez más. Es que ya era suficiente de tantas tonterías por parte de aquel guerrero sin armadura, y no importaba cuán bueno había sido su gesto en el momento del accidente; Paolo sencillamente estaba tentándola a darle una paliza sin no se comportaba como un ser humano medianamente normal.

-Paolo no estés tentando tu suerte. Sigue así y me aseguraré de azotar tu cabeza contra el piso del templo de la corona hasta que mueras- Dijo Helena mientras elevaba violentamente su cosmos y miraba hacia donde estaba su compañera, quien al parecer ya tenìa su armadura. -Mira! Alexandra ya tuvo su armadura... Creo que te has quedado atrás... ¿No quieres lanzarte tù al mar por haber decepcionado a tu señor?

Helena se safó del abrazo de su compañero y se dirigiò hacia donde estaba Alexandra, pero la presencia de su amo hizo que se detuviese de pronto y contemplase la escena de lejos. La amazona de Abel sentía que sus entrañas reventasen de iras, pues la envidia y los celos hacían que la mujer de los cabellos rubios se molestara de manera irremediable; francamente la amazona de la armadura de Júpiter, no entendía cómo Alexandra llamaba tanto la atención de su amo, cuando ella había logrado incluso más cosas que ella.

-Felicitaciones mi querida compañera- Dijo la chica de los cabellos rubios mientras caminaba otra vez hacia Alexandra, aprovechando que su amo estaba ahora con Paolo- Tu armadura es de lo más linda, tengo que admitir que no esperaba que fuese tan hermosa- Helena elevó su cosmos y una vez estando cerca de la otra amazona siguiò diciendo:

-Creo yo que lo mejor es que empecemos ya con tu entrenamiento... No quiero que llegues al templo de la corona sin tener una sola tècnica- La amazona se alejò de la portadora de la armadura de Venus e hizo aparecer una esfera de cosmos blanco en su mano.

-Espero te defiendas bien, porque tengo un ataque que deseo probar y no quiero lastimar esa linda cara... ¡Vamos Alexandra! ¡Defiéndete y queda bien ante tu señor!- Helena lanzó la espera de cosmos blanco contra su compañera y esperó la reacciòn de la misma. Esa era la excusa perfecta para pelear con ella y dar rienda suelta a su ira.

La mujer de los cabellos rubios había visto que su compañera no era la misma chica temerosa que pensaba que no podía hacer nada para defender a su señor. Desde que había obtenido su armadura Alexandra empezó a mostrar un carácter un poco más fuerte, y Helena estaba segura que si no seguía avanzando con sus técnicas y su entrenamiento como amazona, iba a quedarse atrás, y algo como eso, no estaba permitido para ella. No cuando su padre le había enseñado la importancia de superarse y de seguir adelante.

Como Helena aún no había determinado bien la manera en la que su ataque nuevo iba a manifestarse, la existencia de una bola blanca fue lo único que había nacido en su cabeza como idea para efectuar su ofensiva; sin embargo la rubia tenía claro que era importante que de una vez decidiese la forma que iba a tomar la nueva manifestación de su poder. Y fue así que recordando a su padre y la forma en al que siempre la había protegido, la amazona de la armadura de Júpiter decidió usar una vez más la manipulación de las almas. Ya tenía a su padre como un valiente defensor, pero considerando que era un excelente guerrero , además del hecho de lo orgulloso que portaba su uniforme de batallas; Helena decidió que ahora su padre pelearía también a su lado, haciendo que al fin la imagen de defensor fuese reemplazada por la de un fuerte soldado que pelearía hombro con hombro al lado de su hija.

-Interesante espiral de corazones... Tengo que admitir que admitir que esperaba menos de tí, por la forma en la que antes te has mostrado, pero ahora comprendo que ese era tu truco como guerrera. Jamás debí confiarme de esa faceta tuya.- Helena puso la mano derecha en su cadera y sonriendo con una pizca de ironía siguió con su diálogo- Ciertamente no tengo que confiarme de una cara bonita, ya que como tú... Llegan a sorprender en el momento menos esperado.

Helena retrocedió unos pasos más y elevó su cosmos para dar paso al figura de un hombre traslúcido de color azul, que poco a poco fue materializándose hasta hacerse igual de sólido que los seres humanos. Helena había llamado a su padre, quien una vez más se presentaba para la batalla usando su uniforma de soldado, con la única diferencia de que el sello de Roma había sido reemplazado por el de la corona, ya que su hija servía a la deidad de ese templo.

-Alexandra, te presento a mi padre. Espero se hagan buenos amigos, porque durante la batalla lo veras siempre peleando junto a mí.- La mujer de los cabellos rubios dijo esto y de la mano de su padre salió una gran cantidad de raíces negras que se dirigieron a su compañera. Helena sabía que si Lin no se defendía de aquel ataque probablemente podría salir muy lastimada, pero como su fin era exactamente ese, Helena decidió poner de su parte para distraer a su compañera y tomando su arco de jade, la amazona tensó la cueda del mismo y lanzó dos flechas en dirección a su amiga. Definitivamente la amazona de Júpiter quería ganar ante los ojos de su señor.

La brisa salina rosaba los labios blancos del joven guerrero de Abel y movía sus cabellos a antojo propia mientras éste estaba intentando provocar a Helena sin embargo, los actos de Paolo no parecían solo provocar la ira de Helena y eso era precisamente lo que el mercuriano quería lograr... quería ver a una Helena descontrolada, salvaje, iracunda, quería llevarla a los más bajos comportamientos humanos, que perdiese la razón y se dejara guiar por aquel instinto animal que desde la creación del ser humano por los dioses había sido parte de cada uno de ellos y los guerreros al servicio de las divinidades no eran ninguna excepción. De pronto, apareció Helena y Fye, ambos tranquilos, a lo lejos se podía ver como se asomaban en el horizonte las montañas de Grecia, estaban cerca, sin embargo, Paolo no pude dejar de escuchar las palabras de su señor mientras le colocaba una mano en el hombro.

Unos minutos mas tarde se pudo observar claramente para Paolo, los celos que invadía a Helena, cosa que le dio risa, quería burlarse sin embargo se abstuvo en ese instante y solo se coloco al lado de su señor como un espectador mas de aquella lucha de mujeres, a su parecer solamente les hacía falta lodo y atuendos más adecuados. No puedo creer que estas dos mocosas tengan sus armaduras tan pronto y sean capaces de controlar de ese modo su cosmos, sin embargo, todo esto es mi propia culpa, no he entrenado lo suficiente y la última vez que aprecio la armadura de mercurio la deje ir hacia Grecia nuevamente.

El cosmos de Paolo luego de ver los niveles de Helena y Alexandra se fue aumentando, su cosmos era anaranjado, parecían fuertes llamas del sol, y se movían con gran fuerza, parecía la corona solar que siempre protegía a aquel astro rey, así era su cosmos y así era que se quería manifestar aquel joven. Estruendos se escucharon en los cielos y las nueves aun se encontraban blancas, era el cosmos de Paolo que estallaba frenéticamente, sus pupilas se dilataban, el poder anaranjado que irradiaba su cuerpo se convertía en redes casi infinitas de energía, cadenas eléctricas que estallaban una contra otra pero sin dañar nada nia a nadie.

Era impresionante ver el despliego de cosmos de aquel joven que de inmediato elevo aun mas su cosmos y en ese instante apareció la armadura de mercurio nuevamente, se dividió y se poso sobre el cuerpo de Paolo, por completo aquel joven estaba siendo protegido por aquel manto sagrado que lo distinguía como uno de los guerreros al servicio de Abel. Damas, damas, ¿Qué es esta forma tan infantil de comportarse? Pregunto el joven mientras observaba a ambas amazonas, ¿acaso no ven que se comportan como un par de niñitas malcriadas y solo alejaran el afecto de Fye?, definitivamente las mujeres como ustedes solamente sirven para quedarse en la casa haciendo los quehaceres y cuidando a los niños.

Paolo hizo salir de su cuerpo cuatro destellos eléctricos que demarcaron un cuadro y luego de los cielos cayeron igual cantidad de rayos que rápidamente formaron una jaula para encarcelar a las muchachas, la idea de todo aquello era que nadie ni el barco sufriera dañar por el comportamiento y al guerra entre aquellas jóvenes. Paolo
sin pensarlo más volvió a dirigir sus palabra pero esta vez a Fye, mi señor, disculpe que haya tardado tanto en obtener esta armadura y que usted tenga que presenciar esta escena tan lamentable y denigrante, posando una mano en el hombro de Fye, Paolo lo miro fijamente a los ojos, casi perdiéndose en la
mirada de aquel hombre-dios. Definitivamente lo mejor aquí para estar a su entera y total disposición soy yo, fue en ese momento en el cual se le vio a Paolo un brillo diferente en la mirada, era determinación y otras sensación
indescriptible pues aquel hombre era impredecible, luego también dio una
pequeña sonrisa a su señor, disculpe el atrevimiento d tocar su sagrado ser.

¿Acaso ustedes no saben bien que somos guerreros, peones y juguetes del destino?, solamente vivimos para dar la vida pro nuestro dios, nuestro señor, no para intentar herirnos por estupideces o... ¿es que acaso creen que nadie se da cuenta que ustedes aman, adoran e idolatran al señor Fye, a Abel?, se mueres de
“amor” por él y mas que probar sus poderes lo único que hacen es competir por quien se va a quedar con é… pues malcriadas, el no es un objeto, es un dios y si ustedes serán un estorbo para mi señor yo mismo me encargare de que se arrepientan el día en que sus padres siquiera pensaron en acostarse para concebirlas, ¿me entienden?, luego de eso una sonrisa surgió de lo más profundo de Paolo para dibujarse en su rostro.

El cosmos de Paolo se elevo a tal punto que todo el “cuadrilátero” eléctrico brillaba y resonaba de gran forma para luego ser partícipe de la entrada de Paolo a dicho espacio de batalla sin un solo rasguño, estas manifestaciones eléctricas solamente las lastimaran a ustedes dos, a nadie más; Paolo extendió su mano y su cosmos invadió aquella espada antigua que estaba en su posesión y algo parecido a espinas aparecieron en aquella figura que encerraba a los tres guerreros. Acto seguido el joven mercuriano elevo su cosmos y dejo caer seis rayos hacia la jaula pero con dirección especifica hacia las amazonas, a ver si escapan de esto, si tocan las “paredes” también serán electrocutadas créanme. Sin mas que decir, agregar u/o hacer, Paolo observo las acciones de sus compañeras.

La pelea entre Helena y la amazona de venus estaba tomando un giro interesante, ya que si bien era cierto la amazona de Júpiter estaba celosa y por eso había atacado a Helena con el fin de desatar su ira con ella; también su finalidad era el poder tener una igual para competir. En efecto, la mujer rubia quería a la fuerza que Alexandra obtuviese un poder mayor para mostrar, así que aunque el motivo para el inicio de la batalla era pueril y poco consistente, el segundo motivo era más que suficiente para justificar su accionar.

-Excelente...- Helena bajó su arco y miró fijamente a Alexandra para seguir con su diálogo- Definitivamente eres una digna amazona de Abel, y no me equivoqué en suponer que al pelear contigo lograría hacer que mostraras un mayor poder.

Como consecuencia de la distracción por las flechas, el cosmos de Helena se desestabilizó de forma que su padre no pudo seguir con el ataque planeado; sin embargó aún se mantenía presente en el campo de batalla, con lo que podría decirse que la hija del soladado contaba con una ventaja por encima de su compañera, quien aún mostraba un poder bastante débil. Una vez más, la mujer de los cabellos rubios se vio dispuesta a atacar a su compañera, pero el alzamiento de un cosmos más hizo que todos los planes de atacar de la amazona de los cabellos dorados se detuviese por completo. Paolo, quien había demostrado ser tan inútil como papá noel para el día de los muertos, estaba ahí frente a ellas luciendo ahora su armadura blanca; por mucho que a Helena le doliese tenía que admitir que le impresionaba la manera en la que ese hombre podía obtener las cosas bajo presión, y ante este dato, la joven amazona no podía hacer ojos ciegos. Tenía que pelear también con él. Si algo tenía que demostrar era que su poder tenía la facultad de pelear contra los dos y vencer.

-Cielos... Al parecer el estar molestándote tuvo sus efectos.- Dijo Helena mientras miraba a Paolo con una mirada fría y penetrante. Esta vez Helena no estaba mostrando emoción alguna, pues quería que su enemigo no pudiese predecir lo que ella tenía planeado hacer.

-¿Pero qué?- Helena retrocedió unos pasos, pues los barrotes eléctricos de la jaula que estaba formando Paolo una vez más se habían mostrado ante los ojos de Helena sólo que esta vez un poco más fuertes. Varias tonterías dijo aquel portador de la armadura de mercurio acerca de las actitudes que tanto Helena como ella estaban tomando. Muchas estupideces acerca de que las mujeres sólo debieran cuidar niños salieron de la boca de aquel guerrero de pacotilla, y muchas zandeces quedaron sin argumentar en ese campo de batalla. Helena como una guerrera valiente y fuerte comprendía que esas estupideces sólo se respondían a golpes, y que si para ello tenía que usar grandes cantidades de cosmos, así sería de manera irrefutable.

-Paolo. Desde que te conozco siempre has dicho tonterías, pero definitivamente hoy te has llevado el premio.- La amazona de Júpiter elevó su cosmos y el padre de Helena desapareció para reaparecer dentro de la jaula con Helena portando la esfera de luz que brillando tan fuerte como podía, deshizo cada barrote de aquella prisión eléctrica.

-Creo haberte dicho antes que eso no funcionará contra mí, y si quieres que use mi armadura para pelear contra tí, debes demostrarme que estás a mi mismo nivel.- La amazona miró a Alexandra y sentenció- Eso también va para tí amazona de venus, demuéstrame que no estoy hablando por gusto. Deja que vea tu poder..- Al terminar de decir esto, el padre de Helena se dio media vuelta y la abrazó desprendiendo una luz bastante brillante, capaz de enceguecer a cualquiera que se atreviese a mirarla de frente. Una vez más Helena estaba dando paso al segundo efecto de su defensa, efecto que valga la redundancia, era el mejor de todos porque reducía el ataque de su pretencioso enemigo Paolo, absolutamente a la nada. Sin duda Helena no estaba dispuesta a perder, ya que ni bien el ataque de Paolo desapareció, el padre de la cazadora se materializó otra vez y se duplicó. Ahora Helena tenía dos guerreros que se dirigían uno hacia Paolo y otro hacia Alexandra, ambos dando origen otra vez a las raíces secas, que esta ahora tenían algo más... Unas vesículas de color morado que dieron origen a unas flores que se abrieron a medida que se acercaban a su enemigo.

Tercer post para el ataque fuerte: Elemento manipulación de la muerte y almas.

Le viento calido del oceano era slaina como de costumbre y rosaba el rostro de Paolo y tambien sus labios, que relamia una y otra vez mientras se encontraba dentro de aquella "jaula" junto a sus compañeras, sin embrago, sus spalabras eran tomadas como estupideces por parte de aquellos dos muchachas y algunas eran ciertas otras solo eran palabras para provocarlas, pero su objetivo estaba logrado, poder luchar con ellas, esperando que tuviesen como objetivo callarlo de una vez por todas. El cosmos de Helena se elevo bastante, aun mas que hacia unos instantes y de inmediato los barrotes de Paolo y en general aquellas descargas electricas que hiban hacia las jovenes desaparecieron al instante.

Interesante.... aunque era de esperarse de Helena con aquel nivel que tiene, eran susurros al viento que decia aquel joven y en ese preciso intante un gran destello de energia surgio de la pocicion de Helen, Se vio como Alexandra sin mayores complicaciones se defendio y Paolo por su parte creo un muro de corrientes electricas tan juntas y de tal magnitud que bloquearon aquel destello por completo y se quedo observando como aquella criatura asqueante que era la materializacion del padre de Helena se dirigia hacia el y otro hacia Alexandra.

Nuevamente esa cosa aberrante, jajajaja, sabes muy bien que no me ara ningun daño esa abominacion inutil a la que llamas padre y que no dejas descansar entre gritos y lamentos en el Hades. Paolo en verdad detestaba a aquella obominacion, pero le causaba risa que una hija no dejase que su padre descansace o fuese torturado en el mundo de los muertos solo para hacerlo pelear sus batallas. EL cosmos de Paolo se elevo nuevamente y el resonar de los relampagos no se hicieron esperar.

Una onda de electricidad se desprendio del cuerpo de Paolo y cuatro relampagos cayeron desde lso cielos y se colocaron a unos metros de Poaolo rodeandolo y una muralla completa de rayos aparecio de inmedito, la cual repelio de inmediato al "padre" de Helena arrojandolo devuelta a su hija e invocadora mientras las raices eran calcinadas por las corrientes electricas a lo largo i ancho, destruyendolas y buscando su origen. Te lo dije, eso no funcionara con migo y no creoq ue mucho menos con la muñequita que esta por aya, refiriendoce a Alexandra.

El padre de Helena fue aventado hacia donde estaba ella. Con algo de frustración la amazona de Abel ayudó a su pardre a ponerse de pie, y luego de pensar por unos segundos se dio cuenta de que padre necesitaba algo más para poder pelear. Se dio cuenta de que no tenía que mezquinar su cosmos si pensaba cerrarle la boca a aquel caballero recién iniciado; después de todo ella no podía permitirle el lujo de hablarle de esa manera sin que tuviese su merecido. Tenía entendido que su nivel era mucho mejor que el de sus compañeros, por lo que tenía que dejar más que sentada su autoridad y fuerza.

-¿Cosa aberrante? Pero si luce mejor que tú!- Helena hizo un puchero, pues había cambiado otra vez su forma de actuar y ahora tenía que enfrentarse a su compañero sin la pequeña "ayuda" de su parte fría proporcionada por el espíritu de su armadura. - BUeno, si no te gusta ahora no hay remedio, no te gustará más adelante tampoco, y yo de tí no subestimaría a Alexandra. Ella es muy fuerte y será cuestión de tiempo que te cierre la boca o te vuele los dientes.

Helena elevó su cosmos otra vez y su padre se puso de pie nuevamente. Sus ojos se encendieron con una luz dorada y una risa frenética y casi desquiciada salió de sus fauces mientras se agachaba y ponía las manos sobre el suelo del barco para dar paso otra vez a las raíces que ahora nacían del mismo barco y se dirigían hacia Paolo y hacia Alexandra. Todas con aquellas raíces ya tenían sus flores abiertas, las mismas que apuntaban hacia los compañeros de la amazona, y sin esperar mucho dirigieron una rayo blanco hacia los mismos. La verdad era que la amazona de Júpiter, estaba probando técnicas. Lo de las raíces muertas, increíblemente fuertes le iba bien, pero lo que seguía de ahí no la terminaba de convencer para nada.

-Paolo dime la verdad... ¿Te parece que un rayo queda para aniquilar a un estorbo o mejor otra cosa? Ya que tú lo ves desde ese plano pensé que sería bueno preguntártelo.- Helena terminó de decir esto y su padre se movió con rapidez para aparecer detrás de Paolo y tratar de golpearlo con su fuerte puño derecho el cual brillaba emitiendo una luz bastante intensa. A Alexadra no pretendía atacarla de esa manera, puesto que consideraba injusto que ella mandase a su padre a dos sitios, cuando éste apenas si podía acostumbrarse a estar de nuevo entre los vivos peleando como un zombie para que su hija ganase puntos con su deidad, pero más que todo quería dejar sentado de una vez por todas que ella tenía el derecho de obtener el logro máximo de todos los caballeros del señor de la corona. Quería obtener la armadura del sol.

Cuarto post del ataque fuerte elemento: Manipulación de la vida y almas

Helena estaba esperando la respuesta de sus dos compañeros, puesto que quería probar una vez más otra especie de enfoque en relaicion a su técnica para el ataque que iba a obtener. Si bien era cierto, el uso de las raíces secas y las flores luminosas con rayos era bastante llamativo, con el paso del tiempo el mismo empezó a parecerle poco interesante y bastante pasado de época; pues bien sabía que esas cosas ya no causaban miedo ni estremecimiento en el enemigo. Con algo de impaciencia, la joven observó como el ataque de su padre era neutralizado, por las defensas tanto de Paolo, como de Alexandra, sin que ella pudiese hacer algo para rectificar.

-¿Música? No sé por qué no me sorprende que esa sea tu ofensiva.- Dijo Helena mientras aplicaba otra vez su defensa y una vez más el abrazo del padre de la amazona, la protegió para que no sufiese daños por el efecto de la técnica de Alexandra. Aunque Helena siempre había pensado que lo mejor que podía hacer un guerrero era sentir en carne propia el ataque de un enemigo para poder comprobar sus efectos y encontra su punto débil; ese día la amazona de los cabellos dorados decidió mostrarse más poderosa frente a su amo, a quien ya había desafiado y de quien había recibido una advertencia bastante clara en relación a su comportamiento. Tal y como se da el fin de las historias, el ataque de la portadora de la armadura de venus, fue neutralizado con tada tranquilidad por la rubia, y en sólo cuestión de segundos la amazona de Júpiter ya tenía las posibilidades de atacar otra vez.

-Y así vemos el final de una débil melodía- Dio Helena mientras elevaba su cosmos una vez más y pensaba en la manera de hacer un ataque que valga la pena ver.- El que use a mi padre está muy bien para pelear, pero creo que no debe estar solo, ya tengo el ataque perfecto gracias a tí mi querida compañera.- A lo que Helena terminó de decir esto, su padre empezó a reír de manera frenética una vez más y las raíces secas empezaron a brotar debajo del suelo para dirigirse hacia la mujer de ojos azules; una vez hecho esto, una sombra negra apareció detrás del cuerpo del guerrero invocado por la mujer de júpiter y cuando el mismo señaló hacia donde estaba Alexandra la sombra con forma de un perro muy grande salió disparada contra la joven con el fin de poder lastimarla, herirla, maltratarla, todo con el fin de derrotarla en cuestión de segundos.

-Vamos... Esta vez debe quedar bien.- Helena contuvo su respiración y miró con atención los movimientos de Lin, quería vel miedo en sus ojos, o por lo menos la preocupación, quería que esa energía negativa saliera del alma de la chica y le diera el gusto que estaba buscando, e iba a lograrlo fuera como fuera, porque ella planeaba hacer todo por su amo el señor Fye.

Quinrto post del ataque fuerte elemento manipulación de la meurte y almas

Helena tenía más que planeado seguir peleando y demostrar cúanto había aumentado su poder y cómo había podido al fin completar su técnica. NO importaba cuánto tuviese que pelear contra sus copañeros para dejar en claro su rango, definitivamente la amazona de Júpiter planeaba imponerse a toda cosa por sobre sus compañeros; como consecuencia de ese objetivo fijo, la chica de los cabellos rubios planeaba pelear otra y lanzar un ataque certero contra sus contrincantes, hasta que ellos se rindiesen.

-Muy bien, ya estoy harta de tantas tonterías y no planeo soportar más esas cosas. Paolo te cerraré la boca y a tí Alexandra...- Helena se quedó en silencio un rato pues no sabía bien qué motivo poner para su pelea contra ella, sin que su amo supiese la verdad- A tí solo te atacaré y ya.- Terminó de decir la amazona y elevó su cosmos con fuerza nuevamente; sin embargo algo inesperado pasó.

-¿Qué?- Helena no pudo evitar mostrar su frustración en su rostro. Fye había dicho que se detuvieran, porque ya habían llegado y eso le molestaba a la amazona, pues el saber que no podía seguir haciendo lo que estaba haciendo porque su amo lo ordenaba, estaba causando en su parte guerrera un colpaso enorme. No había dudas de que las batallas que ella tenía siempre las iba a ganar Fye aunque no fuese contra él que estuviese peleando.

-No me gusta para nada el tener que detenerme... Pero bueno ya no podemos hacer nada.- Dijo Helena en voz baja mientras bajaba su cosmos a cero y salía del barco para empezar a seguir a su deidad.