[Corsica] Puerto Norte

El día era templado y algo nublado por fortuna para la espartana y sus acompañantes que cabalgaron a todo galope con pocos descansos únicamente para comer y beber, tanto ellos como los caballos. Aún a pesar del clima, el sudor escurría por sus frentes e incluso el pelaje de sus monturas se humedecía, por lo que el fresco del sereno les resultó revitalizante y gratificante.

Continuaron su carrera aún de noche, alumbrados por las estrellas y la luna nada más, confiando en los instintos de los caballos para elegir el camino más seguro y menos sinuoso, pero tuvieron que bajar la velocidad porque poco veían de lo que había delante de ellos.

Los primeros albores comenzaban a colorear de naranja el cielo del horizonte cuando al fin llegaron al puerto. Se dirigieron directo a los muelles donde se encontraron con un esclavo rubio que vestía igual que Yolai y los esperaba con los pasajes y un nuevo equipaje para su viaje a Galia, sería quien cubriera la ausencia del otro guerrero que había zarpado horas antes para prepararles el camino.

La compañía tomó un frugal desayuno en el puerto y luego abordaron el navío que los llevaría a Gallia, mientras era el momento de zarpar, los hombres se acomodaron en su camarote a descansar, Sacmis se marchó a su propio camarote y se refrescó y lavó el cuerpo, había sido una ardua cabalgata, no sabía que buscaba, ni cuanto tiempo tenía para hallarlo, pero sabía que debía hacerlo pronto.

La joven patricia se vistió con un hermoso vestido en tonos claros de jade, con algunas joyas de oro, se ató el cabello en un moño alto para estar más fresca, a causa de la humedad, los mechones que caían por sus hombros se le rizaban un poco.

Spoiler:

Luego se recostó un rato en la sencilla amaca para descansar. Justo cuando el barco zarpaba, la joven espartana se quedó dormida y tuvo un extraño sueño de flamas negras y rojas que se enfrentaban y enroscaban, convirtiéndose en una vorágine que devastaba todo a su paso y luego simplemente desaparecía, como si nada hubiera ocurrido. Soñó también con un grifo frente a ella que se lanzaba como si quisiera apresarla, pero al último momento se elevaba y la cubría con las alas dejándola cubierta con un extraño resplandor metálico, veía caras que no conocía, pero que le resultaban familiares, como si las hubiese conocido desde siempre, presencias de todas clases, colores y matices que le daban la bienvenida con hipocresía y luego una completa oscuridad apabullante que la envolvía y desvanecía el suelo bajo sus pies, dejándole esa sensación de una larga caída que terminó por despertarla sobresaltada.