Carroza [Roma - Vallis Mellitus]

por Sophia Miér Ago 04, 2010 10:26 pm

Subió a la carroza cubriéndose con las pieles que le habían traído para el viaje. Esperó a Fye en el frío mirando hacia el cielo las constelaciones. Cada vez que miraba las estrellas se sentía completa. Era una sensación tan cálida que inundaba su pecho que podría haberse pasado toda la noche mirándolas. El sonido de los grillos se escuchaba alrededor de la villa, aquellas pequeñas criaturas nocturnas que adornaban la soledad de la oscuridad con su hermosa sinfonía. Era en momentos como ese que sentía aquellos brazos protectos cubriendola, cada vez que miraba las estrellas brillando, veía su sonrisa y aquellos grandes ojos verdes que cuidaban sobre ella.

Por favor… ayúdame… hoy me siento bastante débil…

Miraba el cielo… ¿Hablaba con dios? No…Hablaba con su madre…como lo hacía cada vez que se sentía triste, pues aunque no se sabía… nadie lo sabía… ella era cristiana. Había leído sobre aquel gran hombre llamado Cristo y sus enseñanzas e intentaba ponerlas en práctica en la vida… y cuando se sentía agobiada por todo, solo juntaba sus manos y le hablaba a su madre, siguiendo la creencia que había vida más alla de la muerte, tal como en las escrituras se describía. Más aquello era un secreto que sólo ella sabía y guardaba. No se veía bien…

¿Así siempre será mi vida? … respóndeme…

Estaba tan agobiada por todo. Tener que ser perfecta para Fye y ser una figura materna para Gelum. Había perdido tantos años de su juventud teniendo que pretender ser un adulto, encerrada en aquella cárcel de cristal sin que pudiera salir a ver el mundo, todo por nacer como una mujer. Si de ella hubiese dependido habría tomado el corcel más veloz y habría cabalgado sola a Roma, se hubiese unido a la guerra y habría sufrido junto a los soldados todas las penas del infierno en el campo de batalla… pero con los años ese espíritu de lucha interno se había ido apagando, consumiendo por la soledad. Se sentía como la sombra de lo que había sido alguna vez… muy pocas veces reía o sonreía de verdad, aunque realmente deseaba hacerlo. Realmente deseaba ser feliz y al mismo tiempo un motivo de orgullo para sus hermanos y sobre todo... para su madre.

Nunca quise ser la persona que vez… pero eso se escogió desde el día en que nací.. y aun no se quien soy realmente. Pero te agradezco… perdóname… desearía ser más…

Le hubiese gustado apagar ese deseo de ver el mundo, de viajar, de amar… de proteger. Le hubiese gustado ser tan fría como Lydia, un perfecto ejemplo de dama…o ser como Samantha... pero cada vez que los ojos no caían sobre ella se perdía en los valles entre los campesinos jugando en vez de preocuparse de cosas que una dama debía hacer, como aprender a complacer a un hombre mediante el uso de todas las virtudes de una verdadera mujer Romana. Quería con tanto fervor que Fye se sintiera honrado de tenerla como hermana, de traer con su actuar honra a su familia… pero días como ese… le hubiese gustado simplemente darse por vencida y huir… seguir el camino… seguirlo hasta que se acabara y nunca mirar atrás.

Siempre todas las luces brillan sobre mí… y me siento tan intimidada por todo ello…

Estaba sola nuevamente. Estaba cubierta en joyas y finas telas, pero aun se sentía desnuda. Estaría junto al resto de su familia y se sentía indigna de ello. ¿Cómo mirar al resto a los ojos pretendiendo ser de tan alta estirpe sin realmente sentirlo? ¿Acaso Vergilius la miraría como el resto encontrándola indigna de él? Sus manos temblaban del nerviosismo… quería complacerlos a todos. Pero simplemente no podía hacerlo… siempre sentía que los decepcionaba. Ese mismo día se había comportado como una campesina y le había mentido a Fye al respecto. ¿Cómo hacerlo sentir orgulloso si siempre actuaba así a sus espaldas?

Nunca quise ser la persona que ves… pero gracias.

Cubrió su rostro entre sus manos respirando profundo, intentando encontrar en su alma una respuesta para todo ello. Sentía un intenso dolor en su pecho… dudas y dudas que no podía resolver y todo esa angustia nunca desaparecía. La habían encerrado en un mundo donde algo se esperaba de ella y no estaba segura de que estaba a la altura de ser la mitad de la mujer que alguna vez había sido su madre. Cada vez que miraba a sus hermanos, sabía que ellos pensaban que se parecía a su madre… pero eso para ella era un motivo más para pensar que no valía ni la mitad de lo que su madre había sido, aquella distinguida y hermosa dama que hacía que una habitación completa se detuviera para observar su sonrisa. Sabía que ella no era eso… y cargaba con ello en sus hombros día a día…

¿Estas decepcionada u orgullosa? …he hecho todo… todo…
Por favor… ayúdame…

Respiró profundo, intentando encontrar la voz de su madre en su mente… más no estaba. Estaba sola... siempre lo había estado. Ni si quiera Vergilius se había quedado lo suficiente con ella y era probable que se volviera a ir prontamente. Estaba sola.

Escuchó pasos a lo lejos. Fye ya venía. Dibujo una sonrisa en su rostro… y espero que llegara su hermano. Debía sonreir pues era lo unico que podía ofrecerle.

por Fye Miér Ago 04, 2010 11:12 pm

Me sentia bastante apenado por la situacion de antes con mi hermana, para nada me gustaba discutir con ella, al igual que ser tan estricto, la vida habia hecho que tuviera que ser asi, que tenia que protegerla del exterior, aunque a veces pudiera dañarla, pero no podia soportar la idea de verla sufrir por la crueldad del mundo, pero a veces pensaba.. si de verdad le estaba ayudando, o al contrario estaba siendo un obstaculo para mi hermana Sophia...

Me acerque al pomo de la puerta para salir donde estab el carruaje, pero antes de tocarlo y abrirla escuche la dulce voz de Sophia que con una melancolia que me llevo al alma.. No pude abrir la puerta al esucharla, nunca la habia escuchado tan triste, tan apenada.. se sentia mal consigo mismo, se sentia limitada, queria vivir... y yo sabia todo eso.. baje la mano y me sente de espaldas a la puerta lentamente escuchando las plegarias de Sophia...

Perdoname...

Fue lo unico que salio de mi voz casi surrando... nunca mostraba cariño delante de ella, nunca le dejaba estar en libertad, ni tampoco vivir una vida en Roma, la mera idea de que estuviera con otro hombre me atormentaba, queria que siempre estuviera conmigo, por que.. me recordaba a nuestra madre... pero no era asi.. ella era Sophia, y se esforzaba mucho por hacerse notar...

Siempre la cuide esperando que algun dia fuera como su madre, pero lo que consegui fue hacerle mas daño, ella me regalaba sus sonrisas y yo cuando no me miraba sonreia, ni le daba momentos de felicidad en casa, me odiaba por ser asi... por no tratarla como ella se merecia, solo por mirar por la familia y por su reputacion, no por lo que Sophia de verdad deseaba...

Ayuda es lo que ella pedia y mi cabeza se hecho hacia atras apoyandose en aquella puerta, me prometi buscar la felicidad de mi hermana, y luchar por ella, intentaria.. sin cambiar mucho mi forma de ser... darle un momento de respiro, por mi hermana, por Sophia, por mi mayor tesoro junto a Gelum.

Me levante y fue entonces cuando mis pasos al salir de la puerta fueron escuchados por ella que estaba esperandome frente a la carreta, ella me sonreia y fue en ese instante de angustia interna sabiendo por lo que pasaba que le mostre una sonrisa que no le mostraba hace años, no importaba cuanto nos pelearamos, no importaba nuestro dolor, yo la queria como hermana... y deseaba verla sonreir, pero de corazon... eso le daria ahora...

Lamento la espera Sophia...pero antes de venir queria tener claro lo que iba a decirte..

Me acerque a ella y tome sus manos como nunca antes lo habia hecho, entre nosotros aun ser hermanos no habia mucho contacto fisico, mis dedos acariciaban los suyos, mi miraba brillante se posaba en la de ella, sabia lo que habia dentro de esa mirada, habia tristeza , habia muchas cosas que querian salir queria ser libre.. pero sobre todo queria ser Sophia... ella misma, y no la sustituta de nadie...

Estoy... muy orgulloso de ti.. de como eres.. no solo de la gran dama que te esfuerzas por ser dia a dia, sino tambien estoy orgulloso de todo lo que tienes dentro de tu corazon... de tus ideales, de tus ganas de ayudar a los debiles, de tus ganas de conocer el mundo... siempre... podras contar conmigo para todo... solo quiero que sepas.. que ante todo.. soy tu hermano y te ayudare en tu camino cuanto pueda....

Me gire rapidamente y acaricie de nuevo mis cabellos, despues de tantos años mostrarle algo de cariño me era muy dificil, sabia que delante de los demas no podia mostrarme debil, por que seriamos objetivo de los demas, pero ahora frente a ella y a solas, era mi hermana.. a la cual queria.. Aun no solte una de sus manos y gire mi cabeza mirandola... una vez mas

Vamos al carruaje.. tenemos una noche para nosotros.. y mañana te ensañare todas las grandezas de Roma.. asi que... Sophia... sonrie... sonrie de corazon, con eso me basta, me basta saber que estas bien. Despues.. trata de vivir la vida que tu creas conveniente...

En ningun momento dije nada que pudiera sospechar que le escuche, sobre todo por que ella no sabia que estaba alli, por eso le extrañaria todo aquello, pero no me importaba... si podia ver su sonrisa y quitar la tristeza de su cuerpo que como hermano tenia la obligacion...

por Sophia Miér Ago 04, 2010 11:41 pm

Cuando Fye entró tomó sus manos, algo que le extrañó de sobremanera… hacía muchísimo tiempo que no le sonreía ni le mostraba contacto físico… para ser exactos… desde el día en que perdió su ojo por su culpa, Fye ya no era el mismo hermano amoroso con ella. Y ella sabía que se lo merecía. Por su culpa había iniciado una pelea con Vergilius… y ella… estaba en medio de ello, del amor de su hermano, y el amor de su primo.

- Fye… - sorprendida… su voz se quebró. Sus manos se sentían temblorosas. Su respiración se puso un tanto alterada. Algo le sucedía a Fye que normalmente no era de esa forma con nadie. – Fye no tienes que… de verdad…

Más escuchó las palabras de su hermano mayor. La forma en que éste se expresaba era tan inesperada para Sophia que no sabía como reaccionar. Estaba acostumbrada al Fye frío y distante, aquel que debía mostrarse como una roca en frente del resto para proteger a su familia y traerle gloria. Tanto era así… que nunca había ido al frente de batalla, cuando Fye era tan inteligente y hábil en la espada como cualquier general. Siempre se había quedado con ella, manteniendo entre ambos una distancia de hielo que cada vez más los separaba.

- Fye… sólo quiero complacerte mostrando todas las virtudes que una dama Romana debe mostrar: dignidad, tenacidad, templanza, prudencia y sumisión… de verdad que sólo deseo traer honor a esta familia y a ti…

Apoyó su mejilla contra el hombro de su hermano mientras el carruaje comenzaba a moverse entre la oscuridad con una escolta de 3 hombres armados atrás y 3 hombres armados adelante. Esa era la costumbre para ellos que pertenecían a la familia imperial. El carro se movía con rapidez… mientras ella seguía con sus dedos enlazados a los de Fye y se acurrucaba a su lado, sintiéndose feliz. Su hermano la hacía feliz… como si se completaran desde el comienzo del tiempo, como si alguna vez ambos hubiesen sido solo uno. Sabía que era un pensamiento extraño, y Sophia de ninguna forma podría haber sabido que sus almas eran mellizas… que habían nacido como deidades de la misma madre y el mismo padre… pero en ese instante en el cual no vislumbraba su labor en la tierra ni el motivo de estar ahí… se sentía en paz junto a Fye.

- Perdona por faltarte el respeto durante la comida. Como le dije a Gelum hoy… la mera idea de que una caza fortunas se aproveche de tu nobleza y buen corazón me angustia… querido Fye. – Acariciaba su mano con la punta de sus yemas. – La verdad… es que despreciaría a cualquier mujer que posara sus ojos en ti. Supongo que sigo siendo una niña celosa… - Sonrió para luego reír sin alzar su tono, un leve risa que apenas era perceptible.

por Fye Jue Ago 05, 2010 8:30 pm

El carruaje comenzo su avance, pero antes habia notado en Sophia la extrañeza de mi accion, era lo mas normal que sus manos temblaran de desconcierto, desde mi pelea con Vergilius en su presencia, yo habia cambiado mucho, y sin darme cuenta habia dañado a mi hermana, por supuesto seguia en mis treces de no aceptar a aquel sujeto en mi familia, pero entendia que tambien habia encerrado en exceso a mi hermana..

Habia piedras y otros estorbos por el camino que hacian del viaje algo movido, pero no lo notaba, ya que ahora solo queria concentrarme en tener unos momentos con mi hermana los cuales no habia tenido hace años..

Con solo tu presencia.. ya haces honor a la familia.. eres un regalo para la familia de Roma, y estoy orgulloso solo por tenerte como hermana... Se que te esfuerzas mucho, pero tambien quiero verte disfrutar...

Los caballos que teniamos delante y detras resoplaban por que la velocidad de la carreta era alta, no duraria estos momentos de paz para nosotros, asi que al menos, lo disfrutaria ahora, sentia sus yemas tocar mi mano y yo con mi mano acariciaba sus pelirrojos cabellos mientras aspiraba su aroma tan dulce...

Te comprendo hermana... y no tienes por que disculparte, yo mismo actue de mala manera cuando te vi con otro hombre... y nunca te pedi perdon. Lo siento por actuar de esa manera, ya ves hasta donde me llevo aquella pelea..

Dije tocando el parche de mi ojo que dia tras dia dolia, que no dejaba de hacerlo y me hacia recordar mi pasado, lo que marcaba mi presente, y lo que podia ser decisivo para nuestro futuro. Escucha su risa tras decir que era una celosa y yo solo pude sonreirle, y acercar mi mejilla a la suya, el tiempo pasaba rapido y ya se podia ver Roma...

Espero que disfrutes de este dia...

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