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Camino [Palacio del Cesar <====> Villa del Casale]
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Camino [Palacio del Cesar <====> Villa del Casale]
Día 1
Había salido del Palacio, aún el cielo oscuro pero ya un tanto azulado, daba las primeras señas de que pronto se acercaba el amanecer y la luz del sol cubriría el vasto cielo.
La caminata sería larga y era mejor comenzarla de una vez, orillándome por todo el camino, dejando que los carruajes y caballos en sí siguieran sin problemas aquel largo trecho que conducía al Palacio con el resto de la civilización, daba mis pasos uno tras el otro, de manera firme y segura; la temperatura estaba baja por lo que aún se sentía un poco de frío, el paisaje aún en medio de aquella oscuridad se mostraba tranquilo, algunos sonidos de la noche que comenzaban a menguar dando entrada a los sonidos propios del día, continué caminando siempre con la vista al frente, de cierta manera mirar hacia adelante, aquellos árboles y entre ellos el sol naciente me hacía recordar las tantas veces que dormí en la intemperie en territorio Africano.
Nunca había hecho el recorrido de Palacio a la Villa de Máximo, pero era fácil de suponer que seguir el final del camino, y solicitar una que otra indicación sería lo apropiado para llegar a mi lugar de destino, mientras caminaba organizaba un plan y estrategia a seguir, lo más sensato es escabullirme dentro de aquella propiedad, posiblemente Máximo habría dado indicaciones precisas de no dejarme entrar en el mejor de los casos, en el peor sería asesinarme ahí mismo y lanzar mi cuerpo a los perros callejeros. Ensimismada en mis pensamientos no había notado la claridad del cielo, me detuve y miré hacia atrás y ya el Palacio se divisaba bastante lejos, retomé la marcha, desde lejos se podían escuchar los caballos que llevaban los carruajes de sus amos, un nuevo día, para los romanos y para mí, volvía a sumergirme en mis pensamientos, sabía que al llegar a la Villa del Casale, debía evitar encontrarme con alguno de los capataces, debía recuperar mis cosas, sacar algo de ropa y especialmente debía entrar a la habitación de Máximo, allí posiblemente podría encontrar lo que estaba buscando.
………………………
No sabía cuánto tiempo con exactitud había caminado, pero ya el sol se encontraba resplandeciendo el azul de los cielos, éste se mostraba completamente despejado, solo se divisaban árboles a ambos lados del camino, extensos terrenos de llanura e intensos prados verdes con grandes montículos de paja, me detuve a descansar, el sudor se marcaba por todo mi cuerpo y rostro, ya era momento de reponer un poco de fuerzas. Tomé la cantimplora que pude sacarle a uno de los soldados que custodiaban la entrada a palacio sin que él se diera cuenta; la destapé y comencé a beber de ella, sorbo tras sorbo recorrían mi garganta, la temperatura era cálida mas no abrazadora, era temprano en la mañana, el sol calentaba pero no tanto para determinar que era justo medio día.
El descanso duró poco, me levanté emprendiendo nuevamente mi marcha por aquel largo camino, los minutos pasaron y a lo lejos pude divisar un pequeño puente, debajo de él un arroyo, apresuré el paso deseaba tocar esa agua con mis pies, rápidamente descendí por la pequeña ladera y sacándome las sandalias introduje mis piernas en la fresca agua, las piedras me ayudaban como masajeadoras, me entretuve unos instantes en aquel arroyo, llené la cantimplora de agua y salí de allí, me calcé nuevamente y retomé la marcha por el puente, en ese momento el sonido de caballos acercarse se escuchaba con nitidez, los cascos golpeaban con fuerza la tierra, se detuvieron justo detrás de mi.
- Vereniceeeeeee!!!
Me volteé sorprendida, dado que nadie en aquellos rumbos me conocía (bueno eso asumía yo), al girar noté que era el galeno que semana tras semana visitaba la Villa del Casale para el control de enfermedades entre los miembros de la servidumbre que tenían “derecho” a ello, sólo un gasto más que se daba el lujo de realizar el Senador, para que él y ninguna de sus hermanas fuese contagiado de algo como bien decía él “extraño”. Él me dedicaba una calurosa sonrisa, simplemente asentí con la cabeza su muestra de cortesía, él no sabía que hablaba su propia lengua, pero él parecía no importarle si le entendía o no, comenzó a hablar: - Verenice qué haces fuera de la villa, acaso te escapaste? Levanté una de mis cejas y lo miré un tanto sorprendida por sus declaraciones, sólo pensaba: - ¿Escaparme?... Y estaría vagando por las calles y caminos donde podrían fácilmente localizarme. Lo seguí mirando, parecía que tenía deseos de seguir con su monólogo y así fue: - Si tuviera más dinero te compraría, sé que el Senador Máximo no se negaría de venderme una mujer como tú! Ya sabía sus intenciones ocultas, todos los conocidos de Máximo siempre salían con premisas de ese estilo, me giré retomando la marcha, no sabía ni porque me había molestado en escucharlo si quiera un poco; la carreta reiniciaba también su marcha pero esta vez al paso mío, el galeno seguía haciendo alarde de sus intensiones, de pronto dijo algo interesante y beneficioso para mí: - Si quieres súbete voy para la Villa a hacer mis labores cotidianas. Me detuve en el momento en que él detenía su transporte y me brindaba la mano para montarme, ya había entendido pero sería mejor seguir haciéndome pasar por la esclava que no podía comunicarse con nadie. Sin reparos me subí a su carretilla que él mismo conducía, esto me ahorraría mucho tiempo de caminata y podía usarlo en mi investigación. El médico seguía hablándome, riendo mientras a buen trote avanzábamos sin problema, me decía en varias ocasiones: - Sé nota que eres una mujer fuerte, cómo se encontraran las heridas de tu espalda?
Cómo me hacía la desentendida no me molestaba en responder, pasaba de aquella conversación, mis pensamientos se enfocaban ahora en la manera de usar la presencia de aquel médico dentro de la Villa, sabía bien que cuando él llegaba la mitad de la servidumbre se reunían en un salón para el examen, la otra mitad estaría regada por toda la propiedad cubriendo las labores de los ausentes, esto me daría tiempo y me facilitaría las cosas de escabullirme dentro del cuarto y despacho de Máximo.
Volví a perder el sentido del tiempo, ahora el galeno reía, lo miré un poco desconcertada dado que no sabía qué era lo que sucedía, nuevamente pasaba de él y de sus acciones, llevé mi vista al horizonte y ya comenzaban a divisarse los techos de las grandes propiedades, sospeché que no faltaba mucho para llegar, mientras el trote del caballo se hacía un poco más apresurado, sabía que no podía entrar por la misma entrada que el galeno, eso me traería problemas, él todavía no estaba enterado de que ya no pertenecía a la Casa del Casale, ahora era parte de la Casa Imperial.
El tiempo no se hizo esperar y ya comenzábamos a acercarnos a la Villa del Senador Máximo, llevé mi mano a las riendas del caballo indicándole al médico que se detuviera, me bajé de la carretilla e inclinando mi cuerpo hacia adelante como manera de agradecimiento mientras expresaba: - Dankie vir die ri (Gracias por traerme) Saliendo del camino e infiltrándome en la espesa hierba. A partir de este momento ya conocía perfectamente bien el camino y al primer lugar que iría sería mi cabaña.
Había salido del Palacio, aún el cielo oscuro pero ya un tanto azulado, daba las primeras señas de que pronto se acercaba el amanecer y la luz del sol cubriría el vasto cielo.
La caminata sería larga y era mejor comenzarla de una vez, orillándome por todo el camino, dejando que los carruajes y caballos en sí siguieran sin problemas aquel largo trecho que conducía al Palacio con el resto de la civilización, daba mis pasos uno tras el otro, de manera firme y segura; la temperatura estaba baja por lo que aún se sentía un poco de frío, el paisaje aún en medio de aquella oscuridad se mostraba tranquilo, algunos sonidos de la noche que comenzaban a menguar dando entrada a los sonidos propios del día, continué caminando siempre con la vista al frente, de cierta manera mirar hacia adelante, aquellos árboles y entre ellos el sol naciente me hacía recordar las tantas veces que dormí en la intemperie en territorio Africano.
Nunca había hecho el recorrido de Palacio a la Villa de Máximo, pero era fácil de suponer que seguir el final del camino, y solicitar una que otra indicación sería lo apropiado para llegar a mi lugar de destino, mientras caminaba organizaba un plan y estrategia a seguir, lo más sensato es escabullirme dentro de aquella propiedad, posiblemente Máximo habría dado indicaciones precisas de no dejarme entrar en el mejor de los casos, en el peor sería asesinarme ahí mismo y lanzar mi cuerpo a los perros callejeros. Ensimismada en mis pensamientos no había notado la claridad del cielo, me detuve y miré hacia atrás y ya el Palacio se divisaba bastante lejos, retomé la marcha, desde lejos se podían escuchar los caballos que llevaban los carruajes de sus amos, un nuevo día, para los romanos y para mí, volvía a sumergirme en mis pensamientos, sabía que al llegar a la Villa del Casale, debía evitar encontrarme con alguno de los capataces, debía recuperar mis cosas, sacar algo de ropa y especialmente debía entrar a la habitación de Máximo, allí posiblemente podría encontrar lo que estaba buscando.
………………………
No sabía cuánto tiempo con exactitud había caminado, pero ya el sol se encontraba resplandeciendo el azul de los cielos, éste se mostraba completamente despejado, solo se divisaban árboles a ambos lados del camino, extensos terrenos de llanura e intensos prados verdes con grandes montículos de paja, me detuve a descansar, el sudor se marcaba por todo mi cuerpo y rostro, ya era momento de reponer un poco de fuerzas. Tomé la cantimplora que pude sacarle a uno de los soldados que custodiaban la entrada a palacio sin que él se diera cuenta; la destapé y comencé a beber de ella, sorbo tras sorbo recorrían mi garganta, la temperatura era cálida mas no abrazadora, era temprano en la mañana, el sol calentaba pero no tanto para determinar que era justo medio día.
El descanso duró poco, me levanté emprendiendo nuevamente mi marcha por aquel largo camino, los minutos pasaron y a lo lejos pude divisar un pequeño puente, debajo de él un arroyo, apresuré el paso deseaba tocar esa agua con mis pies, rápidamente descendí por la pequeña ladera y sacándome las sandalias introduje mis piernas en la fresca agua, las piedras me ayudaban como masajeadoras, me entretuve unos instantes en aquel arroyo, llené la cantimplora de agua y salí de allí, me calcé nuevamente y retomé la marcha por el puente, en ese momento el sonido de caballos acercarse se escuchaba con nitidez, los cascos golpeaban con fuerza la tierra, se detuvieron justo detrás de mi.
- Vereniceeeeeee!!!
Me volteé sorprendida, dado que nadie en aquellos rumbos me conocía (bueno eso asumía yo), al girar noté que era el galeno que semana tras semana visitaba la Villa del Casale para el control de enfermedades entre los miembros de la servidumbre que tenían “derecho” a ello, sólo un gasto más que se daba el lujo de realizar el Senador, para que él y ninguna de sus hermanas fuese contagiado de algo como bien decía él “extraño”. Él me dedicaba una calurosa sonrisa, simplemente asentí con la cabeza su muestra de cortesía, él no sabía que hablaba su propia lengua, pero él parecía no importarle si le entendía o no, comenzó a hablar: - Verenice qué haces fuera de la villa, acaso te escapaste? Levanté una de mis cejas y lo miré un tanto sorprendida por sus declaraciones, sólo pensaba: - ¿Escaparme?... Y estaría vagando por las calles y caminos donde podrían fácilmente localizarme. Lo seguí mirando, parecía que tenía deseos de seguir con su monólogo y así fue: - Si tuviera más dinero te compraría, sé que el Senador Máximo no se negaría de venderme una mujer como tú! Ya sabía sus intenciones ocultas, todos los conocidos de Máximo siempre salían con premisas de ese estilo, me giré retomando la marcha, no sabía ni porque me había molestado en escucharlo si quiera un poco; la carreta reiniciaba también su marcha pero esta vez al paso mío, el galeno seguía haciendo alarde de sus intensiones, de pronto dijo algo interesante y beneficioso para mí: - Si quieres súbete voy para la Villa a hacer mis labores cotidianas. Me detuve en el momento en que él detenía su transporte y me brindaba la mano para montarme, ya había entendido pero sería mejor seguir haciéndome pasar por la esclava que no podía comunicarse con nadie. Sin reparos me subí a su carretilla que él mismo conducía, esto me ahorraría mucho tiempo de caminata y podía usarlo en mi investigación. El médico seguía hablándome, riendo mientras a buen trote avanzábamos sin problema, me decía en varias ocasiones: - Sé nota que eres una mujer fuerte, cómo se encontraran las heridas de tu espalda?
Cómo me hacía la desentendida no me molestaba en responder, pasaba de aquella conversación, mis pensamientos se enfocaban ahora en la manera de usar la presencia de aquel médico dentro de la Villa, sabía bien que cuando él llegaba la mitad de la servidumbre se reunían en un salón para el examen, la otra mitad estaría regada por toda la propiedad cubriendo las labores de los ausentes, esto me daría tiempo y me facilitaría las cosas de escabullirme dentro del cuarto y despacho de Máximo.
Volví a perder el sentido del tiempo, ahora el galeno reía, lo miré un poco desconcertada dado que no sabía qué era lo que sucedía, nuevamente pasaba de él y de sus acciones, llevé mi vista al horizonte y ya comenzaban a divisarse los techos de las grandes propiedades, sospeché que no faltaba mucho para llegar, mientras el trote del caballo se hacía un poco más apresurado, sabía que no podía entrar por la misma entrada que el galeno, eso me traería problemas, él todavía no estaba enterado de que ya no pertenecía a la Casa del Casale, ahora era parte de la Casa Imperial.
El tiempo no se hizo esperar y ya comenzábamos a acercarnos a la Villa del Senador Máximo, llevé mi mano a las riendas del caballo indicándole al médico que se detuviera, me bajé de la carretilla e inclinando mi cuerpo hacia adelante como manera de agradecimiento mientras expresaba: - Dankie vir die ri (Gracias por traerme) Saliendo del camino e infiltrándome en la espesa hierba. A partir de este momento ya conocía perfectamente bien el camino y al primer lugar que iría sería mi cabaña.
Verenice- Cantidad de envíos : 19
Re: Camino [Palacio del Cesar <====> Villa del Casale]
Por qué estaba allí? No podría saberlo, ni tampoco el que lo habría motivado a salir tan lejos de su ubicación. Nada más se había dejado guiar por el instinto, mientras que disfrutaba del paisaje bastante caluroso y algo sofocante. Podía sentir como su piel se calentaba a medida que caminaba por el duro piso de tierra, el cuál acumulaba una gran capa de polvo y residuos de roca.
….
Mantenía los ojos cerrados en todo momento, avanzando con lentitud y tranquilidad por el claro de bosque en el cuál se encontraba en esos segundos. Escuchaba el ambiente, los cantos del paisaje y el sonido de los animales. Nada parecía ser extraño ni merecer mayor análisis. Por lo mismo, agudizaba más sus sentidos intentando encontrar algo que justificara a su instinto, y por ende, la realización de aquel mini viaje desde los distritos pobres hasta las afueras de Roma.
Al menos, no tenía que aguantar a tanta gente recorriendo el espacio de un lado hacía el otro. Le enfermaba la sobrepoblación que estaba adquiriendo roma, a pesar de que era lo más lógico considerando que los esclavos entraban a medida que las tropas volvían, y de la misma forma, los acaudalados y millonarios aristócratas extranjeros venían a comprar materia prima que pudiesen comercializar en tierras lejanas. Era todo parte de un proceso aburrido y que, realmente, no le interesaba reflexionar puesto que él no tenía el dinero para esclavos, ni tampoco le interesaba tenerlos o peor, ser uno de ellos. Ya tenía más que suficiente con su posición de pobre, como para pensar oníricamente en poseer dinero. Que además, tampoco le importaba…
Sólo siguió caminando…esperando que sus pies le condujeran al camino de lo que tanta intriga, sin explicación, le habían causado sus instintos básicos.
….
Mantenía los ojos cerrados en todo momento, avanzando con lentitud y tranquilidad por el claro de bosque en el cuál se encontraba en esos segundos. Escuchaba el ambiente, los cantos del paisaje y el sonido de los animales. Nada parecía ser extraño ni merecer mayor análisis. Por lo mismo, agudizaba más sus sentidos intentando encontrar algo que justificara a su instinto, y por ende, la realización de aquel mini viaje desde los distritos pobres hasta las afueras de Roma.
Al menos, no tenía que aguantar a tanta gente recorriendo el espacio de un lado hacía el otro. Le enfermaba la sobrepoblación que estaba adquiriendo roma, a pesar de que era lo más lógico considerando que los esclavos entraban a medida que las tropas volvían, y de la misma forma, los acaudalados y millonarios aristócratas extranjeros venían a comprar materia prima que pudiesen comercializar en tierras lejanas. Era todo parte de un proceso aburrido y que, realmente, no le interesaba reflexionar puesto que él no tenía el dinero para esclavos, ni tampoco le interesaba tenerlos o peor, ser uno de ellos. Ya tenía más que suficiente con su posición de pobre, como para pensar oníricamente en poseer dinero. Que además, tampoco le importaba…
Sólo siguió caminando…esperando que sus pies le condujeran al camino de lo que tanta intriga, sin explicación, le habían causado sus instintos básicos.
Seiji- Cantidad de envíos : 5
Re: Camino [Palacio del Cesar <====> Villa del Casale]
Día 1
Finalmente salí de los dominios del Senador Máximo, salí a unos 20 metros de la entrada principal, los guardias que siempre se encontraban en la pequeña torre les sería difícil saber si era o no yo, dado que la estructura y arquitectura de aquella pequeña fortaleza tallada en piedra, con sus dos portones, uno peatonal y otro para los carruajes, solo les brinda oportunidad de identificar los visitantes que se acercan más no lo que se alejan, por lo que ya estaría libre de líos, salvo que sea Máximo que venga de la ciudad y se dé un inesperado encuentro.
Esperé sentada al otro lado del pequeño puente que unía a la entrada de la Villa con el camino principal, esperaba la salida del galeno pero éste tardaba en hacerlo, levantándome sacudiendo mis ropas emprendí de nuevo la marcha en el camino de regreso pero no podía volver a Palacio eso sería perder tiempo innecesariamente, además debía pensar dónde pasaría la noche, y lo más lógico y sensato sería hacerlo en el mercado o sus alrededores.
Continué mi marcha, el sol comenzaba a picar demasiado, llevé una de mis manos a la cantimplora y por un momento pensé que se encontraba vacía, la moví y el sonido que generaba el golpeteo del líquido contra las paredes interiores de recipiente revelaba lo contrario. Tomé el lado camino que en ese momento se encontraba con sombra, mis pasos eran largos, el polvo se levantaba con el correr del tiempo y se hacía más caliente la tierra bajo mis pies y los nubarrones de polvo más intensos y más continuos, sea por que el mismo viento los levantase o fuese porque algún transporte en su paso apresurado los generara.
………………
Había caminado ya un largo tramo, y el carruaje del galeno no daba señales ni de aparecer ni de acercarse un poco, el calor ya era casi insoportable y el horizonte debido al mismo bochorno que producía se mostraba un tanto distorsionado, unos metros más adelante había un desvío, parecía ser que era un camino de transeúntes. Por un momento dude en tomarlo, no estaba acostumbrada a esos caminos, pero dadas las circunstancias atravesar el bosque sería la manera más inteligente y refrescante de continuar con la marcha. La suave y fresca brisa que se sentía en el interior de aquel bosque amortiguaba el calor que de sobremanera traía encima, los rayos de sol se filtraban pero eran bloqueados por las grandes y altas ramas de los árboles, algunos sonidos producidos por las aves se extendían por el bosque, cierta paz y calma se respiraba en el ambiente; continué mis pasos guiándome por aquel trecho improvisado de acortar camino. Miré hacia el cielo parecía que el sol comenzaba a perder intensidad, sospechaba que ya eran más de las tres de la tarde a unas cuantas horas empezaría a oscurecer, por lo que sería imperativo llegar pronto a la ciudadela.
El desvío se mostraba desolado, ni un alma ni que fuera ni viniera, pensando en qué haría una vez llegando a los mercados, cuál sería el movimiento a seguir, levanté la vista y a lo lejos podía divisarse la figura de alguien, no podía distinguir si era hombre o mujer. Caminé un poco más y estaba frente a frente a aquel sujeto, sonreí al ver de quien se trataba, pasé por su lado y aquella aura siniestra lo envolvía como siempre, llevé mi mano al bolso y sacando de su interior una de las bolsas de dinero, saqué una moneda lanzándosela al caminante.
Finalmente salí de los dominios del Senador Máximo, salí a unos 20 metros de la entrada principal, los guardias que siempre se encontraban en la pequeña torre les sería difícil saber si era o no yo, dado que la estructura y arquitectura de aquella pequeña fortaleza tallada en piedra, con sus dos portones, uno peatonal y otro para los carruajes, solo les brinda oportunidad de identificar los visitantes que se acercan más no lo que se alejan, por lo que ya estaría libre de líos, salvo que sea Máximo que venga de la ciudad y se dé un inesperado encuentro.
Esperé sentada al otro lado del pequeño puente que unía a la entrada de la Villa con el camino principal, esperaba la salida del galeno pero éste tardaba en hacerlo, levantándome sacudiendo mis ropas emprendí de nuevo la marcha en el camino de regreso pero no podía volver a Palacio eso sería perder tiempo innecesariamente, además debía pensar dónde pasaría la noche, y lo más lógico y sensato sería hacerlo en el mercado o sus alrededores.
Continué mi marcha, el sol comenzaba a picar demasiado, llevé una de mis manos a la cantimplora y por un momento pensé que se encontraba vacía, la moví y el sonido que generaba el golpeteo del líquido contra las paredes interiores de recipiente revelaba lo contrario. Tomé el lado camino que en ese momento se encontraba con sombra, mis pasos eran largos, el polvo se levantaba con el correr del tiempo y se hacía más caliente la tierra bajo mis pies y los nubarrones de polvo más intensos y más continuos, sea por que el mismo viento los levantase o fuese porque algún transporte en su paso apresurado los generara.
………………
Había caminado ya un largo tramo, y el carruaje del galeno no daba señales ni de aparecer ni de acercarse un poco, el calor ya era casi insoportable y el horizonte debido al mismo bochorno que producía se mostraba un tanto distorsionado, unos metros más adelante había un desvío, parecía ser que era un camino de transeúntes. Por un momento dude en tomarlo, no estaba acostumbrada a esos caminos, pero dadas las circunstancias atravesar el bosque sería la manera más inteligente y refrescante de continuar con la marcha. La suave y fresca brisa que se sentía en el interior de aquel bosque amortiguaba el calor que de sobremanera traía encima, los rayos de sol se filtraban pero eran bloqueados por las grandes y altas ramas de los árboles, algunos sonidos producidos por las aves se extendían por el bosque, cierta paz y calma se respiraba en el ambiente; continué mis pasos guiándome por aquel trecho improvisado de acortar camino. Miré hacia el cielo parecía que el sol comenzaba a perder intensidad, sospechaba que ya eran más de las tres de la tarde a unas cuantas horas empezaría a oscurecer, por lo que sería imperativo llegar pronto a la ciudadela.
El desvío se mostraba desolado, ni un alma ni que fuera ni viniera, pensando en qué haría una vez llegando a los mercados, cuál sería el movimiento a seguir, levanté la vista y a lo lejos podía divisarse la figura de alguien, no podía distinguir si era hombre o mujer. Caminé un poco más y estaba frente a frente a aquel sujeto, sonreí al ver de quien se trataba, pasé por su lado y aquella aura siniestra lo envolvía como siempre, llevé mi mano al bolso y sacando de su interior una de las bolsas de dinero, saqué una moneda lanzándosela al caminante.
Verenice- Cantidad de envíos : 19
Re: Camino [Palacio del Cesar <====> Villa del Casale]
Atrapó la moneda con su mano derecha y, sin siquiera voltear a verle, se aprestó a responder su gesto no sin antes inhalar levemente una bocanada de aire. Por alguna razón, se sentía sofocado en ese lugar. Aunque la explicación más lógica podrían ser sus atuendos negros que no ayudaban en nada a capear el ya de por si insoportable calor del ambiente. De seguro para Verenice era una mera brisa, ya que por su color de piel, notoriamente más oscura que la de Seiji, estaría acostumbrada a temperaturas mucho más elevadas que esa.
Es extraño que vengas de un lugar al cuál ya no perteneces, como lo es la villa de Máximo… – Le comentó sin voltearse, ni demostrar un tono específico en sus palabras. Algo que era común en él, conociendo su indiferencia para tratar a las personas. Su tono de voz nunca cambiaba de uno profundo, constante y seco; que reflejaba la naturaleza de misántropo que poseía aquel hombre de cabellos oscuros.
Su relación con ella había sido neutral y sin mayor relevancia para él, así como para ella, si es que suponía bien. La recordaba como una esclava del senador Máximo que gozaba los beneficios de ser quién debía atender absolutamente todos los caprichos que el demente sujeto deseara. Por ende, fue testigo de los abusos a los cuáles era sometida la mujer de color y que, por supuesto, no le importaban en lo más mínimo. Si estaba en esa posición tan poco privilegiada era por algo, y él no era nadie para cuestionarla. Nada más la consideraba una mujer con un carácter un tanto peculiar y que, además, ocultaba más de una verdad respecto de la corrupción que se envolvía en aquella casona.
Por qué has de volver?. No tiene sentido. Ya es de conocimiento general que Diva te ha regalado al retornado hijo del emperador, Octavius. No formas parte del círculo social de esas tierras y tampoco creo que se te permitiera volver como una simple extraña. Eres esclava, la clase social más baja. El ya andar sola debe ser algo muy parecido a un privilegio, que por supuesto es imposible que poseas. Por lo cuál, la lógica diría que andas en algo fuera de lo establecido como común, y que, para estar en ello, has de haber sido enviada por alguien más. Y esa persona, debe ser tu nuevo poseedor, o no?.
-Continuó con su análisis sin dar pie a posibles respuestas o posibles refutaciones, sin perder el tono indiferente y de ultratumba que le caracterizaba. Estaba conciente de que quizás Verenice podía negar sus dichos, más sabía que tenía razón. Los datos que poseía al respecto, le eran más que suficientes como para poder armar la ecuación de aquel inesperado encuentro.
Te aconsejo evitar preguntarme el porque de mi cuestionamiento. Nada más te solicito que respondas, o de lo contrario, deberé tomar acciones al respecto. Por qué? No puedes saberlo. Al menos no por ahora.
-Sentenció sin ejecutar alguna otra acción, tan sólo dejando que el aire rompiera el repentino ambiente tenso de la ocasión.
Limítate a responder. Ignorarme sería un error, si es que no deseas fracasar en tu misión.
-Finalizó, para luego cerrar su boca y no decir ni hacer ademán de ninguna otra posible reacción o complementación de sus palabras. Demostrando que no estaba jugando, ni tenía deseos de oír algo que no fuese lo pedido.
Es extraño que vengas de un lugar al cuál ya no perteneces, como lo es la villa de Máximo… – Le comentó sin voltearse, ni demostrar un tono específico en sus palabras. Algo que era común en él, conociendo su indiferencia para tratar a las personas. Su tono de voz nunca cambiaba de uno profundo, constante y seco; que reflejaba la naturaleza de misántropo que poseía aquel hombre de cabellos oscuros.
Su relación con ella había sido neutral y sin mayor relevancia para él, así como para ella, si es que suponía bien. La recordaba como una esclava del senador Máximo que gozaba los beneficios de ser quién debía atender absolutamente todos los caprichos que el demente sujeto deseara. Por ende, fue testigo de los abusos a los cuáles era sometida la mujer de color y que, por supuesto, no le importaban en lo más mínimo. Si estaba en esa posición tan poco privilegiada era por algo, y él no era nadie para cuestionarla. Nada más la consideraba una mujer con un carácter un tanto peculiar y que, además, ocultaba más de una verdad respecto de la corrupción que se envolvía en aquella casona.
Por qué has de volver?. No tiene sentido. Ya es de conocimiento general que Diva te ha regalado al retornado hijo del emperador, Octavius. No formas parte del círculo social de esas tierras y tampoco creo que se te permitiera volver como una simple extraña. Eres esclava, la clase social más baja. El ya andar sola debe ser algo muy parecido a un privilegio, que por supuesto es imposible que poseas. Por lo cuál, la lógica diría que andas en algo fuera de lo establecido como común, y que, para estar en ello, has de haber sido enviada por alguien más. Y esa persona, debe ser tu nuevo poseedor, o no?.
-Continuó con su análisis sin dar pie a posibles respuestas o posibles refutaciones, sin perder el tono indiferente y de ultratumba que le caracterizaba. Estaba conciente de que quizás Verenice podía negar sus dichos, más sabía que tenía razón. Los datos que poseía al respecto, le eran más que suficientes como para poder armar la ecuación de aquel inesperado encuentro.
Te aconsejo evitar preguntarme el porque de mi cuestionamiento. Nada más te solicito que respondas, o de lo contrario, deberé tomar acciones al respecto. Por qué? No puedes saberlo. Al menos no por ahora.
-Sentenció sin ejecutar alguna otra acción, tan sólo dejando que el aire rompiera el repentino ambiente tenso de la ocasión.
Limítate a responder. Ignorarme sería un error, si es que no deseas fracasar en tu misión.
-Finalizó, para luego cerrar su boca y no decir ni hacer ademán de ninguna otra posible reacción o complementación de sus palabras. Demostrando que no estaba jugando, ni tenía deseos de oír algo que no fuese lo pedido.
Seiji- Cantidad de envíos : 5
Re: Camino [Palacio del Cesar <====> Villa del Casale]
Día 1
Un par de metros fue la distancia impuesta entre los dos en el momento en que atrapó la moneda, se dirigió a mí y me detuve. Escuché atentamente sus palabras, parecía que el destino lo llevaba a un encuentro conmigo, por un momento me pareció interesante, pero bien sabía yo que aquel sujeto era de cuidado y por ahora era mejor llevarlo por las buenas, además ahora mismo me encontraba en una posición bastante vulnerable por lo que debía ser inteligente a la hora de tomar decisiones.
Seiji como bien se le conocía dentro de la casona, dado que no estaba segura que se llamase así terminaba su parlamento; parecía que los hombres que aparecían en mi vida estaban adoptando la costumbre de someterme o en el mejor de los casos amenazarme; suspiré luego de esto, al fin y al cabo era una esclava y como tal no tenía muchas libertades por lo que por ahora, mientras conseguía mi libertad debía ser cautelosa y mantener un bajo perfil, ya era suficiente tener de enemiga a la misma Emperatriz.
Tomé mi cantimplora, el calor que hacía era infernal, aunque él debía pasarlo peor debido a sus ropajes negros, bebí un par de sorbos de agua y finalmente expresé: - Tan sólo ha pasado un día… Levanté mi mano libre e indicado con uno de mis dedos aquel número seguí replicando: -… Y ya la noticia se ha extendido por todo Roma, debo agradecer a sus Dioses el hecho de que la Villa esté tan retirada del cúmulo puebleril y nadie le haya parecido sospechosa mi presencia dentro de la propiedad.
Me callé y el silencio se hizo entre nosotros, sólo pensaba cómo afectaría este sujeto mis acciones y planes a corto plazo y que tan ventajoso o perjudicial sería que él estuviera al tanto de lo que actualmente estaba pasando conmigo, no dejaba de pensar que era lo mejor que podía hacer, sin muchas opciones a mi favor, volviendo la cantimplora a su lugar, esbocé: - Haces planteamientos bastante exactos y más que correctos, siendo así, tú mismo deberías saber la respuesta por la que tanto esperas, pero dado que es posible que lo que busques sea una confirmación, pues te respondo: Si.
No estaba segura que esa respuesta fuera a ser conforme a sus peticiones, pero por ahora era lo único que podía decir. Retomé mi marcha, el camino se hacía largo y debía llegar pronto a la ciudad y evitar que la noche me atrapara bajo la custodia de aquellos bosques; mis pasos eran lentos, por alguna extraña razón esperaba una nueva intervención o acción de su parte.
Un par de metros fue la distancia impuesta entre los dos en el momento en que atrapó la moneda, se dirigió a mí y me detuve. Escuché atentamente sus palabras, parecía que el destino lo llevaba a un encuentro conmigo, por un momento me pareció interesante, pero bien sabía yo que aquel sujeto era de cuidado y por ahora era mejor llevarlo por las buenas, además ahora mismo me encontraba en una posición bastante vulnerable por lo que debía ser inteligente a la hora de tomar decisiones.
Seiji como bien se le conocía dentro de la casona, dado que no estaba segura que se llamase así terminaba su parlamento; parecía que los hombres que aparecían en mi vida estaban adoptando la costumbre de someterme o en el mejor de los casos amenazarme; suspiré luego de esto, al fin y al cabo era una esclava y como tal no tenía muchas libertades por lo que por ahora, mientras conseguía mi libertad debía ser cautelosa y mantener un bajo perfil, ya era suficiente tener de enemiga a la misma Emperatriz.
Tomé mi cantimplora, el calor que hacía era infernal, aunque él debía pasarlo peor debido a sus ropajes negros, bebí un par de sorbos de agua y finalmente expresé: - Tan sólo ha pasado un día… Levanté mi mano libre e indicado con uno de mis dedos aquel número seguí replicando: -… Y ya la noticia se ha extendido por todo Roma, debo agradecer a sus Dioses el hecho de que la Villa esté tan retirada del cúmulo puebleril y nadie le haya parecido sospechosa mi presencia dentro de la propiedad.
Me callé y el silencio se hizo entre nosotros, sólo pensaba cómo afectaría este sujeto mis acciones y planes a corto plazo y que tan ventajoso o perjudicial sería que él estuviera al tanto de lo que actualmente estaba pasando conmigo, no dejaba de pensar que era lo mejor que podía hacer, sin muchas opciones a mi favor, volviendo la cantimplora a su lugar, esbocé: - Haces planteamientos bastante exactos y más que correctos, siendo así, tú mismo deberías saber la respuesta por la que tanto esperas, pero dado que es posible que lo que busques sea una confirmación, pues te respondo: Si.
No estaba segura que esa respuesta fuera a ser conforme a sus peticiones, pero por ahora era lo único que podía decir. Retomé mi marcha, el camino se hacía largo y debía llegar pronto a la ciudad y evitar que la noche me atrapara bajo la custodia de aquellos bosques; mis pasos eran lentos, por alguna extraña razón esperaba una nueva intervención o acción de su parte.
Verenice- Cantidad de envíos : 19
Re: Camino [Palacio del Cesar <====> Villa del Casale]
El joven de cabello negro se mantenía calmado ante la respuesta de Verenice, sin mostrar ningún tipo de reacción ante sus movimientos y, posteriormente, palabras. No parecía querer revelar mucho más de lo que ya de por si había descubierto por su propia cuenta el de los ojos rojos; para lo cuál utilizaba frases muy recatadas y que pretendían mantener ajeno de sospechas al intruso. Un intento muy inteligente de su parte, que de cualquier forma ya de por si resultaba inútil. A Seiji no le gustaba saber las cosas “a medias”, ni mucho menos perder el tiempo haciendo suposiciones si podía conseguir respuestas directas; y de esa manera, utilizar sus energías de manera más provechosa de acuerdo a si podía sacar algo para su persona, de lo que pudiese averiguar. Y en este caso, era obvio que logrando que Verenice hablara, se ahorraría tiempo y socialización innecesaria.
No es de extrañarme que tu casta social no cuente con la educación como para despedirse. - Comentó en tono frío, mientras se volteaba y abría los ojos para observar a la mujer de cabellos rojos alejarse a paso lento.-
O para dejarme hablando solo.
En eso, dio un paso adelante, mientras que una brisa de aire movía sus cabellos hacía atrás; resaltando lo lisos que eran y su negrura que se hacía poco habitual, si se le juntaba con lo pálida de su piel. No era común en esas tierras que la gente poseyera esos rasgos tan pálidos y ese aspecto de “muerto” que se le podía ver.
Pero no es conveniente para tus propósitos el dejarme aquí solo…tan cerca de la vivienda de Máximo.
Sus palabras denotaban que le iba a seguir, le gustase o no.
Aún tengo dudas al respecto…dudas que vas a aclararme, y que para asegurarme de su veracidad, me encargaré de presenciar con mis propios ojos. No creo que te moleste, y si es así, no me interesa en lo más mínimo. Sólo me remito al hecho, no a la circunstancia.
- Finalizó, mientras se disponía a avanzar con tranquilidad y seguir el paso de Verenice a donde sea que fuese, guardando una cierta distancia prudente y preocupándose sobretodo de que nadie los estuviese escuchando. Sus motivos del porque le preocupaba tanto la misión de la mujer negra aún eran un misterio, pero parecía no estar dispuesto a que nadie se interpusiese en…lo que sea que estuviese planeando.
No intentes nada.– Susurró cerrando sus ojos, guiándose por el sonido de los pies de la mujer; que gracias a sus habilidades musicales, se habían agudizado mucho más allá de la media natural.
No es de extrañarme que tu casta social no cuente con la educación como para despedirse. - Comentó en tono frío, mientras se volteaba y abría los ojos para observar a la mujer de cabellos rojos alejarse a paso lento.-
O para dejarme hablando solo.
En eso, dio un paso adelante, mientras que una brisa de aire movía sus cabellos hacía atrás; resaltando lo lisos que eran y su negrura que se hacía poco habitual, si se le juntaba con lo pálida de su piel. No era común en esas tierras que la gente poseyera esos rasgos tan pálidos y ese aspecto de “muerto” que se le podía ver.
Pero no es conveniente para tus propósitos el dejarme aquí solo…tan cerca de la vivienda de Máximo.
Sus palabras denotaban que le iba a seguir, le gustase o no.
Aún tengo dudas al respecto…dudas que vas a aclararme, y que para asegurarme de su veracidad, me encargaré de presenciar con mis propios ojos. No creo que te moleste, y si es así, no me interesa en lo más mínimo. Sólo me remito al hecho, no a la circunstancia.
- Finalizó, mientras se disponía a avanzar con tranquilidad y seguir el paso de Verenice a donde sea que fuese, guardando una cierta distancia prudente y preocupándose sobretodo de que nadie los estuviese escuchando. Sus motivos del porque le preocupaba tanto la misión de la mujer negra aún eran un misterio, pero parecía no estar dispuesto a que nadie se interpusiese en…lo que sea que estuviese planeando.
No intentes nada.– Susurró cerrando sus ojos, guiándose por el sonido de los pies de la mujer; que gracias a sus habilidades musicales, se habían agudizado mucho más allá de la media natural.
Seiji- Cantidad de envíos : 5
Re: Camino [Palacio del Cesar <====> Villa del Casale]
Uh...este camino está más abandonado que los pinos de Germania… comenté con un ligero escalofrío al ver aquella ruta aparentemente abandonada. El negro de la noche ya dominaba sobre todo el cielo y apenas si se veían las estrellas…un contraste impresionante al lado de la bóveda celeste que se podía vislumbrar en los bosques ubicados al extremo norte del mundo. Era casi un mal presagio, pero de que? No tenía ni la más mínima idea y en realidad, no me iba a poner a intentar averiguar aquello en esos mismos instantes, no era el momento ni el lugar para andar divagando sobre presentimientos.
El camino continuaba adelante, siempre recto con unas pocas curvas que no cambiaban el hecho de que mientras más me acercaba a lo que fuera que había más allá, parecía entrar en la boca de un depredador hambriento…ya se vería, eventualmente.
Sin más tiempo para divagar finalmente logré ver una casona ubicada sobre una pequeña colina rodeada de unos pocos árboles muertos, unas cuantas luces encendidas parpadeaban de vez en cuando asemejándose a los ojos de un animal moribundo. Con cara un tanto extrañada tan solo salté la cerca que separaba los límites de aquella…eh, “Villa” para acercarme poco a poco manteniendo un perfil bajo (o lo que era lo mismo, caminando agachado lo más rápido que me permitía la oscuridad que se había apoderado del ENORME y marchito jardín frontal…en serio, para que tener una extensión de pasto tan grande si ni la iban a cuidar?) siempre manteniendo a Luna Plateada preparada por si acaso…
…en ese instante escuché los gritos de desesperación de una, dos o tres mujeres, no podía saberlo a ciencia cierta. El caso era que algo sucedía en aquella casucha y por simple curiosidad, tenía que saber que era ese “algo”.
El camino continuaba adelante, siempre recto con unas pocas curvas que no cambiaban el hecho de que mientras más me acercaba a lo que fuera que había más allá, parecía entrar en la boca de un depredador hambriento…ya se vería, eventualmente.
Sin más tiempo para divagar finalmente logré ver una casona ubicada sobre una pequeña colina rodeada de unos pocos árboles muertos, unas cuantas luces encendidas parpadeaban de vez en cuando asemejándose a los ojos de un animal moribundo. Con cara un tanto extrañada tan solo salté la cerca que separaba los límites de aquella…eh, “Villa” para acercarme poco a poco manteniendo un perfil bajo (o lo que era lo mismo, caminando agachado lo más rápido que me permitía la oscuridad que se había apoderado del ENORME y marchito jardín frontal…en serio, para que tener una extensión de pasto tan grande si ni la iban a cuidar?) siempre manteniendo a Luna Plateada preparada por si acaso…
…en ese instante escuché los gritos de desesperación de una, dos o tres mujeres, no podía saberlo a ciencia cierta. El caso era que algo sucedía en aquella casucha y por simple curiosidad, tenía que saber que era ese “algo”.
Milanor- Cantidad de envíos : 78
Re: Camino [Palacio del Cesar <====> Villa del Casale]
El camino de regreso de aquella Villa…casa…mansión…súper-choza o como carajos se suponía que se llamaba aquel sitio se veía totalmente diferente en comparación a la última vez que lo había transitado (y era una diferencia un tanto críptica dado que ni siquiera había pasado demasiado tiempo entre un recorrido y el otro…): al principio aquella ruta estaba abandonada pero por lo menos era transitable sin imaginar de que un momento a otro te caerían incontables bandidos esperando por incautos peatones que se atrevieran a recorrer aquel sendero. Era eso o que simplemente, me encontraba un tanto paranoico por el casual encuentro con la vieja desquiciada de las ruinas chamuscadas que había abandonado recién…sí, un choque como aquel era para ponerle los pelos de punta a cualquiera, más al haber escuchado semejantes carcajadas de vieja bruja que se preparaba para comer niños a la medianoche.
Y...ahora se supone que…mmm…sí, creo que por aquí. dije en voz inusualmente baja, a saber porque disminuía el tono de voz, tal vez como medida de precaución o tal vez…nah, como fuera me encontraba sobre los árboles que cercaban el camino hacia la Villa solo por precaución. La luz de la luna era un elemento bastante valuable en aquel sitio: se colaba a través de las ramas y me permitía saltar de la una a la otra sin dificultad alguna aún a pesar de las heridas (nada considerables, por supuesto) en el hombro derecho y la mano izquierda…más bien, la de la mano ni siquiera dolía en lo más mínimo, seguramente porque de suerte la espada de la loca no había siquiera rozado el hueso, evitándome una sarta de problemas a futuro con la excepción de que estaba sangrando, algo desestimable contando con aquellos guantes en particular. Si tuviera que dar los resultados de la batalla, la anciana se había llevado la peor parte…solo esperaba no tener que encontrarme con aquella loca nunca jamás en lo que me quedaba de tiempo de ladrón activo hasta mi retiro… Tendría que estar con una pésima racha para enfrentarla de nuevo… finalicé con un suspiro algo aliviado.
Y...ahora se supone que…mmm…sí, creo que por aquí. dije en voz inusualmente baja, a saber porque disminuía el tono de voz, tal vez como medida de precaución o tal vez…nah, como fuera me encontraba sobre los árboles que cercaban el camino hacia la Villa solo por precaución. La luz de la luna era un elemento bastante valuable en aquel sitio: se colaba a través de las ramas y me permitía saltar de la una a la otra sin dificultad alguna aún a pesar de las heridas (nada considerables, por supuesto) en el hombro derecho y la mano izquierda…más bien, la de la mano ni siquiera dolía en lo más mínimo, seguramente porque de suerte la espada de la loca no había siquiera rozado el hueso, evitándome una sarta de problemas a futuro con la excepción de que estaba sangrando, algo desestimable contando con aquellos guantes en particular. Si tuviera que dar los resultados de la batalla, la anciana se había llevado la peor parte…solo esperaba no tener que encontrarme con aquella loca nunca jamás en lo que me quedaba de tiempo de ladrón activo hasta mi retiro… Tendría que estar con una pésima racha para enfrentarla de nuevo… finalicé con un suspiro algo aliviado.
Milanor- Cantidad de envíos : 78
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