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Pasillos de palacio
Despues de que aquel esclavo me dijera acerca de lo que la puritana hermanita de Solomon, Samantha habia hecho con un simple sirviente en el balcon sali casi corriendo de mi habitacion puesto que esto era un chisme descomunal seria un escandalo tan grande que la reputacion de la familia de ese maldito senador saldria tan manchada que no podria presentarse frente al emperador sin temer a que su propio puesto en el senado le sea arrebatado o que sus riquezas le fueran arrebatadas por el simple hecho de que su hermanita era una zorra. Mientras iba pensando en esto una enorme y macabra sonrisa aparecia en mi rostro, que divertido seria el decirle esto, que divertido seria ver la cara e estupefaccion y terror que pondra cuando se le avise que su tierna, dulce, hermosa y fiel hermanita monto un escandalo tal que los esclavos y demas personas cercanos a la villa de ellos lo pudieron ver y que mas encima la emperatriz y una de sus protegidas se hayan enterado de semejante cosa, definitivamente tenia que encontrar a Diva lo antes posible esto era digno de un escandalo y humillacion para el imbecil del senador que se atrevio a meterse conmigo prohibiendome el hablar acerca de cosas que yo sabia porque mi estupido hermano mayor trabajaba en lo mismo que el. En ese instante encontre a Diva en los pasillos posiblemente dirigiendose de vuelta al jardin a lo cual me puse frente a ella impidiendole el paso mientras seguia sonriendo.
- Perdon que interrumpa tu camino Diva pero es necesario que te enteres de esto -viendo que Diva alzaba una ceja con cierto interes solo deja salir una pequeña carcajada- Recuerdas a la dulce, tierna y maravillosa hermanita del senador Solomon, Samantha?...adivina no es tan puritana como deberia haber sido esa niñita se metio con un senador y tuvo sexo con el en uno de los balcones de la villa de Solomon -viendo la mirada que le dirigia- todo esto debido a que segun nuestro informante la niñita estaba enamorada de el te lo puedes creer? vaya escandalo no? -riendo finalmente a carcajada limpia despues de haberse estado aguantando todo el camino para hacerlo-
Off: manipulacion permitida por Diva por si las dudas ^^
- Perdon que interrumpa tu camino Diva pero es necesario que te enteres de esto -viendo que Diva alzaba una ceja con cierto interes solo deja salir una pequeña carcajada- Recuerdas a la dulce, tierna y maravillosa hermanita del senador Solomon, Samantha?...adivina no es tan puritana como deberia haber sido esa niñita se metio con un senador y tuvo sexo con el en uno de los balcones de la villa de Solomon -viendo la mirada que le dirigia- todo esto debido a que segun nuestro informante la niñita estaba enamorada de el te lo puedes creer? vaya escandalo no? -riendo finalmente a carcajada limpia despues de haberse estado aguantando todo el camino para hacerlo-
Off: manipulacion permitida por Diva por si las dudas ^^
Nia- Dama del Pecado
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Re: Pasillos de palacio
Me encontraba completamente mal humorada, el encuentro con el hijo mayor del Emperador Octavius y su adorada tía, además el hecho de que el primogénito me recordara un nombre que particularmente no me interesaba tener presente: Verenice, ahora mismo una mujer bastante peligrosa, tenía una que otra preocupación, debía “encontrarme” con aquella esclava y ponerle fin a ciertas dudas que me albergaban.
El pasillo no era muy largo pero tampoco muy corto, mis pasos era firmes y se escuchaban por todo aquel corredor, los ecos retumbaban, pensaba en las palabras que tenía que decir a las personas presentes en el jardín y finalizar de una maldita vez aquel encuentro, ya mi humor no aguantaba más estupideces por parte de la gente y lo que ahora se me antojaba era estar en mi habitación.
Llevaba mitad de camino, cuando fui intercetada por Nía quien traía una expresión facial de placer que me desconcertaba un poco, pero bien sabía yo que algo se traía entre manos dado que no era su naturaleza estar así. Sin darse a esperas me informaba lo que uno de nuestros esclavos (espías) teníamos en la propiedad del Senador Solomon, dándome detalles de las impías acciones de la pequeña y dulce hermana de Solomon, me carcajeé al escuchar palabras tras palabra de las aventuras sexuales del pequeño tesorito del Senador, no era raro ni mucho menos extraño las relaciones sexuales de muchos en Roma, pero para la moralista y conservadora visión que tenía el Senador Solomon, era una afrenta y deshonra que el nombre de su hermanita estuviera en las bocas de honorables y no tan honorables señores y señoras romanas. Estuve mirándola todo ese tiempo, me giré casi en una aura de misterio, en tono sarcástico dije:
- Vaya Nia, pensé que aún seguías en el jardin jajajajajajajajajajajaja parece ser que también te aburriste de aquella reunión sosa… Tomé aire salivando mi garganta tanta risa me había dejado sedienta, con tono irónico esbocé: - Así que Samanthita salió más mujerzuela que la Emperatriz HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA… El tono de mi voz se hizo inquisitivo y un tanto despreciable: - …y se llenan la boca en señalarme y manchar mi nombre, cuando sus mujeres son más zorras que las Egipcias. Me volteé en su dirección dedicándole una sonrisa de placer, mostrando un poco mis dientes, repliqué sin demoras: - Y quién es el susodicho Senador que tuvo la osadía de “balconear” a una dama de tan alta casta? Casi podía burlarme nuevamente de los hechos, imaginaba aquel suceso y sentía la necesidad de exponerle mi profunda dicha. Miré a Nia, sin esperar una respuesta de su parte expresé: - Averigua con nuestros infiltrados el nombre de aquel hombre, nos puede servir en un futuro tener esa información.
Me giré para retomar mi marcha haca el jardín, di un par de pasos, me detuve sin voltearme a verla dije: - Vienes al jardín? Aunque no tienes necesidad de hacerlo, será cuestión de minutos que tremenda payasada termine. Volviendo a caminar dirigiéndome directamente al jardín
El pasillo no era muy largo pero tampoco muy corto, mis pasos era firmes y se escuchaban por todo aquel corredor, los ecos retumbaban, pensaba en las palabras que tenía que decir a las personas presentes en el jardín y finalizar de una maldita vez aquel encuentro, ya mi humor no aguantaba más estupideces por parte de la gente y lo que ahora se me antojaba era estar en mi habitación.
Llevaba mitad de camino, cuando fui intercetada por Nía quien traía una expresión facial de placer que me desconcertaba un poco, pero bien sabía yo que algo se traía entre manos dado que no era su naturaleza estar así. Sin darse a esperas me informaba lo que uno de nuestros esclavos (espías) teníamos en la propiedad del Senador Solomon, dándome detalles de las impías acciones de la pequeña y dulce hermana de Solomon, me carcajeé al escuchar palabras tras palabra de las aventuras sexuales del pequeño tesorito del Senador, no era raro ni mucho menos extraño las relaciones sexuales de muchos en Roma, pero para la moralista y conservadora visión que tenía el Senador Solomon, era una afrenta y deshonra que el nombre de su hermanita estuviera en las bocas de honorables y no tan honorables señores y señoras romanas. Estuve mirándola todo ese tiempo, me giré casi en una aura de misterio, en tono sarcástico dije:
- Vaya Nia, pensé que aún seguías en el jardin jajajajajajajajajajajaja parece ser que también te aburriste de aquella reunión sosa… Tomé aire salivando mi garganta tanta risa me había dejado sedienta, con tono irónico esbocé: - Así que Samanthita salió más mujerzuela que la Emperatriz HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA… El tono de mi voz se hizo inquisitivo y un tanto despreciable: - …y se llenan la boca en señalarme y manchar mi nombre, cuando sus mujeres son más zorras que las Egipcias. Me volteé en su dirección dedicándole una sonrisa de placer, mostrando un poco mis dientes, repliqué sin demoras: - Y quién es el susodicho Senador que tuvo la osadía de “balconear” a una dama de tan alta casta? Casi podía burlarme nuevamente de los hechos, imaginaba aquel suceso y sentía la necesidad de exponerle mi profunda dicha. Miré a Nia, sin esperar una respuesta de su parte expresé: - Averigua con nuestros infiltrados el nombre de aquel hombre, nos puede servir en un futuro tener esa información.
Me giré para retomar mi marcha haca el jardín, di un par de pasos, me detuve sin voltearme a verla dije: - Vienes al jardín? Aunque no tienes necesidad de hacerlo, será cuestión de minutos que tremenda payasada termine. Volviendo a caminar dirigiéndome directamente al jardín
Diva- Berseker de Ares
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Re: Pasillos de palacio
Despues de haberme estado carcajeando por un buen rato por lo que me habia enterado escuche atentamente la respuesta de Diva quien formo una enorme sonrisa en su rostro por la misma razon. Al parecer ella no se habia dado cuenta de cuando fue que me retire del jardin puesto que ahora venia a darse cuenta, la vi tomando aire antes de hablar de manera sarcastica acerca de la hermanita del senador Solomon mas despues dijo algo sobre lo que decian acerca de las mujeres egipcias. Vi la enorme sonrisa de placer que se formaba en su rostro despues de mencionar aquello y preguntarme acerca de que senador habia sido el que balconeo a una dama de tan alta csta como la hermanita de Solomon, estuve a punto de responderle mas me pidio que lo averiguara cosa a lo cual solo suspire puesto que me habia interrumpido antes de poder darle la magnifica noticia de quien habia sido el que la balconeo y tuvo el placer de hacerme sentir tan alegre ante la posible desgracia. Escuche su proposicion de volver al jardin a lo cual volvi a suspirar mas dijo que no habia necesidad de hacerlo debido a que solo faltaban unos minutos para terminar la payasada que habia sido la visita de la princesa Lin con sus acompañantes, asi que me acerque a Diva caminando detras de ella aun sonriendo por lo que habia sucedido antes de comenzar a hablar nuevamente esta vez para decirle quien era el senador.
- Diva no sera necesario el que lo averigüe puesto que el mismo esclavo que me lo conto me dijo el nombre del senador -viendola tranquilamente- fue el senador Alucard quien balconeo a la hermanita de Solomon -dice aun sonriendo esperando la respuesta de Diva-
- Diva no sera necesario el que lo averigüe puesto que el mismo esclavo que me lo conto me dijo el nombre del senador -viendola tranquilamente- fue el senador Alucard quien balconeo a la hermanita de Solomon -dice aun sonriendo esperando la respuesta de Diva-
Nia- Dama del Pecado
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Re: Pasillos de palacio
Ya saliendo de la habitación para entrar en los pasillos, iba caminando junto a mi sobrino, Octavius, que iba a acompañarme hacia el carruaje para así marcharme de Roma, pero primero pasando por la banca, pues no podía andar con todo aquel dinero a cuestas por todo el país. Pero mientras, pasaban por mi mente miles de cosas, cosas que deseaba aunque debía hacer caso a los consejos de mi sobrino.
Paso a paso íbamos atravesando los pasillos oscuros de aquel solitario sitio. El viento que corría a través de las ventanas abiertas hacia danzar mis oscuros cabellos a través del aire. Mientras mi mirada perdida en la nada estaba, solo haciéndole caso a mi cuerpo que iba a donde supuestamente debía. Parecido a un zombie, caminando directo al lugar donde me guiaban, sin hacer caso a mi mente, mis pasos eran dudosos pero firmes, cada pisada causaba un estridente sonido al azotar contra el suelo.
De pronto, al despertar de mis pensamientos anhelosos me di cuenta que estábamos a punto de llegar a la entrada del palacio, donde podía verse allí nomas un hermoso carruaje amarrado a unos corceles que parecían muy bellos, cuidados, su pelaje era brillante y estaban muy limpios. Pensé que ese podía ser el carruaje que me habían preparado para el viaje. Entonces me detuve enseguida, frente al vehículo.
-bueno, es hora de que me vaya... primero iré a la banca....- Me subí al carruaje y con total indiferencia dije, con voz firme -Bien, ¿quien conducirá esta cosa?- mientras me adentraba en el móvil, esperando una respuesta de Octavius. Estaba ya resignada a que debía marcharme sin ver a Vergilius por lo tanto no estaba de tan buen humor, de las ansias por encontrarme con mi otro sobrino ya había pasado a la prisa por marcharme de ese lugar, estaba seria y no tenía muchas ganas de hablar tampoco.
Paso a paso íbamos atravesando los pasillos oscuros de aquel solitario sitio. El viento que corría a través de las ventanas abiertas hacia danzar mis oscuros cabellos a través del aire. Mientras mi mirada perdida en la nada estaba, solo haciéndole caso a mi cuerpo que iba a donde supuestamente debía. Parecido a un zombie, caminando directo al lugar donde me guiaban, sin hacer caso a mi mente, mis pasos eran dudosos pero firmes, cada pisada causaba un estridente sonido al azotar contra el suelo.
De pronto, al despertar de mis pensamientos anhelosos me di cuenta que estábamos a punto de llegar a la entrada del palacio, donde podía verse allí nomas un hermoso carruaje amarrado a unos corceles que parecían muy bellos, cuidados, su pelaje era brillante y estaban muy limpios. Pensé que ese podía ser el carruaje que me habían preparado para el viaje. Entonces me detuve enseguida, frente al vehículo.
-bueno, es hora de que me vaya... primero iré a la banca....- Me subí al carruaje y con total indiferencia dije, con voz firme -Bien, ¿quien conducirá esta cosa?- mientras me adentraba en el móvil, esperando una respuesta de Octavius. Estaba ya resignada a que debía marcharme sin ver a Vergilius por lo tanto no estaba de tan buen humor, de las ansias por encontrarme con mi otro sobrino ya había pasado a la prisa por marcharme de ese lugar, estaba seria y no tenía muchas ganas de hablar tampoco.
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Re: Pasillos de palacio
Entre Lucy y su sobrino obraba un silencio mutuo, los pasos de ellos se sincronizaban en una marcha pausada pero firme. La gran estatura del primogénito del Cesar imponía en su caminata, a su lado su hermosa tía le acompañaba con una gran desgana. Podría decirse que Diva habría ganado esta partida, que el regreso de Lucy era reflejo de la advertencia en aquel primer careo entre ellas. La verdad era otra, distinta a lo que ahora reflejaban sus rostros desprovistos de alguna emoción.
A las afueras del palacio un pequeño grupo de pretorianos aguardaba, flanqueaban un lujoso carruaje. Tal y como había ordenado Octavius, sus ordenes estaban acatadas. Lucy que con gran soltura y elegancia se introducía al interior del carruaje. Fue la misma voz de ella la que rompió el silencio. Octavius estaba a punto de responderle cuando un jinete a todo galope paraba en seco. La atención del heredero al trono fue acaparada.
Aquel soldado bajaba de su caballo mientras se acercaba a la posición de Octavius. Explicar los motivos de aquella inesperada aparición no podía ser desvelada así como así en un lugar público por lo que con toda discreción aquel miembro de las equites le depositaba al hijo del Cesar un pergamino en sus manos. - Un miembro de las guardias pretorianas, cuyo nombre responde al de Bodenius, un hombre de una gran integridad en sus labores, de los pocos que aún no se han dejado cegar por las intrigas de la autonombrada emperatriz de Roma.
Respondió de manera clara y precisa, el coche aún esperaba a las indicaciones de Octavius, pero este permanecía impávido leyendo aquel extraño pergamino. Una ligera sonrisa surcaba en sus labios, luego fijó su mirada en los orbes de su acompañante. - Tal parece que sus planes de encontrarse con mi hermano podrían consumarse.
El tono de su voz era modulada, mostraba en todos los casos transmitir aquella confianza que él mismo sentía. - Pero en estos momentos es de suma importancia mi presencia en el senado. Se ha convocado a una reunión urgente de donde se tomarán medidas ante la apremiante situación que se vive en toda Roma. Por lo que los hijos del emperador también deben asistir, esto significa que Vergilius se encuentra también en ese lugar. - Octavius enarcaba una ceja tratando de leer las facciones de su tía que le revelara sus decisiones.
- ¡Bodenius hacia el senado! - Ordenó al instante, los corceles relincharon y el carruaje comenzó la marcha. Con esta acción, Octavius podría complacer los intereses personales de su tía y a la vez tener voz y voto en las dictaminaciones que se estaban tomando en este inesperado día.
A las afueras del palacio un pequeño grupo de pretorianos aguardaba, flanqueaban un lujoso carruaje. Tal y como había ordenado Octavius, sus ordenes estaban acatadas. Lucy que con gran soltura y elegancia se introducía al interior del carruaje. Fue la misma voz de ella la que rompió el silencio. Octavius estaba a punto de responderle cuando un jinete a todo galope paraba en seco. La atención del heredero al trono fue acaparada.
Aquel soldado bajaba de su caballo mientras se acercaba a la posición de Octavius. Explicar los motivos de aquella inesperada aparición no podía ser desvelada así como así en un lugar público por lo que con toda discreción aquel miembro de las equites le depositaba al hijo del Cesar un pergamino en sus manos. - Un miembro de las guardias pretorianas, cuyo nombre responde al de Bodenius, un hombre de una gran integridad en sus labores, de los pocos que aún no se han dejado cegar por las intrigas de la autonombrada emperatriz de Roma.
Respondió de manera clara y precisa, el coche aún esperaba a las indicaciones de Octavius, pero este permanecía impávido leyendo aquel extraño pergamino. Una ligera sonrisa surcaba en sus labios, luego fijó su mirada en los orbes de su acompañante. - Tal parece que sus planes de encontrarse con mi hermano podrían consumarse.
El tono de su voz era modulada, mostraba en todos los casos transmitir aquella confianza que él mismo sentía. - Pero en estos momentos es de suma importancia mi presencia en el senado. Se ha convocado a una reunión urgente de donde se tomarán medidas ante la apremiante situación que se vive en toda Roma. Por lo que los hijos del emperador también deben asistir, esto significa que Vergilius se encuentra también en ese lugar. - Octavius enarcaba una ceja tratando de leer las facciones de su tía que le revelara sus decisiones.
- ¡Bodenius hacia el senado! - Ordenó al instante, los corceles relincharon y el carruaje comenzó la marcha. Con esta acción, Octavius podría complacer los intereses personales de su tía y a la vez tener voz y voto en las dictaminaciones que se estaban tomando en este inesperado día.
Octavius- Dios/a
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Re: Pasillos de palacio
Los pasos de ambos resonaban en un sonido hueco y tranquilo. Ahora no había mucha prisa en llegar a donde Diva aguardaba la llegada del general Noah. No eran necesarias las palabras y tampoco era que el general de la decimotercera legión tuviera muchos ánimos de hablar. En silencio seguía a la chica por los lujosos pasillos del palacio imperial. Él ni siquiera se dejaba impresionar por aquella ostentosidad que remarcaba el gran poderío romano, el símbolo de la jerarquía de aquellos que ostentaban los mas altos cargos en la imponente Roma.
Los pilares, que eran de mármol pulido, estaban revestidos por unos coloridos estandartes rojos. En el centro, las águilas imperiales se apostaban con las alas extendidas. Eran esas mismas imágenes las que coronaban los mástiles de los estandartes de batalla. Noah había visto muchos de aquellos símbolos en la primera línea de batalla. A su mente se recreaban la marcha marcial y ordenada hacia el enemigo. Todo eso venía a su mente con sólo contemplar aquellas insignias.
- Ya casi llegamos a donde la emperatriz Diva lo aguarda.
Aquellas escenas del campo de batalla se difuminaron en el acto producto de las palabras de su bella acompañante. Noah se mantuvo detrás sin cuestionar nada de momento. Entendía que aquella joven solo tendría instrucciones para conducirlo hacia Diva pero no para ahondar en los detalles, por lo que aventurarse a preguntar estaba de más en aquellas condiciones.
Los pilares, que eran de mármol pulido, estaban revestidos por unos coloridos estandartes rojos. En el centro, las águilas imperiales se apostaban con las alas extendidas. Eran esas mismas imágenes las que coronaban los mástiles de los estandartes de batalla. Noah había visto muchos de aquellos símbolos en la primera línea de batalla. A su mente se recreaban la marcha marcial y ordenada hacia el enemigo. Todo eso venía a su mente con sólo contemplar aquellas insignias.
- Ya casi llegamos a donde la emperatriz Diva lo aguarda.
Aquellas escenas del campo de batalla se difuminaron en el acto producto de las palabras de su bella acompañante. Noah se mantuvo detrás sin cuestionar nada de momento. Entendía que aquella joven solo tendría instrucciones para conducirlo hacia Diva pero no para ahondar en los detalles, por lo que aventurarse a preguntar estaba de más en aquellas condiciones.
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Re: Pasillos de palacio
Había sido un día bastante largo para mí y estaba harta por haber pasado por tantos disgustos, tenía que relajarme inmediatamente antes de poder enloquecer pues después de doblegar mi actitud hacia Solomon no me había dejado otra solución que preocuparme mucho más de la cuenta ya que ahora pensaba por sí mismo y era un riesgo que no podía correr mucho más al insinuarle sobre lo que pensaba respecto al tema de Egipto pero por alguna razón me ganaba su confianza al hacerlo declinar y evitar la boda con Gelum.
Sin que lo notase nadie abría la puerta para notar que el tiempo había transcurrido dejando que solo los rayos de la luna despejaran el camino siempre acompañándome, como si estos me mostraran la tenue luz que me conducían siempre hacia mi destino salvaguardándome de los peligros sin caer atrapada en la eterna oscuridad que quería condenarme por mis pecados como una simple mortal pero el detalle de todo esto era que no era como cualquier otro sino que aunque negara las costumbres e ideales en los que había crecido no podía negar el más importante de todos.. MI DIVINIDAD COMO VERDADERA DIOSA DEL ISIS. Mis ojos resplandecieron de un intenso color púrpura al pasearse por la belleza que eran alumbrados los jardines pero eso era algo que carecía de valor incluso para alguien que su único propósito era el control absoluto para costear meros caprichos más dignos que una reina. La luna seguía irguiéndose como si esta me siguiera, alzaba mi rostro pues por extraño que fuera el motivo era a la única que le permitía encarar hacia mi presencia, daba una ligera sonrisa después de haber cruzado esa noche de viento fresco golpeando mi rostro, la puerta de mi habitación que colindaba a los jardines se mantenía abierta azotando las cortinas ligeramente a mi dirección como si me diesen la bienvenida, las luces de las velas se mantenían apagadas esperando mi regreso pero era un lujo que no me permitiría dar pues advertiría de mi presencia a los sirvientes del lugar y no me encontraba de humor para lidiar con ese tipo de cosas, votaba sobre mi cama el abrigo que había colocado para cubrir mi largo vestido de seda blanca, ahora miraba con desaire mi cuarto encontrándome siempre sola.
Con que este debe ser el costo de mi absoluto poder.. no importa… la única compañía que puede tener una diosa como yo es codearse con otros que posean mi misma divinidad.
Ahora mi sonrisa se alzaba amplia mostrando mis dientes de una forma atemorizante, aunque aun no era hora de descansar prefería tomar un pequeño paseo sobre el palacio e informarme sobre los acontecimientos que ocurrieron durante mi ausencia, ya fueran buenas o malas noticias… siempre tenía que sacarles la ventaja a todo y no dejarme vencer, por algo seguía sobre el trono de Roma demostrándome como una gran líder aunque a muchos no les pareciera la idea.
Como era normal ningún alma transitaba sobre ese frío mármol que rodeaba el palacio dejándome a mí sola en la marcha de buscar a mi primera víctima antes de comenzar a gritar desquiciadamente y perder mi propia paciencia, con una tranquilidad anormal me dejaba ir casi a la dirección donde se encontraba precisamente la habitación de Vergilius pues si bien me había ganado la enemistad de su hermano mayor era necesario averiguar que pensaba el hijo favorito del emperador sobre su bella madrastra.
Sin que lo notase nadie abría la puerta para notar que el tiempo había transcurrido dejando que solo los rayos de la luna despejaran el camino siempre acompañándome, como si estos me mostraran la tenue luz que me conducían siempre hacia mi destino salvaguardándome de los peligros sin caer atrapada en la eterna oscuridad que quería condenarme por mis pecados como una simple mortal pero el detalle de todo esto era que no era como cualquier otro sino que aunque negara las costumbres e ideales en los que había crecido no podía negar el más importante de todos.. MI DIVINIDAD COMO VERDADERA DIOSA DEL ISIS. Mis ojos resplandecieron de un intenso color púrpura al pasearse por la belleza que eran alumbrados los jardines pero eso era algo que carecía de valor incluso para alguien que su único propósito era el control absoluto para costear meros caprichos más dignos que una reina. La luna seguía irguiéndose como si esta me siguiera, alzaba mi rostro pues por extraño que fuera el motivo era a la única que le permitía encarar hacia mi presencia, daba una ligera sonrisa después de haber cruzado esa noche de viento fresco golpeando mi rostro, la puerta de mi habitación que colindaba a los jardines se mantenía abierta azotando las cortinas ligeramente a mi dirección como si me diesen la bienvenida, las luces de las velas se mantenían apagadas esperando mi regreso pero era un lujo que no me permitiría dar pues advertiría de mi presencia a los sirvientes del lugar y no me encontraba de humor para lidiar con ese tipo de cosas, votaba sobre mi cama el abrigo que había colocado para cubrir mi largo vestido de seda blanca, ahora miraba con desaire mi cuarto encontrándome siempre sola.
Con que este debe ser el costo de mi absoluto poder.. no importa… la única compañía que puede tener una diosa como yo es codearse con otros que posean mi misma divinidad.
Ahora mi sonrisa se alzaba amplia mostrando mis dientes de una forma atemorizante, aunque aun no era hora de descansar prefería tomar un pequeño paseo sobre el palacio e informarme sobre los acontecimientos que ocurrieron durante mi ausencia, ya fueran buenas o malas noticias… siempre tenía que sacarles la ventaja a todo y no dejarme vencer, por algo seguía sobre el trono de Roma demostrándome como una gran líder aunque a muchos no les pareciera la idea.
Como era normal ningún alma transitaba sobre ese frío mármol que rodeaba el palacio dejándome a mí sola en la marcha de buscar a mi primera víctima antes de comenzar a gritar desquiciadamente y perder mi propia paciencia, con una tranquilidad anormal me dejaba ir casi a la dirección donde se encontraba precisamente la habitación de Vergilius pues si bien me había ganado la enemistad de su hermano mayor era necesario averiguar que pensaba el hijo favorito del emperador sobre su bella madrastra.
Diva- Berseker de Ares
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Re: Pasillos de palacio
La sola idea de todo aquello que estaba dejando atrás, abandonando lo que mas anhelaba me destrozaba el alma. Podía sentir las lagrimas recorrer mis mejillas, delinear el contorno de mi cuello a cada paso que me alejaba de la habitación de Vergilius. Pero era una medida drástica que debía ser tomada, era necesaria, tan solo haber tenido que llegar a esas instancias me traía una rabia indescriptible. Deseaba gritar, golpear algo, sentía como aquella chispa de descontrol se encendía en el centro de mi pecho.
“Cálmate y sigue adelante.” Pensé para mis adentros, dándome fuerzas para continuar y no mirar hacia atrás. Pero cual oleada los recuerdos azotaban mi frágil conciencia, los pensamientos cargados de dolor y furia ahogaban mi pecho despertando aquella cínica voz dentro de mi mente. Aquella que solo buscaba traer caos y desolación.
“¿Dejaras todo a manos del destino? ¿Es que acaso quieres que se repita el pasado?” Ese tono sombrío lleno de crueldad resonaba en mi cabeza, haciendo relucir en mi mirada una chispa demente. Una parte de mi quería dar vuelta todo el lugar siguiendo esa naturaleza violenta y desesperada que me incitaba.
“¡Cállate!” me repetía a mi misma, buscando la calma, el control sobre mi misma.
“Cobarde…No me digas que no deseas ver nuevamente el rostro de esa serpiente, volver a sentir el olor del miedo corroyendo sus huesos.” Aquella parte de mi subconsciente había tocado un punto sensible. Me detuve apoyándome un instante en una de las paredes, aferrándome a ellas como si fuese a arañarlas.
“Esa arpía…la mataría.” No podía evadir el furor de ese sentimiento, esa necesidad.
“Entonces hazlo…” cual eco resonaba en mi cabeza. Cerré mis puños y mis ojos con fuerza, respire profundamente. “No” me respondí a mi misma decidida a continuar, a marcharme. No hubo replica, ni insistencia, o así parecía. El camino parecía despejado, tal vez tendría por una vez suerte, pero no el destino no me daría tal alegría. A mitad del pasillo, mi paso apurado se detuvo en seco al encontrarse con una femenina y conocida figura frente a si. Suerte la mía, ni más ni menos con ella debía toparme. Nuevamente estábamos enfrentadas, a solas, nuestras miradas clavadas en los ojos de la otra. Mi cuerpo entero se tensó, mis manos temblaban tornándose cual garras, conteniéndose. Fue allí que volví a escucharla.
“Nadie lo sabrá…” La fuerza de sus palabras amenazaba con hacerme perder el juicio, pero me mantuve firme.
- Vaya vaya, mira lo que la noche ha arrastrado. Justo a ti quería verte… ¿Tantas tretas en tu mente que no puedes dormir?- musité fría y cruel, algo burlona, mis labios se curvaron en una leve sonrisa un tanto macabra y retorcida.
“Cálmate y sigue adelante.” Pensé para mis adentros, dándome fuerzas para continuar y no mirar hacia atrás. Pero cual oleada los recuerdos azotaban mi frágil conciencia, los pensamientos cargados de dolor y furia ahogaban mi pecho despertando aquella cínica voz dentro de mi mente. Aquella que solo buscaba traer caos y desolación.
“¿Dejaras todo a manos del destino? ¿Es que acaso quieres que se repita el pasado?” Ese tono sombrío lleno de crueldad resonaba en mi cabeza, haciendo relucir en mi mirada una chispa demente. Una parte de mi quería dar vuelta todo el lugar siguiendo esa naturaleza violenta y desesperada que me incitaba.
“¡Cállate!” me repetía a mi misma, buscando la calma, el control sobre mi misma.
“Cobarde…No me digas que no deseas ver nuevamente el rostro de esa serpiente, volver a sentir el olor del miedo corroyendo sus huesos.” Aquella parte de mi subconsciente había tocado un punto sensible. Me detuve apoyándome un instante en una de las paredes, aferrándome a ellas como si fuese a arañarlas.
“Esa arpía…la mataría.” No podía evadir el furor de ese sentimiento, esa necesidad.
“Entonces hazlo…” cual eco resonaba en mi cabeza. Cerré mis puños y mis ojos con fuerza, respire profundamente. “No” me respondí a mi misma decidida a continuar, a marcharme. No hubo replica, ni insistencia, o así parecía. El camino parecía despejado, tal vez tendría por una vez suerte, pero no el destino no me daría tal alegría. A mitad del pasillo, mi paso apurado se detuvo en seco al encontrarse con una femenina y conocida figura frente a si. Suerte la mía, ni más ni menos con ella debía toparme. Nuevamente estábamos enfrentadas, a solas, nuestras miradas clavadas en los ojos de la otra. Mi cuerpo entero se tensó, mis manos temblaban tornándose cual garras, conteniéndose. Fue allí que volví a escucharla.
“Nadie lo sabrá…” La fuerza de sus palabras amenazaba con hacerme perder el juicio, pero me mantuve firme.
- Vaya vaya, mira lo que la noche ha arrastrado. Justo a ti quería verte… ¿Tantas tretas en tu mente que no puedes dormir?- musité fría y cruel, algo burlona, mis labios se curvaron en una leve sonrisa un tanto macabra y retorcida.
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Re: Pasillos de palacio
Las sorpresas mismas que daba el propio destino sin lugar a dudas ya que descubría a mi pequeña presa recorrer la soledad de aquel palacio tratando de encararme indudablemente a pesar de que su propia vida podría correr peligro, tenía que responder velozmente a su provocación pero no me dejaría llevar por el primer error que cometí cuando Octavius había descubierto parte de la verdad sobre la muerte de su madre y mucho menos encontrándose Vergilius cerca, mis labios se apretaron ligeramente para levantar casi altivamente mi rostro cuando mis ojos comenzaron a recorrer la silueta de aquella infame mujer que trataba de buscar solo una venganza imposible…
-Al menos querida mía no me ves huir a mitad de la noche para salvaguardar mi propia existencia en una tierra desconocida.. –con certeza respondía a sus provocaciones acercándome a una distancia prudente pues aunque lo negará seguía perteneciendo un poco a la familia del César al honrar la muerte de la 1° emperatriz de Roma -muy bien Helenita… me tienes aquí indefensa.. Como únicos testigos tienes al firmamento pero olvidémonos de palabras bonitas…
Sin lugar a dudas ya me sentía atraída hacia su ser para volver a poseer su cuello entre mis manos, tal como aquella primera vez antes de que interviniera Octavius, incluso mi odio y deseo hacia aquel que luchaba por evadir el poder que había creado en una nación ajena era sumamente gracioso.. solo para obtenerlo en una colección más… una colección ya preciada para mí. Los ecos de mis pasos se detuvieron cuando ahora si podía contemplar los rasgos de esa mujer, recordándome a la inmunda de su hermana mayor pero algo en ella la hacía ver diferente cosa que me extrañaba bastante.. aun así la ira de ambas eran dignas oponentes como para solo entablar una conversación “normal”
-Seguirás con aquella estúpida sonrisa o por fin te dignaras a seguir con aquel aburrido discurso de tomar venganza sobre la muerte de tu inútil hermana... aunque si intentas algo de nuevo.. recuerda que ni Octavius esta aquí para salvarte..
-Al menos querida mía no me ves huir a mitad de la noche para salvaguardar mi propia existencia en una tierra desconocida.. –con certeza respondía a sus provocaciones acercándome a una distancia prudente pues aunque lo negará seguía perteneciendo un poco a la familia del César al honrar la muerte de la 1° emperatriz de Roma -muy bien Helenita… me tienes aquí indefensa.. Como únicos testigos tienes al firmamento pero olvidémonos de palabras bonitas…
Sin lugar a dudas ya me sentía atraída hacia su ser para volver a poseer su cuello entre mis manos, tal como aquella primera vez antes de que interviniera Octavius, incluso mi odio y deseo hacia aquel que luchaba por evadir el poder que había creado en una nación ajena era sumamente gracioso.. solo para obtenerlo en una colección más… una colección ya preciada para mí. Los ecos de mis pasos se detuvieron cuando ahora si podía contemplar los rasgos de esa mujer, recordándome a la inmunda de su hermana mayor pero algo en ella la hacía ver diferente cosa que me extrañaba bastante.. aun así la ira de ambas eran dignas oponentes como para solo entablar una conversación “normal”
-Seguirás con aquella estúpida sonrisa o por fin te dignaras a seguir con aquel aburrido discurso de tomar venganza sobre la muerte de tu inútil hermana... aunque si intentas algo de nuevo.. recuerda que ni Octavius esta aquí para salvarte..
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Re: Pasillos de palacio
Ya había un punto en que la actitud de aquella arpía me ponía en una difícil situación. No estaba segura de mi propia reacción, era tanto lo que abrumaba a mi mente de haber abandonado a mi sobrino que era difícil contener todo lo que me invadía. A medida que escuchaba sus palabras por fuera mi rostro se mantenía inmutable, era la sonrisa retorcida en mis labios que mostraba la gracia que me producía su ingenuidad y su soberbia, pero a si mismo en mi interior se desencadenaba un impulso frenético por abalanzarme sobre ella. Por mas que mi mente intentaba ser racional y convencerse de que no era el momento, aquella necesidad, esa voz en mi cabeza encendía la chispa de violencia. Mis ojos se clavaban con frialdad sobre la egipcia, mi expresión y postura era firme y serena, sin embargo podía sentir la tensión invadiendo mis manos y un nudo creciendo en mi pecho. Di un paso, acortando la poca distancia que había entre ambas sonriendo con cinismo.
“Destrózala” resonaba en mi mente, podía saborear prácticamente el olor a su sangre en mis manos, el fuego que ardía en mis venas por despedazarla. No respondí, tan solo di un paso más al punto en que el costado de nuestros cuerpos se rozaban, tal vez demasiado cerca.
-Que decepcionante, subestimarme no es más que otro grave error, tu misma te llevarás a tu miseria. Si mi vida me preocupase no habría venido aquí en primer lugar, si crees que te libras de mi…pobre de ti.- murmuré con crueldad en su oído, para luego echar una leve risilla un tanto siniestra. Sin embargo fue allí cuando mi temple quebró una vez mas, dejándome llevar en el impulso.
Mis manos se aferraron a su rostro cual garras, tomando consigo su pelo, tironeándolo para obligarla a mirarme a los ojos, en los que claramente podía verse reflejada la locura que me convertía en su peor pesadilla. La fuerza de mi cuerpo la empujó haciendo que su espalda golpeara contra la pared del pasillo, reduciéndola a una mera presa acorralada. Y era la misma mirada arrogante y confiada de la pérfida mujer que le daba a mi cara un tinte más sádico y perverso.
-Matarte aquí, ahora…No me bastaría, sería hacerte un favor, tengo mejores ideas para hacer de tu vida un infierno. Pronto la muerte te parecerá mucho mas agradable puedo asegurártelo. – murmuré con un tono sombrío y despiadado, al tiempo que mis uñas se clavaban en su mejilla derecha y mi otra mano se deslizaba un poco a su cuello, no quería escuchar ni una sola palabra de su parte o tal vez perdería el juicio y acabaría por quitarle la vida allí mismo. –Tu irrumpiste en mi familia, tiraste abajo mi vida, creo que debería devolverte el favor.- musité nuevamente sonriente dejando bien en claro mi intención que estaba segura que podía entenderla. – Aquellas “tierras desconocidas” que tú, víbora egipcia llamabas hogar, creo que no seré mal recibida.- mi voz se tornaba mas grave y severa, aunque un tanto divertida. –Te juro por la misma Hispania que la próxima vez que me veas tu pesadilla se hará realidad, y no habrá mas que una larga caída. – expresé al momento en que arañaba su rostro al soltarla con brusquedad. Mis labios se curvaban regocijados de ver como unas gotas de sangre delineaban el contorno de su mejilla izquierda, y como leves marcas rosadas de la presión de mis dedos quedaban impregnadas en la garganta de la emperatriz.
Fue entonces que un destello me hizo entrecerrar los ojos por un instante, unos rayos de luz comenzaban a iluminar el lugar, estaba amaneciendo. Mi inquiete por un segundo al percatarme del tiempo que había pasado en lo que ella había sentido tan solo minutos. Me alejé unos pasos de Diva, mirándola fijamente mientras me colocaba mi capucha ensombreciendo mi rostro que no perdía aquella morbosidad retorcida. –Hasta pronto…- murmuré secamente, al punto en que mi voz sonaba escalofriante, al igual que aquella de mi inconsciente que solía incentivar mi desquicio. Pude sentir como si de repente un frío cual invierno nos envolviese y era de lo más plácido para mí. Me di la vuelta dándole la espalda y caminando rápidamente por los pasillos, desapareciendo entre el silencio de una nueva mañana. No escapaba, más bien se trataba de no perder la oportunidad. Ese viaje podría ayudarme, y era necesario que el tiempo me permita recuperar a Vergilius, estar mas tiempo allí sin ser completamente capaz de controlarme era sumamente riesgoso. No es cobardía sino racionalidad, ahora solo debía pensar en que me depararía Egipto.
Off: Manipulacíon aceptada offrol
“Destrózala” resonaba en mi mente, podía saborear prácticamente el olor a su sangre en mis manos, el fuego que ardía en mis venas por despedazarla. No respondí, tan solo di un paso más al punto en que el costado de nuestros cuerpos se rozaban, tal vez demasiado cerca.
-Que decepcionante, subestimarme no es más que otro grave error, tu misma te llevarás a tu miseria. Si mi vida me preocupase no habría venido aquí en primer lugar, si crees que te libras de mi…pobre de ti.- murmuré con crueldad en su oído, para luego echar una leve risilla un tanto siniestra. Sin embargo fue allí cuando mi temple quebró una vez mas, dejándome llevar en el impulso.
Mis manos se aferraron a su rostro cual garras, tomando consigo su pelo, tironeándolo para obligarla a mirarme a los ojos, en los que claramente podía verse reflejada la locura que me convertía en su peor pesadilla. La fuerza de mi cuerpo la empujó haciendo que su espalda golpeara contra la pared del pasillo, reduciéndola a una mera presa acorralada. Y era la misma mirada arrogante y confiada de la pérfida mujer que le daba a mi cara un tinte más sádico y perverso.
-Matarte aquí, ahora…No me bastaría, sería hacerte un favor, tengo mejores ideas para hacer de tu vida un infierno. Pronto la muerte te parecerá mucho mas agradable puedo asegurártelo. – murmuré con un tono sombrío y despiadado, al tiempo que mis uñas se clavaban en su mejilla derecha y mi otra mano se deslizaba un poco a su cuello, no quería escuchar ni una sola palabra de su parte o tal vez perdería el juicio y acabaría por quitarle la vida allí mismo. –Tu irrumpiste en mi familia, tiraste abajo mi vida, creo que debería devolverte el favor.- musité nuevamente sonriente dejando bien en claro mi intención que estaba segura que podía entenderla. – Aquellas “tierras desconocidas” que tú, víbora egipcia llamabas hogar, creo que no seré mal recibida.- mi voz se tornaba mas grave y severa, aunque un tanto divertida. –Te juro por la misma Hispania que la próxima vez que me veas tu pesadilla se hará realidad, y no habrá mas que una larga caída. – expresé al momento en que arañaba su rostro al soltarla con brusquedad. Mis labios se curvaban regocijados de ver como unas gotas de sangre delineaban el contorno de su mejilla izquierda, y como leves marcas rosadas de la presión de mis dedos quedaban impregnadas en la garganta de la emperatriz.
Fue entonces que un destello me hizo entrecerrar los ojos por un instante, unos rayos de luz comenzaban a iluminar el lugar, estaba amaneciendo. Mi inquiete por un segundo al percatarme del tiempo que había pasado en lo que ella había sentido tan solo minutos. Me alejé unos pasos de Diva, mirándola fijamente mientras me colocaba mi capucha ensombreciendo mi rostro que no perdía aquella morbosidad retorcida. –Hasta pronto…- murmuré secamente, al punto en que mi voz sonaba escalofriante, al igual que aquella de mi inconsciente que solía incentivar mi desquicio. Pude sentir como si de repente un frío cual invierno nos envolviese y era de lo más plácido para mí. Me di la vuelta dándole la espalda y caminando rápidamente por los pasillos, desapareciendo entre el silencio de una nueva mañana. No escapaba, más bien se trataba de no perder la oportunidad. Ese viaje podría ayudarme, y era necesario que el tiempo me permita recuperar a Vergilius, estar mas tiempo allí sin ser completamente capaz de controlarme era sumamente riesgoso. No es cobardía sino racionalidad, ahora solo debía pensar en que me depararía Egipto.
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Re: Pasillos de palacio
Solo me causaba un poco de gracia cuando tomo ese rato y acorto la distancia entre nosotras para susurrar a mi oído, su temple no era digna de una gobernante pues su temple lucía con más alteración que ni ella misma podía controlar, lo sabía demasiado bien pues siempre convivía con esta sensación de acabar contra quienes se oponía a mi palabras pero esa pequeña diferencia de mantener mi propia cordura me hacía alguien fuerte, más fuerte que ninguna persona alrededor que tratara de derrocarme. Su respiración rozaba mi piel cosa que ya me parecía meramente repugnante, podía ver claramente sus intenciones a lo que sus manos sujetaron mi rostro tirando de mí obligándome de esta forma verla a los ojos, mi cuerpo se tensó tratando de mantenerse firme y no devolverle el golpe que tanto deseaba dar.
Arrojándome contra la pared me acorralaba pasando apoyar mis manos hacia atrás mientras que esta me sostenía, bajaba la mirada como si demostrara mi temor ante sus acciones. Su voz se colaba hasta mi oído reteniendo esa posible carcajada a pesar de que estaba logrando herirme.
-Solo mírate tú misma perder la cordura.. podría decirse que te estas convirtiendo en lo que peor deseas… en mí –no pude evitar la tentación de responderle, solo eso provocó la ira de esa mujer que surcaba su mano contra mi cuello queriendo asfixiarme, se separaba de mí con tal furia que sus uñas marcaron mi rostro dejando apenas un leve rastro de mi propia sangre…
El tiempo hacía transcurrido cuando el leve destello del sol marcaron sus ojos, apenas delineaba con mis dedos la marca que había impuesto en mi rostro notando el color carmín resbalar por mi mejilla. El rostro de esa mujer si es que podía catalogarse como tal era oculta por su propia capucha, con una “despedida” se retiraba mientras que yo sonreía plenamente dándole incluso tiempo a marcharse para darle si quiera esa ventaja.
Qué tonta fuiste… pero te agradesco el favor que me hiciste.. ahora nadie… ni tus propios sobrinos a los que tanto amas podrán salvarte de tu destino.
-Guardias!!!... Guardias!!!
A esas horas ya debía haber alguien cercano para realizar sus labores, aprovechaba la ocasión pues todo me parecía cada vez más perfecto. Al escuchar mis gritos la escolta real se presentaba mientras yo yacía en el suelo más furiosa que nunca pues jamás lo que perdería sería esa temple que atemorizaría a cualquier ser vivo. Los hombres perplejos al verme en ese estado no acreditaban que alguien se hubiera atrevido a tocarme y dejarme tras esa condición, mis ojos resplandecieron controlando mi propia euforia.
- Idiotas que hacen mirándome??!!!... acaso no ven que su emperatriz fue atacada!! Vayan y aprésenla!!
- Excelencia ha visto quién fue su atacante? - su voz lucía temerosa, a lo que me apoyaba tratando de arreglar mis ropajes para mirarlo con más desprecio que la vez anterior, mi mano se apoyaba en su armadura para tirar de él.
-No es digna si quiera de mencionar su nombre pero no tengo más opción que hacer ver su propia traición contra la familia del César… escuchen bien mis palabras y quiero que se difunda por toda Roma y el Senado… no quiero que nadie descanse hasta que la encuentren!!... la que solía ser hermana de la difunta esposa del emperador cometió semejante crimen al estar cegada por el odio… culpándome de la muerte de su hermana.. atentando contra mi propia vida. Pues bien.. su error será castigado con la muerte.. informen a todas las altas casas de Roma.. a todo el mundo que el que la encuentre deberá traerla viva… o muerta.
Empujaba a ese hombre para que la noticia fuera difundida, era hora de realizar el siguiente movimiento y ese era el informar de los detalles a mi querida familia. Había llegado la hora de que demostraran su lealtad lo antes posible, me encontraba con uno de los sirvientes que trataban de atenderme seguido con otros llevando algunas cosas para tratar de curarme, mi mano golpeaba los objetos dejando que cayeran al suelo.
- Dejense de tonterías!!.. quiero que llamen a la familia del César ahora mismo!!.. eso incluye a todos.. Fye… Vergilius… Octavius.. Lydia no tengo más opción pues aunque sea una mujer es mi hija… también traigan a Solomon.. no quiero que falte nadie.. ahora lárguense!!
Arrojándome contra la pared me acorralaba pasando apoyar mis manos hacia atrás mientras que esta me sostenía, bajaba la mirada como si demostrara mi temor ante sus acciones. Su voz se colaba hasta mi oído reteniendo esa posible carcajada a pesar de que estaba logrando herirme.
-Solo mírate tú misma perder la cordura.. podría decirse que te estas convirtiendo en lo que peor deseas… en mí –no pude evitar la tentación de responderle, solo eso provocó la ira de esa mujer que surcaba su mano contra mi cuello queriendo asfixiarme, se separaba de mí con tal furia que sus uñas marcaron mi rostro dejando apenas un leve rastro de mi propia sangre…
El tiempo hacía transcurrido cuando el leve destello del sol marcaron sus ojos, apenas delineaba con mis dedos la marca que había impuesto en mi rostro notando el color carmín resbalar por mi mejilla. El rostro de esa mujer si es que podía catalogarse como tal era oculta por su propia capucha, con una “despedida” se retiraba mientras que yo sonreía plenamente dándole incluso tiempo a marcharse para darle si quiera esa ventaja.
Qué tonta fuiste… pero te agradesco el favor que me hiciste.. ahora nadie… ni tus propios sobrinos a los que tanto amas podrán salvarte de tu destino.
-Guardias!!!... Guardias!!!
A esas horas ya debía haber alguien cercano para realizar sus labores, aprovechaba la ocasión pues todo me parecía cada vez más perfecto. Al escuchar mis gritos la escolta real se presentaba mientras yo yacía en el suelo más furiosa que nunca pues jamás lo que perdería sería esa temple que atemorizaría a cualquier ser vivo. Los hombres perplejos al verme en ese estado no acreditaban que alguien se hubiera atrevido a tocarme y dejarme tras esa condición, mis ojos resplandecieron controlando mi propia euforia.
- Idiotas que hacen mirándome??!!!... acaso no ven que su emperatriz fue atacada!! Vayan y aprésenla!!
- Excelencia ha visto quién fue su atacante? - su voz lucía temerosa, a lo que me apoyaba tratando de arreglar mis ropajes para mirarlo con más desprecio que la vez anterior, mi mano se apoyaba en su armadura para tirar de él.
-No es digna si quiera de mencionar su nombre pero no tengo más opción que hacer ver su propia traición contra la familia del César… escuchen bien mis palabras y quiero que se difunda por toda Roma y el Senado… no quiero que nadie descanse hasta que la encuentren!!... la que solía ser hermana de la difunta esposa del emperador cometió semejante crimen al estar cegada por el odio… culpándome de la muerte de su hermana.. atentando contra mi propia vida. Pues bien.. su error será castigado con la muerte.. informen a todas las altas casas de Roma.. a todo el mundo que el que la encuentre deberá traerla viva… o muerta.
Empujaba a ese hombre para que la noticia fuera difundida, era hora de realizar el siguiente movimiento y ese era el informar de los detalles a mi querida familia. Había llegado la hora de que demostraran su lealtad lo antes posible, me encontraba con uno de los sirvientes que trataban de atenderme seguido con otros llevando algunas cosas para tratar de curarme, mi mano golpeaba los objetos dejando que cayeran al suelo.
- Dejense de tonterías!!.. quiero que llamen a la familia del César ahora mismo!!.. eso incluye a todos.. Fye… Vergilius… Octavius.. Lydia no tengo más opción pues aunque sea una mujer es mi hija… también traigan a Solomon.. no quiero que falte nadie.. ahora lárguense!!
Diva- Berseker de Ares
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Re: Pasillos de palacio
El silencio que retumbaba por el palacio indicaba algo más que mi posible caída del trono al morir mi supuesto “esposo”, sin tiempo que perder tenía que deshacerme de la princesa antes de que se diera cuenta que el control de Roma ya no estaba en mis manos y si todos empezaban a descubrir esto sería más que catastrófico para mí. Con extrañeza miraba alrededor de las salas para ver que nadie se presentara, sospechaba que todos a pesar de que estuvieran consternados por la muerte del César estaban preparándose por la posible revuelta que se formaría en la ciudad para ver al nuevo sucesor.
Antes de dar la vuelta a la entrada percibía algo demasiado extraño en los jardines, una especie de energía que jamás había percibido en mi vida, mi mano se apretó para esperarme un poco más ya que solo se debía encontrar la princesa de Britania y nadie más, observando a mi alrededor me aseguraba que nadie interrumpiera esa pequeña entrada.
Sin hacer caso omiso lanzaba hacia atrás mi largo cabello pues estaba segura que debía de seguir esperándome, un viento me hizo detenerme pues era como algo ligeramente hostil que no deseaba que entrase aun, seria me indignaba ya que se trataba de mi palacio.
Antes de dar la vuelta a la entrada percibía algo demasiado extraño en los jardines, una especie de energía que jamás había percibido en mi vida, mi mano se apretó para esperarme un poco más ya que solo se debía encontrar la princesa de Britania y nadie más, observando a mi alrededor me aseguraba que nadie interrumpiera esa pequeña entrada.
Sin hacer caso omiso lanzaba hacia atrás mi largo cabello pues estaba segura que debía de seguir esperándome, un viento me hizo detenerme pues era como algo ligeramente hostil que no deseaba que entrase aun, seria me indignaba ya que se trataba de mi palacio.
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Re: Pasillos de palacio
Helena había logrado su mision, estaba ya internada en los pasillos del palacio, todo era perfecto, lo único que tenía que hacer era esconderse por los pilares y escuchar con atencion lo que decían los sirvientes, muchos decían tener pendientes las tareas en el cuarto de Diva, y señalaban con temor hacia cierto lugar aduciendo que aún no iban por que tenían miedo del mal genio de la terrible mujer; Helena no puedo evitar sentirse un poco asustada porque por ahí escuchó decir que esa mujer era capaz de matar a cualquiera que se acercara a su cuarto sin que ella lo citara antes, pero su deseo de ver a su amor platónico no la dejaba en paz, así que no se dejó vencer por ello.
-Bueno qué puedo hacer? Tengo algunas flechas y estoy segura que si hago algo con ellas podrié entrentener a los guardias que están en el principio de ese pasillo, son sólo tres y estoy segura que iran corriendo a ver qué pasa, y si corro lo suficientemente rápido puedo internarme ahí y volverme a esconder.
Helena tomó una de las flechas de su carcaj y la apuntó acia una esquina lejana del sitio donde ellos estaban haciendo guardia, una vez que el enfoque fue hecho el nerviosismo de la cazadora hizo que se elevara su cosmos de modo que ahora tres flechas brillantes salieron rapidamente disparadas hacia esa esquina que se doblaba en un pasillo, de modo que los soldados corrieron como borregos hacia ese lugar para ver de qué se trataba y doblaron la esquina, ese fue el momento preciso para Helena quien no desaprovechó su oportunidad y entró por ese pasillo par esconderse detrás de los grandes pilares que estaban ahí, caminó con cautela, porque pensó que esos soldados podrían alertar a otros, o que habría más de uno que cuidara esa habitacion más adelante.
-Ya falta poco, cada vez más cerca de mi presa-
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Re: Pasillos de palacio
Lin ahora pasaba omo si nada en los pasillos del palacio pues tiempo atras le habia dicho Diva que podia disponer de una habitacion de ahi como su invitada ademas de que un sequito de varias mujeres que luego de haber llegado al Porton principal del lugar gracias al portal que habia hecho Lydia desde su templo hizo que llegara ahi, sin embargo solo habia caminado un poco y se habia encontrado con las chicas le habian acompañado cuando fue al senado y ya encontradose con ellas, una le habia mencionado que la habian buscado durante horas, pero Lin habilmente les dijo que habia estado en el senado, asi estas la llevaron por los pasillos del palacio para llevarla asu habitacion, pero al estar casi cerca Lin le pidio a una de ellas que le dijera si sabia algo de la localizacin de Diva, pes ahora ontaban con poco tiempo para poder realizar el encaro de su amiga y diosa Lydia, esta solo le sonrio y le dijo que se encontraba ya en su habitacion, por lo que al llegar a su habitacion temporal de ahi se refresco un poco la cara y ya estando sola se dijo
- mmmm....espero que esta vez no este ocupada pues debo ir al templo lo mas rapido posible......-
solo sonrio de lado y luego de terminar de refrescarse se reunio de uevo con aqul sequito que tenia por el momento y les dijo que ya podia irse, estas solo le sonrieron y se fuern no sin antes decirles que la mañana siguiente irian con ella, asi aohra se encontrbaa sola y susurraba
- ahora si..mi mision comenzara ahora..-
sonrio mientras sentia una brisa recorrer los pasillos y ondulaba un poco su rubio cabello, chocando con su rostro niveo, y asi se fue caminado algo presurosa hasta la habitacion de Diva.....
- mmmm....espero que esta vez no este ocupada pues debo ir al templo lo mas rapido posible......-
solo sonrio de lado y luego de terminar de refrescarse se reunio de uevo con aqul sequito que tenia por el momento y les dijo que ya podia irse, estas solo le sonrieron y se fuern no sin antes decirles que la mañana siguiente irian con ella, asi aohra se encontrbaa sola y susurraba
- ahora si..mi mision comenzara ahora..-
sonrio mientras sentia una brisa recorrer los pasillos y ondulaba un poco su rubio cabello, chocando con su rostro niveo, y asi se fue caminado algo presurosa hasta la habitacion de Diva.....
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Re: Pasillos de palacio
Ya sin obtsaculos que le detuviesen como lo eran los guardias del frontis, ahora Solomon tenía a sus anchas los distintos pasillos del palacio, los soldados que le veian no sospecharian absolutamente nada, pues desconocian del corredor oculto, los pasos de Solomon eran secos y rapidos, su actitud serena, no perdia tiempo en indagar por cada cuarto que pasase, sabía bien donde encontrarla, su habitación, el pequeño templo que había armado desde su llegada a palacio para criar con esmero su odio contra Selene.
A un extraño silencio se redujo su camino, no había mayores doncellas, ni sirvientes, ni siquiera guardias, algo pasaba, lo presentia en su corazón, negatividad era lo que estaba impregnada en cada pared, cuadro y artilugio colgante.
Amenaza, muerte, sed de sangre...
Recordo la carta que le había enviado, le resultaba extraño no haber visto nunca más a la sierva a la que encomendo el trabajo de llevarsela ante su presencia.
Pronto legaria al cuarto de la emperatriz, una voz se oia desde lejos, era conocida, la de la princesa de Britania, el angel de Afrodita por fin hacía su aparición en escena, justo a tiempo para presenciar el reemcuentro de dos amantes. Solomon y Diva uan vez más juntos.
A un extraño silencio se redujo su camino, no había mayores doncellas, ni sirvientes, ni siquiera guardias, algo pasaba, lo presentia en su corazón, negatividad era lo que estaba impregnada en cada pared, cuadro y artilugio colgante.
Amenaza, muerte, sed de sangre...
Recordo la carta que le había enviado, le resultaba extraño no haber visto nunca más a la sierva a la que encomendo el trabajo de llevarsela ante su presencia.
Pronto legaria al cuarto de la emperatriz, una voz se oia desde lejos, era conocida, la de la princesa de Britania, el angel de Afrodita por fin hacía su aparición en escena, justo a tiempo para presenciar el reemcuentro de dos amantes. Solomon y Diva uan vez más juntos.
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Re: Pasillos de palacio
Lin habia salido al fin de la habitación de Diva......realmente estaba en un completo conflicto, tanto espiritual como emocional, pues esta mas que sorprendida de las revelaciones que hizo Diva a los que estaban en la habitación, ademas, de que lo dijera asi como si necesitara hacerlo. Realmente esto cambiaba todo lo que pensaba de todos; el de Solomon cambiaba aun mas...por que, cuando se iba a imaginar que el amaba o queria a Diva....jamas..... O del chico rubio del parche, que iba a hablar, alzar la voz y ver por sus propios intereses, protegiendo a un hermano que habia venido del egipto con un fracaso.Pero eso ya no tenia que pensar, pues parte de su trabajo estaba hecho y hasta traia datos interesantes para reflexionar, por lo que penso en ir de nuevo al templo de su diosa.
Asi, decidio alejarse lo mas pronto posible del lugar donde habia salido y con pasos firmes y rapidos se alejo de dicho lugar, dejando solo a su paso una brisa de su presencia. Pero mientras caminaba, pudo sentir la presencia de varias personas cerca del porton principal, en realidad solo se sentia una fuerte y otras dos debiles, cosa que hizo deter un poco su paso, percatadose tambien que cerca de donde estaba ella se encontraba el portal que habia hecho Lydia para ella, asi que decidio salir de ahi lo mas rapido.
Camino hasta a el, suspiro y ocultando su presencia y la del portal, se adentro en este para desaparecer, siendo el sitio un lugar oscuro y solitario, donde nadie pasaba, haciendo que nadie se percatara de la salida de la princesa. Ahora ella llegaria al templo de Afrodita.
Asi, decidio alejarse lo mas pronto posible del lugar donde habia salido y con pasos firmes y rapidos se alejo de dicho lugar, dejando solo a su paso una brisa de su presencia. Pero mientras caminaba, pudo sentir la presencia de varias personas cerca del porton principal, en realidad solo se sentia una fuerte y otras dos debiles, cosa que hizo deter un poco su paso, percatadose tambien que cerca de donde estaba ella se encontraba el portal que habia hecho Lydia para ella, asi que decidio salir de ahi lo mas rapido.
Camino hasta a el, suspiro y ocultando su presencia y la del portal, se adentro en este para desaparecer, siendo el sitio un lugar oscuro y solitario, donde nadie pasaba, haciendo que nadie se percatara de la salida de la princesa. Ahora ella llegaria al templo de Afrodita.
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Re: Pasillos de palacio
Mi paso era apresurado, el haber estado en la habitación de aquella zorra me había enfurecido, tantos planes, tantos deseos y todos a la borda, me detuve abruptamente a mitad del camino de escalinatas, haciendo una mueca llevando mi dedo pulgar a la boca y mordiendo por momentos la uña dije: - Acaso esta egipcia sino tenía a Máximo al lado era un completo desastre ... no hay duda alguna que eras un verdadero perro Diva.
Mi rostro seguía conservando aquella mueca de desagrado, retomé mi marcha, en el segundo escalón dí media vuelta y me regresé, ahora mi cara tenía una nueva expresión, una mezcla de picardía, levanté una ceja y me devolvía por aquellas mismas escaleras que momentos atrás mostraban mi salida del lugar.
Sin demoras estaba en la parte superior de la escalinata, permanecí inmóvil mirando en dirección a aquella habitación, suspiré un par de veces y organicé mi cabello, limpié y desarrugué mi vestido y emprendí de nuevo la marcha hacia aquel aposento, en mi rostro se notaba la satisfacción, el placer de volver a él, caminaba pausado como si por momentos lo hiciera en cámara lenta, el tiempo pasaba y faltaba poco. Ya estaba frente a él, una última pasada por mis cabellos peinándolos, pellizqué mis mejillas, humedecí mis labios, llevé mis manos a la cintura, tomé un buen sorbo de saliva y escupí en toda la entrada de aquel cuarto, reincorporándome y limpiándome la boca dije: - Había olvidado esto .... Emperatriz Terminando con una reverencia.
A nueva cuenta salí de allí, descendiendo una vez más aquellas viejas y desgastadas escaleras.
Mi rostro seguía conservando aquella mueca de desagrado, retomé mi marcha, en el segundo escalón dí media vuelta y me regresé, ahora mi cara tenía una nueva expresión, una mezcla de picardía, levanté una ceja y me devolvía por aquellas mismas escaleras que momentos atrás mostraban mi salida del lugar.
Sin demoras estaba en la parte superior de la escalinata, permanecí inmóvil mirando en dirección a aquella habitación, suspiré un par de veces y organicé mi cabello, limpié y desarrugué mi vestido y emprendí de nuevo la marcha hacia aquel aposento, en mi rostro se notaba la satisfacción, el placer de volver a él, caminaba pausado como si por momentos lo hiciera en cámara lenta, el tiempo pasaba y faltaba poco. Ya estaba frente a él, una última pasada por mis cabellos peinándolos, pellizqué mis mejillas, humedecí mis labios, llevé mis manos a la cintura, tomé un buen sorbo de saliva y escupí en toda la entrada de aquel cuarto, reincorporándome y limpiándome la boca dije: - Había olvidado esto .... Emperatriz Terminando con una reverencia.
A nueva cuenta salí de allí, descendiendo una vez más aquellas viejas y desgastadas escaleras.
Ambrose- Dios/a
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Ataques :
AD - Anunciación Marina (2400)
AM - Réquiem de Rosas Rojas Imperiales (2900)
AF - Llamado de las Estaciones (3600)
Defensa :
Puertas de la Atlántida
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