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Oasis El Fayum
Recuerdo del primer mensaje :
La vegetación crecía visiblemente con cada paso que daban, ya estaban cabalgando sobre pastizales y a lo lejos incluso se podía ver grandes plantaciones de uvas y otras frutas. Estaban en el territorio de El Fayum sin duda alguna. Una basta zona donde el agua no era escasa y en donde se cultivaba la mayor cantidad de frutas de Egipto, como los melocotones o la fruta preferida de Selene… las granadas. Disminuyó el paso, pues ya no era necesario andar tan rápido, además que estaba atardeciendo y habían llegado a destino.
De pronto, justo frente ellos Selene visualizó algo que la hizo sonreír.
- Bahr Yussef – Paró su caballo viendo que se extendía en su camino un canal de agua tan clara como el cristal.
Era un canal que se conectaba con el mismo río Nilo hasta el lago del Oasis, lugar al que iban, por lo cual sólo debía seguir el curso del agua hacia el norte. Palmeras se extendían alrededor de este canal y flamencos adornaban los bordes del canal… un paisaje paradisíaco después de haber estado cabalgando en medio del desierto la mayoría de ese día.
Se bajó rápidamente del caballo dejándolo amarrado a una palmera y metió sus pies al agua, avanzando por ésta hasta la altura de sus rodillas, sólo para agacharse y lavarse la cara. Respiró tranquila, finalmente estaba en el lugar donde quería estar y además el sol ya no era un castigo, sino un placer. La limpieza de su cara era simbolico... dejaba ahi en el agua de su amado egipto la pena o malestar de lo que había hecho en el desierto y le prometía ahi mismo olvidarse de ello. Suspiró de nuevo sintiendo el agua bajar por su piel... Era su hora preferida del día pues no hacía ni calor ni frío y el agua era simplemente refrescante. Sin importarle la presencia de Edward o incluso de la Kisame se quedó mirando el paisaje un buen rato, sonriendo pues sabía que iba por un buen camino y debía prepararse para lo que venía.
De pronto salió de sus propios pensamientos para volver a la orilla. Cada paso que cada sentía como el agua caía por sus pantorillas... pero lo ignoró. Observó a Edward y Kisame un momento… para luego volver a su caballo…
- Kisame vigila la retaguardia, ya no estamos cabalgando en territorio vacío. – Dijo mientras golpeaba su corcel y comenzaba a cabalgar guiando al grupo, pues conocía la zona. Estaban cerca de su destino… ya en el horizonte se veían algunas estrellas pues el sol se ocultaba… - Edward, estamos ya en El Fayum… intenta no ofender a las personas que aquí habitan mirándolos a los ojos, pues tu ejercito masacró a muchos de los que hoy se refugian aquí. Eso sí, mantente siempre atento.
Selene se cubrió con una capa, no era bueno que la reconocieran los aldeanos que habitaban por las orillas del canal. Nunca se sabía que tipo de personas habitaban ahí y si la reconocían… podía haber problemas y lo único que realmente deseaba Selene era llegar rápido a El Fayum para bañarse, comer y dormir. Sus sirvientes la esperaban... sería tal vez una de las ultimas veces que estaría sola en tranquilidad...
La vegetación crecía visiblemente con cada paso que daban, ya estaban cabalgando sobre pastizales y a lo lejos incluso se podía ver grandes plantaciones de uvas y otras frutas. Estaban en el territorio de El Fayum sin duda alguna. Una basta zona donde el agua no era escasa y en donde se cultivaba la mayor cantidad de frutas de Egipto, como los melocotones o la fruta preferida de Selene… las granadas. Disminuyó el paso, pues ya no era necesario andar tan rápido, además que estaba atardeciendo y habían llegado a destino.
De pronto, justo frente ellos Selene visualizó algo que la hizo sonreír.
- Bahr Yussef – Paró su caballo viendo que se extendía en su camino un canal de agua tan clara como el cristal.
Era un canal que se conectaba con el mismo río Nilo hasta el lago del Oasis, lugar al que iban, por lo cual sólo debía seguir el curso del agua hacia el norte. Palmeras se extendían alrededor de este canal y flamencos adornaban los bordes del canal… un paisaje paradisíaco después de haber estado cabalgando en medio del desierto la mayoría de ese día.
Se bajó rápidamente del caballo dejándolo amarrado a una palmera y metió sus pies al agua, avanzando por ésta hasta la altura de sus rodillas, sólo para agacharse y lavarse la cara. Respiró tranquila, finalmente estaba en el lugar donde quería estar y además el sol ya no era un castigo, sino un placer. La limpieza de su cara era simbolico... dejaba ahi en el agua de su amado egipto la pena o malestar de lo que había hecho en el desierto y le prometía ahi mismo olvidarse de ello. Suspiró de nuevo sintiendo el agua bajar por su piel... Era su hora preferida del día pues no hacía ni calor ni frío y el agua era simplemente refrescante. Sin importarle la presencia de Edward o incluso de la Kisame se quedó mirando el paisaje un buen rato, sonriendo pues sabía que iba por un buen camino y debía prepararse para lo que venía.
De pronto salió de sus propios pensamientos para volver a la orilla. Cada paso que cada sentía como el agua caía por sus pantorillas... pero lo ignoró. Observó a Edward y Kisame un momento… para luego volver a su caballo…
- Kisame vigila la retaguardia, ya no estamos cabalgando en territorio vacío. – Dijo mientras golpeaba su corcel y comenzaba a cabalgar guiando al grupo, pues conocía la zona. Estaban cerca de su destino… ya en el horizonte se veían algunas estrellas pues el sol se ocultaba… - Edward, estamos ya en El Fayum… intenta no ofender a las personas que aquí habitan mirándolos a los ojos, pues tu ejercito masacró a muchos de los que hoy se refugian aquí. Eso sí, mantente siempre atento.
Selene se cubrió con una capa, no era bueno que la reconocieran los aldeanos que habitaban por las orillas del canal. Nunca se sabía que tipo de personas habitaban ahí y si la reconocían… podía haber problemas y lo único que realmente deseaba Selene era llegar rápido a El Fayum para bañarse, comer y dormir. Sus sirvientes la esperaban... sería tal vez una de las ultimas veces que estaría sola en tranquilidad...
Selene- Dama del Pecado
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Re: Oasis El Fayum
Escuchaba atentamente todo lo que la reina Selene me decía, al parecer estaba estudiando sobre las relaciones trópicas del imperio Romano, claro que no eran complicadas todo se basaba en una sola cosa y eso era belleza, la belleza de la mujer los hacía pensar que estaban enamorados pero todo eso era absurdo. Levanto los ojos sin siquiera mover la cabeza solo para ver la gran cantidad de libros que rodeaban el ambiente; No paso mucho tiempo para que me preguntase algo que verdaderamente debía responder.
- ¿Casado?, no. Solo he estado de novio pero nunca llegue hasta un compromiso que durase más de un mes. Mi deber como capitán me quita el tiempo para formar una familia y mucho menos para cuidarla aunque claro una vez estuve comprometido pero no funciono todo termino como las demás. -
Le conteste con seriedad y sin apuro, moví nuevamente los labios solo para responder la siguiente pregunta a la cual se refería Selene. - La segunda pregunta es algo complicado, en ese caso importaría mucho la actitud del esposo. Normalmente los esposos romanos solo quieren a las mujeres por su extrema belleza y sobre todo por ser jóvenes, casi no existe el amor en Roma solo quieren mantener su legado, pero después de todo el amor no es un sentimiento es una habilidad. -
Las preguntas de Selene cada vez me parecían más raras, puesto que no sabía a donde quería llegar con estas, moví la cabeza hacia la derecha solo para volver a ver otro espejismo de la diosa Minerva. ¿Que acaso no me iba a dejar en paz? Cada vez me ponía mas irritado interiormente, aunque claro no l dejaba ver en el exterior.
- Ahora yo tengo una pregunta para usted ¿Porque me pregunta todo esto?. - Dudaba ya que no creía que aquella joven me haría tales preguntas solo por dudas incautas.
- ¿Casado?, no. Solo he estado de novio pero nunca llegue hasta un compromiso que durase más de un mes. Mi deber como capitán me quita el tiempo para formar una familia y mucho menos para cuidarla aunque claro una vez estuve comprometido pero no funciono todo termino como las demás. -
Le conteste con seriedad y sin apuro, moví nuevamente los labios solo para responder la siguiente pregunta a la cual se refería Selene. - La segunda pregunta es algo complicado, en ese caso importaría mucho la actitud del esposo. Normalmente los esposos romanos solo quieren a las mujeres por su extrema belleza y sobre todo por ser jóvenes, casi no existe el amor en Roma solo quieren mantener su legado, pero después de todo el amor no es un sentimiento es una habilidad. -
Las preguntas de Selene cada vez me parecían más raras, puesto que no sabía a donde quería llegar con estas, moví la cabeza hacia la derecha solo para volver a ver otro espejismo de la diosa Minerva. ¿Que acaso no me iba a dejar en paz? Cada vez me ponía mas irritado interiormente, aunque claro no l dejaba ver en el exterior.
- Ahora yo tengo una pregunta para usted ¿Porque me pregunta todo esto?. - Dudaba ya que no creía que aquella joven me haría tales preguntas solo por dudas incautas.
Última edición por Strife el Sáb Oct 16, 2010 11:23 pm, editado 1 vez
Strife- Caballeros Dorados
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Re: Oasis El Fayum
Narración /Dialogo Latin
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Selene escuchó con interés la explicación que el joven le daba sobre como se formaban los matrimonios en Roma, generalmente precedidos por alguien de edad casándose con una hermosa joven. Pues Selene sabía que había algo en ella que usualmente atraía a los hombres, no sabía si era realmente belleza o su personalidad, y por otro lado, ella era joven… por lo cual supuso que eso complacería a su futuro esposo.
- Me sorprende que alguien tan joven como tu no crea en el amor como un sentimiento, ni crea en el matrimonio como algo sagrado. – Dijo Selene sonriéndole con algo de malicia. – Eso me agrada bastante. Se nota que no eres un idiota… sólo luces como uno con tu casco con plumas. – La joven miró el uniforme de Legionario de Strife. Se había controlado demasiado respecto a los modales y dejar escapar de vez en cuando algún comentario de ese tipo no era extraño bajo normales circunstancias con ella.
Selene permanecía pensando en aquello. Si su futuro esposo quería de ella solo ser bella, sería fácil complacerlo. Fue entonces que el joven quiso saber el porqué de tantas preguntas por parte de ella. Selene ruborizó un poco pensando si decirlo o no.
- Tan solo quiero aprender más de los hombres Romanos y como complacerlos. - Dijo tajante, siguiendo inmediatamente después para que el joven no fuera a mal interpretar la situación. – Pero me has dicho que solo ser bella y joven son los requisitos para una esposa en Roma… algo bastante extraño.
Se imaginó por un momento a las mujeres de Egipto casi como estatuas. Que triste y miserable vida se llevaría aquel que se casara con ella si eso era lo que esperaba. Recordaba que su madre en alguna ocasión le había dijo que con su cuerpo la mujer podía conquistar a cualquier hombre… pero no sabía como… No sabía quien era el hombre con quien se debería casar ni como conquistarlo a él. ¿Sería un matrimonio simplemente político o esos romanos mandaban a alguien que pensaban podía reemplazarla? ¿Mandaban un hombre para humillarla y castigarla… o alguien que pudiera dar un heredero al pueblo Egipto?
- ¿Cómo se hace feliz a un hombre romano feliz… en… compartiendo… uhmm… compartiendo el lecho nupcial? – Selene miró a otro lado un tanto avergonzada. Pensó de inmediato que apenas terminara dicha conversación debería mandar a matar a ese hombre pues no podría volver a mirarlo a los ojos después de lo que le acababa de preguntar y su mera presencia le molestaría en el futuro. - ¿Hay algún secreto para… para eso?
Selene- Dama del Pecado
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Re: Oasis El Fayum
Hablo Italiano // Roleo
Escuche atentamente todas las palabras de Selene, por un momento recordó a todas aquellas mujeres las cuales habían estado a su lado. Pero sobre todo recordaba a la mujer con la que el había estado durante tanto tiempo, el no le había contado nada a Selene de aquella relación que había durado un año. No lo creía apropiado ya que eso era personal además de que aquella chica era tal vez la primera en la que verdaderamente había confiado.
Por tan solo un momento recordó a todos sus compatriotas que habían caído en la arena gracias a varias tropas de aquella emperatriz, pestañee lentamente mientras que mas palabras salían de los labios de Selene, al parecer mis propias creencias le parecían buenas, aquella mujer la que solo pertenecía a mi mente seguía en la habitación, cada vez más me ponía molesto. Luego de que Selene diera su explicación nuevamente me hizo una pregunta.
- ¿Secreto? No creo que haya algún secreto emperatriz Selene y si lo hay desconosco de este, solo se lo esencial del corazón del hombre Romano como lo dije antes no soy muy experto en cosas complicadas. -
Escuche atentamente todas las palabras de Selene, por un momento recordó a todas aquellas mujeres las cuales habían estado a su lado. Pero sobre todo recordaba a la mujer con la que el había estado durante tanto tiempo, el no le había contado nada a Selene de aquella relación que había durado un año. No lo creía apropiado ya que eso era personal además de que aquella chica era tal vez la primera en la que verdaderamente había confiado.
Por tan solo un momento recordó a todos sus compatriotas que habían caído en la arena gracias a varias tropas de aquella emperatriz, pestañee lentamente mientras que mas palabras salían de los labios de Selene, al parecer mis propias creencias le parecían buenas, aquella mujer la que solo pertenecía a mi mente seguía en la habitación, cada vez más me ponía molesto. Luego de que Selene diera su explicación nuevamente me hizo una pregunta.
- ¿Secreto? No creo que haya algún secreto emperatriz Selene y si lo hay desconosco de este, solo se lo esencial del corazón del hombre Romano como lo dije antes no soy muy experto en cosas complicadas. -
Strife- Caballeros Dorados
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Re: Oasis El Fayum
Narración /Dialogo Latin Dialogo en Egipcio.
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Selene escuchó la respuesta un poco decepcionada. Miraba las llamas de las antorchas de la biblioteca mientras el polvo le hacía picar un tanto la nariz. No había mucho más que hablar con ese joven y tampoco había mucho más que hacer en el palacio esa noche.
- Bien, has respondido mis preguntas por lo cual no tengo mucho mas que hablar contigo. – Se puso de pie y camino por el borde de la mesa hasta darle la espalda a Strife. – Aprovecha tu estancia en este lugar lo maximo que puedas. No me veran en algunos días pues volveré a meditar al templo del lago. Avisale a tu general de ello.
Selene se retiró por la puerta dejando a Strife dentro. Fuera sus sirvientes la esperaban con ojos curiosos preguntándole con la mirada que era lo que había ocurrido ahí adentro. Pero Selene no dijo nada ni miro a ninguno de ellos, moviéndose con pasos cortos caminó hacia al frente. Las ordenes ya estaban dadas para que apenas anocheciera todo se preparara a su gusto. Por el camino iba retirando de su cuerpo las joyas que la adornaban junto con su peluca y las cosas que le iban a molestar.
- ¿Esta todo listo para mi salida? - Preguntó sin parar a mirar a nadie, sólo saliendo rapidamente.
- Si mi señora... su caballo la espera junto a su comitiva...
En la entrada del palacio le entregaron una capa que se paso sobre la cabeza con rapidez y bajo peldaños abajo hasta llegar a la hilera de pilares hacia la entrada del lugar, donde estaban las estatuas de Isis.
En ese lugar estaban por primera vez en mucho tiempo las antorchas apagadas y cinco hombres bastante corpulentos la esperaban a caballo. Se subió en uno y dándole un golpe comenzó un viaje bajo las estrellas y el cobijo de la noche. Así como Illidan, Hang y ese otro sujeto de la mascara habían tomado parte de su ejercito para opacar una rebelión en Memphis, ella también tenía que supervisar asuntos de importancia. Lo importante era el sigilo del asunto, que nadie se enterara que no estaba ahi, de hecho seguramente ya habría alguno de las mujeres haciendo como si fuera su doble en su propia habitación.
Selene- Dama del Pecado
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Re: Oasis El Fayum
Luego de que el joven hubiera respondido a Selene esta le dio la espalda y diciéndole que ya no había nada más que hablar se retiro por aquella puerta de madera, Strife quedo solo adentro mientras que aun seguía viendo a aquella mujer de cabellos colorados, cerrando ambos parpados y apretando a la vez sus puños salió por la puerta para así poder encontrar al general Edward, recorría nuevamente los pasillos y cada vez mas veía sirvientes que en su mayoría pertenecían al sexo femenino. Al salir de aquel palacio la joven le seguía acompañado, Strife se dio media vuelta y le grito fuertemente.
- ¡¡¿Qué es lo que quieres de mi?!!. –
Lo único que hizo la joven en ese momento fue regalarle una sonrisa y luego desaparecer entre un mar de brillo, los sirvientes se quedaron observando al joven capitán, ignorándolos Strife tomo un caballo y nuevamente se dirigió hasta donde se encontraba el general y líder de su legión. Cabalgaba en el Oasis mientras que se preguntaba quién era aquella muchacha y porque lo molestaba a cada rato. Habían ya pasado casi 2 años de la última vez que el joven había visualizado el rostro de su hermana, ella era en lo único que pensaba sobretodo luego de aquel sueño demoniaco, nunca había visto a su hermana desde aquel ángulo. Incluso su pura sonrisa ahora era detestable.
El joven legionario sabía que sus dudas se responderían con el tiempo, su mente le estaba jugando una mala broma. Aun veía las caras de esas almas pútridas gritando en desesperación y odio constante, sentía como sus manos sin vida lo tomaban de los pies y lo empujaban debajo de la Tierra, pero sobretodo no podía dejar de pensar en aquella bestia alada que lo había salvado en su sueño, era alguna especie de Dragón, pero no uno muy común este era más extraño y alargado. Siguió cabalgando hasta el punto de poder encontrarse con el general Edward
- ¡¡¿Qué es lo que quieres de mi?!!. –
Lo único que hizo la joven en ese momento fue regalarle una sonrisa y luego desaparecer entre un mar de brillo, los sirvientes se quedaron observando al joven capitán, ignorándolos Strife tomo un caballo y nuevamente se dirigió hasta donde se encontraba el general y líder de su legión. Cabalgaba en el Oasis mientras que se preguntaba quién era aquella muchacha y porque lo molestaba a cada rato. Habían ya pasado casi 2 años de la última vez que el joven había visualizado el rostro de su hermana, ella era en lo único que pensaba sobretodo luego de aquel sueño demoniaco, nunca había visto a su hermana desde aquel ángulo. Incluso su pura sonrisa ahora era detestable.
El joven legionario sabía que sus dudas se responderían con el tiempo, su mente le estaba jugando una mala broma. Aun veía las caras de esas almas pútridas gritando en desesperación y odio constante, sentía como sus manos sin vida lo tomaban de los pies y lo empujaban debajo de la Tierra, pero sobretodo no podía dejar de pensar en aquella bestia alada que lo había salvado en su sueño, era alguna especie de Dragón, pero no uno muy común este era más extraño y alargado. Siguió cabalgando hasta el punto de poder encontrarse con el general Edward
Última edición por Strife el Sáb Oct 16, 2010 11:24 pm, editado 2 veces
Strife- Caballeros Dorados
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Re: Oasis El Fayum
Viajamos Osiris y yo por largo tiempo la noche comenzaba a caer pero ya podía ver a lo lejos El Fayum nos detuvimos un momento en el oasis para tomar algo de agua baje del loma de Osiris me acerque tome algo de agua entre mis manos bebí un poco y en rostro lo eche en mi rostro, al desviar la mirada note que algunas de las doncellas de Selene se encontraban cerca ellas también se dieron cuenta de mi presencia, se acercaron a mi al principio parecían algo extrañadas y desconcertadas.
-Joven Hang que fue lo que le ocurrió por que sus ropas están cubiertas de sangre le ocurre algo?, le podemos ayudar?.-Las mire notando su expresión, les conteste de forma amable mirando mis ropas.-HA...esto no se preocupen no es nada grabe, solo fue por un trabajo que nos encomendó Selene...y si me pueden ayudar si me hacen el favor de llevarme algo de ropa limpia y unas cuantas vendas con eso estaré bien.-Ellas aun me miraban con extrañeza y preocupación pero no dijeron nada solo sonrieron.-Esta bien joven Hang todo se encontrara en su habitación en un momento.
Se alejaron al hacer esto tome a Osiris recargándome en el y con lentitud nos dirigimos a la entrada ya que aun sentía mi cuerpo entumecido por las heridas y el agotamiento que tenia, al cruzar las grandes puertas del Fayum el hombre que cuido la ultima vez a Osiris se encontraba ahi para llevarlo a los corrales a descansar.-Vigila que descanse...por favor.-Le dije esto al joven sin mirarlo ya que me ganaba el cansancio como para ser educado o amable como siempre.
Entre a mi habitación mirando que lo que les pedí a las doncellas se encontraba en mi cama, me quite las ropas ensangrentadas para tomar un baño que también ya se encontraba preparado, comencé a meterme dentro del agua que se encontraba tibia, el agua se comenzó a tornar roja por la sangre que se desprendía de mi piel mientras me recostaba serrando mis ojos cayendo en un profundo sueño..
Al despertar por la luz que se entraba en la habitación pude darme cuenta de que ya era de día, pero no me sorprendió ya que me encontraba bastante cansado, y al parecer el agua me ayudo a descansar lo suficiente, me levante para antes de salir enjuagarme con alguna limpia al hacerlo me seque y me coloque las nuevas ropas que habían puesto, me senté cerca de la ventana para vendarme y observar como la luz del sol se reflejaba en el oasis, de un momento a otro escuche que tocaban la puerta y entraban unas de las doncellas que vi a orillas del rio.
.-Buenos días joven Hang le trajimos algo de fruta para que coma.-las mire aun con sueño bostece y les respondí con una sonrisa que me devolvieron ellas igual acercaron la fruta a donde me encontraba.-Muchas gracias por sus atenciones y por cierto donde se encuentra Selene...-Las doncellas bajaron la cabeza y deje de comer cambiando mi expresión amable a fría.-La reina Selene partió hacia Alejandría.-Me levante dirigiéndome a la puerta diciéndoles sin mirarlas.-Ya veo...preparen a Osiris junto con unas provisiones yo también parto a Alejandría.
Después de eso hicieron lo que les pedí ya en la entrada del Fayum se encontraba Osiris cargado con unas cuantas provisiones, me acerque para acariciarlo.-Tu también descansaste por lo que veo.-antes de subir a el una de las doncellas me puso una capa para protegerme del sol se lo agradecí con un leve gesto de mi rostro, subí a Osiris le ordene que comenzara a cabalgar salimos del Fayum y en nuestro camino dejamos una nube de arena por la velocidad que tenia Osiris.
-Joven Hang que fue lo que le ocurrió por que sus ropas están cubiertas de sangre le ocurre algo?, le podemos ayudar?.-Las mire notando su expresión, les conteste de forma amable mirando mis ropas.-HA...esto no se preocupen no es nada grabe, solo fue por un trabajo que nos encomendó Selene...y si me pueden ayudar si me hacen el favor de llevarme algo de ropa limpia y unas cuantas vendas con eso estaré bien.-Ellas aun me miraban con extrañeza y preocupación pero no dijeron nada solo sonrieron.-Esta bien joven Hang todo se encontrara en su habitación en un momento.
Se alejaron al hacer esto tome a Osiris recargándome en el y con lentitud nos dirigimos a la entrada ya que aun sentía mi cuerpo entumecido por las heridas y el agotamiento que tenia, al cruzar las grandes puertas del Fayum el hombre que cuido la ultima vez a Osiris se encontraba ahi para llevarlo a los corrales a descansar.-Vigila que descanse...por favor.-Le dije esto al joven sin mirarlo ya que me ganaba el cansancio como para ser educado o amable como siempre.
Entre a mi habitación mirando que lo que les pedí a las doncellas se encontraba en mi cama, me quite las ropas ensangrentadas para tomar un baño que también ya se encontraba preparado, comencé a meterme dentro del agua que se encontraba tibia, el agua se comenzó a tornar roja por la sangre que se desprendía de mi piel mientras me recostaba serrando mis ojos cayendo en un profundo sueño..
Al despertar por la luz que se entraba en la habitación pude darme cuenta de que ya era de día, pero no me sorprendió ya que me encontraba bastante cansado, y al parecer el agua me ayudo a descansar lo suficiente, me levante para antes de salir enjuagarme con alguna limpia al hacerlo me seque y me coloque las nuevas ropas que habían puesto, me senté cerca de la ventana para vendarme y observar como la luz del sol se reflejaba en el oasis, de un momento a otro escuche que tocaban la puerta y entraban unas de las doncellas que vi a orillas del rio.
.-Buenos días joven Hang le trajimos algo de fruta para que coma.-las mire aun con sueño bostece y les respondí con una sonrisa que me devolvieron ellas igual acercaron la fruta a donde me encontraba.-Muchas gracias por sus atenciones y por cierto donde se encuentra Selene...-Las doncellas bajaron la cabeza y deje de comer cambiando mi expresión amable a fría.-La reina Selene partió hacia Alejandría.-Me levante dirigiéndome a la puerta diciéndoles sin mirarlas.-Ya veo...preparen a Osiris junto con unas provisiones yo también parto a Alejandría.
Después de eso hicieron lo que les pedí ya en la entrada del Fayum se encontraba Osiris cargado con unas cuantas provisiones, me acerque para acariciarlo.-Tu también descansaste por lo que veo.-antes de subir a el una de las doncellas me puso una capa para protegerme del sol se lo agradecí con un leve gesto de mi rostro, subí a Osiris le ordene que comenzara a cabalgar salimos del Fayum y en nuestro camino dejamos una nube de arena por la velocidad que tenia Osiris.
Hang- Juez del Inframundo
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Re: Oasis El Fayum
Luego de cabalgar mucho tiempo con aquel gran hombre en su caballo, Illidan diviso por fin el gran Oasis de Al Fayum. Este Oasis ya habia sido utilizado para limpiar su cuerpo de la sangre de Seth y su hermano, seria bueno que tambien purificara el cuerpo de ambos guerreros con sus aguas. Illidan bajo cuidadosamente al enmascarado y lo puso a la orilla del lago, controlando que respirara. Al parecer respiraba correctamente y por alguna razon, se encontraba mejor de lo que debia de estar. El ministro agarro rapidamente su espada y corto un pedazo de paño de una de sus vendas, colocandola en la herida y haciendo presion con una soga que traia, la que habia usado para atar al caballo en Memphis. Illidan vio como el monstruo parecia recuperarse y en ese momento se dedico mas a algo que últimamente lo tenia mas preocupado…Sus propias heridas.
No eran graves, apenas unos circulos que mostraban los lugares en los que la flechas se le habian enterrado, su hombro y su pie derecho. Illidan se desvistio completamente y se refresco en el Oasis, dejando atrás todo simbolo de impureza o cualquier mancha que hubiera dejado esa batalla. Todo lo que no habia consumido el fuego en Memphis, lo arrastro el agua de ese Oasis…Solo quedaban las memorias de los soldados sobrevivientes, pero las memorias en la cabeza de los hombres, no duran mucho…
Una vez que se higienizo, trato de lavar bien sus heridas para evitar contagiarse de alguna infeccion y se dio cuenta que estas ya estaban comenzando a cicatrizar, por alguna razon la regeneracion del guerrero era tan rapida que incluso lo sorprendia a él. Salio del Oasis y espero junto al cuerpo tendido del enmascarado que este recuperara la nocion del tiempo.
No eran graves, apenas unos circulos que mostraban los lugares en los que la flechas se le habian enterrado, su hombro y su pie derecho. Illidan se desvistio completamente y se refresco en el Oasis, dejando atrás todo simbolo de impureza o cualquier mancha que hubiera dejado esa batalla. Todo lo que no habia consumido el fuego en Memphis, lo arrastro el agua de ese Oasis…Solo quedaban las memorias de los soldados sobrevivientes, pero las memorias en la cabeza de los hombres, no duran mucho…
Una vez que se higienizo, trato de lavar bien sus heridas para evitar contagiarse de alguna infeccion y se dio cuenta que estas ya estaban comenzando a cicatrizar, por alguna razon la regeneracion del guerrero era tan rapida que incluso lo sorprendia a él. Salio del Oasis y espero junto al cuerpo tendido del enmascarado que este recuperara la nocion del tiempo.
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Re: Oasis El Fayum
Con partes de mis ropajes destrozados por los cortes de las flores corria por ese edificio que habia en el Oasis del El Fayum. Los cortes de mis ropajes no mostraban ninguna herida, pues cuando habia liberado mi poder, este me habia curado totalmente la heridas que me habia producido. LLegaba desde el jardin y ahora deambulada buscando pistas que me dijeran donde se encontraban la emperatriz Selene, o bien mis dos capitanes Strife y Orpheo que se suponia que estaban en aquel oasis conmigo, aunque no sabia cuantas horas habia pasado desde que entre en aquel trance permanente.
Al correr por los pasillos me encontraba a algunas egipcias y yo me escondia pues no querian que me vieran y me dijeran de nuevo que era lo que debia hacer. La suerte que al quedarme escuchando pude saber que Selene se habia marchado de nuevo a Alejandria, y que los dos romanos que venian conmigo habian desaparecido del oasis, asi pues yo era el unico rezagado...
Alejandria.. sera mejor que coja lo necesario y me prepare para viajar de nuevo.
Cuando las mujeres pasaron fui corriendo a la habitacion donde habia pasado la noche, pude llegar alli esquivando de nuevo a varias personas por el camino. Una vez dentro busque todo lo necesario y me cambie la ropa por una que no estuviera destrozada, tambien tome algo de agua y una gran capa para taparme del sol en el camino.
Desde ya mismo me habia tapado con la capa para que nadie me reconociera y sali por una de las ventanas de aquel lugar. Comence a correr rapidamenet entre la poca maleza que habia, siguiendo los pasos que habia recordado de cuando llegue a ese lugar. Hasta que pude volver donde habia dejado mi caballo que alli seguia aun, al lado del agua.
Eh.. amigo.. prestame de nuevo tus piernas..
Subi al caballo y guarde toda el agua en una bolsa que colgaba del caballo. No me seguia nadie y eso era extraño, quizas Selene nos habia dejado en libertad, o era una manera de desacernos de nosotros.. y que no la siguieramos mas. Aun asi mientras estuviera en Egipto mi lugar no era otro que al lado de Selene hasta que pudiera resolver el futuro de ambos paises.
De ese mode abandone ese hermoso lugar donde siempre tendria un recuerdo en mi corazon, un lugar donde descubri mi verdadera fuerza. Cada vez quedaba mas atras, mientras en el horizonte me esperaba Alejandria
Al correr por los pasillos me encontraba a algunas egipcias y yo me escondia pues no querian que me vieran y me dijeran de nuevo que era lo que debia hacer. La suerte que al quedarme escuchando pude saber que Selene se habia marchado de nuevo a Alejandria, y que los dos romanos que venian conmigo habian desaparecido del oasis, asi pues yo era el unico rezagado...
Alejandria.. sera mejor que coja lo necesario y me prepare para viajar de nuevo.
Cuando las mujeres pasaron fui corriendo a la habitacion donde habia pasado la noche, pude llegar alli esquivando de nuevo a varias personas por el camino. Una vez dentro busque todo lo necesario y me cambie la ropa por una que no estuviera destrozada, tambien tome algo de agua y una gran capa para taparme del sol en el camino.
Desde ya mismo me habia tapado con la capa para que nadie me reconociera y sali por una de las ventanas de aquel lugar. Comence a correr rapidamenet entre la poca maleza que habia, siguiendo los pasos que habia recordado de cuando llegue a ese lugar. Hasta que pude volver donde habia dejado mi caballo que alli seguia aun, al lado del agua.
Eh.. amigo.. prestame de nuevo tus piernas..
Subi al caballo y guarde toda el agua en una bolsa que colgaba del caballo. No me seguia nadie y eso era extraño, quizas Selene nos habia dejado en libertad, o era una manera de desacernos de nosotros.. y que no la siguieramos mas. Aun asi mientras estuviera en Egipto mi lugar no era otro que al lado de Selene hasta que pudiera resolver el futuro de ambos paises.
De ese mode abandone ese hermoso lugar donde siempre tendria un recuerdo en mi corazon, un lugar donde descubri mi verdadera fuerza. Cada vez quedaba mas atras, mientras en el horizonte me esperaba Alejandria
Edward- Caballeros Dorados
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Re: Oasis El Fayum
El cuerpo del guerrero enmascarado de Egipto estaba tendido en el suelo, justo al borde del Oasis, pues aun respiraba. Se puso sentir como el viento de repente comenzaba a soplar más fuerte en el pecho de Illidan, quien estaba a su lado. Quizás era solamente una extraña sensación pero en ese momento el viento se detuvo por completo, sintiéndose un fuerte respiro provenir de la bestia que sentó de repente.
Estaba como poseído, de hecho parecía estarlo con sus ojos enrojecidos por el dolor que sentía y su herida estaba completamente cerrada, vaya a saber porque milagro provocado por alguien si es que había alguno. Sus ojos se posaron en quien le había sanado, vendado y cuidado hasta ese momento, puesto que el le había salvado la vida anteriormente en el campo de batalla, aun se preguntaba el monstruo ¿Por qué lo había hecho? Mas no tenía grandes respuestas, solo alimentar a su ego y pensarse que solamente lo había salvado para matarlo el con sus propias manos.
Estaba un poco agotado por el combate, pero sabía que ya todo había terminado. Estaba un tanto mareado y se llevó la mano a la cabeza, pues le estaba doliendo mucho. Apoyó la palma de su mano en el suelo y se puso de pie un tanto trastabillando. Sus ojos no podían soportar la luz, sin importarle nada, se desnudó en ese instante y se lanzó al Oasis para sentir un poco de calma en todo su cuerpo, lo único que tenía puesto eran los vendajes que le había dejado Illidan en su cuerpo y su infaltable máscara.
Se refrescó e higienizó completamente, saliendo del agua para estar casi nuevo. Buscó un poco de ropa, pues la que se había quitado no era la adecuada ya que estaba toda rota y con restos de sangre, Selene le cortaría el cuello si se presentase así frente a ella. Se colocó una túnica muy adecuada para la situación que fue dada por una de las sirvientas de Selene que seguía ahí, preparando el Palacio del Oasis para la Emperatriz.
Una vez vestido, un poco mejor, decidió hablarle a Illidan, puesto que había guardado silencio con el durante un buen tiempo. Pues el ministro entendería, estaba casi al borde de la muerte y de repente estaba bien, ni el entendía esa situación pero estaba a salvo. Sin contar que muchas veces era callado, aunque ese ultimo momento estuvo hablando suficiente como para conocerle la voz, se dirigió a su gemelo con su voz ronca.
- ¿Y ahora que tenemos que hacer, Illidan?
Musitó el hombre esperando una respuesta por parte de su ‘jefe’, la verdad es que su cabeza le daba vueltas aun, pero se sentía mas aliviado. La ausencia de Hang hacía saber que había muerto, lo cual ni siquiera le importó debido que a sus ojos era un simple campesino, solo le molestaba no poder haber sido el quien le diera muerte por haber golpeado a los soldados de Illidan y que le echaran la culpa al monstruo.
Estaba como poseído, de hecho parecía estarlo con sus ojos enrojecidos por el dolor que sentía y su herida estaba completamente cerrada, vaya a saber porque milagro provocado por alguien si es que había alguno. Sus ojos se posaron en quien le había sanado, vendado y cuidado hasta ese momento, puesto que el le había salvado la vida anteriormente en el campo de batalla, aun se preguntaba el monstruo ¿Por qué lo había hecho? Mas no tenía grandes respuestas, solo alimentar a su ego y pensarse que solamente lo había salvado para matarlo el con sus propias manos.
Estaba un poco agotado por el combate, pero sabía que ya todo había terminado. Estaba un tanto mareado y se llevó la mano a la cabeza, pues le estaba doliendo mucho. Apoyó la palma de su mano en el suelo y se puso de pie un tanto trastabillando. Sus ojos no podían soportar la luz, sin importarle nada, se desnudó en ese instante y se lanzó al Oasis para sentir un poco de calma en todo su cuerpo, lo único que tenía puesto eran los vendajes que le había dejado Illidan en su cuerpo y su infaltable máscara.
Se refrescó e higienizó completamente, saliendo del agua para estar casi nuevo. Buscó un poco de ropa, pues la que se había quitado no era la adecuada ya que estaba toda rota y con restos de sangre, Selene le cortaría el cuello si se presentase así frente a ella. Se colocó una túnica muy adecuada para la situación que fue dada por una de las sirvientas de Selene que seguía ahí, preparando el Palacio del Oasis para la Emperatriz.
Una vez vestido, un poco mejor, decidió hablarle a Illidan, puesto que había guardado silencio con el durante un buen tiempo. Pues el ministro entendería, estaba casi al borde de la muerte y de repente estaba bien, ni el entendía esa situación pero estaba a salvo. Sin contar que muchas veces era callado, aunque ese ultimo momento estuvo hablando suficiente como para conocerle la voz, se dirigió a su gemelo con su voz ronca.
- ¿Y ahora que tenemos que hacer, Illidan?
Musitó el hombre esperando una respuesta por parte de su ‘jefe’, la verdad es que su cabeza le daba vueltas aun, pero se sentía mas aliviado. La ausencia de Hang hacía saber que había muerto, lo cual ni siquiera le importó debido que a sus ojos era un simple campesino, solo le molestaba no poder haber sido el quien le diera muerte por haber golpeado a los soldados de Illidan y que le echaran la culpa al monstruo.
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Re: Oasis El Fayum
Las heridas debían de ser sanadas, una vez que dejaron de sangrar por completo y que fueron desinfectadas como debía, Illidan tomo la hoz de aquel enmascarado y la agito un poco, como no era habitual en él usar ese arma, las llamas que salieron solo sirvieron para hacer una pequeña fogata, pero eso era todo lo que el ministro de Egipto necesitaba. Se acerco lentamente al fuego y descubriendo su hombro para que su herida quedara al descubierto. Coloco su espada unos cuantos segundos en el fuego hasta que su metal estuvo rojo de ardiente, en ese momento lo saco del fuego y lo coloco encima de su hombro. Aguantando el dolor y sin soltar ningún grito que demostrara debilidad. El humo de su piel quemándose se veía salir y luego de terminar esto Illidan volvió a colocar la espada en el fuego y se mojo el hombro en el agua. Al salir comprobó que funcionaba y su herida había pasado a ser solo una cicatriz. Repitió el proceso con la herida de su pie, apago el fuego con la arena del desierto y luego tiro la hoz del guerrero al lado del mismo, mientras que se sentó a esperar.
De repente el enmascarado se levanto de un arrebato y se sentó, con sus ojos rojos de furia o dolor. Illidan sonrío y se levanto también, era hora de seguir con su viaje que había tenido tantas inconveniencias. La principal fueron sus ideas y luego la huida de Hang, que nadie sabia donde estaba.
-Debemos ir hasta donde esta Selene…Imagino que estará en el palacio…
Una empleada que venia hasta el Oasis interrumpió las palabras de Illidan, al verlo se alegro por alguna razón y corrió hasta donde estaban él y el enmascarado para hablarles.
-Es un gusto ver que esta vivo, señor Illidan…Desde que Hang llego solo que se lo dio por muerto en la misión –Illidan abrió sus ojos muy grande debido a la sorpresa que estas palabras le causaban. ¿Había sido dado por muerto?, una interminable carcajada salio desde lo mas profundo del ministro egipcio mientras que tomaba su cabeza- Hace falta mas de un puñado de traidores para asesinarme muchacha…Mucho mas…
Illidan intento calmar su risa mientras que se volvía a colocar sus prendas correctamente, tapando las heridas. En su mente solo resonaba la idea de castigar a Hang por su insolencia, primero por dejar la batalla sin que Illidan estuviera con él y luego por esta acción que había hecho creer cualquier cosa a la muchacha y a todo Egipto
-Ahora dime… ¿Selene también creyó esta mentira? ¿Ella se encuentra en el palacio?
La empleada negó con la cabeza mientras que pedía perdón por su insolencia al haber creído aquella mentira que las demás empleadas hicieron correr como un chisme por las paredes del palacio y sus alrededores.
-No, la señora se fue hace tiempo y no sabemos bien a donde…
-Hmmm Esta bien, entonces la esperaremos en el palacio- Adelántate y dile a las empleadas que Illidan y su guerrero están vivos, prepárenme mi habitación y al muchacho también prepárenle una en excelentes condiciones..Si es posible, entreguenle la de Hang.
Illidan sonrío mientras que la empleada asintió con la cabeza y se retiro, el ministro busco su caballo y mientras que se subió a él le dirigió unas palabras al enmascarado que aguardaba inmóvil aun.
-Vamos…Hora de descansar.
De repente el enmascarado se levanto de un arrebato y se sentó, con sus ojos rojos de furia o dolor. Illidan sonrío y se levanto también, era hora de seguir con su viaje que había tenido tantas inconveniencias. La principal fueron sus ideas y luego la huida de Hang, que nadie sabia donde estaba.
-Debemos ir hasta donde esta Selene…Imagino que estará en el palacio…
Una empleada que venia hasta el Oasis interrumpió las palabras de Illidan, al verlo se alegro por alguna razón y corrió hasta donde estaban él y el enmascarado para hablarles.
-Es un gusto ver que esta vivo, señor Illidan…Desde que Hang llego solo que se lo dio por muerto en la misión –Illidan abrió sus ojos muy grande debido a la sorpresa que estas palabras le causaban. ¿Había sido dado por muerto?, una interminable carcajada salio desde lo mas profundo del ministro egipcio mientras que tomaba su cabeza- Hace falta mas de un puñado de traidores para asesinarme muchacha…Mucho mas…
Illidan intento calmar su risa mientras que se volvía a colocar sus prendas correctamente, tapando las heridas. En su mente solo resonaba la idea de castigar a Hang por su insolencia, primero por dejar la batalla sin que Illidan estuviera con él y luego por esta acción que había hecho creer cualquier cosa a la muchacha y a todo Egipto
-Ahora dime… ¿Selene también creyó esta mentira? ¿Ella se encuentra en el palacio?
La empleada negó con la cabeza mientras que pedía perdón por su insolencia al haber creído aquella mentira que las demás empleadas hicieron correr como un chisme por las paredes del palacio y sus alrededores.
-No, la señora se fue hace tiempo y no sabemos bien a donde…
-Hmmm Esta bien, entonces la esperaremos en el palacio- Adelántate y dile a las empleadas que Illidan y su guerrero están vivos, prepárenme mi habitación y al muchacho también prepárenle una en excelentes condiciones..Si es posible, entreguenle la de Hang.
Illidan sonrío mientras que la empleada asintió con la cabeza y se retiro, el ministro busco su caballo y mientras que se subió a él le dirigió unas palabras al enmascarado que aguardaba inmóvil aun.
-Vamos…Hora de descansar.
Illidan- Dios/a
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Re: Oasis El Fayum
Arthas cogió a su corcel y no se subió a él, tan solo fue caminando tomándolo de las riendas, a paso lento, yendo al lado del caballo. Estaba fatigado y no quería aun fatigarlo más, así que simplemente comenzó a caminar hasta el Palacio donde Illidan ya se había ido a descansar, cuando llegó había un par de jovencitas, que ya sabían de la hazaña. Habían triunfado tres contra mucho, sin duda Arthas era un guerrero bastante bueno en Egipto y las jóvenes a pesar de tener máscara, le veían como alguien apuesto, ¿Quién carajo entendería a las mujeres? – Se pasaba por la cabeza de Arthas que las miraba con indiferencia mientras las mujeres le lanzaban miradas.
- Ya está lista su habitación, señor.
Por debajo de la máscara el hombre gruñó, ‘pues eso era un sí’. La mujer un tanto amable hizo una reverencia a uno de los héroes de guerra que se había enfrentado a los rebeldes, esa batalla sin duda iba a quedar en la historia. Mas luego la muchacha comenzó a caminar con el monstruo a sus espaldas, para guiarlo hasta su habitación. Tras un pequeño trecho en el Palacio, ya habían llegado y la mujer hizo un ademán, para que el enmascarado ingresara a su habitación; una de las mejores del palacio.
Sin duda alguna la mejor la tenía Selene y de seguro la otra que sería igual a la de Selene era la que tenía Illidan, pero esa era la que le seguía. Era una habitación por demás cómoda y aquella amplia cama hizo que el monstruo se lanzara directo, cayendo rendido ante el sueño. Sin duda alguna estaba cansado y sin más decir se pudo escuchar por debajo de su máscara su respiración entrecortada, debido a que ya se había dormido.
- Ya está lista su habitación, señor.
Por debajo de la máscara el hombre gruñó, ‘pues eso era un sí’. La mujer un tanto amable hizo una reverencia a uno de los héroes de guerra que se había enfrentado a los rebeldes, esa batalla sin duda iba a quedar en la historia. Mas luego la muchacha comenzó a caminar con el monstruo a sus espaldas, para guiarlo hasta su habitación. Tras un pequeño trecho en el Palacio, ya habían llegado y la mujer hizo un ademán, para que el enmascarado ingresara a su habitación; una de las mejores del palacio.
Sin duda alguna la mejor la tenía Selene y de seguro la otra que sería igual a la de Selene era la que tenía Illidan, pero esa era la que le seguía. Era una habitación por demás cómoda y aquella amplia cama hizo que el monstruo se lanzara directo, cayendo rendido ante el sueño. Sin duda alguna estaba cansado y sin más decir se pudo escuchar por debajo de su máscara su respiración entrecortada, debido a que ya se había dormido.
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Re: Oasis El Fayum
Después de cabalgar un poco Illidan llego hasta el palacio, la bienvenida que recibieron ambos guerreros era la merecida para aquellos que habían hecho una hazaña. Las sirvientas de Selene tiraban pétalos de rosas al paso del guerrero en su caballo, los ojos de Illidan miraban a estas muchachas que se esmeraban por hacerle saber el respeto que le tenían, que ya se lo tenían anteriormente pero que había crecido notablemente luego de aquella batalla que quedaría en la memoria de muchos y en el cuerpo de Illidan también, marcado por cicatrices. Una vez que llego a la entrada del palacio se bajo de su caballo mientras que se lo entregaba a las sirvientas de Selene para que lo bañaran y dejaran en los establos. Su fiel caballo había cumplido bien con su labor y por eso Illidan se despedía de el acariciando su hocico…
-Bien hecho muchacho…-El ministro entrego el caballo a las empleadas mientras que les dio estrictas ordenes- Cuídenlo bien y aliméntenlo con todo lo que pueda comer, se lo merece…
Illidan siguió avanzando mientras que se sacaba su espada y la funda de la misma del cinturón que tenia puesto. Muchas sirvientas venían caminando alrededor de él, atentas a cualquier pedido que el victorioso ministro hiciera. Entrego la espada a una de ellas mientras que freno su paso. Todas las sirvientas se detuvieron mientras que la que recibió la espada se quedo esperando instrucciones.
-Limpien la sangre de su hoja y devuélvanle el filo… Cuando terminen con ella llévenla a mi habitación.
La empleada respondió de manera positiva y salio a hacer aquella labor mientras que Illidan retomaba su curso y aun había muchas empleadas a su alrededor. Esto podría incomodar a cualquier persona, pero no a un ministro egipcio acostumbrado a la victoria y a este tipo de tratos. Illidan volvió a su habitación, aquella que no había visitado hacia tiempo.
Esta habitación contaba con una cómoda cama y una ventana con balcón, que tenia una excelente vista al exterior, pero quizás lo que mas llamaba la atención era un baño en el medio del salón, una especie de piscina pero que el ministro usaba para higienizarse a diario. El ministro entro y solo dos de las empleadas que estaban con él ingresaron junto a él, las demás se quedaron afuera por si necesitaba algo que las otras no pudieran hacer.
-Ustedes dos…-Dijo mientras que se desvestía. Una vez que su cuerpo estaba totalmente desnudo, lo cual a las mujeres no les molestaba ya que ver personas desnudas era muy común en Egipto, el ministro les dio sus ropas sucias mientras que terminaba de ordenarles su tarea- Una que lave mi ropa y la tienda en el patio del palacio, la otra que me traiga vestimentas limpias dignas de mi posición social.
Las empleadas se retiraron mientras que el guerrero se acomodo en su baño y comenzó a higienizar su cuerpo. La limpieza corporal era algo muy importante para la gente de alto cargo en egipcio sobre todo con una emperatriz como Selene, que no soportaba la gente mugrienta. Illidan siguió bañándose mientras que pasaba agua por sus heridas para que no se infectaran. Eso le dolía mucho, pero su rostro no lo demostraba.
-Bien hecho muchacho…-El ministro entrego el caballo a las empleadas mientras que les dio estrictas ordenes- Cuídenlo bien y aliméntenlo con todo lo que pueda comer, se lo merece…
Illidan siguió avanzando mientras que se sacaba su espada y la funda de la misma del cinturón que tenia puesto. Muchas sirvientas venían caminando alrededor de él, atentas a cualquier pedido que el victorioso ministro hiciera. Entrego la espada a una de ellas mientras que freno su paso. Todas las sirvientas se detuvieron mientras que la que recibió la espada se quedo esperando instrucciones.
-Limpien la sangre de su hoja y devuélvanle el filo… Cuando terminen con ella llévenla a mi habitación.
La empleada respondió de manera positiva y salio a hacer aquella labor mientras que Illidan retomaba su curso y aun había muchas empleadas a su alrededor. Esto podría incomodar a cualquier persona, pero no a un ministro egipcio acostumbrado a la victoria y a este tipo de tratos. Illidan volvió a su habitación, aquella que no había visitado hacia tiempo.
Esta habitación contaba con una cómoda cama y una ventana con balcón, que tenia una excelente vista al exterior, pero quizás lo que mas llamaba la atención era un baño en el medio del salón, una especie de piscina pero que el ministro usaba para higienizarse a diario. El ministro entro y solo dos de las empleadas que estaban con él ingresaron junto a él, las demás se quedaron afuera por si necesitaba algo que las otras no pudieran hacer.
-Ustedes dos…-Dijo mientras que se desvestía. Una vez que su cuerpo estaba totalmente desnudo, lo cual a las mujeres no les molestaba ya que ver personas desnudas era muy común en Egipto, el ministro les dio sus ropas sucias mientras que terminaba de ordenarles su tarea- Una que lave mi ropa y la tienda en el patio del palacio, la otra que me traiga vestimentas limpias dignas de mi posición social.
Las empleadas se retiraron mientras que el guerrero se acomodo en su baño y comenzó a higienizar su cuerpo. La limpieza corporal era algo muy importante para la gente de alto cargo en egipcio sobre todo con una emperatriz como Selene, que no soportaba la gente mugrienta. Illidan siguió bañándose mientras que pasaba agua por sus heridas para que no se infectaran. Eso le dolía mucho, pero su rostro no lo demostraba.
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Re: Oasis El Fayum
Una vez que termino de higienizar su cuerpo, se quedo en el agua relajándose un momento. Sus huesos comenzaban a acalambrarse y contraerse porque hacia tiempo que no se relajaban sus músculos. Sus ojos se cerraron y solo pensaba en acostarse de una vez por todas, pero no había tiempo libre para un ministro de Egipto, sabia que tarde o temprano seria llamado y por eso debía de dejar el descanso para otro día. Se sumergió en el agua y lavo su cabellera en ella mientras que al salir se refregó su cuerpo completamente.
Una empleada irrumpió en su habitación, trayendo sus ropas nuevas mientras que hacia una reverencia y sonreía. Illidan salio del agua mientras que goteaba mucha agua, la empleada le dio inmediatamente una tela con la que él se seco y la empleada prosiguió a secar el piso de donde había quedado mojado. Illidan tomo su ropa y se vistió frente a la muchacha, quien no miraba porque sabía que era una falta de respeto observar el cuerpo desnudo de un superior, al menos que fuera imposible de evitar debido a órdenes del mismo. Illidan termino de vestirse mientras que con un tono seco pregunto a la muchacha.
-¿Aun no se sabe nada de Selene?
La empleada estuvo a punto que contestar que no, pero antes que ella contestara otra empleada llego corriendo hasta la habitación del ministro y hablo por ella.
-La emperatriz solicita su presencia en el palacio de Alejandría, señor Illidan.
¿El palacio de Alejandría?...Entonces era cierto lo que el ministro sospechaba, Selene estaba haciendo ya los preparativos para su casamiento y lamentablemente, él no podía hacer nada para evitar que un romano se apoderara de la reina de Egipto, de la única descendiente de Isis. Pero Illidan prefería manchar sus manos con sangre romana y declararle la guerra a todo el imperio antes que ver un romano gobernando en Egipto… Por el bien de su tierra, Illidan esperaba que Selene supiera controlar la ambición del romano y quedarse con el poder que por derecho, le correspondía.
Illidan agradeció a la empleada mientras que terminaba de acomodar sus ropajes, miro a la que estaba limpiando el agua y le dirigió unas palabras.
-Que todo quede limpio y asegúrate que nadie entre aquí, como siempre…-Volteo hacia la otra empleada- Adelántate y dile a tus compañeras que preparen mi caballo.
El ministro salio decidido de su cuarto, dejando a la empleada que lo estaba limpiando a cargo de él. Mientras iba traspasando el pasillo una de las empleadas vino corriendo y le entrego su espada. Illidan la saco de la funda y comprobó que estaba limpia y en excelente estado. Sonrío mientras que agradeció y siguió caminando.
-Buen trabajo…
Una vez fuera del palacio de Al Fayum las sirvientas que restaban lo esperaban con su caballo ya listo, el mismo se veía fuerte y mas despierto. Otro gran trabajo de las empleadas de Selene. Illidan subió y cuando estaba a punto de cabalgar las palabras de una sirvienta lo detuvieron.
-¿Qué hacemos con el muchacho de la mascara?
Illidan se había olvidado de su soldado, pero llevaba mucha prisa como para atender eso ahora, siguió con su cabalgada mientras que le contesto a la sirvienta.
-Trátenlo con las mejores atenciones y díganle donde fui, si se quiere ir o seguirme, déjenlo.
Acelero el ritmo de su caballo, debía llegar hasta el palacio de Alejandría rápido, antes que pasara más tiempo y Selene se impacientara.
Una empleada irrumpió en su habitación, trayendo sus ropas nuevas mientras que hacia una reverencia y sonreía. Illidan salio del agua mientras que goteaba mucha agua, la empleada le dio inmediatamente una tela con la que él se seco y la empleada prosiguió a secar el piso de donde había quedado mojado. Illidan tomo su ropa y se vistió frente a la muchacha, quien no miraba porque sabía que era una falta de respeto observar el cuerpo desnudo de un superior, al menos que fuera imposible de evitar debido a órdenes del mismo. Illidan termino de vestirse mientras que con un tono seco pregunto a la muchacha.
-¿Aun no se sabe nada de Selene?
La empleada estuvo a punto que contestar que no, pero antes que ella contestara otra empleada llego corriendo hasta la habitación del ministro y hablo por ella.
-La emperatriz solicita su presencia en el palacio de Alejandría, señor Illidan.
¿El palacio de Alejandría?...Entonces era cierto lo que el ministro sospechaba, Selene estaba haciendo ya los preparativos para su casamiento y lamentablemente, él no podía hacer nada para evitar que un romano se apoderara de la reina de Egipto, de la única descendiente de Isis. Pero Illidan prefería manchar sus manos con sangre romana y declararle la guerra a todo el imperio antes que ver un romano gobernando en Egipto… Por el bien de su tierra, Illidan esperaba que Selene supiera controlar la ambición del romano y quedarse con el poder que por derecho, le correspondía.
Illidan agradeció a la empleada mientras que terminaba de acomodar sus ropajes, miro a la que estaba limpiando el agua y le dirigió unas palabras.
-Que todo quede limpio y asegúrate que nadie entre aquí, como siempre…-Volteo hacia la otra empleada- Adelántate y dile a tus compañeras que preparen mi caballo.
El ministro salio decidido de su cuarto, dejando a la empleada que lo estaba limpiando a cargo de él. Mientras iba traspasando el pasillo una de las empleadas vino corriendo y le entrego su espada. Illidan la saco de la funda y comprobó que estaba limpia y en excelente estado. Sonrío mientras que agradeció y siguió caminando.
-Buen trabajo…
Una vez fuera del palacio de Al Fayum las sirvientas que restaban lo esperaban con su caballo ya listo, el mismo se veía fuerte y mas despierto. Otro gran trabajo de las empleadas de Selene. Illidan subió y cuando estaba a punto de cabalgar las palabras de una sirvienta lo detuvieron.
-¿Qué hacemos con el muchacho de la mascara?
Illidan se había olvidado de su soldado, pero llevaba mucha prisa como para atender eso ahora, siguió con su cabalgada mientras que le contesto a la sirvienta.
-Trátenlo con las mejores atenciones y díganle donde fui, si se quiere ir o seguirme, déjenlo.
Acelero el ritmo de su caballo, debía llegar hasta el palacio de Alejandría rápido, antes que pasara más tiempo y Selene se impacientara.
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Re: Oasis El Fayum
Todavía recordaba Arthas en sus sueños que había salvado a su hermano, puesto que le quedaba la imagen aquella de haberse arrojado por su vida, algo que no era un grato pensamiento por el, ¿quería decir que aun lo estimaba? Era imposible, fue en ese momento que despertó un instante y sus ojos se abrieron de par en par, al ver que estaba rodeado de sirvientas de Selene que lo zamarreaban de lado a lado.
- Señor, despiértese, ¿Señor, esta bien? ¡Señor!
Los ojos del monstruo rojo se abrieron de par y se levantó de un impulso, refregándose los ojos para despertar mejor, pues al posar sus dedos sobre su rostro no tenía la máscara puesta. ¿Qué carajo? Pensó para sus adentros para ver que la máscara estaba puesta sobre su almohada y las mujeres le estaban viendo el rostro, se peinó hacia atrás desesperado para buscar la máscara y ponérsela rápidamente.
- ¿Por qué lo hicieron? ¡Esto no es posible!
Dijo buscando su hoz y arrancarles la vida a las sirvientas, pero esos rostros de cachorro mojado lo inhibieron de que lo haga y soltó la hoz en la cama. Tensó su puño y no sabía que hacer, estaba todo su cuerpo temblando, su secreto, todos sus secretos se habían ido literalmente a la mierda fue en ese momento que observó a las damas buscando una respuesta coherente antes de arrancarles sus almas…
Usted es igualito a… a… estem, lo hicimos porque… estaba usted agonizando. A mitad de su descanso vinimos a buscarle para avisarle que tenía que ir a Alejandría, pero lo encontramos boca abajo sangrando de su enorme herida, tuvimos que retirarle la máscara para que pudiera respirar mejor y… observamos que es igual a nuestro señor Illidan, usted es su…
- No digas más. Esto te lo digo a ti y se lo digo a todas que llegaron a verlo… ¡Es un secreto de todo Egipto! ¡Si dicen algo yo mismo me encargaré de ejecutarlas!
Lo decía con seriedad, mientras tomaba del cuello de los ropajes a una de las sirvientas para lanzarla encima de la cama, señaló a cada una de ellas mientras le miraba seria y amenazantemente. No era preciso matarlas, porque después de todo le habían salvado la vida, tomó su hoz y corrió rápidamente por el palacio, para tomar su caballo e ir con velocidad hacia Alejandría mientras las sirvientas procuraban ni siquiera musitar nada del miedo que tenían, Arthas le había perdonado la vida a alguien por primera vez.
- Señor, despiértese, ¿Señor, esta bien? ¡Señor!
Los ojos del monstruo rojo se abrieron de par y se levantó de un impulso, refregándose los ojos para despertar mejor, pues al posar sus dedos sobre su rostro no tenía la máscara puesta. ¿Qué carajo? Pensó para sus adentros para ver que la máscara estaba puesta sobre su almohada y las mujeres le estaban viendo el rostro, se peinó hacia atrás desesperado para buscar la máscara y ponérsela rápidamente.
- ¿Por qué lo hicieron? ¡Esto no es posible!
Dijo buscando su hoz y arrancarles la vida a las sirvientas, pero esos rostros de cachorro mojado lo inhibieron de que lo haga y soltó la hoz en la cama. Tensó su puño y no sabía que hacer, estaba todo su cuerpo temblando, su secreto, todos sus secretos se habían ido literalmente a la mierda fue en ese momento que observó a las damas buscando una respuesta coherente antes de arrancarles sus almas…
Usted es igualito a… a… estem, lo hicimos porque… estaba usted agonizando. A mitad de su descanso vinimos a buscarle para avisarle que tenía que ir a Alejandría, pero lo encontramos boca abajo sangrando de su enorme herida, tuvimos que retirarle la máscara para que pudiera respirar mejor y… observamos que es igual a nuestro señor Illidan, usted es su…
- No digas más. Esto te lo digo a ti y se lo digo a todas que llegaron a verlo… ¡Es un secreto de todo Egipto! ¡Si dicen algo yo mismo me encargaré de ejecutarlas!
Lo decía con seriedad, mientras tomaba del cuello de los ropajes a una de las sirvientas para lanzarla encima de la cama, señaló a cada una de ellas mientras le miraba seria y amenazantemente. No era preciso matarlas, porque después de todo le habían salvado la vida, tomó su hoz y corrió rápidamente por el palacio, para tomar su caballo e ir con velocidad hacia Alejandría mientras las sirvientas procuraban ni siquiera musitar nada del miedo que tenían, Arthas le había perdonado la vida a alguien por primera vez.
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Re: Oasis El Fayum
La noche estaba fria, el viento helado corria sin cesar y la arena volaba hacia el orizonte. La luna lleva podia verse en lo alto del firmamento sin nungun problema, sin nada que pueda extorbar en la vista, y las estrellas brillantes que la acompañaban en su explendo. Podia verse cada una de las constelaciones, era el lugar perfeto para sentarse un momento a solas y observar el cielo. Aunque hacia frio y yo no tenia suficiente ropa para abrigarme, y estaba descalza, tenia una capa marron para cubrirme, que poseia una capucha para tapar mi cabeza del frio viento. Me la coloque mientras iba montada al caballo negro que habia obtenido hace unas horas. Fue algo complicado ya que no era facil vestirse mientras se esta cabalgando pero lo logre. Estaba cansada y sedienta, tambien precisaba algo de comer, no estaba del mejor animo pero tenia que llegar a algún sitio para descansar un rato.
La noche se hacia mas fria a medida que avanzaba, pero logre notar a lo lejos que estaba llegando ya al oasis El Fayum, ya había estado antes allí aunque no lo recordaba muy bien. Eso era obio porque ya podia verse mas adelante el famoso canal de aguas cristalinas que se conectaba con el rio Nilo, aquel canal estaba rodeado por palmeras y aves que lo adornaban. Debia seguirlo y asi llegar hasta el lago del oasis. Era mi lugar preferido, siempre me escapaba para jugar en el agua y disfrutar de la fria noche. Eso era algo que con mi perdida de memoria habia olvidado, pero por algun motivo me atraia, algo me llamaba a ir al lugar.
Pasaron algunas horas de ver siempre lo mismo, arena, palmeras y agua, hasta que por fin encontre el lago esperado. Me sonrei y logre abrir bien los ojos a pesar del casancio que me invadia. Detuve al animal en la orilla para que bebiera un poco de agua y comiera pasto, el pasto que habia a los alrededores, un gran camino de pasto en la orilla del lago, cesped humedo y fresco, pense que le haria bien comer un poco al cansado corcel. Entonces descendi de el, acaricie un poco su lomo, ese suave pelaje que poseia y luego me acerque un poco al agua. Deje mi calzado a un lado y me adentre, moje un poco mis pies, el liquido cristalino estaba muy frio, pero no me importo. Junte un poco con mis manos y lleve a mi boca, humedeciendo mis labios para luego beber de esa deliciosa agua, eso si que saciaba mi sed realmente, no habia nada mas lindo que beber agua en ese momento. Senti la necesidad de sumergirme un poco en el agua, aunque hiciera frio, despues del largo viaje que hice me lo merecia. Entonces me acerque y me introduje en el agua, que tapaba desde mi cintura hacia abajo. Entonces me agache un poco y me sumergi, humedeciendo mis cabellos que danzaban flotando en el agua. Cuando sali seque el agua de mi cara con ambas manos y suspire, diciendo al fin. -Me siento mucho mejor, aunque ahora tengo frio- Menconaba abrazandoe con mis propios brazos, mientras me acercaba nuevamente al caballo y tomaba la capa para cubrirme.
Pasó algo más de 30 minutos y me recosté en la orilla, cerca del agua, tomé mi capa y la puse sobre mi cuerpo, quedándome viendo las estrellas un rato, sin darme cuenta me quedé dormida.
La noche se hacia mas fria a medida que avanzaba, pero logre notar a lo lejos que estaba llegando ya al oasis El Fayum, ya había estado antes allí aunque no lo recordaba muy bien. Eso era obio porque ya podia verse mas adelante el famoso canal de aguas cristalinas que se conectaba con el rio Nilo, aquel canal estaba rodeado por palmeras y aves que lo adornaban. Debia seguirlo y asi llegar hasta el lago del oasis. Era mi lugar preferido, siempre me escapaba para jugar en el agua y disfrutar de la fria noche. Eso era algo que con mi perdida de memoria habia olvidado, pero por algun motivo me atraia, algo me llamaba a ir al lugar.
Pasaron algunas horas de ver siempre lo mismo, arena, palmeras y agua, hasta que por fin encontre el lago esperado. Me sonrei y logre abrir bien los ojos a pesar del casancio que me invadia. Detuve al animal en la orilla para que bebiera un poco de agua y comiera pasto, el pasto que habia a los alrededores, un gran camino de pasto en la orilla del lago, cesped humedo y fresco, pense que le haria bien comer un poco al cansado corcel. Entonces descendi de el, acaricie un poco su lomo, ese suave pelaje que poseia y luego me acerque un poco al agua. Deje mi calzado a un lado y me adentre, moje un poco mis pies, el liquido cristalino estaba muy frio, pero no me importo. Junte un poco con mis manos y lleve a mi boca, humedeciendo mis labios para luego beber de esa deliciosa agua, eso si que saciaba mi sed realmente, no habia nada mas lindo que beber agua en ese momento. Senti la necesidad de sumergirme un poco en el agua, aunque hiciera frio, despues del largo viaje que hice me lo merecia. Entonces me acerque y me introduje en el agua, que tapaba desde mi cintura hacia abajo. Entonces me agache un poco y me sumergi, humedeciendo mis cabellos que danzaban flotando en el agua. Cuando sali seque el agua de mi cara con ambas manos y suspire, diciendo al fin. -Me siento mucho mejor, aunque ahora tengo frio- Menconaba abrazandoe con mis propios brazos, mientras me acercaba nuevamente al caballo y tomaba la capa para cubrirme.
Pasó algo más de 30 minutos y me recosté en la orilla, cerca del agua, tomé mi capa y la puse sobre mi cuerpo, quedándome viendo las estrellas un rato, sin darme cuenta me quedé dormida.
Jezzara- Reino : Santuario de Athena
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Re: Oasis El Fayum
Comenzaba a hacer mas frio que antes, el viento helado que corria levantando un poco de arena logro despertarme, abri los ojos lentamente y note que estaba muy cerca del agua, con mi capa casi cubriendo mi rostro, dormida debia de haber tenido frio y me cubri aun mas de lo que estaba minutos antes. Todavia era de noche, podia verlo a simple vista, la luz de la luna se reflejaba en mi rostro casi palido, mostrando aun mas el brillo de mis azules ojos. Aunque veia un poco nublado por lo que frote un poco mis ojos y seguido de eso me puse de pie lentamente con mucho ciodado, me acerque al agua y tome un poco con mis manos, para humedecer mi rostro un poco, alli se aclaro mi vista y pude ver menor, vi que mi caballo estaba en el borde bebiendo de aquel transparecnte liquido me sonrei y me acerque a el.
Tenia la capa en mis manos, la tome y me la coloque en la espalda, porque estaba casi temblando de frio, queria abrigarme un poco y esa capa era lo unico que tenia. Y yo sabia de de noche en lugares haci, el frio era insoportable, como de dia el calor, no tenia una temperatura intermedia, ya que no habia lugares altos que detengan el viento o los rayos del sol. Mas no me importaba demasiado porque yo planeaba seguir mi viaje sin rumbo. Me acerque al animal y lo acaricie un momento, mientras que lo miraba fijamente. -Es hora de irnos...- Pronuncie con la voz algo cansada y me monte en el lomo del corcel sin mas vueltas. Tome las riendas y las agite un poco para que el anial comience su camino, planeaba marcharme cuanto antes de ese lugar. Entonces comence mi camino para ir a la salida, ni siquiera sabia el motivo exacto por el cual me habia metido alli.
Tenia la capa en mis manos, la tome y me la coloque en la espalda, porque estaba casi temblando de frio, queria abrigarme un poco y esa capa era lo unico que tenia. Y yo sabia de de noche en lugares haci, el frio era insoportable, como de dia el calor, no tenia una temperatura intermedia, ya que no habia lugares altos que detengan el viento o los rayos del sol. Mas no me importaba demasiado porque yo planeaba seguir mi viaje sin rumbo. Me acerque al animal y lo acaricie un momento, mientras que lo miraba fijamente. -Es hora de irnos...- Pronuncie con la voz algo cansada y me monte en el lomo del corcel sin mas vueltas. Tome las riendas y las agite un poco para que el anial comience su camino, planeaba marcharme cuanto antes de ese lugar. Entonces comence mi camino para ir a la salida, ni siquiera sabia el motivo exacto por el cual me habia metido alli.
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