[Villa Vallis Mellitus] Nuevo Hogar de Steven

por Steven Dom Sep 12, 2010 6:59 am

Recuerdo del primer mensaje :

Steven había caminado mucho por el bosque, la lluvia ya había cesado por fin. Camino mucho tiempo hasta que por fin pudo ver al gran Imperio Romano. Aquel imperio por el cual el guerrero había gastado tanto tiempo y había arriesgado su vida. Sin embargo, el recibimiento que la gente le dio no era el que se le suele brindar a un héroe o a un guerrero de su rango. Nadie lo conocía y además estaba todo mojado, lo cual atraía la vista de la gente la cual lo miraba curiosamente sin entender lo que le había pasado y alguna que otra risa se escuchaba. Mientras veía la villa en la que estaba pudo ver un vendedor que estaba ofreciendo ropa de muy buen gusto, por lo cual Steven uso algo del dinero que había traído y compro una gran cantidad de ropa, debido a que toda su ropa se quedo en su casa y se la olvido por la prisa de la respuesta que sus padres podrían brindarle a la idea de abandonar su casa. Una vez comprada la ropa, el vendedor le entrego una pequeña bolsa para transportarla sin que hiciera contacto con la ropa mojada del muchacho.

Ya tenia con que cambiarse, pero la pregunta clave era… ¿Dónde se cambiaria y donde dormiría? La noche ya estaba cayendo y con ella se venia un aire fresco que al tener la piel mojada hacia que Steven tiritara de frío. Camino mucho tiempo buscando algún lugar donde ofrecieran hospedaje, pero no veía nada. Luego de dar un montón de vueltas en círculos escucho una voz detrás de él que lo hizo voltear rápidamente.

-Parece ser que estas buscando algo joven, quizás yo pueda ayudarte.

Al voltear Steven vio a un hombre anciano que lo miraba atentamente con unos ojos chiquititos, el guerrero lo saludo respetuosamente y contesto a las palabras que había pronunciado anteriormente.

-Buenas tardes…Si, estoy buscando un lugar donde hospedarme, una habitación o algo…Es que vivía en las afueras pero ahora me mude aquí y no se donde quedarme. –El anciano sonrío, como si hubiera estado esperando que Steven digiera eso todo el día, el hombre señalo hacia al frente de donde se encontraban, Steven miro y vio una casa hermosa de dos pisos y muy bien cuidada, sin embargo en la puerta había un cartel que decía “SE VENDE” –Es hermosa…

El anciano se puso feliz ante la admiración de Steven, sabia que le interesaba. Steven comprendió las intenciones del hombre y se dio cuenta que podía ir mas allá de alquilar una habitación…Con el oro que había traído podía aspirar tal vez a comprar un hogar y quizás ese fuera el indicado.

-No solo es hermosa, es magnifica. Pero lamentablemente debo de viajar por problemas familiares hacia las afueras y no regresar. Seria una pena que esta casa quedara vacía o en manos de algún usurpador…Así que…Dame veinte mil de oro y es tuya muchacho, tengo aquí los papeles y todo.

Steven recordó cuanto oro tenia, contó mas o menos lo que gasto en ropa y se dio cuenta que le alcanzaba para comprar esta casa pero que se quedaría con muy poco. Sin embargo, esta casa era la que el muchacho siempre soñó. Con una acción rápida y brusca arrojo una bolsa de oro que contenía los veinte mil que el anciano pedía, el anciano agarro esta bolsa y entrego las llaves junto con los papeles. Steven se fijo que estuviera todo en orden al mismo tiempo que el anciano contaba el dinero para asegurarse que era lo pactado y una vez que todo estuvo acordado se saludaron y el anciano arranco su camino hacia las afueras.

Steven ingreso en la casa para inspeccionarla por dentro y luego de darle un par de vueltas pudo confirmar como era. En el piso inferior había una pequeña habitación donde se cocinaba y una sala de estar muy bien equipada ya que el anciano se la había entregado con muebles y todo. En la esquina de la sala de estar estaba la escalera que llevaba al piso superior, donde había dos habitaciones y un pequeño balcón con macetas y flores. Steven cerró la puerta con llave y prosiguió a cambiarse la ropa. En el balcón había un pequeño cordón colgado entre los muros donde el muchacho coloco la ropa para que se secara, pero al ser de noche, no ocurriría. Por lo que tendría que esperar hasta el otro día. Steven se recostó en la cama con su nueva ropa y comenzó a pensar en que ahora tendría que trabajar para ganar dinero, ya que se había quedado con muy poco oro…Pensó y pensó, hasta que sin darse cuenta y producto del mismo cansancio…se quedo dormido.

por Steven Mar Nov 09, 2010 6:37 pm

-Supongo que tienes razón…

Steven pensaba que quizás Sarahissa lo quisiera acompañar, pero al parecer se había equivocado respecto a esto. La muchacha se quedo esperando algo, que el guerrero no se dio cuenta, pero al ver que aun estaba parada allí como había hecho siempre que no sabia que hacer, comprendió que estaba esperando ordenes.

-Puedes retirarte, Sarahissa.

Steven camino hacia su armadura y paso la palma de su mano por el grabado de un dragón que tenia en una de sus hombreras. Era el signo de la legión Draco y lo distinguía de todas las otras armaduras, demostrando que él era perteneciente a esa legión. Su armadura quizás le ayudara por si la caza de animales se ponía difícil, así que se coloco su armadura y tomo su espada. Mientras que se colocaba aquella protección recordaba los momentos de guerra que había pasado, cada uno de ellos me torturaban por las noches al igual que los rostros de las personas que había matado, que los niños que había vendido y mujeres que había violado, pero era todo parte de un rito romano, parte de una iniciación. En combate quien no se muestra rudo frente a sus compañeros termina siendo la burla de la legión y en la legión Draco, la burla no duraba mucho tiempo sin morir o ser humillada totalmente, al nivel de que matarse a si mismo.

Pero a Steven le molestaba que aparte de tener que hacer esto a otras razas o culturas, los romanos estuvieran haciéndoselo entre ellos. Profanando tierras de roma e incluso matándose entre romanos, cosa que Steven nunca podría entender.

Bajo de su habitación pensativa, trato de que Sarahissa no lo viera con su armadura puesta, quizás esto podría traerle malos recuerdos, salio de su casa diciendo unas últimas palabras para avisarle a la esclava de su salida.

-Me voy por una hora o un poco más… Volveré con algún animal para comer. No escapes o lo intentes, ya sabes que tengo los medios para encontrarte, además, afuera estarás peor, créeme.

por Raider Mar Nov 09, 2010 11:40 pm

Sararahissa bajó la mirada viendo que ya no era necesaria su presencia en ese lugar, retirándose con un caminar rápido pero elegante. Con su cabello cubierto bajo un paño del mismo color verde musgo de su ropa, parecía otra mujer… mucho mas recatada que esa salvaje de pelo rojo y largo que Steven compró. Al cubrir su cabello rojo, se notaba más aun su piel pálida por la falta de sol en el norte en donde vivía. Había pasado gran parte del día al sol, por lo cual sus mejillas estaban sonrosadas, un tanto rojas por el sol que había recibido.

Caminó por el pasillo hasta bajar por las escaleras. La casa se veía algo mas limpia, aunque completamente ajena para ella. Miró por la ventana pensando en que parte del jardín construiría el gallinero… pensar en cuidar nuevamente aves no le causaba gracia alguna, pero al menos se evitaría que su amo estuviera adentrándose en los peligrosos bosques Romanos a cazar.

Recordó en ese instante la historia que Octavius solía contarle para que durmiera… cuando aun era relativamente una niña. Aquella en que Octavius se enfrentó a un oso en esos bosques para probar que era un verdadero hombre. Algo de melancolía la invadió pero aun así nada se reflejaba en ese rostro pálido… ni si quiera una expresión que delatara lo que realmente pensaba o sentía en su corazón.

Estaba a punto de salir de la casa cuando vio algo que le hizo dejar caer el plato con agua que sostenía. Steven en el uniforme de aquella legión que había destrozado su pueblo. Se dio vuelta de inmediato respirando profundamente, para no tener que verlo… pero por primera vez en mucho tiempo sintió su sangre arder. Escuchó las palabras de Steven sin decir nada… respirando pausadamente para no querer cometer una locura.
Después de un poco de silencio incomodo sin que Sarahissa se volteara escuchó que el hombre hablaba. Estaba por salir a cazar una hora o más y le advirtió que no se escapara. Sarahissa no respondió, tan sólo se retiró de la cocina y salio por la puerta trasera al patio, lugar en el cual se lavó la cara una y una vez intentando olvidar el asunto.

Si tuviera donde volver me escaparía y no habría forma de que un niño como ese me encontrase. Pero mi villa fue reducida a cenizas, ¿Dónde iría? ¿A esconderme al bosque nuevamente? ¿Cuánto tiempo pasaría para que me encontraran y vieran que soy propiedad de Roma cuando descubrieran mi espalda?

por Raider Mar Nov 30, 2010 12:27 am

Sarahissa entró a la casa de Steven y cerró con seguro la puerta de entrada. No sabía que había sido esa voz que le había susurrado al oído pero sin duda la había dejado helada. Dejó los pollitos que dormían en el canasto en la mesa de la cocina y subió corriendo hacia su habitación. Cerró su puerta y prendió una vela para iluminarse. No entendía el porque estaba tan asustada y su corazón latía de esa forma. Nunca antes su pecho se había exaltado de igual forma. Ella había horrores en su vida, muerte, gente siendo quemada viva, guerras, batallas, pero nunca nada de eso la había afectado.

En ese momento sentía un escalofrío que le recorría todo el cuerpo y extrañamente la hacia pensar en Octavius. No entendía que tenía que ver el hombre en eso, pero un deseo incontrolable surgía por su piel de acercarse a él. De estar con él... de poder mirar cada paso que diera y seguirlo como una verdadera sombra.

Esa sensación que ardía en su pecho, ese deseo por tomar una espada y probar sangre. Nunca antes había sentido tantos deseos de luchar como en ese momento... e incluso... sabía que no podía ni si quiera tomar una espada correctamente. Pero esa un fuego en su pecho que le exigía pelear, tomar vidas, horrorizarlas y buscar en las desgracias y terrores ajenos el sentimiento que había perdido...las ganas de sobrevivir.

Yo puedo devolver tus ansias de vivir nuevamente... si peleas conmigo....

- ¡¿Quien esta ahí?! - Gritó Sarahissa poniendose contra la pared mirando la habitación con cuidado moviendo la vela de un lado a otro. Pero no encontró a nadie... no había nadie en ese lugar. Estaba completamente sola en la oscuridad de su cuarto. - ¿Acaso me estoy volviendo loca?

por Raider Jue Dic 02, 2010 3:19 am

La joven Sarahissa estaba tiritando por el nervio que comenzaba a sentir acumulandose por todo su cuerpo. Ese deseo de herir, luchar, combatir, liberarse de lo que la apresaba en ese hogar la estaba consumiendo a un nivel que no entendía, pues generalmente razonaba todo, y estar en ese lugar parecía lo apropiado, pero no lo que deseaba ahora. Era como si su pecho y sus sentimientos se alzaran sobre su razonamiento y eso simplemente nunca le habia pasado en la vida. ¿Que había cambiado tan derrepente para hacerla querer abandonar todo e ir tras la búsqueda de algo que no sabía que era? Era todo muy extraño...

Caminó alumbrando con cuidado de lado a lado para asegurarse de que efectivamente se encontraba sola en ese lugar. No confiaba nada en las voces que estaba escuchando, y sinceramente se preguntó si tal vez estaba perdiendo la razón producto de su sufrimiento en silencio. Pero no podía ser eso... hacía mucho tiempo que no sentía tristeza ni rencor ni ... sentimiento alguno. Aun así, algo la estaba alterando y no podía entender que podía ser.

Se sentó en su cama, miró el vacío de la noche. sus manos temblaban y todo su cuerpo le ardía. Algo dentro de ella estaba despertando que no podía comprender. Era logico que no lo hiciera, pues hasta ese momento Sarahissa era tan solo una humana. Una simple campesina esclavizada por un pueblo superior al suyo, así de simple. Pero esa mujer había nacido con otro proposito, tenía una misión que cumplir que desde ya su cuerpo empezaba a exigirle. Su corazón dominado por Ares la llamaba al lado de su señor.

Miró de reojo el violín que Leonard le había regalado. Sus manos impulsivamente lo tomaron. Pasó sus yemas por las cuerdas viejas, incluso cortandose en una oportunidad por la intensidad con que rozaba las yemas con las cuerdas. Llevó el violín a su hombro y dejó que la madera acariciara su mentón. El olor a roble la embriagaba, se sentía de vuelta en Germania con los suyos, con ese olor a bosque en el que se había criado. Una vida muy simple tal vez para algunos pero para ella habia significado todo...

Una a una empezaron a salir las notas mientras la crin de caballo rasgaba las cuerdas del violin. Eran lentas... lentas y suaves... tan lentas que cualquiera escuchando se le habría partido el corazón. Pero Sarahissa no le importaba. No tocaba así porque estuviera triste sino porque era la forma de relajarse, tocando lentamente, dejando que esa sensación en su pecho se esfumara, que se largara de ahi, que la dejara ser una simple esclava de un romano.

Fue entonces que notó algo extraño, un calor raro la empezaba a rodear. Abrió los ojos y vio que toda la habitación era iluminada por una energía rojiza que provenía del violin y se comenzaba a exparcir por su cuerpo. Lejos de parar... siguió tocando... hipnotizada por las notas musicales que seducían sus dedos y el resto de su cuerpo.

1º POST ATAQUE ESPECIALIZACIÓN MUSICA

por Raider Sáb Dic 04, 2010 4:51 pm

Sarahissa sólo cerró los ojos y dejó que aquella hermosa y triste melodía que estaba interpretando siguiera su curso. No se sintió asustada, sino que fue como un descanso a su pecho angustiado por una situación que no entendía, sentír aquella sensación en que el universo la acogía como una más de sus hijas. Sus dedos pasaban lentamente por las cuerdas mientras estas se rasgaban entre si... era todo una hermosa sensación de armonía con el ambiente.

A pesar de la oscuridad de la noche, aquella energía de color carmesí se expandía por la habitación. Era simplemente algo hermoso de presenciar. La luz rodeaba en ondas a Sarahissa, moviendose por la habitación como si de un charco de agua se tratara. Sarahissa sólo seguía tocando una y otra vez las mismas notas llenas de tristeza, melancolía y desesperación. Eran las notas dignas de un funeral... un verdadero Requiem. Sarahissa lo sentía en su alma, como la muerte de algo dentro de si la rodeaba... y no era solamente la muerte de sus sentimientos sino de algo más... algo que iba más allá de sentir tristeza, felicidad o desolación... era sinceramente la perdida de esa humanidad que caracteriza a todos entre hombres de bien y hombres de mal.

Cada nota que interpretaba, era como si un rasgo más de ella desapareciera... el humor, la simpatía, la empatía, la solidaridad, la sumisión, el respeto, la piedad... todo desaparecía sentamente, y era consumido por el único sentimiento que realmente destacaba en el corazón de esa mujer... el amor por Octavius, por quien en ese momento no sabía era Ares, pero lo intuía como una abeja intuye el nectar en las flores, persiguiendolas mas allá de su vida util.

A pesar de todo, no paraba de tocar. Su cuello se tensaba contra la madera aspera del violín, sin querer dejarlo o apartarlo de su lado nunca. El olor a roble de la madera la intoxicaba, la seducía, la hacía erlajar el resto de su cuerpo y solo tensar sus dedos y hombro, mover con delicadeza su brazo de arriba a abajo para dejar fluir esas notas melancólicas. Era el mismo olor de los hombres húmedos de Germania, aquellos lugares en donde el sol se volvía un enemigo de las personas y se escondía atras de la neblina la mayor parte del año. Era ese olor que había en las ramas, en las capas y capas de hojas secas y humedas en el suelo del bosque en las cuales Sarahissa encontraba hongos y luego los comía asados junto a Octavius y su hermano Kainan en medio de la noche. Todo ese sentimiento a tierra humeda, a fuego, a escuchar las espadas chocando una contra otra cuando Kainan y Octavius entrenaban sus habilidades... la musica le traía todo eso.

Por ello no paraba de tocar, era la forma más factible que tenía de estar cerca de Octavius, solo necesitaba cerrar sus ojos para sentir como él le ardía en su pecho. Seguiría tocando... lo seguiría haciendo sin importar lo que pasara, pues ya no habia en ella sentimientos humanos... solo amor por Octavius, por su señor Ares.

2º Post Ataque debil especializacion en Musica.

por Raider Mar Dic 07, 2010 1:37 am

Cada nota sonaba desde el fondo del corazón de Sarahissa. Eran armoniosas en lo que podían ser. Cada vez más se accercaban a la tristeza y su intensidad aumentaban. Se podía sentir en el ambiente todos esos sentimientos que la joven llevaba guardados ocultandolos del mundo, porque no existían... por que su habilidad para amar y respetar y desear se había perdido hacía mucho tiempo ya. La habitación estaba oscura aun, las notas misteriosamente hacian que la habitación se volviera aun más oscura. Era como si producieran un frío muy intenso, tan intenso que la misma llama de la vela que estaba ahi alumbrando todo, se apagó inconsolablemente. Sarahissa parecía ni si quiera notarlo, pues estaba muy ocupada para hacerlo. Todo lo que llenaba su alma eran esas notas desgarradoras que se hacían seguir una despues de la otra... cada vez con mas intensidad, con mas tristeza y melancolía...

Era tanta la tristeza y angustia en sus notas que podría haber congelado el corazón más resistente. Era como si todo se estuviera llenando de una capa de angustia, de terror, de sentimientos de desesperación. Era la forma en que el corazón herido de esa mujer se entregaba al mundo, se entregaba a la desesperación.

Y de pronto... sorpresivo como una llovisna de verano... una destello se dejó ver enfrente de Sarahissa... un destello como el de un cristal que apareció de la nada frente a ella. Era pequeño, como un pequeñisimo diamante rojizo que flotaba... tan sólo creciendo y creciendo con cada nota que tocaba. La mujer lo observó indiferente, y lejos de sorprenderse comenzó a tocar con mas intesidad y rapidez el violín. Alimentaba ese pequeño crital con la misma angustia de sus notas, de la frialdad de su bello requiem. El cristal comenzó a descender en el suelo... y mientras lo hacia muchos otros aparecieron y lo acompañaron en ello. Cada cristal que tocó la madera del piso de la casa de Steven se fue expandiendo levemente... cada vez un poco más... hasta formar una capa de cristal parecida al hielo en el piso.

Sarahissa paró de tocar entonces y cayó de rodillas, respirando fuertemente. La luz que la rodeaba empezó a disminuir. La joven sudaba frío, respiraba con tanta fuerza como podía pues estaba casi sin respiración, como si hubiese corrido horas y horas por el bosque de Germania. Miró a su alrededor sin entender que había ocurrido pero entendiendolo al mismo tiempo, como si algo dentro de ella se volviera a armar despues de haber sido despedazado por la crueldad del tiempo.

Llevó una de sus manos al pecho pues pensó que el corazón se le iba a salir. Nunca antes había hecho un esfuerzo tan grande. Sus dedos estaban temblando y se torcían solos, por la intensidad que había aplicado para rasgar las cuerdas con ellos, para hacer que el eco de su cancion fuera escuchada como lo que estaba sintiendo. Nunca antes había estado tan asustada y ansiosa a la vez... quería volver a tocar y repetir aquello, pues los cristales del suelo habían desaparecido al momento en que su canción cesó.

3º Post ataque Debil Elemento Música.

por Raider Miér Dic 08, 2010 10:14 pm

Sarahissa respiraba con fuerza. Su pecho se inflaba y se desinflaba producto del gran esfuerzo que había realizado para controlarse y crear aquellas notas. Los grillos nocturnos se volvían a escuchar despues de ese maravilloso requiem... pero dentro de la casa sólo había oscuridad. Apenas entraba el claro de luna por el pequeño agujero redondo que se podría haber considerado una ventana. Sarahissa suspiró, aun se tomaba el pecho intentando que su corazón se calmara y que esa sensación que recorría su cuerpo se detuviera. Estaba cansada... realmente cansada... pero deseaba volver a sentir la adrenalina corriendo por su cuerpo... esa sensacion tan estremecedora que había sentido mientras tocaba esa canción...

- ¿Pero que esta pasando conmigo? Es como... es como fuego liquido que recorre mi cuerpo...

Tomó nuevamente el violín y lo miró por largo tiempo. Era como si las notas de ese instrumento le estuvieran dando algo que jamas pensó tendría... deseos de luchar por algo. Deseos de luchar... por algo mucho más grande que ella. ¿Por su vida? o... más bien era... Por la vida de alguien más. Sí, eso era. El deseo de luchar, de ponerse de pie para hacer que el resto se enfrentara a los mismos miedos que ella se había enfrentando toda su vida, y que perdieran sus sentimientos, tal como le había pasado a ella.

Puso la madera del violín bajo su mentón, apoyandolo en la concavidad entre su cuello y hombro, justo ahi... para que aquella madera acariciara denuevo su mejilla. La luz, aquella intesa luz que emanaba desde su cuerpo volvió a acrecentarse con intensidad, brillando en la oscuridad de aquella habitación. Iba a volver a tocar, sus manos se lo exigiían, era como una comenzón a la cual solo encontraría descanso si volvía a tocar unas notas de angustia, de desesperación, dejar en el ambiente todos esos sentimientos tan debastadores para los humanos. Ella ya no se sentía de esa forma... la musica la había liberado de todas esas pequeñas preocupaciones... pues con cada nota que estaba tocando perdía un poco más de lo escencíal de cualquier persona. El proceso de deshumanización había comenzado durante la muerte y violacion de su madre, luego cuando fue marcada por hierro caliente... despues al perder el unico hombre que amaba por ser una escalva. había perdido su libertad... había perdido la alegría de vivir... había perdido el amor. En ese corazón ya no quedaba nada.

Era hora que ella hiciera lo mismo para el resto. Sin sentir nada, no podía ser herida, no podía desear nada, no deseaba nada, no creía en nada. Era simplemente un cascarón, pues abajo de aquella cascara no había nada. No quedaba nada. Simplemente el deseo de luchar por alguien más... y traer ese alivio de la perdida de sentimientos al resto de la humanidad. Rasgo las cuerdas una vez más y dejó que la melodía empezara a sonar, nota tras nota, traían frente a ella una enorme angustia materializada que no le provocaba nada. Absolutamente nada.

4º POST ATAQUE DEBIL ESPECIALIZACION MUSICAL

por Raider Jue Dic 09, 2010 10:48 pm

Su corazón se encontraba vacío. Cada nota que salía desde su violín era una comprobación de eso. La musica era un reflejo de la angustia y la desesperación en el mundo, de la forma en que todo lo que escuchará esa melodía caería inevitablemente en un estado perpetuo de desolación y locura. Esa era la misió de Sarahissa al parecer. Había perdido sus sentimientos por un motivo y ese era para que su cuerpo fuera el perfecto receptor de un poder que ningun humano podría haber entendido... el poder de traer el pánico, el caos, el miedo y la desgracia a la tierra de los hombres. Esa era el motivo por el cual había nacido en esa era y por lo cual su vida había resultado de la forma en que ahora resultaba... era facil de entender ahora. Ella era una mensajera... un simple papel para enviar un comunicado a los humanos... el dios de la guerra estaba despertando y pronto tomaría su lguar en el firmamento.

Cada nota que tocaba era el anuncio de algo grandioso, un avenimiento de algo que una simple mente mortal no podría entender. Era un mensaje para los dioses, para los desdichados que se opusieran a los planes y deseos de su señor. Cada nota desde ser triste y melancolica pasaba a ser agresiva y belicosa, buscando con su sonido la provocación de la pasión mas grande dentro del corazón guerrero... despertando tambien la desesperanza, el miedo más profundo de estar frente a alguien que jamas se podría derrotar así como así. Esa era la forma en que Sarahissa tocaba su violín, como una verdadera guerrera.

Sus dedos rasgaban con fuerza, con provocación, con tanta intensidad que rapidamente notó que le dolían, Pero no paraba de tocar su melodía, aquel requiem de la desesperanza, aquella oda al panico. La energía rojiza a su alrededor comenzó a brillar con una gran intesidad. No sólo la cubría a ella sino que dejaba en el ambiente el sentimiento de las notas, como impregnadas en el aire para que fueran oidas una y otra y otra vez, desde el aire diractamente a la piel de quien fuera que la estuviera escuchando. Así de desgarradora era esa melodía de muerte y terror. Era la más basica forma de volver a un ser humano completamente vulnerable a sus emociones internas, al miedo interno, a aquellas cosas que nos dan miedo cuando la luz se apagaba. Ese era el mensaje de desesperación que debía llevar a cada ser que se pusiera en el camino de su señor... de Ares.

- Desesperanza... - Susurró con indiferencia. Esa palabra era la única que se venía en ese instante a su mente, pues era lo único que hubiese querido provocar en cualquiera frente a ella.

Y de esa forma, nuevamente, empezaron a caer cristales de hermosos colores celestes brillando hacia el suelo y cubriendolo, como si se tratara de una fina capa de nieve, de hielo, cristales que iriían a capturar dentro de ellos cualquier especie de sentimiento que el que escuchara esa melodía dejara fluir.

5º Post Ataque Debil elemento musica.

por Steven Vie Dic 10, 2010 3:31 am

El viaje fue largo, pero era tanta la velocidad con que el cuerpo atlético de Steven lo recorrió que se hizo corto para el guerrero. Llego hasta su casa y abrió la puerta, al solo entrar pudo darse cuenta que Sarahissa no estaba en el comedor. Cerró la puerta de un duro golpe y se acerco un poco mas al comedor, buscando por todos lados a la esclava. Tenía un presentimiento de que algo malo le estaba sucediendo, no sabía porque ni como o tan siquiera que significaba aquel sentimiento como para obedecerlo de esa forma, pero Steven estaba preocupado de todas formas.

Al acercarse un poco mas al centro del comedor pudo escuchar por primera vez las notas de un violín que sonaba muy agresivo, entendió entonces que Sarahissa estaba arriba y subió rápidamente las escaleras. Pero al escuchar aquella melodía fuerte y desgarradora del violín, se detuvo. Se quedo pensando… ¿Como se podía tocar algo tan agresivo y tenebroso con el mismo violín con el que su padre tocaba cosas tan lindas y tranquilas?

-Sarahissa…

Dijo con un tono suave mientras que avanzaba hasta la habitación de su esclava, había prometido nunca entrar a esa habitación por respeto, pero en ese momento lo que menos le importaba eran los actos morales. Su esclava estaba bajo una rara lluvia de cristales celestes con un aura roja que la rodeaba y hacia que sus notas se volvieran más agresivas. Steven se quedo casi petrificado al ver esto. Sus latidos se aceleraron un poco y por primera vez en su vida, tuvo un sentimiento muy parecido al miedo dentro de él…

-¿Qué…Que estas haciendo?...

Steven seguía sin comprender lo que pasaba, no sabía nada acerca de aquella aura roja y mucho menos de lo que le pasaba a su esclava, debido a que él no sabía que su destino los había unido para convertirse al mismo tiempo en guerreros. Steven comenzaba a sentir un dolor en su pecho que lo hacia doblarse un poco… Steven no sabía que su esclava se estaba convirtiendo en una berseker y lo que tampoco sabía, es que él seguiría el mismo camino luego.

por Raider Vie Dic 10, 2010 3:52 am

Sarahissa se encontraba completamente sumergida en la musica. La primera vez que había tocado de esa manera apenas había aguantado un minuto antes de que su cuerpo le rogara que parara pues el esfuerzo era demasiado grande. No ocurría eso esta vez... esta vez era su mismo cuerpo el que se movía casi por inercia a tocar esas notas. Extrañamente, sintió algo muy similar a lo que sentía dentro de su cuerpo pero proviniendo de atras de ella. Se dio la vuelta con aquella mirada penetrante en los ojos, sin parar de tocar cuando vio a Steven.

- ¿Qué hago? - Preguntó con suavidad pero al mismo tiempo con la misma frialdad de siempre. - Doy un mensaje.

Esa era su respuesta a todo el asunto. Lo que estaba haciendo en ese momento no era nada mas y nada menos que eso. Ese sonido violento y angustiando, pero hermoso era el mensaje de Sarahissa... lo títulaba el mensaje de Ares, pues con cada nota que daba era más intenso el fuego que la llamaba a su verdadero dueño.

- Lamento desilucionarte Steven pero ya no soy de tu propiedad. Le pertenesco a el dios de la guerra... Ares. Desde hoy ya no soy más tu esclava... - Cerró sus ojos y continuó tocando con fuerza. Los cristales a su alrededor se iban juntando y cambiando de su color celeste a un rojo muy intenso, tanto como la sangre. El ropaje de esclava de Sarahissa se volvía cenizas dejando su peil descubierta frente a Steven, su cuerpo desnudo pues no necesitaba más aquellos trapos que la condicionaban al mundo humano. Ella ya no era realmente humana. Su cabello rojizo volaba por el aire flotando con la misma intesidad con la que brillaba aquella energía rojiza.

Los cristales a su alrededor se fueron juntando al punto que se volvieron algo extraño... una especie de estatua de metal rojizo que brillaba como el oro pero en los tonos de la sangre. La estatua se interponía entre Sarahissa y Steven, separandolos. Pero extrañamente tambien formaban otra estatua, en forma de un dragón... Sarahissa abrió sus ojos y las observó, mientras toda la casa comenzaba a temblar y las paredes a quemarse.

- Alejate de mí si quieres vivir, al menos por un poco más de tiempo... o unete a mi mensaje si es la muerte lo que buscas... - Miró a Steven diractamente a los ojos, su cuerpo desnudo era cubierto por las sombras y solo se veía lo que aquella energía rojiza enseñaba. - Pero la muerte de todo lo que se le cruce en los deseos de mi señor Ares. - Paró de tocar y extendió su mano hacia Steven. Se sentía extrañamente atraida hacia él, no de una forma fisica o emocional, sino como la fuerza que hace que los imanes se junten. En ese instante, en que extendió su mano, las piesas de aquella estatua en forma de mujer se desprendieron y separaron para acomodarse perfectamente sobre el cuerpo de Sarahissa. La muje no reaccionó a esto. Tan sólo esperaba la respuesta de Steven.

6º y ULTIMO post de AD especializacion Musica.

por Steven Vie Dic 10, 2010 4:41 am

-¿Un mensaje…?

La mente del joven estaba en estado de Shock, tanto así que no le dio importancia a que su esclava estuviera desnuda o incluso se hubiera revelado ante él. Dijo que ahora le pertenecía al dios Ares, el dios de la guerra, cosa que confundió aun más al guerrero. Hubiera pensado que quizás ella perdió el juicio pero las cosas que estaban pasando a su alrededor le daban la razón a la muchacha o al menos hacían dudar al pobre Steven.

Las dos armaduras que se habían formado frente a sus ojos se habían separado, una se acoplo al cuerpo de la mujer y la otra se quedo flotando frente a sus ojos, con esa forma de dragón y con su color rojo sangre que brillaba sin parar. Sentía como su cuerpo le pedía que tocara aquella armadura, pero no se animaba y tampoco quería saber que es lo que era.

Seguía escuchando las palabras de Sarahissa, ahora ella lo invitaba a unirse a su causa, ahora lo invitaba a que usara sus manos y sus habilidades para servir a un dios que le era ajeno, que hasta ese momento no le había llamado la atención. Steven no sabia que hacer, estaba entre la espada y la pared, si decía que no: Sarahissa le daría muerte y si aceptaba aquel trato debería gastar su vida defendiendo a un dios que no sabía realmente si existía.

-Yo…

Las dudas eran muchas en su mente, pero hubo algo que las despojo por completo, una risa grave que hizo estremecer los huesos del guerrero que al alzar su mirada pudo ver aquel dragón de la armadura, formarse en una energía oscura y roja. Era como si el mismo alma de aquella criatura hubiera salido del metal que lo cubría y se posara frente a Steven.

-Bastante ridícula es tu situación, Steven…

El guerrero no sabia como reaccionar ante esto, o ante cualquiera de las cosas que estaban pasando, era muy raro que unas armaduras soltaran un bicho que le hablaba, era todo muy raro. Pero aquel espíritu no se hizo esperar para seguir hablando y presentarse.

-Yo soy HellGorak… El invencible… ¿Te suena, Steven?

La mirada del joven se alzo ante aquel bicharraco hecho de energía, debía de estar bromeando, “El invencible” era el apodo que Steven se había ganado por tantas luchas contra enemigos que no podían ni rozarlo siquiera, que no podían lastimarlo. El muchacho se levanto ante la presencia de ese espíritu y lo miro casi desafiándolo. Sarahissa en ese momento no existía, era un gran choque de egos que estaba dándose justo frente a los ojos de la mujer.

-Invencible… ¿Has dicho Invencible?

-No me digas que no lo sospechabas, Idiota… Ningún ser humano puede luchar tan bien como lo haces tu a tu edad, ni con toda la practica del mundo, podría llegar a ser alguien que no recibe heridas en combate…

Steven comenzaba a entender su punto, entonces él no era una persona normal después de todo. Entonces todo lo que sospechaba cada noche en la guerra, cuando veía los rostros de las personas que mataba y lo atormentaban… entonces todo era cierto. Steven no era un ser humano común y corriente…

-Entonces dime, ¿Por qué no me han vencido todavía?

-Fue por mi, Steven… Es mi poder el que te ha bendecido estos años, manteniéndote a salvo para este momento… Es el momento en el que tú debes de seguir con mi legado, tu debes de comportarte como un verdadero guerrero… Es tiempo de que tu termines con lo que yo empecé…

El dragón no se terminaba de explicar, pero fue entonces cuando el nombre de HellGorak, que le sonaba muy familiar a Steven, vino a su mente rápidamente en un recuerdo. Recordaba estar sentado en el campamento alrededor de una fogata con sus compañeros de escuadrón, uno de ellos saco entonces la historia de HellGorak, un guerrero que no estaba conforme con su posición de guerrero y a base de lucha se hizo con el control de su batallón, hacia mucho tiempo. Su poder era tan temible que incluso los dioses no sabían que hacer con él, hasta que una de las diosas fue quien al no poder derrotarlo, lo sello en un animal dejando sus habilidades inservibles. Fue condenado a vagar con ese aspecto mucho tiempo, pero cuando el Olimpo se termino de distanciar, el dios Ares fue quien pidió sus servicios y le ofreció el alma de un recién nacido para que en el futuro, él pudiera reencarnar y vengarse de aquella diosa que lo había hecho sufrir tanto… Vengarse de Athena… Esa alma, era Steven…

Todo tenia sentido ahora, el guerrero entendía que por mas que no le gustara la idea, en el fondo no podría hacer nada para detener su destino. El dragón dijo unas ultimas palabras y volvió a la armadura para darle ese brillo característico.

-Úsame, Steven… Usa de mi poder y hazlo tuyo… Tu tienes la habilidad para matar a cualquier ser y no ser dañado... Dejame darte la frialdad para no sentirte mal al hacerlo..

El guerrero se levanto con la cabeza baja, mirando hacia el suelo y con sus brazos caídos porque le pesaban. La casa se estaba destruyendo completamente y las llamas rodeaban ahora al muchacho, pero no le importaba y no se daba prisa. Se acerco lentamente hasta aquel dragón y levanto su mano para tocarlo. Al rozar con sus yemas el material, esta se desprendió y se acoplo a su cuerpo. Formando así su armadura, ahora él era un sirviente de Ares, era un berseker… Ahora él era la reencarnación de HellGorak.

por Raider Vie Dic 10, 2010 5:33 pm

Sarahissa no dijo nada. Sólo observaba con indiferencia el proceso de Steven, pues era su turno ahora de asumir quien realmente era. Al principio ella tambien se había sentido confundida y asustada, pero ya no lo estaba. Su única razón de ser ahora era estar junto a Ares, volver a su lado y llevar a cabo cualquier orden que su señor tuviera que darle... era parte de las hordas del panico, del escuadrón del miedo y el ejercito del terror. Como miembro de él debía buscar en primer lugar a su estúpido gemelo que debía estar por ahí perdiendo el tiempo, como siempre lo hacía en cada era que ellos despertaban juntos.

- ¿Terminaste? - Preguntó Sarahissa aun emanando aquella hermosa luz rojiza a su alrededor, para dar un salto en el cual pareció que desaparecía, y volver a ser visible solamente en el marco de la ventana. - No tenemos nada más que hacer aquí.

Se dio la vuelta, observando como la oscuridad de la noche cobijaba el valle dulce. Cerró los ojos, sentía una leve cosmoenergía parecida a la de su señor, pero no estaba segura de ello. Seguramente aun no había despertado completamente de su largo sueño. Bajó el rostro pensando que hacer, ¿Ir por él? No. Esa no era la solución que necesitaba. No podía interferir en la vida de alguien como él. Lo único que podría hacer era vigilar su seguridad desde las sombras y dejar que el proceso natural llevara su curso. Cuando él estuviera listo para hacerse presente lo haría. Anunciar su presencia acercandose a él para que otros sintieran su cosmoenergía circundandolo era muy peligroso para Ares en el estado en que estaba aun.

- Hellgorak. ¿Vienes? - Preguntó sin darse la vuelta si quiera. Su cabello ondeaba con el viento, brillando por el fuego alrededor de la casa. No tenía más que preguntarle. Era su decisión donde lo llevaría ahora su nueva vida.

por Steven Vie Dic 10, 2010 11:16 pm

Todo en su interior comenzó a cambiar, sentía como el alma de HellGorak tomaba su cuerpo y ahora se convertía en una persona sedienta de sangre, sedienta de lucha, sedienta de masacre, sedienta de tantas cosas que lo volvían a Steven, en un ser mucho mas peligroso. Antes era invencible, intocable, indomable… Ahora era mucho peor porque no tenia limites morales o humanos, ahora simplemente pensaba en matar y en luchar. En su mente no había lugar para otras cosas y si lo había, no en ese momento. Solo tenia deseos de servir a su dios y de vengarse de Athena… Ese era su mas grande deseo.

Estaba mirando hacia abajo, con la mirada nublada como un poseído. De repente levanto su frente en alto y miro a la berseker apoyada en el marco de la puerta con una sonrisa en su rostro, ella seria su compañera ahora, pero no le interesaba mucho.

-Vamos…

Dijo mientras que avanzo un paso y se puso detrás de la muchacha, él no sabia donde debían de ir pero estaba dispuesto a seguir a la mujer. Podía sentir como ella tenia la misma sed de sangre que él, así que sentía que podía confiar en ella, quizás lo llevara hasta un lugar donde luchar…

por Raider Sáb Dic 11, 2010 1:33 am

La respuesta de Steven fue corta y precisa. Justamente lo que ella necesitaba oir, pues no estaba de humor para haber lideado con un rechazo, despues de todo el pez no podía dejar de ser pez así como un Berseker no podía huir a su verdadera naturaleza, el del completo deseo de aniquilar, destruir, pelear y vencer. Ellos eran seres creados desde la mitología exclusivamente para luchar en nombre de Ares, eran su elite, eran los guerreros mas meticulosos de todos, los que realmente no luchaban por un motivo en particular, sino por el placer que les causaba una buena pelea.

- Bien. - Quedó mirando hacia afuera de la casa, la brisa nocturna desordenaba su larguisimo cabello rojo, sus ojos azules y fríos miraban al vacío pensando en el siguiente paso a tomar. Steven era un guerrero como ella, por lo cual no necesitaba decir nada mñas, no necesitaba pedirle que la siguiera ni darle explicaciones de sus actos. Sólo restaba empezar el viaje hacia el Olimpo, donde estaba el templo de la Guerra esperando por ellos.

Sarahissa se sentía completamente fuera de forma. Nunca en su vida se había dedicado a la lucha y no pensó que ese era su destino. Ahora que recordaba quien realmente era vio su cuerpo con algo de desagrado, pues le faltaba mucho para volver a ser la guerrera que alguna vez había sido. Tendría que volver a entrenar, a habituarse al cosmo, a la sangre y a su antigua velocidad. No tenía tiempo que perder ahí con Steven charlando... si el hombre se sentía de igual manera la seguiría, de lo contrario que hiciera lo que se le diera la gana.

Desapareció saltando hacia adelante, solo para volver a aparecer varios metros más allá en la tierra, fuera de aquella casa en llamas que ahora se consumía como el primer vestigio de los Bersekers en esa era. Cerró los ojos, pues sentía otro berseker despierto cerca de Roma. Elevó su cosmoenergía para que la sintiera, para que supiera donde estaban. En medio de aquella oscuridad Sarahissa paracía una llama.

No le importaba si alzar su cosmoenergía alertaba a alguien más de su presencia. Era un mensaje para el Berseker perdido. Y así comenzó a caminar hacia la oscuridad, desapareciendo de un momento a otro, para aparecer varios metros más allá. Estaba habituandose a la velocidad de los bersekers... era complicado, pero tenía todo el camino al Olimpo para habituarse a eso.

por Steven Sáb Dic 11, 2010 2:38 am

La muchacha avanzo rápidamente, transportándose de un lado a otro como si fuera un fantasma, pero dentro de los poderes de un berseker eso era una velocidad muy lenta, quizás sus poderes no estuvieran al cien por ciento y eso fuera lo que hacia a aquella mujer tan lenta a los ojos de HellGorak. Se paro frente a una villa entera y se hizo brillar como una fogata, Steven miro esto con indiferencia, debido a que si alguien se sentía atacado por la acción o simplemente se asustaba, tendría a quien matar.

Pero nadie se asusto y tampoco nadie vio a Sarahissa, simplemente Steven parecía no entender que había hecho pero al sentir la presencia del otro berseker cercano fue cuando se dio cuenta que lo que trataba de hacer era reclutarlo. Después se marcho, como si nada, dejándolo atrás. El invencible sonrío y comenzó a correr a gran velocidad mientras que pensaba donde podía haber ido, quizás al templo del dios de la guerra, de todas formas allí era donde él se dirigía y si la muchacha no iba a ese lugar, pues, se verían algún otro día. Después de todo eran de las mismas filas.

-Que el juego comience…

Dijo mientras que la casa que antes pertenecía a Steven cayo por completo, alertando a todos los vecinos. Los berseker lentamente comenzaban a darse a conocer en el mundo, por mas mínimas y no deseadas que fueran esas acciones.

por Raider Dom Oct 30, 2011 2:07 pm

Volver a las ruinas de esa propiedad le recordó al día en que había despertado como un bersekers y en que el nombre Sarahissa había quedado olvidado como un recuerdo de una mujer sin libertad. La situación había cambiado drásticamente pero al mismo tiempo no había cambiado nada.

Seguía siendo una esclava, pero de los deseos de Ares. Recordaba la forma en que Octavius la había besado en los jardines de esa propiedad como un recuerdo lejano y olvidado. parecía como si el que hubiese realizado esos actos estuviese muerto y enterrado, indiferente por completo al destino o seguridad de ella.

No importaba en lo más mínimo. No había despertado en esa nueva época de los hombres para vivir un romance ni para sentir el amor, ni si quiera otro sentimiento. Ella era Latrivan, la hechizera maldita del señor Ares y demostraría su valía como siemprel o había hecho aunque significara morir. Pero lo haría a su modo. No llegaría cortando cabezas, llevando panico al corazón de Athena ni de sus guerreros.

Cerró los ojos. La cosmoenergía de ese sujeto que había interrumpido el encuentro entre su señor y Athena estaba cerca. Aunque había vivido en esos lugares no recordaba en lo absoluto quienes eran los dueños del lugar. Sabía que su señor había ido ese día en busqueda de su prima menor, tal vez, fuese esa chica la que él estaba buscando. De cualquier forma, si de algo podía enorgullecerse latrivan era de su mente, haría lo que debía hacer y acabaría con el asunto de una vez.

Pero a su manera.

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