VILLA AUREA

Había sido un duro camino bajo la lluvia, peró finalmente llegamos a los límites de la Villa Aurea perteneciente a la familía de Ioros, faltaba poco para llegar a nuestro destino, el edificio principal y parecía que aquella chica cuyo nombre era Astrid había cogido un poco de confianza en él y eso le alegraba.Finalmente llegaron y Ioros detubo el caballo, dio un poco de tiempo para que Astrid aflojara su abrazo y primero descabalgo él y desde el suelo alargaba los brazos hacía la cintura de la muchacha para ayudarla a bajar.

-Bienvenida a mi villa, la Villa Aurea, espero que tu estancia aquí sea de tu gusto.

Uno de los criados que respondia al nombre de Gregor se nos acercó corriendo con una capa en sus manos y se detuvo delante nuestro con una reverencia diciendo muy respetuosamente:

-Señor le traigo esta capa para que se resguardo hasta la entrada, sea bienvenido, las dependencias estan siendo preparadas para su estancia aqui.

-Gregor me alegra verte después de tanto tiempo, por favor cuida de mi caballo, que no le falte comida ni bebida pues se lo merece, hoy se a comportado como uno de esos valerosos caballos de leyenda.

Astrid se había quedado algo apartada observando la arquitectura de esa edificación, Ioros le tendío la mano para que se acercara-Vamos- esperaba a la chica para cubrirse los dos con la capa y resguardarse un poco del tiempo aguoso.

Entraron en la casa, y allí un par más de sirvientas esperaban su llegada, Ioros no quería darles más trabajo del imprecindible, así que les dio unas simples órdenes:

-Por favor, me harías el favor de guiar a esta chica a la habitación de húespedes, para que se pueda dar un baño caliente y canviarse de ropa, y si no es mucha molestía preparad algo de comida caliente estoy hambriento y creo ke nuestra invitada también os lo agradecera.

Luego dirigiendose a Astrid le dijo:

-Puedes confiar en ellas, yo también me iré a cambiar, y nos vemos cuando estes dispuesta, tómate tu tiempo.

La lluvia se había suavizado un poco, aun sobre el corcel me quedaba quieta sin saber qué hacer, Ioros bajaba sin olvidarse de mí dándose la vuelta colocando sus manos sobre mi cintura, apoyaba ambas manos sobre sus hombros ayudándome a bajar. Mi cuerpo choco con el suyo quedando próximos, me separe rápidamente manteniendo la distancia a pesar de que me daba la bienvenida.

Es mi imaginación?... apenas me conocen y me tratan… diferente…

Quedándome justo detrás de él observaba como lo recibía uno de sus sirvientes, me acercaba al caballo ya que no quería interrumpir comenzando a acariciarlo constantemente, el animal se mantuvo tranquilo ante mis caricias aceptándolas de buen agrado y fue cuando Ioros se dirigía a mí extendiendo su mano para que lo acompañara, me despedí del corcel para acercarme y tomarlo, dejo caer la capa sobre nosotros guiándome a la entrada, no sabía que decirle…

No estás sola… siempre me tienes a mí para protegerte… recuérdalo…. Yo siempre lo he hecho…

Las mujeres me tomaban del brazo para llevarme de inmediato a la habitación, se notaba que las cosas las tenían ya preparadas por cualquier cosa sin que se los ordenaran al momento, gire levemente el rostro para ver por última vez a ese hombre. Una de las sirvientas me condujo al baño ayudándome a retirarme algunas de mis prendas… su sorpresa fue tal que no pudo evitar un pequeño grito de susto.

Señorita… estas heridas?!!

Estoy bien…

La ayudare a bañarse pero le tendré que informar esto a mi señor… espero que pueda comprender…

Sin decir nada me introduje a la tina, se sentía bastante bien estar en ese lugar, la mujer me lavaba con sumo cuidado, había terminado por lo cual decidió ponerme un camisón. Me sonrió amablemente para que no desconfiara, salía para colocarme frente al balcón observando la lluvia que caía de una manera hermosa en los jardines. La mujer salió de prisa buscando a Ioros, este se encontraba comiendo con sus nuevas ropas, inclinándose para mostrar sus respetos le susurró al oído…

Señor la dama se encuentra lista pero hay algo que debo informarle… al atenderla descubrí heridas que no son comunes en una jovencita… son más bien…-sacudió la cabeza, no quería alarmarlo- por lo que pude revisar ha sido atendida aunque creo necesario que por su experiencia sea usted el que cerciore de ello mi señor

Mientras tanto estaba pensando que sería de mí, me acercaba un poco más sacando la palma de mi mano, disfrutaba la sesación de como las gotas frías acariciaban mi piel.

Ioros al ver que Astrid era bien atendida, se dirigio a sus aposentos, lo primero que hizo fue librarse de esa pesada armadura que llevaba desde hacía un par de dias y que le empezaba a agobiar, tambien se quitó de encima sus dos espadas que colgó a unos soportes que habían preparados en la pared, Ioros acabo por quitarse la túnica que llevaba empapada, y con una toalla que le habían dejado preparada seco su cuerpo, tras abrir un baúl donde tenía la ropa acabo por escoger una túnica corta de color negro que se ató con un cinturón de cuero.

Mucho mejor así -pensaba Ioros mientras hacía algunos movimientos de estiramiento con los brazos.

Luego bajo la escalera en dirección al comedor, allí le esperaba en la mesa un buen plato de sopa caliente, no había nada mejor para sacarse el frio del cuerpo, recíen tomaba asiento que la sirvienta que había mandado para acomodar a Astrid aparecío por su espalda informandole de lo sucedido, rápidamente Ioros dejó de comer y le pidió que preparara una bandeja con algo de comida ( taza de sopa, frutas ) que se la llevaría a la habitación, mientras se lo preparaban Ioros fue a su habitación donde desde hacía tiempo tenía guardado una cajita con cosas básicas para curar que siempre llevaba en sus campañas porque no quería molestar a los médicos, la abrió y hizo un recuento mental:

-Haber aquí estan las vendas, el hilo y donde estan... -decia mientras rebuscaba- aquí las agujas.

Salió y fuera la sirvienta le esperaba con lo pedido, Ioros lo cogió de forma que no le molestara y se dirigio a la habitación de su invitada, cuando estaba delante de la puerta dio unos golpes con los nudillos esperando permiso, en breves momentos recibió respuesta y entro:

-Hola, espero que te haya sentado bien el baño y veo que te han encontrado algo de ropa de tu medida, me alegro. Por mi parte te traía algo de comida -dijo Ioros mientras le mostraba la bandeja. Tambien me han informado de ciertas heridas, no te voy a preguntar como te las hicistes, peró verás tengo cierta experiencia en ese tipo de heridas me gustaría que permitieras vertelas y a poder ser curartelas.

Ioros entró un poco más en la habitación y depositó la comida en una mesilla viendo como Astrid sin decir palabra se acercaba a la cama sentandose en ella dandole la espalda a Ioros y poco a poco bajandose el camisón de forma que pudiera ver una de sus heridas.

Ioros se la revisó con cuidado para no hacerle más daño del que debía sentir, haciendo un primer diagnostico le comento:

-Lo siento pero ahora te va a doler, te voy a tener que coser si quieres que esas heridas cierren bien, tranquila procuraré hacer un buen zurgido para que no té quede mucha marca.

El joven preparó la aguja con el hilo, y soltando todo el aire retenido en sus pulmones su dispuso a empezar el trabajo,iba cerrando la herida poco a poco con los trazos de la aguja hasta que estubiese cerrada, luego dando un mordisco cortó el hilo sobrante, a continuación preparo una venda y la empezó a vendar teniendo que tocarle ligeramente los pechos para que se agarrase bien el tejido.

-Disculpa, no es mi intención el tocarte, peró es necesario.

Ahora Astrid con la parte superior vendada tenía que darse la vuelta para que le curasen la otra herida en el lado de su abdomen,esa no parecía tan grave peró havia que curarla, era una zona que a lo mejor le incomodaria a la chica el contacto físico así que Ioros se puso manos a la obra terminando rápido.

-Bien esto esta listo, ahora deja que tu cuerpo descanse y no hagas acciones bruscas, si sigues mis instrucciones tus heridas sanaran correctamente.

El sonido de algunos golpes de la puerta me avisó que posiblemente Ioros me venía a ver, sin moverme de mi sitio apenas respondía.. – Adelante – a pesar de esa primera impresión Ioros se mostraba demasiado gentil conmigo, no comprendía el porqué de tantas atenciones ya que creía que para ser romanos actuarían de forma diferente, miraba asomando por encima de mi hombro la comida que había traído exclusivamente para mí hasta que un leve sonrojo en mis mejillas se formó cuando menciono de mis heridas, ahora sí pensé que se expresaría agresivamente ya que no era nada normal que estuviera tan lastimada y más sobre la relación que deje entre ver entre Fye y Gelum harían sospechar de mí. Mis labios apenas se abrieron, su voz seguía siendo de lo más amable cuando me ofreció su ayuda, me costaba hablar con él ya que después de todo podía delatarme puesto que no era cualquier persona si no un militar.

Caminaba para sentarme al borde de la cama, hacía a un lado mi largo cabello descubriendo mi espalda mientras que al mismo tiempo retiraba la parte superior de la ropa dejando a la vista la marca que me hizo Manigoldo, no mejore del mucho en ese tiempo pero al menos no me molesto que me examinara ya que debía de tener algo de experiencia, se acercaba para verme a lo que comento que me lastimaría, mis ojos se nublaron serios al responderle…- dudo mucho que sea peor el dolor de cuando me hicieron esto… -me queje levemente cuando la aguja me atravesó, mordía mis labios tratando de no moverme obstaculizando su labor, Ioros no tardo demasiado hasta que tomo uno de los vendajes, sus manos solo me rodearon para no tener que verme de frente. – Tus manos están frías…-algo sonrojada dejaba que terminara hasta que se arrodillo justo delante de mí comenzando a ver la otra herida que Kardia me provoco, no comprendía porque era tan atento hacia mi persona, había terminado por fin a lo cual ambos nos miramos por corto tiempo.

Mi impaciencia no se hizo esperar a lo que comentaba apenas..- Me recordaste a una persona… no entiendo porque tratas de ayudarme tanto… apenas y me conoces…-tocaba mi mano con su mejilla para apenas acariciarla, apartaba su cabello azulado del rostro para que no le estorbara- después de esa primera impresión… me pregunto si debería temer al estar ahora a solas contigo. Pensaba que los romanos eran diferentes…

No lo decía precisamente de que fuera a abusar de mí si no que al verme tan allegada a lo que llamaba su segunda familia podía desconfiar siendo totalmente extraña para sus ojos, me cubría con la ropa después de esos vendajes manteniéndome sentada esperando su respuesta.

-Sabes puede que sea militar, peró no lucho contra mujeres y niños,en cuanto a los enemigos vencidos honro su valentía. He podido observar tanto por tu nombre y acento, aunque lo intentes disimular que no eres romana,quizá hayas tenido malas experiencias con algunos peró no todos somos iguales, aunque entendería que no quisieras entender yo mismo conozco algunos sujetos que són de lo más deprochables.

Levantandose de su posición arrodillada Ioros se dirigió hacia donde había dejado la bandeja llena de comida, y se la acerco a la chica, diciendole:

-Puedes confiar, nadie té hará daño mientras estes conmigo,ahora si no te importase mi compañia me gustaría comer contigo y conocernos algo mejor -poniendole la mano sobre la suya añadio tranquilizandola- no hace falta que me cuentes lo que no quieras.

Luego Ioros dirigió su atención al plato que estaba lleno de una gran variedad de frutas, y iba moviendo la manos por encima indeciso de cual escoger pues todas tenían un aspecto genial, finalmente se decanto por una manzana de un color verde intenso.

-Vamos come no esta envenenada ni nada-dijo Ioros hincandole el diente a la manzana, al separar el mordisco una gota de zuma le resbalo por los labios hacia el cuello, rápidamente se la seco con la mano y dijo sonriendo- vaya estan más sabrosas de lo que recordaba, estas són de la cosecha de la villa.Cuando mejore el tiempo y té encuentres mejor ya daremos un paseo por los campos, seguro que aquí todo es muy distinto a tu tierra natal.

Ioros había pasado un agradabla rato con esa chica, peró de seguro que estaba cansada por las curas y los agetreos que había pasado durante el dia, sería mejor que la dejara sola un rato, ya tendrían más oportunidades para seguir su conversación.

Se levantaba a lo cual lo seguía con la mirada, acercaba la mesilla mientras me arrimaba un poco dejándole lugar, sabía que aunque tratara ocultar de dónde provenía algunas actitudes de mi parte me delataban.. aguardaba en silencio hasta que su mano rozaba mi piel para que no temiera a su presencia.

Gracias… pero aun así… me cuesta bastante después de…

Callaba de inmediato, no debía de comentar que precisamente Roma acababa de conquistar mi reino, distraído no se percató de la inseguridad que se formaba tras mis labios al coger una manzana, mi estómago sonó levemente delatándome del hambre que tenía, decidi tomar el plato no sin antes colocar la servilleta sobre mi regazo, lentamente tomaba la cuchara para comer tranquilamente mientras escuchaba sobre el paseo, limpiaba mis labios tomando la copa de agua. Quedaba satisfecha y sin esperarlo de mi parte le dedicaba una sonrisa de agradecimiento por las molestias que había causado.

Y como debo dirigirme hacia a ti?.. se nota que no eres cualquier tipo de soldado para Roma… no quiero ser descortés ni nada pero es difícil creer que alguien perteneciente al ejercito este rodeado de tantos lujos…

Dicho esto doblaba la servilleta mientras que mi acompañante se dedicaba a devorar la fruta por lo delicioso que la encontraba, nuevamente el jugo se derramo por la comisura de sus labios, sin parecer atrevida tomaba su mentón para acercarlo a mi mientras que la servilleta que tenía en la mano la llevaba para limpiarlo, pasaba la tela constantemente por sus labios acariciándolos sin hacerle daño, percatándome de ello lo miraba directamente retirando mi mano finalmente de su rostro…- Perdona… pero si no te limpiaba la sensación de miel en los labios cuando seca el jugo puede llegar a ser molesta a veces… no crees?... Aunque… para una chica no tanto..

Recordaba el comentario que había hecho sobre mi país, inclinaba la cabeza en dirección al balcón recordando que a pesar de lo diferente que era no restaba la belleza de ese lugar. Llevaba ahora mis manos desarrugando el camisón continuando con la charla.

Tienes razón… del lugar de donde provengo es demasiado distinto… puesto que esta rodeado de bosques y prados… casi la mayoría del tiempo el clima es frío llegando a nevar… lo que más podía amar era la nieve… tanto los rayos del sol y la luna hacían que resplandeciera de una forma casi mágica… -trataba de recordar en mi mente cuando paseaba cada momento sobre mi caballo para sentir como la brisa helada invadía mis mejillas, cerraba los ojos tratando de forzar la imagen de ese recuerdo y sentirlo una vez más, llevaba una mano sobre mi pecho sintiendo de nuevo esa sensación de presión- aunque hasta ahora la vista que se me ha ofrecido de Roma ha sido igual bello… dime… conoces la nieve que se extiende ahora sobre el imperio al que sirves?

Recargaba mis manos hacia atrás inclinando mi cuerpo levemente, una pequeña indirecta no haría daño al confesarle de las ahora tierras conquistadas, tomaba el plato tomando unas pocas fresas que comía para restar el sabor salado de la sopa.

La conversación se iba volviendo más fluida, hasta tal punto que hasta Astrid se atrevía a preguntarle a Ioros, este le iba respondiendo pregunta a pregunta sin ningún inconveniente:

-Tienes razón Astrid, no soy un soldado común aunque empece siendolo, ahora mismo tengo el grado de general, peró no todo lo que ves es gracias a mi salario, en parte es patrimonio familiar, mi padre es senador, o sea político-no iba a entrar en detalles sobre política pues solo le daría dolor de cabeza a la joven. Peró quiero que me llames simplemente Ioros sin formalidades no permitire otro trato.

Y fue mucho más la sorpresa cuando al resbalarle una gota de jugo por los labios, ella se la secara, eso si fue raro y repentino, no se lo esperaba para nada una acción así de su invitada, peró a Ioros le gusto su atrevimiento.Al ponerse a hablar de los paisajes de sus respectivos paises parecia que se ponía nostalgica, hablaba de un lugar frío con nieve,Astrid le pregunto si conocía las tierras nevadas del imperio romano, el tono con que menciono eso último hicieron pensar a Ioros, este había viajado mucho durante las campañas militares y la mayoria de territorios que había visitado eran calídos excepto quizá las cordilleras de la Galia y Hispania, peró sus rasgos no eran característicos de esas tierras, así que haciendo deducciones su mente se ilumino.

-Así que provienes de Germania, estoy en lo cierto¿-dijo a la chica que estaba degustando unas fresas con su cuerpo inclinado, Ioros no quería fijarse pero no pudo evitar ver la figura que se dibujaba bajo el camisón, a lo que aparto rápido la vista y rezando que no se hubiese dado cuenta Astrid. Entonces me gustaría disculparme por los posibles horrores que hayas podido ver, la guerra es terrible para los civiles, quizá no te sean muy creíbles mis palabras, pues la guerra es parte de mi oficio, pero es mi deber hacerlo-dijo Ioros arrodillandose en señal de arrepentimiento.

Paseaba la fresa sobre mis labios para morderla lentamente, estaban demasiado dulces pero ese pequeño toque de acides las hacía algo adictivas, de a poco me revelo que su familia pertenecía al senado y que él ostentaba el cargo de general, por mi mente se paseó la imagen del hombre que acababa de reclamar su vida por las atrocidades que cometió no solo contra mi pueblo sino también contra mi familia. Detuve la fruta congelada repasando incluso ese sentimiento que había nacido en mi interior aunque sin percatarme… la voz que me había estado acosando ya no se presentaba desde que Ioros me acompañaba en cada momento…

Eres algo más que eso… eres…

Trataba de descifrar las razones pero no se me ocurría nada, el silencio de ese hombre me hizo estremecer después de esa insinuación, colocaba el plato de frutas sobre la bandeja deteniéndome al escuchar el nombre de mi país, regresaba a esa posición semi-inclinada fingiendo que eso no me preocupaba, me percate como ese hombre miraba mi cuerpo para después apartar su vista retomando el tema de la conversación, arrodillándose se disculpaba en nombre del ejercito lo que su invasión provoco. Me erguí lentamente ladeando el rostro ligeramente enfadada.

Algo está mal… ellos no pueden ser así… después de todo lo que viví es imposible que actúen con tanto arrepentimiento…

Déjame ver… te estas disculpando entonces en nombre del emperador por haber conquistado Germania?... lo dudo demasiado…- poniéndome de pie me colocaba justo en frente, me agachaba tomando su mentón para obligarlo a que me viera, mi actitud era ya arrogante y desafiante a pesar de tan sinceras disculpas por su parte.- Dime noble General… si quieres redimir los pecados que cometió tu imperio revélame los nombres de aquellos que atacaron mi país… solo es simple curiosidad… -estaba llegando demasiado lejos, me contuve antes de cometer una tontería… debía concentrarme, sacudí mi cabeza como si estuviera negándome, mi dedo acarició su labio mientras le hablaba.

Pido una disculpa si te asuste… no fue correcto…-soltándolo me dirigí al balcón, mi mano resbalo por su hombro acariciándolo, me recargue justo en la entrada para observar como la lluvia cesaba lentamente, inclinaba mi cabeza viendo la lejanía.

Estoy harta de todo, hay ocasiones en las que deseo que la invasión hacia Germania hubiera acabado con mi vida evitándome continuar con esta pesadilla, así no tendría que conciliar la perdida de mi padre y hermana… Ioros… estoy sola…

Callaba derramando una lágrima en silencio, no me gustaba que las personas vieran ese lado vulnerable en mí pero si seguía a ese paso sentía que me hundía convirtiéndome en algo más que simple fragilidad.

La disculpa sincera de Ioros parecía haber afectado a Astrid que poco a poco se levanto y cogiendole por el mentón empezó a dudar de sus palabras, en cambio las suyas iban cogiendo más y más dureza, peró Ioros la comprendia en parte, pues nunca había estado en el lado derrotado y no había sufrido las emociones por las cuales la chica estaba pasando. Ioros le iba a responder a tales preguntas pero antes de que tubiera tiempo el dedo de ella le sellos los labios y empezó a disculparse por su comportamiento dirigiendose hacía el balcón, Ioros se levantó y la siguió, contemplo como empezaba a desmoronarse psiquicamente.

Quizá lo que iba a hacer a continuación parecería algo atrevido peró el joven sentía que debía hacerlo, así que se acerco más a Astrid y la abrazó con cuidado peró a la vez con fuerza para que no se sintiera sola y le dijo:

-No voy a pedir disculpas por la gente que puedes llegar a odiar,simplemente té pido comprensión para los hombres que solo desean la grandeza de su imperio, seguro que muy en el fondo de tu corazón puedes llegar a comprender, cuando te liberes del odio empezaras a ver la luz de nuevo,pero todo requiere tiempo, que estoy dispuesto a compartir contigo.

Viendo en el cristal de la ventana, como esa lágrima caía por el bello rostro de Astrid, el chico se la seco pasando su dedo por la mejilla:

-No digas esas cosas,estoy seguro que las almas de tu familia no quisieran ver como la tuya se une a ellos, al menos no todavía pues tienes muchas cosas que hacer.

Esas palabras solo podían ocasionar dos reacciones, o que revivara el odio de la chica y le diese una paliza allí mismo, pues él no se iba a defender o hacer que el corazón de Astrid quedara más tranquilo y en paz.

El frío se colaba por la ventana provocándome un escalofrío, sin esperarlo Ioros me abrazaba atrayéndome contra su cuerpo sin dejarme ir, sus brazos me rodeaban queriendo protegerme de ese sentimiento que ya se estaba convirtiendo en resignación, trataba de hacerme comprender pero eso no era un verdadero motivo para pelear… incluso podía llegar a ofenderme ya que no estaba en posición de hablar por aquellos que me arrebataron lo que más amaba.

Debo suponer que debo olvidarme de todo… puede ser que este cegada por este sentimiento que tu consideras odio pero para mí es indignación… cuando se busca la grandeza para un reino no tratas de someter a los demás bajo tu dominio sino que se está dispuesto a compartir la gloria creando alianzas… no peleas…

Recordaba a las pocas personas que quedaban libres huyendo directamente a Asgard, el medallón que portaban con el símbolo de la familia real debía de ser más que suficiente para que los resguardaran por un tiempo de las tropas romanas.

A pesar de eso se mantenía sereno en todo momento, secaba amablemente la lágrima que bajaba lentamente de mi mejilla.

Tiempo es lo que menos tengo… -detuve su mano para darme la vuelta sin dejar que me abrazara, mis ojos se mantenían casi cristalinos observando a todo momento a ese hombre- mi hermana menor fue capturada… acaso piensas devolvérmela?... si lo que he escuchado de Roma es cierto falta poco para que la humillen públicamente y lo más despreciable que la asesinen frente a todo el imperio.. tengo que resignarme a pensar que no tiene escapatoria?... resignarme a vivir lo que queda de mi vida sabiendo que pude marcar esa pequeña diferencia de haberla salvado?...

Como sabrás no puedo si quiera considerar el estar a tu lado, no quiere que pienses que por ser de distintas partes es razón suficiente para desistir… sino que hay una mayor razón para ello… aunque si hombres como tú y Gelum fueran los que guiaran a Roma en esta época… hubiera cabido la posibilidad… -acariciaba la mejilla de Ioros lentamente depositando un pequeño beso, mi otra mano se interponía en su pecho separándonos- pero el “hubiera” no existe… la única forma es regresar a mi reino con Kaia…

Eso debía de ser suficiente el revelarle quién era realmente, si su corazón aun guardaba la nobleza de defender lo que creía justo era hora de que tomara una decisión.

Lo único que sé es que debo encontrarme a Fye… a menos que conozcas la forma de llevarme ante Vergilius… quiero ofrecer mi vida a cambio de la princesa…

Ahora que sabes parte de la verdad... que es lo que harás?

El destino de tu viaje es salvar lo que queda de tu familía, a tu hermana pequeña, entonces mis palabras estaban equivocadas, debes de luchar para conseguir que tu misión sea exitosa, no debes rendirte pues el destino es incierto.

Astrid se separaba poco a poco de Ioros tras dejarle unas palabras y un afectuoso beso en la mejilla, Ioros había escuchado atentamente las últimas palabras de la chica, encontrarse con Fye o con Vergilius, ella había presenciado la escena del mercado por lo tanto sabía de sus rencores, quizá era el cerebro del militar peró eso le sonó indirectamente a " o puedo hablar con Vergilius para solucionar las cosas con él" o " me uno a Fye y todo sera de forma violenta".

-Sabes Astrid,como siempre digo yo quizá esto sea cosa del destino, me refiero a nuestro encuentro, da la casualidad que conozco a Vergilius, cuando eramos algo más jovenes combatimos varios años juntos y se formo un vinculo entre nosotros de respeto....y amistad.

Entonces cogiendo por los brazos a Astrid, Ioros continuo con su discurso:

-Ahora mismo voy a hacer mandar un mensajero para que sepa ms intenciones de comunicarme con él, igualmente tenía que verlo para recibir nuevas órdenes, y ahora que conozco tu historia pues más urgencia aún, te voy a ayudar como pueda y con todo lo que tenga - ahora ya apretando algo más fuerte sus brazos pero intentando no hacerle daño- peró esto te digo tambien, no voy a permitir que té sacrifiques, me has escuchado?¿

Ioros podía llegar a ser el más caballeroso y gentil de las personas, peró en ese momento hasta él mismo se sorprendía del empuje que estaba tomando para defender a esa chica que apenas conocía,la única chica que había merecido ese trato era Sophia, peró sin embargo Astrid era especial y no iba a dejar que le ocurriese nada por muy egoísta que pudiese parecer.

Al momento de confesarle mis intenciones me sorprendí que ese hombre conociera a Vergilius, tomándome de los brazos sus palabras se hacían más firmes al querer ayudarme pero el protegerme al no querer que entregara mi vida a cambio de la de Kaia no dependía de él. Inclinaba mi rostro evitando verlo…

Ioros… como General debes conocer quiénes fueron los encomendados a atacar mi reino…

Separaba sus manos de mis brazos para entrelazarlas con las mías, me quede agachada pensando un poco más.- Breda les entrego a la persona equivocada… estoy segura que conoces la noticia que tienen cautiva a la sucesora del trono Germano pero ella no lo es…

Perdoname padre… pero fuiste tú quien me dejo a cargo la seguridad de Kaia.. no tuve opción...

Yo soy la primogénita del rey Rotario de Brescia Langobardi… pero debido a sus guerras… el peligro de poseer sangre real siendo sucesora directa obligó a mi padre a ocultar mi nacimiento a mi reino dejándome relegada segunda al cargo como la dama de la corte real… pero 5 años después tras el nacimiento de mi hermana ya era difícil también esconderla ante los ojos de su imperio debido a mi situación… por lo que se me encomendó la tarea de convertirme en la capitana de la guardia protegiendo la seguridad de la princesa…

Un cansancio se apoderaba de mí en esos instantes, un intenso sueño hizo que me mareara reclinando mi cuerpo hacia el torso de ese hombre, si no hubiera estado frente a mí de seguro yacería en el suelo. Respire profundamente después de que mis brazos lo rodearan poniéndome de pie, me dirigí a la cama dejando caer mi cuerpo directamente e interponiendo mi brazo sobre mis ojos. Me senté para no preocupar a Ioros pero tampoco quería que se fuera dejándome sola.

Estoy algo mareada… seguro que es el cansancio pero… no quiero estar sola…

Veía borrosamente donde estaba parado, restregaba con mi mano suavemente mi ojo izquierdo apartando mi cabello a un lado.

Abusare de la confianza que me has brindado pero quédate… aunque se mientras duermo… por favor…

Sentada esperaba su respuesta, el aroma a humedad se colaba en la habitación debido a que la lluvia no cedía, en mi mente seguía la preocupación de cómo se encontraría Gelum pero en el fondo sabía que estaría mejor alejado de mí. Hasta que la idea me ataco que también estaba colocando en peligro a Ioros puesto que ahora albergaba a un enemigo de Roma.

-Astrid que yo sea general, no implica que conozca las órdenes de los demás, aquí los consejos militares no són com en vuestras tierras, donde todos los grandes guerreros se reunen para devatir,aquí la única diferencia entre soldado y general, es el rango.No puedo contestar a tu pregunta...

Y para más sorpresa de Ioros, la chica seguía desvelandole más y más secretos- esa chica es una caja de sorpresas, ahora resulta que és la hija oculta del rey germano-de pronto la chica empezó a moverse de forma extraña, se hubiese desplomado al suelo si no se hubiese agarrado fuerte a Ioros, Ioros se preocupo diciendole:

-Oye, te encuentras bien?

Peró la chica ya iba dirigiendose hacía la cama, acabando desplomandose en ella, lo primero que le paso por la cabeza al joven fue ay dios los puntos de la herida, podría tener un poco de cuidado, peró luego poco a poco se iba rescostando hasta quedarse sentada en el borde y le comentó que se sentía mareada, que probablemente sería el cansancio, Ioros la comprendió, no solo debía ser el cansancio sinó también la tensión que había acumulado su cuerpo y lo más increible no había soltado ni un grito al curarle las heridas, donde muchos otros abrían llorado como criaturas, por último la chica le pidió quese quedara con ella, al menos hasta que cerrara los ojos.

Ioros no tenía ningún inconveniente en ello, de todas formas se hubiese quedado hasta ver que se encontraba mejor.

-Recuestate me quedaré contigo como me has pedido- viendo como Astrid quedaba más tranquila y se iba estirando, Ioros fue hacía un armario donde sabía que las sirvientes guardaban algunas mantas y sacó una, luego se dirigió de nuevo hacía la chica y la tapó con cuidado para que no cogiera frio y quizá atrevidamente se estiro a su lado,y la abrazo por encima de la manta cogiendole la mano que sobresalia por un hueco- descansa, estoy contigo.

Sin más remedio me arrastraba a la cama, abrazaba unas de las almohadas con fuerza acomodando mi cabeza para apoyarme, se sentía tan cómodo que no paraba de estirarme sin saber qué posición era la mejor, encogía mis manos sobre el pecho dispuesta a dormirme y fue cuando Ioros me cubría con una manta, el cansancio me derrotaba sintiendo como ese hombre me resguardaba en un abrazo para velar mi sueño, apretaba ligeramente su mano contra mi pecho quedándome profundamente dormida.

El sonido de la lluvia me relajaba, en mi mente se formaban las imágenes de un día nevado sobre la noche, caminaba sin rumbo pero frente a mí una extraña rosa nacía tras esa helada oscuridad atrayéndome con su sutil aroma… era como si me llamara… extendía mi mano para acariciar sus pétalos pero de la tierra surgía una enredadera de espinas sujetando mi muñeca con agresividad, quise escapar forcejeando pero la rosa solo abría más sus pétalos lo más extraño es que una voz emanaba de su ser.

Me abandonaste!!! Y con ello pagarás con tu alma!!...

Las espinas subían por mi cuerpo rasgando mi piel, mi sangre era absorbida por la nieve pero al caer la primera gota encendía las llamas surgiendo así una feroz enredadera que atrapaba todo mi cuerpo asfixiándome.

Quién eres?... si..siento… que te conozco…

No tenía temor de morir de esa forma pero en mi corazón sentía un dolor y nostalgia profunda al escuchar su voz, detrás de todo ese humo resplandecía la figura de una chica de ojos púrpura, su mirada podría resultar aterradora.- Eres débil… siempre lo fuiste!!… de entre las más poderosas tenías que ser la mayor de las deshonras entre nosotras... pero es la última oportunidad que tienes para demostrar lo que vales.

Aquí estoy…

La voz en mi interior susurraba con debilidad respondiendo a las demandas de esa extraña mujer, una extraña luz plateada brotaba envolviéndome y obligando a retroceder las enredaderas dejando caer mi cuerpo a un profundo vacío. Una especie de portal se abría mostrándome un enorme espejo, mi figura era reflejada siguiendo cada uno de mis movimientos hasta el instante de que ese espejismo salía de esa dimensión para abrazarme con cariño… -No sientes como te estoy llamando?... cuánto tiempo me dejaras encerrada?...-su mano sostenía mi mejilla peinando al mismo tiempo mis cabellos- te estoy esperando… nos está esperando… acaso no quieres verla de nuevo?

El sonido de un estruendo hizo que la mi reflejo se desvaneciera ante mis ojos, me encontraba escondida entre los brazos de ese hombre cuando conseguí despertar, sin darme cuenta el sonrojo ya se marcaba en mis mejillas, su rostro estaba cerca del mío a tal forma que su respiración golpeaba suavemente con tranquilidad. La lluvia había acabado y los rayos del atardecer iluminaban parte de la habitación, no estaba segura de lo que significaba ese sueño y mucho menos el lapso de tiempo que había transcurrido pero me sentía más relajada a pesar de lo que vi podría ser una pesadilla, me acomode sin dejar de apartar la vista en su rostro esperando a que despertara mientras pensaba en lo que sucedió.

Agarrando la mano de Astrid contempló como poco a poco la iba venciendo el sueño hasta que finalmente quedo completamente dormida, Ioros le continuo sujetando la mano mientras con el dedo gordo le iba acariciando el dorsal de la mano, el cansamiento tambien empezó a afectar al joven militar, sus párpados iban cerrandose poco a poco, no quería dormirse por si Astrid despertaba y requería de alguna cosa, peró finalmente los ojos de Ioros se cerraron.

Su sueño fue relajado y tranquilo, nada le perturbaba en ese momento de descanso,ni siquiera se dió cuenta del cambio de posición de Astrid,al abrir los ojos lo primero que pudo ver fue el rostro de la chica cerca del suyo, una acción involuntaria le hizo alejar su rostro:

-Lo siento, me he dormido. Espero no haberte molestado y no hayas podido descansar.

Ioros se fue incorporando y logró observar por el balcón que lo que al él le habían parecido minutos en realidad habían sido horas, la lluvia había cesado y el cielo ahora estaba oscurecido por la entrada de la noche.Ioros termino de levantarse y mirando a Astrid le dijo:

-Tenía planeado mostrarte mañana la villa, peró viendo que nos han surgido cosas que hacer y que hace buena noche, y finalmente si te encuentras con más fuerzas, me gustaría ofrecerte un buen paseo a caballo. Te parece¿

Ioros se encamino hacía la puerta del aposento, y se se dispuso a salir cuando se volvio para ver a la chica que permanecia en la cama simplemente con el camisón.

-Espera aquí, voy a hacer que té traigan alguna ropa más adecuada para la situación - recíen salió de la habitación y asomando la cabeza por las escaleras gritó- Por favor Sabina, mira si encuentras algun vestido para la chica y ya sabes cosas para que se arregle, tu sabes más de esas cosas.

Luego se encaminó primero a su habitación de donde sacó una capa y rápidamente se dirigió a los establos, allí tan solo oír ruído su fiel caballo se levantó del suelo,Ioros se dirigió hacía él y acariciandolo le dijo:

-Descansa Búcefalo, no requiero de tus servicios ahora.

El caballo parecío comprender y el joven se dirigió a otro de los caballos de la cuadra, uno a manchas sin raza peró que visualmente resultaba gracioso, le puso la sella de montar y andando se dirigieron juntos hacía la entrada de la casa a esperar a Astrid.

Mis manos estaban posadas sobre el torso de ese hombre, recargaba mi frente sobre él hasta que levantaba la mirada. Ioros consiguió despertar dándose cuenta de la cercanía de nuestros cuerpos, sonreí sin muchas ganas ya que aún sentía esa somnolencia dándome vueltas, apartándose con rapidez pidió disculpas acomodándose en una mejor postura, haciendo lo mismo me sentaba cubriendo la manta solo mi regazo, sujetaba mi abdomen teniendo cuidado de no ser brusca con mi heridas pero la realidad era que me sentía mucho mejor solo alcanzando a tener ligeras molestias de vez en cuando pero ninguna suficiente como para estar preocupada por mi condición.

Al contrario tenía bastante tiempo que no dormía así de bien…

Recapacitaba después de esa frase; llevaba el dorso de mi mano hacia mi boca aclarando mi voz ya que eso si fue más que atrevido de mi parte, sin hacer caso omiso el hombre se levantaba, comprendía que de seguro tenía obligaciones importantes que el permanecer a mi lado. Callada veía su silueta, cogía lentamente la manta para cubrirme aunque mis manos solo se aferraban a mis piernas sin saber que hacer realmente, abría los ojos levemente quedándome perpleja a lo que me ofrecía, afirmaba con la cabeza aunque sin querer miraba mi cuerpo viéndome que no estaba en condiciones para un paseo, él parecía notarlo y salía de la habitación llamando a una de sus sirvientas, apenas me arrodillaba queriendo bajar de la cama para agradecerle pero se había marchado. Me quedaba sola, poniéndome de pie me paseaba para salir al balcón, la noche era demasiado fresca y sin esperar más llamaban a la puerta entrando al mismo tiempo, una joven se presentaba sonriente trayendo varias cosas en sus manos.

Buenas noches señorita… tengo entendido que debo prepararla para una salida con mi Señor… que romántico!!..-movió su cuerpo entusiasmada, casi tirando lo que traía, quise intervenir pero ella me sujetaba de la mano no sin antes acercar una silla forzándome a quedarme en ese lugar, sacaba un vestido azul marino con algunos encajes a los bordes.- esto será perfecto para ocultar sus vendajes no lo cree?... además el contraste con su piel la hará mucho más hermosa.. cierto!! –Salía corriendo tomando algunas cosas como lazos.

Oye… no es necesario que…

Nada… nada… ya estoy muy atrasada y el joven señor ya debe estar listo… que horror no!!!… -lloriqueaba un poco colocándome ambas manos sobre mis hombros peinando mi cabello cuidadosamente, terminado eso tiraba de mi mano para levantarme y retirar el camisón con agilidad, solo tartamudeaba evitando que exagerara en algunas cosas pero ella solo me replicaba diciendo que todo debía salir perfecto, me ayudaba a colocar el vestido..- le queda perfecto!!... no puedo creerlo… ni siquiera tuve que ajustarlo que suerte tengo…-sus ojos se iluminaban mientras me veía y sacudía mi cuerpo para verme de todos los ángulos posibles- oh!! ya se… ya se.. ya se!!.. –salto emocionada sacando un pequeño frasco de su estuche, vertió el líquido sobre sus dedos tocando distintas partes del cuerpo, solo conseguí dar unos pasos hacia atrás pero no pude evitar el aroma de ese perfume.- espero que sean de su agrado… son lirios…

La jovencita retrocedió colocando unas sandalias de tirantas, aplaudía de alegría viendo su trabajo como algo satisfactorio, empujaba mi espalda guiándome a la salida. Era todo tan repentino que su actitud entusiasta hacía que me intimidara, bajábamos de las escaleras y como lo había predicho ella Ioros se encontraba esperándonos con un diferente caballo, se inclinó dejándonos a solas.

Hmmm.. hola… -me quedaba de pie esperando, no sabía cómo me encontraba ya que ni siquiera se me permitió verme en un espejo, estaba agachada sujetando ambas manos a lo que suspire- espero no haber tardado pero la joven que mandaste… parecía no decidirse…
Caminaba lentamente acomodando con una mano mi cabello, por fin los alcanzaba notando que solo traía un caballo cuando éramos dos.- Pensé que querías dar un paseo conmigo?... –acariciaba al animal hasta dirigir mi mirada extrañada hacia Ioros.

Ioros miraba hacía el otro lado, justo cuando Astrid salía del edificio y se le acercaba, el joven se giró al oír la hermosa voz de la chica, Ioros no podía creerlo, sus ojos resplandencían - aquella era la chica que había recogido esa misma tarde? verdaderamente tenía el porte de una princesa-.

-Estas preciosa - Ioros dandose cuenta de su atreviemiento intento rectificar diciendo- quiero decir té queda de maravilla ese vestido,parece que hubiese sido hecho para ti.Bueno ese es el plan dar un paseo, peró no iba a permitir que cabalgarás sola, mientras estes bajo mi responsabilidad té vigilaré y cuidaré en todo momento, no te lo tomes a mal peró cabalgaremos juntos.

Diciendo esto Ioros cogío la capa que había dejado sobre el caballo y acercandose a Astrid se la paso por encima de los hombros- esto es por si tienes frio-le dijo mientras le acomodaba el pelo para que no le quedara por debajo la capa y le estorbara.

Luego cogiendola por las cadera con sumo cuidado la levantó hasta que quedó a la altura de la sella para que ella pudiera acabar de acomodarse, entonces fue cuando Ioros de un salto subió atrás suyo, sus brazos quedaban rodeando a Astrid, estaban tan cerca que el joven podía oler un ligero aroma a flores y se lo comento a ella:

-Me gusta la fragancia que llevas- y dio un golpe a las riendas haciendo que el caballo se pusiese en marcha.

Poco a poco salían del territorio edificado y iban entrando en los campos, dónde había plantado todo tipo de árboles frutales, Ioros pasaba cerca de ellos y de vez en cuando cogía alguna fruta, siempre primero ofreciendosela a su invitada, y tambíen guardando otras en una alforj que llevaba el caballo al lado.Finalmente Ioros decantó su camino para dirigirse a uno de los lugares más bonitos de la villa en su opinión, era una zona dónde el rio Tibero no llevaba mucho cauce y formaba allí un pequeño estanque dónde en los dias de calor la gente de allí cerca podía bañarse pero que por la noche reflejaba una hermosa luna en su superfície y eso era lo que quería mostrar a Astrid.

Abría la boca al no estar de acuerdo con la idea de montar en el mismo caballo pero no tenía opción pues sabía que en parte tenía la razón.

Hmmm… esta vez dejare que lo hagas sólo porque no me encuentro en condiciones para ello… aunque no te acostumbres…

Dejaba de acariciar al caballo colocándome frente a Ioros lista para partir, él colocaba su capa sobre mis hombros procurando que no tuviera frío mientras acomodaba mi cabello, lentamente me tomo de la cintura atrayéndome a su cuerpo, inclinaba mi cuerpo hacia atrás al pensar que intentaría algo más… ese momento pareció una eternidad hasta que sin percatarse de lo que llegue a imaginar me ayudo a subir a la silla, avergonzada por pensar aquello me acomodaba sujetándome para no caer, Ioros hizo lo mismo montando al animal justo detrás de mí y rodeándome a manera de sujetarme junto con las riendas, su respiración se hizo más profunda debido a la cercanía que mantuvimos que un escalofrío recorrió el largo de mi espalda escondiéndome entre la capa para que no me viera.

Son… lirios.. –mi voz sonaba con ligero reproche, el caballo empezaba a avanzar… seguíamos un pequeño sendero entre los árboles, a veces desviándose del camino tomaba algunos frutos los cuales de seguro guardaba para cuando regresáramos, durante el trayecto casi no mencionamos palabra alguna pero a pesar de ello nos sentíamos a gusto el recorrer su villa, llevaba una de las manzanas que me había ofrecido entre las manos mirándola atentamente, sonreía sin creer que me encontraba con él.- No tenía esta sensación de tranquilidad sinceramente… es agradable.

Giraba el rostro hacia Ioros, mis ojos brillaron intensos de un color ámbar debido a la luna pero eso no fue lo que pudo impresionarme, los ojos de ese joven parecían dos zafiros, su mirada era algo profundad pero sin olvidar ese rastro de amabilidad que lo caracterizaba. Estuve mucho rato mirándolo aunque sin que se diera cuenta retomaba la plática.

Aquella jovencita que mandaste es demasiado enérgica, al ver su actitud de ella y de muchos de tus sirvientes no se comportan como si fueran tales... pareciera que no solo están a tus servicios porque no es su obligación sino que es algo que disfrutaran, lo digo por cómo te miran… es de admiración y afecto.

Jugaba con la manzana hasta darle un pequeño mordisco, reconocía que estaba deliciosa, relamía mis labios constantemente por lo dulce que la encontraba. El caballo se detuve mostrándonos un bellísimo estanque, dejaba de comer la manzana fijando la vista en el agua cristalina, todo era más que hermoso.

Ioros… es bellísimo… -dije apenas sintiendo como un magnetismo podía jalarme a ese estanque, algo más parecía atraerme y no era solo la belleza del sitio, me sentía como una niña y no pude evitar volverme para abrazarlo- gracias – eso último fue inconsciente a lo que no le tome importancia que al soltarlo esperaba impaciente que desmontáramos del caballo para explorar el lugar.

-Me alegro que te guste Atrid-dijo Ioros descabalgando y ya como de costumbre ayudar a bajar a la jovencita- espero encontrar algo que ayudara a mostrarte aún algo más bello.

El joven distanciandose de la chica, se adentró a unos matorrales que había por allí cerca, hacía bastante que no iba por allí así que no estaba seguro de encontrarlo, con los brazos iba apartando las largas cañas que se habían formado con el paso del tiempo, hasta que finalmente ilusionado gritó:

-La he encontrado,esperame que ya voy.

Con dificultades Ioros salió de esas plantas arrastrando consigo lo que parecía una balsa hecha con estrechos troncos, al llegar a la orilla introdujo cuidadosamente la antigua balsa,y vió con satisfacción que flotaba sin ningún problema, peró para asegurarse subió primero él y luego extendió la mano hacia Astrid que parecía observarlo extrañada.

La balsa era ancha y cabían los dos jovenes a la perfección, Ioros iba remando con una mano de forma que se iban dirigiendo hacía el centro del estanque, una vez allí se detubo, y con cuidado para no hacer perder el equilibro a Atrid, se estiró mirando hacía el cielo, quería contemplar una vez más las estrellas que tan intensamente brillaban esa noche.

-Vamos Astrid, tumbate conmigo, es una sensación indescriptible,la visión del cuerpo celeste y a la vez la tranquilidad que te proporciona el ligero oleaje, no es algo facíl de conseguir.

Astrid parecía ser convencida y poco a poco tambíen fue estirandose, Ioros hacía tiempo que no se sentía tan es paz y ahora quería compartirlo con ella, y moviendo la mano disimuladamente la fue acercando hacía la mano de la joven y la cogió esperando no ser rechazado.

Ioros bajaba del caballo para ayudarme a hacerlo también, retiraba la capa de mis hombros colocándola sobre la montura, sujetaba las riendas para atar al animal cerca de un árbol, me quede esperando como me lo había indicado, me retiraba paseando por el lugar encontrando una rosa, la tomaba entre mis manos hiriendo mi dedo con una de las espinas… eso me hizo recordar el sueño que tuve hace poco… sin hacer caso atoraba la rosa entre mi vestido para regresar a tomar una fruta más… el joven me estaba llamando así que finalmente se la di al caballo lo cual disfrutaba demasiado.

Cansándome de esperar decidí alcanzarlo, no tardando me dirigí a la orilla cuando extrañada vi como Ioros sacaba una especie de balsa más vieja que otra cosa, para mi sorpresa esa cosa aun podía flotar y mucho más soportar el peso de él, feliz se volvió extendiendo su mano para que pudiera acompañarlo.

No estoy muy segura… se nota que no ha sido usada desde hace mucho…-no quería parecer grosera así que tomaba su mano sin más salida, tratando de mantener el equilibrio daba un paso pero optaba por sentarme, Ioros remaba dejándonos justo en el centro, intranquila miraba por todos los sitios con el miedo a hundirnos. Entonces fue en ese momento que vi lo hermosa que se veía la luna reflejada en el estanque, abría los ojos acercándome en la orilla para asomarme, la vista era más que maravillosa.

Que bella… pero hay algo muy familiar en ella…

Sentía como se movía con algo de brusquedad para después darme cuenta como me invitaba a estar a su lado, me lo pensé por un rato hasta ceder recostándome junto a él. Mis ojos se posaron directo hacia el firmamento, era bueno no pensar en todo lo que me angustiaba, algunas constelaciones como la osa mayor se formaba por los cielos tan radiantes como un diamante, lentamente sentía el calor de su mano estrechándose contra mi piel tomándola por completo, sin darle tanta importancia gire la cabeza para verlo directamente.

No entiendo, explícame algo si no te molesta, porque sin conocerme tratas de ayudarme?... lo mismo hizo Gelum conmigo… soy una completa extraña y si lo ves desde este punto de vista tu posible enemiga… -mi voz sonaba serena, por demasiado que tratara de comprender solo me confundía- e incluso si lo vieras desde mi perspectiva tal pareciera que me aprovecho de la posición que te encuentras para cumplir mis propósitos… aun sabiendo todo esto te empeñas a estar conmigo… porque Ioros?

Astrid le acepto la mano cosa que dejó más tranquilo a Ioros, ella giró la cabeza mirando fijamente su rostro y le pregunto porque queríamos ayudarla mencionando de paso a Gelum, el chico no tenía inconvenientes en responderle así que también mirandola le dijo:

-Quizá sea porque tanto Gelum o yo fuimos educados por grandes maestros, dónde el honor és lo más preciado que tenemos, que hombre honorable no ayudaría a una mujer en problemas, que guerrero valeroso no daría una segunda oportunidad a un contrincante vencido y que no merece morir... qúizá podría darte muchas más razones, peró quizá la que más fuerza tiene es la de que desde que estoy contigo creo que he empezado a sentir algo- Ioros se iba incorporando poco a poco para poder mirar mejor a Astrid, una extraña declaración iba a salir de sus labios, pero justo cuando iba a continuar, un sonido se dejó oir, el crujir de la madera, la balsa ya no resistia más el peso de los jovenes y sin dar tiempo a reaccionar para llegar a la orilla ni nada, se destrozo en pedazos dejando caer a la fría agua los cuerpos de Ioros y Astrid.

Ioros sacó la cabeza rápido de debajo el agua, y buscaba avídamente a la chica, hasta que la localizó y con unas cuantas brazadas estubo a su lado, el estanque no era profundo para una persona alta como lo era Ioros, tocaba con las puntillas de lo pies, peró seguro que el flotar a Astrid se le hacía díficil por el largo vestido que llevaba, así que delicadamente la cogía por debajo las rodillas y por debajo de los brazos y poco a poco fueron hacía la orilla, allí la dejó cuidadosamente en la hierba, mientras él se arrodillaba algo cansado, la situación había sido tan inesperada que lo primero que hizo Ioros fue reírse a pleno pulmón:

-Lo siento Astrid,parecía que tenías razón, no aguanto- decía mientras aún le salía la risa intentando contenerla. Vamos será mejor que regresemos rápido antes de que nos enfriemos más.

Ioros corrió hacía el caballo y cogiendo la capa envolvió a Astrid dándole un suave masaje por encima la capa para que entrara en calor, luego los dos subieron a la montura y espoleando el animal se dirigieron de nuevo a la villa.

Me limitaba a hacer algún tipo de movimiento brusco por miedo a caerme aunque por lo contrario a Ioros parecía no tener problema alguno al respecto, reincorporándose me dedicaba una respuesta.

Al menos estamos de acuerdo en algo… no son suficientes las razones para explicarme porque persistes demasiado…

Desviaba la vista a las estrellas dejando que hablara, la balsa retomaba un ritmo extraño al ver como Ioros continuaba para colocarse encima de mí..-No te muevas!! La balsa no resistirá…-molesta le reprochaba pero él seguía continuando- no digas tonterías… no puedes sentir nada..-el crujir de la madera estalló para terminar de desmoronarse la balsa dejándonos caer al agua, como pude aguante la respiración, quise nadar pero las heridas me molestaban bastante para que lo hiciera, un poco más y no resistiría escapando el aire de mis pulmones levemente hasta que haciendo acto de presencia Ioros me tomaba cargándome, retomaba una bocanada de aire mientras temblaba, enojada lo mire seriamente…

No te atrevas a reír.

Ignorándome me puso sobre el suelo para terminar de hacer lo que no quería, su risa sonaba alta debido a lo cómico que le resulto todo, incluso yo había olvidado cuando estaba a punto de… me encogí abrazando mi cuerpo, mis dientes castañeaban con rapidez inusitada, su capa me envolvía mientras frotaba sus manos contra la extensión de mis brazos para aumentar el calor, inclinaba la cabeza ignorándolo por completo ya que para mí no era nada gracioso, él solo continuo riendo para tomarme en sus brazos de nueva cuenta llevándome hacia el caballo, teniendo cuidado me acomodo para quedar detrás de mí, estornudaba infinidad de veces sintiendo como el vestido y los vendajes se hacían más pesados lastimándome, el joven contenía la risa hasta que lo codeaba al nivel de su abdomen para que se detuviera.

Deja de hacerlo, me asuste… pensé que por el peso del vestido y las vendas me iba a ahogar, ahora no solo tendré que cambiarme de ropa sino también de las… -antes de mencionar las vendas me sonroje de que estaba segura que Ioros querría encargarse de cambiármelas, sobre todo si imaginaba lo que estaba a punto de decirme fuera lo que temía. Estoy pensando de más… no es posible que este… verdad?..- queriendo desmentir ese pensamiento respire hondo para lo que le diría.- antes de caer… que estabas a punto de decirme acerca de mí?

-Perdona Astrid-dijo mientras intentaba respirar profundo para acabar de ahogar la risa, entonces fue cuando ella volvió a hablar para que acabara de confesar lo que había empezado antes de hundirnos.

-Veras, yo te iba a decir...- en esa situación Ioros no sabía como contarle sus sentimientos a esa casi estraña chica así que intento desviar el tema- no creo que sea el mejor momento, nos vamos a enfermar si no nos apresuramos a volver a la villa y cambiarnos de ropa.Allí te cambiaré los vendajes pues veo que estan inservibles y luego podrás descansar calentita en la cama.

Ioros viendo la cara fruncida de Astrid pensó que quizá estaría molesta por el chapuzón:

-Si lo prefieres se puede encargar de todo Sabina, ella és muy hábil con esas cosas también, y seguro que no le importara.

El caballo no paró en ningún momento el trote hasta llegar al edificio principal, entonces Ioros saltó del caballo y se dispuso a ayudar a Astrid para que bajara al suelo, peró fue entonces cuando se percató uqe había perdido una de sus sandalias, así que recifico su movimiento y la cargó como en el estanque para que no se ensuciara los pies cogiendola por debajo las rodillas y los brazos, notaba como tiritaba y el oven se apresuro a entrar.

Al llegar al recinto que hacía de vestibulo, Ioros al no ver a ningún sirviente se dispusó a gritar a ver si aparecia alguien:

-Hay alguien despierto en la casa? Necesitariamos un poco de ayuda.

Entonces como de la nada apareció por un pasillo casualmente Sabina, que iba con un camisón de dormir y una vela en su mano:

-Por favor ya se que es tarde peró podrías encargarte de nuevo de Astrid?

-Claro señor, peró me gustaría pedirle poder descansar un rato más por la mañana si no le es molestia.

-Dalo por hecho, te lo mereces, te eximo de tus obligaciones de mañana-dijo Ioros mientras iba subiendo la escalinata dirección a la habitación de Astrid, una vez allí la deposito en el suelo y la dejó en manos de Sabina que los iba siguiendo.Ioros ya quedó en parte tranquilo y se marcho a su habitación para cambiarse de ropa también pues iba chorreando el suelo, una vez cambiado cogió la cajita con los vendajes y volvió al cuarto de su invitada, allí golpeo la puerta y esperando un rato entro.

-Traigo los vendajes...

El ligero nerviosismo se escapaba entre las palabras de Ioros, aceleraba el paso del caballo para que no enfermara.- No me has respondido…-trataba de controlarme para dejar de tiritar pero parecía algo más que imposible, por fin llegábamos a la villa para que me cargara entre sus brazos después de haberse dado cuenta que tras el incidente perdí una de mis sandalias. Todo lucía extremadamente vacío y era lógico que no se encontrara nadie ya que era demasiado tarde, un pequeño resplandor en el fondo se acercaba dejando entrever una silueta muy fina y delgada, restregándose los ojos venía perezosamente a recibirnos hasta que su sonrisa creció al vernos empapados aceptando gustosa atenderme no sin antes aprovechar un merecido tiempo de descanso debido a ese favor. El comportamiento que mostraba la joven era lo opuesto a lo que me había mostrado en la habitación, quise seguirla con la mirada pero Ioros se dispuso a llevarme a la habitación dejándome justo en el suelo.

Sabina nos seguía y un rechinido en la puerta se dejó golpear levemente dejándonos solas en el cuarto, su mirada lucía maliciosa asomando sus dientes blanquecinos, reía de manera extraña puesto que movía al mismo tiempo sus hombros..- Jujjujuju.. no me diga que mi joven señor la llevo a su lugar favorito?...-lentamente deposito la vela sobre el buro que estaba junto a la cama cogiendo de un cajón una de las toallas.

Me he dado cuenta que tu comportamiento cambia drásticamente… acaso tienes miedo de que Ioros conozca realmente cómo eres?.- desviaba el tema ya que no le concernía además de lo que sucedió fue un accidente.

Wooow!!! La dejo que lo llamara simplemente por su nombre??!!... eso es toda una noticia, jamás había mostrado tanta confianza a que no fuera su propia familia… o a la familia que se le designo a proteger… eso quiere decir entonces que él esta..

Espera no te confundas… yo le pregunte como debía dirigirme y fue él mismo que me insistió que lo llamara así. - Los ojos de la joven resplandecían quitándome el vestido y las vendas húmedas, me cubría con la toalla para secarme sin parar de reír.- Esta bien… aunque no dudaría que mi señor se fijara en una mujer tan bella como lo es usted..-la expresión de mi rostro iba a cambiar para reprenderla pero sin darme la oportunidad continuo.- mi nombre es Sabina.. puedo saber el suyo señorita?

Estornude fuertemente seguido de mi nombre cubriendo mi boca..- Aaaaastriid!!

Ioros llegaba entrando a la habitación, Sabina se levantaba para dejarnos a solas.- He terminado con la señorita… veo que usted se encargara de los vendajes.. cuando termine puede colocarle el camisón que deje sobre la cama… que pase una buena noche me retiro… que descanse señorita Astrid

Tal como llegaba abandono la habitación cerrando tras de sí, mi cuerpo estaba envuelto por la toalla, poniéndome de pie trataba de cubrirme.

Después de que coloques las vendas… por fin me dirás lo que sucedió en el estanque?

No iba a olvidar el tema tan fácilmente, me sentaba al pie de la cama esperando a que me atendiera ya que sabía que esa joven no volvería a verla dentro de un buen rato.

Sabina se disponía a salir de la habitación, Ioros la iba siguiendo con la mirada y se percató de una última sonrisilla al salir por la puerta, en que estara pensando esta? , Astrid estaba cubierta por una simple toalla, y ella misma se sentó en el pie de la cama para facilitarme el trabajo de vendarla.Ioros se sentó detrás suyo dejando la cajita a su lado y abriendola con cuidado,sacando una venda, calculó un buen trozo y corto.

-Levanta los brazos por favor- la chica obedecía y Ioros con cuidado le bajo lo suficiente la toalla para poder vendar la herida, recordando la experiencia pasada, antes de que sus manos tocaran la piel de la joven se echo el aliento en las palmas y se las fregó para que entraran en contacto, y ahora si empezó a vendar con cuidado pues tenía la piel un poco remojada y los puntos podrían saltar más fácilmente.

Al terminar como la vez interior se dirigió a vendar la otra herida, Ioros dirigia la mirada hacía arriba para intentar no incomodar a Astrid, pues no quería que pensara que estaba observando su cuerpo con lujuria,así mirando hacía arriba le era más fácil pues sus pechos estaban ocultos en las vendas y así podía observar el color de sus ojos que le fascinaban.

-Esto ya esta listo, las heridas no se te han abierto, y ahora que he terminado con esto te voy a responder finalmente a tu pregunta- Ioros buscó sus manos para cogerselas- yo antes queria decirte que creo que estoy sientiendo algo más que afecto por ti, mi corazón se acelera cuando estoy cerca de ti, y solo conozco una palabra para esa sensación, y es amor.Se que hace poco que nos conocemos, y no voy ni a pensar que me correspondas peró necesitaba decirtelo.

Ioros bajó la mirada, le había costado mucho expresar eso peró ahora se sentñia muchisímo mejor fuera cual fuera la respuesta al menos saría que lo había intentado.