Villa Romana de Cambre [Baño privado]

Nos dirigiamos hacia mi pequeño baño en particuar especial, el cual tenia suficiente privacidad para que nadie nos molestara, Yeterni aun seguia con las visitantes, pero solo estaba esperando aun parada en la puerta del cuarto de huespedes, con una seña de mi mano se acerco a mi, con la cabeza cabisbaja como señal de respeto, al estar a unos metros de mi, se detuvo, y como buena esclava, me dijo.

¿Que desea mi amo?

Levemente la tome del hombro, y me comenze a acercar hacia su oido para susurrarle, puesto que no queria que nuestras visitantes se dieran cuenta de mis pequeñas travesuras que tenia.

Yeterni, ve preparando el baño principal, deseo darme una buena ducha en compañia de mi señorita, ten listo los aceites aromaticos velas por todo alrededor, y con una rosa roja cerca de la entrada del baño, porfavor te lo encargo, solo que apurate, porque esto es urgente.

Ella asintio con la cabeza y de inmediato fue a preparar todo, unos segundos despues regreso a mi recamara, para dar unos toquidos a la puerta, y levemente decirme.

Señor todo lo que me pidio esta listo, ya puede pasar al baño mi amo.

Se retiro de nueva cuenta para hacer guardia en la puerta, porque no sabia cuando hiba a ver una peticion por las visitantes, tome la mano de lady, ahora para llevarla junto conmigo hacia el baño, el cual como principio tenia una pequeña rosa roja en una comoda cercana a la puerta del lugar, la tome, y se la di a lady.

Mientras el mundo sean tus ojos estaré sujetando tus deseos, mientras tu placer sea mi alegría estaré debajo de tus sueños, mientras tu amor me pertenezca estaré ahí regalándote mi vida.

Y al momento mi mano izquierda comenzo a abrir el baño que habia tomado una forma distinta ahora, todo en completa oscuridad, solo iluminada por las luces de las velas que habian en torno a todo la orilla de la piscina, unos cuantos petalos regados por el agua flotaban, y levemente llevaba conmigo a la mujer que amaba, y no habia mas que hacer, tan solo decirle....

Te amo.

Rol, Hablo, Yeterni

La pequeña agudizó sus sentidos algo que no le agradó haber hecho pues no eran ruidos sino gemidos lo que escuchaba. Parecía que alguien se estaba divirtiendo, y eso era nada más y nada menos que un reto para la jovencita puesto que le encantaba hacer jugarretas y que mejor que arruinar un momento como ese que parecía estar comenzando a darse. Buscó de donde provenía el sonido y recordó que el cuarto de al lado era el de los baños principales de la casa y eso significaba que aquellas voces seguro eran de los nuevos dueños.

“Genial” pensó la pequeña con diversión, conteniendo la risa. Tomó uno de los palos de hierro con los que avivaban el fuego y pincho algunos carbones que poniéndolos unos segundos en la fogata se tornaron al rojo vivo. Con su hacha abrió la rejilla de los ductos de aire, solía jugar en ellos y explorar o espiar cuando todavía vivía allí, estaba en su territorio y sabía manejarse sin que pudiesen agarrarla. Con gran agilidad y acrobacia comenzó a escabullirse por los caminos internos de ventilación. Con gran sigilo y cautela se adentro en los enormes baños, aprovechando que estaban en sus asuntos se acercó sabiendo que no iban a notarla, además ella era tan rápida que no había forma de que advirtieran su presencia. La escena era algo…asquerosa para su gusto pero eso era lo que los adultos hacían, bueno al menos lo que ellos no seguirían haciendo por mucho en ese instante. Con una rapidez casi inhumana tomó unas toallas tiradas y las apiló al mismo tiempo que tiró el gancho con los carbones al agua, provocando que no solo el agua se calentara demasiado sino que una columna de vapor se alzara de repente haciendo un ruido como el sisear de una serpiente – causa del carbón que se apagaba con el agua y al mismo tiempo con su temperatura la evaporaba- un vapor que no solo salpicaba sino que quemaba. Las toallas habían generado como una silueta entre la nube de vapor, tal vez además de quemarse el trasero se asustaban.

En todo esto la nena ya había desaparecido, corrido a los ductos donde se mantuvo bien escondida conteniendo la risa de lo que se generaría, de seguro un gran descontento. Le había agradado como había quedado su gran acto de interrupción, no cabía duda que se estaba divirtiendo.

“¡Carajo!¡El fuego!” pensó considerando la posibilidad de que tal vez si encontraban la fogata del cuarto de esclavos encendida los acusaran y castigaran, ella sabía bien lo horrible que era ser esclavo, no deseaba por nada traerles problemas, lo mas rápido que pudo comenzó a dirigirse nuevamente al cuarto de la servidumbre esperando lograr llegar y poder apagar la fogata, antes de que alguien se apareciera por allí.