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Mensaje por Lady Lun Oct 25, 2010 9:28 am

Recuerdo del primer mensaje :

Ya habíamos abandonado el bosque hace un buen rato, íbamos caminando por las calles de los distritos, mirando adelante, sin hablarnos, sin mencionar nada. Mientras caminaba tranquila al lado del muchacho miraba a mis alrededores, estaba algo nerviosa, pues el lugar por el cual entramos para ir al río no tenía muy buen aspecto, los edificios se veían gastados y algo sucios, y las calles estaban desiertas, era raro que a esas horas de la tarde no hubiera nadie, pero ya era un hecho. De pronto mencioné unas palabras, que por cierto, al no haber gente hablando ni ruidos en el lugar, se oyó muy bien.

-Es demasiado extraño esto... a estas horas suele haber gente...- Decía dudosa mientras miraba a mi alrededor, más luego pensé -Este lugar siempre me pareció un tanto incómodo, no veo la hora de llegar al río...- Eso pasaba por mi mente mientras caminaba lentamente por el lugar.

Luego de algunos minutos, dejamos atrás las calles de cemento gastado para pisar por fin la fría arena. A unos cuantos metros podía divisarse el río, que estaba algo alborotado, las aguas se movían de un lado al otro, formando pequeñas olas. Tan pronto llegaba la tarde y la brisa refrescante del viento comenzaba a soplar, haciendo elevarse a los pequeños granos de arena que se perdían en el aire. De pronto, al esbosar una alegre sonrisa, miré de repente a Leonard.

-Este es el lugar... ¿Verdad que es bello?- Suspiré de repente y me detuve -Suelo venir aquí para pasar mi tiempo... me relaja el sentarme en la orilla y mirar el agua desde cerca, es algo que hago desde pequeña.- Sonreí, y tras hacer silencio cerré los ojos y comencé a sentir el aire que chocaba en mi piel, me quede allí por unos minutos, y luego volvi a mirar a Leonard esperando su reaccion.
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Mensaje por Shlainn Dom Mayo 01, 2011 11:15 pm

narracion//dialogo de shlainn// dialogo del demonio// pensamientos de shlainn
**la muchacha continuaba con la mirada hacia el piso, el movimiento de sus músculos empezaba
a regresar de manera muy lenta asi que la joven empezó a mover sus manos como podía para tratar de calentar su cuerpo, su respiración continuaba agitada y el corazón también se movia con rapidez, , su rostro mostraba una facies algo triste y cansada, como con preocupación,
Todavía conservaba ese color palido azuloso en su piel, vio como su hermana se levantaba aun sangrando, vestia con elegancia a pesar de su herida aquella armadura oscura y alejaba un poco a ese demonio, tomando a la joven tiernamente como una hermana mayor preocupada, shlainn la miro con ternura, y en aquel momento sintió que tenia ganas de llorar, pero de sus ojos no salio nada, simplemente puso toda la atención que pudo en aquellas palabras de su maestra, aquellas indicaciones que le ayudarían a salvarse y a poder dominar tan magnifico y peligroso elemento
Pero antes de que su maestra lograra terminar de darle todas las indicaciones fue separada de su alumna de forma inesperada y brusca por aquel ser de hielo quien estaba furioso por la intromisión de Alessa, respondiendo con un gran asombro se quedo shlainn mirando atónita como aquel empezaba a lastimar a su hermana, aquella trato de ir hacia donde se encontraban pero le fue inútil, sus piernas todavía no respondían del todo, podía moverlas pero con cierta dificultad
Aquella en su interior sintió horrible de ver como aquel ser provocaba mas sangrado en la herida de alessa, pero no podía hacer nada, se sentía inútil en aquel momento, solo le quedaba obedecer a las indicaciones de su maestra, así que cerrando los ojos por un momento empezó a concentrarse, dentro de ella empezó a sentir un calorcito que empezaba a extenderse, aunque era algo leve, pero se vio obligada a abrir los ojos de una manera brusca por las palabras de aquel demonio
Aquel ser tenía en su mano derecha una concentración de cosmos que formaba un tipo de hilo, a shlainn le pareció que era como un látigo de hielo, la dama lo miraba asombrada pero no decía nada, escucho el grito de su hermana pero cuando movió su cabeza para verle, el ser ataco, lanzando una estocada con aquel hilo de hielo que fue a parar directamente al estómago de la lujuria
ahhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Grito la chica con dolor mientras era aventada por el impacto cayendo en unos arbustos.

perra idiota!! – grito el demonio, te advertí que tenías que defenderte, levántate maldita!!!!!!!!!!!
La muchacha se empezó a mover con dificultad, estando con las manos apoyadas en el piso
escupió un poco de sangre, pero al parecer el poco cosmos que concentro en ella logro proteger sus órganos de un daño más severo, apenas estaba incorporándose cuando este se le dio una patada en el mentón, aquella bestia sonreía disfrutando mientras que la joven se incorporaba con un dolor notorio en su cuerpo

El hilo de hielo, empezó a crecer, tanto en longitud como envgrosor notándose una nueva concentración de energía por parte del espíritu, lavjoven ahora lo miraba con seriedad y cierto enojo en su facies, de nueva cuentavempezó a concentrar su cosmos en su cuerpo pero antes de hacer algún movimiento
el demonio ataco de nueva cuenta

Devnuevo fue lanzada por el impacto pero esta vez difirió de la primera ya que no escupióvsangre, al parecer había ya podido proteger con su cosmos sus órganos internos evitando daño por parte del ataque, el demonio se veía serio y dijo;

-veo que ya entendiste las indicaciones de Alessa, pues bien ahora defiéndete maldita, y no lo volveré a repetir

Otra vez aquel ser empezó a concentrar sus energías en su diestra creando una concentración a un más impactante que la anterior, esta vez la joven volvió a concentrar sus energías esta vez de la forma en como aquel ser le había indicado, aunque cabe señalar que le costó trabajo poder llevar su cosmos a sus brazos y codos mientras que
otra parte mantenía protegiendo sus órganos, fue cuando empezó a sentir primero un calor en aquellos miembros pero recordó que tenía que combinarlo con el hielo así que extendió sus brazos hacia donde estaba el demonio percibiendo la sensación fría que se lograba sentir, fue cuando aquel calor que sentía en sus miembros fue disminuyendo hasta convertirse en frio

La muchacha sonrió al notar aquel cambio de emperatura, pero había un problema, tenía que exteriorizar esa sensación y materializarla, empezó a concentrar su cosmos en sus manos llevando esa energía al exterior pero lo único que logro fue que aquella energía se viera como una nube violácea-azulada, el ser de hielo dio otro ataque atravesando aquella
nubosidad con suma facilidad lanzando a la chica de nueva cuenta


-por los mil y un demonios!!, porque no puedo hacer nada bien?

Empezaba a quejarse aquella al ver su fracaso, además sus manos empezaban a temblar a causa de la energía concentrada en sus miembros superiores

“segundo post de seis: Despertar de defensa Elemento: Hielo
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Mensaje por Alessa0 Mar Mayo 03, 2011 11:02 am


Narración // Dialogo de Alessa // Pensamientos de Alessa // Dialogo del Demonio de Hielo (Cords Gelidus)

Agitadamente la estrella de la pereza apenas y podía respirar. Su visión borrosa por culpa de la agonía de aquella herida, hacía que perdiera de perspectiva por fatídicos segundos a su pequeña alumna y hermana Shlainn. Como pudo la dama se daba media vuelta en el suelo y quedaba tendida mirando el cielo crepuscular. Alessa sentía como su sangre se cristalizaba por culpa del hielo que había trasmitido aquel demonio en su ser.

De repente, tan agudo había sido el dolor que se desmayaba dejando a la merced del espíritu del hielo a Shlainn. Lo último que supo Alessa es que éste le había advertido que atacaría esperando que se defendiera. Un vacío en su cuerpo fue lo único que sentía la pereza en aquel pequeño descanso, ni el dolor… ni mucho menos la angustia por Shlainn la acompañaba en ese instante. Sin embargo la piel de sus ojos comenzó a arrugarse indicando que aquella despertaría. Y así fue. Alessa de la nada abría el ojo derecho >>el único despejado<< y de un sobre salto se sentaba a pocos centímetros de la orilla del rio.

[i]-¿Pero qué está pasando?


Musitaba Alessa un tanto desconcertada de lo que pasaba en aquel panorama. Pero todo cambio cuando escuchó rabiosa la voz de Shlainn. Girando su rostro para buscarla, la encontraba… y lo que veía era algo increíble. Por fin el supuesto combate de entrenamiento ya había empezado. Tal parecía que el demonio del hielo ya había soltado uno que otro golpe que generaba el lastimar de lujuria.

Como pudo la dama del pecado se levantó, no veía nada bueno en aquella escena de ejecución discreta. Ya que los ojos de Cords lo decía todo: quería matar a la muchacha de largos cabellos pardos. Sacando su hálito Alessa elevaba su cosmos pues Shlainn ya había declinado en el suelo por falta de costumbre para con el elemento.

Lo que quería Alessa que fuese enseñado por su demonio ya se había logrado, por lo que ya no lo necesitaba. Pero al ser de una naturaleza independiente como su dueña. El Cords Gelidus de vez en cuando hacia lo que quería pasando la autoridad total de pereza. La mujer divisó como éste hacía aparecer la espada de Alessa entre sus manos, empuñándola por arriba de su cabeza y así sin más ni menos lanzaba una fatal estocada a lujuria.

Alessa daba un paso al frente y simplemente desaparecía como si el mismo aire frio la borrara de escena. Reapareciendo en medio de aquellas contras la mujer recibía en lleno la estocada, abriendo aún más la laceración de su vientre hasta atravesarla por completo. Hilos de sangre gruesos salina tanto de aquella herida, como de su boca y de la punta de la cuchilla gotas a borbotones caían manchando el suelo del rio.

Pereza se desplomaba no por completo, pues como podía ponía sus manos antes de que sus rodillas tocaran al suelo firme y así echaba su cuerpo hacia atrás para simplemente concluir hincada frente a su demonio, quien surcaba una sonrisa y decía:

-Sólo un poco más de tiempo maldita… sólo un poco más. Déjame jugar un rato. Odio estar encerrado, en esas malditas cuchillas tuyas… por todos los Dioses que no soy tu sirviente.

Alessa quien con la cabeza agachada se mantenía escupiendo vastas cantidades de su fluido carmín, sonrió y contestó:

-El tiempo se acabo. Lo que quería que le enseñaras lo has hecho, por lo que el cambio de moneda termina con esta traición de parte tuya… era entrenamiento no ejecución. Fuiste tú el que te cortaste el tiempo de estadía en el mundo mortal ahora (tomando la empañadura de la espada y retirándola de su cuerpo, dejando suelto un sollozo por el dolor) es momento de que duermas de nuevo en tu cárcel…

Dicho eso Alessa elevaba su cosmos formando en la punta de la espada un portal tridimensional que de inmediato absorbía al espíritu convocando. Aquel ser se resistía aferrando sus gélidas garras al suelo más no lo lograba. Al momento de que el demonio desaparecía de aquel lugar, la espada que empuñaba Alessa comenzó a iluminarse para simplemente detonar una estridente explosión. Simplemente era luz la que había bañado su alrededor por lo que al disiparse se podía ver en el suelo como yacían tendidas sus dos tizonas de resurrección.

-Menos mal (musitó Alessa para simplemente caer de nueva cuenta tendida en el suelo)… Imagínate Shlainn si éste se hubiera escapado… nos hubiera matado… aunque (riendo) yo ya estoy en eso… mira que hueco me ha dejado en el estomago… hahaha.

Decía Alessa aquello con la mejor manera posible, queriendo mostrar un momento chusco en medio de la tempestad para que lujuria no se sintiera culpable. Pero acalló sus palabras por que veía como Shlainn estaba siendo consumida por el frio que aún no podía controlar. Suspirando posaba ambas manos en su vientre y se sentaba en el pasto pringado por su sangre.

Aferrando las uñas de su mano derecha en derredor de la piel que surcaba la laceración, rápidamente tomaba la mejilla de Shlainn con la izquierda, de inmediato manchaba dicha piel blanca pero en esos momentos no importaba aquello. Cerrando su ojo derecho le pasaba una sensación cálida a lujuria, lo suficiente para que ésta se estableciera.

-¿Estas bien Shlainn?…

Ayudándola a pararse Alessa recargaba su cabeza en el hombro izquierdo de su pequeña alumna pues estaba demasiado cansada por la terrible herida que seguía vivace entre su vientre, manchando de vez en cuando el cuerpo de lujuria. No obstante a la pereza le preocupaba más culminar con el entrenamiento que su propia salud. Era lo que siempre arruinaba los planes de Alessa, su total necedad. Dando un paso hacia atrás esta decía:

-Ya habrá tiempos para curar heridas… Shlainn, lograste rápido lo que quería que hicieras con ese demonio… era simplemente interactuar con el elemento. Ahora en sólo cuatro sesiones más deberás despertar en tu sangre la gélidas sensaciones del hielo para concretarlo en tu defensa de no hacerlo así… no podremos seguir juntas, pues abras fallado. Estoy débil es u hecho, pero por ti no importa si muero después. Ahora pequeña atacare físicamente… ósea, empleare mis espadas mientras que tú, te concentras y descenderás tu temperatura corporal. Trata de acumular ese poder interior en los brazos para así materializarlo entre tus manos. Elevaras el cosmos el cual detonara que el elemento base que se mantiene en tu interior resurja al exterior materializando sólidamente la defensa. Si fallas no te preocupes soy hábil y podre dirigir la estocada a otro lado aunque al momento de que choque contigo saldré volando, pues tendrás tu cosmos alterado. No te detengas y ni tengas miedo. Ya estoy demasiado acostumbrada a lastimarme demasiado. Por favor ponte en guardia.

Dicho eso Alessa tomó una de sus espadas. Aquella estaba demasiado mareada por el constante derramamiento de sangre, pero lo que en ese momento importaba era que Shlainn obtuviera cuanto antes su defensa para demostrarle a Selene, la encargada de los pecados que ella aunque representara pereza era en verdad una mujer que luchaba por siempre destacar derechamente. Escupiendo por un lado sangre la mujer suspiro y así salió corriendo directo al encuentro de Shlainn, esperando que aquella se volviera más decidida a sacar su poder. Pues tenia mucho potencial pero aún su humanidad le hacía recatar esa parte feroz que tenía dormida. Por lo que Alessa tenía que ser lo que fuera para despertarla… al final de cuentas era su deber como maestra. Era posible que muriera en el intento, pero ese era el destino de todo maestro.

-]i]Vamos Shlainn defiéndete de no hacerlo la que morirá seré y no podre terminar tu entrenamiento… haaa ¡Espada de resurrección
!

Off topic: mi gustarme muchop, muchop tu segundo post te felicito >.< Ahora bien lo mismo que siempre continuidad en el post. Mirad que la tarea te la puse en mi dialogo de on rol, la cual es defenderte de mi estocada con el materializar de tu cosmos, dale pues D: rolearas que no lo logras hacer o.o bueno más bien lo haces pero no funciona por ser aún demasiado débil, rolearas que traspaso fácilmente tu barrera y que desvió la estocada chocando con tu cuerpo lanzándome unos cuantos metros… vale. Te preguntaras ¿Por qué? pues es demasiado pronto que ya puedas materializar la defensa y que te salga perfecta n.n te tiene que costar muajaja. Un beso cualquier duda nena ya sabéis todos los lugares en donde me encontráis n.n :) Hey… hay que pulir rol escribes bien n.n recuerda que al inicio de cada párrafo con mayúsculas. Nombres propios mayúsculas. X.x te lo digo pues soy tu sensei y te tengo que corregir el rol n.n ya habrá tiempo para eso un besote D: no seré cabrona aquí como en el otro lado que me pongo exagerada :p además tengo que hablar contigo en un lugar donde sólo las dos nos leamos D: un beso.
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Mensaje por Shlainn Dom Mayo 08, 2011 1:26 am

**mientras la joven se encontraba tirada en el piso lamentándose de su fracaso no había notado que poco a poco su maestra había despertado, la dama de cabellos oscuros levanto un poco la mirada, aunque
algunos de sus cabellos quedaban encima de sus ojos cubriendo algunas partes de su visión, fue cuando con una mirada de sorpresa noto que aquel demonio había tomado la espada de Alessa y se dirigía hacia ella con determinación a matarla, en su fría mirada se podía sentir eso, y aunque la dama había podido proteger
sus órganos internos del ataque gélido si era bien sabido que todavía tenía algunos efectos en este, pues
todos sus músculos continuaban temblando como si nunca dejaran de hacerlo, y
esto llenada a la joven de un cierto temor.



Ciertamente había demasiada determinación en aquel ser, pero cual fue la sorpresa de la joven aprendiz cuando vio a su maestra defendiéndola de aquel ser, siendo esta atravesada por su propia espada.
-alessa- no lo hagas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Gritaba para sus adentros, pues ya había hecho demasiado por ella como para que continuara pagando más por su aprendizaje, en aquel momento la joven shlainn se sintió torpe, e nútil, también tuvo la sensación de ser una carga, como era posible de quebdesde el inicio del entrenamiento su maestra tuviera que pagar el precio de su enseñanza, y más aun defenderla con su sangre.

¿Acaso tan valiosos son los espíritus del pecado que por lo mismo deben protegerse entre ellos hasta la muerte misma?.
La joven miro atónita como aquel ser perforaba por completo a alessa, sin ninguna consideración, era natural siendo un demonio, pero esto empezó a provocar ciertas dudas en la muchacha, recordando unas palabras dichas por su propia maestra sobre su verdadera forma de ser, y viendo el comportamiento de aquel gélido espíritu, la dama se empezó a cuestionar sobre su verdadera naturaleza como estrella infernal.


Después sin atreverse a decir palabra alguna la joven vio cómo su maestra adolorida y herida en su cuerpo reñía con aquel ser hasta tomar su espada sacada de su estómago atravesado, pintado del color carmesí
correspondiente a su sangre, y de la punta un vórtice de energía. Una puerta dimensional que empezaba a tragarse a aquel ser a ese demonio que se aferraba con todas sus fuerzas a la tierra sin ningún
resultado favorecedor.



Por fin el demonio fue encerrado nuevamente en su prisión en aquella espada de la joven guerrera, lo presenciado era algo que en otro tiempo jamás se habría imaginado que existía todo eso parecía nuevo y con cierto toque de interesante ante los ojos de la que sería la nueva lujuria, aunque tenía estos pensamientos en su mente, de todos modos estaba preocupada por su maestra, pues la herida que tenía
estaba más grande de lo que era, y eso tenía un cierto grado de peligro.



Pues bien después de todo escucho con una sonrisa forzada en sus labios a la joven maestra que le refería el peligro al que se habían ibrado en aquel momento, tenía razón pero esto lleno de cierto temor a la joven, temor de perder a su única amiga y hermana que había tenido en su escasa vida, de sus ojos se empezaron a notar ciertas lagrimas que rápidamente retiro para que su maestra no las notara.


Después de escuchar atenta las últimas indicaciones de alessa para ella la joven hizo una señal
de aprobación con la cabeza y se puso en guardia. Cerro por un momento sus ojos para concentrarse asi primero sintió un frio dentro de su cuerpo que empezaba a inundarla, sus músculos de nueva cuenta empezaban a temblar pero se tranquilizó, así logro detener ese movimiento involuntario, después empezó a dirigirlo hacia sus manos, era como sentir un cosquilleo en ellas junto con un gran frio que se
intensificaba después, respirando profundamente empezó a sacar esa energía concentrada en sus manos, empezando a verse de nueva cuenta esa nube colorida que se dirigía enfrente a si, al abrir los ojos y ver esto, la dama se desesperó un poco pero trato de tranquilizarse, así que cerro de nueva cuenta sus ojos y tratando de concentrarse más, empezó a sentir como sus manos perdían movilidad por el frio,
esta energía la exteriorizo no sabiendo exactamente como lo hizo pero logro que toda esa nube se concentrara empezando a formar cristales de hielo que se unían unos con otros en el momento que alessa se dirigía con su espada, la dama ya había creado un muro de hielo, pero cuando su maestra enterró la espada el hielo la detuvo pero la atravesó sin llegar a tocar a la lujuria, pero después empezó a desmoronarse por completo, quedando los pedazos en el suelo que se derretían por el calor.



Si bien había detenido el ataque, la defensa no era lo suficientemente fuerte y poderosa como para defenderla de algo más grande, terminando de eso la joven empezó a agitarse, y su respiración como su ritmo cardiaco se aceleraron, de nuevo tenía la sensación de la hipotermia pero era algo leve en comparación a como se encontraba gracias al demonio

“tercer post de seis: Despertar de defensa Elemento: Hielo
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Mensaje por Alessa0 Dom Mayo 08, 2011 2:10 pm

Alessa estaba demasiado cansada por culpa de aquella herida fatal que se mantenía atravesando su estomago. La mujer apenas y podía distinguir los colores del derredor. Apuradamente y podía ver que su alumna se oponía en guardia para defender su estocada. El aire se congelaba de nueva cuenta y de entre los brazos de la que cargaría con el destino de Lujuria comenzaba a fraguarse un muro de hielo.

Alessa sin decir ya nada corrió a una velocidad increíble para su estado físico. Tenia la idea de que aquella defensiva iba a ser efectiva pues su consistencia era lo que aparentaba. Pero cuál fue su sorpresa, apenas cuando la punta de su tizona chocaba en el muro de cristal, este se cuartaba al grado de desmoronarse lentamente en miles de corpúsculos… tal cuál escarcha.

Cuando la dama del pecado divisaba aquel fracaso de defensiva lo único que hizo fue ladearse para pasarse de largo. Los ligeros hilos eléctricos que irradiaba Shlainn por el desatar de su nuevo cosmos chocaban ene le cuerpo semidesnudo de Alessa, generando pequeñas descargas en su débil cuerpo, por lo que no pudiendo evitar la dama del parche caía al suelo hincada mientras enterraba la hoja de su espada en el pasto de aquel riachuelo.

La mujer de reojo veía que tanto estaba afectaba Shlainn con aquel entrenamiento, sin embargo no dijo nada ya que su atención estaba más en su herida la cual empeoraba, ya que de ella aumentaba al hemorragia y como efecto secundario una modorra entre su ojo. Tragando saliva como pudo se levanto mientras el aire la mecía de un lado al otro como si fuera un simple pedazo de tela colgada. Apretando la piel de su abdomen y parte de su vientre Alessa agitada musitó:

-Vamos mujer que siento que no me queda mucho tiempo por lo tanto esfuérzate un poco más y has bien lo que te pido… vamos porco a poco entendistes lo del cosmos… esto ya debería ser más sencillo para ti. Ahora una vez más atacare con mi espada por favor defiéndete pues esta vez no desviare su curso… ¿Estas lista?

Dicho eso Alessa comenzaba a caminar hacia el frente separándose de su alumna unos cuantos metros, al darse media vuelta aún podía ver que tan dañada estaba Shlainn pero sin compadecerse de la nueva estrella del infierno la mujer de largos cabellos azulados salía corriendo blandiendo su objeto legendario, mientras que en el piso dejaba gotas de su carmesí y espesa sangre.


Off topic: Muy buen post nena n,n… esta vez escribo corto para que te apures en tener tu defensa… recuerda que tu debes de hacer la mínima de 20 líneas vale esta vez deberás describir que si realizas tu defensa y eludes la estocada de Alessa vale? En 20 líneas y describes como tu cuerpo por fin se acostumbra al cosmos n.n suerte cualquier dudita ando en msn amor ;)
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Mensaje por Alessa0 Dom Mayo 15, 2011 11:34 pm

Pareciera que todo pasaba tan lento en aquel lugar, pues todo no tenia fin o eso veía Alessa… tal vez y eso sólo un tal vez, la mujer estaba comenzando a resentir por fin los efectos de aquella hemorragia proveniente de la penetración de la hoja de su espada en tan fino abdomen. Sus ojos amodorrados le jugaban de manera cruel pues distorsionaban toda imagen que caracterizaba el paraje de aquel riachuelo. Apenas y podía distinguir frente a ella una silueta femenina que por obvias razones la relacionaba con su querida Alumna.

Como acto reflejo Alessa echaba de inmediato su espalda hacia atrás frenando así su correr. La mujer no podía atacar de esa amanera ya que conociéndose podía lastimar gravemente a lujuria. Sí, aunque aquella estuviese agonizando de dolor tenía en cuenta que atacaba más por supervivencia que por afán de ganar cuando se presentaba de esa manera tan agonizante. Por lo que no era factible seguir así con esas deplorables condiciones. Cayendo hincada y un tanto agitada la dama de la pereza enfundo su tizona para tan sólo decir:

-Es poco ya lo que te falta niña… eso hazlo sin la necesidad de que yo te ayude, lo siento mi cuerpo esta demasiado lastimado y necesito descansar… se que es irresponsabilidad de mi parte dejarte a mitad de tu entrenamiento pero… pero ya te dije que no soy muy buena educando a las demás personas… además creo que estos momentos no te sirvo para nada con tan deplorable salud que me cargo…

Dicho eso Alessa se levantó con mucho esfuerzo, al momento que aquella se ponía recta un ataque de tos le provocó manchar el derredor con su sangre. Suspirando y dejando que aquello se amortiguara dio media vuelta y por última vez dijo:

-Shlainn confió que podrás desempeñar tu defensa de manera correcta y con sabiduría… espero y no me avergüences… yo mientras iré a buscar a alguien seguiré en este distrito, cuando ya quieras reunirte conmigo solo sigue la línea que deja mi cosmos en el ambiente… suerte mujer que se que lo lograras… con tu permiso me dispongo a ya macharme… cuídate.

Dicho eso Alessa comenzó a caminar rumbo a una de las veredas que fraccionaba el bosque, aquella tupida área verde que se mantenía rodeando el Rio sucio del Tiber.
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Mensaje por Shlainn Mar Mayo 17, 2011 10:16 am

la muchacha aun cansada por aquellos efectos de los frios que sentia en todo su cuerpo., que recorrian sus musculos de uno a uno, y su sangre que se emfriaba corriendo por todo su sistema, a pesar de no poderse congelar, la sensacion de frio y vasio eran inmensos, la mirada de lujuria era fija pero a la vez ida como si en ese momento solo estubiera viendo el horizonte, el universo corriendo enfrente de ella pasando los minutos y segundos como si fueran simples caprichos divinos ante las dos damas.

era obvio que la joven no podia crear su defensa de primera instancia y que le hacia falta demasiado para lograr hacerlo, todavia tembraban sus manos y no se podia incorporar por aquellos movimientos involuntarios que sentia en su ser, su cabeza empezaba a girar moviendose las imagenes de su tutora y de todo el paisaje alrededor suyo como si a proposito estubiese girando como loca sin rumbo aparente.

agacho un poco la mirada para evitar tener esa sensacion y no dijo nada, de sus labios no salio ningun gesto nunguna palabra, simplemente aquella dama permanecia callada como si la lengua fuera torpe o se la hubieran cortado a tajos asi sin hablar.

en ese momento su mirada estaba clavada en el piso, su respiracion era agitada, mas de lo antes visto, y su ritmo cardiaco empezaba a acelerarse como loco, como si fuese apurado por una fuerza invisible que lo provovaba que se moviese de una forma rapida, tanto asi que era visible su pulso venoso con solo ver su cuello saltando de un lado a otro de forma ritmica, señal del paso obligado de la sangre.

en ese momento la joven no quiso argumentar nada, asi en ese estado empezo a escuchar cada palabra que su tutora mensionaba, si era cierto le preocupaba su estado de salud, su maestra por enseñarle la defensa estaba mal herida a causa suya y se sentia culpable de aquel sufrimiento que en ese momento Alessa su hermana en pecado estaba pasando.
la joven lujuria se trato de levantar con gran dificultad, sus piernas temblaban como si dudaran en levantarse, era algo notorio por aquellos movimientos con solo moverse un poco y que no podian ser detenidos, al igual que en sus manos la joven no podia detener aquellos movimientos, su piel estaba blanca totalmente casi transparente en su totalidad, parecia muerta, tal vez por seña de lo que se convertira mas adelante, en un ser que no esta ni vivo ni muerto, al servicio de un dios con un solo objetivo causar el panico y terror entre los mortales insignificantes que no valoran lo que verdaderamente importa en sus miserables vidas y que los vuelve presas faciles
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Mensaje por Alessa0 Dom Jun 19, 2011 4:40 pm

Y aunque aquella no podía casi caminar por el repentino malestar que alteraba sus nervios, como pudo llegó hasta a las orillas de aquel risible rio del lado sur del Distrito Tiber, donde horas atrás había dejado a la merced de sus habilidades propias a su alumna, quien cargaba con la esencia de lujuria, un pecado más al servicio del gran Hades.

Alessa desesperadamente buscaba a su compañera de reino, ya que minutos atrás una ligera revelación se había apropiado por completo de su atención, alterándola de sobremanera. El Gran Hades había por fin despertado y su cosmos iracundo manaba ondas difíciles de persuadir, pues es tan sólo eran para su seguidores, en ellas solicitaba cuanto antes el reunir de sus lacayos, por lo que, la pereza reencarnada cuanto antes tenía que tomar a Lujuria para ir de inmediato a las provincias del castillo del hades.

Buscaba y buscaba aquella dama de largos cabellos azulados, pero nada era su resultado. Simplemente podía divisar como el suelo congelado estaba, mas la esencia, présense ni energía de su joven alumna se podía percibir en aquel lugar, fue entonces cuando aquella quedó extrañada por completo, ya que no había absolutamente nada, sin embargo el tiempo era oro para la pecaminosa por lo que se tenía que ir cuanto antes… tal vez su alumna había muerto congelada y el calor del sol la había derretido… o tal vez simplemente se rindió y huyó de la escena por miedo a las consecuencias de Alessa, pero había una tercera opción y esta era que tal vez ya se había adelantado… eran varias cosas, pero a la vez nada.

Alessa elevando su energía y sin vacilar, comenzó a fragmentar su cuerpo en ciento de corpúsculos dorados, ya que con el poder de su cosmos se trasportaría cuanto antes a donde irradiaba con gran intensidad el cosmos de gran Hades.
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Mensaje por Hecate Sáb Jun 25, 2011 2:43 pm

Tan pronto como la galera atravesó la zona de la costa y se enrumbó por el gran Tíber salí a cubierta para observar aquel paisaje tan diferente al de mi hogar y a todo lo que había visto hasta ahora. La primera impresión que la “Ciudad Eterna” me dio fue la de una ciudad vieja, sucia, maloliente y estrecha, con calles pequeñas sucias de todo tipo de inmundicia y con peor olor, y el fuerte sol que parecía caer a plomo no lograba mejorar en lo absoluto aquel ambiente que, desde mi punto de vista, era el de una osamenta que se va pudriendo de a poco bajo el calor.

No obstante, si algo me había advertido mi tío al embarcar fue que jamás, nunca, por ningún motivo, hiciera el menor comentario ofensivo hacia la ciudad con nadie; los romanos aman a su ciudad como si fuera su madre, y jamás se debe hablar mal de una madre, y a menos que deseara suicidarme (cosa que no era cierta) debía mantener la impresión de que todo lo que veía era lo más extraordinario del mundo, algo en lo que los dioses se habían tomado su tiempo para crear la más perfecta belleza… poético, vago, aburrido, pero debía dar esa imagen, sobre todo por ser una extranjera, o, como ellos lo llamaban “bárbaros”.

La brisa jugó un poco con mi cabello, el cual estaba suelto aunque ya pensaba en amarrarlo para que no me estorbara; el aroma a mar que me había acompañado hacía unos días se había disipado y lo extrañaba, pues dudaba que en aquel lugar iba a encontrar algo de mi amado mar o mis amados bosques, aunque esperaba que en algún momento pudiera encontrar alguna zona boscosa para poder relajarme. Bajé al camarote, recogí mis cosas y subí de nuevo, esperando que el barco atracara.

Tan pronto lo hizo el capitán me ayudó a desembarcar y luego de indicarme dónde podía encontrar un transporte se encargó de guiar el desembarco de la mercadería que llevaba en su nave; caminé con fastidio en el mar de gente, cosas y lo peor, mendigos que se apiñaban y me salían al paso, y aunque deseaba darles al menos una moneda de bronce sabía que no sólo me seguirían, sino que era probable que quisieran asaltarme, y lo último que necesitaba eran problemas.

Logré salir del puerto y tras flanquear unas cuantas calles sucias y malolientes me las arreglé para llegar a un establecimiento donde se podían rentar aurigas, pero la verdad no me inspiró nada de confianza, no solamente por el lugar en sí, sino porque los hombres que guiaban las cuadrigas tenían mal aspecto.


-¿Cuánto tardaré en llegar a Roma? – pregunté al encargado, un hombre gordo y con calvicie prematura.

-¿Caminando? Tardarás al menos toda la mañana y parte de la tarde, vas a tardar mucho caminando, muchacha, sin contar con que te pueden asaltar – respondió el hombre, mirándome con algo de curiosidad.

-No me molesta, además no tengo prisa, y por lo otro… bueno, sé defenderme sola – contesté encogiéndome de hombros.


-Y ¿qué vienes a hacer en Roma?

-Aún no lo sé, sólo vine – con un movimiento de cabeza me despedí y me fui, saliendo de nuevo a la calle.

Recordé el viejo dicho que los romanos se ufanaban en decir “todos los caminos conducen a Roma”, así que seguí el camino por el que había llegado, siguiendo el movimiento de las carretas y la gente, y sin más me dirigí hacia la famosa Roma, confiando en llegar antes del anochecer para buscar una hostería de nuevo y poder dormir antes de pensar en realidad en lo que yo estaba haciendo allí, y sobre todo, en los motivos que me habían llevado a empezar aquel, en opinión de mi tío, loco viaje.
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Mensaje por Cassie Sáb Jun 25, 2011 4:16 pm

Y lentamente el ambiente comenzó a distorsionarse, parecía que un agujero se abría haciendo una especie de imagen espiral que combinaba las imágenes de aquel, que era la orilla de un rio mortal. El viento comenzó a bufar de una manera abrupta, parecía que bramaba de ira o algo por el estilo, de igual manera el polvo se levantó y con ello opaco toda luz que se derrochaba en el ambiente.

Lentamente aquel agujero abrió sus fauces escupiendo la silueta semidesnuda de una mujer de cabellos largos y castaños. Era Cassie quine sin saber a dónde iba a parar se había a transportado desde el Olimpo con el afán de salvaguardad su vida y así proteger la tumba de Dios Apolo hasta su nuevo despertar. La musa de Clío, ésa era ella, caía al suelo toda agitada de su cuerpo, mientras que expedía un aura frio y de entre sus contenturas corporales humo salía.

Toda trémula, mareada y cansada la mujer no podía distinguir en donde diablos estaba. Su mirada mostraba su miedo y a la vez una desesperación como también decepción e impotencia. Como pudo la mujer comenzó a arrástrese… tal cuál una víbora, por el sendero frondoso de aquel paraje hasta llegar a lo que sería un pequeño riachuelo. Quedando de costado la mujer introdujo sus piernas y brazos para así bajar la temperatura que expedía su ser, por causas del emplear mundos paralelos para transportarse de manera rápida.

-Ahsmmm… ohmm… shss… Por todos los Dioses ¿Dónde estoy?… Apolo mi Dios… Richard mi amor…por favor no pierdas, por favor no me dejes sola… Te necesito… de verdad que sí.

Dicho eso la dama sacó sus extremidades y así se recostó boca arriba entre el pasto húmedo, dejando que el céfiro susurrara entre sus oídos, monótonas sinfonías que ligeramente tranquilizaban su respiración. La brisa en si estaba humedad y generaba in descansar excitante en aquella guerrera desdichada. Cassie, la musa del Dios Apolo, simplemente se quedó mirando el cielo despegando u razón del mundo que la rodeaba, quería por un momento olvidar toda esa pena que causaba el traicionar de la alianza por parte del Dios Apolo para con Eris…
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Mensaje por Hecate Lun Jun 27, 2011 12:08 pm

Había salido del tumulto principal de la ciudad y caminaba por la orilla del río cuando “sentí” si es que lo puedo decir así, la curiosa sensación de que debía dirigirme a una zona algo alejada de la ruta por la que los caminantes se acercaban al río a recoger agua, lavar sus vestidos y bañarse, si es que a remojarse en el agua sin nada más se le podía llamar “baño”; siempre he obedecido a esa clase rara de “presentimientos” así que esta vez no fue la excepción, y luego de esquivar unos cuantos carruajes caminé unos pocos metros y llegué a la orilla de un riachuelo.

Estaba cubierta por hierba algo alta, y como la verdad estaba algo fatigada busqué un árbol para descansar y comer un poco, pues no había comido nada antes y ya el hambre estaba empezando a hacer aparición; dispuse un poco de comida y vino, e iba a dar el primer bocado cuando tuve una sensación extraña, como si de pronto algo quisiera “absorberme” aunque no físicamente… fue algo por completo extraño, me sentí absolutamente impotente y sin poder evitarlo me puse de pie y blandí mi arma, dispuesta a enfrentarme a fuera lo que fuera que estuviera haciendo todo aquello. No se escuchaba nada, ni el menor murmullo, pero un sonido leve, atenuado, como el de algo grande arrastrándose por la arena me hizo voltear hacia un lado, y tomando toda clase de precauciones me fui acercando con la espada en alto, lista para descargar un golpe.

Lo que vi me dejó desconcertada: pude ver a una mujer, joven, acostada entre el pasto, boca arriba mirando al cielo con toda atención, como buscando respuestas o como si esperara que algo cayera de éste de repente; su vestimenta… en aquel viaje tan extraño que había empezado había notado muchas clases de ropajes, de todos los colores, materiales, diseños… pero el que cubría a la mujer era, con mucho, lo más raro que había visto en toda mi vida, no sabía ni siquiera cómo describirlo, o darle forma… era raro, así de simple. La chica era bonita, su cabello era oscuro, y por lo que pude notar en su rostro (claro, a distancia) era que su mente estaba, literalmente, en otro mundo, pues no se había movido para nada.

Mi primer impulso habría sido el de alejarme de allí, dejar a la desconocida en ese lugar, dar media vuelta y seguir mi camino… pero mi madre siempre dijo que debíamos ayudar a otros, sobre todo si no lucían en todos sus sentidos, y definitivamente aquella chica parecía no tenerlas todas consigo; bajé la espada, acomodé ligeramente mi ropa y carraspeé fuerte para llamar su atención hacia mí.


-Disculpa… ¿te encuentras bien? ¿Deseas tomar algo para reponer fuerzas? – estaba más que claro que aquella mujer se alarmaría al escuchar esas palabras de una perfecta extraña, pero, bueno, yo también lo era.

Sólo esperaba que no me provocara problemas.
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Mensaje por Cassie Lun Jun 27, 2011 3:10 pm

-Apolo…

Aquella susurró y después simplemente cerró sus ojos. Estaba tan ida aquella mujer que no se había percatado que no muy lejos de la orilla del rio yacía una fisgona mortal. Apenas se daba cuenta cuando ésta le cuestionaba de su estado, cosa que generó que Cassie, musa de Clío, girara su rostro y simplemente escudriñara en silencio la silueta de la vagabunda desconocida. Fueron segundos los que pasaron en total silencio, sólo con sus ojos mirando cada imperfección de aquella mujer, para que después de nueva cuenta la guerrera herida de orgullo retomara el mirar del cielo de aquellos parajes mortales.

-Uff (la dama de largos cabellos suspiró)… Mmm… No sé, la verdad que no lo sé niña. Esas preguntas son tan… tan… no lo sé… si muere él ¿Qué haría yo? ¿Tú que harías? Cuando al persona que has buscado por diecinueve años, la encontraras, y pasaras ratos gratos e inolvidables, de la nada desapareciera… ¿Cuál seria tu respuesta?… pues la mía aún no la encuentro, pero shss… guarda silencio, que esto no viene al caso…

La dama de inmediato se levantó, para simplemente quedarse sentada a la orilla de aquel rio sereno, mirando el correr tranquilo de las mansas aguas, dando una efímera paz en su alterado espíritu. Surcando apenas media sonrisa la dama giró su rostro para clavar su mirada entristecida en la vagabunda extraña, para simplemente decir:

-Hola, buenas tardes, soy Cassie… mucho gusto ¿Cómo estás? Disculpa si te distraje de tu sendero al verme tendida en el suelo, la verdad no es habitual en mi este tipo de raras actitudes y apariciones de ultratumba, pero ahora, en este momento, en verdad ando más desubicada de lo normal… si tienes miedo, te ahorro que grites, yo alguna vez fui normal, pero ya no más, en si no soy una persona temible, por lo que si gusta puedes platicar, al igual puedes ya retirarte, que no te estoy amarrando de ninguna forma… sólo fue un casual encuentro si a eso de le puede decir casual… la verdad no sé.

Dicho eso la musa de Clío guardó silencio, suspirando, para tan sólo adentrar sus extremidades inferiores en las gélidas aguas del rio, esperando con mesura y paciencia la respuesta de aquella vagabunda. Mientras que el sol reflejaba con colores rosados y anaranjados el derredor de la muchacha, a causa del efecto de espejo de su armadura pulida.
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Mensaje por Hecate Lun Jun 27, 2011 4:00 pm

Mi primer pensamiento fue el de salir de allí, dar media vuelta y volver por donde había venido para recoger mis cosas y poner rumbo a Roma antes de que la noche me agarrara; también pensé que me las tenía ante una loca venida de quién sabe dónde y que lo mejor que podía hacer era retirarme… pero no hice ninguna de las dos cosas, sino que simplemente me acerqué un poco más, manteniendo la espada oculta a mi espalda para no alterar más a aquella chica tan extraña y tan aturdida.

Conforme me acerqué la pude mirar más de cerca a la luz del atardecer, y lo primero que me llamó la atención fue lo que en primer instancia supuse que era su ropa… la cual no lo era: era una especie de armadura, como una armadura de las legiones de Roma, claro, de corte diferente puesto que la cubría por completo y estilizaba su figura; traté de hacer memoria en lo que había visto en mi viaje pero nunca hasta ahora había visto algo tan extraño, y eso hizo que mi curiosidad se acrecentara, por lo que cuidadosamente me fui acercando hasta llegar a su vera. Cerca de ella, casi al frente, se podían observar unas cuantas rocas, así que me dirigí a ellas y me senté, colocando la espada a mi espalda y apoyada contra las piedras.

La miré con atención y aunque no tenía ni idea de qué decirle, me sujeté el cabello y respondí.


-Mucho gusto, mi nombre es Hécate… sí, el nombre de la bruja de los dioses – esbocé una medio sonrisa mientras me acomodaba mejor en la roca – no me distrajiste, la verdad, estaba algo cansada y como no había comido nada quise detenerme, por suerte este paraje es tranquilo, en nada parecido a lo que he visto, este lugar es un real caos, y me parece que se pondrá más pesado conforme llegue a la ciudad.

La brisa volvió a desacomodar mi cabello así que lo sujeté y volví a hablar.

-Soy extranjera, de Grecia para ser exacta, y vine a… a conocer, aunque la verdad, me siento por completo perdida, este lugar es mucho más grande de lo que jamás he visto antes.

Jugueteé con el colgante de mi cuello y volví a hablar.

-Mi padre solía decir que las casualidades no existían, que cada quien estaba en el lugar que debía estar en el momento en que debía estar, que los dioses trazaban esos designios porque ellos deseaban ayudar a los humanos… claro, mi padre era religioso – dije con un deje de amargura – y él creía que los dioses se preocupaban por los humanos… por eso me puso el nombre de una de ellos, claro… habría preferido otro nombre menos… embrujado – al decir esto le guiñé un ojo a la mujer.

Una bandada de estorninos pasó volando sobre nuestras cabezas, dibujando sus sombras en la luz del atardecer; una sonrisa nostálgica se dibujó en mi rostro y hablé casi para mí, evocando un recuerdo de tiempos pasados.

-Mi padre decía que cuando los estorninos volaban sobre las cabezas de las personas en el atardecer era porque los dioses estaban hablando de algo muy importante de ellos, y que las aves se enteraban para decirle, pero que solamente los seres puros de corazón podían entenderlos… creo que los estorninos tienen cosas más interesantes que hacer que andar contando secretos de los dioses.

Una brisa del Este se dejó sentir y agitó mi manto, alborotando aún más mi cabello; resignada dejé que el viento hiciera de las suyas con el cabello y miré de nueva cuenta a la chica misteriosa.

-Con respecto a lo que me dijiste primero… creo que yo lo seguiría buscando, aunque me llevara de nuevo diecinueve años o diecinueve siglos, porque si significa algo tan grande, es imposible dejarlo, aunque parezca imposible o parezca que todo se cae a pedazos alrededor… sé lo que se siente perder a quien más amas, aunque si tienes la esperanza de volver a verlo, no la debes perder, y si es necesario pelear contra los mismos dioses, bueno, peleas y punto.

Mis pies comenzaron a juguetear con la hierba que crecía al lado de la roca, y de nuevo arremetí.

-Siempre he creído que los dioses nos envidian porque los humanos somos capaces de poner en un sentimiento todas nuestras fuerzas… odiamos con todo nuestro ser, amamos con toda nuestra alma, y eso es porque nuestras vidas son efímeras, velas al viento, y es lo que le da su valor… no sé qué te pasó, pero, si aceptas el consejo de una completa extraña que acaba de llegar a un país de locos… sigue en tu búsqueda, y aunque tengas la certeza de que todo se acaba no hagas caso ni desfallezcas, sólo continúa con más ahínco.

Me puse de pie y me sacudí el traje, lancé una mirada al firmamento y luego de nuevo a la mujer.

-Bien, Cassie… ya que estamos en el lugar y momento que debemos estar, ¿tienes hambre? Yo la verdad me estoy desfalleciendo, y como decía mi hermano mayor, si quieres pelear y dar resistencia aliméntate y ponte fuerte o no harás nada… ¿aceptas la hospitalidad de una extraña para comer y beber algo, y pasar la noche bajo un fuego abrigado? Mi idea era llegar a Roma antes de anochecer, pero la verdad es difícil, así que al menos te puedo brindar algo de comida y ya mañana decidiremos qué hacer, ¿te parece?

Aquello era por completo una locura, ¡era una completa extraña! Pero como solía decirme mi padre, la razón no tenía dominio sobre mí, además ¿qué otra cosa rara me podría pasar?
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Mensaje por Cassie Lun Jun 27, 2011 5:38 pm

¿Caos? (inquirió la musa al oír aquella peculiar palabra)… Caos, sí, caos… eso es lo que ahora mismo esta atormentando el Olimpo, que mejor paraje de caos el de ése mundo flotante, compararlo con la turba del mundo terrenal es más que un insulto…jajaja… Mucho gusto Hécate… uff…

Suspiró la musa mientras era masajeada sutilmente pro la brisa húmeda que bufaba en derredor de aquellas mujeres. Cassie en si estaba un tanto perdida pro todo lo que había dejado atrás cuando escapó del templo de Apolo. Tuvo que pasar más de dos minutos para que aquella se diera cuenta de la sutil espada que aquella con nombre raro andaba cargando a espalda.

-Sí… Roma es extenso, yo era de Hispania lugar sereno antes de que Roma lo hubiera tomado como suyo. Después estuve aquí en roma como moza de una familia demasiado adinerada… después en un magnifico lugar, como mano derecha de alguien impresionante… y después nada… que línea del tiempo más extraña… que en un principio era nada ahora regreso al inicio… irónica la vida, irónico que es le destino… mmm… en si nunca fue mío… ¿Por que debería estar cabizbaja?…

La forma en que se expresaba aquella mujer de cabellos largos y castaños era propia de las musas de Apolo, todas unas poetizas, que simplemente se limitaban a ver la belleza, pero que para Cassie en aquel momento nada era bello, todo era algo oscuro sin nada que poder elogiar en esa ocasión. La musa que triste permanecía, escuchaba con cuidado las palabras de la vagabunda.

-Puede y que tu padre razón haya tenido… pero ese régimen no sirve para mí, aquí no debería de estar yo, fui mandada a la fuerza cuando debería estar protegiendo a él… a mi Dios Apolo…

Y aquella interrumpió su charla amarga pues alzaba la mirada divisando aquella danza flotante de pajarillos, que con su aleteo hacía un perfecto efecto de reflejo de la luz menguante del sol, aquel que lentamente se iba eclipsando entre las montañas del horizonte infinito. En si la belleza se derrochaba en derredor de la musa, pero aquella estaba tan ciega por la tristeza que no podía verla con facilidad. Cassie de nueva cuenta bajó su rostro clavando ahora su vista en el ondear de las aguas mansas del rio, estando atenta a aquellas palabras por la vagabunda parlanchina.

-No creo eso querida… he estado con ellos y lo que menos hacen es hablar de nosotros los mortales, pera esta bien que tengas esa inocencia… amm rara para mí, con sinceridad lo digo, pero en si, sólo es algo habitual en esos pajarillos, es de genes, herencia biológica, nada divino… eso no existe, no…


Era común en esa mujer que fuera una pesimista cuando triste estaba, igual la muchacha tenía razón, pero en ese momento lo que menos quería escuchar Cassie, era acerca de los dioses… Inhaló de nueva cuenta la muchacha carente de sentimientos positivos generando que no contestara a nada de lo que decía la mujer de Grecia, pues estaba muy dolida para contestarle la verdad, aquel asunto no era tan fácil, pero obvio ésa no lo sabía, entonces para qué irritarse la musa, si no tenía un fin lucrativo.

-Uff…

Simplemente la mujer suspiró y después algo curioso aquella dijo, cosa que generó el esbozar de una sonrisa un tanto sarcástica en Cassie. La dama echaba su cuerpo hacia atrás al grado de quedar acostada sobre el suelo, aún teniendo sus pies dentro del agua, usando sus brazos como almohadilla, la mujer dijo:

-¿Cómo así? ¿No tienes miedo de mí? Soy una completa extraña y aun así os me invitas a pasar la velada con vosotras, pero que valentía la tuya niña, o más bien una inocencia estúpida… en si este camino es peligroso, pero no te preocupes, que yo aquí soy el mayor peligro que puede haber en esta zona…ufff… si gustas hacer las cosas hazlas, pero no hagas mucha comida amiga mía ya que yo tiene tiempo que perdí gusto a los alimentos… cualquier cosa dime…Oye antes que nada, tienes algo de ropa, pues no puedo andar así, si me ve un soldado romano pensara que soy una invasora y pues te meteré en problemas… si no es mucha molestia mujer.
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Mensaje por Hecate Lun Jun 27, 2011 7:19 pm

Definitivamente aquella chica era más rara de lo que yo misma me había podido imaginar, cosa que ya empezaba a parecerme algo “normal” si es que esa palabra se podía aplicar a algo que se relacionara conmigo. Fuera quien fuera aquella extraña, algo era más que claro: había pasado por un verdadero remolino, y en esos momentos o estaba desvariando por el dolor, cosa que era plausible, o estaba con un severo ataque de depresión, cosa que tampoco era nada raro.

Comenzó a contarme parte de su vida, al menos ya sabía que era de Hispania, una zona que mi padre había visitado hacía tiempo atrás junto con mi tío, que fue sirvienta en una casa… una vida sin duda alguna interesante, escuchaba con suma atención todo cuanto decía.


-Mi padre solía decir que la vida es un gran y amplio círculo, y que muchas veces llegamos al principio de un viaje, sólo que con diferente escenario, y veo que eso te ha pasado a ti, quizás se deba a que debes replantearte algo, principios, valores, incluso decisiones que tomaste en el pasado… quizás debas reconsiderar las cosas para volver a tomar impulso e ir con más ahínco hacia adelante.

La mención que hizo de Apolo francamente me confundió… la miré en silencio, sopesando lo que acababa de decir: guardiana de Apolo… ¿acaso era una sacerdotisa de su culto? ¿Alguna pitonisa? En Delfos se encontraba el oráculo principal del dios, yo lo visitaba cada año, bueno, lo solía hacer, pero nunca había visto a una pitonisa o sacerdotisa vestir como ella, y aunque estaba curiosa consideré de mala educación interrogarla, por lo que decidí guardar silencio sobre ese aspecto, al menos por el momento. Cuando le indiqué que se quedara conmigo esa noche me miró con extrañeza, y temí haber cometido un error… pero entonces cuando se refirió así misma como “lo más peligroso de aquel lugar” no pude evitar enarcar una ceja, extrañada… cierto, vestía extraña, pero aparte de que me parecía terriblemente sola y perdida, no le veía nada de “peligrosa” si bien es cierto jamás debía confiarme, sobre todo por lo que yo misma había pasado en mi pasado, pero por alguna razón aquella mujer no me inspiraba el menor temor, era una sana curiosidad, así que le respondí a su perplejidad por mi invitación.

-No te tengo miedo, para nada, la verdad, te seré franca, me inspiras curiosidad, noto una cierta tristeza y desesperación, y te lo digo por experiencia propia, eso nunca es una buena consejera, menos en un lugar que uno no conoce… lo que pasa es que mi madre solía decir que se debe ayudar a todos sin fijarse en nada, pues los seres humanos merecen estar bien… claro, mi madre era demasiado buena, y eso trajo consecuencias.

Callé por unos segundos y tomé la espada que estaba recostada en la roca, acariciándola con cariño.

-Bueno, la verdad no soy una desamparada, y si eres tan temible como dices, bueno, te aseguro que yo me puedo defender bastante bien, aunque no me gusta empezar las peleas, siempre prefiero terminarlas, considero que es mejor enfrentar las cosas y no rehuirlas, sean lo que sean y provengan de donde provengan; con respecto a la comida, no hay problema: vino aguado, uvas, pan y algo de carne de cordero serán suficientes, te podrás al menos reponer y por la ropa – la miré echando un vistazo – tengo trajes que te van a servir, y creo que más adelante podremos comprar más por si hace falta.

Me puse de pie y me sacudí un poco la arena, y considerando que ella me había contado parte de su vida, pensé que debía responder de la misma manera.

-Soy de Grecia, vivía en las afueras de Delfos, en una villa muy grande, oscura y tenebrosa, o eso pensaba mi madre al menos; éramos una familia algo numerosa, mi padre era médico y en sus ratos libres servía como acólito en el templo de Apolo, de hecho todos sus hijos crecimos ahí, mis hermanos mayores eran aprendices de sacerdotes allí, el mayor estaba a punto de ser ascendido a intérprete del oráculo, yo estaba siendo entrenada para llegar a ser una pitonisa en el futuro… pero todo se echó a perder – dije con un susurro casi.

Permanecí silenciosa mirando el suelo, y luego levanté la vista al cielo.

-Luego me llevaron a vivir a Atenas con mi tío, una ciudad no muy agradable por cierto, me sentía encerrada, no sé… ahogada creo, así que un día agarré parte de mi herencia, dejé una nota a mi tío, tomé un carruaje con rumbo al puerto… y aquí estoy.

Miré a mi extraña acompañante y miré la zona.

-Dejé mis cosas un poco adelante, aunque me parece que este lugar es el más apropiado para pasar la noche, hay agua corriente, lejos del camino y a cubierto… espera aquí, iré a traer mis cosas, por lo pronto puedes recoger algo de leña para encender el fuego, ya luego me ocuparé de lo demás, y por cierto, tengo unas mantas extras, te servirán para el frío.

Sin esperar una respuesta me dirigí al lugar donde había dejado mi equipaje, sin dejar de acariciar la empuñadura de la espada.

-¿En qué nos estaremos metiendo? – le pregunté a la espada, como si ella me pudiera responder.
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Mensaje por Cassie Miér Jun 29, 2011 3:58 pm

Ahora que se ponía a pensar la musa Cassie, parecía que había tenido un terrible error en a ver mencionado a su Dios Apolo, pero de igual manera se tranquilizó al darse cuenta que nunca había dicho que era una musa, por lo que la extraña vagabunda tal vez pensaba que era una simple virgen sacerdotisa. De igual manera aquella estaba un poco ida con las viejas enseñanzas de su padre por lo que igual no se había dado cuenta de sus palabras y si fuera así lo aparentaba con muy buenos resultados.

Cassie relamiendo sus labios escuchó las peculiares palabras por parte de aquella muchacha, cosa que generó el formar de una sarcástica sonrisa ente sus gruesos labios rosas, para asó suspirar y contestar con tonos serenos, típico de ésa musa:

¿Inspiro curiosidad más no miedo? ¿Tristeza y desesperación? Interesantes palabras mi querida niña con complejo de sabía… sabes, lo que digan tu padres en éste momento me suena desesperante, no porque sea así, al contrario, se agradece que compartas tus enseñanzas, conmigo… una completa extraña, pero en sí mi estado emocional no está para escuchar demasiado dialogo, como para darlo de mi parte. No es tu culpa te lo aclaro desde ya, es la mía y mi corazón, así que lo siento si soy grosera en alguna expresión, pero de verdad ando baja de ánimo… Uff… mucho dialogo me marea.

Dijo Cassie para así bajar la cabeza, pensando que si mostraba sus objetos bélicos a aquella mujercita presuntuosa daría como resultado el verdadero mido, ya que no era un chiste el mirar su temible guadaña como el místico dreamcatcher con el que siempre cargaba, pero en verdad no estaba de ánimos para mostrar su lado maquiavélico a una mujer que le había dado apoyo, efímero, pero al fin apoyo, para su mal estado en aquellos momentos, por lo que aquella declinó sus raros pensares.

En los labios de Cassie una sonrisa se esbozó al momento de divisar como la muchacha tomaba su espada y con una sutilidad propia de una dama como cariño le rozaba las manos en su hoja. Eso para la musa le era divertido, pues parecía una mujer tocando y mimando a su amante o algo por el estilo, pues el brillos de sus ojos era de esa magnitud, mas no dijo nada, cayada se quedó. Después de lo dicho por parte de ésa extraña la musa contestó:

¿Acaso con eso te defenderías de mí? De verdad… de verdad ¿Con esa pequeñez te defenderías de mí? Jaja… Uff, eso sí me hace gracia mujer, sí que sabes levantar el ánimo niña, jajaja por los Dioses, jajaja…ahsmm… en si la comida no me es de mi agrado pero lo que mencionas suena exquisito, y de la ropa un mil gracias, apenas lleguemos a Roma, os recompensare mi joven mortal.

Dicho eso y divisando que aquella se levantaba de igual manera lo hizo Cassie, sacudiendo el polvo que estaba entreverado en su fina armadura, mientras que con la vista seguía a aquella muchacha servicial, quien hablaba y hablaba y Cassie simplemente asintió con la cabeza, como lo había expuesto anteriormente, tanto dialogo le mareaba de sobremanera, lo poco que escuchaba o que se daba el lujo de escuchar, parecía ser un fragmento… un sueño, sólo una leyenda de la vida dela muchacha, apenas y nada, pero que daba por lo menos un poco de identidad a la muchacha vagabunda.

-Otra allegada a Apolo… interesante…

Fue lo único que musitó Cassie al escuchar su anécdota. Despees, la muchacha se alejaba atraer sus cosas o eso entendió la musa, generando que la guerrera comenzara a despojarse de su armadura. Quitándose el Yelmo que yacía en su cabeza y aventando a unos cuantos metros, después las hombreras que le pesaban demasiado, dejando desnuda aquella zona blanca, quitándose de igual manera las zapatillas y quedando sólo cubierta del busto, parte de sus muslos, vientre y pubis…

Cassie se levantó de inmediato para ir en busca de aquello que era el fuego, que con amabilidad le habían solicitado, para así hacer una rustica fogata para no morir ambas de fuego. La dama en si estaba un poco desconcertada con toda aquella situación, pero como decía la muchacha de cabellos azulados, no era destino sino el deber.

Cassie tranquilizada un poco y dejando a un lado el asunto de su deidad comenzó a busca pedazos de manera, sin embargo un madero repentino comenzó a brotar de su cabeza, generando que ésta cayera hincada al suelo. El sin no sabía cómo comparar dicho mal estar, pues de repente su cuerpo comenzó a temblar, su temperatura descendía drásticamente, tornando su piel un poco amoratada, indicio de que algo nuevo pasaría no tardando, pues aquel malestar, aquella reacción corporal y desatar de su cosmos en forma de hilos semitransparente eran indicio del despertar de una nueva técnica.

-Maldición no, no… No ahora, no en frente de aquella mortal… no… uff… ahssm.

Aquella no lo podía creer, es más no lo quería creer, y es que no había pasado mucho desde la anterior manifestación de energía nueva, por lo que no tenía suficiente fortaleza para aguantar una segunda… Además estaba acompañada por un ser mortal, por lo que el ver el desatar de su energía de la manera que lo manejaba Cassie iba a hacer un trauma demasiado grande.

Salivando y como pudo la mujer se levantó comenzando a caminar hacia el bosque que estaba a un costado de la orilla del rio. Dejando un sendero congelado por donde pisaba con sus pies desnudos, mas no pudo aguantar sus dolencias, llegando al primer árbol la joven musa caía hacia el frente, quedándose recargada en el tronco del pino, sujetándose con fuerza, aferrando sus uñas, queriendo desatar en gritos, pues el dolor era demasiado agudo que no podría soportar el tener que desatar su energía en frente de aquella mortal, con el afán de despertar una de sus técnicas… una más… una nueva…

OFF: Seria de mi gusto si me pasaras tu correo electrónico por medio de un MP, si no es molestia, gracias.

Primer post de cuatro con respecto al tema: Despertar del primer ataque Fuerte.
Maestría de elemento: Manipulación de la muerte y las almas.

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Mensaje por Hecate Vie Jul 01, 2011 2:54 pm

Decididamente había encontrado a una loca de atar, esa era la única explicación que podía darme ante el comportamiento errático y en apariencia cambiante de la mujer con extraño atuendo, o armadura; de ser alguien sensato habría huido de allí, pero como siempre mi cabeza y mi cuerpo no solían reaccionar igual, así que me quedé escuchando tranquilamente todas sus (para mí) desvariantes respuestas.

Si bien es cierto, aquella alusión a mí misma como “sabia” o a mi padre me habría hecho enfadar, lo cierto es que no podía, pues consideraba que insultos o palabras venidas de parte de una chica loca, o con el peor caso de ataque demencial que había visto en mi vida (y había visto muchos, no solamente por los pacientes de mi padre sino también en los templos de Delfos) no eran para tomarse en serio, aparte de que se veía que no había pasado por un buen momento, así que decidí ignorar sus comentarios.

-No soy sabia – respondí, encogiéndome de hombros – simplemente he visto muchas cosas y pues, tiendo a pensar que es mejor no hacer las cosas peores de lo que están.

No pude evitar enarcar una ceja ante la palabra “mortal”… y eso vino a confirmarme de que estaba con alguien que tenía una seria enfermedad mental… ¿acaso se creía una diosa? ¿Se veía a sí misma como una deidad? Esbocé una sutil sonrisa y quise preguntar por cuál diosa del panteón se identificaba, o quizás ¿alguna divinidad extranjera? En esos tiempos existían tantos dioses, cultos y seguidores como ciudades bajo el yugo romano, no era extraño que me saliera con un nombre exótico, proveniente de una lejana tierra… pero preferí callarme, de nuevo (en mi ignorancia inicial) atribuí todo aquello a una severa confusión mental de la que, esperaba, saliera poco a poco.

-No te preocupes, por el momento no me falta nada – le respondí quitando importancia a la famosa “recompensa a una mortal”.

Cuando me alejé a recoger mis cosas la alcancé a ver que se paraba y observaba el suelo, intuí que buscaba leña y eso me tranquilizó, pero entonces algo inexplicable pasó, y fue que “sentí” de repente que algo le pasaba a la mujer… no supe explicarlo, simplemente sentí un misterioso dolor, o molestia, pero que no era conmigo, de eso estaba segura, y se lo atribuí a esa extraña acompañante. Sin dudarlo alcancé a recoger mi equipaje y me devolví corriendo a buscarla, sin saber qué rayos estaba pasando.

-¡¡Cassie!! ¡¡Cassie!! – la llamé.

Llegué al lugar donde la había dejado la última vez pero no la vi… y mis ojos notaron, para mi perplejidad, un caminito de hielo que se perdía hacia un bosque cercano… estábamos en pleno verano, ¡aquello era absurdo! Y sin embargo, lo único que sabía era que si la chica no estaba allí, ese caminito lo había hecho ella, o al menos señalaba el único lugar al que se pudo haber internado.

Dejé mis fardos en el suelo, agarré mi espada y silenciosa seguí la marca del hielo, atenta al menor ruido que me llegara, sin saber qué rayos me iba a encontrar.

-¿Cassie? – volví a llamar, expectante… ¿qué iba a encontrar luego del camino de hielo?

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Mensaje por Cassie Vie Jul 01, 2011 8:03 pm



-No, no… no… maldición, Por los Dioses que no se acerque… ¡Qué no se acerque! … uff.

Susurraba con esfuerzos colosales la pobre musa de Clío, quien se mantenía aferrando sus uñas al tronco de aquel árbol. El dolor era intenso, no podía soportarlo, es más sabía que no tardando estallaría dejando suelta su cosmosenergía, pero en aquel momento, en esa decisión y acción estaba una contra y era la mortal que permanecía cerca de donde aquella yacía gimiendo de dolor.

El hacerlo de la manera abrupta como era típico de ésa musa causaría la mera muerte en la muchacha desconocida. Pensando demasiado las consecuencias Cassie tomó fuerzas y continuó caminando hacia el frente, adentrándose en el espeso bosque, que de poco a poco se iba oscureciendo ya que la luz del sol se eclipsaba a cada segundo por gracia de la venidera noche.

Tragando su saliva amarga la mujer de cabellos largos y castaños se detuvo a mitad del bosque, en una zona desnuda de árboles, por lo que podía ver con tremenda facilidad aquel contraste de luces anaranjadas, rojas y lilas que chocaban con los nubarrones que sobrevolaban en firmamento, para así matizarlos de manera sublime… mutando de inmediato en aquella rara chica una paz amena en su sistema, alejándole por efímeros segundos de aquel malestar que circundaba su esquelético cuerpo.

De repente un retortijón en su estomago la hizo declinar hacia el frente, cayendo hincada y con el rostro sumido entre sus cabellos. Agitada comenzaba a alzar su cosmos sin que ella lo quisiera de esa manera, mas bien era una reacción química de su cuerpo incapaz de controlar. Y de repente algo impresionante pasaba por su costado. El portal, aquel agujero negro que una hora atrás había utilizado para trasportarse se comenzaba a fraguar, absorbiendo cada roca y follaje que permanecía estorbando en dicho sendero. Parecía que la convocación de sus objetos bélicos se hacía por arte de magia, pues de aquel portal cósmico eran vomitados tanto su hoz como su dreamcatcherd, cayendo y resonando al choque de suelo con dichos metales.

Cassie toda asustada desviaba su mirada a aquellos objetos oscuros, los cuales derrochaban una espantosa aura maligna. Agitada y salivando como si fuese un animal rabioso la dama simplemente pasó su mano para así limpiar aquellos descontrolados hilos de su saliva. Lentamente tomó su dreamcatcherd y así le colgó en su cuello, para luego pasar a su hoz, la cual la ocupó como bastón y con leve esfuerzo se levantó.

El aire que corría en aquel bosque de manera sutil, sin embargo, las deplorables condiciones del cuerpo de la musa señalaban todo lo contrario, pues la bufar el viento ésta se mecía exageradamente de adelante hacia atrás, como si peleaba con aquel elemento para así no perder el equilibrio y caer.
Mareada y adolorida la musa giró hacia al izquierda, mismo sendero que había utilizado para adentrase al bosque ya que a lo lejos su nombre fue exclamando no una ni dos sino tres veces por aquella forastera. Aterrorizada y aguantando el estallar de su nueva técnica la musa simplemente gritó:

-¡NO! Hecate… ahí quédate… no vengas, por favor… todo está bien… ¡Auchsss!.


Y Aquella gimió de dolor, pues ya no podía más, de repente sus músculos se contraían remarcando sus huesos… pequeñas centellas cósmicas salían de los ojos del demonio del cazador de los sueños, que al chocar al suelo simplemente incendian el pasto de manera vivaz, cercando ala por musa, la cual caía hincada sin poder hacer nada… rogando a los Dioses que aquella muchacha que la acompañaba simplemente no llegara al sitio, pues al hacerlo se condenaría terriblemente.


Segundo post de cuatro con respecto al tema: Despertar del ataque fuerte.
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Mensaje por Hecate Lun Jul 04, 2011 11:44 am

Sentí un escalofrío que me recorrió por completo, pero no era físico, al menos eso creí, era más específicamente un escalofrío en el alma, como si algo, una especie de mal, o sombra, o frío se alzara y lograra hacerme dudar de seguir avanzando; mi cabello celeste ondeaba a la brisa, y por una vez no lo acomodé, estaba demasiado ocupada decidiendo entre quedarme ahí y devolverme, como me lo dictaba la razón, o moverme y avanzar, como mi cuerpo quería pero que por alguna razón seguía inmóvil. Aquellas marcas de hielo seguían un camino bien definido hacia el bosque, y cuando me incliné sobre ellas tuve que levantarme, pues no solamente aquel hielo era algo que “quemaba” sino que se sentía… malevolencia, como si esa cosa destilara odio.

No entendía nada, y ya me estaba preocupando seriamente, pero lo que más me inquietaba era la suerte de mi misteriosa acompañante, y de quien escuchaba unos gemidos ahogados unos cuantos metros más adelante. Sujeté la empuñadura de mi arma, y con un esfuerzo titánico hice que mi cuerpo se moviera hacia adelante, aunque todo aquello ya me estaba espantando.

-Bueno, he visto cosas raras antes… pero esto definitivamente se roba todo lo que he pasado anteriormente – dije para mí, en un desesperado intento de desviar mi atención del obvio ataque de pánico que estaba a punto de tener – así que, iremos con cuidado, sin correr, sólo… sólo a mirar.

Continué caminando bajo el follaje de los árboles mientras las luces del atardecer se desplegaban en todo un multicolor abanico, y en un momento, para distraerme y no echar a correr en dirección opuesta a la que me dirigía me detuve y pensé distraídamente en que Apolo ya terminaba su recorrido y guardaba su llameante carroza junto con sus bellos y letales corceles; lancé un suspiro y sujetando de nuevo la espada continué avanzando, hasta que escuché claramente cómo aquella extraña muchacha decía mi nombre y me pedía que no avanzara, alegando que “todo estaba bien”, pero la voz, y sobre todo el tono de la misma, revelaba otra cosa por completo.

No esperé más y eché a correr hacia donde escuchaba aquel lastimero pedido, y entonces me detuve, al tiempo que un terror sin nombre me dejó clavada en aquel lugar, con una palidez mortal destiñendo mi rostro: Cassie estaba allí, portando una especie de guadaña y algo más que no pude reconocer colgaba de su cuello, estaba al pie de un árbol y una especie de círculo de fuego se formaba a su alrededor, el cual se esparcía por toda aquella zona, amenazando con provocar un incendio. Estaba paralizada, pero no era por la visión de las llamas y la amenaza de un futuro incendio, era porque ese fuego no era normal.

No puedo explicarlo, pero en ese momento algo me decía que todo aquello era sobrenatural, que ese fuego no era en lo absoluto normal, y que algo viejo y malévolo lo impulsaba con una fuerza que venía más allá de todo espacio dominado por el hombre… qué demonios era todo eso?

Y cuando quise avanzar, de repente me sentí golpeada por una especie de puño, o poder, no lo supe en ese momento, que me lanzó a unos cinco metros de distancia, haciendo que soltara mi espada y que parte de mi ropa se rasgara. Mientras estaba en el suelo, tratando de recobrar el equilibro, no dejaba de mirar todo aquello, y de preguntarme si acaso aquella mujer a quien tomara como una especie de demente, en realidad era algo más que una humana, y que de debía tomar sus anteriores palabras con toda la seriedad del caso, y no como los desvaríos de una loca trastornada.
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Mensaje por Cassie Lun Jul 04, 2011 3:08 pm

El fuego vivaz que flanqueaba por completo a la musa de Clío comenzaba a extenderse calcinando toda flora que le impedía su cometido de destrucción. Cassie, simplemente permanecía cabizbaja y agitada divisando por doquier con una mirada enloquecida, mientras que el bufar del cufifo se entremezclaba con aquel elemento carmesí y anaranjado generando que se alborotara más y se alzara cubriendo media silueta de dicha mujer.

-Te dije que no te acercaras mujer… ¿Qué acaso mis palabras fuero difíciles de comprender?

Inquirió con ira la musa al ver de reojo la figura de Hecate, quien asustada yacía parada a unos cuanto metros de donde la guerrera de Apolo se mantenía inerte, tratando de manipular aquel nuevo cosmos que nacía desde su interior.

-Ja… ¿Crees que con aquella mortal espada vas a poder defenderme?

La musa de Crió con ironía en su voz cuestionó, para así ladear su rostro hacia donde estaba la forastera y así mirarle profundamente. Hecate por acto más de instinto que de compromiso, salió hacia el frente como queriendo llegar hasta donde Cassie, pero para su mala fortuna, el cosmos de la musa había formado una cúpula de aire en derredor para que el fuego no se extendiera más de lo que ya estaba, por lo que apenas su cuerpo era rozado por dicha energía invisible salía volando unos cuantos metros hacia atrás, cayendo abruptamente con su ropaje desgarrado y soltando de inmediato aquella plateada espada.

-Por eso es que te dije que te quedaras donde estabas estúpida mortal… no quiero arrebatar tu vida antes de tiempo y menos yo, una musa de Apolo, no estamos entrenadas para eso, por lo tanto mantente al margen, ahora que has visto todo esto, ni creas que saldrás tan tranquila del bosque, sola te has condenado a una nueva vida…

Dicho eso la musa frunció sus hombros generando que aquel fuego sinoplemente desapareciera. Se podía ver por el contraste del sol eclipsado y el acumúlele del humo formado por el pasto quemando, como una cúpula protegía por completo a aquella guerrera. La mujer ladeó su rostro y simplemente formó una media sonrisa, para que de inmediato comenzara a caminar hacia donde estaba tirada Hecate.

Uno, dos hasta tres pasos dio la musa para que de repente desapareciera con el correr del viento dejando simplemente un eco como del metal chocando con alguna roca dura. El sonido era demasiado agudo, provocando que algunas florecillas aún vivas tras el pasar del fuego meramente mudaran de hojas, quedando sólo el tallo y el centro desnudos por completo. El silencio reinó por minutos mientras que el sol se ocultaba más y más entre las faldas de los cerros, para que de repente tras una carcajada efímera; y de repente la musa de nueva cuenta apareciera a un costado de Hecate.

Cassie estaba solamente sentada, cruzada de brazos como de piernas, colgando aquel objeto místico, mientras que por un costado de sus piernas permanecía su segadera tendida sobre el suelo. La mujer de largos cabellos ocultaba su rostro entre las sombras de su postura curva. Relamiendo sus labios y suspirando aquella dijo:

-Ahora que recuerdo dijiste que te defenderías de lo que fuera y quien fuera… ahora te pregunto mortal ¿sigues manteniendo aquella idea fija en tus pensamientos ?

La musa ladeó su rostro hacia la izquierda generando que sus músculos contraídos se tronaran y así liberaran la tensión de dicha parte de su cuerpo. Observando sin siquiera parpadear hacia el frente, la dama pudo percatarse que de entre el follaje denso del bosque al otro lado del sendero, la figura de una mujer desnuda se comenzaba a esbozar, provocando que la mujer sonriera, pues por fin, después de una era de letargo, el súcubo brotaba desde lo mas incognito del infierno para hacerle compañía a aquella extraña guerrera de Apolo.


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Mensaje por Hecate Lun Jul 04, 2011 4:50 pm

Estaba en el suelo, tumbada, tratando desesperadamente de ponerme de pie y de entender en parte todo aquello que estaba pasando, porque si antes no podía evitar sentir un cierto resquemor ante aquella extraña… ahora eso se volvió terror absoluto. No solamente era el fuego sobrenatural que parecía seguir a Cassie, sino que era su actitud, como si de repente fuera otro ser por completo, como si su cuerpo hubiera sido poseído por un espíritu que lo controlaba a su merced… y entonces dijo aquello: una musa de Apolo. Y me congelé.

Habiendo sido criada en Delfos, siendo mi padre un acólito, siendo mis hermanos futuros sacerdotes a su servicio, siendo yo misma entrenada para llegar a ser algún día su pitonisa, había tenido acceso a la enorme biblioteca del templo, en donde se guardaban historias antiguas, algunas recopiladas por confiables (aunque siempre puse esto en duda) testigos, así como palabras dictadas por el propio Apolo a oídos de Su Pitonisa principal y que luego ésta ordenaba transcribir. Entre todo lo que se hablaba del dios de las artes, la profecía y la medicina, se encontraba una mención especial, la de sus guardianas: las 9 Musas.

Según lo que había leído, las Musas de Apolo eran las encargadas de su guardia y protección, una especie de guardia pretoriana de honor, que además eran sus brazos ejecutores, sus soldados y quienes peleaban en nombre del dios en caso de alguna disputa entre éste y los otros dioses; ellas solían reencarnar en seres humanos, o simplemente vivían entre ellos hasta que finalmente despertaban y ocupaban su lugar en la corte del dios, quien les entregaba sus armaduras… y en ese momento, como si un relámpago lanzado por el mismo Zeus Tonante desde el Olimpo cayera frente a mí, recordé algo: la extraña “vestimenta” que Cassie portaba cuando la encontré por primera vez… eso no era ropa ¡era su armadura sagrada!

Me sentí terriblemente estúpida, desde el inicio esa mujer me había hablado como lo era ¡una musa! ¡Y yo no le creí! Quise darme de golpes, pero ya no tenía tiempo, puesto que Cassie avanzaba hacia mí, con una mirada perdida por completo, como si todo rastro de cordura hubiera desaparecido de una ráfaga; seguía adolorida, mi ropa estaba rasgada, mi cabello azulado caía sobre mi rostro y estaba desarmada, por instinto quise buscar mi espada pero no sólo no la veía, sino que, como ella decía, sería inútil al enfrentar a una Musa de Apolo, puesto que su poder y su arma, en ese caso la guadaña, eran regalos otorgados por el dios en persona ¡un arma humana no haría nada!

La mujer desapareció y de repente apareció a mi lado, su rostro cubierto por su cabello; trataba en lo posible de verle el rostro, pero aquello era inútil, y a como pude me erguí hasta quedar de rodillas ante ella, mientras que mi brazo derecho estaba cubierto por tierra y rastros de sangre de alguna cortada que me había provocado. Traté de darle a mi voz un tinte seguro, no obstante el terror que sentía, y le hablé.

-Entonces, es verdad… eres una legendaria Musa de Apolo… perdona por no haberte creído desde el inicio, es difícil para un humano entender algo semejante… y en cuanto a tu pregunta, sí, pienso seguir luchando y defenderme, quizás como digas no gane nada, es seguro que me podrás matar, pero eso no implica que al menos lo intente… me enseñaron a nunca dejar una batalla, aún si ya era perdida desde antes de comenzar, así que eso pienso seguir haciendo – miré a mi alrededor tratando de buscar en vano mi espada, más por tenerla junto a mí que para defenderme; volví nuevamente a mirar a la Musa – al menos puedo decir que ha sido un honor conocer a una Musa de Apolo, una de sus guardianas.
Al ver que la atención de Cassie se dirigía hacia algo a mis espaldas no pude evitar voltear y mirar, esperando ver a otra Musa o algo peor, pero no vi nada… qué era lo que se me escapaba a mi vista y estaba presente para la Diosa?
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Mensaje por Cassie Mar Jul 05, 2011 11:59 am

Después de varios segundos tanto de silencio como de mirar tan sólo un punto fijo: el frente; la musa de Clío se percataba del aroma dulzón característica propia de la sangre humana, que rondaba en su alrededor embriagando el céfiro de aquel paraje mortal. Parecía que la muchacha de cabellos largos y azulados al momento de haber caído al suelo se había lastimado al grado de cortarse su delicada piel. ¡Eso no podía ser posible! No cuando la musa Cassie yacía por ahí, ya que su peor debilidad era la escancia primordial del elixir vitalice.

Sin embargo la mujer de cabellos largos color castaños suspiró y con ello ligeramente se tranquilizó, para que de nueva cuenta posara su vista en aquel follaje, donde la silueta de una dama al parecer desnuda se formaba. Ladeando su rostro y surcando una tierna sonrisa, como mostrando una especie de alivio en su ser. Con mesura escuchó las palaras de su joven acompañante, cosa que generó que ésta riera de vez en cuando interrumpiendo sus palabras, no obstante esperó a que Hécate culminara sus palabras para así poder contestarle con tranquilidad.

-Mmm… Sí, es difícil creerlo, de verdad ni yo misma siento que es real lo que soy o mejor dicho en lo que me convertí… de vez en cuando claro está, pero pues si así mi amado Apolo lo dispuso qué más se le puede hacer, sólo obedecer con devoción. Bueno es de elogio tu decisión de dar todo en un combate, pero también estúpido, ya que un buen guerrero debe de saber cuando la batalla estar perdida y decl9nar con honor… mas es controversial todo esto pues si no das hasta el último aliento en un combate simplemente no es guerrero sino un remedo.

Después la musa simplemente elevó su cosmos y alzó su brazo derecho reapareciendo la espada de la joven para así entregársela de inmediato; tal parecía que dicho objeto le era muy importante en su vida, por lo que no le gustaba a Cassie que estuviera alejada de ella. Reposándola en sus piernas, sonriendo de lado y después rosando las yemas de sus dedos índice y medio en una de sus mejillas, con tranquilidad una vez más habló:

-Tenla y cuídala… tiene un interesante brillo, pero ya habrá mucho tiempo para que me cuentes la historia de cómo has obtenido esta espada de plata… mientras tanto quédate en silencio por unos segundos, no te muevas y no la mires, de no hacerlo como te lo he sugerido, puede que te conviertas en su siguiente juguete, así que mantente con el rostro sumido entre tus cabellos y no hagas ningún ruido, ya que es muy sensible, sólo a mí me aguanta pues soy su ama, pero qué no le haría a una completa extraña…uff, de sólo imaginármelo…jaja, por los Dioses… Shss… ya viene.

Después de un rato corto de silencio la musa divisó como aquella volteara al mismo punto donde estaba mirando: hacia el súcubo; cosa que generó de inmediato que le tomara el mentón y con brusquedad girara su rostro y lo bajara un poco. Echando su cuerpo al frente y quedando muy pegada de Hécate con sutileza le susurraba:

-Shss… os dije que te quedaras quieta, así que hazlo, es lo mejor…

Dicho eso la mujer se levantó de inmediato, recogiendo su guadaña y simplemente elevando su cosmos de una manera abrupta, que generaba que el céfiro de nueva cuenta bufara de manera brusca. Caminado de cuatro a seis pasos hacia el frente Cassie simplemente se detenía y decía:

-- Lorem Succubus're …

Dicho eso Cassie comenzó a susurra con lo que parecía ser un ente desnudo con figura femenina, al mismo tiempo sus cosmos se desataba en pequeños hilos de energía color índigo y rojo que al tocar el suelo generaba el incinerar del pasto. Fueros varios minutos los suficientes para que el medio se congelara abruptamente, ya que la presencia de aquel demonio sediento de placer carnal como demás perversiones hacía estrago en el ambiente.

Y tras unas cuantas fulminaciones de luz segadora el súcubo simplemente desaparecía, dejando un eco en el paraje como una pequeña escarcha cristalina donde había pisado, Cassie soltando su hoz caía hincada al suelo, temblando demasiado, para tan sólo susurrar:

-Uff… ésta osa en repelarme del porqué la desperté ¿puedes creerlo? Y lo peor que em ha pedido que el de su compañero, pero eso será más tarde, aún no…jajaja… ufff…
[/i]

Dicho aquellas palabras incoherentes para la razón de Hécate Cassie simplemente echaba su cuerpo hacia atrás para recostarse ene l suelo, divisando con serenidad el hermoso manto oscuro que las envolvía…
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Mensaje por Hecate Mar Jul 05, 2011 12:59 pm

No puedo mentir, en ese momento estaba aterrorizada, estaba en el suelo, herida, sangrante, y con una Musa, un ser de inmenso poder y con un severo conflicto mental a mi lado que perfectamente podía matarme con tan sólo un pensamiento por lo que procuré tranquilizarme, al menos lo suficiente como para que mi cabeza pudiera pensar en algo, si es que se podía, claro; para mi enorme sorpresa noté que Cassie se relajaba y volvía a ser… casi como la había visto, al menos un poco más serena, y me hacía ver lo poco recomendable que era mi actitud de “pelear sin importar nada”, cosa que me hizo al menos poder sentarme algo adolorida y esbozar una medio sonrisa.

-Quizás tengas razón… eso explica el porqué me he metido en tantos problemas antes.

Un resplandor extraño la rodeó y no pude mirar con asombro cómo aquella luz, o energía, rodeaba a la mujer y de pronto mi espada hizo aparición, entregándomela casi al instante, y pidiendo que le contara la historia de arma… y enseguida me pidió que guardara silencio y me quedara quieta, pues algo estaba allí y al parecer querría usarme como presa.

-¿Qué cosa? Pero ¿de qué hablas? – traté de mirar atrás pero no vi nada, aunque se sentía un inusual aire helado que recorría mi cuerpo y lo penetraba como agujas.

La Musa me volvió a recomendar que no me moviera en lo absoluto, y por el tridente de Poseidón que no lo haría; cerré los ojos mientras la escuchaba hablar en un idioma extraño e incomprensible, al tiempo que la sensación helada se intensificaba para, de improviso, desaparecer con lo que el silencio volvió a reinar en aquel bosque. Con precaución abrí los ojos y miré a mi alrededor, la luz del atardecer estaba casi agonizando devorada por Nyx, por lo que me puse de pie, sujeté mi espada y enfoqué mi vista hacia Cassie, quien estaba de rodillas en el suelo, con su hoz brillando a un lado.

Dudé en lo que debía hacer a continuación… estaba en presencia de una Musa, un ser que poseía un poder con el que yo solamente podía soñar, prueba de ello era que fue capaz de detener eso sin el menor temor, fuera lo que fuera, lo más razonable era que me alejara de allí enseguida, que dejara a aquella criatura sola y que se las arreglara sola, pues ya había visto que era perfectamente capaz de cuidarse por sí misma… pero como siempre, Apolo no pudo lograr que la razón entrara en mi cabeza, por lo que avancé hacia la mujer, examiné con un vistazo aquella especie de capa de escarcha, o hielo, que se había formado donde aquella cosa había estado, miré a la Musa y le extendí mi brazo.

-Creo que… han sido muchas emociones por un día – le dije con acento calmado – y no sé tú, pero ahora lo que quiero es comer un poco, cambiarme los andrajos que tengo y dormir, y por lo que veo, necesitas de todo lo anterior con mayor urgencia que yo.

Por supuesto que tenía infinidad de preguntas que hacerle ¡era asombroso! Pero por el momento, era menester ayudarla, atenderla, y hacer que se fortaleciera. El resto podría esperar.
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Mensaje por Cassie Miér Jul 06, 2011 3:18 pm

Y un suspiro anémico salió de los gruesos labios de Cassie, quien de reojo divisaba como se agrandaba la silueta de una fémina, signo de que se acercaba de poco en poco hasta donde ella estaba hincada sin hacer nada. La musa de Clío de reojo divisó como Hécate se posaba por un lado y amablemente extendía su brazo, para así ofrecerle su apoyo mientras hablaba sobre las emociones que a ambas les había envuelto en aquel ocaso, como el hambre que pudieran tener.

Cassie ladeó su rostro y surcando una tierna sonrisa tomó la mano de aquella, para así relamer sus labios que ligeramente resecos habían quedado tras el brusco cambio de temperaturas, producto de la convocación de Súcubo, e inhalando hondamente contestó con mera serenidad:

-Si tienes hambre adelante niña vete a saciar con la comida mortal, de verdad pierde cuidado conmigo mujer pues no tengo hambre. Perdón que en un rato te haya alterado con todo esto sobrehumano, pero no se puede ocultar las cosas al final de cuentas…

Después de eso tomó la mano de Hécate para así simplemente levantarse un poco mareada, pues aunque había lidiado con el aura pesada de su súcubo eso le había dejado una drástica baja de fuerzas físicas, por lo que se podía cataloga a Cassie en esos instantes como un simple andrajo siendo mecido con el pasar del céfiro.

Clavando la vista en la muchacha, Cassie, musa de Clío simplemente sonrió y delicadamente soltó su mano, para así repasar su dedo índice en la mejilla de Hécate y limpiar residuos de sangre, ladeando su cara generando que sus cabellos castaños se escurrieran hacia la izquierda. La mujer tomó un gran sorbo de aire fresco y dijo:

-Perdón por todo esto tan repentino y más que te he arruinado el vestido mujer. Espero que tengas repuestos y que tu lindo cuerpo no se haya maltratado mucho… ya que sería una gran pena. Si quieres podemos salir de estos bosques, además noche ya es y la temperatura desc4ide drásticamente pro estos lares. Ven vayamos a cenar que hay mucho que platicar.

Dicho eso la mujer se encorvó hacia el frente para así tomar la guadaña, su cuerpo en sí estaba un poco frágil por lo que se podía a ver a simple vista como le costaba caminar, tomando con fuerza la mano de Hécate generaba que esta le siguiera el paso mientras decía:

-Uff… bueno pues cuéntame algo mujer, que aburrida estoy y los mortales como tú presiento que buenas historias han de tener
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Mensaje por Hecate Jue Jul 07, 2011 11:10 am

Cassie sujetó con su mano la mía y la ayudé a incorporarse, casi anochecía y apenas lograba vislumbrar ver las formas y el rostro de mi misteriosa acompañante; la muchacha (no imaginaba otra manera de llamarla) se disculpó por el sobresalto que me había dado, con lo que me encogí de hombros, tratando de restarle importancia a todo aquel asombroso espectáculo.

-Descuida… es seguro que seguiré viendo cosas extrañas – le esbocé una sonrisa.

Sin soltarla de mi agarre, pues temía que estaría algo mareada, la llevé al lugar donde había dejado mis cosas, conseguí un poco de madera y encendí una fogata improvisada, a la luz de la cual pude ver bien mi ropa y el aspecto de la Musa.

-Claro que me gustaría salir de aquí, me gustaría dormir en una cama tibia, la verdad, el frío y yo no nos llevamos muy bien… pero antes – con un ademán abrí uno de los fardos y puse unos cuantos trajes con mantos así como sandalias – debemos cambiarnos, no sería nada conveniente salir por allí yo en estos andrajos, y tú… bueno, usando tu armadura, o traje de guerra. Escoge entre esos trajes el que te quede mejor, y usa lo que requieras.

No quise ahondar mucho en ese tema, no al menos por el momento, por lo que fui al arroyo cercano y llené un cuenco con agua, humedecí un paño de lino y procedí a desnudarme lentamente, revisando mi piel para comprobar si tenía raspones y para limpiar la sangre y el polvo.

-¿Sabes? Te seré franca… lo que eres, lo que representas, es asombroso… en Delfos leí sobre las Musas, las poderosas guardianas de Apolo, y aunque te suene extraño, yo soñaba con ellas, ser una Musa, poder poseer el poder casi igual al de un dios… por eso fue que insistí en que me entrenaran en el uso de la espada – no pude evitar dejar escapar una carcajada – imaginaba que yo sería una de ellas, y que peleaba eliminando a todo aquel que fuera enemigo de mi señor Apolo.

Seguí hablando mientras me limpiaba, contando de mi vida en Delfos, de lo aburrida que me sentía al tener que entrenar para llegar “algún día” a ser una Pitonisa, de cómo fastidiaba a mi maestra, de lo que normalmente hacía en Grecia, de mi llegada a Atenas, de la manera en que engañé a mi tío para que no me casara con quien pretendía, alegando que “estaba poseída por Apolo” y que tenía dones proféticos, cuando en realidad era que sobornaba a los esclavos de la casa para que me dijeran los excesos de mi no muy recatado pariente… la charla se me hizo amena, extraño puesto que no soy de hablar mucho, y lo atribuí a que era una manera de dejar salir la tensión que había acumulado en los momentos pasados; finalmente, cuando estaba casi terminando de vestirme creí necesario tocar el motivo de mi llegada a Roma.

-No sólo vine aquí para escapar de las intenciones de un matrimonio arreglado de mi tío, vine también para… para ir a un templo a purificarme, porque… - dudé un poco, pero seguí hablando sin mirar a la chica – porque derramé sangre por mi propia mano.

Sujeté la espada con cuidado y la miré casi sonriendo.

-Me preguntaste sobre esta espada… ha pertenecido por generaciones en mi familia, y sabes, mi abuelo paterno contaba una historia muy curiosa: decía que esta espada se la había entregado el mismo Apolo al fundador de nuestra estirpe, el cual, se supone, era un griego que no cometió el sacrilegio de entrar a Troya durante la caída de la ciudad, por lo que el dios, en agradecimiento, le dio una espada hecha por el mismo Hefestos a encargo del dios del sol, y se supone que le dijo que esa arma estaría siempre con aquellos escogidos para servir al dios. Originalmente pertenecía a mi hermano mayor, pero desde que tengo memoria siempre la agarraba y jugaba con ella, o me la llevaba y la tenía a mi lado; cuando él… bueno, cuando él y toda mi familia fue asesinada, lo primero que hice fue buscar la espada, salir de la villa en llamas e ir al lugar donde los ladrones estaban… y aunque tenía 13 años, los maté a todos, primero los desmembré poco a poco y cuando ya no podían gritar más porque no tenían sus lenguas los maté… y justo antes de embarcar 3 ladrones quisieron asaltarme y seguramente violarme o venderme como esclava… asesiné a 2 y al otro lo dejé ir, convencido de que tenía frente a él a una furia – hice una breve pausa y seguí hablando – por eso vine… no es que crea realmente en que hice algo malo, simplemente me defendí y tomé justa venganza por la muerte de los míos, pero, ya sabes… es mejor no tentar al destino, o al menos eso decía mi abuelo.

Guardé silencio unos minutos y coloqué el arma en el suelo con todo cuidado, terminé de arreglarme y miré a la musa.

-Esa es a grandes rasgos mi vida… no muy interesante, pero bueno, al menos he pasado momentos entretenidos – ladeé la cabeza sobre el hombro derecho, mirando con curiosidad a Cassie, y esperando que no se asustara por lo que había dicho… pero algo me decía que no iba a ser así.
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-A orillas del río Tiber- - Página 3 Empty Jaja… sí, y un poco más pesadas que éstas… créeme que sí… ¡Uf!

Mensaje por Cassie Sáb Jul 09, 2011 6:54 pm

Jaja… sí, y un poco más pesadas que éstas… créeme que sí… ¡Uf!

Contestó Cassie a las palabras de Hécate mientras le ayudaba a levantarse. Con delicadeza aquella ayudaba ala musa moribunda, llevándola al punto de encuentro, haciendo rápidamente una fogata la cual ilumino ambos rostros de aquellas damas, con tranquilidad Cassie sonrió y con tranquilidad escuchó cada palabra dicha por la musa, ladeando su rostro hacia la izquierda la musa apenas y contestó:

-Sí, el frio es malo…

Dicho eso pudo divisar como Hécate mostraba una que otra prenda llamativa, ofreciéndoselas de inmediato a Cassie, para así cambiarse de inmediato, ya que obviamente andar con armadura en un mundo mortal generaría problemas, por lo que sonriendo aquella se encaminó y vio la ropa que le ofrecía, eran muchos vestidos de lindo color, por lo que la mujer estaba indecisa de cual ponerse.

Después aquella se alejaba, tal vez a limpiar sus heredad en un lugar más intimo, tal ves se había ido al arrollo, la verdad era que Cassie no se había percatado de eso. Suspirando y sin tener pudor aquella comenzó a despojarse de su armadura hasta quedar totalmente desnuda, el aire que corría en derredor mecía sus cabellos largos por detrás de su espalda. Mirando el cielo oscuro, tomó un vestido de colores blancos y así simplemente se lo puso, al igual que unas sandalias y un broche para recoger por un lado sus cabellos y después simplemente escuchó las palabras de Hécate. Cassie quien se mantenía de espaldas simplemente viendo la silueta de aquella dama reflejando como se limpiaba cuidadosamente su cuerpo desnudo, sonrió y contestó a aquel tema:

-Yo nunca soñé con esto, sabía de su existencia como la de los Dioses, pero nunca me vi siendo una Musa del gran Apolo. Fue tan repentino, sin previo aviso, de la nada surgió y lo perdí…lo perdí… uff… pero algo bueno surgió de todo esto, jajaja si supieras que soy yo ante Apolo te sorprenderías, una simple humana siendo su amante, que raro, castigo que me darán los otros Dioses algún día o ya en la eternidad… igual no pierdas esperanza mujer puede y que algún día seas una musa, quien sabe estas con una, tal vez me llame la atención como eres en verdad y termine ayudándote para que lo seas…


Cassie bajó el rostro y siguió escuchando a Hécate, lo que nunca hacía lo aplicaba ahí con aquella, la platica era larga en si, y la que prácticamente hablaba era aquella mujer de cabellos largos y azulados, sin embargo, eso no molestaba para nada a la joven guerrera. Cassie tenía demasiado tiempo sin hablar con una humana decente, por lo que le era divertido escuchar a la muchacha y su vida.

La historia de aquella mujer estaba escrita prácticamente con sangre, algo que impresionaba totalmente a la joven musa. Su vida no era muy distinta a la de Cassie, pero aquella había matado por mera defensa, cosa que la musa lo hacía por diversión y una especie de culto y tradición, el bañarse con la sangre de la victima en si era algo que reconfortaba a la mujer guerrera de Apolo.

Sonrió y no dijo nada, dejó que Hécate siguiera hablando, contándole de su fechorías y demás, era sorprendente con que calma decía que había asesinado a demasiada gente, una justicia ciega, algo que intranquilizó un poco a la Musa, pero que no la asustaba para nada. Dándose cuenta de que aquella culminaba de hablar, y dando a entender que esperaba un criterio por sus acciones la musa sonrió y se sentó a un lado de la fogata, para así decir:

-Tu vida si que es toda una tragedia Griega querida, en si una justicia propia no es lo correcto, para eso están los dioses y sus guerreros, la ley humana, que los mismo dioses le hemos dado, es para que hubieras pensado bien las cosas. Te comprendo la venganza no ciega a veces, pero bueno, que va… esta bien que hayas hecho eso, esperando que no lo hagas por libertinaje, seria una pena que tenga que después ejecutarte pro la orden de Apolo, ya que eras un humano de gran interés… Mmm… bueno, pues de mí, no es nada interesante el que contar, por lo que no sé como comenzar, seria mejor que me preguntaras y eso si quieres, de igual manera podemos hablar de otra cosa, o mejor aún, comer… debes de tener mucha hambre mujer mortal…
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