[Alejandría] *Privado* Palco que conecta la habitación de Selene

por Astrid Lun Feb 14, 2011 3:10 pm

La estrella de la Ira abandonaba a todos de ese lugar para retomar el mismo sitio en el balcón, sin despedirme de nadie me dirigía hacia afuera. La vista era bellísima, mis ojos se perdieron en el brillo de las estrellas que se mantenían sobre la blanca arena o al menos eso parecía debido a los rayos de la luna. Avanzaba con cortos pasos recargándome sobre la barda de mármol. Ahora era yo la que no le dirigía la mirada a esa mujer.

El viento corría fresco levantando pequeños torbellinos en la arena, formando varias figuras, bajaba la mirada pensando o quizás perdiéndome en posibles pensamientos en mi mente pero no se formaba ninguno hasta ahora. Me resultaba difícil diferenciar lo que había ocurrido en la otra era y lo que ocurría entre mis sueños, sueños donde Ira se presentaba amenazándome de extinguir mi vida si la traicionaba de nuevo. Colocando delicadamente mi mano sobre mis labios sentía como un leve calor recorrió mi cuerpo sin explicármelo, era bastante peculiar pues hasta ahora nunca había encontrado a nadie que encendiera esa sensación dentro de mí, ni antes de que mi alma fuera sellada al convocar al orgullo, mi dedo índice rozaba levemente mis labios, siguiendo su delgada curvatura.

Inclinaba mi cabeza, podía ver como mi sueño cobraba vida, proyectando imágenes donde ambas peleábamos por algún motivo. Mi mano caía descendiendo pues me perdía en esa batalla, hasta tocar justo en el centro de mi pecho, arrugando mi ropa pues aun sentía el ardor de esa rosa blanca que alguna vez se posó sobre mi alcanzando a destrozar mi corazón más no mi alma. Mi puño se apretaba tensándome unos segundos, cerraba los ojos tratando que los recuerdos se dispersaran.

Ira debía al menos sentir como mi propio cosmos se alteraba, debía sospechar que no poseía la consciencia absoluta de nuestros recuerdos, pequeñas fracciones que solo me hacían saber quiénes éramos y ya.

por Selene Mar Feb 15, 2011 10:27 pm

Don't come after
Don't come after
Don't come after

Selene permanecía sentada encima de un montón de cojines de piernas cruzadas una sobre la otra, mirando hacia el cielo. Sabía que Orgullo estaba ahí. La brisa de la noche era cálida aun, parecía que en ese país lejano el calor no se detenía un instante. Y aun así, Selene se veía hermosa bañada por la luz de la luna, sin joyas, ni pelucas, ni adornos innecesarios… una simple jovencita con un vestido gris y largo que se abría hasta sus muslos, apoyada hacia atrás con sus manos en los costados recibiendo la brisa en el rostro. Su cabello era negro azabache, corto, le llegaba apenas a la altura del mentón. Sus grandes ojos violetas reflejaban la luna y se veían brillosos ante la emoción de un momento así. Sus mejillas eran pálidas, a pesar de todo ese sol y la temperatura, ella era blanca y su piel tersa y bella. Bordeaba los 18 años en ese momento, era casi una mujer… y en su mirada se veía la sabiduría y el cansancio de los años a la cabeza de un país en guerra constante, el pesar de la muerte y la soledad.

Come
Come
Come

- Había soñado ya con este momento. – Su voz interrumpió el silencio que se generaba. No miraba a Astrid, parecía como si estuviese hablando sola. - Pareciera como si el tiempo no avanzara, tan sólo volviera a comenzar en un ciclo ya vivido… ¿No lo crees así? – Sonaba tan calmada, tan en paz consigo misma. Las personas que rodeaban a Selene jamás la habían escuchado hablar así.

Don't come after
Don't come after

No era de extrañarse, era la primera vez en años que la joven mostraba tanta calma. No estaba con su humor de siempre que hacía que todo el que se le acercara llegara a tiritar de miedo. Al contrario, era como si la carga de gobernar y el sufrimiento que ello le causaba se esfumara en el aire junto con la brisa, pues finalmente había llegado a ella algo que la terminaba de completar, tanto en su alma humana, como en el espíritu de la estrella infernal de la ira.

Please don't follow me along
When you read this I'll be gone

- Mi pecho se siente extraño cuando estas cerca. – Llevó una de sus manos justo sobre su corazón y cerró los ojos, intentando escuchar sus propios latidos que de a poco se iban apresurando como si estuviese nerviosa. Pero no se sentía así. Era otro tipo de sentimientos el que empezaba a albergar en su cuerpo. - No me había pasado antes con ser alguno, pero al verte recordé que ya había vivido esto en otra vida. ¿Extraño, no?

Ask the mountains
Springs and fountains
Why couldn't this go on?

Con los ojos aun cerrados, se vio a si misma sobre un hermoso prado de flores, en medio de un Santuario dedicado solo a la adoración de la primavera.

Couldn't our happiness go on?

Ella y la joven que la acompañaba estaban una al lado de la otra mirándose a los ojos mientras reían y se dedicaban a ser amigas, un juego peligroso estaba ocurriendo entre ambas, pues a pesar de la eterna primavera que las rodeaba, sus vidas estaban destinadas a grandes tragedias…

Ask the sun that lightens up the sky

When the night gives in, to tell you why

Era sólo cuestión de que se concentrara en recordar y podía sentir los dedos de la rubia pasando por su cabellera, palpar lo suave que era su piel sobre el pasto. Aquel olor a lirios que la extasiaba, sólo con ella conseguía esa paz embriagante.

Ask the mountains
Wild woods, highlands
Ask the green in the woods and the trees
The cold breeze coming in from the sea

- El tiempo pasa, la tierra cambia, las personas nacen y mueren, las estrellas se crean y se extinguen, la superficie terrestre esta en constante cambio, lo que ayer era un retoño hoy podría ser un roble milenario… pero tú y yo, parecemos ser eternas y al mismo tiempo efímeras…destinadas a vivir para siempre y morir jóvenes cada vez que ello sucede

Springs and
fountains
Ask the mountains
Springs and fountains
Ask the mountains

Abrió sus ojos, aun sin mirarla, observando las estrellas en el cielo y dejándose caer completamente sobre los cojines, hundiéndose en ellos como si se tratara de una suave cama de plumas.

Springs and fountains
Ask the mountains

Springs and fountains
Ask the mountains

- …como si el tiempo nos diera en cada época una nueva oportunidad para encontrarnos e intentar remediar nuestros errores pasados.

Ask the sun that lightens up the sky
When the night gives in, to tell you why

Cerró los ojos y respiró profundamente. Ese aroma… era tan calmante. No sentía la misma rabia de siempre, no se sentía irritada… al contrario. Estaba embobada, preguntándose como podría haber vivido todo ese tiempo sin aquel aroma en su vida, sin aquella energía fría y al mismo tiempo cálida que emanaba de la joven que le hacía ahora compañía. Nunca en su vida se había sentido tan cómoda. Con cada segundo que pasaba en compañía de orgullo, su corazón latiera con más rapidez y fuerza.

Tell the mountains
Springs and fountains

- Pasé mi vida detestando cada instante que me tocaba vivir, odiando la compañía de cualquiera… detesto estar con personas, me parece tan vulgar tener que compartir mi espacio con otros. Me encrespa que me toquen si quiera, que me miren a los ojos… me produce malestar que cualquiera se dirija a mí y tengo que constantemente sufrir con ello. – Hizo una pausa, era cierto lo que decía. Selene odiaba estar con personas a su alrededor. - Pero contigo…

Why couldn't this go on?
Couldn't our happiness go on?

Le costaba decirlo de una forma tan honesta, pero no era de andar con rodeos. Tal vez sería la única vez que la tratara bien en esa vida, pues ambas sabían que la Ira era el pecado mas funesto de todos y no dejaba espacio para que nadie se le acercara más de la cuenta. Pero como era su reencuentro después de tanto tiempo, era Selene más que el pecado en ella la que hablaba. Era la joven la que decía esas palabras porque así lo sentía y como un humano más en el mundo, siempre había sido derecha y honesta con lo que deseaba y se decidía a tener.

- …es la primera vez que deseo la compañía de alguien. Tú presencia es lo más refrescante que he vivido junto a alguien en años. ¿Entiendes lo que quiero decir? Es como si te hubiera esperado toda la vida.

Why couldn't this go on?
Couldn't our happiness go on?

- Me llamo Selene. - Le dijo sin hablar, tan solo con su mente mientras su mirada se posaba sobre sus ojos. Era su cosmoenergía llamando, diciendole su nombre.

por Astrid Miér Feb 16, 2011 1:07 am

Era difícil para alguien como yo permanecer en esas tierras desiertas, acostumbrada siempre a la frialdad y blancura de las nieves nórdicas, donde el eterno invierno se posaba sobre Germania volviéndonos sin querer más fuertes… pero para mí solo eran nimiedades. Seguía viendo justo al horizonte, tratando de detener esa presión sobre mi pecho que era provocado por Ira.

Me mantenía tranquila, serena, solo me dejaba llevar como si se tratara de un sueño del cual no deseaba despertar. En ese momento aquella mujer que se encontraba a mi espalda, parecía imitar la misma acción de sujetar su corazón, podía percibir sus movimientos, el mínimo acto de tratar de levantarse o acomodarse era como si yo también lo hiciera a pesar de encontrarnos a unos metros una de la otra. Cerraba los ojos, podía recordar un calor que me fue arrebatado, << ¿cómo es posible? >> –el eco de mis pensamientos parecían querer resonar-. No había tiempo en seguir perdiéndome en un mundo de sueños, la voz de esa joven irrumpía el silencio, el tono en el que hablaba se mezclaba a la perfección con el pequeño silbido del viento, tal como un arrullo.

Estaba inmóvil, si alguien fuera testigo de ese encuentro se daría cuenta que mi presencia pasaría inadvertida siendo mi acompañante la única protagonista de esa casi perfecta escena.

Mi rostro se levantaba fijándome en las estrellas, tenía razón todo era constante excepto nosotras, una existencia que siempre estábamos condenadas a tener. Había mencionado la muerte, parpadeé solo una vez pensando que las personas que había amado en esta vida se esfumaban por este acontecimiento, incluso hubo momentos en los que yo también le había llegado a temer aunque después de saber quién era se volvió… diferente.

La mujer seguía hablando y yo.. me encontraba distante, mi actitud no le ofendía al contrario la complementaba. Levantando mi rostro por encima de mi hombro la observaba, algunos mechones de mis cabellos se interpusieron finamente, reflejándome por la luna. Algo me decía que no cambio en nada, el tiempo se detuvo en su persona o al menos así se conservó en mis recuerdos, sus labios danzaban grácilmente pronunciando esas palabras, era dada a fijarme en cualquier detalle. Recorría con mis ojos toda su silueta, el fino semblante de su cuerpo, el brillo de su cabello que parecía iluminado por algunos hilos plateados, el rosa tenue que marcaban sus labios al pronunciar, nadie podía comparársele, la estaba conociendo nuevamente a pesar de estar consciente de cómo era.

<< Luz de luna. >> Repetía constantemente en mi pensamiento el significado de su nombre, lo había escuchado con tal claridad que nadie creería que me lo transmitía con el simple roce de su energía.

Era mi turno de hablar, casi no tenía nada que decir, la mayor parte solo me vi atraída a esos sueños, ese sentimiento de atracción.

Sería tan fácil solo permanecer como lo hacemos ahora… constantes… sin que nada irrumpiera con esta paz. -Me separaba del pequeño muro en piedra, solo gire mi cuerpo a su dirección- Pero nada dura para siempre aunque… no me importaría vivir más de una vida si puedo gozar esta sensación que tú solo logras provocarme.

No tenía más que decir, solo mi nombre pero eso era cuando aún podía decir que poseía una vida pues al despertar como un pecado sobre el mundo todo quedaba atrás, le di la espalda a todo y a y todos, aquellos sentimientos de amor solo eran pretextos para redimir mi propio orgullo herido como una princesa, no deseaba sentir nada ya que solo me volvían más frágil.

Se lo debía, tenía que hacerlo… - Astrid.

por Selene Miér Feb 16, 2011 8:20 pm

- Astrid… - Susurró Selene como si estuviese absorbiendo aquel nombre una vez mas en su sistema. Cerró los ojos e inspiró con fuerza el aire de la noche con su tipico olor a lirios. – No te ves como una Astrid, un nombre muy fuerte para alguien tan debil como tú…¿No crees?

La mujer sonrió abriendo los ojos nuevamente. Solía bromear con cosas así siendo el pecado de la Ira. Sus comentarios desagradables eran comunes entre ellas.

Llevó sus manos y las uso para apoyar su cabeza contra los cojines en los cuales estaba hundida. El roce del fino algodón se sentía bien, o tal vez era la compañía. Sin embargo era suficiente de palabras dulces y melancólicas, Selene nunca se comportaba así y si lo estaba haciendo en ese momento era exclusivamente por aquel aroma embriagante que la hacía olvidar todo lo que era y podía ser.
Era el momento de ponerse serias y volver a tramar y maquinar como siempre lo habían hecho, pues no podían depender de nadie más para hacerlo, solo en ellas mismas.

- El mundo esta cambiando rápidamente, debes sentirlo, siempre has sido muy aguda para darte cuenta de las cosas. – Las estrellas y las constelaciones brillaban con fuerza, un indicio que en otras partes del mundo los caballeros de Athena volvían a portar sus armaduras listos para defender a la diosa de la Sabiduría, la enemiga numero uno de Hades y de todo lo que representaba. - Se siente como nuevamente los dioses están despertando e incluso nuestra aparición en este escenario es indicio de una nueva guerra. Afrodita estuvo aquí y no creo que mi actuar con ella la haya complacido en lo absoluto. – Recordó el nombre de Lydia, aquella mujer engreída que se apareció junto al senador aquel. Ambos altaneros y torpes… pequeñas polillas. – De cualquier forma, eso no me preocupa… me preocupa que nuestro señor Hades aun no despierte… tal vez… la guerra santa anterior lo ha dejado muy debilitado.

Apretó los dientes recordando lo ocurrido hace tantos años. Leves imágenes venían a su cabeza, ella en medio de dos sombras masculinas que irradiaban una cosmoenergía dorada… aunque su cuerpo estaba hecho trizas seguía de pie con el mismo cosmo de siempre. Pero esas imágenes del pasado se desvanecían tan rápido como llegaban. No valía la pena pensar en ello de sobremanera, al menos no en ese momento. Había cosas más importantes que hacer.

- De cualquier forma, la razón por la que quise hablar contigo sin el resto presente es simple. Hay una misión para nosotras en el horizonte. Sabes que no me gusta hacer las cosas acompañada, pero en esta ocasión necesitaré de tu ayuda.

por Astrid Miér Feb 16, 2011 9:29 pm

La miraba de esa forma indiferente cuando opinaba respecto a mi nombre. - Quizás tengas razón. Respondía de una manera un tanto desganada, mis ojos parecían brillar pero eso era debido a la luz que emanaban las estrellas.

Con tranquilidad retomaba mi sitio sobre la barda, dejando que el tiempo siguiera corriendo, no duraría demasiado la tranquilidad y la verdadera razón por la que se requería mi presencia ya era desvelada. Ceñía mi rostro cuando se me informó que el dios Hades aún no despertaba pero ese no era mi asunto, yo me mantendría apartada de todo y lo sabía perfectamente Selene. No debía de hablar, tenía que seguir escuchándola antes de pensar interferir en lo que me decía, aunque no éramos los únicos de tener la noción de que fuerzas distintas empezaban a retomar su posición, mucho más fuertes que los santos de Athena quizá. Ya no pude soportarlo, cuando menciono que requería mi ayuda era de que se trataba de algo bastante serio, me alejaba del balcón para posicionarme entre la vista que le ofrecía su habitación.

- ¿Tendré que repetirte las cosas dos veces?.

Hablaba tranquilamente, no le tenía pavor ninguno cuando le insinué que no sería fiel a nadie, solo a mí misma y si pude rechazar a Kore podía hacerlo con ella también, por mucho que nuestro lazo nos acercará como hermanas esta también nos alejaba por el choque de nuestra personalidad cambiante, ya no estaría dispuesta a seguirla ya que… sabía muy bien que ella no me seguiría aunque su vida dependiera de ello. Los ojos de Selene se posaron oblicuos en mi rostro, tal parecía que hubo un segundo que traspasaba más allá de mi alma, podía mirar la esencia misma que desprendía, el choque de nuestros cosmos se mezclaban a la perfección. Entonces fue cuando pensé que ella podría darme las respuestas que buscaba sobre una vida incompleta… plasmada en mis memorias.

- Selene… ¿cómo debo mirarte ahora?, el tiempo tal parece que pudo quebrantar ese lazo que nos unía como algo más.. y no hablo de sentimientos absurdos como amistad.. amor… fidelidad. Ambas cambiamos y aun así estamos aquí, una frente a la otra. -resultaba en vano que estableciera ese dialogo, lo más seguro es que ni le importaría en lo más mínimo. - Olvídalo no tienes por qué responder a eso y la verdad no me interesa de que se trata. le daba la espalda era casi como si la rechazará. - ¿Cuándo partimos?.

por Selene Miér Feb 16, 2011 10:25 pm

- No necesitas repetirme nada si no yo a ti. – Dijo Selene bastante molesta sentándose de golpe sobre los cojines. Era como si Astrid no supiera quien realmente era y dijera sólo estupideces. - ¿Quién te crees? El sappuri que usas te hace propiedad de Hades. – Le preguntó molesta poniéndose de pie y sujetándole el brazo con fuerza desde atrás, forzándola a darse vuelta para que la mirara nuevamente. - ¿Piensas que puedes caminar por esta tierra con esa boca sin que haya repercusiones? Con un chasquido de sus dedos te volverías cenizas y aun así andas predicándole a los siete vientos que no eres leal a nadie… - Selene sintió deseos de bofetearla para que entrara en razón, pues le parecía estúpido que aquella mujer que se suponía había nacido para ser su compañera hablara de esa forma. - Muérdete la lengua la próxima vez que pienses algo tan estúpido…tu alma le pertenece lo quieras o no.

Selene la sujetaba con fuerza mirándola con rabia a los ojos. Le molestaba no ver nada reflejado en ellos, tan fría… tan distante a pesar de todo el tiempo que ambas habían esperado para estar juntas. Seguramente lo que más le molestaba a la dama de la ira del asunto, era que Astrid rechazara la idea de serle leal a Hades y al mismo tiempo a ella.

- Tal vez me equivoque contigo.

Soltó sus brazos, dejándola irse. No iba a ser Selene la que retuviera a Astrid cerca si ella no deseaba ser una verdadera dama de los pecados, ya la había traicionado una vez y no estaba de animo para aguantar aquello dos veces. Tampoco le interesaba estar con alguien que no deseaba serle fiel mas allá de la muerte como siempre ambas lo habían sido. Ira y orgullo, Scarlett y Fiore... y ahora, Selene y Astrid, compartían un lazo mas alla de compañeras de ejercito. Para Selene eran almas gemela, pues se completaban, pero ambas eran tan volatiles que cualquier paso en falso podría terminar alejandolas irremediablemente, Astrid debía estar conciente de ello... Selene no podía ser de nadie y menos de ella.

– Tal vez no quede una gota en ti de lo que recuerdo de Fiore. – Sonaba resentida de verdad, como si estuviese peleando con alguien que había amado toda su vida a pesar de que ambas ni si quiera se conocían. – Mírame como te de la gana Astrid, no soy de pedir las cosas dos veces. No voy a depender de tu debilidad para completar mi misión en este mundo… no volveré a permitir que seas mi sombra, por mucho que tu olor me atonte… esta vez o brillas a mi lado o te extingues. Pues… si no queda nada que pueda salvarse entre las dos... - Hizo una pausa sin moverse... pareció que incluso la luna desaparecía del cielo. - ...entonces estamos condenadas a ser rivales.

por Astrid Miér Feb 16, 2011 10:57 pm

Tan tempestiva como siempre pero al menos esta vez tenía razón de serlo, la había provocado lo suficiente con mi actitud para que no lograra lastimarme que no me daba cuenta que la ofendía. Trataba de ignorar sus palabras, deseaba evadirla en el fondo. Para mi desfortuna no podía negar que estaba al servicio de Hades aunque él no estuviera despierto, tirando de mi brazo me obligo a verla, la fuerza que ejercían sus dedos ya empezaban a trazarse por mi piel en un tenue color rojizo. Respiraba con tranquilidad soportando ese dolor, había terminado de replicarme pues me lanzaba lejos de su presencia y darme la espalda.

- Es verdad, ya no poseo nada de Fiore… soy simplemente Astrid. Aquello último si sonaba como un ligero reproche hacia ella pero más hacia a mí, el tener que recordar que lo di todo por ella fue en vano, cada vez se despertaba una parte de mí recordando lo que verdaderamente sucedió entre nosotras, amigas y enemigas, casi como un círculo que se completaba siempre entre nosotras.

Soltaba un pequeño suspiro, mi altanería me dominó pues me negaba rotundamente a lanzarme a sus brazos, avanzaba unos pocos pasos, podía resultar peligroso para alguien como yo aproximarme demasiado. Entonces algo inesperado sucedió, mis brazos rodearon su cuerpo sujetándola como si se tratará de alguien frágil, encendía mi cosmos, aquel que irradiaba solo una tranquilidad.

- Ssshhhh...

Ahora si que la apretaba contra mi cuerpo lentamente, eso me calmaba demasiado, el poder tocarla y acercarme como nadie era capaz de hacerlo.

- Tú has visto mi debilidad, solo tú has presenciado lo que me pone a lloriquear como llegas a decir y se trataba de una persona… “Tü”. -mi voz sonaba en un suave arrullo, casi cautivador para cualquier hombre que retuviera entre mis brazos pero Selene era especial. - Mi debilidad eres tú y jamás te diste cuenta de ello. Después de tanto el tono en el que lo dije sonó con dolor, mis brazos se retiraron aunque no deseara hacerlo.

por Selene Jue Feb 17, 2011 5:01 pm

Estar entre los brazos de Astrid se sintió como si el tiempo se detuviese de un momento a otro y no quedase reacción en el cuerpo de Selene. Quiso empujarla, gritarle por atreverse a tocarla sin su permiso, deseos de herirla y causarle el mayor de los daños por su insolencia… pero no pudo moverse. Su cuerpo simplemente quedó paralizado mientras un escalofrío le recorría la espalda y su corazón latía lentamente pero con fuerza.

¿Por qué…?

No pudo mover sus brazos, ni para estrecharla junto a ella, ni para separarse, sólo colgaron hacia abajo sin vida, sin fuerza alguna. Su rostro reflejaba la sorpresa con que ella la había tomado, sus labios estaban temblorosos, y no parecía variar aquella expresión aun con el pasar de los segundos.
Pero abrazarla no era suficiente para Astrid, sino que debía estrecharla contra ella. Un suspiro salió de los labios de Selene al sentir que su cuerpo se apretaba contra el de Orgullo, como si sus almas se estuviesen reclamándose mutuamente. ¿Por qué esa mujer la hacía sentir así? ¿Por qué su mente le reclamaba que se alejara pero su cuerpo se negaba a responderle? Fue entonces que Astrid con su voz suave e hipnotizante le susurró que su debilidad siempre había sido ella…
Los ojos de Selene se abrieron ampliamente, ni si quiera podía respirar. El sonido de dolor en la voz de la mujer la golpeo como si le hubiesen atravesado algo por el pecho. No entendía que eran todas esas sensaciones que se empezaban a acumular y se desbordaban del pecho de Selene sin que ella pudiese hacer algo para evitarlo. Odiaba sentirse así… vulnerable y expuesta… nunca se había sentido así y ahora que podía experimentar esas sensaciones que pasaban por las personas débiles sintió vergüenza que se reflejó en sus mejillas sonrosadas.

- Y tú nunca pudiste soportar la idea de que no fuese mutuo, que mi corazón no sintiera debilidad por nadie. – Le respondió apenas Astrid se separó de ella quedando frente a frente mirando aquellos ojos vacíos.

No hubiese querido separarse de ella, pero su orgullo le impedía mostrarle lo sorprendida que estaba de haberse sentido así … pero no le evitó la mirada… al contrario, se mantuvo observándose a si misma reflejada en los ojos de Astrid en silencio, tratando de entender que era de esa mujer que la hacía sentir tan nostálgica.

por Astrid Jue Feb 17, 2011 6:57 pm

Solo podía admirar algo de ella en esos momentos, el tono púrpura que desprendía su mirada, tratando de mirar más allá y poder comprender un poco mis acciones pero le resultaba confuso quizá o simplemente no le importaba. Me había tomado demasiado el atrevimiento de tomarla entre mis brazos pero no seguía conforme con esa idea. Levantaba mi mano para acomodar el pequeño mechón de su cabello, interponiéndose sobre su tez blanquecina, suspirando levemente para sonreírle.

- Te equivocas, solo que nunca fuiste buena en reconocer tus emociones, tal como ahora que te abrace. las yemas de mis dedos se dejaban caer sobre su mejilla, la tersura de su cuerpo me hacían sentir escalofríos, incluso ese sonrojo sobre sus pómulos la hacían ver con vida, esa fuerza que envidia; así fui descendiendo para posar casi toda mi mano sobre su cuello, lentamente acariciarla hacia atrás y aproximar mi rostro al de ella, podía sentir casi sus labios, a casi nada de distancia para poder tocarlos.

- Así es exactamente como te recordaba…

Mi mano bajaba tras su espalda, siguiendo el trazo que dibujaba su columna, aquel vestido de fino algodón no era impedimento para sentir el leve calor que emitía su cuerpo, ladeaba mi rostro… tratando de percibir su fragancia, no había tacto alguno entre mis labios a pesar de la cercanía a ella, era diferente. Demoraba el tiempo que me complaciera al estar tan juntas. - El calor que emanas, no es el de Ira, es el tuyo… no es algo tan burdo como el deseo o amor… simplemente es tu esencia.

Hacía a un lado sus palabras de que no me correspondía, por egoísmo era que pedía más.. algo natural pues cuando se desea algo con todas las fuerzas siempre terminas tratando obtener más. Tanto tiempo paso que no me importaba, solo me conformaba con tenerla a esa distancia, su presencia era lo que me llenaba ese vacío.

por Selene Jue Feb 17, 2011 9:40 pm

Su respiración aumentaba y su piel se encrespaba al sentir los dedos de Astrid recorrer su espalda con tanta libertad. Selene sonrió, a pesar de todo esa mujer no había perdido la habilidad para intentar ponerla nerviosa y casi estaba cayendo en su juego… siempre dispuesta a ver cual de las dos se alejaría primero de la otra, arriesgando resultar realmente lastimada si Ira mostraba por qué era la líder de los pecados. Cerró los ojos y se dejó disfrutar sólo un instante más de la cercanía y de su aroma, respirando profundamente para luego suspirar sobre los labios de Astrid.

- ¿Tienes conciencia que podrías perder tu mano si me sigues tocando? – Le preguntó abriendo los ojos con una sonrisa en el rostro, pero con un tono bastante serio. No bromeaba al respecto. A Selene realmente no le agradaba que la tocaran por un tema de crianza. Independiente de cómo Astrid la hiciera sentir, que estuviera tan cerca de ella, que pudiera sentir su respiración sobre los labios, la enervaba un tanto… haciendo que la temperatura en su cuerpo subiera y no precisamente porque le agradara sino porque la irritaba que la mujer pensara que se podía salir con la suya. – Hasta ahora no has hecho nada para merecer tocarme.

Su voz sonaba altanera y realmente ella lo era. Era la mujer más engreída de todas tal vez y tenía motivos para serlo, después de todo, era una reina, una diosa encarnada puesta en el trono egipcio por los mismos dioses. Su soberanía tenía origen divino, para ella, y para toda una nación. ¿La verdad? Selene era una de las hijas de un faraón muerto, de una larga línea de descendencias incestuosas y bígamas. Lo que la separaba tanto a ella, como a Diva y a sus dos hermanos, era el hecho de que eran hijas legítimas de la esposa del faraón muerto, ellas tenían derecho divino y legal sobre el trono egipcio.
Pero eso era, una cuestión de crianza. Algo que era inherente a la personalidad de Selene porque así había sido criada toda su vida, nadie podía tocarla, nadie. Era una diosa, y quien se desposara con ella tendría ese privilegio si se lo merecía por el mero proposito de generar una descendencia divina que ocupara el trono Egipcio.

Pero eso era un tema para otro momento, pues la mente de Selene no estaba en los origenes de su divinidad ni el porque nadie podía tocarla. Su mirada violácea permanecía sobre la de Astrid, pues a pesar de sonar amenazadora, la mujer no se movía. No porque se sintiera cómoda, sino porque no quería mostrar debilidad, fallar el desafío que le estaba planteando Orgullo. Levantó su propia mano y con la punta de sus dedos tocó la clavícula de la mujer. Bajó su mirada a su cuello mientras sus yemas recorrían el camino de su piel… era suave, demasiado suave, como el pétalo aterciopelado de una de sus rosas. Todo eso parecía un juego de quien se rendiría primero… quien sucumbiría a la otra.

Sus yemas delinearon el cuello de Astrid y luego con delicadeza recorrieron su mentón hasta posarse justo sobre sus labios. Selene los miraba fijamente, acariciándolos con la punta de sus dedos.

- ¿Quién te lastimó? – Le susurró irritada al notar una pequeña y casi imperceptible cicatriz en su labio. - ¿Quién se atrevió a lastimarte? – Sus dedos empezaron a emitir una suave cosmoenergía que se enfocó en la cicatriz.

Una fina línea púrpura de cosmoenergía cubrió la cicatriz que Astrid, era la forma de Selene de sanarla y hacerla desaparecer. Posó sus labios con delicadeza sobre aquella cicatriz y la besó, apenas uno de sus labios rozaba el de Astrid y el otro su piel. Fue un solo beso, un acto de consolación, de mostrarle que su piel podía volver a ser acariciada y nunca más tendría que soportar el dolor de qu alguien la lastimara pues ella estaba ahí. Permaneció acariciándola con su cosmoenergía intentando regenerar completamente la piel de Astrid para que su rostro perfecto no tuviera ningún tipo de marcas de un pasado en el cual alguien se había atrevido a levantarle su mano.

- Sea quien sea que te hizo eso… morirá por mi mano. – en el fondo pensó… y casi agregó, que no dejaría que nadie más la volviera a lastimar. Retiró su rostro hacia atras y siguí concentrandose en hacer desaparecer aquella pequeña cicatriz.

Pero sabía y tenía la seguridad de que si Astrid se volvía un estorbo no tendría problemas en verla muerta. Por ello, no dijo nada más. La regla en el inframundo era simple, quien no servía no podía volver a portar una sappuri, tenía que morir... por un enemigo o por un espectro. En el ejercito del inframundo sólo había espacio para guerreros terribles, no para gente debil.

Selene suspiró resignada. Era parte de su personalidad, siempre dividida en dos… entre el lazo indisoluble que la unía con ella, y el mismo lazo que Ira intentaba romper por todos los medios posibles. No aceptaría jamás que su corazón y el de esa mujer estuvieran unidos por algo que no podía entender… era una debilidad que no toleraría. Si el momento llegaba, sabía que tendría que sacrificarla por el ideal de Hades.

por Astrid Lun Feb 21, 2011 3:04 am

Estaba tan concentrada en mantener esa imperceptible cercanía que no me daba cuenta que ahora el carácter y la misma esencia de Ira se desenvolvía por las provocaciones. Y pudo ser así quizás en unos leves instantes cuando quería que aceptara su poca resistencia a mi presencia, mi mano seguía circundando la zona de su espalda baja, sin detenerme descendiendo hasta la parte de su cintura, posando mis dedos sobre su abdomen y elevándolos casi por debajo de su busto, deseando que experimentara ese cosquilleo sobre su piel. Detuve mi mano mirando hacia el interior de la habitación cuando me amenazó, podía fingir el no interesarme, burlarme, menospreciar a los que me rodeaban pero jamás permitirme el jugar con alguien y más cuando se trataba de la misma Selene

- He hecho más cosas de las que te imaginas. susurraba suavemente cerca de su oído, dejando que apenas el aire se escapara de mis labios por la leve ansiedad que sentía, mis dedos se oprimían más contra su cuerpo hasta que ella misma trataba de intimidarme o jugar con la misma provocación que había iniciado. Trataba de mantenerle su mirada pero esta irradiaba un destello diferente a la que recordaba, sus dedos delineaban con pequeños trazos mi piel, desatando la misma frialdad de siempre pero al estar a su lado era como encender un suave calor en mi cuerpo…
Lo que nunca pude imaginar sentir con la cercanía de otra persona lo experimentaba con ella por extraño que sonara, pequeños escalofríos recorrían mi espalda manteniéndome firme por mi propia arrogancia, al ascender sobre mis labios quise atrapar sus dedos para besarlos.

Su actitud parecía cambiar, veía fijamente en un punto que la hacía enervar sus sentidos, su dedo paso rozando esa herida dándose cuenta de mi fallo cuando era una princesa o al menos de nombre ya que pocos conocían mi verdadera identidad como sucesora del trono. Terribles imágenes azotaron mi mente sobre el país que alguna vez amé dejando caer ambas manos sobre mis costados paralizándome, Selene no hacía caso omiso a mi actitud, solo se dedicaba a crear un pequeño cúmulo de cosmos sobre el filo de mis labios insistiendo en saber el nombre de esa persona que osó tocarme. Me encontraba rígida, inmóvil, ni el contacto de sus labios contra esa herida fueron capaz de despertarme, mi cuerpo temblaba y no por esa sensación de ansiedad por nuestra aproximación.

¿Sería sensato decirle quién me provocó eso o mejor dicho quiénes?

Cerraba los ojos, recordando cada facción de su rostro, aquellos legionarios que me hicieron pasar la mayor de las humillaciones al rasgar mi cuerpo con sus espadas y navajas, algo que yo misma me avergonzaba a pesar de siempre anteponer mis obligaciones que a dedicarme a mantener la imagen de una “dama”. Selene era afortunada, tal vez yo ya estaba pagando mi ofensa en esa vida contra Hades al traicionarle pues no tuvo que vivir con el infierno donde simples romanos rebajaban a los germanos comparándolos con animales.

- Legionarios…

Solo fui capaz de pronunciar esa palabra, mi energía se elevaba hostilmente pues el sentimiento de un orgullo roto se desbocaba por querer conseguir venganza. Ambos puños se apretaban con nueva fuerza, tenía que tranquilizarme y no dejarme llevar, Ira estaba provocando en mí ese sutil efecto de sucumbir con todo lo que odiaba para terminar destruyéndolo. Ambas éramos como un mar… pues la calma y la intranquilidad viajaban por ambos caracteres que no nos dábamos cuenta de ello.

Selene se concentraba en borrar todas mis heridas, sostuve su mano para mirarla fijamente- Podrás borrar su exterior pero su interior seguirá marchito… no solo he fallado en mi anterior vida sino que tengo que pagar también en esta. Selene…- mis dedos se apretaron sobre su muñeca sin lastimarla, estaba determinada en acabar con todos y con todo.- no caigas en mi error.

por Selene Mar Feb 22, 2011 12:02 am

- Ja… Como si fuera tan estúpida para seguir tus pasos. – Una mueca de burla se hizo notar. Si había algo que Selene odiase era que le dijeran que hacer o no hacer. Era una mujer y tomar decisiones había formado parte de su vida desde que tenía memoria. Había ganado una guerra contra Roma ya y defendido los límites de su nación de los persas y sirios por mucho tiempo… no era una joven débil y su mano se sentía tan pesada contra sus enemigos como cualquier soberano. Nunca daba un paso sin asegurarse que podría dar dos. Era parte de quien era, una mujer un tanto impulsiva pero no estúpida. – Mientras Hades no me llame a luchar en su nombre, mi única labor en esta tierra es asegurarme de la grandeza de la tierra de mis padres. Siempre ha sido así y así seguirá siendo, por mi honor que sí lo será.

Selene bajó el rostro. Le preocupaba dejar Egipto sin un heredero que se sentara al trono. Era la mayor preocupación que paseaba en su mente casi con constancia. Tal vez en ese momento le era mucho más importante que mantener su servicio y lealtad con Hades, por un motivo simple… había mas Selene que Ira en ese pecho, pues Hades seguía durmiendo. Si su dios hubiese despertado y llamado a su alma, Selene no habría tenido voz ni voto en el asunto. Era esa la razón por la cual se mostraba mucho más pasiva que se costumbre. Ira le habría torcido un brazo a Astrid si se hubiese atrevido a tocarla, pues era caprichosa y volátil. Selene parecía mantener un cierto control de lo que hacía y pensaba, siempre mostrando una cosa y meditando otra.

- Creo que ya es suficiente de juegos… - Susurró finalmente cuando la cicatriz de Astrid desapareció por completo de su labio superior. Se alejó de ella dándole la espalda caminando con calma hacia la baranda del balcón para mirar la luna una vez más. Había algo en ese hermoso resplandor azulesco que la calmaba e incluso parecía darle más fuerza que la de costumbre. – La luna parece inquieta esta noche… a lo lejos, más allá del mar, algo grandioso esta a punto de ocurrir.

La brisa movió levemente su melena azabache. Una sombra pasó por la luna y casi de inmediato desapareció. Selene cerró los ojos, concentrándose en sentir que era lo que estaba ocurriendo que provocaba que la Luna y el cielo nocturno perdieran su luz. ¿Sería Hades que despertaba a la tierra una vez más? No sentía aun su cosmoenergía, pero sabía que el momento se estaba acercando. Se preguntaba si tal vez ella debía haber hecho alguna otra cosa para apresurar su despertar, pero no encontraba una respuesta adecuada al respecto. No le interesaba realmente, no era su labor… su labor consistía en recibir ordenes y ejecutarlas a la perfección, el combate, la lucha cuerpo a cuerpo, destruir.

- Siento que el momento de esperar esta llegando a su fin. – Le dijo a Astrid finalmente luego de permanecer en silencio mucho tiempo. Abrió sus ojos y observó hacia delante, hacía el faro de Alejandría, el lugar en donde siempre se sentía más segura que en cualquier otro. – Ya pronto llegará el momento en que nos requiera a su lado una vez más.

por Astrid Jue Feb 24, 2011 11:34 pm

Típico en ella cuando trataba de advertirle o hablarle seriamente ya que por mucho que no cometiera traición su destino volvería a ser marcado por una persona, la misma persona que pudo ser capaz de arrebatármela. Sus palabras de fungir como una soberana más calaban en lo más profundo de mi ser, dejando caer mi mano a un lado llevada por la fuerza de gravedad, agachando la mirada pues yo… había huido como una cobarde, dejando que mi orgullo fuera pisoteado por dos hombres, tan frágil me sentí en esos instantes que enervaba mi ansiedad de querer cobrar venganza pero era algo de lo cual me mantenía apartada, esa ya no era mi vida a pesar de que una parte de mí gritara que debía regresar y poner en alto mi nombre. Entonces pensé tras un segundo que estaba siguiendo los pasos de Selene por desear dejar mi huella en ese mundo y que trascendiera por generaciones, portando los títulos que mi propia familia había ganado. Sonreía ante tal idea, resultaba ridículo que llegase a pensar de esa forma, contemplar una vida que no me correspondía pues ya había sido despierta como una estrella más al servicio de Hades. La personalidad que creía haber matado surgía solo por las palabras de esa mujer dejándome llevar cada vez más y eso era peligroso pues quería decir que aún no me encontraba lista y era algo que no me permitiría.

Dejaba que se apartara para que retomara la posición en la cual me había encontrado, solo que a diferencia de contemplar las estrellas y la luna su vista se posaba sobre el extenso mar, el faro brillaba más que nunca, Egipto me parecía una tierra de ensueño. Daba unos cuantos pasos para posicionarme a su lado pero a mi derecha se paseaba una sombra.. tan débil que solo hizo que me desconcentrará y quedar totalmente petrificada.

- Selene... murmurando su nombre sostuve con una mano mi cabeza, había olvidado lo que se sentía ver cosas más allá que uno podría imaginar pero todo parecía tan confuso, la presencia débil de Hades acompañado con un resplandor… quizás ese era el sello que le mantenía encerrado. Mi cuerpo temblaba un poco, ninguna emoción la provocaría para que actuara de aquella manera, apretaba mis labios.. algo más se avecinaba que el simple despertar de Hades.

Necesitaba rápidamente un espejo o convocar el mío propio, no me agradaba la sensación que recorría cada parte de mi cuerpo. Tenía que conservar la compostura, respiraba profundamente calmándome además que podría estar exagerando.. aunque siempre lo que llegaba a ver tenía tantos posibles futuros que era imposible saber cuál era el indicado.

- ¿Qué deberíamos hacer?

Que pregunta más indirecta; sin tener objetivo me sentía perdida pues toda mi vida había deseado encontrarme con Selene, mucho antes de saber que era la reencarnación del Orgullo poseía sueños sobre una mujer de cabello como la noche y tez blanca como los rayos de la luna llamándome para estar a su lado y ahora que la tenía parecía que estaba cada vez más lejano. La conocía, nada dura para siempre así que la pregunta no fue tan innecesaria después de todo, hasta que algo si pudimos percibir fue el cosmos de Kore desvanecerse del palacio, no la culpaba que se fuera ya que nadie la retenía pero el no sentir la presencia de Alizé y que éste nos traicionara era algo que no permitiría además si Selene se daba cuenta de que la lealtad de un semidios fuera en contra del ideal de Hades ella misma se encargaría de destrozarlo con sus rosas.

- Al parecer tus invitados decidieron irse…

por Selene Jue Mar 03, 2011 12:48 am

- Ya lo he sentido. – Respondió Selene aun mirando la Luna sin inmutarse, pero una sonrisa aparecía bastante burlona marcando sus mejillas un tanto de color rojizo. – Me alegra que se marcharan, sean quienes sean no tenían ningún negocio aquí.

Así sentía Selene mientras su mirada se perdía sobre el faro de Alejandría, justo en el lugar donde la luna brillaba junto a aquella hermosa flama. La reina odiaba a las personas, desde pequeña siempre había detestado estar rodeada de personas pues se sentía bajo la mirada de todos. Nunca había podido tener realmente privacidad, ni si quiera podía comer sin que alguien le diera antes una probada a su comida. Siempre se comparó a si misma con el sol, lo mas grandioso del universo, aquello que daba calor al mundo y otorgaba vida. Pero maldito a estar a la vista de todos, siempre…

Pero hasta el sol tenía la noche. En algún momento podía perderse de la mirada de los entes terrestres… en cambio ella, estaba condenada a tener una vida publica en que todo lo que hacía era observado por el ojo de consejeros, súbditos, guardias, pretendientes… y lo odiaba. Deseaba estar sola la mayoría del tiempo, porque aun acompañada de tantas personas, siempre se sentía completamente sola, desamparada en un mundo que no la necesitaba ni requería, pero que demandaba su posición para establecer orden en una nación dividida por las guerras internas y externas.

- No se que harás tu… Astrid. – Comenzó a decirle mientras daba media vuelta sin mirarla. La verdad hasta la chica la comenzaba a hostigar. Le molestaba profundamente que por primera vez en años… no se sintiera sola, sino acompañada, cómoda, a gusto… esa sensación de paz le encrespaba la piel y la hacía querer retirarse lo más lejos posible de esa mujer. Nada bueno podía venir de esa sensación de haber encontrado finalmente algo que nunca se supo se estaba buscando. – Por mi parte dormiré. Mañana es un nuevo día. Siéntete libre a hacer lo que se te de la gana… hay varios cuartos en este palacio.

Se le cruzó la idea de que Astrid no quisiera separarse de ella ni si quiera para dormir, pero con sólo una mirada hacia ella y observando sus fríos ojos llenos de obstinación, supo que el orgullo de esa mujer no le permitiría acercarse más a ella de lo que ya había hecho. Era demasiado ajena a ella para haberse querido escabullir en su cama sólo para observarla dormir o alguna estupidez como esa, por lo mismo no sintió que debía advertirle en contra de ello. No la pensaba tan idiota como para creer que Selene la necesitaba o incluso quería cerca.

Selene no quería a nadie, y de seguro nadie la quería a ella. Y así era Selene. Un ente solitario que se pensaba a si misma como muy grandiosa para haber compartido si quiera un segundo de su tiempo con alguien que viera como un inferior… como basura. Por lo mismo su camino estaba lleno de soledad, pues hasta entonces, no había podido ver a alguien a los ojos a su altura, exceptuando a aquel sujeto romano, Octavius y a Astrid. Aun así, habría muerto antes de admitir que había encontrado sin buscarlo, dos personas a quienes podía ver como sus iguales y no como porquería que debía ser sacada de su vista, escoria que no merecía un espacio de sus pensamientos ni compartir si quiera el mismo aire que ella respiraba.

Así era Selene, un ente orgulloso y abstracto, difícil de comprender, y tampoco deseaba ser comprendida pues ello habría significado el deseo latente de compartir su vida con alguien, lo cual no era así.

No se despidió de Astrid. Despedirse de ella habría significado reconocerla como su compañera, como su igual en fuerza y valor. Hasta ahora esa mujer no se había ganado el derecho a un “buenas noches”, ni si quiera a un “hasta mañana”. Debía sentirse agradecida que Selene la permitía cerca… y ella estaba conciente de eso, y la comía por dentro. No quería si quiera darle espacio para que se le acercara más, pues sin buscarlo… había encontrado a la persona que podía quebrar esa fuerte coraza que la protegía contra el mundo. Y eso, estaba completamente fuera de sus deseos, no iba a transigir con ello.

por Astrid Lun Mar 07, 2011 4:12 pm

Mi conversación se desviaba de la verdadera preocupación que me había provocado aquella sensación, el cosmo de Hades parecía perturbarse en momentos acercándose la hora en que despertara posiblemente, además que esa pequeña visión no auguraba nada bueno pero informarle algo de eso a Selene podría resultarle sin importancia para ella. El faro alumbraba en la lejanía con todo su esplendor, la llama que desprendía me llamaba demasiado la atención por su parte la mujer se desatendía de cualquier asunto en ese momento para retirarse a dormir, dándome la libertad de quedarme en una de las habitaciones mientras ella se retiraba a entrar.

No dije nada, solo permanecía en silencio, mirando sobre el océano recordando que Alizé se esfumo junto con Kore. Sus intenciones por alejarse me tenían sin cuidado pero tenía en su poder algo que me pertenecía, pasando de mi lado ingresaba, yo debería de saber que ponerme a hacer pero si se hubiera percatado que no era el único problema del que tenía que encargarse se hubiera dado cuenta de presencias algo inusuales… no propias de un espectro o juez.

<< Descansa... >>- solo pensé, sin dejar de mirar hacia el horizonte, una despedida de ligero afecto no era común entre nosotras aunque así lo quisiera, algunos ruidos se escapaban del interior de su habitación preparándose para recostarse. Por mi parte me tomé el atrevimiento de permanecer en el balcón, dirigiéndome al enorme diván y acomodarme ligeramente sobre las almohadas, era bastante cómodo permanecer unos momentos solo para pensar. Pasaron unos minutos solamente para que de inmediato me levantara antes de que ella misma armara un escándalo por seguir en su alcoba. Saliendo miraba por su espalda como ignoraba mi presencia, recuerdos de como la alistaba antes de dormir, peinar su cabello perturbaron mi pensamiento inmediatamente para escapar un suspiro entre mis labios. Tal vez la ocasión de repetir aquello se presentaría después por el momento solo debíamos disfrutar de la compañía de ambas cuando dejáramos nuestro orgullo e indiferencia de lado.

por Selene Sáb Mar 12, 2011 8:09 pm

Estaba por ingresar a su habitacón cuando algo la hizo darse vuelta y mirarla de reojo desde la espalda. Su largo cabello rubio danzaba con la brisa. Era una visión angelical y si Selene no hubiese sabido lo que ya sabía, habría pensado que estaba en presencia de alguna diosa reencarnada... la luna brillaba alrededor de ella y le proporcionaba un halo blanco que la hacían ver, extrañamente, pura. Miraba el faro, Astrid perdía sus ojos color miel en el fuego del gran pharos. Selene no sonrió, pero quizo hacerlo. Le parecía curiosa la delicadeza de esa joven y al mismo tiempo le irritaba que pareciera tan perfecta, como un vaso de cristal al borde de la orilla de una mesa... un simple empujón habría bastado para hacerla trizas. Pero eso era sólo la imagen que proyectaba, pues Selene sabía que de sus aliadas ella era la mas fuerte, tal vez incluso más que ella.
Se le apretó el pecho con ese pensamiento.

¿Sería Astrid más fuerte que ella? No lo sabía.

- Mañana, apenas el sol toque el mar... te esperaré en el faro. - Se volvió a voltear sin decir más. Hacía mucho tiempo que deseaba comprobar su fuerza con alguien que pudiera hacerle frente y ¿Qué mejor que Astrid para ello?

Selene no supo que fue lo que Astrid realizó cuando ingresó a su propia habitación dejando a la mujer a su antojo en el balcón.

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