Habitación de Selene

por Selene Sáb Abr 30, 2011 10:41 pm

Era impresionante lo que podía realizar el transcurso del tiempo en un lugar como ese. El mosquitero estaba caído, a la lujosa cama le faltaba una pata, los cerámicos de la bañera se habían vuelto amarillentos, los espejos cubiertos en polvo… todo un desastre que de seguro habría irritado mucho a la antigua mujer que habito esa habitación, una chica muy joven llamada Scarlett, que amaba la pulcritud y sobre todo el aroma a vainilla y flores que había en su habitación. Era caprichosa respecto a ello, cuidando que su cama tuviera las mejores sabanas posibles, y por el hecho de que Wyvern se las arruinara se inició una especie de guerra entre ambos que terminó con una tregua entre ambos… una tregua que pudieron vivir por algunos años después de que finalizara la guerra santa.

Y fue justo entonces, en medio de aquellos desoladores pasillos, que un temblor se comenzó a sentir. Una cosmoenergía que hacía que las paredes del lugar retumbaran. Y en medio de la cama, justo por la sobra que trasmitía el mosquitero cayó Selene junto a Chesire.

La caída no fue tan grave, pero el polvo que había sobre sus frazadas se levantó en el aire. Selene se tomó de inmediato con mucha fuerza el estómago, que parecía ser la parte que hasta en ese instante más le dolía. No sabía que estaba muriendo… si era su alma, su cuerpo o ambos. Pero no le importaba, pues sabía que tenía una mísera oportunidad en su propio terreno y en su propio lugar de poder luchar contra los efectos de las toxinas se realmente se lo proponía. Nunca antes, ni si quiera en vidas pasadas, había sido capaz de hacer lo que iba a hacer por sí misma.

- Maldita soberbia mía… - Susurró sonriendo, mientras sudaba y sudaba sobre el polvo. Estaba tiritando, le costaba muchísimo moverse, pero logró al menos empujar su cuerpo para caerse de la cama y aterrizar de espalda. Cheshire maulló fuertemente, pero Selene no le dio importancia. Levantó su mano con cuidado, elevando su cosmoenergía. Su dedo índice y su dedo y su dedo de al medio temblaban, pero tenía que acertar de lo contrario se moriría desangrada estúpidamente. – Ufff... Ufff… Ufff… vamos Selene… ¡YA! – intentaba animarse a hacerlo, y lo logró. Sus dedos atravesaron su pecho y por milímetros no atravesaron su corazón.

Su rostro se volvió pálido mientras escurría la sangre entre sus dedos. Selene se mordió los labios para no gritar del dolor que estaba sintiendo, y sus ojos se lagrimaron, pero no gritó… tembló como nunca, pero no gritó. Y de esa forma, movió sus dedos incluso mas adentro de su cuerpo hasta que pudo percibir que estaba tocando los tejidos de su corazón. Y justo en ese momento, elevó su cosmoenergía en todo su cuerpo, haciendo hervir su sangre y deteniendo su corazón. Si estaba viva en ese momento en que todo su cuerpo literalmente ardía no era porque estuviera realmente “viva”, pues su corazón dejó de latir… lo único que la mantenía consiente era la soberbia de su cosmoenergía. El séptimo sentido.

Sus ojos se volvieron vacios mientras su cuerpo estaba siendo quemado literalmente por su propia cosmoenergía. Su sangre estaba elevando su temperatura ridículamente, y era exactamente eso lo que Selene necesitaba para quemar la toxina que la estaba matando.

Pasaron exactamente 45 segundos, en los cuales Selene sufrió como nunca lo había hecho en toda su vida… pero cuando terminó, quitó su dedo del corazón, bajando con su propia cosmoenergía la temperatura de su sangre nuevamente. Al suceder ello, su sangre volvió a circular y la joven pudo volver a respirar.

Pero, dicha acción no saldría barata, pues ahora desde su pecho y entre sus dedos salía sangre a borbotones. Retiró sus dedos y esta comenzó a cubrir todo su cuerpo, cayendo por sus costados, manchando las sabanas destruidas por el tiempo.

- Cheshire… ya sabes que hacer. – Dijo, cerrando los ojos y perdiendo momentáneamente el conocimiento.

El gato, por su parte, caminó de puntillas y con su cola levantada hasta el tocador de la habitación, subiendo de un salto a este. Cheshire no era un gato cualquiera, era realmente inteligente, por algo Scarlett lo había escogido para ser su compañero en la eternidad.

En el tocador, junto al espejo cubierto en polvo, había una pequeña caja con frascos, la cual abrió con sus garras. Miró un segundo las botellitas olfateándolas una a una, hasta que sacó con su boca la indicada, un frasco con un líquido rojizo que seguramente Scarlett había dejado ahí hace siglos atras, pero con su cosmoenergía en ese lugar, era menos que probable que aquel liquido hubiese perdido su eficacia.

Cheshire salto del velador con el frasco en su boca, y camino con la elegancia de siempre hasta los bordes de la cama de Selene, para luego saltar junto al lado de su dueña. Trepó con cuidado entre la sangre de Selene, poniendo sus patas delanteras sobre el pecho de la joven y mordió con su boca lo suficientemente fuerte para quebrar el vidrio, dejando que el líquido cayera sobre el pecho de Selene.

De inmediato, la sangre dejó de surgir y la herida lentamente cerró, pero no cicatrizó. Por dentro el cuerpo de Selene aun tendría que deshacerse de la toxina, pero al menos ahora, no estaba activa, la mujer la había logrado quemar. Había arriesgado su vida dependiendo de que Chesire fuera lo suficientemente astuto para poder realizar lo que había hecho.

Por su parte, Cheshire se movió hasta el rostro de Selene, moviendolo con sus patas para hacerla reaccionar. Pero nada ocurría... sólo se mostraba lo doloroso que estaba siendo todo ello para Selene por la expresión que reflejaba su cara. Con delicadeza, Cheshire lamió su rostro, intentando hacerla despertar, sin resultados... por su cual se acurrucó a su lado ronroneandole en el oido, esperando que su ama despertara.

por Selene Vie Mayo 06, 2011 11:32 pm

Se sentía completamente mareada cuando volvió en sí. Sentía el ronronear de Cheshire a su lado. No sentía que debía abrir los ojos aun, le pesaban demasiado… como nunca antes le habían pesado. Pero debía hacerlo. Respiró profundamente y de un tiro se sentó sobre aquella vieja cama.

Cheshire maulló con fuerza observándola desde el costado. De seguro aquella bestia la había mantenido tibia por mucho tiempo… quizás más de lo esperado. Se sentía extremadamente débil, estaba temblando. No tenía idea de cuánto había dormido, pero su cuerpo se sentía hecho trizas.

- Ma’at… ¿Por qué me fallas ahora? – Tosió un momento, y manchó con sangre sus manos. Sus pulmones se estaban haciendo trizas por el veneno pero al menos aun estaba viva. No había alcanzado a volverse su sangre completamente ineficaz. Al menos con bastantes días de sentirse literalmente fatal, podría volver a ponerse de pie.

Pero sentía tanta… pero tanta hambre. Su estómago gruñía. Después de todo, su cuerpo había perdido una cantidad de sangre estratosférica.

- Agua… Agua… - Pedía alucinante mientras su cuerpo volvía a caer. No tenía si quiera fuerza para quedarse sentada. – Por favor… agua…

Estaba tan sedienta, su boca se sentía completamente seca, su cuerpo le pedía agua pero no tenía idea de donde podría encontrarla. Y así, sobre su cama, aun sedienta y con su cuerpo ardiendo por la eliminación de aquella toxina, Selene volvió a quedarse dormida inconscientemente, con Cheshire a su lado, cuidado de ella. Aquel gato era más inteligente de lo que la mayoría de los mortales podría haber adivinado. Pero, no era un humano, no tenía manos, era más que probable que no pudiera de ninguna forma posible buscarle agua a Selene.

Selene sudaba, estaba realmente extenuada, estaba inconsciente, pero dentro de su mente todo era un infierno en el que veía la sombra del Wyvern una y otra y otra vez, alejándose de ella, dejándola completamente sola en un mundo destinado para que ambos lo pusieran de rodillas.

por Selene Jue Mayo 12, 2011 10:28 pm

Abrió los ojos con lentitud. No tenía idea cuanto tiempo había pasado en ese estado y sinceramente no le importaba. Tenía nauseas, sinceras ganas de vomitar... pero no lo haría. Se tomó el pecho, sintió la herida que tenía cerrandose de a poco en el.

- Bien hecho Selene... Quizas cuanto me costará sacar esta mancha luego. - Miró para todos lados buscando a Cheshire, y fue cuando se dio cuenta del a cantidad de hojas de parra que habia, mojadas, al lado de su cama. - ¿Que significa esto?

Y de pronto, por la puerta de entrada a la habitación, apareció el agraciado Cheshire llevando una hoja de parra, sujetandola por el tallo con su boquita. Sobre la parra varias gotas de agua estaban impregnadas. Apenas Cheshire la vio se acercó a ella, dejando la hoja en sus pies.

- Vaya... ¿Fuiste tú quien me ayudó? - Le preguntó sonriendo, pero Cheshire parecía indiferente a ello, por lo cual Selene se sintió irritada. - Ni que te lo hubiese pedido bola asquerosa de pulgas. - Y con eso Cheshire se sintió mas a gusto, con el trato rudo de la Ira, y le acarició las piernas con su cola.

Selene se puso de pie observando esa habitación. No recordaba como había llegado a ese lugar. Tal vez en sus momentos de agonía su inconciente la había llevado al unico lugar que sabía podría salvarla. No recordaba bien ese lugar. Sabía que en algun momento de alguna de sus vidas pasadas, ese había sido su cuarto. Pero no había nada allí que le dijese que ahí pertenecía.

Tomó a Cheshire entre sus brazos, y cayó por las sombras. Era hora de volver a Egipto.

por Selene Dom Oct 30, 2011 2:33 pm

Astrid la había abandonado en Germania en el mejor de los tiempos. Si hubiese tenido que ser sincera consigo misma no sabía el motivo por el cual esa mujer había insistido en que se quedaran en dicho lugar. De cualquier forma eso ya no importaba, no valía la pena darle muchas vueltas al asunto.

Había tomado a Sid entre sus brazos y le había pedido que la llevara al inframundo. No había mucho que ella podía o quería hacer en la superficie terrestre. Se había encontrado deseando la oscuridad y la desolación del inframundo como se deseaba el agua y el pan. De alguna manera, se comenzaba a sentir más dentro de su elemento en el lugar. Podría haber sido extraño en muchos sentidos, pero no lo era para ella.

Se sacó los trapos que le había puesto Astrid encima y dejó fluir el agua tibia hasta su gran bañera. Las aguas eran tibias y apenas empezaron a llenar la tina se encargó de añadir cuidadosamente petalos de rosa, aceite de vainilla, semillas de menta, y otras especias finas para el cuidado de su magullada piel. Deseaba poder estirarse en el agua y quedar ahí flotando indefinidamente con la más absoluta tranquilidad. El resto vendría luego. En ese momento sólo deseaba poder tener un momento de paz para quitarse de encima el olor de Wyvern de entre sus dedos.

Se introdujo lentamente bajo el agua dejando que los petalos acariciaran su piel. Apoyó la cabeza en el borde de la bañera y de pronto se encontró sumergida bajo el agua por completo. Era agradable estar así, sin ruidos a su alrededor y sin pensamientos en su cabeza que la hicieran querer estallar. Sólo un momneto para ella, limpiar sus heridas, el sudor, el barro, la sangre, el olor a oso muerto. Había dejado la capa de oso en su closet, tal vez alguna vez habría una ocasión para usarla o tal vezp odría mandar a las señoras sin rostro del inframundo a que le confeccionaran una alfombra para poder estirarse y mirar el fuego. La verdad, daba igual.

Sacó su cabeza nuevamente a la superficie con su cabellera negra pegada al cuerpo y se volvió a relajar, pasando una esponja por sus brazos mientras el barro seco se desprendía. No había nada mejor que eso en aquel momento.

por Selene Lun Oct 31, 2011 11:59 pm

Bostezó mientras se ponía de pie. En su relajación se había quedado dormida. ¿Cuanto? No tenía idea. Era siempre dificil poder distinguir el tiempo en el inframundo. Se puso de pie lentamente, estaba algo adormilada aun. Cuando abrió los ojos se dio cuenta que Cheshire se encontraba ronroneando sobre su cama. Tambien había aprovechado de dormir.

La visión hizo que subiera una de sus cejas algo molesta. No le agradaba que ese gato pulgoso se tomara tantas libertades dentro de su habitación.

- ¡Bajate de mi cama! - Le gritó mientras se enrollaba en una toalla.

- Miau... - Respondio Cheshire dandose la vuelta y mostrandole la cola, lo cual hizo que Selene se molestara aun más.

- ¡Cheshire! ¡Si no me obedeces... lo pagarás! - Las amenazas no funcionaban con el gato, pero cuando la escuchó se estiró y se tendió sobre su espalda moviendo sus patas hacia arriba como si quisiera que Selene lo acariciara.

Mientras caminaba envuelta y goteando, agarró al gato de la cola y lo botó de su colchón. Cheshire maulló con rabia y salió de la habitación por la puerta. El lugar no teía ventanas.

Se secó el cabello moviendo una toalla de lino de un lado a otro. Se secó la piel tambien, poniendose encima una camisa ajustada de hilo y tambien pantaloncillos cortos. Rodeó sus nudillos con ventajes, al igual que sus rodillas, pantorrillas y brazos. No quería cortarse, no sabía en que iba a desencadenar el entrenamiento que tenía planteado.

Salió de su habitación en dirección al salón. Tenía hambre.

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