Bosques [Otra cascada]

Estaba trotando tranquilo como lo hacía en los cuarteles cuando nos íbamos de campaña, el hambre que me molestaba volvía nuevamente a mi estómago. El aire puro llenaba mis pulmones, mi ropaje negro hacía que el calor me afectara un poco más de lo normal, necesitaba un poco de agua, la garganta se me secaba de a poco, el olor a humedad molestó a mi nariz. ]b]–Agua?, pero donde habría agua en este denso bosque por más que halla caminado solo encontraba árboles y mas árboles.[/b] Hablaba solo mientras aceleraba el paso, sin querer me entré al bosque nuevamente, algunos ramajes me molestaban al seguir mi avance, el ruido de chasquidos se hacía más fuerte, al terminar el bosque pude apreciar un hermoso y refrescante paisaje, un lago que era alimentado por una cascada. Quede parado, quieto observando solo con los ojos sin mover la cabeza, el paisaje que me deleitaba la naturaleza.

Camine unos cuantos metros para llegar al lago, y tomar de ella, al menos parecía tan cristalina y limpia, que pensaba que se podía beber de ella. También necesitaba refrescarme un poco, miré para todos lados y parecía no haber nadie.

-Mmm…. Podría darme un baño en este lago, no parece tan profundo de todas formas puedo nadar en él, nadie va a verme. Me sacaba lentamente con un poco de miedo y timidez por si alguien aparecía repentinamente, incluso sentía un poco de vergüenza, es un hermoso lago y llenarlo de mugre humana no era muy aceptable para mi, que cuido mucho el medio ambiente. Va, no importa estoy algo sucio al menos no voy a ensuciar tanto. –JAJAJAJAJA… Reía de forma sarcástica observando para todos lados metiéndome de a poco hasta la cabeza en el lago.

El agua estaba muy rica en todos los sentidos, estaba completamente desnudo mis ropajes negros la había dejado tirados cerca del lugar para que no se mojara, nadaba como un delfín en el lago, aunque no era muy grande que digamos. Estaba muy a gusto con el lago hasta que apareció un maldito gato montes aferrado en una rama de un árbol mirándome como un depredador mira a su presa, observando cada movimiento antes de cazarlo. Quedé totalmente tieso debajo del agua, solo mi cabeza estaba a la vista, mis ojos calculaban una escapatoria casi imposible, sin olvidar mis ropas.
Mmmm… como voy a salir de esta, cualquier movimiento que realice dependerá de mi vida. El felino se acercaba de a poco lentamente, sus garras bajaban el árbol, sus ojos no dependían de sus extremidades, me miraba tan fijo que seguro ojearía a cualquiera.

Trataba de irme hacía mis ropas lo más lento que podía, sin hacer algún escándalo que alertara al felino. No sentía miedo alguno, soy un guerrero y alguna vez fui un soldado de Vergilius, la muerte no me intimida, pero morir de esta forma, “DESNUDO”, creo que ni la naturaleza me quisiera como abono…

Un descuido mío de resbalarme en el charco hizo que rápidamente el gato montes se abalanzara con todo su peso para atraparme y mordisquearme, ya no había salvación, aunque estaba casi fuera del lago no iba a poder a reaccionar para levantarme, el gato ya estaba a tan solo dos metros. –Aaaahhhhhh…..

No puedo morir así, no es aceptable, necesito respuestas y cuando tengo una señal todo se pierde ahora. Mientras caía y el felino se aprontaba hacía mi. Algo inesperado surgió entonces, en solo cuestión de segundos una flecha atravesó la cabeza del gato montes, un peso tremendo del gato se esparció muerto sobre mi desnudo cuerpo, la sangre recorría mi cuerpo pero no la mía. Estaba prácticamente sorprendido, quien salvaría mi vida de esta forma, quien…?????


Narro / Pienso / Hablo

Después de sacarme de encima el animal muerto gracias a Dios, me oculte rápidamente en el lago solo mostrando la cabeza, para ver a mi salvador. Entre los árboles se acercaba una mujer de cabellos celestes, de estatura algo pequeña, tenía puesto ropajes como un cazador usa habitualmente para cazar, algo raro de ver en una mujer bella como la que tenía enfrente, su piel asimilaba a la mía. Traía consigo un arco y en su espalda portaba las flechas.

-Y bien parece que llegué a tiempo viajero, no cree. Unos cuantos segundos de tardanza y sería comida del gatito. Hablaba de una forma sarcástica sabiendo que mi vida estaba por ser arrebatada por un depredador que comúnmente se encuentra en estos bosques. Levanté solo la cabeza hasta el cuello para responderle, era un momento realmente vergonzoso pero debía darle las gracias a la mujer que se lo merecía.

-Si gracias, creí que me iba a morir, si no fuera por usted ahora no podría tener esta conversación. Y como se llama señorita? Antes de contestar levantó mis ropajes con su arco y me lo lanzó para que me vista. Pero ella no parecía darme privacidad, cosa que necesitaba para poder cambiarme tranquilamente saliendo del lago. –Mi nombre es Criseida y vivo cerca de este bosque con mi padre y mis hermanos, nos gusta la caza por cierto, y yo por más mujer que sea no soy la excepción. Y usted… No me quedaba otra que cambiarme en el lago y mojarme todo, la tal Criseida, no parecía quitarme la mirada, ni voltear. No dude más y me cambié allí, mojando toda mi ropa.

-Yo soy Roy y solo estoy de viaje, paseaba por el bosque y decidí refrescarme en esta cascada, je. Era un poco difícil vestirme con toda esa agua en mis calzones, pero al fin había terminado, me levante y me dirigí a Criseida para estrecharle la mano en pos de gratitud, aunque fuera mujer ella había salvado mi vida.

Al fin ya vestido decidí darle un apretón de manos, como cuando un amigo se lo da a otro cuando le salva la vida, o eso era lo que hacíamos cuando luchábamos por nuestras vidas en las Tierras Bárbaras. Me fui acercando a Criseida y llegué a ponerme algo nervioso, ya que por más que estaba vestida como un cazador, era una mujer bella, sus ojos bien marcados de color verdes, eran muy llamativos.

-Muchas gracias señorita Criseida, la verdad pensaba que estaba perdido, jejejeje. Le estrechaba la mano con la derecha, mientras con la otra me rascaba la nuca, algo nervioso. Su piel es tan suave, hace mucho tiempo que no toco la piel de una mujer, bueno no importa y compórtate, no quiero que piense mal.

-Se encuentra bien Roy, porque mejor no lo invito a mi posada, acá en los bosques hay muchas casas ocultas un buen lugar para vivir sin problemas de nadie. No me había dado cuenta pero mientras pensaba en mi cabezota no le soltaba la mano a la chica, que vergüenza…


-Ah, si estaría bien, digo por que no, igual solo estaba de paseo. No me había dado cuenta pero hablaba sin pensar, cuando tenía otros proyectos en mente. Y así uno al lado del otro caminamos a su casa, igual no tenía ningún apuro, o por lo menos estar cerca de la muchacha me hacía pensar eso, nose porque pero era muy agradable conmigo.