- Bosques [Cascada]

por Leonard Dom Sep 12, 2010 5:55 am

Por fin llegue hasta aquel lugar de donde sentía que la energía que yo percibía provenía. Era un bosque maravilloso donde el clima caluroso parecía no afectar tanto, dando una mezcla de frío y calor tan linda que daban ganas de acostarse en el césped húmedo por las lluvias anteriores y quedarse dormido. Luego de un gran camino recorrido a gran velocidad, ya que venia corriendo, decidí caminar tranquilo y disfrutar de la bella vista que me brindaba este hermoso lugar. Los árboles enormes se alzaban como muros de eterna belleza. Los pájaros revoloteaban por el cielo y algunos animales pequeños como las ardillas pasaban rápido por los costados, tal vez asustadas por mi presencia. Sentía un ruido a lo lejos, parecía ser una corriente de agua, decidí investigar y me adentre aun más en el bosque para encontrar una de las cosas mas hermosas que observe en mi toda mi vida. Un lago de agua cristalina rodeado por muchas montañas y pinos hacia que mí maravillada vista se deleitara. Al final del lago, una cascada enorme producía ese sonido que yo escuchaba hacia unos momentos.

Me deje llevar por la hermosura del lugar, sacándome las sandalias y colocando mis pies sobre el agua. Recostándome en el pasto y mirando hacia el cielo. La tranquilidad me relajaba tanto que comenzaba a cabecear, a punto de quedarme dormido, pero mi voluntad era mas fuerte, sabia que no podía dormir ya que debía de volver hasta donde la princesa lo mas pronto posible. Estuve unos cuantos minutos en aquel lugar, disfrutando del mismo cuando de repente un sonido brusco y repentino me hizo voltear hacia una de las montañas que rodeaba el lago.

En una de las cuevas que rodeaba el lago se encontraba un Oso pardo, una bestia descomunal, furiosa con una loba que parecía haberle querido quitar un pescado que había capturado. A los pies de la Loba yacía un cachorrito que cuando su madre aullaba, el acompañaba con un pequeñito aullido que daba mas risa que miedo. El oso enfurecido se abalanzo sobre la cría y la madre en un intento de salvarlo, le mordió una pata a la bestia mientras empujaba al cachorro hacia atrás, sin embargo en la acción la loba quedaría expuesta a un violento ataque por parte del oso, lo que le causo la muerte. El cachorro parecía estar devastado, al ver el cuerpo de su madre siendo devastado y devorado por un animal tan grande y él siendo tan chiquito e impotente, sin embargo el Oso se aburrió de comer la misma presa y volteo su mirada hacia la pequeña cría, que no tenia escapatoria.

De haber seguido observando aquel conflicto entre animales, el cachorro hubiera corrido la misma suerte que su madre, sin embargo no me quede de brazos cruzados frente a esta situación. Comencé a correr rápidamente hacia donde estaba el gran oso, tomando la espada que me correspondía como protector de la princesa, la empuñe en mi mano y salte sobre el animal, quien al no esperar el ataque no tuvo más opción que intentar huir. El ataque de mi parte fue muy fuerte, lastimándolo en el lomo y causándole una hemorragia que quizás le costaría la vida. El oso huyo hacia su cueva de nuevo y yo me dirigí hacia la pequeña criatura, lo tome entre mis brazos y lo cargue. El pequeño seguía asustado, era una criatura tan chica que al verlo me di cuenta que no podría sobrevivir por su cuenta…Decidí dejármelo…Después de todo, me vendría bien un poco de compañía en mis momentos libres.

-Tranquilo…Ya no te pasara nada, pequeño.

La noción del tiempo volvió a mi y me di cuenta que las horas habían pasado mas rápido de lo que esperaba. Tal vez en el momento en el que estaba acostado en el césped. Emprendí mi camino de regreso a Roma con el cachorro en mis brazos, pensando en que si me lo dejaba, podía que me encariñara con él y el mismo era una criatura salvaje peligrosa, pero al ser tan chico quizás podría domesticarlo para que no hiciera conflictos cuando grande. Después de todo, no perdía nada por intentar, si no lo podía domesticar lo devolvería a su origen natural…Además de pensar en eso, pensaba en un nombre para el cachorro, mire su pelaje blanco como la nieve y el nombre vino a mi repentinamente…”Snow”…

por Leonard Lun Oct 04, 2010 4:38 am

Por alguna razón, por más que intentara e intentara frenar, no podía dejar de hacer estupideces. La princesa Lin debía pensar que era un idiota y mucha gente lo cree así, pero yo no creo ser idiota, simplemente me gusta las cosas que son alegres y que pueden mostrar un poco de tranquilidad, sin tener que estar rasguñándose los unos a los otros por esa necesidad de oro y sangre, de tierra y poder…No me gustaba nada que tuviera que ver con la ambición o cualquiera de las cosas que rodeaba a Roma, era por esto que principalmente no quería venir…Pero cuando Archer dice algo, debe de cumplirse. No deja que los demás opinen ni nada por el estilo, eso era otra cosa que detestaba. Sin embargo, el venir no había sido tan mortuorio o un sacrificio sin recompensa, al menos pude pasar tiempo con la princesa Lin, que en Britania esta protegida por muchos guardias que no me quieren ver ni a un metro cerca y además, encontré a Snow…un pequeño compañero que me ha divertido y metido en problemas en tan poco tiempo debido a que es juguetón y simpático. Una vez que logre salir del palacio principal de la Villa Adriana, me di cuenta que Lin quizás me necesitara, pero no voltee porque sabia que era preferible que yo estuviera lejos de la princesa, para evitar avergonzarla frente a los poderosos señores de Roma.

Fue un recorrido largo, de hecho, pensé que la comida se echaría a perder, pero gracias a dios se mantuvo fresca para el tiempo en el que volví a la gran cascada en la que había estado hacia un tiempo. El ruido de la cascada cayendo sobre el agua era un ruido que parecía melodía en mi oído, con un par de cantos de aves que parecían estar festejando algo. Puse el plato de comida de Snow lo mas cerca posible mientras que me saque las sandalias que estaban rotas por los mordiscones de Snow, las tire hacia el lago y se hundieron en lo mas profundo del mismo. Puse mis descalzos pies en el agua que a esta hora comenzaba a volverse fría. La noche estaba cayendo, se podía ver como las nubes se desvanecían y las estrellas comenzaban a mostrarse una junto con la otra en el oscuro firmamento. Los árboles eran movidos por una brisa que relajaba todos mis músculos y Snow que había terminado de dormir, se quedo dormido bajo un tronco. Verifique que el lugar fuera seguro dando unas vueltas alrededor y pude ver que no había mucho peligro, los únicos animales salvajes parecieron ser el oso y los lobos, que ya habían pasado a mejor vida…Excepto por el cachorro que dormía. Me recosté en el césped y planee dormir allí, todo estaba muy oscuro ya como para hacer algo más y mi cuerpo estaba cansado. Mañana seria otro día, por lo que cerré los ojos, mientras que sentí como Snow se levanto lentamente, se paro en mi estomago, bostezo y se termino durmiendo allí mismo al mismo tiempo que yo también me dormí.

por Aldebaran Sáb Oct 09, 2010 7:47 am

Una gota surcó en el rostro del rubio, dando a conocer que estaba durmiendo bajo una tormenta, de hecho la tormenta ya se había desatado hacia un buen momento y el cachorro que había quedado durmiéndose en sus brazos estaba bajo una piedra refugiado mientras él dormía en la tranquilidad del césped empapado al igual que todo su cuerpo. Los pasos del gigante se sentían livianos, hundiendo la hierba hasta que se posicionó justo por encima de la cabeza de Leonard, poniendo un pie a unos diez centímetros de cada oreja del rubio y mirando hacia el horizonte al pequeño lobezno.

El cuerpo del gigante servía como techo al británico que dormía placidamente. Aldebarán se cruzó de brazos, haciendo una mueca de disgusto para intentar olfatear desde aquella enorme altura para ver si había olor a alcohol, cada tanto había un ebrio que se emborrachaba al otro lado del Tiber y vaya a saber como, iba a parar al bosque.

- ¡Despierta, joven!

Dijo Aldebarán moviendo su pie izquierdo y pateando un poco el hombro del rubio, para zamarrearlo prácticamente con su pie. Cuando lo tocó con su pie, rápidamente Salió el pequeño lobezno de su refugio a hacerle frente al gigante bajo la lluvia, a lo que tan solo Aldebarán sonrió y el lobezno colocó de lado su cabecita, no entendiendo absolutamente nada, pero pronto cerró sus ojos como si encontrara paz en Aldebarán.

- ¿Es tu dueño? ¿Qué le pasó? Ven aquí pequeño.

Dijo Aldebarán haciéndose a un lado de Leonard y agachándose para que el lobezno corriera hacia él. El animal se le subió en la mano a Aldebarán y le lamió un poco el rostro, mientras éste observaba a Leonard. El gigante extendió su mano hacia al lado de los oídos del rubio y el lobezno comenzó a ladrar para intentar despertarlo del sueño.

Off Rol: Bien mamila, pero si te molesta algo de la manipulación lo cambio Lea, avisame nomás.

por Leonard Dom Oct 10, 2010 6:41 pm

"Como llegue aqui"...

Un gran muro detras mio mostraba la figura de un hombre obeso, el cual estaba sentado en posicion de flor de loto. No entendia absolutamente nada, pero sentia una paz intensa en mi interior que se despertaba sola con solo mirar aquel muro. De repente un brillo dorado salio de mi cuerpo y se fusiono con otro brillo dorado de aquel sujeto que estaba grabado en la roca.

"No te gusta todo lo que esta pasando a tu alrededor, no es asi Leonard...Sientes impotencia porque en el fondo sabes que no puedes hacer nada para enfrentar lo que se te avecina. Pero debes sacar fuerzas de tu interior. Existe un universo de calma y energia en lo mas profundo de tu ser el cual debes despertarlo..."

La voz parecia provenir desde aquella muralla, estaba en una especie de universo alterno donde todo estaba oscuro y no habia nisiquiera un suelo, me deje llevar por las voces que escuchaba y decidi contestarles

-Y..¿Como hago esto? ¿Como despierto este poder?...

Me quede esperando respuesta pero todo parecia desaparecer en la nada, una voz que en mi mente sonaba me hacia volver hacia atras, alejandome de aquella muralla que desaparecia en el horizonte.

"Despierta Joven"...

Luego unos ladridos terminaron despertando de aquella especie de sueño que habia tenido, era Snow quien estaba ladrando y a mi lado estaba un enorme hombre que debia de ser el que me desperto. Me levante y me agarre mi cabeza con la mano derecha, un pequeño dolor estaba dandome puntadas en la misma. Me levante mientras que mire a aquel sujeto que parecia haberse tomado confianza con Snow, pero el lobito no le ladraba por lo que imagine que era una persona buena que no emanaba peligro para el cachorro...Decidi hablarle al hombre por primera vez.

-¿Quien eres?...

Me quede esperando respuesta mientras me estiraba, la lluvia refrescaba mi rostro y me terminaba de despertar. Sin embargo, estaba todo mojado por lo que podria enfermarme de permanecer alli.

por Aldebaran Mar Oct 12, 2010 4:33 am

El enorme hombre soltó al pequeño cachorro dejándolo en la superficie, quitándose su enorme capa blanquecina para cubrir el pequeño cuerpo de Leonard. Una sonrisa pacifica cruzaba por su rostro, era amble y bastante fraternal. Era para que no se mojara más de lo que ya estaba y tuviera un poco de calor en su cuerpo, porque se iba a enfermar; fue en ese momento que aclaró su voz para contestarle al rubio.

- Mi nombre es Aldebarán, vivo en los bosques y decidí pasear bajo la lluvia, y te encontré aquí.

Dijo el hombre poniéndole la capucha que tenía en su cabeza al rubio, para que no se mojara más. Realmente le quedaba enorme, y le acomodó la ropa como si fuese un padre arreglando a su niño. Era enorme, monstruoso comparado con la pequeña humanidad del chico que parecía aturdido por algo.

El cachorro seguía ladrando, quizás por estar bajo la lluvia, mientras que el mastodonte tan solo quedaba vestido con las pieles de oso que había cazado en su encuentro con uno. Era realmente peligroso perderse o dormirse en el bosque como lo había hecho el niño, y mas aun si había animales salvajes por ahí; pero era algo que Aldebarán no temía y sacudiéndolo un poco terminando de arreglar sus ropajes, dijo.

- Con eso estarás a salvo de enfermarte o algo, ahora dime pequeño. Creo que quizás te hayas quedado dormido o te desmayaste, al juzgar por tu sueño profundo diría que estabas durmiendo demasiado bien. Aunque puedo equivocarme. Dime niño ¿Te perdiste? Porque si es así te podría llevar a tu hogar, si tienes uno.

Musitó Aldebarán preocupado por el joven, al mismo tiempo que estaba agachado pues medía igual que el rubio. Lo observaba a los ojos, intentando analizarlo como hacía con todas las personas con las que entablaba una conversación o conocía. Era la desconfianza la del gigante de siempre analizar a la persona, si era buena bienvenida sea una relación en el futuro, pero primero ver que tenía este chico. Al juzgar por sus ojos, que estaban un poco idos quizás por el dolor punzante en su cabeza, igual contenían paz, se podía notar que era una buena persona por como reaccionó el lobo en su defensa.

por Leonard Jue Oct 14, 2010 3:30 am

Mi mente seguía pensando en aquel extraño suceso que había tenido lugar en mis sueños, tal vez. Me seguía pareciendo escuchar la voz de aquella muralla hablándome y diciéndome que en mi interior existía una paz. Podía de ser posible ya que nunca me gusto la violencia y algo de paz debía de haber en mi interior. Nunca me gusto como los romanos trataban a la demás gente, como simple escoria a tal punto que para la supervivencia de Britania, mi pueblo, se tuviera que casar su princesa con alguien de la realeza romana…Eso simplemente me daba asco.

Me había quedado en un estado de shock hasta que por fin pude calmarme y prestarle más atención a aquel gran hombre que parecía estar vagando por allí y me encontró tirado en el suelo. Sin que yo me diera cuenta me había cubierto con una capa que me protegía del frío y la lluvia. No era la gran cosa pero al menos era mejor que no tener nada y estar a la intemperie. Agarre a Snow y lo puse en mis brazos mientras que lo tapaba, su pelo estaba un poco mojado y se sacudió para terminar de secarlo. Pero en este movimiento salpico al gigante y a mí.

-Cuidado…-Dije mientras que sonreía y lo calmaba, el gigante se dio a conocer, su nombre era Aldebarán… Apenas lo escuche me pareció conocido, un nombre que por alguna razón lo había escuchado en alguna otra parte. Deje de pensar estupideces para ponerme serio, una vez en mí vida, y hablar con aquel hombre como un verdadero representante de la princesa Lin debía de hacerlo.- Un gusto conocerlo, Aldebarán. Mi nombre es Leonard y no, no tengo un hogar aquí ya que mi tierra esta lejos, en Britania. Estoy residiendo en Roma junto con la princesa Lin, pero la deje por…-Pensé un momento lo que iba a decir, era mejor mantener mi estupidez en secreto- Motivos personales…

Sonreí y espere que el grandote dijera algo, pero al parecer estaba mas ocupado observándome de manera extraña...Me llego a preocupar la manera en como aquel gigante parecía asesinarme con la mirada, como si desconfiara de mi…Snow se estaba quedando dormido en mis brazos y yo seguía pensando el porque de su intriga, así que decidí romper el hielo y preguntarle.

-¿Todo en orden?

por Aldebaran Jue Oct 14, 2010 3:00 pm

Aldebarán tras largo tiempo de observarlo en esos pocos segundos pudo deducir que Leonard escondía algo, en realidad le resultaba parecida su apariencia, como si lo conociera desde hace un buen tiempo. Se sentía cómodo con él, como si estuviera destinado a conocerle y eso que le había encontrado en el campo no era una simple casualidad del destino, a decir verdad, era un elegido pero ninguno de los dos lo sabía o quizás sí un poco Leonard que había tenido aquel sueño.

- Sí, sí… está todo en orden. Tan solo observaba tus ojos, como siempre digo y me enseñó mi maestro, son el reflejo del alma y puedo deducir si estas bien o no a través de ello, pero nomás veo que caíste en un sueño profundo o una pesadilla.

Así que vienes de Britania, ¿Eh? Es una lastima que el Imperio Romano se extienda con muchos pueblos en guerra, porque me gustaría conocer un poco el mundo; pero imagina llegar a un lugar asediado por los Romanos y decir que eres uno, quizás hasta me maten o me vean raro, algo que no me haría bien... Me encantaría pertenecer a un ejército de ellos, para ser conocido un poco y arreglar las cosas con palabras y no con guerras, que tan solo trae desolación y más jóvenes con padres huérfanos, o mujeres viudas…

Dijo Aldebarán recordando que su padre había muerto en la guerra como un soldado más del Imperio Romano, al punto que jamás había vuelto a ver su cuerpo desde que partió aquella vez cuando el apenas tenía diez años, pero sabía que las guerras alimentaban el alma y eran parte de la vida, y como tal superar una prueba era una batalla ganada, quizás el algún día lograría dar su vida por Roma, ¿Quién lo sabía?

- Pero si Roma no combate, no sería tan pacifica al punto de poder vivir en paz en un pueblo bastante tranquilo que es respetado. Hay que aprender a mirar cada una de las cosas de diferentes ángulos… ¡Jajaja! Que tonto… estoy hablando demasiado. Disculpa Leonard, pero tan solo pasaba por aquí, como veo que estás bien… me voy retirando; fue un gusto haberte conocido… cuando te vea otra vez espero tengas mi capa.

Dijo el gigante, en señal de que algún día quizás lo vería. Pues Aldebarán escondía un par de secretos bastante importantes, como saber que pensaba la gente, era como un don… nada especial pero podía notarlo a través de sus ojos. Sin duda el destino le uniría con Leonard en el futuro, pero no sabía cuando, tan solo esperaba que sea así y no se equivocara, aunque hasta ahora no lo había hecho… el mastodonte estiró su mano con una sonrisa, para intentar estrechar su mano al jovencito.

- ¿Te parece un trato justo?

por Leonard Sáb Oct 16, 2010 2:39 am

La verdad era que aquel enorme hombre me causaba un tanto de temor. Seria por su increíble altura o quizás porque me molestaba que estuviera observándome o haciendo los análisis del alma o cualquier cosa que hiciera. Me hablo sobre mi país y como la guerra con Roma había hecho que estuviera a punto de caer, estas palabras me hicieron recordar al tremendo esfuerzo que estaba haciendo la princesa Lin por la paz y también el sacrificio que debería hacer, por alguna razón me deprimió. También hablo de que Roma debía pelear y comenzó a hablar de muchas cosas que simplemente me marearon. Decidí contestarle para que no siguiera.

-Si, la verdad es que es una pena y lo que mas me lastima es que para evitar esta guerra que desde ahora es innecesaria, una mujer deba entregar su libertad y su amor…A alguien que no ama.

Me sentía furioso e impotente ante la decisión que había tomado la princesa Lin, era demasiado egoísta por parte de cualquier hombre, romano o no, el pedir a una mujer que se casara con él o amenazarla con destruir el país que ella gobernaba dado el caso de negarse. Me había perdido en la furia pensando en este tema, cuando reaccione me di cuenta que el grandote se retiraba. Me dijo que la próxima vez que nos viéramos le debería devolver la capa que me había prestado para que no me mojara. ¿La próxima vez? No se porque, pero yo también tenia esa sensación de que no seria la ultima vez que lo vería.

-También fue un gusto conocerte y descuida, veras que tendré la capa para cuando la necesites y nos veamos nuevamente.

El gran hombre coloco su mano y la estreche. Luego se retiro y me dejo solo con Snow, quien estaba bajo el manto y en mis brazos.

-Que tipo mas raro…-Snow me mordió un dedo- Ey!!...

Me retire del bosque pero esta vez para ir a algún lugar donde mi presencia no fuera una molestia, estaba cansado que los demás tuvieran que lidiar con problemas por mi culpa.

por Aldebaran Lun Oct 18, 2010 5:37 am

Tras luego estrechar su mano y observar que el joven le respondía con una afirmación, Aldebarán ahora bastante más podría decirse: vulnerable a la lluvia. Se retiraba con aquella sonrisa amable que lo caracterizaba, cuando se dio la vuelta y le dio la espalda al joven adoptó un rostro mas serio, pues gracias a sus sentidos bien desarrollados; quizás mas que los de cualquier ser humano, pudo escuchar las palabras de Leonard.

Tras desaparecer de la vista del rubio que ya se había ido, Aldebarán regresó un tanto vigilando a su alrededor cruzado de brazos. Algo le había llamado la atención en la cascada, pues era como que le llamaba con aquel brotar de su agua. Los ojos de Aldebarán se perdieron en el cielo que comenzaba a resplandecer repentinamente, puesto que el sol salía sin avisar si quiera y sin dejar pensar el porque de lo hacía tan velozmente, el gigante se rascó su cabeza y musitó al borde de un pico que daba directamente a la cascada y tenía la vista privilegiada de tal espectáculo.

Veo que hoy el destino girará en torno a mí. Es como si hoy fuese un mejor día, mejor que ayer… ¿Será que los Dioses me están sonriendo solo por hoy? Quizás sea momento de ir…

Masculló por lo bajo para el mismo, mientras agachaba la cabeza un poco, puesto que aquel recuerdo que venía a su mente realmente le daba un poco de nostalgia, saber que se había ido por culpa de el mismo, pero no se sentía a gusto así. Pero aquella lluvia le había mostrado que cada vez que llovía salía el sol, quizás hoy debería salir el sol para él, en ese lugar… asintió con su cabeza y una sonrisa se dibujó en su rostro para girar en su eje y sin mas darle la espalda a la catarata y comenzar a emprender su rumbo.

por Helena Vie Dic 03, 2010 4:33 pm

La joven Helena llegó alegremente a la cascada por donde sabía el animal podría estar a esas horas, el sonido del agua al caer daba a ese paisaje nocturno un ambiente realmente romántico, justo el indicado para matar y desangrar a una bestia. El reflejo de lal una sobre el río en donde caía en eterna parsiminonia el agua de la cascada ondeaba lentamente sobre la superficie del agua alterada a penas por la fuerza con la que el agua que caía chocaba contra el agua ya estancada; todo era perfecto y tranquilo, justo lo indicado para que un jabalí se acercara a beber agua, puesto que con eso ella podría atacarle ya que al estar bebiendo agua estaría indefenso, cosa que ella tenía que aprovechar.

-Bueno hemos llegado ya- dijo Helena en voz baja mientras se agachaba y se escondía detrás de unos arbustos, cerca de un camino muy gastado y grabado con las huellas de una bestia que presumía ella era el jabalí- Hace unos días lo vi venir acá a la misma hora, y estamos justo en el momento para que venga otra vez a tomar agua- dijo la joven de cabellos rubios mientras miraba ne su carcaj buscando algunas flechas que tenían en el mango una marcha roja; las flechas que tenían esta marca estaban envenenandas, y causaban la muerte del animal por destrucciòn del tejido donde hacían la herida. Por unos segundos pensó en usarla, pero miró a los dos jóvenes que la acompañaban y recordó que uno de ellos quería comerse la carne del animal, así que en vez de usar esas flechas que podrían envenenar la carne que ellos podrían consumir, decidió tener listas no más las flechas que estaban afiladas y que le servían para hacer los más grandes cortes posibles en las pieles más gruesas.

Fue entonces que cuando menos lo esperaba el jabalí hizo su aparición aún con la herida fresca del sitio en donde ella había golpeado pora volarle un colmillo, era una bestia tan grande, más grande de lo normal, que casi resultaba imposible que una joven tan delicada como ella pudiera pelear contra el y lograra salir bien librada de una lucha con tremendo animal; la joven cazadora esperaba que esos chicos no empezaran a hacerle preguntas imprudentes sobre esto, y lo único que hizo fue esperar que sus nuevos compañeros de cacería insinuaran algún plan, o le preguntaran alguna cosa, estando con ellos no sabía cuál sería el momento justo para atacar a esa bestia, puesto que necesitaba que ellos también estuvieran listos para ayudarla con ese animal.

Spoiler:

por Fingolfin Sáb Dic 04, 2010 4:07 am

A eso es a lo que yo llamo un Jabalí. – se pensó Fingolfin mientras observaba una bestia gigante y en sus labios se ensanchaba una gran sonrisa, sus ojos parecían dilatarse de la emoción y esperaba que la muchacha diera su primer flecha para comenzar a atacar al animal, pero se dio cuenta de que eso no iba a llegar jamás, puesto que esperaba algo; quizás un plan fue en ese momento que moviéndose con cautela se puso al lado de ambos y con sus ojos aun clavados en el alimaña musitó.

Es grande, más de lo que esperaba. Necesitamos dar un plan urgente si es que quieren cazarlo ahora y en este mismo lugar, mientras… - se calló un momento pues el animal parecía inquieto, quizás hasta les podía oír tenuemente así que espero que la cascada tapara su voz un poco para proseguir entre susurros. - … está bebiendo agua.

Se supone es una cascada, por mas que intente meter el hocico el agua es turbia y le tapará por un momento la visión. Es justo cuando introduce el hocico para beber cuando debemos atacar, a sus patas traseras, son las que suelen tener mas fuerzas para correr. De ese modo, por mas grande que sea, no tendrá movilidad y es ahí cuando atacamos hasta que muera. Diría de atacar las patas delanteras, pero eso nos acercaría más a su hocico, a su mordida y a su visión, y a su embestida, ¿Por qué no? – observó a los dos a los ojos, para luego mirar a la criatura para ver si tenía algún movimiento.

Sin embargo, necesito saber si a alguien se le ocurre un plan para acercarnos mas, estos animales suelen tener mucha agilidad y un paso en falso o arrojarse a sus patas de una distancia considerable podría hacernos fallar y podría escapar al ver que le superamos en número. Si a alguno de los dos se le ocurre algo ahora, que lo diga rápido porque no tenemos mucho tiempo antes de que se marche. – musitó con rapidez Fingolfin, todo lo que se le ocurría al menos por lo pronto y podría deducir en sus acciones.

por Steven Dom Dic 05, 2010 5:37 am

Tras llegar a la cascada, el guerrero quedo sorprendido con el inmenso tamaño que tenia aquel animal. Esta vez era enserio, Steven estaba totalmente sorprendido, al parecer la muchacha de nombre Helena no se venia con jueguitos pequeños de mujeres, sino que venia por las grandes presas… las que presentaban un desafío, esas que encendían la sangre del guerrero y la hacían hervir mas que todo un ejercito de estupidos guerreros rivales.

-Vaya… Cosa… -Dijo mientras que desenfundo su espada con cuidado, para no meter ruido. Escucho las palabras del joven Fingolfin atentamente, el plan parecía bueno pero tenía razón en el punto de que debían estar mas cerca. Steven pensaba, pero atrapar a un jabalí no era lo mismo que enfrentarse a un guerrero humano, por lo que sus habilidades no servían mucho en este campo. Un humano en vez de esconderse y de tener que acercarse lentamente, vendría a atacar y de esa manera Steven podría jugar con la desesperación de él para ganar… Pero esto era muy distinto, ahora era el animal quien jugaba con la desesperación de Steven, y eso no le gustaba- Debe haber alguna forma de acercarse… Pero yo no soy el más indicado para hablar…

Se quedo en silencio, esperando que la muchacha que parecía ser experta en caza y en el animal, dijera lo que tenia que decir. Alguna idea que iluminara al joven de cabellos naranjas que se encontraba esperando el momento justo para atacar, al igual que Steven. Sin embargo, parecía tardar mucho la respuesta y podría ser que no tuvieran tanto tiempo con el jabalí en esa posición de serenidad.

por Helena Dom Dic 05, 2010 4:34 pm

Helena escuchó las sugerencias de los dos hombres que estaban en ese lugar, al parecer a ellos les había sorprendido el tamaño del animal, y no era para más puesto que tal bestia sólo podía ser un regalo de los dioses, pero al final sabía que un animal como ese sólo podría ser cazado por ella si gastaba el tiempo indicado, pero dadas las circunstancias ella quería terminar con aquello lo más pronto posible. El primero en hablar claramente impresionado por el tamaño de esa bestia fue el joven de cabellos naranjas; al parecer estaba bastante emocionado de cazar un ser tan fuerte y tan grande, que no podía contener su emoción y un plan muy factible salió de su boca.

-Me parece que lo que has dicho tiene mucho sentido- dijo la joven de cabellos rubios mientras sacaba con cautela unas cuerdas muy fuertes que tenía guardadas en el carcaj- Si lo de las patas traseras es la solución pues pienso que uno de nosotros podría ir y amarrárselas para que no escape, con eso se caerá, pero esto segura que eso no sería nada diviertido- Helena miró a Steven sacar su espada y luego de sonreír siguió con su diálogo- Yo he dicho que quiero cazarlo rápido, no que quiero que sea aburrido.

Luego de unos segundos Steven dijo unas cuantas cosas también, pero hasta ahora el plan de Fingolfín era el ganador.-No se irá tan pronto, yo a esta bestia la he estado observando por días y les aseguro que se queda casi una hora en este lugar- luego de decir esto la joven de cabellos rubios observó fijamente a los dos jóvenes y dijo en voz baja- Yo soy buena lanzando cuerdas con peso en las puntas- Helena amarró unas piedras en las cuerdas que tenía agarradas en su mano- En buena podría encargarme de atrapar sus patas traseras y sería mejor si el animal está distraído con algo que le molestara en su frente... La cosa es quién de los dos piensa que puede salir a darle frente a al animal- Helena esbozó una sonrisa y dijo- YO ya le he enfrentado y salí viva, así que para ustedes no ha de ser muy difícil.

Helena miró fijamente al animal y se pasó la lengua por los labios esperando la respuesta de uno de los dos hombres con los que había ido a reclamar la vida de ese jabalí, y más que todo su piel par poder hacer esa prenda tan elegante que deseaba fabricarle a su príncipe rubio que tanto le robaba el sueño y la ponía a pensar las cosas más raras para complacer a un hombre.

por Fingolfin Miér Dic 08, 2010 3:01 pm

Agachó su cabeza un momento, observando al suelo, escuchando con atención las palabras de Helena. Cerró sus ojos y suspiró, aun le dolían sus nudillos, sus ojos desaparecían detrás de sus cabellos, dejando un sombreado un tanto macabro en ellos, pero no se veía así cuando una sonrisa se dibujó en sus labios. – Que así sea…

Musitó el chico para ponerse de pie con velocidad y comenzar a correr. Sus piernas se movían con gran velocidad y clavó sus dos pies en la tierra, levantando un poco de polvo haciendo que el animal pudiera verlo. Corrió rápidamente hacia delante, quitándose aquella ropa que le cubría su torso y lanzándola al aire, al mismo tiempo que saltaba para sumergirse al agua de la cascada con velocidad. ¿Sus espadas? Pues… las había dejado detrás de los arbustos, a los pies de Steven, después de todo iba a servir de distracción esta vez. Comenzó a nadar en círculos, levantando su mano para que el jabalí pudiera verle, pues éste parecía enfurecido y concentrado en él.

El animal dudaba en meterse al agua, pues no podría nadar muy bien dentro de ella con sus pequeñas patas, pero mantenía su vista bien de cerca observando cada movimiento del pelinaranja. Era suficiente distracción para que los demás entraran en acción y eso era lo que esperaba Fingolfin, mientras seguía distrayendo a la bestia.

por Steven Jue Dic 09, 2010 10:44 pm

La carnada ya había sido lanzada, y lo hizo por voluntad propia. El muchacho de pelo naranja salio corriendo para sumergirse en el agua de la cascada, distrayendo a aquella bestia que estaba parada frente a nosotros. El plan era bueno, si la muchacha le atrapaba las piernas traseras el animal quedaría totalmente derrocado y seria fácil de matar. Steven tenia su espada empuñada en su mano diestra y estaba mirando atentamente al animal, mientras que calculaba cada movimiento que pudiera hacer, si el plan fallaba la bestia se vendría contra ellos y no quería que eso pasara a mayores. La espada de Steven no temblaba, al igual que su pulso. Miro a la rubia y hermosa mujer mientras que sonreía, sabia que era el turno de ella para atrapar las pequeñas patas del animal con una soga o algo así.

-No pienses que dejare que te manches con la sucia sangre del animal –Dijo Steven mientras que movía su espada, haciendo movimientos que servían para precalentar su muñeca y sus dedos para ya estar preparado a la hora de incrustar el animal- Encárgate de atraparlo y yo me encargo de que deje de respirar…

El joven avanzo lentamente, manteniendo la distancia para evitar cualquier riesgo de que el animal se asustara o escapara, de hecho, el bicho no se había ni dado cuenta que Steven se acercaba lentamente, estaba muy distraído con el muchacho de pelo naranja. Steven dio media vuelta para ver a Helena y al ver que estaba casi lista, comenzó a correr hacia el animal.

Pero al empezar a correr fue cuando tuvo ese presentimiento en su pecho. Algo no estaba bien, había una fuerza extraña que lo llamaba a su casa y le decía que debía de volver. Intento mover su mano para tirar la espada al jabalí, pero aquella fuerza era superior a él y no lo dejaba. Al parecer lo único que podría hacer era volver a su casa y averiguar que era lo que pasaba. Enfundo su espada mientras que le sonrío a la joven. Estaba seguro que ella sola podría y con la distracción del muchacho, seria pan comido.

-Lo siento pero…. Tengo algo que hacer…

El guerrero salio corriendo alejándose del bosque, dejando atrás a Fingolfin y a la muchacha para ir a por aquel presentimiento que tenía.

por Helena Vie Dic 10, 2010 9:51 am

La carnada había hecho lo que tenía que hacer y ahora el jabalí estaba entretenido con el chico de cabellos naranja, ahora sólo quedaba que ella actuara, así que cuando Steven se lanzó contra el animal, la joven hija del soldado lanzó las cuerdas hacia las patas traseras del animal y lo hizo caer inmediatamente haciendo un escándalo que espantó a los pájaros del bosque, ahora era el turnoo de matar a la gran bestia que le serviría para darle el regalo de vanidad a su ángel bajado del olimpo que tanto quería y amaba, estaba pensando que si sólo mataba a ese animal para tomar su piel las cosas no iban a resultarle bien por el orden cármico, espera que ese joven si quisiera comerla.

Steven la observó justo en el momento preciso para que ella efectuara su acción, pero cuando ya todo estuvo listo el joven de cabellos rojos se marchó diciendo que tenía algo que hacer; ahora estaban ella, el jabalí y Fingolfín, quien seguro se pondría bastante alterado por aquel accionar de su amigo ante la situación, pero ahora no había nada que hacer, puesto que ya la bestia no se podía mover, estaba indefensa y por primera vez en la vida Helena tuvo un raro sentimiento en ralación a su víctima, algo que no podía determinar, así que mirando a su compañero de caza dijo saliendo de su escondite.

-Tengo un problema... Yo no comeré la carne de esta bestia, así que ahora no sé si deba matarlo, o sencillamente dejarlo ir- Helena miró al animal con lástimam puesto que le había hecho pasar tantas cosas ya hora estaba ahí sin tomar una resolución- Yo sólo quiero su piel, pero si para eso ha de desperdiciarse toda esta carne no estoy dispuesta a matarle... Dime FIngolfin tu comerás su carne o no? Dímelo porque siempre he criticado a los cazadores que no piensan en el desperdicio que hacen matando animales a diestra y siniestra, y cuando tu amigo se fue me puso ese problema encima.

por Fingolfin Lun Dic 13, 2010 9:26 pm

La estupidez más grande fue ver a Fingolfin en el agua distrayendo a la bestia, mientras que Steven se marchaba. Gruñó por lo bajo para salir nadando lo más rápido que podía de ahí, metiéndose en los pastizales a gran velocidad, mientras escuchaba a la mujer hablar. Tomó sus espadas con fuerza, para que su mano comenzara a sangrar nuevamente debido a la presión que hacía al empuñarlas y salió corriendo a toda velocidad hacia el animal para clavar muchas veces sus armas en la bestia.

Una tras otra, las clavaba con furia, con bronca soltando un grito de dolor y a la vez de desahogo cada vez que lo hacía; hasta que el jabalí por fin dejó de respirar y cerró sus ojos con cansancio, pues no volvería a ver la luz del día, ni tampoco de la noche. Estaba muerto y Fingolfin estaba parado frente a él, observándole con su pecho que se hacía cada vez más grande y más pequeño, debido a la respiración forzada que hacía.

Soltó las dos espadas y cayó de rodillas, el dolor en sus manos le estaba matando y limpió el sudor que caía por su frente con su antebrazo, estaba con el torso desnudo y por primera vez sintió un frío en su pecho, pues había matado a alguien; pese a ser un animal le había marcado de por vida, de seguro. - ¡Ya no importa!

Musitó el chico pelinaranja, dejándose caer rendido al suelo, observando el cielo. Se reincorporó al instante, poniendo las palmas de sus manos en el suelo y sentándose, le ardían, pues la sangre comenzaba a machar los vendajes y se podía ver escurrir aquel líquido rojizo por sus guantes de cuero. – Se los daremos a alguien en Roma, toma tu piel y déjame que yo me encargaré del animal… ¿Era lo que querías, no?

por Helena Lun Dic 13, 2010 10:12 pm

Helena no pudo preveer lo que pasó, el joven de cabellos naranja salió corriendo del agua y sin escuchar lo que ella decía empezó a matar al animal con mucha furia y falta de delicadeza, en teoría su forma de matar era burda, salvaje y bastante animal, no se diferenciaba mucho de la bestia que había matado.

La espada del joven había hecho su trabajo, ahora el estaba sufriendo los estragos de tanta violencia, la sangre del jabalí había caído en unas hebras del cabello rubio de la joven cazadora, quien al ver que la bestia estaba muerta no hizo más que suspirar y cerrar sus ojos; antes no se hubiera sentido así, pero algo estaba sucediéndole, no sabía de cuando acá ella tenía amor o compasión de sus presas de cacería.

-Pues... Sí eso era lo que quería- dijo Helena mientras hablaba como si algo en su mente le redujera la velocidad con la que pronunciaba sus palabras. Con algo de dificultad la joven sacó la piel del jabalí, sólo la parte que necesitaba, luego empezó a lavarla en el río procediendo luego a lavar sus cabellos para que no quedara rastro de sangre en el mismo, ya pronto iba a amanecer y ella tenía que regresar a su casa.

-Bueno ha sido un gusto conocerte- Helena se llevó la piel al hombro y luego de mirar detenidamente a la bestia dijo en tono amable- rezaré mucho para que el karma por matar de forma innecesaria y dejar que tanta carne se pudra te de un castigo.

Una vez dicho esto la joven hija del soldado dio media vuelta y se alejó lentamente, ahora no tenía nada que hacer en ese lugar, y su misión estaba casi completa, y sus deseos por ver ahora sí a su ángel rubio estaban más que nunca cimentados. La piel del jabalí sería un buen obsequio para el..

por Milanor Sáb Ene 15, 2011 11:51 am

Después de continuar con el paso algo lento pero seguro a través de las copas de los árboles, pude escuchar un bramido a lo lejos. Era un ruido ciertamente particular y hasta amenazante si no se sabía que era exactamente su origen, pero no tardé en identificar la fuente y calcular mentalmente a que distancia podía estar aquel sitio. Tal vez tuviéramos que desviarnos un poco de nuestro recorrido actual (que seguía el sendero marcado en la tierra por el constante paso de los guardias apostados y cuyas vigilias debían de dejarlos agotados, a más de uno lo habíamos encontrado durmiéndose en su puesto…pan comido) pero reabastecer el agua parecía buena idea, además de darle un “merecido” descanso a la horda de monos que ya parecían empezar a cansarse entre tanto salto y colgarse de ramas atestadas de hormigas rojas, escarabajos, gusanos y toda clase de insectos raros que se metían bajo la ropa y dejaban molestas picadas…si, era mejor darles un rato libre.

Y almorzar tampoco estaría demás.

Tomemos un descanso…este parece un buen lugar. declaré finalmente, llegando al emplazamiento de una enorme laguna de aguas cristalinas con una cascada al fondo y…muchos pinos rodeando la imagen. Uh, hasta hay pinos por acá? Son como una plaga. comenté sin mucho ánimo. Pasando aquel detalle que ya ni de importancia era, continué admirando el paisaje. Oigan...aparte de llenar las reservas de agua, podríamos comer algo diferente esta noche, eh?

Unas pocas horas después (y un par de jabalíes asados incluidos) ya estábamos listos para retomar el paso y si no nos perdíamos (de nuevo) podría darse el caso de que llegáramos por fin a Roma o al menos, a los límites de esta con aquel bosque en particular…fuera como fuera, ya podía empezar a oler el oro de los habitantes de más alto rango de la ciudad, una vez en el sitio sería fácil localizar a aquellos sujetos, ni siquiera se molestaban en ocultar su estatus.

Marchando, ya deberíamos poder llegar para el final de la tarde. anuncié mientras echaba a Luna Plateada sobre mi espalda para dar unos pasos hacia delante, tomar carrera y pegar un salto para colgarme sobre la rama más próxima. Ya faltaba poco o al menos eso era lo que podía estimar…

por Milanor Sáb Ene 22, 2011 6:06 pm

El recorrido fue rápido una vez seguro de la dirección a la que me dirigía, sin otro problema más que uno que otro pájaro que se atravesaba en el camino en el momento menos justo y me retrasaba por al menos unos tres segundos de viaje; quitando eso de en medio mi avance estaba probando ser bastante efectivo aún con la escasa luz que tenía para evaluar bien los saltos de una rama a otra. Al momento de dar el último salto al árbol más próximo al claro donde se encontraba la laguna de aguas claras dominada por una alta cascada y cercada por incontables (y repetitivos) pinos, vi algunos seres que no me esperaba en lo más mínimo: un par de guardias romanos. Antes de aterrizar en la rama y quedar al descubierto por si levantaban tan solo un poco la vista, saqué rápidamente a Luna Plateada y usando su gancho con cadena ubicado al extremo del arma, pude hacer que se encajara con la rama superior del enorme pino al que me dirigía y dado que esta estaba cubierta por numerosas hojas, sería un escondite más que perfecto…así que con un giro rápido causado por acción de mi particular hacha, me oculté en aquel lugar, esperando a ver si los “invitados” comentaban algo interesante.

No hay señal de los bárbaros? comentó el primero con voz molesta y pisando fuerte mientras se acomodaba la espada que llevaba al cinto, su tono mostraba que bien estaba frustrado por algo, o porque estar en medio del bosque a esa hora era simplemente un fiasco.

No, todos huyeron antes de poder atraparlos. dijo el aludido con el casco mal posicionado en su cabeza. Se notaba que estaban preparados para una emboscada…

No importa, mejor deberíamos andar y reunirnos con el grupo principal. Hay cosas que hacer y no podemos perder demasiado el tiempo con estas cosas… replicó el primero con mala cara.

Exacto…mmm…seguro sobre esto? No es el General Octavius a quien deberíamos seguir? empezó de pronto el segundo mientras andaban en dirección a un camino ubicado al otro extremo del claro.

No nos sirve un heredero desaparecido que por lo visto, no sabe lo que hace…igual, tenemos nuestras ordenes, estamos claros? dijo el otro con tono algo amenazador, obviamente sin ánimos de aceptar dudas sobre lo que fuera que hacían…aunque no sonaba nada prometedor.

Pero… seguía el otro al tiempo que ambos se perdían entre la espesura ubicada más allá…

Hu...parece que incluso tienen sus problemitas en esta ciudad. Suena bastante sospechoso, aunque igual no es mi problema… comenté para mi mismo de manera pensativa, bajando del árbol y acercándome a la laguna para usar el agua y así limpiar las heridas superficiales que había recibido contra la vieja loca, vendándolas poco después. Si los chicos habían huido, era momento de encontrarlos…y estaba seguro de saber en donde se hallaban.

por Seiren Lun Feb 14, 2011 4:03 pm

No podía dejar de mirar a Edward de vez en cuando notando la diferencia de su semblante, su mismo amigo se daba cuenta de ello pero no le daba importancia tratándolo de la misma forma tan jovial y alegre en la que se comportaba. Aquel hombre estaba relatándonos una de sus anécdotas que tuvo junto con el ahora ex General, todos escuchaban con asombro las grandes hazañas que emprendieron juntos y una que otras carcajadas sonaban cuando el hombre se metía en líos y el mismo Edward tenía que sacarlo del apuro, antes de que pudiera terminar su relato el romano se levantaba abruptamente anunciando que teníamos que irnos, asombrada no supe cómo reaccionar cuando extendió su mano e incitar que nos fuéramos en ese momento.

Nadie entendía el proceder de ese hombre pensando que algo lo había incomodado, sin decir nada afirmaba con la cabeza mientras que él aprovechaba a despedirse personalmente de su amigo, apenas trataba de levantarme cuando mi acompañante tomo mi mano apresurado, se le veía incómodo. Caminábamos un largo rato y él seguía sin soltarme, miraba de vez en cuando detrás de nosotros, el hombre y su hijo se despedían pero antes de que les correspondiera el saludo ya era demasiado tarde.

No sabía que dirección tomábamos pero él debía conocer Roma mejor que nadie, salíamos fuera de la ciudad como podíamos, apenas admiraba el rostro de Edward… jamás lo veía así, su mano me apretaba de una forma como si tuviera miedo de extraviarme o al menos era la sensación que percibía cada vez que avanzábamos, ninguno de los dos dijo nada durante el trayecto. Cada vez que nos acercábamos se escuchaba el sonido del agua, la niebla cubrió el camino, rodeados por la humedad se abría ante nosotros el panorama de una cascada. Al fin soltaba mi mano para dejar sus cosas a un lado y acercarse al río mojando directamente su cabeza, quedaba en el mismo sitio donde me había dejado mirándolo.

¿Está bien?... ¿Acaso hice algo malo?

No sabía que más decir pero fue lo único que se me ocurrió, avanzando unos pasos me colocaba junto a él arrodillándome, aunque sonara raro, podía sentir muy en el fondo lo que el sentía.

por Edward Jue Feb 17, 2011 2:00 pm

Andabamos con paso ligero por las calles de Roma, no queria que nos volvieran a encontrar en un lugar donde personas inocentes se vieran implicadas, ya era demasiado arriesgado para Seiren estar a mi lado, pero ya habian visto a una chica de cabellos negros a mi lado y si la dejaba ir por su cuenta podrian atraparla y hacerle sufrir... solo por haberse involucrado conmigo.

Pensaba en todo eso y cuando nos dimos cuenta al fin habiamos salido de Roma, habia entrado para buscar a la diosa Athena o informacion de ella, pero ahora era muy arriesgado. Debia pensar y el sitio que habia elegido para ella habia sido una cascada algo alejada de la ciudad. Habia llevado a Seiren agarrada de la mano todo este rato, y ahora la soltaba. Aun no la miraba solo me acercaba al riachuelo cercano para refrescar mi cabeza, la tarde habia avanzado y ahora hacia algo mas de calor.

En eso que Seiren se acercaba a mi y se sentaba a mi lado arrodillandose, preocupada por que todo fuera suya me pregunto si habia hecho algo malo. Gire mi cabeza hacia ella y sonrei para mover mi cabeza negando, ella no tenia la culpa, la culpa solo era mia...

Tranquila, no has hecho nada malo.

Me sente tranquilamente en la orilla, saque mis botas y remangue mis pantalones para meter los pies en el agua y dejar fluir este liquido entre mis dedos. Queria explicarle como era la situacion en la que me encontraba, pero no sabia como decirselo, como empezar mi explicacion.

La culpa es mia, a partir de ahora.. voy a ser objetivo de muchas malas personas, y no ellos no dudaran en hacer daño a aquellos que esten a mi lado.

por Seiren Jue Feb 17, 2011 2:49 pm

Edward seguía sin responder, solo mirando fijamente el fluir del río, pensando. Trataba de mirar a otra dirección, quizá lo estaba incomodando o no era el momento de preguntar sobre su repentino comportamiento, el viento soplaba tranquilamente sobre nosotros, la luz de la tarde se reflejaba algo anaranjada sobre la cascada, aquel hermoso panorama pasaba inadvertido entre nosotros, al alzar mi rostro para poder mirar el cielo podía sentir como la bruma golpeaba contra mi piel humedeciéndolo apenas. Su voz irrumpía diciéndome que no hice nada malo, volvía mi mirada hacia a él notando como se acomodaba, dejando que hablara en todo momento. Estaba claro que el suceso en la posada lo había afectado y quizás tenía razón, al menos yo era una de las personas que había sufrido a causa de la guerra.

General…

Acercaba mi mano sobre la suya sosteniéndola pues pocas veces me permitía el estar tan cerca de alguien y el de si quiera pensar poder tocarlas, fue algo tan natural en mí que solo mis dedos resbalaron por el dorso de su mano acariciándolo.- Estoy a su lado y me encuentro a salvo. ¿Eso no cuenta para usted?

Tenía que hacerle ver que no debería sentirse culpable, yo era la prueba de que me encontraba con vida. Recordaba cómo se interpuso para tratar de protegerme de esas dos mujeres, tal vez también debería de sentirse mal, buscaba su mirada, ese semblante que no hacía que se doblegara por nada en el mundo.

Pero sabe.. si es mi culpa, por algún motivo siento que dependo de alguien para que al final me protejan, estoy harta de ello. Las cosas serían diferentes si al menos… fuera del tipo como la princesa Jezzara o la misma emperatriz Selene.

Mi mano se apretaba temblando pensando si sería mejor persona al poseer las habilidades que ellas tenían, aunque no era propio de una mujer hacerlo y además que estaba fuera de mi alcance pensar si quiera en esa posibilidad.

por Edward Dom Feb 20, 2011 8:15 pm

Seiren no dejaba de llamarme por mi antiguo titulo como soldado romano, aquel con el que ella me habia conocido pero que como ya le habia dicho, habia abandonado ese camino para convertirme en un fiel seguidor de la diosa Athena. Lo que ella no sabia era que yo habia recordado partes de una vida pasada y por eso tome esta decision, sabia que en el pasado yo habia seguido a la diosa pero aun no recordaba mucho detalles. Que me nombrara como general solo podia signifcar que aun me veia con ese respeto de alguien superior, o con el temor...

Pero no parecia esta vez el temor o el rencor lo que le llevaba a hacer sus acciones. Se le podia notar la preocupacion en sus palabras y en como tomo mi mano con una calidez que nunca le habia visto. Estaba conociendote una faceta que no habia conocido, era como si estuviera expresandose lo que habia despues de esa mascara de hielo, de esa chica egipcia que no deja que nadie se le acerque, siempre silenciosa, solitaria, misteriosa... ahora era algo diferente.

Yo se, que podria haberlas vencido si hubieran iniciado una lucha, lose por que se que mi camino esta por empezar y no moriria tan facilmente. Pero lo que no estoy seguro, es de poder protegerlos a todos.

En todos sus años como soldado romano luchando en diferentes paises habian descubierto que nunca se puede salvar a todo el mundo, que siempre alguien sale perjudicado en una guerra, en una batalla, siempre hay perdedores, ganadores y gente involucrada. Un ejemplo de ello habia Seiren, alguien inocente y que no merecia sufrir, pero por culpa de la guerra habia salida perjudicada, no queria que eso le hubiera pasado a su amigo en la taberna, que su negocio hubiera sido destruido o peor aun, que el o su hijo hubiera muerto por culpa suya.

Pero.. aunque se que puedo no cumplirlo, dare todo mi esfuerzo para proteger a todos los inocentes que pueda, incluido a ti Seiren.

Ella intentaba consolarme diciendo que no le habia pasado nada, Seiren podia notar lo que me pasaba en mi interior aunque por fuera intentaba mostrarme como sino pasara nada. En eso se podia ver como me habia ido conociendo todas esas noches en la que hablabamos en la celda. Pero ahora se empezo a sentir culpable por no poder valerse por si misma, algo que me hizo reaccionar y recodar la energia que habia sentido dentro de ella.

Eso no es del todo asi Seiren, tu... aun no te conoces bien, yo creo que tu tienes una gran fuerza escondida, llevo tiempo pensandolo desde que te vi en el puerto.

Ya que se habia comenzado al fin esa conversacion queria llevarla hasta el final, podia notar en ella una energia sumamente parecida a la mia, asi que queria saber si era alguien tambien destinada a luchar a mi lado, pero no queria comentarle nada de eso aun, podria ser un peso muy grande para ella y rechazarlo de inmediato. Me levante hacia donde habia dejado mis cosas al lado de un arbol y cogi mi arco de madera y unas flechas, para volver de nuevo a sentarme a su lado.

Aunque no lo creas, todos tenemos en nuestro interior una fuerza escondida, algunas mas grande que otros, pero todos la poseemos.

Pase el dedo por la punta de la flecha mientras que la colocaba mirando hacia el horizonte, yo con un ojo cerrado, comprobando que la flecha estaba en perfecto estado. A lo que me referia hablando era al cosmos, y era verdad que todo el mundo lo tenia, pero... algunos como el mismo Edward, o incluso Seiren, tenian un cosmos mucho mas elevado a las personas normales.

Dices.. que tu no puedes hacer como Jezzara, yo no lo creo, he sentido una corriente pura y poderosa salir de ti y llegar a mi como tu me lo enseñaste. Creo que el destino ha querido darte ese poder, por todo lo que has sufrido, y esta escondido dentro de ti, esperando a que lo despiertes.

Gire mi cabeza hacia ella y con la mano que tenia libre coloque mi dedo en su corazon, cerre los ojos y todo se volvio tranquilo, cuando paso unos segundos fue como si un viento nos rodeadara, nuestros cabellos comenzaron a elevarse y de nuevo la electricidad, pequeñas chispas aparecian entre nosotros. En mi dedo que aun tenia en su corazon se concentro una gran luz, era parte del poder de Seiren que se habia concentrado de mi dedo, al ser tan parecido al mio y al yo tener un mayor conocimiento del cosmos, podia manipularlo un poco.

Ves.. esto nace de ti, es tuyo, pero no es una simple luz.

Le dije con los ojos ya abiertos, ahora me levante y cogi mi flecha, la luz.. el poder de Seiren se habia pasado a mi flecha rodeandola de luz. Cogi tambien mi arco y comence a andar por el agua, tenia el agua que me llegaba caso a las rodillas, y me meti debajo de la cascada. Ella podia seguir viendome dentro de la cascada que caian su agua con fuerza. Entonces cogi esa flecha con el poder de Seiren, y la coloque en mi arco, lentamente apunte hacia arriba, y espere... el momento oportuno.

Queria que ella me observara, que viera lo que eramos capaces de hacer. Solte la flecha despues de un gran resplandor y con un estruendo hice que la cascada volviera su agua hacia arriba. Habia podido detener el flujo de un poder de la naturaleza, todo el agua se detuvo... ascendio y volvio a caer sobre nosotros como una lluvia.

Esto lo he hecho, gracias a ti, y tu serias capaz de hacerlo Seiren, todo depende de ti.

La mire todo mojado mientras que la lluvia creada por mi y la cascada caia sobre mi, mojando mi ropa, mojando mis cabellos que caian entre mis ojos quedando bastantes lisos.

por Seiren Miér Feb 23, 2011 7:29 pm

Las cosas jamás resultan como uno lo espera o lo planea, la vida que siempre debí llevar me la arrebataron pero… ¿si cabía la posibilidad que eso no era para mí?. No quise decir nada al respecto, me hundía en mis propios pensamientos, a veces era la única forma en la que podía alejarme de los demás pero con Edward.

¿Por qué no le odio?

A pesar de que resultara ser diferente, él había sido el causante de una guerra contra mi nación. Cuando fui capturada me forzaron a ser una esclava más hasta que sin soportarlo tuve la determinación de escapar y tratar de ayudar a aquellos que terminaron con un destino igual que el mío pero la traición de mis compañeras hizo que se me confinara en una prisión para pagar tal osadía. Apartada de todo ya no pude ser capaz de confiar en nadie, acrecentando ese leve rencor día a día, pensando si había hecho algo en mi vida para que terminara de esa manera. Hasta que un hombre que cuido de mí me mostro un lado donde uno no debería darse por vencido, yo perdí toda esperanza de ver la luz y recuperar mi libertad aunque ese celador estaba más que dispuesto a protegerme donde le fuera posible, nunca comprendí su proceder pero le permitía que siguiera creando historias donde alguna vez me mostraría Roma, no con la intención de retenerme para servirle si no apartándonos de un mundo donde la muerte ya dominaba Egipto.

Indirectamente cumplió su promesa, podía tal vez no recordarlo aunque no me importaba.. yo lo hacía por ambos.

Agachaba mi cabeza en dirección al suelo, no era ese hombre que conocí… algo estaba por cambiar en él y no permitiría que acabara con ese sentimiento pues era lo único que podía retenerme para conservarme a su lado. Lo veía molesta, su poca fe me generaba desagrado y se dio cuenta de ello, ahí fue cuando se retractó que daría todo de él para protegerlos.. hasta a mí.

¿Por qué no te preguntas las razones por las que sigo a tu lado?

Mi voz se notaba fría y cortante, retirando incluso mi mano y reclinándome hacia atrás, como si pudiera rechazar aquella actitud con ese movimiento. Era una de las pocas veces que le hablaba de una manera no tan formal, mi reacción fue casi despectiva y más el de insinuar que yo tenía algo más… sabía lo que poseía.. lo que percibía y considerarme alguien fuerte no era lo que siempre creía.

Detente…

Murmuraba levemente antes de que pudiera evitar que continuara con su historia, tomaba su arco y flechas, yo solo podía seguirlo con la vista sin reprochar nada, volvió a retomar su lugar a mi lado sosteniendo una de las flechas. Estaba confundida, sin saber lo que realmente pretendía al hacer con toda esa demostración.

Yo sé lo que soy… he visto tantas cosas desde aquella vez… cuando esa sacerdotisa ordeno a… -mis labios articularon ese nombre más no fui capaz de pronunciarlo, el castigo de ser azotada aún seguía presente.. sintiendo cada golpe aun penetrar casi llegando hasta mi alma. Esa mujer no era la única que poseía dichas “virtudes”, a comparación de ella se encontraba ese hombre rubio rodeado de unas intensas flamas que creo el mismo, mis labios se apretaron retomando el silencio, todos asegurarían sentir algo grande dentro de mí.- No insistas.

Estaba a punto de alejarme, yo solo creía lo que podía ver. Su mano se acercó tocando con la punta de su dedo el lugar donde se hallaba mi corazón, un magnetismo hizo que me paralizará al ver como ese resplandor que salía de mi pecho se escapaba materializándose frente a nosotros.- ¿Qué estas ha… - Era una atracción demasiado fuerte, tan irresistible que por reflejo sujetaba su muñeca por el miedo que me provoco… no.. no era miedo. Los latidos de mi corazón se aceleraban, mis dedos hacían leve presión sobre su piel, cada latido como una descarga que invadía todo mi cuerpo, algo que no me hacía daño.

Tal como sucedió en la taberna estaba pasando ahora, esa energía aumentaba a voluntad de Edward, casi como un eco resonó diciendo que esto era mío.. ese poder que crecía más y más. Se alejaba tomando ese resplandor que paso a depositarse sobre la flecha que había tomado. Deseaba hablar, decir algo pero ¿Qué podía decirle?.

Colocándose justo debajo de la cascada apuntó contra corriente, alzaba sus brazos resistiendo la caída del agua, sus acciones cada vez me resultaban más extrañas. Me levantaba precipitadamente, las razones de alcanzarlo las desconocía además de que solo le estorbaría, la flecha era disparada, la luz que emanaba de ella era sorprendente, la cascada era dividida en dos cada vez que la saeta seguía su curso hasta perderse en el cielo.. como lluvia el agua descendía sobre nosotros empapándonos, incluso ciñéndose el vestido hacia mi cuerpo. Con lentitud entraba al río, la cortina de agua que se interponía entre nosotros se transformaba en un velo.

No es casualidad, ¿cierto?... no es casualidad que nos conociéramos.. ¿cree en el destino General.. lo crees?

La temperatura parecía descender pues el tiempo era algo que seguía fluyendo, la única fuerza capaz que no podía ser detenida por nadie, ignoraba las reacciones de mi cuerpo, miraba a Edward buscando su respuesta a través de sus ojos pero en mí la paciencia se había desvanecido volviéndome a veces algo impulsiva.

¿Es por eso que me mantuviste con vida en Egipto?.. ¿esa es la razón por la que trataste de salvarme de aquella sacerdotisa?... ¿Por eso dejas que ahora este contigo?

Dime… ¿Qué sientes al verme?

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Re que posteo mira que loco

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