A las afueras del Alejandría >> Desierto<<

De la nada las arenas se alteraba y con ello un manto de polvo se alzaba generando el remolinar de tal fibra. De inmediato un destello de luz se dejó suelto invadiendo y matando la oscuridad de la noche efímeramente. Rápidamente las arenas se amansaron y cayeron como mera escarcha dejando expuesta la silueta de dos mujeres.

Era Alessa y la mujer que cargaba con la esencia de Lujuria. Con brusquedad la dama del pecado pereza soltaba dicha dama provocando que esta cayera y se rodara por el desierto unos cuantos metros. El rostro de la de largos cabellos azulados reflejaba un regocijo extenso, con mesura posaba sus manos sobre sus anchas caderas y con voluptuoso porte comenzó a caminar hacia el frente llegando estar parada a un costado de la que tomaría como alumna.

Alzando su faz y fijando su mirada la mirada directo al firmamento esta suspiro y con ello musitó:

-Antes en las calles del Alejandría me cuestionabas el como despertar tan hermoso poder para vengarte… la respuesta es demasiado fácil mi querida Shlainn entrenando y esta totalmente decidida que dejaras atrás tu antigua vida mortal regalándome tus recuerdo… lo que mas amas en la vida. Y sólo así te podre yo con gusto ayudar para que despiertes como lujuria en esta era mi querida hermana. La traba a esto es que el entrenamiento en verdad será fuerte y es posible de que no aguantes demasiado… pero yo como tu Maestra te protegeré hasta el final mí querida mujer.

Dicho eso Alessa le ofreció la mano a Shlainn esperando que esta le aceptara y con ello comenzara su entrenamiento.

Narración / Dialogo de Alessa / Pensamientos de Alessa

Alessa se percataba de la aceptación tan fácil por parte de la dama quien albergaba la esencia de Lujuria. Surcando una sonrisa la mujer apretó la mano de dicha mujer y con ello se expresó:

-No es tan facial mujer… pero e de reconocer que me agrada tu decisión por lo que no temas que yo te podre ayudar a la perfección.

Dándose media vuelta Alessa se quedó circunspecta observando la arena. De repente un escalofrió le invadió y con ello sus piernas comenzaron a temblar perdiendo el equilibrio y desplomándose, cayendo hincada entre las arenas del extenso desierto egipcio. Sus pupilas se dilataban y su boca se resecaba. La respiración de la dama del pecado se tornaba jadeante, mientras que su piel se encrespaba y amorataba. Las facciones de Alessa se descomponían dando a notar su malestar corporal, por lo que elevando su cosmos la mujer en mente divagó:

-No otra vez no… maldita suerte la mía apenas acabo de despertar mi técnica eléctrica y ahora una vez más esto me invade… ahhha que dolor.

-Ahaaaaaa

Gritaba desesperada Alessa mientras se llevaba las manos sobre sus orejas, las cuales sentía que explotarían por el repentino zumbido agudo que revoloteaba entres sus tímpanos. Cayendo en el suelo la mujer comenzaba a contraerse mientras se percataba que todo sonido que circundaba en su alrededor se agudizaba. Rápidamente sus oídos comenzaron a sangrar, como pudo la dama del pecado se levantó y así a gatas se quedó. Mientras el elixir carmín que salía desde sus oídos recorrían su piel hasta llegar a sus pómulos pues al estancarse en aquellas protuberantes facciones se acumulaba y caían al suelo en formas de meras gotas escarlatas, que al chocar con la arena formaban un detonante de vació que alteraba los nervios de la dama pecaminosa.

Alessa recordó que no sola estaba por lo que con esfuerzo se levantaba y se quedaba mirando fijo a la dama de cabellos color pardo, surcando una dolorosa sonrisa aquella se expresó:

-Mi querida niña no te espantes nosotras como damas del pecado podemos despertar cosmos impresionantes pero a cambio sufrimos por tener tan hermosa moneda para intercambiarla en un excitante combate… Ahora mismo mi cosmos está demasiado alterado y es posible que se desate más colérico te sugiero que tomes distancia seria una pena que murieras antes de tiempo…

Aferrando sus uñas entre la piel de sus brazos delgados, Alessa se quedaba mirando fijamente a su compañera mientras seguía percatándose de los sonidos que conformaba el medio donde ambas estaban… desde el caminar lento de las hormigas hasta el bramar del cielo. Su sangre seguía desparramándose por entre sus oídos sensibilizados.

Primer post de Seis con respecto al tema: Despertar de Segundo ataque Fuerte “Symphonia Mortuus”
Elemento: Sonido

Off Tepic: Querida me vas a tener que ayudar a despertar mi técnica n.n mientras juntas las 500 monedas que me debes de pagar para que sea tú maestra y así comencemos vuestro entrenamiento n.n jiji espero y estés de acuerdo D:

De repente las arenas comenzaron al alterarse haciendo así una enorme oleada que provocaba que estas se entremezclaran con el céfiro frenético. De inmediato el paraje se opacó y con ello la silueta de una mujer semidesnuda se fraguó en derredor del torbellino de polvo denso. Se podía divisar como tal silueta chasqueaba los dedos y con ello amansaba el viento. Quedando aquel manto anaranjado por efímeros segundos estático. La arena que tras un suspiro de aquella incógnita mujer caía como mera escarcha sobre el suelo.

El sol irradiaba una vasta cantidad de luz pudiendo despejar aquella oscura figura, era Alessa quien regresaba para estar por fin a lado de su alumna, la mujer que llevaría en aquella eras Romana la esencia de lujuria. Su mirada recortada la proyectó hacia el suelo donde la de cabellos largos y pardos se mantenía tirada sin aire alguno. Alessa relamió sus gruesos labios y con lentitud comenzó a caminar para así posarse a un costado de la desalineada forastera y así bajar su cuerpo hasta ponerse en cuclillas. Mirando el frente con un cierto aire de satisfacción la mujer simplemente musitó:

-¿Descansando ha estas horas del día y con este calorón? Mujer levántate y demuéstrame si tus habilidades son impresionantes y que vales la pena para que yo te pueda instruir en este arte… que es la guerra…

Tragando costosamente saliva la mujer echó su peso hacia atrás y así se sentó entre la porosa tierra esperando la reacción de la pálida mujer, quien se mantenía fatigada tendida en el suelo de aquel caluroso desierto.

Alessa en total silencio divisaba cada movimiento de su hermana la futura estrella de la lujuria. Sus palabras eran cortas pero demostraba la determinación de demostrar sus logros a su actual maestra. La pereza surcó una sonrisa y con ello se cruzó de brazos y piernas. Aún se mantenía cómoda entre el suelo arenoso del desierto, por lo que simplemente alzó su mirada proyectándola en la silueta de Shlainm. Quien cerraba sus ojos concentrando y materializando una pequeña nova cósmica en sus delgadas manos. El índigo resaltaba en dicho acumule de energía opacando la brillantes del sol por efímeros segundos. El ambiente cálido de aquel lugar desértico levemente descendía provocando que las venticas de aire fuesen un poco frías.

Alessa recargó su mentón en su palma derecha y así admiro los movimiento venideros que hacia su joven pupila quien con su energía despertaba alteraba las arenas por un lapso de tiempo corto ya que tras abrir sus ojos y extender sus brazos la mujer se fatigo de nueva cuenta por la falta de practica cayendo abruptamente de rodillas en el suelo.
El céfiro se volvió de nuevo bochornoso y con ello disperso el manto de polvo estático en derredor de ambas. Alessa suspiró y se levantó con temple caminando hacia donde Shlainm se mantenía reposando su ser alterado. Reposando la diestra en el hombro izquier5do de la de cabellos pardos simplemente musitó:

-Perfecto… aun así te falta demasiado pero para eso deberemos buscar tu armadura querida hermana mía… y eso será en unas peculiares ruinas lejos de este lugar, para ser más exacta en las afueras de Roma, así que linda dama levántate que daremos un lindo paseo mientras seguimos con tú entrenamiento…

Dicho eso Alessa extendió su diestra ofreciéndola a Shlainm esperando que el tomara para así ayudarla a levantarse y así retomar otro rumbo lejos de Egipto y su monótono paraje desértico.