Jardines del Palacio

A la sombra del palacio de la Primavera, lugar en donde habitaban los siete pecados del inframundo en el tiempo en que Persephone reinaba esas zonas… aun existían los hermosos jardines que fueron traídos desde la tierra hasta el inframundo para que la diosa de la primavera y señora del inframundo no se sintiera tan lejana a su hogar. Aun era un lugar hermoso, pero ciertamente triste… ya no había en él aquella gloria divina que le daba el cosmo de Persephone, sino que cada paso que Selene daba arrastrando el fardo en el que había atrapado a Fiore se volvía sin duda alguna un poco más triste y tenebroso.

A Selene parecía no parecerle nada de ello. Pero no se veía nada feliz de estar ahí, más bien estaba seria y en su propio mundo mientras llevaba a la rastra a Astrid a ese lugar con el propósito único de hacer que esa mujer la odiara y volviera a ser la dama del orgullo, uno de los seres más temidos y respetados del inframundo. Pero alguna vez, antes de que Hades las engañara a todas ellas, habían sido bondadosas, seres del bien que corrían libres por los prados de Kore, en sus templos habían entrelazados sus corazones de un vinculo de hermandad y amistad que incluso Hades no podía quebrar. Era quizás ese el principal motivo que a pesar de que entre ellas querían ser fuertes e inquebrantables, la voluntad les fallaba para hacerse daño de verdad, aquel que es irreparable.

Dejó caer a Astrid pesadamente entre las rosas rojas. Estaba inmóvil aún, y quizás lo estaría por mucho, mucho tiempo. Volando, apareció una criatura hermosa que tenía alas en la cabeza, Selene lo miró sorprendida y Cheshire le maulló con recelo.

- ¿Sid? ¿Qué haces aquí? – El pequeñó animal se posicionó en el hombro de Selene pese a los gruñidos amenazantes de Selene y le hizo cariño en las mejillas con su cola. Hacía una especie de cantar melodioso con la garganta, como el ronroneo de un gato pero más agudo y armonioso. Al parecer ese animalito le pertenecía a Selene o a Ira, y vivía en esos jardines. – Anda… vuela Sid, ve a mi habitación y traeme vendas y mi cajita de posiciones.
Sid ronroneo un poquito antes de irse y Cheshire lo siguió molesto, como un gato seguiría a un canario que no puede alcanzar. Tal vez entre ambos competían por ver quien era el favorito de su dueña, aunque nunca lo sabrían.

Selene se quedó sentada entre las rosas con las piernas cruzadas a lo indio, y apoyó su rostro entre las palmas, apoyando sus brazos sobre sus muslos.

- ¿Ya me odias o quieres seguir siendo castigada? – Le preguntó a Astrid mientras elevaba su cosmoenergía y una rosa de color blanco aparecía entre sus dedos. Era la rosa Blanca, y hacía muchísimo tiempo que Selene no practicaba su puntería con ella.



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Primer Post de Cuatro, Entrenamiento Rosa Sangrienta, Ataque Fuerte, Maestría Vida y Naturaleza.

La voluntad de mis propios sentimientos me ganaba y precisamente por aquella acción mi rostro fue golpeado precisamente por mi captora. Mis labios se apretaron conteniéndome realmente.. no por el hecho de que fuera capaz de golpearme o amenazarme sino que dicha acción me recordaba a un pasado que deseaba borrar con todas fuerzas, el encuentro precisamente con dos legionarios que fueron capaces de emboscarme y maltratarme como un simple animal… uno al que deberían de domar. Mis dientes rechinaron por la presión que ejercía unos contra otros, algo en mi interior se negaba a abandonarme por completo.. si bien dejaba que el orgullo gobernara en mi vida no lo permitía completamente por el miedo de extinguirme al vacío… al final de cuentas quizá era una cobarde.. o más bien era mi propio orgullo de no dejarme vencer por un pecado que residía en mi interior… no utilizaría el poder que se me fuera otorgado simplemente por la dignidad que me mantenía como la guerrera que había luchado en esas tierras germanas.

Bajaba sin más remedio el rostro, aceptando simplemente ese castigo.. nada tenía verdadera importancia pues solo mi existencia se aplazaba. Declaraba la guerra a aquellos que se atrevieran a atacar a Selene o simplemente por creer tener el derecho de poseerla, me enfermaba necesariamente tener esa clase de sentimientos hacia un ser que jamás me correspondería. Era arrastrada por los rincones del castillo, mi cuerpo se laceraba dejando un rastro de sangre detrás de nosotras.. aunque fuera extraño mi sangre desprendía un suave perfume a lirios que apenas si era percibido en el aire.. aun la flor seguía viva en mi interior y aquello era una señal de eso. A pesar de vivir en las profundidades y oscuridad del mundo un sitio fue creado exclusivamente para disposición de la consorte de Hades, uno que en mi otra vida no fui capaz de visitar… me dolía demasiado el siquiera pisar esa zona pues me recordaba a mi antiguo hogar.

Mi cuerpo era lanzado sobre ese campo, quedando mirando levemente hacia lo que parecía ser el “cielo”.. bajando en un bello vuelo descendía una pequeña criatura.. mis labios apenas escaparon un leve susurro: Stern… pero este volaba directamente hacia Selene, no creía que ella poseyera esa clase de mascota. Quedando en total silencio cerró sus ojos resistiéndose a moverse o darle la satisfacción de que la tenía completamente a su merced.

Virando su rostro levemente hacia el lado que se encontraba Selene alcanzó a ver con cierta angustia la flor que fue clavada en su pecho pero esa sensación seguía meramente viva quemándole desde el fondo de su alma.

Te equivocas… tu misma te castigas al hacerme esto.

Mi sangre había logrado alimentar lo suficiente a esa enredadera para que pequeños brotes empezara a nacer.. estos eran de una tonalidad blanca como la nieve… su fragancia era meramente diferente al de las rosas, las cuales están empezaban a secarse dejando caer uno a uno sus pétalos. Dicha planta me liberaba lentamente de sus ataduras… estaba enfadada por el hecho de que siguiera negándome. Reunía mi cosmos para sanar esas heridas pero además intentaba ver que era lo que guardaba el corazón de Selene… me aterraba descubrir algo que me desagradara o terminara de herir totalmente por lo que antes de efectuar ese engaño me quedaba mirando sus ojos.

Te lo pregunté en Egipto… ¿eres Selene o Ira?... ¿quieres que seamos simplemente compañeras por el bienestar de Hades?.. no necesariamente lo que deseamos es lo que en realidad necesitamos…

OFF: Permiso otorgado por Selene para librarme de su atadura.

El miembro 'Astrid' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Cosmos' : 1

- Tú no estás en posición para preguntarme nada Astrid. – Respondió Selene a la pregunta que le hacía su compañera. Miró hacia el costado evitando sus ojos con frialdad. No tenía realmente intenciones de hacerle saber con quién trataba, tal vez era efectivamente Selene, tal vez era el pecado de la ira… o quizás, ambas estaban tan entrelazadas la una con la otra que no se pudiese diferenciar donde comenzaba una y terminaba la otra. – No te traje aquí precisamente para hablar. No deseo hablarte. No deseo seguir escuchándote una y otra vez… atontas mi alma.

Era cierto, quizás lastimarla y mostrarse despiadada y cruel con ella realmente estuviera lastimando a ese pequeño e insignificante lado de su corazón que no podía vivir sin su presencia. Pero aquello, era por el bien de ambas, pues si se hubiesen dejado llevar por sus asquerosos instintos y sentimentalismos, estarían abrazadas rodando por los pétalos, besándose, desnudas, acariciando el cuerpo una de la otra, saboreándolos con sus labios y lenguas en partes que no fueron hechas para aquello… en vez de a punto de iniciar una pelea. Eran guerreras después de todo, no almas gemelas hechas para amarse por toda la eternidad. Estaban en el mundo para combatir, matar, traer muerte y oscuridad, seguir a Hades en todas y cada una de sus ambiciones como siglos atrás habían seguido con inocencia y ternura a la diosa Kore.

- Te desaté de las lianas de rosas. No tendría gracia jugar al tiro al blanco si el blanco estuviera quieto… - Le dijo con algo de sarcasmo en su voz. – Empieza a correr por tu vida, pues creo que recuerdas muy bien lo que le pasa a un cuerpo que recibe una rosa blanca.

Selene jugueteaba con los pétalos de la rosa, le gustaba crear cierta tensión en el ambiente antes de ponerse completamente seria con sus cosas. Era parte de quien era. Astrid lo sabía muy bien.

- Ah… se me olvidaba ponerte al día… ¿Dónde queda mi cortesía contigo? – Preguntó nuevamente con sarcasmo mientras sonreía. – La rosa sangrienta ha… uhmm… evolucionado por decirlo de alguna forma. He ideado una forma de hacerla casi… indefendible.

Selene cerró los ojos y con la punta de su dedo dibujo algo frente a ella. En el espacio en que su piel rozaba dejaba una estela de cosmoenergía purpura que pronto tomó la forma de un arco de cosmo que brillaba con estelas purpuras.

- Voy a cazar con este arco… y mis rosas serán mis flechas. – Movió el hilo invisible de su arco mientras sostenía la rosa entre el hilo y sus dedos. – Y mi presa… eres tú.

De esa forma, dejó escapar la primera rosa blanca en dirección a Astrid. Le importaba nada si estaba herida o no. Si quería vivir más le valía empezar a correr por su vida, o ser débil y seguir opinando lo mismo que había dicho dentro del palacio de los pecados.

- ¿Aun vas a decir que tu vida me pertenece… Astrid?

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Segundo Post de Cuatro, Entrenamiento Rosa Sangrienta, Ataque Fuerte, Maestría Vida y Naturaleza.

Era imposible mantener una conversación con esa mujer, por esa misma razón me preguntaba que era precisamente lo que me unía a ella… debía existir un motivo más grande por el cual neciamente deseaba estar a su lado, mucho más de un sentimiento de amor. Resoplaba levemente para colocarme de pie, notaba todo el daño en mi cuerpo, me enfadaba que la persona que prometió cuidarme y protegerme terminara destruyéndome al fin de cuentas.

Le daba la espalda, no quería saber nada más… no me sometería a un castigo realmente innecesario, yo solo deseaba la verdad de las cosas por mucho que llegaran a herirme o lastimarme. El rechazo no era algo que manejara a la perfección de todos modos pero no viviría engañada nuevamente bajo los caprichos de Selene, si ella estaba confundida por lo que sentía ¿cómo se supone que tenía que encontrarme yo?...

Esa rosa.. –miles de imágenes acribillaban mis pensamientos justo en el momento que parecía morir nuevamente, cayendo de rodillas respiraba agitada pues era como revivir aquel sentimiento de desesperación. La voz de mi hermana sonaba en una de total satisfacción cuando se dio cuenta de mi reacción, actuaba involuntariamente ya que mi cuerpo temblaba.. el calor se propagaba justamente en el centro de mi pecho marcándose con una luz la cicatriz de hace 200 años. Encogiéndome de hombros llevaba ambas manos tratando de ocultar esa imperfección. Volteaba para encararle.. ¿de verdad era capaz de repetir ese escenario entre nosotras?. Cuando escuche sus palabras notaba como una estela purpura dibujaba un arco, Selene había enloquecido pues si era cierto que no me comparaba al dragón de alas oscuras entonces..

Eehhh.. Hahahahaha.. debe ser una broma… – si ella estaba cambiando entonces me tocaría enfrentarla nuevamente- ¿Acaso te crees que puedes utilizarme como a un indefenso cervatillo en temporada de caza?... Esto no lograra hacerme una guerrera y mucho menos a ti!! No eres mejor que aquel caballero de alas doradas.. el tratar de hacer esto solo logras rebajarte..

Muy bien Selene juguemos para descubrir si eres capaz de atravesarme con esa flecha.. lo siento… quise decir “rosa”…

Desplegando mi poder invocaba no un espejo sino todo un laberinto que conducían a diferentes portales, cada cristal reflejaba nuestra figura por lo que al empezar a moverse hacían que mi figura se difuminara ante los ojos de la egipcia reflejando otras imágenes exactamente iguales a la mía. Las sombras al ver el portal abierto se disipaban para hacer homenaje a ese encuentro vistiéndome con el mismo atuendo que me había no solo confeccionado sino también obsequiado esa chica.

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'Cosmos' : 26

Selene sonrió cuando vio que Astrid cubría su pecho. Sabía exactamente porque lo hacía. Hacía muchísimos años ya, tantos que seguramente ni el polvo de los recuerdos quedaba en ello. Una lucha a muerte entre dos mujeres que sentían más que amistad la una por la otra, pero que sin embargo, su relación hacía sido marcada por la innegable traición de una con la otra. La venganza era lo único que quedaba en ese momento cuando la Ira atravesó el pecho del orgullo con una rosa… símbolo de un lazo de amistad que perduraba más allá de la sombra que Hades había puesto en sus corazones.

- Muestra con orgullo la marca de tu traición hacia mi. – Le ordenó borrando la sonrisa de su rostro. - ¿Eres orgullo no? Siéntete orgullosa de haber sobrevivido a la rosa blanca. Traidora…

Permaneció quita, cuidando la postura de su cuerpo. Había practicado toda su vida con el arco, no era algo fuera de lo común para los egipcios el uso de dicho instrumento. ¿pero que podría saber Astrid de arcos cuando ella había vivido casi toda su vida como una salvaje en la tierra de los bárbaros? No movía un solo musculo con el escándalo de Astrid. Le tenía sin cuidado que se estuviese riendo.

- ¿Terminaste ya? – Le preguntó un tanto irritada. – Hablo muy en serio Orgullo. Pero no voy a desgastarme explicándole a alguien con tu coeficiente intelectual lo brillante que es utilizar este arco de cosmoenergía. Veamos si aprendes una vez en tu vida a ver… no con tus ojos, ni tus espejos… sino con tu cosmoenergía.

No le diría cual era el engaño en todo eso. No por nada Selene estaba empleando su propia cosmoenergía en forma de un arco para impulsar sus rosas. Era necesario que Astrid lo viera por si misma. No podía estarle guiando siempre hacia el camino de la victoria, esa chica tenía que lograrlo por sus propios medio.

- ¿Un laberinto de espejos? Que predecible… - Dijo sonriendo comenzando a perseguir la imagen que aparecía y desaparecía de Astrid, siempre sabiendo donde estaba pues la seguía con su cosmoenergía y no por su vista. Pero Astrid era una mujer rápida, y darle antes de que se moviera para esquivarla no era tan fácil como parecía. – No importa cuánto te escondas, terminarás haciéndole compañía a esa cicatriz solitaria en tu pecho…


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Tercer Post de Cuatro, Entrenamiento Rosa Sangrienta, Ataque Fuerte, Maestría Vida y Naturaleza.

El miembro 'Selene' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Objeto' : 3

El miembro 'Astrid' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'Defensa' : 94

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#2 'Cosmos' : 42

El miembro 'Selene' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Objeto' : 1

El miembro 'Selene' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'Ataque medio' : 10

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#2 'Cosmos' : 15

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#3 'Objeto' : 3

Selene seguía retirándose dándome la espalda, eso comenzaba a inquietarme totalmente pues algo que no soportaba es que pasaran de mí tan fácilmente. Stern sujetaba mi prenda estirándola hacia el lado contrario para que no siguiera provocando a mi ¿hermana?, empujándolo nuevamente me colocaba de pie sintiéndome mareada, la toxina de su veneno fue capaz de robarme la energía que tenía trastabillando un poco.

Era el final y así lo entendía aunque eso no acabaría como las mejores amigas o compañeras del mundo. Entonces yo misma daría ese paso, sujetando a mi mascota encendía mi cosmos.. todos los pétalos revolotearon a mi alrededor.. existía alguien que solamente le pusiera fin a esa contienda por lo que el temor de llegar a verlo no importaba demasiado. Hades quedaba en mis pensamientos en esos instantes y tenía que acudir donde se localizaba… su cosmos parecía llamarme y yo lo había estado evitando durante todo ese tiempo.

Cerrando los ojos sabría que posiblemente no efectuaría su promesa de volvernos a ver por lo que sin remordimiento alguno la abandonaba. Nuestros caminos se verían separados una vez más al no poder enfrentarme a mis propios conflictos, era excelente al rehuir de mis sentimientos ante los demás pero Selene se trataba de mi absoluta debilidad por un amor ciego o más bien una clara obsesión que tenía hacia ella.

Off: Por razón que explicaré despues dejo a Selene para no estancarla con mi personaje

OFFROL

Selene se retiró de este lugar debido a que Astrid se fue y no alcanze a atacarla.

Despues de salir de la habitacion camine con lentitud por los largos y enormes pasillos de aquel palacio viendo con ojo critico cada cosa que hacian las sirvientas en ese sitio, unas cortaban flores, otras limpiaban el lugar minuciosamente para que no haya ni rastro de polvo y otras se encargaban de hacer los alimentos que se le pidieran. En si era muy monotono el estar en aquel sitio ademas de aburrido, la dama de la pereza acababa de dejar de mostrar aquella cosmoenergia por lo cual irla a buscar seria una perdida de tiempo ya que seguramente estaria por ahi descansando por el enorme esfuerzo hecho en esos instantes cosa que no me importaba. Segui caminando mirando a los alrededores hasta fijarme que habia un jardin cerca de donde me encontraba por lo cual decidi el dirigir mis pasos hacia ese sitio para ver si encontraba alguna cosa interesante que hacer con las plantas de ese sitio o al menos lograr el hacer una tecnica nueva para defenderme de quien sea que nos llegara a atacar lo cual la verdad no me sorprenderia, en la antigua era hubieron muchos que fueron en contra de nuestro señor Hades y de nosotros sus protectores asi que ver que nos atacaran no era sorpresivo. Al pasar unos minutos logre llegar al jardin viendo que el lugar era enorme y estaba muy bien cuidado.

- Al menos aqui puedo estar con las cosas que me atraen... -murmura viendo el jardin con suma atencion-

Estuve caminando tranquilamente por aquellos jardines viendo los diferentes tipos de flores que alli habian encontrandome con uno en especifico el cual tenia que ver con mi antiguo ser, eran aquellas flores moradas que se mostraban en todo su esplendor en ese sitio, eran aquellas violetas que antiguamente me representaron como dama de compañia de Persefone. Las odiaba, odiaba aquellos vivos colores que poseian en esos momentos poseian, por mucho que fuera el inframundo el hogar del palacio de los pecados, no era posible para mi el pensar que esas malditas flores que representaban mi pasado siguieran aun tan vivaces y de un color tan molesto. Me gustaba el morado no habia duda pero ese morado que mis ojos presenciaban en esos instante representaban vida y prosperidad ante las adversidades, por lo cual el verlo era molesto y me hacia enfadar muchisimo puesto que el color morado que yo deseaba ver en esos instantes era uno que reprensentara muerte desolacio y tristeza, por lo cual expandi levemente mi cosmoenergia en ese jardin haciendo que las violetas se fueran tornando de un color oscuro poco a poco.

- no quiero nada que represente vida ante mi vista, la muerte es lo que quiero ver -murmura viendo cambiar de color a aquellas flores-

<< ¿Habrá alguna forma de silenciar mi mente? ¿Habrá una forma de hacer que mi corazón deje de latir con esta rabia? Detesto este lugar... detesto ser la dama de la Ira... detesto ... detesto... detesto.... detesto al dragón durmiente y el recuerdo de su olor.

Olvidalo. Deja que todo fluya fuera de tu cuerpo. Destruye su recuerdo. Destruye tu rencor. Olvida quien eres. Olvida que naciste bajo el sol del desierto. Eres sólo Selene... nada más que Selene.

Respira. No escuches nada. El mundo a tu alrededor esta muerto. No merece mayor preocupación en este momento. Sólo existes tú y las flores, tu y los arboles, tu y cada ser vivo en este planeta. Sólo hay que saber esperar el mejor momento para hacerlo. Vendrá a ti, lo recordarás, sabrás como hacer que esos sueños se detengan y volverás a ver... a realmente ver lo que debes ver. El pasado... todo el transcurso del tiempo deja huella... lo sabes. Sabes esto, Selene. Debes concentrarte en verlo y aprender de él.

Abre tus ojos Selene. Abre los ojos o te los abriré con mis propias uñas, atravesaré tu piel hasta que veas. >>

Y entonces, Selene abrió los ojos. Se vio a si misma sentada en el pasto con las piernas cruzadas y en completa quietud. Desde la posición donde estaba se vio a si misma ahí abajo. Voló, nunca había volado... no quería dejar de volar. Subió, subió, subió hasta que podía ver todo desde arriba del palacio de los Pecados. Era incomodo, sentía que estaba luchando por permanecer ahí, a Sid no le hacía mucha gracia que tomara su piel de esa forma pero el pequeño animal se veía tranquilo y fue como si se quedara quieto en un rincón de su cuerpo esperando que Selene lo liberara.

Desde allá arriba, todo era un juego. No existía motivos de preocupación, era libre de cualquier sentimiento o responsabilidad. No tenía motivos para volver a entrenar y le pareció estúpido que alguna vez si quiera pensara que eso era algo mejor que volar. Su nariz le delató que había algo delicioso ahí abajo, un aroma dulce y fresco que le reclamaba, su boca se llenó se saliva y se dejó caer en picada libre hacia un arbol cuyas frutas la llamaban, estaba tan cerca de alcanzarlas, tan cerca, caía...caía...seguía cayendo.

De pronto su nariz chocó con el piso. Abrió los ojos y vio pasto a su alrededor. Había vuelto a su cuerpo, pero aún sentía el olor en la nariz que iba desapareciendo lentamente volviendose un enigma.

- ¿Qué carajos acaba de pasar? - Se preguntó en voz alta dandose cuenta que se acababa de morder el labio por caer, Pero, ¿Como habría caido si ella estaba sentada? ¿Se había quedado dormida acaso durante su entrenamiento? - No estaba durmiendo, estaba dentro de la piel de Sid....

Se volteó sobre su cuerpo y quedó de espaldas mirando el cielo, entendiendo... que aquella habilidad sería todo un desastre poder manipularla. Por un minuto, dentro de la piel de ese animal, no había querido volver a ser humana. Su conciencia se había vuelto la de un animal y lo único que le había preocupado era la comida. Tendría que tener cuidado, o podría quedarse en el cuerpo errado para siempre.



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2º Post Defensa Especial - Cambiapieles