[Torre Oscura] - Camino a la cima

por Pandora1 Sáb Feb 18, 2012 5:57 pm

El levantamiento del ejército de las tinieblas
Capítulo dos - La ascensión

Mis pasos resonaban en el solitario manto oscuro que cubría la entrada de la torre espectral del bosque. Ya estaba adentro y tenía que llegar hasta el último piso de esa edificación que parecía tocar el cielo con su cúpula más alta, de donde se sentía la mayor parte de la siniestra energía concentrada. Pensar en que debía caminar todo ese trayecto ya era un fastidio para mí, pero si nadie más se dignaba a encargarse del inframundo, tenía que ser yo la responsable hasta que a Hades se le diera la gana de despertar.

En un momento determinado, volteé mi vista hacia atrás. Los espectros que me acompañaban tenían capturado al soldado y lo traían siguiendo mis pasos lentamente. Iban bastante alejados de mí.

El silencio circundaba el lugar. Lo único que podía oír eran voces en mi cabeza; me comunicaba a través del cosmos con la voz interior de aquel fantasma que me acompañaba siempre a donde iba.

Lástima que tenga que contar con dos espectros solamente. Me hubiera sido más útil que esto, una cantidad más grande de aliados. –Pensé por un instante y suspiré de inmediato. –Es una pena que ni siquiera los espectros más poderosos y de mayor rango se hayan mostrado al mundo todavía. Y aliados de otra parte… me sería difícil encontrar. Es lamentable todo esto, pero pronto cambiará.

Pedir alianza a quienes no tienen tu confianza no es una buena idea. Siempre todo termina saliendo mal. Sino, mira a Eris jajaja. –Comentó la voz que siempre me seguía.

Pensaba en que las únicas posibilidades de pedir ayuda eran las fuerzas de Ares o incluso Afrodita o algo de los vestigios del ejército de Eris, que seguramente, todavía no pensaba volver al mundo. Pero hubiera sido una locura pedir favores por esos lados considerando mi situación de condena a sus ojos, y además claro, que hacía todo aquello en nombre de Hades, y a muchos de ellos debía repugnarles la idea. Era bastante evidente que estaba sola en eso y tenía que buscar la mejor forma de fortalecer el inframundo sin la presencia de Hades, al menos hasta su llegada. Y el localizar a las fuerzas espectrales que estaban sueltas por el mundo era una buena idea que habría ayudado mucho en ese momento crítico.

Es mejor que confiar en seres a quienes sólo les interesa el poder. Te lo aseguro. –Comenté en un tono frío y algo indiferente. Hice una pausa y volví a hablar. –Y deja de nombrar a Eris ¿Quieres? Terminarás invocándola. –Dije en un tono irónico, pero a decir verdad ya me cansaba nombrándola de a cada rato si había decidido descansar eternamente una vez más y no tenía intenciones de volverla a ver.

Mis pasos avanzaban más y más a cada minuto, recorría los pasillos y avanzaba por las altas y circulares escaleras que rodeaban la torre hasta llegar a la cima. Lo único que podía divisarse eran las ventanas que mostraban el bosque que se encontraba en el exterior, en total penumbra. Y en los muros estaban las antorchas que iluminaban a penas unos centímetros del lugar con una luz más bien opaca. En ese lugar las energías oscuras eran mucho más intensas que en el exterior, era evidente que provenían del cosmos espectral del verdadero Hades, que alguna vez había estado allí. La pregunta era…

¿Acaso ese humano tonto querrá ganarle a mi señor? ¿Cómo es posible que luego de hacer surgir toda esta obra de arte se le diera por dormir nuevamente? –Me preguntaba en voz alta.

La situación en la que me encontraba me ponía de los nervios, pero aunque sea tenía trabajo que hacer en vez de quedarme en cautiverio esperando algo que nunca pasaría. Esta vez, yo tenía la responsabilidad de que “algo” ocurriese.

Vergilius está ignorando la presencia de Hades. Necesito hacer algo con eso. –Sentencié por último.

Volver a tratar con el humano sería inútil, Pandora. No quiere entender y no puedes hacérselo entender por ningún medio. Es terco, más de lo que pensaba.

Y de hecho te diré que esa actitud también terminará sacando lo peor de mí, aún más caótico que lo que causé en el templo de la discordia. –Comenté frunciendo el seño mientras miraba al frente. Apreté mis puños a los lados de mi cuerpo por un momento. –Pero… el problema no es completamente él, sino también esa muchachita…

¿Te refieres a la que ese humano no se cansa de nombrar?

Sophia. Es ella quien impide que el destino de Vergilius se cumpla. –Hice una pequeña pausa. –Y estoy casi segura que ella tiene algo que ver en todo esto.

¿Qué tienes planeado? –Contestó intrigado aquel espíritu.

Aún no he pensado en nada, pero no me importaría tener que sacrificar a alguien más con tal de cumplir con mis objetivos, de igual manera ya estoy condenada. Conseguir las cosas a cuesta de los débiles… o incluso de los más fuertes… y después recurrir a la traición es más seguro que tener que confiar en otros. –Comenté aún con mi mirada fija al frente.

Eres lista. Me equivoqué al decir que Hades había escogido mal a su representante en este mundo.

Pero cada cosa a su tiempo. Todavía tengo trabajo que hacer.