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Recamaras del Senado
Recuerdo del primer mensaje :
En una recamara ubicada en el interior del senado se hallaba Solomon rodeado de tres ancianos, todos ellos le decían una y mil cosas al joven de cabellera rubia y mirada fría. Cada hombre trataba de imponerse por sobre los otros dos, estaban convencidos que el joven senador les estaba oyendo atentamente, la mirada fija del muchacho hacia lo hacía parecer.
...
Solomon era desde hacía poco uno de los principales líderes del senado romano, su inteligencia lo había llevado a tal rango, conocido por los ancianos como un hombre intachable, ovacionado por la gente quien lo consideraba el alma noble del senado. Pese a todo lo expuesto, nadie le conocía realmente, el Solomon que es agraciado a los ojos de todo mundo es solo para eso...pero lejos de ser feliz su mirada demostraba una profunda tristeza, su personalidad era cerrada, no permitía que nadie le conozca.
Glorioso imperio romano...
Dijo con desgano mientras sus ojos se escapaban enfocándose en el verde jardín alumbrado por el sol que se podía ver en el exterior. Los ancianos ni cuenta se daban, seguían en sus meollos. El silencio rondaba en el resto de salones, los nobles habían partido para preparar la bienvenida a Virgilius, gran capitán de las fuerzas imperiales, al parecer había logrado conquistar una nueva tierra. Las pisadas rápidas de un soldado se pudieron oír al instante justo en que su cuerpo se aventuraba de la entrada, los ancianos voltearon vituperándole el porqué de su intromisión...
Hombre...dime, que motivos te traen al senado.
Los senadores callaron ante la fuerza de voz del joven, se apartaron dejando ingresar al soldado que traía en su mano una carta.
Soldado: Acaba de llegar...
Solomon agarro con firmeza el papel leyéndolo rápidamente, luego de eso despidió al mensajero.
Notables...será mejor que vayan avanzando, la tropa llena de victoria llega a su casa...como miembros del senado es nuestro deber estar presentes.
Con gentileza les invito a retirarse diciéndoles que pronto les daría encuentro, ellos partieron sin objetarle demasiado al respecto. Todo mundo parecía embobado. Solomon tomo con relajado actitud una copa con vino recién traído de las viñas y se sentó sobre su banco a releer lo escrito en aquella carta.
Ahhh...
Se inclino levemente apuntando su vista al techo oscuro de la recamara. La figura de sus primos aparecía en sus pensamientos...en especial de esos dos: Virgilius y Fye.
Seguramente no se presentara.
Tomo un par de sorbos más y se dispuso a dejar aquel recinto, aun con todos los problemas actuales debía ir.
En una recamara ubicada en el interior del senado se hallaba Solomon rodeado de tres ancianos, todos ellos le decían una y mil cosas al joven de cabellera rubia y mirada fría. Cada hombre trataba de imponerse por sobre los otros dos, estaban convencidos que el joven senador les estaba oyendo atentamente, la mirada fija del muchacho hacia lo hacía parecer.
...
Solomon era desde hacía poco uno de los principales líderes del senado romano, su inteligencia lo había llevado a tal rango, conocido por los ancianos como un hombre intachable, ovacionado por la gente quien lo consideraba el alma noble del senado. Pese a todo lo expuesto, nadie le conocía realmente, el Solomon que es agraciado a los ojos de todo mundo es solo para eso...pero lejos de ser feliz su mirada demostraba una profunda tristeza, su personalidad era cerrada, no permitía que nadie le conozca.
Glorioso imperio romano...
Dijo con desgano mientras sus ojos se escapaban enfocándose en el verde jardín alumbrado por el sol que se podía ver en el exterior. Los ancianos ni cuenta se daban, seguían en sus meollos. El silencio rondaba en el resto de salones, los nobles habían partido para preparar la bienvenida a Virgilius, gran capitán de las fuerzas imperiales, al parecer había logrado conquistar una nueva tierra. Las pisadas rápidas de un soldado se pudieron oír al instante justo en que su cuerpo se aventuraba de la entrada, los ancianos voltearon vituperándole el porqué de su intromisión...
Hombre...dime, que motivos te traen al senado.
Los senadores callaron ante la fuerza de voz del joven, se apartaron dejando ingresar al soldado que traía en su mano una carta.
Soldado: Acaba de llegar...
Solomon agarro con firmeza el papel leyéndolo rápidamente, luego de eso despidió al mensajero.
Notables...será mejor que vayan avanzando, la tropa llena de victoria llega a su casa...como miembros del senado es nuestro deber estar presentes.
Con gentileza les invito a retirarse diciéndoles que pronto les daría encuentro, ellos partieron sin objetarle demasiado al respecto. Todo mundo parecía embobado. Solomon tomo con relajado actitud una copa con vino recién traído de las viñas y se sentó sobre su banco a releer lo escrito en aquella carta.
Ahhh...
Se inclino levemente apuntando su vista al techo oscuro de la recamara. La figura de sus primos aparecía en sus pensamientos...en especial de esos dos: Virgilius y Fye.
Seguramente no se presentara.
Tomo un par de sorbos más y se dispuso a dejar aquel recinto, aun con todos los problemas actuales debía ir.
Solomon- Dios/a
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Re: Recamaras del Senado
El general se quedo en silencio mientras los senadores discutían sobre lo que se debía hacer respecto a los hechos, pruebas y afirmaciones que habían salido de la boca del general romano, sin lugar a dudas haba pedido que aquella estúpida amenaza egipcia fuese reducida a cenizas, sin contemplaciones, sin piedad, Roma había sido muy benevolente con aquella tierra, aunque muchos creyeran que Roma dominaba a Egipto, era todo lo contrario, aun eran libres y hacían lo que les vieniese en gana, con la conquista de Persia solo quedaba una cosa que se le estaba saliendo de las manos de aquella poderosa nación y era la tierra de los faraones.
Pero no solo se estaba discutiendo ese asunto sino el irrefutable hecho de que Octavius estaba designado para ser el nuevo emperador gustele a quien le guste, la verdad por primera vez salía a la luz y le sonreía al primogenito del Cesar. Talos había dejado estipulada la posición de una parte importante del ejercito, no aceptarían a otro mas que no fuese octavius como emperador o bien se atendrían a las consecuencias de una guerra civil impulsada por las legiones mas importantes de toda Roma.
- Sin mas… es mi deber partir inmediatamente a Persia, y traer buenas nuevas a ustedes, Gloria al Cesar y Gloria a Roma! –
El general se retiro de aquel recinto, llevándose consigo a los demás soldados, los documentos que expuso no los dejaría ahí, confiaba mas en la seguridad de Castrum, al fin y al cabo en el senado estaban las peores ratas de la nacion
Pero no solo se estaba discutiendo ese asunto sino el irrefutable hecho de que Octavius estaba designado para ser el nuevo emperador gustele a quien le guste, la verdad por primera vez salía a la luz y le sonreía al primogenito del Cesar. Talos había dejado estipulada la posición de una parte importante del ejercito, no aceptarían a otro mas que no fuese octavius como emperador o bien se atendrían a las consecuencias de una guerra civil impulsada por las legiones mas importantes de toda Roma.
- Sin mas… es mi deber partir inmediatamente a Persia, y traer buenas nuevas a ustedes, Gloria al Cesar y Gloria a Roma! –
El general se retiro de aquel recinto, llevándose consigo a los demás soldados, los documentos que expuso no los dejaría ahí, confiaba mas en la seguridad de Castrum, al fin y al cabo en el senado estaban las peores ratas de la nacion
Talos- Juez del Inframundo
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Kyrios
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Re: Recamaras del Senado
Regreso la vista a aquel cuerpo sin vida, algo le había llamado la atención, un atisbo de cordura, después de todo, el cuerpo de su tío, hermano de su padre, estaba alli, se acerco solo para verle el rostro, estropeado por los años y las guerras, pero por sobre todo, por Diva. Era como ver una ventana al futuro que le esperaba quizás. Sus manos apretaron con fuerza las aristas del soporte del cubículo mortuorio del emperador.
Pero la obra seguía, no estaba dispuesta a esperarle más, Talos con sus ultimas palabras demostraba la misma determinación que se sentía diluir en Solomon. El no volteo, solo escuchando el paso de retirada del general, los gallinazos y cuervos del senado no tardaron en hablar fuerte y sin sentido, más los sabios como Eurias esperaban ansiosos las palabras de su hijo predilecto.
Solo una palabra mia y todo será a mi favor, acabar con Egipto...
Los ojos del anciano marcaban desde ya una aprobación, todos ya sabían que la guerra contra Egipto resultaba inminente, sin embargo, el senador no estaba del todo conforme con las cosas sucedidas aunque todo fuera a su favor, existía aquella piedrecilla en su mente.
Pero esto ya escapo de mis manos, el viejo rey lo consiguió, usarme para su venganza.
Resoplo suavemente, conociendo ya cual podría ser el destino que le deparara Moros.
Señores ilustres, acaban de oírlo, Persia, Egipto están en contra nuestra, los intentos en llevar esto de forma pacífica han de terminar, debemos recurrir a las formas que siempre nos han distinguido, a la fuerza...
Algunos levantaron voz y protesta pidiendo la cabeza de la emperatriz, lucían exaltados como perros tras una presa dejada en medio de sus patas delanteras, Solomon no podía eludir el tema de Diva.
Así termina todo...Diva estamos malditos.
El senador Eurias convoco al orden para dejar que Solomon volviera a hablar. En eso el mensajero del senado llego más rápido que volando, parecía traer noticias urgentes, tanto así que no le importaba interrumpir una asamblea especial.
El coliseo desapareció.
Exclamo con fuerza poniendo a todos petrificados, no podían creer lo que oían, incluyendo a Solomon mismo, era imposible que una de las obras culmines de la civilización desapareciese así como así.
Extrañas fuerzas yacen en su centro, la gente corre despavorida e incluso pocos centuriones se atreven a ir...es el caos.
La imagen de Samantha apareció de inmediato en la mente de su hermano, solo ella podría ser capaz de aquello, los senadores estaban más que consternados aunque rápidamente se dirigían a la salida en busca de sus familias. Solomon no perdía el tiempo debía llegar al coliseo cuando una mano tomándole del hombre le detuvo.
Solomon.
Era el senador Eurias con un par más.
Tu sabes algo más de lo que está ocurriendo, se ve en tus ojos, sin embargo es tu deber ir con los guardias al palacio, Diva a permanecido mucho tiempo sentada en el trono de nuestra emperatriz, ella es la causante de todo esto.
Solomon permaneció inmóvil, no supo que responder, solo asintió y tomando la batuta comenzó a salir mientras algunos centuriones venían a acompañarle, Eurias los había convocado en caso de un amotinamiento por parte del general Talos, cosa que no ocurrió pero que gracias a los dioses servirían para salvar a Roma de las tiránicas manos de la egipcia aun sin saber que el corazón del hombre que enviaba para tal labor yacía partido en dos.
Pero la obra seguía, no estaba dispuesta a esperarle más, Talos con sus ultimas palabras demostraba la misma determinación que se sentía diluir en Solomon. El no volteo, solo escuchando el paso de retirada del general, los gallinazos y cuervos del senado no tardaron en hablar fuerte y sin sentido, más los sabios como Eurias esperaban ansiosos las palabras de su hijo predilecto.
Solo una palabra mia y todo será a mi favor, acabar con Egipto...
Los ojos del anciano marcaban desde ya una aprobación, todos ya sabían que la guerra contra Egipto resultaba inminente, sin embargo, el senador no estaba del todo conforme con las cosas sucedidas aunque todo fuera a su favor, existía aquella piedrecilla en su mente.
Pero esto ya escapo de mis manos, el viejo rey lo consiguió, usarme para su venganza.
Resoplo suavemente, conociendo ya cual podría ser el destino que le deparara Moros.
Señores ilustres, acaban de oírlo, Persia, Egipto están en contra nuestra, los intentos en llevar esto de forma pacífica han de terminar, debemos recurrir a las formas que siempre nos han distinguido, a la fuerza...
Algunos levantaron voz y protesta pidiendo la cabeza de la emperatriz, lucían exaltados como perros tras una presa dejada en medio de sus patas delanteras, Solomon no podía eludir el tema de Diva.
Así termina todo...Diva estamos malditos.
El senador Eurias convoco al orden para dejar que Solomon volviera a hablar. En eso el mensajero del senado llego más rápido que volando, parecía traer noticias urgentes, tanto así que no le importaba interrumpir una asamblea especial.
El coliseo desapareció.
Exclamo con fuerza poniendo a todos petrificados, no podían creer lo que oían, incluyendo a Solomon mismo, era imposible que una de las obras culmines de la civilización desapareciese así como así.
Extrañas fuerzas yacen en su centro, la gente corre despavorida e incluso pocos centuriones se atreven a ir...es el caos.
La imagen de Samantha apareció de inmediato en la mente de su hermano, solo ella podría ser capaz de aquello, los senadores estaban más que consternados aunque rápidamente se dirigían a la salida en busca de sus familias. Solomon no perdía el tiempo debía llegar al coliseo cuando una mano tomándole del hombre le detuvo.
Solomon.
Era el senador Eurias con un par más.
Tu sabes algo más de lo que está ocurriendo, se ve en tus ojos, sin embargo es tu deber ir con los guardias al palacio, Diva a permanecido mucho tiempo sentada en el trono de nuestra emperatriz, ella es la causante de todo esto.
Solomon permaneció inmóvil, no supo que responder, solo asintió y tomando la batuta comenzó a salir mientras algunos centuriones venían a acompañarle, Eurias los había convocado en caso de un amotinamiento por parte del general Talos, cosa que no ocurrió pero que gracias a los dioses servirían para salvar a Roma de las tiránicas manos de la egipcia aun sin saber que el corazón del hombre que enviaba para tal labor yacía partido en dos.
Solomon- Dios/a
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Re: Recamaras del Senado
<< Post de la Obtención de la Armadura de La Ejecutora del Fuego >>
El fuego se propagaba en dos piezas específicas del palacio, ¿un motín contra la emperatriz?, nadie estaba seguro de ello pero ninguno se atrevería a cerciorar dicho evento, la noticia sobre el levantamiento contra la reina extranjera debió expandirse como dinamita y el regocijo escondido de los ciudadanos no tardo en verse. Un demonio… los pecados de Diva fueron absueltos por ese ente fuera de su mundo o al menos muchos creyeron tal infame distorsión de la verdad, siempre ocultando el hecho de las cosas tras algo mítico que lograra explicar lo que estaba más allá de su pobre entendimiento.
La distorsionada figura de la mujer seguía su lento andar, pensando que sería una de los tantos sirvientes que declararon ver horrores inimaginables. Nadie se daba cuenta que se trataba de la misma emperatriz, un espectáculo generó su presencia al portar singular arma pero la trataron como una desquiciada más sin hogar, sin pertenencias. El final del glorioso imperio romano, el lugar de esa mujer en tal sitio no fue para guardar el trono al primogénito del emperador, tampoco fue por preservar un mundo que él mismo llevaría a su inminente destrucción.
¿Cuál fue el verdadero motivo que Diva poseyera tal cargo todo ese tiempo?
Dejaba atrás a sus compañeros, no… aún no se consideraba digna para llamarlos de tal forma, su mirada lucía perdida entre esa multitud que deseaba ver al menos los restos de tan imponente figura que sometió aquella nación. El camino posiblemente sería algo largo de recorrer y no tenía ninguna prisa por llegar ahí por el momento a pesar que muy en el fondo deseaba ver las caras de esos hombres repugnantes que ganaron un lugar en el Senado gracias a Diva.
Su cuerpo maltrecho había roto con todo el encanto por el que Diva fue conocida, su belleza seguía imponiendo aunque el porte de Ushuriel estuviera tintado entre las cenizas y la sangre que le provoco Hellgorak al recordarle quien era. Paso a paso sin detenerse fue como se aproximó a su nuevo destino, no era el único sitio donde el caos imperaba.
La presencia de la mujer pasaba desapercibida, escuchando entre el barullo sobre la destrucción del Coliseo, la incesante propuesta de la cabeza de Diva… esa última frase encendió a Ushuriel, eran tan estúpidos que solo podían culpar a una mujer que escaló entre hombres que le dieron la facilidad de ese poder… ellos eran los verdaderos culpables por los cuales Roma estaba en el lugar que se encontraba. No ofrecería simpatía por el cuerpo de dicha egipcia pero tampoco dejaría que seres tan repugnantes se dirigieran de tal forma al avatar que ella escogió especialmente para vigilar a su señor aunque esa tarea le fuera arrebatada por la misma alma que encerró exclusivamente en el Infierno. Legionarios divisaban apenas la llegada de alguien que no tenía ningún asunto que resolver ahí, con tan solo mirarlos hizo que su sangre hirviera dándoles la sensación de que se quemaran vivos sin estar rodeados del tan afamado fuego.
Jamás espero que en ese momento se ofreciera el acto de luto hacia el emperador, ¿coincidencia?, quizá… preocupados en sus asuntos solo pensaron que se trataba de una sirvienta más, su imagen no ofrecía para otro pensamiento que no fuera ese, llegando exclusivamente al final de la reunión solo logró ver entre ese alboroto el cuerpo de aquel único hombre que reconocería a Diva en su nuevo aspecto.
Deteniéndose en la entrada aguardo en silencio, solo basto con verle una sola vez para saber de quien se trataba… Solomon, aquel que entrego todo por ella, la única debilidad de Diva. Cerró sus ojos para con desprecio sentir el vivo calor de su piel aun recorrer por su cuerpo, la fragancia que la inundaba al compartir momentos íntimos le generaron asco, soltando su cetro dejaba que este tomara una forma larga y serpentina, cambiando drásticamente la apariencia de una víbora, arrastrándose justo hacia el cuerpo envuelto en fina tela blanca. El aroma leve del incienso, rodeado por las íntimas velas que resguardaban la figura oculta del emperador hizo el escenario perfecto para su aparición. Las manos de la mujer chocaron en fuertes aplausos llamando inmediatamente la atención.- Solo era cuestión de tiempo para darme la razón de que jamás hubieran logrado nada sin MI.
Los pocos Senadores dirigieron su mirada a la única voz que tanto habían temido y sucumbido, era la voz de la ex –emperatriz, dejando caer sus brazos a sus costados se dirigió al cuerpo del que fue su bien amado “marido”…
¿Quién se supone que es la infame mujer que se dirige con tanta informalidad al Senado y que osa interrumpir el luto de Marco Vinicius Vitellius Augusto Cesar?!!
- Eurias… Eurias.. Eurias… ¿acaso no reconoces cuando debes bajar la cabeza? - encendiendo su cosmos formo inmediatamente un ruedo en llamas donde nadie saldría pero al igual nadie ingresaría, el fuego aún no se extendía por voluntad de Ushuriel, les dejaría ver que el terror apenas había comenzado… - ¿así es como reciben a su bien amada emperatriz?. un gas nocivo era liberado por las flamas que se extendían por las paredes, los gritos de esos hombres por pedir auxilio era la melodía perfecta para ella.
¿Diva? – Eurias casi dudaba que se tratara de ella, ni atreviéndose a confirmar tal idea fue capaz de declarar que se trataba de la emperatriz. Una delgada línea surco los labios de la ejecutora del fuego… la ejecutora de vidas de esos hombres. - Ushuriel. – corrigió de forma casi inocente la equivocación cometida por parte del Senador, los hombres solo caían como sacos al suelo.
Sus ojos se posaron en la figura cubierta del emperador, lentamente posaba la punta de sus dedos para que apenas hicieran contacto con esa tela y que esta finamente cayera mostrando la mitad de su cuerpo, arrugando la sabana entre su mano fue subiendo casi a rastras para sujetar el medallón de su pecho, aquel emblema donde aparecía una ave con alas desplegadas, apretando su puño hizo que tal metal de oro solido se derritiera entre su mano fácilmente.
- Por fin vuelves a mí. – agachándose acerco su rostro contra la de ese ser sin vida aspirando el aroma de su perfume bañado en múltiples aceites.
Infame!! Aleja tu repugnate.. cofcof.. rostro de él… – estirando su mano subía tras esa mesilla para finalmente acomodarse encima del cadáver, los hombres solo admiraban con horror lo que ella cometía, su cabello cobrizo caía sobre la tez del fallecido emperador, la serpiente se contorneaba llegando a la mano de Ushuriel y volver a su estado natural, tomando su cetro se colocó de pie, los rastros del vestido negro se delineaban sobre su silueta… estaba en la cima como tanto deseaba, alzando ambos brazos en dirección al cielo apuntó con su hoz justo el centro de su pecho profanando ese cuerpo.
-Una vez más hemos de encontrarnos en el Infierno y de nuevo te arrancaré de las llamas otorgándote este bello sacrificio… yo Ushuriel… conocida como la Ejecutora del Fuego te reclamó!!!.
Y dejando caer todo el peso de su cuerpo en un solo golpe contra el cadáver liberó una gran carga de cosmoenergía, la cámara se cuarteaba liberando el magma de sus entrañas donde se posicionaba la mujer, el cuerpo era no solo consumido por las llamas sino que un brillo traslucido hizo que se evaporaba abriendo un portal donde canalizaba su entrada, aquella que serviría para liberar su vestimenta, tuvo que apartarse para que dicha armadura le fuera revelada ante sus propios ojos. El altar perfecto se alzaba cuando ondas liberaban la imagen de su armadura, la armadura de un berseker, el tono carmín del metal era delirante al igual que la posición que formaban cada una de las piezas encajando en la figura casi cadavérica.
-Ven… sé que lo deseas tanto como yo.
La poca consciencia reflejada en los moribundos senadores se denotaba, observaron impávidos en dirección hacia la mujer que conocieron por Diva. Desprendiéndose la armadura vistió inmediatamente a su portadora cubriendo el talle de su cuerpo, ahora si podía decir que pertenecía al escuadrón del Fuego y las Llamas, no habría nada ni nadie que la detuviera.
~~º~~
Narración // Eurias // Hablo
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Diva- Berseker de Ares
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Re: Recamaras del Senado
Dado que todavía parecían tener mucho que recorrer hasta que llegaran al “Senado”, Hellgorak aprovechó el trayecto para informarle de las últimas novedades a Madareth, sin dejar pasar por supuesto la patética actuación de Bazir, o mejor dicho, de su inmunda parte humana al momento de dejarse llevar por aquellos asquerosos instintos y revolcarse como rata con una cucaracha de Eris, una de las diosas más infames y reconocida como de las más patéticas entre toda la prole de los Olímpicos. Seguramente, a la Señora enamorada de la guerra aquel asunto no le haría ni una pizca de gracia, más sabiendo que el otro había puesto en duda el liderazgo de Ares y además, lo había insultado producto del “amor”. Sin importarle demasiado la respuesta de Madareth en aquellos instantes, Hellgorak se mantuvo por detrás de Ushuriel estando a la expectativa de ver que era lo que tenía planeado la Ejecutora del Fuego.
Después de unos cuantos frustrantes minutos de que la mujer dirigiera la comitiva, habían llegado a su destino. Sin dejar que pasara demasiado tiempo, Ushuriel se había puesto manos a la obra, encendiendo sus infernales llamas para ahogar al montón de ratas, posteriormente empalando el cuerpo del sujeto al que le celebraban un funeral muy vasto, dejando que toda la escena fuera inundada por la lava, esparciendo fuego y chispas incandescentes que fácilmente habrían de causar quemaduras, ampollas y heridas capaces de matar a cualquier ser vivo común y corriente en segundos. Como se esperaba Hellgorak, un nuevo portal al infierno se abría para liberar la armadura de guerra de la Ejecutora del Fuego, que simplemente fue llamada por su dueña para envestirla y retornarle el título del tercer miembro del Escuadrón del Fuego y las Llamas en activo durante la época en curso; los eventos marchaban sobre ruedas a favor del ejército de la Sangre y la Violencia. Sabiendo que desde ahora Ushuriel sería un elemento invaluable para cumplir con los objetivos fijados por Ares, Steven dio un aleteo fortísimo que tan solo aumentó la potencia de las llamas generadas por Ushuriel para así quedarse sobrevolando la zona enfrente de la Ejecutora mientras los demonios de fuego rugían con fiereza.
Hemos terminado nuestra tarea juntos, Ushuriel. declaró Hellgorak, sin darle demasiada importancia a los gritos de los humanos que se encontraban fuera del edificio y veían las llamas brotar para saltarles encima y matarlos instantáneamente. Creo que ahora sabrás cuales son las funciones que deberás cumplir junto a Madareth de ahora en adelante, recluten a los demás soldados que queden desperdigados por esta mísera ciudad, eventualmente nos encontraremos en Esparta…no dudo que sabrán cual es el llamado, cierto? preguntó de pronto Steven, mientras sus alas volvían a dar un fuerte aletazo y las llamas se enfurecían más y más. Por mi parte, debo ir a recoger a Apocalypse…su avatar ya se encuentra lo suficientemente maduro como para albergar su esencia por completo. Madareth…Ushuriel…nos veremos pronto. y finalmente tras un impulso de fuerza considerable y una lluvia de aquellas plumas metálicas, Hellgorak había desaparecido de escena, partiendo en camino a la tierra del sol y las arenas ardientes: Egipto.
Después de unos cuantos frustrantes minutos de que la mujer dirigiera la comitiva, habían llegado a su destino. Sin dejar que pasara demasiado tiempo, Ushuriel se había puesto manos a la obra, encendiendo sus infernales llamas para ahogar al montón de ratas, posteriormente empalando el cuerpo del sujeto al que le celebraban un funeral muy vasto, dejando que toda la escena fuera inundada por la lava, esparciendo fuego y chispas incandescentes que fácilmente habrían de causar quemaduras, ampollas y heridas capaces de matar a cualquier ser vivo común y corriente en segundos. Como se esperaba Hellgorak, un nuevo portal al infierno se abría para liberar la armadura de guerra de la Ejecutora del Fuego, que simplemente fue llamada por su dueña para envestirla y retornarle el título del tercer miembro del Escuadrón del Fuego y las Llamas en activo durante la época en curso; los eventos marchaban sobre ruedas a favor del ejército de la Sangre y la Violencia. Sabiendo que desde ahora Ushuriel sería un elemento invaluable para cumplir con los objetivos fijados por Ares, Steven dio un aleteo fortísimo que tan solo aumentó la potencia de las llamas generadas por Ushuriel para así quedarse sobrevolando la zona enfrente de la Ejecutora mientras los demonios de fuego rugían con fiereza.
Hemos terminado nuestra tarea juntos, Ushuriel. declaró Hellgorak, sin darle demasiada importancia a los gritos de los humanos que se encontraban fuera del edificio y veían las llamas brotar para saltarles encima y matarlos instantáneamente. Creo que ahora sabrás cuales son las funciones que deberás cumplir junto a Madareth de ahora en adelante, recluten a los demás soldados que queden desperdigados por esta mísera ciudad, eventualmente nos encontraremos en Esparta…no dudo que sabrán cual es el llamado, cierto? preguntó de pronto Steven, mientras sus alas volvían a dar un fuerte aletazo y las llamas se enfurecían más y más. Por mi parte, debo ir a recoger a Apocalypse…su avatar ya se encuentra lo suficientemente maduro como para albergar su esencia por completo. Madareth…Ushuriel…nos veremos pronto. y finalmente tras un impulso de fuerza considerable y una lluvia de aquellas plumas metálicas, Hellgorak había desaparecido de escena, partiendo en camino a la tierra del sol y las arenas ardientes: Egipto.
Steven- Berseker de Ares
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Re: Recamaras del Senado
Segundo post de Cuatro ~ Ataque Medio ~ Maestria en Cosmos ~ Filotormenta
Luego de aquella rápida visita al palacio del Cesar, Madareth y Hellgorak se había dirigido hacia uno de los sitios de reunión de los entes políticos romanos conocido como “el senado”, al parecer Ushuriel debía encargarse de un último detalle para despertar completamente y así tener a su total disposición aquel recipiente humano que había elegido para reencarnar en esta era, debido a su batalla contra Ares, Madareth, la señora de la guerra ignoraba una serie de acontecimientos que tenían relación con sus compañeros de batalla, siendo Hellgorak conocido como el invencible quien le contara lo que había ocurrido con uno en especial, Bazir el ilusionista.
Desde aquella vez que le había conocido en la parte de los suburbios de Roma, Madareth no tenía una buena impresión de este, le parecía débil y estúpido, un ser que se al parecer tomaba las cosas a la ligera y desconfiaba de su compromiso con servir a Ares, pero que el muy tonto había sido afortunado al marcharse mientras ella se encargaba de reclutar a Tafariel. Y ahora salía con tan aberrante acto donde era capaz de poner la lealtad a su señor por el piso y exaltando un estúpido sentimiento humano como el amor…. Por algo que no era más que basura… ¿Eris? Uno de sus esbirros? Por favor… entre la escala de basura ni siquiera salían reflejados, aquella inepta diosa de la discordia que se escondía en sus patéticos fantasmas que ni para trapear el piso con sus inmundas caras servían eran más importantes para aquel MALDITO BASTARDO DE BAZIR!!!
El cosmos de Madareth ahora empezaba a explotar aun mas y mas siguiendo la ira que había causado los acontecimientos que Hellgorak le había contado, se quedo en la entrada del senado mientras este buscaba a Ushuriel y luego desaparecía con un rumbo desconocido a la señora de la guerra y que ahora no le importaba para nada, estaba enojada, su cosmos lo reflejaba el cual se movía como llamas alrededor de esta, empezaba a fragmentar el piso y las columnas que sostenían aquella edificación se veían afectadas por una enorme fuerza la cual no era más que aquel terrible cosmos que poseía ese monstruo interior de Madareth, ese ser que hace poco se había alzado contra Ares, había peleado hasta el máximo y le había jurado lealtad hasta la muerte, había muchas cosas que Madareth podía pasar por alto de sus compañeros berserkers como sus formas de luchar o las técnicas que empleasen, sus gustos y su forma de ser… pero había algo que no podía soportar y era la traición… a su ejército… pero sobre todo a Ares…. ESTABA TOTALMENTE FURIOSA y ese… tan solo era el principio de su despliegue de cosmos el cual empezaba a mostrarse en forma de partículas tan rojas como la magma y a la vez corruptas por un cosmos oscuro, sus cabellos rojizos revoloteaban con violencia a causa de aquel flujo de energia, su mirada estaba perdida, tenía una expresión de severidad en su rostro y ahora solo tenia un pensamiento en su cabeza… o más bien… un nombre… “Bazir”
Última edición por Ada el Vie Abr 08, 2011 2:58 pm, editado 1 vez
Ada- Berseker de Ares
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Re: Recamaras del Senado
TOMO V: (Imagen) **La espada del dios de la guerra**
Capitulo 5: Cupula de llanto
Capitulo 5: Cupula de llanto
----------------------------------
Solomon
Pensamientos
Senadores
-----------------------------
El sentido de la vista se le empañaba, pestañeando sin control, producto del estrés, la falta de sueño y las poderosa luz que yacía apuntándole con fuerza apenas acercándose al portón principal, seguido muy de cerca de los centuriones guardianes, todos hombres bien armados y preparados para cualquier cosa, incluso el de asesinar a una mujer indefensa como en teoría era Diva. Los cortos cinco pasos que dio le parecían interminables, en verdad algo de sí dudaba de ir con aquella contingencia al palacio.
Mataran a Diva sin duda, Eurias no es hombre de actos sangriento, pero aquel comentario...solo puede significar su disposición a todo.
De reojo y entre pestañeos logro divisar las lanzas que llevaban, la imagen de un Diva cortada en dos le venía de pronto, luego un baño de sangre. Con cierto melancolía dio vuelta para ver el frente encontrándose con el panorama cubierta de un rojo intenso, no existiendo color más que este, el horrible aroma de la muerte pululaba con fuerza apareciendo de pronto, como producto de un hechizo. La peste era más fuerte, parecía un ser viviente invisible intentando frenéticamente y sin tregua ingresar a su organismo mediante cada aliento tomado, los guardias intentaron socorrerle al ver a su senador tapándose con fuerza la mitad de la cara. Eurias y los otros desde atrás lo veían y creían que Solomon solo lo hacía para detener el ajusticiamiento hacía la emperatriz.
Entonces los rumores son ciertos, Eurias es en vano tapar el sol con un dedo.
El también debe morir...
Le murmuraban los senadores, actuando como las arpías que eran, imponiendo presión mediática, el anciano era un viejo zorro que conocía bien las reglas, antes ya había protegido a Solomon a quien consideraba su propio hijo, pero en la situación actual del imperio le sería imposible salvarle, la pena de no saber que decir daba pie al tácito *si* que esperaban desde hacía muchos años los otros viejos que siempre habían visto en aquel joven un terrible rival y acosador. Un agente que les impedía como gran piedra de hacer del senado un orgia sin fin en el tiempo. Paseaban sus lenguas bífidas entre sus asquerosos labios al solo fantasear con cuanto niño, animal se les ocurriera.
Entre tanto ocurría esto, en medio del caos, avanzaba una mujer, cuyos pasos suaves y rápidos daban la impresión de un levitar imaginario, pasaba por el costado del senador quien no logro verla por la inexplicable maldición que parecía poseerlo lentamente a pesar de los muchos esfuerzos de los soldados y algunos colegas. Pero su perfume, si aquel embriagante olor de flores no habrían desaparecido del todo.
Pero...flores quemadas.
Solomon abrió rápidamente sus ojos limpiándose las lagrimas producto del humo invisible que le acosaba, pero al parecer, esta vez los fenómenos insólitos no quedarían solo para si, pues pronto un muralla de fuego rompería con el cierto animo de seguridad que proporcionaba el senado a sus ocupantes, de inmediato tres guardias cayeron incendiados al estar más próximos a la salida dejando a el senador ver sus bailes suicidas hasta que finalmente cesaran, tendidos en el suelo pintado en un rojo escarlata.
Era aquella mujer o mejor dicho, lo que quedaba de ella, su cuerpo no era el mismo, pero estaba seguro de su identidad, en especial, al conectarse con ella visualmente...Diva había llegado y no sola.
Venia como otra, no solo como la morocha que recordaba, ahora ni siquiera lucia como humana, era más un espectro, un alma en pena, una no muerta maniatada por aquellos extraños seres que le acompañaban, vistiendo trajes en completo rojos como el fuego que oscuro que terminaba de aislar el senado del resto de Roma.
Los gritos comenzaron, las esperanzas mezcladas con la locura hacia de algunos hombres capaces de soñar en querer atravesar la pared de fuego terminando en solo un fin más rápido. Solo aquellos tres eran exentos de las propiedades funestas del fuego. En tanto, el resto incluido Solomon avanzaban hacia el centro, forzados por el calor abrazador de la periferia. Aunque todo intento sería inútil, todo parecía llevarlos a un sepulcro santo de llamas.
Tosiendo, aguantando de la mejor forma las ganas de tirarse al suelo y morir, el senador avanzo hacía aquellos tres, Diva hablaba más sus palabras por extraña razón no llegaban a él, el ambiente era cada vez más denso, lo suficiente para hacerle caer de rodillas involuntariamente, las gotas de sudor caían de su frente al piso evaporándose casi de inmediato.
Diva...que haces...
Su voz era tenue, apagada por el fuego. Un horror fuera de limites llego para todos al ver el cuerpo del glorioso emperador humillado lastimeramente en un acto de sacrilegio por parte de su mujer, luego una agujero negro traía una armadura más al recinto, tal como aquel par, ahora Diva lo lucia.
Maldición...
Su preocupación yacía en Eurias quien postrado en el otro extremo parecía caer inevitablemente abatido por las brasas que lo sofocaban.
Solomon- Dios/a
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Re: Recamaras del Senado
Rol-Pienso-Hablo
Un nuevo alboroto se cernia sobre el senado, el olor a quemado se hacia presente y cada vez mas se podia sentir un nuevo cosmos, igual parecia ser un guerrero de ares, que estaba en su maximo poder, segui caminando rapidamente quedando solo cenizas al paso de aquel ente, camine por las escalinatas, veia carbonizado a varios senadores, el aire se sentia demasiado pesado, y caliente, era dificil de respirar para cualquier humano, pero esos juegos de niños no harian algun daño a mi persona, mire por la puerta estaba ahi una mujer que en su cuerpo se cubria por un armadura roja la cual declaraba el asunto de que ejercito pertenecia.
Mmm interesante, pense que ningun guerrero se haria presente aqui, y menos por parte de la familia real, pense que ellos solo serian la escoria de roma, pero no de los dioses... musite mientras trataba de abrime paso, el calor hiba aumentando y quizas no seria bueno el momento para estar ahi, pero la curiosidad era mas grata.
Entre por la puerta principal, tratando de no hacer demasiado ruido, pero con manipulacion de mi cosmos, pase desapersivido, y me escondia detras de un muro, donde podia ver todo lo que pasaba, Solomon estaba de frente a su peor ilusion, a Diva, la emperatriz, la que habia desafiado, pero ahora estaba rodeada con suficeinte fuego como para quemarlo.
Jeje pequeño bastardo, parece ser que seras quemado por tu osadia, quizas podria quedarme para ver este espectaculo... Segui mirando, para luego ver a los demas senadores que estaban gritando y tratando de huir de la escena, pero el mismo calor casi les quemaba la piel. Camine hacia donde estaban, haria un poco de show, o solo veria la muerte quizas de uno mas.
Un nuevo alboroto se cernia sobre el senado, el olor a quemado se hacia presente y cada vez mas se podia sentir un nuevo cosmos, igual parecia ser un guerrero de ares, que estaba en su maximo poder, segui caminando rapidamente quedando solo cenizas al paso de aquel ente, camine por las escalinatas, veia carbonizado a varios senadores, el aire se sentia demasiado pesado, y caliente, era dificil de respirar para cualquier humano, pero esos juegos de niños no harian algun daño a mi persona, mire por la puerta estaba ahi una mujer que en su cuerpo se cubria por un armadura roja la cual declaraba el asunto de que ejercito pertenecia.
Mmm interesante, pense que ningun guerrero se haria presente aqui, y menos por parte de la familia real, pense que ellos solo serian la escoria de roma, pero no de los dioses... musite mientras trataba de abrime paso, el calor hiba aumentando y quizas no seria bueno el momento para estar ahi, pero la curiosidad era mas grata.
Entre por la puerta principal, tratando de no hacer demasiado ruido, pero con manipulacion de mi cosmos, pase desapersivido, y me escondia detras de un muro, donde podia ver todo lo que pasaba, Solomon estaba de frente a su peor ilusion, a Diva, la emperatriz, la que habia desafiado, pero ahora estaba rodeada con suficeinte fuego como para quemarlo.
Jeje pequeño bastardo, parece ser que seras quemado por tu osadia, quizas podria quedarme para ver este espectaculo... Segui mirando, para luego ver a los demas senadores que estaban gritando y tratando de huir de la escena, pero el mismo calor casi les quemaba la piel. Camine hacia donde estaban, haria un poco de show, o solo veria la muerte quizas de uno mas.
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Re: Recamaras del Senado
Aguardo unos momentos disfrutando la unión del metal contra su cuerpo, contemplando al igual la vista de esos hombres y posando sus ojos en un punto en específico reconoció las cosmoenergías que se acercaban, Hellgorak y Madareth pero por el momento solo le importaba la energía de ese hombre que lideraba dicho escuadrón. No pararía de vigilarla en ningún segundo para comprobar su fidelidad a Ares, cosa que ya le estaba resultando cansada a esas alturas, todo momento de duda y debilidad había sido borrada cuando permaneció en el palacio… no tenía nada más que demostrarle.
Aun permaneciendo en su singular pedestal espero las palabras del rubio que sin dar mucha importancia le dio cabida a que se expresara hacia ella. Como declaraba era el final de ese encuentro, la vista de la dama se tornó demasiado oscura pues jamás pensó que tendrían que separarse tan pronto, disgustada ladeaba su rostro en torno a los hombres que perdían la vida instantáneamente disimulando su molestia teniendo que asumir su responsabilidad y quedar a lado de Madareth, conocía la naturaleza de la pelirroja y era incontrolable logrando que su misma personalidad se convirtiera en una mujer solitaria. Respirando profundamente le dio la espalda pues ya había dicho todo lo que necesitaba saber, Hellgorak no espero respuesta absoluta por parte de Ushuriel así que tras un aleteo de su armadura salió disparado a través del techo como un meteoro incandescente dirigiéndose a su nuevo destino, miró por encima de su hombro la sombra que dejó en tal cámara.
- Bien Madareth… ¿a dónde se supo...
No pudo si quiera terminar aquella frase cuando noto la forma tan inestable del cosmos que proyectaba ahora su nueva acompañante, frustrada dio media vuelta pues no le permitiría ensuciar su regreso al mundo con el infame color de la sangre… era su momento!!. Todo eso se vio opacado con la nueva llegada de alguien, poca atención colocó en las personas del exterior que trataban de ingresar para salvar a sus compatriotas, ¿acaso no se daban cuenta que no podían hacer nada contra el fuego?, interviniendo incluso en la ejecución de hombres que les llegó la hora de pagar sus crímenes contra Diva.
Bajando de la mesa de piedra donde antes había sido colocado el cuerpo del emperador me dirigí a la silueta del hombre que agonizaba fervientemente por el poder de la señora de las llamas, sus pasos se arrastraban en su dirección, la única cosa que le pertenecía ante toda esa miserable bola de cadáveres era justamente Solomon. Si, Ushuriel sabía de quien se trataba de cada uno de ellos a pesar de haber extraído la esencia de Diva, marcando su territorio en frente de Madareth se arrodilló la mujer para estar al alcance de ese hombre, el azul del océano seguía reflejándose en su rostro pero esta vez no veía a su ejecutora, buscaba con desesperación otro punto, ciñendo sus ojos volteó para ver qué era lo que atrapaba su atención y se trataba nada menos que Eurias, los labios de la chica se abrieron finamente en una sonrisa…
- Me tienes ante ti… ¿y aun así lo buscas a él?... – exclamó con sarcasmo levantándose para dirigirse a su nueva víctima, tomándolo detrás del cuello avanzó con el cuerpo inconsciente de Eurias, era sorprendente que permaneciera luchando por su vida aunque eso podía corregirse… - Te lo obsequio… su fuerza se vio incrementada cuando lo lanzo justo a los pies de Madareth, no había peor castigo en el mundo que acabar en manos de tan detestable ser. - Eurias.. agradécele a Solomon tu muerte…
Para Ushuriel eso sería una pizca de compasión reflejada en los bersekers, además de que al menos no le reprocharía Solomon la causa de la muerte de su amigo por sus propias manos, así que se lo dejaba a la pelirroja dicho asunto. Esperaba el momento indicado en que Madareth dispondría de su presa… mis ojos se incendiaban en la sola idea de destrucción que estaba provocando a pesar de que este fuera manchado por el sucio líquido carmín de los humanos, debía soportar al menos ese pequeño sacrificio en su persona. El eco de pasos ingresaban ante la sala, no se trataba de otro berseker o ser humano, claramente molesta giré mi rostro viendo tal interrupción.
- ¿Viniste para cavar tu propia tumba?. – vociferaba en un tono de furia, disipándose el humo de aquella silueta observaba de quien se trataba, el hombre que estúpidamente trabo los planes de Diva aunque ahora merecía un poco de reconocimiento si no fuera por él jamás hubiera sido la conversión de berseker que despertó en esa era. - Vaya sorpresa… déjame recordar tu nombre… ¿Maurilio?... ¿Macelo?.. no… no.. espera… ¿Marvilio?.. no… en fin no me interesa.. ¿Qué haces acá gusano.. no te salieron bien las cosas como Senador?, debo recordarte que te ganaste ese puesto por ser el hijo bastardo de alguien hahahahaHAHAHA… bueno tendrás que conformarte con la villa que te dejaron pues como verás aquí ya no hay senado.. sabes la vida como mercante no es tan mala como dicen…
Bien pasando a asuntos más serios, baja tu cosmos que no estoy interesada en desgastar mi tiempo contigo y borra esa estúpida sonrisa de tu rostro antes de que la desfigure.. me irrita que alguien sin cabeza ría de la miseria de otros y más la de Solomon… YO.. óyeme bien.. YO SOY LA ÚNICA con ese derecho…
Era tan impredecible pero no tanto como le resultaba su compañera, si a Ushuriel le irritaba la presencia de ese débil cosmos divino para Madareth debía resultarle insoportable. Aguardo unos minutos sin ver que tuviera intensiones de retirarse…
[i]- ¿No piensas largarte? ¿qué buscas?. Aaaahhh por favor no me salgas con el cuento de que venías a salvarlos… – su mano se apretaba contra el mango de su cetro, afilando su mirada en la cara de ese hombre. - No tienes nada que hacer pero si tu necedad es tan… TAN GRANDE.. como para quedarte… te aseguro que este será la última ocasión que viste la luz del Sol salir…
OFF ROL: Bueno Mauritius, como te dije el otro día en el chat me pareció que tu personaje no tenía nada que ver para que llegaras al Senado, en fin… si sigues ahí tendré que verme obligada a retarte a una batalla narrada on rol ahí mismo.
Por parte de Ares tengo la autorización para hacerlo, solo faltaría que por parte del Staff me otorgaran el rango para hacerlo oficial. Quiero aclarar que no tomes PERSONAL el reto, solo reacciono conforme lo debe hacer mi personaje… tienes la última palabra.
Aun permaneciendo en su singular pedestal espero las palabras del rubio que sin dar mucha importancia le dio cabida a que se expresara hacia ella. Como declaraba era el final de ese encuentro, la vista de la dama se tornó demasiado oscura pues jamás pensó que tendrían que separarse tan pronto, disgustada ladeaba su rostro en torno a los hombres que perdían la vida instantáneamente disimulando su molestia teniendo que asumir su responsabilidad y quedar a lado de Madareth, conocía la naturaleza de la pelirroja y era incontrolable logrando que su misma personalidad se convirtiera en una mujer solitaria. Respirando profundamente le dio la espalda pues ya había dicho todo lo que necesitaba saber, Hellgorak no espero respuesta absoluta por parte de Ushuriel así que tras un aleteo de su armadura salió disparado a través del techo como un meteoro incandescente dirigiéndose a su nuevo destino, miró por encima de su hombro la sombra que dejó en tal cámara.
- Bien Madareth… ¿a dónde se supo...
No pudo si quiera terminar aquella frase cuando noto la forma tan inestable del cosmos que proyectaba ahora su nueva acompañante, frustrada dio media vuelta pues no le permitiría ensuciar su regreso al mundo con el infame color de la sangre… era su momento!!. Todo eso se vio opacado con la nueva llegada de alguien, poca atención colocó en las personas del exterior que trataban de ingresar para salvar a sus compatriotas, ¿acaso no se daban cuenta que no podían hacer nada contra el fuego?, interviniendo incluso en la ejecución de hombres que les llegó la hora de pagar sus crímenes contra Diva.
Bajando de la mesa de piedra donde antes había sido colocado el cuerpo del emperador me dirigí a la silueta del hombre que agonizaba fervientemente por el poder de la señora de las llamas, sus pasos se arrastraban en su dirección, la única cosa que le pertenecía ante toda esa miserable bola de cadáveres era justamente Solomon. Si, Ushuriel sabía de quien se trataba de cada uno de ellos a pesar de haber extraído la esencia de Diva, marcando su territorio en frente de Madareth se arrodilló la mujer para estar al alcance de ese hombre, el azul del océano seguía reflejándose en su rostro pero esta vez no veía a su ejecutora, buscaba con desesperación otro punto, ciñendo sus ojos volteó para ver qué era lo que atrapaba su atención y se trataba nada menos que Eurias, los labios de la chica se abrieron finamente en una sonrisa…
- Me tienes ante ti… ¿y aun así lo buscas a él?... – exclamó con sarcasmo levantándose para dirigirse a su nueva víctima, tomándolo detrás del cuello avanzó con el cuerpo inconsciente de Eurias, era sorprendente que permaneciera luchando por su vida aunque eso podía corregirse… - Te lo obsequio… su fuerza se vio incrementada cuando lo lanzo justo a los pies de Madareth, no había peor castigo en el mundo que acabar en manos de tan detestable ser. - Eurias.. agradécele a Solomon tu muerte…
Para Ushuriel eso sería una pizca de compasión reflejada en los bersekers, además de que al menos no le reprocharía Solomon la causa de la muerte de su amigo por sus propias manos, así que se lo dejaba a la pelirroja dicho asunto. Esperaba el momento indicado en que Madareth dispondría de su presa… mis ojos se incendiaban en la sola idea de destrucción que estaba provocando a pesar de que este fuera manchado por el sucio líquido carmín de los humanos, debía soportar al menos ese pequeño sacrificio en su persona. El eco de pasos ingresaban ante la sala, no se trataba de otro berseker o ser humano, claramente molesta giré mi rostro viendo tal interrupción.
- ¿Viniste para cavar tu propia tumba?. – vociferaba en un tono de furia, disipándose el humo de aquella silueta observaba de quien se trataba, el hombre que estúpidamente trabo los planes de Diva aunque ahora merecía un poco de reconocimiento si no fuera por él jamás hubiera sido la conversión de berseker que despertó en esa era. - Vaya sorpresa… déjame recordar tu nombre… ¿Maurilio?... ¿Macelo?.. no… no.. espera… ¿Marvilio?.. no… en fin no me interesa.. ¿Qué haces acá gusano.. no te salieron bien las cosas como Senador?, debo recordarte que te ganaste ese puesto por ser el hijo bastardo de alguien hahahahaHAHAHA… bueno tendrás que conformarte con la villa que te dejaron pues como verás aquí ya no hay senado.. sabes la vida como mercante no es tan mala como dicen…
Bien pasando a asuntos más serios, baja tu cosmos que no estoy interesada en desgastar mi tiempo contigo y borra esa estúpida sonrisa de tu rostro antes de que la desfigure.. me irrita que alguien sin cabeza ría de la miseria de otros y más la de Solomon… YO.. óyeme bien.. YO SOY LA ÚNICA con ese derecho…
Era tan impredecible pero no tanto como le resultaba su compañera, si a Ushuriel le irritaba la presencia de ese débil cosmos divino para Madareth debía resultarle insoportable. Aguardo unos minutos sin ver que tuviera intensiones de retirarse…
[i]- ¿No piensas largarte? ¿qué buscas?. Aaaahhh por favor no me salgas con el cuento de que venías a salvarlos… – su mano se apretaba contra el mango de su cetro, afilando su mirada en la cara de ese hombre. - No tienes nada que hacer pero si tu necedad es tan… TAN GRANDE.. como para quedarte… te aseguro que este será la última ocasión que viste la luz del Sol salir…
~~º~~
Narración // Pienso // Hablo
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OFF ROL: Bueno Mauritius, como te dije el otro día en el chat me pareció que tu personaje no tenía nada que ver para que llegaras al Senado, en fin… si sigues ahí tendré que verme obligada a retarte a una batalla narrada on rol ahí mismo.
Por parte de Ares tengo la autorización para hacerlo, solo faltaría que por parte del Staff me otorgaran el rango para hacerlo oficial. Quiero aclarar que no tomes PERSONAL el reto, solo reacciono conforme lo debe hacer mi personaje… tienes la última palabra.
Diva- Berseker de Ares
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Re: Recamaras del Senado
Tercer post de Cuatro ~ Ataque Medio ~ Maestria en Cosmos ~ Filotormenta
No había ni una pisca de un yo consiente en Madareth, la parte racional que eran las cadenas que resguardaban a un temible demonio sediento de sangre se habían roto, el sello que mantenía al mounstro interno de destrucción había desaparecido, ahora el espíritu de Madareth se encontraba incontrolable, y no descansaría hasta que descargara todo el odio que sentía, la ira y el enojo, ya fuese contra un humano, un berserker o un dios.
El violento cosmos de la señora de la guerra empezaba a girar alrededor de esta formando un tornado que empezaba a destruir todo a su paso mientras este crecia aun mas y mas, una fuerza abrumadora fragmentaba el suelo, levantaba las piedras y finalmente las convertía en miles de pedazos, las columnas de la entrada empezaban a destrozarse en finos pedazos causando una caída de una tras otra en efecto domino, aquella tormenta se disolvió convirtiéndose en diminutos fragmentos de cosmos en forma de esferas que volvían a la señora de la guerra y se unian a su cuerpo formando un aura de un tono rojizo con tintes oscuros, aquel cosmos de cierta forma maligno y retorcido ya se había presentado cuando ella combatió a Ares, pero estaba mas dominado, ahora solo buscaba destruir todo, sus cabellos revoloteaban con violencia, su mirada estaba perdida y cada musculo de su cuerpo se tensaba como si estuviese luchando para poder contener toda esa energía, los latidos de su corazón eran tan pesados y profundos que cualquiera pensaría que saldría de su pecho, era una enorme presión para su cuerpo, pero este estaba usando al limite la resistencia humana para poderla soportar.
El ruido de un cuerpo humano cayendo a sus pies hizo que la señora de la guerra volteara ligeramente la mirada, aquel hombre de anciana edad observaba con terror a Madareth, no sabia quien era, y no le importaba, sin darle un segundo para rogar por su vida, un corte en el espacio, que era capaz de desgarrar las dimensiones era efectuado por el cosmos latente de Madareth mientras empuñaba su espada del caos corrupta por su ardiente cosmos, intensificaba la temperatura del ambiente, era capaz de quemar el mismo aire y despedazaba en dos a aquel ser humano, la sangre de aquel hombre había manchado la armadura de Madareth, quien se veía con una demencial sonrisa en su rostro, pero aun no estaba satisfecha, este tan solo era el comienzo.
Una presencia logro alterarle aun mas, era un cosmos divino, ¿Racionalidad? ¿Temor?¿Es un dios? A Madareth no le estaba importando absolutamente nada, estaba en su camino y no daría un paso atrás por mas olímpico y divino que fuese, tomando su segunda espada del caos, realizo otro corte en el espacio destruyendo otra sección de aquel senado, su mirada estaba ensombrecida, mientras temblaba todo alrededor de la señora de la guerra.
- To Telos Arheezee Torah! Tha Ton Skotoso! Tha Ton Skotoso! Patroktonia! Genoktonia! Tha Toos Skotoso Ooloos! O Oleembos Tha Pesee !-
La voz distorcionada de Madareth invocaba un grito de Guerra, era el grito de un ser sediento de sangre y muerte, y que ahora tenia bajo sus garras a un dios…. No retrocedería, por algo había ganado su titulo como un señor de la guerra…. Hoy cenaria en el infierno.
Última edición por Ada el Vie Abr 08, 2011 2:54 pm, editado 1 vez
Ada- Berseker de Ares
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Re: Recamaras del Senado
El estado de crisis iba en aumento, al igual que el ánimo de aquellos seres caldeaba, en especial, el de Diva, que convertirá definitivamente en una más de aquel grupo tomaba al pobre e indefenso Eurias en venganza directa contra Solomon, su ex amante y fiel guardia, aquel que le amo en el pasado. Los deseos del ser que tomaba control del cuerpo de la emperatriz no deseaban más otra cosa que romper los nexos que mantenían ligada a Diva con el mundo humano.
Sea lo que sea que tengas contra mí, enfréntame monstruo y deja a Eurias en paz.
Avanzando convaleciente estaba decidido a salvarlo, no creía que Diva dejara que muriese, no mientras Solomon permaneciera frente suyo, lo cual era cierto, la antigua emperatriz no le haría ni un solo rasguño, esa no había su idea desde el principio, para esa clase de labores tenia al resto, pasándoselo a una desquiciada deseosa de sangre, su silueta endemoniada tiritaba de hambre. La presa estaba servida y aquel monstruo no desperdiciaría partiendo en dos al anciano, el sonido de las llamas era opacado por los gritos desgarradores del senador y los aullidos de la asesina que pervertía cada miembro que desprendía con sumo cuidado para hacer la agonía del viejo lo más extensa posible.
Los pocos valientes que aun permanecían próximos en el exterior del senado escapaban ante la marca de la bestia enviada por los dioses como castigo. Pocos en el interior vivían para oír la el ultimo lamento del senador más respetable de la era pasada, Eurias había muerto en un charco de sangre y fuego.
Viendo al suelo, incapaz de sobrellevar el calor, Solomon yacía indefenso, más la rabia, le consumía, la sangre de su mentor le cubría el rostro a medida que el charco de sangre avanzaba hacia él. Eurias había significado tanto para su vida, como un padre, como un hermano...
El reflejo de su faz aparecía en aquel apacible liquido carmesí, era tibio y extrañamente relajante, tal vez producto del abrazo ardiente de las llamaradas que ya empezaba a exterminar a los últimos sobrevivientes, incluido él.
La locura, la ira, tristeza, agonía, miedo, horror, todas emociones humanas aparentemente inofensivas, sutiles amos de la vida humana, esa era la maldición que llevarían a cuestas sus portadores hasta el final de sus existencias. La cuenta regresiva ya le había brindado fuerzas y minutos de más. Ya todo se sentía desaparecer sumido en el tranquilo mar de muerte.
El fin...
Sus músculos cesaban finalmente de luchar, su espíritu carecía de la misma voluntad al ver que Roma entera caía al igual q su mentor, desalentado aceptaba la derrota clavando su cabeza en el charco de sangre dejando que la falta de aire terminara con el resto.
Se dice que el camino al inframundo se ve plagado de oscuridad, más, esto resultaba muy distinto, un camino de luz casi interminable, rodeado de una paz embriagante que lo llevaba sin poner resistencia alguna a un campo, una réplica exacta del jardín de palacio, en el cual ya una mujer le esperaba de espaldas.
Pero, quien espera por mi?...Solo soy una vergüenza.
Era alta, de cabellera oscura y larga que arrastrada por el viento se dirigía al vasto fondo, donde un gigantesco océano le esperaba.
Solomon. Tú. Eres.
En el mundo de los vivos, despertaba de su sueño, carente de fatiga, con un mensaje del más alla, no renunciaría tan rápido a la vida sin llevarse a uno consigo, no después de lo que vio.
Jure una vez que te llevaría conmigo Diva, y asi lo hare.
Resoplando con fuerza, su voz volvía a adquirir su fuerza natural, tomando rápidamente una lanza avanzo con prisa para alejar al monstruo que seguía regodeándose encima de Eurias, ya no parecía aquel hombre viviendo de más.
Protegeré Roma a toda costa, no me rendiré, ni con la propia muerte, así que si desean propagar la guerra, prepárense…pues seré su gran bache del frente.
Algo sobrenatural le cubría, no era cosmos, si no una chispa de esperanza y seguridad de la cual solo los dioses podrían jactarse.
Posdata: Reto a los tres a una narrada
Rpostda: rachazado u.u por ausencia de Mada y rechazo de Diva.
Sea lo que sea que tengas contra mí, enfréntame monstruo y deja a Eurias en paz.
Avanzando convaleciente estaba decidido a salvarlo, no creía que Diva dejara que muriese, no mientras Solomon permaneciera frente suyo, lo cual era cierto, la antigua emperatriz no le haría ni un solo rasguño, esa no había su idea desde el principio, para esa clase de labores tenia al resto, pasándoselo a una desquiciada deseosa de sangre, su silueta endemoniada tiritaba de hambre. La presa estaba servida y aquel monstruo no desperdiciaría partiendo en dos al anciano, el sonido de las llamas era opacado por los gritos desgarradores del senador y los aullidos de la asesina que pervertía cada miembro que desprendía con sumo cuidado para hacer la agonía del viejo lo más extensa posible.
Los pocos valientes que aun permanecían próximos en el exterior del senado escapaban ante la marca de la bestia enviada por los dioses como castigo. Pocos en el interior vivían para oír la el ultimo lamento del senador más respetable de la era pasada, Eurias había muerto en un charco de sangre y fuego.
Viendo al suelo, incapaz de sobrellevar el calor, Solomon yacía indefenso, más la rabia, le consumía, la sangre de su mentor le cubría el rostro a medida que el charco de sangre avanzaba hacia él. Eurias había significado tanto para su vida, como un padre, como un hermano...
El reflejo de su faz aparecía en aquel apacible liquido carmesí, era tibio y extrañamente relajante, tal vez producto del abrazo ardiente de las llamaradas que ya empezaba a exterminar a los últimos sobrevivientes, incluido él.
La locura, la ira, tristeza, agonía, miedo, horror, todas emociones humanas aparentemente inofensivas, sutiles amos de la vida humana, esa era la maldición que llevarían a cuestas sus portadores hasta el final de sus existencias. La cuenta regresiva ya le había brindado fuerzas y minutos de más. Ya todo se sentía desaparecer sumido en el tranquilo mar de muerte.
El fin...
Sus músculos cesaban finalmente de luchar, su espíritu carecía de la misma voluntad al ver que Roma entera caía al igual q su mentor, desalentado aceptaba la derrota clavando su cabeza en el charco de sangre dejando que la falta de aire terminara con el resto.
Se dice que el camino al inframundo se ve plagado de oscuridad, más, esto resultaba muy distinto, un camino de luz casi interminable, rodeado de una paz embriagante que lo llevaba sin poner resistencia alguna a un campo, una réplica exacta del jardín de palacio, en el cual ya una mujer le esperaba de espaldas.
Pero, quien espera por mi?...Solo soy una vergüenza.
Era alta, de cabellera oscura y larga que arrastrada por el viento se dirigía al vasto fondo, donde un gigantesco océano le esperaba.
Solomon. Tú. Eres.
En el mundo de los vivos, despertaba de su sueño, carente de fatiga, con un mensaje del más alla, no renunciaría tan rápido a la vida sin llevarse a uno consigo, no después de lo que vio.
Jure una vez que te llevaría conmigo Diva, y asi lo hare.
Resoplando con fuerza, su voz volvía a adquirir su fuerza natural, tomando rápidamente una lanza avanzo con prisa para alejar al monstruo que seguía regodeándose encima de Eurias, ya no parecía aquel hombre viviendo de más.
Protegeré Roma a toda costa, no me rendiré, ni con la propia muerte, así que si desean propagar la guerra, prepárense…pues seré su gran bache del frente.
Algo sobrenatural le cubría, no era cosmos, si no una chispa de esperanza y seguridad de la cual solo los dioses podrían jactarse.
Posdata: Reto a los tres a una narrada
Rpostda: rachazado u.u por ausencia de Mada y rechazo de Diva.
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Re: Recamaras del Senado
Jajaja, asi que la basura, pudo reconocer entre sus propios subordinados a un dios, no estas tan mas después de todo. Tener el poder del reino romano no te atrofio tanto el cerebro. Al fin has tocado fondo, y ya no creerás mas la soberana dueña de toda roma, has caído desde muy alto al ser, de la reina a una subordinada, y valla que los lacayos de Ares te protegen, porque sera porque eres la mas débil de todas, o porque no son lo suficientemente fuertes para hacerle frente a un dios, o aun no sabes el lugar que te corresponde, quizás tu compañerita, apuntando con mi dedo indice, si esa que anda con sus juguetes invocando medios conjuros y apuntando ahora hacia mi, como si no supiera el castigo de los que se alzan ante uno, y mas ante mi que yo soy el padre de los dioses. Respire un poco, la verdad me tenia sin cuidado lo que hicieran ahora en ese lugar, pero no dejaría que dos ratas inmundas se quisieran pasar de listas, una apuntando su espada hacia mi, y la otra diciendo majadería y media. Y si bien no me importa ahora sus demostraciones de poder, incluso con un solo chasquido de mis dedos podría reconstruir lo que esa baratija ah hecho.
Camine hacia donde estaba diva, su calor estaba siendo fuerte, quizás para los humanos de los que se encontraban alrededor, casi estaban quedando en puros huesos, calcinados en parte o en su totalidad, la sangre rodeaba todo el piso, y las entrañas se les salia por la boca, estaba todo mezclado, fluidos, eses fecales, orina, saliva. El olor comenzaba a denotarse, y mis sandalias se cubrían de tan fuerte olor fétido. Jum interesante, has quemado a cada uno de ellos, pero dime, ¡te atreverías a alzarme la mano antes de hacer tu cometido?, o mejor te dejaría a solas, pero en cambio tendrías que darme a tu amiguita para divertirme un poco, si los años no pasan en vano, y en esta era no me vendría bien calcinar un cuerpo con uno de mis rayos... Me dirigí rápidamente hacia donde estaba la otra berserker. ¿ O que me dices tu? ¿ Me tienes miedo, o es que quizás solo son palabrerías para asustarme... Seguí caminando hacia la entrada del senado, un aire golpeo las puertas y con ello me daba completo acceso para marcharme... Tu. Le apunte al acompañante de diva. Si de verdad eres un berserker, te espero en mis aposentos de dios, no me gusta que alguien me alze la mano en mi presencia, ni mas que se sientan capaces de derrotarme en conjunto... Y segui caminando bajando las escalinatas, para luego desaparecer en un instante.
Camine hacia donde estaba diva, su calor estaba siendo fuerte, quizás para los humanos de los que se encontraban alrededor, casi estaban quedando en puros huesos, calcinados en parte o en su totalidad, la sangre rodeaba todo el piso, y las entrañas se les salia por la boca, estaba todo mezclado, fluidos, eses fecales, orina, saliva. El olor comenzaba a denotarse, y mis sandalias se cubrían de tan fuerte olor fétido. Jum interesante, has quemado a cada uno de ellos, pero dime, ¡te atreverías a alzarme la mano antes de hacer tu cometido?, o mejor te dejaría a solas, pero en cambio tendrías que darme a tu amiguita para divertirme un poco, si los años no pasan en vano, y en esta era no me vendría bien calcinar un cuerpo con uno de mis rayos... Me dirigí rápidamente hacia donde estaba la otra berserker. ¿ O que me dices tu? ¿ Me tienes miedo, o es que quizás solo son palabrerías para asustarme... Seguí caminando hacia la entrada del senado, un aire golpeo las puertas y con ello me daba completo acceso para marcharme... Tu. Le apunte al acompañante de diva. Si de verdad eres un berserker, te espero en mis aposentos de dios, no me gusta que alguien me alze la mano en mi presencia, ni mas que se sientan capaces de derrotarme en conjunto... Y segui caminando bajando las escalinatas, para luego desaparecer en un instante.
OF: Reto a MAda en un duelo de dados.Lugar: Mi recinto de dios.
OF2: solomon no acepto tu reto.
Mauritius- Dios/a
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Re: Recamaras del Senado
Cuarto post de Cuatro ~ Ataque Medio ~ Maestria en Cosmos ~ Filotormenta
No le importaba en lo mas minimo lo que hablaran aquellas personas que estaban a su alrededor, sus palabras, discursos o cualquier pendejada que saliera de sus miseras y patéticas bocas era como un balbuceo para la señora de la guerra quien ahora sonreía animada observando a su alrededor la destrucción, la muerte y la sangre que ella y Ushuriel habían creado en ese lugar, el despertar del antiguo ser griego que Madareth representaba tan solo demostraba lo inalcanzable que era su poder y que nunca se arrodillaría ante cualquier persona, solo ante su dios, quien era el único capaz de dominar aquella bestia conocida como Madareth, a sus pies se encontraban los despojos de lo que alguna vez fue un ser humano, un tonto anciano que había caído en las garras de la señora de la guerra y quien ahora con el fluir de su cosmos como si fuese un potente maremoto o una descarga eléctrica estaba a punto de destruir todo lo que se encontraba a su paso.
Un grupo de soldados que habían sido enviados a proteger a los senadores se mostraba temeroso, escondido tras unas columnas, aquellos hombres habían observado con detenimiento todo lo que habían pasado, sentían miedo ante aquella muchacha… temor a la muerte, aquel sentimiento que inundaba el ambiente era un revitalizante para la señora de la guerra, quien tenia un nuevo objetivo, eran aquellos hombres y de paso terminar de una buena vez con la destrucción de aquel recinto, al fin y al cabo le importaba en lo mas minimo, si era valioso para un mortal o para un dios.
Desfigurando su rostro en una sonrisa sadica, Madareth extendió sus brazos completamente agarrando con fuerza sus espadas mientras se acercaba a aquel grupo de humanos quienes se dieron cuenta de sus intensiones, uno intento huir, pero las espadas del caos fueron muchísimo mas rapidas, enterrándose en la espalda del pobre hombre, alzándolo por los aires para que después de un tremendo salto la joven lo despedazaran en dos partes.
Cayo al piso levantando una enorme nube de polvo, concentro su cosmos en todo su ser el cual invadió las armas que llevaba en sus manos, luego volvió a saltar girando mientras lo hacia y dejando extender en todo lo que podía aquellas espadas atadas a las cadenas, la cuales eran una extensión mas de su propio cosmos, atacando todo a su alrededor en un rango de 360°, aumentando considerablemente la temperatura del lugar, rasgando el aire y la tierra, creando un ambiente sofocante donde ningún mortal pudiese sobrevivir, cortando el propio espacio a una velocidad tan cercana a la luz, destruyendo todas las edificaciones cercanas en un rango indeterminado, levantando enormes pedazos de suelo y rompiéndolos en segundos, era una tormenta de cosmos que destruía todo lo que tocaba y lo convertía en miles de pedazos y no solo eso creaba un propio infierno sobre ese lugar, ningún mortal podría salvarse….
Ada- Berseker de Ares
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Re: Recamaras del Senado
oFF: como nadie ha posteado en mas de dos semanas procedo a postear nuevamente y no acepto el reto de ninguno de los dos, si Ares quiere que luche contra ustedes lo hare, de lo contrario no.
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Pasaron unos cuantos minutos, tal vez de calma, tal vez precediendo a una terrible tormenta pero aquel cosmos de Madareth que habia estado tan agresivo y sin control empezaba a calmarse, tal vez un poco de racionalidad empezaba a aflorar en el fondo de los pensamientos de la señora de la guerra quien despues de haber causado una terrible masacre y haber dejado casi en ruinas lo que se encontraba a su alrededor a causa del terrible cosmos que poseia empezaba a volver a la normalidad. Sus cabellos rojizos que danzaban con violencia ahora se dejaban llevar por la suave brisa calida que las llamas alrededor de aquel lugar destinado para elegir el destino de Roma y conocido como el senado otorgaban.
La joven suspiro profundamente y envaino sus espadas en su espalda, se habia olvidado de algo sumamente importante, ella vivia de acuerdo a la voluntad de Ares, por mas que quisiera enfrentarse a los mismisimos dioses y su amo y señor no se lo ordenaba era como una terrible traicion, y se estaria rebajando al nivel que la asquerosa rata de Bazir se habia rebajado, ahora las prioridades eran otras y debia actuar respecto a otros caminos. La chica clavo una mirada envenenada con odio a todos quienes se encontraban a su alrededor, incluyendo a su compañera Ushuriel y a aquel mortal quien al parecer encerraba el alma de una deidad o eso era lo que podia sentir la berserker.
- Espero verle en Esparta.... Ushuriel... -
Y sin mas en medio de una explosion de cosmos tal vez rompiendo las reglas de la realidad la señora de la guerra desaparecio de aquel escenario, habian mas cosas para hacer que estar jugando con los mortales, Hellgorak tenia algo entre manos y entre mas rapido estuviese reunido el ejercito de Ares mas rapido empezaria la diversion para ella... buscando en los comos que se iluminaban a su alrededor uno ya habia pactado su proximo destino... la naciente flama de Zugurosh le esperaba.
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Pasaron unos cuantos minutos, tal vez de calma, tal vez precediendo a una terrible tormenta pero aquel cosmos de Madareth que habia estado tan agresivo y sin control empezaba a calmarse, tal vez un poco de racionalidad empezaba a aflorar en el fondo de los pensamientos de la señora de la guerra quien despues de haber causado una terrible masacre y haber dejado casi en ruinas lo que se encontraba a su alrededor a causa del terrible cosmos que poseia empezaba a volver a la normalidad. Sus cabellos rojizos que danzaban con violencia ahora se dejaban llevar por la suave brisa calida que las llamas alrededor de aquel lugar destinado para elegir el destino de Roma y conocido como el senado otorgaban.
La joven suspiro profundamente y envaino sus espadas en su espalda, se habia olvidado de algo sumamente importante, ella vivia de acuerdo a la voluntad de Ares, por mas que quisiera enfrentarse a los mismisimos dioses y su amo y señor no se lo ordenaba era como una terrible traicion, y se estaria rebajando al nivel que la asquerosa rata de Bazir se habia rebajado, ahora las prioridades eran otras y debia actuar respecto a otros caminos. La chica clavo una mirada envenenada con odio a todos quienes se encontraban a su alrededor, incluyendo a su compañera Ushuriel y a aquel mortal quien al parecer encerraba el alma de una deidad o eso era lo que podia sentir la berserker.
- Espero verle en Esparta.... Ushuriel... -
Y sin mas en medio de una explosion de cosmos tal vez rompiendo las reglas de la realidad la señora de la guerra desaparecio de aquel escenario, habian mas cosas para hacer que estar jugando con los mortales, Hellgorak tenia algo entre manos y entre mas rapido estuviese reunido el ejercito de Ares mas rapido empezaria la diversion para ella... buscando en los comos que se iluminaban a su alrededor uno ya habia pactado su proximo destino... la naciente flama de Zugurosh le esperaba.
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Re: Recamaras del Senado
Todo ocurría mucho mejor de lo que había planeado Ushuriel, el cuerpo maltrecho de Eurias era acabado por su “compañera” pero la presencia de Mauritius solo demostró que ni la castaña ni la pelirroja llegarían a soportar ese tipo de actos.
Solo existía un ser que podía rebajar a Diva y era la misma portadora de ese cuerpo: Ushuriel. Tenía que acabarlo.. por mucho que representara una poderosa cosmoenergía superior a la que pudo llegar a conocer, y bueno se trataba de Zeus después de todo. Ahora estaba desviándose demasiado de las órdenes que le fueron encomendadas, la búsqueda para el despertar de otros bersekers. Rabia, eso era precisamente lo que experimentaba provocando que la cámara de Senadores se incendiara.. de tal forma que otros cuartos conectados a dicho salón terminaran de la misma forma, entre las llamas.
No era de extrañarse de conocer la soberbia de ese dios, Zeus mostraba su prepotencia como ningún otro ser llegándolo a aborrecer, pero entremezclarse en asuntos familiares no era de su incumbencia por lo que solo se limitó a darle la espalda para que terminara con esa sarta de tonterías. Su cabeza debía mantenerse fría ante las provocaciones de ese hombre que si no mal recordaba seguramente dejaba manipularse por aquel sentimiento humano, manipularse por la esencia de un simple mortal al no desear ocupar sus verdaderos cuerpos.. ¿qué digno podían ver los dioses para pensar semejante estupidez?, ahora comprendía los designios de Ares de porque era vital.. acabar con la esencia humana en cada reencarnación, para no verse en la penosa situación como la que presentaba ahora ese sujeto.
- Vaya.. vaya… ¿te atreves a decirme precisamente a mí que soy la que no pienso?... ¿acaso eres estúpido?.. ¿Cuántas veces debo mencionar que Diva no existe?... solo quedo yo… USHURIEL.
La castaña giró su cuerpo, sus ojos brillaron con la intensidad de fuego, oscurecidos por el mismo poder que emanaba de su interior. Ahora lo que podría llegar a preocuparle sería el autocontrol misma de Madareth ya que Zeus por un soberano que fuera seguía siendo un ser insignificante atrapado en el cuerpo de un mortal, furiosa apretaba el mango de mi cetro llamándole la atención..
- Imbécil!! Mide tus palabras.. seguramente toda la inteligencia que poseíste se desvaneció tras el nacimiento de tu hija Athena, ¿qué podrías hacer tú en ese cuerpo? Dime!!... – simplemente era inútil, Zeus caía bajo su propia arrogancia y Ushuriel no estaba en condiciones para reparar ese desastre, confiaba muy en el fondo que su compañera haría caso omiso de una alimaña como esa pues se notaba que no era Zeus el que lo controlaba, sino un pobre hombre que se le había concedido por suerte el poder del gobernante de todos los dioses. El poder de una de sus superiores al mando era sumamente increíble, disimulaba su impresión para buscar el cuerpo de Solomon, aquel que estúpidamente guardaba una empatía hacia su persona… las cosas parecían calmarse pues la despedida de Mauritius y el próximo encuentro de Madareth ameritaba que sus asuntos ya habían concluido, avanzando hacia el “antiguo” amante de Diva se acercó advirtiéndole de la misma forma que el otro hombre.
- Sigues pensando como un patético mortal… ¿te preocupa Roma?.. ¿Qué hay de tu vida Solomon?... ¿acaso no cabe igual en tu cabeza que no tienes oportunidad contra mí?
Es el mismo caso lamentable como lograste ver con Mauritius, no pueden hacer nada al estar atrapados en esos cuerpos y déjame corregirte ya que al parecer hay que remarcar las cosas más de dos veces para que las entiendan. Tu “Diva” ya no está.. no puedes hacer absolutamente nada porque ELLA ya está muerta… YO.. USHURIEL… arranqué el alma de esa mujer para quedarme con SU cuerpo.
No había nada más que decir, solo observar como el alma de ese hombre se desmoronaría ante los ojos de esa mujer, que resplandecían de la misma forma como lo hacía Diva cuando estaban juntos tiempo atrás. Soltando un suspiro paso a retirarse entre el fuego, le gustara o no debía de alcanzar a Madareth pero en el fondo el cuerpo que portaba extrañaba sentir el calor de ese ser... desagradable simplemente repugnante poseer la sensación que tuvo la soberana de Roma y aun se arraigaba en esos recuerdos, abandono la sala seguidamente alzando cortinas de llamas para evitar que alguien terminara siguiéndola tontamente.
Solo existía un ser que podía rebajar a Diva y era la misma portadora de ese cuerpo: Ushuriel. Tenía que acabarlo.. por mucho que representara una poderosa cosmoenergía superior a la que pudo llegar a conocer, y bueno se trataba de Zeus después de todo. Ahora estaba desviándose demasiado de las órdenes que le fueron encomendadas, la búsqueda para el despertar de otros bersekers. Rabia, eso era precisamente lo que experimentaba provocando que la cámara de Senadores se incendiara.. de tal forma que otros cuartos conectados a dicho salón terminaran de la misma forma, entre las llamas.
No era de extrañarse de conocer la soberbia de ese dios, Zeus mostraba su prepotencia como ningún otro ser llegándolo a aborrecer, pero entremezclarse en asuntos familiares no era de su incumbencia por lo que solo se limitó a darle la espalda para que terminara con esa sarta de tonterías. Su cabeza debía mantenerse fría ante las provocaciones de ese hombre que si no mal recordaba seguramente dejaba manipularse por aquel sentimiento humano, manipularse por la esencia de un simple mortal al no desear ocupar sus verdaderos cuerpos.. ¿qué digno podían ver los dioses para pensar semejante estupidez?, ahora comprendía los designios de Ares de porque era vital.. acabar con la esencia humana en cada reencarnación, para no verse en la penosa situación como la que presentaba ahora ese sujeto.
- Vaya.. vaya… ¿te atreves a decirme precisamente a mí que soy la que no pienso?... ¿acaso eres estúpido?.. ¿Cuántas veces debo mencionar que Diva no existe?... solo quedo yo… USHURIEL.
La castaña giró su cuerpo, sus ojos brillaron con la intensidad de fuego, oscurecidos por el mismo poder que emanaba de su interior. Ahora lo que podría llegar a preocuparle sería el autocontrol misma de Madareth ya que Zeus por un soberano que fuera seguía siendo un ser insignificante atrapado en el cuerpo de un mortal, furiosa apretaba el mango de mi cetro llamándole la atención..
- Imbécil!! Mide tus palabras.. seguramente toda la inteligencia que poseíste se desvaneció tras el nacimiento de tu hija Athena, ¿qué podrías hacer tú en ese cuerpo? Dime!!... – simplemente era inútil, Zeus caía bajo su propia arrogancia y Ushuriel no estaba en condiciones para reparar ese desastre, confiaba muy en el fondo que su compañera haría caso omiso de una alimaña como esa pues se notaba que no era Zeus el que lo controlaba, sino un pobre hombre que se le había concedido por suerte el poder del gobernante de todos los dioses. El poder de una de sus superiores al mando era sumamente increíble, disimulaba su impresión para buscar el cuerpo de Solomon, aquel que estúpidamente guardaba una empatía hacia su persona… las cosas parecían calmarse pues la despedida de Mauritius y el próximo encuentro de Madareth ameritaba que sus asuntos ya habían concluido, avanzando hacia el “antiguo” amante de Diva se acercó advirtiéndole de la misma forma que el otro hombre.
- Sigues pensando como un patético mortal… ¿te preocupa Roma?.. ¿Qué hay de tu vida Solomon?... ¿acaso no cabe igual en tu cabeza que no tienes oportunidad contra mí?
Es el mismo caso lamentable como lograste ver con Mauritius, no pueden hacer nada al estar atrapados en esos cuerpos y déjame corregirte ya que al parecer hay que remarcar las cosas más de dos veces para que las entiendan. Tu “Diva” ya no está.. no puedes hacer absolutamente nada porque ELLA ya está muerta… YO.. USHURIEL… arranqué el alma de esa mujer para quedarme con SU cuerpo.
No había nada más que decir, solo observar como el alma de ese hombre se desmoronaría ante los ojos de esa mujer, que resplandecían de la misma forma como lo hacía Diva cuando estaban juntos tiempo atrás. Soltando un suspiro paso a retirarse entre el fuego, le gustara o no debía de alcanzar a Madareth pero en el fondo el cuerpo que portaba extrañaba sentir el calor de ese ser... desagradable simplemente repugnante poseer la sensación que tuvo la soberana de Roma y aun se arraigaba en esos recuerdos, abandono la sala seguidamente alzando cortinas de llamas para evitar que alguien terminara siguiéndola tontamente.
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Re: Recamaras del Senado
La ardiente hoguera, en la cual se había convertido el senado perdía vigor lentamente, dos de aquellos monstruos ya habían partido y solo quedaba el cuerpo de la mujer que alguna vez amo. La imagen de aquellos dos amantes en la gruta secreta de palacio distaba ya mucho de la realidad actual. Todo merecía ser catalogado como pesadilla, pero, Solomon, sabía que no era así, aquel olor a sangre quemado y cuerpos chamuscados así lo demostraban.
Pese a las palabras de Diva, o mejor dicho, las de Ushuriel, el senador no se sentía herido, su vigor no escatimaba y su intención de luchar seguía férrea a prueba de balas. Con ambas manos apoyadas sobre la lanza, con total voz frio le contesto.
Si, tienes razón, a quien hablo no es más que Ushuriel, un demonio sin alma, contenido de furias y falsedades, lo acepto...más, si es cierto, como creer que Diva no existe más?...no te creeré.
Obstinado ponía su vida en sus propias manos, no estaba seguro del porque se aferraba a la idea de la supervivencia de aquella bruja que trajo tantas desgracias a su vida y a Roma misma, pero así lo sentía. Tal vez por aquella voz distante que solo parecía vivir en sus sueños, aun la tenía guardada en la memoria, vestida como de costumbre en el jardín de palacio.
Ella me espera...
Musitó apenas conciente, mostrando una tenue sonrisa antes de dejar su frente apuntando el suelo rojo y ardiente. Su energía iba disminuyendo, sino fuera por la retirada de Ushuriel de seguro su fin habría sucedido.
La gente exclamo con horror al ver una columna de fuego nacer de la parte superior del recinto, era un demonio rodeado de llamas, las cuales se llevaba dejando el senado completamente despejado.
Sin saber cuánto tiempo, Solomon se sentía aliviado luego llegar a oír un pequeño lamento entre la masiva cantidad de cuerpos.
Una vida, dos vidas...No interesa. Cual ave fénix...
Ya no percibía calor, sus heridas parecían ser remojadas en algo frio y reconfortante.
Ya en el mundo de lo oscuro, una sombra aparecía, vestía de rojo y llevaba el cabello cenizo, como el de un anciano, cosa que su silueta juvenil marcaba como falso...
Archer!
El senador preguntaba sin recibir respuesta, una a una varias luces tenues alumbraban las espaldas de decenas de personajes irreconocibles para él. Todos yacían envueltos a lo lejos por las nubes rojas.
Que pasa...quienes son...que quieren?!
Avanzando con rapidez, veía como la distancia que los separaba se acortaba hasta el punto de estar a poco de tocarle el brazo al general desaparecido de Britania.
Solomon!...
Asombrado de poder oir nuevamente la voz de su amada Diva se detuvo sin chistar dejando que la imagen de Archer y los otros desapareciera entre las penumbras de aquel mundo fantástico pero oscuro. Al dar la vuelta la luz de un sol resplandeciente le encegueció brevemente, dejando ver, luego, a una mujer, cuyo rostro no parecía definirse del todo, adornada como diosa entre un enjambre de rosas azules, yacía sentada como reina sobre un pilar cortado de mármol, era el mismo mundo en el cual la vio por primera vez, pero ahora, todo era más nítido, dejándole verse rodeado por mares, en efecto era una isla.
Si vas en dirección de Archer morirás...quédate conmigo...
La luz aumentaba cada vez más hasta no dejarle ver por completo ni su propio cuerpo.
En ese instante, se veía en Roma como algunos valientes soldados llevaban con prisa y a toda marcha a los excepcionales supervivientes de la masacre sucedida en el senado.
Pese a las palabras de Diva, o mejor dicho, las de Ushuriel, el senador no se sentía herido, su vigor no escatimaba y su intención de luchar seguía férrea a prueba de balas. Con ambas manos apoyadas sobre la lanza, con total voz frio le contesto.
Si, tienes razón, a quien hablo no es más que Ushuriel, un demonio sin alma, contenido de furias y falsedades, lo acepto...más, si es cierto, como creer que Diva no existe más?...no te creeré.
Obstinado ponía su vida en sus propias manos, no estaba seguro del porque se aferraba a la idea de la supervivencia de aquella bruja que trajo tantas desgracias a su vida y a Roma misma, pero así lo sentía. Tal vez por aquella voz distante que solo parecía vivir en sus sueños, aun la tenía guardada en la memoria, vestida como de costumbre en el jardín de palacio.
Ella me espera...
Musitó apenas conciente, mostrando una tenue sonrisa antes de dejar su frente apuntando el suelo rojo y ardiente. Su energía iba disminuyendo, sino fuera por la retirada de Ushuriel de seguro su fin habría sucedido.
La gente exclamo con horror al ver una columna de fuego nacer de la parte superior del recinto, era un demonio rodeado de llamas, las cuales se llevaba dejando el senado completamente despejado.
Sin saber cuánto tiempo, Solomon se sentía aliviado luego llegar a oír un pequeño lamento entre la masiva cantidad de cuerpos.
Una vida, dos vidas...No interesa. Cual ave fénix...
Ya no percibía calor, sus heridas parecían ser remojadas en algo frio y reconfortante.
Ya en el mundo de lo oscuro, una sombra aparecía, vestía de rojo y llevaba el cabello cenizo, como el de un anciano, cosa que su silueta juvenil marcaba como falso...
Archer!
El senador preguntaba sin recibir respuesta, una a una varias luces tenues alumbraban las espaldas de decenas de personajes irreconocibles para él. Todos yacían envueltos a lo lejos por las nubes rojas.
Que pasa...quienes son...que quieren?!
Avanzando con rapidez, veía como la distancia que los separaba se acortaba hasta el punto de estar a poco de tocarle el brazo al general desaparecido de Britania.
Solomon!...
Asombrado de poder oir nuevamente la voz de su amada Diva se detuvo sin chistar dejando que la imagen de Archer y los otros desapareciera entre las penumbras de aquel mundo fantástico pero oscuro. Al dar la vuelta la luz de un sol resplandeciente le encegueció brevemente, dejando ver, luego, a una mujer, cuyo rostro no parecía definirse del todo, adornada como diosa entre un enjambre de rosas azules, yacía sentada como reina sobre un pilar cortado de mármol, era el mismo mundo en el cual la vio por primera vez, pero ahora, todo era más nítido, dejándole verse rodeado por mares, en efecto era una isla.
Si vas en dirección de Archer morirás...quédate conmigo...
La luz aumentaba cada vez más hasta no dejarle ver por completo ni su propio cuerpo.
En ese instante, se veía en Roma como algunos valientes soldados llevaban con prisa y a toda marcha a los excepcionales supervivientes de la masacre sucedida en el senado.
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Re: Recamaras del Senado
Una vez más Lydia había recaído en aquella conducta que pensaba dejar. Una vez más estaba pensando en el destino de ese ente que ya no era más el senador que una vez la impresionó y le hizo pensar que valía la pena el senado. El edificio estaba casi forrado de hollín y más de un cuerpo chamuscado estaba tirado en el piso haciendo que la diosa sintiera lástima por aquellos hombres que habían perecido bajo el poder de aquellos sirvientes de Ares. No habían sido para nada discretos, los residuos de sus cosmos estaban por todos lados, e incluso el cosmos de Zeus dejó su rastro dando garantía del paso dejando su paso por ese lugar.
-Vaya... Hubo fiesta y yo llegué tarde. No siento el cosmos de nadie, supongo que todos se han ido y ya no hay nada que ver en este lugar... Y yo quería ver si SOlomon había muerto de una vez por todas. Asumo que ya se fue de este lugar.
Lydia avanzó con lentitu y se sentó en un pedazo de pilar que había caído al suelo dejando una parte del techo débil provocando la caída de este sobre algunos mortales que perecieron con ese incidente. Uno de ellos atrapado bajo los escombros estaba vivo, ella lo podía sentir porque rezaba fervorosamente a Zeus para poder salir de esos escombros; para asombro de la diosa este no parecía estar tan herido. Un impulso que ella no supo definir hizo que ella cambiara de forma, tomando la apariencia de un hombre bastante fuerte y con su poder movió aquel pedazo de techo para ver el rostro del que rezaba tanto a su amante y se sorprendió al ver que era un hombre muy joven que no dejaba de decir plegarias a Zeus muy asustado.
-Seguro tienes que ser un sirivente no es así? Dime qué has visto?
El joven miró asustado al ser que le hablaba y se puso de pie mostrando una herida en tobillo, la verdad era que ese joven había tenido bastante suerte de no morir en ese lugar. Una vez que el joven se recobró del susto salió corriendo como un loco sin contestarle nada a la diosa quien lo único que hizo fue suspirar y cambiar otra vez a su forma normal mientras pensaba en si debía marcharse sin saber lo que había pasado, o mejor avanzaba hsta elfondo del edificio para poder enterarse de algo más que lo que se veía afuera. Como aún no sabía qué hacer se quedó sentada en el inicio de la entrada del edificio pensando en lo horroroso que se debía ver ese lugar lleno de más cuerpos chamuscados.
-Lo único que deseo escuchar es que hayas muerto, con eso me sobra y me basta querido primo...
Lydia estaba más que preocupada por eso, si Solomon era un dios durmiente lo mejor era que mueriera antes de despertar así los intereses de la alianza no se verían afectados como ella temía podía llegar a pasar con el despertar de otro dios durmiente más.
Off
Solomon no estoy interrumpiéndote el rol porque para Lydia SOlomon está al fondo, por lo tanto no te ve y no sabe que tu andas ahí si? n.n
-Vaya... Hubo fiesta y yo llegué tarde. No siento el cosmos de nadie, supongo que todos se han ido y ya no hay nada que ver en este lugar... Y yo quería ver si SOlomon había muerto de una vez por todas. Asumo que ya se fue de este lugar.
Lydia avanzó con lentitu y se sentó en un pedazo de pilar que había caído al suelo dejando una parte del techo débil provocando la caída de este sobre algunos mortales que perecieron con ese incidente. Uno de ellos atrapado bajo los escombros estaba vivo, ella lo podía sentir porque rezaba fervorosamente a Zeus para poder salir de esos escombros; para asombro de la diosa este no parecía estar tan herido. Un impulso que ella no supo definir hizo que ella cambiara de forma, tomando la apariencia de un hombre bastante fuerte y con su poder movió aquel pedazo de techo para ver el rostro del que rezaba tanto a su amante y se sorprendió al ver que era un hombre muy joven que no dejaba de decir plegarias a Zeus muy asustado.
-Seguro tienes que ser un sirivente no es así? Dime qué has visto?
El joven miró asustado al ser que le hablaba y se puso de pie mostrando una herida en tobillo, la verdad era que ese joven había tenido bastante suerte de no morir en ese lugar. Una vez que el joven se recobró del susto salió corriendo como un loco sin contestarle nada a la diosa quien lo único que hizo fue suspirar y cambiar otra vez a su forma normal mientras pensaba en si debía marcharse sin saber lo que había pasado, o mejor avanzaba hsta elfondo del edificio para poder enterarse de algo más que lo que se veía afuera. Como aún no sabía qué hacer se quedó sentada en el inicio de la entrada del edificio pensando en lo horroroso que se debía ver ese lugar lleno de más cuerpos chamuscados.
-Lo único que deseo escuchar es que hayas muerto, con eso me sobra y me basta querido primo...
Lydia estaba más que preocupada por eso, si Solomon era un dios durmiente lo mejor era que mueriera antes de despertar así los intereses de la alianza no se verían afectados como ella temía podía llegar a pasar con el despertar de otro dios durmiente más.
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Solomon no estoy interrumpiéndote el rol porque para Lydia SOlomon está al fondo, por lo tanto no te ve y no sabe que tu andas ahí si? n.n
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Re: Recamaras del Senado
Luego de algún tiempo perdido y lamentaciones absurdas, la diosa del amor y la lujuria decidió que lo mejor era marcharse de ese lugar para ir a otro sitio un poco más interesante, y más que todo un sitio donde pudiera encontrar alguien con quien conversar; después de todo, los muertos no eran tan buena compañía para ella, al parecer la muerte se les antojaba tan aburrida como su vida antes de ser cortada por esos demoniácos sirvientes de Ares. Nunca en su vida ella hubiera pensado si quiera que esa mujer llamada Diva, que tanto fastidio le causó, terminaría siendo la sirvienta de la deidad que una vez amó con pasión desmedida. Por unos segundos suspiró y pensó que no podría jamás librarse de tanta desgracia, pero recordó que aún le quedaba Zeus y que el haría todo lo que estuviera a su alcance sólo con el fin de verla feliz, así que por ese lado sólo tendría que jugar bien sus cartas para poder obtener lo que deseaba.
Muy a lo lejos Lydia sintió el cosmos de su antiguo amante y una risa algo irónica se formó sobre sus labios. Era cierto, en esos momentos ella quería contra Ares a como diera el lugar, pero no podía ir así no más, además que ya tenía una duda con respecto a Eris; la misma que ella deseaba poder despejar luego de verla, pero antes de hacer cualquier cosa tenía la obligación y el deber casi cívico de ir primero donde su primo para poder hablar con el y determinar si sus sospechas de que Eris jugara a dos puntas eran o no infundadas.
-Bueno desgraciadamente no he podido ver si Solomon ha muerto en este lugar, es una pena ya que me hubiera gustado verlo agonizar, pero supongo que se ha salvado de las garras de Atrophos... Ya tendría yo que hablar con ella, se está volviendo demasiado blanda.
Una vez que Lydia dijo esto se puso de pie y limpió el polvo de sus vestido para dejar que el viento moviera sus cabellos por unos segundos. Pronto el hollín que estaba regado en el suelo y como si fuera por acto de magia se pegó al vestido de la diosa, obligando a la misma a marcharse de ese lugar para buscar un sitio más limpio donde poder pensar qué hacer. Y así como si jamás hubiera estado ahí, Lydia desapareció entre destellos morado con negro dejando ese sitio tal y como estaba.
Muy a lo lejos Lydia sintió el cosmos de su antiguo amante y una risa algo irónica se formó sobre sus labios. Era cierto, en esos momentos ella quería contra Ares a como diera el lugar, pero no podía ir así no más, además que ya tenía una duda con respecto a Eris; la misma que ella deseaba poder despejar luego de verla, pero antes de hacer cualquier cosa tenía la obligación y el deber casi cívico de ir primero donde su primo para poder hablar con el y determinar si sus sospechas de que Eris jugara a dos puntas eran o no infundadas.
-Bueno desgraciadamente no he podido ver si Solomon ha muerto en este lugar, es una pena ya que me hubiera gustado verlo agonizar, pero supongo que se ha salvado de las garras de Atrophos... Ya tendría yo que hablar con ella, se está volviendo demasiado blanda.
Una vez que Lydia dijo esto se puso de pie y limpió el polvo de sus vestido para dejar que el viento moviera sus cabellos por unos segundos. Pronto el hollín que estaba regado en el suelo y como si fuera por acto de magia se pegó al vestido de la diosa, obligando a la misma a marcharse de ese lugar para buscar un sitio más limpio donde poder pensar qué hacer. Y así como si jamás hubiera estado ahí, Lydia desapareció entre destellos morado con negro dejando ese sitio tal y como estaba.
Lydia- Dios/a
- Reino : Olimpo
Templo de Afrodita
Ataques :
AD - Flama de Lujuria (4400)
AD - Ovillo de Espinas Rojas (4500)
AM - Canto de la Lamia (4900)
AM - Renacer de la titania (5000)
AF - Jardín de Rosas Negras (*6200)
AF - Penitencia (5700)
AFa - Encanto de lo oscuro (6600)
AFa - Esencia de feromona (6700)
Defensa :
Laberinto de Lujuria
DE - Danza de los cinco tokens
Cantidad de envíos : 404
Re: Recamaras del Senado
La noche acababa una vez más, el tiempo del reinado de aquella deslumbrante luna cesaba para dar pase a su contraparte, el sol. Venía asomando su rostro por entre las lejanas colinas al oriente Romano. La claridad del amanecer llegaba con inusual intensidad, pronto la oscuridad se disiparia como un acto de magía. Aquella misma magía era la que iba tiñendo de un naranja magnifico las ruinas del senado.
Pocos hombres se habían reunido poco antes de este suceso, vestian tunicas blancas y con mirada perdida. Cubiertos de tranquilidad y sosiego veian como el sol iba cubriendo a las ruinas deloque alguna vez consideraron su segundo hogar en una obra maestra de arte divino. De entresaquellas pinceladas de oro un figura emergia con orgullo, parecía aver brotado de la nada aunque siempre estuvo allí. Para quienes lo veian no era sino otracosa sino el significado de su desvelo, reconocian en aquel hombre con el medio rostro tapado a uno de los suyos, el prodigio que una vez se creyo perdido a merced del ataque terrorista en el consultorio medica, el cual ahora es una pampa desertica, sin vida y con olor a sangre.
Solomon...
Clamaron al unisono, como alguien en su mente les dijera que decir. Sin embargo, para ellos todo iba de forma natural. Habían estado buscando semanas al unico hombre con sangre imperial que les entendia, pues, ya les había demostrado no sólo a ellos sino a todo el pueblo romano su valia.
El cantar de los gallos traia a más espectadores, hombres, mujeres y hasta niños se iban reuniendo en cantidades más que respetables. Eran atraidos como abejas ante la curiosidad de saber que había atraido a tanta gente notable a lo que quedaba del senado. Aquello era suficiente para quecaigan uno a uno al encanto de Solomon. Todos recordaban aaquel heroe que había defendido a la ciudad a toda costa alejando a los demonios aquel relevante día.
Dejando el tiempo necesario, él ya no necesitaba de sus ojos de encantamiento. El pueblo setrata como ganado, sólo manipulando a las cabezas se moveria al rebaño. Pues bien, ahora los tenía a todos a su disposición.
Todo su ser había perdido el brillo de vitalidad que la noche le trajo, pero eso ya no era necesario, el brillo del sol trabajaria por él. Con voz calma pero llena de orgullo comenzo a hablar dejando de un lado aquellos gestos petreos por unos más "comunes".
Nacidos de Roma...pierdan el miedo ante lo que este día se inpone frente a ustedes. Si, soy aquel a quien conocian como Solomon...venido del propio tartaro.
Aquello último parecía desalentar al pueblo que comenzaba a sentir cierto temor.Un ente venido del reino de Hades no debía ser buen presagio. Pero viendose entre ellos no podian retroceder, no ante sus lideres quienes seguian mostrandose confiados, si asi lo estaban ellos porque no el simple pueblo.
Llevado allí como ultimo intento de los dioses para sellar la verdad que por tanto tiempo a ustedes se les ha negado...
El publico quedo en silencio, enganchados y hasta un tanto enfurecidos al sentir que sus desdichas venidas ultimamente tuvieranrelación con aquella verdad a lo que hombre hacía referencia. Solomon sentía su creciente ira...a gusto prosiguio.
Aquellos a quienes tanto hemos orado no nos tienen más que repudio y miedo. Miedo de que nosotros nos revelemos contra su voluntad...pues ellos no son nada sin nosotros, entresu raza y la nuestra existe una diferencia abismal en fuerza, es cierto, a beneficio de ellos. Pero...la humanidad es la unica fuerza que en conjunto puede incluso asesinar a la naturaleza y por ende al origen de su divinidad.
Termino resoplando con fuerza. La razonable voz se iba transformando en unallena de rabia y deseo de venganza. Aquello estaría mal sino fuese porque elpublico siento lo mismo. Habían pasado miseria, hambre, miedo y todo por ellos, los mismos que les dieron la espalda.
Por eso regrese hermanos y hermanas, para liberarnos de sus cadenas...pues si ellos son la voluntad del mundo...nosotros juntos dominaremos al mundo y si es necesario lo destruiremos...sólo en aquel instante en que el hombre sea dueño de su propio destino descanzare en paz...se los juro.
La gente herbia en jubilosa rabia. La esperanza brotaba de sus corazones, aquella misma plaga que para los dioses no significaba sino el más detestable de los defectos. La gente ya comenzaba a alzar sus brazos en señal de completa afinidad, en tanto los senadores y lideres notables se arrodillaban dando aun mayor solemnidad al escenario plantado por Solomon, quien aun no terminaba por referirse a su punto principal.
Por eso compatriotas mios debemos acabar con elprimer hito que nos une hacía ellos. Debemos desembarazarnos de aquel quese dice hijo de Zeus, el mitad hombre y mitad dios. Aquel que ostenta el titulo de emperador por sangre. ¿Piensan que aquel hijo del rey del Olimponos defendera?
NOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!
Todos al unisono gritaron, sus gargantas se desgarraban y sus ojos ardian de dolor. Fue cuando los ahora postrados lideres de Roma reclamaron el nombre de Solomon como su nuevo gobernante, a lo que el poblado sólo repetio. Una sonrisa infernal brotaba de la faz del antiguo senador.
Primero que nada hermanos y hermanas...A PALACIO!!!
Solomon diovuelta mientras todos comenzaron a seguirle. Durase lo que durase el pueblo estaba convencido de las palabras de su heroe y salvador. Solomon los tenía encantados por algo más poderoso que los dioses mismos: La esperanza de un futuro mejor. Aunque nada de lo dichopor él consideraba mentira...realmente creia y estaba convencido de su guerra contra los dioses.
Pocos hombres se habían reunido poco antes de este suceso, vestian tunicas blancas y con mirada perdida. Cubiertos de tranquilidad y sosiego veian como el sol iba cubriendo a las ruinas deloque alguna vez consideraron su segundo hogar en una obra maestra de arte divino. De entresaquellas pinceladas de oro un figura emergia con orgullo, parecía aver brotado de la nada aunque siempre estuvo allí. Para quienes lo veian no era sino otracosa sino el significado de su desvelo, reconocian en aquel hombre con el medio rostro tapado a uno de los suyos, el prodigio que una vez se creyo perdido a merced del ataque terrorista en el consultorio medica, el cual ahora es una pampa desertica, sin vida y con olor a sangre.
Solomon...
Clamaron al unisono, como alguien en su mente les dijera que decir. Sin embargo, para ellos todo iba de forma natural. Habían estado buscando semanas al unico hombre con sangre imperial que les entendia, pues, ya les había demostrado no sólo a ellos sino a todo el pueblo romano su valia.
El cantar de los gallos traia a más espectadores, hombres, mujeres y hasta niños se iban reuniendo en cantidades más que respetables. Eran atraidos como abejas ante la curiosidad de saber que había atraido a tanta gente notable a lo que quedaba del senado. Aquello era suficiente para quecaigan uno a uno al encanto de Solomon. Todos recordaban aaquel heroe que había defendido a la ciudad a toda costa alejando a los demonios aquel relevante día.
Dejando el tiempo necesario, él ya no necesitaba de sus ojos de encantamiento. El pueblo setrata como ganado, sólo manipulando a las cabezas se moveria al rebaño. Pues bien, ahora los tenía a todos a su disposición.
Todo su ser había perdido el brillo de vitalidad que la noche le trajo, pero eso ya no era necesario, el brillo del sol trabajaria por él. Con voz calma pero llena de orgullo comenzo a hablar dejando de un lado aquellos gestos petreos por unos más "comunes".
Nacidos de Roma...pierdan el miedo ante lo que este día se inpone frente a ustedes. Si, soy aquel a quien conocian como Solomon...venido del propio tartaro.
Aquello último parecía desalentar al pueblo que comenzaba a sentir cierto temor.Un ente venido del reino de Hades no debía ser buen presagio. Pero viendose entre ellos no podian retroceder, no ante sus lideres quienes seguian mostrandose confiados, si asi lo estaban ellos porque no el simple pueblo.
Llevado allí como ultimo intento de los dioses para sellar la verdad que por tanto tiempo a ustedes se les ha negado...
El publico quedo en silencio, enganchados y hasta un tanto enfurecidos al sentir que sus desdichas venidas ultimamente tuvieranrelación con aquella verdad a lo que hombre hacía referencia. Solomon sentía su creciente ira...a gusto prosiguio.
Aquellos a quienes tanto hemos orado no nos tienen más que repudio y miedo. Miedo de que nosotros nos revelemos contra su voluntad...pues ellos no son nada sin nosotros, entresu raza y la nuestra existe una diferencia abismal en fuerza, es cierto, a beneficio de ellos. Pero...la humanidad es la unica fuerza que en conjunto puede incluso asesinar a la naturaleza y por ende al origen de su divinidad.
Termino resoplando con fuerza. La razonable voz se iba transformando en unallena de rabia y deseo de venganza. Aquello estaría mal sino fuese porque elpublico siento lo mismo. Habían pasado miseria, hambre, miedo y todo por ellos, los mismos que les dieron la espalda.
Por eso regrese hermanos y hermanas, para liberarnos de sus cadenas...pues si ellos son la voluntad del mundo...nosotros juntos dominaremos al mundo y si es necesario lo destruiremos...sólo en aquel instante en que el hombre sea dueño de su propio destino descanzare en paz...se los juro.
La gente herbia en jubilosa rabia. La esperanza brotaba de sus corazones, aquella misma plaga que para los dioses no significaba sino el más detestable de los defectos. La gente ya comenzaba a alzar sus brazos en señal de completa afinidad, en tanto los senadores y lideres notables se arrodillaban dando aun mayor solemnidad al escenario plantado por Solomon, quien aun no terminaba por referirse a su punto principal.
Por eso compatriotas mios debemos acabar con elprimer hito que nos une hacía ellos. Debemos desembarazarnos de aquel quese dice hijo de Zeus, el mitad hombre y mitad dios. Aquel que ostenta el titulo de emperador por sangre. ¿Piensan que aquel hijo del rey del Olimponos defendera?
NOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!
Todos al unisono gritaron, sus gargantas se desgarraban y sus ojos ardian de dolor. Fue cuando los ahora postrados lideres de Roma reclamaron el nombre de Solomon como su nuevo gobernante, a lo que el poblado sólo repetio. Una sonrisa infernal brotaba de la faz del antiguo senador.
Primero que nada hermanos y hermanas...A PALACIO!!!
Solomon diovuelta mientras todos comenzaron a seguirle. Durase lo que durase el pueblo estaba convencido de las palabras de su heroe y salvador. Solomon los tenía encantados por algo más poderoso que los dioses mismos: La esperanza de un futuro mejor. Aunque nada de lo dichopor él consideraba mentira...realmente creia y estaba convencido de su guerra contra los dioses.
Solomon- Dios/a
- Reino : Atlantida
Ataques :
AD - Anillo Azul de Neptuno (5400)*
AD - Atracción del rey de las sirenas (5500)*
AM - Ojos Divinos de Oro (5900)*
AF - Cadenas al Cielo (6600)*
Defensa :
Muro Divino Mitológico
DE - Sagrado Manto del Alma
Cantidad de envíos : 296
Re: Recamaras del Senado
entre a las camaras del senado
tal vez algo de politica me entretenga un rato
debo descansar mi mente antes que las almas condenadas susurren otra vez a mi cabeza ... su voz es incompresible como chillidos en mi cabeza que solo me marcan direcciones que no me explican nada ...
este maldito don dado en el momento que se condeno mi gente es la unica cosa que puede traer pronto a mi amada de vuelta a mis manos...
que extraño es el sitio dije en una voz casi susurrante
observaba un montón de hombre enriquecidos en su opulencia que menospreciaban el lamaneto de los debiles la ira de los dioses habia sido piadosa con tales burócratas y senadores...
tal vez deba deleitarme con su sangre para que experimente un poco del sufrimiento de los debiles
joven hombre que buscas en las recamaras del senado
me pregunto sutilmente un lacayo de los nobles mandos
tu no tienes permiso de entrar en este noble lugar
solo busco un poco de ayuda en mi camino
ayuda...ve a pedir monedas fuera de este lugar ...
su tono de voz me resultaba despreciable decidi que no podia soportar esta ofensa
la ayuda que busco es diferente al oro y las monedas
y que clase de ayuda es esa???
arinconandolo ante un muro y sin que nadie nos viera mi daga atraveso su abdomen y lo abrio con la mayor crueldad su aliento no le permitio no gritar su sangre corrio y su cadaver cayo tendido al suelo
la ayuda que busco es algo que el oro y los vivos no me pueden entregar por que mi sendero lo guian los muertos...
Teiroth voz / PErsona / Narracion
tal vez algo de politica me entretenga un rato
debo descansar mi mente antes que las almas condenadas susurren otra vez a mi cabeza ... su voz es incompresible como chillidos en mi cabeza que solo me marcan direcciones que no me explican nada ...
este maldito don dado en el momento que se condeno mi gente es la unica cosa que puede traer pronto a mi amada de vuelta a mis manos...
que extraño es el sitio dije en una voz casi susurrante
observaba un montón de hombre enriquecidos en su opulencia que menospreciaban el lamaneto de los debiles la ira de los dioses habia sido piadosa con tales burócratas y senadores...
tal vez deba deleitarme con su sangre para que experimente un poco del sufrimiento de los debiles
joven hombre que buscas en las recamaras del senado
me pregunto sutilmente un lacayo de los nobles mandos
tu no tienes permiso de entrar en este noble lugar
solo busco un poco de ayuda en mi camino
ayuda...ve a pedir monedas fuera de este lugar ...
su tono de voz me resultaba despreciable decidi que no podia soportar esta ofensa
la ayuda que busco es diferente al oro y las monedas
y que clase de ayuda es esa???
arinconandolo ante un muro y sin que nadie nos viera mi daga atraveso su abdomen y lo abrio con la mayor crueldad su aliento no le permitio no gritar su sangre corrio y su cadaver cayo tendido al suelo
la ayuda que busco es algo que el oro y los vivos no me pueden entregar por que mi sendero lo guian los muertos...
Teiroth voz / PErsona / Narracion
Re: Recamaras del Senado
me dispuse a investigar un poco mas de la vida del hombre muerto en mis manos, aprender mas de los senadores y su estilo de vida era algo interesante ante mis ojos, tal vez algo muy valioso para mi camino tan oscuro, sin embargo por aora lo mejor seria marcharme antes que note mi presencia
me marche en un caminar tranquilo a donde me guiaran mis pasos, pues mi rumbo aun es incierto y lo unico que lo mueve es el deseo tan preciado que se guarda entre mis labios
me marche en un caminar tranquilo a donde me guiaran mis pasos, pues mi rumbo aun es incierto y lo unico que lo mueve es el deseo tan preciado que se guarda entre mis labios
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