Puerto Romano

Una chica muy extraña estaba esperando a lin, al parecer tenia el cabello rubio con mechones púrpuras a los lados y una voz muy femenina

- La estaba esperando princesa Lin, mi nombre es Clover serré su fiel acompañante así como su consejera real espero que no tenga inconveniente alguno e igualmente ser muy buenas amigas y usted puede confiar en mi-

Dije mirándola mientras observaba sus prendas, tenia buen gusto para vestirse pero quizás cualquiera podría opacarla así que pensé que quizás debería darle algunas clases de vestirse para que sea la única visible por estos lugares, Rápidamente mi mente comenzó a trabajar y a tener ideas sobre en que podrían ayudar mis servicios ala princesa Lin y hasta pensó que podría encajar muy bien por estos Lares

-Muy bien su alteza iremos a donde se hospedara por favor suba ala carroza tendremos que hacer eso de inmediato usted comprende la situacion -

Al subir ala carroza me coloque como toda una dama, mientras las sirvientas colocaban un sillon para que la princesa lia tomara haciento emprendiendo hacia su destino

La carroza plateada que procedia de villa Adriana hacia su aparición desde la colina lejano, la fresca fragancia de las flores de Samantha le seguía a donde fuera esta. El sol sin embargo perdia su brillo, era ocultado por unas pocas nubes que provenian del mar.

El dia se volvia algo triston envuelto por una atmosfera grisacea y sin vida. La misma tristeza del ambiente regresaba a los ojos de Solomon. La nostalgia y la culpa moral de su vida eran perceptibles en aquellos perfectos orbes de azul apagado.

El efecto contrario ocurria con su hermana, Samantha parecia alegrarse con la opacidad del cielo, sacaba su cabeza por la entrada del coche explorando a donde su vista pudiese llegar, parecia buscar algo en la naturaleza muerta. El joven la regresaria a su lugar al verla correr peligro, pero sabia perfectamente que bajo esa cara de niña buena se hallaba una aguerrida mujer...eso lo sabia muy bien.

Una delicada niebla fantasmal comenzo a rodear al coche, parecia disiparse con rapidez, justo en ese instante Solomon pudo oir el avanze de otra carroceria.

Esta...!al frente!

Sin pensarlo dos veces tomo de cuello a su hermana menor jalandola hacia su pecho. El encuentro de ambos coches podia terminar en una tragedia si no fuera por la aparición repentina del sol justo a tiempo suficiente para que ambos cocheros pararan a sus fieros corceles.

Al detenerse el movil, la puerta se abrio saliendo primero Solomon para ver con quien habria tenido la "suerte" de casi chocarse. Quedo sorprendido al ver que estaba a una cuadra exacta del puerto, el relinche de los caballos habia llamado la atención de los pobladores que habian preparado la bienvenida a Lin. Todos voltearon, incluso Richard que aun yacia esperando al borde del mar.

Samantha bajaba al saber que todo peligro habia cesado. Mientras ambos cocheros discutian, el joven de cabellera rubia aprovechaba en momento para acercarse a la entrada del coche vecino. Aquel cubiculo estaba adornado por pequeños altorelieves de pan de oro, el senador acerco su mano lentamente al borde de la entrada abriendo finalmente la pequeña puerta. Clack!

Dentro encontro a un par de mujeres, sin duda eran ellas. La mirada de Solomon se relajaba y esbozando una tranquila sonrisa extendio su mano hacia ellas para que pudieran bajar.

Disculpen ambas al cochero, ciertamente el clima a estado en nuestra contra el dia de hoy, más esto no significa que los dioses esten en vuestra contra damas de distinguida casta...le saluda el senador vitalicio de roma...Solomon.

La profunda mirada del mayor de la familia se volvia contra los ojos serenas de la doncella más joven que de seguro era la invitada de quien hablaba la carta.

Usted debe ser la princesa Lin de Britania... un verdadero gusto escoltarle de aqui en adelante.

Solomon tomo el dorso de la mano de la joven besandole cortesmente. La niebla misteriosa habia desaparecido, al parecer la suerte iria cambiando.

Solomon permanecia estatico un par de minutos escuchando atentamente las palabras de la conocida princesa extranjera, el joven estaba ya habituado a estos tratos protocolares por sus años en el senado, pero esto era diferente, aquella mujer de cabellera rubia y mirada sincera le habia llamado la atención, le resultaba familiar, como si en algun punto del pasado sus vidas se hubiesen cruzado.

Por favor, acompañenme...

El caballeroso muchacho ayudo a la jovencita a bajarse del carruaje. Su vista dejaba por segundos la de ella para fijarse en Richard que yacia acompañado de Samantha, por un par de segundos su mirada se volvio seria al darse cuenta de la falta de modales de parte de su hermano menor.

Solomon volvio a girar para ayudar a la doncella acompañante de la princesa a bajar, era notorio que la mujer sabia de cosas del buen vestir.


Le ruego que disculpe a mi hermano en no escoltarle como es debido.

Justo en ese instante hicieron su aparición jinetes que conformaban la escolta que siempre seguia a Solomon y su familia. Con un gesto de la mano los caballeros bajaron para llevar algunas de las cosas del carruaje de la princesa al suyo para alijerarle la carga.

Solomon comenzo a caminar al lado de ambas hacia sus hermanos mientras le seguia comentando.

Sera un agrado recibirlas en mi extensa villa, seguramente de encuentren exhaustas por el largo camino recorrido...

los caballeros que ven a sus espaldas se encargaran de guiar y llevar sus pertenencias a Villa Adriana...pero si me lo permite...

El joven se detuvo a escazos metros de Richard y Samantha colocando su vista en la princesa.

Seria un gusto invitarles a una recepción imperial que justo se esta formando en pleno centro de la orbe romana. Como familiares del emperador es nuestro deber ir, y francamente no seria correcto dejarles solas en una ciudad nueva...acepte por favor mi invitación

Al escuchar su respuesta afirmativa, el joven respondio con una sonrisa. Los hombres ya estaban terminando de llevar algunas de las cosas de la princesa de britania, en verdad era mucho equipaje, peor era de esperarse viniendo de cualquier princesa, siendo romana o extranjera.

Arriben todo el equipaje a mi coche - Dijo Solomon con tono adusto.

Los hombres alzaron una ceja como primera reacción para luego obedecer al senador romano. Solomon sabia que sus caballos eran de los mejores y podrian aguantar la carga de ambos. No permitiria que la invitara llegara a Roma cubierta de sus enceseres personales, seria una verguenza, al menos lo seria para toda joven romana.

El cielo comenzaba a oscurecer por lo cual pronosticaba que los preparativos estuvieran a punto de concluir dejando todo listo para el ingreso de sus familiares. No habia tiempo que perder.

Apenas terminen de trasladar su equipaje éstos lo llevaran a la Villa, en tanto, iremos nosotros de inmediato al coliseo donde seguramente ya estara en el resto de la familia imperial...disculpeme un instante.

Solomon dejo a la princesa con su par de doncellas relajadas esperando el momento de partir hacia Roma. El joven poso sus ojos sobre el par en frente.

Samantha...hasme un favor y entreten a las invitadas de "nuestra familia".

Solomon pronunciaba pausadamente para dar a entender a su hermana a que lo hiciera sin reclamos que ensuciaran aun más la primera impresión de Lin para con una de las familias más poderosas de la civilizada Roma, ella obedecia.

El mayor de los hermanos encamino con una señal a Richard para ponerse a suficiente distancia en la cual no serian oidos ni por la plebe, ni por Lin o su sequito, tampoco por la pequeña Samantha, la cual no tenia porque escuchar la "pequeña discusión".

Richard...es un placer amargo verte aqui.

Solomon permanecia firme y con la mirada fija en los de su hermano en señal de reprimenda.

Me llego una carta por la mañana... sabia que estarias aqui esperando la llegada de la princesa de Britania, la cual ni enterada estaba de tu presencia, o al menos eso deduje al ver la cara de asombro de ella al escuchar a Samantha decirte !hermano!... o me equivoco?!

El joven alzo su brazo al cielo para luego apoyar su mano sobre el hombro de su hermano menor.

Richard... eres parte de esta familia la cual desde ya hacia muchos años sabes que es de las más respetadas, es NUESTRO DEBER mostrar con orgullo el sentido de ser romanos, asi que centrate en lo que haces hermano. Ahora vamos... tenemos q ir al coliseo.

Se mantuvo alli un par de minutos, tal vez Richard le responderia pero eso se tendria q debatir en otro momento, en la privacidad de la casa o el senado, ahora no ya que estaban contra el tiempo. Solomon estaba acostumbrado a llegar media hora antes y no iba a cambiar eso.

Ambos jovenes regresaron a donde se hallaba Samantha, al parecer los hombres habian concluido con su trabajo y estaban listos para partir.

Listo, bien jovenes encaminemonos al coliseo...de seguro no tardaremos mucho.

Primero hicieron su ingreso la princesa y Samantha para luego pasar sus doncellas. Se veia bastante espacioso aun el interior de la carroza, pero Solomon opto por ir a caballo, pidiendoselo a algun escolta. De inmediato comenzaron a avanzar. De seguro Richard estaria también a caballo o bien dentro del coche, aunque como caballero que de seguro es...habria optado ir sobre un corcel al lado derecho del coche de las damas.

La niebla se disipaba rapidamente del puerto enrumbandose hacia los mares, de aquellos pocos restos de neblina densa broto un asta con la bandera extendida, emblematica de aquellos navios provenientes del oriente, aquellas estrechas costas donde no se hallaba nada más que arena y muertecomo destino, al menos eso seria el futuro de cualquiera que no conociera la ruta de la seda, cosa que sabia desde niño el recien legado a tierras romanas.

La gente que poco antes habia despedido al par de carrozas parecia temerosa de la embarcación fantasmal, su instinto de supervivencia les hacia retroceder como ratas en busqueda de un agujero donde meter la cabeza. Un pedazo de madera carcomida caia al suelo impulsada por un par de piratas muertos de hambre que a las justas concebian soportar su propio peso.

jemm...

Un extraño salia de la cubierta, estaba envuelto en sabanas negras, a pesar de que todo el barco lucia en ruinas, el traje de ese sujeto yacia impecable, su andar era lento, yendo de un lado al otro como un leon lo haria en su jaula sin decidirse a bajar. Luego de examinar bien a cada hombre, mujer y niño que se encontraba en tierra inicio por fin su descenso pasando sin temor el apolillado tablon de madera que servia como puente.

Comenzo a avanzar sin dudarlo, directamente a una jovencita de cabellera rubia y larga. La chica no tenia escape alguno del extraño que a cada segundo se le iba acercando, sus ojos claros parecian a punto de colapsar, entrar en shock ante el ambiente de desesperación que llevaba consigo el sujeto venido de oriente, parecia maldito.

Finalmente el hombre llego frente a la chica y pregunto con voz pausada.

Adriana, se puede saber el motivo de la celebración?

La muchacha parecia embobada al escuchar la fina voz del extraño. Parecia no terminar de reconcerle, el hombre comprendio, por lo cual opto por sacarse la capucha que llevaba encima. Sus profundos ojos quedaron prendidos en los de la muchacha, su cabellera azul se desplego hasta llegar a la altura de su cintura, su tersa piel no era la de un pirata extranjero, sino de un integrante más del imperio romano.

Eres tu...Aspros!

La chica no pudo evitar levantar a voz; en poco tiempo la gente comenzo a salir de su miedo, pasar al asombro y terminar en el cuchicheo. El joven apenas volteando detuvo con su penetrante mirada los chismes de la gente.

Responde Adriana, que ha sucedido en mi ausencia...con que proposito toda esta "gente" se halla en el puerto con pancartas y demas...

Aspros enfurecia, las peores ideas pasaban por su cabeza, estaba cansado por el viaje y harto por el mutismo de su más grande amiga en tiempos pasados, que desde luego serian tiempo mucho mejores para él y su familia. La chica parecia comprenderle, y contra los gestos negativos de su madre decidio acercarse a Aspros para contarle todo lo que habia acontecido en su ausencia.

Con que eso sucedio...

Aspros no espero más de la mujer que una vez habia sido su prometida, se ponia nuevamente su lugubre capucha listo para emprender la marcha hacia roma. A los pocos pasos se detuvo...

Algo más Adriana...

La mujer de su vida ya pasada no respondia aunque se hallaba atenta a las palabras de Aspros. Tragaba saliva esperando el instante en que comenzaria a hablar, tal vez le reprocharia el porque de su desición de no casarce con él...tal vez se enfureceria y atacaria a su madre o padre o incluso seria capaz de matar a todos con su espada.

Donde esta ese....?!

Pregunto secamente. No pronunciaba ni su nombre por el asco que le producia. Era más que obvio q todo roma ya sabia su desgracia y por tanto...sabian a quien se referia.

Adriana le respondio angustiada.

En el senado, justo ocupando el lugar de tu pa...dre

La joven no era tonta, retrocedio de inmediato varios pasos en dirección de su madre quien corrio a abrazarle tratando de protegerla al igual que lo hacian sus hermanos.

Aspros no dio vuelta, no le interesaba otra cosa que ir a roma y ver frente a frente al bastardo hijo de mala madre que yacia en la silla que a él(Aspros) le correspondia por derecho. Comenzo a caminar...dejando en el aire solo un frio y desolado.

Gracias...

Luego de que tuvieran lista y arreglada a Seiren y de que yo hubiera terminado de ponerme las ropas que se usaban en este tipo de ocasiones las cuales eran vestidos de seda largos adornados con oro y joyas preciosas ademas de la diadema que representaba mi rango como sacerdotiza y protectora de su majestad Selene, comence a dar las ordenes de comenzar a embarcar los barcos y a irnos hacia Roma guiados por los barcos romanos que antes habiamos capturado debido a que como parte de nuestra oferta de paz habiamos decidido el liberarlos y para que no hubiera desconfianza de por medio dejarlos guiarnos por el sendero que nos llevaria a Roma. Estuvimos alrededor de una semana y tres dias viajando desde nuestra querida tierra Alenjandria hacia Egipto en la cual por suerte habiamos abastecido totalmente todos los barcos incluidos los que llevaban los regalos que la emperatriz habia pedido poner en algunos los cuales eran grandes cantidades de grano, oro y joyas de un precio totalmente incalculable para cualquier mercader, todo sea para terminar con la hambruna de Roma y tambien con la guerra que esta sostenia con mi querida tierra Alejandria. Seiren no mostro demasiada rebeldia durante el viaje y solo hablaba para preguntarme cuanto faltaba de trayecto para poder llegar hacia Roma a lo cual solo le daba la señal de que esperara puesto que faltaba bastante, alrededor del tercer dia durante la tarde pudimos desembarcar en Roma en donde fuimos recibidos por soldados romanos los cuales al ver la bandera blanca decidieron el evitar atacar y se acercaron hasta donde me encontraba para preguntar lo sucedido.

- lo cierto es que la guerra aun no termina mas mi señora la emperatriz del alto y bajo Egipto Selene me a enviado con unos regalos para su majestad el emperador y para que pudiera hablar con sus senadores para asi terminar esta absurda guerra... -luego de decir esto los soldados la ven atentamente antes de designar un esclavo que se puso frente a la mujer- tu ve con cada senador y diles que la representante de Egipto la protectora de nuestra señora Selene a venido a hablar... -viendo que el esclavo asentia y salia corriendo con el mensaje ya dado por la mujer- serian tan amables de guiarme hacia el senado? -viendo asentir a los soldados- de acuerdo Seiren no te quedes atras tu vendras conmigo -dice mirando seriamente a la muchacha-

Los guardias me habían llevado hacia los barcos que se dirigían a Roma, el clima parecía ser el favorable para emprender el viaje. Todos se formaron mientras mi Señora subía al barco con la gracia que la caracterizaba como una de las sacerdotisas de la reina de Egipto, aguardaban callados para recibir nuevas órdenes y con una señal de su mano se desplegaban las velas para comenzar a zarpar. La mujer aún seguía desconfiando de mí para tomar la decisión de mantenerme cerca de su presencia en todo momento, cosa que me extraño demasiado ya que para personas con antecedentes como los míos eran designados literalmente a las mazmorras, en limitadas ocasiones cuando se me retiraba de la vista de ella los hombres que se designaron a mi cuidado abusaban de su poder para encontrar la mínima excusa de que cometiera un delito y se me castigara gravemente ya que no habían olvidado el incidente que ocurrió con el General…

Rain observaba mi conducta, renegaba la forma en que se me trataba y era comprensible que algunas ocasiones me mostrara irrespetuosa, ella solo parecía pasar por alto y seguir pensando severamente los problemas que podrían suscitarse en su mente, esto capto mi atención y solo me limitaba a acercarme y preguntarle si faltaba poco para llegar pero con la intención de desvanecer esa expresión de preocupación sobre su rostro. Los días pasaban y mi Señora se notaba más angustiada aunque en su rostro no delataba ningún tipo de emoción podía verlo en su mirada puesto desde que me dejaron con ella excepto en las noches que era donde se me llevaba a mi celda, por fin los barcos anclaban en la costa, varios hombres salían a recibirnos, Rain lucía tan apacible que me di cuenta porque era digna representante de Egipto.. daba las siguientes indicaciones de entregar los presentes que había enviado Selene hasta que me pidió algo que ni yo esperaba… me acerque cuidadosamente murmurando a su oído…

Mi Señora… no tengo a donde ir… así que depende de usted donde tendré que acabar al final- afirmaba con seriedad mientras me posicionaba tras su espalda para bajar mi cabeza- por ahora solo puedo ser su sombra…

Despues de haber entregado las tres cartas al esclavo vi como esta comenzaba a irse corriendo del sitio para poder hacer lo que le pedi de manera amable lo cual no me extraño puesto que habiai nvestigado acerca de la conducta con los esclavos en Roma la cual de por si era bastante mas brutal por asi decirlo debido a que ellos los maltrataban aun mas y les infundian miedo para que hicieran las cosas rapido, de lo contrario simplemente se acababa con la vida de ellos por su supuesta inutilidad ante lo que se les pedia. Mientras pensaba aquello escuche que Seiren me hablaba a lo cual la voltee a ver de manera leve escuchando tranquilamente cada una de sus palabras a lo cual solo puse una mirada seria dandome la vuelta para estar frente a ella. Me acerque solo un poco antes de arreglarle un poco el cabello y las ropas puesto que se le habian desordenado al momento de bajar y mas aun debido a la brisa que hubo durante el viaje la ucal de por si no era precisamente una brisa suave. Al terminar volvi a darle la espalda mirando hacia el frente para asi poder vislumbrar al mismo esclavo que habia enviado a dar el mensaje el cual hablaba con los soldados quienes al oir lo que el esclavo decia asintieron dejandonos bajar de los barcos a lo cual baje mi cabeza en señal de respeto y agradecimiento por dejarnos pasar antes de dar un suspiro y chasquear los dedos haciendo que los soldados egipcios que venian conmigo salieran de la barcaza.

- necesito que comiencen a bajar las ofrendas para el emperador de los barcos ahora mismo -viendo que los soldados asentian acatando rapidamente la orden dada acercandose a los barcos para comenzar a bajar todo- Seiren tu vendras conmigo y mantendras tu silencio a menos de que tu palabra sea pedida... -dice comenzando a caminar acompañada de los soldados esperando a que Seiren la siguiera-

Solamente me había colocado detrás de ella pero una fuerte brisa sacudió tanto el puerto que ladeaba mi cabeza y sosteniendo ligeramente mi cabello evitaba que algo de polvo entrara a mis ojos. La luz del sol se hacía mas cálida a pesar de que la ventisca sacudiera contra mi piel produciendo unos cuantos escalofríos, una sombra se colocaba justo frente a mí hasta atreverme a alzar la mirada viendo como Rain se colocaba tratando de mejorar mi aspecto, no solo me sorprendía su trato sino la forma tan cuidadosa de cómo se encargaba de las cosas vigilando el más mínimo detalle, si podía soportar la presencia de alguien ella se acercaba un poco para que no intentara pensar en irme pero aunque podría considerarlo una opción sería una total pérdida de mi tiempo ya que al haber viajado y llegado a unas tierras totalmente desconocidas, el destino solo podría ofrecerme el perecer limitándome a pasar una vida rodeada no solo de miseria sino también de soledad.

El esclavo había llegado con éxito después de entregar lo que le había encomendado, mi vista solo se alzaba ocasionalmente esperando alguna orden dada por mi ahora Señora pero como veía las cosas tampoco podía confiarme el permanecer siempre a su lado puesto que el cargo que desempeñaba no pasaba a ser el de una simple esclava. Su voz se tornaba suave contra el viento llegando hacia a mí, no hubo necesidad de que afirmara con la cabeza ya que mi personalidad pasaba por el momento en uno de total sumisión, me colocaba por su diestra manteniendo una distancia prudente por si se le ofreciera algo de mí, la campaña se dirigía con las ofrendas y obsequios que eran traídos mostrando el esplendor que aun quedaba de Egipto, agachaba levemente mi cabeza para que el flequillo de mi cabello cubriera la expresión de mi mirada y desagradar a cualquiera con mi estado de ánimo para solo detenerme a pensar en las palabras de la mujer…

El silencio es algo que siempre he podido manejar… puesto que es lo único que me queda…

Tras haberme parado con algo de resaca preferí ir tras Manigoldo dejando que me guiarme en otra de sus reverendas mierdas, que por alguna razón parecía siempre ponerme en problemas pero nunca hacía nada para detener sus “aventuras”. Quería ver que demonios tenía preparado para mi. Mientras me acercaba a él algo mareado por la resaca, me sentía a la vez un poco intoxicado del estomago, al punto de llegar a vomitar por el camino. Después de esto me sentí realmente mejor, y camine al lado de Manigoldo sentándome con él.

Oye adefesio, ¿Que tienes planeado hacer después que encontremos a esa chiquilla hermana nuestra? Lo que es yo, pienso reventarla a golpes por ser la plasta de mierda defecada de nuestra puta madre que nos dejó en la calle. Haré que su vida linda se vuelva un infierno.

Tras decírselo dispuse ver a unos grumetes que arreglaban el barco y lo acomodaban al punto de tenerlo listo para zarpar. Le grité a algunos que me trajeran unos vinos fuertes, de esos que hacen capaz levantar a un muerto. Mientras se los pedía esperaba que llegase mi vino, mirando por la borda hacia el mar. Caminé junto a Manigoldo hasta que llegaron los marineros y me dieron una botella de vino, le quité la tapa y le di un gran sorbo para luego mirar a Manigoldo y dirigirme a él nuevamente.

No se lo que esperas con esto del dinero… es lo de menos, solo sirve para volver a la gente unos inútiles que se mantienen de ello y vive para dar culo. Te diré algo hermano menor, el dinero tiene solo buen uso cuando lo gastas en beber, mujeres y placer… es lo único en que gastaría dinero. Si quieres te puedes quedar con la mitad, que mas da, para tenerte de mierda mantenido, es mejor que recibas tu parte como se debe y no me jodas a mi.