[Alejandria] Palacio – Salon Principal

por Selene Jue Ago 05, 2010 11:05 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Descripción de Alejandria.

Spoiler:

Luego de recorrer lo que debía se recorrido en la carroza en donde iba parada azotando con fuerza sus caballos llegó durante la noche al Palacio. Su armadura de oro brillaba con la luz del fuego que había entre los pasillos. Desde la muerte de su hermano gobernar se estaba volviendo un agobio. Pero todo valía la pena si era por la protección de su amado pueblo, Egipto. La noche estaba estrellada… algo agradable mientras se perdía entre los pasillos una y otra vez hasta llegar al salón principal en donde la misma comitiva de siempre estaba esperando. No saludo a nadie, no miró a nadie a los ojos… todos esperaban respuestas y ellas las daría en ese instante. Se quito su casco de guerra, aun pintada como una vulgar mujerzuela, su cuerpo cubierto en pintura dorada y negra en esas líneas exquisitas.
Miró con rencor al primer hombre gordo a su derecha.

- … Sus consejos tienen a este país en ruina! – Gritó mientras le arrojaba una copa con vino. - ¡Que yo misma haya tenido que denigrar mi divina presencia entre animales Romanos es una deshonra! ¡Quiero a Seth! ¡Tráiganlo de inmediato!

Sentándose con más calma en el asiento… tomó otra copa de vino y le dio un sorbo, intentando calmarse y visualizar su próximo movimiento.

- Se negociará la paz. Y como siempre deberé hacerlo yo misma… ¡Porque sólo me rodeo de incompetentes!... Esta guerra a costado una fortuna y he acabado con la Legión que destrozó 3 de nuestras tropas en una tarde con 50 litros de vino… ¡Son unos buenos para nada!

Se puso de pie y retiró uno de sus anillos, colocándolo en una bandeja de oro que sostenía una esclava. La miró dando una orden,

- Llévale ese anillo a Arianne. Una muestra de gratitud por sus servicios el día de hoy. – Desprendió un collar de lapiz lazuri azul y lo puso en otra bandeja entregándoselo a otro esclavo. – Y eso llévaselo a Rain, por el gran riesgo que tomó en la ofensiva de hoy.

Se levantó del salón, con Seth se entendería en la mañana. Había cosas más importante ahora que planificar y acordar. Sobre todo ir a ver que su invitado el general Edward estuviera cómodo. Después de todo no era un prisionero de por si, sino… estaba ahí para negociar bajo los términos de la soberana de Egipto.

Su figura cubierta en aquella armadura desapareció atrás de la cortina del trono. No quería seguir viéndole el rostro a todos esos incompetentes, después de todo… la mayoría de ellos sería mandado a matar apenas terminara la guerra.

Supongo que cuando te enteres de la forma en que conquiste a tus soldados Diva, te revolcarás en tu propia mierda. Como te detesto… Diva… como detesto lo que tus ansias de poder la han hecho a tu PROPIO pueblo. Convertida en nada más que una sucia concubina hambrienta por las sobras de su esposo… Pero te equivocaste jugando esta partida conmigo Diva, porque a diferencia de tus lacayos y perros, yo se quien realmente eres, una vulgar mujerzuela ansiosa de que se la folle cualquier hombre que tenga poder. Y eso querida, si se pelearlo… pues en ningún sentido eres mejor ni más inteligente que yo. Preferiría morir yo y el resto de Egipto a ver a una prostituta como tu sentada sobre el trono de nuestros ancestros.

Sea lo que sea que tenga que hacer por sacar tus garras de Egipto, lo haré. Que no te quepa duda… querida hermana.

por Selene Jue Dic 02, 2010 12:37 am

Selene observó como Gelum firmaba el tratado de paz que establecía su matrimonio sin expresión alguna. El joven derretía una vela de color rojiza a la usanza Romana y ponía su anillo en el cual se le reconocía como el representante Romano en Egipto. Nada más ya había que hacer al respecto, estaba frente al hombre con el cual segun las tradiciones tendría que copular y tener hijos, ¿Era digno? No. Un rotundo no. Pero era la opción mas inteligente en ese instante. Selene levantó una ceja al escuchar sus demandas para sus generales, le causó gracia que el recien llegado ya se estuviera dando las atribuciones para dar ordenes en su palacio, y nada mas y nada menos que a ella. ¿pero que más daba? en Roma ese niño debió ser lo mas cercano a un príncipe pues procedía de la familia "real", de la mismísima familia del emperador.

- Encontrarás que Egipto es todo menos una jaula Gelum. Es un lugar destinado al placer del cuerpo, la mente y el alma. Ya que esto esta firmado, mañana en la noche se hará el banquete que dicta la tradición Romana. - Respondió mirando el papiro que el joven le había entregado y comprobando que todo estuviera en orden, para con un simple movimiento de su mano dejarlo en posesión de una de sus doncellas que tenía ordenes de llevarlo a archivar a Alejandría y mandar el original a Roma. - Egipto es muy diferente a Roma en ese sentido. El tiempo aquí simplemente se detiene en la eterna primavera...en las dulces agua del Nilo. Espero que luego de casarnos pueda enseñarte a amar mi tierra tanto como yo. - Sus ojos lo miraron fijamente. Ese era su futuro esposo... simplemente suspiró. Siempre pensó que se casaría con un gran hombre, un principe guerrero que llevara a Egipto a la cúspide de la gloria... no con un niño que a simple vista no tenía una gota de fuerza en él. Un simple viaje en barco lo había dejado en ese estado deplorable... ¿Qué hijos conquistadores podría darle él? - Por ahora, me es indiferente que quieras o no hacer. Has lo que quieras... Mis doncellas te guiarán a tu habitación por si deseas dormir. Si necesitas que se te prepare un baño solo pídelo, se te llevará comida constantemente así que no tenemos si quiera que vernos hasta mañana en la noche... si eso no te molesta. No creo que tengas mas ganas de las que yo tengo de pasar un minuto más juntos.

Selene era sincera. Siempre lo sería. La situación la tenía bastante disconforme. Estudiaría a ese muchacho los días siguientes y vería si realmente tenía algo de la fortaleza de su estirpe. De lo contrario no procrearía un hijo de él. No se arriesgaría a que uno de sus hijos fuera un pusilánime debil, que no pudiera sostener si quiera una espada.

- Aah.... y sobre tus generales... - Anunció mientras salía de la habitación. - Que no entren en mi palacio. Detesto a los militares Romanos y verlos me enfurece. Pueden acampar afuera y puedes hablarles dentro del jardín, pero no pueden pasar las puertas. Esa es una orden dada a mis propios guardias. Si quieren rameras y alcohol, que vayan a los burdeles y paguen por ello. No voy a fomentar ni gastar en sus perversiones.

Selene se retiró entonces del Salón y se dirigió a su habitación. No tenía nada más que hablar con Gelum hasta el banquete que hiciera público su noviasgo y posterior matrimonio.

por Gelum Sáb Dic 04, 2010 7:48 pm

Entonces que asi sea, Selene, reyna de Egipto,- se me habia quedado decirselo siempre, pero para mis adentros solo yo sabia, que lo decia con un toque de ironia,- Entonces nos vemos hasta mañana, te esperare hasta ese momento, y cuando quieras enviarme a tus principales instructores para aprender las historias de Roma, enviamelas, no quisiera que me sorpredieras luego...Dije y sin mas comenze a irme, con una criada como guia, durante el transcurso comenzaba a pensar, si lo que estaba haciendo era para bien, llegar asi nomas, acaso lo que decia Selene era verdad? Si las propias romanas atacaban el lugar, habria guerra de nuevo , y yo seria el prisionero, sin ninguna defensa mas que la propia misma, de alguna manera tenia que aprender las artes de la espada, por ahora no sabia nada de eso, asi que tendria que hacerlo lo mas pronto antes de que llegase ese momento, por alguna razon temia por mi integridad, ahora que Solomon estaba en Roma, podia hacer una de sus artimañas, y regresar y destruirme como lo trato de hacer en las calles del mercado, para eso tenia que estar listo.

Viramos varias veces hacia varias direcciones, aun en el camino mis ideas no cesaban, ahora solo tenia que ejercitar mi cuerpo y mi alma, seria un trabajo duro, pero era lo unico que podia hacer por ese momento, ahora veia como pedir retirarme a descanzar, habia sido la treta perfecta para comenzar con aquello, ahora solo seria cuestion de despistar a todos mientras lo hacia, asi no sabrian la trama que tenia bajo mis manos, pero al maestro de las espadas, no tenia como hacerlo, talvez el General Noah podria ayudarme, el habia sido uno de los mejores guerreros en las batallas memorables de roma y ahora podria ser el maestro que yo necesitaba.

Pero ahora primpero era el cuerpo, despues vendria los juegos de espadas, aun que mi cuerpo, tambien comenzaba a sentir estragos, la temperatura que estaba a mi alrededor comenzaba tambien a ser cambiante, comenzaba a regresar aquel sentimiento, el hielo que de alguna manera tendria que manipular a mi antojo, esa tambien podria ser una herramienta a mi favor.

por Hang Mar Ene 11, 2011 11:12 pm

Camine por los pasillos del palacio para saber si así se me quitaba lo adormilado me sentía extraño ya que era raro que me sintiera de esa manera de hecho nunca me había sentido de esa manera ni siquiera después de trabar largas horas en el campo bajo el ardiente sol de Egipto, mire los alrededores y me di cuenta que sin saber llegue al salón principal.-En este fue.-Comencé a recordar que aquí fue el primer lugar al que llegue cuando conocí a Selene me encontraba divagando recordando a El Fayum en donde espere en un lugar parecido a que me viera para que pudiéramos hablar.

Estaba divagando entre mis recuerdos sin saber el porque de eso, recordé el como después de recoger algunas frutas en el campo me pues a descansar debajo de una palmera para des asolearme después del largo traba, ahí fue cuando vi a al General Edward acompañado por unas personas y todo cubriéndose con unas grandes capas para que no fuesen reconocidos pero yo lo pude reconocer.-Porque?.-Me pregunto ya que no se le veía el rostros entonces como es que lo pude reconocer en medio de esa gran oasis?.

Abran sido jugarretas del destino para que así pudiera encontrar a Selene?, mire hacia mis pies mientras salía un sonido parecido al de una risa de mi garganta, seguía con la duda del porque esos recuerdos volvían a mi mente en esos momentos quizás algo importante se encontraba por pasar y tenia que recordarlos.

por Selene Dom Dic 04, 2011 2:42 pm

Tal como lo ordenó, para el momento en que salió de su habitacion con las vestimentas propias de la reina de Egipto, todo estaba listo para ella. En un lugar vio al ministro de economía, al jefe de los graneros, a su lider militar y a una cantidad inmesurable de hombres y mujeres listos para comenzar a vagabundear por sus favores. A Selene le irritaba tener que escucharlos, pero esta vez se sintió bastante divertida por ello.

- Su majestad. - Se acercó a ella su sacerdote. - He hecho como me ha pedido, manigficencia, luz del desierto y agua del nilo, a .. ¿A quien desea escuchar primero?

- Quiero el Informe de los graneros de El Fayum y Alejandría.

- Isis, mi nombre es Jaqharo, soy el encargado de sus sagrados graneros en El Fayum.

- Habla.

- En primer lugar, permitame presentarle con una ofrenda de nuestras tierras, un vino dulce y transparente, suave como el agua del nilo pero dulce como la miel.

- Tu regalo es bien recibido por mi, sirveme una copa de ese vino de El Fayum donde me críe. - El hombre hizo tal como se le pidió y en una copa de oro que le extendió una de las sirvientas, le sirvió un vino que brillaba como oro liquido. Se acercó a Selene moviendose de Rodillas y lo puso en la altura del trono. Selene lo tomó entre sus manos y lo olfateó recordando memorias de su infancia. - Es un buen vino, le doy mi aprobación y espero que se te recompense bien por él. Dime, cual es la condición de mis graneros en El Fayum.

- Me complace decir que estan llenos, hemos contruido 9 más este otoño para repletarlos con la producción. Por algun motivo, mi señora, el grano cae como si se tratara de agua, nunca hemos visto semejante producción. Se podría alimentar cada boca de Egipto y Roma por 10 años.

- No hablaremos de alimentar Romanos en mi presencia, Jaqharo. Han hecho bien construyendo más graneros. La producción que predijo Arianne concuerda con la mía propia. - Sonrió al escuchar que podría alimentar bien a sus ejercitos cuando comenzara a movilizarse. - Vuelve a El Fayum, se que esperaste largamente por esta audiencia. Que se te recompense con 15 monedas de oro. Retirate.

- Muchas gracias gloriosa reina.

- Pide audiencia el jefe de los graneros de Alejandria.

- Habla y hazlo brevemente.

- Mi señora... - Dijo arrodillandose. - Hemos cultivado la cuota del Nilo este año, pero ha sido insuficiente nuestra cantidad de Graneros para contenerlos. Estan repletos, duraran al menos para alimentar Alejandría por 4 años. Como dijo el hombre antes que yo, nunca se había visto una cosecha de este calibre.

- Construirán graneros entonces para seguir almacenando alrededor de la costa del Nilo. Gracias por tu informe. Que se te recomenpense con 15 monedas de oro por las buenas noticias.

- Muchas gracias Isis... los dioses nos bendicen con su gobierno de prosperidad.

- Pide audiencia con su majestad el Jefe Naval.

- Que hable.

- Mi diosa... hemos terminado la construcción de lo que nos mandó a hacer antes de que llegara el niño Romano. Su flota es sin duda la flota más grande que ha visto el mundo.

- El tamaño de la flota es insignificante si no sabemos navegarlas como corresponde.

- Se ha seguido el modelo romano de Galeras, pero las hemos mejorado para hacerlas más rapidas. A veces la velocidad es más importante que su dureza.

- En eso estamos de acuerdo. Si pueden escapar de una embestida, no tienen razón para aguantarla. Han hecho bien. Viajaré mañana a las costas para ver mi nueva Flota.

- Isis, la nave más gloriosa de todas cuyas velas son de Seda púrpura como sus hermosos ojos y sus detalles en oro, la hemos llamado, Divina Reina Selene.
- Me siento honrada. Me has dado una idea. Quiero que 5 de mis naves tengan velas doradas y que tengan los siguientes nombres: Princesa Jezzara, Ankrahsemun el Grandioso, Sombra de Cheshire, Lirios del Agua y... Rosa Sangrienta.

- Se hará como dice.

- El resto de los barcos, sus nombres los decidiremos mañana, cuando los vea. Quiero que esas 5 naves sean tripuladas por los hombres más experimentados de todos. Puedes retirarte.

El resto de la tarde lo pasó escuchando peticiones. Se presentaron 9 condenados a muerte por violar sus leyes. Cuatro de ellos habían robado mujeres, a los cuales los mandó a morir desangrados cortandole sus miembros masculinos. 3 hombres habían sido llevados a ella por matar soldados Egipcios. Ordenó que se les friera en aceite hirviendo. 2 hombres habían causado una revuelta en estado de ebriedad en los prostibulos de Alejandría, causando un incendio. Ordenó que se les quemara. Y por ultimo, llegó una joven que había asesinado a un hombre Romano para quitarle un fardo de seda. A dicha joven la dejó en libertad y ordenó que se le hiciera un vestido de esas sedas para premiarla por haberse liberado de una escoria más en el mundo.

Al finalizar el día y luego de 5 copas de vino de El Fayum, Selene estaba comenzando a perder la paciencia, pero no se sabía si podía llegar alguien más con alguna petición interesante.

por Guruclef Mar Dic 06, 2011 9:51 pm

*habia pasado bastante tiempo desde la llegada del joven sacerdote Egipcio a tierras de Alejandria, no entendia muy bien los mandatos de sus superiores pero no se quejaba de ellos, le habian pedido que se presentara ante la reina. Mas que nada para mostrar sus respetos y lealtad.
Guruclef habia escuchado ciertos rumores acerca de la dama, muchos decian que era de extraordinaria belleza, otros que su ira era terrible, fuese ciertos o no, al joven no le importaba.
Se encontraba en la entrada del lugar donde habitaba la dama y un sirviente lo vio, le abrio las puertas y se dirigio junto con el joven a la entrada del salon principal.
El sirviente habia informado al sacerdote que la reina no muchos minutos atras estaba en audiencia asi que tendria que tener cuidado al hablar para no molestr a su majestad
el sirviente toco la puerta y esta se habrio de par, entro e informo a la dama sentada en su trono, y le informo a aquella diciendo:
- su real majestad,- se arrodilla ante la dama- afuera hay un sacerdote que dice venir del alto Egipto pidiendo una audiencia para con usted.
El sirviente se quedo estatico esperando algun mandato de su señora y asi informale de inmediato al recien llegado*

por Selene Miér Dic 07, 2011 4:52 pm

Lo normal hubiese sido que Selene se aburriera despues de escuchar al menos a 2 hombres hablar y se retirara, haciendo que el resto esperara hasta el día siguiente. Sin embargo en esta ocasión, Selene se matuvo paciente y hasta reservada con todos los que uno a uno iban entrando al salon y en su presencia exponian sus casos o sus peticiones.

El día estaba llegando a su fin e incluso el sol parecía escaparse de los altos murallones del palacio, una a una las antorchas iban prendiendose mientras que las palabras y la cantidad de personas ahi disminuían.

De pronto un joven sirviente entró y le comunicó que un Sacerdote proviniente de Alto Egipto, las tierras más alla de las cataratas, venía a pedir audiencia. Era muy extraño que los habitantes de esas tierras fueran a Alejandría. Selene viajaba con poca frecuencia a Alto Egipto, por ser una tierra más alejada de las costumbres griegas. Aún se veneraba con fervencia a los antiguos dioses, no como en Alejandría que se podía ver a Apolo tomando del brazo con Isis, o estatuas de Athena, Zeus, Venus...etc. Una mezcla de religiones y culturas que se abrazaban una a la otra en la gran capital intelectual que era Alejandría.

- Hazlo pasar. - Ordenó Selene, acomódandose en su asiento. Se veía como una verdadera reina con sus emblemas de oro en la frente y parte de su ropa. Mantenía las manos cruzadas sosteniendo los emblemas que la caracterizaban como la reina de Egipto.

por Guruclef Vie Dic 09, 2011 9:23 pm

*el sirviente accediendo a la peticion de su reina hizo señal de apectacion con la cabeza, se levanto y se dirigio hacia la entrada donde se encontraba el sacerdote.
-tienes suerte, la reina a aceptado tu audiencia, pasa y no la hagas esperar mucho.
El joven entro al salon con pasos tranquilos, apoyando su diestra en su baculo, el simbolo de su sacerdocio, estando de frente a la dama se arrodillo, e inclinando la mirada empezo a hablar.
- mi reina e venido ante usted para mostrar mis respetos, servicios y lealtad para con usted y el pueblo de Egipto.
El joven permanecia con la mirada baja para evitar mirar a la joven pues su belleza era indescriptible y no queria tener algun mal pensamiento.

por Selene Sáb Dic 10, 2011 8:57 am

Selene observó desde su trono como el sacerdote de Alto Egipcio se acercaba a ella. Todos los hombres de los dioses lucían iguales, pero había en ese un cierto aire de riqueza superior que en los demás, tal vez su templo fuese más rico y ello le llamó la atención. Caminaba apoyado en una especie de báculo, por lo cual Selene pensó a si misma si ese sujeto no comenzaría a hacer trucos de magia de la nada de un momento a otro. Pero no fue así, sólo se arrodillo y se presentó ante ella.

Selene fijó sus ojos color violeta en él desde el trono Egipcio mientras que un grupo de sirvientas la abanicaban con plumas gigantescas y blancas. Sus ojos delineados de negro se cerraron un momento mientras bebía otro sorbo de ese gran vino de El Fayum que le habian traído.

- Egipto te agradece los servicios que prestas a los dioses y a mi persona, la reencarnación de la diosa Isis. - Dijo Selene sin moverse con sus brazos cruzados sobre las piernas.

Si el hombre tenía algo más que decir, hacer un requerimiento, suplicar por la vida de alguien, pedir alimentos, habitaciones o fuera lo que fuera, ese era el momento de hacerlo, Selene no alargaba audiencias más de lo necesario.

por Guruclef Sáb Dic 10, 2011 12:03 pm

*Aquel escucho sin levantar la mirada a aquell joven reina, aunque por un momento sintio un escalofrio recorrer su cuerpo cosa que no era normal, tal vez era un indicio de que no estaba frente a una mujer comun, y no lo decia por su estatus sino por su valor interior, fuese lo que fuese el joven trato de finjir el no darse cuenta y ya que estaba de paso por el lugar se levanto, quedando sus ojos azules directamente observando a los de la dama.
- mi reina, tambien pongo a su merced mis servicios, si en algo lo he de ser de utilidad puede deciros que con gusto acatare mandato pronunciado por boca de usted.
El joven se acerco un poco y saco de una bolsa oculta que traia un paquetito de polvos aromaticos que contenian esencia de flor de jazmin, y flor de labanda. De nuevo se inclino y dijo.
- se que este presente es poca cosa para una dama como usted, pero le ruego acepte esta ofrenda otorgada desde el templo de Ra, son polvos aomaticos para el fuego, espero sean de su agrado mi señora.
Sin mas que decir se inclino para escuchar respuesta de la dama y despues retirarse.

por Selene Sáb Dic 10, 2011 4:23 pm

Uno de sus sirvientes tomó el paquete en que ese sujeto le daba en ofrenda. No era algo poco comun para aquellos que iban hacia ella llevarle regalos y reverenciarla. Por lo cual Selene no se mostró sorprendida por ello. A pesar de eso, como cualquier reina hizo un signo de agradecimiento con su mano.

- Acepto tu ofrenda. - Dijo sentada desde su trono, la verdad el día se acababa y ya iba siendo hora de acabar las audiencias. Ese sería el último sujeto que vería. - Tus servicios serán puestos a favor del pueblo de Alejandría. Hay muchos templos que necesitan sacerdotes que conozcan bien las costumbers de nuestros ancestros y las oraciones a los viejos dioses.

Cerró los ojos un momento, pensando que sería prudente hacer con ese sujeto. De cualquier forma ella no estaría por mucho más tiempo en Egipto y los barcos nuevos necesitaban ser bendecidos.

- Denle a este sacerdote de Ra tunicas nuevas y una habitación en el palacio. - Dijo Selene mientras se ponía de pie. - Mañana necesitaré tus servicios. Te doy permiso para que te retires.

Y así, Selene dejó sus emblemas reales sobre el trono y caminó los escalones hacia abajo hasta salir por una cortina justo detras de la gran silla. La seguían un grupo de sirvientas abanicando su caminar y llevando consigo los regalos y ofrendas que se le habían hecho durante el día.

por Guruclef Sáb Dic 10, 2011 6:02 pm

*el joven se levanto al escuchar el mandato de aquella, hizo reverencia y se le acercaron unos sirvientes de la reina que se disponian a cumplir la orden recien dictada por su soberana.
- tenga la bondad de seguiros, le mostraremos su habitacion
El joven acerto con la cabeza y salio del lugar siguiendo a la servidumbre. No podia decirse que estaba alegre con lo ocurrido pero si satisfecho y orgulloso de saber que seria de utilidad.

por Kirian Dom Ene 15, 2012 10:23 am

El palacio de Alejandria, mis padres siempre me lo enseñaron como un lugar sagrado, como el palacio de un dios. Debia ser siempre respetuosa con todo lo que alli habia y sobre todo con la emperatriz, nunca mirando por encima de ella, pues era una diosa y yo solo su humilde sirvienta.

Siempre pense eso, pero cuando miraba a Selene, no la veia tan diferente a mi, si alguien supiera que yo pensaba asi terminaria muerta, por eso callaba y servia, no tenia otra opcion.

Al entregar la fruta se me ordeno que la llevara a las sala principal donde supuestamente tenia que estar Selene, las bandejas de comida siempre tenian que tener fruta fresca, asi que me mandaron reponerla inmediatamente.

A la orden.

Le dije a mi superiora, una mujer egipcia, mayor, con experiencia en el palacio que habia servido a varias emperatrices. Me puse camino a la sala principal y estaba vacia, no habia nadie alli y eso me resulto extraño, yo ya venia preparada para agachar la cabeza frente a Selene, pero no se encontraba alli , asi que la levante y me dedique a llenar las bandejas de frutas.

Donde se encontrara la emperatriz Selene..

Me preguntaba a mi mismo mientras observaba el lugar donde ella se solia sentar, lleno de almohadas y cortinas de seda, todo muy lujoso y comodo, ademas de hermoso.

por Kirian Dom Ene 22, 2012 7:20 pm

Era muy extraño pero paso mucho tiempo y Selene no aparecia, y eso que tambien estaba ahi por si necesitaba algo en estos momentos. Ella no solia estar tanto tiempo fuera de ese lugar donde habia podido comprobar que le gustaba mucho estar. Aunque quizas estaba metida en algun asunto importante dentro de la realeza egipcia, aunque Kiriam siempre pensaba que eso eran bobadas, ellos no tenian nunca nada que hacer, con tanto lujo con el que vivian.

Aprovecho para investigar mas a fondo la sala donde estaba, ya que alli no habia nadie mas y siempre que llegaba alli a el estar Selene no podia ver mucho mas que lo que habia en el suelo. Siempre agachada frente a su presencia, pero ahora podia fijarse mas en la sala.

Se acerco al lugar donde Selene solia sentarse, miro a otros lados para que no la viera nadie y toco los cojines que alli habia, tenian una textura increible, sentarse alli debia ser algo increiblemente comodo, no se parecia para nada al lugar donde yo dormia. Si ella tenia esto solo para estar aqui no queria ni imaginarse lo comodo que seria su cama.

Deberia coger alguno para...

Murmuro pensando en los cojines, pero no lo hizo, era demasiado arriesgado, se volvio a separar y suspiro cansada de estar alli, esperando para ver si aparecia alguien.

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